introducción: el paciente drogadicto y su familia

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CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO,
EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA
DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE
INTRODUCCIÓN A LAS DROGADICCIONES EN EL ADOLESCENTE. 1ª Parte
1
INTRODUCCIÓN:
EL PACIENTE DROGADICTO Y SU FAMILIA
Prof. Dr. Jorge García Badaracco 1
EL FUNClONAMlENTO MENTAL DEL DROGADICTO
Es un hecho evidente que la drogadicción es una enfermedad social dado su
incremento en los últimos años, especialmente en los países de mayores
recursos, como consecuencia del tráfico de drogas que se ha convertido en
una de las formas más extraordinarias de acumulación de riquezas.
Si bien es cierto que la adicción a las drogas existió siempre. desde la más
remota Antigüedad, la condición de flagelo social que ha alcanzado en estos
últimos años se debe sin ninguna duda a los efectos que ejercen sobre la
sociedad los mecanismos de la delincuencia organizada, especialmente sobre
personas cada vez más jóvenes, que se ven así progresivamente expuestas a
variados peligros.
De una u otra manera, el incremento tan significativo de la drogadicción nos
obliga a pensar también en otros factores igualmente importantes que parecen
ponerse en evidencia de forma simultánea y que hacen cada vez mayor la
incidencia del problema.
Podemos hablar de un incremento de vulnerabilidad de los individuos que los
hace más indefensos frente a la aparentemente seductora propuesta de la
droga, como instrumento válido para enfrentar las dificultades del vivir cotidiano. Se trata entonces de preguntarnos sobre las causas, el condicionamiento y
la naturaleza de esta vulnerabilidad, así como intentar comprender qué hay en
común en las distintas formas, tan variadas, de lo que llamamos droga-dicción.
Una de las formas más antiguas de la drogadicción que sigue teniendo vigencia
es el alcoholismo. La incidencia de una amplia gama de cuadros psicopatológIcos de distinta gravedad en la población de alcohólicos ha dado lugar a diversas teorías sobre sus causas, pero éstas aún no se han establecido con
precisión.
Lo cieno es que en poblaciones de alcohólicos, en comparación con grupos de
no alcohólicos, se observa un significativo aumento de casos de depresión, tendencias paranoides, sentimientos agresivos y actuaciones patológicas, así
1
Jorge García Badaracco, publicado en Drogadicción. Musachio de Zan, Amelia y Ortiz de Fágola
Alfredo. Ed. Paidos. Buenos Aires 2002. El Prof. Dr García Badaracco es nuestro maestro en Psiquiatría y
Psicoanálisis.
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como disminución de la autoestima, del sentido de responsabilidad y del autocontrol.
Resulta evidente que los alcohólicos no constituyen un grupo al azar, si bien
puede encontrarse una constelación similar de trastornos de la personalidad en
individuos que no son adictos al alcohol, lo cual confirma que no existe una
única causa psicopatológica específica para el alcoholismo. También está en
discusión que sea o no un problema familiar, aun cuando diversos estudios
confirmen la existencia de padres o hermanos con la misma adicción.
Resumiendo:
Las observaciones reunidas sobre el problema, se puede intentar describir un "modelo" de paciente alcoholista, se trata de
►1) una persona que responde a la ingesta de alcohol de una manera particular, quizá determinada fisiológicamente, por la cual experimenta un
intenso alivio y relajación de sus tensiones;
►2) que presenta ciertas características de su personalidad tales como
dificultad en la comunicación interpersonal con sensaciones de depresión, frustración y ansiedad; y que
►3) es miembro de un grupo sociocultural en el que existe presión para
beber y al mismo tiempo sentimientos de culpa al respecto.
Estos factores se entrelazan y su incidencia sin duda varía de un
individuo a otro.
Podemos concluir que el alcoholismo no es una enfermedad única sino
que coexiste con un grupo de trastornos con un patrón común final que
se manifiesta en incapacidad para refrenar el deseo de beber o para beber
de una manera controlada.
Otro problema se presenta con respecto a los adictos a las drogas. En la
literatura psicoanalítica se describe su conducta en términos de fijación libidinal
con regresión a niveles pregenitales, orales o aún más arcaicos del desarrollo
psicosexual, privilegiando el estadio oral y la patología narcisista.
Pero la necesidad de explicar la relación entre abuso de drogas y defensas,
control de los impulsos, trastornos afectivos y mecanismos adaptativos ha llevado a formulaciones más dinámicas centradas en la psicología del yo, indicando profundos trastornos. Una zona clave de las dificultades sería aquella
referida al control, intensidad y ambivalencia de los afectos.
Según Kernberg, el adicto a menudo busca aquella droga que le produzca
efectos específicos de acuerdo con la organización de su personalidad.
Una personalidad tipo sería la depresivo-masoquista en pacientes que
presentan un sentido de destrucción o pérdida de las relaciones objétales
de su mundo interno.
Recurren a las drogas para superar su sensación de vacío y al mismo
tiempo euforizarse. Las drogas les producen bienestar interior, la sensa-
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ción de ser queridos y poder ser afectuosos ellos mismos. En general, el
pronóstico en cuanto a la recuperación de estos pacientes es bueno.
Una segunda personalidad tipo sería aquella presente en pacientes con
experiencias de fragmentación del self, de la representación interior del otro
y de sus afectos. A menudo son personalidades esquizoides que recurren a
las drogas para adquirir la sensación de organización o reconstrucción de
su self.
Un tercer tipo, de personalidad narcisista, es aquel que usa drogas como
sustituto de las relaciones interpersonales o para poder controlar su
entorno. Las drogas les producen una sensación grandiosa de control y los
ayudan a mantener su sentido de superioridad sobre los otros. Este grupo
puede ser de muy difícil tratamiento, especialmente aquellos pacientes con
características paranoides.
Wurmser estableció que la patología emocional grave y sus manifestaciones
invariablemente preceden, acompañan y siguen al uso compulsivo de drogas.
Además nunca vio un adicto compulsivo que no proviniera de una familia con
problemas masivos difíciles de describir, más allá de en términos de un
estilo de vida especial. Lo cierto es que a menudo son pacientes que provienen
de familias donde las relaciones oscilan entre mecanismos de seducción y
comportamientos vengativos. En otras, el conflicto puede estar entre una
forma intrusiva de seudo amor y sobreprotección por un lado, y por el
otro una completa indiferencia por la individualidad y las reales
necesidades emocio-nales del otro. Algunas familias ponen tanto énfasis en
la necesidad de éxito y prestigio que incitan a sus hijos a refugiarse en el
mundo de sueños inducido por las drogas.
Musacchio de Zan describe las características del proceso que recorren los
drogadictos, siguiendo a Newton, que son relativamente comunes. En una
primera instancia se trata del aprendizaje para tratar de modificar el
estado de ánimo normal hacia una situación más placentera mediante el
uso de una droga. Este aprendizaje quedaría impreso en el individuo para
toda la vida y depende más a menudo de la oferta ocasional que de la
propia iniciativa. Una segunda etapa incluye la decisión de buscar el
cambio de ánimo por cuenta propia, sin esperar la oferta eventual, paso
crucial ya que la actitud cambia de pasiva a activa independizándose de la
casualidad. El proceso también puede acompañarse de cambio en la elección
de la droga y aumento de la frecuencia en la ingesta. Poco a poco se pierde
el interés por las metas elevadas y lo único que importa es la droga con
cambios significativos en el comportamiento, difíciles de entender para
las personas habituales del entorno. Se instala así la dependencia
psíquica.
Este proceso es particularmente característico en los adolescentes y jóvenes que no toleran las frustraciones inevitables de la vida cotidiana. Se
llega de esta manera a la automedicación que quita a la persona la posibilidad de hacer experiencias enriquecedoras.
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Junto con A. Musacchio podemos decir que lo más patológico es que se anula
la etapa en la que el adolescente normal debe aprender a desarrollar recursos internos para superar dificultades y problemas.
Mientras que en el desarrollo normal es imprescindible que el adolescente
aprenda a mantener el equilibrio frente a las variaciones emocionales inevitables de esa etapa a través de la alegría que producen los éxitos, y las decepciones y dolor frente al fracaso, el adicto a drogas se niega estas experiencias y ni se entera de que enfrentar cualquier crisis puede aportarle
mayor conocimiento de sí mismo y un crecimiento afectivo e intelectual
que le permitirá una mejor adecuación a la realidad.
En la medida en que el adolescente pierde interés en todo aquello que no lo
hace sentir bien y eufórico, aumenta el consumo de droga, se aísla en su
único objetivo, comienza a sentirse culpable y perseguido a la vez que
asustado de sus propias actuaciones, pierde su autoestima y se deprime,
aunque estos sentimientos se enmascaran por la omnipotencia.
En esta tercera etapa ya no consigue sentirse bien y cae en la etapa final en la
que ya no tiene la energía necesaria dentro de sí mismo para poder vivir. Sólo
la obtiene a través del mayor consumo de drogas progresivamente más
activas, con ideas de suicidio y despersonalización.
De tal manera, lo que aparecía en un primer momento como si la droga estuviera al servicio de la persona, se revierte y es la persona quien se convierte
en esclavo de la droga. La dependencia ha sido denominada esclavitud
sin cadenas.
Yves Pelicier la denominó "un modelo de sistema totalitario", ya que la droga
funciona como un poder total sobre el hombre. En realidad, el problema con el
placer inducido por las drogas es que no es verdaderamente "uno" el que se
siente bien; es sólo una forma a través de la cual el sujeto se engaña a sí
mismo creyendo que ha logrado sus metas. No es que el placer esté a
disposición del adicto; es él quien está a disposición del placer.
Tomemos un ejemplo. Lo cierto es que la persona que tiene una autoimagen
de sí misma de timidez, es decir, incapaz de realizar acciones, y recurre al
alcohol o a las drogas para modificar esta situación, cae en un engaño; la
droga no le resuelve el problema.
No deja de ser tímido, es decir, no desaparece su autoimagen de timidez o
incapacidad. Podemos decir que la droga más bien hace que pueda utilizar la
imagen de persona audaz que corresponde a otro y que muchas veces se
encuentra dentro de sí mismo como una identificación con una figura parental
que por momentos le apareció audaz y valiente.
En esas condiciones, la droga le permite ser "valiente", pero no desde su símismo verdadero sino desde una alienación en un otro (identificación patógena
con un otro) .
La estimulación a través de la droga conduce a un callejón sin salida
porque lleva a ser otro. Ampliamos así el concepto de debilidad o vulnerabilidad del drogadicto que queda atrapado en ese círculo vicioso.
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El drogadicto manipula con su sí-mismo y con los demás, por eso es un
psicópata. Podemos decir que psicopatía y drogadicción van juntos.
Son manipuladores porque lo que hacen a los demás se lo hacen a sí mismos.
Son pacientes que ponen en evidencia más que otros —neuróticos y psicóticos— el funcionamiento de lo que llamamos el yo y la mente.
Es característico de los drogadiclos su sadismo y su masoquismo particular;
utilizan su cuerpo y lo degradan sin reparar en las consecuencias.
En realidad, usan las drogas para poder ser sádicos y masoquistas, ya que no
son capaces de asumir su sadismo y su "necesidad" de dañarse y dañar al
otro.
Ese manipuleo pone en evidencia cómo funcionamos y qué es el yo. Por su
intermedio adoptan una conducta regresiva e infantil para llamar la
atención, como haría un niño pequeño.
En última instancia, el drogadicto es una persona que desarrolla la capacidad
de ser psicópata que existe en todo ser humano, con lo que pone en evidencia
la verdadera dinámica de lo que llamamos el yo.
Encuentra salidas psicopáticas a los problemas porque no los puede
enfrentar ni resolver por el déficit de recursos yoicos genuinos relacionados con lo que llamamos madurez de la personalidad.
La droga facilita la salida psicopática a los conflictos.”
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LAS DROGADEPENDENCIAS
DROGADEPENDENCIAS
1- ABUSO
2- TOLERANCIA
3- DEPENDENCIA
a) DEPENDENCIA PSÍQUICA
b) DEPENDENCIA FÍSICA
C) CONDUCTAS DE BÚSQUEDA (Craving)
4- ABSTINENCIA
TRASTORNOS RELACIONADOS CON SUSTANCIAS:
A- POR CONSUMO:
• ABUSO
• DEPENDENCIA
B- INDUCIDOS POR:
• INTOXICACIÓN
• ABSTINENCIA
DROGAS CAPACES DE ENGENDRAR DEPENDENCIA.
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
h)
i)
j)
k)
l)
Alcohol, en bebidas que lo contienen en proporción variable;
anfetaminas, drogas de acción estimulante;
Nicotina,
Opio, Morfina y derivados, sintéticos o naturales:
láudano, heroína, codeína, dionina. demerol. etc.:
coca v cocaina.
marihuana o haxix obtenida del cáñamo indiano,
LSD, Alucinógenos,
Fenciclidina;
Inhatantes,
Cafeína,
Sedantes,
Hipnóticos y ansiolíticos consumidos abusivamente.
El problema social más serio lo, constituye el aIcoholismo.
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CONCEPTOS CLINICOS BASICOS
Es necesario conocer ciertos conceptos clínicos, que nos permitirán un diagnóstico más certero en la temática del consumo de drogas:
• ABUSO. El abuso es cualquier consumo de droga que dañe o amenace con
dañar la salud física, mental, o el bienestar social de un individuo, de un grupo
social o de la sociedad en general. La persona que consume abusivamente se
disfuncionaliza (no realiza las tareas que se propone en distintas áreas) en
forma personal (física y psíquicamente), familiar, social, judicial, etc.
• DEPENDENCIA O ADICCIÓN.
La dependencia podría llegar a ser el final de un proceso que comienza cuando
se consume por primera vez drogas y alcohol y se ahonda a través de la
experimentación y el abuso. Los aspectos que la caracterizan son la pérdida
del control de sí mismo y de sus actos, la preocupación compulsiva por tener
acceso a la droga y uso continuo de ésta. Generalmente va acompañada de
tolerancia y síndrome de abstinencia.
• CODEPENDENCIA.
Es el conjunto de conductas y actitudes de las personas que rodean al
individuo que presenta una dependencia o abuso de drogas (familia, pareja,
amigos, etc.), que favorece la mantención del problema (sin conciencia de ello).
• TOLERANCIA.
Proceso mediante el cuál, el organismo se va adaptando a la presencia regular
de la droga, por lo que para obtener el efecto deseado, es necesario
incrementar progresivamente la dosis.
• SÍNDROME DE ABSTINENCIA.
Es aquel síndrome que cumple con los siguientes criterios: reacción frente al
cese o reducción del consumo prolongado y en grandes cantidades de una
sustancia; causa malestar clínicamente significativo (irritabilidad, sudoración,
angustia, temblores, dolores abdominales, insomnio y otros, dependiendo del
tipo de droga) y/o un deterioro de la actividad escolar, laboral y social o en
otras áreas importantes de la actividad del individuo.
• SOBREDOSIS.
Supone la administración de una droga en un breve espacio de tiempo, en una
dosis que supera toda capacidad de asimilación por parte del organismo,
generando una intoxicación de distintos grados de severidad que pueden llevar
incluso a la muerte.
• INTOXICACIÓN. Es un trastorno inducido por el consumo de drogas, que
cumple con los siguientes criterios: presencia de un síndrome reversible
específico de una sustancia, debido a una ingestión reciente; cambios
psicológicos o comportamentales desadaptativos, clínicamente significativos,
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debido al efecto de la sustancia sobre el sistema nervioso central. Estos
cambios se presentan durante el consumo o poco tiempo después; los síntomas no se deben a enfermedad médica y no se explican mejor, por la
presencia de otro trastorno mental.
• DESINTOXICACIÓN. Proceso por el que pasa una persona desde que deja
de consumir la o las drogas de la que depende o abusa, hasta que supera las
manifestaciones propias del síndrome de abstinencia inducido. La persona
requiere apoyo especializado.
• SÍNDROME AMOTIVACIONAL. Se trata de un estado caracterizado por la
apatía, la falta de interés por prácticamente todo lo que no sea conseguir y
consumir drogas, reduciéndose al mínimo el resto de actividades y produciéndose un déficit en las funciones psíquicas básicas.
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UN CUESTIONARIO PARA SABER SI SU HIJO UTILIZA
DROGAS 2
.Advertir los síntomas del uso de drogas y alcohol requiere estar muy alertas.
A veces resulta difícil establecer la diferencia entre el comportamiento normal
de los jóvenes y el comportamiento causado por las drogas. Prejuicios acerca
de los hábitos de las nuevas generaciones pueden llevar a los padres a hacer
evaluaciones equivocadas.
Por eso, para saber si un joven se droga proponemos un Test cuyo resultado
es objetivo, es decir, no depende de sospechas o impresiones que pueden ser
infundadas.
Además de observar el comportamiento de su hijo, es útil saber que la
marihuana es una hierba de color verde con matices de marrón. Cuando se
fuma despide un olor dulce similar al perfume "patchouli". La cocaína es un
polvo de color blanco de gusto generalmente amargo, que adormece la lengua
con el contacto. Puede ser usada por inhalación, fumada o por vía endovenosa.
Generalmente se la guarda en sobrecitos de papel metalizado de paquete de
cigarrillos, de papel glacé o de papel común, o bien en bolsitas o tubos
herméticos.
CONSIDERE Y CONTESTE "SÍ" O "NO"
A LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
1) ¿Su hijo parece retraído, deprimido, cansado y descuidado en su aspecto
personal?
2) ¿Lo nota hostil y falto de cooperación?
3) ¿Se han deteriorado las relaciones de su hijo con otros miembros de la
familia?
4) ¿Ha dejado a sus antiguos amigos?
5) ¿No le va bien en la escuela? ¿Ha empeorado las notas o la asistencia es
irregular?
6) ¿Ha perdido interés por los pasatiempos, los deportes u otras actividades?
7) ¿Han cambiado sus hábitos de comer o de dormir?
8) ¿Usa desodorantes o perfumes para tapar algún olor?
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El material ha sido publicado por la Fundación Manantiales Argentina Centro de Diagnostico y
Tratamiento de las Adicciones
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9) ¿Tiene actitudes beligerantes ante sus preguntas o reclamos?
10) ¿Tiene las pupilas dilatadas? ¿Tiene los ojos colorados?
11) ¿Tiene conversaciones telefónicas o encuentros con desconocidos?
12) ¿En su casa faltan objetos de valor? ¿Tiene su hijo una necesidad
creciente de dinero?
13) ¿Está más pálido de lo habitual? ¿Se dejó el pelo descuidado?
14) ¿Encuentra usted cajitas de fósforos agujereadas en el centro del lomo del
envase o cualquier otro artefacto (biromes, llaves o tubitos) que servirían para
fumar la colilla de un cigarrillo sin filtro hasta el final sin quemarse?
15) ¿Tiene su hijo papel para armar cigarrillos (en cajita o sueltos)?
16) ¿Utiliza colirios?
17) ¿Tiene manchas de cigarrillos en los dedos?
18) ¿Tiene feo olor, incluso en la vestimenta y en las sábanas?
19) ¿Tiene elementos que permitan picar la droga como, por ejemplo, hojas de
afeitar, tarjetas duras o cuchillos?
20) ¿Tiene elementos que permitan aspirar la droga como, por ejemplo,
bolígrafos sin tapas ni tanque, tubitos, pajitas o billetes enrollados?
21) Si su hijo se estuviera inyectando posiblemente se detecten cigarrillos de
tabaco desarmados dado que se utilizan el filtro, jeringas y algún recipiente
pequeño, como cucharas o tapitas de bebidas, para preparar la droga.
22) ¿La nariz le sangra o gotea a menudo?
23) ¿Tiene dificultad para hablar?
24) ¿Tiene marcas de pinchazos en brazos o piernas?
Atención:
Debe tenerse en cuenta que algunos de estos síntomas pueden aparecer en
jóvenes que no se droguen.
No por usar un arito o dejarse el cabello largo, un joven utiliza drogas. Se trata
de síntomas a tener en cuenta que deben sumarse a los otros según la
siguiente tabla:
PUNTAJE ORIENTATIVO
De 0 a 3 respuestas positivas: No hay problema a la vista.
De 3 a 10 respuestas positivas: Alerta, esté atento a la conducta de su hijo y
controle sus pertenencias. Consulte si cree necesario con un centro
especializado.
De 10 a 14 respuestas positivas:: Consulte con un centro especializado. Es
probable que su hijo necesite ayuda.
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15 o más respuestas positivas: Seguramente su hijo tiene un problema con
las drogas y necesita un tratamiento.
Recomendaciones:
Esté alerta a indicios de uso de drogas y a la presencia de los artefactos
utilizados para ingerirlas como papeles para armar cigarrillos, balanzas,
biromes sin tapita y sin tanque, cucharitas, jeringas, tubitos que puedan servir
de inhalador, tarjetas o billetes con un sabor amargo y anestesiante, espejos.
Estos elementos pueden ser indicios del uso de drogas y cuanto antes detecte
el problema, más fácil será ayudar a su hijo.
No enfrente a un joven que se halle bajo los efectos del alcohol o de las
drogas. Espere a que esté sobrio para hablar con él. Entonces explíquele sus
sospechas con calma y objetividad, y busque la ayuda de otros miembros de la
familia para respaldar sus observaciones.
Generalmente, los jóvenes que se drogan no son honestos y niegan la
adicción. Si usted cree que su hijo no está diciendo la verdad, y las pruebas de
que padece una adicción son evidentes, hágalo evaluar por un profesional
especializado. Muchas veces el adicto termina aceptando que se droga y para
conformar a los padres promete no volver a hacerlo. Pero en un altísimo
porcentaje de jóvenes adictos esta promesa sólo queda en el intento y la
persona continúa drogándose solapadamente.
Si su hijo está tomando drogas, no se eche culpas ni pierda tiempo esperando
que el problema se solucione por sí solo. Lleve de inmediato a su hijo a una
consulta con profesionales especializados y en caso de que él se niegue,
concurra usted y pida asesoramiento.
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CRITERIOS PARA EL ABUSO DE SUSTANCIAS
A. Un patrón desadaptativo de consumo de sustancias que conlleva
un deterioro o malestar clínicamente significativos, expresado por
uno (o más) de los ítems siguientes durante un período de 12
meses:
1) Consumo recurrente de sustancias, que da lugar al
incumplimiento de obligaciones en el trabajo, la escuela o en
casa (p. ej., ausencias repetidas o rendimiento pobre
relacionados con el consumo de sustancias; ausencias, suspensiones o expulsiones de la escuela relacionadas con la
sustancia; descuido de los niños o de las obligaciones de la
casa)
2) Consumo recurrente de la sustancia en situaciones en las que
hacerlo es físicamente peligroso (p. ej., conducir un automóvil
o accionar una máquina bajo los efectos de la sustancia)
3) Problemas legales repetidos relacionados con la sustancia
(p. ej., arrestos por comportamiento escandaloso debido a la
sustancia)
4) Consumo continuado de la sustancia, a pesar de tener
problemas sociales continuos o recurrentes o problemas
interpersonales causados o exacerbados por los efectos de
la sustancia (p. ej., discusiones con la esposa acerca de las
consecuencias de la intoxicación, o violencia física).
B. Los síntomas no han cumplido nunca los criterios para la
dependencia de sustancias de esta clase de sustancia.
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CRITERIOS PARA LA DEPENDENCIA DE SUSTANCIAS
Un patrón desadaptativo de consumo de sustancias que conllevan un deterioro
o malestar clínicamente significativos, expresado por tres o más de los ítems
siguientes en algún momento de un período continuado de 12 meses.
1) Tolerancia, definida por cualquiera de los ítems:
a) Una necesidad de cantidades marcadamente crecientes de
la sustancia para conseguir la intoxicación o el efecto
deseado
b) El efecto de las mismas cantidades de sustancia disminuye
claramente con su consumo continuado
2) Abstinencia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:
a) El síndrome de abstinencia característico para la sustancia
(Criterios A y B de los criterios diagnósticos para la abstinencia de
sustancias específicas)
b) Se toma la misma sustancia (o una muy parecida) para
aliviar o evitar los síntomas de abstinencia
3) La sustancia es tomada con frecuencia en cantidades mayores o
durante un período más largo de lo que inicialmente se
pretendía.
4) Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el consumo de la sustancia
5) Conducta de Búsqueda (“Craving”): Se emplea mucho tiempo en
actividades relacionadas con la obtención de la sustancia
(p. ej., visitar a varios médicos o desplazarse largas distancias), en el
consumo de la sustancia (p. ej., fumar un cigarrillo tras otro) o en la recuperación de los efectos de la sustancia
6) Reducción importante de actividades sociales, laborales o recreativas debido
al consumo de la sustancia
7) Se continúa tomando la sustancia a pesar de tener conciencia de
problemas psicológicos o físicos recidivantes o persistentes, que
parecen causados o exacerbados por el consumo de la sustancia (p. ej.,
consumo de la cocaína a pesar de saber que provoca depresión, o
continuada ingesta de alcohol a pesar de que empeora una úlcera)
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CRITERIOS PARA LA INTOXICACIÓN
POR SUSTANCIAS
A. Presencia de un síndrome reversible específico de una
sustancia debido a su ingestión reciente (o a su exposición).
Nota: diferentes sustancias pueden producir síndromes idénticos o
similares.
B. Cambios psicológicos o comportamentales desadaptativos
clínica-mente significativos debidos al efecto de la sustancia
sobre el sistema nervioso central (p. ej., irritabilidad, labilidad
emocional, deterioro cognoscitivo, deterioro de la capacidad de
juicio, deterioro de la actividad laboral o social), que se presentan
durante el consumo de la sustancia o poco tiempo después.
C. Los síntomas no se deben a una enfermedad médica y no se
explican mejor por la presencia de otro trastorno mental.
CRITERIOS PARA LA ABSTINENCIA DE
SUSTANCIAS
A.
Presencia de un síndrome específico de una sustancia
debido al cese o reducción de su consumo prolongado y en
grandes cantidades.
B.
El síndrome específico de la sustancia causa un malestar
clínica-mente significativo o un deterioro de la actividad laboral
y social o en otras áreas importantes de la actividad del individuo.
C. Los síntomas no se deben a una enfermedad médica y no se
explican mejor por la presencia de otro trastorno mental.
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