Rev. Med. Univ. Navarra. Vol. XX, 5, 1976 El riesgo hospitalario A. Domínguez Carmona* El Hospital es la Institución que, formando parte del esquema asistencial, proporciona asistenci11 médica completa, es decir preventiva, recohabilitadora y sobre todo curativa con irradiación al exterior y en la que se practica educación sanitaria, formación de personal e investigación biosocial. Así pues el Hospital es un órgano técnico que complementa a los demás escalones de la Asistencia médica, que permite la vigilancia intensiva del enfermo y de ahí 111 necesidad de su internamiento, y la aplicación de las más complejas técnicas diagnósticas y terapéuticas. El Hospital es una Institución social, porque atiende a la población y se sirve de 111 sociedad para poder cumplir sus fines. Por ello debe valorarse de un modo global, en conjunto, además por supuesto de su función de sanar. Es preciso pues hacer una valoración de los as·pectos sociales del Hospital. Por ello hay que conocer las consecuencias colaterales que el Hospital determina. (*) Cátedra de Higiene y Medicina Preventiva. Facultad de Medicina de Santiago de Compostela. Hospital! General de Galicia. Así deben estudiarse por ejemplo: l.º B impacto urbanístico y sobre el pai~aje. 2. 0 Los puestos de trabajo que ocupa. Hoy día los Hospitales constituyen en los países desarrollados una de las empresas más importantes en este aspecto. Concretamente en nuestra Ciudad, es l::l. empresa con más trabajadores. 3.º La contaminación éJ.mbiental que produce. Conocemos Hospitales que además tienen gran número de enfermos bronquiales que arrojan a la atmósfera gran cantidad de polucionantes procedentes de cocina, calefacciones y hornos crematorios. Muchos magníficos Hospitales concentran en sus instalaciones ·enfermos de transmisión hídrica para su aislamiento y tratamiento y sin embargo evacuan sus aguas residuales sin depurarlas c~m el consiguiente riesgo de los que se sirven de ellas •posteriormente mientras que en sus casas por suficiente aislamiento o por disponer de un sistema adecuado de evacuación de excretas no existe este riesgo. También hay que tener en cuenta la pos-ible contaminación por radionudeidos por ejemplo, al tirar agujas de radio mezcladas con algodones de Ias curas. 6 A. DOMÍNGUEZ CARMONA 4. 0 Los accidentes y enfermedades profesionales tan importante en los trabajadores del Hospital. 5. 0 Pero además de los efectos colaterales, el Hospital debe evaluarse en función de sus efectos directos cuando se tiene en cuenta su visión primordial que es la de otorgar salud. En esté! evaluación hay que tener en cuenta, que no solo otorga sa'1ud sino que satisface los deseos de la población de disponer del Hospital (esto tiene otra cara) es que crea una desigualdad ante la asistenci<! médica de la población que puede ser atendida por el Hospital y la que por motivos geográficos o socioculturales o administrativos no puede acceder al mismo. Hay que valorar también que los beneficios son, no solo para la población directamente asistida, sino para aquellas personas que tienen interés en la comarca por ej. por tener en ella familiares, que así pueden ser asistidos y por ,esa razón proporciona tranquilidad) a estos familiares que viven lejos. También hay que tener en cuenta el altruismo de los que sin tener beneficios personales directos o indirectos disfruten con el bien común de la sociedad o de parte de ella. Los efectos recaen sobre las generaciones venideras. Proporcion á n d o 1 e s substrato sobre el que se crea el Hospital que les atenderá tanto material como espiritualmente a través de los profesionales que allí se formen. En la hospitahzación se debe valorar, con cierto grado de aproximación el grado de salud que el Hospital le puede proporcionar dadas las circunstancias del enfermos y de otro lado, los riesgos que le puede proporcionar este tipo de asistencia, en términos de importancia y f;·ecuencia, es decir, hay que hacer un balance del tipo de costo - beneficio, siendo aquí el beneficio la salud y el costo el riesgo corrido. Vol. XX El tema que debemos desarrollai- es el del «Riesgo hospitafariO>> es decir, de la posibilidad de que el Hospital, junt:o con el efecto deseado de producir salud, provoque algo indeseado. Y por ello v1mos a subrray<!r, aún a trueque de ~1ue parezca exagerado, los Riesgos del H~1s­ pital, ciñéndonos exclusivamente al qu!: ejerce sobre los enfermos 'hospitalizados, abstrayendo el que supone para la sociedad, y para el personal asistencial con objeto de que e'! conocimiento de los mismos nos permita minimizarlos para aumentar más los beneficios sociales de esta Institución tan entrañable, que vive y por ello cambia y confiamos que lo haga perfeccionándose. Vamos, pues a actuar, como si fuéramos un «Abogado del diabloii y espero que así me interpreten con el fin de que puedan resaltar aún más sus méritcis y virtudes. RIESGO PROPIO DEL HOSPITAL Además de los factores generales de riesgo, externos, pudiéramos decir el Hospital moderno, conlleva un exceso de riesgo para los pacientes en virtud del cambio de objetivos del Hos¡pital que se ha desplazado de atender y cuidétr a los enfermos, al de curarlos. Este objetivo se expresé! de modo tan vehemente que ha determinado una dinámica audaz del trabajo asistencial, pero que uuede ser peligroso para el paciente. Ya no es válido el ((primun nihil nocereii. Hay que curar aunque el enfermo sufra y aunque en ocasiones muera. Para este fín el hospital se agranch, au menta sus medios técnicos, laboratorios, servicios de Radiología, de Exploración y Tratamiento, se quintuplican los quirófanos, etc. Las técnicas exploratorias escudriñan el interior del cuerpo humano, penetrando de modo forzado por puestas naturales o ,se abren vías de entrada quirúrgicamente. Mucho personal especializado. 1976 7 EL RIESGO HOSPITALARIO Se actua sobre pacientes en condiciones de salud ínfimas casi deshauciados muchas veces, inconscientes o en coma. Los procesos que atienden han producido 'lesiones muchas veces irreversibles. Los enfermos al unísono con la población a la que el hospital asiste, son más viejos. Es decir, son más susceptibles a los factores de riesgo. Pero además y con fin de lograr la mayor eficiencia, se concentran los enfermos, lo cual puede potenciar mucho el riesgo. El Riesgo en el Hospital vq. a depender de la exposición indivjdual y del número de ex,puestos, de'biéndose valcrar en términos de frecuencia V ce gr:ivdad. Se podría incluso hablar en términos de promedio para valorar cada Hospiral en relación con otros y en sa devenir cronológico. En el riesgo van a intervenir factores como la edad, (mayor susceptibilidad de niños y ancianos) sexo, rol snciaí del sujeto y perspectivas de seguir cumpliéndolo una vez dado de alta, proceso que 'padece etc. 'En todo caso si se valora el riesgo en función del valor económico del hombre, no cabe duda que la importancia será mayor para el riesgo que afecta al hombre joven en edad laboral. Los resultados nocivos suelen ser aparentes pero habrá casos que queden ocultos, en los que difícilmente sie pueda ,establecer una relación de causa a efecto entre la Hospitalización y el proceso producido. haber sido llamado desde un piso superior. Es la segunda persona que ha fallecido en ese centro en idénticas circunstancias. La seguridad puede estar en contraposición con otras necesidades del Hospital. Por ejemplo, con el costo de construcción, urgencia de algunas intervenciones, etc. L<ts tasas de accidentes por 1.000 ingresos es alta. Wi!liams (1948) indica la de 24,5; Snell (1956) 18,5; Weil y col. (l 958) 28,5; y Petrovsky (1967) 20. Es decir una media del 2 % de enfermos sufren accidentes en el Hospital, algunos graves. Fagin y col., publican esta tabla con sus observaciones : Tasa de Accidentes en relación al número de ingresos en el Hospital del Monte Carmelo de Detroit 1.962 1.963 Numero de ingresos 21.818 21.375 Número de pacientes con accidentes 423 363 Pacientes con acciden19,8 tes x 1.000 ingresos 16,6 Número de accidentes 471 397 Accidentes por 1.000 22,0 ingresos 18,2 Están más expuestos los viejos como se observa en esta taibla de Fagin y col. (1975): Incidencia por edades de los 786 pacientes con accidentes en el Mount Carmel Nercy Hospital de Detroit en 1962 1¡ 1963 ACCIDENTES: N.o de pacien· tes con Como en cualquier actividad humana el accidente puede presentars'~ en el Hospital. En Mayo de 1976 una monja enfermera del Hospital Clínico de Madrid murió al ser aprisionada por un ascensor que se puso en funcionamiento antes de haber entrado completamente en é'l, por Grupo de edad N.º de pacientes acci~ dentes por 1.000 ingresos de su edad. Recién nacidos 3 1 semana a - año 5 1-10 años 63 0,36 5,49 12,l 8 A. DOMÍNGUEZ CARMONA 11-20 43 21-30 40 50 31-40 41-50 67 51-60 112 61-70 198 71-80 174 Más de 80 años 31 11,9 4,99 7,95 12,l 21,8 39,6 62,0 41,9 En cuanto al día de la semana: Día de la semana N. 0 de accidentes Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo Indeterminado 92 151 125 122 133 133 107 5 En relación con el Servicio y día que están ingresados: Servicio Núm. de pacientes Médica Quirúrgica Pedíatra Obstetricia Recién nacidos 452 258 46 27 3 Razón por 1.000 pac. 52,2 17,9 6,15 2,19 0,36 Las drogas administradas durante las 12 horas anteriores al accidente fueron: Droga Sedantes Soporíferos Narcóticos Antihipertensivos Anestésicos Antihistamínicos Estimulantes N.º de casos 337 228 175 48 37 14 2 Entre los 868 ~ccidentes ocurridos en el Hospita'l del Monte Carmelo de Detroit en 1962 y 1963 la localización del accidente fue en la : Habitación del paciente o sala Cama Al lado de la cama En otro lugar Cuarto de baño Sala de operaciones y de recuperación Pasillos Departm. de Rayos X Fisioterapia Departm. de Urgencias Cuarto de tratamientos Suite Obstétrica Cabina telefonista Sala de espera Puesto de Enfermeras Escaleras Farmacia Guardería Sala de juegos de Pediatría Sin especificar Vol. XX 592 233 227 132 108 62 48 14 7 4 4 3 2 2 1 1 1 1 1 17 Las contribución del personal hospitalario en el accidente estudiado también por Fagin y col (1965) en dicho Hospitgl fue. Casos en los que resultó negligencia Lesiones del paciente mientras está atendido por el Staff Dientes rotos por inserción del tubo endotraqueal Rail de la cama mal colocado Choques de los enfermos con el personal Inserción de termómetros rotos Otros casos de negligencia Total Sin haberse señalado negligencia Número 28 13 10 5 3 13 72 735 Los accidentes pueden deberse a múltiples causas, Petrovsky (1967) en 1.350 accidentes ocurridos en el Laucenston General Hospital de Australia durante 1954-65, observó lo siguiente: 1976 EL RIESGO HOSPITALARIO Causas de accidentes Número Caida de la cama 832 (1) Otras caidas 396 (2) Quemaduras 34 Lesiones por equipo, puertas, etc. 25 Rupturas de termómetros en lb oca o recto i 8 Corte con cristales o cuchillas 7 Peleas con otros pacientes o con ·el staff ll Otros accidentes 27 Las causas más importantes de los accidentes en un Hospital son : l.º Explosiones.- Se deben a la existencia de mezclas de gases usados en la anestesia, como el éter, el ciclopropano etc. con el oxígeno del aire, que entran en combustión instantánea por la acción de la electricidad estática y por las chispas producidas en los motores o en las tomas eléctricas e interruptores. Los recipientes conteniendo los gases, y el oxígeno, deben estar perfectamente marcados y deben manejarse con lSran cuidado evitando siempre la existencia de fugas. Por otro lado debe eiirninarse la posibilidad de chispas eléctncas y en cuanto a la eJecricidad estática se disminuirá grandemente si el personal que trabaja en lugares expuestos no lleva ropa de Nylón, o dracom y lleva zapatos conductores de electricid2.d p:ua evitar que se acumule en ellos lq electricidad estática producida por e1 ruce de las ropas con su cuerpo. Por la m1snrn razón deben evitarse las mantas de :ana. 9 también están expuesto los enfermos que por ello deben tener prohibido el manejo de aparatos eléctricos. La tensión de los aparatos debe ser la mínima posible; Las carcasas de los instrumentos eléctricos deben estar conectados con tierra, así como los muebles metálicos que pudieran en algún momento estar en contacto con conducciones eléctricas. No debe haber cables móviles, excepto claro está en los aparatos portátiles. 3. 0 Incendios.- Pueden ser producidos en las cocinas, hornos incineradores, como consecuencia de explosiones y cortocircuitos. Todo Hospital debe tener uaa protección grande a este respecto. Los tubos eléctricos incombustibles y con cortafuegos. Hay que tener en cuenta la existencia en el Hospital de productos volátiles y altamente incendiables. Un caso especial está constituído por los depósitos de placas radiológicas en servicios de Rayos X y en los Archivos de Historias que en caso de quemarse producen gases altamente tóxicos que matarían a un gran número de personas. 2.º Electrocuciones.- Se o r i gin a n cuando una persona se sitúa entre un polo eléctrico y la tierra. El riesgo principal en este caso es para el personal asistencial por ej., los médicos cuando usan el prontolux o un espectrofotómetro pero Debe tenerse prevista la evacuación de1] Hospital teniendo en cuentct las diversas situaciones de los pacientes para valerse por si solos. Los cana}es de aire acondicionado y de ventilación que pueden propagar el fuego deben poseer detectores de incendio que cierren los conductos. Deben existir puertas cortahumos que se cierran automáticamente solo cuando los detectores de humo que son cámaras de ionización accionados por los aerosoles de la combustión son activados, los cuales también avisan por sc:ñal ctcústica o visual de la presencia de fuego y su situación e incluso pueden avisar a la Central de Bomberos. También puede accionar rociadores automáticos dispuestos en pasillos. Los ascenso- (1) El 57,6% de ellos sin lesiones; e'l 36,4% con lesiones leves, el 3,4% con lesiones moderadas y el 2,6% con graves daños. (2) E-1 43,4% de ellos sin lesiones; el 45,5 % con lesiones leves, el 5,6% con lesiones moderdas y el 2,6% con graves daños. 10 A. DOMÍNGUEZ CARMONA res deben solo usarse para evacuac10n. Los <lS'Censores dotados de mecanismo de llamada por inductancia son puestos en marcha por la alta temperatura, de modo que van al piso donde se ha producido el incendio matando a los ocupantes del ascensor que precisamente intentaban huir. Esto ha ocurido ya en algunos hospitales. Las puertas por supuesto deben poder permitir el paso de las camas. Con posterioridad a esta conferencia, el 7 de Julio de 1976 hemos tenido que lamenar un incendio en el Sanatorio Psiquiátrico de Conjo que ha ocasionado 7 muertos. 4. 0 Accidentes mecánicos en forma de caídas, choques etc. Lesiones por instrumentos cortantes, etc. Muchas de ellas pudieran ser graves ocasionando fracturas y en ocasiones la muerte. Las personas de edad son las más expuestas. En su serie Petrovsky ve qu~ los niños y jóvenes que suponían el 21,8% de los ingresos, mientras que el de caídas solo el 11,l %. Los de edad media componían el 55,7% de los ingresos y les corresponde el 28,0% de las caídas. En cuanto a los viejos que representaban solo el 22,6% de las caídas de los hospitalizados sufrieron el 60,9% del total de caídas. 5. 0 Intoxicaciones fortuitas, accidentales por la fácil disponibilidad de medicamentos. Este mismo hecho junto con la situación depresiva o neurótica de los pacientes puede favorecer el suicidio. 6. 0 Quemaduras por contacto con llamas, radiadores, agua o líquidos hirvientes, etc. RIESGO ADMINISTRATIVO Las normas administrativas deben tener como fín el buen funcionamient;) del Hospital, ordenando, dirigiendo, cuntrolando, etc., todas sus activ;dad2s, p•cero nunca deben suponer una trabci o una pe- Vol. XX sibilidad de error o aún peor perjudicar la tarea de'l Hospital. Los errores administrativos no se refiere·.i solo a la d irección y administración d".'l Ho:>pizal, sinél que se reparte en todo el personal según sus competencias administra ti y,1s. Como ejemplos de riesgo ad:11inist:·éitivo tenemos: l.º Los requisitos exigidos para el ingreso de enfermos y que pu..:den ocasionar retrasos considerab;es en el misimo, de modo, que si el caso es urgente se pueden originar la muerte o agravación del enfermo y en todo caso molestias para él y para sus familiares. Tenemos en el recuerdo varios casos, algunos han pasado a los Tribunales, de fallecimientos por 'haberse negado la hospitalización a enfermos graves. 2. 0 El asignar '1 un médico o a una enfermera, muchos enfermos para su atención so'brepasando las normas de la prudencia y de la eficacia. 3. 0 Existencia de normas para reponer el material, instrumental, efectos o medicamentos etc., capaces de ocasionar retrasos. 4. 0 La consideración puramente económica en las adquisiciones de material sin relacionar las ventajas y defectos que presenta. 5.º Un riesgo administrativo importante es la desconexión en los distintos servicios del Hospital, Vg. rechazo de peticiones, envío de resultados analíticos etc., con retraso, falta de interpretación de los resultados en los informes de rayos o de laiboratorio, etc. El laboratorio en todas sus ramas y los Servicios de Radiología y los de Exploración y diagnóstico deben comunicar de forma rápida, directa y por escrito sus resultados. 6. 0 Los errores de identificación de'] paciente pueden constituir un problema en el Hospital, por el gran número de enfermos que llenan las salas, los cambios de cama motivados por la necesidad de pasar a otro Servicio; a habitaciones con Oxígeno, o con vacío, necesidades de aislamiento por infecciones, riesgo psíquico o por gravedad, de modo que se hace necesario (con fos inconvenientes, por ejemplo, de tipo 1976 EL RIESGO HOSPITALARIO psíquico del que hablamos en otro lugar) su identificación para facilitar la asistencia y evitar errores. Se han producido confusiones en el enfermo al intervenirlo, y <;sí se ha extirpado una mama a una mujer ,con mioma, o se ha amputado un miembro a un enfermo con hernia y apendicectomizado a un varicoso. Puede haber confusión al t o m ar muestras de 'laboratorio o al administrar la medicación. La identificación debe hacerse al ingreso mediante tarjetones unidos a la ropa del paciente o por medio de adhesivos, brazaletes, medallas, chapas, etc., en los que se inscriben, el número del paciente y su nombre y apellidos, pueden incluir datos como grupo sanguíneo y factor Rh, sensibilización o incompatibilidades medicamentosas dignas de tener ,en cuenta etc. Sea cual fuere el sistema adoptado debe ser inocuo, atáxico, cómodo, fácil de colocar y de leer, indele ble y fijo de modo que no se pueda desprender y barato para que se pueda desechar para evitar contaminaciones con microorganismos. 7. 0 El riesgo puede presentarse en la distribución de medicamentos, es jecir, en e'] conjunto de trámites y procesos comprendidos entre la prescripción de un medicamento por el médico y su toma por el paciente incluyendo conser· vación y administración)). 1 Puede haber errores al escribir o dictar el médico la prescripción, al ser interpretada en la farmacia, en la preparación en ella, etiquetado, o en la distribución del medicamento preparado; en 1.su conservación y administración, en cuanto a dosis, vía, hora, relación con la alimentación (por ejemplo, la Ampicilina debe tomarse en ayunas; 1a leche disminuye 'la absorción de las tetraciclinas, etc.) o con medicamentos, etc. Se han descrito Hospitales en los que se han dado hasta un 18% de errores en 11 la distribución del medicamento en el Hospital. Para disminuir estos riesgos debe hacerse la perscripción a máquina, por el mismo médico expresando su nombre, el del enfermo y la edad del mismo; su número de registro si lo tiene, número de la cama en que está. Se está extendiendo en muchos Hospitales el sistema de la Unidosis que consiste en suministrar Ja cantidad necesaria para cada día por Ja farmacia, con lo cual se disminuyen errores de distribución y se anulan los de conservación permitiendo la reactualización sin inercia de la medicación con reducción enorme del costo. 8.º El Riesao Administrativo puede ser producido a Ja salida del enfermo por no informarle v educarle en relación con su enfermedad. Por no haberle dado por ,escrito un resumen de las intervenciones que se le han hecho con la técnica empleada, que es esencial 1para poder interpretar en el futuro cualquier anomalía, normas de conducta para evitar agravaciones o recaídas o bien por no informar al médico de cabecera de las circunstancias de su enfermo. 9. 0 También hemos de destacar situaciones de riesgo por fallos en el exterior. Por ejemplo, apagones de luz, agotamiento de combustible, alimentos, etc., pero que deben estar previstos. El Hospital debe tener Suministro eléctrico de reserva con el 50 % de su potencia normal para mantener en servicio los quirófanos, etc., y suministro de reemplazamiento que permite mantener el alumbrado norma1 durante un mínimo de dos horas por baterías o grupos electró3:enos. Hoy día _Ja existencia de huelgas de personal asistencial es un riesgo más a tener en cuen.ta en una evaluación g1obal del Hospital. Puede ser provocado por cualquier estameno. Por ejemplo en !Marzo de 1976 la Ciudad Sanitaria « Virgen del Rocío)) de Sevilla estuvo en una difícil situación por 1a huelga de los empleados de limpieza no dependientes del Hospital. 10. 0 Por último otros tipos de 12 A. DOMÍNGUEZ CARMONA riesgo son los derivados de no cumplir con ciertas obligaciones como por ejemplo, no comunicar lit Infección Hospitalaria a los Servicios de Medicina Preventiva o no declarar la existencia de enfermedades de declaración obligatoria a las autoridades sanitarias. YATROGENIA De cclatros)) Médico y ((Genia)) Origen, nacido de, es en sentido etimológico Jo ;que deriva del médico pero hay acuerdo en estimar como tal a los resultados no:civos que el médico de modo activo o por omisión a través de su presencia, palabras, actitudes, prescripciones, inte-venciones, produce de modo involuntario. Todas las definiciones abundan en estos criterios aunque hay algunos como Balint que dicen que iatrogenia es ccL1 imágen de la enfermedad forjada por el médiCOJJ. Bumhe la llame¡. Iatropatía. Schipkowensiki la reduce solo al trastorno psicológico. AGENTES YATROGENOS Son los objetos, material, radiacciones y medicamentos que manejados por el persona'! asistencial determinan la acción indeseada. Pueden ser por mala praxis, técnica, de medicamentos, por radiación, por e l esta blecimiento de una inadecuada relación médico - enfermo, o por la creación de situaciones de estress o desipersonalización del enfermo hospitalizado. 1 1 Vol. XX l.º Innecesarias.- Como en toda actuación médica hay que asegurarse de que lo hacemos, sobre todo si supone, riesgo dolor o molestias, va a ser útil para el paciente. A veces se exigen exploraciones peligrosas que con un estudio más completo del enfermo se hubieran podido evitar. Hay que sentar una política de indicaciones quirúrgicas por ejemplo, en relación con el intervencionismo .sistemático en úlceras duodenales no complicadas o en apendicitis crónica, o en la práctica rutinaria de cesáreas o simplemente de la,paratomias exploratorias. La furia operatoria debe dejar paso a la sensatez. Hay que valorar la agresión mecánica y Ia psíquica que estas actuaciones ejercen sobre el enfermo. 2. 0 Por inhabilidad manual se puede ocasionar yatrogenia import<tnte. Puede deberse a la falta congénita o adquirida ·por enfermedades o senilidad de las aptitudes psicotécnicas necesarias, cosa poco probable dado que el ejercicio de la medicina no requiere una gran ca'lidad de este tipo de aptitudes. 3.º Mucho más frecuente la yatrogenia se debe a fa'lta de entrenamiento, por no .haberse efectuado un aprendizaje correcto por imprudencia y sobre todo por desconocer la teoría de la técnica, sus indicaciones y contraindicaciones. Siempre hemos insistido frente a la petición por un lado justificada de los estudiantes que solicitan prácticas sobre la importancia que tiene la teoría incluso la de las maniobras técnicas. Como ejemplo de yatrogenias técnicas tenemos las siguientes: YATROGENIA TECNICA Una palpación violenta que puede complicar un proceso aibdominal. Las actuaciones sobre el organismo humano, tales como exploraciones, intervenciones quirúrgicas, etc. pueden ser yatrogénicas por: Las punciones, biopsias, etc., incorrectas pueden producir dolor, hemorragias, que a veces son peligrosas, hematomas, neumotorax, o dejar fístulas. Si se hacen 1976 EL RIESGO HOSPITALARIO 13 sobre neoplasias pueden provocar su diseminación. La punción de11 bazo ·puede ocasionar la dramática lesión de su cápsula. La intubación de laringe o tráquea puede romperlas con grav1s1mo riesgo de que el enfermo muera. Un masaje cardíaco externo demasiado enérgico puede romper las costillas. Las operaciones quirúrgicas pueden ser igualmente yatrogénicas. La taxis de una hernia estrangulada, por ejemplo, puede producir la ruptura del asa intestinal. Las inyecciones intramusculares incorrectas pueden abscesificarse. Las in travenosas, si se inyecta el líquido fuera del vaso puede infiltrarse en torno del mts· mo con dolor y en algunos casos necrosis. Si se manipul<! demasiado enérgicamente las fracturas puede producirse lesiones vasculares y hasta de médula en el caso de fracturas de vértebras. El termómetro rectal ha producido, sobre todo en lactantes, hemoperitóneos. Un legrado puede ocasion<!r perforación de útero. La tonometría ocular puede lesionar córnea y ulcerar!a. ~a Los enemas opacos pueden infiltrarse por las paredes intestinales e incluso hacer que se rompan. Los cateterismos, marcél'pasos, etc. pueden producir trombosis. El cateterismo en la cava puede hasta perforar el corazón; el retrógado de las cavidades izquierdas puede obstruir la coronaria dereC'ha. Una complicación muy curiosa es el caso de un cateterismo cardíaco practicado a través de femoral en una muchacha de 12 años, ocasionó a•l cabo de siete años, dolores, fatiga precoz y un retraso en el crecimiento de 1a pierna. Los electrodos intravasculares pueden producir si la corriente pasa de 10 a 20 miliamperios, fibrilación ventricular. La dilatación manual del esfinter anal puede provocar paro cardiaco reflejo. La esofagogastroduodenoscopia ocasiona un 0,13 % de complicaciones según encontraron Silvis 'Y cols. (1976) entre 211.410 exploraciones de este tipo. Ya el uso de talco en Jos guantes (aparte del riesgo de prnvocar tétanos) puede producir granulomas en el peritóneo de los enfermos. El uso de ácido bórico al 3 % para lavados vesicales, dado que se usa un gran volumen de líquido y que parte queda retenido por el mal reflujo, ouede determinar la absorción de1 ácido bórico causando hipotensión y colapso renal y si la cantidad absor1bida supera los 15 a 20 grs. se produce la muerte. Las suturas pueden ocasionar estenosis de órganos huecos, como vasos. El Plexo branquial puede ser comprimido en la cirugía radical de la mama, por la extrema abdución a que se somete el miembro superior durante la intervención. Las protesis pueden ocasionar compresiones vasculares. La cirugía puede 1lesionar a órganos como el hígado, ·bazo, páncreas, vejiga, recto, aparato genital femenino etc. en parte debido a la gran extensión y gravedad de las 'lesiones que afectan a estos órganos y a su vecindad, que las puede hacer irreconocibles. Pueden seccionarse tendones, nervios como el facial, d neumogástrico etc. y denervarse vísceras que tardiamente sufrirán 1esiones tróficas. La sección de grandes vasos como la carótida en la emigdalectomia o colaterales de la aorta como la esplenica en intervenciones abdominales son ries•gos conocidos. Es relativamente frecuente la secc1ó11 del ureter, que compromete muy grave- 14 A. DOMÍNGUEZ CARMONA mente la función del riñón correspondiente; tiene lugar en diversos tipos de intervenciones. Por ej. 1 En Cirugía general Herniorafias Apendicetomia Colectomias Exeresis rectales En Obstetricia y Ginecoléigía Histerectomias 'por neoplasias. Quistes intraligamentosos Endometriosis Anexitis tuberculosa En Urología Nefropexias Experisis tumorales Pielolitotomias Diverticulitis vesical Prostatectomias Cateterismo ureteral Resección transuretrnl En 1otras intervenciones Laminectomias Intervenciones en cuerpos vertebrales Esto ocurre sobre todo cuando el ureter está induído en un magma inflamatorio o neoplásico que hace muy difícil o imposible su identificación. Un riesgo general de las intervenciones abdomina'les es la producción de adherencias que si bien dan seguridad a las anastomosis gastrointestinales pueden determinar oclusión intestinal o síndromes do~orosos abdomina!les y que pue. den evitarse sin interferir con una buena cicatrización. También es un riesgo común a todas las intervenciones el dejar ouerpos extraños como gasas y hasta instrumentos en cavidades. En Obstetricia, supone gran riesgo el uso intempestivo de occitocicos los CU<l- Vol. XX les provocan, hipertonía uterina. El forceps innecesario y mal aplicado y roda maniobra que conduce a trauma ob.>tétrico, puede a través de la anoxia procluci:- paráfüis cerebral, subnormalidaJ, focos epilept6genos, que no se achacan al Hospital pues aparecen con la m::idurez y con la cicatrización de la lesión focal. En Cirugía Ginecológica el tratamiento del prolapso uterino, puede ocasionar Estenosis uretral con retención de orina y con una gran frecuencia incontinencia, circunstancias que hay que pr-:veer con una correcta técnica quirúrgica. La Yatrogenia puede ocurrir en todos los Servicios, por ejemplo, en el Laboratorio por el error en el uso de los anticoagulantes, no agitación de la sangre, ap1icación de compresores en vena inadecuados, estado anímico o alimentario del paciente o de toma de drogas que pueden alterar el resultado. Tiempo transcurrido hasta que se ,hace la investigación y modo de conservación de la muestra; presencia de hemolísis, ictericia o lipemia, altas que interfieran en el ad.lisis colorimétrico; errores de método, etc. La enfermera puede ser el ejecutor de la yatrngenesis ail cumplir incorrectamente, lo ordenado por el médico, aunque en ese cumplimiento tiene la responsabilidad de la competencia en sus propias funciones. Pero también puede actuar yatrogénicamen te cuando no cumple con sus deberes de modo él!decuado, por ejemplo, al poner vendajes muy apretados, al movilizar excesivamente a fracturados en vías de rehabilitación, por poner la bolsa de hielo en contacto directo con la piel, o por colocar el arco rozando el cuerpo sin acokharlo adecuadamente; el no movilizar a'l enfermo que lo necesita para evitar la úlcera por decúlbito; al repetir la inyecciones en el mismo sitio, etc. Igualmente la Auxiliar de Clínica puede producir efectos nocivos, por ejemplo, si al hacer las camas deja pliegues o no coloca las sábanas y mantas 1976 15 EL RIESGO HOSPITAL ARIO de modo que cubran al enfermo por los pies, si no limpia é!decuadamente la habitación con lo cual no se puede hacer una desinfección eficaz, etc. RIESGO POR EL EMPI.;EO DE MEDICAMENTOS Este problema tiene un gran interés en el Hospital, aunque no es exclusivo de él, pues solo emplea el 20% del total de medicamentos recetados pero en cambio los medicamentos que emplea suelen ser más agresivos y los enfermos menos resistentes que los atendidos domiciliariamente. Además en el Hospital se usan medicamentos nuevos cuyos erectos tóxicos son desconocidos en gran parte. Su importante aparte es grande, según una Editoria'l de la Crónica OMS 1de 1973, en un Hos,pital de Nueva Zelanda, las reacciones adversas fueron el 3 % y causaron el 2,7% de las defunciones de ese Hospital. En Boston la Vigilancia Farmacológica, atribuye a medicamentos el 0,44% de las muertes en enfermos hospitalizados y una cifra semejante se dió en Israel. Talley y col., dicen que en USA en 1971 causaron unas 30.000 defunciones. Seidl y cols. (1966) en el John Hopkins Hospital encontró en 714 enfermos un 5 % que había teni'do reacciones adversas ar! in <rresar y que el 13 % las tuvo durante su hos,pitalización. Bordq, y cols. (1968) encontraron un 35% de reacciones adversas. Cluff y cols. {1965) en un estudio efectuado en EE. UU. indican que el 15% de los enfermos hospitalizados eran víctimas de un accidente terapéutico. Un estudio efectuado en Belfast por Hurwitz y cols. (1969) demostró que entre un total de 1.268 hospita]iza:dos el 3 % lo fueron por recciones adversas v el 10% las sufrió durante su estancia e~ el Hospital ocasionando 929 estancias suplementarias con un aumento del costo de1] 4,5%. Lery (1970) entre 1.000 accidentes terapéuticos encuentra que 884 son debidos a ocho familias medicamentosas. He aquí sus resuiltados: Familia medicamentosa N.ºde acddentes Letalidad Antibióticos An ticoagulan tes N europsicotropos An tireumá ticos Sueros - Vacunas Corticoides Medicamentos cardiovasculares An timitóticos 305 151 100 131 91 46 1,96 19,86 3,00 1,52 2,19 6,52 34 26 5,88 7,69 Las causas de muerte fueron por: Familia de Medicamentos Causa del accidente Hemorragias cerebrales An ticoagulan tes Hemorragias digestivas Hemorragias epixtasis Hemorragias serosas Antibióticos N. 0 de accidentes 16 12 1 1 Shok 3 Aplasiq, medular 2 1 Ictericia grave Coma Hepático 1 N europsicotropos Insuficiencia respiratoria aguda 1 Cuadro neurológico agudo 1 Corticoides Trastornos digestivos ag. Diétbetes An timitóticos Aplaxia medular aguda 1 Micosis digestiva l 2 ] 16 A. DOMÍNGUEZ CARMONA Las 4. 362, reacciones declaradas en Suecia desde 1965 a 1970 fueron debidas a: Familia del medicamento Contrarecerpüvos ararles Quimioterápicos Analgésicos-anestésicos Psicotrópicos Cardiovasculares Porcentaje de las reacciones declaradas 25 19 14 12 9 La prescripción medicamentosa debe estar perfectamente indicada y para ello delben estudiarse muy bien a los enfermos. No hemos de o'lvidar el error por defecto debida a la mala elección del me dicamento o a su dosificación insuficiente. En la indicación hay que valorar los beneficios en relación a los riesgos posibles que deben ser conocidas por el médico. Deben usarse en general medicamentos con efectos limitados. No deben por ejemplo, usarse antibióticos en catarro común no complicado. Hay que tener en cuenta que el medicamento puede estar contraindicado por alguna ca· racterística del paciente, por ejemplo, intolerancia global o de algún órgano o sistema, en la puerta de entrada, en el transporte, por meta:bolización o excreción. Por consiguiente el médico debe cercionarse del estado de las funciones que intervienen en la acción y efectos del medicamento. Debe usarse a dosis correctas. La sobredosis ejerce efectos tóxicos. La farmacopea indica las cantidades máximas para cada toma y la dosis en 24 horas. Es muy importante tenerla en cuenta sobre todo en el caso de drogas muy activas, por ejemplo, la digital en exceso puede dar arritmias; los barbitúr1icos, 1p ara cardiaco; 1los anticoagulantes, hemorragias, etc. También hay que relacionar la dosis con el enfermo pues la hiperdosificación puede ser relativa. Por ejemplo, 'los 'betabloqueantes como el propanol, tienen la Vol. XX dosis eficaz entre los 40 y 2.000 mgr. al día según las personas, de modo que debe irse tanteando la dosis óptima y mantenerla para evitar exceso de dosificación. Es peligrosa la asociación con otros medicamentos incompatibles. Ya Roger Bacon, el «Doctor admirabilis», de mediados del siglo XIII, ponía en guardia contra la polifarmacia. Puede ser conveniente el empleo de dos o más medicamentos simultáneamente o de modo sucesivo pero sobre todo en aquel caso hay que tener en cuenta la posiible existencia de incompatibilidades físicas, químicas o de ritmo. Unos cuantos ejemplos de ello : La fenilibutazona desplaza de su combinación con las proteinas plasmáticas al sulfaetiltiazol aumentando la concentración plasmática de este. La asociación de varios medicamentos antiinfla:matorios como corticoides, salicilatos, fenilbutazona, indometacina, aumenta grandemente e'l riesgo. Los anticonvulsionantes, Jos hipJtiroideos y otros medicamentos alteran el metabolismo de los corticoides. El Propano] asociado a los fenotiazínicos o a las reserpinicos pueden provocar una gran hipotensión ya que el bloqueo del sistema simpático por el tetabloqueante lo hace incapaz de corregic· el efecto farmacológico de Jos hinDten. sores. El Propano] asociado a quinidinrcos hace que el efecto inotropico negativo de estos medicamentos sea muy peligroso. Los inhibidores de la IMAO usadas para depresiones o para dolores angi'.10sos apenas tienen riesgos, pero si se simultanean o incluso si se dan al cabo de 15 días de suprimir el medicamento antidepresores, triciolicos, tegretol o anfeta- 1976 17 EL RIESGO HOSPITALARIO minas, se provoca hipertensión grave. Con fenotiazinicos, barbitúricos, o con reserpinicos se produce depresión respiratoria o insuficiencia respiratoria aguda. Estos efectos se deben é! la inhibición de la monoamino - oxidasa que la alministración de los IMAO han producido. El medicamento debe estar adecuadamente preparado, dosificado con control de calidad y de conservación no contaminado con productos que pueden ser tóxicos, o suponer una impurificación del medicamento, o con gérmenes o pirogenos. Pero pese a tener en cuenta todas estas circunstancias todo medicamento tiene efectos colatera'les o secundarios que pueden ser nocivos para el paciente. El médico debe conocerlas y saiber sus síntomas y signos precoces para suspender la medicación e instaurar la terapéutica adecuada a esta complicación. Los ejemplos que podemos considerar serían numerosísimos basten como muestra algunos de los más interesantes. Las instilaciones nasales o pulverizaciones laringeas de aceites balsámicos pueden producir tesaurismosis y granuloma de cuer po extraño. En la radiografía aparecen nodulos de tamaño variable a veces opacidades grandes seudotumonales, generalmente en bases, más en la derecha por mayor declive. En la expectoración aparecen arbundantes macrofagos cargados de inclusiones oleosas que orientan el diagnóstico. 1 Entre los neurolépticos los fenotiazinicos pueden ocasionar a través del hipotálamo el síndrome de Parkinson, galactorrea y ginecomastia. Los diazepoxidos, sedación excesiva, etc., los tiazidicos pueden producir síndromes hiponatrémico, hipocalcemico que podrá producir alteraciones cardíacas, hipodoremico por la gran diuresis que determina. Los alcaloides de la rauwolfia pueden ocasionar síntomas nerviosos, mucosos y digesúvos. Los anabolizantes son virfüzantes. Los anticonceptivos orales pueden ocasionar amenorrea secundaria. 1 La car boximetilcelulosa usada como laxante, por su hidrofilia puede hincharse produciendo una masa gelatinosa que obstruye el aparato digestivo, incluso esófago, de modo que puede ocasionar un ileo. 1 Los corticoides favorecen la diseminación de la tuberculosis. En uso prolongado a dosis excesivas pueden producir osteoporosis hiperglucemia hipertensión, retraso de la cicatrización, manifestaciones digestivas, cutáneas, musculares, oseas, hematológicas y psíquicas. La carencia relativa ocasiona astenia, hipotensión y hasta shock con p o s i b l e muerte. Los salicilicos pueden producir trastornos digestivos y en casos de gran intoxicación zumbidos de oidos, inestabilidad y to xicosis. Los analgésicos granulocitosjs, Los anticoagulantes y übrinnlíticos en tratamientos largos pueden provocar hemorragias cerebrales. Lé! antazolina o la nafazolina han producido en niños con rinitis banal, bloqueo auriculoventricular y conhl. Las Podofilinas pueden dar diarreas. La isoniacida puede producir neuropatía y neuritis en relación con las dosis (en general más de 10-15 mgr /kg. peso y día), posiblemente por agotar la piridoxina. Los Nitrofuranos pueden producir polineuropatías. La estreptomicina, la hidroestreptomicina, la neomicina, la anamicina y la vancomicina afectan al órgano auditivo. Los sulfas, pueden producir miopía aguda. La terapia citostática e inmunosupresora tiene graves riesgos derivados de 18 A. DOMÍNGUEZ CARMONA su mecanismo de acción. Además pueden causar candidiasis, histoplasmosis, criptococosis y aspergillosis, virosis, infecciones hepáticas o por pneumocistitis urinaria e incluso cánceres especialmente linforeticulares. El empleo del factor de transferencia para el tratamiento de procesos deficientes de inmunidad celular, puede conllevar la creación de estados de autoinmunidad. El uso de aminorex produce hipertensión pulmonar. Se ha observado un aumento de mortalidad por asma por el uso de aerosoles presurizados con simpat;comimeticos. Burns y cols. (1975) han puiblicado la presentación de encefalopatías miclónicas reversibles debidas a la absorción del subgalato de bismuto aunque se creía que no se a1bsorbía en cantidades altas; ya en Francia se han publicado 140 casos. Vol. XX además se exige la curación de todo trance, el médico está impedido a emplear al máximo todos los recursos de la técnica terapéutica. Pero además hay que tener en cuenta las reacciones adversas. Fueron definidas por el Comité de Expertos de la OMS en 1969 como cctodo efecto perjudicial e indeseado que aparece con las dosis utilizadas en el hombre para la profilaxia y el diagnóstico o la terapéutica)). Es lo que Frinsagrives llamó ccEnfermedades Terapéuticas)). Asientan sobre modalidades inmunológicas, genéticas, metabólicas, enzimáticas, etc., y no dependen de la acción farmacológica del medicamento, ni de la dosis. Las reacciones pueden ser aparentes, es decir, aquellas con facilidad se relacionan con la medicación u ocultas en las que solo una investigación cuidadosa permite descubrirlas; estas se deben a veces a que se desconoce la posibilidad de presentación de las reacciones, p,)f ejemplo, maiJformaciones por talidomida al comienzo de su vida o por estar muy alejada en el tiempo, por ejemplo la hepatitis post-transfusional. Otro caso lo tenemos en la presentación de cáncer de cervix en mujeres de 18 - 20 años que estuvieron sometidas a estrogenos durante su vida fetal. El Dr. Spain (1932) relata1ba el caso muy demostrativo de Iatrog:enesis de un sujeto que padecía un catarro y al cua·l el médico le prescribió penicilina la cual desencadenó reacción retardada de hipersensibilidad que fue eliminada por cortisona que produjo úlcera con graves hemorragias que obligaron a transfusiones y hubo que operarle produciéndose el síndrome de Dumping, con alteraciones digestivas y circulatorias; luego se le desarrolló la hepatitis a virus que condujo a cirrosis; como los médicos habían recetado grandes cantidades de albúmina para combatir persistentes trastornos digestivos se le produjo coma hepático falleciendo a los 5 años de su catarro. Las reacciones pueden ser específicas de modo que un estereoisomero no es capaz de desencadenarla, o al contrario puede ser común a un amplio grupo de substancias de estructura diferente. Incluso pueden producir una enfermedad con personalidad clínica y anatomopatológica propia o la necroihsis epidermoide por sulfamidas. Hoy día el riesgo es grande ya que disponemos de una terapéutica ca1da vez más agresiva, recordemos que hay una carcinogenesis ternpéut i c a (ungüentos con alquitrán, thorostrat, etc.) y teratogénicos con la talidomina, llegándose casi a los umbrales de la tolerancia; como La manifestación clínica puede ser muy rica en ei] caso de la difenilhidantoina que desenrndena un amplio espectro de manifestaciones que van desde trastornos digestivos, hepatitis, necrosis hepática, dermatitis, hiperplasia gingival, hirsutismo, neurotis, ambiopia, 1976 EL RIESGO HOSPITALARIO hasta arritmias, mientras que otros son monosintomáticos o con un <!,banico de síntomas y signos pequeños. Hay órganos blancos en los que repercuten mucho las reacciones adversas, co mo son la piel y el ojo. Aproximadamen te el 25 % de las reacciones afectan a la piel, el 15% al hígado, el 10% <!,'l sistemz. hematopoyético y otro tanto a la coagulación, dando trombosis. En ocasiones las reacciones adversas aunque determinan errores diagnósticos contenidos, por ejemp~o, los corticoides pueden enmarcar la clínica; los antiespasmódicos o la clorpromazina pueden simular paresias intestinales que induzcan a pensar en seudoobstrucción en el recien nacido. La reacción medicamentosa puede producirse al interrumpir un medicamento. Ya es conocido el efecto supresor de los corticoides; o e'l síndrome de abstinencia al suprimir los neurolépticos; si se deja de administrar barbitúricos a enfermos tratados con anticoagulantes puede producirse hemorragias copiosas ya que estas substancias estimulan enzimas que metabolizan al dicumarol. INDIOSINCRASIAS Son condiciones de base genética o constitucional de cada persona que la pueden hacer muy sensible a determinadas acciones externas, entre ellos a los medicamentos. Puede ser: 1. Metabólicos.- En los que la base de la idiosincrasia es una peculiaridad genética, por ejemplo, hay diferencias entre la ace1'ilación de la isoniazida que hace que algunas personas sean más susceptibles que otras a la administración continuél'da del fármaco o la hemólisis por drogas en caso de sensibilización. Wayne y cols. (1976) han encontrado un síndrome cushingoide en una enfer- 19 ma tratada durante dos meses con 0,75 mgr. diarios de dexametasona, cantidad equivalente a la secrección diaria de cortisol, como consecuencia de una disminución del aclaramiento plasmático de esta substancia en el plasma. Hay personas con resistencia hereditaria a los dicumarínicos. Otro caso es ia nemO'lisis por carencia de Glucosa - 6 - Fosfato - dehidrogenasa en el caso de tomar antipalúdicos. 2. Enfermedades y estados patológi:os.- Pueden también modificar la respuesta del organismo a los medicamentos. El diabético joven es hipersensible a la insulina de modo que una inyección de ést<!, puede producir coma hi1poglucemico. Los nefrópatas y hepatópatas metabolizan y excretan peor los medicamentos de modo que pueden retenerse más, producirse cuerpos tóxicos, etc., como pasa con barbitúricos, diuréticos, mercuriales, algunos antibióticos, etc. 3. Los medicamentos pueden provocar la manifestación clínica de un proceso para el cua'l el organismo es susceptible. Podemos considerar que muchas enfermedades están basadas en una predisposición genética sobre la cual actúan una serie de factores externos tales como la alimentación, hábitos de vida, stress, etc., que puedan ponerla 1de manifiesto, por ejemplo, la dia1betes. Alganos de estos factores pueden ser medicamentos que revelan la enfermedad inaparente. En muohos casos puede evidenciarse la relación de causa a efecto porque la supresión del medicamento hace regresar las manifestaciones patológicas. Uno de los ejemplos más demostrativos es el síndrome lúpico con afectación pleural o parenquimatosa producido por la Hidralazina, Procainamida y anticonvulsivantes. Otro es la metisergida que ocasiona ta1] vez por me'dio de un aumento de producción de serotonina, fibrosis, especialmente en las válvulas cardiacas y retroperitoneas. 20 A. DOMÍNGUEZ CARMONA El Triparanol usado como anticoíesteremiante puede provocar la presenciación de ictiosis y el Busulfan una hiperpigmentación. El Cloranfenicol puede revelar aplasia eritropoyética y los barbitúricos una porifiria. 4. Reacciones por sensibilización. Los medicamentos pueden actuar como antígenos sensibilizando al organismo y como tales o como haptenos desencadenado reacciones anafllacticas o de hipersensibllidad. Hay que tener en cuenta la posibilidad de que se produzcan reacciones cruzadas con medicamentos de .::omposición química semejante. Este tipo de reacciones además d e 1 riesgo que suponen para el enfermo tienen el inconveniente de que desaparece su efecto farmacológico útil en muchos casos, además de que obliga a suspender el tratamiento con muc'.ha frecuencia. Resistencias.- Un aspecto importante a tener en cuenta, es el de la posibilidad de producir resistencias microbianas por el empleo de antibióticos. Como de este tema se ocupan otros brillantes com;1 pañeros soiJo deseo indicar que suele considerar la resistencia, producida en el Hospital como un problema peculiar de'! mismo, que se resuelve con una política adecuada de antibióticos. Lo que hace esta política es que no se cargue el Hospital con una flora resistente mediante la restricción, rotación y diversificación de los antibióticos permitiendo que la llegada de flora del exterior renueve la que se había hecho resistente en el Hospital. En un ·efecto de di'lución, semejante a lo que ocurre cuando se eliminan las excretas en el mar, pero la contaminación persiste y en este caso las resistencias perduran en la población no hospitalizada. Bien es cierto que la mayoría de la flora que el Hospital ha hecho resistente no actúa como patógena fuera del mismo en la mayoría de ]as ocasiones, pero en otros casos puede actuar pató5enamente vg. e., viejos, parapléjicos ·etc. o tratarse Vol. XX de una auténtica flora patógena capaz de producir epidemias con gérmenes resistentes. Vigilancia farmacológica.- En el Hospital debe hacerse el estudio sistemático de las reacciones a•dversas qu·e se producen como consecuencia de la administración de medicamentos a sus propios enfermos. Es en realidad un estudio epidemiológico de las reacciones adversas y ello supone la notifi.cación, registro y análisis estadístico de ellas, para establecer su incidencia y la existencia de relaciones con dosis, interacciones con alimentos y otros medicamentos o con características del paciente tales como edad, sexo, estado de gestación o de lactancia en el caso de las mujeres, enfermedad que padece, estado de nutrición, funcionamiento de swl aparatos metabólico y excretor etc. En' e'! Hospital se favorece esta vigilancia porque se pueden utilizar contro'les de personas con iguailes características pero que no hayan tomado el medicamento incriminado. Debe pues ·establecerse un sistema de notificación. En Suecia está establecido desde el cuarto trimestre de 1965 y se ha visto que el número de notificaciones aue se reciben están aumentando continuamente. Así en el cuarto trimestre de 1965 solo se notificaron 155 casos mientras que en 1970 el número fue de 1.303 (1966 576 casos; 1967 598 casos; 1968 657 casos; 1969 1.103 casos) correspondiendo el 88 % de ellas a médicos generales y el 12% a médicos con ejercicio extrahospitalario. En 1966 el Massadhusetts General Hospital añadió al formulario de alta un casillero para anotar cua'lquier reacción adversa que s·e haya sospec1hado durante la Hospitaiización del paciente y estos datos eran estudiados por el farmacólogo clínico y por los médicos que atendieron al paciente. La notificación se hace por los médicos y por supervisoras, siendo el 1976 EL RIESGO HOSPITALARIO 30% de las notificaciones 'hechas por médicos, porcentaje que aumentaba si había supervisoras encargadas de ello en el servicio. Durante el período de 1966 a 68, estudiado por Kooh y cols. iba aumentando paulatinamente el número de declaraciones de modo que en 977 hubo 18% en los s·ervicios de privados y 25 % en el de salas generales de las reacciones reales llegando en 1968 a 80 y 90% respectivJ. mente. También aumentó la exactitud y precisión en la descripción de la reacción Se declararon más, como es lógico 113 reaccioné·s graves, y aquellas que alargaron la estancia en el Hospital. En cambio no hubo diferencias en la frecuencia de declaración de las reacciones que apa;·ecieron largo tiempo después de hater dado el medicamento de las que lo hicieron inmediatamente después, ni tampoco las 'hubo en relación con el grado de certeZé!- de que un determinado medicamento haya ocasionado la reac:ión. Lo que sí influyó notoriamente fue fl declarar los casos debidos a idiosincrasias del rpaciente más que aquellos orig:nados por las propiedades intrínsecas dei medicamento. Como toda investigación epidemiológica puede hacerse de modo retrospectivo es decir analizando las reacciones anotadas en las Historias clínicas, por ej. en Suecia se ·examinaron las historias de todos los pacientes hospitalizados por agranulocitosis desde 1964 a 1968 y de los 99 casos se vió que 47 fue originada la agranulocitosis desde 1964 a 1968 y de los 99 casos se vio que 47 fue originada la agranulocitosis :por medicamentos. Hay que tener en cuenta que si bien el Hospita'l produce más yatrogenia, también en él se detectan más los casos y se registran con más exactitud. La investigación propsectiva puede hacerse por medicamentos, observando los posibles efectos secundarios aparecidos en los enfermos tratados con cada pro- 21 dueto. Las reacciones así son observadas mejor ya que se conocen desde el mismo momento en que a·parecen, aunque el método tiene el inconveniente de que pi·erda objetivida1d en algunos casos. Es importé!-nte expresar en términos de índice la carga que el personal hospitalizado recibe de los diversos medicamentos, por ejemplo, gramos o unidades recibidas al año por paciente hospitalizado. Este mismo índice puede referirse al total de la población añadiendo como es lógico los medicamentos recibidos por otros orígenes. RIESGO RADIOLOGICO Desde que en 1895 Ri:intgen descubrió los rayos X se aplicó inmediatamente por la medicina para el diagnóstico y tratamiento de :procesos inflamatorios y neoplásicos. Luego los radionucleidos en fuentes ·:erradas que dan radiaciones beta y gamma o de fuente no sellada que emiten en su mayoría radiaciones gamma y en algunos casos además beta, utilizados en tratamiento y en exploración de la función respiratoria, circulatoria, metabólica, depuración y excreción. La radiación médica es la principal fuente de contaminación radiactiva evitable y pese a las recomendaciones que se efectúan está aumentando su uso y solo en a'lgunos hospitales se observa un descenso, en todo caso, muy pequeño, de su empileo en diagnóstico. Es en el campo de la Medicina Preventiva donde debe vigilarse aún más y valorar el riesgo de la enfermedad y el total de la radiación. Nosotros hace mucho tiempo que no empleamos la fotoseriación en el diagnóstico precoz de la tuberculosis prefiriendo el Mantoux como índice de infección. La mamografía que requiere dosis altas de radiaciones debe ser sustituída por Ja Xeroradiografía. Suele estimarse la importancia de una (:xposición a radiaciones ionizantes com- 22 A. DOMÍNGUEZ CARMONA parándola con lo que se deriva de la exposición natura1 lo que a nuestro juicio tiene el inconveniente de que pueden minimizarse los perjuicios al ser pequeño el porcentaje de radiación médica comparada con la que se recibe de modo natural. De todos modos en algunos casos la exposición a rayos X representa la mitad de la exposición ambientaL Además la exposición natural se ejerce de modo uniforme sobre todos los hombres mientras que la médica se localiza de modo intenso sobre algunos. Son unos 30 mrad. la radiación cósmica a nivel del mar por persona y año. La exposición procedente del suelo y de los materiales de construcción de la vivienda son del orden de los 50 mrad., aunque hay zonas, muy circunscritas por otro lado, como en Costa de Brasil o en Kerala en donde la radiactividad es 20 veces mayor que la media anual en algunos puntos, sufriendo sus habitantes unos 500 mrad. anuales de exposición media. Los isotopos procedentes de la estructura humana 1producen una ra'diación sobre la propia persona de unos 20 mrad. año. La exposición pues total es unos 100 mrad. por persona y año. Esto es lo que estimó el Comité Científico de las Naciones Unidas para e'! estudio de las Radiaciones atómicas en 1972. En Europa oscila la exposición entre los 70 y algo más de 200 mrad. La exposición ambiental por las explosiones atómicas superaba a comienzos de los años sesenta a la exposición medida, pero desde entonces, coincidiendo con el cese casi total de las ex1plosiones atómicas en la antiesfera han ido descendiendo continuamente de modo que en 1975 solo supone una exposición que es la mitad de la natural. La exposición profesional es muy pequeña. Los trabajadores de reactores atómicos, los que emplean pinturas fluorescentes, los expuestos a TV en color y Vol. XX los profesionales de la medicina reciben solo 1 mrad. anual o menos. En cambio está aumentando constantemente la exposición a radiacciones mé dicas. En 1975 se evaluó por la Comisión suiza para la vigilancia de la radioa-::tividad e! unos 70 mrad. por persona y año aumentando de modo constante stl'J me el 50% de la exposición natural. Lo~ valores de 1:: radiación debida al radiodiagnóstico suponen un 10-50% de la natural, parn radioterapia del 0,5 a 9r,10 de ésta y entre el 0,01 al 1 % las originadas por los radioisótopos. 1 Cada vez aparecen nuevas técnicas, cada vez más sofisticadas ;:;on radiografias repetidas y con gran exposicíó:-i que aumentan notoriamente la cargJ recibida por el paciente; como por ej. la arteriografía y la venografía selectiva y generales, radiografías occipitofrontales intraorales que dan imagen panorámica dr toda la dentadura, cinefluorografia etc. Efectos somáticos.- Son los que se ejercen sobre los diversos órganos desde el estado de embrión a la vejez. Para cualquier efecto somático observable se necesitan al menos unas 200 rads en corto tiempo. Una radiografía de torax supone 0,1 rad en pulmón de modo que el radiodiagnóstico podemos considerarlo como prácticamente inocuo para el paciente aunque si puede serlo si recae en embrión y feto. Dosis muy arltas en irradiación total son leta·les y a dosis inferiores a estas acortan la vida pero esto no ocurre nunca en el Hospital. La irradiación parcial a dosis normales de radiodiagnóstico y terapia solo tienen escasos efectos somáticos. Una dosis de 3.000 r en diagnóstico y sobre todo en radioterapia de neoplasias torácicas pueden producir neumopatía aguda con gran frecuencia dependiente de la técnica de aplicación de la radiación. 1976 EL RIESGO HOSPITALARIO Una irradiación combinada de'1 carcinoma de útero con radio y rayos X puede producir una esteoradionecrosis que puede ¡provocar una fractura espontánea del cuello del femur y de pelvis. La radiodermitis es otra complicación somática dada la sensibilidad de la piel. Pueden ser agudas cuando aparecen dentro del primer quinquenio o crónicas cuando lo hacen después. Se debe <! una acción sobre los vasos y por la liberación de productos tipo histamina. El parenquima nervioso de] adulto es muy resistente pero las radiaciones lesionan mesenquima y vasos que secundariamente producen lesiones del sistema nervioso central. Como el cerebro tiene zonas mudas la 1]esión 1puede cursar sin síntomas o ser discretos pero en médufa las lesiones son ostensibles. Por ej. la radiación de la médulé! espinal en el tratamiento por radiación de un carcinoma de esófago origina una mielopia que puede dar el síndrome de Brown Sequard. La radiación de'] embrión y del feto es altamente peligrosa. Dosis relativamente altas lo destruyen. El embrión humano es de una gran sensibilidad de modo que solo debe radiarse iJa pe'lvis de una mujer sino en caso de urgencia. Amarose y col., (1965) informan cambios cromosómicos en fetos y recien nacidos post-rayos X de madre con fin dia~nóstico. 23 do de la organogenesis. Los neuroblastos son enormemente sensibles de modo que una dosis baja del orden de los 200 r., con radioterapia convencional puede destruirlos pudiendo aiparecer rosetas neuroblásticas antes estimadas como patognomónicas del neurblastoma. Se anulan así los elementos dependientes de los neuroblastos desaparecidos y con ello las conexiones nerviosas. La zona que desaparece depende además de la dosis de factores individuales y raciales. El período más sensible es entre la 3.ª y Ja 6 ª semana. Se producen en el ojo , microftalmia, anoftallmia, microcórnea, coloboma, aniridia, ausencia del cristalino, estrabismo, retinoblastoma y en encéfalo, anencefalia, macrocefalia, atrofia cerebral, etc.; en el esqueleto pueden producirse alteraciones de forma y tamaño de columna y extremidades, sindactilia, braquidactilia exostosis, etc. Los isótopos localizados en tejidos circundantes pueden actuar sobre el embrión afectando igualmente su sistema nervioso. Los linfocitos y las plaquetas son las células más sensibles del organismo adulto a las radiaciones. Y1amazaki dice que exposición a dosis bajas de 10-30 r. en morfogenesis temprana puede producir profundas alteraciones SNC. Las radiaciones a través de mutaciones somáticas o bien por favorecer la acción de genes de susceptiibilidad pueden ocasionar neoplasias. Parece ser que la mutación para la susceptibilidad p~ra el cáncer radica en un solo locus sin que esté asociado con anomalías cromosómicas, al menos visibles. La irradiación celular aumenta la incidencia de leucosis; la del tiroides la del cáncer de esta localización. La irradiación del embrión en el período de implantación produce una gran incidencia de abortos pero pocas anomaHas en los supervivientes. Algunas anomalías cromosómicas parecen estar relacionadas con la exposición antenatal a los rayos X. Una encuesta efectuada en el Hospital Michael Reese de Chicago en 1975, na revelado una sorprendente frecuencia de cáncer de tiroides en personas de 20 a 35 años que habían sido tratadas unos 20 años antes de amigdalitis y adenoiditis con rayos X. Las malformaciones grandes se producen cuando se radia el feto en el perío- Efectos genéticos.~ La irradiación de las células germinales, como la de cual- 24 Vol. XX A. DOMÍNGUEZ CARMONA quier célula, puede producir rupturas y lesiones cromosómicas y mutaciones pero que en este caso se pueden transmitir a la descendencia a la que ocasionan enfermedades hereditarias de todo tipo ·entre las que se incluyen diabetes y leucosis. El efecto genérico depende de la radiación y de otro lado de la expectativa de descendencia del sujeto que esta relacionada con la edad del pa'Ciente y con el número medio de hijos ique tienen las personas de su edad y sexo. La dosis gonadal o dosis genéticamente significativa es la recibida por los órganos sexuales primarios. Las gónadas re- ciben el total de la dosis aplicada cuando se irradia hipocondrio y e\l hipogástrio y solo el 1-2% cuando el haz va dirigido a la mitad superior del cuerpo. Por ej. una radioscopia de torax somete a 'las gónadas a unq_ radiación difusa de 0,3 mr. o sea equivalente a la radiación natural. Una radiografía de torax que supone unos 0,5 r. hace recaer en gónadas de 5 a 10 mr. La dosis gonadal puede medirse en cada exploración por medidores situados a su nivel o bien por el uso de tablas como la siguiente: 1 Medianas y variación de los promedios de dosis - gónada por exploración radiológica. Según el informe de 1972 del CCNUEERA. Dosis - ---------------------- Promedios (mrad) Papilla de bario Urografía (descendente) Urografía (ascendente) Abdomen Colón, enema de bario Pelvis Columna lumbar Columna lumbosacra Fémur superior ·Pelvimetría Histerosalpingografía Colecistografía Fémur, tercios inferiores Tórax (examen colectivo) Tórax, corazón, pulmón Cabeza Dentral Extremidades Mamografía 30 4 30 580 250 300 300 210 300 920 8 92 0,4 0,7 10 0,6 10 1 ~-- ---- Mujer V ar o n Tipo de exploración radio.!ógic:i Variación de promedios (mrad) Promedios (mrad) ( 5- 230) ( 15-2090) (150-2090) ( 12- 480) ( 95-1590) (100-1020) ( 26-2270) ( 65-2019) (230-1710) ( 60- 830) 340 590 (270-1160) 520 ( 85-1390) 210 ( 57- 790) 870 (460-1750) 230 ( 40- 710) 410 (230-1190) 340 ( 73-1780) 240 ( 58- 680) 620 (230-1600) 1270 (275-2700) 120 ( 14- 380) 1 ( 1- 13) 3 (0,9 - 11) 2 (0,2 8) 10 0,06 (0,03-0,l 10 10 ( 1,3- 39) ( 1,1- 290) ( 0,2- 1,3) ( 0,1- 13) ( 0,5- 0,7) Variación de promedios (mrad) Las cifras entre paréntesis representan promedios de mediciones practicadas en diferentes encuestas y países. Los valores aislados presentan valriaciones todavía más considerables. 1976 EL RIESGO HOSPITALARIO Las radiaciones ionizantes determinan mutaciones según unas leyes enunciadas primero por Müller (1.927) y luego por Guyenot (1956). Podemos expresarlas así: l.º ,Las mutaciones producidas por la radiación son iguales que las «naturales». No está demostrado de modo absoluto que solo determinen mutaciones heredables de modo decisivo. 2.º La radiación actúa soibre el material bioquímico que rodea a1 gene originando una lluvia de radicales li'bres que son los que actúan directamente solbre el material nucléioo. Por ello influye en los resultados el contenido hídrico del núcleo celular, ciertos iones, etc., y es posible esta1bllecer una quimioprofilaxis. 3º La acción mutagena es inde1pendiente de la clase de radiación interviniendo solo en cuanto a penetración. Por eso son muy pe'ligrosos los rayos X y gamma del radio. 25 6. 0 La frecuencia de las mutaciones es proporcional a la dosis recibida sin que existél_ umlbral ni dosis ineficaz. Cuanto mayor sea la intensidad la mutación es más probable pero no se ha establecido relación lineal entre ambos valores. Se explica la relación intensidad-frecuencia por la llamada «tenia del blancon que e>epresa que basta una sola ionización un único impacto, en el gene para proporcionar la energía suficiente para la mutación. El aumento de la intei1sidad lo que hace aumentar la probabilidad de presentación de la mutación que serán más frecuentes y más número de elfas por cada gameto. En los efectos somáticos por supuesto si hay dosis umibral. 7.° Como consecuencia de ~o anteriormente dicho la mutagenesis por irradiación es independiente de su distribución temporal, siendo lo importante la dosis total. Hay que tener e:1 cuenta que dosis pequeñas espaciadas, al menos treinta minutos, puede permitir que s·e repare la mutación por pegamient,J, lo que una irrndiación aguda con altas dosis, no se puede poner en funcionamiento los mecanismos reparadores y el efecto es mucho mayor. 4. 0 La sensibilidad 'Varía según el órgano y sobre todo su estado evolutivo. Son muy sensibles los testes y el ovario sobre todo las gónadas fetales, en las que se acumulan los efectos desde su organogenesis hasta la madurez sexual. La irradiación sobre ell ovario puede actuar sobre 400.000 óvulos que contienen (de :Jos que solo madurarán 400 y quedarán fecundados unos pocos). Por ello hay una gran probabilidad de que los óvulos que sean fecundados hayan sufrido una mutación. 8.º Eil efecto de la radiación sobre an gene no aumenta la sensibilidad de este para otras radiaciones o para otros mutagenos no ionizantes. La sensiibi'lidad es dos veces superior en el estadio ovaciton que en el ovagonía. El huevo reción fecundado y el óvulo poco antes de la fecundación son seis a doce veces más sensibles que a la fase de ova:gonia. 5. 0 No hay aconstumbramiento a 1as radiaciones. Lunning y cols. en 60 generaciones de drosofilas irraduadas, a dosis subletales, no vieron modificación de la radiosensibilidad. Por todo ello en el Hospital debe conocerse la dosis genéticamente significativa recibida ,por cada enfermo, y anotarla ·en su Historia clínica. Puede además expresarse en cifra media recibida por persona~ atendido por el Servicio de radiología, por personal hospitalizada e incluso por haibitante de la zona (a la cual debería añadirse la redbida en exploraciones extra hospitalarias y la profesional en su caso). 26 Vol. XX A. DOMÍNGUEZ CARMONA La CCNUEERA ha obtenido la DGS de diversas Instituciones y en una serie de países según puede observarse en lé!S tablas adjuntas. En ella se observa como Tailandia tiene una DGS de 5 mrad. año, mientras que en EE.UU. es de 55 mrad. La tendencia es al aumento; así en Sui- za en 1957 fa DGS era de 22,3 mrads. y en 1971 ha:bía subido a 42,9 mrad. Frecuencia anual de exploraciones radiológicas y magnitud de la dosis genéticamente significativa (DGS) en diferentes países. Según el informe del CCNUEERA correspondiente a 1972. Número anual de explora· ciones radiológicas por PAIS O ZONA AÑO 1.000 habitantes Total Campañas DGS (en mrad por persona y año) Total de mesa. Argentina: Buenos Aires Checoslovaquia: Bohemia Dinamarca Egipto: Alejandría Egipto: El Cairo EE. UU: Todos los Estados EE. UU.: Todos ilos Estados EE. UU.: Ciudad de N. York EE. UU.: Nueva Orleans EE. UU.: Johns Hopkins EE. UU.: Texas Finlandia Francia Italia : Roma japón Japón Nueva Zelanda Nueva Zelanda 1950-50 1965-66 1956-58 1956-60 1955-61 1964 1970 1962 1962-63 1965 1963 1963-64 1957-58 1957 1958-60 1969 1963 1969 La protección del enfermo debe basarse en: l. Reducir las exposiciones al máximo. Deben suprimirse las exploraciones que no van a influir en la conducta médic,1 frente al enfermo especialmente para su tratamiento. Se calcula que la supresión de las expforaciones innecesarias rebajarían en un 10% la DGS. Para ello deben sentarse adecuada. mente las indicaciones por un Comité. Un editorial de JAMA de marzo de 1971 expresa que se ha duplicado en Estados Unidos en los últimos años, el uso de Rayos X muchas veces innecesariam-'nte. Deibe analizarse los resultados conse- 350 ( 80) 927 (331) 400 40 45 618 690 730 825 (140) 600 760 580 730 1.429 479 513 ( ( 4) 5) ( 87) ( 45) 38,9 37,4 27,6 7,1 7,1 55,1 (266) (610) ( 80) (320) (628) 50,0 75,3 20,3 16,0 16,8 58,2 44,3 39,l 26,5 (113) (113) 13,l 13,7 Campañas de mesa. (1,90) (0,44) (0,05) (0,09) (0,07) (0,02) (0,93) (0,08) (0,8 ) guibles. Sagel y .co-ls. analizaron en 1975, 10.000 radiografías de torax efectuadas en Estados Unidos (de ellas 6.000 realizadas sistemáticamente al ingreso en el Hospital) y concluyen que antes de los veinte años es inutil esta radiografía si no hay clínica de enfermedad torácica; entre los 20 y los 40 años basta realizar una buena radiografía antera-posterior y solo en los mayores de esta edad en los que hay sospecha de una determinada enfermedad torácica se aconsejan las dos proyecciones antero, posterior y lateral. Naturalmente esto no debe tomarse en sentido absoluto pues debe depender de la incidencia esperable y del riesgo que 1976 27 EL RIESGO HOSPITALARIO Comparación de promedios de dosisgónada en varones sometidos a exploraciones radiológicas de tórax en diversos países e instituciones: medias y medianas generales. ------ P A 1S (JNSTITUCIONJ ---~ Dosis media (mrda exploración uor) país o institución ------------------- Factor de variación de la Media general EE.UU. Inglaterra Inglaterra (otro estudio) Rep. Fed. de Alemania: Clínica radiológica universitaria Clínica radiológica universitaria Clínica radiológica universitaria Clínica radiológica univefrsitaria Clínica radiológica universitaria Hospital general importante Hospital de distrito Servicio importante de medicina Interna Servicio de Medicina Interna Radiólogos (clientela privada) Servicio de lucha antituberculosa 1,2 5 0,01 0,36 0,04 1,6 0,04 0,03 0,03 0,19 0,06 0,03 0,74 0,13 0,09 0,04 0,34 0,2 0,1 0,1 0,8 0,3 0,1 3 0,6 0,4 0,2 1,5 Media aritmética general: Mediana general: 0,23 0,29 1 hay en no hacer la investigación. Por ejemplo es 1mportante en maestros y en enfermos sometidos a corticoterapia de larga duración. Otro caso en que pudiera ser necesaria la radiografía sistemática, es en personal hospital(!rio para tener un documento de su situación radiológica al comenzarse el trabajo. 1 Lo mismo debe hacerse con la radioterapia y suprimir el tratamiento de nevus antiestéticos con radio, o de verrugas con radioterapias. No deben repetirse de modo innecesario tan frecuente en nuesros hospitales exploraciones ya hechas. Hay que suprimir los errores que obligarían a repetir la eX'posición, por ejemplo, por uso de películas veladas (estas deben estar bien protegidas, pues basta 1 mR para velar una placa en un chasis, en armarios blindados). Cuando se introdujeron los reforzadores para disminuir la 0,4 Mediana general 13 0,1 4 0,4 0,3 0,3 2,1 0,7 0,3 8 1,4 1 0,4 4 2,5 1 intensidad de la radiación se pensó que disminuiría la exposición del paciente pero como permite una oibservación minuciosa el resultado ha sido aumentar el tiempo de oibservación y con ella la exposición del paciente y del médico. 2. Sustitución de técni·cas por otras menos peligrosas. Por ejem!plo, el uso de radioisótopos para locailizar la placenta permite e11 ahorro de una placa radiográfica del bajo vientre de la madre, que daría 500 dosis más de radiación. Nosotros desde hace años hemos sustituido en exámenes de salud la fotoradioscopia por el Mantoux con el fin de descubrir tuberculosis ignoradas. 3. Debe colimarse el haz, lo más posible para reducir la zona expuesta y la radiación dispersa. La sección del haz no debe superar la necesaria para el exa- 28 Vol. XX A. DOMÍNGUEZ CARMONA men. Una diferencia de 1 cm. del haz puede excluir de las gónadas del trayecto de las radiaciones. Uné! radiografía pulmonar sin la adecuada diafragmación del haz puede producir la misma exposición genética que 50 radiografías correctas y si es de atdomen 300 y en una radiografía lateral de rodilla la diferencia supone 600 veces más. Esta precaución es mucího más importante en el caso de la fluoroscopia. 4. Alejar al menos 60 cm. el foco de la piel. 5. Deben comprimirse las partes blandas para reducir su es pesor al paso del haz. 1 6. Debe reducirse la dosis total Ja cual se consigue con : a) Menor tensión en la corriente. b) Empleando placas de gran sensibilidad. Una placa de poca sensibilidad puede aumentar la DGS, dos y hasta diez veces. Las 1placas de1ben estar bien conservadas con el fin de que se obtengan buenas radiografías con el mínimo de exposición. tado el débito del aparato de modo que se puedé! pasar de una radiación en la piel del paciente por minuto de 6 R, pues si no hay adaptación del ojo del médico puede llegarse a necesitar 30 R, que supone gran riesgo. Para enfermos a los que hay que dedicar mucha atención o niños es útil el uso de amplificadores de luminosidad acoplados a un sistema de Te1levisión que permite reducir mucho la dosis recibida por el paciente hasta 10 veces aunque si está mal reglado el amplificador o en defici·ente estado puede aumentar muoho la exposición. 1 8. Las gónadas deben protegerse con plomo si están ·en el interior o cerc:-1 del haz. La protección reduce la exposición gonadal unas 125 veces en el caso de radiografías de pelvis de niños. El uso de anillo de plomo en el cono denta,l reduce 34 veces la DGS y si se proteje con delantal de plomo de 0,25 mm. de espesor equivalente, fa dosis recibida se reduce 650 veces, y el uso de ambos protectores combinados reduce la D G S 22.000 veces. 1 d) El funcionamiento adecuado del revelado automático permite conseguir buenas radiografías con el mínimo de exposición. La posición permite disminuir much,) la dosis recibida, por ejemplo, rara una radiograffa de mano o muñeca, estando el paciente frente a1 aparato de rayos X y en parte en posición inferior al mismo, basta una colimación adecuada para reducir la dosis general hasta 180 veces, pero poniéndose en posición later2l se reduce 17 veces más o menos de 3.000 veces la radiación que recibe en gónadas. 7. En fluoroscopia, muy usada por su gran baratura, debe restringirse al máximo el campo exiploratorio. Si no se adapta al médico a la oscuridad durante 15 o 20 minutos, hay que aumentar la intensidad de la radiación para obtener imagen. Es esencial la oscuridad de modo que no deben estar cerrados 'los agujeros de las cerraduras dejando solo una lamparita roja para poder ver durante la fase de adaptación. Se recomienda que esté limi- 9. Es muy conveniente el empleo de aparatos de radiografías como el d~ la casa londinente EMI, que emiten cientos de finos haces de rayos X, que inciden sobre el cuerpo desde diferentes puntos y que son recogidos a la salida por cristales ultrasensibles que los transmiten a una computadora que los analiza y da una imagen radiográfica, incluso de órganos huecos, sin necesidad de usar contrastes evitando estos riesgos y moles- c) Usando una técnica correcta. Si se maneja manualmente e'l tubo en lugar del sistema automático, siempre que no se necesiten imágenes muy nítidas se reducen las radiacciones. 1 1976 EL RIESGO HOSPITALARIO cias y reduciendo enormemente la radiación exigida. También puede ser de gran valor el empleo de aparatos dotados de contadores acoplados a un sistema de impulsos sonoros cuya frecuencia está en relación con la dosis recibida. A:demás dispone de una valoración de la dosis recibida por el paciente en función del débito, area del haz y tiempo de exposición. 10. En el Historial de cada paciente debe anotarse la dosis recibida. Puede calcularse con los aparatos descritos en el punto anterior o bien a base de tablas que indican la dosis recibida en cada órgano. Esta anotación debe también ser conservada en el servicio de Medicina Preventiva del Hospital para que sirva de parámetro para la evaluación del papel del Hospital en la Salud de la población. 11. Las insta'1aciones en donde se produzcan radiaciones ionizantes deben estar protegidas de modo que no se radie innecesariamente a los pacientes y personal. Esto se asegura con blindajes (\r1]0res en equi·valencias de plomo) de parámetros, ventanas y puertas. ?Stas últimas cerradas durante los exámenes. No debe haber grietas ni orificio; sin proteger. En caso de exámenes en mesa o si se usan aparatos móviles den~ro del Hospital debe evitarse la radiación de las personas contiguas. Las cabinas de preparación de enfermos separndas de las salas radiológicas y debidamente protegidas. Si debe esrar presente en la exposición otra persona, como por ejemplo, los padres de niños, deben estar protegidos mecánicamente y lo más lejos posible. .I' Esta es una i2zón más para que todas las exiploraciones se hagan en ei Servicio Radiológico del Hospital y que no existan, salvo casos muy especiales, aparatos en servicios clínicos, que suelen ser usados por personal poco adiestrado en la prevención y en habitacionc~s que 29 no están blindadas permitiendo por ello que pasen radiaciones difusas que afectan a los enfermos y personal cercanos. EV ALUACION DE LOS EFECTOS BN LA DESCENDENCIA DE LAS RADIACIONES IONIZANTES 1 Pueden estudiarse varios parámetros, todos ellos sujetos a grandes restricciones en cuanto a su utilidad: l.º Medición de la Fertilidad. Es difícil de evaluar pues en ella influyen muchos factores de tipo socio-económico, religioso etc. 2. 0 Estudio dti los abortos espontáneos. Están influidos por múltiples factores como 1por ej. la nutrición y enfermedades de la madre. 3. 0 Mortinatos. Igualmente influyen en este dato un gran número de causas higiénicas sociales y asistenciales. 4. 0 Evaluación de las mutaciones visibles. Cuando una po1blación se rnproduce al azar, es decir cuando hay panmixia, la proporción de los caracteres de la población permanece constante. Esta es la ley que formularon de modo independiente en 1908 el matemático Hardy y el médico Weinberg. La ley está alterada por la selección natural y la biológíca y por la endogamia. Por otra parte la presencia de acciones mutagenas altera la composición genética de la población. Si la presión de mutación perimanece constante la alteración de la composición genética también permanecerá constante. Inversamente una desviación en la frecuencia de presentación de una mutación indica un cambio en la presión de mutación que esa población ha sufrido. La frecuencia de aparición de las mutaciones «naturalesii es muy pequeña del orden de uno por 1O a 100 millones por gene aunque algunos la hacen ascender a una, por l 00.000 a 1O millones. En la 30 Vol. XX A. DOMÍNGUEZ CARMONA Drsofila se admite que es de 10-5 por gameto. Puede evafoarse la frecuencia de las mutaciones en la especie humana viendo fa aparición de caracteres dominantes en progenios de parejas sin el caracter. Si en una población .aparecen personas con una tara de los que son hijos de personas normales, la tasa de mutación «r)) en la población P será : n. p 'r=-- t La observación de procesos dominantes como la acondroplasia, la aniridia, la microiftalmia, el retinoblastoma, la esderosis tuberosa, etc. de cifras de 0,1 a 5. 10-5. Hay que tener en cuenta en estos cálculos la posibfüdad, muy remota de una infidelidad da!do el carácter de se1Iección negativa que tienen los portadores de la tara, la expresividad diversa que puede tener eJ gen que pueda hacer imperceiptilble la tara en el rposeedor 1del gen patológico y que la tara puede ser debida a diversas mutaciones. Es pues muy importante establecer un sistema de vigilancia de mutaciones visibles, especialmente de aquellas que se heredan de modo dominante ya que expresan de modo c1aro la aparición de una mutación salvo que el carácter sea poco expresivo en un progenitor o que exista infidelidad. Suele tenerse en cuenta como módulo de medida la llamada dosis de dobfamiento, es decir de aquella dosis de radiación capaz de duplicar el número de mutaciones que acaecen normalmente. Ahora bien como se estima que el hombre tiene 20.000 o más lbien 40.000 genes dada una tasa media de mutación por gene de 2.10-5, cada nuevo ser tiene un riesgo de tener al menos una mutación de un décimo a un quinto según admitamos una cifra u otra de genes. Muohos de estos genes mutados se eliminan por infecundidad de los gametos portadores, inviabilidad del huevo, no inserción del embrión o mala viabilidad fetal, prematurida:d o alta mortalidad infantil o incluso con disminución de la tasa biológica de fertilidad o bien de tipo social y ético. La Medicina muchas veces contraresta esa selección natural. 5. 0 Modificación del Indice de sexos, Se llama <proporción sexua:l (sex proportio) el cociente entre el número de varones y total de personas de igucü eda:d) y razón de sexos (sex ratio) el cociente entre el número de varones y !hembras. En el momento de la concepción hay predominio neto de varones debido seguramente a la existencia de teratospernias o de hibridación {cruces entre 1personas de com,posición genética diferente en los cromosomg,s sexuales) se producen 1,8 varones por l hembra en el momento de la conceipción o sea que en ese momento la proporción sexual es de 0,64 y la razón de sexos de 1,8. Durante la vida intrauterina la mortalidad es mayor en sexo masculino de modo que g,l nacer la proporción sexual es de 0,56 y la razón de sexos de 1,3. Esta mayor mortalidad se ha visto en drosofilas que se debe a la presencia de genes letales recesivos que 1por ello so1o se manifiestan en el macho cuyg, composición es XY (su presencia en la hembra aunque no leta parece que hace disminuir su fecundidad). En ratones los maohos son más resistentes que las hembras a los efectos nocivos sufridos intrautero pero en la especie humana parece ser el varón el más afectado y así por ej. las malformaciones congénitas atacan más frecuentemente a los niños que a las niñas especialmente la esping, bifida y la anencefaIia. 1 Estos índices están influenciados por factores familiar,es Chay familias en 1as que hay predominio de un sexo a través de generaciones), edad de los padres 1976 31 EL RIESGO HOSPITALARIO en el momento de la concepción y verosimilmente diferenciéis entre los antígenos del sistema grupal ABO. AsJ por ej. se saJbe que Jas madres jóvenes tienen sus hijos una razón de sexos al nacer de 0,52, en las de edad media pasa a 0,515 y en las de 40 años es de 0,50. Lejeune y Turpin calcularon que para un en·vejecimiento de la madre de cinco años disminuye 0,000336 la razón de sexos 1y cada roentgen que llega al ovario en 0,00006 calculan que la dosis de dobfamiento de las radiaciones en relación a un envejecimiento de 30 años sería de unos 30 r, doblándose en la primera generación la frecuencia de acondroplásicos, hemofílicos, afectos de retinoblastoma de miopatía de Duchesme, de idiocia tuberosa etc. y en las generaciones :"ucesivas aumentarían los casos de procesos recesivos. Es dudoso el efecto sobre los índices de sexualidad que puede tener la irradiación gorrada! del padre aunque hay autores como Mac!ht y Lawrence, Lejeune y Turpin que le dan una importancia fundamental. Parece en este caso que aumenta el ín dice de sexos o sea que aumentan los niños. Se de1be esta situación a estas tres circunstancias que tienen lugar en el Hospital: 1. 0 A la gran concentración de enfermos. La densidad de enfe11mos y asímismo de personal asistencial y visitantes es muy grande en el Hospital moderno, de modo que se establecen múltiples contactos directos e indirectos, los cua'1es favorecen la infección. 2. 0 Muchos de los pacientes !hospitalizados presentan una a1ta susceptibilidad a las infecciones. Por ej. tenemos los recién nacidos, especialmente los prematuros, atrepsicos, los viejos, los que han sido operados, los traumatizados, operados, los que han sido traqueotomizados; los pacientes que lle•van cateteres vesiculares, venosos o para evacuar exudados; los enfermos cardíacos, renales, hepáticos, los diabéticos y los obesos. Además los que 1padecen procesos que rebajan la inmunidad como cáncer, leucosis, Hodgkin, Reticulosis, Agamaglobulinemia así como [os que están sometidos a la acción de coriticoides radiaciones e inmunosupresores. 1 La irradiación de l<! madre actúa posibUemente induciendo mutaciones [eta]es recesivas ligadas al sexo. RJíESGO INFECOOSO En el Hospital la infección cruzada es un riesgo más al que esitán sometidos los enfermos. Su importancia es muy gran·· de. Se estima en los Estados Unidos que para una cifra de 30 millones de pacientes hospitalizados al año se infectan en el HospitaJ un millón de los que mueren unos 150.000. Esta susceptibilidad oc(!siona que una gran serie de microorganismos saprofitos o poco patógenos, sean capaces de actuar como virulentos. Son a'demás del Estreptococo, Estafi'lococo y Neumococo, la K1ebsiela-Aerobaoter, Enteroibacter, IE. coli, Paracolon, Alcaligenes, Moraxellas, Flavobacterium Neisserias, Pseudomonas, Proteus indol posrDivo y negativo, !Providencia y Serratía entre 1los gé11menes aerobios. Los Clostddium y Bacteroides entre los an(!erobios. Las Candida, Muco·r, Torula y Asrpe11gillus entre los hongos. 1 Esta gran susc~ptibi1idad produce un «gradiente de infectividad» que modifica la relación huesped-germen saprofi- 32 Vol. XX A. DOMÍNGUEZ CARMONA to convirtiéndola en una relación de patogenicidad. cido recientemente una epidemia hospita'aria a nivel de muchos hospitales porque utilizaban sueros de una acreditada marrea que están contaminados con Enterobacter cloacae y E. agglomerans. * * 3. 0 El Hospital crea puertas de entrada. Por ej. la herida operatoria, las incisiones para biopsias, punciones etc. La colocación de cateteres permite la entrada de microorganismos profundamente. Esto les permite evitar las defensas superficiales. Un caso especial está constituído por la práctica de inyecciones, es<pecialmente intravenosas y aún más si se trata de infusiones de grandes volúmenes de líquidos tan frecuentes en r!os Hospitai]es para rerhidratar, alimentar, o para compensar la falta de algún elemento sanguíneo. Esto puede crear infecciónes que en algunos casos son auténticas epidemias. Por ej. En Estados Unidos se ha produ- Así pues la actuación deibe ser general. Como la fuente puede ser el propio enfermo que necesita la hospitalización o el personal asistencial del cual es difí- En la epidemiología de la Infección Hospitalaria debe destacarse el hecho Je que si bien en algunos casos puede establecerse claramente la cadena epidemiulógica con una fuente de infecci{m bien definida y demostrable como por ej. la infección por Salmonella bien aparecida en algunos centros infantiles italio.nos recientemente o la producida por un determinado fagotipo poco habitual j,; estafilococo, la mayoría de los casos de ü1fección no tienen una fuente identificable. De modo semejante, algunos casos de infección tienen un mecanismo claro de transmisión como las gangrenas gaseosas producidos por insuficiente esterilización del instrumental quirúrgico pero en la mayoría de los casos los Ínecanismos de transmisión pueden ser muy variados. Es decir en el Hospital la epidemiología clásica caracterizada por la cadena de infección: Fuente de Infección - - Mecanismo de Transmisión - - Hues<pe'.d sano se convierte en una red comp:Jeja de este modo cil prescindir ya que está muy especializado, la base de la actuación preventiva en el Hospital debe ser el Saneamiento del mismo, mediante la limpieza, desin- 1976 EL RIESGO HOSPITALARIO fección 'Y esterilización del aire, locales, utensilios ·e instrumentos. Hay que tener en cuenta que además de la Infección cruzada ·en e'l Hospital puede establecerse el contagio de otros procesos como por ej. salmonellosis, viriasis (en la última epidemia es'pañola de viruela se produjeron contagios in'tra'hospitalarios ), tuberculosis etc. Además por utilizar comidas preparadas en cocinas colectivas, el personal puede tener el riesgo de tener una intoxicación alimentaria o sufrir procesos transmitidos por los alimentos. Otro riesgo de infección en eil Hospital está constituído por el uso de 'las Piscinas en Jos Servicios de Re1habilitación. El control de la Infección Hos,pitalaria supone una vigilancia permanente de las condiciones de limpieza, desinfección y esterilización estableciendo sistemas de análisis bacteriológico del aire, mediante la sedimentación acelera da (a base de aspiración centrífuga y precipitación electrostática en aparatos como el Hidroaeroscopio) la filtración a través de Millipore o la sedimentación sobre medios contenidos en placas de Petri, que tiene el inconveniente de que solo capta los gérmenes contenidos en partícufas grandes (se puede estimar el número de gérmenes contenido en un m 3 de a,ire dividiendo el número de colonias crecidas en una placa de 9 cm. de diámetro, multiplicadas por 182 por los minutos ,en que la placa se tuvo ex,puesta). 33 nos estos índices de modo continuo oara conocer la situación en el Hospital la eficacia de las medidas : y l. 0 Porcentaje de infecciones en enfer- mos hospitalizados. 2. 0 Porcentaje de infecciones en intervenidos con cirugía limpia. 3. 0 Porcentaje de infecciones en pacientes sometidos a cateterismos (venosos y vesicales sobre todo) Para comparar los resultados obtenidos con los de otros Hospitales habría que establecer un Indice en el que figure el factor de susceptibilidad del Hospital en relación con el tipo de enfermos que se hospitalizan y las intervenciones que en él se hacen. No pueden compararse los porcentajes de infeccione~ que aparecen en un Hospital donde se hacen transplantes, y altas intervenciones, donde hay muchos quemados, cancerosos, enfermos urológicos etc. con los que se obtienen en Centros en donde predominan los enfermos de otro tipo. 1 ASPECTOS SOCIO - PSICOLOGICOS DE LA HOSPIT ALIZACION Tam'bién debe controlarse los sistemils de desinfección, los productos emplea· dos para ello, y los aparatos y dispositivos de esterilización. Dado e'l gran número de enfermos y de actos médicos necesarios para su atención, de modo inconsciente o deseado eu Hospital suprime la cultura del paciente, es decir, su mundo de ideas, actitudes, status, relaciones socia~es, etc., convirtiéndole casi ·en cosa, con el fin de unificar a todos los pacientes para facilitar la actuación ma,siva sobre ellos; por eso se crea una rutina de cuidados, se hacen las visitas en el mismo orden y tiempo, se toma la temperatura dos veces al día a las mismas horas, etc., incluso se arreglan las habitaciones con el mismo horario cada día, sin cons[deración a! estado del paciente. Se mecanizan las exigencias que plantea el enfermo inter1poniendo entre él y d médico aparatos. La vigifancia de las infecciones cruzadas en el Hospital debe conocer al me- Se forman nuevos grupos sociales entre pacientes. La ·enfermera es uri ele- En superficies se puede evaluar la flora por improntan efectuadas con rodajas de medio só1lido, o lavándolas con medio líquido, o con cinta adhesiva o escobillonado de la superficie. 34 Vol. XX A. DOMÍNGUEZ CARMONA mento esencial en el sistema de referencia del grutpo social hospitalario, '.Pero tamlbién interviene el médico y sobre todo otros enfermos, en el caso de los crónicos, sobre todo, con diferentes edades, sexos y cultura y de otro lado preoCll!pación diferente en relación a sus enfermedades. Hay que contar con los angustiados, neuróticos y obsesivos. 1 En la nueva culturización va a intervenir e1l hospital proporcionándoles ropas es1peciales, pijamas, etc., iguciles a '1os de los demás; se le asigna un número, se le cortan ,los cabellos y en el caso de los enfermos mentales se les quitan cordones, corbatas, etc. 1 El paciente no puede disponer libremente de una serie .de objetos o de productos que debe solicitar cada vez que los necesit&. Es 1pasivo, es dependiente de todo. Se le limita la moví1idad manteniéndolo en un área del hospita:l, donde se le localiza facilmente o ínaluso no se le deja salir de la habitación, o de la cama sin que esté necesarí&mente indicado por su enferm~dad, sino para con trolarle mejor. Esta limitación de la movilidad puede colocar ai paciente en situación de stress y además en el caso de reposo absoluto en cama, úliceras por decúbito, neumonía aspíratíva, f1lebítís y neurosis. 1 Esta límítacíón de movimientos es una de las jus.tífícacíones de la ihospítalízacíón, es decir la posíbílídad de vígirlar al enfermo de modo continuo pero ·es una reacción más del st&tus del hombre sano, activo. La inmovilización y las normas del hospital suprimen en algunos c as o s (afectos de transmisibles, atendidos en UVI, trans1plantados, etc.) y en mudhos restringen las vísit&s e incluso la comunicación telefónica. Otro hedho a 1veces importante es la desorientación que el paciente tiene en el Hospital. Se va a manipular eil cuerpo del paciente sin consideración a su puldor, se discute solbre su enfermedad abiertamente delante del propio enfermo provocándole un sentimiento de culpabilidad y de angustia que en muchas ocasiones cierra al enfermo para un contacto fructffero con el méldíco, aunque pueda parecer sumiso. Otras veces ap&recen por el contrairio actitudes agresivas que pueden llevar a efectos violentos. La enfermedad lleva consigo incertidumbre en cuanto al propio devenir. Y unq, obligación del mé dico, para lo que se necesita en gran parte, calmar la angustia de1l paciente. 1 Por ello hay que informarle. Bl paciente hos1pítalízado recibe poca información, y ésta es necesaria en la relación médico enfermo y para proporcionarle los conocimientos necesarios para que sea sujeto activo en la promoción de su salud. Debe dársele información sobre su est~do, sobre lo que tiene, pronóstico, tiempo probable de estancia, normas de conducta, etc. Demlírng (1975) estudia el deseo expresado por los pacientes en re11acíón al deber de aolaracíón médica. Un 8% de los pacientes no desea aclaración sobre los riesgos de la diagnosis y la teraipía médicas. Un 49 % desea ser informado solamente sobre lo más importante, y un 43% sobre lo máximo posílble. Un 88% de los pacientes dijeron que se sentían tranquilos en el caso de una intervención méldica si anteriormente halbían sido puestos al corriente de su proceso y consecuencias; un 12% creía que su temor t&n sólo se incrementaría de esta manera. En caso de enfermedad incurable, un 3 % de los pací entes no desea aclaración. Un 35% desea saiber la verdad a medías y un 62% toda la verdad, independientemente de que padezca efectivamente ta'l enfermedad. De aquellos pacientes que 1976 35 EL RIESGO HOSPITALARIO desean saber toda la verdad, un 58% lo desean por razones de principio; un 43 % para regular sus asuntos personales, y un 8 % porque desean acudir a otro médico. La disposición a la información «total» en caso de ddlencias malignas se incrementa con el nivel de formación; esto es, desde un 48 % con la escuela media; hasta un 88 % con exámenes universitarios. La falta de formación mantiene al enfermo más pendiente del méldico para que pued& descubrir su ignorancia y a este le exime de responsabilidad. Es muy freouente la queja de que: «No se me ha dicho nada». La información es un derecho; debe ser fácil, clara y espontánea. En el Hospital debe haber una poHtica de información del paciente llevada a cabo por el médico, por la enfermera y rpor la asistente social. Dentro de este capítulo podemos incluir el riesgo del paciente hospitalizado de no poder morir con dignidad. La muerte le puede acaecer en una UVI, conectado por múltiples tubos <! máquinas y goteros, obnubilado por la acción de sedantes y otros psicofá11macos. No va a tener una muerte natural sino una derivada de la ciencia méidica. No l<! que depen'de de su enfermedad sino del tratamiento a que se le somete. Debemos aclarar que rechazamos la eutanasia activa en cualquiera de sus formas pero pensamos que la muerte es un acto vita'!, trascendental, de1l homlbre, al cual hay que ayudar en este trante mediante una (!Sistencia espiritual y médica que favorezca su salud y a aquella, haciéndole la muerte aceptable pero sin tratar de suprimir su percepción de modo absoluto. Dice Sporken que la meta debe ser ayudar al paciente a morir su ccpropia muerte», y el giran especialista en deontología médica el Dr. Auer dice que ceno podemos renunciar a la libertad de morir un(! muerte digna del hombre. Pues en la realización óptima de la libertad radica el núoleo de la condición humana. 1 Además todo :hombre delbe morir rodeado de aquellas personas que le son queridas, no de batas blancas, frías, impasibles que inmediatamente de producirse la muerte lo llevarán solo al depósito de cadáveres. La Asamblea del Consejo de Europa reunido en Estrasburgo el 29 de enero de 1976 hace estas decl&raciones: << •• .los progresos de la medicina presentan ciertas amenazas para los derechos fiundamentales del hombre y la integridad de los enfermos» « ... el perfeccion~miento de los métodos médicos tienide a imprimir al tratamiento un carácter cada vez más técnico y a menudo menos humano>>. « ...1los enferimos pueden hallarse en siuación desfavorable par& defender por sí mismos sus inereses, sobre to'do cuando se encuentran internados en grandes hospitales». e< ••• la ¡profesión médica está al servicio del hombre para la protección de su s&lud, para el tratamiento de las enfermedades, para alivio de los sufrimientos... y ia prolongación de la vida no debe ser en sí la finalidad exclusiva de la práctica médica, sino que ést& de'be procurar también aliviar los sufrimientOS>J. « ... fa proilongación de la vida por medios artificiales depende, en gran medida, de factores taies como el equipo disponib],e y de los mé'dicos que trabajan en hospitales cuyas instalaciones técnicas permiten prolongar la vida un período particularmente largo ... ». 38 A. DOMÍNGUEZ CARMONA sobre el individuo que inicia, dirige, o toma parte en el experimento. Es un deber personal y una responsabilidad que no puede ser delegada a otra persona con impunidad. 2) El experimento debe realizarse con la finalidad de obtener resultados fructíferos para el bien de la sociedad, que no sean p-rocurables mediante otros métodos o maneras de estudio, y no debe ser escogido al azar ni ser de naturaleza innecesaria. 3) El e:x¡perimento debe ser diseñado y basado en los resultados obtenidos mediante la experimentación previa con animales y el pleno conocimiento de la historia natural de la enfermedad u otro problema bajo estudio de modo que los resultados anticipados jus· tifiquen la realización de,! experimento. 4) El e:xiperimento debe ser conducido de manera tal que evite todo sufrimiento y da:'io innecesario sea físico o mental. 5) Ningún experimento debe ser conduci_ do donde hay una razón "ª priori» para asumir que puede ocurrir la muerte o daño irre. parable; menos, quizás, en aquellos experimentos donde los realizadores del mismo tambien sirvan como sujetos de experimentación. 6) El grado del riesgo tomado no debe exceder nunca al determinado por la importancia humanitaria del problema a ser resuelto por el experimento. 7) Se deben proveer las precauciones adecuadas y tener facilidades óptimas para proteger al sujeto envuelto de la más r.emota posibi,lidad de 11'esión, incapacidad o muerve. 8) El e:x!perimento debe ser conducido únicamente por personas científicamente califi. cadas. El grado más alto de técnica y cuidado deben ser requeridos durante todas las etapas del experimento, bien de quienes lo conducen así como de los que toman parte en éste. 9) Durante el curso del experimento el su. jeto humano debe tener la libertad de poner fin a éste si ha llegado al est&do físico o mental donde la continuación del experimento le parece imposiihle. 10) Durante el curso del experimento el científico que lo realiza debe estar preparado para interrumpirlo ·en cualquier momento, si tiene razones para creer ~en el ejercicio de su buena fe, habilidad técnica y juicio cuida. doso- que la continuación del experimento puede resultar en lesión, incapacidad o muerte para el sujeto bajo esperimentación. Vol. XX La XVIII Asamblea Médica Mundial celebrada en Helsinki en 1964, adoptó esta declaración, llamada de Helsinki que da una serie de recomendaciones para guiar la investigación sobr,e el hombre. Dice así INTRODUCCION. La función social y natural del Médico es velar por la salud del ser humano. Sus conocimientos y conciencia deben estar dedicados plenamente a.! cumplimiento de este deber. La Declaración de Ginebra de la Asociación Médica Mundial, compromete al médico a «velar solícitamente y ante todo, por la salud de su paciente», y el Código Internacional de Etica Médica declara que «todo procedimiento que pueda debilitar la r.esistencia física o mental de un ser humano está prohibido, a menos que deba ser empleado en beneficio del interés propio del individuo,,. Por ser indispensable para el progreso de la ciencia y para el bien de la humanidad sufrient·e que los resultados de las pruebas de laboterapia sean aplicados al hombre La Asociación Médica Mundial ha preparado las «Recomendaciones han sido preparadas únicamente para esclarecer la conciencia de los médicos del mundo entero. Los médicos no están exentos de la responsabilidad penal, civil o ética fijada en la legislación y reglamentos internos de sus propios países. En el campo de la investigación en s eres humanos conviene establecer una diferencia fundamental entre el experimento cuyo objetivo es esencialmente terapéutico con respec. to al paciente, y el experimento cuyo propósito es puramente científico, es decir, sin finalidad terapéutica para el sujeto del mismo. 1 PRINOPIOS GENERALES l. La experimentación en un ser humano debe respetar: los principios morales y científicos que justifican la investigación en medicina humana. La e:xiperimentación en un s·er humano debe estar basada en exámenes de laboratorio, en pruebas sobre animales, d sobre cualquier otro dato científicamente establecido. 2. La e:x!perimentación en un ser humano debe ser conducida por persona óentffic1mente calificada y bajo la supervisión de un médico idóneo. 3. 'La experimentación no puede ser llevada a ca,bo legítimamente si fa importancia d,e] objetivo buscado no está en proporción al riesgo inherente. 1976 39 EL RIESGO HOSPITALARIO 4. Antes de realizar un experimento, deben evaluarse cuidadosamente los riesgos y los beneficios previsibl es para e,J sujeto o para otros. 1 5. El médico debe utilizar una especia] prudencia cuando emprende un ex:perimento en el curso del cual la personalidad del sujeto puede ser alterada por los medicamentos o los procedimientos ex,perimenta:les. l. Durante el tratamiento el médico debe tener libertad para recurrir a un nuevo método terapéutico, si a su juicio tal método ofrece una seria esperanza de salvar la vida, estaiblecer la salud o aliviar los sufrimientos del paciente. En lo posible y de acuerdo con la psicología del paciente, el médico debe obtener el consentimiento libre y esda•r;ecido del paciente, y en caso de incapacidad física, el permiso del representante legal sustituye al del paciente. 2. El médico no puede asociar la ex:perimentación en un ser humano con los cuida. dos asistenciaks cuando el objetivo sea adquirir nuevos conocimientos médicos, a menos que dicha experimentación pueda ser justificada por su valor terapéutico para el pa. ciente. EXPERIMENT ACION NO-TERAPEUTICA l. En la aplicación puramente científica de la ex:perimentación que lleva a Ca!bo en un ser humano, la función del médico como tal, consista en permanecer como protector de la vida y la salud del sujeto acometido a la expe. rimentación. 2. El carácter, el motivo y los riesgos para la vida y la salud del sujeto deil expelrimento, deben ser.le explicados por el médico. 3. a. La experimentación en un ser humano no puede ser realizada sin e1J consentimiento libre y lúcido del sujeto, y si éste es legalmente incapaz, deibe obtenerse el permiso de su representante legal. 3. b. El! sujeto de la experimentación debe encontfrarse en un estado mental, físico y Je. gal que lo capacite para ejercer p·lenamente su facultad de elegir y decidir. 3. c. El consentimiento, por regla, debe ser dado por esorito. La responsabi,Jidad del ex:perimento en un ser humano recae siempre sobre el hombre de ciencia y nunca recae sobre el sujeto que se conste voluntariament·e a la expelriencia. 4. a. El derecho de cada individuo de pro. teger la integridad de su persona debe ser respetado por el experimentador, especialmente si el sujeto se encuentra en un estado de dependencia para con el experimentador. 4. b. En cu<Ulquier momento durante el curso de la experimentación el sujeto o sus re¡:fr.esentantes legales deben estar en libertad para suspenderla. El experimentador y sus colaboradores deben detener el experimento si, a su juicio, el continuarlo puede ser peligroso para el sujeto en cuestión. CONDUCTA YATROGENA Hemos consiiderado tbrevemente los factores que pueden ser yatrogenos en el Hospital pero en realidad la causa est6ba en e1 médico, y de ahí la justeza del término yatrogenia, que los usa u omite. No es la füecha ~ino el cerebro que ordena a la mano que tense el arco y que lo diSipare, el homicida. Debemos pues analizar la condé1cta del médico, en la que va implícita la del personal hospitalario, como causante de riesgo en el Hospital. >ara ·:!llo l ser sensat< asentímien irigidos. D os entre 1 )romoviem s para trat Sobre toe todos debt ermo que , médico d ticos que siones y a ligros a s1 a puede d1 en sí m1sm ancia de :le é dico entn Le superior abajando e estos sent ta de crític ia que hac tllos o a l atenuante: s que supr: eseo de evi y el apren 1 La conducta es yatrogena cuando: l." Es negligente, es decir cuando se actúa en todos los estratos v en todos los actos ho&pitalarios con 'corre::ción. Por ej el médico cuando no esl:ablece una adecuada re~ación méd.icJ-enfermo, si no explora con cuidado al enfermo, si no está revisando continuamente tste diagnóstico, si no instaura y vigila continuamente a 'la prescripción etc. etc. En el cirujano cuando no emplea una técnica cuidadosa, no controla las gasas, etc. El anestesista que descuida el post operatorio, la enferimera que no desinfecta adecuadamente la piel del enfermo. Puede expresarse también en un dejar hacer a personas incompetent:::s. 1 La negligencia supone exceso de c'Jnfianza, frivolidad, des preocupació'.1. 1 stabl'ecer ], profesiona; y el bienes ta confiaco que la acti .iva sino se 1ine tc:1sio a conduct¡ r como ins. espíritu cría] ne debe r]o para cor establecer ritarlo y soseguirlo. 42 Vol. XX A. DOMÍNGUEZ CARMONA Vol. VIGLLANCIA DEL RIESGO EN EL HOSPITAL Como hemos dicho a lo largo d~ los dirferentes carpítulos del Hospital debe tener un espíritu crfüco, base de su perfeccionamiento. Para ello debe registrar adecuadamente todos los casos de fallos hospitalarios clasificados por edad y sexo, y tipo de aicción que ha ocasionaido el fallo. En líneas genernles debe saberse la mortallidad ocurrida en los enfermos atendido (no so'lo de aquellos que mueren en el Hosipital por no haber sido transiferidos a sus domicilios pocas horas antes y en ocasiones pocas horas después). Suele estimarse como cifras máximas admisibles lai de una mort(llidad postoperatoria de 1/100 intervenciones (se considera defunción postopreratoria la acaecida durante los diez días siguientes a la intervención) una mortc;lidad maternal de 0,25% por 100 paritos; y la de 1,5% de nacidos muertos y la de 0,02% defunciones por cada 100 anestesrias. Por supuesto se deben registrar Ios accidentes, las ·rea'cciones adversc;s a las drogas y aquellas debidas a errores terapéuticos, un control de radiaciones y de infecciones sobre todo en cirugía limpia y cateterizados. Ell riesgo que e'l enfermo tiene en el Hos1pit<rl puede representarse en forma de l. 0 Muertes derivadas de la Hospitalización. 2. 0 Incapacidades originadas 1por la hospitalización, de modo permanente y grado de las mismas. Mermas en salud y secuelas adquiridas yatrogenicamenite. 3. 0 Incaipacidad temporal y la duración de ella. 4. 0 Valor económico de estos tres aparatos para lo cual hay que tener en cuen- ta los ingresos medios por edad y sexo, la duración del período productivo, el número de días perdidos por el efecto yatrogénico del Hos pital, coste medio de la estanoia etc. 1 EVALUACION DEL HOSPITAL COMO BLEMBNTO DE LA ASISTENCIA Creemos llegado e!l momento de enjuiciar e'l pcupel que e1 Hos:pital tiene dentro de la Organizc;ción Asistencial. La Asistencia médica tiene como fin proporcionar Salu!d a la pofbilación por medio de la prevención y a través de la atención al enfermo por la medicina de familia y por los especialiSita o medicina de grupo en una segunda línea completando el esquema e'l Hosrpitail para lo que no hayan podido solucionar los escalones anteriores «funcionando de modo correcto>>. Aparte de los riesgos, de que ya nos hemos ocupado, derivados de una mala artiou!lación del Hospital con el lfesto del esquema asistencial a ni·vel de transporte de pacientes, de trámites burocráticos al ingreso etc. el Hospital puede absorber los medios que necesitaría el médico general para actuar con más eficacia. Pero aún más riesgo, vemos en el hecho de que e1 Hosipital está asumiendo una parte de la asistencia que no le corresponlde, una casuística que debería haberse evitado o a'l menos haberse trataido mudho antes del ingreso con mayor eficacia. Por otra parte el Hospital puede actuar como una magnífica coartaida, como una autojus1tificación de una mala praxis asistencial. Justifica los fallos en la prevención de la enfe11me1dad, es decir en la política sainitaria, y de saneamiento; Razionaliza los retrasos de diagnóstico y de tratamiento del médico de cabecera y por consi>guiente los errores del rralidad In audacia, eó sidad, cap< c. etc. La mede lleva tlla» es de o hecho P' r importan iales debic rrilidad, ex• ·o del Hos etc. influy a que la p ii las circu1 ;tanciales ~ 1 si son dui para los i >ersona c;fE a yatroger cer las nec ·sonal que 1 ¡emplo cua :ión a la v dico que a sus enfe ndiciones e ~1 materi<!l una calid¡; s que debE sfacer la n ;tigar y es1 es muy in rarquizació ~r a iellos (: menudo u is perjuicic automáticé los tiempc ior se perjt 1cia por qu l de evalua :irganiza u ara facilita terrupcione ia entre lo 1976 EL RIESGO HOSPITALARIO tratamiento. Bl médico encuentra en el Hospital la tél'padera de sus fracasos que en la rmayoría de los casos van a ser computados como éxitos. El ingreso de una eclamptica oculita que no se la explloró durante la gestación adecuadamente. La hospita1lización de un coma diabético enmascara tal vez una terapéutica, inadecuada. Los ejemplos serían inacabables. Fina:lmente el Hos1pital racionaliza y justifica a la Administración y a la Sociedad que no atiende adecuadamente a 1a Medicina Preventiva, al Saneamiento y a la Asistencia de primera línea, que es lo más hurmano científico y eficaz. Tal vez las inauguraciones de grandes Hospita,les encumbran una mala conciencia de no trél'bajar ¡para la Salu!d de la población. Esta,mos convencidos que gran parte de nuestra Organización Hospitalaria, que se clama por do quier como mo insuficiente, podría con mayor utilidad para el país ser susrtituída 1por otros ellementos de la organizaoión sanitaria. 1 1 1 !Es preciso por ello estudiar al Hospital en su conjunto y dentro de una política de Sailud para e1 bien de los enfermos y de la Medicina. Este riesgo en té11minos de vidas humanas, de surfrimiento, y de dolor hay que compararlo con la salurd que otorga el Hospital. Creemos que este es un aspecto a,l que no se dedica atención y que debe ser la base que justifique una política as>istencial en términos de Hosrpital. Es necesario analizar lo que ocurre con los enfermos dados de alta, si mejoran o curan y la duración de esa mejoría o curación. ,Es to solo se hace, que sepamos en e'l caso de los enfermos cancerosos. Hasta ahora sollo podemos valorar la salud que ei] Hosipita,l ha producido mediante el juicio clínico heclho por los médicos asistenciales en el momento c1el alta. En nuestro Hospital y para una cifra de 7.341 historias que 1 evaluaban la situación alta (excluyendo 1partos) se daiban estos resuUtados Situación de alta Curación Mejoría Tratamiento ambulJatorio Alta v<:Yluntaria Exitus Otros Porcentajes 20,16 9,46 55,18 2,92 2,42 9,86 No cabe duda que muchos de los que son <laidos de alta con tratamiento ambulatorio o por mejoría acalbarán por curar y otros que no lo hacen son incurables pero también es cierto que algunos de los dados como curados recaerán en breve. Por otro lado el alta voluntaria encubre mudhas veces una situación de pre-exitus de modo que tendríamos un 5,5 % de defunciones delbidas :asi si'.:'mpre al proceso determinante de la hospitalización. Sin embargo para ser objetivos se debería descontar de las curaciones y mejorías la fracción que habría curado o mejorado de modo espontáneo o por la acción de una Medicina de primera línea. Bl resultado se debe compawr con los obtenidos al evaluar la acción vatrogena del Hospital para obtener rle ~cuer­ do con el esquema, el Balance de Salud que produce el Hos1pital. Este balance de Salud debe evaluarse en razón de los objetivos y consecuencias colatera1les que ei[ Hospital ejerce y por último y más importante en función del costo que la Hospitalización supone con el fin de dete11minar si el dedicar fondos a la Hos1piitalización, en lu:gar de otra alternativa produce un Beneficio social. 1 Decimos esto en la seguridad de que el balace será pos>itivo y que se podrá demostrar que un Hospital en una juiciosa organiwción de [a Me1dicina es un () ro ¡:;;· ?D -s 'O t ro p:i ..., p:i EV ALUACJON SOCIAL DEL ;:; rt o º"° o¡::: HOSPITAL .,-----------------------COSTO SALUD ( Repercusión económica +- '!' '"' Balance en salud para los enfermos PACIENTES -<-1 HOSPITAL'-+ PARA LOS ( \ RIESGO Beneficio social ,____ _ _ ! ·~ EVALUACION SOCIAL (Comparación con los benefücios sociales logrados al aplicar la inversión en otros campos) ~- (D ~ () o e S Repercusión urbanística o sobre el paisaje ;:;·o p:i ;::; Puestos de trabajo (/.) ~ Satisface los deseos de la población Riesgos para el personal! asistencial. Contamin a c i ó n ambienital. l ;:l (JQ Creación de desigualdades por razones geoe,ráficas, económicas o sociailes ante la asistencia. _ro e~'Op:i p.. C/l p:i p.. p.. ro o _ro o C/l 'O C/l (1l C/l ro ?" tl o :;:: p:i ;:; :;:· ' ' Cl 'O () ..., ~· o ro A,;:; ~(ti" ~· C/l - o-;:; e;:; e: tT1 N n > " :;:: o z > p.. p:i s (1l ;:; ,..,. o '-< >-+> s· ~ ;:; ero C/l ,..,. ~ "<:: o ,..... ><: ><: EL RIESGO HOSPITALARIO 1976 45 BIBLIOGRAFÍA l. 2. 3. 4. AUDY, R. Calif. Med., 113, 4853. 1970. BRAESTRUP, C. B., y VIKTERLOF, K. J. !bid. vol l. CAMPONOVO, L E. Prensa Med. Argeutina., 57, 1078., 1970. 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