Muy Srs. Nuestros: Ante la invitación a comentarios sobre el proyecto de Código de Buen Gobierno recibida de la CNMV, la COMPAÑÍA ESPAÑOLA PARA LA FABRICACIÓN MECÁNICA DEL VIDRIO (Procedimientos Libbey Owens), S.A. se permite formular las siguientes observaciones: 1. Las empresas, y quizás aún en mayor grado las veteranas (que, como el diablo, saben probablemente más por viejas que por diablo), tienen en lo general una clara percepción de cómo deben ser administradas en las diferentes fases de su vida social, de acuerdo con su tamaño y su ámbito de actuación. De un modo general, y con las sonadas excepciones que todos conocemos, nos parece que lo hacen razonablemente bien y con un aceptable sentido ético. En la elaboración de cualquier Código administrativo como el de marras, resulta pues a nuestro juicio tan importante que las autoridades actúen con claridad y firmeza cuando el interés público así realmente lo exige, como que se cuiden mucho de pecar por un exceso de regulación, por "voluntaria" y bien intencionada que sea. ¿Ejemplo? : todo el mundo entiende lo que significa el séptimo mandamiento divino "No robarás" (Mt 19, 18) ...¡sin precisar de 33 hojas de regulación administrativa! 2. El texto tiene por otra parte una clara tendencia en tratar y "regular" del mismo modo una empresa cotizada "pequeña" y una empresa cotizada "grande", por el mero hecho de que sus acciones, por las razones históricas que sean, estén admitidas a cotización en un mercado secundario de valores. Nos parece un error esta uniformidad de "recomendaciones" aplicada a situaciones muy diferentes, y particularmente falaz el argumento que lo apoya: que lo que se está proponiendo será de cumplimento voluntario. Todos sabemos que, aunque pueda ser totalmente inadaptado para muchas sociedades, lo "voluntario" de hoy se convertirá posiblemente en lo "políticamente correcto" de mañana. No dudamos de las buenas intenciones de los autores del proyecto, pero resulta evidente que viven en otro mundo que el de una empresa cuyo balance suma 5 o 20 millones de Euros. Existen sin duda fórmulas diferentes a la del "patrón único para todas las tallas". Quizás no estén suficientemente conscientes las autoridades reguladoras del tiempo, de la energía, del dinero y finalmente del porcentaje de sus gastos administrativos que una pequeña empresa cotizada, por lo demás perfectamente "autoregulada", debe dedicar para entender los reglamentos y las abstrusas regulaciones y recomendaciones, así como para analizar y cumplimentar los formularios y las preguntas, etc... que recibe de los organismos públicos. 3. Finalmente, aunque no nos sentimos esta vez directamente implicados por el tema, preocupa también a esta compañía la necesaria coherencia de los órganos de administración de cualquier sociedad. Del borrador de Código que hemos leído se desprende a nuestro juicio una inmerecida desconfianza ante los "consejeros dominicales". Un Consejo de Administración no es un Parlamento o una Junta General. Es - ante todo - un órgano de administración cuya eficiencia depende de su coherencia. Con un atento saludo, (F) COMPAÑÍA ESPAÑOLA PARA LA FABRICACIÓN MECÁNICA DEL VIDRIO (Procedimientos Libbey Owens), S.A.