08-12 PORTADA_14-16 ETA+AGUILAR.qxd 31/03/16 22:19 Página 12 TRIBUNA Por Miguel Ángel Aguilar En funciones lucrativas D esde el 20 de diciembre de 2015 el Gobierno se encuentra en funciones. Así lo dispone el apartado primero del artículo 101 de la Constitución, donde se incluyen los tres supuestos en los que se produce el cese del Gobierno: tras la celebración de las elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución o por dimisión o fallecimiento de su presidente. El apartado segundo del mismo artículo señala que el Gobierno cesante continuará en funciones hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno. O sea, que tenemos Mariano Rajoy hasta el 2 de mayo y si no hubiera investidura hasta bien entrado septiembre. Sobre qué sea eso de encontrarse en funciones un Gobierno nada como consultar la Ley 507/1997, de 27 de noviembre, del Gobierno. Ahí puede aclararse que son tres los principios que configuran el funcionamiento del Gobierno: el principio de dirección presidencial, que otorga al presidente del Gobierno la competencia para determinar las directrices políticas que deberá seguir el Gobierno y cada uno de los Departamentos; el de colegialidad y consecuente responsabilidad solidaria de sus miembros; y, por último, el principio departamental que otorga al titular de cada Departamento una amplia autonomía y responsabilidad en el ámbito de su respectiva gestión. Dentro de esa norma, el Título IV se dedica exclusivamente a regular el Gobierno en funciones, una de las principales novedades de la Ley, con base en el principio de lealtad constitucional, delimitando su propia posición constitucional y entendiendo que el objetivo último de toda su actuación radica en la consecución de un normal desarrollo del proceso de formación del nuevo Gobierno. Enseguida señala que el Gobierno en funciones facilitará el traspaso de poderes y limitará su gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos, absteniéndose de adoptar, salvo casos de urgencia debidamente acreditados o por razones de interés general cuya acreditación expresa así lo justifique, cualesquiera otras medidas. El presidente del Gobierno en funciones no podrá ejercer las siguientes facultades: a) Proponer al Rey la disolución de alguna de las Cámaras, o de las Cortes Generales. b) Plantear la cuestión de confianza. c) Proponer al Rey la convocatoria de un referéndum consultivo. Y el Gobierno en funciones no podrá ejercer las siguientes facultades: a) Aprobar el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado. b) Presentar proyectos de ley al Congreso de los Diputados o, en su caso, al Senado. Además, las delegaciones legislativas otorgadas por las Cortes Generales quedarán en suspenso durante todo el tiempo que el Gobierno esté en funciones como consecuencia de la celebración de elecciones generales. Todas estas limitaciones para nada afectan a lo que está sucediendo: contratación de manera indeleble de funcionarios llegados como interinos, asignación de pingües destinos a los afines de los gabinetes y demás gentes de confianza, eliminación de papeles entregados a las trituradoras, vaciado de los discos duros, pulverización de rastros que permitan seguir la trazabilidad delictiva. O sea, que el Gobierno Rajoy sigue en funciones lucrativas. Continuará. l Designación de funcionarios, vaciado de discos duros... Un Gobierno en funciones lucrativas 12 4–10 de abril de 2016. nº 1149 demos obligan a revisar las antiguas estructuras de partidos existentes hasta ahora”. Además, apunta esta fuente, es una forma de hacerse con la complicidad de los militantes, algo importante cuando le faltan apoyos entre los cuadros orgánicos del partido. Por eso, para algunos, las decisiones de Sánchez en este sentido obedecen sobre todo a la necesidad de emprender “respuestas tácticas improvisadas”, como las define una de las fuentes consultadas. Es decir, que mientras que “para Díaz el partido tal y como es es sagrado, para Sánchez la organización tiene una finalidad más instrumental: conservar el poder, llegar a La Moncloa, aplicar políticas progresistas…” Quizás debido también a esa provisionalidad que rodea la gestión al frente del PSOE de Sánchez – llegó al cargo tras unas primarias en las que no era el favorito, con el apoyo “in extremis” de los mismos barones que ahora consideran que les ha traiciona- Para Díaz el partido es sagrado; para Sánchez, que no lo controla, es más instrumental do y le quieren descabalgar-, el secretario general socialista no tiene, ni mucho menos, garantizado el control del partido. En su ejecutiva –perfilada bajo la vigilancia de Susana Díaz, que se encargó de distribuir la lista a los periodistas en el Congreso Federal-, tan solo le queda un puñado de leales, encabezados por su secretario de Organización, César Luena. Este último es el inspirador de la estrategia de Sánchez, consistente en apostar por una renovación generacional progresiva del partido – “de los nuevos llegarán las fidelidades”- en lugar de cortar por lo sano y colocar a los fieles en los puestos claves, como ha hecho Díaz en Andalucía. Para imponer su autoridad, tuvo que recurrir al golpe en la mesa de cesar al secretario general del PSM, Tomas Gómez, e imponer una dirección de su gusto. Una decisión que contribuyó notablemente a que los barones, los más poderosos, le dieran la espalda y apostaran por Susana Díaz. Este es el caso del presidente valenciano Ximo Puig, del castellano manchego Emiliano García