LEYES MORATORIAS. Nuestras leyes moratorias, expedidas por la

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817764. . Tercera Sala. Quinta Época. Informes. Informe 1932, Pág. 310.
LEYES MORATORIAS. Nuestras leyes moratorias, expedidas por la Federación en uso de
sus facultades, por cuanto declararon que los deudores no podrían, desde luego, ser
compelidos a cumplir con sus obligaciones, no impidieron la realización de los intereses
principales o materiales tutelados por la ley, que por virtud de la ejecución de un hecho
jurídico habían entrado en el patrimonio de los particulares; la satisfacción de las prestaciones
convenidas continuó siendo obligatoria, y tan esto es así, que quienes no se allanaron a
cumplir con sus obligaciones, quedaron sujetos a las consecuencias que produce la
morosidad, de acuerdo con las reglas sentadas por el derecho civil. Las leyes mismas de
moratoria no desconocieron la existencia de las relaciones jurídicas nacidas con anterioridad
a su vigencia, no modificaron tales relaciones en sí mismas ni las declararon extinguidas;
contienen simplemente un mandato dirigido a los tribunales, a efecto de que éstos por razones
de interés general, suspendieran el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales, en los casos
expresamente previstos, hasta que, a juicio del legislador llegaran a estar los deudores en
aptitud de cumplir las obligaciones por ellos contraídas. Esta bastaría para que quedara
firmemente establecido que nuestras leyes que implantaron la moratoria y reglamentaron su
levantamiento, determinando que los deudores no podían ser compelidos de modo inmediato
a cumplir con sus obligaciones, no deben ser consideradas retroactivas porque según lo
expuesto ya, al entrar en vigor, quedaron subsistentes en toda su extensión, los derechos y las
obligaciones cuya mutua correspondencia constituía las relaciones jurídicas ya existentes. El
mandato dirigido a los Jueces para que se abstuvieran de estrechar a los deudores a verificar
el pago, no implica tampoco un desconocimiento del "derecho de acción" que corresponde a
toda persona por el hecho de serlo, desde que el sistema de la defensa privada fue sustituido
por el de la justicia del Estado, derecho que, teniendo por materia un interés distinto a los que
lo forman el contenido de los varios derechos subjetivos correspondientes a una persona
determinada, ha de ser considerado "autónomo" respecto de éstos. El "derecho de acción" es
de naturaleza abstracta, pues cada titular de derecho subjetivo tiene un único interés abstracto
y secundario en obtener la intervención del Estado para la realización de sus intereses
tutelados por el derecho. Así, pues, para que pudiera decirse que fue desconocido el "derecho
de acción", sería preciso que el legislador se hubiera negado de manera absoluta a tutelar ese
"interés abstracto", y no implica una negativa el hecho de haberse aplazado la intervención de
los órganos jurisdiccionales para lograr la realización de intereses singulares y concretos,
perseguidos por una determinada categoría de personas.
Amparo directo 470/31. Cook George W. 7 de mayo de 1932. La publicación no menciona el
sentido del asunto, ni el nombre del ponente.
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