Amuletos para edificar un estanque

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Amuletos para edificar
un estanque
Pascual Junco Cruz
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Amuletos para edificar un estanque
©Pascual Junco Cruz
Ilustraciones:
© Miguel Obrador Garrido Capellini
Los collages de las páginas 57,73,93 se hicieron con copias de grabados
de la carpeta “ Estampas Nostálgicas de Tris” del artista Sergio Cuevas
Avilés publicadas por el Ayuntamiento del Carmen en 1986.
Diseño de portada e interiores Alejandro Breck
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Primera edición 2013
D. R. © Secretaría de Educación del Estado de Tabasco
Calle Héroes del 47 s/n Col. El Águila,
Villahermosa, Tab.
D. R. © Instituto Tecnológico Superior de Comalcalco
Km. 2 Carretera vecinal Comalcalco – Paraíso,
R/a Occidente 3ra. Sección, Comalcalco, Tabasco.
ISBN: 978-607-8000-03-6
Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio
de esta obra sin la autorización de los editores.
Impreso en México/Printed in México 2013
Distribución gratuita, prohibida su venta.
Amuletos para edificar
un estanque
Pascual Junco Cruz
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Índice
Prólogo
11
I
Pitahaya
Chicharra
Paloma
Hormiga
Abeja
Estanque
Ciempiés
Trueno
Reflejo
Amuleto
Inundación
Elementos
Transparencia
Disfraz
Campana
Tumba
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25
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38
39
40
9
10
Tronco
Transición
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43
II
Primer aviso
Ataduras
Desafío
Torre
Tejedor de sueños
Hechicera
Monedas
Carmen
45
46
55
56
58
59
60
61
III
Amuletos para edificar un estanque
Reposo del primogénito
Casa de musgo
Mujer que lleva palomas en los brazos
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94
La rebelión de la naturaleza
Prólogo de Diana Juárez
“A
muletos para edificar un estanque” es un libro de
poemas delicado, transparente y de una gran nostalgia. Si no fuera libro sería una acuarela, esta es entonces
la literatura que Pascual Junco ha pintado para nosotros.
A diferencia de otros poetas de su generación que buscaron cortar cualquier vínculo con Carlos Pellicer, Pascual
Junco es un poeta honestamente bucólico, no se amedrenta ante las opiniones que aseguran que la nueva poesía
debe ser más urbana y más maldita, más oscura o rebuscada. Hay que decir que si la naturaleza ya existía antes
de Pellicer ¿por qué no ha de sobrevivirlo? Sin embargo,
la astucia con la que se aborden estos escenarios campira-
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12
nos, o la reinterpretación que se haga del mismo Pellicer
(si se quiere), debe contener algo suficientemente especial
para no quedar en el mero paisajismo. En este sentido, la
naturaleza se convierte en una verdadera mole que vencer,
una verdadera apuesta, en la que el poeta puede salir mal
parado. Pascual Junco, como se diría coloquialmente, se la
rifa con estos textos.
En esta selección puede distinguirse claramente la búsqueda del poeta, es notoria su humildad al dejarse empapar de Pellicer pero también es evidente su gran creatividad al darle la vuelta y lograr una asimilación y no una
imitación o una repetición. Otras presencias poéticas se
intuyen en sus páginas: José Emilio Pacheco, T.S. Elliot,
José Luis Rivas, así como también algo muy cercano al
haikú y al budismo zen:
(…)el faro es la torre iluminada de un castillo a la orilla del mar
y las gaviotas pañuelos que un dios tira desde arriba.
La poesía de Pascual en estas páginas es compacta, clara, contemplativa, y su lenguaje, que constantemente evoca palabras campiranas, es perfectamente fino e incluso
elegante:
(…) Tira la soga
culebrea el lazo en el aire
Espumarajos de bravura tiñen la mañana
Sucumbe la bestia ante el acoso
Hierve la carne al sellar su letra de hierro ardiente
¡Esa bestia es mía!
En conjunto, encontramos unidad y narrativa; los primeros textos, por ejemplo, los más breves y contemplativos, los más inocentes también, nos internan en ese universo un tanto místico, cerca del mar, donde hay un pueblo,
animales y vegetación dotadas de alma, o de personalidad:
13
Chicharra
Sale a comprar
en abril
su matraca de barro
14
A partir del siguiente episodio, comienzan a aparecer
personajes más complejos. El niño que se convierte en un
hombre solitario y mira hacia atrás como quien mira un
paraíso diluido, esta voz poética será percibida como protagonista del libro, miramos el mundo a través de sus ojos,
aunque pocas veces hable en primera persona:
Habita sin el socorro del hijo que no engendró. Más allá de
las tierras que cubre de hormigas la boca de sus ancestros;
lejos del origen de la primera palabra (…) Debajo de la
almohada esconde sagrada la ignominia de su fe.
¿Quién cuidará del sueño cuando en el lecho convalezca?
Conocemos a su melancólica madre envejecida:
En un cofrecito de plata su madre guardó una parte
de él al nacer (…)
(…) alimañas en la sangre le comieron el color y el viento
dejó en su cabeza la huella de un vendaval.
Mora en su cordura el primer guiño de la muerte.
(…)Mujer que lleva palomas en los brazos
dibuja en el lienzo de la niebla el camino a casa
Conocemos a su vital y enérgico padre:
(…) Mi padre se levanta con sonrisa límpida
para esparcirla con la semilla de la siembra.
(..) Mi padre tiene el sol
exprime una naranja
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con su mano de elogio (…)
Sabemos de un hermano mayor, y una hechicera que
padece los mismos pesares de soledad que él pero que, en
diferencia, ella sí se rebela y maldice todo lo que él de algún
modo santifica, sin embargo, se vislumbra una simpatía
hacia ella o una identificación:
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(…) Arrasa cosechas, sega ojos de agua, hurta la sobriedad
de quien pronuncia su nombre. Merodea por linderos en
noches de luna menguante, una ronda de luciérnagas le
alumbra el camino. (…)
Finalmente encontramos, en medio de este conflicto
existencial sobre la inocencia perdida, la muerte del hermano, dentro del poema Reposo del primogénito, uno de
los momentos más conmovedores del libro:
Un dardo de pólvora ungió la frente
horadó la noche el último signo de tu voz
entre campos de gramilla resplandece el nombre
El verdugo de la vida
hizo una oquedad en el árbol genealógico (…)
Hay un rincón oscuro para ti
si reencarnas en mariposa nocturna
agua en el buró por si tienes sed
hierba seca en una cajita
por si quieres visitarme en grillo
Cómo pesa tu nombre
moja mi boca de vino
Busco la confesión de tu verdugo en el sueño
Una flor amanece abandonada en la puerta(…)
(…) ahora es tiempo de colgar tu retrato en la pared
explota el silencio en los labios de mi madre
17
recuerda su primer dolor de parto (…)
18
El universo se perturba, no vuelve a ser el mismo, aunque siempre llega el reverdecer de un nuevo mundo, la naturaleza se reconfigura y sigue a su manera.
Pascual nos ofrece una trama literaria, una narrativa de
los sentimientos, estampas emocionales que tienen por
expresión la naturaleza, a veces muerta, de los sitios donde se desarrollan los personajes:
(…) Todo aquí es un tiradero de cosas
Pierden su color original
Cae una hoja seca
Inmersa en su quietud la piedra
Un pájaro se hunde en la trayectoria del vuelo
Ayer sembramos la semilla de tu cuerpo.
Podría no ser este libro la cúspide de sus aspiraciones
como escritor, pero en definitiva es un trazo firme, un libro que habla por sí solo de una búsqueda del poeta y del
ser humano, un libro que logra inmiscuirnos en su intimidad. Después de todo lo dicho, queda abierta la invitación
a descubrir por ustedes mismos sus versos favoritos.
19
20
21
22
uno
Pitahaya
Pez
en la
fronda
23
Chicharra
24
Sale a comprar
en abril
su matraca de barro
Paloma
Con su abanico
de plumas
el día se sopla
25
Hormiga
26
Minúscula
gota de sol
requemado
Abeja
En un campo
de concentración de flores
una avioneta sobrevuela
27
Estanque
28
En olas diminutas
el agua tiembla
la libélula desciende
29
Ciempiés
30
Diminuto
tren
subterráneo
Trueno
Choque
de trenes
mudanza en el cielo
31
Reflejo
32
Arco de plata
espejo frente al sol
el pez levita
Amuleto
El mejor regalo
para un árbol
es vivir en él
33
Inundación
34
Cansada de su mansedumbre
un día se emancipó
transgredió su camino de barro
35
Elementos
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El aire se incendia donde transcurre el río
un rubor anaranjado se descubre
la tierra lleva un ramo de fuego
Transparencia
La luz traza
un mapa de aire
en las ramas
el sol
juega
con la fronda
al reloj de arena
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Disfraz
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Espantajo en la corteza
pequeño lagarto de árbol
rama caminante
segura de su disfraz
medita la iguana
Campana
El día se encrespa de tañidos
Bajo la copa de metal
el asombro de la muchedumbre
Todo está vivo
el espacio habitado de luz vibra
Sobre el bronce galopan los pájaros
La campana contorna entradas
enfunda salidas
Las paredes estallan
júbilo y latidos
39
Tumba
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Para no sucumbir al golpe de su caída
decidieron cortarlo
Convertido en fogata
cruje al contar sus últimos secretos
Tronco
La corriente es una mujer muerta de risa
la maleza juega a enredarse en su cabello
Salí de casa río abajo
fundiéndome con la luz del agua
No ha llegado el lagarto con dientes de espuela
no ha llegado la tortuga y su pizarra geométrica
Como un agujero negro
un remolino engulle la basura urbana
Soy mitad agua
y mitad luz
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oasis para la garza que toma medida de su presa
Una bandada de pájaros da aletazos contra el agua
La humedad me devora
me vuelvo rumor de campo
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Transición
Siembra el grillo su desnudez agónica
el crepúsculo pierde vida
la noche asalta
43
44
dos
Ante su mirada infantil creció la hiedra de los días.
Volverá a vivir en sus palabras.
Primer aviso
En un cofrecito de plata su madre guardó una parte de él
al nacer.
Imploró a caudales a la mil veces victoriosa apuntar a
otra parte. La venció en partidas de ajedrez en noches de
vigía; entró y salió de la antesala. Alimañas en la sangre
le comieron el color y el viento dejó en su cabeza la huella
de un vendaval.
Mora en su cordura el primer guiño de la muerte.
45
Ataduras
El ocaso es un monstruo gigantesco
agita el mar con su cuchara metálica.
*
46
Se levantó con la desesperación de los comejenes cuando
les destruyen su enjambre. Descubrió el mar bajo el cielo
ensangrentado:
—Allá van los delfines, llevan carruajes de agua.
*
Los rompeolas son pequeños muelles donde arriban
diminutos barcos, el faro es la torre iluminada de un
castillo a orilla del mar y las gaviotas pañuelos que un
dios tira desde arriba. Todo se marcha. Hoy cruza el mar
y ríe con ojos de niño.
47
*
A punto de ser presa de su arrebato, le dejó la mirada
en desconcierto como barco en el naufragio, cormorán
extraviado, barcarola que nadie canta, bandera raída,
lluvia de nadie, cangrejo huyendo al paso del hombre.
48
49
*
50
Con los caracoles se inventó orejas de mar. Esperó
escuchar el golpe de las olas contra el maderamen de los
barcos, voces, algo descifrable: hervidero de espuma,
graznidos de gaviotas, cantos de sirenas, reyertas de
piratas.
Aturdido y vacío de respuesta, sucumbió ante el
sueño.
*
Se perdió en la madrugada buscando al caballo blanco.
Su padre lo mandó por la bestia en la extensión de la
sabana. Sintió las piernas trémulas y recordó el día en
que conoció el mar. La blancura del caballo le señaló el
camino del regreso.
51
*
52
Despierta como el mar, iracundo de peces. Le sorprende
la ventisca sobre la arena. Habita con la marea que
responde a la lluvia, los cangrejos se asustan cuando
infringe su espacio.
Más allá el mar trajina.
53
*
54
Cuando sopla el viento del Sur, el mar arroja a la cara el
rumor de sus muertos. El viento salado y frío sopla sobre
la techumbre. Un murmullo marino estrangula peces.
Avienta su extrañeza, su grandilocuencia, gritos de
náufrago, el último sollozo de los suicidas.
El viento del Sur es el reclamo del mar por recuperar
su espacio.
Desafío
Corría con la tempestad tronándole los dedos. Su carreta
era un carro de fuego y la yunta de bueyes, pegasos
dispuestos a cortar el viento con sus alas. Frente a su
padre:
—He vencido a la lluvia.
55
Torre
56
Corrió por la orilla del mar en busca de la torre donde
vive el viejo sabio, guardián de la puerta al mundo que su
padre le contó de niño. Allí probaría el mejor de los vinos
y conocería el amor. Al encuentro, un faro en ruinas y
una leyenda en la puerta: “El mundo es el más pequeño
de tus pasos, albor emergido de tus manos”.
57
Tejedor de sueños
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Habita sin el socorro del hijo que no engendró. Más
allá de la tierra que cubre de hormigas la boca de sus
ancestros; lejos del origen de la primera palabra. Cautivo
de historias como secretos germinados en otro campo,
puertas que abrir, tesoros no desenterrados. Debajo de la
almohada esconde sagrada la ignominia de su fe.
¿Quién cuidará del sueño cuando en el lecho
convalezca?
Hechicera
¿Es digno del hombre este pago, que en mi afán por obrar
bien, me aparta del mundo?
Habitó entre mortales. Un desatino de curandera
provocó la ira de los ancestros y obligada fue al destierro.
Arrasa cosechas, sega ojos de agua, hurta la sobriedad
de quien pronuncia su nombre. Merodea por linderos en
noches de luna menguante, una ronda de luciérnagas le
alumbra el camino.
Maldita sea esta tierra y todos los que de ella coman.
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Monedas
60
Murió como estrella fugaz asaltando las miradas de sus
descendientes. Se marchó en el cenit. Insistía en atrapar
la luz para alumbrar su camino. Su primogénito cubrió
sus ojos con monedas de bronce.
Carmen
No des de comer a tu hijo sobre tu vientre desnudo
porque se comerá los años, sentenciaron los ancestros.
El día que nació Carmen, se asomó un colibrí por el
balcón. A la partera le agradó: la visita del colibrí el día
del nacimiento es presagio de longevidad.
De pequeña le gustó comer sobre el vientre desnudo
de su madre y jugar sus senos dormidos. No conoció letra
ni correteó en colegios. Carmen vivió ciento nueve años
y no dedicó espíritu ciego ni cuerpo entero a hombre
alguno. El día de su muerte revoloteó un colibrí en el
umbral de su habitación.
61
62
tres
Amuletos para edificar un estanque
Antes que la flor madure
y esparza la semilla de su veneno
cortamos la mala hierba del repasto
A medio cielo vulnerada por la lluvia
el relámpago de la raíz
Como reinos caídos
legiones de insectos inician la mudanza
Hay duda en contemplar la belleza de la flor
para las manos que la arrancan
De un tajo derribará el azadón
la hierba en resistencia
63
*
64
En el repasto de la tarde
con el último goterón de sol
siembran su resplandor los caballos
reclaman entre el ganado su papel de vigías
atrapan huellas de crepúsculo en el jagüey
pastan estrellas para disipar la oscuridad
un pasado de unicornios y pegasos
evocan al corretear cocuyos
temen que de un momento a otro
salte a su crin el duende del sueño
*
Los pájaros preludian un día provechoso
amanece con rubor de ámbar
Mi padre se levanta con sonrisa límpida
para esparcirla con la semilla de la siembra
65
*
66
Atrapamos en el jagüey la madrefil
culebra de agua
El lodo venda los ojos
un cuchillo de agua entierra su luz
La zarza
los juncos
la madreselva
y el jacinto
bajan a beber
Hay que colocar una enramada
dar sombra al agua
*
Sobre el caballo blanco
de brioso trote
y firmes ancas
monta mi padre
Tira la soga
culebrea el lazo en el aire
Espumarajos de bravura tiñen la mañana
sucumbe la bestia ante el acoso
Hierve la carne al sellar su letra de hierro ardiente
¡Esa bestia es mía!
67
*
68
Pequeños cielos blancos se comprimen
en conchas de carne se refugia el sol
alfombra de copra es el secadero
Los zanates con devoción de cuervo
merodean los alrededores
Aves de corral revientan con la merma
Hay que darle más realismo al espantapájaros
colgar en los horcones del solar
grandes amuletos de hojalata
romper con un disparo el silencio del día
*
En una tarde de mayo
bajamos un corazón de árbol
Gotas de ámbar
esferas doradas
Hay que saber castrar la colmena
con suavidad de ángel
Mi padre tiene el sol
exprime una naranja
con su mano de elogio
sin cansancio ni premura
Derrite el sol
la tarde de almíbar
69
*
70
Tu alma de niño juega a repetirse
Tocas mi memoria y se acercan los trenes
Contra la erosión del tiempo el eco de tu voz
Golpeas la mesa con la ira de un gigante
obstinado enseñas a danzar caballos
Altivo faro en medio de la zozobra
antorcha contra el viento
guardián de noches oscuras
*
En los estanques a potrero abierto
el agua descansa sus pies de lodo
Un pequeño bosque de sauces
se apropia del cielo
Desternilla su matraca de risa el pájaro caracolero
tumulto de conchas deja en troncos de árboles
Bajo el silencio de la tarde
una red abre su dentadura de plomo
irrumpe la quietud del agua con su manaza de hilo
No habrá tregua para los peces al picar el alba
71
*
72
El caserío se incendia hasta caer la tarde
precisión de lucero trajo la pinta del verano
languidez de fantasma para la postal
En un árbol de ramas secas canta el pájaro vaquero
anuncia la prolongación de la sequía
Tembloroso en la búsqueda de ojos de agua
un sapo se entierra en el traspatio
No dejen nunca el cántaro vacío
advierte el abuelo bajo un cielo sin islas
hunde una vara de limonero en el pozo
Hay que invocar la lluvia con tambores de hojalata
conquistar con el ruido al perro guardián
73
*
74
Antes que la creciente llegue
hay que cortar la hiedra del recinto
enterrar la basura
limpiar su casita de arcilla
El agua muda de piel como las iguanas
resucita batracios
sale a comprar anteojos en verano
un estanque se edifica
Reposo del primogénito
Encuentro tu historia en la huella de una carreta
en el jardín donde crece herido un tulipán en los árboles que nacieron cuando partiste
Descorro las cortinas para que florezca tu sombra
escucho tus pasos en la azotea
aseguras puertas y ventanas
resguardas cosas en días de lluvia
Encuentro tu historia en un libro
un insecto se lanza al vuelo
75
*
76
Ahora es tiempo de colgar tu retrato en la pared
explota el silencio en los labios de mi madre
recuerda su primer dolor de parto
se acaricia los brazos
se mira los pies
sabe que algo falta
Pronuncia entre murmullos un versículo
música al borde de una lágrima
La pared permanece vacía
*
Entre espirales de incienso
y unción de aceite de oliva
abandona la lluvia su silabario musical
huellas frescas en el sereno de la hierba
aliento húmedo en el espejo del armario
Anida en casa la herencia de tu temple
dardo de tinta en la memoria
77
*
78
Ante la quietud de una torcaza
abre el cielo su molino de agua
oración de barro para quien intenta morder
el fruto del sueño
Todo aquí es un tiradero de cosas
pierden su color original
Cae una hoja seca
Inmersa en su quietud la piedra
Un pájaro se hunde en la trayectoria del vuelo
Ayer sembramos la semilla de tu cuerpo
*
Un ciruelo se desgaja
un camino se despereza
corriente de río ocre
A un costado de la cama
hay luz en noches de tormenta
el viento prefiere un camino simple
Mi madre desentierra en el jardín
indicios de un cuerpo
vestigios de su primogénito
79
*
80
En el último refilón de la madrugada
sobre el cogote de los bueyes
cae sin agravio la yunta
conservan la mansedumbre
En las manos del hijo mayor
la rienda de la carreta
Es justa la claridad del árbol
Ganarle al tiempo apunta el itinerario
Cuando el sol lance su anagrama de luz
un cargamento de frutos
irrumpirá el sereno del camino
Hemos cumplido la encomienda
81
*
82
Un dardo de pólvora ungió la frente
horadó la noche el último signo de tu voz
entre campos de gramilla resplandece el nombre
El verdugo de la vida
hizo una oquedad en el árbol genealógico
Trajina la hojarasca en el mohín de otoño
Por la mañana
mi madre edifica su fortaleza de himnario
con su bastón musical
Yo alimento palomas con migajas de pan
atisbo a ser un hombre atento al sol del domingo
No apagaré la luz ni cerraré la puerta
si el beso de tu sombra me alcanza
*
Hay un rincón oscuro para ti
si reencarnas en mariposa nocturna
agua en el buró por si tienes sed
hierba seca en una cajita
por si quieres visitarme en grillo
Cómo pesa tu nombre
moja mi boca de vino
Busco la confesión de tu verdugo en el sueño
una flor amanece abandonada en la puerta
Cuánta falta haces en esta casa hermano-padre
cuánta fortaleza resta tu partida
83
Casa de musgo
Para heredar transparencia de árbol
es preciso atesorar ojos de agua
regar alrededor de los pozos
arena piedra y hojarasca
84
*
El domingo por la tarde achicamos el pozo
vendedor de ilusiones
Las monedas se quedan
para prolongar la inocencia
y asir nuestros sueños
*
Los sueños coinciden
alguien vendrá
nos sentaremos a la mesa
las palabras serán oasis
La visita es una fiesta
desde las manos hasta la fronda del encino
desde la ventana hasta el horizonte
Nuestra risa asustará a los pájaros
y el cielo hará una estación en el recuerdo
85
*
86
Fui regalo para disipar tu soledad
Asomas tu rostro al desorden
silbidos de pájaro se apoderan de la mañana
música de sandalias absorben el sereno de la hierba
un gato ronronea en el sillón
¿Dónde está tu risa que espantaba los zanates?
Mujer que habitas el silencio
ya no siembras palomas cuando llegas
*
Se prolongan las horas del sueño
días de lluvia encierro en casa
De pan y café el incienso de la mañana
Se prolongan los turnos en la mesa
las horas de radio
Atizamos el fogón estufa de tierra
serpentinas de humo reciben el invierno
la lluvia aborda su barca de nenúfares
87
*
88
Los rincones de la casa son enormes alacenas
a puerta abierta resguardan la cosecha
alteros de sandía conforman un bodegón
Frente al zaguán
sobre manta de henequén
un secadero de vainas de frijoles
Mi madre desgrana mazorcas de maíz
gotas pálidas de sol caen en tina de aluminio
una lluvia de granizo se desprende de sus manos
89
*
90
Invasores luminosos irrumpen la tarde
trozos de luz ven nacer el polvo
juegan a rayar el piso
descubren su composición de concha marina
rayos equis en mis manos
una espada de mago me corta a la mitad
La luz naranja del estío
recorre del ocre al sepia
*
En el fondo del pozo habita una canica
lágrima petrificada de mi madre
conchita de caracol que no nació
ojo de barro pulido por la redondez del agua
la luna puso un huevo con el eclipse
91
*
92
Se avecina el huracán
abrirá su único ojo sobre el caserío
Corremos como hormigas frente a un cuerpo de agua
atamos las cosas a hierro y horcones
en un quinqué prisionera la luz
Mi padre entierra postes de tinto
asegura la casa con sogas y cuerdas de nailon
para que no escape como mascota recién adquirida
para que la llevemos siempre asida al alma
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Mujer que lleva palomas en los brazos
94
En el fondo de las horas se construye una casa
sus ventanas son nuevas hojas
y en la puerta una mujer teje vidas en la enredadera
La madrugada deja abierta la alcoba
No pegues más retratos en el cielo del arcón
no ves que la madera teñirá de sepia nuestros rostros
El huracán se ensaña con la tierra hasta lamer su médula
entra en casa como visitante inesperado
libras una batalla contra las alimañas
Incansables ante la devastación
las palabras tienen sombra
y el cielo es aventura de luz sin horizonte
Al pensar en ti
el recuerdo se unifica de azul
y los cuentos se llenan de presagios
Tu voz enciende candiles en la oscuridad
La ramita de tamarindo de tus pestañas
tiene el ritmo de las olas
Pon tu mano de bálsamo sobre mi llaga
habitaré los salmos
para espantar al ángel depredador
Aún se derrumba en cánticos mi pecho
aún descubro a tu lado
el asombro de la muchedumbre en domingos de plaza
Tu memoria es una barda sin pedazos de vidrio
hablará por mí el venado que no cazó mi padre
las iguanas sacrificadas por tus manos en días de guardar
el tigre sin piel que enterramos en el traspatio
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la tortuga que mira en el fondo del pozo
las palomas tristes por el sueste
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Digo sol y las libélulas celebran
La mansedumbre del mar es un reloj
las manos de mi madre agrietadas de cansancio
y la tarde como un pájaro sin pretensión de vuelo
¿Has visto las abejas?
vuelan hacia ti como el estío
como el hijo que vuelve con sal en los labios
Mi madre es una niña grande en espera de la lluvia
hay frases en su boca que disipan la tormenta
¿Qué hacen esos pájaros carpinteros sobre el techo?
El agua florece en el estanque
con el desorden y la humedad ancestral
Las aves imitan el alboroto de las hormigas
Mujer que lleva palomas en los brazos
dibuja en el lienzo de la niebla el camino a casa
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Amuletos para edificar un estanque
se terminó de imprimir en diciembre de 2013
en los talleres de Grupo HEGA S.A. de C.V.
Villahermosa, Tabasco.
Se imprimieron 6,000 ejemplares,
más sobrantes para reposición.
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