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Foro: Tendencias y cambios demográficos, Clima y Economía que afectan y
afectaran la realidad agrícola de Los andes; Comentarios de panelistas.
Saludo. Gracias por la oportunidad de compartir con Ud algunos elementos en
agricultura y desarrollo.
Aunque los indicadores más actuales apuntan a una desaceleración en la dinámica
poblacional del país, pasando de tasas reproductivas en el campo de 7 hijos por mujer a
2.8, y 2.4 en el área urbana, con una tasa anual de 2.4% de crecimiento población,
Ecuador es un país en activo crecimiento. En los hechos, su población se ha triplicado en
los últimos 30-40 años.
Sin embargo, las tendencias demográficas han afectado fundamentalmente a la
población rural, la cual ha pasado de un 70% en los 60’s a un 30% en la actualidad. Lo
cual supone una drástica reducción. Pero este proceso demográfico no ha sido
homogéneo. En las provincias centrales, más indígenas del país y más afectadas por la
migración, inicialmente mayoritariamente masculina, la relación entre hombre y
mujeres es indicativa. El último censo de población, 2010, muestra diferencias
poblacionales de hasta un 5% o más mujeres que hombres en estas provincias donde
hay mayor predominancia de pequeña agricultura indígena:
Azuay, Cotopaxi,
Chimborazo, Tunguragua. El abandono del campo es entonces masivo, particularmente
de los jóvenes. El evento afecta así fundamentalmente la disponibilidad de mano de
obra masculina y da paso a la denominada feminización de las áreas agrícolas y a la
pluri-actividad de la familia. Las mujeres son entonces quienes asumen necesariamente,
a más de las tareas reproductivas, las funciones de gestión y ejecución de las llamadas
“prácticas culturales”, que incluyen entre otras crianza y cuidado del ganado mayor, de
animales menores, del control de malezas, rascadillos, aporques, riego, etc. y en la
circulación de excedentes.
En el Ecuador, el abastecimiento de la canasta familiar de alimentos proviene
principalmente de la Agricultura Familiar y minifundistas, que sin mayor apoyo
producen entre el 50% y 70% de los alimentos consumidos en el país. De un total de
841000 UPA’s, 740.00 corresponden al sector de Agricultura familiar. A esto
agregamos que el coeficiente de GINI de tierras es del 0.82, lo cual indica que este
sector produce en un 10 a 15% de la tierra en uso agropecuario.
Una aclaración del concepto: Es necesario sin embargo tomar en cuenta que en el país
co-existen sistemas productivos típicamente andinos, tradicionalmente comunitario,
ricos en cultura productiva y social, junto a sistemas de fincas - convencionales o agroecológicas - que pueden ser consideradas como típicamente familiares, en el sentido
definido por organizaciones como FAO/BID 2007, quien reconoce, de acuerdo a los
recursos, en tres categorías:
Agricultura familiar de subsistencia(AFS) 62%
Agricultura familiar en transición (AFT): 37%
Agricultura familiar consolidada (AFC):
1%
La dimensión tiene AF en el contexto agrario? :
1. La importancia de la pequeña Agricultura familiar y comunitaria es evidente en sus
aportes a la alimentación en el país. A pesar de la críticas actuales sobre su ineficiencia,
aporta con más del 50% de los productos principales en la dieta cotidiana de los
ecuatorianos, que en el caso de productos como papas, maíz, cebollas zanahoria o
frejoles rápidamente alcanza el 70% o más.
2. El sistema campesino es el mayor oferente de semillas de los cultivos andinos y
criollos, tanto para variedades locales como aquellas de mejoradas que han sido
incorporadas en el sistema de finca. A modo de ejemplo las cifras indican en término de
porcentajes de superficie sembrada:
Papas
98%
Fréjol
100%
Maíz
>99%
Cebada
98%
Quinua
100%
Trigo
98%
Por ello decimos que la base biológica del consumo interno del país está en gran medida
en manos de los pequeños campesinos y en sus conocimientos y habilidades y en los
cuales ha recaído históricamente las responsabilidades de su uso, conservación y
desarrollo. El uso de la biodiversidad de variedades y especies, dispersión de parcelas a
través de pisos agro-ecológicos y sus conocimientos de bio-indicadores climáticos
constituye un patrimonio importante del saber tradicional de lo cual hoy mucho tiene
que aprender la agricultura moderna.
Presiones y tendencias
Hemos visto que existen razones de fuertes preocupaciones por las tendencias y
presiones a las que estos sistemas tradicionales están siendo sometidos, así como de
optimismo por el rol que la propuestas desde la agro-ecología se están generado en
apoyo para hacerlos más relevantes, productivos, sustentables y resilientes frente al
cambio climático.
Nuestros estudios y de varias otras instancias muestran una pérdida sistemática de
variedades. Las miradas oficiales de los últimos 50 años, así como sus esfuerzos en la
modernización estuvieron centradas en la producción de variedades mejoradas y en la
organización de un sistema comercial eficiente de semillas para estos nuevos genotipos.
Ningún apoyo o comprensión por los sistemas campesinos de semilla fue valorado
apropiadamente o algún esfuerzo realizado por entender sus lógicas y mejorar sus
performances.
En opinión de cientos de los productores, las causas de las pérdidas de variedades y sus
semillas deben ser buscadas en la promoción oficial y empresarial del monocultivo, las
demandas de mercado por ciertos fenotipos y estereotipos de calidad; la migración que
ha afectado al conocimiento local y en general a la negación de los aspectos
nutricionales y culinarios para variedades locales y cultivos andinos.
Las pérdidas de variedades locales es grave al tomar en cuenta, que los programas de
fitomejoramiento ha dedicado básicamente su exploración de características de
producción y en general aptitud para la agro-industria, y que poco o nada se ha
explorado en las características relevantes frente a la variabilidad climática: heladas,
precocidad, granizos, sequias, etc. Por consiguiente, parte importante de la base
productiva de estos cultivos mejorados se hacen disfuncionales mientras que los genes
que importan lentamente se erosionan.
Marco político y el resultado de un desencuentro de perspectivas
Preocupados por los impactos actuales de la agricultura industrial, sus huellas de
carbono, efecto invernadero, acidificación de los suelos, etc. y en la necesidad de
alternativas frente a las tendencias y variabilidad climática, muchas miradas – de
técnicos, académicos y políticos – se vuelven hacia la pequeña agricultura en búsqueda
de inspiración y soluciones.
La situación de encrucijada política actual que se vive en Ecuador es ilustrativa en
términos de BD y la AF, particularmente de la necesidad de cambios que no impliquen
usar las mismas recetas que han colocado al sector agropecuario y a la producción
alimentos en tela de juicio por la opinión nacional y mundial.
Ecuador cuenta con un contexto político aparentemente favorable: El Plan de buen-vivir,
el Programa agrario 2007-2017, la Ley de Soberanía Alimentaria, entre otros, abren
posibilidades de avances a través de la agroecológica. El marco se ha expresado en leyes
de apoyo a la Economía Social y Solidaria y teóricamente en apoyo en servicios a la
producción. El Ministerio de Agricultura y Ganadería creó la Mesa Nacional de Mercado
como un espacio de diálogo entre Estado y organizaciones sociales impulsando
diferentes iniciativas de comercialización solidaria entre las que se cuenta la AF/AC.
En los últimos años el gobierno ha dirigido fuertemente sus miradas al cambio de la
matriz productiva, sustentado en el caso de la agricultura en la “modernización” y el
mejoramiento de la competitividad: esto comenzó a perfilarse muy claramente en el
denominado Plan de Reactivación Agropecuaria” 2007-2011: concentra atención a 10
cultivos estrellas para agro-combustibles e insumos para las cadenas agro-industriales:
avicultura, porcinos, etc.
En conclusión: poco o nada se puede esperar del sector oficial en el rescate, uso y
valoración de la Agro-biodiversidad en manos campesinas:
De allí, la necesidad de crear contra-tendencias en en I+D y la Agro-ecología.
En Ecuador existe una base rica de experiencias AF, que junto a la integración de los
distintos actores vinculados con una agenda agroecológica, podrían hacer el gran
cambio dadas las condiciones favorables actuales para lograr políticas de fomento.
Pero el trabajo solo podrá ser realizado si nuevas tendencias de producción y
circulación de alimentos es entendida como oportunidad de cambio. Es importante que
la investigación dirija más esfuerzos a entender y visibilizar los sistemas locales de
alimentos y el rol que en estos juegan las organización sociales y de consumidores
urbanos. Las redes de investigación y de desarrollo campesinas deben ser
necesariamente unidas con redes urbanas de influencia que den paso a sistemas de
alimentos más democráticos donde el fin sea alimentos buenos para todos.
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