FICHA CURRICULAR Enrique G. Bulit Goñi Fecha de Nacimiento 20 de julio de 1942 Nacionalidad: Argentino ESTUDIOS ACADÉMICOS Profesión: Licenciado en Derecho – Universidad de Buenos Aires, Argentina Doctorado en Economía y Finanzas – Universidad de Buenos Aires, Argentina EXPERIENCIA PROFESIONAL Miembro del Consejo Directivo del Instituto Latinoamericano de Derecho Tributario (ILADT), miembro de la International Fiscal Association (IFA), he sido Presidente de la Asociación Argentina de Estudios Fiscales de la que soy miembro honorario, así como de sus equivalentes de Venezuela y Uruguay. Integro el Instituto de Derecho Tributario de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires. EXPERIENCIA DOCENTE Ha sido profesor de grado de Finanzas Públicas y Derecho Tributario en las Universidades Nacionales de Gestión Privada Católica de La Plata y Del Salvador de Buenos Aires, así como de posgrado en las Nacionales de Derecho y de Ciencias Económicas de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Católica de Buenos Aires, Austral, Di Tella, entre otras. OBRA PUBLICADA Autor de seis monografías (La imposición propia de las Comunidades Autónomas, BOE, 1992; Los incrementos no justificados de patrimonio en el IRPF, Marcial Pons, 1996; El régimen tributario de la explotación comercial de la propia imagen, Marcial Pons, 2001; Las subvenciones en el IVA, Aranzadi, 2006; Las Administraciones públicas en el IVA, La Ley, 2007; Cánones de regulación y tarifas de utilización de aguHe escrito tres libros (Impuesto sobre los Ingresos Brutos, Convenio Multilateral, y Constitución Nacional y Tributación Local), dirigido dos libros en colaboración (Derecho Tributario provincial y municipal y Tasas Municipales), y participado en alrededor de treinta, en mi país y en otros, así como más de ciento sesenta notas de doctrina publicadas en revistas especializadas argentinas y extranjeras, y alrededor de diez prólogos. Xº Seminario Iberoamericano de Derecho Constitucional Tributario, México DF junio 2014. BASES CONSTITUCIONALES DE LA DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LOS RECURSOS TRIBUTARIOS. LOS SISTEMAS DE COORDINACIÓN FISCAL. SU RELACIÓN CON LOS GASTOS PÚBLICOS. I. Auto presentación: Soy Enrique G. BULIT GOÑI, abogado graduado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, en la que también cursé el Doctorado en Economía y Finanzas. He sido profesor de grado de Finanzas Públicas y Derecho Tributario en las Universidades Nacionales de Gestión Privada Católica de La Plata y Del Salvador de Buenos Aires, así como de posgrado en las Nacionales de Derecho y de Ciencias Económicas de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Católica de Buenos Aires, Austral, Di Tella, entre otras. He escrito tres libros (Impuesto sobre los Ingresos Brutos, Convenio Multilateral, y Constitución Nacional y Tributación Local), dirigido dos libros en colaboración (Derecho Tributario provincial y municipal y Tasas Municipales), y participado en alrededor de treinta, en mi país y en otros, así como más de ciento sesenta notas de doctrina publicadas en revistas especializadas argentinas y extranjeras, y alrededor de diez prólogos. Soy miembro del Consejo Directivo del Instituto Latinoamericano de Derecho Tributario (ILADT), miembro de la International Fiscal Association (IFA), he sido Presidente de la Asociación Argentina de Estudios Fiscales de la que soy miembro honorario, así como de sus equivalentes de Venezuela y Uruguay. Integro el Instituto de Derecho Tributario de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires. II. Mi intervención en el Seminario (tema II): Estuvo referida a la distribución de potestades y de recursos tributarios a distintos niveles de gobierno en un país de estructura federal como Argentina (Nación, 22 Provincias, Ciudad Autónoma de Buenos Aires -Capital Federal-, y más de 2500 Municipalidades de Provincias), con base en su Constitución Nacional (1853, con reformas de 1860, 1866, 1898, 1949, 1957, 1994) la cual dispone en lo sustancial: a) Que las provincias conservan todo el poder no delegado por la Constitución al gobierno federal (art.121), 2 b) que a éste, en cabeza del Congreso (art.75), le corresponde: legislar en materia aduanera, estableciendo derechos de importación y exportación, con tasas y avalúos uniformes en todo el país (inc.1º); imponer contribuciones directas por tiempo determinado, proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nación, y cuando la defensa, seguridad común, y bien general del Estado lo exijan (inc.2º); e imponer contribuciones indirectas como facultad concurrente con las provincias (75 inc.2º). c) y con respecto a las Municipalidades: que cada Provincias dictará su propia Constitución bajo el sistema representativo republicano federal, que asegure … su régimen municipal (art.5), asegurando la autonomía municipal y reglando su alcance y contenido en el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero (art.123). Siendo sabido que la ciencia de las finanzas públicas, reconoce diversos sistemas en materia de distribución territorial de los tributos en un estado federal (concurrencia de fuentes, separación y asignación de fuentes, participación en el producido de las fuentes -con distintas variantes-, cuotas adicionales, asignaciones globales, asignaciones condicionadas, etc1), cabría sostener que la Constitución Nacional argentina consagra: el sistema de separación y asignación de fuentes en cuanto a tributos aduaneros de importación y exportación, los que atribuye en exclusividad al nivel nacional, prohibiendo que las provincias y las municipalidades establezcan aduanas interiores en cualquiera de sus formas (arts.4, 9 a 12, 75 inc.1º, 126 y ccs); y el sistema de concurrencia o comunidad de fuentes en materia de todos los demás tributos, directos o indirectos (art.75 inc.2º y demás citados), con dos notas a ser destacadas: que la clasificación de los tributos en directos e indirectos ha perdido universalmente actualidad y eficacia; y que el tributo directo por excelencia viene siendo establecido ininterrumpidamente por la Nación desde 19322, tornando ilusorios los recaudos de temporalidad y emergencia. De tal modo, la concurrencia o comunidad de fuentes es prácticamente la regla entre Nación, Provincias y Municipalidades –con salvedades cuyo abordaje excedería a esta nota-, por lo que la distribución y coordinación en materia de recursos tributarios se ha hecho en Argentina a nivel inmediatamente debajo de la Constitución, mediante los regímenes de Coparticipación Federal3, que formalmente son ley nacional, emanada del Congreso, a la que adhieren las provincias –y hoy también la Ciudad Autónoma de Buenos Aires- mediante ley local propia de cada una, actuando por sí y por sus respectivas municipalidades, o sea son “leyes-convenio”. 1 JARACH Dino Finanzas Públicas y Derecho Tributario, ed. Cangallo, Bs.As., 1983, p.138 y ss. 2 Primero Impuesto a los Réditos, hoy a las Ganancias. 3 El sinalagma básico es que la Nación recauda los tributos que integran la masa coparticipable, distribuye a las provincias la parte pertinente de su producido en forma diaria y gratuita, y éstas se inhiben de establecer tributos locales análogos a los coparticipados. 3 En su origen coexistieron tres regímenes de coparticipación diferentes4, cada uno con su masa coparticipable, sus índices objetivos de distribución5, sus organismos arbitrales de aplicación e interpretación. En enero de 1988 los tres regímenes se unificaron en uno solo, -ley 23.548 con adhesión de todas las provincias-, cuya referencia esquemática podría ser: - Se estableció como régimen transitorio por dos años, aunque para regir hasta que se sancione otro en su reemplazo (lleva 26 años); - Conforma la masa coparticipable con todos los tributos nacionales existentes o a crearse, salvo: derechos de importación y exportación, tributos sujetos a otros regímenes especiales de coparticipación, o que tengan afectación específica al sancionarse esta ley, o cuyo producido se afecte a inversiones, servicios, obras, que se declaren de interés nacional por ley nacional y adhesión de leyes locales. - En la distribución primaria6 se asigna el 42,34% a la Nación, el 54,66% al conjunto de provincias, 2% a compensación adicional a cuatro provincias, y 1% al Fondo de Aportes del Tesoro Nacional a las Provincias, con una garantía mínima para el conjunto de éstas del 34% de la masa total. - La distribución secundaria7, ya no sigue criterios objetivos de reparto8, sino que se hace en porcentajes fijos para cada jurisdicción, aunque tomando los datos de la última coparticipación realizada. - Las jurisdicciones receptoras se obligan a no establecer tributos análogos a los nacionales coparticipados (para dos impuestos locales de significación -Ingresos Brutos y Sellos- se fijan pautas generales uniformes para todas las jurisdicciones, cuyo respeto dispensa del control de analogía), a continuar aplicando el Convenio Multilateral para evitar la doble o múltiple imposición en Ingresos Brutos -sólo modificable por unanimidad-, a derogar de inmediato los tributos locales que sean declarados en pugna con esta ley, y a establecer un régimen de distribución a sus municipios, la que será suspendida si violan esta ley. 4 Uno para los llamados Impuestos Internos, otro para los Impuestos a los Réditos y a las Ventas, y un tercero para el Impuesto Sustitutivo del de Transmisión Gratuita de Bienes. 5 Una distribución primaria entre la Nación y el conjunto de Provincias (que fue aumentando en favor de las provincias hasta equipararse), y una distribución secundaria de la porción del conjunto de provincias entre todas ellas, con tres fracciones, una mayor en relación directa a la población (distributiva), otra menor en proporción inversa a la población (redistributiva), y el saldo a un fondo de desarrollo regional. 6 Entre la Nación por un lado y el conjunto de provincias por el otro. 7 Distribución entre las provincias del porcentaje que se les atribuye en conjunto. 8 Directa e inversamente a la población, niveles comparativos de desarrollo, etc. 4 - Para la interpretación, control, aplicación del régimen, crea un organismo integrado por la Nación y las demás jurisdicciones. La reforma constitucional de 1994, fija pautas para una nueva ley que debía sancionarse en dos años y aún no lo ha sido: que sea Cámara de Origen el Senado, se sancione con mayoría absoluta de ambas Cámaras, y se ratifique por leyes provinciales; que sea una sola ley, aunque contenga diversos regímenes; que la distribución se haga en base a criterios objetivos que reflejen competencias, servicios y funciones de cada jurisdicción, siendo “equitativa, solidaria, y dando prioridad al logro de grados equivalentes de desarrollo, calidad de vida, e igualdad de oportunidades, en todo el territorio del país”. El descripto a grandes trazos, y pasando por alto los detalles, es el régimen de distribución y coordinación tributaria que rige en la Argentina. Dista de ser perfecto en su concepción, y más, mucho más, en su aplicación. No obstante las críticas más duras que pudieran hacerse en los dos sentidos, que suscribimos apesadumbrados, no podría dejarse de señalar que las perspectivas de mejoramiento, siempre posibles y deseables, han de depender de condicionantes políticos, económicos y sociales difíciles de reunir. III. El enfoque necesario, a modo de un perfil de conclusión: Se insinuaba ya en el diseño de esta décima reunión del Seminario, y se evidenció para mí en su desarrollo, además de la sabida importancia de tratar de consuno, de razonar en conjunto, los ingresos y los gastos públicos, como dos caras que –unidas en el análisis- conforman parte central del fenómeno financiero, la necesidad de proyectar el examen de ese fenómeno bifronte (atribución y control de ingreso y gasto) al plano de la asignación territorial de los recursos públicos y de las relaciones fiscales interjurisdiccionales internas. Sin perjuicio de otras muchas posibles conclusiones, quiero destacar en esta oportunidad, una vez más, la importancia de que los principios, derechos, garantías, directivas constitucionales, sean siempre entendidos como avenidas de doble vía, de ida y vuelta, como parte de un “programa constitucional”9, y traigo dos invocaciones recientes 9 Bulit Goñi Enrique, “El programa constitucional como directiva para el legislador y como límite para el ejercicio del poder tributario”, en Estudios de derecho constitucional tributario (obra colectiva en homenaje al Prof. Juan Carlos Luqui, coordinador Horacio A. García Belsunce), ed.Depalma, 1994, p.41/75; “Los principios constitucionales que reglan las relaciones jurídico tributarias en los estados federales “(el caso argentino)”, en Estudios de derecho tributario constitucional e internacional, (obra colectiva en homenaje al Profesor Víctor Uckmar, Génova, coordinadores 5 del Papa Francisco10 aplicables al tema: una, que “llevar el pan a su casa mediante trabajo y salario no es para el hombre una cuestión de subsistencia, sino de dignidad”; la otra, la invocación a la “solidaridad”, un principio que la Constitución argentina menciona expresamente, y referido a esta materia en particular (art.75 inc.2º). Doble directiva ésta con la cual deben interpretarse, aún, formulaciones tan loables como el paradigma constitucional de 2013 en el tercer párrafo del art.1º de la Constitución de México11, como parte del sistema de pesos y contrapesos en relación dialéctica inserto en toda Norma Fundamental. Propiedad sí, pero en el marco de los intereses generales; libertad sí, pero sin afectar los derechos de terceros; igualdad sí, pero según las circunstancias y el esfuerzo de cada uno, etc. Y del mismo modo, en lo específico y siempre en relación prevalente de solidaridad, ingresos para el Estado en general, y distribución interna de ingresos públicos a estados subnacionales sí, pero sin comprometer la fuente, y para gastos públicos a decidirse e implementarse con racionalidad, equidad, discreción, austeridad, sentido genuino de las prioridades. Nadie puede ser indiferente ante la necesidad del otro, pero tampoco ante el esfuerzo del otro. No es aceptable la dilapidación, ni la malversación de fondos públicos. Por nadie. En lo específico, para el caso argentino, podría pensarse que el que recauda lo que ha de distribuir recauda sin entusiasmo, y el que gasta lo que no le costó recaudar gasta sin responsabilidad, lo que degrada al sistema. Está visto que los populismos no resuelven los problemas, como que padres condescendientes y permisivos no aseguran hijos probos. Tras décadas de temor a las palabras, o de sujeción a las encuestas, o a los comicios, habrá llegado tal vez la hora de poner los temas de verdad sobre la mesa. Estas reflexiones, derivación inevitable de la Representación, la República, y el Federalismo bien entendidos, vendrían autorizadas, pienso, por la mejor doctrina. E invoco a Jarach: “Es innegable que el conocimiento científico de cada uno de los aspectos del tributo no puede prescindir de los demás. En particular, el conocimiento jurídico de las instituciones tributarias no puede ignorar las premisas Pasquale Pistone, Italia, y Heleno Taveira Torres, Brasil, ed. Ábaco, 2005, p.111/132y “Disquisiciones en torno del ‘Estatuto de derechos y garantías del contribuyente’ en Europa y en América”, en Estudios en memoria del Dr. Ramón Valdés Costa (obra colectiva), FCU, Montevideo, Uruguay, 1999, p-85/111, entre otros. 10 Inmediatamente de concluido el Seminario, en la Región del Molise, en el centro sur de Italia, creo que en la Universidad de Campobasso. 11 Prioridad al gasto público ligado a los derechos humanos. 6 políticas y las valoraciones económicas que han presidido a la elección de un determinado instrumento fiscal. Los conceptos jurídicos que surgen de las normas positivas no son separables de las motivaciones políticas y económicas que han determinado al legislador, ni de la función que éste le asigna a la institución creada. En conclusión, el estudio del derecho tributario tiene como requisito el conocimiento de la esencia política, económica y técnica del fenómeno” (Curso superior de derecho tributario, t.I. p.21). En suma: Ingresos y gastos del Estado deben reflexionarse en conjunto, en unidad conceptual. El gasto debe definirse con criterio estratégico, no de mera coyuntura, y menos de coyuntura electoral. Se trata de un desafío que las comunidades deben enfrentar con criterio de unidad, o al menos de alianza, aunque sea circunstancial o transitoria, para avanzar hacia el bien común o bienestar general, mediante el desarrollo pleno y justo de las fuerzas productivas12, y la integración vertical y horizontal de la comunidad en los planos económico, social, cultural, educativo, etc. Si hubiese de invocarse un solo valor constitucional que titularice estas modestas reflexiones, en el limitado campo abordado, él podría ser, insisto, el de solidaridad, al que habría de interpretarse en toda su dimensión, y en todas sus direcciones, no sólo en una, lo que vale en las relaciones entre personas, entre entidades, y entre los distintos niveles -nacional y subnacionales- del Estado. Buenos Aires, Argentina, 15.7.2014. Enrique G. Bulit Goñi. 12 SS. Paulo VI en Populorum Progressio: “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”. 7