1 2 3 4 Amuletos para edificar un estanque Pascual Junco Cruz 5 Amuletos para edificar un estanque ©Pascual Junco Cruz Ilustraciones: © Miguel Obrador Garrido Capellini Los collages de las páginas 57,73,93 se hicieron con copias de grabados de la carpeta “ Estampas Nostálgicas de Tris” del artista Sergio Cuevas Avilés publicadas por el Ayuntamiento del Carmen en 1986. Diseño de portada e interiores Alejandro Breck 6 Primera edición 2013 D. R. © Secretaría de Educación del Estado de Tabasco Calle Héroes del 47 s/n Col. El Águila, Villahermosa, Tab. D. R. © Instituto Tecnológico Superior de Comalcalco Km. 2 Carretera vecinal Comalcalco – Paraíso, R/a Occidente 3ra. Sección, Comalcalco, Tabasco. ISBN: 978-607-8000-03-6 Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de esta obra sin la autorización de los editores. Impreso en México/Printed in México 2013 Distribución gratuita, prohibida su venta. Amuletos para edificar un estanque Pascual Junco Cruz 7 8 Índice Prólogo 11 I Pitahaya Chicharra Paloma Hormiga Abeja Estanque Ciempiés Trueno Reflejo Amuleto Inundación Elementos Transparencia Disfraz Campana Tumba 23 24 25 26 27 28 30 31 32 33 34 36 37 38 39 40 9 10 Tronco Transición 41 43 II Primer aviso Ataduras Desafío Torre Tejedor de sueños Hechicera Monedas Carmen 45 46 55 56 58 59 60 61 III Amuletos para edificar un estanque Reposo del primogénito Casa de musgo Mujer que lleva palomas en los brazos 63 75 84 94 La rebelión de la naturaleza Prólogo de Diana Juárez “A muletos para edificar un estanque” es un libro de poemas delicado, transparente y de una gran nostalgia. Si no fuera libro sería una acuarela, esta es entonces la literatura que Pascual Junco ha pintado para nosotros. A diferencia de otros poetas de su generación que buscaron cortar cualquier vínculo con Carlos Pellicer, Pascual Junco es un poeta honestamente bucólico, no se amedrenta ante las opiniones que aseguran que la nueva poesía debe ser más urbana y más maldita, más oscura o rebuscada. Hay que decir que si la naturaleza ya existía antes de Pellicer ¿por qué no ha de sobrevivirlo? Sin embargo, la astucia con la que se aborden estos escenarios campira- 11 12 nos, o la reinterpretación que se haga del mismo Pellicer (si se quiere), debe contener algo suficientemente especial para no quedar en el mero paisajismo. En este sentido, la naturaleza se convierte en una verdadera mole que vencer, una verdadera apuesta, en la que el poeta puede salir mal parado. Pascual Junco, como se diría coloquialmente, se la rifa con estos textos. En esta selección puede distinguirse claramente la búsqueda del poeta, es notoria su humildad al dejarse empapar de Pellicer pero también es evidente su gran creatividad al darle la vuelta y lograr una asimilación y no una imitación o una repetición. Otras presencias poéticas se intuyen en sus páginas: José Emilio Pacheco, T.S. Elliot, José Luis Rivas, así como también algo muy cercano al haikú y al budismo zen: (…)el faro es la torre iluminada de un castillo a la orilla del mar y las gaviotas pañuelos que un dios tira desde arriba. La poesía de Pascual en estas páginas es compacta, clara, contemplativa, y su lenguaje, que constantemente evoca palabras campiranas, es perfectamente fino e incluso elegante: (…) Tira la soga culebrea el lazo en el aire Espumarajos de bravura tiñen la mañana Sucumbe la bestia ante el acoso Hierve la carne al sellar su letra de hierro ardiente ¡Esa bestia es mía! En conjunto, encontramos unidad y narrativa; los primeros textos, por ejemplo, los más breves y contemplativos, los más inocentes también, nos internan en ese universo un tanto místico, cerca del mar, donde hay un pueblo, animales y vegetación dotadas de alma, o de personalidad: 13 Chicharra Sale a comprar en abril su matraca de barro 14 A partir del siguiente episodio, comienzan a aparecer personajes más complejos. El niño que se convierte en un hombre solitario y mira hacia atrás como quien mira un paraíso diluido, esta voz poética será percibida como protagonista del libro, miramos el mundo a través de sus ojos, aunque pocas veces hable en primera persona: Habita sin el socorro del hijo que no engendró. Más allá de las tierras que cubre de hormigas la boca de sus ancestros; lejos del origen de la primera palabra (…) Debajo de la almohada esconde sagrada la ignominia de su fe. ¿Quién cuidará del sueño cuando en el lecho convalezca? Conocemos a su melancólica madre envejecida: En un cofrecito de plata su madre guardó una parte de él al nacer (…) (…) alimañas en la sangre le comieron el color y el viento dejó en su cabeza la huella de un vendaval. Mora en su cordura el primer guiño de la muerte. (…)Mujer que lleva palomas en los brazos dibuja en el lienzo de la niebla el camino a casa Conocemos a su vital y enérgico padre: (…) Mi padre se levanta con sonrisa límpida para esparcirla con la semilla de la siembra. (..) Mi padre tiene el sol exprime una naranja 15 con su mano de elogio (…) Sabemos de un hermano mayor, y una hechicera que padece los mismos pesares de soledad que él pero que, en diferencia, ella sí se rebela y maldice todo lo que él de algún modo santifica, sin embargo, se vislumbra una simpatía hacia ella o una identificación: 16 (…) Arrasa cosechas, sega ojos de agua, hurta la sobriedad de quien pronuncia su nombre. Merodea por linderos en noches de luna menguante, una ronda de luciérnagas le alumbra el camino. (…) Finalmente encontramos, en medio de este conflicto existencial sobre la inocencia perdida, la muerte del hermano, dentro del poema Reposo del primogénito, uno de los momentos más conmovedores del libro: Un dardo de pólvora ungió la frente horadó la noche el último signo de tu voz entre campos de gramilla resplandece el nombre El verdugo de la vida hizo una oquedad en el árbol genealógico (…) Hay un rincón oscuro para ti si reencarnas en mariposa nocturna agua en el buró por si tienes sed hierba seca en una cajita por si quieres visitarme en grillo Cómo pesa tu nombre moja mi boca de vino Busco la confesión de tu verdugo en el sueño Una flor amanece abandonada en la puerta(…) (…) ahora es tiempo de colgar tu retrato en la pared explota el silencio en los labios de mi madre 17 recuerda su primer dolor de parto (…) 18 El universo se perturba, no vuelve a ser el mismo, aunque siempre llega el reverdecer de un nuevo mundo, la naturaleza se reconfigura y sigue a su manera. Pascual nos ofrece una trama literaria, una narrativa de los sentimientos, estampas emocionales que tienen por expresión la naturaleza, a veces muerta, de los sitios donde se desarrollan los personajes: (…) Todo aquí es un tiradero de cosas Pierden su color original Cae una hoja seca Inmersa en su quietud la piedra Un pájaro se hunde en la trayectoria del vuelo Ayer sembramos la semilla de tu cuerpo. Podría no ser este libro la cúspide de sus aspiraciones como escritor, pero en definitiva es un trazo firme, un libro que habla por sí solo de una búsqueda del poeta y del ser humano, un libro que logra inmiscuirnos en su intimidad. Después de todo lo dicho, queda abierta la invitación a descubrir por ustedes mismos sus versos favoritos. 19 20 21 22 uno Pitahaya Pez en la fronda 23 Chicharra 24 Sale a comprar en abril su matraca de barro Paloma Con su abanico de plumas el día se sopla 25 Hormiga 26 Minúscula gota de sol requemado Abeja En un campo de concentración de flores una avioneta sobrevuela 27 Estanque 28 En olas diminutas el agua tiembla la libélula desciende 29 Ciempiés 30 Diminuto tren subterráneo Trueno Choque de trenes mudanza en el cielo 31 Reflejo 32 Arco de plata espejo frente al sol el pez levita Amuleto El mejor regalo para un árbol es vivir en él 33 Inundación 34 Cansada de su mansedumbre un día se emancipó transgredió su camino de barro 35 Elementos 36 El aire se incendia donde transcurre el río un rubor anaranjado se descubre la tierra lleva un ramo de fuego Transparencia La luz traza un mapa de aire en las ramas el sol juega con la fronda al reloj de arena 37 Disfraz 38 Espantajo en la corteza pequeño lagarto de árbol rama caminante segura de su disfraz medita la iguana Campana El día se encrespa de tañidos Bajo la copa de metal el asombro de la muchedumbre Todo está vivo el espacio habitado de luz vibra Sobre el bronce galopan los pájaros La campana contorna entradas enfunda salidas Las paredes estallan júbilo y latidos 39 Tumba 40 Para no sucumbir al golpe de su caída decidieron cortarlo Convertido en fogata cruje al contar sus últimos secretos Tronco La corriente es una mujer muerta de risa la maleza juega a enredarse en su cabello Salí de casa río abajo fundiéndome con la luz del agua No ha llegado el lagarto con dientes de espuela no ha llegado la tortuga y su pizarra geométrica Como un agujero negro un remolino engulle la basura urbana Soy mitad agua y mitad luz 41 oasis para la garza que toma medida de su presa Una bandada de pájaros da aletazos contra el agua La humedad me devora me vuelvo rumor de campo 42 Transición Siembra el grillo su desnudez agónica el crepúsculo pierde vida la noche asalta 43 44 dos Ante su mirada infantil creció la hiedra de los días. Volverá a vivir en sus palabras. Primer aviso En un cofrecito de plata su madre guardó una parte de él al nacer. Imploró a caudales a la mil veces victoriosa apuntar a otra parte. La venció en partidas de ajedrez en noches de vigía; entró y salió de la antesala. Alimañas en la sangre le comieron el color y el viento dejó en su cabeza la huella de un vendaval. Mora en su cordura el primer guiño de la muerte. 45 Ataduras El ocaso es un monstruo gigantesco agita el mar con su cuchara metálica. * 46 Se levantó con la desesperación de los comejenes cuando les destruyen su enjambre. Descubrió el mar bajo el cielo ensangrentado: —Allá van los delfines, llevan carruajes de agua. * Los rompeolas son pequeños muelles donde arriban diminutos barcos, el faro es la torre iluminada de un castillo a orilla del mar y las gaviotas pañuelos que un dios tira desde arriba. Todo se marcha. Hoy cruza el mar y ríe con ojos de niño. 47 * A punto de ser presa de su arrebato, le dejó la mirada en desconcierto como barco en el naufragio, cormorán extraviado, barcarola que nadie canta, bandera raída, lluvia de nadie, cangrejo huyendo al paso del hombre. 48 49 * 50 Con los caracoles se inventó orejas de mar. Esperó escuchar el golpe de las olas contra el maderamen de los barcos, voces, algo descifrable: hervidero de espuma, graznidos de gaviotas, cantos de sirenas, reyertas de piratas. Aturdido y vacío de respuesta, sucumbió ante el sueño. * Se perdió en la madrugada buscando al caballo blanco. Su padre lo mandó por la bestia en la extensión de la sabana. Sintió las piernas trémulas y recordó el día en que conoció el mar. La blancura del caballo le señaló el camino del regreso. 51 * 52 Despierta como el mar, iracundo de peces. Le sorprende la ventisca sobre la arena. Habita con la marea que responde a la lluvia, los cangrejos se asustan cuando infringe su espacio. Más allá el mar trajina. 53 * 54 Cuando sopla el viento del Sur, el mar arroja a la cara el rumor de sus muertos. El viento salado y frío sopla sobre la techumbre. Un murmullo marino estrangula peces. Avienta su extrañeza, su grandilocuencia, gritos de náufrago, el último sollozo de los suicidas. El viento del Sur es el reclamo del mar por recuperar su espacio. Desafío Corría con la tempestad tronándole los dedos. Su carreta era un carro de fuego y la yunta de bueyes, pegasos dispuestos a cortar el viento con sus alas. Frente a su padre: —He vencido a la lluvia. 55 Torre 56 Corrió por la orilla del mar en busca de la torre donde vive el viejo sabio, guardián de la puerta al mundo que su padre le contó de niño. Allí probaría el mejor de los vinos y conocería el amor. Al encuentro, un faro en ruinas y una leyenda en la puerta: “El mundo es el más pequeño de tus pasos, albor emergido de tus manos”. 57 Tejedor de sueños 58 Habita sin el socorro del hijo que no engendró. Más allá de la tierra que cubre de hormigas la boca de sus ancestros; lejos del origen de la primera palabra. Cautivo de historias como secretos germinados en otro campo, puertas que abrir, tesoros no desenterrados. Debajo de la almohada esconde sagrada la ignominia de su fe. ¿Quién cuidará del sueño cuando en el lecho convalezca? Hechicera ¿Es digno del hombre este pago, que en mi afán por obrar bien, me aparta del mundo? Habitó entre mortales. Un desatino de curandera provocó la ira de los ancestros y obligada fue al destierro. Arrasa cosechas, sega ojos de agua, hurta la sobriedad de quien pronuncia su nombre. Merodea por linderos en noches de luna menguante, una ronda de luciérnagas le alumbra el camino. Maldita sea esta tierra y todos los que de ella coman. 59 Monedas 60 Murió como estrella fugaz asaltando las miradas de sus descendientes. Se marchó en el cenit. Insistía en atrapar la luz para alumbrar su camino. Su primogénito cubrió sus ojos con monedas de bronce. Carmen No des de comer a tu hijo sobre tu vientre desnudo porque se comerá los años, sentenciaron los ancestros. El día que nació Carmen, se asomó un colibrí por el balcón. A la partera le agradó: la visita del colibrí el día del nacimiento es presagio de longevidad. De pequeña le gustó comer sobre el vientre desnudo de su madre y jugar sus senos dormidos. No conoció letra ni correteó en colegios. Carmen vivió ciento nueve años y no dedicó espíritu ciego ni cuerpo entero a hombre alguno. El día de su muerte revoloteó un colibrí en el umbral de su habitación. 61 62 tres Amuletos para edificar un estanque Antes que la flor madure y esparza la semilla de su veneno cortamos la mala hierba del repasto A medio cielo vulnerada por la lluvia el relámpago de la raíz Como reinos caídos legiones de insectos inician la mudanza Hay duda en contemplar la belleza de la flor para las manos que la arrancan De un tajo derribará el azadón la hierba en resistencia 63 * 64 En el repasto de la tarde con el último goterón de sol siembran su resplandor los caballos reclaman entre el ganado su papel de vigías atrapan huellas de crepúsculo en el jagüey pastan estrellas para disipar la oscuridad un pasado de unicornios y pegasos evocan al corretear cocuyos temen que de un momento a otro salte a su crin el duende del sueño * Los pájaros preludian un día provechoso amanece con rubor de ámbar Mi padre se levanta con sonrisa límpida para esparcirla con la semilla de la siembra 65 * 66 Atrapamos en el jagüey la madrefil culebra de agua El lodo venda los ojos un cuchillo de agua entierra su luz La zarza los juncos la madreselva y el jacinto bajan a beber Hay que colocar una enramada dar sombra al agua * Sobre el caballo blanco de brioso trote y firmes ancas monta mi padre Tira la soga culebrea el lazo en el aire Espumarajos de bravura tiñen la mañana sucumbe la bestia ante el acoso Hierve la carne al sellar su letra de hierro ardiente ¡Esa bestia es mía! 67 * 68 Pequeños cielos blancos se comprimen en conchas de carne se refugia el sol alfombra de copra es el secadero Los zanates con devoción de cuervo merodean los alrededores Aves de corral revientan con la merma Hay que darle más realismo al espantapájaros colgar en los horcones del solar grandes amuletos de hojalata romper con un disparo el silencio del día * En una tarde de mayo bajamos un corazón de árbol Gotas de ámbar esferas doradas Hay que saber castrar la colmena con suavidad de ángel Mi padre tiene el sol exprime una naranja con su mano de elogio sin cansancio ni premura Derrite el sol la tarde de almíbar 69 * 70 Tu alma de niño juega a repetirse Tocas mi memoria y se acercan los trenes Contra la erosión del tiempo el eco de tu voz Golpeas la mesa con la ira de un gigante obstinado enseñas a danzar caballos Altivo faro en medio de la zozobra antorcha contra el viento guardián de noches oscuras * En los estanques a potrero abierto el agua descansa sus pies de lodo Un pequeño bosque de sauces se apropia del cielo Desternilla su matraca de risa el pájaro caracolero tumulto de conchas deja en troncos de árboles Bajo el silencio de la tarde una red abre su dentadura de plomo irrumpe la quietud del agua con su manaza de hilo No habrá tregua para los peces al picar el alba 71 * 72 El caserío se incendia hasta caer la tarde precisión de lucero trajo la pinta del verano languidez de fantasma para la postal En un árbol de ramas secas canta el pájaro vaquero anuncia la prolongación de la sequía Tembloroso en la búsqueda de ojos de agua un sapo se entierra en el traspatio No dejen nunca el cántaro vacío advierte el abuelo bajo un cielo sin islas hunde una vara de limonero en el pozo Hay que invocar la lluvia con tambores de hojalata conquistar con el ruido al perro guardián 73 * 74 Antes que la creciente llegue hay que cortar la hiedra del recinto enterrar la basura limpiar su casita de arcilla El agua muda de piel como las iguanas resucita batracios sale a comprar anteojos en verano un estanque se edifica Reposo del primogénito Encuentro tu historia en la huella de una carreta en el jardín donde crece herido un tulipán en los árboles que nacieron cuando partiste Descorro las cortinas para que florezca tu sombra escucho tus pasos en la azotea aseguras puertas y ventanas resguardas cosas en días de lluvia Encuentro tu historia en un libro un insecto se lanza al vuelo 75 * 76 Ahora es tiempo de colgar tu retrato en la pared explota el silencio en los labios de mi madre recuerda su primer dolor de parto se acaricia los brazos se mira los pies sabe que algo falta Pronuncia entre murmullos un versículo música al borde de una lágrima La pared permanece vacía * Entre espirales de incienso y unción de aceite de oliva abandona la lluvia su silabario musical huellas frescas en el sereno de la hierba aliento húmedo en el espejo del armario Anida en casa la herencia de tu temple dardo de tinta en la memoria 77 * 78 Ante la quietud de una torcaza abre el cielo su molino de agua oración de barro para quien intenta morder el fruto del sueño Todo aquí es un tiradero de cosas pierden su color original Cae una hoja seca Inmersa en su quietud la piedra Un pájaro se hunde en la trayectoria del vuelo Ayer sembramos la semilla de tu cuerpo * Un ciruelo se desgaja un camino se despereza corriente de río ocre A un costado de la cama hay luz en noches de tormenta el viento prefiere un camino simple Mi madre desentierra en el jardín indicios de un cuerpo vestigios de su primogénito 79 * 80 En el último refilón de la madrugada sobre el cogote de los bueyes cae sin agravio la yunta conservan la mansedumbre En las manos del hijo mayor la rienda de la carreta Es justa la claridad del árbol Ganarle al tiempo apunta el itinerario Cuando el sol lance su anagrama de luz un cargamento de frutos irrumpirá el sereno del camino Hemos cumplido la encomienda 81 * 82 Un dardo de pólvora ungió la frente horadó la noche el último signo de tu voz entre campos de gramilla resplandece el nombre El verdugo de la vida hizo una oquedad en el árbol genealógico Trajina la hojarasca en el mohín de otoño Por la mañana mi madre edifica su fortaleza de himnario con su bastón musical Yo alimento palomas con migajas de pan atisbo a ser un hombre atento al sol del domingo No apagaré la luz ni cerraré la puerta si el beso de tu sombra me alcanza * Hay un rincón oscuro para ti si reencarnas en mariposa nocturna agua en el buró por si tienes sed hierba seca en una cajita por si quieres visitarme en grillo Cómo pesa tu nombre moja mi boca de vino Busco la confesión de tu verdugo en el sueño una flor amanece abandonada en la puerta Cuánta falta haces en esta casa hermano-padre cuánta fortaleza resta tu partida 83 Casa de musgo Para heredar transparencia de árbol es preciso atesorar ojos de agua regar alrededor de los pozos arena piedra y hojarasca 84 * El domingo por la tarde achicamos el pozo vendedor de ilusiones Las monedas se quedan para prolongar la inocencia y asir nuestros sueños * Los sueños coinciden alguien vendrá nos sentaremos a la mesa las palabras serán oasis La visita es una fiesta desde las manos hasta la fronda del encino desde la ventana hasta el horizonte Nuestra risa asustará a los pájaros y el cielo hará una estación en el recuerdo 85 * 86 Fui regalo para disipar tu soledad Asomas tu rostro al desorden silbidos de pájaro se apoderan de la mañana música de sandalias absorben el sereno de la hierba un gato ronronea en el sillón ¿Dónde está tu risa que espantaba los zanates? Mujer que habitas el silencio ya no siembras palomas cuando llegas * Se prolongan las horas del sueño días de lluvia encierro en casa De pan y café el incienso de la mañana Se prolongan los turnos en la mesa las horas de radio Atizamos el fogón estufa de tierra serpentinas de humo reciben el invierno la lluvia aborda su barca de nenúfares 87 * 88 Los rincones de la casa son enormes alacenas a puerta abierta resguardan la cosecha alteros de sandía conforman un bodegón Frente al zaguán sobre manta de henequén un secadero de vainas de frijoles Mi madre desgrana mazorcas de maíz gotas pálidas de sol caen en tina de aluminio una lluvia de granizo se desprende de sus manos 89 * 90 Invasores luminosos irrumpen la tarde trozos de luz ven nacer el polvo juegan a rayar el piso descubren su composición de concha marina rayos equis en mis manos una espada de mago me corta a la mitad La luz naranja del estío recorre del ocre al sepia * En el fondo del pozo habita una canica lágrima petrificada de mi madre conchita de caracol que no nació ojo de barro pulido por la redondez del agua la luna puso un huevo con el eclipse 91 * 92 Se avecina el huracán abrirá su único ojo sobre el caserío Corremos como hormigas frente a un cuerpo de agua atamos las cosas a hierro y horcones en un quinqué prisionera la luz Mi padre entierra postes de tinto asegura la casa con sogas y cuerdas de nailon para que no escape como mascota recién adquirida para que la llevemos siempre asida al alma 93 Mujer que lleva palomas en los brazos 94 En el fondo de las horas se construye una casa sus ventanas son nuevas hojas y en la puerta una mujer teje vidas en la enredadera La madrugada deja abierta la alcoba No pegues más retratos en el cielo del arcón no ves que la madera teñirá de sepia nuestros rostros El huracán se ensaña con la tierra hasta lamer su médula entra en casa como visitante inesperado libras una batalla contra las alimañas Incansables ante la devastación las palabras tienen sombra y el cielo es aventura de luz sin horizonte Al pensar en ti el recuerdo se unifica de azul y los cuentos se llenan de presagios Tu voz enciende candiles en la oscuridad La ramita de tamarindo de tus pestañas tiene el ritmo de las olas Pon tu mano de bálsamo sobre mi llaga habitaré los salmos para espantar al ángel depredador Aún se derrumba en cánticos mi pecho aún descubro a tu lado el asombro de la muchedumbre en domingos de plaza Tu memoria es una barda sin pedazos de vidrio hablará por mí el venado que no cazó mi padre las iguanas sacrificadas por tus manos en días de guardar el tigre sin piel que enterramos en el traspatio 95 la tortuga que mira en el fondo del pozo las palomas tristes por el sueste 96 Digo sol y las libélulas celebran La mansedumbre del mar es un reloj las manos de mi madre agrietadas de cansancio y la tarde como un pájaro sin pretensión de vuelo ¿Has visto las abejas? vuelan hacia ti como el estío como el hijo que vuelve con sal en los labios Mi madre es una niña grande en espera de la lluvia hay frases en su boca que disipan la tormenta ¿Qué hacen esos pájaros carpinteros sobre el techo? El agua florece en el estanque con el desorden y la humedad ancestral Las aves imitan el alboroto de las hormigas Mujer que lleva palomas en los brazos dibuja en el lienzo de la niebla el camino a casa 97 98 99 100 Amuletos para edificar un estanque se terminó de imprimir en diciembre de 2013 en los talleres de Grupo HEGA S.A. de C.V. Villahermosa, Tabasco. Se imprimieron 6,000 ejemplares, más sobrantes para reposición. 101 102 103 104