VISTOS y estudiados para resolver los autos del juicio de amparo

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Expediente 2215/2014
VISTOS y estudiados para resolver los autos del juicio de
amparo
número
2215/2014,
promovido
por
la
señora
**********por su propio derecho y en nombre de su menor hija
********** en contra de actos del Presidente de los Estados
Unidos Mexicanos y de otras autoridades, por estimarlos
violatorios de los derechos fundamentales previstos en los
artículos 1°, 3°, 4°, 5°, 14, 16, 17, 20, 29, 89, fracción I, y 133,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y,
RESULTANDO
PRIMERO.- Presentación de la demanda. Por escrito
presentado el cuatro de noviembre de dos mil catorce en la
Oficina de Correspondencia Común a los Juzgados de Distrito
en Materia Administrativa en el Distrito Federal, la señora
********************por su propio derecho y en nombre de su
menor hija menor **********, solicitó el amparo y protección de la
Justicia Federal en contra de las autoridades y por los actos
que a continuación se transcriben:
“III. – AUTORIDADES RESPONSABLES.
1. El Presidente de los Estados Unidos Mexicanos
y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas
Mexicanas…
2. El C. Almirante, Secretario de la Marina, Armada
de México…
3.
El C. Comandante de la Primera Región Militar…
4. El C. Jefe de Estado Mayor de la Primera Región
Militar…
5. El C. Contraalmirante S.J.N.L.D. Jefe de la
Unidad Jurídica de la Secretaría de Marina…
6. El Director de la Prisión Militar adscrita a la
Primera Región Militar…
7. El Jefe de la Unidad Ejecutora de Pago de la
Prisión Militar adscrita a la Primera Región Militar…
IV.- ACTO RECLAMADO.
1.- Al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y
Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas
Mexicanas:
El primer acto de aplicación en mi agravio de lo previsto
en el artículo 20 del Reglamento de los Grupos de
Militares Procesados y Sentenciados.
1
A título de inconstitucional reclamo el refrendo del decreto
expedido por el Presidente de los Estados Unidos
Mexicanos mediante el cual expidió y promulgó el artículo
20, del Reglamento de los Grupos Militares Procesados y
Sentenciados que prevén:
…“ARTICULO 20.- Los generales, jefes, oficiales y
tropa del Ejército y Fuerza Aérea y sus equivalentes
en la Armada en el activo, que se les decrete auto de
formal prisión o de sujeción a proceso en el fuero
militar, común o federal, tendrán derecho a percibir
sus haberes conforme a las siguientes reglas:
I. Se les abonará durante el tiempo que dure su
proceso
el
50%
de
sus
haberes;
II. El personal procesado no tendrá derecho a las
asignaciones adicionales que, en su caso, hubieren
estado percibiendo antes de serle dictado el auto de
formal prisión o de sujeción a proceso;
III. La parte de haberes a que se refiere la fracción I
anterior, se percibirá por los procesados desde la
fecha del auto de formal prisión o de sujeción a
proceso, hasta la de aquélla en que se dicte la
sentencia
definitiva,
y
IV. Los militares que queden en absoluta libertad por
falta de elementos, desvanecimiento de datos o
sentencia firme absolutoria, tendrán derecho al
reintegro del porcentaje de haberes no percibidos
durante el proceso, a la asignación íntegra de técnico
y de perseverancia, si la tiene concedidas, y demás
prestaciones económicas que percibía antes de ser
procesado.
IV.- Derogado.
2.- Del Secretario de la Marina Armada de México, se
reclama la ejecución del primer acto de aplicación en
mi perjuicio dentro de la jurisdicción militar de lo
establecido en el artículo 20 del Reglamento de los
Grupos de Militares Procesados y Sentenciados que
prevé:
…“ARTICULO 20.- Los generales, jefes, oficiales y
tropa del Ejército y Fuerza Aérea y sus equivalentes
en la Armada en el activo, que se les decrete auto de
formal prisión o de sujeción a proceso en el fuero
militar, común o federal, tendrán derecho a percibir
sus haberes conforme a las siguientes reglas:
I. Se les abonará durante el tiempo que dure su
proceso
el
50%
de
sus
haberes;
II. El personal procesado no tendrá derecho a las
asignaciones adicionales que, en su caso, hubieren
estado percibiendo antes de serle dictado el auto de
formal prisión o de sujeción a proceso;
III. La parte de haberes a que se refiere la fracción I
anterior, se percibirá por los procesados desde la
fecha del auto de formal prisión o de sujeción a
proceso, hasta la de aquélla en que se dicte la
sentencia
definitiva,
y
2
IV. Los militares que queden en absoluta libertad por
falta de elementos, desvanecimiento de datos o
sentencia firme absolutoria, tendrán derecho al
reintegro del porcentaje de haberes no percibidos
durante el proceso, a la asignación íntegra de técnico
y de perseverancia, si la tiene concedidas, y demás
prestaciones económicas que percibía antes de ser
procesado.
V.- Derogado.
Pues sin existir ninguna resolución judicial que se esté
ejecutando fueron violentados mis Derechos a la
Presunción de Inocencia, a la libertad de trabajo para
seguir desempeñándome como Primer Maestre del
Servicio de Ingenieros, y por consecuencia se está
privando a mi núcleo familiar por conducto de la quejosa
del producto de mi trabajo que legalmente me
corresponde percibir, toda vez que con fecha 14 de
octubre del presente año se me notificó mediante el
oficio número ******************** girado por el
Comandante de la Primera Región Militar, y firmado por
ausencia temporal del titular, por el Jefe del Estado Mayor
de la Primera Región Militar en el que se me comunica
que a partir del 29 de septiembre de 2014, la suscrita
cause baja en la Dirección General Adjunta de
Comunicaciones e Informática de la Secretaría de Marina
Armada de México, y que con esa misma fecha cause
alta en el Grupo de Militares Procesados y Sentenciados
de la Primera Región Militar, sin que previamente a
dichos
actos
privativos
se
haya
desahogado
procedimiento respectivo en el cual así se haya resuelto y
que este haya quedado firme.
3.- De las autoridades responsables siguientes
Secretario de la Marina Armada de México, Jefe de la
Unidad Jurídica de la Secretaría de Marina y del
Comandante de la Primera Región Militar reclamo: La
orden en mi perjuicio para percibir mis haberes en los
términos previstos por la parte final del numeral 1/o. en
relación con las fracciones I, II y III de artículo 20 del
Reglamento para los Grupos de Militares Procesados y
sentenciados, contenida en el oficio número
**********de fecha 7 de octubre de 2014, girado por el
Ciudadano Subjefe de Estado Mayor de la Primera
Región Militar, quien manifestó haberlo firmado por
ausencia temporal del titular de la comandancia de la
Primera Región Militar; oficio que me fue notificado con
fecha 14 de octubre del 2014.
4.- De las autoridades responsables, Director de la
Prisión Militar adscrita a la Primera Región Militar y
Jefe de la Unidad Ejecutora de Pago de la Prisión
Militar reclamo: la ejecución de la orden en mi perjuicio
para percibir mis haberes en los términos previstos por la
parte final del numeral 1/o. en relación con las fracciones
I, II y III del artículo 20 del Reglamento para los Grupos
de Militares Procesados y Sentenciados, contenida en el
oficio número ********** de fecha 7 de octubre de 2014,
3
girado por el Ciudadano Subjefe del Estado Mayor de la
Primera Región Militar, quien manifestó haberlo firmado
por ausencia temporal del titular de la comandancia de la
Primera Región Militar; oficio que me fue notificado con
fecha 14 de octubre del 2014.
5.- Del Secretario de la Marina Armada de México y
Jefe de la Unidad Jurídica de la Secretaría de Marina:
reclamo el contenido de la orden que giraron a sus
escalones subordinados para que en mi perjuicio
perciba mis haberes en los términos previstos por la parte
final del numeral 1/o. en relación con las fracciones I, II y
III del artículo 20 del Reglamento para los Grupos de
Militares Procesados y sentenciados, contenida en el
oficio número **********de fecha 7 de octubre de 2014,
es decir, que los haberes que me corresponden como
Primer Maestre de la Secretaría de Marina Armada de
México del servicio activo fueran disminuidos en un
50%, así como la retención del 100% de la Prima de
Perseverancia y demás percepciones que me
corresponden como retribución por los servicios que
presto al Ejercicio y Fuerza Área Mexicanos, sin existir
ninguna determinación judicial que así lo haya
establecido, actos privativos que violan mis derechos
humanos a percibir de forma íntegra el producto de mi
trabajo, acción que vulnera mis derechos humanos
tutelados por los artículos 1, 4, 5, 14, 18 y 20 de la
Constitución Federal de la República, específicamente
(EL DERECHO A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA).
6. De las autoridades responsables, Director de la
Prisión Militar, Jefe de la Unidad Ejecutora de Pago de
la Prisión Militar adscrita a la Primera Región Militar
reclamo: el cumplimiento de la ordene (sic) mi perjuicio
para pagarme mis haberes en los términos previstos por
la parte final del numeral 1/o. en relación con las
fracciones I, II y III del artículo 20 del Reglamento para los
Grupos de Militares Procesados y sentenciados,
contenida en el oficio número ********** de fecha 7 de
octubre de 2014, girado por el Ciudadano Subjefe de
Estado Mayor de la Primera Región Militar, quien
manifestó haberlo firmado por ausencia temporal del
titular de la comandancia de la Primera Región Militar;
oficio que me fue notificado con fecha 14 de octubre de
2014.”
SEGUNDO.- En su escrito de demanda, la parte quejosa
narró los antecedentes del caso, formuló los conceptos de
violación que estimó pertinentes y señaló como derechos
fundamentales violados en su perjuicio los contenidos en los
artículos 1°, 3°, 4°, 5°, 14, 16, 17, 20, 29, 89, fracción I, y 133,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
4
TERCERO.- Admisión de la demanda. Por auto de seis
de noviembre de dos mil catorce (fojas 21 a 24), este
Juzgado Segundo de Distrito en Materia Administrativa en el
Distrito Federal, al que por razón de turno le tocó conocer del
referido asunto, lo registró con el número 2215/2014, y por una
parte, desechó de plano la demanda de amparo respecto de la
señora **********, en virtud de carecer de su firma autógrafa, y
por otra parte, la admitió en relación con la señora ********** y
su menor hija **********; por tanto, solicitó informe justificado a
las autoridades señaladas como responsables, dio a la Agente
del Ministerio Público de la Federación la intervención legal que
le corresponde, quien no formuló pedimento, y fijó fecha y hora
para la celebración de la audiencia constitucional, la cual se
celebró al tenor del acta que antecede; y,
CONSIDERANDO
PRIMERO. Competencia. Este Juzgado Segundo de
Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal es
competente para conocer del presente asunto, de conformidad
con lo dispuesto en los artículos 103, fracción I, 107, fracción II,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;
35, 37 y 107, fracción I, inciso e), de la Ley de Amparo; y 52,
fracción III, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, toda vez que se reclama un ordenamiento general
en virtud de su primer acto de aplicación.
Cabe precisar que como se verá en el considerando
tercero de esta sentencia, que es el que corresponde a la
precisión de los actos reclamados, en este caso, lo que se
impugna es el artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento
de los Grupos Militares, Procesados y Sentenciados, por
haberse aplicado en la esfera jurídica de la parte quejosa a
través del oficio ********** de fecha 7 de octubre de 2014, el
cual, fue emitido por una autoridad administrativa y que si bien,
su origen deriva de un proceso penal que se sigue en su contra,
lo cierto es que lo que argumenta la justiciable en este juicio, es
la inconstitucionalidad del mismo, por la reducción en sus
haberes, en un 50 % y en un 100% en las asignaciones
5
adicionales que se encontraba percibiendo al momento en que
se emitió el oficio de que se trata, que se ve plasmada en el
acto concreto de aplicación referido; en consecuencia, la
competencia por materia corresponde a este juzgado de distrito
porque no se argumenta cuestión alguna relacionada con el
proceso penal, sino que se insiste, con la reducción de su
sueldo.
SEGUNDO.
Fijación
de
los
actos
reclamados.
Conforme a lo que establece el artículo 74, fracción I, de la Ley
de Amparo, se procede al estudio de la certeza o inexistencia
del acto reclamado, de conformidad, además, con lo señalado
en la jurisprudencia número XVIII.2°.J/10, publicada en la
página 68, del tomo 76, abril de 1994, de la Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, Segundo Tribunal
Colegiado del Décimo Séptimo Circuito, Octava Época, cuyo
rubro dice:
“ACTOS RECLAMADOS, CERTEZA O INEXISTENCIA
DE LOS. TÉCNICA EN EL JUICIO DE AMPARO.”
Para tal efecto, se deben precisar los actos reclamados,
por lo que atendiendo al contenido de la demanda de amparo y
a la totalidad de las actuaciones que conforman el juicio
constitucional en que se actúa, este órgano jurisdiccional
concluye que los mismos se hacen consistir en:
a) La expedición y promulgación del Reglamento de los
Grupos de Militares, Procesados y Sentenciados, en
particular el artículo 20, fracciones I, II, y III.
b) La emisión del oficio número**********de siete de octubre
de dos mil catorce, a través del cual se ordenó que a
partir del veintinueve de septiembre de dos mil catorce, la
quejosa causara baja de la Dirección General Adjunta de
Comunicaciones e Informática de la Secretaría de la
Defensa Nacional y alta en el grupo de militares
procesados- acto que constituye el primer acto de
aplicación de la disposición normativa que ha quedado
precisada en el párrafo que antecede-.
6
c) La ejecución del acto que ha quedado descrito en el
inciso antepuesto, sus efectos y consecuencias.
Sirve de apoyo a lo anterior, la jurisprudencia P./J.
40/2000, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, visible en la página 32, tomo XI,
correspondiente a abril de dos mil, del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, que a la letra dice:
“DEMANDA
DE
AMPARO.
DEBE
SER
INTERPRETADA EN SU INTEGRIDAD. Este Alto
Tribunal, ha sustentado reiteradamente el criterio de que
el juzgador debe interpretar el escrito de demanda en su
integridad, con un sentido de liberalidad y no restrictivo,
para determinar con exactitud la intención del
promovente y, de esta forma, armonizar los datos y los
elementos que lo conforman, sin cambiar su alcance y
contenido, a fin de impartir una recta administración de
justicia al dictar una sentencia que contenga la fijación
clara y precisa del acto o actos reclamados, conforme a
lo dispuesto en el artículo 77, fracción I, de la Ley de
Amparo.”
De igual modo, resulta aplicable la tesis aislada P.
VI/2004, emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de
la
Nación,
visible
en
la
página
255,
tomo
XIX,
correspondiente a abril de dos mil cuatro, Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dispone:
“ACTOS RECLAMADOS. REGLAS PARA SU
FIJACIÓN CLARA Y PRECISA EN LA SENTENCIA DE
AMPARO. El artículo 77, fracción I, de la Ley de Amparo
establece que las sentencias que se dicten en el juicio
de garantías deberán contener la fijación clara y precisa
de los actos reclamados, así como la apreciación de las
pruebas conducentes para tenerlos o no por
demostrados; asimismo, la Suprema Corte de Justicia
de la Nación ha sostenido el criterio de que para lograr
tal fijación debe acudirse a la lectura íntegra de la
demanda sin atender a los calificativos que en su
enunciación se hagan sobre su constitucionalidad o
inconstitucionalidad. Sin embargo, en algunos casos ello
resulta insuficiente, por lo que los juzgadores de amparo
deberán armonizar, además, los datos que emanen del
escrito inicial de demanda, en un sentido que resulte
congruente con todos sus elementos, e incluso con la
totalidad de la información del expediente del juicio,
atendiendo preferentemente al pensamiento e
intencionalidad de su autor, descartando las precisiones
que generen oscuridad o confusión. Esto es, el juzgador
7
de amparo, al fijar los actos reclamados, deberá atender
a lo que quiso decir el quejoso y no únicamente a lo que
en apariencia dijo, pues sólo de esta manera se logra
congruencia entre lo pretendido y lo resuelto.”
TERCERO.-
Actos
inexistentes.
Al
respecto,
el
secretario de Marina, el comandante, el jefe de la Unidad
Ejecutora de Pagos, y el Director, éstos tres últimos de la
Prisión Militar adscrita a la Primera Región Militar de la
Secretaría de la Defensa Nacional, al rendir su respectivo
informe justificado (fojas 51, 55, 86 y 89), negaron los actos
que en el ámbito de su competencia la parte quejosa les
atribuyó, y que han quedado precisados en el resultando
primero que antecede, sin que la parte inconforme haya
aportado al juicio prueba alguna que desvirtuara esas
manifestaciones.
Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis VI.2o.A.4 K, del
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Sexto Circuito, publicada en la página novecientos tres, tomo
XV, febrero de 2002, del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, que dice lo siguiente:
“PRUEBA, CARGA DE LA. RECAE EN EL QUEJOSO
ANTE LA NEGATIVA QUE DE LOS ACTOS
RECLAMADOS
HAGAN
LAS
AUTORIDADES
RESPONSABLES
AL
RENDIR
SU
INFORME
JUSTIFICADO. La obligación que impone el artículo 149
de la Ley de Amparo, en el sentido de que las
autoridades responsables, al rendir sus informes
justificados, deben explicar las razones y fundamentos
legales que estimen pertinentes para sostener la
constitucionalidad del acto reclamado o la improcedencia
en el juicio y acompañar, en su caso, copia certificada de
las constancias necesarias para apoyarlo, sólo cobra
vigencia cuando tales documentales sean "necesarias
para apoyar dicho informe", en el que las autoridades
admiten su existencia y aducen su legalidad, mas no
cuando esas autoridades negaron, categóricamente, el
acto que se les imputa, pues en tal supuesto, el Juez de
Distrito no está en aptitud de analizar la constitucionalidad
o inconstitucionalidad de este último, quedando a cargo
del quejoso aportar al juicio de garantías, en primer lugar,
los medios de prueba tendientes a demostrar la certeza
del acto de que se trata y luego aquellas encaminadas a
justificar los datos, motivos y fundamentos en que se
basa para decir que es ilegal; de ahí que si la autoridad
8
responsable deja de remitir con su informe justificado las
constancias respectivas, ello sólo da pauta a que se haga
merecedora de una multa, pero de ninguna manera
releva al quejoso de la carga de desvirtuar la negativa
que del acto reclamado hagan las autoridades
responsables y, en esa hipótesis, de demostrar la
inconstitucionalidad del mismo.”
En ese sentido, se impone sobreseer en el juicio por lo
que respecta a las autoridades responsables a las que se ha
hecho referencia en el presente apartado, de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 63, fracción IV, de la Ley de Amparo,
y con apoyo, además, en el criterio que sostiene la
jurisprudencia VI.2°.J/20 consultable en la página 627 del
Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, tomo IV,
Segunda Parte-2, cuyo rubro y texto son:
“INFORME JUSTIFICADO. NEGATIVA DE LOS ACTOS
ATRIBUIDOS A LAS AUTORIDADES Y NO
DESVIRTUADOS. Si las responsables niegan los actos
que se les atribuyen, y los quejosos no desvirtúan esta
negativa, procede el sobreseimiento, en los términos de
la fracción IV, del artículo 74, de la Ley de Amparo.”
CUARTO.- Actos ciertos. El presidente de los Estados
Unidos Mexicanos, al rendir su correspondiente informe
justificado (foja 40), en el ámbito de su competencia, aceptó el
acto que se le atribuye, consistente en la expedición del
Reglamento de Grupos Militares Procesados y Sentenciados.
Certeza que además se acredita plenamente con lo
dispuesto en los artículos 86 y 88 del Código Federal de
Procedimientos Civiles de aplicación supletoria al artículo 2° de
la Ley de Amparo y, la tesis, localizable en la página 15, tomo
65, primera parte, del Semanario Judicial de la Federación,
Séptima Época, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, con el rubro y texto siguientes:
“LEYES. NO SON OBJETO DE PRUEBA. El juzgador de
amparo, sin necesidad de que se le ofrezca como prueba
la publicación oficial de la ley que contiene las
disposiciones legales reclamadas, debe tomarla en
consideración, aplicando el principio jurídico relativo a
que el derecho no es objeto de prueba.”.
9
Asimismo,
sirve
de
apoyo
la
jurisprudencia
2a./J.65/2000, consultable en la página 260, tomo XII, agosto
de 2000, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
emitida por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, que dispone lo siguiente:
“PRUEBAS. CARGA DE LA MISMA RESPECTO DE
LEYES, REGLAMENTOS, DECRETOS Y ACUERDOS
DE INTERÉS GENERAL PUBLICADOS EN EL DIARIO
OFICIAL DE LA FEDERACIÓN. Respecto de las leyes,
reglamentos, decretos y acuerdos de interés general, no
se necesita probar su existencia en autos, pues basta
que estén publicados en el Diario Oficial, para que la
autoridad judicial esté obligada a tomarlos en cuenta,
en virtud de su naturaleza obligatoria y porque la
inserción de tales documentos en el órgano oficial de
difusión tiene por objeto dar publicidad al acto de que
se trate, y tal publicidad determina precisamente que los
tribunales a quienes se les encomienda la aplicación del
derecho, por la notoriedad de ese acontecimiento, no
pueden argüir desconocerlo.”.
Por su parte, las autoridades responsables jefe de la
Unidad Jurídica de la Secretaría de Marina y jefe del Estado
Mayor de la Primera Región Militar de la Secretaría de la
Defensa Nacional, al rendir su respectivo informe justificado
(fojas 57 a 70 y 75 a 78), aceptaron los actos que la parte
quejosa les reclama, consistentes en la emisión del oficio
número**********de siete de octubre de dos mil catorce y su
ejecución.
Certeza que se corrobora con el contenido de las
actuaciones que en copia certificada obran en este asunto, a las
que se concede valor probatorio pleno de conformidad con lo
previsto en los artículos 129, 197 y 202, del Código Federal de
Procedimientos Civiles de aplicación supletoria a la Ley de
Amparo, por disposición expresa de su numeral 2°, en particular
del oficio que ha quedado precisado en el párrafo que
antecede, y de la diversa minuta **********de dieciséis de
octubre de dos mil catorce (foja 71), relativa a orden de
disminución de los haberes que percibe la parte quejosa dentro
de la Secretaría de Marina, Armada de México.
10
Es aplicable al caso, la tesis 305 del Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, visible en el Apéndice de 1995,
Quinta Época, tomo VI, Parte SCJN, página 206, que señala:
"INFORME JUSTIFICADO AFIRMATIVO. Si en él
confiesa la autoridad responsable que es cierto el acto
que se reclama, debe tenerse éste como plenamente
probado, y entrarse a examinar la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de ese acto.”
QUINTO.
Determinada
la
certeza
de
los
actos
reclamados que constituyen la materia del presente asunto, y
previo al estudio de fondo del asunto, se procede al análisis de
las causas de improcedencia que hagan valer las autoridades
responsables o que de oficio advierta este órgano jurisdiccional,
de conformidad con lo establecido en los artículos 62 y 64,
último párrafo, de la Ley de Amparo, así como en la
jurisprudencia 814, que se consulta en la página quinientos
cincuenta y tres, tomo VI, Tribunales Colegiados de Circuito, del
Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995,
que establece:
“IMPROCEDENCIA, CAUSALES DE. EN EL JUICIO
DE AMPARO. Las causales de improcedencia del juicio
de amparo, por ser de orden público deben estudiarse
previamente, lo aleguen o no las partes, cualquiera que
sea la instancia.”
Al respecto, el jefe de la Unidad Jurídica de la Secretaría
de Marina, argumenta que se actualiza la causal de
improcedencia prevista en la fracción XX, del artículo 61, de
la Ley de Amparo, en razón de que la parte quejosa debió
agotar previamente a la interposición de este juicio de amparo,
el juicio contencioso administrativo ante el Tribunal Federal de
Justicia Fiscal y Administrativa, establecido en el artículo 14,
fracción XI, de la Ley Orgánica del Tribunal aludido.
El artículo 61, fracción XX, de la Ley de Amparo,
establece:
“Artículo 61.- El juicio de amparo es improcedente:
(…)
11
XX.- Contra actos de autoridades distintas de los tribunales
judiciales, administrativos o del trabajo, que deban ser
revisados de oficio, conforme a las leyes que los rijan, o
proceda contra ellos algún juicio, recurso o medio de
defensa legal por virtud del cual puedan ser modificados,
revocados o nulificados, siempre que conforme a las
mismas leyes se suspendan los efectos de dichos actos de
oficio o mediante la interposición del juicio, recurso o
medio de defensa legal que haga valer el quejoso, con los
mismos alcances que los que prevé esta Ley y sin exigir
mayores requisitos que los que la misma consigna para
conceder la suspensión definitiva, ni plazo mayor que el
que establece para el otorgamiento de la suspensión
provisional, independientemente de que el acto en sí
mismo considerado sea o no susceptible de ser
suspendido de acuerdo con esta Ley.”.
De la anterior transcripción se conoce, que el juicio de
amparo es improcedente cuando sea promovido contra actos
de
autoridades
distintas
a
los
tribunales
judiciales,
administrativos o del trabajo, sin que previamente se hayan
agotado los medios ordinarios de defensa que procedan
conforme a la ley común para revocar, anular o modificar dichos
actos, siempre que con la interposición de esos medios se
suspendan los efectos de los actos, sin exigir mayores
requisitos que los contemplados en la Ley de Amparo.
Así, para que proceda el juicio de amparo es obligatorio
para la parte quejosa agotar los recursos o medios de defensa
que la ley común establece para revocar, anular o modificar el
acto de autoridad, en observancia al principio de definitividad
que rige en el juicio de amparo, en razón que éste es un medio
extraordinario de defensa al alcance del gobernado, que se
puede incoar una vez que fueron agotadas las instancias
comunes.
Luego, conforme al artículo 61, fracción XX, de la Ley de
Amparo, debe agotarse de manera previa el medio ordinario de
defensa, antes de acudir al juicio de garantías, ya que de lo
contrario el juicio de amparo resultará improcedente.
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Sin embargo, dicha regla admite algunas excepciones, tal
como lo plasma la tesis 2a. LVI/2000, emitida por la Segunda
Sala del Máximo Tribunal, visible en la página 156 del Tomo XII,
Julio de 2000, Novena Época, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice:
“DEFINITIVIDAD. EXCEPCIONES A ESE PRINCIPIO EN
EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. De la interpretación
literal y teleológica del artículo 107, fracciones III, IV, VII y
XII, de la Constitución Federal, así como de los artículos
37, 73, fracciones XII, XIII y XV y 114 de la Ley de Amparo
y de los criterios jurisprudenciales emitidos al respecto por
los Tribunales del Poder Judicial de la Federación, se
deduce que no existe la obligación de acatar el principio de
definitividad que rige el juicio de amparo indirecto, cuando
se reclaman los siguientes actos: I. Los que afectan a
personas extrañas al juicio o al procedimiento del cual
emanan; II. Los que dentro de un juicio su ejecución sea
de imposible reparación; III. Los administrativos respecto
de los cuales, la ley que los rige, exija mayores requisitos
que los que prevé la Ley de Amparo, para suspender su
ejecución; IV. Los que importen una violación a las
garantías consagradas en los artículos 16, en materia
penal, 19 y 20 de la Constitución Federal; V. Leyes,
cuando se impugnan con motivo del primer acto de
aplicación; VI. Los que importen peligro de la privación de
la vida, deportación o destierro o cualquiera de los
prohibidos por el artículo 22 constitucional; VII. Actos o
resoluciones respecto de los cuales, la ley que los rige no
prevee la suspensión de su ejecución con la interposición
de los recursos o medios de defensa ordinarios que
proceden en su contra; VIII. Los que carezcan de
fundamentación; IX. Aquellos en los que únicamente se
reclamen violaciones directas a la Constitución Federal,
como lo es la garantía de audiencia; y X. Aquellos respecto
de los cuales los recursos ordinarios o medios de defensa
legales, por virtud de los cuales se puede modificar,
revocar o nulificar el acto reclamado, se encuentran
previstos en un reglamento, y en la ley que éste regula no
se contempla su existencia.”.
La tesis en consulta establece diversas excepciones al
principio de definitividad, las cuales son:
1) Los actos afectan a personas extrañas al juicio o al
procedimiento del cual emanan.
13
2) Los actos que, dentro de un juicio, tengan ejecución de
imposible reparación.
3) Los actos administrativos respecto de los cuales, la ley
que los rige, exija mayores requisitos que los previstos en la
Ley de Amparo para suspender su ejecución.
4) Los actos que importen una violación a las garantías
consagradas en los artículos 16, en materia penal, 19 y 20 de la
Constitución Federal.
5) Las leyes, cuando se impugnan con motivo del primer
acto de aplicación.
6) Los actos que importen peligro de privación de la vida,
deportación, destierro o cualquiera de los prohibidos por el
artículo 22 constitucional.
7) Los actos o resoluciones respecto de los cuales, la ley
que los rige, no prevé la suspensión de su ejecución con la
interposición de los recursos o medios de defensa ordinarios
que proceden en su contra.
8) Los actos que carezcan de fundamentación.
9) Los actos en que únicamente se reclamen violaciones
directas a la Constitución.
10) Los actos respecto de los cuales, los recursos
ordinarios o medios de defensa legales, por virtud de los cuales
se puede modificar, revocar o nulificar el acto reclamado, se
encuentran previstos en un reglamento, pero no en la ley que lo
regula.
En ese orden de ideas, es infundada la causa de
improcedencia formulada por la autoridad responsable, ya que
se actualiza la excepción al principio de definitividad contenida
en el número 4), en virtud que la parte quejosa reclamó en este
juicio de amparo el artículo 20, fracciones I, II y III del
Reglamento de los Grupos de Militares, Procesados y
Sentenciados, por estimar que se viola en su perjuicio el
14
artículo 20 constitucional, en la parte relativa al principio de
presunción de inocencia.
SEXTO. Conceptos de violación. Así las cosas, al no
existir diversas causales de improcedencia hechas valer por las
partes ni de autos advertirse alguna que de oficio deba ser
analizada, se procede al estudio de la litis fijada en el presente
juicio constitucional, sin que se considere necesario transcribir
los conceptos de violación expresados por la parte quejosa,
atento a lo dispuesto en la jurisprudencia VI.2°.J/129, visible en
la página 599, del tomo VII, abril de 1998, del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Instancia Tribunales
Colegiados de Circuito, Novena Época, cuyos texto y rubro
establecen:
“CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. EL JUEZ NO ESTÁ
OBLIGADO A TRANSCRIBIRLOS. El hecho de que el
Juez Federal no transcriba en su fallo los conceptos de
violación expresados en la demanda, no implica que haya
infringido disposiciones de la Ley de Amparo, a la cual
sujeta su actuación, pues no hay precepto alguno que
establezca la obligación de llevar a cabo tal transcripción;
además de que dicha omisión no deja en estado de
indefensión al quejoso, dado que no se le priva de la
oportunidad para recurrir la resolución y alegar lo que
estime pertinente para demostrar, en su caso, la
ilegalidad de la misma.”
De igual forma, resulta aplicable al caso el criterio
sustentado en la jurisprudencia número 2a./J. 58/2010, de la
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
consultable en la página 830, del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, mayo de 2010, de rubro y texto
siguientes:
“CONCEPTOS DE VIOLACIÓN O AGRAVIOS. PARA
CUMPLIR CON LOS PRINCIPIOS DE CONGRUENCIA Y
EXHAUSTIVIDAD EN LAS SENTENCIAS DE AMPARO
ES INNECESARIA SU TRANSCRIPCIÓN. De los
preceptos integrantes del capítulo X "De las sentencias",
del título primero "Reglas generales", del libro primero "Del
amparo en general", de la Ley de Amparo, no se advierte
como obligación para el juzgador que transcriba los
conceptos de violación o, en su caso, los agravios, para
cumplir con los principios de congruencia y exhaustividad
15
en las sentencias, pues tales principios se satisfacen
cuando precisa los puntos sujetos a debate, derivados de
la demanda de amparo o del escrito de expresión de
agravios, los estudia y les da respuesta, la cual debe estar
vinculada y corresponder a los planteamientos de legalidad
o constitucionalidad efectivamente planteados en el pliego
correspondiente, sin introducir aspectos distintos a los que
conforman la litis. Sin embargo, no existe prohibición para
hacer tal transcripción, quedando al prudente arbitrio del
juzgador realizarla o no, atendiendo a las características
especiales del caso, sin demérito de que para satisfacer
los principios de exhaustividad y congruencia se estudien
los planteamientos de legalidad o inconstitucionalidad que
efectivamente se hayan hecho valer.”
De conformidad con la técnica que impera en el juicio de
amparo y a efecto de estar en posibilidad de estudiar la
constitucionalidad del artículo 20, fracciones I, II y III, del
Reglamento de los Grupos de Militares, Procesados y
Sentenciados, es necesario verificar: a) si este numeral se
aplicó por primera vez en un acto concreto, en perjuicio de la
señora ******************** quien es la parte quejosa y, b) que se
actualizaron sus hipótesis normativas, pues en caso de no
existir acto concreto de aplicación que le perjudique en su
esfera jurídica, no se podrá estudiar la constitucionalidad de la
norma
general
por
falta
de
perjuicio
y
procedería
el
sobreseimiento tanto por lo que hace al acto de aplicación como
por el artículo reclamado.
Cobra aplicación la tesis 2ª./J. 71/2000, consultable en la
página 235, Tomo XII, Agosto de 2000, Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Segunda Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, Novena Época, que es del tenor literal
siguiente:
“LEYES, AMPARO CONTRA. REGLAS PARA SU
ESTUDIO CUANDO SE PROMUEVE CON MOTIVO DE
UN ACTO DE APLICACIÓN. Conforme a lo dispuesto en
la jurisprudencia número 221, visible en las páginas 210 y
211 del Tomo I del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación, compilación 1917-1995, de rubro: "LEYES O
REGLAMENTOS, AMPARO CONTRA, PROMOVIDO CON
MOTIVO DE SU APLICACIÓN.", cuando se promueve un
juicio de amparo en contra de una ley o reglamento con
motivo de su aplicación concreta en perjuicio del quejoso,
16
el Juez de Distrito no debe desvincular el estudio de la
disposición impugnada del que concierne a su acto de
aplicación. De ahí que el juzgador de garantías debe
analizar, en principio, si el juicio de amparo resulta
procedente en cuanto al acto de aplicación impugnado, es
decir, si constituye el primero que concrete en perjuicio
del peticionario de garantías la hipótesis jurídica
controvertida y si en relación con él no se actualiza
una diversa causa de improcedencia; de no acontecer
así, se impondrá sobreseer en el juicio respecto del
acto de aplicación y la norma impugnada. Por otra
parte, de resultar procedente el juicio en cuanto al acto de
aplicación, debe analizarse la constitucionalidad de la
disposición impugnada determinando lo conducente y,
únicamente en el caso de que se determine negar el
amparo por lo que corresponde a ésta, será factible
abordar el estudio de los conceptos de violación
enderezados por vicios propios, en su caso, en contra del
acto de aplicación; siendo incorrecto, por ello, el estudio de
estas últimas cuestiones antes de concluir sobre la
constitucionalidad de la norma reclamada.”
Pues bien, a foja setenta y dos y setenta y tres del
expediente en que se actúa, obra agregada copia certificada del
oficio número ********** de siete de octubre de dos mil catorce,
firmado por el jefe del Estado Mayor de la Primera Región
Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional, que en la
parte que interesa dice:
“…tomando en consideración que el C. Juez Sexto
Militar adscrito a este mando Territorial, con fecha
veintinueve de septiembre de 2014, dentro de la
Causa Penal número 324/2013, dictó Auto de Término
Constitucional, decretando la LA FORMAL PRISIÓN, en
contra de la Primer Maestre del Servicio de
Ingenieros de la Armada Escala Técnico en
Informática ********** **********, perteneciente a la
Dirección General Adjunta de Comunicaciones e
Informática de la Secretaría de Marina, como probable
responsable del delito de ABUSO DE AUTORIDAD
CON VÍAS DE HECHO CAUSANDO LESIONES AL
INFERIOR, previsto en el artículo 293 y sancionado por
el diverso 299 fracción I, del Código de Justicia Militar.
En consecuencia, y en debido acatamiento a lo
dispuesto por el artículo 2/o. del Reglamento de los de
Grupos Militares Procesados y Sentenciados en vigor;
SE ORDENA
que con fecha Veintinueve de
septiembre de 2014, la Primer Maestre del Servicio
de Servicio de Ingenieros de la Armada Escala
Técnico en Informática********** **********, causa
BAJA de la Dirección General Adjunta de
Comunicaciones e Informática de esa Secretaría y
17
ALTA en el Grupo de Militares Procesados de este
Mando Territorial; debiendo percibir sus haberes, en
los términos previstos por la parte final del numeral
1/o. en relación con las fracciones I, II y III del
artículo 20, ambos del citado Reglamento en vigor”
Del oficio antes transcrito se desprende que efectivamente
se encuentra dirigido a la quejosa, que se le aplica el artículo
20, fracciones I, II y III, del Reglamento de los Grupos de
Militares, Procesados y Sentenciados, y que le causa afectación
a su esfera jurídica pues se le disminuye el 50% de sus haberes
y el 100% de las asignaciones adicionales que se encontraba
percibiendo; por lo tanto, se concluye la existencia de un acto
concreto
de
aplicación
del
artículo
reclamado
y
en
consecuencia permite a este órgano jurisdiccional analizar su
constitucionalidad a la luz de los conceptos de violación hechos
valer por la parte quejosa.
Por otro lado, en este asunto, es especialmente importante
tener en cuenta que la parte quejosa constituye una familia
monoparental, pues es madre soltera de **********, y además,
tiene como dependientes económicos a la citada menor de
edad y a su madre que es adulta mayor, tal como lo acredita
con las actas de nacimiento que obran a fojas diecinueve y
veinte del expediente en que se actúa, de las que se advierte lo
siguiente:
En las actas anteriormente relacionadas se desprende
que********** es hija de la quejosa y que ********** es su madre y
además, con el dicho de la justiciable, queda evidenciado que
son sus dependientes económicas, pues la menor de seis años
no es económicamente activa y los adultos mayores, se
presume que poco a poco lo dejan de ser.
Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis I.9o.C.120 C,
sustentada por los Tribunales Colegiados de Circuito en Materia
Civil, visible en la página 1738, tomo XIX, correspondiente al
mes de mayo de dos mil cuatro, del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, que a la letra dice:
“ACTAS DE NACIMIENTO. HACEN FE DE SU
CONTENIDO HASTA EN TANTO NO EXISTA
18
UNA DECLARACIÓN JUDICIAL RESPECTO A
LOS VICIOS O DEFECTOS QUE CONTENGAN
(CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL
EN MATERIA COMÚN Y PARA TODA LA
REPÚBLICA EN MATERIA FEDERAL). Los
informes que se aporten ante el Registro Civil,
respecto del menor que fuere presentado como hijo
de matrimonio, como los nombres, domicilio y
nacionalidad de los padres, los nombres y
domicilios de los abuelos y los de las personas que
hubieren
hecho
la
presentación,
deben
considerarse como datos proporcionados conforme
a la ley, acorde con el artículo 59 del anterior
Código Civil para el Distrito Federal en Materia
Común y para toda la República en Materia
Federal, y conforme al numeral 50 del citado
Código
Civil,
las
declaraciones
de
los
comparecientes hechas en cumplimiento de lo
mandado por la ley, hacen fe hasta que se pruebe
lo contrario, por ello, los datos consignados en el
acta de nacimiento de una persona, como es el
nombre de los padres, constituyen datos que la ley
exige que se otorguen, por ser información
relacionada con los atributos de la personalidad del
registrado, de ahí que al tratarse de un documento
público, no pueda desconocerse como prueba para
acreditar tal hecho, máxime si los apellidos de los
padres coinciden con los que conforman el nombre
del menor registrado; por ende, acorde con lo
dispuesto en los artículos 47, 134 y 135 del referido
Código Civil, los vicios o defectos que haya en las
actas
podrán
ser
enmendados
mediante
declaración judicial, cuando se solicite variar algún
nombre o dato, esencial o accidental, entre tanto,
se reitera, el documento hará fe de su contenido.”
Una vez determinado y precisado lo anterior se procede a
sintetizar los argumentos que hace valer la parte quejosa en su
demanda de amparo, debiendo precisarse que la misma se
debe estudiar en su integridad, es decir, si hay algún argumento
que no se encuentra dentro del capítulo de conceptos de
violación, el juez de Distrito está obligado de tomarlo en
consideración.
Sustenta lo anterior, la jurisprudencia 741, sustentada por
el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Primer Circuito, Séptima Época, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo VI, séptima época,
visible en la página 499, cuyo rubro y texto son los siguientes:
19
“DEMANDA DE AMPARO. ACTOS RECLAMADOS Y
CONCEPTOS DE VIOLACION. SU ORDENACION. La
demanda de amparo debe ser considerada como un
todo, y la designación de los actos reclamados y la
expresión de los conceptos de violación, deben
buscarse en cualquier parte de la misma, aunque no
sea en el capítulo destacado correspondiente, ya que
aunque se acostumbre señalar cada elemento en un
lugar destacado, no hay precepto legal alguno que
establezca que ello es un requisito formal y solemne que
sea indispensable para el estudio de todas las cuestiones
planteadas en la demanda.”
Pues bien, en su demanda de amparo, la parte quejosa
refiere que el artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento de
los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados:
a. Es violatorio del principio de subordinación jerárquica
contenido en el artículo 89, fracción I, del Pacto
Federal, en virtud de que ninguna ley de la materia
establece que en su calidad de militar en activo y
sujeta a proceso penal, deberá percibir el 50% de sus
haberes como empleada de las fuerzas armadas, y
dejará de obtener el 100% de las asignaciones
adicionales que se encontraba percibiendo por los
servicios que por el cargo de Primer Maestre del
Servicio de Ingenieros de la Armada Escala Técnico
en Informática desempeña dentro de la Secretaría de
Marina Armada de México.
b. Es violatorio del derecho al trabajo contemplado en el
artículo 5° de la Constitución Federal, en relación con
el artículo 20, apartado B, fracción I, que establece el
principio de presunción de inocencia, lo que dice
significa que no se le pueden disminuir sus haberes
hasta que haya una sentencia condenatoria en su
perjuicio en el proceso penal que se le sigue en su
contra.
c. Es violatorio al principio de igualdad de género y al
interés superior del menor, que si bien no lo refiere la
parte quejosa en esos términos, de la lectura de la
demanda de amparo se desprende que lo que le
20
causa agravio es que el artículo reclamado, no
contempla que existen familias monoparentales y
madres solteras que mantienen a sus hijos y padres
con lo que se les afecta asimismo a estos grupos en
situación de vulnerabilidad como son los niños y
personas
adultas
mayores
sus
derechos
fundamentales en forma irreversible, pues como
consecuencia de la aplicación de los preceptos
impugnados, restringirá las necesidades elementales
de
sus
dependientes
económicos
-alimentación,
vestido, esparcimiento, educación, entre otros- lo cual
repercutirá en su desarrollo integral y en el derecho
que tienen a llevar una vida digna a la que el estado
mexicano se encuentra obligado a garantizar.
Una vez sintetizados los conceptos de violación y afecto
de resolver sobre la constitucionalidad del precepto reclamado,
es necesario conocer su texto, que a la letra dice lo siguiente:
Reglamento de los Grupos de Militares, Procesados y
Sentenciados.
“ARTICULO 20.- Los generales, jefes, oficiales y tropa
del Ejército y Fuerza Aérea o sus equivalentes en la
Armada en el activo, que se les decrete auto de formal
prisión o de sujeción a proceso en el fuero militar,
común o federal, tendrán derecho a percibir sus
haberes conforme a las siguientes reglas:
I. Se les abonará durante el tiempo que dure su
proceso el 50% de sus haberes;
II. El personal procesado no tendrá derecho a las
asignaciones adicionales que, en su caso, hubieren
estado percibiendo antes de serle dictado el auto de
formal prisión o de sujeción a proceso;
III. La parte de haberes a que se refiere la fracción I
anterior, se percibirá por los procesados desde la fecha
del auto de formal prisión o de sujeción a proceso,
hasta la de aquélla en que se dicte la sentencia
definitiva, y
IV. Los militares que queden en absoluta libertad por
falta de elementos, desvanecimiento de datos o
sentencia firme absolutoria, tendrán derecho al
reintegro del porcentaje de haberes no percibidos
21
durante el proceso, a la asignación íntegra de técnico y
de perseverancia, si la tiene concedidas, y demás
prestaciones económicas que percibía antes de ser
procesado.”
De este numeral se desprende, en la parte que interesa
que los generales, jefes, oficiales y tropa del Ejército y Fuerza
Aérea o sus equivalentes en la Armada en el activo, tendrán
derecho a percibir el 50 % de sus haberes durante el tiempo
que dure el proceso sin derecho a las asignaciones adicionales
que en su caso hubieran estado percibiendo antes de haber
sido sujetos a proceso en el fuero militar. Esta disminución se
aplicará a los procesados desde la fecha del auto de formal
prisión o de sujeción a proceso, hasta aquélla en que se dicte la
sentencia definitiva, y cuando queden en absoluta libertad
tendrán derecho al reintegro del porcentaje de haberes no
percibidos durante el proceso, a la asignación íntegra de
técnico y de perseverancia, si la tiene concedidas, y demás
prestaciones económicas que percibía antes de ser procesado.
Pues bien, por lo que hace al argumento sintetizado en el
inciso a) con antelación, es necesario tener en cuenta, en
primer lugar, qué es consiste el principio de subordinación
jerárquica contemplado en el artículo 89, fracción I de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que a la
letra dice:
“ARTÍCULO 89. Las facultades y obligaciones del
Presidente son las siguientes:
I. Promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso
de la Unión, proveyendo en la esfera administrativa a su
exacta observancia…”
El numeral trascrito, confiere al Presidente de la
República tres facultades:
a) La de promulgar las leyes que expida el Congreso de
la Unión;
b) La de ejecutar dichas leyes; y
c) La de proveer en la esfera administrativa a su exacta
observancia.
22
La facultad reglamentaria que establece el artículo
estudiado, se debe entender como aquélla consistente en que,
para proveer en la esfera administrativa a la exacta observancia
de la leyes, el Poder Ejecutivo Federal, está autorizado para
expedir las normas necesarias que tiendan a la ejecución de las
leyes emanadas por el órgano legislativo; de manera que esas
disposiciones aunque desde el punto de vista material son
idénticas a las expedidas por el órgano legislativo, en cuanto
son generales, abstractas e impersonales y de observancia
obligatoria, se distinguen de estas últimas, básicamente por dos
razones:
1) Porque provienen de un órgano que no expresa la
voluntad general, sino instituido para acatarla, como lo es el
Poder Ejecutivo.
2) Porque son, por definición, normas subordinadas a las
disposiciones legales que reglamentan.
Además, la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos impone ciertas limitaciones a tal facultad, entre ellas,
la prohibición de que el reglamento aborde materias reservadas
en forma exclusiva a las leyes emanadas del órgano legislativo,
conocida como el principio de reserva de la ley, así como la
exigencia de que el reglamento esté precedido de una ley
cuyas disposiciones desarrolle, complemente o detalle, y
en las que encuentre su justificación y medida.
Es decir, la facultad reglamentaria se encuentra regida
por dos principios fundamentales: el de reserva de ley, por
virtud del cual queda prohibido abordar en el reglamento
materias confiadas al Congreso de la Unión; y el de
subordinación jerárquica, que exige que el reglamento esté
precedido de una ley, cuyo contenido detalle para su óptima
ejecución, pero sin que pueda exceder el alcance de sus
mandatos o contrariar o alterar sus disposiciones, como quedó
expuesto en los párrafos que anteceden.
En síntesis, la facultad reglamentaria contenida en el
artículo 89, fracción I, constitucional, es la conferida al Ejecutivo
Federal
para
establecer
los
mecanismos
tendientes
a
desarrollar en su aplicación, los preceptos que se contienen en
la ley, a través de los reglamentos, acuerdos y decretos, cuyo
23
ámbito será el de la esfera administrativa; y tiene como principal
objeto proveer en la esfera administrativa a la exacta
observancia de las leyes que expida el Congreso de la Unión, a
través de la emisión de normas administrativas, obligatorias,
generales e impersonales, subordinadas a la ley cuya exacta
observancia proveen, por lo que pueden detallar el contenido de
ésta, aclarar su aplicación e interpretación, pero nunca
contradecirla, imponer mayores alcances, limitaciones, o bien,
llenar lagunas, esto es, no pueden rebasar ni limitar lo que
establece la ley en alguno de sus preceptos, no pueden
modificarla, reformarla o adicionarla, en virtud de que esto es
competencia del Poder Legislativo.
En efecto, la función que cumple el reglamento es hacer
posible la aplicación concreta de una la ley. Los reglamentos
presuponen necesariamente una ley del Congreso de la Unión,
con ello, el reglamento del presidente siempre se subordina al
texto de aquélla, lo cual implica que no hay reglamento sin ley,
pues éste último no tiene otro fin que hacer factible la aplicación
de la misma, de conformidad con la fracción I, del artículo 89,
constitucional.
Lo antes expuesto, tiene sustento en la jurisprudencia por
contradicción de tesis P./J. 79/2009, emitida por el Pleno del a
Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la página
1067, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Tomo XXX, agosto de dos mil nueve, Novena Época, con el
rubro y texto:
“FACULTAD
REGLAMENTARIA
DEL
PODER
EJECUTIVO
FEDERAL.
SUS
PRINCIPIOS
Y
LIMITACIONES. La Suprema Corte ha sostenido
reiteradamente que el artículo 89, fracción I, de la
Constitución Federal establece la facultad reglamentaria
del Poder Ejecutivo Federal, la que se refiere a la
posibilidad de que dicho poder provea en la esfera
administrativa a la exacta observancia de las leyes; es
decir, el Poder Ejecutivo Federal está autorizado para
expedir las previsiones reglamentarias necesarias para la
ejecución de las leyes emanadas por el órgano legislativo.
Estas disposiciones reglamentarias, aunque desde el
punto de vista material son similares a los actos
legislativos expedidos por el Congreso de la Unión en
cuanto que son generales, abstractas e impersonales y de
24
observancia obligatoria, se distinguen de las mismas
básicamente por dos razones: la primera, porque
provienen de un órgano distinto e independiente del Poder
Legislativo, como es el Poder Ejecutivo; la segunda,
porque son, por definición constitucional, normas
subordinadas a las disposiciones legales que reglamentan
y no son leyes, sino actos administrativos generales cuyos
alcances se encuentran acotados por la misma Ley.
Asimismo, se ha señalado que la facultad reglamentaria
del Presidente de la República se encuentra sujeta a un
principio fundamental: el principio de legalidad, del cual
derivan, según los precedentes, dos principios
subordinados: el de reserva de ley y el de subordinación
jerárquica a la misma. El primero de ellos evita que el
reglamento aborde novedosamente materias reservadas
en forma exclusiva a las leyes emanadas del Congreso de
la Unión o, dicho de otro modo, prohíbe a la ley la
delegación del contenido de la materia que tiene por
mandato constitucional regular. El segundo principio
consiste en la exigencia de que el reglamento esté
precedido de una ley, cuyas disposiciones desarrolle,
complemente o detalle y en los que encuentre su
justificación y medida. Así, la facultad reglamentaria del
Poder Ejecutivo Federal tiene como principal objeto un
mejor proveer en la esfera administrativa, pero siempre
con base en las leyes reglamentadas. Por ende, en el
orden federal el Congreso de la Unión tiene facultades
legislativas, abstractas, amplias, impersonales e irrestrictas
consignadas en la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos para expedir leyes en las diversas
materias que ésta consigna; por tanto, en tales materias es
dicho órgano legislativo el que debe materialmente realizar
la normatividad correspondiente, y aunque no puede
desconocerse la facultad normativa del Presidente de la
República, dado que esta atribución del titular del Ejecutivo
se encuentra también expresamente reconocida en la
Constitución, dicha facultad del Ejecutivo se encuentra
limitada a los ordenamientos legales que desarrolla o
pormenoriza y que son emitidos por el órgano legislativo
en cita.”
Asimismo, lo anterior tiene soporte en el criterio sostenido
en la Jurisprudencia P./J. 30/2007, emitida por el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la
página 1515 del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XXV, Tomo mayo de dos mil siete, Materia(s):
Constitucional, Novena Época, con el rubro y texto:
“FACULTAD REGLAMENTARIA. SUS LÍMITES. La
facultad reglamentaria está limitada por los principios de
reserva de ley y de subordinación jerárquica. El primero se
presenta cuando una norma constitucional reserva
expresamente a la ley la regulación de una determinada
materia, por lo que excluye la posibilidad de que los
25
aspectos de esa reserva sean regulados por disposiciones
de naturaleza distinta a la ley, esto es, por un lado, el
legislador ordinario ha de establecer por sí mismo la
regulación de la materia determinada y, por el otro, la
materia reservada no puede regularse por otras normas
secundarias, en especial el reglamento. El segundo
principio, el de jerarquía normativa, consiste en que el
ejercicio de la facultad reglamentaria no puede modificar o
alterar el contenido de una ley, es decir, los reglamentos
tienen como límite natural los alcances de las
disposiciones que dan cuerpo y materia a la ley que
reglamentan, detallando sus hipótesis y supuestos
normativos de aplicación, sin que pueda contener mayores
posibilidades o imponga distintas limitantes a las de la
propia ley que va a reglamentar. Así, el ejercicio de la
facultad reglamentaria debe realizarse única y
exclusivamente dentro de la esfera de atribuciones propias
del órgano facultado, pues la norma reglamentaria se
emite por facultades explícitas o implícitas previstas en la
ley o que de ella derivan, siendo precisamente esa zona
donde pueden y deben expedirse reglamentos que
provean a la exacta observancia de aquélla, por lo que al
ser competencia exclusiva de la ley la determinación del
qué, quién, dónde y cuándo de una situación jurídica
general, hipotética y abstracta, al reglamento de ejecución
competerá, por consecuencia, el cómo de esos mismos
supuestos jurídicos. En tal virtud, si el reglamento sólo
funciona en la zona del cómo, sus disposiciones podrán
referirse a las otras preguntas (qué, quién, dónde y
cuándo), siempre que éstas ya estén contestadas por la
ley; es decir, el reglamento desenvuelve la obligatoriedad
de un principio ya definido por la ley y, por tanto, no puede
ir más allá de ella, ni extenderla a supuestos distintos ni
mucho menos contradecirla, sino que sólo debe
concretarse a indicar los medios para cumplirla y, además,
cuando existe reserva de ley no podrá abordar los
aspectos materia de tal disposición.”
Expuesto en qué consisten los principios de reserva de ley
y de subordinación jerárquica o jerarquía normativa que
rigen el dictado de los reglamentos, este órgano jurisdiccional
considera que para efectos de este juicio de amparo, el
segundo de ellos se ve transgredido con la emisión del
artículo 20, fracciones I, II y III del Reglamento de los
Grupos de Militares Procesados y Sentenciados.
Ahora bien, en la especie, el artículo 20, fracciones I, II y
III, del Reglamento de los Grupos de Militares, Procesados y
Sentenciados, que constituye la norma reclamada, reglamenta
la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanas, la Ley
26
Orgánica de la Armada de México y el Código de Justicia
Militar, en particular los artículos 92, fracciones II y III, 138,
fracciones V y VI, 91, fracción III y 93 fracción II, así como los
numerales 129 y 179, respectivamente, que son del texto
siguiente:
Ley
Orgánica
del
Ejército
y
Fuerza
Aérea
Mexicanas
“Articulo 92. El servicio de Justicia tendrá a su cargo
la procuración y la administración de la justicia por los
delitos del fuero de guerra y vigilar el cumplimiento de
las penas impuestas por las Dependencias
encargadas de administrar la justicia; el asesoramiento
a la Secretaría de la Defensa Nacional en asuntos
técnico jurídicos; y además realizará las actividades
siguientes:
(…)
II. Organizar, dirigir y supervisar el funcionamiento de
las Prisiones Militares, Unidades disciplinarias y otras
Dependencias e Instalaciones similares;
III. Vigilar que los militares procesados y sentenciados,
conserven su capacidad física y la profesional…
Artículo 138. El Activo, del Ejército y Fuerza Aérea,
estará constituido por el personal militar que se
encuentre:
(…)
V. Sujeto a Proceso; y
VI. Compurgando una Sentencia.”
Ley Orgánica de la Armada de México
“Artículo 91.- El personal del activo pasará a situación
de retiro de acuerdo con lo establecido en la Ley del
Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas
Armadas Mexicanas.
Artículo 93.- El material podrá encontrarse en
cualquiera de las situaciones siguientes:
(…)
II. En reserva, aquel que puede ser activado para el
servicio;…”
Código de Justicia Militar
27
“Artículo 129. Los militares que estuvieren sujetos a
prisión preventiva por imputárseles la comisión de
delitos cometidos en agravio de civiles, podrán
permanecer en prisiones militares cuando la autoridad
militar competente lo estime imprescindible para
preservar los derechos del procesado o así lo
requieran las necesidades del servicio de justicia. En
este caso, a solicitud del imputado, dicha autoridad
deberá elevar ante el juez que instruya el proceso la
solicitud donde funde y motive tal necesidad a efecto
de que se acuerde lo conducente. La autoridad militar
colaborará con los órganos jurisdiccionales del fuero
ordinario para que el procesado comparezca ante
dichas instancias siempre que se requiera.
Los sentenciados a pena privativa de libertad podrán
compurgar la pena en prisión militar o en centros de
reinserción social del orden común o federal, si lo
estima necesario la autoridad militar competente para
preservar los derechos del sentenciado. En este caso,
a solicitud del sentenciado, la autoridad militar deberá
elevar ante el órgano jurisdiccional que haya dictado la
sentencia la solicitud donde funde y motive tal
necesidad a efecto de que se acuerde lo conducente,
observando lo dispuesto por el párrafo séptimo del
artículo 18 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
No podrán considerarse prisión militar los buques,
cuarteles u oficinas militares.
Artículo 179.- Corresponde al Juez de Ejecución de
Sentencias, vigilar el cumplimiento de las penas y
medidas de seguridad, impuestas por los Tribunales
Militares, quienes deberán remitirle las constancias
necesarias.”
De los artículos anteriormente transcritos es de resaltar
que:
El servicio de justicia se encarga de la procuración y
administración de justicia por delitos del fuero de guerra, de
vigilar el cumplimiento de las penas impuestas, de asesorar a la
Secretaría de la Defensa Nacional en asuntos técnico jurídicos,
de organizar, dirigir y supervisar el funcionamiento de las
Prisiones Militares y de unidades disciplinarias, y de vigilar que
los
militares
procesados
y
sentenciados,
capacidad física y la profesional.
28
conserven
su
El personal activo del Ejército y Fuerza Aérea, entre
otros, estará constituido por el personal militar que se encuentre
sujeto a proceso y compurgando una sentencia, quienes
pasarán a situación de retiro de acuerdo con lo establecido en
la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas
Armadas Mexicanas.
El personal activo podrá encontrarse en reserva, es decir,
en aquéllas personas que pueden ser activadas para el servicio.
Los militares que se encuentren sujetos a prisión
preventiva por la comisión de un delito en agravio de civiles,
podrán permanecer en prisiones militares cuando se estime
indispensable para preservar sus derechos o así se requiera, en
cuyo caso se deberá fundar y motivar tal necesidad. La
autoridad militar colaborará con los órganos jurisdiccionales del
fuero ordinario para que el procesado comparezca ante dichas
instancias siempre que se requiera.
Los sentenciados
privados de su libertad
podrán
compurgar la pena en prisión militar o en centros de reinserción
social del orden común o federal, si se estima necesario, lo cual
deberá ser de manera fundada y motivada, observando lo
dispuesto por el párrafo séptimo del artículo 18 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. No
podrán considerarse prisión militar los buques, cuarteles u
oficinas militares.
Corresponde al juez de Ejecución de Sentencias, vigilar el
cumplimiento de las penas y medidas de seguridad, impuestas
por los Tribunales Militares.
Pues bien, con lo antes expuesto, y realizando un análisis
del texto del artículo 20, fracciones I, II y III, del Reglamento de
los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados, junto con
los numerales 92, fracciones II y III, 138, fracciones V y VI, 91,
fracción III, 93 fracción II, 129 y 179, de Ley Orgánica del
Ejército y Fuerza Aérea Mexicanas, de la Ley Orgánica de la
Armada de México y del Código de Justicia Militar, permiten a
este órgano jurisdiccional concluir que en ninguna de esas
disposiciones con rango de ley formal y material, se establece
la reducción de los haberes y demás prestaciones que percibe
29
un militar sujeto a proceso penal en un 50% de haberes y en un
100% de asignaciones adicionales, respectivamente, como sí lo
establece el artículo 20, fracciones I, II y III del Reglamento de
los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados, publicado
en el Diario Oficial de la Federación, el seis de junio de dos mil
novecientos noventa y seis, cuyo texto se transcribió al inicio de
este considerando, por lo que al no respetar el principio de
subordinación jerárquica, transgrede el artículo 89, fracción I, de
la Constitución Federal.
Lo anterior es así, porque restringe un derecho que
solamente tendría que limitarse en un norma con rango de ley,
ya que lo referente a la disminución de los haberse es uno de
los aspectos más importantes que tiene un trabajador, pues
corresponde a la retribución de los servicios prestados,
independientemente de si se encuentra en el sector privado o
público, incluyendo el servicio de las armas. En ese sentido y
dada la importancia de los haberse para todo trabajador, es que
su reducción solamente puede estar contemplada en una
norma general con rango de ley y no en un reglamento como en
el caso acontece, de ahí su inconstitucionalidad.
Ahora bien, dado lo fundado del primer concepto de
violación analizado, este órgano jurisdiccional podría dejar de
analizar los argumentos restantes que tienden a atacar la
constitucionalidad del artículo 20, del Reglamento de Grupos
Militares Procesados y Sentenciados, como es, a juicio de la
parte quejosa, el principio de presunción de inocencia contenido
en el artículo 20, apartado B, fracción I, de la Carta Magna y el
principio de igualdad de género e interés superior del menor de
edad, contemplados en los numerales 1° y 4° de la misma ley
suprema; sin embargo, los mismos se analizarán para en su
caso, poder advertir que una norma general puede transgredir
diversos derechos fundamentales y principios constitucionales
si se le analiza desde diversas aristas.
En ese sentido, por lo que hace al principio de
presunción de inocencia, debe indicarse que se encuentra
regido por el artículo 20, apartado B, fracción I, de la
30
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuyo
texto refiere:
“B.
I.
De los derechos de toda persona imputada:
A que se presuma su inocencia mientras no se
declare su responsabilidad mediante sentencia
emitida por el juez de la causa;..”
El artículo, apartado y fracción en comento, disponen que
una persona imputada tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se declare su responsabilidad a través
de una sentencia emitida por el juez de la causa.
Este principio ha sido especialmente desarrollado por la
jurisprudencia mexicana, en particular por el Máximo Tribunal
del país, quien al respecto ha dicho entre otras cuestiones, que
consiste en que el procesado sea tratado como inocente en
tanto no se declare su culpabilidad por virtud de una sentencia
judicial.
Sirve de apoyo a lo anterior, por su contenido, la tesis
1a. CLXXXII/2013 (10a.), emitida por la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la
página 526, del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, libro XX, mayo de 2013, tomo 1, Décima Época, con el
rubro y texto:
“DELITOS DEL ORDEN MILITAR. EL ARTÍCULO 102
DEL CÓDIGO DE JUSTICIA MILITAR, AL PREVER
QUE LA INTENCIÓN DELICTUOSA SE PRESUME,
SALVO PRUEBA EN CONTRARIO, VULNERA EL
PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, EN SU
VERTIENTE DE REGLA DE TRATAMIENTO DEL
IMPUTADO. El citado precepto, al prever que la
"intención delictuosa se presume, salvo prueba en
contrario", vulnera el principio de presunción de inocencia
en su vertiente de regla de tratamiento del imputado, el
cual consiste en que éste sea tratado como inocente
en tanto no se declare su culpabilidad por virtud de
una sentencia judicial. Lo anterior es así, porque dicho
precepto permite presumir la intencionalidad de un delito
durante todo el proceso penal, lo que implica, de facto,
una equiparación entre imputado y culpable, aun antes
del dictado de una sentencia emitida con respeto a todas
las garantías judiciales al establecer, a priori, que la
conducta reprochada se efectuó con el ánimo de violar la
ley y, con apoyo en esa presunción, pueda emitirse tanto
el auto de formal prisión como la sentencia condenatoria,
si el procesado no logra demostrar lo contrario. No es
31
óbice a lo anterior que la presunción legal en cita permita
la presentación de pruebas en contrario, toda vez que esa
posibilidad, en todo caso, es una mera consecuencia de
la acusación legal que ya obra contra el imputado, en el
sentido de que el delito lo cometió dolosamente; además,
el propio precepto limita su defensa, pues afirma que para
determinados casos "la presunción de que un delito es
intencional no quedará destruida", aunque presente
pruebas. Además, si desde el auto de formal prisión se
imputa al procesado una actuación dolosa, deberá
esperar hasta la valoración de pruebas para que se le
releve de la carga presuntiva, lo que vulnera su derecho a
ser tratado como inocente durante la instrucción del
juicio.”
En
el
condenatoria,
caso
el
concreto
artículo
sin
que
reclamado,
exista
determina
sentencia
que
los
generales, jefes, oficiales y tropa del Ejército y Fuerza Aérea o
sus equivalentes en la Armada en el activo, tendrán derecho a
percibir el 50 % de sus haberes durante el tiempo que dure el
proceso en el fuero militar sin derecho a las asignaciones
adicionales que en su caso hubieran estado percibiendo antes
de haber sido sujetos al mismo.
Esto significa que sin que se conozca el resultado del
proceso penal, es decir, si se declarará al procesado culpable o
inocente, en cualquier caso, se le disminuyen sus haberes en
los términos precisados en el párrafo anterior.
De ahí, que a juicio de este órgano jurisdiccional, se
transgrede el principio de presunción de inocencia, ya que
como quedó evidenciado, aquél implica que hasta que no sea
una persona declarada culpable, debe ser tratada como
inocente y salvo los casos constitucionales en los que se
determine la restricción de una persona sujeta a proceso penal,
sus derechos no deben ser disminuidos, en los que se
encuentran, los haberes y demás asignaciones adicionales.
De todo lo anterior, hasta este momento, se pueden
obtener dos conclusiones, la primera, que el artículo 20,
fracciones I, II, y III, del Reglamento de los Grupos Militares de
Procesados
y
Sentenciados,
transgrede
el
principio
de
subordinación jerárquica contemplado en el diverso 89, fracción
I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
32
porque en lugar de que sea en una norma general la que
disponga la disminución de los haberes, lo hace el reglamento,
que tiene inferior jerarquía y, la segunda, que también
transgrede el principio de presunción de inocencia establecido
en el artículo 20, apartado B, fracción I, del Pacto Federal, ya
que antes de que se determine la culpabilidad del imputado, al
procesado se le disminuyen sus haberes.
Ahora, se abordará y como último tema a tratar en esta
sentencia, la constitucionalidad el artículo 20, fracciones I, II, y
III, del Reglamento de los Grupos de Militares de Procesados y
Sentenciados, a la luz del principio de igualdad de género e
interés superior del menor contemplados en los artículos 1° y
4°, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, que a la letra disponen:
“Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las
personas gozarán de los derechos humanos reconocidos
en esta Constitución y en los tratados internacionales de
los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las
garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá
restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones que esta Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se
interpretarán de conformidad con esta Constitución y con
los tratados internacionales de la materia favoreciendo en
todo tiempo a las personas la protección más amplia.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias,
tienen la obligación de promover, respetar, proteger y
garantizar los derechos humanos de conformidad con los
principios
de
universalidad,
interdependencia,
indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el
Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar
las violaciones a los derechos humanos, en los términos
que establezca la ley.
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos
Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al
territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su
libertad y la protección de las leyes.
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen
étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades,
la condición social, las condiciones de salud, la religión,
las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o
cualquier otra que atente contra la dignidad humana y
tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y
libertades de las personas.
Artículo 4o. El varón y la mujer son iguales ante la ley.
Esta protegerá la organización y el desarrollo de la
familia.
33
Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre,
responsable e informada sobre el número y el
espaciamiento de sus hijos.
Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva,
suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará.
Toda persona tiene derecho a la protección de la salud.
La Ley definirá las bases y modalidades para el acceso a
los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la
Federación y las entidades federativas en materia de
salubridad general, conforme a lo que dispone la fracción
XVI del artículo 73 de esta Constitución.
Toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano
para su desarrollo y bienestar. El Estado garantizará el
respeto a este derecho. El daño y deterioro ambiental
generará responsabilidad para quien lo provoque en
términos de lo dispuesto por la ley.
Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y
saneamiento de agua para consumo personal y
doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y
asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley
definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso
y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos,
estableciendo la participación de la Federación, las
entidades federativas y los municipios, así como la
participación de la ciudadanía para la consecución de
dichos fines.
Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y
decorosa. La Ley establecerá los instrumentos y apoyos
necesarios a fin de alcanzar tal objetivo.
Toda persona tiene derecho a la identidad y a ser
registrado de manera inmediata a su nacimiento. El
Estado garantizará el cumplimiento de estos derechos. La
autoridad competente expedirá gratuitamente la primera
copia certificada del acta de registro de nacimiento.
En todas las decisiones y actuaciones del Estado se
velará y cumplirá con el principio del interés superior de la
niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Los
niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus
necesidades de alimentación, salud, educación y sano
esparcimiento para su desarrollo integral. Este principio
deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y
evaluación de las políticas públicas dirigidas a la niñez.
Los ascendientes, tutores y custodios tienen la obligación
de preservar y exigir el cumplimiento de estos derechos y
principios.
El Estado otorgará facilidades a los particulares para que
coadyuven al cumplimiento de los derechos de la niñez.
Toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al
disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en
la materia, así como el ejercicio de sus derechos
culturales. El Estado promoverá los medios para la
difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la
diversidad cultural en todas sus manifestaciones y
expresiones con pleno respeto a la libertad creativa. La
ley establecerá los mecanismos para el acceso y
participación a cualquier manifestación cultural.
34
Toda persona tiene derecho a la cultura física y a la
práctica del deporte. Corresponde al Estado su
promoción, fomento y estímulo conforme a las leyes en la
materia”.
Pues bien, el primero de los numerales transcritos,
básicamente establece que en los Estados Unidos Mexicanos
todas las personas gozarán de los derechos humanos
reconocidos en la Constitución Federal y en los tratados
internacionales de los que México sea parte, mismos que no
podrán
restringirse
ni
suspenderse,
salvo
en
casos
expresamente establecidos.
Las autoridades, en el ámbito de sus competencias, se
encuentran
obligadas
a
promover,
respetar,
proteger
y
garantizar los derechos humanos, así como prevenir, investigar,
sancionar y reparar las violaciones que los infrinjan.
Por su parte, el segundo de los artículos mencionados
dispone que el varón y la mujer son iguales ante la ley, y ésta
protegerá la organización y el desarrollo de la familia, para su
alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, además, el
Estado velará y cumplirá con el principio del interés superior
de la niñez, esto es, garantizar de manera plena los derechos
de los niños y las niñas, como por ejemplo, la satisfacción de
sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano
esparcimiento para su desarrollo integral, principio, que deberá
guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las
políticas públicas dirigidas a la niñez.
Los ascendientes, tutores y custodios tienen la obligación
de preservar y exigir el cumplimiento de estos derechos y
principios al Estado, quien otorgará facilidades a los particulares
para que coadyuven al cumplimiento de los derechos de la
niñez.
Expuesto lo anterior, es preciso mencionar que el cuatro
de diciembre de dos mil catorce, se publicó en el Diario Oficial
de la Federación el “Decreto por el que se expide la Ley
General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, y se
reforman diversas disposiciones de la Ley General de
Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo
Integral Infantil”, cuyo contenido desarrolla los lineamientos que
35
derivan del artículo 4° constitucional, es decir, atiende la
necesidad de establecer principios básicos conforme a los
cuales el orden jurídico mexicano habrá de garantizar que las
niñas,
niños
y
adolescentes
ejerzan
sus
derechos,
estableciendo como principio central el “interés superior del
niño”.
El objetivo del anterior ordenamiento jurídico se enuncia
en su artículo 1°, que es del tenor siguiente:
“Artículo 1. La presente Ley es de orden público,
interés social y observancia general en el territorio
nacional, y tiene por objeto:
I. Reconocer a niñas, niños y adolescentes como
titulares de derechos, de conformidad con los principios
de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y
progresividad; en los términos que establece el artículo
1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos;
II. Garantizar el pleno ejercicio, respeto, protección y
promoción de los derechos humanos de niñas, niños y
adolescentes conforme a lo establecido en la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y
en los tratados internacionales de los que el Estado
mexicano forma parte;
III. Crear y regular la integración, organización y
funcionamiento del Sistema Nacional de Protección
Integral de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes, a efecto de que el Estado cumpla con su
responsabilidad de garantizar la protección, prevención
y restitución integrales de los derechos de niñas, niños y
adolescentes que hayan sido vulnerados;
IV. Establecer los principios rectores y criterios que
orientarán la política nacional en materia de derechos de
niñas, niños y adolescentes, así como las facultades,
competencias, concurrencia y bases de coordinación
entre la Federación, las entidades federativas, los
municipios y las demarcaciones territoriales del Distrito
Federal; y la actuación de los Poderes Legislativo y
Judicial, y los organismos constitucionales autónomos, y
V. Establecer las bases generales para la participación
de los sectores privado y social en las acciones
tendentes a garantizar la protección y el ejercicio de los
derechos de niñas, niños y adolescentes, así como a
prevenir su vulneración.”
Básicamente, el objetivo del ordenamiento legal de que
se trata, consiste en reconocer a las niñas, niños y
adolescentes como titulares de derechos en términos de lo que
36
dispone el artículo 1° constitucional, y garantizar que los
mismos sean respetados conforme a lo que establece el pacto
federal y los
tratados internacionales de los que el estado
mexicano es parte, de manera que aquellos no sean
vulnerados.
Por su lado, los artículos 43 y 44, del capítulo séptimo de
la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes
denominado del derecho a vivir en condiciones de bienestar y a
un sano desarrollo integral establecen lo siguiente:
“Artículo 43. Niñas, niños y adolescentes tienen
derecho a vivir en un medio ambiente sano y
sustentable, y en condiciones que permitan su
desarrollo, bienestar, crecimiento saludable y armonioso,
tanto físico como mental, material, espiritual, ético,
cultural y social.
Artículo 44. Corresponde a quienes ejerzan la patria
potestad, tutela o guarda y custodia de niñas, niños y
adolescentes, la obligación primordial de proporcionar,
dentro de sus posibilidades y medios económicos, las
condiciones de vida suficientes para su sano desarrollo.
Las autoridades federales, de las entidades federativas,
municipales y de las demarcaciones territoriales del
Distrito Federal, en el ámbito de sus respectivas
competencias, coadyuvarán a dicho fin mediante la
adopción de las medidas apropiadas”.
Asimismo, el numeral 114 del título quinto denominado de
la protección y restitución integral de los derechos de niñas,
niños y adolescentes, capítulo primero de las autoridades,
establece lo siguiente:
“Artículo 114. Las autoridades federales, de las
entidades
federativas,
municipales,
de
las
demarcaciones territoriales del Distrito Federal y de los
organismos constitucionales autónomos, en el ámbito de
su competencia, deberán establecer y garantizar el
cumplimiento de la política nacional en materia de
derechos de niñas, niños y adolescentes.
Las políticas públicas emprendidas por dichas
autoridades garantizarán el ejercicio de los derechos de
niñas, niños y adolescentes, para lo cual deberán
observar el interés superior de la niñez y asegurar la
asignación prioritaria de recursos en términos de las
disposiciones aplicables.”
37
En efecto los primeros preceptos normativos antes
transcritos, esencialmente se refieren a que la persona que
cuente con la patria potestad de un menor de edad, tiene la
obligación ineludible de garantizar dentro de sus posibilidades y
medios económicos las condiciones de vida suficientes para el
sano
desarrollo
de
aquel.
Para
el
caso
de
familias
monoparentales, estos preceptos se deben interpretar en el
sentido de que es la o el progenitor único, el o la que se deben
hacer cargo del menor de edad.
De la misma manera, la última disposición enunciada
dispone que las autoridades de entidades federativas, de los
municipios, de las demarcaciones territoriales del Distrito
Federal, y de los organismos constitucionales autónomos, en el
ámbito de sus respectivas competencias coadyuvaran a que se
proporcione un bienestar y sano desarrollo integral a los
menores de edad, mediante políticas que garanticen sus
derechos, para lo cual deberán observar el interés superior de
la niñez y asegurar la asignación prioritaria de recursos en
términos de las disposiciones aplicables.
Bajo esa óptica, si tomamos en consideración que el
artículo reclamado restringe el 50% de los haberes y el 100%
de las asignaciones adicionales que recibe un soldado, por
estar sujeto a proceso, resulta inconcuso que se transgrede el
principio de interés superior del menor de edad que tiene una
familia monoparental, pues no distingue ni da la alternativa en
estos casos de hacer una ponderación a efecto de que
tratándose de madres o padres solteros, se les exima de la
disminución de sus haberes en los términos que precisa el
numeral reclamado, con lo cual además, se está repercutiendo
de manera indirecta en el desarrollo integral de los menores
de edad, al no podérseles brindar de la misma forma y con
similar calidad los beneficios que hasta antes de que se
ordenara la disminución de sus haberes lo venían haciendo, los
siguientes derechos que están incluidos en el principio del
interés superior del menor:

Derecho a vivir en condiciones de bienestar y a un
sano desarrollo integral.
38
 Derecho a la protección de la salud y a la seguridad
social.
 Derecho a la educación.
De ahí que el estado mexicano, implícitamente está
incumpliendo con la preservación de los derechos de un menor
de edad, al no contemplar que con la restricción de los
beneficios económicos que se otorgan a los soldados sujetos a
proceso, disminuirá su posibilidad económica para proporcionar
una vida digna a sus dependientes económicos, especialmente
si éstos son menores de edad, o personas adultas mayores,
cuyo estudio no se realizará por ser esencialmente el mismo
nada más que aplicado al otro extremo de la vida, pues las
personas adultas mayores también se encuentran en una
situación en la que se les debe proteger por parte del Estado.
Sin que sea obstáculo a lo anterior, el hecho de que
existan políticas públicas encaminadas a proporcionar recursos
para satisfacer necesidades de los menores de edad o
personas adultas mayores, ya que estás políticas públicas no
subsanan la inconstitucionalidad del artículo 20, del Reglamento
de los Grupos de Militares Procesados y Sentenciados.
Lo anterior, aunado al hecho de que es obligación para
las autoridades federales que imparten justicia, velar por el
interés superior del menor de edad, que no implica otra cosa
que vigilar el desarrollo del niño, y el ejercicio pleno de sus
derechos que deben ser considerados como criterios rectores
para la elaboración de normas y la aplicación de éstas en
todos los órdenes relativos a la vida del menor.
Sirve de apoyo a lo anterior la jurisprudencia 1a./J.
25/2012 (9a.), sustentada por la Primera Sala de la Suprema
Corte de la Nación, visible en la página 334, tomo I, libro XV,
correspondiente al mes de diciembre de dos mil doce, del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima
Época, que a la letra dice:
“INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. SU CONCEPTO.
En términos de los artículos 4o., párrafo octavo, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;
3 de la Convención sobre los Derechos del Niño,
ratificada por México y publicada en el Diario Oficial de
39
la Federación el 25 de enero de 1991; y 3, 4, 6 y 7 de la
Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños
y Adolescentes, los tribunales, en todas las medidas que
tomen relacionadas con los menores, deben atender
primordialmente al interés superior del niño; concepto
que interpretó la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (cuya competencia contenciosa aceptó el
Estado Mexicano el 16 de diciembre de 1998) de la
siguiente manera: "la expresión ‘interés superior del
niño’ ... implica que el desarrollo de éste y el ejercicio
pleno de sus derechos deben ser considerados como
criterios rectores para la elaboración de normas y la
aplicación de éstas en todos los órdenes relativos a la
vida del niño".
Asimismo, sirve de apoyo a lo anterior, la tesis 1a.
CVIII/2014 (10a.), sustentada por la Primera Sala de la
Suprema Corte de la Nación, visible en la página 538, libro 4,
marzo 2014, tomo I, correspondiente al mes de marzo de dos
mil catorce, del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Décima Época, que a la letra dice:
“DERECHOS DE LOS NIÑOS. BASTA CON QUE SE
COLOQUEN EN UNA SITUACIÓN DE RIESGO PARA
QUE SE VEAN AFECTADOS. El principio de interés
superior implica que los intereses de los niños deben
protegerse con mayor intensidad, por lo que no es
necesario que se genere un daño a los bienes o
derechos de los niños para que se vean afectados, sino
que basta con que éstos se coloquen en una situación
de riesgo. Aquí conviene hacer una precisión sobre el
concepto de riesgo. Si éste se entiende simplemente
como la posibilidad de que un daño ocurra en el futuro,
es evidente que la eventualidad de que un menor sufra
una afectación estará siempre latente. Cualquier menor
está en riesgo de sufrir una afectación por muy
improbable que sea. Sin embargo, ésta no es una
interpretación muy razonable del concepto de riesgo.
Así, debe entenderse que el aumento del riesgo se
configura normalmente como una situación en la que la
ocurrencia de un evento hace más probable la
ocurrencia de otro, de modo que el riesgo de que se
produzca este segundo evento aumenta cuando se
produce el primero. Aplicando tal comprensión a las
contiendas donde estén involucrados los derechos de
los menores de edad, y reiterando que el interés
superior de la infancia ordena que los jueces decidan
atendiendo a lo que resultará más beneficioso para el
niño, la situación de riesgo se actualizará cuando no se
adopte aquella medida que resultará más beneficiosa
para el niño, y no sólo cuando se evite una situación
perjudicial.
40
Por todo lo anterior, basta concluir que el artículo que se
tilda de inconstitucional, también vulnera el principio del interés
superior del menor de edad.
En consecuencia, al estar fundado el acto de aplicación
consistente en el oficio **********de siete de octubre de dos
mil
catorce,
en
una
norma
que
ha
sido
declarada
inconstitucional, es claro, que el mismo debe llevar una suerte
similar, es decir, se debe declarar su inconstitucionalidad por
basarse en un artículo contrario a la Carta Fundamental.
SÉPTIMO. Efectos del amparo. Al resultar fundados
todos los conceptos de violación hechos violación hechos valer
por la parte quejosa, lo que procede es conceder el amparo y
protección de la justicia de la unión para el efecto de que:
a) Se desincorpore de la esfera jurídica de la solicitante
de amparo, la aplicación presente y futura del artículo
20, fracciones I, II y III, del Reglamento de los Grupos
de Militares Procesados y Sentenciados; y,
b) El jefe del Estado Mayor de la Primera Región
Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional, deje
insubsistente el oficio **********de siete de octubre de
dos mil catorce********** y en su lugar, emita otro, en el
que se abstenga de aplicar en perjuicio de la parte
quejosa el artículo 20, fracciones I, II y III, del
Reglamento de los Grupos de Militares Procesados y
Sentenciados.
Al respecto, es aplicable la jurisprudencia 112/99, emitida
por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo X, Noviembre de 1999, página
19, que informa:
“AMPARO CONTRA LEYES. SUS EFECTOS SON LOS
DE PROTEGER AL QUEJOSO CONTRA SU
APLICACIÓN PRESENTE Y FUTURA. El principio de
relatividad de los efectos de la sentencia de amparo
establecido en los artículos 107, fracción II, constitucional
41
y 76 de la Ley de Amparo, debe interpretarse en el
sentido de que la sentencia que otorgue el amparo tiene
un alcance relativo en la medida en que sólo se limitará a
proteger al quejoso que haya promovido el juicio de
amparo. Sin embargo, este principio no puede entenderse
al grado de considerar que una sentencia que otorgue el
amparo contra una ley sólo protegerá al quejoso respecto
del acto de aplicación que de la misma se haya
reclamado en el juicio, pues ello atentaría contra la
naturaleza y finalidad del amparo contra leyes. Los
efectos de una sentencia que otorgue el amparo al
quejoso contra una ley que fue señalada como acto
reclamado son los de protegerlo no sólo contra actos de
aplicación que también haya impugnado, ya que la
declaración de amparo tiene consecuencias jurídicas en
relación con los actos de aplicación futuros, lo que
significa que la ley ya no podrá válidamente ser aplicada
al peticionario de garantías que obtuvo la protección
constitucional que solicitó, pues su aplicación por parte de
la autoridad implicaría la violación a la sentencia de
amparo que declaró la inconstitucionalidad de la ley
respectiva en relación con el quejoso; por el contrario, si
el amparo le fuera negado por estimarse que la ley es
constitucional, sólo podría combatir los futuros actos de
aplicación de la misma por los vicios propios de que
adolecieran. El principio de relatividad que sólo se limita a
proteger al quejoso, deriva de la interpretación
relacionada de diversas disposiciones de la Ley de
Amparo como son los artículos 11 y 116, fracción III, que
permiten concluir que en un amparo contra leyes, el
Congreso de la Unión tiene el carácter de autoridad
responsable y la ley impugnada constituye en sí el acto
reclamado, por lo que la sentencia que se pronuncie debe
resolver sobre la constitucionalidad de este acto en sí
mismo considerado; asimismo, los artículos 76 bis,
fracción I, y 156, que expresamente hablan de leyes
declaradas inconstitucionales por la jurisprudencia de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación; y, finalmente, el
artículo 22, fracción I, conforme al cual una ley puede ser
impugnada en amparo como autoaplicativa si desde que
entra en vigor ocasiona perjuicios al particular, lo que
permite concluir que al no existir en esta hipótesis acto
concreto de aplicación de la ley reclamada, la declaración
de inconstitucionalidad que en su caso proceda, se refiere
a la ley en sí misma considerada, con los mismos efectos
antes precisados que impiden válidamente su aplicación
futura en perjuicio del quejoso. Consecuentemente, los
efectos de una sentencia que otorga la protección
constitucional al peticionario de garantías en un juicio de
amparo contra leyes, de acuerdo con el principio de
relatividad, son los de proteger exclusivamente al
quejoso, pero no sólo contra el acto de aplicación con
motivo del cual se haya reclamado la ley, si se impugnó
como heteroaplicativa, sino también como en las leyes
autoaplicativas, la de ampararlo para que esa ley no le
sea aplicada válidamente al particular en el futuro”; y,
42
Por lo expuesto, fundado y con apoyo además, en los
artículos 73, 74, 75, 76, 77, 78, 124, 217, y demás relativos de
la Ley de Amparo, se
R E S U E L V E:
PRIMERO. Se SOBRESEE en el juicio de amparo promovido por
la señora ******************** en relación con los actos precisados
en el considerando tercero de este fallo.
SEGUNDO. La Justicia de la Unión AMPARA Y
PROTEGE a la señora ******************** en los términos
expuestos en el penúltimo considerando de esta sentencia y
para los efectos precisados en la última parte considerativa de
esta resolución.
NOTIFÍQUESE
PERSONALMENTE
A
LA
PARTE
QUEJOSA, por oficio a las autoridades responsables y a la
agente del Ministerio Público de la Federación adscrita.
Así lo resolvió y firma Paula María García Villegas
Sánchez Cordero, jueza Segunda de Distrito en Materia
Administrativa en el Distrito Federal, asistida de la secretaria
Rocío
Saldívar Alvarado, quien autoriza y certifica que las
promociones que, en su caso, generaron la presente resolución,
y
la
resolución
misma,
se
encuentran
debidamente
incorporadas al expediente electrónico, hasta el día de hoy
diecinueve de enero de dos mil quince, en que se terminó de
engrosar la sentencia. Doy fe.
________________________
Paula María García Villegas
Sánchez Cordero
jueza
nad
______________________
Rocío Saldívar Alvarado
secretaria
PROMOCIÓN(ES):
OFICIO(S): 2589, 2590, 2591, 2592, 2593, 2594, 2595 y 2596
43
Se
hace
constar
que
con
esta
fecha
__________________, se notificó a las partes por
medio de lista, la resolución que antecede (con
excepción de aquella parte a la que, en su caso, se
hubiere ordenado notificar personalmente); que siendo
las catorce horas del mismo día, se tuvo por
legalmente hecha dicha notificación, toda vez que no
compareció ninguna parte a oírla personalmente, y que
con fecha ___________________, surtió todos sus
efectos legales, de conformidad con lo previsto en los
artículos 26, fracción III, y 31, fracción II, de la Ley de
Amparo. Doy fe.
(El) (La) actuario (a)
ESTA HOJA CORRESPONDE A LA PARTE FINAL DE LA SENTENCIA DE
DIECINUEVE DE ENERO DE DOS MIL QUINCE DICTADA EN EL JUICIO DE AMPARO
NÚMERO 2215/2014, DEL ÍNDICE DEL JUZGADO SEGUNDO DE DISTRITO EN
MATERIA
ADMINISTRATIVA
EN
44
EL
DISTRITO
FEDERAL.
El licenciado(a) Rocio Saldivar Alvarado, hago constar y certifico que en
términos de lo previsto en los artículos 8, 13, 14, 18 y demás conducentes en lo
relativo de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública
Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información considerada
legalmente como reservada o confidencial que encuadra en el ordenamiento
mencionado. Conste.
45
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