Evolución de la deuda soberana nacional Negociación con “fondos buitre”, pagos y reestructuraciones Argentina se encuentra hoy en día nuevamente en una instancia de negociaciones para el pago y reestructuración de su deuda soberana. En este proceso de gran complejidad, es que intervienen los conocidos “holdouts”, con quienes el país ha mantenido una relación de litigiosidad por años. El caso argentino, si bien ha causado gran revuelo, no es el único; existen antecedentes del accionar de este tipo de fondos sobre los procesos de reestructuración de deuda de países en crisis, comprando bonos en default por una fracción de su valor nominal, para luego por medio de litigios obtener el pago total de los mismos. Para comprender el estado de situación actual en que se encuentra el Gobierno Nacional frente al pago y reestructuración de la deuda soberana, es necesario realizar un racconto de las negociaciones realizadas previamente. Evolución cronológica de la deuda nacional Tras la crisis económica, política y social de 2001, la Argentina alcanzó una deuda pública de niveles desmesurados, lo que generó la necesidad de declarar el diferimiento de pagos (a través la Ley Nº 25.565 de 2002) a fin de poder atender las funciones básicas del Estado Nacional. En este contexto, cualquier pago quedaba supeditado a la posibilidad de instrumentar un cambio en la moneda de nominación, quitas de capital o dilatación de los plazos. A partir de estos nuevos términos, se dio inicio, en 2005, al proceso de reestructuración de deuda mediante el canje de títulos. Esta reestructuración fue llevada a cabo mediante dos canjes (uno en 2005 y otro en 2010) que alcanzaron a casi el 93% de los tenedores de títulos de deuda en default. Sin embargo, aproximadamente, el 7% restante de la deuda, pertenece a un grupo minoritario de bonistas que no aceptó las ofertas de canje elaboradas por Argentina hasta el momento y que reclaman el reconocimiento del pago total del monto nominal original más sus intereses. Este grupo de bonistas, conocidos como “holdouts”, tiene como principal referente es el fondo NML Limited, el cual ha presentado once demandas -todas ante la justicia de Nueva York- desde que la Argentina declaró el default en 2001. El juez federal que recibió dichas demandas, Thomas Poole Griesa, ya había fallado a favor de NML en otras 6 acciones legales. A su vez, en 2010 ordenó congelar la cuenta que el Banco Central de la República Argentina tenía en la Reserva Federal de Nueva York, en base a otra demanda judicial de NML (aunque luego rechazó emitir la orden de captura final del dinero depositado en esa cuenta). Ese mismo año y de la misma manera, el Juez Federal inhibió un monto de USD 2.340 millones que el Banco de la Nación Argentina tenía depositados en Nueva York (aunque ante la réplica de los abogados del gobierno argentino dejó sin efecto la medida). En febrero de 2012 Griesa emitió un nuevo fallo a favor del fondo NML de Elliot Management, considerando que Argentina violó la cláusula de "tratamiento igualitario" (pari passu) en sus bonos en default y por ende ordenó el pago de los intereses de la deuda correspondientes. Ante este fallo, Argentina apeló ante el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito en Nueva York, argumentando que esta decisión menoscababa su capacidad de cumplir con los acuerdos de pago de deuda (pudiendo disparar una nueva crisis financiera en el país). El Tribunal de Apelaciones ratificó el fallo de Griesa sentenciando que: la Argentina subordinó los derechos de sus acreedores, al violar la cláusula (que la propia Argentina incluyó en los bonos originales comprendidos en el canje de deuda) de “pari passu” -esto es, de “igualdad de trato”; y que subordinó los derechos de sus acreedores al sancionar la Ley 26.017 “Cerrojo” (que prohíbe al Poder Ejecutivo Nacional negociar con los holdouts sin consentimiento previo del Congreso). De esta manera, el Tribunal de Apelaciones devolvió el caso a la corte del juez Griesa, para que éste especifique cómo funcionará la fórmula de pago que dispuso y cómo esa sentencia se aplicaría a los bancos intermediarios y a otros terceros involucrados. Estas decisiones fueron nuevamente apeladas por Argentina, recurriendo a la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos para la revisión de la sentencia. En junio de 2014 se dio a conocer la resolución de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos de no tomar el caso del fondo NML contra Argentina por el default de su deuda en 2001; siendo ésta la última instancia de apelación del país, el fallo del Juez neoyorkino quedó firme. En este contexto, el Juez Griesa dispuso además una medida de “stay” (suspensión de los efectos de la sentencia) que fue sucesivamente prorrogada hasta que se resolviese el problema de fondo; al tiempo que designó al mediador Daniel Pollack como responsable para avanzar en las negociaciones entre las partes. Otra medida que impulsó el Juez desde que fue ratificado su fallo fue obstruir los pagos de las obligaciones de deuda argentina con los bonistas que sí reestructuraron hasta tanto se resuelva la situación con los holdouts. Es frente a esta situación, que el Gobierno Nacional retomó, a principios de 2016, las reuniones de mediación con los holdouts, manifestando su intención de acordar una reestructuración con aquellos tenedores de títulos públicos que aún no ingresaron en las operaciones de canjes previamente realizadas. En febrero del corriente año, el Gobierno Nacional hizo formalmente pública la propuesta que elaboró -con el visto bueno del Juez Griesa y del mediador Pollack-. Se trata de la primera propuesta formal que realiza el Gobierno Nacional a este grupo de tenedores bajo condiciones diferentes a las ofrecidas en previos acuerdos de reestructuración de este tipo de deuda (fundamentalmente en lo que refiere al porcentaje de quita y forma de pago). La propuesta contempla dos ofertas: 1) Una oferta base para aquellos tenedores de títulos públicos que no cuenten con medidas cautelares impuestas por la cláusula pari passu, por la cual se propone la reestructuración de dichos títulos mediante un pago equivalente al capital original adeudado más un 50% de dicho monto. 2) Una oferta a los tenedores de títulos públicos con medidas cautelares de la cláusula pari passu, la cual consiste en una quita del 30% -ya sea del monto original reconocido por sentencia judicial (para aquellos títulos públicos sobre los que se haya emitido una sentencia antes del 1º de febrero de 2016) o del valor devengado del reclamo (en caso de que no exista sentencia a la fecha señalada)-. Esta quita puede ser reducida al 27,5% en aquellos acuerdos de reestructuración preliminares firmados hasta el 19 de febrero de 2016. En montos reales, la propuesta de acuerdo abarca un universo de deuda pendiente de reestructuración de USD 20.000 millones (el capital original en default era de USD 6.000 millones, que luego se elevó a raíz de los intereses acumulados durante los años en conflicto judicial). De este monto, USD 9.000 millones corresponde a los tenedores de títulos públicos a favor de los cuales el Tribunal Federal de Nueva York emitió medidas cautelares en relación a la cláusula pari passu (de los cuales el Gobierno Nacional ha propuesto pagar USD 6.500 millones); en tanto existen además otros reclamos sin medidas cautelares por un monto aproximado de USD 11.000 millones. Originalmente la oferta fue aceptada por alrededor de una tercera parte de los tenedores de dichos títulos (representando un aproximado de USD 6.100 millones). Se trata de 8 grupos de acreedores; 7 fondos que tienen sentencia de pari passu en Nueva York (destacándose entre ellos los fondos Montreux Partners y Dart Management) y el restante correspondiente al grupo de tenedores italianos representados por Nicola Stock. Mientras tanto, los fondos más firmes en el litigio con Argentina no han manifestado su apoyo a la propuesta presentada oficialmente en un primer momento. Empero, el 29 de febrero se confirmó –a través del mediador Pollack- un acuerdo entre Argentina y cuatro fondos (NML de Elliot Management, Aurelius Capital, Davidson Kempner y Bracebridge Capital) por un monto de USD 4.653 millones en efectivo. Este acuerdo significa entonces una quita del 25% sobre la sentencia de la deuda. De esta manera, la propuesta actual ha alcanzado, por el momento, una aceptación del 85% del total entre las demandas presentadas en el juzgado de Griesa y las aceptadas como “me too”; por lo que resta una resolución con un 15% (equivalentes a alrededor de USD 1.350 millones), en su mayoría fondos “me too” pero también bonistas minoritarios. Así pues, desde el Ministerio de Economía se proyecta alcanzar un ahorro de USD 5.000 millones con esta propuesta, ya que del total adeudado al momento (en torno a USD 20.000 millones) se estima pagar alrededor de USD 15.000 millones. Cabe aclarar, en primer lugar, que la propuesta del Gobierno Nacional contempla el pago en efectivo (para lo cual se prevé la emisión de nuevos bonos, de manera tal de no afectar las reservas internacionales): y en segundo lugar, que la concreción de este acuerdo está sujeta a dos condiciones: que la propuesta sea aprobada por el Congreso Nacional (el cual a su vez debe derogar una serie de leyes para que el acuerdo sea efectivo) y que se levante la restricción por la cual se impide a nuestro país a realizar pagos a los bonistas que participaron de los canjes de 2005 y 2010 (Ley Cerrojo y Ley de pago soberano).