EL RECUERDO QUE SE INTERNA EN LA METAFÍSICA Martin Heidegger El recuerdo que se interna en la historia del ser piensa la [stimmt] a un pensamiento para la reivindicación del ser y desde ese historia como el advenir cada vez lejano de un dirimir [Austrag] de la temple [Stimmung] impone en cada caso a un pensador el decir del ser esencia de la verdad, esencia en la que acaece inicialmente el ser mismo. El recuerdo que se interna ayuda al pensar rememorante El recuerdo que se interna en la metafísica según la historia del [Andenken] de la verdad del ser en cuanto hace pensar en qué sentido ser es una pretensión [Zumutung] que de manera propia y única da a la esencia de la verdad es al mismo tiempo la verdad de la esencia. Ser pensar al ánimo [Gemüt] la referencia del ser al hombre y requiere el y verdad mutuamente ánimo [Mut] de una respuesta a la reivindicación en el sentido de o bien superpuestos, pertenecen ambos a un aún oculto sobreponerse en un exponerse a la dignidad del ser o bien encontrar su satisfacción en el inicio cuya despejante inicialidad resta por venir. ente. El recuerdo conforme a la historia del ser pretende de la se pertenecen mutuamente, así como, humanidad histórica que se percate de que, antes de toda dependencia Lo inicial acaece previo a todo lo venidero y por eso, aunque del hombre de poderes y fuerzas, providencias y tareas, la esencia del oculto, viene hacia el hombre histórico como puro venir. No pasa nunca, hombre está involucrada [eingelassen] en la verdad del ser. Por eso no es nunca algo pasado. Por eso tampoco encontramos nunca lo permanece largo tiempo dejado fuera [ausgelassen] de su esencia, inicial en el volverse historiográfico hacia lo pasado, sino sólo en el precisamente en cuanto está involucrado en el alzamiento del producir pensar rememorante que piensa a la vez en el ser que esencia (lo ya dentro del ámbito de despejamiento del ser en el sentido de la sido-esenciante [das Gewesende]) y en la destinada verdad del ser. A objetivación incondicionada. El ser deja que surjan en cada caso veces, para ejercitar la atención del pensamiento in-sistente conforme a poderes, pero también los deja hundir, junto con sus impotencias, en lo la historia del ser, el recuerdo que se interna en la historia puede ser el inesencial. único camino transitable hacia lo inicial. El recuerdo que se interna conforme a la historia del ser confía El recuerdo que se interna en la metafísica como una época siempre la esencia del hombre -no el hombre individual, ya afincado en necesaria de la historia del ser da que pensar que y cómo el ser su carácter decidido- al ser, para que éste eleve a lo despejado su determina en cada caso la verdad del ente, que y cómo desde esa propia dignidad y tenga en el ente una tierra natal custodiada por la determinación el ser abre un ámbito de proyección para la explicación esencia humana. Sólo desde ésta, es decir desde el modo en que el del ente, que y cómo sólo una determinación [Bestimmung] tal templa hombre concede a la reivindicación del ser la palabra de respuesta, 2 puede irradiar desde el ser una reverberación de su dignidad. En el un relato acerca de puntos de vista dentro de una historia conceptual. plazo hasta que el ser entregue en propiedad lo inicial a lo abierto y dé No conoce el progreso y el retroceso en una sucesión de problemas en a conocer y a salvaguardar la nobleza de su libertad respecto de sí, y sí que llenarían una historia de los problemas. con ello, a continuación, también su independencia, el ser necesita la reverberación de un destellar de su esencia en la verdad. Puesto que sólo se conoce y se quiere conocer a la historia en la esfera de la historiografia, que indaga y recupera lo pasado para Este necesitar no conoce la inquietud de la carencia, es el utilidad del presente, también el recuerdo que se interna en la historia descansar sobre sí de la riqueza de lo simple, como lo cual el inicio del ser queda entregado en un primer momento a la apariencia que lo concede la decisión de despedirse, despedida en la que marcha al presenta como una historiografia conceptual, además unilateral y llena encuentro de sí mismo como aquello que admite y de este modo, hace de lagunas. que acaezca una vez más, en su propia inicialidad, la pura falta de necesidad que es ella misma un reflejo de lo inicial, de lo que acaece [sich ereignet] como a-propiación [Er-eignung] de la verdad. Sin embargo, cuando el recuerdo conforme a la historia del ser nombra a un pensador y sigue lo pensado por él, este pensar es para aquel recuerdo la respuesta que está a la escucha y que acaece ante la A veces el ser tiene necesidad del ser humano, y sin embargo reivindicación del ser, como una determinación [Bestimmung] por parte nunca es dependiente de la humanidad existente. Ésta, en cuanto de la voz [Stimme] de la reivindicación. El pensar de los pensadores no histórica, en cuanto sabe y preserva el ente en cuanto tal, está es ni un proceso dentro de sus «cabezas» ni una obra de esas cabezas. ciertamente en referencia al ser; no obstante, el confiar la esencia Siempre se puede considerar al pensamiento de modo historiográfico humana al ser mismo no siempre es acaecida por parte de éste como la de acuerdo con esos criterios y apelar a la corrección de esas garantía por la cual una humanidad puede tener como propio el derecho consideraciones. Pero de ese modo no se piensa el pensar como de participar en el acaecimiento apropiante de la verdad del ser. En un pensar del ser. El recuerdo que se interna conforme a la historia del ser tiempo tal, de la reivindicación del ser surge en ocasiones el intento de se retrotrae a la reivindicación de la silenciosa voz [lautlose Stimme] una respuesta en la que una humanidad tiene que sacrificar a algunos del ser y a su modo de templar [Stimmen]. Los pensadores no son aislados que, habiendo sido interpelados, recuerdan internándose en el sopesados refiriéndolos recíprocamente de acuerdo con contribuciones ser y piensan por lo tanto su historia desde lo ya sido [vom Gewesenen que significarían un éxito para el progreso del conocimiento. her]. Todo pensador sobrepasa el límite interno de todo pensador. El recuerdo no refiere opiniones pasadas y representaciones Pero este sobrepasar no es un saber más, ya que él mismo sólo acerca del ser. Tampoco persigue sus relaciones de influencia ni hace consiste en mantener al pensador en la inmediata reivindicación del ser, 3 permaneciendo así en su límite. Esto, a su vez, consiste en que el siempre inicial, el ser acaece la verdad de sí mismo y éste es el pensador mismo no puede nunca decir lo que le es más propio. Tiene acaecimiento apropiante en el que el ser esencia, esto no puede que quedar no dicho porque la palabra decible recibe su determinación determinarse nunca a partir del ente. Se sustrae asimismo a toda desde lo indecible. Lo más propio del pensador no es, sin embargo, explicación. El ser, en su historia, sólo puede admitirse [eingestehen] posesión suya sino propiedad del ser, del cual el pensamiento recoge en aquella admisión [Eingeständnis] que libra exclusivamente a la en sus proyectos lo que él arroja, proyectos que no hacen más que dignidad inicial del ser el ajustarse del ser humano a la referencia al ser, admitir la implicación en lo arrojado. para que, así admitido [geständig], conserve la insistencia [Inständigkeit] en la preservación del ser. La historicidad de un pensador (el modo en el que es reivindicado para la historia por el ser y en el que corresponde a la reivindicación) no historiográficamente se mide jamás calculable de que acuerdo desempeñan con al ¿Qué acontece en la historia del ser? No podemos preguntar papel así, porque habría entonces un acontecer y algo que acontece. Pero el circular acontecer es el único acontecimiento [Geschehnis]. Sólo el ser es. el mal ¿Qué acontece? No acontece nada, si vamos a la búsqueda de algo interpretadas en su tiempo. La historicidad del pensador, que no se que acontezca en el acontecer. No acontece nada, el acaecimiento refiere a él sino al ser, tiene su medida en la fidelidad originaria del acaece apropiando [das Ereignis er-eignet]. El inicio -al dirimir el pensador a su límite interno. No conocer este último, y no conocerlo despejamiento- en sí mismo se despide. El inicio que acaece es lo gracias a la cercanía de lo indecible no dicho, es el oculto regalo del ser digno en cuanto es la verdad misma que se eleva en su despedir. Lo a los pocos que son llamados a la senda del pensar. Por el contrario, el digno es lo noble que acaece sin necesidad de obrar. Lo noble del digno cálculo historiográfico busca el límite interno de un pensador en el acaecimiento del inicio es la única liberación en cuanto acaecimiento hecho de que aún no está enterado de algo que le es extraño y que apropiante [Ereignis] de la libertad, la des-ocultación es la ocultación, y otros, posteriores, asumirán como verdad después de él, y a veces sólo esto porque es la propiedad del fundamento abismal [Ab-grund]. públicamente sus opiniones, siempre y necesariamente por mediación suya. La historia del ser, que es únicamente el ser mismo, sólo lanza No se está hablando aquí de la psicología de los filósofos, sino en un comienzo un oscuro resplandor en la presuntamente única sólo de la historia del ser. Pero que el ser determina [bestimmt] la transparencia de la certeza del acabado saber metafisico. Pero la verdad del ente y a través de lo que en cada caso esencia de la verdad, metafísica es historia del ser como pro-gresar que sale del inicio, templa [stimmt] un pensar en la unicidad de un decir del ser y desde progresar que convertirá un día el regreso en necesidad [Not] y el esta determinación [Bestimmung], requiere al pensador en su carácter recuerdo que se interna en el inicio en necesidad apremiante [notvolle determinado [Bestimmtheit], que en todo esto, de manera previa y Notwendigkeit]. Esa historia del ser que es conocida 4 historiográficamente como metafísica tiene su esencia en que acaece La preeminencia de lo real efectivo activa el olvido del ser. Por un progresar que sale del inicio. En este progresar el ser se entrega a la esa preeminencia queda también sepultada la esencial referencia al ser entidad y rehúsa el despejamiento de la inicialidad del inicio. La entidad, que hay que buscar en el pensamiento rectamente pensado. Requerido empezando como idea, inaugura la preeminencia del ente respecto del por el ente, el hombre ocupa el papel de ente que sirve de norma. carácter esencial de la verdad, cuya esencia misma pertenece al ser. Al Como referencia al ente basta el conocer que, de acuerdo con el entregarse a la entidad y sustraer su dignidad en el ocultamiento a su carácter esencial del ente en el sentido de lo real planificablemente vez oculto, el ser cede aparentemente al ente el aparecer del ser. asegurado, tiene que desembocar en la objetivación y convertirse así en cálculo. El signo de la degradación del pensar es el ascenso de la En la medida en que el hombre se sigue distinguiendo dentro logística al rango de verdadera lógica. La logística es la organización del ente por conocerlo en cuanto ente y, conociéndolo, comportarse calculante de la absoluta ignorancia acerca de la esencia del pensar, respecto de él, sin que, no obstante, como consecuencia de esa dando por supuesto que el pensar, esencialmente pensado, es aquel distinción, pueda nunca saber, es decir, preservar, el fundamento de la saber proyectante que desemboca en la conservación de la esencia de misma, el hombre avanza, en la historia del ser que se llama metafísica, la verdad a partir del ser. hacia un dominio multiforme en el ámbito del ente que ha quedado abandonado a sí mismo. La renuncia en la que el ser se abandona a la extrema inesencia de la entidad (a la «maquinación») es, ocultamente, el retener El ente es lo real efectivo. La realidad efectiva salva su esencia en sí la esencia inicial del acaecimiento apropiante en el inicio aún no en el efectuar, el cual, como su esencia propia, lleva a efecto que la iniciado, que aún no ha entrado en su abismo. El progreso del ser hacia voluntad que sabe se vuelva la eficacia determinante. La realidad la entidad es esa historia del ser -llamada metafísica- que en su efectiva traslada su esencia a la multiformidad de la voluntad. La comienzo queda tan esencialmente alejada de su inicio como en su voluntad se lleva a efecto a sí misma en la exclusividad de su egoísmo final. Por eso, la metafísica misma, es decir ese pensar del ser que tuvo como voluntad de poder. Pero en la esencia del poder se encubre el que darse el nombre de «filosofía», tampoco puede llevar nunca la más extremo abandono del ser a la entidad, en virtud de lo cual ésta se historia del ser mismo, es decir el inicio, a la luz de su esencia. El transforma en maquinación. Superficialmente, aparece en la forma de la progreso del ser hacia la entidad es sobre todo el rechazo inicial de una preeminencia de lo planeado y lo planeable en el sector de lo real fundación esencial de la verdad del ser y la cesión al ente de la previamente calculado. La preeminencia de lo real efectivo como lo preeminencia en la caracterización esencial del ser. único ente frente al ser es incondicionada. El ser ya sólo aparece para ser entregado al desprecio. El nombre de este desprecio es «abstracción». El progreso que sale del inicio no se desprende de él, pues de lo contrario la entidad no sería un modo del ser. El progreso tampoco 5 puede hacer nada contra la recusación del inicio, recusación en la que distinción metafísica misma -es decir, siempre: la distinción que lo inicial se encubre hasta volverse inaccesible. No obstante, en el estructura y sustenta toda metafísica- tiene que ser previamente progreso, la distinción del ser frente al ente, sin llegar propiamente a su experimentada en su inicio para que la metafísica se vuelva capaz de estructura fundada, entra en la verdad (apertura), a su vez decisión como acaecimiento apropiante de la historia del ser y pierda la indeterminada, del ser. Pero la distinción del ser frente al ente se salva forma aparente de una doctrina y de una manera de ver, es decir, de un inmediatamente en la forma de aquella distinción que es la única que producto humano. corresponde al comienzo de la metafísica, pues recibe su estructura desde el ente y desde la distinción del ente frente al ser. La historia del ser no es ni la historia del hombre y de una humanidad ni la historia de la referencia humana al ente y al ser. La El ente es. Su ser contiene la verdad de que es. Que el ente es historia del ser es el ser mismo y sólo eso. No obstante, puesto que el le da al ente el privilegio de lo incuestionado, a partir de lo cual se eleva ser reivindica al ser humano para fundar su verdad en el ente, el la pregunta acerca de qué es el ente. El qué-es es así, desde el ente, el hombre queda incluido en la historia del ser, pero en cada caso sólo primer ser que se interroga. En ello se manifiesta que el ser mismo sólo respecto del modo en que, a partir de la referencia del ser a él y de se entrega a la determinación en la forma de la entidad, para, por medio acuerdo con ella, asume, pierde, pasa por alto, libera, profundiza o de esta determinidad misma, llevar a la esencia sólo el ente en cuanto dilapida su esencia. tal. Frente al qué-es (idea) sólo entonces se distingue de forma expresa el que-es. La distinción, que se vuelve corriente en la metafísica con el nombre de diferencia de essentia y existentia pero que apenas resulta visible en sus propias transformaciones, se funda a su vez en la auténtica e inicial distinción, infundada y al mismo tiempo oculta, del ser frente al ente. El hecho de que el hombre sólo pertenezca a la historia del ser en la esfera de su esencia determinada por la reivindicación del ser, y no respecto de su estar, actuar y producir en el interior del ente, significa una limitación de tipo peculiar. Puede revelarse como una distinción siempre que el ser mismo dé a saber qué acaece cuando el hombre puede arriesgar su esencia que, por la preeminencia del ente, Pero la distinción inicial no es un acto que recaiga sobre y en se le ha hundido en el olvido. una unidad indivisa de ser y ente que ya estuviera allí, sino que la distinción es, inicialmente, lo que esencia del ser mismo, cuya inicialidad es el acaecimiento apropiante [Er-eignis].Retrocediendo desde la distinción de essentia y existentia que sustenta a toda metafísica y que tiene su peso en la impronta esencial de la existentia, no puede alcanzarse jamás la distinción inicial. Por el contrario, la En la historia del ser, el acaecimiento apropiante se le manifiesta al hombre en primer lugar como transformación de la esencia de la verdad. Esto podría suscitar la opinión de que la caracterización esencial del ser depende del dominio del respectivo concepto de verdad que guía el representar humano y con ello también el pensar del ser. 6 Pero la posibilidad de los respectivos conceptos de verdad está previamente delimitada por el modo de la esencia de la verdad y por el reinar de esa esencia. El despejamiento es, él mismo, un rasgo fundamental del ser, y no sólo su consecuencia. El recuerdo que se interna en la historia del ser es un pensar anticipador que se dirige al inicio y es acaecido por el ser mismo. El acaecimiento apropiante concede en cada caso el plazo desde el cual la historia asume la garantía de un tiempo. Ese plazo en el que el ser se entrega a lo abierto no puede encontrarse nunca, sin embargo, partiendo del tiempo contado historiográficamente y empleando sus medidas. El plazo concedido sólo se muestra a una meditación que ya es capaz de presentir la historia del ser, aunque esto sólo se consiga en la forma de un estado de necesidad esencial que conmueva todo lo verdadero y real, sin ruido y sin consecuencias.