PDF - Congreso de los Diputados

Anuncio
CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 2002
VII Legislatura
Núm. 613
JUSTICIA E INTERIOR
PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOSÉ MANUEL ROMAY BECCARÍA
Sesión núm. 75
celebrada el miércoles, 30 de octubre de 2002
Página
ORDEN DEL DÍA:
Comparecencia de personalidades al objeto de informar sobre el proyecto de ley concursal
(Número de expediente 121/000101) y proyecto de ley orgánica para la reforma concursal, por la
que se modifican la ley orgánica 6/1985, de 1 de julio, del poder judicial, y la ley orgánica 10/1995,
de 23 de noviembre, del Código Penal. (Número de expediente 121/000102.)
— Del señor secretario general de la Unión General de Trabajadores, UGT (Méndez Rodríguez). (Número de expediente 219/000447.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
20150
— De don José María Makua Goienetsxe, abogado. (Número de expediente 219/000448.) . . . . .
20160
— Del señor tesorero de la junta de gobierno del Colegio de Economistas de Cataluña (Cassanellas Bassols). (Número de expediente 219/000449.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
20167
20149
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
Página
— Del señor catedrático de Derecho Laboral de la Universidad de Córdoba (Durán López).
(Número de expediente 219/000450.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
20171
— Del señor vicepresidente de PIMEC-SEFES (Torredemer Gallés). (Número de expediente 219/000451.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
20178
— Del señor presidente del Consejo Superior de Colegios Oficiales de Titulados Mercantiles y
Empresariales (Lara). (Número de expediente 219/000452.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
20183
— Del señor magistrado asesor del Ministerio de Justicia (Pinazo). (Número de expediente 212/001367.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
20186
Se abre la sesión a las nueve y treinta y cinco
minutos.
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Buenos días, señoras y señores diputados.
COMPARECENCIA DE PERSONALIDADES AL
OBJETO DE INFORMAR SOBRE EL PROYECTO DE LEY CONCURSAL (Número de expediente
121/000101.) Y PROYECTO DE LEY ORGÁNICA
PARA LA REFORMA CONCURSAL, POR LA
QUE SE MODIFICAN LA LEY ORGÁNICA
6/1985, DE 1 DE JULIO, DEL PODER JUDICIAL,
Y LA LEY ORGÁNICA 10/1995, DE 23 DE
NOVIEMBRE, DEL CÓDIGO PENAL. (Número
de expediente 121/000102.)
— DEL SEÑOR SECRETARIO GENERAL DE
LA UNIÓN GENERAL DE TRABAJADORES,
UGT. (MÉNDEZ RODRÍGUEZ). (Número de
expediente 219/000447.)
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Comenzamos la sesión correspondiente al día de hoy y
lo hacemos con la presencia de don Cándido Méndez,
secretario general de la Unión General de Trabajadores, al que agradecemos de entrada el que haya aceptado la invitación para comparecer en la Comisión, porque estamos seguros de que su intervención va a ser del
mayor interés para los trabajos de la misma.
La ordenación de los trabajos de la propia Comisión
ha establecido que en primer lugar haga una exposición
breve de unos cinco minutos de su opinión del proyecto
de ley; posteriormente los grupos parlamentarios le
harán las preguntas que estimen pertinentes para que
usted las responda.
Sin más preámbulos, tiene la palabra don Cándido
Méndez.
El señor SECRETARIO GENERAL DE LA
UNIÓN GENERAL DE TRABAJADORES, UGT
(Méndez Rodríguez): En primer lugar quiero agradecer
profundamente a la Comisión de Justicia del Congreso
de los Diputados la oportunidad que nos brindan para
intervenir en el debate de la tramitación parlamentaria
del proyecto de ley concursal. En segundo lugar, abusando de la benevolencia del señor presidente en funciones de la Comisión de Justicia, querría solicitarle
que me conceda una mayor discrecionalidad en el tiempo. Lo que sí les aseguro es que intentaré, no sé si lo
conseguiré, no ser al menos aburrido y no extenderme
excesivamente en mí intervención
Entrando ya en cuestión, quisiera, en nombre de la
UGT, resaltar la oportunidad y la conveniencia del
debate para la promulgación de una ley concursal. La
ley concursal responde a una necesidad histórica
ampliamente reclamada desde instancias jurídicas y
económicas, ya que es muy conocido que la legislación
actual es arcaica y responde a instituciones y a realidades que no tienen actualidad en estos tiempos. La legislación en materia de quiebras, suspensiones de pagos,
concursos de acreedores, quita y espera, etcétera, está
basada en la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1981, los
códigos de comercio de 1981 y de 1985, el Código
Civil de 1989 y aquella denominada provisional Ley de
suspensión de pagos de 1925, que ya tiene una provisionalidad que casi se remonta a ochenta años de existencia.
¿Qué regula la ley concursal? La ley concursal regula la figura del concurso de acreedores y lo que hace es
instaurar, frente a la dispersión actual, una unidad de
procedimiento. Nosotros consideramos que el proyecto
de ley concursal tiene aspectos positivos y además
incorpora mejoras técnicas tanto y fundamentalmente
en relación con la legislación actual como en relación
con el anteproyecto de ley concursal que inicialmente
conocimos. Sin embargo hace un recorte muy drástico
de derechos y garantías de los trabajadores en las
empresas en concurso, recorte de derechos y garantías
injustificado e innecesario. Podríamos hablar de un
paso más y negativo en el proceso de deslaboralización
de las relaciones industriales y por lo tanto un paso más
en un proceso de huida del derecho del trabajo. Daría
la impresión de que se pretende examinar el conjunto
de relaciones laborales como sujeto de sospecha. La
20150
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
visión de los que han preparado el proyecto de ley concursal parecería la de aquellos que consideran que el
problema actual de las empresas, en caso de quiebra o
de suspensión de pagos, lo provocan o lo agravan los
trabajadores que componen las plantillas de las empresas, cuyos derechos habría que recortar en beneficio
del resto, especialmente en beneficio de las entidades
financieras. Se prima lo mercantil sobre lo laboral y
consideramos que esta concepción ideológica que subyace en la lógica general del proyecto de ley es contraria a los principios rectores del Estado social, democrático y de derecho asentado en la Carta Magna, en el
artículo primero de nuestra Constitución.
La Unión General de Trabajadores en relación con
lo que acabo de manifestar ha expresado su profundo
desacuerdo en el informe que enviamos al Ministerio
de Justicia respecto al contenido del anteproyecto de
ley concursal y a su vez hemos manifestado las razones
de nuestro profundo desacuerdo a través de nuestra
activa participación en el duro dictamen que el Consejo
Económico y Social ha emitido en relación con esta ley,
tanto en el contenido de las observaciones generales de
dicho dictamen como en los votos particulares que
hemos aportado las centrales sindicales Comisiones
Obreras, CIGA y UGT y algunos consejeros del grupo
tercero. Y hemos comunicado nuestra posición a aquellos grupos que nos lo han pedido, solicitándoles que se
planteen las oportunas modificaciones.
¿Cuáles son las cuestiones más graves que consideramos que deberían ser modificadas? Esas cuestiones,
que son las que voy a argumentar, ya las recogimos en
el informe del Ministerio de Justicia, las recogimos en
las observaciones generales y en el voto particular del
dictamen del CES y lo que voy a hacer es indicar la
situación en que se encuentran al pasar del anteproyecto al proyecto de ley concursal, acreditando en la Comisión nuestras propuestas de modificación. En primer
lugar, quisiera resaltar el objetivo que a nuestro juicio
se debe conseguir con la declaración de que una empresa se encuentra en situación concursal. El objetivo primero que se debe conseguir con la declaración de situación concursal a nuestro juicio debe ser garantizar la
continuidad de la empresa y de los puestos de trabajo,
si ello es posible, de la totalidad de la plantilla o la parte
de la plantilla que se pueda preservar. De la lectura del
proyecto de ley concursal consideramos que este objetivo, el de la continuidad de la empresa, no se deduce, a
pesar de las declaraciones que en su día hizo públicas
el anterior ministro de Justicia y a pesar de algunos términos y frases que se contienen en la exposición de
motivos. ¿Por qué consideramos que no se deduce el
objetivo de garantizar la continuidad de la empresa?
Porque el proyecto de ley concursal evita que aquellos
que más interés tienen en la continuidad de la empresa,
que son los trabajadores, participen en la administración judicial. Para la Unión General de Trabajadores es
fundamental modificar el artículo 26 del proyecto de
ley concursal e incluir en dicha modificación que al
menos en empresas de cien o más trabajadores se integre un representante de los trabajadores en la administración judicial. Y a nuestro juicio también debería
incluirse la necesidad de que el juez, antes de la declaración del concurso, solicite informe a la representación de los trabajadores. Nosotros consideramos que
esto haría visible la nueva óptica que, en materia de
quiebras, suspensiones de pagos, concurso de acreedores, quita y espera, etcétera, se pretende impregnar en
la legislación nueva respecto a la legislación anterior;
legislación anterior sobre la cual todo el mundo coincide en que va dirigida más a la liquidación del patrimonio del deudor y no a asegurar la continuidad de la
empresa.
El segundo capítulo al que me quería referir es al de
la competencia del juez en materia de procedimientos
declarativos. El anteproyecto de ley concursal, en el
artículo 7, apartado 2, atribuía al juez concursal el
conocimiento de todos los procedimientos declarativos
donde se ventilara alguna cantidad de dinero. Nosotros
pensamos que ha tenido impacto la crítica dura y fundamentada al proyecto de ley concursal, sobre todo la
que se argumentaba en las observaciones generales del
dictamen del CES, y se ha introducido en el proyecto
de ley concursal un cambio en relación con el anteproyecto; un cambio insuficiente, ya que se siguen atribuyendo al juez mercantil o al juez concursal las acciones
laborales que tengan por objeto la extinción, modificación o suspensión colectiva de los contratos de trabajo,
además de los contratos de alta dirección. ¿Qué significa esto? Significa que en las empresas declaradas en
concurso los trabajadores ya no podrán acudir a su juez
natural, al juez de lo social, para ante esa instancia judicial, la instancia de lo social, impugnar despidos colectivos o modificaciones sustanciales de trabajo de carácter colectivo, como lo que pueda afectar a la unidad
geográfica, modificación sustancial de condiciones de
trabajo, sistemas de remuneración, sistemas de trabajo
y rendimiento, etcétera, en tanto en cuanto habría que
acudir, según el contenido actual del proyecto de ley, al
juez mercantil. Nosotros consideramos que este es un
cambio respecto a la legislación general actual innecesario y que atenta contra los derechos de los trabajadores. Además, a nuestro juicio, este planteamiento apunta hacia un cierto prejuicio, no sé si prejuicio cierto,
contra los jueces de lo social, porque parece que se presupone que son más favorables a los trabajadores,
cuando la verdad es que son profundos conocedores o
mejor conocedores de las problemáticas sociolaborales, tanto empresariales como laborales. Y se opta por
una instancia que no conoce suficientemente la problemática sociolaboral, como es la instancia del juez de lo
mercantil.
Ese planteamiento acarrea como consecuencia la privación a los trabajadores y a los sindicatos de la aplicación de las normas de proceso laboral; normas de pro-
20151
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
ceso laboral cuyas instituciones, modalidades y garantía, que son gratuitas, asociadas a su vez al derecho sustantivo laboral, tienen un específico carácter compensador e igualador de las desigualdades sociales, a
diferencia de las normas del proceso civil, que además
requieren procurador, abogado y conlleva el abono de
costas. En la empresa en crisis, donde es más necesaria
y más importante la defensa de los trabajadores, se eliminarían modalidades procesales básicas como el conflicto colectivo, instrumentos básicos de acción sindical para estas situaciones, ya que el trabajador
individual es más vulnerable en estas situaciones de
crisis y la acción colectiva, a través del conflicto colectivo del sindicato, es más necesaria, incluso imprescindible, que en relación con situaciones de normalidad en
el ámbito de las relaciones laborales. A su vez, se provocan otros efectos perversos colaterales, como el
hecho de que dos salas del Tribunal Supremo resolverían
recursos en última instancia, una, la Sala de lo social,
cuando se produzca una situación en una empresa
con un desarrollo normal; otra, la Sala de lo civil,
cuando este conflicto laboral se produzca en una
empresa en situación concursal. Eso lo que haría sería
provocar la dispersión de la doctrina, se generarían dos
fuentes de doctrina jurídica e indudablemente eso acarrearía como consecuencia una dispersión de la doctrina del Tribunal Supremo y un incremento de la inseguridad jurídica. Tanto como se ponen de ejemplo o se
identifican como modélicas las reformas concursales
de Alemania y Francia, se debería tener en cuenta que
precisamente en Alemania y en Francia no se excluye
nunca en una situación concursal el conocimiento de
los conflictos laborales al juez de lo social.
El siguiente capítulo que quisiera comentar es el de
la competencia del juez concursal en materia de ejecución de sentencias y otras resoluciones laborales. El
anteproyecto y el proyecto de ley concursal atribuyen
al juez concursal o mercantil la competencia exclusiva
y excluyente para conocer de toda ejecución contra el
concursado, cualquiera que sea el órgano que la hubiere ordenado. Eso se contiene en el artículo 7 del proyecto, en el apartado 3. En la actualidad el juez de lo
social no sólo conoce el proceso judicial principal,
declara y reconoce los derechos, sino que también ejecuta las sentencias que dictan, aun en empresas en
quiebra o en suspensión de pagos. Es lo que se llama el
privilegio de ejecución separada. En este apartado
nosotros consideramos que hay dos aspectos claramente discutibles: El primero de ellos es la desaparición de
la ejecución separada y el segundo es la referencia del
artículo 7.3 a toda ejecución. Me refiero al primero de
ellos. El primero de ellos, la desaparición de la ejecución separada acarrea un grave problema para los trabajadores ya que en algunas situaciones se retrasaría el
cobro de los salarios e indemnizaciones, aunque se tratara de créditos privilegiados. En la actualidad la ejecución se produce a través del Tribunal de lo social sin
tener que esperar. ¿Por qué no se debe esperar o por
qué no se puede esperar? Porque detrás de las deudas
laborales hay situaciones familiares vinculadas a necesidades vitales de los trabajadores y de sus familias, en
contraposición con otros acreedores públicos o privados en cuyos créditos no están en general en juego intereses comparables.
La finalidad del proceso concursal efectivamente es
ordenar y calificar los créditos, determinar qué se debe
y en qué orden hay que pagar lo que se debe. Pero a
nuestro juicio esto no tiene por qué relacionarse con
que los créditos de los trabajadores se paralicen hasta
que haya un acuerdo en el concurso de acreedores. Esto
traería como consecuencia un tratamiento más negativo
para los créditos de los trabajadores que el tratamiento
que el propio proyecto de ley prevé para la administración, para los créditos administrativos, tributarios o de
Seguridad Social; incluso para los créditos había una
discriminación en relación con el tratamiento de los
créditos de las entidades financieras; de los créditos,
digamos, con garantía real, hipotecas, etcétera. Los sindicatos, en el dictamen del CES, decíamos, y yo quiero
insistir en esta petición, que los créditos de los trabajadores queden en suspenso hasta la aprobación del convenio de acreedores o como máximo hasta el transcurso de un año desde la declaración del concurso.
Solicitamos al menos el mismo tratamiento que los créditos hipotecarios de los bancos con garantía real, pero
que se mantuviera la ejecución en sede del orden social
de la jurisdicción y no ante el juez mercantil.
La segunda cuestión es también muy grave. El proyecto de ley concursal prevé que el juez concursal
conozca en exclusiva de toda ejecución, incluidas las
laborales, bien sea él el competente o bien sea competente el juez de lo social. A nuestro juicio, esta atribución de conocimiento exclusivo se debe limitar a ejecuciones dinerarias. En el orden social no todas las
ejecuciones tienen transcendencia patrimonial directa.
Y aquí, si me lo permiten, haría una observación: se
nota la ausencia de manos redactoras con experiencia
en el campo del derecho procesal del trabajo. Hay ejecuciones, como comentaba anteriormente, sin transcendencia patrimonial directa, que deben ser conocidas
y resueltas por el juez del procedimiento principal del
que dimanan, por ejemplo, la ejecución de sentencias
de despido nulo; en estas o en otras en las que pueda
proceder la readmisión del trabajador o sentencias en
materia de tutela de libertad sindical en las que se condena a la empresa. Normalmente será una modificación
de un determinado comportamiento que vulnera el
derecho de libertad sindical.
El siguiente capítulo al que me quería referir es al
relativo a las cuestiones concernientes a la modificación del derecho sustantivo del trabajo. El artículo 63
del proyecto de ley concursal quita al juez de lo social
la competencia de conocer y resolver en materia de rescisión, suspensión y modificación de condiciones
20152
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
colectivas de trabajo. Lo hace inaplicando el Estatuto
de los Trabajadores y definiendo un procedimiento
específico en el 63. Lo primero que queremos constatar, en honor a la objetividad, es que se ha mejorado
significativamente el anteproyecto en la redacción del
proyecto de ley concursal. La denuncia y las peticiones
del dictamen del CES han restituido en parte el procedimiento. Por ejemplo, se recoge el reconocimiento del
proceso de consulta, la posibilidad de acuerdos entre
sindicatos, representantes de los trabajadores y empresa, pero sigue siendo el juez mercantil y no el juez de
lo social el que lo decide en el caso de modificación de
condiciones de trabajo y tampoco la autoridad laboral
en caso de despido o suspensiones colectivas de trabajo. Las consecuencias a nuestro juicio son graves. En
primer lugar se puede presumir una inaplicación del
espíritu de las normas laborales y a su vez hay ausencia
de recursos en plazos razonables. Y hay al final, también en este caso, el riesgo de acabar con dos interpretaciones de la misma norma laboral: en el tribunal civil
y en los juzgados de lo social.
Nosotros queremos insistir en la siguiente afirmación: no cabe eludir en estas situaciones de despidos,
suspensiones y modificaciones de las condiciones de
trabajo el derecho sustantivo del trabajo, el Estatuto de
los Trabajadores, el régimen general de despidos colectivos y modificaciones de las condiciones de trabajo. Si
se eluden, se produciría un recorte de derechos cuando
es más necesario preservarlos, puesto que estamos en
empresas en situación de crisis. Por otra parte, consideramos que es mucho más grave la limitación para los
trabajadores en caso de modificación de condiciones
de trabajo colectivo. El artículo 63 en el apartado 4 del
proyecto de ley dictamina que en estos casos no procederá el ejercicio del derecho de rescisión de contrato
con indemnización, que está reconocido por la ley
laboral y que no estaba en el anteproyecto; en el proyecto sí se plantea a esta situación un límite temporal
de doce meses. El trabajador tendría que aceptar un
traslado, tendría que aceptar una modificación sustancial de su jornada, tendría que aceptar una modificación sustancial perjudicial y vejatoria; por ejemplo,
tendría que aceptar resignadamente una situación de
acoso laboral, de acoso moral, de mobbing, que es una
figura jurídica que en estos momentos está en debate y
que merece un interés muy intenso por parte del Congreso de los Diputados, puesto que no podría pedir la
extinción de su contrato con el abono de la indemnización. Y esta situación sería gravísima; y lo sería particularmente para la mujer trabajadora, que en situaciones de empresas en crisis, ante una opción irreversible
de traslado o de alteración drástica del horario, que le
impidiera conciliar su vida laboral con su vida familiar,
no tendría más alternativa que la resignación o abandonar, renunciando a sus derechos, la empresa o el puesto
de trabajo. Por eso consideramos que esta situación es
gravísima y a nuestro juicio el apartado cuatro del
artículo 63 del proyecto de ley concursal tendría que
desaparecer. También debería desaparecer el artículo
65 del proyecto de ley concursal. Dice este artículo que
cualquier modificación de los convenios colectivos
requerirá el acuerdo previo de los trabajadores. Lo que
dice es que se aplique el artículo 41 del Estatuto de los
Trabajadores. ¿Cuál es la razón de tal previsión? Si es
que se aplica la ley general, ¿por qué decirlo? Y si no
es eso, que se justifique por qué se contiene este precepto en el proyecto de ley. Nosotros, que hemos tenido interés en conocer cuál puede ser la razón, hemos
encontrado una razón que no sabemos si es la exacta.
Es probable que sea una especie de residuo fósil de uno
de los primeros anteproyectos que se estuvieron barajando, en el cual prácticamente se atribuía al juez concursal el que invadiera el ámbito de la autonomía de las
relaciones colectivas de trabajo y pudiera modificar
unilateralmente los convenios colectivos. Es probable
que provenga de aquel anteproyecto donde se planteaba esta situación que al final se ha eliminado y consideramos que debería, por lo tanto, desaparecer el artículo
65 del proyecto de ley concursal que probablemente se
deba a olvido de los redactores de este proyecto de ley.
Y para concluir quisiera hacer unos comentarios con
relación a la prelación de créditos. El proyecto de ley
concursal deroga el sistema previsto en el artículo 32
del Estatuto de los Trabajadores para las empresas en
situación de concurso. Tras el dictamen del Comité
Económico y Social, el proyecto mejora el anteproyecto en relación con los créditos salariales, en especial al
incluir entre los créditos refraccionarios los créditos de
los trabajadores y los créditos por salarios de los últimos treinta días. Sin embargo continúan insuficiencias
muy importantes que de mantenerse significarían
recortes graves en relación con la situación actual. Así,
en la regulación de los créditos contra la masa, al tratar
las indemnizaciones de los trabajadores en caso de
extinción de contrato posterior a la declaración del concurso sólo se incluyen los casos de extinción de los
contratos de trabajo acordados por el juez del concurso. Así lo prevé el artículo 83.2 epígrafe séptimo del
proyecto de ley. La exclusión de las demás indemnizaciones es injustificada, discriminatoria y además es
abiertamente contraria al convenio 173 de la Organización Internacional del Trabajo. Nosotros solicitamos
que se incluyan todas las indemnizaciones cualquiera
que sea la causa que produce dicha indemnización: las
de despido individual, colectivo, extinción derivada de
aplicación de traslado, de modificación sustancial de
condiciones de trabajo, situaciones vejatorias o extinción por terminación del contrato por obra o servicio.
Como ustedes saben, hay en la actualidad algunos contratos temporales que tienen prevista a la finalización
de su duración una indemnización. Pues deberían
incluirse todas las indemnizaciones cualquiera que sea
su causa. Y lo mismo hay que decir en relación con las
indemnizaciones declaradas antes del concurso, ya que
20153
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
en ellas también se vulnera el convenio 173 de la OIT
sobre protección de los créditos laborales en caso de
insolvencia del empleador.
Hasta aquí las manifestaciones que quería aportar a
la Comisión de Justicia con relación al proyecto de ley
concursal. Les agradezco profundamente su atención y
agradezco al señor presidente de la Comisión su benevolencia, ya que he podido disponer de un período de
tiempo inusitadamente largo.
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Desde luego no ha perdido usted el tiempo tampoco.
Pasamos a la intervención de los grupos parlamentarios. En primer lugar, por el Grupo de Izquierda Unida,
tiene la palabra el señor Rejón.
El señor REJÓN GIEB: En primer lugar, hemos de
agradecer la presencia de Cándido Méndez como secretario general de la Unión General de Trabajadores. La
última vez que nos vimos en un lance de este tipo fue
en el Parlamento andaluz, con lo cual ya somos viejos
o antiguos conocedores de estos temas. Agradezco al
presidente que, al ser generoso, le haya permitido exponer una visión que compartimos casi en su totalidad,
por no decir en su totalidad. Agradezco su intervención; eso ha permitido que, a través de una organización, escuche yo por primera vez aquí la defensa de los
intereses de los trabajadores. Esto no quiere decir que
no haya venido antes otro sindicato, pero yo no lo pude
escuchar porque no estaba. Agradezco como decía, su
opinión. Además, más o menos, no es menester preguntarle por lo claro, lo didáctico, lo concreto y lo contundente que ha sido, sabiendo diferenciar y reconociendo los avances que ha habido, que nadie lo niega,
incluso lo que se ha avanzado no solamente con las
legislaciones anteriores, sino con respecto a los primero borradores.
Segunda cuestión, aunque no sea de tono menor. He
de decir al portavoz del grupo Popular que ya me doy
por regañado, por aquello de que luego, sin duda, cuando termine esta comparecencia, me tenga que ausentar
e ir a otros trabajos; porque por lo visto fue regañado
mi compañero en la anterior comparecencia. Mire
usted, ya bastante desgracia tenemos con ser pobres
para que encima los ricos nos digan que somos pobres,
parlamentariamente hablando. (Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.)
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
No debatan lo evidente, señorías.
El señor REJÓN GIEB: No, no, los que están debatiendo lo evidente son los otros.
Hemos de ponderar la importancia de su comparecencia. Se trata de la representación de un gran sindicato, de un histórico sindicato, experto asimismo en el
curso de la tarea legislativa.
Voy a ser muy breve, porque nosotros hemos quedado muy satisfechos con la intervención de don Cándido
Méndez.
Ha hablado usted, me imagino que como en otros
muchos, de unas consultas por el Gobierno, ¿pero
entiende usted, señor Méndez, que, teniendo en cuenta
que esta ley concursal, además del mejoramiento, de la
racionalización de unas leyes ya de por sí obsoletas, en
la mayoría de los casos, y antiguas, ha habido el suficiente contacto, la suficiente relación entre el Ministerio de Justicia y los sindicatos, bien directamente o bien
a través de otros organismos o entidades intermedias?
Si entiende si ha habido un esfuerzo por conocer directamente e ir aquilatando y trenzando la opinión de los
sindicatos, tan importante en esta materia. Segunda
cuestión, ¿comparte usted, como representación de la
Unión General de Trabajadores, los temores y las preocupaciones de una parte del arco parlamentario en relación con el peligro que significan estas leyes para el
derecho de millones de trabajadores y trabajadoras en
España en el contexto de las crisis empresariales?
¿Entiende usted que podemos estar ante un serio recorte de los derechos y garantías de los trabajadores y trabajadoras? ¿Considera UGT, considera su sindicato
que es un error, —lo ha dicho, pero me gustaría que lo
aquilatara más— convertir a un juez, antes dedicado
esencialmente a las garantías para los derechos de los
trabajadores y las trabajadoras pero también para los
intereses públicos en general, en un juez de sección al
servicio del proceso de saneamiento laboral de empresas en dificultades, que va a permitir abaratar, por un
lado, las reconversiones empresariales a costa de los
derechos laborales y también el retorno plácido al mercado del empresario antes concursado? ¿Considera
UGT que vamos a pasar por tanto de un juez de garantías al juez de sección y de las tutelas de los trabajadores y las trabajadoras a la tutela de los empresarios y de
las empresarias?
Nada más, muchísimas gracias. Le agradezco de
antemano sus respuestas y su presencia.
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Por el Grupo Parlamentario Socialista, señor Barrero.
El señor BARRERO LÓPEZ: Gracias al secretario
general de la Unión General de Trabajadores por su presencia en esta Cámara, en la que es, como no puede ser
de otra manera, siempre bienvenido. Yo le agradezco
además particularmente, como hicimos ayer con el
secretario general de Comisiones Obreras, el hecho de
que ambos sindicatos estén en la Cámara hoy y ayer en
su máxima representación, porque a nuestro entender
pone de manifiesto dos cosas: la importancia que dan al
trámite parlamentario, a la ley, y la importancia también
que dan al propio Parlamento con su presencia. Esa consideración, que parece obvia pero que no siempre es
habitual, me parece que merece ser destacada y así lo
20154
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
hacemos desde el punto de vista del Grupo Parlamentario Socialista, al que represento en este momento.
Nosotros, como grupo, hemos insistido en ello en
más de una ocasión, hemos tenido especial interés en el
cambio legislativo que significa la ley concursal, porque, con todos los defectos que tiene, entendemos que
tiene la virtud fundamental de modernizar la solución
de las dificultades de las obligaciones contractuales
cuando estas no se pueden producir. Una empresa, destinada en principio honestamente a crear riqueza y distribuirla en forma de empleo, etcétera, pasa por situaciones lamentables a través de una ley o de una
legislación que es la que tenemos ahora muy antigua, la
más antigua de Europa, que repercutía de manera negativa, nosotros creemos, no sólo en el empresario y en su
patrimonio, sino también en los trabajadores. Así lo
hemos puesto de manifiesto. Además nos agrada que
todos los comparecientes hasta ahora, también el secretario general de la Unión General de Trabajadores,
haya puesto de manifiesto la importancia del cambio
legislativo. Eso significa que hemos acertado en su articulación en el Pacto para la reforma de la justicia, uno
de cuyos enunciados más importantes para nosotros era
la novación de esta legislación. Por eso también nos
importaba que los colectivos representados por los
comparecientes, personas muy destacadas del mundo
de la cátedra, etcétera, lo que se viene en llamar con
una cierta pedantería la sociedad civil, porque sociedad
civil somos todos, pero me imagino que por adjetivarla
de alguna forma, accediera previamente al trámite parlamentario para exponer con claridad y dejar constancia en el «Diario de Sesiones» de sus manifestaciones.
Nosotros, por otra parte, las tenemos a través de distintas reuniones que hemos tenido ocasión de realizar
también con el sindicato de la Unión General de Trabajadores, con técnicos muy valiosos, que nos han aportado reflexiones, muchas de las cuales, la mayoría, además de manera sucinta y brillante, las ha hecho usted
valer hoy en la Cámara. Le agradecemos esa labor previa que ustedes han realizado con este grupo. Nos gustaría que también en el trámite parlamentario que ahora
se inicia se pudiera seguir manteniendo ese tipo de relación para enriquecer el trámite.
Yo quería hacer la consideración de que el Grupo
Parlamentario Socialista va a estar muy abierto, así lo
hemos manifestado públicamente, también en el día de
ayer, a algunas de las manifestaciones que ustedes han
hecho —que sé que además lo han expuesto también
ante el Gobierno de la nación— con referencia sobre
todo a determinados derechos, la constitución o el
entramado de declaración de derechos laborales y
quién tiene que perfilarlos para hacer más correcto el
momento concursal. Hay dos o tres temas, hay otros,
pero hay dos o tres temas que nos preocupan, como es
no sólo el conocimiento del juez en el tema laboral sino
que realmente un juez social sea quien declare unos
derechos que ejecute en su día, en su momento, el juez
concursal, mercantil o de primera instancia provincial,
como algunos quieren denominarle.
Este tipo de cambios que deberían producirse en la
ley, a nuestro entender, no sólo no evitarían la bondad
de la legislación que vamos a empezar a tramitar, sino
que seguramente la agilizarían más, evitaría los conflictos de la doble jurisprudencia que ha puesto usted
de manifiesto en alguna ocasión de un juez mercantil
sometiendo a decisiones de carácter social a personas,
a trabajadores, a los que se da un simple y singular estilo de patrimonio de la empresa y, por otro lado, un juez
de la jurisdicción social por el mismo tema, pero no
sometido a la concursal decidiendo sobre asuntos similares. Esa doble jurisprudencia puede dar lugar a una
cantidad enorme de recursos, que pueden paralizar el
proceso concursal y por lo tanto anular una de las
características más importantes de un concurso, que es
sin duda la no dilación para evitar que lo que es un proceso de saneamiento también de una empresa se convierta en un proceso de deterioro definitivo. Y así lo
han puesto de manifiesto además, no sólo ustedes, que
representan intereses muy generales pero también muy
concretos, sino algunos de los profesores, algunos de
los catedráticos y algunos de los especialistas que han
estado en el día de ayer y que, desde una concepción
quizás más empresarial, más de salvaguardia del patrimonio de la empresa, han puesto de manifiesto las dificultades que esa doble instancia, esa doble jurisprudencia, esa doble forma de entender el mundo laboral, esa
falta de especialización del juez concursal podría significar a la hora de entorpecer el proceso concursal, no
sin poner de manifiesto que seguramente lo ideal, y así
se ha dicho por más de un portavoz, tiene también sus
características muy positivas, el juez universal que
pudiera conocer de todo. En este caso concreto creo
que somos bastantes los que apoyamos su tesis y quiero adelantarle ya que las enmiendas, algunas de las
enmiendas socialistas van a ir previsiblemente en esa
línea. Amparan además este tema algunos de los dictámenes que aparecen en el trámite parlamentario y que
para nosotros significan dictámenes de gran valor. No
sólo el Consejo Económico y Social, al que usted ha
apelado y ha avalado sus tesis muy correctamente, sino
también el Consejo General del Poder Judicial advierte
que este es uno de los temas más preocupantes y le da
una solución muy similar a la que ha aportado el secretario general de la Unión General de Trabajadores y
también, aunque de una forma un poquito más diluida,
el propio Consejo de Estado. No estamos hablando de
un tema sujeto a una condición puramente laboral, sino
que estamos hablando de un tema de enorme importancia, que puede dificultar el objetivo claro de un procedimiento concursal que busca lo atractivo, que es que
una empresa siga y por lo tanto cree riqueza, distribuya
empleo, etcétera.
Nos parece importante (termino ya, perdone, señor
presidente), y también ha habido alguna persona proce-
20155
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
dente de otros lugares, de la cátedra concretamente, que
lo avalan, el hecho de que en la administración judicial
para empresas de más de cien trabajadores pudiera
haber un representante de los trabajadores, que junto
con el abogado, el auditor y el acreedor, en ese tipo de
empresas pudiera haber un representante de los trabajadores. Nos parece además una situación brillante, que
puede evitar conflictos. Por último, tomamos nota de la
preocupación que le causa a usted, señor secretario
general de la Unión General de Trabajadores, el tema
de la prelación de créditos.
Agradecemos por supuesto sus palabras, su comparecencia y nos parece, así se lo dijimos también a algunos comparecientes, de manera destacada al secretario
general de Comisiones Obreras, que las intervenciones
de ustedes van a significar mucho en el debate parlamentario. No sólo estoy seguro con respecto a mi
grupo, sino también en el resto de los grupos que tenemos un objetivo común, que es hacer una buena ley,
porque esta es una ley que incide enormemente en las
transacciones comerciales, es una ley de enorme
importancia y a nosotros nos cabe la enorme responsabilidad de hacer entre todos una legislación muy adecuada. De manera que agradecemos sus aportaciones y
las tendremos muy en cuenta.
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Señora Uría, por el Grupo Vasco del PNV.
La señora URÍA ETXEBERRÍA: Muchas gracias,
señor Méndez, por su presencia en esta Comisión porque también para la formación política a la que represento es objeto de especial preocupación el trato que el
proyecto de ley dispensa a los trabajadores, quizá el
aspecto tratado de manera más floja respecto de un proyecto que tiene otros muchos méritos desde nuestra
perspectiva. Nos sorprende además que tan importantes cambios tengan tan poca cita. Ni la exposición de
motivos ni la memoria les dan un excesivo alcance,
cuando lo que es cierto es que la práctica habitual,
cuando se trae un proyecto a la Cámara, es que lo novedoso se justifica mucho. Siendo muy novedoso todo el
tratamiento, tiene poquísima cita en estos dos aspectos,
tanto la exposición de motivos como en la memoria.
Ya le adelanto que la idea de la unidad de jurisdicción, la existencia de jueces de lo mercantil no es
aspecto que nos parezca mal. Creemos en que el proceso debe estar lo más coordinado posible en todo su
devenir. Esto es lo que quisiera preguntar, como hice
ayer con el secretario general del Comisiones Obreras:
si no creen ustedes que un mejor trato de la situación
de los trabajadores, con mayor presencia incluso en los
órganos de administración o con una mejor situación
de sus créditos, no sería solucionable existiendo estos
jueces de lo mercantil. Desde mi perspectiva, la idea de
deslaboralización no tendría por qué ser. Si va a haber
unos jueces que van a recibir una específica formación
en esta materia, que tampoco ahora existen, de igual
manera me parece que sería posible que fueran expertos en la aplicación de la rama social del derecho y que
los principios por los que se rigiese esta aplicación no
tendrían por qué ser no atendidos o desconocidos por
unos profesionales. No es inabarcable las dos opciones.
La pregunta que le formulo por tanto es si no sería posible reconducir algunas de las pegas que usted ha manifestado, pegas importantísimas desde nuestra perspectiva, a pesar de que existiese la unidad de jurisdicción.
El aspecto que quizás más nos intranquiliza es otro
aspecto del que haremos enmiendas puntuales y es el
de la suspensión que parece producirse respecto de los
derechos individuales de los trabajadores mientras se
tramita el proceso concursal. Parece, diciéndolo en
frase gráfica, que se dice: De aquí no se mueve nadie y
el que se vaya se va sin cobrar un duro. Usted se ha
referido al mobbing pero puede haber otras situaciones
distintas. Eso sí que nos parece que es importante que
fuese tratado sin que tampoco veamos obstáculo a que
un juez de lo mercantil pueda carecer de la sensibilidad
social suficiente en relación con estas cuestiones y por
eso no debiera excluirse de su conocimiento las acciones individuales, a pesar de que luego le devuelven la
ejecución. Mejor sería que pudieran conocerse o incluso que pudieran plantearse mientras dura la vida del
concurso. Simplemente eso, si cree que es posible lo
que digo o es más complicado todavía que lo que el
proyecto propone o lo que usted ha manifestado.
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Por el Grupo Catalán de Convergència i Unió, señor
Silva.
El señor SILVA SÁNCHEZ: Muchas gracias, al
compareciente, que yo creo que ha hecho una aportación enormemente valiosa para la tramitación de la ley
y para la elaboración de enmiendas. Ciertamente ha llamado la atención sobre aspectos de naturaleza diferente o al menos que admitirían soluciones diferentes.
Podría anticiparle que desde luego nosotros, a través de
enmiendas, estamos dispuestos a revisar el carácter privilegiado de los créditos laborales y en ese sentido le
puedo ya anticipar alguna enmienda.
Sin embargo, igual que ayer tengo que coincidir en
buena parte con la intervención de la portavoz del
Grupo Parlamentario Vasco, de Margarita Uría. Mi
grupo, en principio, entiende que el hecho de centralizar
en un órgano judicial, sin perjuicio, que eso es otra cuestión, de aplicar derecho material-laboral y de aplicar
procedimientos laborales, el hecho de centralizar en un
único órgano judicial la tramitación del concurso y por
tanto en última instancia también los propios expedientes de regulación de empleo puede producir un efecto
benéfico en el sentido de la conservación de la empresa
y, en última instancia, la conservación de los puestos de
trabajo. La situación actual, de alguna manera, es la
20156
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
siguiente: Nos encontramos, por un lado, ante una regulación de unos procedimientos concursales, según ayer
otro compareciente nos vino a decir, cuya duración legal
estaría entre los 71 días, en el caso del concurso necesario y abreviado con propuesta de convenio anticipada, y
los 207 días, que sería el supuesto de concurso necesario y ordinario, en ese caso no abreviado, sin propuesta
anticipada. De alguna manera la reflexión que se hace
en mi grupo es si la situación actual en materia de expedientes de regulación de empleo y traslados colectivos
permitiría la resolución de estos expedientes y tener una
certeza judicial, esto es no sólo su resolución por la
administración laboral, sino un contraste judicial en este
período de tiempo tan corto. Ya en el año 1998, cuando
tramitamos la ley reguladora de lo contencioso administrativo, mi grupo parlamentario y yo mismo pudimos
presentar una enmienda en el sentido de decir: Miren
ustedes, estos temas sáquenlos; vamos a sacarlos de la
jurisdicción contencioso-administrativa, continúa resolviendo la administración laboral, pero vamos a sacarlos
de la jurisdicción contencioso-administrativa junto con
algunos aspectos de infracciones y sanciones del ámbito
social. Primero por el planteamiento que hacía el compareciente, don Cándido Méndez, del juez natural, y
segundo, porque esperar a la confirmación judicial de
esa resolución administrativa años, y todos somos conscientes de que, aunque va mejorando la situación, son
años. Nos parecía que era algo muy conveniente y así se
estableció. La disposición adicional quinta de la Ley de
lo contencioso-administrativo traslada a la jurisdicción
laboral estas materias. Con un problema y es que ese
mismo año en la ley de acompañamientos se dijo: Eso
no va a pasar a la jurisdicción laboral, al juez de lo
social, hasta que se efectúe una reforma de la Ley de
procedimiento laboral que permita su tramitación, reforma de la Ley de procedimiento laboral que la ley de
acompañamiento para 1999 creo que reclamaba en seis
o nueve meses y que desde luego no se ha cumplido.
Yo hago esta reflexión porque la situación en estos
momentos es, por un lado, estaremos años en presencia
de extinciones y suspensiones colectivas de los contratos de trabajo, administración laboral, jurisdicción contencioso-administrativa y, por otro lado, posiblemente
con un procedimiento concursal, que ya sé que los plazos legales luego no se acaban cumpliendo en meses.
Sin embargo, da la impresión de que esa es una decisión muy importante, que posiblemente para los acreedores, de cara a aceptar un convenio o el propio deudor
de cara también a presentar una propuesta de convenio,
puede ser fundamental saber no sólo cuál es la posición
de la administración laboral, sino que esa decisión está
ya ratificada o confirmada judicialmente. Hay una posibilidad también intermedia que es decir: Activemos el
traslado de estas materias al juez de lo social. Posiblemente, teniendo en cuenta cómo funciona la jurisdicción laboral, que desde luego es mucho más ágil y
mucho más rápida que la jurisdicción contencioso
administrativa, quizás seríamos capaces de, por un
lado, mantener esa unidad de interpretación jurisprudencial, no tendríamos, como señalaba el compareciente, creo que también el portavoz del Grupo Socialista, a
dos salas diferentes del Supremo, a la Sala primera en
estas materias del juez de lo mercantil y todavía a la
Sala tercera de la jurisdicción contenciosa o, si no, en
su día a la Sala de lo laboral, resolviendo sobre una
misma materia y por lo tanto sobre expedientes de
regulación de empleo. Yo lo digo aquí como una posición intermedia que pudiéramos adoptar, pero en cualquier caso, si no se adopta eso y si no estamos en condiciones de garantizar que esos expedientes de
regulación de empleo son confirmados por la jurisdicción contenciosa o en su caso por la jurisdicción laboral en un período rápido de tiempo, mi grupo sí que
plantearía mantenerla ante el juez de lo mercantil, porque nos da la impresión de que tener certeza sobre el
expediente de regulación de empleo puede ser un presupuesto previo para el convenio y por lo tanto para el
mantenimiento de los puestos de trabajo.
Y perdóneme el compareciente esta digresión que he
estado haciendo pero que ha venido también al hilo de
su intervención. Quiero agradecerle en cualquier caso
su comparecencia y de alguna manera también trasladarle ese planteamiento; si somos capaces o si fuéramos capaces de que estos temas ya estuviesen en la
jurisdicción laboral y que la jurisdicción laboral resolviese en un período corto de tiempo, eso seguro que
apoyaría el hecho de sacarlo del juez de lo mercantil.
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Señor Mantilla, por el Grupo Parlamentario Popular.
El señor MANTILLA RODRÍGUEZ: Lógicamente, agradezco la presencia de don Cándido Méndez en el
Congreso para exponer los puntos de vista de su sindicato, que han sido exhaustivos pero muy expositivos.
La opinión que pueda yo tener como portavoz del
Grupo Popular y mis opiniones personales pueden ser
distintas en un momento determinado. Quiero decir que
a lo mejor expongo algún planteamiento con el que personalmente no coincido. Pero, intentaré ser lo más
claro posible.
Decía el señor Méndez que el objetivo de su sindicato sin duda es garantizar la continuidad de la empresa y
lógicamente preservar el máximo número de puestos
de trabajo, a ser posible todos. Yo creo que ese es el
objetivo común de todos los grupos parlamentarios y el
objetivo común de la Comisión de Codificación que
fue constituida al efecto. Le tengo que decir, señor
Méndez, que esa Comisión tiene su origen en 1995; su,
vamos a llamarle así, exponente mayor fue el catedrático señor Rojo y fue a instancias en aquel momento del
Partido Socialista, en el Gobierno. Ese fue el anteproyecto original, que ahora ha dado lugar al anteproyecto
definitivo de la Comisión de Codificación que el
20157
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
Gobierno ha asumido y que hoy tenemos como proyecto de ley. Antes de hablar de este proyecto le quiero
indicar que todos los comparecientes tanto el señor Olivencia como el señor Rojo fundamentalmente, que volvamos a repetir que han sido, por decirlo de alguna
manera, el padre y la madre de la criatura, han dicho
que en ningún momento, especialmente el señor Olivencia, han tenido ningún tipo de presión por parte del
Gobierno para que la ley designase hacia un lado o el
otro. Es decir, que el objetivo, por tanto, es la continuidad de la empresa, porque ya sabe usted que estos anteproyectos vienen casi desde hace cincuenta años; a partir de 1959 se ha intentado la creación o la redacción de
determinados anteproyectos en distintas comisiones y
por fin tenemos un proyecto de ley. Todos los grupos
parlamentarios estamos totalmente convencidos de que
este tiene que ser un proyecto definitivo y tiene que ser
consensuado no solamente por los grupos parlamentarios, sino que también tiene que ser consensuado con
todas las fuerzas políticas, económicas y sociales,
donde lógicamente ustedes tienen un gran predicamento y una gran fuerza; no me cabe la menor duda.
Con esta objetividad, que comparto y no discuto, hay
una cosa que está clara. Se ha intentado por todos los
medios que el concurso no esté perturbado por ninguna
acción externa, y me explico. Como bien sabe, en la
actualidad, independientemente del concurso, hay una
serie de procedimientos que tienen su vía independiente: tiene los créditos laborales, tiene los hipotecarios y
tiene las deudas con las administraciones públicas. Por
tanto, cada uno de ellos tenía un tratamiento independiente y cualquiera de ellos, lógicamente, tenía la llave
para cerrar el procedimiento concursal. Sin duda, uno
de los que tenían la llave para cerrar el procedimiento
concursal son los trabajadores. Estoy totalmente convencido de que si el objetivo fundamental es garantizar
la continuidad de la empresa y preservar los puestos de
trabajo, ninguna fuerza que sea política, social o económica se puede permitir el lujo de tener una llave que
determine que ese concurso finalice o no finalice o que
ese concurso pueda tener alguna viabilidad o no. No le
quepa la menor duda, y le vuelvo a repetir desde el
punto de vista personal, que si los créditos laborales
tienen su tratamiento y su procedimiento independiente, tienen una llave para cerrar el concurso cuando les
apetezca, porque yo le digo a usted y le digo al señor
Barrero: Vamos a suponer que nosotros mantenemos
que los declarativos provengan sólo de la vía de lo
social. Entonces, los trabajadores, como usted bien
sabe, y como viene ocurriendo por desgracia en la práctica, cuando se adeudan una serie de mensualidades,
tres, cuatro, cinco o seis, si van a los juzgados de lo
social, piden la rescisión del contrato, causas objetivas
sin duda y rescinden el contrato. Entonces, rescinden el
contrato, fijan la indemnización y toda esas historias.
El juzgado de lo mercantil efectivamente concede esa
indemnización, se situaría en los créditos privilegiados
con su cobro pertinente. Les pregunto a usted señor
Méndez y señor Barrero: ¿Qué pasaría con la rescisión
del contrato? Porque, claro, en ese momento si la plantilla totalmente está con rescisión de contrato, ¿cómo
continúa esa empresa? Imposible. Se ha cerrado el concurso y ha muerto la empresa. A eso yo le digo: ¿Usted
es partidario de esa situación? Yo creo que no. Usted
desea que la empresa continúe. Estoy totalmente convencido y estamos totalmente convencidos todos los
demás grupos de que hay que garantizar todos los derechos de los trabajadores y que en causas de extinción
de contratos o de suspensión de contratos colectivos
hay que poner todo tipo de garantías para que los derechos de los trabajadores se mantengan tal como se
mantienen en la actualidad. En eso estamos todos totalmente de acuerdo.
Señor Méndez, perdone que discrepe porque usted
pregunta si tenemos prejuicios hacia los juzgados de lo
social. En absoluto, pero da la impresión de que quien
tiene prejuicios hacia los juzgados de lo mercantil son
ustedes porque dicen: Es que el juzgado de lo mercantil
no conoce la problemática social. ¡Hombre!, yo creo
que la problemática socio-laboral la conocemos todos
de una manera u otra y ya le acabo de decir que si un
juez de lo social se ha incorporado recientemente,
recién salido de la oposición, sin duda que también tendrá el mismo conocimiento que pueda tener el juez de
lo mercantil cuando inicie su andadura. Por tanto, con
el tiempo el juez de lo mercantil, si tiene tratamiento de
lo laboral sin duda que tendrá exactamente el conocimiento de la problemática laboral y social. Lo que no
puedo aceptar es lo que pueda decir usted y lo que
decía ayer su amigo. Digo su amigo porque ayer el
señor Fidalgo lo trataba de amigo (El señor Méndez
Rodríguez: Así lo reconozco.). Sí, sí, por descontado,
él lo ha dicho y le quiero decir que ayer públicamente
ha manifestado que lo trataba como amigo, lo cual no
deja de ser importante y meritorio. Entonces, lo que
tratábamos era el tema de lo social y decía que el juzgado de lo social tenía más sensibilidad social. Ahí
tengo que discrepar porque yo creo que el juez de lo
mercantil y el juez de lo social tienen lógicamente que
dictaminar y sentenciar de acuerdo con una legislación.
No pueden dictaminar o sentenciar de acuerdo con una
sensibilidad social mayor o menor. Vuelvo a repetirle,
señor Méndez, que sensibilidad social tenemos todos,
sin duda, aunque usted sea el mayor representante de
un sindicato y nosotros a lo mejor estemos en un partido político que ustedes consideran que no somos tan
sensibles socialmente. Yo creo que lo somos igual.
Vuelvo a repetir, señor Méndez, que el Partido Popular,
no le quepa la menor duda, está dispuesto a garantizar
y a preservar los derechos de los trabajadores; no le
quepa la menor duda. También le vuelvo a repetir que
somos conscientes, y los demás grupos parlamentarios
también deben serlo de que el concurso tiene que tener
su objeto, y el objeto es la continuidad de la empresa y
20158
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
preservar todos los puestos de trabajo. Para eso no
puede haber ningún colectivo, llámese laboral, llámese
hipotecario o llámese de administraciones públicas que
pueda tener la llave del concurso. No puede haber ningún colectivo. Vuelvo a repetirle que eso es desde mi
punto de vista.
Usted ha hecho una serie de aportaciones que me
parecen muy positivas. Sin duda me parecen muy positivas y anticipo que el Partido Popular con muchas de
ellas está totalmente de acuerdo. Tampoco tendríamos
ningún inconveniente en plantear las enmiendas pertinentes para que gran parte de ellas puedan ser incluidas
en el proyecto al igual que lo puedan hacer los demás
grupos parlamentarios. Simplemente, y para terminar,
le quiero hacer una pregunta: Usted habla, y también
digo que no es ninguna propuesta descabellada, de que
en los concursos en los cuales la empresa tenga más de
cien trabajadores fuera parte de una Administración
judicial un representante de los trabajadores. En principio es una pregunta y ante su posible respuesta yo le
anticipo una cosa: ya sabe que en estos momentos están
tres interventores: un abogado, más o menos un especialista económico y un interventor acreedor. No sé si
usted dice que en lugar del interventor acreedor, porque, lógicamente, en los otros dos no lo veo, si es en
lugar del interventor acreedor o si va a ser uno más. (El
señor Barrero López: Uno más.) Si en lugar de tres
van a ser cuatro, es muy distinto. Vuelvo a repetir: de
tres a cuatro era muy distinto, entre otras cosas, a los
efectos prácticos porque la intervención judicial llamada ahora o la Administración judicial que se llamará
mañana, si no se le cambia el nombre, porque hay
muchas propuestas para cambiárselo, ya sabe que es un
órgano colegiado y funciona por mayoría. Si son cuatro,
lógicamente, puede haber empates e, independientemente, las responsabilidades a que se pudieran derivar, que
hay muchísimas en este nuevo proyecto para la Administración judicial, podrían dar lugar a distorsiones graves, el que se inhiba en un informe o algo por el estilo, y
a ver cómo están esas responsabilidades. Entonces, a mí
me gustaría saber cuál es el tratamiento que daría usted a
ese interventor vamos a llamarle sindical.
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Señor Méndez, su turno para responder a las preguntas
de los grupos parlamentarios. Apelo a su capacidad de
síntesis.
El señor SECRETARIO GENERAL DE LA
UNIÓN GENERAL DE TRABAJADORES (Méndez Rodríguez): Espero conseguirla.
En primer lugar, les quiero agradecer sus opiniones
en relación con mi intervención y manifestaré también
que nosotros aceptamos el ofrecimiento que se nos
hace de mantener la vinculación con los grupos parlamentarios para así ir definiendo nuestras aportaciones a
lo largo del trámite del proyecto de ley concursal. Tam-
bién quisiera indicar que nosotros a su vez ofrecemos a
aquellos grupos parlamentarios que no nos han hecho
ese ofrecimiento nuestra predisposición para tratar de
analizar con ellos cualquier tipo de enmienda, aportación o sugerencia que hace la Unión General de Trabajadores y que se pueda argumentar y justificar como yo
he hecho en esta comparecencia.
Tendría que manifestar que no ha habido suficiente
contacto. De hecho, solicitamos al señor ministro de Justicia que se abriera un período de consulta más amplio y
más abierto e incluso advertimos en su día, hace prácticamente un año, el 17 de octubre de 2001, en una carta
que remitimos al Ministerio de Justicia que debía de procederse a la remisión del anteproyecto de ley al Consejo
Económico y Social; al menos no se había remitido hasta
ese momento, no sé si es que no se había previsto. De
hecho, aquella situación se rectificó pero seguimos denotando una insuficiencia en un proceso de consulta que si
hubiera sido mucho más abierto y más sosegado probablemente nos hubiera podido permitir, con nuestras aportaciones, matizar, precisar o rectificar algunos de los
contenidos del actual proyecto de ley.
Nosotros compartimos la opinión de que se derivan
peligros en este proyecto de ley concursal que pueden
materializarse en recortes de derechos sociolaborales de
las trabajadoras y los trabajadores de nuestro país en una
situación tan difícil como es la crisis de una empresa.
Por hacer algunos comentarios, en primer lugar, a la
señora Uría y al señor Silva, les he de manifestar que
nosotros consideramos que por el mantenimiento del
ámbito de lo sociolaboral no tiene por qué perturbarse
la eficiencia del proceso concursal. Si me lo permiten,
quisiera hacerles una especie de suplicatorio, que creo
que es una palabra parlamentaria: me gustaría que en
este sentido hicieran un esfuerzo para el reconocimiento del ámbito específico de lo social al igual que yo sé
que ustedes lógicamente hacen un esfuerzo para defender el juez natural en el caso de los ámbitos territoriales
para otro tipo de problemática. Digamos que me gustaría que hicieran esa reflexión porque probablemente
entenderían mejor el sentido de mi defensa de la necesidad de preservar o de evitar que se aproveche la ley
concursal para no aplicar o incluso para derogar en
situaciones de concurso el derecho sustantivo de trabajo, el estatuto de los trabajadores, etcétera.
Por último, para hacer algunos comentarios al señor
Mantilla, en primer lugar, le agradezco su franqueza.
Creo profundamente en la pluralidad del Partido Popular y usted acaba de hacer un uso libre de dicha pluralidad en tanto en cuanto dice que aporta opiniones personales que pueden no coincidir con las de su grupo. De
las opiniones personales que usted ha expresado me
quedo con aquellas que me parecen interesantes y espero que tengan éxito en el trámite de parlamentario y que
sean defendidas colectivamente por su grupo.
En segundo lugar, nosotros no tenemos prejuicios
hacia los juzgados de lo mercantil. Sí detectamos ese
20159
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
prejuicio en el contenido del proyecto de ley, pero va
mucho más allá del juzgado de lo social. He expresado
de que considero que se está produciendo una especie
de huida del derecho del trabajo, cosa que me parece
bastante inquietante. Les tengo que manifestar, entre
paréntesis, porque inmediatamente me llamaría a la
cuestión el señor presidente, que hay otras decisiones
que ha adoptado el Gobierno del Partido Popular y que
está apoyando el Grupo Parlamentario Popular, que
afortunadamente se están rectificando en parte, en las
que se percibe claramente cómo la decisión no obedece
a una lógica sociolaboral, sino a una lógica de política
macroeconómica. Hay una supremacía de lo económico, de lo macroeconómico en relación con el Estado de
derecho en el ámbito sociolaboral. Digamos que la
experiencia de lo que nosotros denominamos decretazo, que ya afortunadamente, en un acto a mi juicio de
inteligencia y de tino político, se está rectificando todavía en parte, también en cierta medida nos permite
detectar y observar con preocupación esta deriva de
huida del derecho del trabajo. Hemos de preguntar por
qué pueden tener la llave en la ejecución las administraciones públicas, por qué pueden tener la llave en la
ejecución a través de los créditos con garantía real los
bancos o entidades financieras y por qué no pueden
tenerlo los trabajadores (El señor Mantilla Rodríguez: Ahora ninguna.). No, no. Tanto las administraciones como las instituciones financieras tienen una
mayor situación de privilegio real que los derechos de
los trabajadores en esta ley concursal. En ese sentido,
quisiera que tuvieran en cuenta nuestras consideraciones de manera tal que se pudieran incorporar en las
modificaciones que al final voy a volver a comentar.
En tercer lugar, no quiero ni siquiera mínimamente
ingerirme en cómo dirimir en el procedimiento parlamentario la incorporación de un representante de los
trabajadores, que no un interventor sindical, de un
representante de los trabajadores afectados por la situación de concurso. Puede ser un técnico que designen
los trabajadores, puede ser un miembro del comité de
empresa, puede ser un sindicato, pueden ser aquel o
aquellos que los trabajadores determinen. Yo no lo sé.
Lo único que hago es manifestar que sería necesario
introducir en la Administración judicial, si de verdad se
quiere hacer visible la nueva óptica de mantener la continuidad de la empresa, que es mantener los puestos de
trabajo, se debería de incorporar un administrador en
representación de los trabajadores ¿Por qué procedimiento? Estoy completamente convencido de que hay
una larguísima tradición parlamentaria que les permitirá alumbrarles sobre qué procedimiento es el más idóneo para poder resolver esa situación. No soy quién
para poder resolver esa interrogación. Ustedes tienen
capacidad y sobre todo la legitimidad absoluta en el
Parlamento para poder resolverla.
Para terminar, haré tres consideraciones y volver a
insistir en las modificaciones que he planteado. (El
señor presidente ocupa la presidencia.) Nosotros
consideramos que no se debe aprovechar la ley concursal para no aplicar en situaciones de concurso el estatuto de los trabajadores; consideramos que no hay razón
para que en una empresa en concurso los conflictos
laborales no los conozca y resuelva el juez natural,
incluida la ejecución, y consideramos que hay en la
apelación de créditos una situación por la que se debería evitar que se aproveche la ley concursal para perjudicar los derechos actuales de los trabajadores en la
prelación de créditos.
Simplementeles les agradezco sus aportaciones, su
receptividad, su atención en un caso o en otro a nuestros planteamientos y vuelvo a solicitar en los términos
que he comentado anteriormente la modificación en el
trámite parlamentario de los artículos 7, 83, 90 y 26 y
la derogación del apartado 4 del artículo 63 y del
artículo 65 del actual proyecto de ley y de aquellos elementos complementarios que tengan relación con los
artículos que acabo de manifestar.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor
Méndez, por su colaboración en los trabajos de la
Comisión. Estoy seguro que habrán sido de gran utilidad. Siento no haber podido estar la mayor parte de su
comparecencia, pero sabe que siempre es bien recibido
y esperamos tener pronto una nueva oportunidad de
tenerle entre nosotros.
— DE DON JOSÉ MARÍA MAKUA GOIENETSXE,
ABOGADO. (Número de expediente 219/000448.)
El señor PRESIDENTE: Vamos a reanudar los trabajos de la Comisión.
Damos la bienvenida al señor Makua Goienetsxe,
abogado, que comparece a petición del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), a quien expresamos la
satisfacción por que nos acompañe en estos trabajos y
el agradecimiento por su colaboración. Me permito
indicarle que, de acuerdo con las normas de general
aplicación, y digo esto porque me parece que ha habido
alguna excepción, tenemos que intentar que la comparecencia se desarrolle en un tiempo que no exceda
mucho de la media hora. Eso nos obliga a pedir a los
comparecientes un esfuerzo de síntesis muy grande y
que en una primera intervención, que les pedimos que
no sobrepase mucho los cinco minutos, nos den las
ideas y los mensajes que ellos nos quieran dejar aquí
para que luego los diputados y las diputadas tengan la
oportunidad de formular las preguntas que estimen pertinentes y haya lugar a una contestación que puede en
ocasiones ser incluso más extensa que la primera intervención.
De modo que en este contexto y con nuestro agradecimiento por delante, tiene la palabra el señor Makua.
El señor MAKUA GOIENETSXE: En primer
lugar, quiero agradecerles la distinción que me hacen al
20160
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
recibirme esta mañana y oír el informe que les pueda
presentar al respecto.
En segundo lugar y después de la intervención de
Méndez y de haberles oídos a ustedes, quiero hacerles
un pequeño homenaje porque la tarea que tienen delante se me antoja complicada. Me imagino que ese será el
pan suyo de cada día y por eso, como ciudadano lego,
quiero rendirles ese homenaje ¿Por qué? Porque este
proyecto de ley concursal puede ser o un ariete precipitado de una reforma de mayor calado que no afecta a
un solo sector del ordenamiento jurídico, licencias
aparte, de derecho patrimonial, derecho económico que
se le llame, sino que alcanza, como bien ha atestiguado
Méndez, al derecho social o al orden social, como se ha
venido a denominar. Ahí no estamos ante cuestiones
menores, sino ante cuestiones mayores, porque tengo
para mí que en este momento el proyecto de ley concursal lo que plantea es probablemente la actualización
del orden social, no tanto el recorte, como ha dicho el
magnífico Méndez, doloso de los derechos sociales,
sino que el Estatuto de los Trabajadores, la jurisdicción
social, que no es jurisdicción natural, sino de excepción en origen, pues tenga que venir a la casa común o
se tenga que plantear su actualización toda vez que,
precisamente cuando la hipótesis de continuidad de la
empresa no se cumple o está en entredicho, todos los
principios generales del derecho arrancado, resistente y
estático se vienen al suelo y hay que pasar casi, como
él ha dicho, en determinado momento a la cogestión; es
decir, cuando ha abogado por la reforma del artículo 26
casi estamos volviendo a un viejo tema que en Alemania, después de la II Guerra Mundial, tuvo su actividad.
Mi valoración general del proyecto de ley concursal
es positiva. Probablemente, y descubro mis ideas más
que mi ideología, porque como empírico del derecho y
de la contabilidad puedo aportar sencillamente unas
sensaciones diarias que me ponen de manifiesto que la
quiebra, tal como se vive hoy, de ahí la necesidad, sea
la verdad de las mentiras, como dice Vargas Llosa y me
ha enseñado tan bien hace poco. Es decir, Varga Llosa
con esa verdad de las mentiras da en el clavo de la cuestión: cuando eres síndico de una quiebra y te ves rodeado del transportista local, me explico, de los acreedores
ordinarios en soledad y el concurso está sucediendo
extramuros del juzgado y el juez es prácticamente un
juez administrativo que lo ha depositado en una balda y
espera que la inspección de tribunales no le haga
enfrentarse con el asunto antes de que llegue un sustituto o de que pida el traslado, es un poco el reflejo de
que estamos viviendo. Ahí no hay nada y realmente
todo sucede fuera, por decirlo de una forma lata.
En general, la vis, la política legislativa que subyace
al proyecto, no sé si a pesar de la mayoría gubernamental que lo encabeza o por convencimiento propio (no
entro en esa metafísica), lo cierto es que tiene la nota
de neutralidad y de modernidad porque enlaza con el
pensamiento generalmente aceptado, que es el de la
conservación y liquidación, pero abandonando la vieja
tentación del arbitrismo, de los planes magníficos a
costa del Estado para resolver algo que el Estado no
puede resolver, del saneamiento y la reflotación de la
empresa. ahí coincido con la línea de la política legislativa, si bien digo, como he citado al principio y el testimonio de Méndez es moral y expresivo de ello, que el
alcance es mayor porque, aparte de la continencia de la
jurisdicción o no, es decir, el escándalo de dos pronunciamientos judiciales diversos y todos esos problemas
técnicos que se plantean, ciertamente hay tratados
internacionales suscritos por el Estado español y con
rango constitucional, que creo que ha citado Méndez,
que se han tenido presentes en alguna medida en el trayecto que va desde el anteproyecto de ley concursal al
proyecto de ley concursal.
Dicho lo cual, y como no tengo más tiempo, me limitaría a decir que, desde mi perspectiva, puede ser un
buen inicio si bien plantea cuestiones de mayor alcance
y, por lo tanto, están ustedes condenados —de ahí mi
homenaje también— a la imperfección de las instituciones democráticas y a la imperfección de la democracia;
es decir, la solución que van a dar no va a ser una solución definitiva, desgraciadamente, porque si el Estatuto
de los Trabajadores y todo el orden social queda donde
está, me temo que los conflictos van a ser enormes.
Cierto es que el orden social no tiene la clave de la quiebra. Eso lo atestiguo; no tiene la clave de la quiebra porque, aunque se empecine en la ejecución separada, después se enfrenta con el abismo de lo que dijo un ilustre
jurista español, del español de presa con clásico calañés
y trabuco naranjero que asaltando, etcétera, hoy simula... Es decir, ahí está el robador de Estado, que es el
pseudoempresario esperando a hacerse con los fragmentos del naufragio y generalmente ahí los soldados
de fortuna, que no son empresarios, satisfacen sus intereses egoístas y el orden social queda siempre acunetado, si no algunos de ellos corporativamente se reproducen con esa siniestra faz del capitalismo que surge ahí o
del fundamentalismo de los egoístas.
Dicho lo cual, muy simbólicamente, paso a las soluciones de técnica-jurídica: las soluciones de técnica
jurídica y legislativa en el proyecto de ley concursal, la
mejora, la oportunidad política, los guiños a lo social o
no; es decir, los convencimientos de quien promueve el
proyecto respecto al anteproyecto de ley concursal pues
son significativos.
En presupuestos y declaración, sencillamente el concurso voluntario que equivalga a reconocimiento de
insolvencia me parece positivo y simplifica mucho. La
simetría del artículo 2.4,5.º, donde aparece el término
temporal para el crédito público, sigue planteando problemas a la doctrina. La añadidura de la legitimación
en el ministerio fiscal parece de recibo. Dos autores
catalanes, Cerdá y Sancho, se hacían eco hace tiempo
de ello y realmente con ocasión de una instrucción
penal, si no con ocasión de una acumulación de ejecu-
20161
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
ciones repetidas y reiteradas de las que tenga conocimiento un juez de lo civil, claman por el interés público
y un ministerio fiscal legitimado para instar la declaración de quiebra.
En punto a procedimiento y declaración la centralidad, la concentración, la jurisdicción exclusiva del juez
del concurso con sus limitaciones, que yo creo que el
señor que me ha precedido las ha puesto sobre la mesa
de una forma completa, me parece indeclinable. El
señorío de ese juez es absolutamente necesario porque,
si no, hasta él mismo se tiene que producir contra sí
mismo en el colmo de la paradoja, como yo, síndico,
he tenido que asistir dentro de la quiebra. Es decir, el
mismo juez de lo civil que tiene que ejecutar masa activa y exacionar o separar por un pleito civil, es decir, un
ordinario, un menor cuantía en paralelo en su mismo
juzgado. La cuestión de la coexistencia, y ahí hay también un problema de juzgados de lo civil dentro de lo
civil, es decir no ya de volver a la casa común de lo
civil del juez de excepción, del juez casi del corporativismo nacional sindicalista al socialismo y al populismo actual. No, no, es decir, el juez de lo civil, que
conoce de las responsabilidades de los administradores
en el régimen jurídico de las sociedades españolas, ese
va a colisionar con el juez de lo mercantil especial de
lo civil, toda vez que sus competencias en materia de
acciones sociales, de responsabilidad de administradores, están ahí, más adelante se pueden ver en otro apartado del proyecto. Esa es una cuestión que la doctrina
pone de manifiesto y yo comparto que es una preocupación.
La simetría entre voluntario y necesario se compadece con la alta exigencia y tensión que al deudor se le
exige como apele, me explico, a la insolvencia. No se
olvide, por ejemplo, que en responsabilidad extensiva,
que muchos de los que defienden el fundamentalismo
de la providencia reclaman paradójicamente que se aligere, esa responsabilidad extensiva en sede de personas
jurídicas, por ejemplo, es fiel exponente de que quien
apele voluntariamente se somete a una tensión procesal
y ya no hablo de la calificación, no hablo de otras consecuencias que se siguen. Es suficiente grado de compromiso que justifica el que, sin contradicción, se
admitida la apelación inicial porque aspira a salir de la
insolvencia o a resolverla y liquidarla ordenadamente.
El artículo 24 manifiesta una opción de técnica legislativa sabia a mi entender, que es por la acumulación
respecto a la extensión de la responsabilidad del grupo,
creo que fue Migens, autor transplantado a España de
origen argentino, quien lo demostró trayendo a colación los casos argentinos y la perversión de la extensión ciega de la responsabilidad dentro de un grupo.
La administración judicial, la denominación, alguien
la ha citado, me parece que hay que recuperar sin prejuicio la nomenclatura histórica de la sindicatura, porque sólo apelar al Diccionario de la Lengua Española,
a la vigésimo segunda, te dice que es un encargado de
liquidar y a la postre es un tránsito el del síndico, no es
una administración en continuidad, nunca la va a ser
porque la continuidad interina durante el proceso no es
la continuidad empresarial. Luego, administrar, ordenar, disponer, organizar en especial la hacienda, es una
hacienda dinámica en funcionamiento y creo que la
denominación es una cuestión menor.
Estructura y composición de la administración judicial: el sistema de nombramiento mi experiencia, mi
humilde experiencia de zurupeto, y lo digo delante de
tanto notario y como intruso, es decir, es que hay que
arrancarla curiosamente del juez ¿Por qué? No por connivencias extrañas o espúreas del juez, sino por recurrencias que no permiten la sociedad abierta y la libre
competencia, es decir, que los jóvenes se sumen y los
jóvenes suman mucho en esos tractos de los turnos profesionales. Los turnos, las corporaciones profesionales
los acreditan, luego debería ser ipso iure una lista
actualizada la que atendiera eso.
La crítica a la ausencia centralizada de un listado de
competencias, porque curiosamente en el 26.3 no se
habla de las facultades, creo recordar, del administrador judicial y, en cambio, en el 181.1 y en el 183.2 se
suponen. Luego, ese listado de competencias se echa
en faltar.
El señor PRESIDENTE: Por el grupo parlamentario solicitante, señora Uría, para que tenga oportunidad
de ampliar algunas cosas.
La señora URÍA ETXEBERRÍA: Muchas gracias,
señor presidente, gracias también al compareciente
cuya presencia fue solicitada por mi propia formación
política conocida su solvencia profesional en plaza tan
comercial y mercantil como es Bilbao (Vizcaya), dato
este que me evita otras explicaciones. Le sé conocedor
en profundidad del proyecto y me gustaría hacer punteo de algunas cuestiones, varias de ellas ya por él citadas pero que, desde mi perspectiva de mucho menos
conocedora que él de lo que son los procedimientos
mercantiles o concursales, me han ido llamando la
atención según voy conociendo el proyecto.
En primer lugar, los demás miembros de la Comisión conocen y supongo que también el propio compareciente la fe que sigo manteniendo en el Poder Judicial y, por tanto, si no le parecería adecuado que
también dentro de los posibles iniciadores o solicitantes del concurso, en el artículo 3 se pudiese incluir al
propio juez cuando conozca de una acumulación de
ejecuciones contra el mismo deudor y cuando se
advierta la imposibilidad de pago de deudas por el
mismo; sin haber sido solicitada por él, que hubiese
posibilidad de que teniendo determinadas certezas y
conociendo determinados datos, el propio juez lo solicitase, de la misma manera que nos apuntamos a considerar buena la idea de que el ministerio fiscal que
conozca de una determinada causa criminal en la que
20162
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
se acredite o se conozca determinada insolvencia,
pueda ser instigador de un procedimiento de este estilo.
En cuanto al artículo 26, por casi todos citado, será
de los que más número de enmiendas acumule por lo
que vamos viendo en las comparecencias, nos gustaría
que se pudiese establecer algo parecido, garantizando
la solvencia, por supuesto, de quienes vayan a desempeñar los cargos que se pretende, a un sistema similar o
parecido al que la Ley de Enjuiciamiento Civil en el
artículo 341 establece: el sistema de sorteo, eso sí, previa colaboración de los colegios, que pudiese depurar
de manera adecuada quiénes componen los listados respecto de los cuales vaya a ser posible ese sistema de
sorteo.
En el artículo 34, efectivamente, y es con lo que ha
concluido su intervención, echamos en falta que no
exista una delimitación mejor de las funciones que en el
ejercicio de su cargo tendrán que desempeñar los administradores judiciales, funciones de comprobación, funciones de custodia y administración e incluso en relación con el convenio y con la junta de acreedores. Ese
pormenor se echa en falta en el contenido de la ley.
En el 75 sí quisiera conocer su opinión en relación
con cómo se trata la separación de la masa activa de los
llamados créditos públicos y dos cuestiones más ya
sólo es si en el 99 —y como solicitado por una formación nacionalista, tenía que llegar a lo que otro diputado, que hoy no está presente en la Comisión, dice que
preguntamos siempre que qué hay de lo mío—, cuando
se establece la posibilidad de que excepcionalmente se
tengan en cuenta las circunstancias del mercado nacional en relación con la conservación o las propuestas
que el convenio pueda establecer no es necesario también, teniendo en cuenta que los estatutos de autonomía reconocen a otro nivel autoridad en la dirección de
la política económica, que se tenga también en cuenta
el entorno social y económico más vinculado a la propia comunidad autónoma, ya que casi todos los estatutos reconocen dirección en la política económica a este
respecto que debiera ser tenida en cuenta por el juez
que decida.
Por último, si le parece que está adecuadamente tratado en el proyecto otro aspecto al que se ha referido,
que es la posibilidad de declarar en el propio proceso y
hacer efectiva la responsabilidad patrimonial de los
administradores que prevé la legislación mercantil y
también las responsabilidades de los auditores.
El señor PRESIDENTE: Señor Silva, por favor.
El señor SILVA SÁNCHEZ: Muchas gracias, señor
presidente, muchas gracias también al compareciente,
don José María Makua.
A mí me ha resultado tentador o muy interesante el
planteamiento que ha hecho de que podía suponer una
cierta contradicción, en el sentido jurídico el término
contradicción, a la intervención del anterior compare-
ciente, don Cándido Méndez, sobre la base de que
quizá la situación de insolvencia o la situación concursal permita hacer una excepción a la excepción y, por
lo tanto, volver, de alguna manera, a la jurisdicción
civil, aunque sea jurisdicción civil especializada, para
resolver determinadas materias. Me interesaría mucho
que concretase un poco en la medida de lo posible ese
planteamiento. Es decir, ¿estábamos pura y exclusivamente ante un planteamiento de organización judicial
y, por lo tanto, hace una defensa del juez de lo mercantil para las competencias o el juez de concurso tal y
como se encuentra en el proyecto de ley o se trata de
excepcionar alguna disposición material también de
derecho laboral o alguna disposición procesal? Quiero
decir, ¿está defendiendo el planteamiento que hace el
proyecto de ley de atribuir esas competencias?, ¿está
pidiendo una mayor excepción? o ¿hace una defensa
del juez de lo mercantil, pero asumiendo, por ejemplo,
planteamientos de derecho material o procesal laboral?
El señor PRESIDENTE: Señor Sánchez Garrido,
por favor.
El señor SÁNCHEZ GARRIDO: Buenos días,
muchas gracias, señor Makua, por su comparecencia,
que agradecemos profundamente, además de por su
claridad, pese al tiempo que ha tenido usted, para explicar su visión global de la ley concursal.
Yo coincido con usted en que la denominación, el
nombre de la administración judicial, es un tema
menor; sin embargo, aun siendo un tema menor, no
deja de ser también un tema de rigor. Efectivamente no
me parece adecuado el nombre de la administración
judicial porque, como ya hemos dicho aquí en alguna
ocasión, los administradores creo yo que no administran, sino que lo que hacen es intervenir. Entonces, el
nombre concreto y clásico de la sindicatura me parecería que es el más adecuado.
En cuanto a lo que a administración judicial se refiere, usted ha dejado abierta, aunque no ha podido explicar quizá por el tiempo, esa posibilidad de que intervengan otros abogados jóvenes. Yo creo que es una
cuestión de capacidad y de probada eficacia. No porque se lleven muchísimos años eso quiere decir que se
esté más capacitado para hacer en temas concursales.
Se puede ejercer durante muchísimos años y no haber
intervenido en una sola suspensión de pagos, en una
quiebra y, sin embargo, llevar cinco o seis de ejercicio
y conocer perfectamente lo que es este tema. De todas
las formas, sí me adhiero a lo que dice la señora Uría y
nosotros redactaremos alguna enmenda que dé importancia, también claridad y la transparencia, a lo que
dice el artículo 341 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
porque no cabe duda de que esta es una ley que, como
usted muy bien ha dicho, tiene tanto alrededor que
huele mal y cuanta más claridad y transparencia haya,
mejor. Por eso, sí que lo vamos a apoyar.
20163
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
Como ha tenido usted tiempo, me gustaría saber su
opinión sobre cómo considera usted el procedimiento
concursal, si es largo, si es costoso o, por el contrario,
es un procedimiento garantista y correcto. Es simplemente conocer. A nosotros nos plantea, como se puede
usted imaginar, muchos problemas, desde las publicaciones, la gratuidad, tantas secciones, tanto incidente,
tanto recurso, que sin duda son también garantías para
el administrado, pero si cree que eso es un poco largo y
costoso o si, por el contrario, estamos en una situación
en la que los plazos son los que son y no se pueden
acortar más.
También quería saber su opinión, si fuera posible,
sobre un tema que a todos nos preocupa y es el privilegio que estamos reconociendo a los créditos públicos y,
cuando digo los públicos, me estoy refiriendo a estos
que siempre tradicionalmente están en el artículo 71 de
la Ley General Tributaria y en el 22 de la Ley de la
Seguridad Social. Me considero enemigo declarado,
aunque soy defensor de lo público, del privilegio de
estos créditos. Entonces, aunque sí es cierto que yo sé
que no se puede ser tajante y no se puede cortar de una
sola vez, pero sí era partidario de que ese 50 por ciento,
que generosamente por los redactores del proyecto se
le deja, se viera reducido a un 10 o un 15 por ciento con
una benevolencia extrema por su ineficacia.
Por último, quisiera también conocer su opinión,
como abogado que es usted y como buen conocedor y
además que lo ha dejado bien claro, sobre unas actuaciones de esos pseudoempresarios, de esas gentes que
pululan por los juzgados y que se aprovechan de las
suspensiones de pago y de las quiebras para hacer un
gran mal a multitud de pequeños empresarios a los que
dejan tirados y que tienen un comportamiento doloso y
que, como decía ayer un catedrático, el artículo 165
hace una relación muy detallada de cuáles son estas
conductas. Yo soy partidario de que a esas conductas se
les aplique el Código Penal, y que no se les aplique con
extrema benevolencia por lo que pueda decir la ley
orgánica respecto al arresto domiciliario y respecto a la
incomunicación y la intervención de la correspondencia. Me gustaría saber su opinión.
El señor PRESIDENTE: Señor Ayala.
El señor AYALA SÁNCHEZ: Señor Makua,
muchísimas gracias por su comparecencia y le diré que
mi grupo se congratula de que un abogado en ejercicio,
también circunstancia que concurre en el que le habla,
comparezca ante esta Comisión de Justicia e Interior
para hablarnos de un tema que, sin que sea numeroso,
sí nos ocupa en el ejercicio de la profesión sucesivamente tanto en una parte del espejo en la otra parte,
bien como abogados del concursado o bien como abogados de los acreedores, y que nos han ocupado en
algunas ocasiones en nuestro ejercicio profesional. Por
lo tanto, con independencia de que compareció ayer el
presidente del Consejo General de la Abogacía, como
representante de todos nosotros, de todos los abogados
en ejercicio, también es bueno que comparezca un abogado que está en el día a día en la briega judicial en los
temas concursales.
No quisiera agotar demasiado el tiempo porque la
mañana es muy larga. Algunos de mis compañeros ya
han dicho las cuestiones que también nos preocupan a
nosotros. He tomado muy buena nota de su análisis previo y de su consideración casi filosófica general. Hay
un tema que parece que está latente en todas las intervenciones, sobre todo cuando existe cierta sensibilidad
hacia lo sectorial, acerca de las divergencias en las
decisiones judiciales según la materia y según cuál sea
el juez que la tenga que tomar. A nosotros nos parece
que no es la piedra angular la existencia de una divergencia jurisprudencial. Estamos acostumbrados a sorpresas en distintas interpretaciones en una misma jurisdicción según quien sea el juez del que emane el auto o
la sentencia y, por lo tanto, no es ese el problema. El
problema en sí estará en la buena formación de los jueces y el problema en sí estará en la buena formación
del cuerpo de esa fuente del derecho que es la jurisprudencia y que, evidentemente, el tiempo es el que consolida una postura jurisprudencial, con independencia
de las divergencias que puntualmente se vayan haciendo. Por tanto, la jurisprudencia en el campo de lo social
a través de los tribunales de lo social, la jurisprudencia
en el campo mercantil, la jurisprudencia en el campo
civil ha formado parte de las fuentes del derecho y, por
lo tanto, los jueces de lo mercantil, en una cuestión en
la que también agradezco su absoluta contundencia y
claridad al decir que es absolutamente imprescindible
la existencia de este juez único que analice todos los
temas del concurso, pueda llegar a ser un buen juez
que, en definitiva, es lo que todos estamos buscando.
Me gustaría también, como abogado en ejercicio que
es usted, que nos expresara, se lo reitero porque ya se
lo ha dicho alguno de mis compañeros, cuál es su opinión en concreto no ya sobre los plazos que se han establecido en el proyecto de ley concursal, sino sobre si
esos plazos van a permitir la finalidad que la ley tiene,
es decir, van a permitir que la empresa y sus trabajadores puedan seguir y salir de esa situación de crisis en el
plazo que fuere necesario y en el que así se acordare si
es que fuera posible en el convenio. Estaremos de
acuerdo en que precisamente hoy uno de los males
endémicos de los procesos concursales, bien sean suspensiones o quiebras o bien sean procedimientos de
quita y espera o concursos de acreedores, evidentemente está en que el polvo que se acumula en los anaqueles, lo que hace que se den situaciones extrajudiciales y
que esos cuervos, en una expresión que todavía nadie
había empleado pero ya se han empleado todas las relativas a esa serie de especímenes que se mueven por los
juzgados con torticeras intenciones, provoquen en la
desaparición final de la empresa.
20164
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
El señor PRESIDENTE: Señor Makua.
El señor MAKUA GOIENETSXE: En primer lugar,
respecto a lo que Margarita Uría ha apuntado sobre la
legitimación, el juez que sea arte y parte yo creo que no
es la solución. Por eso la sede del ministerio fiscal, habilitándole legitimación ahí, es la solución. El juez que
conozca de esos hechos o circunstancias por acumulación, el tanto de oficio sería o la puesta en conocimiento
del ministerio fiscal, a mi humilde entender.
Sobre el tema del sistema de elección, estoy de
acuerdo.
Sobre el tema del artículo 34, creo que ha citado la
parlamentaria, y si me permiten ustedes, ya no me
acuerdo de memoria, el 34 que habla del ejercicio del
cargo del ordenado administrador y un representante
leal, ese es el estándar, no sé a que ha venido la pregunta, la he apuntado y le pediría aclaración.
El 75, el derecho de separación del crédito público.
Aquí hilo también con lo que el señor Sánchez Garrido
ha citado del privilegio público; es decir, yo creo que,
dentro de la imperfección a la que ustedes están condenados y que es lo mejor que nos puede suceder a todos,
están transaccionando pragmáticamente el Estado
social de derecho y actualizándolo. Están en términos
de Estado social de la providencia o de derecho del bienestar y del bienhacer. De ello se deriva el que la huida
de Burdeos del derecho administrativo y la huida del
derecho social como se ha oído aquí no sean más que
palabras. Yo creo que estamos hablando de la actualización para contener el precioso legado de nuestros
mayores y que estamos tejiendo entre todos. No es un
discurso político, sino que, por ejemplo, hay resistencia ciega en el proyecto, en sede del artículo 75.4, a un
imposible, a una aporía, como es las cuotas o las cantidades —dice con imperfección suma el texto ahí—,
para luego en el 79 hablar de cuotas retenidas y repercutidas. Es decir, el mito del sujeto pagador, que en realidad todos sabemos que es falso, que tiene que estar
externalizada o depositada esa cantidad en algún sitio,
se desvanece poco después y sigue siendo una obsesión
que lo único que va a plantear es conflictos. ¿Dónde
está la caja de retenciones? Si no existe. Era un salario
que pude pagar lo que pague ¿Dónde está el impuesto
repercutido? No existe. Pienso que ahí sigue habiendo
un desenfoque total.
El artículo 99.1, que citaba la parlamentaria en términos de un Estado compuesto, se ha modificado muy
bien en el proyecto de ley y se ha reconducido a la sede
judicial. Es decir, el juez es en el caso excepcional que
se plantee cuando los umbrales de la quita y la espera
los puede ampliar. Antes en el texto del anteproyecto, y
de ahí el temor desde la perspectiva de la sensibilidad
del desarrollo de bases del fomento autonómico, del
fomento de las nacionalidades y su capacidad del hacer,
decía el Gobierno que es un sector excepcional, etcétera. El 99.1 ha cambiado y yo me felicito de ese cambio.
En punto a la responsabilidad yo les llevo a su ánimo
humildemente un convencimiento. Es decir, ni fundamentalistas del Estado providencias ni fundamentalistas del egoísmo —es muy aburrido además—, sino
pragmáticos: más ideas y menos ideologías y, por lo
tanto, el que la hace, la paga; es decir, el que es candidato a la prima estatutaria, a la prima de riesgo bien por
el oro empresarial. Broseta Pont hablaba de profesiones estatutarias. Cada vez son más las profesiones estatutarias, no sólo la licencia de abogado, la licencia de
catedrático, la licencia de empresario, la licencia de
administrador de compañías mercantiles en términos
de capitalismo institucional. Dentro de poco, esta
mañana ya se ha alumbrado, van a tener ustedes que
encarar el siguiente ajuste al ciclo de la codicia, como
decía el Newyorker la semana pasada, es decir, el ciclo
de la codicia se acaba y los gestores tienen que ser gestores de estatuto de licencia y tienen que pechar con
sus responsabilidades, sus errores y su responsabilidad
cuasi objetiva. Dostoïevski: Somos responsables de
todo, incluso de lo que no hacemos, leía el otra día.
Entonces, ahí yo, toda la duplicación de responsabilidad que en compensación, si quieren ustedes la palabra
lata, viene de la de construcción relativa o actualización del derecho corporativo, histórico, laboral, estático, no de balance dinámico, bienvenido sea; acentúen
el tema.
Silva hablaba de contradicción a: derecho material.
Hacía una disección en mi crítica al Estado del orden
social que digo estático y que, por lo tanto, enfrentan
ustedes directa o indirectamente tarde o temprano su
actualización, y también Méndez. Por ejemplo, cuando
oigo la palabra negociación colectiva veo la faz de la
hipocresía porque la negociación colectiva no es que
vaya Hayek y diga: Bueno, es que los sindicatos son
corporaciones que se saltan la ley. No, he actualizado
mi pensamiento y soy más moderado, pero, evidentemente, eso es un eufemismo de presiones de otro tipo.
Por lo tanto, sí pienso que el juez de lo mercantil, el
señorío del juez de lo mercantil tiene que encarar una
decisión crucial, para eso la separación de poderes, cual
es incluso decidir la rescisión colectiva de relaciones
laborales y nadie le puede tener.
Administradores, la denominación, de acuerdo con
usted, señor Sánchez Garrido. El tema del turno, de
acuerdo con usted. He citado a los jóvenes. Es decir,
estoy totalmente de acuerdo con usted. Ahora, en esos
intervalos de la profesión bueno sería una mezcla, una
mixtura, porque el joven, por ejemplo, que enlaza con
la economía global, con el libro electrónico, el acceso a
la información es muy superior al que estamos teniendo ya los maduros o talludos, aunque llevemos una
larga profesión.
La opinión sobre el procedimiento, creo que decía
nuestro parlamentario; es decir, es garantista, es correcto, es costoso ha dicho creo en algún momento. Yo lo
enlazaría con el tema del arancel. Pediría al Gobierno,
20165
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
que ahí sí tiene protagonismo, no sé si es una disposición final, que quite prejuicios porque los prejuicios
son universales. Es decir, tanto quien esté en el turno
de gobierno como quien está en la calle, aquello de
Suterland, del criminal de cuello blanco, lo tiene tan
adquirido que yo diría que en esta sala todos somos
tales por tener corbata, las señoras el símil de corbata,
y que por lo tanto se quite esos prejuicios y vaya a un
arancel generoso y actualizado. Eso sí, la broma o el
juego empieza ahora, es decir, quien quiera ser administrador judicial o síndico se tiene que dedicar al
menester y no puede, probablemente, compartir o tener
el don de la ubicuidad. Una quiebra con una deuda de
25.000 millones de pesetas, que en términos de Estado
es una cuestión menor, nos ocupa a cuatro personas y
no alcanzamos; hacemos una simulación de administración judicial. Necesitamos delegados permanentemente porque no ocupamos la fábrica, por decirlo así, y
eso es algo vivo. Entonces, el arancel debe ser generoso. De ahí el costo será en función del resultado. El procedimiento creo que es garantista y correcto en general.
El procedimiento abreviado, la tentación de las estimaciones objetivas singulares, versus la gran afirmación de estimación directa con Fernández Ordóñez y
Flores de Lemus casi redivivo, para luego ir rebajando
los requisitos contables me dan miedo. El procedimiento pequeño de insolvencia, reduciendo garantías me da
miedo, pero hay que ponderar las circunstancias y pienso que el administrador único es un adelanto.
Privilegio de créditos públicos, le he dicho a usted,
la huida del derecho administrativo y la huida del derecho social probablemente son las actualizaciones del
gran constructo de Duguit y del gran constructo de Chicago quizá con la jornada de ocho horas y eso es ya
indeclinable. Ahora bien, los tiempos llevan a que aquí
subyace un pensamiento: se está diciendo que lo pague
el Estado. No, no, tiene que haber un candidato a
empresario y ese candidato además tiene que cumplir
el test de la capitalización muy rápidamente y enlazo
con los tiempos. Todo depende de que exista una sociedad abierta, de que exista un candidato a empresario
que quiera capitalizar e imponer capital. Todo depende
de eso.
El tema de la conducta, código penal ilícito civil;
como nos estamos refiriendo al ilícito civil, la higiene
de la separación de la constitución negativa del proceso
civil es un acierto del proyecto que encaramos. Es más,
pienso que ahí sí que hay que profundizar casi a la americana, si usted me permite la licencia, y la subordinación no es una transposición más sino del derecho norteamericano del antiformalismo y todo lo que trae
consigo, es decir, el fraude del código civil nos diría el
catedrático. Para eso no había que haberse ido a América, pero, bueno, vamos a América, trasponemos el antiformalismo y le digo: Mire usted, el régimen reduplicado de responsabilidad, prácticamente extendido a todos
los protagonistas de la bancarrota, incluso la responsa-
bilidad subsidiaria extensiva del domino efectivo del
socio, etcétera, creo que es un hallazgo y ahí no ha de
temblar el pulso. Ese es el juego de la sociedad abierta
y creo que ahí entramos.
Jueces de lo mercantil, divergencias. Yo estoy con
usted en que no es el asunto angular por la propia naturaleza contingente y perfectible, y ojalá siga siendo así,
del derecho justo, que es el derecho del que pronuncia
la ley. En cuanto al juez único, yo ahí ya pongo el corazón. Miren ustedes, es que estoy dentro de los muros
de las quiebras, más en posición de síndico a veces. Es
que luego además el Estado tiene que proponerte negocios ilícitos para resolver el convenio especial extramuros. El orden social te tiene que proponer negocios ilícitos y tiene que apelar a tu firma y tú te mueves en una
zona fronteriza entre el Código Penal y el Código Civil
a pesar tuyo, y eso es terrible porque, aparte, el juez, en
una tenida de la que tienes noticia, dice que esa quiebra
ya está resuelta, y todavía no se ha abierto la pieza de
responsabilidad, que nadie quiere que se abra. ¿Por
qué? Porque, entre otras cosas, alguien ha dicho y creo
que ha sido el magnífico Méndez, que es el catejo en el
anticristo de los institutos o de las sociedades financieras, de los operadores financieros. Cierto es, pero el
tema es anterior, es decir, cuando, atentando contra la
ley de Azcárate, te das cuenta que no quieren la retroacción extensa ni mover la fecha de ésta porque su
deuda nominal es una pura apariencia de la deuda que
han exaccionado con intereses leoninos, y cuando das
la vuelta a la ficha ya no hay ficha; por eso hay que llevar a jóvenes electrónicos —yo estaba acostumbrado a
la ficha de descubiertos—. Cuando ves la ficha con el
39 por ciento te explicas por qué la banca ha connivido
con la pirámide financiera, con la bancarrota y la huida
hacia delante del deudor, que sentado cómodamente en
su automóvil huye prevaliéndose de la ignorancia de
jueces y magistrados, decía don Luis Jiménez de Asúa
(Risas.) en el prólogo al delito financiero el año 1933.
Es que tenemos una generación de judicatura, que
como no creamos en ella... Creo que ha sido el representante del Grupo Popular el que me ha tomado la
idea; es decir, cuando Cándido, con su auctoritas, ha
hablado del prejuicio contra el juez de excepción, no,
el problema es el prejuicio con toda la magistratura, y,
una de dos, o creemos en la imperfección de la magistratura y en el porvenir o no creemos.
Procedimiento, plazos. Pues depende de la centralidad de este discurso, es decir, de si hay un juez de lo
mercantil central concentrado con jurisdicción exclusiva y excluyente, que puede sentarse, que puede tener
tenidas —como diría si hubiera algún canario aquí, que
aprendí de ellos— multilaterales, donde una mañana
reúne a todos los agentes implicados en el asunto y se
vota o se decide, probablemente más en juicios de
homologación y legalidad, no en juicios de oportunidad económica más allá de la continuidad. La profesora Pulgar Ezquerra, magnífica defensora del orden de
20166
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
la providencia y del social corregido aparentemente,
aboga ciegamente, y es un discurso impecable desde el
punto de vista del derecho mercantil —una de mis
pasiones el leer a Pulgar Ezquerra—, pero cuando ella
pide juicios de arbitrismo, es decir, que invadan las
competencias de la ley sagrada del presupuesto y que
se metan en el Parlamento a contraer gasto fiscal para
una continuidad imposible donde no aparece empresario, a Pulgar Ezquerra yo le diría: señora, baje de su
cátedra a la calle y pregunte cuál es el salario mínimo
interprofesional, si usted aboga por eso, y cojo Pulgar
Ezquerra como pudiera coger al magnífico Beccaria, es
decir, un icono al que respeto, pero al que critico.
(Risas.) Ese es un poco mi discurso y gracias por todo.
El señor PRESIDENTE: Espero que Beccaria no
merezca tantas críticas, pero la verdad es que le agradecemos mucho su aportación, en la que ha demostrado
además que se puede al mismo tiempo vivir ese mundo,
que parece que es pragmatismo puro, de la vida de los
juzgados en relación con los concursos y las quiebras y
al mismo tiempo pasearse por esos ámbitos teóricos tan
sugerentes como el de ese elenco de autores que ha
citado, Hayek, Dostoievski y alguno que no ha citado,
pero que se ve que conoce también. Hemos oído hablar
de la deconstrucción, lo cual quiere decir que este señor
ha leído a Derrida y a Levinas, para terminar después
en la sociedad abierta, que la verdad no es un mal
campo de aterrizaje.
Muchas gracias, señor Makua, muchas gracias a
todos. Le agradecemos mucho su presencia aquí y su
colaboración.
— DEL SEÑOR TESORERO DE LA JUNTA DE
GOBIERNO DEL COLEGIO DE ECONOMISTAS DE CATALUÑA (CASSANELLAS BASSOLS). (Número de expediente 219/000449.)
El señor PRESIDENTE: Damos la bienvenida a
don Raimón Cassanellas Bassols, tesorero de la junta
de gobierno del Colegio de Economistas de Cataluña,
que comparece a solicitud del Grupo Parlamentario de
Convergència i Unió. Le agradecemos su presencia con
nosotros, señor Cassanellas, y estamos seguros de que
su colaboración será muy útil a los trabajos de la Comisión. Le puedo indicar, como seguramente ha podido
usted ver en esta larga espera en la que le hemos tenido
y por la que le pido excusas, que las comparecencias se
desarrollan con una primera intervención de los comparecientes, a los que les pedimos la mayor brevedad,
que seleccionen aquellos mensajes que crean más
importantes desde su punto de vista para hacer llegar a
los señores diputados, y luego ellos tienen una oportunidad para hacer las preguntas que consideren más
importantes y el compareciente contesta a esas preguntas. En este contexto, tiene usted la palabra para decirnos lo que estime pertinente.
El señor TESORERO DE LA JUNTA DE
GOBIERNO DEL COLEGIO DE ECONOMISTAS
DE CATALUÑA (Cassanellas Bassols): En primer
lugar, evidentemente, quiero expresarles mi agradecimiento por la posibilidad que me dan de exponer la opinión que tiene el Colegio de Economistas de Cataluña
en cuanto al proyecto de ley concursal. Yo comparezco
en delegación de Jordi Conejos, que es el decano del
colegio, pero tengo que decir también que dado que
creíamos que el Consejo General de Economistas sería
invitado a comparecer en esta Comisión de la misma
manera que el presidente del Registro de Economistas
Forenses, dado que ellos no comparecen y dado que
básica o fundamentalmente la opinión del Registro de
Economistas Forenses y del Consejo General del Colegio de Economistas es la misma que la del Colegio de
Economistas de Cataluña, yo diría que las opiniones
que voy a decirles las comparten estos organismos. El
REFOR o Registro de Economistas Forenses, de hecho,
está creado por el mismo Consejo General de Economistas. Agrupa en estos momentos a unos 1.200 economistas que colaboramos en nuestra actividad diaria con
la administración de justicia y que estamos, evidentemente, muy interesados en que el proyecto se convierta
en ley cuanto antes pero de la manera mejor posible. Yo
creo que nos toca a nosotros dar opinión básicamente
sobre el órgano de administración del concurso, sobre
el informe, etcétera, pero para enmarcarlo iniciaré mis
comentarios con un recorrido sobre la ley y en cuanto a
los temas que nos preocupan más. Evidentemente, por
cuestión de tiempo, no haré halagos a la ley, que me
parece muy positiva, sino que básicamente me dedicaré
a criticar los aspectos que nos preocupan más.
Me gustaría empezar por el tema de los privilegios
de las administraciones públicas, porque entendemos
que en algunos casos, y la historia lo demuestra, estos
privilegios han hecho que en el caso de concurso de
empresa acabe en liquidación de una manera muy rápida. Yo quisiera decir que aunque en la exposición de
motivos del proyecto de ley se dice que el convenio es
una solución normal, creo recordar, del concurso y en
el redactado posterior de la ley observamos que hay un
detalle bueno y exhaustivo en cuanto a los temas de
liquidación —se dedican aproximadamente 20 ó 21
artículos a ello—, no ocurre así con los temas de viabilidad de empresa y, por tanto, esta primera parte de la
intervención la voy a dedicar a hablar un poco de lo que
nos preocupa en el proyecto en cuanto a temas de continuidad de la empresa, porque nos da la sensación que
en el proyecto no están suficientemente regulados. El
tema que estaba indicando de los privilegios de la
administración evidentemente es importante para la
posible continuidad de la empresa. Nos parece aún
excesivo el límite del 50 por ciento del crédito que se
prevé en el proyecto de ley. Entendemos que esto
habría que modularlo o eliminarlo. Quizá se podría
poner un límite sobre la masa pasiva —un 10 por cien-
20167
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
to por ejemplo—, pero, en todo caso, este privilegio
habría que limitarlo aún más. Luego también tengo que
hacer mención al artículo 54.1 cuando habla de que los
procedimientos ejecutivos o administrativos van a
seguir si la providencia de apremios es anterior a la
declaración del concurso. Seguidamente, me referiré al
convenio. Si realmente la ley quiere fomentar, en los
casos en que ello sea posible, que la empresa continúe,
de alguna manera lo ideal, aunque esto realmente es
idealista, sería que lo antes posible se pudiera tener
claro si la empresa es viable o no es viable. Evidentemente, aquella empresa que no lo es lo que hay que
hacer es liquidarla lo antes y mejor posible, pero la que
es viable hay que apoyarla. En este aspecto no entendemos por qué hay las limitaciones al convenio, no entendemos por qué se impide el convenio de liquidación y
no entendemos tampoco por qué hay las limitaciones
en cuanto a quitas y esperas al convenio. Creemos que
estas limitaciones habría que eliminarlas del proyecto.
Por otro lado, nos preocupa también el hecho de que
los créditos que puedan dar básicamente entidades
financieras u otros para hacer posible el plan de viabilidad curiosamente son los créditos que están peor reconocidos en la ley, es decir, pasan a continuación de los
ordinarios. Además, hay que tener en cuenta que
muchas veces hay créditos subordinados que se habrán
dado a lo mejor por empresas del grupo o por familiares en el caso del empresario pequeño o individual, que
habrán sido para intentar conseguir la continuidad de la
empresa. Por lo tanto en el tema de los créditos subordinados también habría que perfilar un poco más, aunque es bastante difícil.
Un gran logro de la ley, fundamental, va a ser el tema
de la propuesta anticipada de convenio. Lo más normal
es que en los casos que haya continuidad se haga a través de la propuesta anticipada. Por ello nos parece que
cuando se habla en el artículo 5 de la solicitud o de la
documentación que aportará el deudor, aunque ello
legalmente no es necesario porque luego en el artículo
ciento y pico se indica que la propuesta anticipada de
convenio se puede presentar desde la solicitud, sería
bueno que se incluyera en la documentación a presentar por el deudor la posibilidad, que ya digo que está
recogida en el articulado, de presentar la propuesta
anticipada de convenio. No entendemos muy bien las
limitaciones que hay en la propuesta anticipada de convenio; si bien ello puede tener un sentido de no premiar
al que no ha actuado de una manera correcta, quizás
habría que eliminar sus limitaciones. Estamos hablando de un tema concursal y a nivel societario es evidente
que en España tenemos poca posibilidad de eliminar
adecuadamente las limitaciones antes de que las empresas vayan a concurso. Nos parece que en el ámbito
societario y contable habría que hacer una reforma
importante. Lo que no tiene lógica, por ejemplo, es que
una empresa pueda estar años sin presentar cuentas
anuales y si esta empresa entrara en concurso, a los
administradores de derecho y de hecho de los dos últimos años se les pueda hacer embargo preventivo de sus
bienes. Lo que había que hacer también es una reforma
a nivel societario o a nivel contable, vía informes de
auditoría, vía cuentas anuales, del informe de gestión,
vía depósito de cuentas, etcétera.
Entro ya en el tema del órgano de administración.
Evidentemente, antes se lo he oído a uno de los comparecientes que me han precedido, el nombre de administración judicial no nos gusta. Los que intervengan no
van a ser administradores. En los temas concursales la
claridad terminológica es fundamental porque estamos
hablando la mayor parte de las veces de empresas que
están en crisis, con lo cual es importante saber claramente con quién se está negociando o con quién se está
hablando, y los que vayan a negociar no negociarán con
administradores. Por lo tanto, se puede utilizar la terminología de interventores, de síndicos, de sindicatura,
pero en todo caso habría que eliminar la de administradores. En cuanto a temas de transparencia y de ahorro
de costes el proyecto no refuerza suficientemente la
información sobre los medios telemáticos. El coste de
los anuncios va a ser extraordinario. Esto se podría eliminar o amortiguar quizá mediante la creación de un
registro especial en el Registro Mercantil central, pero
ya que tenemos a la orden del día medios informáticos
avanzados habría que hacer uso de ellos. Una cuestión
terminológica a señalar es la de la empresa que está en
concurso. A nosotros nos parece que sería adecuado
que la empresa en concurso tuviera una coletilla que
fuera: en concurso de acreedores, precisamente para
que la gente que está negociando sepa ya de entrada
con quién está negociando. Es decir, habría que añadir
en el nombre de la empresa —igual que hacemos al
poner: en liquidación—: en concurso de acreedores o
una denominación parecida.
Entrando ya en los llamados administradores en el
proyecto, me referiré en primer lugar, al tema de las
condiciones subjetivas. Nos parece adecuado. Yo creo
que al Consejo General de Economistas y a los economistas no se nos puede tachar de corporativismo, quizá
porque en nuestro trabajo estamos abiertos día a día al
mercado y entendemos que el corporativismo es malo y
a veces es malo para los propios profesionales que lo
puedan pedir. Por lo tanto, nos parece bien en principio
que uno de los administradores sea abogado, el otro sea
auditor, economista o profesor mercantil. Lo que nos
sobra es el administrador acreedor. El administrador
acreedor generalmente es un profesional, pero puede no
ser entendido en la materia. El mismo proyecto le reconoce una retribución de la mitad de los otros dos administradores. Nuestra propuesta sería mantener que
hubiera un abogado, un auditor y un economista o profesor mercantil, y ello porque es maravilloso que el
órgano de administración sea colegiado, es decir, es una
manera de colaborar en temas que tienen distintas visiones. Son muy importantes en el concurso el tema jurídi-
20168
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
co, el tema contable —y por lo tanto que esté un auditor— y el tema económico, todo lo que se refiere a gestión y a viabilidad —y por lo tanto entendemos que
tiene que haber un economista—. En este caso serían ya
tres miembros del órgano de administración sin el acreedor. En cuanto al nombramiento, nos parece que el
nombramiento por el juez de los tres síndicos o tres
administradores no es el adecuado. Quizás el juez
podría nombrar a uno de ellos de su confianza, pero —y
me alegro que las intervenciones anteriores vayan por
este camino— al menos dos ellos tendrían que estar por
un procedimiento parecido al de la LEC, es decir, por
sorteo. Creo recordar que en el informe del Consejo
General del Poder Judicial se hablaba de una cierta
habilitación de los colegios. Yo creo que los colegios
profesionales son garantía de que si hay problemas tanto
en la fijación práctica del arancel...
El señor PRESIDENTE: Por favor, abrevie todo lo
que pueda en este trámite. Tendrá usted oportunidad a
lo mejor de desarrollar algún aspecto después.
El señor TESORERO DE LA JUNTA DE
GOBIERNO DEL COLEGIO DE ECONOMISTAS
DE CATALUÑA (Cassanellas Bassols): Simplemente
diré que nos parece bien el arancel y que el nombramiento no tendría que ser exclusivo de los jueces.
Sólo una cuestión importante, que es el procedimiento abreviado. Tal como está, sería mejor eliminarlo. Hay que aumentar como mínimo los límites y entendemos que el límite que se marca a nivel de cuentas
abreviadas, de balance abreviado, sería adecuado, con
la ventaja de que este límite se va actualizando periódicamente.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor
Cassanellas, por sus explicaciones tan interesantes.
Señor Silva, como representante del grupo parlamentario solicitante de la comparecencia, tiene la palabra.
El señor SILVA SÁNCHEZ: Damos las gracias al
señor Cassanellas, cuyos puntos de vista mi grupo parlamentario comparte muy sustancialmente. Ya sé que
es una pregunta reiterada y el que ha asistido a las comparecencias anteriores puede que así lo entienda, pero
para nosotros es muy importante saber en qué medida
es conveniente o imprescindible la concentración en un
mismo órgano jurisdiccional de la resolución de los
expedientes de regulación de empleo o que sea el
mismo juez de lo mercantil el que pueda entender sobre
la extinción, suspensión o modificación colectiva de
los contratos de trabajo y, al mismo tiempo, efectuar la
aprobación del convenio. ¿Podría mantenerse en la
situación actual qué órganos jurisdiccionales diferentes
y quizás con tempus también diferentes deban resolver
sobre ese expediente de regulación, es decir, que sean
distintos los que resuelvan sobre el expediente de regu-
lación y los que resuelvan sobre la continuidad de la
empresa? Me gustaría saber su opinión en esta materia
y no hay ninguna duda de que en cualquier caso, durante el período de enmiendas, tendremos ocasión de
hablar muchísimo más con su colegio.
El señor PRESIDENTE: Señor Sánchez Garrido,
por favor.
El señor SÁNCHEZ GARRIDO: Igualmente,
hemos de dar las gracias al compareciente por la amabilidad que ha tenido de atender la petición del Grupo
de Convergència i Unió e ilustrarnos un poco sobre lo
que es su opinión acerca de la ley concursal. Muchas
de las opiniones que él ha vertido sobre el mantenimiento de la empresa, el artículo 54.1, sobre el privilegio de lo público o sobre el nombre de la propia administración judicial, lo comparto enteramente y, por
tanto, no quiero reiterarme por no consumir más tiempo, pero sí me interesaría saber su opinión sobre algo
que algunas veces se nos va, el ámbito de la competencia territorial de los jueces, sobre todo viniendo de
usted, que procede de una región rica, industrial e
importante. Se nos está planteando —y yo creo que
aunque se recoge, debíamos dejarlo bien claro— la
competencia territorial no solamente provincial, sino
en determinados lugares, por la riqueza industrial y por
una serie de circunstancias, por ejemplo que pudiera
ampliarse a sitios como Vigo, Cartagena, Sabadell,
etcétera. ¿Cómo ven el colegio y usted esta indicación?
El señor PRESIDENTE: Señor Mantilla.
El señor MANTILLA RODRÍGUEZ: Gracias por
su comparecencia, señor Cassanellas. No le oculto que
sus planteamientos ya son conocidos por este y los
demás grupos parlamentarios y también, como decía el
representante de Convergència i Unió, que los compartimos en gran medida. Compartimos su planteamiento
de que no se ha elegido la mejor denominación para el
órgano de administración. A ver si durante el trámite
parlamentario los distintos grupos somos capaces de
elegir un nombre que sea válido, porque hoy el administrador judicial tiene unas connotaciones que todavía
perdurarán mucho en el tiempo y, por lo tanto, considero que no debería utilizarse esa denominación, que en
la actualidad se emplea para casos muy concretos.
En cuanto a los órganos de administración se ha referido a una serie de cuestiones que me parecen acertadas. Mantiene los tres mismos miembros, me parece
que le he entendido, o sea, abogado, auditor y vamos a
llamarle economista; por lo tanto, un experto jurídico,
un experto de auditoría de cuentas y un experto en
dirección de empresas —más o menos creo que por ahí
van los tiros—. Me gustaría que usted matizase un poco
la cuestión. Usted bien sabe que dentro de esos órganos
de administración se contempla la posibilidad de que
puedan contratar a otros expertos independientes si así
20169
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
lo consideran conveniente, pero con un pequeño matiz,
que los sueldos u honorarios de estos ayudantes o colaboradores de la administración judicial serían a cargo
de los propios administradores. Me gustaría saber si
usted comparte o no esta opinión. También me gustaría
saber si usted es partidario de que el juez pudiese nombrar otros profesionales a cargo de la masa. Por ejemplo, hay otros colectivos, graduados sociales, cuya participación o colaboración en un concurso puede ser
importante, y pueden o no formar parte de la administración judicial. Ellos consideran suficiente que pudieran ser colaboradores a propuesta del juez. Me gustaría
saber si usted considera oportuno que se pudiese incluir
como posibles colaboradores y a cargo de la masa a
determinados profesionales, que en estos momentos
pueden ser graduados sociales o, en el futuro —y esperemos que esta ley no dure más de 80 años—, otros técnicos que puedan prestar su colaboración al órgano de
administración.
También me gustaría conocer su opinión o la de su
colegio respecto a las incompatibilidades de los órganos de administración. Como usted bien sabe, en estos
momentos tenemos una ley amplísima con 231
artículos, con muchísimas disposiciones, y sabe que
hay una incompatibilidad estricta que no creo que se dé
en ninguna otra profesión, es decir, que cuando un
miembro de estos órganos de administración haya sido
designado en dos procedimientos en los dos últimos
años, estaría incompatibilizado para serlo en el futuro.
Me gustaría saber si usted considera conveniente o
no que, por ejemplo, en cuanto a la profesionalidad o la
experiencia profesional de los miembros que forman
parte de los órganos de administración, algún colegio,
en este caso de abogados, de economistas, de auditores
o de titulados mercantiles, habilitasen de alguna manera ante el organismo que corresponda que pudiera ser
una lista única o no. Me gustaría saber su parecer sobre
si deben ser varias listas, que cada colegio aporte la
suya, o si puede ser una lista única en el propio juzgado, porque, si no, habrá jueces que sean partidarios de
elegir una lista más que otra.
Por último, el proyecto se refiere a profesores mercantiles. Profesores mercantiles, como usted bien sabe,
es una titulación profesional que ya ha finalizado sus
estudios o sus carreras hace bastantes años y hoy los
están sustituyendo los diplomados en empresariales.
Le pregunto si considera conveniente o no ampliar el
abanico, en el caso de profesor mercantil, a titulados
mercantiles.
El señor PRESIDENTE: Señor Cassanellas.
El señor TESORERO DE LA JUNTA DE
GOBIERNO DEL COLEGIO DE ECONOMISTAS
DE CATALUÑA (Cassanellas Bassols): Al señor don
Manuel Silva le diré que la unidad jurisdiccional yo
creo que es un tema bastante político, poco técnico.
Tampoco nosotros nos hemos manifestado demasiado
en este aspecto. En principio nos parece bien. Yo creo
que al menos la unidad en cuanto a unificación de ejecuciones es básica. Este sería el límite que habría que
tener. De todos modos, si se mantiene tal como está el
proyecto, hay que dar mucha importancia al tema de la
formación de jueces e igual que para nosotros, en el
Registro de Economistas Forenses, uno de los requisitos es que haya formación permanente, si los jueces de
lo mercantil van a tener que intervenir en temas sociales, como parece ser —quizá sea el tema más político
del proyecto—, evidentemente tienen que tener mucha
formación.
En cuanto a la competencia territorial, señor Sánchez Garrido, para nosotros —me refiero al Colegio de
Economistas de Cataluña— es un tema importante,
porque usted sabe que en Cataluña —usted ha citado el
caso de Sabadell— hay poblaciones en que el movimiento económico es extraordinario. Por lo tanto, habrá
que diseñar un modelo en que realmente haya competencia de los jueces en estas poblaciones. En cuanto al
despacho de los órganos de la administración yo creo
que no es su despacho particular. El despacho es la propia empresa, al menos en el caso de empresas, es el
propio concursado. Yo creo que este es un tema importante, porque el trabajo básicamente hay que hacerlo en
la empresa concursada si se hace mínimamente bien.
En cuanto a los temas planteados por el señor Mantilla, en cuanto a si hay otros expertos independientes en
el proceso —creo que el proyecto los llama auxiliares
delegados—, su retribución tendría que ir contra la
masa. Antes no he dicho una cosa para nosotros fundamental, que para asegurar la independencia del administrador judicial o de la sindicatura hay que garantizar
el cobro. El procedimiento adecuado sería el que establece la LEC para los peritos, es decir, que hubiera una
provisión previa, dependiente del propio deudor o del
acreedor, según el tipo de concurso que se solicitara,
pero lo que no puede ser, como actualmente, es que uno
tenga que aceptar el cargo sin saber si va a cobrar o no
va cobrar, porque esto, como ustedes saben, es fuente
de conflictos y de costumbres no muy adecuadas: te
doy dos que no vas a cobrar o te doy una que vas a
cobrar. Este no es un procedimiento adecuado. Entendemos que para que haya independencia hay que garantizar los honorarios y, por lo tanto, tendría que haber
una provisión previa, que luego, lógicamente, se deduciría de la masa. En consecuencia, los auxiliares delegados también tendrían que cobrar con cargo a la masa.
En cuanto a la incompatibilidad de los dos años,
antes no lo he dicho porque no he tenido tiempo, pero
nos parece que no es adecuado. Tiene que haber una
cierta especialización. He defendido antes el sorteo y,
por lo tanto, que compañeros jóvenes, como antes se
comentaba, se incorporen a los órganos de administración, es decir, el sorteo que proponemos nosotros de
los tres profesionales o, si es el caso, al menos de dos y
20170
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
que hubiera uno de confianza del juez, pero para nosotros, si pueden ser los tres, mejor. Lo que no puede ser
es que no haya ninguna especialización y esto entendemos que hay que eliminarlo. Lo que habría que hacer
en todo caso es poner una limitación. Si hay sorteo, la
ley de los grandes números ya pone una limitación,
porque es muy difícil que caigan al mismo administrador judicial varios procedimientos seguidos. En todo
caso, aunque hubiera sorteo, lo que sí se puede poner
es una limitación de aquellos procedimientos que se
están llevando a la vez, porque lo que no puede ser es
que un interventor judicial o un administrador judicial
esté en treinta procedimientos al mismo tiempo, si se
hacen con cierta seriedad y, como decía antes, en el
lugar donde tendría que desarrollar su trabajo. Quizá
podría haber una limitación, por ejemplo, que no se lleven más de cinco procedimientos o algo parecido, en
todo caso excluyendo los del procedimiento abreviado,
y también dependerá de cómo quede este en última instancia.
En cuanto a si en vez de profesor mercantil fuera
titulado, debería estar colegiado, porque es importante
la colegiación y la habilitación de los colegios, porque
el colegio es un organismo que puede controlar al órgano de administración en cada actividad. Tengamos en
cuenta que al ser esta multidisciplinar, estamos hablando de personas con una formación totalmente distinta y
aunque haya un arancel, fijarlo va a ser difícil. En la
propuesta no sé si del Consejo Económico y Social o
del Consejo General del Poder Judicial se decía que el
juez pudiera pedir opinión al colegio sobre la aplicación del arancel. Esto es interesante porque puede
haber concursos con unas características muy especiales, con lo cual yo creo que es bueno que el juez pueda
pedir opinión en este momento o en cualquier otro al
colegio profesional.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor
Cassanellas, por su comparecencia y por sus explicaciones, que seguro que serán muy útiles para el trabajo
de los señores diputados. Con esto le despedimos y
esperamos tener pronto oportunidad de verlo por aquí.
— DEL SEÑOR CATEDRÁTICO DE DERECHO
LABORAL DE LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA (DURÁN LÓPEZ). (Número de expediente 219/000450.)
El señor PRESIDENTE: Damos la bienvenida a
don Federico Durán López, catedrático de Derecho
Laboral de la Universidad de Córdoba, al que agradecemos que haya tenido la amabilidad de aceptar la invitación para comparecer en la Comisión y participar en
los trabajos que se están llevando a cabo. Le pido disculpas por el gran retraso con que iniciamos su comparecencia y por la espera a la que le hemos sometido, lo
que le ha permitido observar el desarrollo de estos tra-
bajos, con lo cual ya no tengo que explicarle más o
menos en qué consisten estas comparecencias. Sabe
que tiene una primera oportunidad de dirigirse a la
Comisión para expresar los puntos de vista que estime
pertinentes y dar los mensajes que crea más importantes, para que después las señoras y señores diputados
puedan formularle algunas preguntas, lo cual le dará
oportunidad también de tener un segundo turno para
completar alguna idea que no haya podido desarrollar
en la primera intervención.
Tiene la palabra el señor Durán.
El señor CATEDRÁTICO DE DERECHO
LABORAL DE LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA (Durán López): Muchas gracias, señor presidente, y muchas gracias a todos por su presencia y por
la invitación para esta comparecencia. Para mí es un
honor poder dirigirme a todos ustedes y expresarles mis
criterios en torno al proyecto de ley para la reforma
concursal. Interpreto que mi citación, como no podía
ser de otra manera, se produce como consecuencia de
mi condición de catedrático en Derecho del Trabajo y
experto en alguna medida en los temas laborales y, por
tanto, a esas cuestiones me voy a ceñir en lo que va a
ser mi intervención, lógicamente.
Como planteamiento general respecto del proyecto
de ley, me produce una impresión positiva. Creo que es
una medida modernizadora de nuestro ordenamiento
jurídico y que está llamada a tener, si se desarrolla adecuadamente, una gran transcendencia en la práctica.
Sobre todo creo que es importante el conjunto de medidas dirigidas a la salvación de la empresa y orientadas
a la continuación de las actividades productivas y del
empleo generado con las mismas y lógicamente también a la satisfacción de los acreedores, que es lo que
late en el fondo de todo procedimiento concursal, pero
salvaguardando la satisfacción y el legítimo interés de
los acreedores, hay un intento de facilitar la continuación de las actividades productivas y del empleo que
me parece encomiable. Por eso creo que es muy importante también el planteamiento de facilitar la enajenación como un todo del conjunto de elementos patrimoniales de la empresa que permita continuar una
explotación empresarial viable, y eso es importante
también desde el punto de vista del interés de los propios trabajadores, que pueden ser acreedores —de
hecho lo son en todos estos procedimientos—, pero que
tienen un indudable interés en la conservación del
puesto de trabajo. Este planteamiento general, que yo
considero positivo, como les he dicho, y que creo que
es una medida de reforma muy significativa de nuestro
sistema jurídico, trata de asegurarse, en lo que se refiere ya específicamente a las cuestiones laborales,
mediante dos tipos de medidas distintas, en primer
lugar mediante el establecimiento de un procedimiento
concursal realmente universal, que conlleva la modificación que el tratamiento de los créditos laborales tenía
20171
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
hasta ahora en las leyes sustantivas; la segunda línea de
actuación para asegurar este objetivo es abrir vías de
modificación de las relaciones laborales más allá o al
margen, si ustedes prefieren, de las posibilidades contempladas en la normativa laboral. Yo creo que son los
dos grandes temas que desde el punto de vista de las
relaciones laborales, del derecho del trabajo y del derecho social tienen relevancia en la modificación de la
normativa concursal, pero son dos temas diferentes y
que tienen una problemática también distinta que en mi
opinión hay que abordar separadamente. El primero de
ellos es un tema más clásico; el segundo indudablemente es más innovador. En cuanto al primero, si les
tengo que dar mi opinión —y para eso estoy aquí—, la
unificación jurisdiccional que se produce, en virtud de
la cual se atribuye al juez del concurso el conocimiento
de las acciones declarativas y de las ejecuciones de
naturaleza social con transcendencia patrimonial que
se dirijan contra el concursado, me parece una medida
elemental. Creo que un diseño como el que se establece en la ley sólo es viable con un procedimiento concursal realmente universal, al que sean llamados todos
los créditos que puedan concurrir. Por tanto, también
me parece correcta, a pesar de las resistencias y de las
opiniones negativas que se han dejado sentir, la supresión del derecho de ejecución separada. No sería compatible un derecho de ejecución separada de las deudas
laborales con un procedimiento concursal realmente
universal. Esa unificación jurisdiccional, que he dicho
que me parece correcta, en una figura judicial como la
del juez de lo mercantil, si me produce algo, es alguna
perplejidad desde el punto de vista del nombre. Yo creo
que juez de lo mercantil es una denominación excesivamente amplia en un sentido y excesivamente reductora en otro; excesivamente amplia en un sentido porque no todos los temas mercantiles los va a conocer
este juez de lo mercantil y excesivamente reductora en
otro porque el juez que conozca del concurso no puede
ser sólo un juez de lo mercantil; tiene que tener conocimiento en otras ramas jurídicas y a veces conocimiento
detenido. No voy a entrar, lógicamente, en nominalismos. Yo creo que en lo que estamos es en presencia del
juez del concurso, que es lo que realmente se crea: el
juez concursal o el juez del concurso, y habría que
garantizar los instrumentos formativos necesarios para
que tenga el conocimiento adecuado de las cuestiones
laborales, administrativas y de otra índole con las que
se tiene que enfrentar. No son sólo exclusivamente
mercantiles y, por otra parte, no todas las cuestiones
mercantiles van a venir a conocimiento de estos juzgados, un juzgado especializado para los procedimientos
concursales.
Dicho eso, el tratamiento de los créditos laborales
que se produce en el proyecto de ley me parece razonable. Todos ustedes saben —yo no voy a insistir en el
tema— que la normativa del artículo 32 del Estatuto de
los Trabajadores en lo que se refiere al régimen de pre-
ferencia se mantiene cuando el empresario no se haya
declarado en concurso y, simplemente, cuando el
empresario se haya declarado en concurso, cuando
haya un procedimiento concursal, esa normativa se sustituye por la que hoy prevé el proyecto de ley y en su
día preverá la ley. Por tanto, se suprime el derecho de
ejecución separada. A este respecto, en una visión rápida, me parece una normativa razonable que tiene algunos puntos que probablemente habrá que aclarar en el
trámite parlamentario. Se identifican unos créditos contra la masa que creo que son los adecuados, los derivados de la continuidad de la actividad empresarial, y las
indemnizaciones por extinción de contrato acordadas
por el juez del concurso y los demás son créditos con
privilegio especial, los créditos refraccionarios sobre
los bienes refraccionados, o con privilegio general, que
son los créditos salariales sin privilegio especial y las
indemnizaciones por despido que no tengan tampoco
ese privilegio especial.
Me surgen algunas dudas a la hora del análisis de la
normativa en relación con el superprivilegio que al
parecer consagra el artículo 154 respecto del salario de
los últimos 30 días y en qué medida quedan cubiertos
entonces los créditos salariales anteriores al concurso
que no hayan sido satisfechos y que no estén cubiertos
por este superprivilegio del salario de los últimos 30
días con el doble del salario mínimo y pueden surgir
también dudas respecto de la colisión que por parte de
algún sector se ha indicado con los convenios de la
Organización Internacional del Trabajo. Hay un convenio de la OIT, el número 95, muy antiguo, del
año 1949, y otro más reciente, el convenio 173, del
año 1992, ratificados ambos por España. Particularmente este último dice que las legislaciones nacionales
deben atribuir a los créditos laborales un rango superior al de la mayoría de los demás créditos y, en particular, a los del Estado y a los de la Seguridad Social.
Hay algún sector doctrinal que ha señalado la contradicción de estos convenios, ratificados y suscritos por
España, con la nueva normativa. Yo no creo que exista
esa contradicción. No creo que no se respeten los tratados internacionales con la nueva normativa de los créditos salariales que se contienen en el proyecto de ley,
dicho lo cual y a grandes rasgos que me parece una normativa razonable, les expongo algunos puntos que en
mi opinión pueden suscitar alguna duda.
En primer lugar, echo en falta en la ley, y creo que
esta sí es una carencia que debería solventarse, el reconocimiento de un papel más activo de la representación
de los trabajadores en el concurso, los trabajadores no
como acreedores; la representación legal de los trabajadores, en mi opinión, debe tener, si además se trata de
garantizar la viabilidad de la empresa y el empleo en la
misma, un papel más activo como tal representación de
los trabajadores en los trámites del concurso. Por otra
parte, hay algunas cuestiones concretas, el tratamiento
de las indemnizaciones por despido, por ejemplo. No
20172
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
se aclara a qué despido se está refiriendo el legislador:
¿a cualquier despido, a cualquier extinción del contrato
de trabajo denominada despido en el Estatuto de los
Trabajadores y no a otras extinciones de contratos de
trabajo que no sean consideradas despido? Yo creo que
ese es un tema interpretativo que probablemente debería solventarse en el trámite parlamentario de la ley,
sobre todo en relación con el del artículo 50 del Estatuto de los Trabajadores, que es la extinción del contrato
de trabajo a instancias del trabajador por incumplimiento del empresario que lo justifique, lo que se llama
despido indirecto, pero técnicamente no es un despido;
por lo tanto, cuando hablamos de indemnizaciones por
despido cabe la duda de si están incluidas las que se
deriven de una extinción a instancias del trabajador por
motivos justificados y judicialmente aceptados. Aquí
quiero llamar la atención de que en los artículos a los
que me voy a referir luego en el segundo bloque hay
uno que prevé para el personal de alta dirección la posibilidad de solicitar la extinción del contrato de trabajo,
y ahí sí se les da un tratamiento específico a las indemnizaciones, consideradas como créditos contra la masa.
Entonces, cabe la duda de por qué a los trabajadores
comunes no se les reconoce expresamente ese tratamiento cuando al personal de alta dirección sí se le está
reconociendo en otra normativa específica.
Pueden surgir problemas con otras responsabilidades del empresario que no están contempladas en el
proyecto de ley, por ejemplo, responsabilidades empresariales con motivo de accidentes de trabajo —algunas
pueden ser contractuales, otras son extracontractuales y
su tratamiento no queda claro en la prelación de créditos que se establecen—; indemnizaciones derivadas de
compromisos por pensiones, en la medida en la que los
compromisos por pensiones estén exteriorizados, y la
obligación para exteriorizar, como ustedes saben, termina el 16 de noviembre, no hay ningún problema;
están exteriorizados y para eso se produce la exteriorización: para garantizar esos compromisos por pensiones ante situaciones de insolvencia del empresario.
¿Pero qué sucede si el empresario ha incumplido la
obligación de exteriorizar? ¿Cómo se garantizan esos
compromisos por pensiones o qué tratamiento tienen
desde el punto de vista de los créditos laborales? ¿Qué
sucede con aquellos otros compromisos en virtud de la
ampliación que parece que introducirá la ley financiera, si el Congreso de los Diputados no altera el texto
que ha salido del Senado, hasta el año 2004? Va a haber
una posibilidad de ampliación del plazo de la exteriorización hasta el 2004. Entonces, en ese plazo de dos
años, no queda claro qué tratamiento tienen esos compromisos por pensiones del empresario desde el punto
de vista de la prelación de créditos en la ley. Tampoco
queda claro cómo se produce el tratamiento de los créditos salariales devengados antes del convenio. En el
silencio de la ley parece que entran en el privilegio
general y con los límites que se establecen para el privilegio general.
Para terminar con este bloque, insisto en que me
parece correcta la unificación jurisdiccional, el conocimiento por el juez del concurso. Creo que es reductiva
la denominación de juez de lo mercantil. He de insistir
en todo caso en que habrá supuestos en los que es difícil evitar la colisión de jurisdicciones. Puede haber
conocimiento, porque, claro, la atracción al juez del
concurso de todas las acciones que puedan tener consecuencias patrimoniales, con transcendencia patrimonial
contra el concursado, no deja de ser una fórmula abierta y hay acciones que difícilmente se podrán sustraer al
conocimiento del juez de lo social: por ejemplo, la
modificación del grado de invalidez reconocido, con
las consecuencias que eso pueda tener en su caso de
responsabilidad del empresario por la situación en la
que este se encuentre. Algún supuesto de colisión
puede existir de todas maneras entre jurisdicciones a
pesar de la unificación que se pretende en el proyecto
de ley en los términos actuales.
El segundo de los bloques al que me refería, que creo
que es más novedoso y más importante, es el de abrir
vías de modificación de las relaciones laborales, más
allá o al margen de las contempladas en la normativa
laboral.
El señor PRESIDENTE: Lo más brevemente posible, señor Durán.
El señor CATEDRÁTICO DE DERECHO
LABORAL DE LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA (Durán López): Termino enseguida.
Esto sí creo que es importante porque la ley en este
punto es innovadora. Los artículos 63, 64 y 65 establecen la posibilidad de que se modifiquen las condiciones de trabajo o se acuerden extinciones o suspensiones de los contratos en el seno del concurso, obviando
la normativa laboral establecida al respecto. Yo creo
que es importante y que es una normativa razonable,
que se explica por la rigidez de la normativa laboral. Si
la normativa laboral no tuviese las rigideces que tiene
para que la empresa pudiese adaptarse al cambio de las
circunstancias, probablemente estas previsiones de la
ley concursal no serían necesarias. Son normas razonables y necesarias que conllevan el riesgo de crear un
régimen separado para las empresas que estén incursas
en un procedimiento concursal. A este respecto quiero
decirles dos cosas, una, que el artículo 63.3, que establece la aprobación de la extinción de las relaciones
laborales por el juez del concurso, dice que fijando la
indemnización legalmente prevista. ¿Eso significa que
el juez del concurso puede ignorar indemnizaciones
pactadas en convenios o en acuerdos establecidos con
los trabajadores? Parece que sí. No resulta claro porque
la indemnización legalmente prevista es la mínima, que
se puede superar cuando hay un acuerdo. Ese es un
20173
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
tema que probablemente convendría aclarar. El
artículo 63.4 yo les tengo que reconocer a ustedes que
no consigo entender qué es lo que dice. En el trámite
parlamentario habrá ocasión de verlo, pero —si quieren ahora les doy algún detalle— no consigo entender
qué es lo que está diciendo dicho artículo 63.4. Habla
de doce meses y yo no sé a qué se refieren esos doce
meses; si es desde dónde computa el plazo o cómo se
establece. El artículo 64 regula el tratamiento del alto
directivo y concede la posibilidad de extinción, como
les decía antes, la consideración de crédito contra la
masa de las indemnizaciones reconocidas, mientras que
para los trabajadores ordinarios eso no se reconoce.
Por último, quiero hacer una indicación sobre el
artículo 65. Es un artículo, en mi opinión, que podría
ser muy importante, pero tal como está no sirve absolutamente para nada. Lo que hace es reproducir los términos del artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores.
Se puede modificar el convenio colectivo con acuerdo
de los representantes de los trabajadores y en los términos y sobre las materias que dice el artículo 41. Eso y
nada es exactamente lo mismo. Lo que sí les puedo
decir a ustedes es que en muchas ocasiones la salvación de una empresa depende de que el convenio colectivo que estaba vigente no se mantenga. Yo intervengo
profesionalmente en muchos casos en los que la decisión de una empresa de rescatar a otra, de comprarla,
de reflotarla, de mantenerla depende de si tiene que
seguir aplicando el convenio colectivo o no, y si tiene
que seguir aplicándolo, desde luego no la reflota, deja
que se hunda y en su caso ya luego se verá. Entonces la
modificación del convenio colectivo en ocasiones es
fundamental para la supervivencia de la empresa y yo
creo que el artículo 65 ahí tendría que ser algo más
ambicioso y establecer alguna posibilidad de liberarse
de las constricciones que un convenio colectivo pueda
tener para la supervivencia y para las posibilidades del
mantenimiento de una empresa.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor
Durán, por este esfuerzo de síntesis que sin duda comprende que es imprescindible para nuestros trabajos.
Por el Grupo Parlamentario Popular, que es el solicitante de la comparecencia, señor Ayala.
El señor AYALA SÁNCHEZ: Muchas gracias,
señor Durán, por su exposición y también en su comparecencia aquí en su condición de catedrático de Derecho Laboral; como tal nos ha dado su opinión, que también nos permite a los ponentes de esta ley tan
importante tener la visión específica de una persona
que tanto en su actividad profesional práctica como
también académica se dedica a los temas del derecho
laboral. Algunas de las intervenciones que hemos tenido aquí durante estos tres días son trascendentales a la
hora de considerar la incidencia de los trabajadores y la
intervención de éstos en el proceso de salvar a una
empresa en crisis, porque, como usted también ha
dicho, con esta Ley se trata de regular las situaciones
patológicas en las que se encuentre una empresa. Como
digo, sus opiniones son de trascendental importancia
en cuanto al mantenimiento o no del texto actual del
proyecto de ley. Desde ese punto de vista me parece
muy importante destacar su rotundidad a la hora de significar que la jurisdicción única es elemental. Ese ha
sido el calificativo que ha utilizado y yo creo que debe
ser destacado porque es un tema que se ha debatido
aquí extensamente. También le quiero agradecer su
valoración e incluso su crítica sobre determinados
aspectos del proyecto de ley que deberían ser mejorados, así como sus aportaciones, que yo, desde la representación del Grupo Parlamentario Popular, le agradezco muy sinceramente.
Usted ha hablado de la intervención del trabajador
en el proceso concursal de la empresa. Lo ha matizado,
no ha entrado al trapo, en términos taurinos —y discúlpeme la expresión—, y a nosotros nos gustaría que concretara un poco más porque esta mañana el máximo
representante de la Unión General de Trabajadores, el
señor Méndez, nos ha formulado la propuesta de que
en el artículo 26 se incorporara como administrador o
como interventor —con independencia del nombre que
posteriormente se le dé— un representante de los trabajadores. Entraríamos en lo que también otro compareciente ha dicho posteriormente, en el concepto de
cogestión de la empresa, que abre todo un abanico de
circunstancias difíciles de valorar, porque estamos
hablando de la responsabilidad de la administración
judicial, de las cuales, si entramos en esa participación
de los trabajadores, no podríamos sustraerla. Usted
parece que se queda un poquito antes, en un conocimiento de algunas de las determinaciones no sé si de la
administración, no sé si de decisiones judiciales y
entonces me gustaría, si fuera tan amable, que profundizara un poco. Por último, ha entrado en el tema de las
prelaciones de créditos y su bondad o no bondad. A mí
me gustaría matizarlo en cuanto a lo que ha supuesto
de ligeras modificaciones con respecto a la legislación
todavía vigente, si cree que son acertadas en cuanto a la
posibilidad del interés gordiano que mueve toda la ley,
que es la continuidad tanto de la empresa como de los
puestos de trabajo. Volviendo a agradecerle su intervención, que ha sido muy útil para todos nosotros, nada
más y muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Señora Uría, por favor.
La señora URÍA ETXEBERRÍA: Sólo intervengo
a los efectos de que quede constancia en el «Diario de
Sesiones» del agradecimiento del Grupo Vasco al señor
Durán López por su interesante aportación. Siendo
como es catedrático de Derecho Laboral, nos ha arreglado, si se me permite la expresión coloquial, o nos ha
puesto sobre la pista de alguna solución para lo que a
20174
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
nosotros más nos importa, sostener el interés por lo
social y la aplicación de parámetros de derecho laboral
pero dentro del mantenimiento de la figura del juez
único, que nos parece un buen hallazgo. Por cierto,
pediremos también que cambie su denominación para
hacer justicia a la doble condición que ha de tener, también de experto conocedor del derecho laboral. Hemos
tomado buena nota de sus aportaciones y las tendremos
en cuenta.
El señor PRESIDENTE: Señor Silva, por favor.
El señor SILVA SÁNCHEZ: Muchas gracias al
compareciente porque, como comentaba la portavoz
del Grupo Parlamentario Vasco, algunos grupos estamos a favor del mantenimiento de esa unidad de jurisdicción, podríamos llamar del juez de lo mercantil, y
entendemos que eso no debía ser incompatible con la
traslación o la aplicación de normas de derecho laboral
y además con aspectos de procedimiento también laboral y, por lo tanto, desde esa perspectiva su opinión tendrá un tremendo interés.
Le querría preguntar por la bondad o no bondad del
artículo 64 con relación a los contratos del personal de
alta dirección y esta función moderadora o supermoderadora que se atribuye al juez de lo mercantil. Pienso
que se refiere a supuestos en algunos casos ordinarios,
en otros me imagino que ya de blindajes. La propia
jurisdicción social en algunos casos ha aplicado principios generales del derecho. Querría saber su opinión
sobre la atribución al juez de lo mercantil en este caso
de esta facultad de moderar indemnizaciones, lo que no
ocurre con otro tipo de contratos o de relaciones jurídicas que pueden verse afectadas también por el concurso.
El señor PRESIDENTE: Señor Sánchez Garrido,
por favor.
El señor SÁNCHEZ GARRIDO: Voy a formular
unas preguntas al compareciente y mi compañero Carlos Navarrete a continuación le hará alguna otra.
Lógicamente, mis primeras palabras tienen que ser
de bienvenida y de agradecimiento al señor Durán por
la exposición que nos ha hecho y que en algunos casos
mi grupo parlamentario y yo compartimos y en otros
casos, no, como pasa en el mundo del derecho. Esto no
son dos y dos son cuatro; es la interpretación de la
norma y gracias a Dios eso nos permite vivir en una
sociedad plural. Comparto con usted totalmente la
denominación del juez. Creo que la denominación del
juez de lo mercantil no es afortunada aunque es cierto
que está recogida en el Pacto por la reforma de la justicia; no obstante no debe ser tan estrecho en esa interpretación este pacto como para no modificar el nombre. Juez del concurso me parece que es el nombre
correcto, como usted muy bien ha dicho; no va a abarcar toda la materia de lo mercantil, tiene otras limita-
ciones y va a tener la competencia que realmente tenga
como una especialización dentro del orden civil, que es
lo que es. Estoy de acuerdo plenamente en esto y también en la idea que hemos manifestado de que una
representación legal, la que sea, de los trabajadores es
importante que esté dentro de la Administración judicial. Esto es interesante. No cabe duda que los créditos
de los trabajadores tienen la importancia que tienen
dentro del concurso y deben tener una representación.
Ya se determinará el número de trabajadores al que
afecta, etcétera, pero lo importante es la idea, y a mí
me parece que es acertada y la comparto plenamente.
En cuanto a los dos grandes temas en que ha dividido usted su intervención, discrepo, y permítame que
discrepe un simple diputado nada menos que con un
catedrático de Derecho Laboral. Me voy a permitir fundar un poco mi discrepancia, porque es muy importante para todos que esté usted hoy aquí.
En el tema de los créditos, usted sabe mejor que
yo que desde el año 1926, con el Código del Trabajo,
en 1931, en el año 1944, con las leyes de contrato de
trabajo, en el año 1976, con la Ley de relaciones laborales, y en el año 1980, con el estatuto, los créditos de
los trabajadores han tenido un trato preferente. Esto no
es que lo diga yo o que lo diga mi grupo, es que es así,
la historia es así. Ese ámbito preferencial que da la ley
a los trabajadores ha sido ratificado, como usted muy
bien ha dicho, por el Convenio 173, me parece que es,
del año 1992, ratificado por el Gobierno español en el
año 1995. Ese convenio yo entiendo que obliga porque
está dentro de lo que dispone el artículo 96.1 de la
Constitución española. La Constitución española dice
que los tratados internacionales han de respetarse y han
de cumplirse. Desde ese punto de vista, los créditos
salariales, los créditos que hacen referencia al ámbito
de lo social, deben tener un trato mejor que el que tienen. Si usted se acuerda, solamente los créditos refaccionarios tienen un privilegio especial. No son los más
importantes porque, como ya hemos dicho, y se lo dije
al señor Olivencia, precisamente el crédito refaccionario, que tiene el privilegio especial, es el de más difícil
cobro. ¿Por qué? Porque no es inscribible en el registro, como la prenda y la hipoteca y por lo tanto se puede
uno salir por la tangente. De los otros, unos han pasado
a tener privilegio de carácter general y otros están en la
masa. Usted ha dicho una cosa que es importante y que
también comparto: hay una discriminación negativa en
favor, por ejemplo, de los contratos de alta dirección.
Los contratos de alta dirección pueden ser hechos efectivos, dice la ley, inmediatamente, salvo que el juez
ordene que se difiera el pago ¿Y por qué? Eso no es
justo. Por historia, por tradición, porque viene en la
norma, el crédito salarial tiene que tener un privilegio
que ahora no se le reconoce.
Otro tema. Yo estoy a favor del juez universal y
único, pero hay que reconocer que, dentro de la propia
ley orgánica, ya se hace una distinción con otras juris-
20175
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
dicciones. Esto no es una invención. La propia ley
orgánica dice que los procedimientos contenciosoadministrativos y los penales seguirán su curso en su
jurisdicción con la simple participación, por delegación
del juez, de la Administración judicial en dichos procedimientos. Nosotros estamos pidiendo algo similar: que
los procesos declarativos, exclusivamente los procesos
declarativos, se tramiten en su primera fase con una
representación incluso de la Administración judicial, si
se considera procedente, en los juzgados de lo social.
Eso no va a perjudicar al juez de lo mercantil o al juez
del concurso. Cómo voy a creer yo que el juez del concurso no va a ser un hombre sensible y preparado, pero
desde luego no va a tener la especialización que tiene
un juez de lo social. Eso sí que no me lo puede negar
nadie, eso sí que no me lo puede discutir nadie. Cómo
no voy a creer yo en la capacidad del juez de lo mercantil. Pues claro que sí.
El señor PRESIDENTE: Señor Sánchez Garrido,
su discurso es precioso, pero le ruego que abrevie en lo
posible. Nada más lejos de mi ánimo que impedirle su
exposición, pero le rogaría brevedad.
El señor SÁNCHEZ GARRIDO: Y quisiera decirle
que estoy de acuerdo en que el juez de lo mercantil
lleve las ejecuciones, excepto las que no tengan carácter patrimonial. Hay algunas que no tienen carácter
patrimonial y no tiene sentido.
Perdone usted que yo haya disentido en esos temas.
Usted se ha planteado algunas dudas. El artículo 7,
apartado 2, establece la competencia exclusiva y excluyente en las extinciones, modificaciones y suspensiones de los contratos de trabajo colectivas y sin embargo
las individuales las ve el juez de lo social y hay algunas
veces que las individuales, y usted lo sabe muy bien,
tienen un contenido patrimonial tan importante como
puedan tener algunas colectivas pequeñas. Ahí discrepo, pero de todas formas le agradezco muchísimo su
intervención.
El señor PRESIDENTE: Señor Navarrete, por
favor.
El señor NAVARRETE MERINO: Agradezco también
en primer lugar la presencia de este ilustre compareciente.
Los que hemos estado en contacto con la aplicación
del derecho, cuando hemos rozado estos temas de la
insolvencia provisional o definitiva siempre hemos
tenido la sensación de que estábamos contemplando
algo más que de lo que aparentemente se veía. Las
situaciones de insolvencia son como ese juego de las
cajas rusas donde dentro de una caja hay otra y dentro
de esa hay otra y así hasta el infinito ¿Por qué digo
esto? Porque las situaciones de insolvencia tienen una
capacidad de contagio extraordinarias. Y los procedimientos concursales, los de antes y los que apuntan a
ser los futuros procedimientos concursales, sólo resuel-
ven una de las facetas, una de las dimensiones del problema. Hay una empresa que quiebra, que es declarada
insolvente o que está en suspensión de pagos y una
serie de acreedores de esa empresa, los cuales van a ver
minorada su capacidad patrimonial y, como consecuencia de la aminoración de la capacidad patrimonial, en
el supuesto de la quita o de la iliquidez en el supuesto
de la espera, esa situación se va a transmitir a las
empresas que a su vez son clientes o suministradores
de las empresas que forman la masa de la quiebra ¿Qué
solución nos ofrece para esto el ordenamiento jurídico?
Nos ofrece la solución de que los acreedores del insolvente se van a poner de acuerdo para buscar la solución
menos dolorosa, menos traumática, a costa de una pérdida de liquidez o de una pérdida patrimonial definitiva, pero no hay solución para las personas que a su vez
son clientes o suministradores de estos acreedores.
¿Qué podría ofrecer el ordenamiento jurídico? Pues
yo pienso que lo que podría ofrecer el ordenamiento
jurídico es una fórmula, que ya se ha ensayado cuando
los insolventes eran personas muy importantes, personas jurídicas muy importantes, que es crear un instrumento jurídico ad hoc, llámese el cliente como se
llame, y consecuentemente la ley de suspensión de
pagos. Tenemos en nuestro ordenamiento jurídico
reciente la creación del fondo de depósitos bancarios.
Tenemos también en nuestro ordenamiento la fórmula
del Fondo de Garantía Salarial. ¿Por qué no se introduce en el ordenamiento jurídico español un mecanismo
que sea un fondo de garantía? No tiene por qué cubrir
el cien por cien de los desperfectos que se van a originar en el patrimonio de los acreedores del insolvente
pero sí podría contribuir a hacer que el daño fuera
menor. Por consiguiente sería también mucho menor el
daño que estos acreedores del insolvente van a repercutir sobre sus clientes y sobre sus suministradores. Me
gustaría que me dijera usted si esto es una especie de
sueño de una noche de verano o es algo que podría
constituir una solución para algo.
Voy a terminar. Usted ha hablado de dos cosas que a
mí me han producido un cierto repelús. En general,
debo decirle que cada vez que oigo hablar de rigidez me
parece que se está anunciando la muerte de algo, entre
otras cosas la muerte del derecho del trabajo. Yo creo
que hay muchos oficiantes en las exequias que actualmente se celebran del derecho del trabajo. Se caracterizó por la vigencia del principio prooperario como elemento de compensación a una situación de inferioridad
contractual en el mercado de trabajo del trabajador y
hoy estamos asistiendo a que todas aquellas elucubraciones que rodeaban a este principio, que es el verdaderamente generador del derecho del trabajo, tienen el
sentido contrario, hay que velar por la empresa. Aquí no
cabe decir: el rey ha muerto, viva el rey. Hay que decir:
el derecho del trabajo ha muerto, viva el derecho de las
empresas que le van a sustituir. Y me ha causado extrañeza cuando usted ha hablado de que esta rigidez hace
20176
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
conveniente un nuevo procedimiento extintivo que hay
en la ley y que lamentablemente lo que no existe es un
procedimiento para modificar los convenios colectivos,
que evitarían seguramente la insolvencia de muchas
empresas. Los convenios colectivos se negocian responsablemente y desde luego sería un irresponsable el que
negociara un convenio colectivo que termine siendo la
causa de la muerte de la empresa. Por otra parte, no veo
la necesidad de que haya un nuevo procedimiento extintivo, cuando siempre la quiebra del empresario ha sido
una causa de extinción del contrato de trabajo. Sobre
esa segunda cuestión le formulo mi extrañeza y ojalá
que con sus explicaciones ya me pueda sentir más tranquilo.
El señor PRESIDENTE: Señor Durán.
El señor CATEDRÁTICO DE DERECHO
LABORAL DE LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA (Durán López): Esto daría para un debate interminable y como el presidente, entre otras cosas, no me
lo va a permitir, procuraré ser lo más breve posible.
Quiero sobre todo que nadie se vaya intranquilo por
mis palabras, pues nada más lejos de mi deseo.
En relación con las primeras intervenciones, lo que
yo he planteado y creo que debe buscarse la vía, como
decía el señor Sánchez Garrido, es garantizar un papel
en la tramitación del concurso a la representación legal
de los trabajadores. No creo que haya que ir a una
cogestión. No creo que la vía sea necesariamente la del
articulo 26. Sin llegar a ese extremo, hay que garantizar
el papel a lo largo de toda la fase de tramitación de los
concursos de la representación legal de los trabajadores. No de los trabajadores como acreedores que cada
uno tiene. La representación legal de los trabajadores,
que tienen un interés colectivo, específico, a la percepción de sus créditos y al mantenimiento de la empresa
y de los puestos de trabajo. Creo que a eso hay que buscarle fórmulas; para eso estamos, para eso están ustedes más que yo, que se puedan conseguir. Yo recuerdo,
supongo que lo manejarán ustedes, que el dictamen del
Consejo Económico y Social sobre el anteproyecto de
ley hacía referencia específicamente a este punto.
Respecto al tema de la prelación de los créditos, que
se ha tratado con posterioridad; la protección de los
créditos laborales fuera del concurso se mantiene en
los mismo términos. Lo único que cambia es la protección a los créditos laborales en el concurso. Dicho esto,
a mí me parece que el tratamiento que se le da es un
tratamiento globalmente razonable, lo cual no significa
que no haya muchos puntos concretos que susciten
dudas y que haya que tratar de aclarar. Establecer un
privilegio especial para más créditos laborales es complicado. El crédito especial, por su propia naturaleza,
es sobre bienes concretos. Habría que designar bienes
concretos, porque cuando hay una hipoteca se sabe cuál
es el bien hipotecado y cuando hay algún otro tipo de
garantías, también. En el crédito refaccionario, a pesar
de que efectivamente es más teórico que real, se sabe
cuál es el bien o se puede saber cuál es, pero es muy
difícil establecer un privilegio especial para créditos
laborales genéricos. La cuestión estaría probablemente
en perfeccionar el tratamiento de los créditos laborales
con privilegio general y sobre todo la vía estaría probablemente también en reformar el artículo 153. Habría
que ampliar los créditos laborales protegidos por el
mismo. De esa manera se conseguiría probablemente
una regulación más razonable del crédito salarial en el
tratamiento del proyecto de ley.
Los contratos de alta dirección, el artículo 64. Efectivamente, aquí hay una facultad de moderación del
juez, de las indemnizaciones pactadas, de los blindajes,
que yo creo que es importante. También hay que recordar (alguien lo ha dicho; no recuerdo en este momento
quién) que el juez social, en algunas ocasiones, ha utilizado el criterio de que la indemnización pactada para el
alto directivo es una cláusula penal y como toda cláusula penal es moderable por el magistrado. No hay aquí
ninguna novedad, pero sí es importante. Permítanme
ustedes que yo ahora haga una pequeña digresión, porque formo parte de la comisión que tiene el encargo de
elaborar una propuesta respecto de la transparencia del
mercado y el buen gobierno de las empresas y este es
uno de los temas precisamente que se plantea, hay que
sentar un principio general en virtud del cual lo que no
puede ser es que a la empresa le vaya mal y a los directivos les vaya bien. Eso no puede ser. Si a la empresa le
va mal, a los directivos les tiene que ir mal y no puede
permitirse que les vaya bien. En que para los contratos
de trabajo comunes eso no sea posible no estoy tan de
acuerdo. Depende de cómo se interprete el 63.3. Si el
63.3 se interpreta en el sentido de que el juez puede
fijar la indemnización legalmente establecida saltándose las indemnizaciones pactadas en convenio colectivo,
estamos en las mismas. Hay convenios colectivos y hay
acuerdos de empresas que establecen, para un supuesto
de extinción colectiva o para determinadas circunstancias, indemnizaciones superiores a las previstas en la
ley; en vez de 45 días, 60; en vez de 20, 40, etcétera. Si
el juez puede fijar la legal directamente, que digo que
es un problema interpretativo, entonces estamos en las
mismas; también el juez está ahí moderando las indemnizaciones. En la denominación del juez de lo mercantil, completamente de acuerdo. Y la representación
legal de los trabajadores no lo he estudiado a fondo,
pero habría que buscar procedimientos para garantizar
esa presencia y ese protagonismo.
Yo creo que no se quiebra el principio histórico de
protección de los créditos salariales con esta normativa. Probablemente es una normativa que hay que perfeccionar, hay que dar mayor juego al 153, a los créditos garantizados por esa vía y a los créditos laborales
con privilegio general. Y hay que tener en cuenta que
los créditos laborales que se devenguen durante la tra-
20177
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
mitación de los concursos son deudas de la masa y por
tanto se pagan directamente con cargo a los bienes
correspondientes. Respecto del juez único, lo que es
importante es que el procedimiento sea realmente universal. Dicho eso, tengo que decir que eso se puede
conseguir con un juez único y con más de un juez. Hay
la posibilidad de establecer jueces que conozcan de una
manera subordinada, eso sí, cuestiones específicas y
que se establezcan las reglas de coordinación entre
ellos. Ningún problema. Se buscarían las fórmulas técnicas para que se mantenga el conocimiento por el juez
de lo social de determinadas materias, pero, eso sí,
estableciendo unas reglas de coordinación y que haya
un procedimiento principal y otros procedimientos
subordinados. Es un problema que me parece menor y
que técnicamente s puede solucionar y no creo que
haya una discrepancia de fondo entre lo que yo estaba
defendiendo y lo que él defendía.
Respecto de la intervención del señor Navarrete, por
último —creo que no me dejo nada—, me parece una
buena idea lo del fondo de garantía; un fondo de garantía de insolvencias empresariales, que tuviese la finalidad de paliar. Desconozco, técnicamente, si el costo
sería asumible y cómo se podría repartir, pero, como
idea, es una idea razonable y que daría una cierta seguridad al mercado. No sé si sería instrumentalizable y si
esta es la ley para eso. Y ha hecho también un planteamiento de mayor calado filosófico en el que me voy a
detener lo justo, para que pueda disipar esa intranquilidad, si es posible. La muerte del derecho del trabajo.
Dice que, cuando oye hablar de rigidez, le viene a la
cabeza la muerte del derecho del trabajo. Yo recuerdo
que los sindicalistas hace unos años decían: Cuando
oigo hablar de flexibilidad, me echo mano a la cartera.
(Risas.) Todas estas son cosas que todos hemos oído
durante mucho tiempo. Lo que sí está claro es que la
normativa laboral ha estado inspirada en un principio
fundamental, desde el código de 1926 hasta el Estatuto
de los Trabajadores. El Estatuto de los Trabajadores es
una norma que hunde sus raíces en la Ley de contratos
de trabajo de 1931, de norma moderna nada; estamos
celebrando su vigésimo aniversario. Es una norma más
antigua que... iba a decir una expresión, ya que yo soy
andaluz, pero me la callo. Una norma muy antigua. El
problema es que eso hay que cambiarlo, porque eso no
está adecuado a la realidad ¿Eso significa que el derecho nuevo tiene que ser un derecho protector de la
empresa y desprotector de los trabajadores? No, lo que
pasa es que la protección de los trabajadores tiene que
ser adecuada a las circunstancias actuales. Yo siempre
pongo el ejemplo en estos debates, y con esto termino,
señor presidente, de la línea Maginot francesa. La línea
Maginot era una línea defensiva estupenda, cuando el
peligro para el territorio nacional venía de las grandes
oleadas de infantería. Ese hoy no es el peligro. ¿Desmantelar la línea Maginot es atentar a la sagrada defensa de la patria? Pues no; es que hay que defenderla de
otra manera. Con los derechos de los trabajadores, lo
mismo. No se puede seguir defendiendo los derechos
de los trabajadores como si estuviésemos en una sociedad preindustrial del siglo antepasado, que es en la que
hunde sus raíces el Estatuto de los Trabajadores.
Y por último, en esa línea, yo creo sinceramente que
establecer un procedimiento para modificar el convenio colectivo es crucial. Si ustedes me permiten que yo
les dé mi opinión sincera sobre estos temas, de poco
van a servir todas las normas que aquí se establecen
respecto de un régimen laboral especifico en los
supuestos concursales si no se abre una vía (y yo no
digo una vía arbitraria; con el acuerdo de los representantes, por la vía negociada, lo que sea) para modificar
el convenio colectivo. Usted dice que los convenios se
negocian responsablemente. Sí o no. Hay empresas en
cuyo origen de las dificultades económicas está un convenio colectivo irresponsablemente negociado, que
conlleva unas contrapartidas económicas inasumibles a
medio y a largo plazo. A eso hay que hacer frente y,
como lamentablemente el convenio colectivo en España sigue teniendo un valor normativo, es considerado
como una norma jurídica —y dicho sea entre paréntesis, es un invento mussoliniano que no existe en ningún
país del mundo y es una norma para toda la vida que no
hay manera de cambiar—, yo creo que es elemental
establecer un procedimiento en el que la regulación
convencional se pueda adaptar, para que la empresa
pueda sobrevivir. Eso sin demérito de las garantías que
hay que establecer para los trabajadores, que yo soy el
primero en defender. Pero, en fin, esto nos llevaría muy
lejos y no estoy autorizado a abusar de su paciencia.
El señor PRESIDENTE: No ha abusado usted nada,
señor Durán, sino que creo que ha sido muy útil su
comparecencia para las señoras y señores diputados y
que serán consideradas como se merecen las opiniones
que ha dejado vertidas, por lo que le reiteramos nuestra
gratitud y deseamos que se presente en cualquier otro
momento otra oportunidad de que nos venga a visitar.
Muchas gracias.
— DEL SEÑOR VICEPRESIDENTE DE PIMECSEFES (TORREDEMER GALLÉS). (Número
de expediente 219/000451.)
El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, vamos a reanudar la Comisión. Damos la bienvenida a don Joan Ignasi Torredemer Gallés, vicepresidente de PIMEC-SEFES, que comparece a instancia
del Grupo Catalán de Convergència i Unió, rogándole
nos disculpe por el retraso en el que estamos incurriendo y la espera a la que le hemos sometido. Eso le habrá
dado oportunidad de familiarizarse con nuestros trabajos y de conocer ya cómo se desarrollan estas comparecencias. Tendrá unos minutos para trasladar a la Comisión una primera impresión de lo que usted considere
20178
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
que es fundamental que conozcan los señores diputados, después ellos harán sus preguntas y tendrá usted
un segundo turno para contestarlas y eventualmente
desarrollar alguna idea que no haya podido ser considerada en la primera parte.
Señor Torredemer, tiene la palabra.
El señor VICEPRESIDENTE DE PIMEC-SEFES
(Torredemer Gallés): He de agradecerles en primer
lugar la invitación cursada por la Mesa de la Comisión
a PIMEC-SEFES, que, como ustedes saben, es la Confederación Empresarial en Cataluña de la Pequeña y
Mediana Empresa, organización cúpula junto a Fomento del Trabajo Nacional.
Desde el ámbito por tanto de la pequeña y mediana
empresa pretendo centrar mi intervención. A fin de
abreviar, prefiero iniciarla recordándoles exactamente
los términos de la recomendación que acotan exactamente esta representación empresarial, recordando que
la Comisión Europea señala que una empresa mediana
es la que ocupa a menos de 250 personas, la empresa
pequeña la que ocupa a menos de 50 y la microempresa
a 10 personas. Señala para todas ellas también unos
ámbitos respecto a volumen de negocio y balance general, en los que no me entretengo. Permítanme adelantar
unos datos estadísticos extraídos por PIMEC-SEFES
del Instituto Nacional de Estadística acerca de la tipología empresarial en España. En grandes trazos, podríamos decir que la gran empresa, la empresa de tamaño
superior a los 250 empleados que he señalado inicialmente, sólo es un 0,13 por ciento y que las pymes, las
pequeñas y medianas empresas, alcanzan en España el
99,87 por ciento. Dentro de las pymes, la empresa
mediana ocupa el 0,75 por ciento, la pequeña empresa,
el 5,08 por ciento y la microempresa, el 94,04 por ciento. En el ámbito de Cataluña podríamos decir que esos
porcentajes son muy similares y no me voy a extender
en ello. Conviene decirles que también hay algunas discrepancias respecto a estos datos estadísticos, por cuanto el Instituto Nacional de Estadística no utiliza exactamente los mismos parámetros definidos por la
Comisión Europea al respecto. Estamos hablando en
consecuencia de un colectivo de pequeñas y medianas
empresas en toda España cercano a los tres millones de
empresas, y 500.000 de ellas en Cataluña. Todas ellas
se enfrentan al nuevo marco concursal, por cuanto ser
empresario, como ustedes bien saben, significa asumir
riesgo y tal riesgo puede comportar frustración de la
iniciativa empresarial emprendida. Sin riesgo no hay
empresarios, sin empresario no hay empresa. Ahora
bien, sólo la empresa en crisis interesa al derecho concursal y afortunadamente frente al elevado número de
pequeñas y medianas empresas referenciadas, reconocidas por todos como el principal factor de creación de
riqueza y empleo, el número de empresas que solicitan
los beneficios de la Ley de suspensiones de pagos o que
se ven afectas a un expediente de quiebra es escaso a
tenor de las estadísticas facilitadas por el Registro Mercantil central. En efecto, me permito recordar que en el
año 2001 fueron sólo 627 el número de quiebras y suspensiones de pago habidas en España, situándose Cataluña en primer lugar de ese doloroso ranking alcanzando el 34,97 por ciento, seguida de Madrid con un 13,5
por ciento, el País Vasco con un 10,5 por ciento, Valencia con un 9,7 por ciento, Andalucía con un 6,75 por
ciento, Aragón un 4,49 por ciento y Galicia un 3,42 por
ciento. Dicha estadística, curiosamente, extendida en el
período 1990-2001, que señala ya un total de 12.169
quiebras y suspensiones de pago en todo el territorio
nacional, mantiene porcentajes similares a los dichos
por cuanto señala para Cataluña el 35 por ciento de
esos procedimientos, para Madrid el 14 por ciento, para
el País Vasco el 11 por ciento, el 10 por ciento en Valencia, el 7 por ciento en Andalucía y el 4 por ciento en
Aragón y Galicia. ¿Explica esta estadística realmente
la verdadera proporción de empresas afectas a una
situación concursal? Es evidente que no. En un escenario de 3 millones de pequeñas y medianas empresas es
evidentemente irreal, no es un dato objetivo pensar que
sólo se encuentran en situación concursal las 700 y pico
empresas que nos desvela el Registro Mercantil central. Creo que más bien ese dato explica de una manera
muy gráfica el fracaso del actual régimen concursal
para dar solución a las empresas que enfrentan una
situación de crisis. No disponemos de datos objetivos,
pero no creemos equivocarnos al afirmar que todas
ellas, las 627 quiebras y suspensiones de pago, son en
realidad en su mayoría medianas empresas, es decir,
dentro de la gama de las pequeñas y medianas empresas
las que alcanzan mayor tamaño, por cuanto que las
microempresas por lo general ni siquiera tienen cobertura societaria y, sin saberlo incluso, obtienen ahí los
beneficios de salvar las responsabilidades tan rígidas
que tanto la Ley de Sociedades Anónimas como la Ley
de Sociedades Limitadas establecen para las compañías
capitalistas en la fase preconcursal. Estoy hablando
de los famosos artículos 262 de la Ley de Sociedades
Anónimas y 105 de la Ley de Sociedades Limitadas
que autorizados autores precisamente reivindican que
deben suprimirse con ocasión de la promulgación de la
ley concursal. En todo caso, sea cual sea el universo
efectivo de empresas en crisis, dejando ya de lado la
aproximación estadística que he intentado, es por todos
aceptado que el marco legal vigente no favorece ni la
recuperación de las empresas ni su liquidación rápida,
justa y ordenada. No es necesario extendernos sobre
todo ello, pues es sobradamente conocido por SS.SS. la
incapacidad de nuestro derecho concursal vigente para
ofrecer bajo la supervisión judicial un último intento
para salvar la empresa y hacerla viable, así como una
liquidación ordenada y equitativa para todos los acreedores afectos; lo explica bien la misma exposición de
motivos del proyecto. Por todo ello, nos sumamos
desde luego a cuantos aplauden la oportunidad y bon-
20179
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
dad de la reforma concursal largamente esperada por
todos.
La reforma ofrece, en efecto, un marco general más
adecuado para la solución justa de la crisis económica
de las pymes y celebramos los aspectos más relevantes
del nuevo sistema: el objetivo principal de conservación
de empresas, la determinación de los supuestos objetivos de concurso, la separación de los efectos sobre el
deudor y el patrimonio, la flexibilidad y unidad de procedimiento, la modificación de los órganos del concurso, la mayor relevancia del juez, así como incluso la disminución de protagonismo por parte de la junta de
acreedores. Esperanzadora es para nosotros la creación
de una jurisdicción especializada o, mejor, de la especialización de juzgados que algunos sugieren en la
materia, pues evitará la actual dependencia de los jueces
que conocen de los procedimientos concursales, básicamente de sus órganos auxiliares, por lo común economistas y abogados, que son quienes en realidad resuelven la mayor parte de las cuestiones que se plantean en
el proceso. La experiencia demuestra que la actuación
de los jueces en los actuales procedimientos concursales es pasiva, de mera supervisión o ratificación de las
propuestas o informes que emiten los órganos auxiliares, y en la designación de éstos la influencia de los
acreedores más representativos —generalmente agrupados o sindicados— es determinante, circunstancia que
distorsiona la finalidad del proceso y aboca a las empresas hacia la liquidación sin efectivo respeto al principio
de la pars conditio creditorum. Es generalmente admitido que una de las razones del fracaso de nuestro viejo
sistema concursal es la actuación de los órganos de la
quiebra y los grupos sindicados de acreedores que son
comunes y están presentes normalmente en todas ellas.
Respecto a la atribución de conocimiento exclusivo
y excluyente de las cuestiones declarativas de trascendencia patrimonial a los juzgados de lo mercantil no
voy a extenderme. Coincido con los comparecientes
que me han precedido; también es vista desde luego
muy favorablemente. Previamente se me ha comentado
que había creado preocupación en el seno de la asociación empresarial el período transitorio, pero me han
comentado que ese tema también queda resuelto por
cuanto que preocupaba y se aconsejaba mantener en el
orden social actual mientras no se creen los juzgados
mercantiles.
El concurso se aplaude también a través del proyecto
por cuanto se presenta ya como un procedimiento de
castigo, infamia y consiguiente desaparición del empresario que defraudó el crédito pues pretende, haciendo
suyo el principal objetivo del derecho concursal moderno, sanear y conservar la empresa en crisis para satisfacer después a los acreedores. Ahora bien, pese a este
planteamiento positivo y de conservación, un flaco
favor se hace a las pymes si el concurso contempla resquicios represores o de inseguridad jurídica para el
empresario pues está lejos de facilitar la regeneración
de las empresas si la solución pasa por la imposición de
mayores responsabilidades, sanciones o incertidumbres.
Si se pretende sanar, curar y rehabilitar, la ley no debe
fundarse sólo en el principio de conservación de empresa sino también en el de conservación del empresario,
verdadero protagonista en el ámbito de las pymes —tal
vez no en las grandes empresas— de esa creación de
riqueza y empleo que unánimemente se le reconoce. Se
dice en Norteamérica que las únicas sanciones para el
empresario que ha caído en el infortunio son el insomnio, las úlceras y el Valium, y a nosotros nos parecen
suficientes porque las conocemos. Es evidente que el
concurso no ha de ser una patente de corso para el
empresario deudor; una cosa es que se defienda la continuidad y que se eviten tormentos y otra cosa es que la
persona del mal administrador o del empresario no sufra
consecuencia alguna. De hecho, no obstante atemperarse por el proyecto los tradicionales efectos de la insolvencia sobre el deudor suprimiendo aquellos de carácter
regresivo por imperativos de la Constitución —y no me
refiero a la intervención de comunicaciones, deber de
residencia, arresto domiciliario—, sí que aparecen
aspectos preocupantes al menos que desdibujan o presentan cierta inseguridad para el empresario. Es objeto
de preocupación la facultad que se otorga al administrador judicial en el artículo 47 que le legitima en concreto
para presentar sin fiscalización alguna acciones de responsabilidad frente a los administradores. No olvidemos que los administradores de las pymes suelen ser al
tiempo los empresarios; no hay distinción muchas veces
sobre todo en las de menor tamaño entre unos y otros, y
eso es relevante a la hora de determinar las responsabilidades; por otro lado, en el embargo de bienes, que se
determina ante la fundada posibilidad de calificación
culpable y de masa activa insuficiente para todas las
deudas, tanto los créditos concursales como los créditos
contra la masa y tanto para los administradores de derecho como los de hecho, circunstancia ésta que ha de
presentar lógicamente muchos problemas, como mínimo preocupación. Sin extenderme, también podemos
tratar lógicamente la calificación del concurso (regulada en los artículos 162, 163 y 164) y la figura de los
cómplices, etcétera. Conocen bien SS.SS. que España
no es precisamente un paraíso de responsabilidades
para el empresario, porque el empresario se enfrenta
aquí a importantes responsabilidades en todos los ordenes, tanto penales, administrativos, como civiles. El
derecho español es puesto como ejemplo en responsabilidades por su desmesura. Si se trata de incentivar
pleitos, aunque obviamente no se trata de eso, dada la
elevada cifra de colegiados existente en España, los
artículos societarios que mencionaba anteriormente son
señalados como una mina, no tenemos por qué hacer
más extensivos…
El señor PRESIDENTE: Señor Torredemer, le
ruego que abrevie lo más posible esta primera parte.
20180
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
El señor VICEPRESIDENTE DE PIMEC-SEFES
(Torredemer i Gallés): Termino en seguida.
No añadamos más sustos a través de la sección 5.ª, a
través de los administradores de hecho, de los cómplices, de los embargos preventivos o de la fiscalización
insuficiente. Por otro lado, hay que valorar las circunstancias que han de rodear a un juzgado mercantil que
ha de atender a todos los problemas y las dificultades a
las que se enfrentará para resolver las responsabilidades para los administradores, los liquidadores, etcétera,
tramitando todo ello junto a expedientes de regulación
de empleo, aranceles y dietas de la Administración
judicial, acciones de acreedores, etcétera.
Finalmente, quiero hacer una reflexión. A partir del
desarrollo de las normas estatales complementarias de
la sociedad anónima europea, después del día 8 de
octubre de 2004 los distintos Estados de la Unión Europea están en competencia —como bien nos recuerda—
respecto a materias de responsabilidad. Los empresarios españoles, las grandes empresas y los capitales
extranjeros que pretendan estructurar grupos de sociedades al amparo de esta figura podrán determinar
dónde domiciliarán estas sociedades, y sin duda uno de
los criterios que tendrán presente será los distintos regímenes de responsabilidad que existan en cada uno de
los países.
En esta exposición me he limitado básicamente a dar
la bienvenida a la nueva ley concursal, sin entrar en el
análisis pormenorizado de todo el texto, porque supongo que ustedes no esperaban que entrara en ello, básicamente por lo que supone de despedir a la anterior ley
y los problemas que ella conllevaba.
Muchas gracias.
ilustrado sobre la necesidad o no de que los créditos de
la Hacienda pública sean privilegiados, incluso sobre el
famoso derecho de separación, por lo que mi grupo no
deja de tener la preocupación de que al final aquí los
únicos que no cobran, por decirlo de alguna manera, o
los últimos en cobrar son realmente los proveedores,
con todo lo que ello supone. En primer lugar, hay que
tener en cuenta que los créditos de los proveedores son
también los créditos de sus trabajadores, y en este sentido es un aspecto muy importante; y, en segundo, por
descontado, por lo que supone para el tejido productivo
y para la posibilidad de quiebras, de concursos o de
insolvencias en cadena, lo que puede determinar la
posición que tengan los créditos de los proveedores.
Por tanto, le pediría que hiciera una reflexión sobre la
situación ordinaria en que se encontrarán las empresas
representadas por su organización, que obviamente no
son titulares de créditos públicos, no son Hacienda, no
son la Tesorería de la Seguridad Social, no son los trabajadores, sino que son empresarios que prestan suministros o servicios a otros. Si puede, querría que nos
hiciera una valoración de las medidas que contiene la
ley para potenciar el concurso necesario y para favorecer que un acreedor inste el concurso de otro atribuyéndole, bien sea con una preferencia de su crédito o bien
sea formando parte de la Administración judicial. Por
decirlo de otra manera, ¿tiene un acreedor realmente
interés en formar parte de esa Administración judicial?
¿Es más una carga que un beneficio? ¿Otorga realmente garantías? ¿Puede confiar el acreedor en el administrador judicial, en el abogado, en el economista, en el
auditor o en el profesor mercantil? ¿Es realmente una
situación interesante para los acreedores estar allí presentes o no?
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor
Torredemer.
Señor Silva.
El señor SILVA SÁNCHEZ: Muchas gracias, señor
Torredemer, vicepresidente de PIMEC-SEFES, porque
es perfectamente consciente del interés con el que el
Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió)
atiende y escucha el criterio de su organización. Tengo
que decir que nos ha parecido muy interesante el planteamiento que ha efectuado, que ha estado muy concentrado en el tema de la responsabilidad, porque complementa otras intervenciones de otros comparecientes
que han obviado este tema.
Por razón de tiempo le voy a formular una única pregunta muy concreta. Si desde el punto de vista de la
organización PIMEC-SEFES o desde su propio criterio
entiende que los créditos de los proveedores están bien
tratados en el proyecto de ley. Se lo digo porque a lo
largo de estos días hemos podido comentar muy bien
—y se nos ha ilustrado muchísimo— acerca de la condición de los créditos laborales. Ha habido comparecientes que en nombre de Hacienda también nos han
El señor PRESIDENTE: Señor Sánchez Garrido.
El señor SÁNCHEZ GARRIDO: Muchas gracias,
señor Torredemer, por su comparecencia.
Quisiera preguntarle sobre una cuestión que hemos
debatido aquí y conocer su opinión sobre dos temas, ya
que representa usted nada menos que a la pequeña y
mediana empresa y por la importancia que tiene en este
país, como usted ha expresado muy bien y además
nadie ponemos en duda. En primer lugar, qué importancia le dan ustedes al convenio anticipado y, en
segundo lugar, ante la posibilidad que nosotros hemos
tratado aquí precisamente pensando en las pequeñas y
medianas empresas de ver si la determinación del pasivo en el procedimiento abreviado, si cree que se debería aumentar, porque consideramos que es absolutamente insuficiente con los 300.000 euros. Aquí ha
habido comparecientes que nos han dicho 2 ó 3 millones de euros, lo que parece una cantidad más real y
acorde con los tiempos en que vivimos.
20181
El señor PRESIDENTE: Señor Ayala.
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
El señor AYALA SÁNCHEZ: Muchísimas gracias,
señor Torredemer.
El motivo de su comparecencia y la razón de ser de
la misma la ha dejado usted perfectamente expuesta en
su primera intervención, y con independencia de tener
conciencia, como ha dicho el señor Sánchez Garrido,
de la transcendencia y la importancia que en España
tiene la pequeña y mediana empresa ha sido muy bueno
que usted ponga el énfasis en las cuestiones que nos ha
destacado, sobre todo en cuanto a la desaparición de un
sistema, no solamente de la legislación antigua, sino a
los malos hábitos del sistema antiguo, lo que ha dado
lugar al repudio absoluto de la fórmula y del sistema.
Curiosamente, las preguntas que mi grupo le quería
formular coinciden en lo sustancial con las que le han
formulado los representantes de otros grupos políticos.
En ese mismo orden de preguntas, quisiera hacer dos
matizaciones. En primer lugar está la relativa al juego,
cómo ve usted el juego del ejercicio del derecho de
separación de los créditos públicos, de la Hacienda
pública y de la Seguridad Social, que al parecer pueden
ser otro acreedor más, igual que los solidarios, y, en
segundo lugar, la ausencia de liquidez que comporta en
ese momento por ese derecho de separación, con el
carácter prácticamente de subordinado que puedan
tener los créditos que se consigan en el convenio que se
formule como consecuencia de la viabilidad empresarial. Es decir, no sé si sabe que el último apartado del
artículo 99 no le reserva ninguna prelación a los créditos que se concedan al concursado para financiar su
plan de viabilidad, porque tendrán que satisfacerse después de los privilegiados y de los ordinarios. Por tanto,
quisiera saber si ese juego lo cree usted gravoso a la
hora de que ese plan de viabilidad tenga eficacia y de
que alguien le dé un crédito que no vaya a tener ningún
tipo no sólo de privilegio, sino incluso de prerrogativa.
Por lo que se refiere al tema del convenio anticipado
—el representante del Grupo Socialista le ha preguntado por ello—, querría saber su opinión acerca de la
imposibilidad de que los convenios sean extrajudiciales
o vayan más allá de los límites estrictos del proyecto de
ley. Hoy en día existen convenios en fraude de acreedores —eso es una evidencia—, pero de ahí a que no
pueda acordarse ningún tipo de solución con independencia del régimen procesal establecido hay una distancia. Quisiéramos saber también cuál es su opinión
acerca de si debe producirse la absoluta y total desaparición de esa posibilidad o no.
El señor PRESIDENTE: Señor Torredemer puede
contestar cuando desee.
El señor VICEPRESIDENTE DE PIMEC-SEFES
(Torredemer i Gallés): Son varias las preguntas que me
han realizado y, si me lo permiten, las contestaré en
orden inverso sin que ello signifique desatención
alguna.
Respecto a los convenios extrajudiciales, cualquier
solución que acabe con el proceso tiene que ser buena
y aceptada dentro del concurso o fuera de él. La perspectiva que intentaba trasladar aquí es que es importante salvar al empresario. El empresario es creador de
riqueza y de empleo, es creador de empresas. Los
actuales procesos concursales queman al empresario,
lo agotan, ellos se acaban en el proyecto inmersos en la
cantidad de fatalidades que realmente les ahuyentan a
la hora de iniciar más procesos empresariales. Eso hay
que evitarlo. Hay que reconocer que el fracaso empresarial forma parte de la experiencia humana, evidentemente —como he dicho—, dejando a salvo las cuestiones que tienen que estar castigadas por el Código Penal
como, por ejemplo, la culpa contractual. Personalmente, pienso que cualquier mecanismo debe ser acogido.
Respecto a los créditos privilegiados y las posiciones, me muestro en el sentido en el que se pronunciaba
en la intervención del señor Sánchez Garrido. Soy contrario a los privilegios a Hacienda pública y a la Seguridad Social. La empresa y sus trabajadores han ido recogiendo a lo largo de la existencia ese esfuerzo
empresarial, por lo tanto en ese sacrificio final tienen
que compartir igual criterio que el resto de los acreedores. En cambio, sí defiendo un papel de privilegio (en
una medida que no sé concretar ahora) para los trabajadores que han compartido ese esfuerzo empresarial, y
de manera concreta en el segmento de pequeñas y
medianas empresas. Por tanto, los privilegios han de
orientarse a ese esfuerzo, pero en la medida en que faciliten la recuperación y la viabilidad.
Contestando, también por orden inverso a las preguntas que me formulaba el señor Sánchez Garrido,
coincido con usted. Es más, en mi intervención hacía
una observación referida al procedimiento abreviado,
pensado para la pequeña y mediana empresa básicamente, respecto a que 300.000 euros son escasos, no
alcanzan para nada. La propuesta que he señalado aquí
es precisamente acotarlo en los términos de la recomendación de la Comisión Europea. Si señala exactamente los tamaños de la microempresa, de la pequeña
y de la mediana empresa, de acuerdo, no nos fijemos
en las cifras de negocio de la mediana —que son ciertamente elevados— pero sí en los de la pequeña. Además, fijémoslo de una manera suficiente. Puesto que la
Comisión Europea los actualiza cada cuatro años, se
podría utilizar esa referencia de manera automática. En
cuanto a la facultad de que la Administración judicial
sea unipersonal o no el deudor, el empresario tendría
que decir algo al respecto, porque no en todos los concursos, no en todo tipo de empresas, incluso de ese
tamaño, es necesario que la Administración esté integrada por dos profesionales y un acreedor, uno es bastante. En otras empresas, a pesar de tener un tamaño
pequeño, su complejidad o la complejidad de las relaciones que están inmersas en esa situación empresarial
aconseja, a pesar de decir que estamos en el tamaño del
20182
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
administrador único, decir que sean tres. Tendríamos
que dar flexibilidad a esta materia y permitir que el
deudor exprese su opinión, que en el fondo es quien
conoce bien el entramado de la compañía siempre que
se pretenda la continuidad, porque si se pretende la
liquidación el empresario no está porque no sabe liquidar, sino crear y proyectar futuro. La misión del empresario no es la liquidación. Si realmente el planteamiento sincero del proyecto es favorecer eso, no sólo ha de
contemplarse eso en la letra de ley sino que ha de estar
en la posibilidad, en los miembros que integren la
Administración judicial y en el talante que se proyecta
en ellas. Por eso hablaba antes de mi preocupación por
la responsabilidad, que alcanza a unos y a otros. Evidentemente, el sistema de no tener ninguna responsabilidad por los administradores judiciales favorece la
liquidación, no la viabilidad. La viabilidad para un
administrador es correr riesgo empresarial que desconoce y para el que no estará preparado. De hecho,
mucho me temo —y perdonen que sea escéptico— que
pese a esa voluntad del proyecto de ley, la ley de
Murphy se cumplirá y veremos, como también ocurre
ahora, que los procesos de liquidación, aun cuando no
lo merezcan las empresas y aun cuando objetivamente
tengamos ahí una posibilidad, habrá una inclinación
natural, porque la Administración judicial no está para
salvar la empresa, está más preparada para liquidarla y
porque evita responsabilidades haciendo eso y no lo
otro.
Respecto al convenio anticipado, me pronuncio a
favor, pero este convenio requiere algo fundamental
que no siempre está al alcance de la pequeña y mediana
empresa, que es asesoramiento y seguimiento puntual.
Como decía al principio de mi intervención, las microempresas no cuentan con estos elementos, por eso no
hay suspensiones de pagos ni quiebras de pequeñas
empresas, no sólo porque no tienen recursos sino porque nadie les ha dicho que tienen esa ventaja o que salvan responsabilidad acudiendo a esa vía. Como eso está
ocurriendo desde hace 10 años tenemos las responsabilidades (sanción del artículo 262 de la Ley de Sociedades Anónimas y 150 de la Ley de Sociedades Limitadas) pero las medianas empresas de tamaño respetable
no son conscientes de ese riesgo. No hay un asesoramiento igual. Si hubiera ese asesoramiento en la situación preconcursal, si realmente tuviéramos mecanismos de alerta en esa situación, si realmente se
establecieran esos medios se podría actuar en tiempo
suficiente para que la ley concursal cumpliera su cometido evitando responsabilidades.
El señor Silva me preguntaba también acerca del
convenio necesario y sobre si creía que los acreedores
ordinarios estaban suficientemente representados. Creo
que es una injusticia para los proveedores de servicios
de materias primas de las empresas verse privados de
privilegios que otros tienen, al margen de los trabaja-
dores. Tendrían que gozar del mismo trato que tiene la
Seguridad Social y la Hacienda pública.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor
Torredemer por sus explicaciones que serán, sin duda,
muy interesantes para los trabajos de la Comisión y por
su presencia aquí esta mañana.
— DEL PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPERIOR DE COLEGIOS OFICIALES DE TITULADOS MERCANTILES Y EMPRESARIALES
(LARA). (Número de expediente 219/000452.)
El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, vamos a reanudar nuestros trabajos no sin darle
antes la bienvenida a don Lorenzo Lara, presidente del
Consejo Superior de Colegios Oficiales de Titulados
Mercantiles y Empresariales, que comparece a instancia del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i
Unió) y a quien agradecemos su presencia aquí y su
colaboración en los trabajos de la Comisión.
Estas comparecencias se vienen produciendo de
forma que los comparecientes disponen al principio de
unos breves minutos para dar a los señores diputados
los mensajes que consideren más importantes. Posteriormente se abre un turno de preguntas de los señores
diputados y finalmente el compareciente contesta a
dichas preguntas en ese segundo turno. Si algo no pudo
tratar en el primer turno, tiene ahí una segunda oportunidad.
En aras al horario que tenemos y dado el retraso acumulado, por el que le pedimos disculpas, le rogamos la
mayor concreción y brevedad posible.
El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPERIOR DE COLEGIOS OFICIALES DE TITULADOS MERCANTILES Y EMPRESARIALES (Lara):
Señor presidente, señorías, la reforma de la ley concursal, a la que hemos sido invitados a comentar, es necesaria pero al mismo tiempo es compleja. Es necesaria por
lo que debe adecuarse a los momentos actuales, ya que
las normas legales por las que se rigen las actuaciones
concursales, quiebras, convenios, suspensiones de pagos
son los Códigos de Comercio de 1829 y 1885, el Código
Civil de 1889 y la Ley de Suspensiones de Pagos
de 1922. Los múltiples intentos de modificación de esta
materia demuestran la necesidad de su reforma, reforma
que ha culminado, al fin, con el presente proyecto de ley.
Es compleja porque tiene 332 artículos, dos disposiciones adicionales, dos disposiciones transitorias, una disposición derogatoria única y 32 disposiciones finales.
Nuestros comentarios al articulado son los siguientes. En cuanto al artículo 5, solicitud del concurso, el
Consejo Superior de Titulares Mercantiles de España,
como corporación de derecho público, nos debemos a la
defensa de los intereses generales de la sociedad española. Por ello, creemos sinceramente que lo que debe de
primar en esta norma —a la que SS.SS. han hecho el
20183
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
honor de convocarnos para dar nuestra opinión, por lo
que les estamos muy agradecidos— es tratar de salvar a
las empresas, garantizando su continuidad si eso fuera
posible, salvaguardando principalmente los puestos de
trabajo, créditos de la Seguridad Social, créditos de
acreedores y proveedores suministradores para que haya
continuidad de la empresa, créditos hipotecarios, etcétera. Por ello, creemos que el informe de solicitud del
concurso debe ser confeccionado por su propio equipo
jurídico y profesional del deudor, o si no lo tuviera, por
aquellos profesionales que el deudor considere oportuno por su cualificación y con el menor costo posible,
pues se trata de no encarecer el procedimiento. Si no
fuera posible su continuidad, habría que proceder lo
más rápidamente a la liquidación. En cuanto al artículo 20, está en consonancia con el artículo 5, mencionado anteriormente.
Me voy a referir en mi exposición al artículo 26,
relativo a la Administración judicial. Consideramos que
esta denominación se debería sustituir por la de intervención concursal o judicial, con el fin de diferenciar la
administración de la empresa de los intervinientes del
concurso. Los estudios mercantiles se crearon por Real
Decreto de 1850 y se organizan por Real Decreto de
marzo de 1857, con los grados de perito mercantil y
profesor mercantil. La Ley de Suspensión de Pagos cita
que los interventores de la suspensión de pagos serán
peritos mercantiles. Hasta el Real Decreto de 1977, en
que se aprueban los estatutos conjunto de titulares mercantiles con economistas, éramos los únicos y en exclusiva que actuábamos en los concursos judiciales, como
me comenta el señor presidente del Consejo de Economistas, don Fernando González Moya, que ha sido llamado a comparecer en esta sesión. La Ley de auditoría
en su disposición adicional cuarta se refiere a los dos
interventores, peritos mercantiles —párrafo 2 del
artículo 4 de la Ley de Suspensión de Pagos, del mes
de julio— y a los auditores de cuentas. En el anteproyecto de la ley concursal, en el artículo 26, entre otros,
se dice que la Administración judicial de concurso estará integrada por los siguientes miembros: un auditor de
cuentas o un economista o un titular mercantil colegiado. Así figura en su párrafo 2. Y así aparece en las páginas web del Ministerio de Justicia el 26 junio y el 1 de
julio de 2002. Informado dicho anteproyecto por órganos como el Consejo de Estado, el Consejo General del
Poder Judicial y el Consejo Económico y Social, en sus
respectivos informes siguen manteniendo esta composición de la Administración judicial. Nuestra extrañeza
surgió cuando se publicó el proyecto de ley en el Boletín Oficial de estas Cortes y comprobamos que en el
citado apartado del artículo 26 se sustituye el término o
titular mercantil colegiado por el de o profesor mercantil colegiado, por lo que entendemos, señorías —dicho
con la humildad y con el máximo respeto—, que no se
corresponde con la realidad y se cometería un grave
error histórico, por lo que se debería mantener la redac-
ción que figuraba en el anteproyecto, que era la de titular mercantil. Los titulares mercantiles no somos excluyentes hacia ningún componente de la Administración
judicial, lo que sí decimos es que durante 150 años
hemos sido los expertos cualificados y reconocidos por
la sociedad española en todas nuestras actuaciones profesionales en materia concursal, que seguimos siéndolo
en la actualidad y que, con el beneplácito de SS.SS.,
queremos seguir siéndolo en la futura ley concursal.
Muy brevemente voy a referirme, básicamente, a
muy pocos artículos, en función de la brevedad solicitada por el señor presidente, al artículo 33 que, como muy
bien saben SS.SS., habla de la retribución. No creemos
que sea apropiado el arancel sino que deberíamos ir a
honorarios orientadores de cada colegio profesional. El
profesional debe responder individualmente con su responsabilidad, pero no con una responsabilidad solidaria
y colegiada. Plazo de presentación del informe. Creemos que los tres meses que tiene el juez, deberían ser
prorrogados a petición de los administradores judiciales, porque puede haber concursos muy complejos en
los que haya gran número de acreedores y estamos
seguros de que con esos tres meses no llegaremos a
tiempo. Estructura del informe. Se dice que el documento contable será sometido a la verificación de un auditor
de cuentas designado por el juez cuyo informe se unirá
al de la Administración judicial. Nosotros creemos, en
consonancia con el artículo 26, que este informe debería estar realizado por los mismos profesionales que
componen la Administración judicial, contemplado en
el artículo 26.
En aras a la brevedad, quiero darles las gracias por
haberme escuchado.
El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que deseen formular alguna pregunta?
Señora Uría.
La señora URÍA ETXEBARRÍA: Señor presidente, seré breve, como tengo por costumbre. Intervengo
para señalar al compareciente lo que él ya conoce. Mi
formación política tiene intención de enmendar el
artículo 26 para que dentro de la Administración judicial —como quiera que acabe denominándose al
final— estén incluidos los titulares mercantiles, que
siempre nos ha parecido prestigiosísima profesión y
que goza de gran tradición en la tierra de donde yo
vengo. Antes hemos hablado de Bilbao como plaza
mercantil y financiera, y efectivamente allí siempre han
tenido extraordinaria importancia los representantes de
la profesión a la que tan dignamente representa en este
momento el compareciente. De la misma manera, pensamos hacernos eco —ya lo han manifestado varios
comparecientes— de la necesidad de introducir alguna
flexibilidad en este plazo de los tres meses para emitir
el informe, que a veces será quizá mucho tiempo si es
20184
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
un asunto sencillo y en otras ocasiones quedará excesivamente corto.
El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor
Sánchez Garrido.
El señor SÁNCHEZ GARRIDO: En el mismo sentido que la señora Uría, damos la bienvenida a don
Lorenzo Lara y le manifestamos que compartimos todo
lo que ha puesto de manifiesto en su exposición y estamos de acuerdo en que un cuerpo tan prestigioso, como
el de los titulados mercantiles, deba contemplarse dentro de la Administración judicial. Estamos totalmente
de acuerdo, lo enmendaremos y creo que es importante. Quisiera darle las gracias por el esfuerzo que está
haciendo su colegio en el sentido de contribuir a la formación de los jueces haciendo todo lo posible para que
con sus seminarios y sus conferencias puedan estar
mejor preparados.
No tengo mucho que preguntarle, sólo quisiera
decirle que me gustaría que me dijera cuál sería el nivel
de exigencia de su colegio para que un titulado mercantil pudiera estar en la Administración judicial. Aquí
hemos hablado todos del fin de la transparencia, se ha
hablado de todo, pero también de la profesionalidad y
de reunir una serie de requisitos que son imprescindibles. Me gustaría saber su opinión.
El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor
Mantilla.
El señor MANTILLA RODRÍGUEZ: Como no
podía ser menos, damos la bienvenida a don Lorenzo
Lara para que nos aleccione sobre la postura de su
colectivo en estos temas. Por lo que a mí respecta, por
mi condición de titulado mercantil, perito y profesor
mercantil, tengo que recordar a la señora Uría que en
Bilbao siempre existió una escuela de altos estudios
mercantiles que ha sido pionera en nuestras enseñanzas. Usted bien sabe que los profesores mercantiles han
dejado de existir desde el punto de vista universitario,
por llamarlo así, en este momento hay otros licenciados mercantiles que son diplomados en empresariales,
que sin duda serán la nueva fuente de esos colectivos y,
por tanto, deben formar parte de los órganos de la
administración en los concursos.
Usted hacía un comentario sobre los plazos, tema
que nos ha preocupado en estos tres días de comparecencias a muchos de los ponentes de los grupos parlamentarios, pues consideramos que los previstos en el
concurso, más de doscientos días hábiles, son excesivos. Cuanto más largo sea el plazo de duración del concurso, menos posibilidad tiene la empresa de persistir.
Apuntaba usted que no es lo mismo el concurso de una
pyme que, como decía alguien ayer, el de Galerías Preciados; sin duda son muy distintos. En este último es
posible que los tres meses que están contemplados en
el proyecto sean insuficientes para que los órganos de
la Administración pudieran emitir su dictamen, su
balance y su lista con todo lo que conlleva, pero también haría la pregunta al contrario, si en aquellos concursos que no necesiten de tantos requerimientos ese
plazo se podría acortar. Estamos hablando de tres
meses en principio, pero hay que intentar por todos los
medios acortar esos plazos, que pueden resultar negativos.
Ha hecho algún comentario sobre si los aranceles
debían ser fijados o no por los colegios profesionales.
Mi pregunta es: ¿No considera usted que los aranceles
deberían depositarse antes de que comenzase el concurso y no cobrar contra la masa? Es una fuente de conflicto, la independencia de los órganos de la Administración puede quedar en entredicho, cosa que no cabría
de la otra manera, siempre y cuando a priori por parte
del deudor o del acreedor solicitante del concurso se
depositasen los honorarios profesionales de la Administración.
Reiterándole nuestro agradecimiento por su presencia, le agradecería que me contestase a las preguntas.
El señor PRESIDENTE: Señor Lara, puede contestar cuando lo desee.
El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO SUPERIOR DE COLEGIOS OFICIALES DE TITULADOS MERCANTILES Y EMPRESARIALES (Lara):
Me van a permitir que les vaya contestando en el mismo
orden en el que me han preguntado.
A doña Margarita Uría le doy las gracias por la deferencia que ha tenido al mencionar a los titulados mercantiles, porque en el fondo estamos defendiendo intereses
generales y no intereses particulares ni corporativistas.
Con el reconocimiento de los titulados mercantiles estamos haciendo lo que en el fondo ha hecho la historia de
España.
Don Joaquín me ha preguntado qué estamos haciendo los titulados mercantiles para preparar a nuestros
profesionales en materia concursal. Por saber la complejidad que tienen estos temas, hemos sido los primeros en crear un registro específico, que se llama registro de expertos contables y judiciales dependientes
del Consejo Superior de Titulados Mercantiles y
Empresariales. Los miembros de este registro están
recogidos en este libro que tengo aquí y que en estos
momentos tienen los jueces de toda España. Se trata
de una relación de aquellas personas que llevan años
de actividad en la materia procesal y concursal y que
verdaderamente consideramos que estarán habilitados
para actuar después de haberse sometido a una serie de
pruebas, reciclajes y formaciones. Hasta tal punto es
así, que fuimos los primeros que alcanzamos un acuerdo con el Consejo General del Poder Judicial, acuerdo
que —dicho con todos los respetos— se centra en
enseñar contabilidad a los jueces. Alguien me va a
decir: ¡Qué atrevimiento! No; es que el acuerdo es así.
20185
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
Los jueces de lo mercantil van a tener que tener una
especialización. No les vamos a enseñar cómo se hace
un asiento, ni mucho menos, pero sí a interpretar un
balance. En los temas concursales, en los que el activo
y el pasivo tienen tanta importancia —porque es ahí
donde nos vamos a mover—, la formación de los jueces de lo mercantil es primordial, porque van a tener
todas las atribuciones en materia económica. Los días
9 y 10 de diciembre serán las primeras jornadas que
realizaremos los miembros del Consejo General del
Poder Judicial conjuntamente con los titulados mercantiles. No les quepa la menor duda de que los titulados mercantiles que han actuado, que actúan y que
actuarán en el futuro tendrán una preparación como
debe ser en esta materia. Yo llevo 32 años de ejercicio
libre de la profesión y no he actuado en ninguna suspensión de pagos ni en ningún tema concursal, porque
hay que estar verdaderamente preparado. Vuelvo a
repetir que una cosa es ser un profesional en auditoría,
en materia económica o contable, y otra cosa es ser
especialista en esta materia. Estén completamente
seguros de que desde el consejo, a través de nuestra
comisión de deontología, trabajaremos para que todos
los profesionales que se dediquen a esto con toda responsabilidad lo hagan estupendamente.
Agradezco al señor Mantilla que haya hecho honor a
los títulos que ostenta de perito y de profesor mercantil, porque aquellos que los poseemos nos sentimos
muy orgullosos de ellos, independientemente de que
existan otras titulaciones tan respetables como la nuestra. Es verdad que las escuelas de comercio desaparecieron, pero también es verdad que hay una continuación a través de las diplomaturas en empresariales o de
otras titulaciones, como son las nuevas licenciaturas en
dirección y administración de empresas. Es un tema
profesional entre economistas y titulares mercantiles
que se sale de la esfera de lo que estamos hablando,
pues se trata de regular quién tiene que denominarse
así o quién tiene que entrar. Nosotros no excluimos a
nadie, pero sí queremos que el que actúe en las administraciones judiciales esté preparado y que lo que
prime sobre todo sea salvar la empresa. Usted se refería
a los plazos. Estamos de acuerdo en que los plazos pueden ser largos o cortos, pero hay una cosa determinante: si hay posibilidad de salvar la empresa, demos todas
las garantías. Si el plazo de tres meses es poco, el juez,
que va a ser el excluyente en esto, va a ser el que decida. Y si la empresa tiene continuidad en breve, todos
ayudaremos a que esa siga adelante: acreedores, trabajadores, suministradores y la Administración judicial.
Es un buen momento para acometer esta ley concursal, porque en situación de crisis no se deben coger los
momentos concursales de las empresas sino de bonanza y es lo que debíamos de aprovechar.
No sé si me ha quedado alguna cuestión en el tintero, pero quería ser breve.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor
Lara, por sus explicaciones, su comparecencia y su
colaboración con nuestros trabajos, para los que, sin
duda, sus explicaciones van a ser muy interesantes.
— DEL SEÑOR MAGISTRADO ASESOR DEL
MINISTERIO DE JUSTICIA (PINAZO). (Número de expediente 212/001367.)
El señor PRESIDENTE: Damos la bienvenida a la
Comisión a don Bernardo Pinazo, magistrado, que nos
va a ilustrar sobre los temas que nos ocupan. Le agradecemos su colaboración. De acuerdo con el formato
con el que se desarrollan estas comparecencias, le
informo de que lo normal es que el compareciente disponga de unos breves minutos para hacer llegar a la
Comisión el mensaje que considere necesario sobre las
cuestiones más importantes; después intervienen los
grupos parlamentarios, haciendo preguntas que el compareciente deberá contestar. Y si hubiese quedado alguna duda en la primera intervención, hay una segunda
oportunidad para aclararla.
El señor MAGISTRADO ASESOR DEL MINISTERIO DE JUSTICIA (Pinazo): Muchas gracias, don
José Manuel y el resto de SS.SS. por haberme invitado
a formar parte de esta ilustre Comisión. Sé que dispongo de 10 minutos, aproximadamente, y a ese tiempo
me ceñiré, porque sé que han tenido una mañana bastante complicada para venir a complicarla aún más.
Me encantaría poner de manifiesto que el proyecto
de ley concursal es una aspiración de los juristas, pero
también de las personas que se dedican al mundo de la
economía. El procedimiento concursal es una resolución, un procedimiento, en el que la multidisplinaridad
de doctrinas, tanto la jurídica como la económica, se
pone muy de manifiesto. Es una ley en la cual deben
estar presentes conceptos jurídicos, económicos, financieros y contables. Como todas las leyes, como todas
las obras, igual que las fincas, son manifiestamente
mejorables. Es posible que esta ley pueda tener retoques para que gane en sistemática jurídica, porque hay
aspectos que pueden ser corregidos. Voy a ponerles de
manifiesto, desde el punto de vista personal, cuáles son
aquellas que podrían ser objeto de mejora y otras que
verdaderamente son aciertos.
Mi sugerencia es que el legislador podría determinar
la definición de insolvencia y de los conceptos de los
presupuestos objetivos que a modo de ejemplo determina el artículo 2.º del proyecto. Anteriormente, con la
Ley de Enjuiciamiento Civil, las quitas y esperas, el
concurso de acreedores, las quiebras y, con posterioridad, la suspensión de pagos, se ha dado lugar a demasiadas interpretaciones jurisprudenciales y el tener en
cuenta conceptos claros sería menos perjudicial a la
hora de la práctica.
20186
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
En cuanto a la legitimación observo, fundamentalmente en el artículo 3.º, que en el orden de la solicitud
del concurso puede ser introducida la obligatoriedad
del refrendo por parte de los consejos de administración, es decir, que vengan refrendados por las asambleas
correspondientes de las sociedades. En el proyecto
solamente se alude a aquellos socios que puedan estar
perjudicados, pero entiendo que podría iniciarse un
procedimiento concursal única y exclusivamente a instancia de los órganos directivos de una sociedad que
luego no vengan refrendados, con posibilidad de nulidad de actuaciones, etcétera.
En cuanto a la solicitud, es uno de los puntos clave
que el proyecto de ley concursal debe matizar. No me
cabe la menor duda de que el proyecto de ley concursal
ha sido propiciado por el uso de la Ley de Suspensión
de Pagos como método de evitar las quiebras, y de que
el rigor formalista ha primado más que el contenido de
los documentos. Debería ponerse el acento en que los
documentos que han de presentarse con la solicitud
estén firmados por profesionales del mundo de la economía, para que, a la hora de rendir cuentas, tengan la
responsabilidad suficiente para introducir las correspondientes posibilidades de un concurso, bien de carácter de convenio o bien de carácter liquidatorio.
Por lo que se refiere a la jurisdicción, la exposición
de motivos es clara. El artículo 7.º dice que el juez de
lo mercantil tendrá jurisdicción exclusiva y excluyente, por lo que debe ser un acierto que el juez de lo mercantil, por esa vis atractiva, conozca todos aquellos
aspectos conexos con el concurso, de carácter laboral,
contencioso-administrativo, civil y los aspectos patrimoniales de las cuestiones criminales. El problema de
los jueces de lo mercantil va a estar tanto en su elección como en su formación, puesto que deberán ser,
por lo menos, tan especializados como este proyecto
de ley pretende para que en el concurso actúen personas especializadas en la materia. Evidentemente, el
problema de conseguir jueces verdaderamente especializados en la materia se desplazaría al Consejo
General del Poder Judicial y a las corporaciones afectadas. No me cabe la menor duda de que el éxito de un
concurso es que el juez conozca a la perfección la
situación en la que está una empresa o una sociedad,
desde el punto de vista laboral, mercantil, contencioso-administrativa y las implicaciones patrimoniales
penales. Desde el punto de vista de los órganos concursales, la Administración, artículos 25 y siguientes, en
base a ese principio de especialización que propugna la
ley, entiendo sin duda alguna que el texto actual podía
ser modificado en cierta medida para ganar en profesionalización. No estaría de más que el abogado o el
letrado, que tiene que estar permanentemente en un
órgano concursal, en lugar de actuar en función del propio órgano concursal en la base a esa especialización
de conocimientos, se integrara en la intervención judicial. En la tradición jurídica en cuanto al léxico de la
terminología puede llevar a equívocos la Administración judicial, tanto desde el punto de vista de la Ley de
Enjuiciamiento Civil artículo 712, como de la Administración judicial artículo 630, que sustituyó al decreto de 1963. Por tanto entiendo que debería modificarse
el nombre por intervención judicial; y en esa intervención judicial es evidente que debe tener un conocimiento y asesoramiento jurídico de carácter permanente.
Ahora bien, entiendo que la labor, tal y como está diseñada la Administración judicial debería estar compuesta por profesionales fundamentalmente del mundo de la
economía. Los acreedores hasta la actualidad —prácticamente por la experiencia que me ha llevado a esta
comparencia— fundamentalmente tratan de buscar el
saldo de sus créditos de forma extraconcursal, aprovechándose de la coyuntura y tesitura de la composición
del órgano. Yo entiendo que los acreedores deberían
estar ajenos a la administración del concurso para ser
total y absolutamente independientes y formar una
especie de comité de seguimiento que estuviese siempre relacionado con la intervención judicial y a su vez
tratar de evitar los posibles retrasos en la tramitación,
por cuanto que las personaciones en los juzgados llevarían bastante tiempo y podrían dar lugar en caso de preterición de algún acreedor en alguna anotación a nulidad de actuaciones.
No me cabe la menor duda que el proyecto de ley
concursal en cuanto a administraciones, uno de los
puntos clave la intervención, desde mi punto de vista
podría estar compuesta, por aquello de las mayorías,
por tres personas: dos auditores y una tercera persona
que podría ser un economista o un titulado mercantil.
En este sentido, yo entiendo sin duda alguna que el
decreto de 1977 está vigente hasta que no se cambien
los estatutos de economistas y titulados mercantiles y
el hecho de que aparezcan profesores mercantiles,
entiendo que debe englobarse a la categoría de titulados mercantiles.
En cuanto a los años de experiencia entiendo que una
persona que está habilitada para el ejercicio de su profesión no tiene por qué ponerle límites temporales. El texto
recoge que son 10 años de experiencia, pero debería
especificarse en qué, y en todo caso suprimirse porque
se estaría impidiendo a otra persona que está igualmente
habilitada ex lege para el ejercicio de su profesión.
Respecto a las incompatibilidades no tengo nada que
decir. Evidentemente la Administración tiene que ser
absolutamente independiente. Ahora bien, no se puede
arreglar el problema de los nombramientos por medio
de la limitación de la intervención de dos años en dos
concursos. La supresión de los dos años podría ser factible. Piénsese por ejemplo en concursos importantes
en los cuales interventores que gocen de experiencia
podrían rellenar ese hueco, y no van a hacerlo por el
hecho impeditivo de la limitación temporal, yo entiendo que esto no sería suficiente justo ni de justicia distributiva.
20187
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
En cuanto a las personas jurídicas hay que tener en
cuenta que el artículo 29 puede dar lugar a una interpretación errónea, porque habla de los representantes
de las personas jurídicas y parece ser que las incompatibilidades afectan a los representantes de las personas
jurídicas y no en sí a las personas jurídicas. Creo que
tanto las personas físicas como las personas jurídicas
deberían tener las mismas incompatibilidades. Sobre
los auxiliares delegados entiendo que no tiene por qué.
Sí parecen en el artículo 82 aquellos auxilios o los
expertos independientes, si la Administración judicial
lo ha confiado a determinadas personas lo hace por su
titulación o por su habilitación y no tiene por qué delegar esa intervención. En todo caso podría ser auxiliado
como dice el artículo 82, pero como tal podría ser
suprimido. En cuanto a las retribuciones, no me cabe la
menor duda de que desde el mismo momento en que el
proyecto de ley hace un arancel, pero que a su vez se ha
modulado por el juez de lo mercantil a través del activo
y de la complejidad, en aquellos supuestos en que no
exista activo los profesionales no van a poder cobrar, y
o se habilita una especie de fondo de garantía, que corra
a cargo de una partida presupuestaria de justicia, o en
todo caso que sean las corporaciones que afecten a los
profesionales las que establezcan su retribución.
Entiendo igualmente que podía ser mejorado el
artículo 35 en cuanto a la responsabilidad de los administradores, ya que de un mismo hecho que goza de la
misma naturaleza jurídica existen dos posibilidades de
acción, una la que ejercita la propia masa y otra la que
ejercitan los terceros o el propio deudor, se establecen
plazos distintos de prescripción, y por tanto al tener la
misma naturaleza jurídica el mismo plazo de prescripción debería girar.
El informe de la Administración debería ser un poco
más laxo. Tres meses en concursos de enorme importancia pueden ser suficientemente pequeño para dar al
traste con la posibilidad de llegar a un convenio, si es
que se llega a tal. Podría prorrogarse y verse a criterio
del juez, debidamente razonado y en este caso que el
juez establezca las condiciones necesarias para determinar los plazos. Ya sabemos todos la doctrina del Tribunal Constitucional en cuanto a la ampliación de plazos siempre que se respete la seguridad jurídica.
En cuanto a las operaciones de la interacción de la
masa pasiva y activa, hay que tener muy claro desde el
punto de vista del operador jurídico y del operador contable que esta ley apuesta por la conservación de las
empresas. Si estamos en presencia del principio de conservación de empresa o de empresa en funcionamiento
hay que tratar de ayudarla, y por tanto la prelación de
créditos debería aquilatarse a esa situación. No me cabe
la menor duda de que en un supuesto de liquidación de
empresa debería establecerse una apelación crediticia
total y completa. Echo en falta sinceramente una enumeración de créditos ordinarios y podía ser una oportunidad para modificar los artículos 1.921 y siguientes
del Código Civil para establecer el orden de prelación.
Es lo que decía en cuanto a sistemática jurídica, ya que
el título IV habla del informe y de la composición de la
masa activa y pasiva y luego hay que ir al artículo 154
y siguientes para establecer o ver cuál es el orden de
prelación en sí.
Por último, la par conditio creditorum, el trato igualitario debe ser total y absoluto cuando se esté en presencia de un auténtico convenio que trate de reflotar la
empresa. Si se apuesta por ese sistema de concurso
deberían tener su correspondiente sacrificio todos los
acreedores en partes iguales. En caso de liquidación
hay convenios internacionales, como el 170 de la Organización Internacional del Trabajo, que hay que respetar o en todo caso modificar, salvo que se entienda por
parte de los legisladores, a quien tengo el honor de dirigirme, que hay que respetar las cláusulas de pacta sunt
servanda. No me cabe la menor duda igualmente desde
el punto de vista procesal que estamos dentro de un
apéndice de la Ley de Enjuiciamiento Civil. La Ley de
Enjuiciamiento Civil ha sido un acierto desde el punto
de vista de simplificación del procedimiento. Apostó
fielmente por la simplificación de procedimientos, el
procedimiento de ley concursal introduce un procedimiento nuevo que se llama incidente y no estaría de
más como tal apéndice que se pudiese establecer el juicio verbal como el método idóneo desde el punto de
vista procesal, en vez de un incidente de creación pura
y exclusivamente jurisprudencial.
Por último, hay que indicar la posibilidad de que
cuando se establezcan las secciones que se tienen que
abrir o las piezas desde el punto de vista procesal, al
juez se le facilite la tarea de interpretación de cuándo
ha de abrir las correspondientes piezas por cuanto que
solamente existen tres artículos, concretamente el 15,
el 25 y el 93, de cuando se abren las piezas primeras,
segunda y tercera. No se sabe, no establece el texto de
la ley cómo deben hacerse, pero en definitiva estamos
ante una oportunidad histórica y no la debemos desaprovechar. Es una ley que puede dejar huella no solamente para nosotros, sino para el resto de los ciudadanos españoles que se merecen una ley como la que
ustedes van a votar.
El señor PRESIDENTE: Por el grupo solicitante de
la comparecencia, tiene la palabra el señor Mantilla.
El señor MANTILLA RODRÍGUEZ: Bienvenido,
don Bernardo Pinazo a esta Comisión para aleccionarnos desde su doble vertiente, como magistrado y como
auditor de cuentas que es. Por tanto, sus profundos
conocimientos en la materia han quedado expuestos, y
estoy completamente convencido de que la limitación
de tiempo no le ha permitido seguir explicándonos y
ayudándonos en esta ley, en la que no es nada fácil
intentar congeniar todos los intereses que se están
debatiendo en ella. Esperemos que con el debate parla-
20188
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
mentario prácticamente todos los grupos parlamentarios seamos capaces de conseguir una ley suficientemente buena que pueda permanecer como mínimo los
sesenta años que ha permanecido una ley provisional,
que es la que tenemos la Ley de 1922. (El señor vicepresidente, Sovirón García, ocupa la presidencia.)
Usted nos ha hablado de muchos temas, en gran
parte coincidimos o coincidimos en la mayoría de ellos,
pero hay algunos que no ha tocado y me gustaría tocar
desde su vertiente como gran experto que lo es. Usted
ya sabe que en el artículo 64.5 del proyecto se habla de
que hay que detraer de la masa los importes de retenciones de la Administración Tributaria en lo que se
refiere a las retenciones de trabajo personal, sin duda
debe estar incluido el IVA, y también las cuotas obreras
de la Seguridad Social. Hablo más como experto que
como magistrado, ¿usted considera que es viable, que
es factible o que es practicable ese artículo, sin poner
en entredicho los derechos que tiene la Administración
tributaria y lógicamente la Seguridad Social, que en
definitiva todos tenemos la obligación de contribuir al
sostenimiento de los gastos públicos, o puede haber
alguna otra alternativa para que sin perder esos posibles derechos no se perjudique notoriamente, según mi
criterio, la buena marcha del procedimiento.
No ha hecho usted ningún comentario de un tema
que ha sido casi la estrella de todas las comparecencias, que está vinculado tremendamente al juez único,
es decir en gran parte de las comparecencias que hemos
tenido durante esta mañana, ayer y anteayer, se ha
debatido profusamente la conveniencia o no conveniencia de que haya un juez único, es decir que ese juez sea
competente para entrar en el análisis de todas las materias que puedan surgir en un concurso, especialmente
en los temas laborales. Me gustaría también conocer su
opinión, si usted considera oportuno o no oportuno o si
tiene usted una opinión, que seguro la tiene, sobre este
tema.
También me gustaría que me indicase, según sus
conocimientos y su experiencia, pues como sabe en la
ley se contempla un procedimiento anticipado. Está el
procedimiento normal y el anticipado que esperamos
pueda tener viabilidad y pudiese ser de una gran ayuda,
aunque yo poca confianza tengo, pero ya digo que
esperemos que con el tiempo este procedimiento anticipado tenga un buen fin, porque con ese procedimiento anticipado se pueden conseguir muchos más resultados que con el procedimiento normal.
Me quiero referir ahora al abreviado. Según sabe,
estamos hablando del procedimiento abreviado con
unos límites máximos de 300.000 euros en el pasivo.
Yo creo que con su experiencia nos podría decir si esa
cifra es baja, alta o si considera usted que sería lógico
incrementar o reducir, yo creo que es más lo primero
que lo segundo.
Por último, hay dos aspectos, de los que también
usted es conocedor. En la actualidad los juzgados de
primera instancia están inundados de peticiones de
quiebras o de concursos, fundamentalmente de quiebras, en especial por dos motivos, uno de ellos por el
artículo 260 de la Ley de Sociedades Anónimas, en los
cuales cuando se produce el patrimonio por debajo del
50 por ciento, etcétera, por los administradores, en un
plazo máximo de dos meses se tiene que solicitar la
liquidación, y como no pueden liquidar porque no tienen dinero para liquidar, luego va al juzgado a pedir la
quiebra.
Estamos asistiendo a un número elevadísimo de procedimientos, lo cual entorpece el buen funcionamiento
de los juzgados como muchísimos procedimientos concursales debido a ese tema y a otro colateral, y es que
las administraciones públicas, como usted bien sabe,
por el artículo 39 de la Ley General Presupuestaria, por
ejemplo para las administraciones tributarias, dice que
la Administración tributaria no podrá llegar a ningún
tipo de entendimiento con el deudor, salvo que esté en
un procedimiento concursal. Entonces, al que quiera
pactar con Hacienda o con la Seguridad Social no le
queda más remedio que plantear un procedimiento concursal para poder llegar a algún acuerdo con las administraciones públicas.
Estas y otras muchísimas son las preguntas que le
podíamos hacer, pero teniendo en cuenta la hora y su
retraso en la comparecencia, le agradecería que me las
contestase.
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Señor Sánchez Garrido.
El señor SÁNCHEZ GARRIDO: También con brevedad, por la hora y porque uno repite tantas cosas que
algunas veces hasta casi no se puede oír ya; consta en
el «Diario de Sesiones» pero es una broma.
Señor Pinazo, lo primero que quiero es agradecer su
presencia aquí. Una persona de su talla, de su categoría
y de su sencillez al mismo tiempo, creo que es de agradecer y créame que todas sus opiniones me han merecido una gran consideración y reflexión.
Estoy de acuerdo con usted. Yo creo que la determinación jurídica del presupuesto objetivo es de lo más
difícil que puede haber en esta ley, usted lo ha tocado,
quizá falte la definición de la insolvencia del 241, que
es insuficiente, pero también ha dicho usted que todo
es perfeccionable y mejorable, y en esta tarea estamos
todos.
También estoy muy de acuerdo sobre la posible nulidad que puede dar lugar a que no vengan refrendados
en la legitimación los acuerdos de los consejos de
administración o de las asambleas. Creo que es un tema
que es interesante que usted ha dejado caer aquí, y
debemos tomarlo en consideración.
También me ha gustado lo que ha dicho usted sobre
que quizá no hemos sido suficientemente hábiles o
todavía no hemos hablado aquí de aprovechar los res-
20189
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
quicios que nos da la Ley de Enjuiciamiento Civil
sobre la tramitación rápida de los incidentes, hacerlos
como un juicio verbal, sobre todo buscando la inmediación, y una cosa que nos preocupa a todos aquí, que es
la celeridad y que no sea costoso el procedimiento,
pues eso aligeraría mucho. Creo que es una indicación
que ha hecho usted y es muy interesante.
Sí he entendido que se ha pronunciado usted sobre el
tema del juez único, y también sobre la composición de
la Administración judicial. Permítame que yo ahí discrepe un poco de usted. Creo sinceramente que el abogado puede hacer un papel importante con los acreedores, y no me ciega la pasión profesional. Además
déjennos la historia que hagamos algo en los concursos
y en las suspensiones de pago, porque hasta ahora las
suspensiones de pago y las quiebras suelen estar en
mano de los expertos contables, y mire qué mal nos ha
ido. Déjennos que tengamos una oportunidad. Eso por
un lado.
Por otro lado, sobre el juez único yo soy partidario
del juez universal, del hombre especializado y que
sabe, pero también soy partidario de que en algunos
procedimientos, usted lo ha dicho y lo sabe, los jueces
de lo contencioso-administrativo y de lo penal tienen
su autonomía subordinada al juez del concurso con la
presencia de la Administración judicial. Por nuestra
parte es lo que pretendemos en el ámbito de lo social,
subordinado al juez principal que es el juez del concurso, por supuesto con plena capacidad, plena prioridad y
absoluta definición en el tema de las ejecuciones el juez
del concurso, como no podía ser de otra forma, excepto
en aquellas que no tuvieran carácter patrimonial.
Sí quisiera que me contestara, porque ya le digo que
coincido en casi todo lo que ha dicho usted, la opinión
que le merecen los créditos públicos, ese privilegio que
nos trae aquí y lo hemos comentado durante toda la
mañana. Hemos oído opiniones muy interesantes, y si
bien es cierto que como usted decía al principio el anteproyecto ha sido mejorado, el proyecto es mucho mejor
y se han rebajado al 50 por ciento, me gustaría conocer
la opinión que tiene usted de esto.
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Tiene la palabra el señor Pinazo para contestar a las
preguntas de los grupos.
El señor MAGISTRADO ASESOR DEL MINISTERIO DE JUSTICIA (Pinazo): Contestaré brevemente. Don José Manuel me dijo que actuase con libertad, pero sometido al tiempo. He tratado de ser fiel a mi
palabra, como en casi todos los ámbitos de la vida en lo
que hago, y los diez minutos son escasos para hablar de
un proyecto de ley tan complejo y tan complicado.
Don Carlos, siguiendo el orden de su exposición, trataré de contestar desde el punto de vista personal cuáles son mis inquietudes. El artículo 75 al final da la
clave de las obligaciones legales. Habría que irse a la
sede de obligación legal, al Código Civil, para establecer cuáles son, si las obligaciones como tales, las retenciones de las cuotas y las retenciones tributarias son
componentes de la masa activa o por el contrario son
componentes de la masa pasiva. Son obligaciones de
carácter legal. Sabemos que doctrinalmente hay
muchas discrepancias, pero por el simple hecho de que
en el frontispicio del capítulo segundo se hable del
principio de universalidad, hay que respetar esa universalidad. Las cuotas, tanto tributarias como de la Seguridad Social, al ser una obligación legal y tener que reflejarse después contablemente, tienen que cuantificarse.
Desde el punto de vista personal del tratamiento del
concurso, no me cabe duda que no deberían desaparecer. Todo depende, don Carlos, si la empresa tiene posibilidad de viabilidad o no la tiene. Si tiene posibilidad
de reflotamiento, esas cuotas deberían sufrir igualmente un sacrificio como el resto, o en su caso una moratoria como se establece con las garantías de carácter real.
Son obligaciones de forma personal y estas son obligaciones impuestas por la ley que tienen un tratamiento
distinto. Esas retenciones y esas cuotas de la Seguridad
Social son el inicio fundamental de que una empresa
está en crisis.
Aludiendo al escaso tiempo que hemos tenido, el
hecho de seis meses y tres meses para presentar la solicitud de concurso es un parámetro de indicación suficientemente alto para decir que una persona jurídica o
física está en dificultades y que está en situación de crisis. Deberían desaparecer del principio la separación
de la masa activa. Habría que discutir si esas retenciones son masa activa o masa pasiva; por eso lo he puesto
en tela de juicio. Es un aspecto contable con ramificaciones jurídicas, pero entiendo que como tal debería
formar parte de la masa activa y universal.
En cuanto al juez único, si se ha apostado por una
jurisdicción exclusiva y excluyente, habría que discutir
si el juez es una jurisdicción especializada o es un juez
especializado. La diferencia de matiz es muy clara por
cuanto la Ley orgánica del Poder Judicial establece claramente dos matizaciones en cuanto a la especialidad y
una que se ha dejado prácticamente en desuso, como
son los especialistas en lo civil y en lo penal que a lo
largo de historia de la Ley orgánica del Poder Judicial,
desde 1985 hasta hoy, sólo hubo una convocatoria. Si
existen especialidades como juez de lo mercantil con
las competencias que establece el proyecto de ley orgánica concursal, no me cabe duda que el juez de lo mercantil, como tal juez profesional que ha superado en
primer lugar las pruebas de aptitud y que sigue una
capacitación continuada, debería conocer todas las
incidencias de un concurso. Sé que hay opiniones en
cuanto a las cuestiones de carácter laboral sobre que el
juez de lo social entienda del aspecto declarativo y que
el aspecto de ejecución de la declaración integre la
correspondiente masa, pero es posible que se le escape
al juez de lo social, y no digo que estén influenciados.
20190
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
Evidentemente, cada jurisdicción tiene sus especialidades y también sus reglas o usos no escritos y entre ellos
la jurisdicción social es muy activa, muy conciliadora y
en ese aspecto abandona el rigorismo para tratar de llegar a convenciones y acuerdos. Eso desde el punto de
vista del juez de lo contencioso-administrativo, que
está acostumbrado a la aplicación rigurosa de la ley,
evidentemente le costaría, pero todo es un problema
única y exclusivamente de formación y capacitación.
Creo que apostar por el juez único podría ser una buena
solución, como establece el propio artículo 75, precisamente por la situación de crisis de universalidad tanto
en cuanto a personas como en cuanto a los conceptos.
Hablar de 300.000 euros, 50 millones de pesetas en
el procedimiento abreviado, desde el punto de vista de
la práctica personal, como usted me ha preguntado, don
Carlos, es escaso, y entiendo que debería elevarse. ¿Por
qué? Porque los 300.000 euros fundamentalmente
están dirigidos a una muy pequeña empresa, hasta la
actualidad fundamentalmente eran aquellas sociedades
limitadas, anónimas o que no se habían podido transformar y en la actualidad las que se conocen como
punto com, en las que se presenta la quiebra para evitar, y enlazo con el artículo 260 y el 135 de la Ley de
Sociedades Anónimas que establece la acción de responsabilidad a los administradores.
No me cabe la menor duda de que, como dije antes,
ha existido un abuso por orden jurisprudencial, por
interpretación jurisprudencial de la primacía de la suspensión de pagos frente a la quiebra, para evitar esa responsabilidad adicional. El texto de la ley no solamente
habla de los administradores de derecho sino también
de los administradores de facto, y en una regresión, una
retroacción de dos años, es importante, pero también
habla de los socios, con lo cual la responsabilidad estaría compartida y en algún aspecto excesivamente solidaria desde ese punto de vista. Piénsese, por ejemplo,
en un administrador único de una sociedad anónima
que fallezca por causas naturales o por lo que fuese y
no exista en este caso posibilidad de liquidación porque no hay administración, por tanto no la pueden plantear, ni tampoco pueden plantearla los socios, tendrían
que acudir a una convocatoria judicial de asamblea
extraordinaria para solicitar la quiebra. ¿En este caso la
responsabilidad recaería en los apoderados? ¿En dónde
recaería en los socios? No me parece justo, porque el
sistema de derecho societario sabemos todos que es
respetar en tanto en cuanto se contribuye con la aportación patrimonial. Evidentemente, la quiebra se ha utilizado como arma arrojadiza con las quiebras de carácter
necesario y ha dado lugar a la presentación de la quiebra y acto seguido la retirada de la misma por cuanto se
había pagado, en evitación o con una connivencia, esa
es la práctica, mientras que el resto de los acreedores se
han quedado a la espera, tienen que iniciar de nuevo o
indicarles cuál es el camino para obtener el cobro de
sus créditos, que es la interposición a su vez de una
quiebra. Entiendo que desde el mismo momento en que
hay que poner un procedimiento, todos tienen que
someterse a él.
El artículo 39 de la Ley general Tributaria es un
escollo por cuanto en situaciones, tanto tributarias
como de la Seguridad Social, solamente en supuestos
de concurso es posible que los abogados del Estado, en
nombre o en representación —también en el caso de
las representaciones de los letrados de las comunidades
autónomas— pueden llegar a acuerdos. Entiendo que
al ser un aspecto de orden público, como los acuerdos
afectan a situaciones de orden público en las cuales no
solamente están en juego intereses de carácter particular sino de carácter general, el artículo 39 de la Ley
general Tributaria y su correspondiente parangón en la
Seguridad Social no pueden ser objeto de compensación, incluso desde el punto de vista contable, pues
como bien sabe usted, don Carlos, una vez que se introduce la quiebra el principio de compensación no existe.
Entiendo que se podría llegar a acuerdos, pero acuerdos anteriores al inicio de un procedimiento concursal,
estadios anteriores a un procedimiento concursal, desde
el mismo momento en que son de carácter jurisdiccional, porque está afecto el orden público, esos acuerdos
deben estar en su seno. ¿Lo dice por aquello de que se
pueda abusar de la presentación de un convenio, junto
con la solicitud? No lo sé. La experiencia actual
demuestra que nunca se sabe cómo va a terminar una
quiebra. De hecho, SS.SS. saben que muchos de los
procedimientos concursales en los juzgados terminan
por inanición y por caducidad. No sé si he sabido contestarle, don Carlos.
Don Joaquín, gracias. Yo soy sencillo —perdón, aunque es un sitio solemne no trato de perder la sonrisa
porque es una característica de mi personalidad— y
trato de aprender en todos lados y máxime de ustedes.
Cómo no, los abogados son absolutamente imprescindibles, lo que hay es que cambiar el matiz. El matiz es
que en el supuesto de que me formalizasen la elevación
de unas cuentas, como hipotético juez de lo mercantil,
a lo mejor no sabría hacerlas. Tendría que someterse a
un procedimiento de capacitación como el resto de los
implicados en un procedimiento. Por el principio de
especialidad, el abogado es tan imprescindible como el
resto de los operadores económicos, pero lo pondría no
en un plano superior o inferior, sino de primus inter
pares, exactamente igual, pero con funciones bien delimitadas. Por ejemplo, un economista, un titulado mercantil o un auditor de cuentas tendría inconvenientes,
por lo menos jurídicos, a la hora de presidir una junta
para relacionar los créditos; un abogado no. Debería
establecerse que fuese el abogado el que tuviera que
estar presente en la junta y que fuese él el que la presidiera; a la vez que se debe contar con el abogado a la
hora de elevar la lista de acreedores, porque el concepto primero que hay que abordar es el concepto jurídico
de la categoría del crédito y después viene el contable.
20191
30 DE OCTUBRE DE 2002.—NÚM. 613
CONGRESO
Por eso digo que el abogado es absolutamente imprescindible y debe jugar un papel absolutamente protagonista. Quiero ser sincero también diciendo en los procedimientos concursales todos sabemos que una vez
que se han introducido los abogados, una vez que han
percibido la correspondiente minuta…, menos mal que
establece el artículo 153 que son créditos contra la
masa. Eso es un acierto por cuanto que la jurisprudencia venía siendo incluso contradictoria y muchas querellas criminales han padecido y sufrido en los órganos
concursales para devolver un dinero que luego la jurisprudencia ha dicho que era un gasto necesario; pero
gasto necesario es tanto el del abogado que inicia como
el del órgano concursal que salga adelante, porque la
experiencia dicta que una vez que el abogado ha interpuesto la demanda se desentiende y que es el órgano
concursal el que saca adelante tanto la quiebra como la
suspensión de pagos. (El señor Sánchez Garrido: No
estaban.) No estaban, pero es el abogado, el de la suspensión, el que tiene que procurar no solamente el
beneficio de su cliente sino del resto de los acreedores.
Por eso entiendo que es un acierto que el abogado
forme parte de ella pero con categoría distinta, en el
sentido de que sea el asesor jurídico de la intervención.
No sé si puede ser el asesor jurídico de la intervención
un letrado, independientemente del letrado del concursado. En segundo lugar, en cuanto a los créditos públicos, he dicho antes que el problema que tienen es que
afectan al interés general. Son conceptos distintos el
interés público del interés privado y no pueden rozarse.
En derecho comparado, en la Unión Europea todos
apuntan a que existe una igualación entre los créditos
privados y públicos; en España, desde que por la Constitución es un Estado social y democrático de derecho,
los créditos públicos gozan de prelación pero también
con anterioridad. Es cierto que si los créditos públicos
son un escollo para tratar de salvar a una empresa que
puede ser útil a esa sociedad, sobre todo desde el punto
de vista de la economía, deberían estar igualmente tratados como los créditos privados. Entiendo que no
habría dificultad desde el punto de vista del interés
público, con tal de que se sacrifique en la misma medida que el interés privado, para que puedan tratar de
reflotar una empresa. No sé si he sido suficientemente
explícito, don Joaquín; demasiado me parece.
El señor VICEPRESIDENTE (Souvirón García):
Muchas gracias, señor Pinazo, por su comparecencia y
por sus explicaciones que han sido, como han puesto
de manifiesto los portavoces de los grupos parlamentarios, del mayor interés para los trabajos de la Comisión. Ya veo que ha percibido que en esta Comisión hay
mayoría de abogados.
Se levanta la sesión.
Edita: Congreso de los Diputados
Calle Floridablanca, s/n. 28071 Madrid
Teléf.: 91 390 60 00. Fax: 91 429 87 07. http://www.congreso.es
Imprime y distribuye: Imprenta Nacional BOE
Avenida de Manoteras, 54. 28050 Madrid
Teléf.: 91 384 15 00. Fax: 91 384 18 24
Depósito legal: M. 12.580 - 1961
20192
Eran las dos y cuarenta minutos de la tarde.
Descargar