Expediente 2215/2014 VISTOS y estudiados para resolver los autos del juicio de amparo número 2215/2014, promovido por la señora **********por su propio derecho y en nombre de su menor hija ********** en contra de actos del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y de otras autoridades, por estimarlos violatorios de los derechos fundamentales previstos en los artículos 1°, 3°, 4°, 5°, 14, 16, 17, 20, 29, 89, fracción I, y 133, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y, RESULTANDO PRIMERO.- Presentación de la demanda. Por escrito presentado el cuatro de noviembre de dos mil catorce en la Oficina de Correspondencia Común a los Juzgados de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal, la señora ********************por su propio derecho y en nombre de su menor hija menor **********, solicitó el amparo y protección de la Justicia Federal en contra de las autoridades y por los actos que a continuación se transcriben: “III. – AUTORIDADES RESPONSABLES. 1. El Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas Mexicanas… 2. El C. Almirante, Secretario de la Marina, Armada de México… 3. El C. Comandante de la Primera Región Militar… 4. El C. Jefe de Estado Mayor de la Primera Región Militar… 5. El C. Contraalmirante S.J.N.L.D. Jefe de la Unidad Jurídica de la Secretaría de Marina… 6. El Director de la Prisión Militar adscrita a la Primera Región Militar… 7. El Jefe de la Unidad Ejecutora de Pago de la Prisión Militar adscrita a la Primera Región Militar… IV.- ACTO RECLAMADO. 1.- Al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas Mexicanas: El primer acto de aplicación en mi agravio de lo previsto en el artículo 20 del Reglamento de los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados. 1 A título de inconstitucional reclamo el refrendo del decreto expedido por el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos mediante el cual expidió y promulgó el artículo 20, del Reglamento de los Grupos Militares Procesados y Sentenciados que prevén: …“ARTICULO 20.- Los generales, jefes, oficiales y tropa del Ejército y Fuerza Aérea y sus equivalentes en la Armada en el activo, que se les decrete auto de formal prisión o de sujeción a proceso en el fuero militar, común o federal, tendrán derecho a percibir sus haberes conforme a las siguientes reglas: I. Se les abonará durante el tiempo que dure su proceso el 50% de sus haberes; II. El personal procesado no tendrá derecho a las asignaciones adicionales que, en su caso, hubieren estado percibiendo antes de serle dictado el auto de formal prisión o de sujeción a proceso; III. La parte de haberes a que se refiere la fracción I anterior, se percibirá por los procesados desde la fecha del auto de formal prisión o de sujeción a proceso, hasta la de aquélla en que se dicte la sentencia definitiva, y IV. Los militares que queden en absoluta libertad por falta de elementos, desvanecimiento de datos o sentencia firme absolutoria, tendrán derecho al reintegro del porcentaje de haberes no percibidos durante el proceso, a la asignación íntegra de técnico y de perseverancia, si la tiene concedidas, y demás prestaciones económicas que percibía antes de ser procesado. IV.- Derogado. 2.- Del Secretario de la Marina Armada de México, se reclama la ejecución del primer acto de aplicación en mi perjuicio dentro de la jurisdicción militar de lo establecido en el artículo 20 del Reglamento de los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados que prevé: …“ARTICULO 20.- Los generales, jefes, oficiales y tropa del Ejército y Fuerza Aérea y sus equivalentes en la Armada en el activo, que se les decrete auto de formal prisión o de sujeción a proceso en el fuero militar, común o federal, tendrán derecho a percibir sus haberes conforme a las siguientes reglas: I. Se les abonará durante el tiempo que dure su proceso el 50% de sus haberes; II. El personal procesado no tendrá derecho a las asignaciones adicionales que, en su caso, hubieren estado percibiendo antes de serle dictado el auto de formal prisión o de sujeción a proceso; III. La parte de haberes a que se refiere la fracción I anterior, se percibirá por los procesados desde la fecha del auto de formal prisión o de sujeción a proceso, hasta la de aquélla en que se dicte la sentencia definitiva, y 2 IV. Los militares que queden en absoluta libertad por falta de elementos, desvanecimiento de datos o sentencia firme absolutoria, tendrán derecho al reintegro del porcentaje de haberes no percibidos durante el proceso, a la asignación íntegra de técnico y de perseverancia, si la tiene concedidas, y demás prestaciones económicas que percibía antes de ser procesado. V.- Derogado. Pues sin existir ninguna resolución judicial que se esté ejecutando fueron violentados mis Derechos a la Presunción de Inocencia, a la libertad de trabajo para seguir desempeñándome como Primer Maestre del Servicio de Ingenieros, y por consecuencia se está privando a mi núcleo familiar por conducto de la quejosa del producto de mi trabajo que legalmente me corresponde percibir, toda vez que con fecha 14 de octubre del presente año se me notificó mediante el oficio número ******************** girado por el Comandante de la Primera Región Militar, y firmado por ausencia temporal del titular, por el Jefe del Estado Mayor de la Primera Región Militar en el que se me comunica que a partir del 29 de septiembre de 2014, la suscrita cause baja en la Dirección General Adjunta de Comunicaciones e Informática de la Secretaría de Marina Armada de México, y que con esa misma fecha cause alta en el Grupo de Militares Procesados y Sentenciados de la Primera Región Militar, sin que previamente a dichos actos privativos se haya desahogado procedimiento respectivo en el cual así se haya resuelto y que este haya quedado firme. 3.- De las autoridades responsables siguientes Secretario de la Marina Armada de México, Jefe de la Unidad Jurídica de la Secretaría de Marina y del Comandante de la Primera Región Militar reclamo: La orden en mi perjuicio para percibir mis haberes en los términos previstos por la parte final del numeral 1/o. en relación con las fracciones I, II y III de artículo 20 del Reglamento para los Grupos de Militares Procesados y sentenciados, contenida en el oficio número **********de fecha 7 de octubre de 2014, girado por el Ciudadano Subjefe de Estado Mayor de la Primera Región Militar, quien manifestó haberlo firmado por ausencia temporal del titular de la comandancia de la Primera Región Militar; oficio que me fue notificado con fecha 14 de octubre del 2014. 4.- De las autoridades responsables, Director de la Prisión Militar adscrita a la Primera Región Militar y Jefe de la Unidad Ejecutora de Pago de la Prisión Militar reclamo: la ejecución de la orden en mi perjuicio para percibir mis haberes en los términos previstos por la parte final del numeral 1/o. en relación con las fracciones I, II y III del artículo 20 del Reglamento para los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados, contenida en el oficio número ********** de fecha 7 de octubre de 2014, 3 girado por el Ciudadano Subjefe del Estado Mayor de la Primera Región Militar, quien manifestó haberlo firmado por ausencia temporal del titular de la comandancia de la Primera Región Militar; oficio que me fue notificado con fecha 14 de octubre del 2014. 5.- Del Secretario de la Marina Armada de México y Jefe de la Unidad Jurídica de la Secretaría de Marina: reclamo el contenido de la orden que giraron a sus escalones subordinados para que en mi perjuicio perciba mis haberes en los términos previstos por la parte final del numeral 1/o. en relación con las fracciones I, II y III del artículo 20 del Reglamento para los Grupos de Militares Procesados y sentenciados, contenida en el oficio número **********de fecha 7 de octubre de 2014, es decir, que los haberes que me corresponden como Primer Maestre de la Secretaría de Marina Armada de México del servicio activo fueran disminuidos en un 50%, así como la retención del 100% de la Prima de Perseverancia y demás percepciones que me corresponden como retribución por los servicios que presto al Ejercicio y Fuerza Área Mexicanos, sin existir ninguna determinación judicial que así lo haya establecido, actos privativos que violan mis derechos humanos a percibir de forma íntegra el producto de mi trabajo, acción que vulnera mis derechos humanos tutelados por los artículos 1, 4, 5, 14, 18 y 20 de la Constitución Federal de la República, específicamente (EL DERECHO A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA). 6. De las autoridades responsables, Director de la Prisión Militar, Jefe de la Unidad Ejecutora de Pago de la Prisión Militar adscrita a la Primera Región Militar reclamo: el cumplimiento de la ordene (sic) mi perjuicio para pagarme mis haberes en los términos previstos por la parte final del numeral 1/o. en relación con las fracciones I, II y III del artículo 20 del Reglamento para los Grupos de Militares Procesados y sentenciados, contenida en el oficio número ********** de fecha 7 de octubre de 2014, girado por el Ciudadano Subjefe de Estado Mayor de la Primera Región Militar, quien manifestó haberlo firmado por ausencia temporal del titular de la comandancia de la Primera Región Militar; oficio que me fue notificado con fecha 14 de octubre de 2014.” SEGUNDO.- En su escrito de demanda, la parte quejosa narró los antecedentes del caso, formuló los conceptos de violación que estimó pertinentes y señaló como derechos fundamentales violados en su perjuicio los contenidos en los artículos 1°, 3°, 4°, 5°, 14, 16, 17, 20, 29, 89, fracción I, y 133, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 4 TERCERO.- Admisión de la demanda. Por auto de seis de noviembre de dos mil catorce (fojas 21 a 24), este Juzgado Segundo de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal, al que por razón de turno le tocó conocer del referido asunto, lo registró con el número 2215/2014, y por una parte, desechó de plano la demanda de amparo respecto de la señora **********, en virtud de carecer de su firma autógrafa, y por otra parte, la admitió en relación con la señora ********** y su menor hija **********; por tanto, solicitó informe justificado a las autoridades señaladas como responsables, dio a la Agente del Ministerio Público de la Federación la intervención legal que le corresponde, quien no formuló pedimento, y fijó fecha y hora para la celebración de la audiencia constitucional, la cual se celebró al tenor del acta que antecede; y, CONSIDERANDO PRIMERO. Competencia. Este Juzgado Segundo de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal es competente para conocer del presente asunto, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 103, fracción I, 107, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 35, 37 y 107, fracción I, inciso e), de la Ley de Amparo; y 52, fracción III, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, toda vez que se reclama un ordenamiento general en virtud de su primer acto de aplicación. Cabe precisar que como se verá en el considerando tercero de esta sentencia, que es el que corresponde a la precisión de los actos reclamados, en este caso, lo que se impugna es el artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento de los Grupos Militares, Procesados y Sentenciados, por haberse aplicado en la esfera jurídica de la parte quejosa a través del oficio ********** de fecha 7 de octubre de 2014, el cual, fue emitido por una autoridad administrativa y que si bien, su origen deriva de un proceso penal que se sigue en su contra, lo cierto es que lo que argumenta la justiciable en este juicio, es la inconstitucionalidad del mismo, por la reducción en sus haberes, en un 50 % y en un 100% en las asignaciones 5 adicionales que se encontraba percibiendo al momento en que se emitió el oficio de que se trata, que se ve plasmada en el acto concreto de aplicación referido; en consecuencia, la competencia por materia corresponde a este juzgado de distrito porque no se argumenta cuestión alguna relacionada con el proceso penal, sino que se insiste, con la reducción de su sueldo. SEGUNDO. Fijación de los actos reclamados. Conforme a lo que establece el artículo 74, fracción I, de la Ley de Amparo, se procede al estudio de la certeza o inexistencia del acto reclamado, de conformidad, además, con lo señalado en la jurisprudencia número XVIII.2°.J/10, publicada en la página 68, del tomo 76, abril de 1994, de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Séptimo Circuito, Octava Época, cuyo rubro dice: “ACTOS RECLAMADOS, CERTEZA O INEXISTENCIA DE LOS. TÉCNICA EN EL JUICIO DE AMPARO.” Para tal efecto, se deben precisar los actos reclamados, por lo que atendiendo al contenido de la demanda de amparo y a la totalidad de las actuaciones que conforman el juicio constitucional en que se actúa, este órgano jurisdiccional concluye que los mismos se hacen consistir en: a) La expedición y promulgación del Reglamento de los Grupos de Militares, Procesados y Sentenciados, en particular el artículo 20, fracciones I, II, y III. b) La emisión del oficio número**********de siete de octubre de dos mil catorce, a través del cual se ordenó que a partir del veintinueve de septiembre de dos mil catorce, la quejosa causara baja de la Dirección General Adjunta de Comunicaciones e Informática de la Secretaría de la Defensa Nacional y alta en el grupo de militares procesados- acto que constituye el primer acto de aplicación de la disposición normativa que ha quedado precisada en el párrafo que antecede-. 6 c) La ejecución del acto que ha quedado descrito en el inciso antepuesto, sus efectos y consecuencias. Sirve de apoyo a lo anterior, la jurisprudencia P./J. 40/2000, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la página 32, tomo XI, correspondiente a abril de dos mil, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, que a la letra dice: “DEMANDA DE AMPARO. DEBE SER INTERPRETADA EN SU INTEGRIDAD. Este Alto Tribunal, ha sustentado reiteradamente el criterio de que el juzgador debe interpretar el escrito de demanda en su integridad, con un sentido de liberalidad y no restrictivo, para determinar con exactitud la intención del promovente y, de esta forma, armonizar los datos y los elementos que lo conforman, sin cambiar su alcance y contenido, a fin de impartir una recta administración de justicia al dictar una sentencia que contenga la fijación clara y precisa del acto o actos reclamados, conforme a lo dispuesto en el artículo 77, fracción I, de la Ley de Amparo.” De igual modo, resulta aplicable la tesis aislada P. VI/2004, emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la página 255, tomo XIX, correspondiente a abril de dos mil cuatro, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dispone: “ACTOS RECLAMADOS. REGLAS PARA SU FIJACIÓN CLARA Y PRECISA EN LA SENTENCIA DE AMPARO. El artículo 77, fracción I, de la Ley de Amparo establece que las sentencias que se dicten en el juicio de garantías deberán contener la fijación clara y precisa de los actos reclamados, así como la apreciación de las pruebas conducentes para tenerlos o no por demostrados; asimismo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido el criterio de que para lograr tal fijación debe acudirse a la lectura íntegra de la demanda sin atender a los calificativos que en su enunciación se hagan sobre su constitucionalidad o inconstitucionalidad. Sin embargo, en algunos casos ello resulta insuficiente, por lo que los juzgadores de amparo deberán armonizar, además, los datos que emanen del escrito inicial de demanda, en un sentido que resulte congruente con todos sus elementos, e incluso con la totalidad de la información del expediente del juicio, atendiendo preferentemente al pensamiento e intencionalidad de su autor, descartando las precisiones que generen oscuridad o confusión. Esto es, el juzgador 7 de amparo, al fijar los actos reclamados, deberá atender a lo que quiso decir el quejoso y no únicamente a lo que en apariencia dijo, pues sólo de esta manera se logra congruencia entre lo pretendido y lo resuelto.” TERCERO.- Actos inexistentes. Al respecto, el secretario de Marina, el comandante, el jefe de la Unidad Ejecutora de Pagos, y el Director, éstos tres últimos de la Prisión Militar adscrita a la Primera Región Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional, al rendir su respectivo informe justificado (fojas 51, 55, 86 y 89), negaron los actos que en el ámbito de su competencia la parte quejosa les atribuyó, y que han quedado precisados en el resultando primero que antecede, sin que la parte inconforme haya aportado al juicio prueba alguna que desvirtuara esas manifestaciones. Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis VI.2o.A.4 K, del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Sexto Circuito, publicada en la página novecientos tres, tomo XV, febrero de 2002, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, que dice lo siguiente: “PRUEBA, CARGA DE LA. RECAE EN EL QUEJOSO ANTE LA NEGATIVA QUE DE LOS ACTOS RECLAMADOS HAGAN LAS AUTORIDADES RESPONSABLES AL RENDIR SU INFORME JUSTIFICADO. La obligación que impone el artículo 149 de la Ley de Amparo, en el sentido de que las autoridades responsables, al rendir sus informes justificados, deben explicar las razones y fundamentos legales que estimen pertinentes para sostener la constitucionalidad del acto reclamado o la improcedencia en el juicio y acompañar, en su caso, copia certificada de las constancias necesarias para apoyarlo, sólo cobra vigencia cuando tales documentales sean "necesarias para apoyar dicho informe", en el que las autoridades admiten su existencia y aducen su legalidad, mas no cuando esas autoridades negaron, categóricamente, el acto que se les imputa, pues en tal supuesto, el Juez de Distrito no está en aptitud de analizar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de este último, quedando a cargo del quejoso aportar al juicio de garantías, en primer lugar, los medios de prueba tendientes a demostrar la certeza del acto de que se trata y luego aquellas encaminadas a justificar los datos, motivos y fundamentos en que se basa para decir que es ilegal; de ahí que si la autoridad 8 responsable deja de remitir con su informe justificado las constancias respectivas, ello sólo da pauta a que se haga merecedora de una multa, pero de ninguna manera releva al quejoso de la carga de desvirtuar la negativa que del acto reclamado hagan las autoridades responsables y, en esa hipótesis, de demostrar la inconstitucionalidad del mismo.” En ese sentido, se impone sobreseer en el juicio por lo que respecta a las autoridades responsables a las que se ha hecho referencia en el presente apartado, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 63, fracción IV, de la Ley de Amparo, y con apoyo, además, en el criterio que sostiene la jurisprudencia VI.2°.J/20 consultable en la página 627 del Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, tomo IV, Segunda Parte-2, cuyo rubro y texto son: “INFORME JUSTIFICADO. NEGATIVA DE LOS ACTOS ATRIBUIDOS A LAS AUTORIDADES Y NO DESVIRTUADOS. Si las responsables niegan los actos que se les atribuyen, y los quejosos no desvirtúan esta negativa, procede el sobreseimiento, en los términos de la fracción IV, del artículo 74, de la Ley de Amparo.” CUARTO.- Actos ciertos. El presidente de los Estados Unidos Mexicanos, al rendir su correspondiente informe justificado (foja 40), en el ámbito de su competencia, aceptó el acto que se le atribuye, consistente en la expedición del Reglamento de Grupos Militares Procesados y Sentenciados. Certeza que además se acredita plenamente con lo dispuesto en los artículos 86 y 88 del Código Federal de Procedimientos Civiles de aplicación supletoria al artículo 2° de la Ley de Amparo y, la tesis, localizable en la página 15, tomo 65, primera parte, del Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con el rubro y texto siguientes: “LEYES. NO SON OBJETO DE PRUEBA. El juzgador de amparo, sin necesidad de que se le ofrezca como prueba la publicación oficial de la ley que contiene las disposiciones legales reclamadas, debe tomarla en consideración, aplicando el principio jurídico relativo a que el derecho no es objeto de prueba.”. 9 Asimismo, sirve de apoyo la jurisprudencia 2a./J.65/2000, consultable en la página 260, tomo XII, agosto de 2000, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, emitida por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que dispone lo siguiente: “PRUEBAS. CARGA DE LA MISMA RESPECTO DE LEYES, REGLAMENTOS, DECRETOS Y ACUERDOS DE INTERÉS GENERAL PUBLICADOS EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN. Respecto de las leyes, reglamentos, decretos y acuerdos de interés general, no se necesita probar su existencia en autos, pues basta que estén publicados en el Diario Oficial, para que la autoridad judicial esté obligada a tomarlos en cuenta, en virtud de su naturaleza obligatoria y porque la inserción de tales documentos en el órgano oficial de difusión tiene por objeto dar publicidad al acto de que se trate, y tal publicidad determina precisamente que los tribunales a quienes se les encomienda la aplicación del derecho, por la notoriedad de ese acontecimiento, no pueden argüir desconocerlo.”. Por su parte, las autoridades responsables jefe de la Unidad Jurídica de la Secretaría de Marina y jefe del Estado Mayor de la Primera Región Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional, al rendir su respectivo informe justificado (fojas 57 a 70 y 75 a 78), aceptaron los actos que la parte quejosa les reclama, consistentes en la emisión del oficio número**********de siete de octubre de dos mil catorce y su ejecución. Certeza que se corrobora con el contenido de las actuaciones que en copia certificada obran en este asunto, a las que se concede valor probatorio pleno de conformidad con lo previsto en los artículos 129, 197 y 202, del Código Federal de Procedimientos Civiles de aplicación supletoria a la Ley de Amparo, por disposición expresa de su numeral 2°, en particular del oficio que ha quedado precisado en el párrafo que antecede, y de la diversa minuta **********de dieciséis de octubre de dos mil catorce (foja 71), relativa a orden de disminución de los haberes que percibe la parte quejosa dentro de la Secretaría de Marina, Armada de México. 10 Es aplicable al caso, la tesis 305 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Apéndice de 1995, Quinta Época, tomo VI, Parte SCJN, página 206, que señala: "INFORME JUSTIFICADO AFIRMATIVO. Si en él confiesa la autoridad responsable que es cierto el acto que se reclama, debe tenerse éste como plenamente probado, y entrarse a examinar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de ese acto.” QUINTO. Determinada la certeza de los actos reclamados que constituyen la materia del presente asunto, y previo al estudio de fondo del asunto, se procede al análisis de las causas de improcedencia que hagan valer las autoridades responsables o que de oficio advierta este órgano jurisdiccional, de conformidad con lo establecido en los artículos 62 y 64, último párrafo, de la Ley de Amparo, así como en la jurisprudencia 814, que se consulta en la página quinientos cincuenta y tres, tomo VI, Tribunales Colegiados de Circuito, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, que establece: “IMPROCEDENCIA, CAUSALES DE. EN EL JUICIO DE AMPARO. Las causales de improcedencia del juicio de amparo, por ser de orden público deben estudiarse previamente, lo aleguen o no las partes, cualquiera que sea la instancia.” Al respecto, el jefe de la Unidad Jurídica de la Secretaría de Marina, argumenta que se actualiza la causal de improcedencia prevista en la fracción XX, del artículo 61, de la Ley de Amparo, en razón de que la parte quejosa debió agotar previamente a la interposición de este juicio de amparo, el juicio contencioso administrativo ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, establecido en el artículo 14, fracción XI, de la Ley Orgánica del Tribunal aludido. El artículo 61, fracción XX, de la Ley de Amparo, establece: “Artículo 61.- El juicio de amparo es improcedente: (…) 11 XX.- Contra actos de autoridades distintas de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, que deban ser revisados de oficio, conforme a las leyes que los rijan, o proceda contra ellos algún juicio, recurso o medio de defensa legal por virtud del cual puedan ser modificados, revocados o nulificados, siempre que conforme a las mismas leyes se suspendan los efectos de dichos actos de oficio o mediante la interposición del juicio, recurso o medio de defensa legal que haga valer el quejoso, con los mismos alcances que los que prevé esta Ley y sin exigir mayores requisitos que los que la misma consigna para conceder la suspensión definitiva, ni plazo mayor que el que establece para el otorgamiento de la suspensión provisional, independientemente de que el acto en sí mismo considerado sea o no susceptible de ser suspendido de acuerdo con esta Ley.”. De la anterior transcripción se conoce, que el juicio de amparo es improcedente cuando sea promovido contra actos de autoridades distintas a los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, sin que previamente se hayan agotado los medios ordinarios de defensa que procedan conforme a la ley común para revocar, anular o modificar dichos actos, siempre que con la interposición de esos medios se suspendan los efectos de los actos, sin exigir mayores requisitos que los contemplados en la Ley de Amparo. Así, para que proceda el juicio de amparo es obligatorio para la parte quejosa agotar los recursos o medios de defensa que la ley común establece para revocar, anular o modificar el acto de autoridad, en observancia al principio de definitividad que rige en el juicio de amparo, en razón que éste es un medio extraordinario de defensa al alcance del gobernado, que se puede incoar una vez que fueron agotadas las instancias comunes. Luego, conforme al artículo 61, fracción XX, de la Ley de Amparo, debe agotarse de manera previa el medio ordinario de defensa, antes de acudir al juicio de garantías, ya que de lo contrario el juicio de amparo resultará improcedente. 12 Sin embargo, dicha regla admite algunas excepciones, tal como lo plasma la tesis 2a. LVI/2000, emitida por la Segunda Sala del Máximo Tribunal, visible en la página 156 del Tomo XII, Julio de 2000, Novena Época, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice: “DEFINITIVIDAD. EXCEPCIONES A ESE PRINCIPIO EN EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. De la interpretación literal y teleológica del artículo 107, fracciones III, IV, VII y XII, de la Constitución Federal, así como de los artículos 37, 73, fracciones XII, XIII y XV y 114 de la Ley de Amparo y de los criterios jurisprudenciales emitidos al respecto por los Tribunales del Poder Judicial de la Federación, se deduce que no existe la obligación de acatar el principio de definitividad que rige el juicio de amparo indirecto, cuando se reclaman los siguientes actos: I. Los que afectan a personas extrañas al juicio o al procedimiento del cual emanan; II. Los que dentro de un juicio su ejecución sea de imposible reparación; III. Los administrativos respecto de los cuales, la ley que los rige, exija mayores requisitos que los que prevé la Ley de Amparo, para suspender su ejecución; IV. Los que importen una violación a las garantías consagradas en los artículos 16, en materia penal, 19 y 20 de la Constitución Federal; V. Leyes, cuando se impugnan con motivo del primer acto de aplicación; VI. Los que importen peligro de la privación de la vida, deportación o destierro o cualquiera de los prohibidos por el artículo 22 constitucional; VII. Actos o resoluciones respecto de los cuales, la ley que los rige no prevee la suspensión de su ejecución con la interposición de los recursos o medios de defensa ordinarios que proceden en su contra; VIII. Los que carezcan de fundamentación; IX. Aquellos en los que únicamente se reclamen violaciones directas a la Constitución Federal, como lo es la garantía de audiencia; y X. Aquellos respecto de los cuales los recursos ordinarios o medios de defensa legales, por virtud de los cuales se puede modificar, revocar o nulificar el acto reclamado, se encuentran previstos en un reglamento, y en la ley que éste regula no se contempla su existencia.”. La tesis en consulta establece diversas excepciones al principio de definitividad, las cuales son: 1) Los actos afectan a personas extrañas al juicio o al procedimiento del cual emanan. 13 2) Los actos que, dentro de un juicio, tengan ejecución de imposible reparación. 3) Los actos administrativos respecto de los cuales, la ley que los rige, exija mayores requisitos que los previstos en la Ley de Amparo para suspender su ejecución. 4) Los actos que importen una violación a las garantías consagradas en los artículos 16, en materia penal, 19 y 20 de la Constitución Federal. 5) Las leyes, cuando se impugnan con motivo del primer acto de aplicación. 6) Los actos que importen peligro de privación de la vida, deportación, destierro o cualquiera de los prohibidos por el artículo 22 constitucional. 7) Los actos o resoluciones respecto de los cuales, la ley que los rige, no prevé la suspensión de su ejecución con la interposición de los recursos o medios de defensa ordinarios que proceden en su contra. 8) Los actos que carezcan de fundamentación. 9) Los actos en que únicamente se reclamen violaciones directas a la Constitución. 10) Los actos respecto de los cuales, los recursos ordinarios o medios de defensa legales, por virtud de los cuales se puede modificar, revocar o nulificar el acto reclamado, se encuentran previstos en un reglamento, pero no en la ley que lo regula. En ese orden de ideas, es infundada la causa de improcedencia formulada por la autoridad responsable, ya que se actualiza la excepción al principio de definitividad contenida en el número 4), en virtud que la parte quejosa reclamó en este juicio de amparo el artículo 20, fracciones I, II y III del Reglamento de los Grupos de Militares, Procesados y Sentenciados, por estimar que se viola en su perjuicio el 14 artículo 20 constitucional, en la parte relativa al principio de presunción de inocencia. SEXTO. Conceptos de violación. Así las cosas, al no existir diversas causales de improcedencia hechas valer por las partes ni de autos advertirse alguna que de oficio deba ser analizada, se procede al estudio de la litis fijada en el presente juicio constitucional, sin que se considere necesario transcribir los conceptos de violación expresados por la parte quejosa, atento a lo dispuesto en la jurisprudencia VI.2°.J/129, visible en la página 599, del tomo VII, abril de 1998, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Instancia Tribunales Colegiados de Circuito, Novena Época, cuyos texto y rubro establecen: “CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. EL JUEZ NO ESTÁ OBLIGADO A TRANSCRIBIRLOS. El hecho de que el Juez Federal no transcriba en su fallo los conceptos de violación expresados en la demanda, no implica que haya infringido disposiciones de la Ley de Amparo, a la cual sujeta su actuación, pues no hay precepto alguno que establezca la obligación de llevar a cabo tal transcripción; además de que dicha omisión no deja en estado de indefensión al quejoso, dado que no se le priva de la oportunidad para recurrir la resolución y alegar lo que estime pertinente para demostrar, en su caso, la ilegalidad de la misma.” De igual forma, resulta aplicable al caso el criterio sustentado en la jurisprudencia número 2a./J. 58/2010, de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la página 830, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, mayo de 2010, de rubro y texto siguientes: “CONCEPTOS DE VIOLACIÓN O AGRAVIOS. PARA CUMPLIR CON LOS PRINCIPIOS DE CONGRUENCIA Y EXHAUSTIVIDAD EN LAS SENTENCIAS DE AMPARO ES INNECESARIA SU TRANSCRIPCIÓN. De los preceptos integrantes del capítulo X "De las sentencias", del título primero "Reglas generales", del libro primero "Del amparo en general", de la Ley de Amparo, no se advierte como obligación para el juzgador que transcriba los conceptos de violación o, en su caso, los agravios, para cumplir con los principios de congruencia y exhaustividad 15 en las sentencias, pues tales principios se satisfacen cuando precisa los puntos sujetos a debate, derivados de la demanda de amparo o del escrito de expresión de agravios, los estudia y les da respuesta, la cual debe estar vinculada y corresponder a los planteamientos de legalidad o constitucionalidad efectivamente planteados en el pliego correspondiente, sin introducir aspectos distintos a los que conforman la litis. Sin embargo, no existe prohibición para hacer tal transcripción, quedando al prudente arbitrio del juzgador realizarla o no, atendiendo a las características especiales del caso, sin demérito de que para satisfacer los principios de exhaustividad y congruencia se estudien los planteamientos de legalidad o inconstitucionalidad que efectivamente se hayan hecho valer.” De conformidad con la técnica que impera en el juicio de amparo y a efecto de estar en posibilidad de estudiar la constitucionalidad del artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento de los Grupos de Militares, Procesados y Sentenciados, es necesario verificar: a) si este numeral se aplicó por primera vez en un acto concreto, en perjuicio de la señora ******************** quien es la parte quejosa y, b) que se actualizaron sus hipótesis normativas, pues en caso de no existir acto concreto de aplicación que le perjudique en su esfera jurídica, no se podrá estudiar la constitucionalidad de la norma general por falta de perjuicio y procedería el sobreseimiento tanto por lo que hace al acto de aplicación como por el artículo reclamado. Cobra aplicación la tesis 2ª./J. 71/2000, consultable en la página 235, Tomo XII, Agosto de 2000, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Novena Época, que es del tenor literal siguiente: “LEYES, AMPARO CONTRA. REGLAS PARA SU ESTUDIO CUANDO SE PROMUEVE CON MOTIVO DE UN ACTO DE APLICACIÓN. Conforme a lo dispuesto en la jurisprudencia número 221, visible en las páginas 210 y 211 del Tomo I del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, compilación 1917-1995, de rubro: "LEYES O REGLAMENTOS, AMPARO CONTRA, PROMOVIDO CON MOTIVO DE SU APLICACIÓN.", cuando se promueve un juicio de amparo en contra de una ley o reglamento con motivo de su aplicación concreta en perjuicio del quejoso, 16 el Juez de Distrito no debe desvincular el estudio de la disposición impugnada del que concierne a su acto de aplicación. De ahí que el juzgador de garantías debe analizar, en principio, si el juicio de amparo resulta procedente en cuanto al acto de aplicación impugnado, es decir, si constituye el primero que concrete en perjuicio del peticionario de garantías la hipótesis jurídica controvertida y si en relación con él no se actualiza una diversa causa de improcedencia; de no acontecer así, se impondrá sobreseer en el juicio respecto del acto de aplicación y la norma impugnada. Por otra parte, de resultar procedente el juicio en cuanto al acto de aplicación, debe analizarse la constitucionalidad de la disposición impugnada determinando lo conducente y, únicamente en el caso de que se determine negar el amparo por lo que corresponde a ésta, será factible abordar el estudio de los conceptos de violación enderezados por vicios propios, en su caso, en contra del acto de aplicación; siendo incorrecto, por ello, el estudio de estas últimas cuestiones antes de concluir sobre la constitucionalidad de la norma reclamada.” Pues bien, a foja setenta y dos y setenta y tres del expediente en que se actúa, obra agregada copia certificada del oficio número ********** de siete de octubre de dos mil catorce, firmado por el jefe del Estado Mayor de la Primera Región Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional, que en la parte que interesa dice: “…tomando en consideración que el C. Juez Sexto Militar adscrito a este mando Territorial, con fecha veintinueve de septiembre de 2014, dentro de la Causa Penal número 324/2013, dictó Auto de Término Constitucional, decretando la LA FORMAL PRISIÓN, en contra de la Primer Maestre del Servicio de Ingenieros de la Armada Escala Técnico en Informática ********** **********, perteneciente a la Dirección General Adjunta de Comunicaciones e Informática de la Secretaría de Marina, como probable responsable del delito de ABUSO DE AUTORIDAD CON VÍAS DE HECHO CAUSANDO LESIONES AL INFERIOR, previsto en el artículo 293 y sancionado por el diverso 299 fracción I, del Código de Justicia Militar. En consecuencia, y en debido acatamiento a lo dispuesto por el artículo 2/o. del Reglamento de los de Grupos Militares Procesados y Sentenciados en vigor; SE ORDENA que con fecha Veintinueve de septiembre de 2014, la Primer Maestre del Servicio de Servicio de Ingenieros de la Armada Escala Técnico en Informática********** **********, causa BAJA de la Dirección General Adjunta de Comunicaciones e Informática de esa Secretaría y 17 ALTA en el Grupo de Militares Procesados de este Mando Territorial; debiendo percibir sus haberes, en los términos previstos por la parte final del numeral 1/o. en relación con las fracciones I, II y III del artículo 20, ambos del citado Reglamento en vigor” Del oficio antes transcrito se desprende que efectivamente se encuentra dirigido a la quejosa, que se le aplica el artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento de los Grupos de Militares, Procesados y Sentenciados, y que le causa afectación a su esfera jurídica pues se le disminuye el 50% de sus haberes y el 100% de las asignaciones adicionales que se encontraba percibiendo; por lo tanto, se concluye la existencia de un acto concreto de aplicación del artículo reclamado y en consecuencia permite a este órgano jurisdiccional analizar su constitucionalidad a la luz de los conceptos de violación hechos valer por la parte quejosa. Por otro lado, en este asunto, es especialmente importante tener en cuenta que la parte quejosa constituye una familia monoparental, pues es madre soltera de **********, y además, tiene como dependientes económicos a la citada menor de edad y a su madre que es adulta mayor, tal como lo acredita con las actas de nacimiento que obran a fojas diecinueve y veinte del expediente en que se actúa, de las que se advierte lo siguiente: En las actas anteriormente relacionadas se desprende que********** es hija de la quejosa y que ********** es su madre y además, con el dicho de la justiciable, queda evidenciado que son sus dependientes económicas, pues la menor de seis años no es económicamente activa y los adultos mayores, se presume que poco a poco lo dejan de ser. Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis I.9o.C.120 C, sustentada por los Tribunales Colegiados de Circuito en Materia Civil, visible en la página 1738, tomo XIX, correspondiente al mes de mayo de dos mil cuatro, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, que a la letra dice: “ACTAS DE NACIMIENTO. HACEN FE DE SU CONTENIDO HASTA EN TANTO NO EXISTA 18 UNA DECLARACIÓN JUDICIAL RESPECTO A LOS VICIOS O DEFECTOS QUE CONTENGAN (CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL EN MATERIA COMÚN Y PARA TODA LA REPÚBLICA EN MATERIA FEDERAL). Los informes que se aporten ante el Registro Civil, respecto del menor que fuere presentado como hijo de matrimonio, como los nombres, domicilio y nacionalidad de los padres, los nombres y domicilios de los abuelos y los de las personas que hubieren hecho la presentación, deben considerarse como datos proporcionados conforme a la ley, acorde con el artículo 59 del anterior Código Civil para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la República en Materia Federal, y conforme al numeral 50 del citado Código Civil, las declaraciones de los comparecientes hechas en cumplimiento de lo mandado por la ley, hacen fe hasta que se pruebe lo contrario, por ello, los datos consignados en el acta de nacimiento de una persona, como es el nombre de los padres, constituyen datos que la ley exige que se otorguen, por ser información relacionada con los atributos de la personalidad del registrado, de ahí que al tratarse de un documento público, no pueda desconocerse como prueba para acreditar tal hecho, máxime si los apellidos de los padres coinciden con los que conforman el nombre del menor registrado; por ende, acorde con lo dispuesto en los artículos 47, 134 y 135 del referido Código Civil, los vicios o defectos que haya en las actas podrán ser enmendados mediante declaración judicial, cuando se solicite variar algún nombre o dato, esencial o accidental, entre tanto, se reitera, el documento hará fe de su contenido.” Una vez determinado y precisado lo anterior se procede a sintetizar los argumentos que hace valer la parte quejosa en su demanda de amparo, debiendo precisarse que la misma se debe estudiar en su integridad, es decir, si hay algún argumento que no se encuentra dentro del capítulo de conceptos de violación, el juez de Distrito está obligado de tomarlo en consideración. Sustenta lo anterior, la jurisprudencia 741, sustentada por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, Séptima Época, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo VI, séptima época, visible en la página 499, cuyo rubro y texto son los siguientes: 19 “DEMANDA DE AMPARO. ACTOS RECLAMADOS Y CONCEPTOS DE VIOLACION. SU ORDENACION. La demanda de amparo debe ser considerada como un todo, y la designación de los actos reclamados y la expresión de los conceptos de violación, deben buscarse en cualquier parte de la misma, aunque no sea en el capítulo destacado correspondiente, ya que aunque se acostumbre señalar cada elemento en un lugar destacado, no hay precepto legal alguno que establezca que ello es un requisito formal y solemne que sea indispensable para el estudio de todas las cuestiones planteadas en la demanda.” Pues bien, en su demanda de amparo, la parte quejosa refiere que el artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento de los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados: a. Es violatorio del principio de subordinación jerárquica contenido en el artículo 89, fracción I, del Pacto Federal, en virtud de que ninguna ley de la materia establece que en su calidad de militar en activo y sujeta a proceso penal, deberá percibir el 50% de sus haberes como empleada de las fuerzas armadas, y dejará de obtener el 100% de las asignaciones adicionales que se encontraba percibiendo por los servicios que por el cargo de Primer Maestre del Servicio de Ingenieros de la Armada Escala Técnico en Informática desempeña dentro de la Secretaría de Marina Armada de México. b. Es violatorio del derecho al trabajo contemplado en el artículo 5° de la Constitución Federal, en relación con el artículo 20, apartado B, fracción I, que establece el principio de presunción de inocencia, lo que dice significa que no se le pueden disminuir sus haberes hasta que haya una sentencia condenatoria en su perjuicio en el proceso penal que se le sigue en su contra. c. Es violatorio al principio de igualdad de género y al interés superior del menor, que si bien no lo refiere la parte quejosa en esos términos, de la lectura de la demanda de amparo se desprende que lo que le 20 causa agravio es que el artículo reclamado, no contempla que existen familias monoparentales y madres solteras que mantienen a sus hijos y padres con lo que se les afecta asimismo a estos grupos en situación de vulnerabilidad como son los niños y personas adultas mayores sus derechos fundamentales en forma irreversible, pues como consecuencia de la aplicación de los preceptos impugnados, restringirá las necesidades elementales de sus dependientes económicos -alimentación, vestido, esparcimiento, educación, entre otros- lo cual repercutirá en su desarrollo integral y en el derecho que tienen a llevar una vida digna a la que el estado mexicano se encuentra obligado a garantizar. Una vez sintetizados los conceptos de violación y afecto de resolver sobre la constitucionalidad del precepto reclamado, es necesario conocer su texto, que a la letra dice lo siguiente: Reglamento de los Grupos de Militares, Procesados y Sentenciados. “ARTICULO 20.- Los generales, jefes, oficiales y tropa del Ejército y Fuerza Aérea o sus equivalentes en la Armada en el activo, que se les decrete auto de formal prisión o de sujeción a proceso en el fuero militar, común o federal, tendrán derecho a percibir sus haberes conforme a las siguientes reglas: I. Se les abonará durante el tiempo que dure su proceso el 50% de sus haberes; II. El personal procesado no tendrá derecho a las asignaciones adicionales que, en su caso, hubieren estado percibiendo antes de serle dictado el auto de formal prisión o de sujeción a proceso; III. La parte de haberes a que se refiere la fracción I anterior, se percibirá por los procesados desde la fecha del auto de formal prisión o de sujeción a proceso, hasta la de aquélla en que se dicte la sentencia definitiva, y IV. Los militares que queden en absoluta libertad por falta de elementos, desvanecimiento de datos o sentencia firme absolutoria, tendrán derecho al reintegro del porcentaje de haberes no percibidos 21 durante el proceso, a la asignación íntegra de técnico y de perseverancia, si la tiene concedidas, y demás prestaciones económicas que percibía antes de ser procesado.” De este numeral se desprende, en la parte que interesa que los generales, jefes, oficiales y tropa del Ejército y Fuerza Aérea o sus equivalentes en la Armada en el activo, tendrán derecho a percibir el 50 % de sus haberes durante el tiempo que dure el proceso sin derecho a las asignaciones adicionales que en su caso hubieran estado percibiendo antes de haber sido sujetos a proceso en el fuero militar. Esta disminución se aplicará a los procesados desde la fecha del auto de formal prisión o de sujeción a proceso, hasta aquélla en que se dicte la sentencia definitiva, y cuando queden en absoluta libertad tendrán derecho al reintegro del porcentaje de haberes no percibidos durante el proceso, a la asignación íntegra de técnico y de perseverancia, si la tiene concedidas, y demás prestaciones económicas que percibía antes de ser procesado. Pues bien, por lo que hace al argumento sintetizado en el inciso a) con antelación, es necesario tener en cuenta, en primer lugar, qué es consiste el principio de subordinación jerárquica contemplado en el artículo 89, fracción I de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que a la letra dice: “ARTÍCULO 89. Las facultades y obligaciones del Presidente son las siguientes: I. Promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión, proveyendo en la esfera administrativa a su exacta observancia…” El numeral trascrito, confiere al Presidente de la República tres facultades: a) La de promulgar las leyes que expida el Congreso de la Unión; b) La de ejecutar dichas leyes; y c) La de proveer en la esfera administrativa a su exacta observancia. 22 La facultad reglamentaria que establece el artículo estudiado, se debe entender como aquélla consistente en que, para proveer en la esfera administrativa a la exacta observancia de la leyes, el Poder Ejecutivo Federal, está autorizado para expedir las normas necesarias que tiendan a la ejecución de las leyes emanadas por el órgano legislativo; de manera que esas disposiciones aunque desde el punto de vista material son idénticas a las expedidas por el órgano legislativo, en cuanto son generales, abstractas e impersonales y de observancia obligatoria, se distinguen de estas últimas, básicamente por dos razones: 1) Porque provienen de un órgano que no expresa la voluntad general, sino instituido para acatarla, como lo es el Poder Ejecutivo. 2) Porque son, por definición, normas subordinadas a las disposiciones legales que reglamentan. Además, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos impone ciertas limitaciones a tal facultad, entre ellas, la prohibición de que el reglamento aborde materias reservadas en forma exclusiva a las leyes emanadas del órgano legislativo, conocida como el principio de reserva de la ley, así como la exigencia de que el reglamento esté precedido de una ley cuyas disposiciones desarrolle, complemente o detalle, y en las que encuentre su justificación y medida. Es decir, la facultad reglamentaria se encuentra regida por dos principios fundamentales: el de reserva de ley, por virtud del cual queda prohibido abordar en el reglamento materias confiadas al Congreso de la Unión; y el de subordinación jerárquica, que exige que el reglamento esté precedido de una ley, cuyo contenido detalle para su óptima ejecución, pero sin que pueda exceder el alcance de sus mandatos o contrariar o alterar sus disposiciones, como quedó expuesto en los párrafos que anteceden. En síntesis, la facultad reglamentaria contenida en el artículo 89, fracción I, constitucional, es la conferida al Ejecutivo Federal para establecer los mecanismos tendientes a desarrollar en su aplicación, los preceptos que se contienen en la ley, a través de los reglamentos, acuerdos y decretos, cuyo 23 ámbito será el de la esfera administrativa; y tiene como principal objeto proveer en la esfera administrativa a la exacta observancia de las leyes que expida el Congreso de la Unión, a través de la emisión de normas administrativas, obligatorias, generales e impersonales, subordinadas a la ley cuya exacta observancia proveen, por lo que pueden detallar el contenido de ésta, aclarar su aplicación e interpretación, pero nunca contradecirla, imponer mayores alcances, limitaciones, o bien, llenar lagunas, esto es, no pueden rebasar ni limitar lo que establece la ley en alguno de sus preceptos, no pueden modificarla, reformarla o adicionarla, en virtud de que esto es competencia del Poder Legislativo. En efecto, la función que cumple el reglamento es hacer posible la aplicación concreta de una la ley. Los reglamentos presuponen necesariamente una ley del Congreso de la Unión, con ello, el reglamento del presidente siempre se subordina al texto de aquélla, lo cual implica que no hay reglamento sin ley, pues éste último no tiene otro fin que hacer factible la aplicación de la misma, de conformidad con la fracción I, del artículo 89, constitucional. Lo antes expuesto, tiene sustento en la jurisprudencia por contradicción de tesis P./J. 79/2009, emitida por el Pleno del a Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la página 1067, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXX, agosto de dos mil nueve, Novena Época, con el rubro y texto: “FACULTAD REGLAMENTARIA DEL PODER EJECUTIVO FEDERAL. SUS PRINCIPIOS Y LIMITACIONES. La Suprema Corte ha sostenido reiteradamente que el artículo 89, fracción I, de la Constitución Federal establece la facultad reglamentaria del Poder Ejecutivo Federal, la que se refiere a la posibilidad de que dicho poder provea en la esfera administrativa a la exacta observancia de las leyes; es decir, el Poder Ejecutivo Federal está autorizado para expedir las previsiones reglamentarias necesarias para la ejecución de las leyes emanadas por el órgano legislativo. Estas disposiciones reglamentarias, aunque desde el punto de vista material son similares a los actos legislativos expedidos por el Congreso de la Unión en cuanto que son generales, abstractas e impersonales y de 24 observancia obligatoria, se distinguen de las mismas básicamente por dos razones: la primera, porque provienen de un órgano distinto e independiente del Poder Legislativo, como es el Poder Ejecutivo; la segunda, porque son, por definición constitucional, normas subordinadas a las disposiciones legales que reglamentan y no son leyes, sino actos administrativos generales cuyos alcances se encuentran acotados por la misma Ley. Asimismo, se ha señalado que la facultad reglamentaria del Presidente de la República se encuentra sujeta a un principio fundamental: el principio de legalidad, del cual derivan, según los precedentes, dos principios subordinados: el de reserva de ley y el de subordinación jerárquica a la misma. El primero de ellos evita que el reglamento aborde novedosamente materias reservadas en forma exclusiva a las leyes emanadas del Congreso de la Unión o, dicho de otro modo, prohíbe a la ley la delegación del contenido de la materia que tiene por mandato constitucional regular. El segundo principio consiste en la exigencia de que el reglamento esté precedido de una ley, cuyas disposiciones desarrolle, complemente o detalle y en los que encuentre su justificación y medida. Así, la facultad reglamentaria del Poder Ejecutivo Federal tiene como principal objeto un mejor proveer en la esfera administrativa, pero siempre con base en las leyes reglamentadas. Por ende, en el orden federal el Congreso de la Unión tiene facultades legislativas, abstractas, amplias, impersonales e irrestrictas consignadas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para expedir leyes en las diversas materias que ésta consigna; por tanto, en tales materias es dicho órgano legislativo el que debe materialmente realizar la normatividad correspondiente, y aunque no puede desconocerse la facultad normativa del Presidente de la República, dado que esta atribución del titular del Ejecutivo se encuentra también expresamente reconocida en la Constitución, dicha facultad del Ejecutivo se encuentra limitada a los ordenamientos legales que desarrolla o pormenoriza y que son emitidos por el órgano legislativo en cita.” Asimismo, lo anterior tiene soporte en el criterio sostenido en la Jurisprudencia P./J. 30/2007, emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la página 1515 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXV, Tomo mayo de dos mil siete, Materia(s): Constitucional, Novena Época, con el rubro y texto: “FACULTAD REGLAMENTARIA. SUS LÍMITES. La facultad reglamentaria está limitada por los principios de reserva de ley y de subordinación jerárquica. El primero se presenta cuando una norma constitucional reserva expresamente a la ley la regulación de una determinada materia, por lo que excluye la posibilidad de que los 25 aspectos de esa reserva sean regulados por disposiciones de naturaleza distinta a la ley, esto es, por un lado, el legislador ordinario ha de establecer por sí mismo la regulación de la materia determinada y, por el otro, la materia reservada no puede regularse por otras normas secundarias, en especial el reglamento. El segundo principio, el de jerarquía normativa, consiste en que el ejercicio de la facultad reglamentaria no puede modificar o alterar el contenido de una ley, es decir, los reglamentos tienen como límite natural los alcances de las disposiciones que dan cuerpo y materia a la ley que reglamentan, detallando sus hipótesis y supuestos normativos de aplicación, sin que pueda contener mayores posibilidades o imponga distintas limitantes a las de la propia ley que va a reglamentar. Así, el ejercicio de la facultad reglamentaria debe realizarse única y exclusivamente dentro de la esfera de atribuciones propias del órgano facultado, pues la norma reglamentaria se emite por facultades explícitas o implícitas previstas en la ley o que de ella derivan, siendo precisamente esa zona donde pueden y deben expedirse reglamentos que provean a la exacta observancia de aquélla, por lo que al ser competencia exclusiva de la ley la determinación del qué, quién, dónde y cuándo de una situación jurídica general, hipotética y abstracta, al reglamento de ejecución competerá, por consecuencia, el cómo de esos mismos supuestos jurídicos. En tal virtud, si el reglamento sólo funciona en la zona del cómo, sus disposiciones podrán referirse a las otras preguntas (qué, quién, dónde y cuándo), siempre que éstas ya estén contestadas por la ley; es decir, el reglamento desenvuelve la obligatoriedad de un principio ya definido por la ley y, por tanto, no puede ir más allá de ella, ni extenderla a supuestos distintos ni mucho menos contradecirla, sino que sólo debe concretarse a indicar los medios para cumplirla y, además, cuando existe reserva de ley no podrá abordar los aspectos materia de tal disposición.” Expuesto en qué consisten los principios de reserva de ley y de subordinación jerárquica o jerarquía normativa que rigen el dictado de los reglamentos, este órgano jurisdiccional considera que para efectos de este juicio de amparo, el segundo de ellos se ve transgredido con la emisión del artículo 20, fracciones I, II y III del Reglamento de los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados. Ahora bien, en la especie, el artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento de los Grupos de Militares, Procesados y Sentenciados, que constituye la norma reclamada, reglamenta la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanas, la Ley 26 Orgánica de la Armada de México y el Código de Justicia Militar, en particular los artículos 92, fracciones II y III, 138, fracciones V y VI, 91, fracción III y 93 fracción II, así como los numerales 129 y 179, respectivamente, que son del texto siguiente: Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanas “Articulo 92. El servicio de Justicia tendrá a su cargo la procuración y la administración de la justicia por los delitos del fuero de guerra y vigilar el cumplimiento de las penas impuestas por las Dependencias encargadas de administrar la justicia; el asesoramiento a la Secretaría de la Defensa Nacional en asuntos técnico jurídicos; y además realizará las actividades siguientes: (…) II. Organizar, dirigir y supervisar el funcionamiento de las Prisiones Militares, Unidades disciplinarias y otras Dependencias e Instalaciones similares; III. Vigilar que los militares procesados y sentenciados, conserven su capacidad física y la profesional… Artículo 138. El Activo, del Ejército y Fuerza Aérea, estará constituido por el personal militar que se encuentre: (…) V. Sujeto a Proceso; y VI. Compurgando una Sentencia.” Ley Orgánica de la Armada de México “Artículo 91.- El personal del activo pasará a situación de retiro de acuerdo con lo establecido en la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas. Artículo 93.- El material podrá encontrarse en cualquiera de las situaciones siguientes: (…) II. En reserva, aquel que puede ser activado para el servicio;…” Código de Justicia Militar 27 “Artículo 129. Los militares que estuvieren sujetos a prisión preventiva por imputárseles la comisión de delitos cometidos en agravio de civiles, podrán permanecer en prisiones militares cuando la autoridad militar competente lo estime imprescindible para preservar los derechos del procesado o así lo requieran las necesidades del servicio de justicia. En este caso, a solicitud del imputado, dicha autoridad deberá elevar ante el juez que instruya el proceso la solicitud donde funde y motive tal necesidad a efecto de que se acuerde lo conducente. La autoridad militar colaborará con los órganos jurisdiccionales del fuero ordinario para que el procesado comparezca ante dichas instancias siempre que se requiera. Los sentenciados a pena privativa de libertad podrán compurgar la pena en prisión militar o en centros de reinserción social del orden común o federal, si lo estima necesario la autoridad militar competente para preservar los derechos del sentenciado. En este caso, a solicitud del sentenciado, la autoridad militar deberá elevar ante el órgano jurisdiccional que haya dictado la sentencia la solicitud donde funde y motive tal necesidad a efecto de que se acuerde lo conducente, observando lo dispuesto por el párrafo séptimo del artículo 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. No podrán considerarse prisión militar los buques, cuarteles u oficinas militares. Artículo 179.- Corresponde al Juez de Ejecución de Sentencias, vigilar el cumplimiento de las penas y medidas de seguridad, impuestas por los Tribunales Militares, quienes deberán remitirle las constancias necesarias.” De los artículos anteriormente transcritos es de resaltar que: El servicio de justicia se encarga de la procuración y administración de justicia por delitos del fuero de guerra, de vigilar el cumplimiento de las penas impuestas, de asesorar a la Secretaría de la Defensa Nacional en asuntos técnico jurídicos, de organizar, dirigir y supervisar el funcionamiento de las Prisiones Militares y de unidades disciplinarias, y de vigilar que los militares procesados y sentenciados, capacidad física y la profesional. 28 conserven su El personal activo del Ejército y Fuerza Aérea, entre otros, estará constituido por el personal militar que se encuentre sujeto a proceso y compurgando una sentencia, quienes pasarán a situación de retiro de acuerdo con lo establecido en la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas. El personal activo podrá encontrarse en reserva, es decir, en aquéllas personas que pueden ser activadas para el servicio. Los militares que se encuentren sujetos a prisión preventiva por la comisión de un delito en agravio de civiles, podrán permanecer en prisiones militares cuando se estime indispensable para preservar sus derechos o así se requiera, en cuyo caso se deberá fundar y motivar tal necesidad. La autoridad militar colaborará con los órganos jurisdiccionales del fuero ordinario para que el procesado comparezca ante dichas instancias siempre que se requiera. Los sentenciados privados de su libertad podrán compurgar la pena en prisión militar o en centros de reinserción social del orden común o federal, si se estima necesario, lo cual deberá ser de manera fundada y motivada, observando lo dispuesto por el párrafo séptimo del artículo 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. No podrán considerarse prisión militar los buques, cuarteles u oficinas militares. Corresponde al juez de Ejecución de Sentencias, vigilar el cumplimiento de las penas y medidas de seguridad, impuestas por los Tribunales Militares. Pues bien, con lo antes expuesto, y realizando un análisis del texto del artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento de los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados, junto con los numerales 92, fracciones II y III, 138, fracciones V y VI, 91, fracción III, 93 fracción II, 129 y 179, de Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanas, de la Ley Orgánica de la Armada de México y del Código de Justicia Militar, permiten a este órgano jurisdiccional concluir que en ninguna de esas disposiciones con rango de ley formal y material, se establece la reducción de los haberes y demás prestaciones que percibe 29 un militar sujeto a proceso penal en un 50% de haberes y en un 100% de asignaciones adicionales, respectivamente, como sí lo establece el artículo 20, fracciones I, II y III del Reglamento de los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados, publicado en el Diario Oficial de la Federación, el seis de junio de dos mil novecientos noventa y seis, cuyo texto se transcribió al inicio de este considerando, por lo que al no respetar el principio de subordinación jerárquica, transgrede el artículo 89, fracción I, de la Constitución Federal. Lo anterior es así, porque restringe un derecho que solamente tendría que limitarse en un norma con rango de ley, ya que lo referente a la disminución de los haberse es uno de los aspectos más importantes que tiene un trabajador, pues corresponde a la retribución de los servicios prestados, independientemente de si se encuentra en el sector privado o público, incluyendo el servicio de las armas. En ese sentido y dada la importancia de los haberse para todo trabajador, es que su reducción solamente puede estar contemplada en una norma general con rango de ley y no en un reglamento como en el caso acontece, de ahí su inconstitucionalidad. Ahora bien, dado lo fundado del primer concepto de violación analizado, este órgano jurisdiccional podría dejar de analizar los argumentos restantes que tienden a atacar la constitucionalidad del artículo 20, del Reglamento de Grupos Militares Procesados y Sentenciados, como es, a juicio de la parte quejosa, el principio de presunción de inocencia contenido en el artículo 20, apartado B, fracción I, de la Carta Magna y el principio de igualdad de género e interés superior del menor de edad, contemplados en los numerales 1° y 4° de la misma ley suprema; sin embargo, los mismos se analizarán para en su caso, poder advertir que una norma general puede transgredir diversos derechos fundamentales y principios constitucionales si se le analiza desde diversas aristas. En ese sentido, por lo que hace al principio de presunción de inocencia, debe indicarse que se encuentra regido por el artículo 20, apartado B, fracción I, de la 30 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuyo texto refiere: “B. I. De los derechos de toda persona imputada: A que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa;..” El artículo, apartado y fracción en comento, disponen que una persona imputada tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad a través de una sentencia emitida por el juez de la causa. Este principio ha sido especialmente desarrollado por la jurisprudencia mexicana, en particular por el Máximo Tribunal del país, quien al respecto ha dicho entre otras cuestiones, que consiste en que el procesado sea tratado como inocente en tanto no se declare su culpabilidad por virtud de una sentencia judicial. Sirve de apoyo a lo anterior, por su contenido, la tesis 1a. CLXXXII/2013 (10a.), emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la página 526, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, libro XX, mayo de 2013, tomo 1, Décima Época, con el rubro y texto: “DELITOS DEL ORDEN MILITAR. EL ARTÍCULO 102 DEL CÓDIGO DE JUSTICIA MILITAR, AL PREVER QUE LA INTENCIÓN DELICTUOSA SE PRESUME, SALVO PRUEBA EN CONTRARIO, VULNERA EL PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, EN SU VERTIENTE DE REGLA DE TRATAMIENTO DEL IMPUTADO. El citado precepto, al prever que la "intención delictuosa se presume, salvo prueba en contrario", vulnera el principio de presunción de inocencia en su vertiente de regla de tratamiento del imputado, el cual consiste en que éste sea tratado como inocente en tanto no se declare su culpabilidad por virtud de una sentencia judicial. Lo anterior es así, porque dicho precepto permite presumir la intencionalidad de un delito durante todo el proceso penal, lo que implica, de facto, una equiparación entre imputado y culpable, aun antes del dictado de una sentencia emitida con respeto a todas las garantías judiciales al establecer, a priori, que la conducta reprochada se efectuó con el ánimo de violar la ley y, con apoyo en esa presunción, pueda emitirse tanto el auto de formal prisión como la sentencia condenatoria, si el procesado no logra demostrar lo contrario. No es 31 óbice a lo anterior que la presunción legal en cita permita la presentación de pruebas en contrario, toda vez que esa posibilidad, en todo caso, es una mera consecuencia de la acusación legal que ya obra contra el imputado, en el sentido de que el delito lo cometió dolosamente; además, el propio precepto limita su defensa, pues afirma que para determinados casos "la presunción de que un delito es intencional no quedará destruida", aunque presente pruebas. Además, si desde el auto de formal prisión se imputa al procesado una actuación dolosa, deberá esperar hasta la valoración de pruebas para que se le releve de la carga presuntiva, lo que vulnera su derecho a ser tratado como inocente durante la instrucción del juicio.” En el condenatoria, caso el concreto artículo sin que reclamado, exista determina sentencia que los generales, jefes, oficiales y tropa del Ejército y Fuerza Aérea o sus equivalentes en la Armada en el activo, tendrán derecho a percibir el 50 % de sus haberes durante el tiempo que dure el proceso en el fuero militar sin derecho a las asignaciones adicionales que en su caso hubieran estado percibiendo antes de haber sido sujetos al mismo. Esto significa que sin que se conozca el resultado del proceso penal, es decir, si se declarará al procesado culpable o inocente, en cualquier caso, se le disminuyen sus haberes en los términos precisados en el párrafo anterior. De ahí, que a juicio de este órgano jurisdiccional, se transgrede el principio de presunción de inocencia, ya que como quedó evidenciado, aquél implica que hasta que no sea una persona declarada culpable, debe ser tratada como inocente y salvo los casos constitucionales en los que se determine la restricción de una persona sujeta a proceso penal, sus derechos no deben ser disminuidos, en los que se encuentran, los haberes y demás asignaciones adicionales. De todo lo anterior, hasta este momento, se pueden obtener dos conclusiones, la primera, que el artículo 20, fracciones I, II, y III, del Reglamento de los Grupos Militares de Procesados y Sentenciados, transgrede el principio de subordinación jerárquica contemplado en el diverso 89, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 32 porque en lugar de que sea en una norma general la que disponga la disminución de los haberes, lo hace el reglamento, que tiene inferior jerarquía y, la segunda, que también transgrede el principio de presunción de inocencia establecido en el artículo 20, apartado B, fracción I, del Pacto Federal, ya que antes de que se determine la culpabilidad del imputado, al procesado se le disminuyen sus haberes. Ahora, se abordará y como último tema a tratar en esta sentencia, la constitucionalidad el artículo 20, fracciones I, II, y III, del Reglamento de los Grupos de Militares de Procesados y Sentenciados, a la luz del principio de igualdad de género e interés superior del menor contemplados en los artículos 1° y 4°, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que a la letra disponen: “Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece. Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia. Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley. Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes. Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas. Artículo 4o. El varón y la mujer son iguales ante la ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia. 33 Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos. Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará. Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La Ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución. Toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. El Estado garantizará el respeto a este derecho. El daño y deterioro ambiental generará responsabilidad para quien lo provoque en términos de lo dispuesto por la ley. Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines. Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La Ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo. Toda persona tiene derecho a la identidad y a ser registrado de manera inmediata a su nacimiento. El Estado garantizará el cumplimiento de estos derechos. La autoridad competente expedirá gratuitamente la primera copia certificada del acta de registro de nacimiento. En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Este principio deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas a la niñez. Los ascendientes, tutores y custodios tienen la obligación de preservar y exigir el cumplimiento de estos derechos y principios. El Estado otorgará facilidades a los particulares para que coadyuven al cumplimiento de los derechos de la niñez. Toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de sus derechos culturales. El Estado promoverá los medios para la difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad creativa. La ley establecerá los mecanismos para el acceso y participación a cualquier manifestación cultural. 34 Toda persona tiene derecho a la cultura física y a la práctica del deporte. Corresponde al Estado su promoción, fomento y estímulo conforme a las leyes en la materia”. Pues bien, el primero de los numerales transcritos, básicamente establece que en los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la Constitución Federal y en los tratados internacionales de los que México sea parte, mismos que no podrán restringirse ni suspenderse, salvo en casos expresamente establecidos. Las autoridades, en el ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, así como prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones que los infrinjan. Por su parte, el segundo de los artículos mencionados dispone que el varón y la mujer son iguales ante la ley, y ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia, para su alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, además, el Estado velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, esto es, garantizar de manera plena los derechos de los niños y las niñas, como por ejemplo, la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral, principio, que deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas a la niñez. Los ascendientes, tutores y custodios tienen la obligación de preservar y exigir el cumplimiento de estos derechos y principios al Estado, quien otorgará facilidades a los particulares para que coadyuven al cumplimiento de los derechos de la niñez. Expuesto lo anterior, es preciso mencionar que el cuatro de diciembre de dos mil catorce, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el “Decreto por el que se expide la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, y se reforman diversas disposiciones de la Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil”, cuyo contenido desarrolla los lineamientos que 35 derivan del artículo 4° constitucional, es decir, atiende la necesidad de establecer principios básicos conforme a los cuales el orden jurídico mexicano habrá de garantizar que las niñas, niños y adolescentes ejerzan sus derechos, estableciendo como principio central el “interés superior del niño”. El objetivo del anterior ordenamiento jurídico se enuncia en su artículo 1°, que es del tenor siguiente: “Artículo 1. La presente Ley es de orden público, interés social y observancia general en el territorio nacional, y tiene por objeto: I. Reconocer a niñas, niños y adolescentes como titulares de derechos, de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad; en los términos que establece el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; II. Garantizar el pleno ejercicio, respeto, protección y promoción de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes conforme a lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en los tratados internacionales de los que el Estado mexicano forma parte; III. Crear y regular la integración, organización y funcionamiento del Sistema Nacional de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, a efecto de que el Estado cumpla con su responsabilidad de garantizar la protección, prevención y restitución integrales de los derechos de niñas, niños y adolescentes que hayan sido vulnerados; IV. Establecer los principios rectores y criterios que orientarán la política nacional en materia de derechos de niñas, niños y adolescentes, así como las facultades, competencias, concurrencia y bases de coordinación entre la Federación, las entidades federativas, los municipios y las demarcaciones territoriales del Distrito Federal; y la actuación de los Poderes Legislativo y Judicial, y los organismos constitucionales autónomos, y V. Establecer las bases generales para la participación de los sectores privado y social en las acciones tendentes a garantizar la protección y el ejercicio de los derechos de niñas, niños y adolescentes, así como a prevenir su vulneración.” Básicamente, el objetivo del ordenamiento legal de que se trata, consiste en reconocer a las niñas, niños y adolescentes como titulares de derechos en términos de lo que 36 dispone el artículo 1° constitucional, y garantizar que los mismos sean respetados conforme a lo que establece el pacto federal y los tratados internacionales de los que el estado mexicano es parte, de manera que aquellos no sean vulnerados. Por su lado, los artículos 43 y 44, del capítulo séptimo de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes denominado del derecho a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral establecen lo siguiente: “Artículo 43. Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a vivir en un medio ambiente sano y sustentable, y en condiciones que permitan su desarrollo, bienestar, crecimiento saludable y armonioso, tanto físico como mental, material, espiritual, ético, cultural y social. Artículo 44. Corresponde a quienes ejerzan la patria potestad, tutela o guarda y custodia de niñas, niños y adolescentes, la obligación primordial de proporcionar, dentro de sus posibilidades y medios económicos, las condiciones de vida suficientes para su sano desarrollo. Las autoridades federales, de las entidades federativas, municipales y de las demarcaciones territoriales del Distrito Federal, en el ámbito de sus respectivas competencias, coadyuvarán a dicho fin mediante la adopción de las medidas apropiadas”. Asimismo, el numeral 114 del título quinto denominado de la protección y restitución integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes, capítulo primero de las autoridades, establece lo siguiente: “Artículo 114. Las autoridades federales, de las entidades federativas, municipales, de las demarcaciones territoriales del Distrito Federal y de los organismos constitucionales autónomos, en el ámbito de su competencia, deberán establecer y garantizar el cumplimiento de la política nacional en materia de derechos de niñas, niños y adolescentes. Las políticas públicas emprendidas por dichas autoridades garantizarán el ejercicio de los derechos de niñas, niños y adolescentes, para lo cual deberán observar el interés superior de la niñez y asegurar la asignación prioritaria de recursos en términos de las disposiciones aplicables.” 37 En efecto los primeros preceptos normativos antes transcritos, esencialmente se refieren a que la persona que cuente con la patria potestad de un menor de edad, tiene la obligación ineludible de garantizar dentro de sus posibilidades y medios económicos las condiciones de vida suficientes para el sano desarrollo de aquel. Para el caso de familias monoparentales, estos preceptos se deben interpretar en el sentido de que es la o el progenitor único, el o la que se deben hacer cargo del menor de edad. De la misma manera, la última disposición enunciada dispone que las autoridades de entidades federativas, de los municipios, de las demarcaciones territoriales del Distrito Federal, y de los organismos constitucionales autónomos, en el ámbito de sus respectivas competencias coadyuvaran a que se proporcione un bienestar y sano desarrollo integral a los menores de edad, mediante políticas que garanticen sus derechos, para lo cual deberán observar el interés superior de la niñez y asegurar la asignación prioritaria de recursos en términos de las disposiciones aplicables. Bajo esa óptica, si tomamos en consideración que el artículo reclamado restringe el 50% de los haberes y el 100% de las asignaciones adicionales que recibe un soldado, por estar sujeto a proceso, resulta inconcuso que se transgrede el principio de interés superior del menor de edad que tiene una familia monoparental, pues no distingue ni da la alternativa en estos casos de hacer una ponderación a efecto de que tratándose de madres o padres solteros, se les exima de la disminución de sus haberes en los términos que precisa el numeral reclamado, con lo cual además, se está repercutiendo de manera indirecta en el desarrollo integral de los menores de edad, al no podérseles brindar de la misma forma y con similar calidad los beneficios que hasta antes de que se ordenara la disminución de sus haberes lo venían haciendo, los siguientes derechos que están incluidos en el principio del interés superior del menor: Derecho a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral. 38 Derecho a la protección de la salud y a la seguridad social. Derecho a la educación. De ahí que el estado mexicano, implícitamente está incumpliendo con la preservación de los derechos de un menor de edad, al no contemplar que con la restricción de los beneficios económicos que se otorgan a los soldados sujetos a proceso, disminuirá su posibilidad económica para proporcionar una vida digna a sus dependientes económicos, especialmente si éstos son menores de edad, o personas adultas mayores, cuyo estudio no se realizará por ser esencialmente el mismo nada más que aplicado al otro extremo de la vida, pues las personas adultas mayores también se encuentran en una situación en la que se les debe proteger por parte del Estado. Sin que sea obstáculo a lo anterior, el hecho de que existan políticas públicas encaminadas a proporcionar recursos para satisfacer necesidades de los menores de edad o personas adultas mayores, ya que estás políticas públicas no subsanan la inconstitucionalidad del artículo 20, del Reglamento de los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados. Lo anterior, aunado al hecho de que es obligación para las autoridades federales que imparten justicia, velar por el interés superior del menor de edad, que no implica otra cosa que vigilar el desarrollo del niño, y el ejercicio pleno de sus derechos que deben ser considerados como criterios rectores para la elaboración de normas y la aplicación de éstas en todos los órdenes relativos a la vida del menor. Sirve de apoyo a lo anterior la jurisprudencia 1a./J. 25/2012 (9a.), sustentada por la Primera Sala de la Suprema Corte de la Nación, visible en la página 334, tomo I, libro XV, correspondiente al mes de diciembre de dos mil doce, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, que a la letra dice: “INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. SU CONCEPTO. En términos de los artículos 4o., párrafo octavo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por México y publicada en el Diario Oficial de 39 la Federación el 25 de enero de 1991; y 3, 4, 6 y 7 de la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, los tribunales, en todas las medidas que tomen relacionadas con los menores, deben atender primordialmente al interés superior del niño; concepto que interpretó la Corte Interamericana de Derechos Humanos (cuya competencia contenciosa aceptó el Estado Mexicano el 16 de diciembre de 1998) de la siguiente manera: "la expresión ‘interés superior del niño’ ... implica que el desarrollo de éste y el ejercicio pleno de sus derechos deben ser considerados como criterios rectores para la elaboración de normas y la aplicación de éstas en todos los órdenes relativos a la vida del niño". Asimismo, sirve de apoyo a lo anterior, la tesis 1a. CVIII/2014 (10a.), sustentada por la Primera Sala de la Suprema Corte de la Nación, visible en la página 538, libro 4, marzo 2014, tomo I, correspondiente al mes de marzo de dos mil catorce, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, que a la letra dice: “DERECHOS DE LOS NIÑOS. BASTA CON QUE SE COLOQUEN EN UNA SITUACIÓN DE RIESGO PARA QUE SE VEAN AFECTADOS. El principio de interés superior implica que los intereses de los niños deben protegerse con mayor intensidad, por lo que no es necesario que se genere un daño a los bienes o derechos de los niños para que se vean afectados, sino que basta con que éstos se coloquen en una situación de riesgo. Aquí conviene hacer una precisión sobre el concepto de riesgo. Si éste se entiende simplemente como la posibilidad de que un daño ocurra en el futuro, es evidente que la eventualidad de que un menor sufra una afectación estará siempre latente. Cualquier menor está en riesgo de sufrir una afectación por muy improbable que sea. Sin embargo, ésta no es una interpretación muy razonable del concepto de riesgo. Así, debe entenderse que el aumento del riesgo se configura normalmente como una situación en la que la ocurrencia de un evento hace más probable la ocurrencia de otro, de modo que el riesgo de que se produzca este segundo evento aumenta cuando se produce el primero. Aplicando tal comprensión a las contiendas donde estén involucrados los derechos de los menores de edad, y reiterando que el interés superior de la infancia ordena que los jueces decidan atendiendo a lo que resultará más beneficioso para el niño, la situación de riesgo se actualizará cuando no se adopte aquella medida que resultará más beneficiosa para el niño, y no sólo cuando se evite una situación perjudicial. 40 Por todo lo anterior, basta concluir que el artículo que se tilda de inconstitucional, también vulnera el principio del interés superior del menor de edad. En consecuencia, al estar fundado el acto de aplicación consistente en el oficio **********de siete de octubre de dos mil catorce, en una norma que ha sido declarada inconstitucional, es claro, que el mismo debe llevar una suerte similar, es decir, se debe declarar su inconstitucionalidad por basarse en un artículo contrario a la Carta Fundamental. SÉPTIMO. Efectos del amparo. Al resultar fundados todos los conceptos de violación hechos violación hechos valer por la parte quejosa, lo que procede es conceder el amparo y protección de la justicia de la unión para el efecto de que: a) Se desincorpore de la esfera jurídica de la solicitante de amparo, la aplicación presente y futura del artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento de los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados; y, b) El jefe del Estado Mayor de la Primera Región Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional, deje insubsistente el oficio **********de siete de octubre de dos mil catorce********** y en su lugar, emita otro, en el que se abstenga de aplicar en perjuicio de la parte quejosa el artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento de los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados. Al respecto, es aplicable la jurisprudencia 112/99, emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo X, Noviembre de 1999, página 19, que informa: “AMPARO CONTRA LEYES. SUS EFECTOS SON LOS DE PROTEGER AL QUEJOSO CONTRA SU APLICACIÓN PRESENTE Y FUTURA. El principio de relatividad de los efectos de la sentencia de amparo establecido en los artículos 107, fracción II, constitucional 41 y 76 de la Ley de Amparo, debe interpretarse en el sentido de que la sentencia que otorgue el amparo tiene un alcance relativo en la medida en que sólo se limitará a proteger al quejoso que haya promovido el juicio de amparo. Sin embargo, este principio no puede entenderse al grado de considerar que una sentencia que otorgue el amparo contra una ley sólo protegerá al quejoso respecto del acto de aplicación que de la misma se haya reclamado en el juicio, pues ello atentaría contra la naturaleza y finalidad del amparo contra leyes. Los efectos de una sentencia que otorgue el amparo al quejoso contra una ley que fue señalada como acto reclamado son los de protegerlo no sólo contra actos de aplicación que también haya impugnado, ya que la declaración de amparo tiene consecuencias jurídicas en relación con los actos de aplicación futuros, lo que significa que la ley ya no podrá válidamente ser aplicada al peticionario de garantías que obtuvo la protección constitucional que solicitó, pues su aplicación por parte de la autoridad implicaría la violación a la sentencia de amparo que declaró la inconstitucionalidad de la ley respectiva en relación con el quejoso; por el contrario, si el amparo le fuera negado por estimarse que la ley es constitucional, sólo podría combatir los futuros actos de aplicación de la misma por los vicios propios de que adolecieran. El principio de relatividad que sólo se limita a proteger al quejoso, deriva de la interpretación relacionada de diversas disposiciones de la Ley de Amparo como son los artículos 11 y 116, fracción III, que permiten concluir que en un amparo contra leyes, el Congreso de la Unión tiene el carácter de autoridad responsable y la ley impugnada constituye en sí el acto reclamado, por lo que la sentencia que se pronuncie debe resolver sobre la constitucionalidad de este acto en sí mismo considerado; asimismo, los artículos 76 bis, fracción I, y 156, que expresamente hablan de leyes declaradas inconstitucionales por la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; y, finalmente, el artículo 22, fracción I, conforme al cual una ley puede ser impugnada en amparo como autoaplicativa si desde que entra en vigor ocasiona perjuicios al particular, lo que permite concluir que al no existir en esta hipótesis acto concreto de aplicación de la ley reclamada, la declaración de inconstitucionalidad que en su caso proceda, se refiere a la ley en sí misma considerada, con los mismos efectos antes precisados que impiden válidamente su aplicación futura en perjuicio del quejoso. Consecuentemente, los efectos de una sentencia que otorga la protección constitucional al peticionario de garantías en un juicio de amparo contra leyes, de acuerdo con el principio de relatividad, son los de proteger exclusivamente al quejoso, pero no sólo contra el acto de aplicación con motivo del cual se haya reclamado la ley, si se impugnó como heteroaplicativa, sino también como en las leyes autoaplicativas, la de ampararlo para que esa ley no le sea aplicada válidamente al particular en el futuro”; y, 42 Por lo expuesto, fundado y con apoyo además, en los artículos 73, 74, 75, 76, 77, 78, 124, 217, y demás relativos de la Ley de Amparo, se R E S U E L V E: PRIMERO. Se SOBRESEE en el juicio de amparo promovido por la señora ******************** en relación con los actos precisados en el considerando tercero de este fallo. SEGUNDO. La Justicia de la Unión AMPARA Y PROTEGE a la señora ******************** en los términos expuestos en el penúltimo considerando de esta sentencia y para los efectos precisados en la última parte considerativa de esta resolución. NOTIFÍQUESE PERSONALMENTE A LA PARTE QUEJOSA, por oficio a las autoridades responsables y a la agente del Ministerio Público de la Federación adscrita. Así lo resolvió y firma Paula María García Villegas Sánchez Cordero, jueza Segunda de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal, asistida de la secretaria Rocío Saldívar Alvarado, quien autoriza y certifica que las promociones que, en su caso, generaron la presente resolución, y la resolución misma, se encuentran debidamente incorporadas al expediente electrónico, hasta el día de hoy diecinueve de enero de dos mil quince, en que se terminó de engrosar la sentencia. Doy fe. ________________________ Paula María García Villegas Sánchez Cordero jueza nad ______________________ Rocío Saldívar Alvarado secretaria PROMOCIÓN(ES): OFICIO(S): 2589, 2590, 2591, 2592, 2593, 2594, 2595 y 2596 43 Se hace constar que con esta fecha __________________, se notificó a las partes por medio de lista, la resolución que antecede (con excepción de aquella parte a la que, en su caso, se hubiere ordenado notificar personalmente); que siendo las catorce horas del mismo día, se tuvo por legalmente hecha dicha notificación, toda vez que no compareció ninguna parte a oírla personalmente, y que con fecha ___________________, surtió todos sus efectos legales, de conformidad con lo previsto en los artículos 26, fracción III, y 31, fracción II, de la Ley de Amparo. Doy fe. (El) (La) actuario (a) ESTA HOJA CORRESPONDE A LA PARTE FINAL DE LA SENTENCIA DE DIECINUEVE DE ENERO DE DOS MIL QUINCE DICTADA EN EL JUICIO DE AMPARO NÚMERO 2215/2014, DEL ÍNDICE DEL JUZGADO SEGUNDO DE DISTRITO EN MATERIA ADMINISTRATIVA EN 44 EL DISTRITO FEDERAL. El licenciado(a) Rocio Saldivar Alvarado, hago constar y certifico que en términos de lo previsto en los artículos 8, 13, 14, 18 y demás conducentes en lo relativo de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra en el ordenamiento mencionado. Conste. 45