09 SIN MALDAD_9 MALDAD.qxd 18/09/14 19:02 Página 9 SIN MALDAD Por José García Abad [email protected] os cien días cumplidos en el trono por Felipe VI hacen un balance positivo. Ha conseguido en tan poco tiempo frenar en buena medida el deterioro de la imagen de la Monarquía lo que demuestra que la abdicación de Don Juan Carlos, que esta revista había insistido en reclamar, era necesaria. El nuevo rey no ha reclutado más monárquicos en este país de escasa afición monárquica, pero ha situado la cuestión en términos más “pacíficos”. El debate es ahora puramente político y no de reproche ético. Don Felipe ha estado rápido en tomar decisiones, sobre las que esta revista viene insistiendo, que afectaban a la calidad democrática. Ha prometido transparencia de las cuentas de la Casa Real, auditoría externa, eliminación de sueldos a la familia, etc. Don Felipe no exhibe la campechanía que derrochaba su padre pero creo que la gente ha recibido de buen grado su seriedad, no incompatible con una simpatía sin excesos confianzudos que sonarían a falsos, su buena voluntad, su aplicación a los asuntos de Estado y, desde luego, la inexistencia de negocios irregulares. Ha hecho una enmienda a la totalidad al rey padre. Por otra parte, da la impresión de que Doña Letizia ha entendido su papel de reina rectificando algunos errores cometidos como princesa de Asturias, sobre los que esta revista también ha venido insistiendo. Y las infantas, todavía pequeñas, gozan de general simpatía. Se ha dicho que a Don Felipe se le iba a juzgar por su actuación en el conflicto catalán. El Rey no tiene poder alguno pero la Constitución le atribuye una función que puede ser útil al señalar que “arbitra y modera el funcionamiento regular de las ins- F. MORENO L Felipe VI frena en 100 días el deterioro monárquico No ha reclutado más monárquicos en este país de escasa afición pero ha situado la cuestión en términos políticos y no éticos. Ha tomado decisiones que afectan a la calidad democrática: transparencia de las cuentas, auditoría externa, eliminación de sueldos a la familia, etc. tituciones”. No se sabe si el Rey ha hecho alguna gestión al respecto, lo que es una buena noticia. Su función lubricadora no debe trascender, debe efectuarse con discreción extrema, por debajo de la mesa. Las simpatías que Don Juan Carlos había cosechado durante muchos años en todas partes, incluida Cataluña, habían decaído notablemente, sobre todo en el último trienio, por lo que no era la persona adecuada para realizar eficazmente esa función. Don Felipe, y así lo han señalado en fuentes nacionalistas, despierta más esperanzas. Nada más expresivo para percibir el deterioro de la Monarquía que los comentarios que me hizo hace una década Francesc Homs, actual conseller de la Presidencia de la Generalitat, publicados en mi libro La Soledad del Rey y escuchar los comentarios descalificadores que ha formulado últimamente (José García Abad. La Soledad del rey. La Esfera de los Libros. Madrid, 2004.) “Quiero decir antes de nada –me decía entonces Homs durante un almuerzo en el restaurante "Paradis de´n Pep" de Barcelona– que la figura del Rey, de la Monarquía en general pero principalmente del rey Juan Carlos I, es en Cataluña apreciada y muy bien valorada. Esto es una realidad. Usted pregunta si hay papel para Su Majestad el Rey en Cataluña, o desde el punto de vista de Cataluña. Yo personalmente creo que sí, y muy importante…(…) de cara al futuro, para los catalanes, o para muchos catalanes, el Rey representa una oportunidad de configurar una articulación distinta, que sea más cómoda para nosotros, de lo que es la organización del Estado español o de España, en definitiva. De algún modo ha sido así desde la Transición y a lo largo de la con- solidación de la democracia, el puntal, la referencia que de algún modo tenemos en común todos los pueblos de España y, por lo cual, desde la óptica de un nacionalista catalán que busca un encaje distinto de Cataluña en España, la figura del Rey puede y debe tener un papel tremendo”. Han pasado diez años y la opinión de Homs sobre Don Juan Carlos y la Monarquía varió abismalmente. Como muestra bien valen sus declaraciones al conocerse la abdicación del monarca, en las que atribuía que la principal razón de la misma es “mantener la empresa familiar”. La Constitución atribuye al Rey “la más alta representación del Estado en las relaciones internacionales” y el próximo día 24 cumplirá con esta encomienda representando a España en la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Una buena foto para el monarca en los primeros días de su reinado. Entre sus objetivos se encuentran apoyar la candidatura española, frente a las de Turquía y Nueva Zelanda, para el Consejo de Seguridad durante el bienio 2015-16, que es aceptable por todos los partidos políticos. En este caso creo que se justifica la intervención del monarca pero entiendo que no deben prodigarse estas presencias como portavoz del Gobierno pues debe entenderse claramente y visualizarse con la misma nitidez en el exterior y en el interior que es el Gobierno el que marca la política exterior española y que esa política gubernamental puede no ser compartida por otras fuerzas políticas. Un día antes, el 23, Don Felipe intervendrá también en la Cumbre del Clima, que debate el futuro protocolo sobre el cambio climático. Un tema donde las discrepancias políticas son evidentes.● nº 1078. 22–28 de septiembre de 2014 9