DANTE OSVIALDO «MIMEN! TULIO HAÜPSÍRIN DONGHI

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frondizi, quien se m a r c e n e basta ;°Ó3 er> e< c a ' g o . La r^o^T?rcac"o"; de
05 métodos de ense-
ñanza ti'ende a dtjr crnplio lugar ol trabajo práctico y en fas ¿oses teóricas, a ¡o in&CíOtiva
de'l -alumno, los planes de estudio fueron e-ncbrados con materias básicas y otras, q u e p a r a
mayor flexibilidad y cumplimiento d e (las aspiraciones individuóles pueden ser escogldps entre
grupos d e materias afines. La -reforma de la enseñanza se acompaña con intensificación de las
toreas
de investigación y el sistema de dedicación- exclusiva p a r a profesores. Con el sistema
de bectas, se otorgan más de mi1! ai año, se contribuye en- forma concreta a ampliar el acceso de
circules sociales papulares.
€f Departamento de Orientació-n vocacíana! presta auxilio pjara salvar defícíenaías
de
las escuelas secundarlas, la creiaclón de nuevas carreras permitirá superar, en largo plazo un
sistema- social de vcíloraoión. profesicno!, "fum-dado en razones de prestigio, hoy
infundadas.
Las tareas d e Extensión universitaria emprendieras, arrojan interesante y positivo saldo. La ¡Editorial de la Universidad ha editado en- 2 años, dos .millones de ejemplares y aumento en c a d a
ejercicio su r.itmo y con cada edición su prestiglio y circulación.
Esfa es hoy ila labor de la Universidad de Buenos Aires, "La universidad quiere crecer
no sólo en cuanto a su adecuación más completa a un alima hlstóricoJsocia,l nuevo, sino tán>bién en cuanto a sus fines científico-culturales. Pero esa voluntad ha sido frenada por la crisis
cuyo ciclo aún no se hra cerrado y que afectó y afecta a ila Universidad. Pero a través d e ese
rasgo la Universidad revela qué razones la unen a su pasado, a su tradición: todo cuanto
ha erigido en su no larga- existencia íla sido fevarnSado en 'la tormenta. Phra
juzgar o*que!
pasado y este presente sería preciso no olvidar ese Hsc'ho esencia!". Así termina nuestro auto r
su triaba-jo.
Durante la reseño que hemos quer.ido hacer prolija, corregimos algunos datos, agregamos otros, apoya-dos en la va-box d e Pro, que ha .tenido más preocupación erudita, t a r e a deliberadamente omitida por Halper-i-n, y o ! ta 5^ fuente de la mayor piarte de sus afirmaciones.
Nuestra apreciación fi-nal es que 'la obra resulta un aporte valioso, por su organici'dad,
«actualidad e .impecable elaboración metodológica. Juzgamos, eso sí, que falta una valoración
d e lio actividad universitaria durante el peronismo. Parece demasiado sectarismo o al menos
despreocupación evidente, moverse en el examen de este 'fenómeno t a n complejo salo en 'la superestructura 'legral y no arralizor en absoluto la 'labor docente. Por otro porte, respecto a la
reconstrucción,
con ¡as valoraciones d e Romero para
juzgar efiaacio y dignidad, no
poáemoi
-asentir. f>Jo olvidamos que p a r a colocar a alguien muy cercano e n su lugar, despinzó o uno
de los más importantes, sino el más, pensador argentino, que desde 1955 a ila fecha h a public a d o más trabajos, y de dolidad, q u e •ningún otro pensador argentino. Citamos solo i*rv ejemplo, podríamos acumular una l a r g a lista. La reconstrucción, que indudablemente existe se ha
hecho también con medidas d e depuración, no siempre profesional y cultu relímente |ustificadfci3.
Dos aspectos importantes queremos remarcar. En cuanto al sentido histórico de la participación estudiantil en el gobierno universitario y a los fines de la Universidad
argentina,
creemos que hra-lperln realiza su mejor contribución en esta- obra.
DANTE OSVIALDO «MIMEN!
TULIO HAÜPSÍRIN DONGHI: Tradición política española « i d e o l o g í a
de Mayo. Buenos Aires.
Edlc. Endeba, 19ó!, 180 p á g .
Sobre el tema de la viciculaciórt entre la ideología del Movimiento Revolucionario efe
Mctyo y !« ideología españolo d e 'los tres siglos anteriores, mucho se h a escrito en los últimos
arios. Desde Fu-rfong o 'Puiggrós, desde Leven-e a Marfbny,
muchas han t r a t a d o de atribuir
210
relaciones de paternidad de ésta en relación a aquélla. Muchos son los que de ese modo
niegan ía pe-cukiriecfad histórica e ideológica de nuestra Revolución. Precisamente, con el examen del sentido último de la noción de revolución y uríllatmdo el enfoque histórico-culturaí,
Halperin fra^arán de dadnos una nueva imagen de ese acontecimiento trascendente de nuestro
quehacer nacional. Se trato de ver cómo ideas formadas en forma aistedfa, que en su momento
funcionaron dentro de otro sistemía doctrinario, idóneo para interpretar tu realidad Histórica,
pueden integrarse pora interpretar otro momento, er» un conjunto que es metical-mente diverso,
En rea+idod, se trotará de mostrar que sistemas de ideas que reflejan el transito desde el imperio medieval a i-a monarquía barroca, a !a monarquía citada en eí ejercicio de! poder, transección hacía la monarquía ilustrada y al despotismo pueden integrarse y perder fa fisonomía
anterior, dentro de la estructuración de una- ideología que se constituye como respíaido y motor de las necesidades revolucionarios del hombre de Mayo. Con las ideas heredadas se estructura una ideología revolucionaria que posibilita 4a negación del pasado, en eí cuaí las ideas
tenían vigencia. Al buscar la clove de la ideología de Mayo en e\ pasado histórico, observaremos que los hechos de Moyo, necesarios dentro de un desarrollo del proceso interno de la
sociedbd colonial, se .insertan dentro de !a crisis de la u-nidad monárquica de España, crisis
de realidades y creencias.
Las resonancias actuales del problema son variadas. Hay quienes, a partir de la: asimilación frecuente ele 'la tradición española con su presente, encuentran la ¡ustif ¡acción del actual
ordetn de cosas. Otros, como Giménez Fernández, aunque solo sea alusivamente intentan demostrar "ío absurdo de construir urpo Esparta digna de 4a tradición de lo época de oro, sobre eí
modelo excesivamente profano de las potencias facistos". Desde nuestro enfoque se advierte
ia falta de sentido histórico de ambas resonancias. Habrá que buscar una imagen que sepa
respetar mejor la diversidad y complejidad de los hechos. En nuestro tema, ¡sera preciso coíooor
a lo Revolución en el iugar adecuado en urta extensa histeria ideológica que expresa el ascenso, estancamiento, renovación y caída de la monarquía, hecho central en fa historio moderna
de Esctoña' y advertir que dichos ideas utilizados por Suárez o Solórzano fueron redescubiertas
en un marco ideológico e histórico totalmente diverso del originario. El examen ais-lado de su
contexto es lo que na servido pora mal interpretar, las ideas de los revolucionarios de Mayo
y en general, las influencias de pensadores anteriores en el presente, l a adopción de la ideología revolucionarla, ante la crisis monárquica espaíioia viene a justificar teóricamente 'la real
e inevitable ruptura de •ta mtdad
hispánica y la incorporación de cada' uno de sus fragmentos
a las entonces predominantes potencias europeas, que crecen en función de las transformaciones técnicas y económicas que han sufrido. 'La concreción de lo revolución significa osí en
los hechos e iaeas la incorporación deJ Río de la Plata a la nueva órbita en que >!a historia
lo introduce.
El pensamiento de Vitoria y Suárez, es índice* de la modernización del pensamiento
político español. Ambos pertenecen a! siglo en que ei orden medieval de la cristiandad unida
bajo papado, el orden recién recuperado en -la Costilla de las comunidadas. transita hacia el
orden barroco, a la pluralidad de monarquías absolutas. Esta- aclaración inicial será conveniente
para ubicar a los dos pensadores, que están [plenamente insertados en su ámbito.
Con Vitoria se inicia una tradición de planteamiento político a nivel filosófico y ('-"*'dico. La conquista de (América píantea la necesidad de una creación universalista en eí pensamiento, para el planteamiento de kj naturaleza de la organización impericri o de lo licitad
de la conquista. Si a veces recuso los fundamentos jurídicos de «as prAtensiones políticas regias,
no parecen nunca objeciones esenciales, no hay nunca censura sistemática o condena ética.
No :hoy por otro lado intento de sugerir nuevas estructuras jurídicas, como lo Hace en el misma
211
t i e m p o , a u n q u e sea utópicamente, Tomos M o r o . V i t o r i a no se sintió desubicado, t r a t a
fes rasgos de una r e a l i d a d que se renueva
r á p i d a m e n t e . Sus respuestas distadas o
de
fijar
problemas
concretos se p u e d e n sistematizar. El p u n t o de p a r t i d o es el examen de! o r i g e n d e la sociedad
ctvM. La estructura de !o r e a l se hoce i n t e l i g i b l e en función de su orientación -finalista, según
¡a tradición p e r i p a t e í i c a . A l l í se ! ha!!a 'la base p a r a
y poder
su explicación del o r i g e n de la
p o l í t i c a , inseparables en é l . C u a n d o se p l a n t e o
l o necesidad
sociedad
de examinar
origen
y
l e g i t i m i d a d del p o d e r p o l í t i c o , mediante la noción del p a c t o , encuentra explicación «tanto p e r a
ios cambios de la estructura política romana como p a r o 'la m o n a r q u í a ¡invitada medieval. La noción de! p a c t o , es entonces a m b i g u a y eiemeirto
neutro en las luchas p o l í t i c a s de -los tiempos
modernos. Definirse por 1-a ¡perdido irrevocable de va s o b e r a n í a , h u b i e r a sido f u n d a r eJ absolutismo. Si el
ocio de
la v o l u n t a d
común
era -revocable, se justificaban
anticipadamente
todas
las rebeliones. La t a r e a de! pacto socio!, en c a m b i o , es más d i f í c i l d e ubicar dentro de la concepción
medieval d e la r e a l i d a d q u e
la del p a c t o de sujeción de que veníamos h a b l a n d o . El
p a c t o social en V i t o r i a es impensable, l a vocación social, p r o p i a de la naturaleza d e l 'hombre,
se debe c D¡os. Pero he aquí que en V i t o r i a o r i g e n de la. sociedad y del p o d e r se c o n f u n d e n .
Se halla así la razón por
la que el p a c t o de sujeción confiere o l
es de derecho d i v i n o . 51 i n n e g a b l e elemento v o l i t i v o
lo diversidad
gobernante
un p o d e r
es secundario y sirve sólo p a r a
de regímenes políticos existentes. De todas
las interpretaciones
que
explicar
posibles
adopta
l e q u e , sin i m p o n e r l o , hace <pas'ib!e el absolutismo. Aún cuando es evidente, no estaba en sus
propósitos
h/acer.'o, <ei pensamiento
ae-\ t e ó l o g o
jurista,
comienza
a
orientarse
en
la
misma
dirección que la experiencia concreta 'a •'"•a que asiste. Si b i e n el p o d e r ¡político no está
t a d o por Ja v o l u n t o d
sobreviviente
de la c o m u n i d a d
limitación, t a l vez, muestra la i l e g i t i m i d a d
que 'lo creó, encuentro
de la t¡no>níay lo segunda
limi-
otras fuentes
de
¡imitación a b r e la posibi-
l i d a d de justificar l a expansión española en tierras d e Indias. C a d a comurwdad en defensa
ios derechos
naturales
puede
intervenir
en otras
comunidades.
La pretensión d e
de
dominio" b a -
s a d a en la posesión de la f e v e r d a d e r a se justifica en V i t o r i a por ciertos usos jurídicos, declarados naturailes y por !o t o n t o irrecusables p o r
quien esté desprovisto d e la luz de l a -razón.
Por o t r a ¡piarte, el p o d e r civil t i e n e una limitación q u e es hasta c i e r t o p u n t o c o n t r a d i c t o r i a con
lo conc&pclón
del
.p>ccto de
sujeción: es^á sometida
aunque
no o
¡a
potestad
temporal
deí
Pepo, si a su p o t e s t a d espiritual pues quienes como miembro de u-na c o m u n i d a d p e r f e c t a
establecido el pacto de sujeción p u e d e n
como miembros
de l o c r i s t i a n d a d
han
o d e l g é n e r o hu-
m a n o , e n t r a r e n o t r o p a c t o q u e d e r o g a r á oí p r i m e r o . El p l a n o natural I n e x p u g n a b l e p i e r d e v a lidez f r e n t e o elementos provenientes de un o r d e n
poder político
no es el p a c t o , l a
más a l t o . €1 o r i g e n d e ¡as limííaciones
desobediencia t t ! t i r a n o 'haría p e l i g r a r
etf p o d e r
ol
mismo. El
f r e n o del monarca es su p r o p r a conolencía que le e x i g e la coherencia como e l p r i m e r o d e los
deberes. La m o r a l i d a d
por
ende
la
n a t u r a ! es el medio
sociedad . p o l í t i c a
más a d e c u a d o p o r a c o n t r o l a r
no es f r u t o
de convención
humana
sino
el p o d e r
hecho
político
natural,
a u t o r es Dios. Así e! p u n t o de p a r t i d a como eí de ííegada impiden q u e eí elemento
1c noción' de origen- p a c t a d o d e ! p o d e r p o l í t i c o / alcance incidencia -importante
y
cuyo
intermedio,
d e n t r o d e l sis-
t e m a . Su f i d e l i d a d ai o r d e n que nace de la Providencia, o pesar de la separación q u e
hace
d e l o r d e n n a t u r a l y d i v i n o , Hace q u e e l á m b i t o del pacto social sea l i m i t a d o y sin relevancia.
Suárez, oí separar
el
surgimiento
de
la
mucho más ambos órdenes y
sociedad
humana,
q u e f r e n t e oí p o d e r d e l e g a d o tienen
rermneíar
sin
reserva a l g u n a
medioevales, crl d e c o r a r
a
lo
darle
no conduce, sin
mayor
embargo
pape! o
a
la v o l u n t a d
aumentar
los
los sometidos a é!. Por el c o n t r a r i o 'la l i b e r t a d
totalidad
de
sus atribuciones.
La r u p t u r a
la a u t o n o m í a del order> n a t u r a ! , no p o s i b i l i t a
nes que só!o más t a r d e t r i u n f a r á n sino que
con
en
recaudos
es
pare
posiciones
l a asunción de posicio-
!a ubica en su t i e m p o , q u e es e l d e a p a r i c i ó n y
212
consolidación
de!
poder
principios de derecho
monárquico
natural
que
absoluto.
Lo v o l u n t a d
contraria
basta
le p o s i b i l i t a r í a n 'la reconquista, de
para
derogor
los atribuciones
lo«
cedidas
o r i g i n a r i a m e n t e . Crece el elemento p r o f a n o p e r o el autoritarismo b a r r o c o crece con é l .
El estiio de pensamiento de Suárez clausura una
época.
Las nuevas exigencias
traerán
aparejadlas un nuevo t i p o de p e r c a d o r que 'halla en Solorzano y Pereira e x p o n e n t e o r q u e t í p i c o .
formado
p'ontea
&r> l a t r a d i c i ó n
clásica y el
pensamiento
moderno
no recuerda a
los mismos problemas que a q u é l . C o n esa omisión se marca, t o d a
Suórez ni
cuamdo
nuio nueva concep-
ción del teórico político, tía no se espera de é!, b ú s q u e d a de verdadc-s intemporales sino que
se espera a h o r a l a revelación súbita e n q u e se d a n
asequible y controlable
con
la experiencia q u e
las cambiantes apariencias,
surge. N a t u r a l m e n t e ,
se t r a t a
unida
de
verdad
meras
ver-
dades de hecho, e x t r a í d a s d e la observoci&n' de situaciones y constituido t a m b i é n , por -los obobjetivos a cuyo servicio esa p o l í t i c a se p e n e . La t e o r í a está t e ñ i d a de Inmediatez y
limitada
por l o práctica. N o hoy examen crítico de f i n a l i d a d e s sino q u e éstos se convierten en axiomas
básicos de las construcciones doctrinarias. Se t r e t a d e un empirismo acrítico, g e n e r b d o p o r
cambio de carácter
del poder
m o n á r q u i c o q u e no necesita análisis racional de c a d a
el
ma-ndata,
sino obediencia: a éstos. El empirismo acrítico en ía medida' en q u e se l i m i t o a v a l i d a r éticamente las convicciones que
lesuelto e n un
de hecho sustentan la a c t i v i d a d
Los planteamientos
teóricos se transforman
una p r á c t i c o política f o r z a d a a o p t a r
a
la vigencia
de
la
monarquía' católica, se
ha
misticismo.
de
dichos
s u p e r i o r i d a d , pero
esto
imperativos".
les áa
en
imperativos
morales q u e
entre posibilidades creadas por
Para
Solorzano
responsabilidad
también
ios
reyes
gobíernon
mal
un clima' histórico hostal
se
asemejan
sobrehumanas.
a
dioses
Sólo- gracias
a
por
é l , el
o r d e n p o l í t i c o existe y aunque opresor es imorescindi-ble p a r a lo supervivencia de t o d o el o r d e n
¡ur.ídico-poi'ítico. £1 límite p¡3a que no se convíedlict en malvada ¡o f i j a r á la religión y l a m o r a l .
Solorzano es e n e m i g o de innovaciones p o r q u e advierte la f r a g i l i d a d del o r d e n al que secunda.
No
hay
sin e m b a r g o
discontinuidad
profunda
con
las concepciones
de
Vitoria
y
Suárez,
la
c o n t i n u i d a d es 'la de <la rica histor&a de l a monarquía, española como c u e r p o p o l í t i c o en desenvolvimiento, q u e
profunda.
debe
realizar
Los pensadores
metamorfosis en e l
de
¡a 'inmediata
retendrán el absolutismo del siglo centerior. l a
dad
sistema
expansión
de
ideas
europea'
continuidad
para
continuar
moderarán
histórica' se d o b l a
su
ía
v&r)a
pesimismo
así de
y
continui-
ideológica.
La ilustración
soluciones
monárquica
acentúa
¡lustradas son v a r i a d a s ,
las tesis
p e r o mantienen
es el p r o p i o de lo p o l í t i c a . La promoción
del
autoritarias
y centralistas
una a n i d a d
esencial: el
del
barroco.
horizonte
Las
natural
p r o g r e s o es lia úrvica meta del p o d e r
político
a u t o r i t a r i o . Este utilitarismo se combina sin e m b a r g o con otras Justificaciones del p o d e r
político,
f u n d a m e n t a l m e n t e la f e en e l p o d e r m o n á r q u i c o , q u e supervive f u e r t e m e n t e . Fray José
Antonio
de San A l b e r t o , español y o b i s p o en C ó r d o b a , -activo pensador
poniente d e ! pensamiento
m o n á r q u i c o ilustrado. Coexisten
político-religioso
en él afirmaciones típicamente
nistas, l o crítica a las costumbres insostenibles racionalmente, con la condena
tario, propia del orden barroco.
rregir
la b a r b a r i e
religiosa y
Instruir e r a
las ideas q u e
es buen
preocupación
suya; h a b í a
que
al espíritu
hacerlo
en función d e sus bajos conocimientos
ex-
¡lumr
liber-
piara coreligiosos,
se t r a z a n de la s u p e r i o r i d a d y potestad del rey. La fundo-mentación d e la a u t o r i d a d y a n o se
hoce por vía empírica sino p o r
la r e l i g i ó n .
"Política
autoritaria,
método cognoscitivo
bfasado
en supuestos a u t o r i t a r i o s , se coronan en e l autor con una imagen de lo r e l i g i ó n t a m b i é n
a u t o r i t a r i t a " . Si -lo Biblia
p r o p o r c i o n a el m a t e r i a l p a r a
entender
al
monarca
ella
en esl p l a n o hu-
mano como omnipotente, el deber del s u b o r d i n a d o es el absoluto cumplimiento de sv v o l u n t a d .
213
E! rey es dueño de los diezmos indianos y si en r e a l i d a d , 'la mayor ponte los percibe ¡lo Iglesia,
es un efecto d e l o r e l i g i o s i d a d de! moncsrca.
Es del pensamiento
de! Deán Funes de quien
Hfalperfn se ocupa
demostrar ío c o n t i n u i d a d del pensamiento monárquico ¡lustrado
a continuación, ¡pera
en íías iproxímídiades
La f i g u r a está b i e n e l e g i d a . Se t r a í a de un activo interviniente en 'lo mayor
cesos q u e transcurren entre
parte
de Mayo.
de
los su-
el Reinado de Carlos MI y e\ G o b i e r n o de Dorrego, pensador
evoluciono con los sucesos que vive. Se e x a m i n a a q u í
que
su ubicación en el momento inicial
de
su l a r g a c a r r e r o , t e m a n d o como material te oración f ú n e b r e a l a memoria de Garlos I I I , p r o después,
como
" L a primera p i e d r a de ia ¡Revolución". En la 'nueva (perspectiva que 'ia 'Revolución o b r l ó ,
n u n c i a d o en
1790. Este documento fue considerado come
Funes, muchos años
indu-
d a b l e m e n t e se renovó el sentido de lo que en su nacimiento f u e un p a n e g í r i c o oí rey m u e r t o .
Allí
se hace
interpretar
una
referencia
a <la doctrine!
del
origen
pactado
de!
poder, que
es
necesario
en función del contexto del discurso y del marco ideológico e histórico en q u e se
realiaa. ¡Así se «advierte que se propone p a r t i r de una alusión a esa^ d o c t r i n o pana c a r a c t e r i z a r
ra institución monárquica y luego d e f i j a r e! p a r a d i g m a , encontrarlo c a r p o r i z a d o e n Carlos I I ! .
En este c o n t e x t o su o r a c i ó n carece de v i r t u a l i d a d revolucionaria,. Lo significativo es el embellecido retrato del monarca, colocado a la cabeza " d e
aancfai y
la p r o s p e r i d a d " . 'Es Carlos
la instauración
ñalar
del
Santo O f i c i o .
MI según
las naciones p a r a atraer
Funes, e l
Es entonces común
a!
encargado
a. ellas la
d e resguardar
pensamiento
monárquico
aburr
la fe
con
ilustrado se-
la primacía del poder civil respecto al eclesiástico. 'Pare. ¡poder justificarla- t e o l ó g i c a m e n t e
se !e osicj.no. a a q u e l poder
carácter
divino.
El d e r r u m b e de la un¡dad hispónica, a r r a s t r a r á sus estructuras y con ellas las creencias
colectivas que
los pensadores han expresado a nivel
d o c t r i n a r i o . 'La crisis d e estructuras
cau-
sará una crisis de -ideas p o l i t i c e s , como lenta t o m o de conciencia de 'las autojustificaciones
la corona de España
blica
de
impíos y
inaugura
regicidas.
cu-ando f i r m a
Por
otro
lado
la paz primero y
(a
propia
lógica
se o l í a
del
destpués con
desarrollo
en
la
las
que
repú-
colonias
g e n e r o la distensión de los lazos d e vinculación con kt metrópoli y fla p é r d i d a de l a f e en
monarquía, que formará
parte
d e un clima ideológico
nuevo y o
constituido,
dentro d e ! ámbito del pensamiento m o n á r q u i c o ¡ilustrado hay auténtica c u r i o s i d a d p o r
rtcos que
inspiran
ía Revolución
Francesa, que
son a su vez testimonio
la
indudablemente
los teó"
dei a g o t a m i e n t o
del
o r d e n social preexistente. Pero esa curiosidad n o h a b í a a d v e r t i d o a través de lecturas — b a r r e ras de clase se lo I m p i d e n — las consecuencias prácticas de aquel pensamiento. Pero p o r q u e
se c i e r r a n a las novedades, sufren en sus convicciones
que '!a Revolución a b r e . " E l
fuerte
monarca
políticas
no
las consecuencias de 4a crisi*
ha sido d e s p l a z a d o casi sin esfuerzo,
la
Iglesia
debe reasumir su p a p e i y castigar a los que a f i r m a n cuestiones contrarías a la f e " .
Aún
para
a q u e l ios
dispuestos
a
defender
Ja t r a d i c i ó n
contra
el
alud
será d i f í c i l f i j a r sus rasgos esenciales. Por esta r a z ó n , un supuesto Innovador
revolucionario,
p o l í t i c o como el
atoóte Viscardo y un defensor sistemático de las posiciones políticas 'heredados como e¡ jesuíta
Domingo M u r i e ! expresan la r u p t u r a con la t r a d i c i ó n que se h a d i s g r e g a d o . E'l arcaísmo esenc i a ! d e la solución de Viscardo, el nuevo o r d e n p o l í t i c o d e b e repetir los estructuras de l a sociedad i n d i a n a con los blacos a la cabeza, se envuelve en
ideológico,
empa-
M u r í e l i n t e n t a dar c a r t a de c i u d a d a n í a a ! catolicismo en el nuevo clima cultural
d e ¡a
rentado
con Montesquieu, t e ó r i c o
de
los poderes
un modernismo
intermedios.
Ilustración. Nunca verá la, r a d i c a l incompa¿r.i¡bil¡dod entre la imagen eclesiástica
y la de
los teóricos ilustrados, de quienes
C u a n d o se r e f i e r e
or4gen- del
poder,
bíblica
la ¡función dei Libro S a g r a d o a r e l a f o
al
realidad
a d o p t a un pactismo m o d e r a d o . C u a n d o realizo su funda-mentación, recusa l a enseñanza
simbólica. A I reducir
dep&rtée.
de la
histórico, se aleja
de la t r a d i c i ó n -
214
que defiende. A! recusar la s u p e r i o r i d a d de! p u e b l o como fuente
gistrado
que
de
suarecicnos, q u e
él
la
Ha
recibido,
evidentemente
sólo
recurre
a
la
no conoce, e r a n mucho
de soberanía frente a l
endeble experiencia,
los
ma-
argumento*
más sólidos, c u a n d o se t r a t a
de
tun-
dea un autoritarismo. Sin e m b a r g o , el espíritu mismo de su resouesta. í o ubica, como a Suárez,
frente a! evonce revolucionario. En M u r í e l es más viva la defensa d e ! monarca, en la
en que es más concieníe de su crisis que e l rebelde
medida
Visoardo.
La conciencia de la f a l t a de cumplimiento de la misión del monarca en el Río de La P l a t a ,
tiene su muestra más viva en las .posiciones políticas de los economistas ilustrados
Aires. Los ilustrados
no son tales únicamente p o r q u e
que encuentran en e l l a respuesta para
dicha d o c t r i n a
de
la satisfacción de 'las exigencias nacidas de la
sean los porteños, más que
cualquier
Vieytes
lo
expresa
proponerse
"la
ción creciente".
i'uminismo
daridad,
ccbalmente
En el
tránsito
rioplatense,
situación, el
del
desde
mundo
quienes
adopten
saber, conocimiento
natural, que
implica
de
a
la
la visión trascendente de 'la r e a l i d a d
en el
acto, con <la empresa
común. Para
desde el Estada, se busca el a p o y o de la Corona y
y desilusión con ¡a C o r o n a está
reflejado
en
el
gran
realidad
a
Hevar a
la
debe
humanizaprofana,
el
moral es la soli-
cabo
esta
la Iglesia. El t r á n s i t o entre la
la a u t o b i o g r a f í a
que
¡luminismo.
la vez su
no vive con carácter 'trágico esta escisión. Lo que define el valor
manifestada
un
d e prestigio y u t i l i d a d es lo q u e hace
otro grupo
nueva
conquista .progresiva
por-
situación
histórica en que se h a l l a Buenos Aires a l f i n a l i z a r el siglo X V I I I , que h a asistido a
d e s a r r o l l o comercial y p r o d u c t i v o . La convergencia
Buenos
sea prestigioso sino
de B e l g r c n o , cuando
empresa,
esperanza
relata
e\
fracaso de sus tentativas en el Consulado. " P o r las intenciones perversas m e t r o p o l i t a n a s " . En la
valoración
de
la política
de
libre
les servidores d e la corona y
comercio
como que una gracia y éstos, una d u r o
Esa
frentar
divergencia
¡as derivaciones
implantada
los economistas
porteños
a
partir
de
1870, d e b í a n
ilustrados, q u e aquéllos
separarse
consideraban
necesidad.
"Delata
con claridad
de una
cuyunfurcr 'histórica que
la
creciente
impotencia
metropolitana
le es demasiado
para
en-
sistemáticamente hos-
t i l " . El fracaso ante la corona o r i g i n a el distonciamiento de a q u é l l a y la a p r o x i m a c i ó n a posiciones más liberales, implica el reconocimiento del p o p e l
cíales, con las q u e
decisivo d e
hay que entenderse, pues e.s condición
!a línea de intereses en ascenso. Esta momento
las fuerzas
de t r i u n f o
económico-so»
l o Inserción p o l í t i c a
en
es e! q u e M o r e n o simboliza c o n su "Represen-
teciórt de los h a c e n d a d o s " . La conciencia americana de l a crisis m o n á r q u i c a española, es p l e n a ;
La búsqueda
dicianalisfa, el
libera 1 ! y
de salidos llevará a tres planteamientos: £1 constitucionalista
restaurador
El tradicionalismo
monárquico
prehispánico
modemizador
parece
ser
y el
el p l a n t e a m i e n t o
inicial
en
Mayo,
monárquica y mantenimiento de-I lazo con -la m e t r ó p o l i . Bien p r o n t o los hechos i r á n
distinta
orientación.
Marina
en
La docta
1808, d o t a
de
evocación
ilustre
de
la
antecedente
monarquía
a
trer
revolucionario.
estamentaria
la monarquía
que
realiza
constitucional
lealtad
revelando
Martínez
que postula.
El
e l o g i o de las cortes castellanos es condición p a r a q u e , sin sentido histórico, postule su vigencia
presente. Se t r a t a simplemente, de buscar soporte t e ó r i c o a- una solución p o l í t i c a q u e es a l t e r nativa entre el a n t i g u o régimen y
fa
Revolución. Esta es la t a r e a
de Gaspar
Joveüanos,
modelo, más que las cortes de Castilla es el p a r l a m e n t o b r i t á n i c o ; sus postulaciones van
pañadas de la pretensión común de un g o b i e r n o estcsbls, conforme
que se supone e t e r n a constitución, a v a s a l l a d a p é r f i d a m e n t e p o r
bargo
hasta
la p a l a b r a
a
la
resurrección
a
la
los últimos monarcas. Sin e m -
constitución es de nuevo c u ñ o . Así t r a d i c i ó n y
aspectos de un mismo proceso, la p r e t e n d i d o
ley y a n á l o g o
su
acom-
crisis monárquica: son
sólo se concibe
como
consecuencia
de la crisis. Este contexto histórico a y u d a a mejor entender el C a b i l d o A b i e r t o del 22 de m a y o .
La tesis común a todos los intarvinientes es que es en " E l espíritu
de la legislación
española
215
se holla presente desde e! siglo XIII la noción de que, desaparecido el poder político el modo
adecuado de reconstruirlo requiere la avenencia de los que deberán obedecerlo". Pero este le"
g a d o no cabe interpretarse, según se ha podido apreciar, como ininterrumpido sino como una
trodición redescubierta para posibilrtar el triunfo de la lealtad monárquica. El Cabildo de! 22
de mayo simplemente discute las modalidades de reemplazo del virrey por otro poder
invocaba origen populor. En un acta es difícil exhumar la fundamentaron
que
teórica de esta dis-
cusión, como algunos lo han hecho.
la
invocación del orden medieval para justificación de un orden constitucional y tra~
dicionolista, no es auténtica en Américo. Toda lo. occión española se ha realizado bajo el signa
despótico, el retorno a la situación anterior se plantea como restauración del gobierno legítimo,,
anterior o la posesión de los conquistadores. Viscordo había ab,erto esa vía, la evocación de
los españoles que como Fray Bartolomé de los Casas, han denunciado el carácter tiránico de
la dominación, que realizo Neyrot y muchos oradores aun en el primer decenio revolucionario,
tienen ese sentido. El Deán Funes en esta etapa, lo expresa claramente, los españoles "Durmiendo insolentemente sobre las cenizas de los virtuosos incas adoptaron el sistema
bárbaro
e inhumano de repartir a los indios como esclavos". El derrocamiento de la tiranía no es revolución sino restauración. Ahora bien, esta restauración incluye la adopción de
librecambismo
y la tota! instauración de los derechos de! hombre.
Pero en rigor, no hay aquí defensa de ningún derecho histórico sino de-fensa del derecho que todo la historia ha podido ignorar pero no anular. Esta justificación de Moyo como
restauración disimula mal la instauración de una nueva justicia. Simplemente, se trata de une
revolución. El sentido que se le asigna a esta noción es el de cambio ,no de las beses mismas, cambio alcanzado en une situación determinada "donde ¡ó político aparece como parte
de uno experie-ncia total: ¡a de una transformación radical de la humanidad y la convivencia
entre hombres". Esta noción moderna de revolución política es deudora sin duda de la anterior noción de revolución como redención, vinculada
a una
esperanza
escatológico-religiosa,
destinada a ofectar todos los niveles humanos. El parentesco se ve claro en Roussecu. La revolución es realización histórica de un orden emanado de un ámbito superior a la historia misma, que ha sido ignorado hasta el descubrimiento ¡luministo. Nuestro autor trabaja, aquí p a r a
demostrar las analogías con el pensamiento agustiniano, tarea que ya realizó con brillantez
Becker en "La ciudad de Dios del siglo XViil".
La profanización de la noción no implica reducción o limitación del alcance de la transformación, que alcanza toda 'la acción humana. Esta noción estará presente en Mayo de 1810.
Aún quienes quieren .paro -la revolución el limitado curso de '*La fidelidad a! cautivo monarca
y el respeto a la "constitución social" son ya incapaces de pensar el hecho fuera de un esquema revolucionario". Hasta el Cabildo de Lu}án habla en junio de ia "necesidad de consolidar el nuevo sistemo", sistema cuyo núcleo es una. nueva actitud ética cuya virtud máxima es
el patriotismo. La resistencia no tiene argumento político y es esencialmente ear&nte de patriotismo, dice Ortii de Ocompo. Así la Revolución entendida como cumplimiento en la histoira
de un orden racional superior, de validez extra-histórica, era la que servía p a r a que íos revohjcionarios entendieran lo que estaban haciendo. Y no sólo los avanzados sino Saavedna mismo
en su Memoria concebida pora- vituperar a aquéllos, expresa su convicción de que ia destitución del virrey fue acción encaminada a libertar al suelo americano del pesado yugo que
la oprimía. Está en él bien clara la convicción de la instauración de un nuevo orden político.
Ove
en el, o pesar suyo, revolucionario Saavedra el nuevo gobierno americano fuera
más o
menos moderado, no afecta el carácter revolucionario de la instauración,- el orden es efectivamente nuevo. El descubrimiento
revolucionario de "una
nueva
fuente
de
legitimidad"
para
216
el
con
poder p o l í t i c o y
¡a coherencia
en
su proceder
las justificaciones q u e la t r a d i c i ó n
con
este descubrimiento
española realízaza. Así
como
la
es la dominante a ú n en los moderados, ia moderación es- el t o n o . d e
grama
revolucionario, aun en los extremistas. Casteííi, en el
índica l a
acritud
ruptura
revolucionaría
los contenidos del
Ejército del
N o r t e , cjue
lo división de castas, p i d e a u t o r i z a c i ó n , " q u e sin su resolución no me a t r e v o " , " p a r a
pro-
conserva
premiar
a
>un oficial negro por su 'heroica c o n d u c t a " . De este m o d o Ea a c t i t u d revo'ucionanio es 'homogénea
y la caracterización que -hoce M o r e n o , rapreseritatíva', Son sus textuales expresiones " l a
antiguo
constitución e s p a ñ o l a " .
codicia
No
conocemos
n i n g u n a , sólo
leyes
arbitrarias,
p o r a esclavos y colonos,- monumento d e nuestra d e g r a d a c i ó n " . A l
dictadas
derecho
por
!a
históricamente
cons-
t i t u i d o , q u e n o hace sino c o d i f i c a r ¡os iniquidades contrapone M o r e n o . " A q u e l l o s primeros p r i n cipios d e r a z ó n , q u e
sor* lo bose e-ema
de t o d o ei derecho y del
por si mismas". Sólo !a> obstinada
vocación
¡deo'ógka
filiación
de
este
plcn-teomiento,
más e l a b o r a d a y m a d u r a
de !a noción
de
no
ver
que d e b e f l u i r
lo evidente
abiertamente
puede
declarado.
negar
Es M o r e n o
de revolución, en su alcance y
ías
¡a
la
expresión
significación,
diert-re mente de q u e se vea en él a l jacobino o o i vocero d e ios apurados
leyes
filiación
indepen-
hacendados.
Pero
esa noción d e Revolución, comen de ser irtteÜgi-bie, es mito, se transforma en orgulloso fe colectiva en Jos primeras etapas
Así
"hallan
la o r i g i n a l i d a d
d e la v i d a
ideológica y
histórica
la
crgenKna.
unidad
de!
o p o y o en ese canon i n t e r p r e t a t i v o que p a r a
movimiento
en
e!
plano de
la r e a l i d a d p o l í t i c o naciente
las
ideas
proporciono
la noción misma de Revolución". (Así, se concibe la coordinación y a c u e r d o entre quienes aspir a n a! derrumbe de !a estructura social r í g i d a m e n t e
j e r a r q u i z a d a y quienes desean l o g r a r con
el nuevo o r d e n la adecuación de esa estructura con el p l a n o de l a o r g a n i z a c i ó n
la
revolución dio
búsqueda
una categoría
de g e n e a l o g í a s
nueva
para
pensar
forzadas, esta noción <no t i e n e
la
realidad
política.
p o l í t i c a , es estéril
precedentes en
¡a t r a d i c i ó n
!a
política
-española. Su eficacia política e histórica es odemás mito, por ser estimulante y excitador de la
v o l u n t a d de quienes irrumpen en
sentar
como aspiración
universal
la v i d a
a
la
política. De ahí su función
(¡"bertad y
política
inmediata: pre-
justicia, !as aspiraciones precisas d e
grupos
limitados. •Pero ia noción tiene fuerza p r o p i a y se constituye en punto de p a r t i d a ds una
dición
p o l í t i c a , común
quienes
pugnan
integrarla
en "un
por
o
ideólogos y
constituir
oí
a
país
la
en
conciencia colectiva, e n
nación
moderna
y
unida,
la
que
o
desean
tra-
insertarse
aquéllos q u e
buscan
sistema a m e r i c a n o " o todos quienes con propósitos diferentes en c a d a caso
expresan la adhesión a principios e instituciones, que el Ohacho en 1863 señala como " s u r g i d o s
ei g r a n d í a d e M a y o y establecidos e n Coseros".
ti
l i b r o termina con u n a d e f e r í a
la t a r e a . La l e g i t i m i d a d
del e n f o q u e
como ciencia e-s posible p o r q u e coda
de! criterio
está
utilizado. Halperín podría
demostrada
en c a d a
hoja
haber
de! t r a b a j o .
La
época, c a d a a u t o r desde l a arista d e la r e a l i d a d
omitido
historia
presente
en que está insertado, puede a p o r t a r una nueva- visión que signifique el encontrar c o n el prisma de su Kempo y situación, una
nueva r e a l i d a d
presente. El l i b r o es p r o f u n d o y p r o f u n d a m e n t e
en a q u e l l a
historia v i v i d a que se 'hace
polémico. En esta época en que desde
así
aristas
presentes q u e y a se hacen p a s a d o , se t o m a a l pasado con l a esperanza de p r o l o n g a r e l p r e sente, este a p o r t e viene a p a t e n t i z a r , con i a mostración de !o l e g i t i m i d a d del i n t e n t o , la muerte
histórica
de
actitudes,
perimidas
hace
mucho t i e m p o , q u e
sin
embargo
apoyadas
en
sáüdas
estructuras de intereses, resisten su destino ineluctable. Sin e m b a r g o , desde ángulos q u e se soporten destinatarios d e l -futuro que este presente de H a í p e r í n a y u d a a gestar, se han f o r m u l a d o
críticas poco comprensivas. Juan Carlos Ferrari t a l vez ni leyó
t o d o el Übro. Reclamo ausencia
d e elementos que na están ni en e\ p r ó l o g o , ni en* e! p r i r r e r y u l t i m o c a p í t u l o , p e r o q u e están
en ei l i b r o . Tal vez esto resfría si tiene l a suerte de llegar a sus manos !e ayude a Hallarlos.
217
Creemos haber mostrado y porque ío compartimos, marcado con intensidad, que ©I método
utilizado si bien otiende o la historio de las ¡deas, " l o vincula en forma precisa' con la historio
jreal de las estructuras en que las mismas se conforman". Quien lea Halperín podro, ver lo injusto del cargo de empirismo, quien lea a Ferrari, podrá ver la información de algunos de
nuestros críticos. Si en nuestro dramático presente, desentrañamos 'las contradicciones con el
método propuesto por Haiperír», habremos avanzado un poco más hacia la toma de conciencia
-de nuestras urgencias históricas.
Se trata de un libro denso, apretado de ¡deas, no siempre expresadas con todo claridad, pero sin duda de un valor que le hace alcanzar categoría de trascendente en el ámbito
del estudio del pensamiento argentino y en la búsqueda de sus influios epocales.
DANTE O. POLIMENI
GUY, Alain, le» philosophes espagnols d'hier et d'aujaurd'huí, Privat éditeur, Touiouse, 1956,
Tomo I Époques at auteurs, 409 p. y Tomo II, Textes choisis, 300 págs>
El Dr. Alain Guy, profesor de historio de la filosofía en la 'Universidad de Touiouse y
especialista en filosofía española, forma parte de un grupo de importantes investigadores que
han provocado en nuestra época, dentro de 'las universidades francesas, una verdadera apertura
hacía el mundo hispánico. Entre ellos se destacan los ¡nombres de Marcel Botaillon, Gaspard
Delpy, Jean Sorraiíh, fierre Jo&it, Francois ¡Meyer, Jules Chaix Ruy y el mismo Alain Guy,
cuyo nombre es ya ampliamente conocido tanto en España como en América.
El libro suyo qu& dhoro comentamos responde sin dudas a una ya 'larga tradición dentro
del pensamiento francés, puesta de manifiesto con claridad por el decano Dr. Roger Bastid»
em el prólogo: "hemos sabido —dice— recibir siempre con meditativa hospitalidad todas las
formas del pensamiento". La apertura del mundo contemporáneo "surcado en todo sentido por
llamados" provenientes de los más encontrados lugares, ha dado mayor fuerza a aquella íntima vocación de la civilización francesa. Por todo esto el libro de Alain Guy no puede ser
más actual y esperamos que muy pronto pueda coronar su tarea con la imprescindible meditación sobre el pensamiento hispano-amoricano, tan vasto ya, como poco conocido en Europa
y que se relaciona esencialmente tanto con el pensamiento español, como con el francés, en
cuyas fuentes se ha nutrido de modo constante.
El libro del Dr. Guy corre todos los riesgos ya conocidos para este género de estudios.
Et primero es sin dudas el difícil problema de una "'filosofía nacional". Sin caer en un hisforícismo exagerado pienso nuestro autor que 'la filosofía recibe una diversrficación que deriva
de la infraestructura geopolítica, social y económica, que le ofrece siempre sus medios propios de búsqueda y de expresión. Sobre esta base propone, pues, como "hipótesis de trabajo"
que "ex-.sfen en uno cierta medida genios filosóficos profundamente marcados por su e n r i z a miento en su medio", como así también "tradiciones filosóficas nacionales", todo lo cual autor i z a r l a legítimamente a plantear el problema sui generis de la filosofía "española". Lo hipótesis deja sin embargo el problema de fondo planteado y exigiría sin duda todo un libro
aparte sobre el tema. ¿Hasta qué punto, en efecto, se puede hablar de nacionalidad españolo?
Lo presencia en el estado español de regiones lingüísticamente diferenciadas, con una vigorosa
tradición cultural, que en diversas ocasiones hon manifestado su voluntad de indeipendencío
nacional, hecho éste históricamente dado, ¡mpíica la presencia de un factor que no puede
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