Festival de Glimmerglass

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Festival de Ópera de Glimmerglass
por Daniel Lara
francesa Aurhelia Varak hizo un espléndido Cherubino, que
provocó mil y una carcajadas.
Tanto el Bartolo de Adam Fry como la Marcellina de Courtney
McKeown y el Basilio de Alex Mansoori fueron muy
profesionales en sus caracterizaciones. Un halagador comentario
mereció, por la solidez de su canto, la Barbarina de Haeran Hong.
El coro de la entidad estuvo bien preparado y la orquesta a cargo
de David Angus tuvo toda la riqueza cromática, la intensidad
expresiva y la justa concertación que puede desearse en la
ejecución de esta ópera.
The Tender Land
Agosto 21, 2010. No fueron pocos los méritos a resaltar de la
nueva producción de The Tender Land, de Aaron Copland llevada
a cabo por el Festival de Glimmerglass esta temporada. En primer
lugar, cabe destacarse la audacia de este Festival por presentar un
título que injustificadamente parece haber caído en el olvido de
los teatros de ópera americanos y que, como quedó demostrado en
esta ocasión, si recibe un tratamiento profesional adecuado bien
puede ser considerado como un referente destacado del repertorio
operístico americano del siglo XX.
En segundo lugar, no pudo pasarse por alto la inspirada dirección
de Stewart Robertson quien, a cargo de la orquesta, plasmó con
contundencia el ambiente musical y folklórico de la partitura
y supo dar relieve tanto a los pasajes más melódicos como a
aquellos disonantes con los cuales el compositor buscó crear
tensión dramática. Bajo su batuta, la ópera adquirió una dimensión
poco usual, lo cual se extendió al rendimiento del resto de los
intérpretes.
Escena de Le nozze di Figaro en Glimmerglass
Fotos. K. Cadel
Le nozze di Figaro
Agosto 22, 2010. Un buen espectáculo resultó esta producción
que Glimmerglass subió a escena en producción firmada por
Leon Major, quien con pocos elementos pero mucho talento dio
dinamismo e hilaridad a cada una de las situaciones planteadas
en la trama. Vocalmente, el reparto supo estar a la altura de las
circunstancias. Mark Schnaible fue un conde de gran nobleza y
buena vocalidad y Patrick Carfizzi un Figaro convincente.
Lo mejor de la noche vino de parte de las voces femeninas y
particularmente de la soprano Caitlin Lynch, quien en el más
puro estilo mozartiano interpretó una Condesa plena de elegancia
y sensibilidad. Lyubov Petrova encontró en la parte de Susana
un campo propicio donde sacar a relucir la riqueza de un timbre
de superlativa calidad que manejó con soltura y ductibilidad. La
noviembre-diciembre 2010
Vocalmente, todos y cada uno de los solistas provenientes
del programa para jóvenes artistas americanos demostraron
profesionalismo y un nivel general muy elevado. De entre ellos,
sobresalió Stephanie Foley Davis, quien fue una Ma Moss
de sólido timbre y fuerte presencia escénica. Tanto Andrew
Stenson como Lindsay Russell impusieron intensidad a
sus caracterizaciones y le sacaron chispas a las partes de los
enamorados Martin y Laurie, respectivamente. Un halagador
comentario final mereció el Grandpa Moss de Joseph Barron,
un bajo-barítono de muy prometedores medios. A cargo de la
producción escénica, Tazewell Thompson hizo una labor muy
cuidada en lo estético y de gran teatralidad, teniendo en cuenta
cada detalle mencionado en el argumento.
Tolomeo
Agosto 23, 2010. Todo un éxito se apuntó el Festival de
Glimmerglass con el estreno norteamericano de la ópera Tolomeo
de Händel. A cargo del rol protagónico, el contratenor Anthony
Roth Constanzo hizo una memorable composición del destituido
rey de Egipto. En auténtico estado de gracia, Constanzo deslumbró
por la nobleza de su timbre, la prodigiosa facilidad con la cual
pro ópera Escena de The Tender Land
fue desentramando cada una de las endiabladas agilidades que
le propuso la partitura y el inspirado lirismo que imprimió en su
canto.
Como su esposa Seleuce, Joélle Harvey cautivó por lo refinado
de su interpretación y su cuidada línea de canto. Stepven LaBrie
hizo un Araspe de manual, con voz de bajo de notable color y
ductibilidad: un nombre para seguir de cerca. La revelación de la
noche fue la mezzosoprano Julie Boulianne, quien vocalmente
lo dio todo encarnando una Princesa Elisa, de desbordante
virtuosismo y de caracterización escénica chispeante y desenvuelta.
Karin Mushegain completó el consistente reparto con una muy
sólida composición del príncipe Alessandro.
Desde el foso, y con todo el entusiasmo imaginable, el joven
Christian Curnyn hizo una cuidada lectura de la partitura en
un repertorio que pareció conocer al dedillo. Al éxito general
contribuyó en muy buena medida la moderna y creativa producción
escénica que firmó Chas Rader-Shieber y en la cual abundaron el
ingenio y el buen gusto.
Afortunadamente, el elenco vocal brilló por su solvencia. Lise
Lindstrom compuso una Floria Tosca que encandiló por su
inconmensurable riqueza tímbrica, su cuidada línea de canto
y sus agudos brillantes, bien proyectados y potentes. El tenor
Adam Diegel fue un Mario Cavaradossi de cuidado fraseo, pleno
de buen gusto y de una expresividad sin límites que se metió al
público en el bolsillo y que se llevó las ovaciones de la noche.
Como el Barón Scarpia, el barítono Lester Lynch convenció a
medias. Por un lado mostró prometedores medios, robusta voz
y seguridad técnica, pero, por otro, el rol pareció desbordarlo,
dejando en evidencia su falta de madurez vocal tanto para el
detalle como para la intencionalidad en el fraseo, cualidades sine
qua non para componer la parte del jefe de la policía romana. Los
roles secundarios fueron cubiertos con eficiencia por elementos
locales. El coro de la casa mostro preparación y profesionalismo.
La dirección musical de David Angus tuvo fuerza, intensidad y un
claro sentido dramático. o
Tosca
Agosto 21, 2010. De no ser por esta cada vez menos creativa
tendencia a actualizar el argumento de las óperas, y por un trabajo
harto deficiente en las marcaciones de los solistas, hubiera sido
probable que la nueva producción de Tosca presentada en esta
edición estuviera entre las producciones más interesantes del
Festival de Glimmerglass. Al director de escena Ned Candy le
cupo entera esta responsabilidad. Su trabajo resultó aburridísimo,
por no haber sabido explotar, como se debe, la acción dramática de
la trama. Lo salvaron de lo peor el cuidado vestuario de Matthew
Pachtman y el acertado tratamiento lumínico de Jeff Harris.
pro ópera
Lise Lindstrom (Tosca) y Lester Lynch (Scarpia)
noviembre-diciembre 2010
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