Número de registro: 23317 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 801/2011.
Número de registro: 23317
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Libro IV, Enero de 2012
Página: 4087
PROPIEDAD INDUSTRIAL. IMPORTANCIA DEL ISOTIPO EN LA CONFRONTACIÓN
DE MARCAS MIXTAS O COMPUESTAS, PARA DETERMINAR SI SON
SEMEJANTES EN GRADO DE CONFUSIÓN.
PROPIEDAD INDUSTRIAL. PARA DETERMINAR SI UNA MARCA MIXTA ES
SEMEJANTE A OTRA EN GRADO DE CONFUSIÓN, ES FACTIBLE ATENDER AL
ISOTIPO O COMPONENTE FUNDAMENTAL.
PROPIEDAD INDUSTRIAL. TÉCNICA PARA REALIZAR EL EXAMEN DE NOVEDAD
DE LAS MARCAS Y VERIFICAR SI NO SE ACTUALIZA LA PROHIBICIÓN DE SU
REGISTRO EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 90, FRACCIÓN XVI, DE LA LEY
RELATIVA.
AMPARO DIRECTO 801/2011. PRODUCTOS NATURALES DEL CENTRO, S.A. DE
C.V. 24 DE NOVIEMBRE DE 2011. UNANIMIDAD DE VOTOS. PONENTE:
ARMANDO CORTÉS GALVÁN. SECRETARIO: ROBERTO FRAGA JIMÉNEZ.
CONSIDERANDO:
OCTAVO. El examen de la demanda de garantías pone de manifiesto que la solicitante de
amparo formula en vía de conceptos de violación, en esencia, los argumentos siguientes:
a) La Sala responsable infringió los artículos 14 y 16 de la Constitución Federal, en relación
con los numerales 50 y 51 de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo,
pues contrario a lo que resolvió, en el caso no se actualiza el supuesto de prohibición a que se
refiere el artículo 90, fracción XVI, de la Ley de Propiedad Industrial, habida cuenta que el
registro marcario de la quejosa pretende proteger productos distintos (café, té, cacao,
confitería, dulces y caramelos, entre otros), a los amparados por la marca opuesta como
anterioridad (bebidas de chocolate).
b) El fallo reclamado es inconstitucional, en virtud de que la Sala responsable no expuso los
motivos por los que consideró que los productos amparados por las marcas en pugna se
comercializan en los mismos canales de distribución y se dirigen al mismo público
consumidor; además, no señaló las razones por las que debe estimarse que este último puede
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confundir las citadas marcas, infiriendo que provienen de un solo titular.
c) El examen comparativo del registro marcario de la quejosa (Zuma zumareza y diseño) y de
la marca ya registrada (Choco zuma y diseño), pone de manifiesto que no existe semejanza
en grado de confusión gráfica, fonética y conceptual o ideológica, a más que amparan
productos distintos que no originan confusión entre el público que los consume.
Para analizar la eficacia de los argumentos sintetizados, es pertinente señalar que de las
constancias del juicio de nulidad número 1790/10-EPI-01-6, del índice de la Sala
Especializada en Materia de Propiedad Intelectual del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y
Administrativa, que tienen valor probatorio pleno en términos de lo dispuesto en los artículos
129 y 202 del Código Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la Ley de
Amparo, según lo permite el artículo 2o. de esta última legislación, se desprende que la
empresa Productos Naturales del Centro, Sociedad Anónima de Capital Variable, demandó la
nulidad de la resolución contenida en el oficio número MA/M/1985/1007977 del dieciocho
de mayo de dos mil diez, a través de la cual la coordinadora departamental de Examen de
Marcas "C" del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial negó el registro de la marca
denominada "Zuma zumareza y diseño".
Seguido por su cauce legal el juicio de nulidad, la Sala responsable pronunció sentencia en la
que reconoció la validez del acto combatido, al considerar que se fundó y motivó
debidamente la decisión de negar el registro marcario en comento.
A esa conclusión arribó la juzgadora, pues señaló que la marca a registrar resulta semejante
tanto fonética como gráfica y conceptualmente respecto de la marca registrada con
anterioridad, denominada "Choco zuma y diseño", a más que amparan la comercialización de
productos similares, como son la confitería, dulces y caramelos de chocolate; de ahí que si las
marcas en cuestión pueden resultar confusas para el público consumidor, se actualiza la
prohibición contenida en la fracción XVI del artículo 90 de la Ley de la Propiedad Industrial.
Por cuestión de método, en primer lugar debe decirse que es ineficaz el concepto de violación
resumido en el inciso b), pues la Sala responsable no incurrió en la violación formal referida
por la impetrante de garantías.
En efecto, de la lectura integral del fallo reclamado se desprende que la juzgadora expuso las
razones y circunstancias especiales por las que concluyó que las marcas en pugna están
dirigidas al mismo público consumidor, a más de tener el mismo canal de distribución y
sector comercial, de lo que se sigue que pueden confundirse.
Sobre el particular, la Sala Fiscal sostuvo que las marcas en controversia amparan productos
de la misma clase internacional (treinta), pues mientras que la marca registrada "Choco zuma
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y diseño" protege chocolate en todos sus tipos o presentaciones, el registro marcario de la
quejosa ampara, entre otros, la confitería, dulces y caramelos, entre los que indudablemente,
afirma la Juzgadora, se encuentra el chocolate.
En esa tesitura, la responsable determinó que si las marcas en pugna son susceptibles de
amparar productos similares, como son la confitería, dulces y caramelos de chocolate, es
indudable que tienen los mismos canales de distribución, público consumidor y sector
comercial, por lo que no pueden coexistir.
Luego, la juzgadora concluyó que si las marcas en pugna protegen productos similares o
coincidentes y, además, son gráfica y fonéticamente semejantes, en razón de que contienen
un elemento común, como es la palabra "Zuma", es inconcuso que el público consumidor
puede confundirse al considerar que provienen del mismo titular.
Desde esa perspectiva, resulta patente que contrario a lo afirmado por la impetrante de
garantías, la Sala responsable expuso las razones por las cuales arribó a la conclusión de que
las marcas sujetas a debate se comercializan en los mismos canales de distribución y se
dirigen al mismo público consumidor, situación que las vuelve confusas.
Así, la peticionaria de garantías no debió limitarse a plantear una violación formal en que la
Sala responsable no incurrió al dictar la sentencia reclamada, sino que estaba obligada a
controvertir las consideraciones que sustentó la juzgadora en ese sentido, por lo que al no
haberlo hecho así, es indudable la ineficacia del argumento estudiado.
Precisado lo anterior, debe decirse que también son ineficaces los restantes conceptos de
violación formulados por la quejosa, identificados con los incisos a) y c), en razón de que la
aquí quejosa repite argumentos que expuso a título de conceptos de impugnación en su
demanda de nulidad, sin controvertir las consideraciones que adoptó la Sala responsable, a fin
de desestimarlos.
Se afirma tal postura, ya que la amparista reitera los razonamientos que expresó en el capítulo
de conceptos de anulación de su ocurso litigioso (fojas ocho a quince del expediente de
nulidad), en el que argumentó, básicamente, que no se actualiza la hipótesis normativa
contenida en la fracción XVI del artículo 90 de la Ley de la Propiedad Industrial, habida
cuenta de que no existe semejanza en grado de confusión gráfica, fonética y conceptual o
ideológica entre el registro marcario de aquélla (Zuma zumareza y diseño) y la marca opuesta
como anterioridad (Choco zuma y diseño), a más de que amparan productos distintos que no
originan confusión al público consumidor; por tanto, resulta lógico que los conceptos de
violación de mérito no se encuentran encaminados a controvertir los razonamientos y
fundamentos legales en que se apoyó la sentencia reclamada para sobreseer en el juicio;
porque no es posible jurídicamente tomar en cuenta argumentos formulados en una época,
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para atacar un acto jurídico inexistente que surgió con posterioridad, por tanto, resultan
ineficaces los planteamientos en estudio.
Lo anterior se robustece si se toma en cuenta que los argumentos en cuestión, al ser una
reproducción esencial de lo planteado en la demanda de nulidad promovida por la ahora
quejosa, se encuentran dirigidos a controvertir los motivos y fundamentos de la resolución
impugnada, sin exponer razonamientos contundentes en relación con las consideraciones que
sustentan el fallo de la Sala responsable en cuanto al particular.
Corrobora la ineficacia destacada el hecho de que la accionante omitió controvertir lo
razonado por la Sala responsable en el sentido de que debe tenerse por consentida la
semejanza en grado de confusión fonética entre las marcas en pugna, determinada por la
autoridad demandada en la resolución impugnada, en tanto que aquélla no esgrimió
conceptos de impugnación dirigidos a combatir esa decisión; máxime que esta última es
acertada, pues del estudio comparativo de las aludidas marcas se advierte que contienen un
elemento dominante (Zuma), que a primer golpe de voz las hace similares y, por tanto,
confusas.
Asimismo, la peticionaria de garantías nada dice en relación con lo sostenido por la juzgadora
referente a que la locución "Zuma" se traduce en un elemento dominante de las marcas en
pugna que las hace semejantes en grado de confusión visual o gráfica, ya que a primer golpe
de vista es la palabra que más destaca respecto de las demás que también conforman aquéllas.
En ese sentido, la quejosa tampoco controvierte lo asumido por la Sala Fiscal en el sentido de
que las palabras "Choco" y "Zumareza", que integran las marcas en pugna, no son distintivas
ni suficientes para estimar que se trata de marcas distintas, en tanto contienen el elemento
común "Zuma"; máxime que el examen comparativo de los diseños de las marcas de mérito
revela que la citada palabra "Zuma" constituye el elemento principal de ambos signos
marcarios.
De igual modo, la amparista no desvirtúa lo concluido por la Sala Fiscal referente a que las
marcas en controversia tienen los mismos canales de distribución, público consumidor y
sector comercial, ya que amparan productos de la misma clase internacional (treinta), pues
mientras que la marca registrada "Choco zuma y diseño" protege chocolate en todos sus tipos
o presentaciones, el registro marcario de la quejosa ampara, entre otros, la confitería, dulces y
caramelos, entre los que se encuentran los de chocolate, por lo que aquéllas no pueden
coexistir.
Luego, la quejosa debió controvertir el examen comparativo que efectuó la Sala Fiscal, en
función del cual, afirma, las marcas en pugna resultan semejantes en grado de confusión
fonética, gráfica y conceptual o ideológica; asimismo, debió exponer los motivos o razones
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por los que debe estimarse que contrario a lo que aquélla resolvió, la locución "Zuma" no se
traduce en un elemento dominante de las referidas marcas, respecto del cual el público
consumidor pueda considerar que son iguales o provienen de un mismo titular.
Bajo esa óptica, es pertinente recordar que de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 103 y
107 de la Constitución General de la República, y 44, 46 y 158 de la Ley de Amparo, el
particular que obtuvo sentencia definitiva desfavorable a sus intereses puede promover el
juicio de amparo directo, expresando los conceptos de violación que considere le causa el
fallo reclamado. Luego, si en los planteamientos en cuestión la quejosa no combate aquél y se
limita a reiterar sustancialmente los argumentos que expuso en su demanda de nulidad, como
sucedió en el caso, es innegable que el concepto de violación en cita resulta ineficaz, pues la
materia del juicio de amparo directo es la sentencia reclamada y no los fundamentos y
motivos expresados en los actos impugnados en el juicio contencioso administrativo.
En conclusión, es palmario que la quejosa se limita a reproducir argumentos que expuso
como conceptos de anulación en la demanda contenciosa administrativa, sin controvertir las
consideraciones que sirvieron de base a la Sala responsable para demostrar su ineficacia
jurídica, lo que conduce a la convicción de que tales planteamientos no se encaminan a
cuestionar el fallo reclamado y, por ende, son ineficaces para conceder la protección
constitucional solicitada.
Resulta aplicable al caso, por su contenido y alcance, la jurisprudencia 166, emitida por la
Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, Séptima Época, Tomo VI, Parte SCJN,
visible en la página 112, que es del tenor siguiente:
"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. Si el quejoso, sustancialmente repite, en sus conceptos de
violación, los agravios que hizo valer ante el tribunal responsable, pero se olvida de impugnar
los fundamentos de la sentencia reclamada, que dieron respuesta a tales agravios, debe
concluirse que dichos conceptos son inoperantes porque, por una parte en el amparo no se
debe resolver si el fallo de primer grado estuvo bien o mal dictado sino si los fundamentos de
la sentencia reclamada, que se ocuparon de aquellos agravios, son o no violatorios de
garantías; y por otra, porque si tales fundamentos no aparecen combatidos en la demanda de
amparo, se mantienen vivos para continuar rigiendo la sentencia que se reclama."
Sólo a título de abundamiento, este Tribunal Colegiado considera oportuno señalar que
resulta jurídico que la Sala responsable haya reconocido la validez de la resolución
impugnada, en la que se negó el registro de la marca "Zuma zumareza y diseño", habida
cuenta que resulta semejante en grado de confusión fonética y gráfica o visual respecto del
registro marcario opuesto como anterioridad "Choco zuma" y, en esa medida, se ubica en el
supuesto a que se refiere el artículo 90, fracción XVI, de la Ley de la Propiedad Industrial.
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Para avalar la certeza de tal afirmación, es pertinente destacar que el artículo 88 de la Ley de
la Propiedad Industrial establece los requisitos que debe reunir un signo para ser registrable
como marca, a saber:
I. Distintividad. Es la función principal de la marca, ya que por ella se diferencian los
productos o servicios que se encuentran en el mercado relevante, de otros similares, para que
el consumidor pueda individualizarlos y singularizarlos, en virtud de que estos matices
garantizan el derecho a una libre elección de los consumidores y protegen los intereses del
titular de la marca, con el fin de lograr una competencia leal.
Un signo puede pasar al uso general que lo transforma en común, sin que pueda ser indicativo
de un producto o de sus características, esto es, será irregistrable por carecer de la calidad de
distintividad, en virtud de que se otorgaría de forma indebida a su titular un monopolio sobre
la designación de los productos o servicios que ampare; salvo que se encuentre
complementado con otros signos o imágenes que, utilizados en un sentido diverso al original,
adquieran una fuerza expresiva suficiente para asignarle capacidad distintiva, en relación con
el producto o servicio respectivos, sin perjuicio de que dicho signo pueda continuar
utilizándose libremente en el ámbito común.
II. Perceptibilidad. Es la posibilidad que tiene un signo para poder ser captado por cualquier
persona a través de los sentidos. Este requisito permite que el sujeto identifique a la marca y
la asocie con un producto o servicio determinado, pues como bien inmaterial que es, por
tanto, es menester que lo intangible (corpus misticum) se materialice (corpus mechanichum),
adquiriendo una representación exterior que pueda ser diferenciada por el consumidor.
III. Susceptibilidad de representación gráfica. Es la condición que determina que el signo
marcario pueda ser expresado o descrito materialmente, a fin de que la persona que lo
observe se forme una idea de él, para lo que se utilizan medios como palabras y figuras, entre
otros.
De lo expuesto se desprenden las reglas generales para que sea registrable una marca, pues de
acuerdo con las diversas disposiciones de la Ley de la Propiedad Industrial, cualquier tipo de
palabra o signo pueden emplearse y ser registrados como marca, siempre y cuando no se
incurra en alguna de las prohibiciones que la propia ley establece a ciertos términos que no
pueden usarse con tal propósito; sin embargo, es menester hacer hincapié que en la naturaleza
de la marca, tanto desde el punto de vista jurídico, económico, como social, su función
básicamente es distinguir o identificar ante el público consumidor los productos o servicios
que se van a amparar con su registro, frente a artículos idénticos o semejantes en el mercado
nacional.
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Las excepciones a las reglas mencionadas están contenidas, esencialmente, en el artículo 90
de la citada legislación, de entre las que destaca, para lo que interesa a este estudio, la
dispuesta en su fracción XVI, que es del tenor siguiente:
Ley de la Propiedad Industrial
"Artículo 90. No serán registrables como marca: ... XVI. Una marca que sea idéntica o
semejante en grado de confusión a otra en trámite de registro presentada con anterioridad o a
una registrada y vigente, aplicada a los mismos o similares productos o servicios. Sin
embargo, sí podrá registrarse una marca que sea idéntica a otra ya registrada, si la solicitud es
planteada por el mismo titular, para aplicarla a productos o servicios similares, y ..."
El precepto invocado establece una serie de hipótesis con base en las cuales se impide el
registro como marca de diversas denominaciones, diseños y formas, que por alguna razón se
consideran inapropiados para ser empleados como marca, las cuales se relacionan,
fundamentalmente, con la agrupación que la doctrina ha clasificado en prohibiciones
absolutas y relativas.
Las prohibiciones absolutas se refieren a la aptitud del signo en sí; son casos en los que la ley
prohíbe su registro, bien por falta de capacidad distintiva en relación con el producto o
servicio para el que se solicita (en los casos de los signos genéricos, usuales o descriptivos);
por constituir una indicación de procedencia no susceptible de apropiación como marca
individual; o porque la marca es engañosa, ilícita o consiste en símbolos inapropiables.
Por el contrario, las prohibiciones relativas comprenden aquellos casos en los que el signo,
aun siendo registrable, no está disponible porque ampare derechos anteriores reconocidos a
terceros; contemplan, sobre todo, los intereses jurídico-privados de los titulares de las marcas
o signos anteriores con los que la marca que se pretende registrar puedan entrar en conflicto.
Estos derechos previos de terceros se constituyen como un derecho de propiedad intelectual o
industrial sobre el signo que se pretende adoptar como marca, o bien derivan de la protección
que en la esfera civil se otorga al nombre o a los signos identificadores de la persona y a la
propia imagen.
El obstáculo dispuesto en la transcrita fracción XVI del artículo 90 es una típica prohibición
relativa, en tanto impone el deber de negar el registro de aquellos signos que se pretenden
adoptar como marca, cuando existan derechos anteriores de terceros reconocidos sobre los
propios signos, es decir, siguiendo la tradición que al respecto han establecido las leyes en
esta materia, observa como pauta general que no se puede registrar una marca que sea
idéntica o semejante en grado de confusión a otra ya registrada y vigente o en trámite,
aplicada a los mismos o similares productos o servicios.
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Significativo resulta señalar que para verificar si procede otorgar el registro de una marca,
debe efectuarse lo que tanto en la práctica como en la doctrina se conoce como "examen de
novedad", que consiste en una comparación entre la marca cuya inscripción se solicita y
todas las marcas registradas previamente o que se encuentren en trámite con anterioridad, y
que protejan productos o servicios de la misma clase.
Además, al realizarse el examen de novedad en comento, deben ponderarse, entre otros
aspectos, el tipo de marca que se pretende registrar, pues de este factor depende en gran
medida la forma en que debe realizarse la comparación entre los signos marcarios, pues no es
lo mismo confrontar marcas nominativas, en las que el aspecto fundamental que las distingue
es el fonético, que hacer un examen comparativo entre marcas tridimensionales o mixtas, en
las que debe atenderse a otros elementos como el visual e ideológico.
En tal sentido, es menester precisar que en el ámbito de la propiedad intelectual se ha
reconocido que existen diversos tipos de marcas, las que desde el punto de vista del objeto a
distinguir, pueden clasificarse en: que protegen productos o servicios; en tanto que por su
composición, integración o formación, las marcas pueden ser: nominativas (conocida también
como denominativas), innominadas (figurativas, emblemáticas o gráficas), tridimensional
(plásticas) o mixtas (compuestas).
Las marcas nominativas o denominativas son las que identifican un producto o servicio a
partir de una palabra o conjunto de letras, números, y algunos signos y caracteres del
alfabeto, sin tomar en consideración su forma o dibujo. Estas marcas deben distinguirse
fonéticamente de los signos marcarios que protejan productos o servicios de su misma
especie, esto es, que se ubiquen en la misma clase.
A su vez, las marcas innominadas también conocidas como figurativas, emblemáticas o
gráficas, son las que consisten en dibujos o figuras características que, independientemente
de su nombre o denominación, sirven para designar los productos a que se aplican, las que se
diferencian visualmente a otras marcas. Por tanto, no pueden reconocerse fonéticamente sino
sólo visualmente.
En cambio, las marcas tridimensionales o plásticas corresponden a la forma de los productos
o sus empaques, envases o envoltorios, siempre y cuando sean característicos y los distingan
de productos de su misma clase.
Mientras que las marcas mixtas o también conocidas como compuestas, se conforman por un
elemento denominativo (una o varias palabras) y un elemento gráfico (una o varias
imágenes), existiendo siempre un elemento predominante, o como lo denomina parte de la
doctrina "la dimensión característica" de la marca mixta, que consiste en la identificación de
uno de los elementos componentes de la marca como principal, lo que en otras palabras
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significa, que entre el elemento gráfico y el denominativo, hay siempre uno más importante o
determinante que el otro, el cual se conoce como "isotipo".
El isotipo o elemento isotípico se refiere a la parte icónica o más reconocible del diseño de
una marca, por lo que se considera que es el elemento constitutivo o fundamental de un
diseño de identidad. La palabra isotipo hace referencia a aquello que es "igual al tipo", esto
es, que en cualquier bosquejo o proyecto en que aparezca ese componente determinante o
isotípico, automáticamente produzca en la mente del consumidor destinatario la idea de que
proviene del titular de una marca con cierto prestigio o reconocida en el ámbito comercial.
De lo expuesto se colige que para realizar el examen comparativo entre dos marcas, a efecto
de verificar si son semejantes al grado de inducir a confusión a los consumidores de los
productos o servicios que protegen, debe tomarse en cuenta además de la clase en que éstos
se encuentren catalogados, el tipo de signos marcarios que estén en conflicto, para determinar
cuál es el enfoque conforme al cual debe efectuarse dicho análisis, pues si se trata de marcas
nominativas, el punto de vista idóneo para regir la valoración será el aspecto fonético, dado
que aquéllas se conforman generalmente por un conjunto de letras o palabras, por lo que se
distinguen por su pronunciación; empero, si revisten el carácter de marcas innominadas o
figurativas (emblemáticas o gráficas), entonces tendrá especial relevancia el examen gráfico
o visual, ya que a través de este sentido podrá dilucidarse si por la similitud de los diseños
puede producirse la mencionada confusión; escrutinio que también sería aplicable para las
marcas tridimensionales.
Especial mención merecen las marcas mixtas o compuestas, pues al conformarse por un
elemento denominativo y otro gráfico, debe verificarse en primer término cuál de ellos es el
componente fundamental o isotipo del diseño de los signos marcarios en conflicto, a efecto
de determinar qué punto de vista es el idóneo para realizar el examen comparativo entre
éstos, pues si lo que distingue a la marca es el eslogan o conjunto de letras que formen parte
de su diseño, entonces el escrutinio debe realizarse, preponderantemente, desde el aspecto
fonético, pero si la parte icónica o relevante es la figura del diseño, tendrá que aplicarse
principalmente el punto de vista gráfico para determinar si existe semejanza en grado de
confusión.
En este punto cabe señalar que si el isotipo de una marca consiste en una imagen o dibujo
bien definido, al realizar el examen comparativo con otro signo marcario, para verificar si son
semejantes al grado de inducir a confusión a los consumidores de los productos o servicios
que protegen, debe tomarse en cuenta la impresión que produzcan en éstos a golpe de vista
las similitudes de los diseños, sin particularizar en diferencias que sólo puedan apreciarse con
un análisis minucioso y detallado, pues éste no se realiza generalmente por aquellas personas,
habida cuenta que basta que el elemento isotípico sea semejante entre dichas marcas, para
que automáticamente produzca en la mente del consumidor destinatario la idea de que
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provienen del mismo titular.
Resulta oportuno destacar que si el isotipo de las marcas en conflicto consiste en un dibujo
abstracto no definido, formado incluso por símbolos que tienen cierto significado, entonces
debe acudirse a la semiótica que es la ciencia que se encarga del estudio de los signos, su
estructura y la relación entre el significante y el concepto de significado, a efecto de verificar
si lo que representan los símbolos que conforman el diseño son del conocimiento del común
de las personas, o del sector de la población a la que se dirigen los servicios o productos, para
que pueda determinarse si pueden inducir a confusión a los consumidores, pero si no son
conocidos normalmente por los individuos comunes, entonces debe atenderse únicamente al
examen de las marcas desde el aspecto gráfico.
Las anteriores precisiones tienen sustento en la tesis I.15o.A.151 A, sustentada por este
Tribunal Colegiado, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XXXII, octubre de 2010, visible en la página 3154, cuyos rubro y texto
son los siguientes:
"PROPIEDAD INDUSTRIAL. IMPORTANCIA DEL ISOTIPO EN LA
CONFRONTACIÓN DE MARCAS MIXTAS O COMPUESTAS, PARA DETERMINAR
SI SON SEMEJANTES EN GRADO DE CONFUSIÓN. La palabra isotipo hace referencia a
aquello que es "igual al tipo", por lo que el elemento isotípico se refiere a la parte icónica o
más reconocible y fundamental de un diseño de identidad, de ahí que en cualquier bosquejo o
proyecto en que aparezca ese componente determinante, automáticamente produzca en la
mente del consumidor destinatario la idea de que proviene del titular de una marca con cierto
prestigio o reconocida en el ámbito comercial. En ese tenor, cuando se comparan marcas
mixtas o compuestas, que se conforman por un elemento denominativo y otro gráfico, debe
verificarse en primer término cuál es el componente fundamental o isotipo del diseño, a
efecto de determinar qué parámetro es el idóneo para realizar el escrutinio, pues si lo que
distingue a la marca es el eslogan o conjunto de letras que forman parte de su diseño,
entonces debe realizarse a partir del aspecto fonético, pero si la parte icónica o relevante es la
figura del diseño, tendrá que aplicarse principalmente la perspectiva gráfica para determinar
si existe la semejanza de mérito. En esa tesitura, si el isotipo de una marca mixta registrada
consiste en una imagen o dibujo bien definido, éste no podrá ser utilizado por otro signo
marcario que proteja productos o servicios de la misma clase, pues no puede permitirse que
otro diseño destinado a operar en el mismo sector comercial se registre utilizando una figura
similar, ya que podría generar confusión en los consumidores de esos productos, al inducirlos
al error de pensar que provienen de un solo titular, dado que aquéllos únicamente toman en
cuenta las similitudes que a ‘golpe de vista’ tengan las figuras, sin particularizar en
diferencias que sólo puedan apreciarse con un análisis minucioso y detallado, con lo que se
aprovecharía del prestigio que la marca registrada tenga en el sector en que se comercialice."
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Desde esa perspectiva, es necesario destacar que el examen de similitud que efectuó la
autoridad demandada, en la resolución impugnada en el juicio de nulidad cuya validez
reconoció la Sala responsable en la sentencia reclamada, se sustentó en un aspecto esencial,
esto es, la similitud fonética y gráfica o visual de los signos marcarios en cuestión.
En tales términos, el estudio comparativo de las marcas debatidas, ambas de naturaleza mixta
o compuesta, en tanto se conforman por elementos denominativos y gráficos, pone de
manifiesto que tienen un componente fundamental o isotipo que consiste en la secuencia de
letras en común "Zuma", por lo que desde el punto de vista fonético y gráfico es evidente que
entre esos signos sí existe semejanza al grado de que pueden inducir al error a los
consumidores, pues la impresión que producen las locuciones a golpe de voz y vista genera
en la mente de aquéllos la idea de que provienen del mismo titular, máxime que las marcas
protegen productos de la misma clase internacional, es decir, la número 30 relativa a bebidas,
confitería, dulces y caramelos, entre otros.
Se expone tal aserto, en virtud de que la parte icónica o más reconocible de la marca
registrada con anterioridad es el elemento denominativo "Zuma", por lo que no puede
permitirse que otro signo marcario que proteja productos de la misma clase se registre
utilizando ese elemento isotípico o uno similar, pues obviamente generará confusión en los
consumidores de esos productos o servicios, al inducirlos al error de que éstos provienen de
un mismo titular, con lo que se aprovecharía del prestigio que las marcas registradas tengan
en el sector en que aquéllos se comercialicen; de ahí que las diferencias fonéticas y visuales
que pudieran presentar las marcas en conflicto, por un diseño adicional, no son suficientes
para distinguirlas y evitar la confusión, máxime si esa diferencia consiste en dos palabras
(Zumareza y Choco), que se complementan con el elemento dominante, como se advierte de
la siguiente reproducción:
Ver reproducción
Por consiguiente, resulta jurídico que la Sala responsable haya determinado que la marca que
pretende registrar la actora, es decir, "Zuma zumareza", es semejante en grado de confusión
con la registrada "Choco zuma", desde el punto de vista fonético y gráfico, toda vez que
resulta patente que es idéntico el elemento predominante de tales signos marcarios, esto es, el
eslogan o conjunto de letras "Zuma".
Cobra aplicación a las consideraciones anteriores, por su contenido y alcance, la tesis
sustentada por este Tribunal Colegiado, identificada con el número I.15o.A.150 A, publicada
en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXII, octubre
de 2010, visible en la página 3155, cuyos rubro y texto son:
"PROPIEDAD INDUSTRIAL. PARA DETERMINAR SI UNA MARCA MIXTA ES
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SEMEJANTE A OTRA EN GRADO DE CONFUSIÓN, ES FACTIBLE ATENDER AL
ISOTIPO O COMPONENTE FUNDAMENTAL. Para determinar si procede otorgar o
rechazar la petición de registro de una marca, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial
debe realizar el ‘examen de novedad’ relativo, confrontando la marca cuya inscripción se
pretende con todas las marcas registradas previamente o que se encuentren en trámite con
anterioridad, y que protejan productos o servicios de la misma clase, por lo que al abordar tal
análisis tiene que tomar en cuenta, entre otros elementos, el tipo de marca que se pretende
registrar, pues de este factor depende en gran medida la forma en que debe realizarse la
comparación entre los signos marcarios, dado que no es lo mismo confrontar marcas
nominativas, en las que el aspecto fundamental que las distingue es el fonético, que hacer un
examen comparativo entre marcas tridimensionales o mixtas, que deben atender a otros
elementos como el visual e ideológico. Significativo resulta destacar que tratándose de las
marcas mixtas o compuestas, que se conforman por un elemento denominativo y otro gráfico,
debe verificarse en primer término cuál de éstos es el componente fundamental o isotipo del
diseño de los signos marcarios en conflicto, a efecto de determinar qué parámetro es el
idóneo para realizar el examen comparativo entre éstos, pues si lo que distingue a la marca es
el eslogan o conjunto de letras que formen parte de su diseño, entonces el escrutinio debe
realizarse preponderantemente desde el aspecto fonético, pero si la parte icónica o relevante
es la figura del diseño, tendrá que aplicarse principalmente la perspectiva gráfica para
determinar si existe semejanza en grado de confusión. Es importante precisar que si el isotipo
de una marca mixta consiste en una imagen o dibujo bien definido, al realizar el examen
comparativo con otro signo marcario para verificar si son semejantes al grado de inducir a
confusión a los consumidores de los productos o servicios que protegen, debe tomarse en
cuenta la impresión que produzcan en éstos, a golpe de vista, las similitudes de los diseños,
sin particularizar en diferencias que sólo puedan apreciarse con un análisis minucioso y
detallado, pues éste no se realiza generalmente por aquellas personas, habida cuenta que basta
que el elemento isotípico sea semejante entre dichas marcas, para que automáticamente
produzca en la mente del consumidor destinatario la idea de que provienen del mismo titular.
En cambio, si el isotipo de las marcas en conflicto consiste en un dibujo abstracto no
definido, formado incluso por símbolos que tienen cierto significado, entonces debe acudirse
a la semiótica, ciencia que se encarga del estudio de los signos, su estructura y la relación
entre el significante y el concepto de significado, a efecto de verificar si lo que representan
los símbolos que conforman el diseño son del conocimiento del común de las personas, o del
sector de la población a la que se dirigen los servicios o productos, para que pueda
determinarse si pueden inducir a confusión a los consumidores, pero si no son conocidos
normalmente por los individuos comunes, entonces debe atenderse únicamente al examen de
las marcas desde el aspecto gráfico."
De tal suerte, se sostiene que es relevante la similitud del elemento isotípico "Zuma" dentro
del signo propuesto, por lo que no se satisface el requisito de originalidad que deben cumplir
los registros marcarios, a más que aquella coincidencia creará, a primer golpe de voz y vista
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del público consumidor, confusión, debido a que amparan la comercialización de productos
similares, como son confitería, dulces y caramelos de chocolate.
Así, el elemento predominante "Zuma" trae consigo la desestimación implícita de las demás
figuras o leyendas que rodean a aquella palabra, máxime que al existir similitud en la referida
dimensión característica creará en el ánimo del público consumidor la idea de que el registro
propuesto se trata de una variante de la marca ya registrada, esto es, "Choco zuma".
En tales términos, es inconcuso que el componente fundamental coincidente de "Zuma" en el
signo propuesto "Zuma zumareza y diseño" sí tiene semejanza en grado de confusión
(fonética y visual), con la marca registrada "Choco zuma y diseño", pues la posición de ese
elemento denominativo fundamental trae consigo la idea o concepto de que se trata de una
variante de las marcas registradas, dado que se incluye en su integridad en el texto propuesto.
Resulta ilustrativa a las consideraciones expuestas, en lo conducente, la tesis sustentada por
este Tribunal Colegiado, identificada con el número I.15o.A.149 A, publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXII, octubre de
2010, visible en la página 3156, cuyos rubro y texto son los siguientes:
"PROPIEDAD INDUSTRIAL. TÉCNICA PARA REALIZAR EL EXAMEN DE
NOVEDAD DE LAS MARCAS Y VERIFICAR SI NO SE ACTUALIZA LA
PROHIBICIÓN DE SU REGISTRO EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 90, FRACCIÓN
XVI, DE LA LEY RELATIVA. El citado numeral impone el deber de negar el registro de
una marca que sea idéntica o semejante en grado de confusión a otra ya registrada vigente o
en trámite, aplicada a iguales o similares productos o servicios que pretenda amparar, por lo
que la autoridad administrativa encargada de otorgar dicho registro, que es el Instituto
Mexicano de la Propiedad Industrial, debe realizar lo que tanto en la práctica como en la
doctrina se conoce como ‘examen de novedad’, que consiste en una comparación entre la
marca cuya inscripción se solicita y todas aquellas registradas previamente o que se
encuentren en trámite con anterioridad, a efecto de verificar si son semejantes al grado de
inducir a confusión a los consumidores de los productos o servicios a los que están dirigidos.
Ahora bien, al realizar dicho examen debe tomarse en cuenta, además de la clase en que esos
productos o servicios se encuentren clasificados, el tipo de signos marcarios que estén en
conflicto, para determinar cuál es el enfoque conforme al que debe efectuarse dicho análisis,
pues si se trata de marcas nominativas el parámetro idóneo para regir la valoración será el
aspecto fonético, dado que aquéllas se conforman generalmente por un conjunto de letras o
palabras, por lo que se distinguen por su pronunciación; empero, si revisten el carácter de
marcas innominadas o figurativas (emblemáticas o gráficas), entonces tendrá especial
relevancia el examen gráfico o visual, ya que a través de este sentido podrá dilucidarse si por
la similitud de los diseños es factible producirse la mencionada confusión; escrutinio que
también sería aplicable para las marcas tridimensionales. Especial mención merecen las
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marcas mixtas o compuestas, dado que al conformarse por un elemento denominativo y otro
gráfico, debe verificarse en primer término cuál de ellos es el componente fundamental o
isotipo del diseño de los signos marcarios en conflicto, a efecto de determinar qué criterio es
el idóneo para realizar el examen comparativo entre éstos, pues si lo que distingue a la marca
es el eslogan o conjunto de letras que forman parte de su diseño, entonces el análisis debe
realizarse preponderantemente desde el aspecto fonético, pero si la parte icónica o relevante
es la figura del diseño, tendrá que aplicarse principalmente la perspectiva gráfica para
determinar si existe semejanza en grado de confusión."
Ante la evidenciada ineficacia de los conceptos de violación que se hicieron valer y, por
tanto, no probada la violación de garantías alegada, sin que en el caso exista materia para
suplir la deficiencia de los argumentos esgrimidos, ya que no se actualiza alguno de los
supuestos previstos en el artículo 76 Bis de Ley de Amparo, debe negarse el amparo y la
protección de la Justicia Federal solicitados por la quejosa.
Por lo expuesto, fundado y con apoyo, además, en los artículos 1o., fracción I, 76 a 79, 184,
188, 190 y 192 de la Ley de Amparo, se resuelve:
ÚNICO. La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Productos Naturales del Centro,
Sociedad Anónima de Capital Variable, contra el acto que reclamó de la Sala Especializada
en Materia de Propiedad Intelectual del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa,
consistente en la sentencia del veinticinco de mayo de dos mil once, dictada en el juicio de
nulidad número 1790/10-EPI-01-6.
Notifíquese; con testimonio de esta ejecutoria, devuélvanse los autos a su lugar de
procedencia y, en su oportunidad, archívese el expediente como asunto concluido.
Así, por unanimidad de votos de los Magistrados Armando Cortés Galván (presidente),
David Delgadillo Guerrero y Cuauhtémoc Carlock Sánchez, lo resolvió el Décimo Quinto
Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, siendo ponente el primero
de los nombrados.
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