El pin... árbitro italiano

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4a
Zócalo Saltillo Martes 29 de junio de 2010
OpiniónEditorial
Frase del día
»“Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente
existe, eso es todo”. Oscar Wilde, dramaturgo y novelista irlandés.
indicador monístico
Razones
Jorge Fernández
Menéndez
fraga
El pin... árbitro
italiano
El gol era ilegítimo, pero me parece
una explicación pueril
L
a gran mayoría de las per-
sonas que fueron encuestadas luego
del juego México-Argentina, consideraron que la responsabilidad de la
eliminación de la tricolor en Sudáfrica es del árbitro italiano que dio por bueno el
gol en fuera de lugar de Carlos Tévez. Muchos
cronistas consignan que luego de ese gol injusto, la Selección perdió el ánimo y a partir de allí
vinieron los errores como el de Ricardo Osorio
y por lo tanto la derrota.
El gol era ilegítimo, pero me parece una explicación pueril salvo que coincide plenamente con la forma en que vemos,
analizamos y explicamos lo que sucede en
nuestra sociedad. Los culpables siempre son
los otros, el destino o simplemente “nos tocó
perder”. La verdad es que cualquiera puede
sufrir una injusticia, todos la hemos sufrido,
pero no por eso se puede o se debe dejar de
luchar, de buscar un objetivo. Cualquier juez
se puede equivocar, con buenas o malas intenciones, pero eso no es lo que determina,
en última instancia una
derrota. México quedó
eliminada del mundial
porque no supo imponerse a Sudáfrica en
el primer partido (y
hablando del destino
si en ese juego hubiera entrado el cabezazo
que pegó en el palo del
conejo Pérez en el último minuto hubiéramos
quedado eliminados en la primera ronda) y
luego no jugó a ganar contra Uruguay; porque muchos jugadores no estuvieron a su
verdadero nivel (o ese es su verdadero nivel); porque Javier Aguirre apostó desde el
principio (¿se recuerda el caso de Jonathan
Dos Santos y cómo el técnico prefirió al Bofo
Bautista por encima del joven del Barcelona?) cometió muchos errores en las alineaciones y los cambios; porque México resultó
inferior a algunos de sus rivales, sobre todo
en mentalidad y no tuvo la ambición suficiente como para buscar ser primero en su grupo
y evitar a los más fuertes. El árbitro con su
mala decisión contribuyó a la eliminación,
es indudable. Pero iban 25 minutos de juego
y apenas estaban uno a cero ¿cómo explicar
los 65 minutos restantes de confusión y apatía y todo lo que sucedió entonces?
Pero lo que vemos en el futbol sirve
para justificar todo: en 2006 López Obrador,
dicen sus seguidores, perdió porque los jueces
en el tribunal electoral no lo apoyaron. No es
verdad pero no importa: López Obrador per-
dió porque cuando tenía una enorme ventaja se volvió cada vez más intolerante y duro;
porque insultó al presidente Fox con aquello
de “cállate chachalaca”; porque no fue al primer debate; porque no quiso dar entrevistas
a los medios que no eran sus amigos; porque
no quiso ir con los empresarios a explicar sus
propuestas; porque se equivocó radicalmente
en su campaña. No perdió por las decisiones
del IFE o del Tribunal Electoral.
La administración Calderón no
puede comunicar a la sociedad sus propuestas y muchos en ella consideran que es
por esa suerte de jueces que son los medios.
La comunicación gubernamental no está
funcionando bien, eso todos los sabemos,
pero el problema no son los medios: no se ha
sabido trasmitir el mensaje; no se han podido explicar muchas medidas; en el terreno
de la seguridad faltan voceros o los que hay
no cumplen cabalmente con su función y las
divisiones internas, reales o ficticias, parecen estar distorsionando aún más ese mensaje. Los medios seguramente
cumplimos,
como el árbitro italiano, un papel en esa
mala percepción social, pero no somos los
únicos
responsables.
Los medios podrán haberle exigido justa o injustamente a Aguirre
que quitara a Franco y
pusiera al “Chicharito”
sin entender las razones del “Vasco”, pero la
decisión de mantener a uno o quitar al otro
fue de éste, no de los medios.
Y lo mismo ocurre en el poder y en
la política. El domingo hay elecciones y ya
hay dirigentes partidarios que están responsabilizando de unos resultados que aún
no existen, a los árbitros (léase los institutos
electorales) o incluso que, como los panistas,
piden que no haya vigilancia policial en esos
estados durante la jornada comicial porque
tienen miedo de los policías que se utilicen
para manipular las elecciones. Es absurdo,
pero en los hechos ya están responsabilizando del resultado a su propio árbitro italiano.
Son preguntas
que nunca nos
queremos hacer
ni responder
El problema con las coartadas,
como lo es el error del árbitro, es que impiden tomar decisiones que expliquen los
fracasos. Si todo se debió a un error arbitral
o al destino (el karma dirán algunos) ¿para
qué cambiar?, ¿para qué aceptar responsabilidades?, ¿para qué ver qué es lo que no
está funcionando? Y esas son las preguntas
que nunca nos queremos hacer ni responder.
COSAS NUESTRAS
Jorge Villegas
Robos
Debieran indemnizar a las víctimas
de inmediato
E
l robo de automóviles
dejó de ser por exclusiva codi-
titubeo.
cia patrimonial.
rivales, abandonan o destruyen docenas.
No les duele el bolsillo. Hallarán
otras donde robaron las primeras.
El crimen organizado
arrebata vehículos como
simples útiles de trabajo.
Quieren las camionetas lujosas y rápidas para ir al combate contra
En cada batalla con el Ejército o
El colmo: los vehículos rescatados tardan meses en regresarlos a sus
dueños.
No quieren tenerles apego ni
Debieran indemnizar a las víctimas de inmediato, con cargo a las fortu-
saber lo que cuestan; para abandonarlas sin
nas que arrebatan a los criminales.
sus rivales.
CAPITOLIO
Gerardo Hernández
El Talión y la ceguera
‘Nadie puede ser juzgado por leyes
privativas ni por tribunales especiales’
L
a muerte de un candidato en campaña, para un cargo
ejecutivo, no ocurría desde que
mataron a Luis Donaldo Colosio
en Lomas Taurinas, el 23 de marzo
de 1994. El asesinato de Rodolfo Torre,
aspirante al gobierno de Tamaulipas por la
alianza PRI, Partido Verde y Nueva Alianza,
sucede en un entorno nacional convulso. La
iracundia fija agendas y los principales actores políticos del país, en lugar de conciliar y
llamar a la concordia, a la unidad nacional
en estos momentos de zozobra, siembran
vientos de cuyas tempestades ya dejaron
de escapar.
En el Capitolio del 17 de mayo (“La
hora de los partidos”) se lee: “El asesinato
de José Mario Guajardo Varela, candidato
del PAN a la alcaldía de Valle Hermoso,
refleja el grado de explosividad preelectoral en los quince estados que renovarán
gobiernos estatales y municipales, la mayoría el 4 de julio. (...)
Tamaulipas —donde
ocurrió la ejecución
del aspirante, de uno
de sus hijos y de un
trabajador— no sólo
genera violencia, también la exporta. (...)
“Antes de Guajardo,
Rafael
Barrientos, pre-
partir de actitudes que llamen a la civilidad, a la paz y a la concordia, no a la violencia en cualquiera de sus formas; al debate sereno y juicioso, no a la destrucción
del contrario. La legitimidad se obtiene no
sólo en las urnas, sino también en el ejercicio diario de la autoridad. Y, sobre todo,
con resultados. El país necesita certidumbre, no agitación”.
En “Recuperar el país” (19-5-10)
se advierte: “El país vive hoy también
tiempos aciagos. Cada quien (el Presidente, el Congreso, los gobernadores, los
partidos, los monopolios mediáticos y de
telecomunicaciones, los empresarios, los
sindicatos, las iglesias) estira para el lado
que supone menos malo o es el que más
le conviene. México está al garete y nadie
parece percatarse de que en este juego nadie gana, todos pierden. (…)
“México ha pagado bastante
caro ya su incuria, el abandono de paradigmas morales,
pero sólo resurgirá
si se decide a hacerlo. Vale la pena el esfuerzo. Por sus niños
y mujeres. Por sus
jóvenes y sus sueños.
Por la paz que todo
el mundo ansía. No
para que la ciudad,
el estado, el país,
sean lo que antes
fueron —¿cómo con
tanta sangre vertida,
tanto duelo, tantas vidas malogradas?—.
Simplemente, para hacerlos nuevamente
nuestros”.
‘Los partidos
deben hacer
su parte para
distender el
ambiente’
candidato del PRI a la
Presidencia Municipal
de Méndez, fue abatido en 2004. Tres años más tarde, el panista Juan Antonio Guajardo Anzaldúa,
ex alcalde de Río Bravo en dos ocasiones,
resultó también acribillado. El clima de
violencia y terror (…) coincide con procesos electorales en casi la mitad de la República. Por lo tanto, es imperioso que los
partidos moderen su lenguaje y dejen de
incitar a la violencia. (…)
“Los partidos deben hacer su
parte para distender el ambiente, en vez
de regar con gasolina el fuego. ¿Cómo? A
El primer paso para detener
la barbarie que atrapa al país consiste en
sujetar todas las acciones de la autoridad
a la ley. La Constitución en este sentido es
meridiana: “Nadie puede ser juzgado por
leyes privativas ni por tribunales especiales” (Artículo 13). La pena del Talión condenaría al mundo a la ceguera, advertía
Gandhi.
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