El feminicidio en la prensa colombiana, desenlace

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FUNDACIÓN UNIVERSITARIA PARA EL DESARROLLO HUMANO UNINPAHU
FACULTAD DE COMUNICACIÓN, INFORMACIÓN Y LENGUAJE
INFORME TÉCNICO CIENTÍFICO FINAL DE LA INVESTIGACIÓN:
EL FEMINICIDIO EN LA PRENSA COLOMBIANA, DESENLACE FATAL
DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO:
ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO EN LOS PERIÓDICOS EL TIEMPO Y EL
ESPECTADOR DE JULIO 1 DE 2013 A ENERO 15 DE 2014
PRESENTADO POR:
MARTHA YANETH GUARÍN
DOCENTE – INVESTIGADORA
BOGOTÁ, ABRIL DE 2015
1
TABLA DE CONTENIDO
Pág.
Resumen…………………………………………………………………………………….3
Palabras clave……………………………………………………………………………….3
Introducción………………………………………………………………………………....3
1. Marco Teórico Conceptual……………………………………………………………...10
2. Marco Jurídico…………………………………………………………………………..41
3. Marco Metodológico……………………………………………………………………85
4. Resultados……………………………………………………………………………..109
5. Conclusión…………………………………………………………………………….119
6. Recomendaciones……………………………………………………………………..120
Bibliografía………………………………………………………………………………121
Anexos…………………………………………………………………………………...127
2
El feminicidio en la prensa colombiana, desenlace fatal de la violencia de género:
análisis crítico del discurso en los periódicos El Tiempo y El Espectador de julio 1 de
2013 a enero 15 de 2014
Resumen
Este artículo presenta los resultados del análisis crítico del discurso de 324 piezas
periodísticas, seleccionadas de los periódicos El Espectador y El Tiempo en un período de
6 meses y medio, del 1 de julio de 2013 al 15 de enero de 2014. La problemática abordada
fue el cubrimiento del feminicidio en la prensa colombiana, para lo cual se incorpora la
violencia de género, como factor esencial en la creación y definición de las categorías de
análisis. Se utiliza el software Nvivo 10 como apoyo para el análisis cualitativo de la
investigación, lo cual permite ubicar de manera rápida y precisa cualquier palabra, oración
o tema en la estructura del relato, facilitando el análisis del discurso periodístico desde los
marcos teórico-conceptual, jurídico y metodológico. Se concluye que aún es precaria la
comprensión del feminicidio desde la producción del discurso informativo, ante todo por la
ausencia de una articulación con la violencia de género, en el contexto de una cultura
patriarcal.
Palabras clave:
Feminicidio, Violencia de Género, Análisis Crítico del Discurso, El Espectador, El Tiempo.
Introducción:
a) Justificación, naturaleza y alcance del problema investigado:
Los medios masivos de comunicación en Colombia han ido incorporando con mayor
frecuencia en su agenda las noticias alusivas a la violencia de género, y de manera
específica algunos asesinatos de mujeres que han conmocionado al país por sus
características particulares: tortura, violación, e incluso prácticas como el empalamiento, la
cual se quisiera que hubiese quedado en el oscurantismo de la Edad Media, pero que
resurge una vez más en pleno siglo XXI en el contexto de una sociedad supuestamente
civilizada, que sin embargo, muestra a través de estos crímenes de lesa humanidad los más
3
bajos instintos de la especie humana, atravesada durante siglos por la Cultura Patriarcal que
reproduce una serie de prácticas misóginas, que en más de una ocasión derivan en lo que
las feministas denominan feminicidio, para diferenciarlo del homicidio, en el cual hablamos
de un asesinato, pero no por razones de género, como sí ocurre en el feminicidio.
El caso con mayor cobertura mediática en el 2012 fue el atroz asesinato de Rosa Elvira
Cely, basta escribir en google el nombre de esta mujer para hallar enseguida una gran
cantidad de información sobre la trágica noticia y el seguimiento de la misma hasta el
momento actual. Se podría afirmar que Rosa Elvira Cely le ha dado rostro a la cruel
realidad que atraviesa Colombia en cuanto al asesinato de mujeres, pues tan sólo en el año
2011 fueron asesinadas 1.215 mujeres1 en este país; sin embargo, no se sabe cuántas de
esas mujeres perdieron sus vidas por motivos de violencia de género, en otras palabras, no
se ha logrado establecer cuántas de estas muertes responden a las características de los
feminicidios2.
Presentar el asesinato de mujeres en los medios de comunicación como homicidios o
feminicidios no es una preocupación puramente semántica; se trata de una cuestión de
profundas connotaciones políticas, ideológicas, sociológicas y culturales. Es más, en
general el término feminicidio o femicidio3 nunca aparece, a menos que estén entrevistando
1
Dato tomado del artículo “Las otras “rosas” que han sido víctimas de brutalidades sexuales”, archivo digital
del tiempo.com, Junio 12 de 2012.
2
En la presentación del Informe General Violencia feminicida en 10 entidades de la República Mexicana se
señala que: “El feminicidio está conformado por el conjunto de hechos violentos misóginos contra las mujeres
que implican la violación de sus derechos humanos, atentan contra su seguridad y ponen en riesgo su vida.
Culmina con la muerte de algunas mujeres. Hay infinidad de sobrevivientes. Se consuma porque las
autoridades omisas, negligentes, o coludidas con agresores ejercen sobre las mujeres la violencia institucional
al obstaculizar su acceso a la justicia y con ello contribuyen a la impunidad. El feminicidio conlleva la ruptura
del Estado de derecho ya que el Estado es incapaz de garantizar la vida de las mujeres, de actuar con legalidad
y hacerla respetar, de procurar justicia, y prevenir y erradicar la violencia que ocasiona. El feminicidio es un
crimen de Estado” (citado en Berlanga, 2008: 42).
3
“La traducción del término en ingles: femicide, en español sería femicidio. Sin embargo, Marcela Lagarde,
antropóloga y diputada federal que presidió la Comisión Especial para conocer y dar seguimiento a las
investigaciones relacionadas con los feminicidios en la República Mexicana y a la Procuración de Justicia
Vinculada, de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, introdujo, precisamente el término
feminicidio. En castellano, femicidio es una voz homóloga a homicidio y sólo significa asesinato de mujeres.
Para diferenciarlo eligió la voz feminicidio y denominar así el conjunto de hechos de lesa humanidad que
contienen los crímenes y desapariciones de mujeres” (Berlanga, 2008: 39). En esta investigación se empleará
siempre el término feminicidio, por considerarlo el más adecuado frente a la problemática planteada, eso sí,
delimitando los casos a las piezas periodísticas en las cuales la violencia de género tenga como desenlace el
asesinato de mujeres.
4
a una feminista o la fuente sea una ONG de mujeres, o se lea una columna de opinión de la
feminista Florence Thomas. ¿Existe un desconocimiento del término?, ¿aunque se conozca
la palabra su significado no es claro?, ¿o se tratará de un temor a utilizar el concepto
feminicidio por las implicaciones discursivas que éste tiene? Por ello, adquiere relevancia
hacer un análisis de la producción de la noticia referente a este tipo de asesinatos, y para
esto el análisis crítico del discurso propuesto por teóricos como Van Dijk, Fairclough,
Wodak y Raiter, brinda herramientas clave para su interpretación, como se desarrollará en
lo correspondiente a la metodología para abordar esta investigación.
La violencia de género se ha constituido en una problemática de salud pública para el
mundo entero en las últimas décadas, no sólo en los países emergentes; también en el
Primer Mundo, es una tragedia con implicaciones psicosomáticas que afecta a este planeta
globalizado. “El Tercer Informe Internacional de Violencia contra las Mujeres por parte de
sus parejas, realizado en el año 2009 por el Centro Reina Sofía, en España, señala que de
135 países del mundo, Colombia ocupa el segundo lugar en violencia contra las mujeres
por parte de sus parejas. Al respecto, Olga Amparo Sánchez, de la Corporación Casa de la
Mujer, manifestó que este es un hecho que se viene denunciando desde hace muchos años
en Colombia, y añadió, que en ese periodo 627 mil mujeres han vivido situaciones
de violencia sexual, lesiones personales, violencia de pareja y homicidios, ”eso significa
que cada 6 minutos 6 mujeres son víctimas de algún tipo de violencia en el país y sólo
hablamos de la violencia que se denuncia, no de la violencia que realmente ocurre, porque
no todas la mujeres denuncian”4.Son todas las violencias privadas y públicas: las
intrafamiliares, las del conflicto armado, en las áreas rurales, en las ciudades, realmente en
todas partes, en todas las clases sociales, en todas las edades. Violencias que en más de una
ocasión tienen un fatal desenlace: el feminicidio.
Por todo lo anterior, la pregunta problema de esta investigación se centra en la manera
como los dos periódicos de circulación nacional en Colombia: El Tiempo y El Espectador,
realizan el cubrimiento de los asesinatos de mujeres. Lo que se busca con dicho análisis
4
Tomado de:
http://www.contagioradio.com/index.php?option=com_content&view=article&id=510:colombia-ocupa-eltercer-lugar-en-violencia-contra-las-mujeres&catid=8:otra-mirada&Itemid=2, recuperado: 13 de enero de
2013.
5
crítico del discurso es abordar aspectos semánticos, sintácticos, pragmáticos del texto,
además de aspectos estructurales del mismo; por ejemplo, el contexto, pues éste último es
fundamental para establecer si este tipo de asesinatos son feminicidios.
b) Objetivos:
-
Objetivo general:
Elaborar un análisis crítico del discurso sobre las piezas periodísticas alusivas al
feminicidio en Colombia, presentadas en los periódicos El Tiempo y El
Espectador entre julio 1 de 2013 y enero 15 de 2014.
-
Objetivos específicos:
1. Establecer categorías conceptuales para abordar el tema del feminicidio en
Colombia.
2. Diseñar una metodología para el análisis de las piezas periodísticas con base
en el marco teórico-conceptual y el Análisis Crítico del Discurso (ACD).
3. Reconocer la estructura de la noticia; su forma y contenido, para tener una
comprensión de la producción del discurso sobre los asesinatos de mujeres
en Colombia.
4. Presentar una propuesta de educación continuada para la FCIL de INPAHU:
“Diplomado de Periodismo con Visión de Género”.
c) Contribución específica del autor y su importancia:
La importancia de esta investigación radica en el aporte que hace a la solución de la
problemática planteada, en la medida que los medios de comunicación, desde una
perspectiva ética y profesional deben ayudar a deconstruir todos aquellos factores
culturales, simbólicos, lingüísticos que reproducen las violencias de género. Un periodismo
con perspectiva de género puede ayudar a la construcción de un mundo donde las mujeres
tengan derecho a vivir sin ser víctimas de ningún tipo de violencia: física, psicológica,
6
simbólica, patrimonial; por el contrario, un periodismo sin ética, irresponsable, sexista,
termina siendo cómplice de todas estas violencias, incluso de los abominables feminicidios.
De acuerdo con lo expuesto, se puede afirmar que esta investigación es innovadora. Si bien,
se aborda desde una metodología ampliamente conocida y a partir de un marco teórico que
cada vez se ha ido desarrollando más en el mundo entero, los resultados de la misma
responden a una pregunta novedosa, con una mirada no sólo académica sino con un
carácter político, ideológico, y desde luego ético, enmarcado en la búsqueda de un
periodismo cada vez más comprometido con el cumplimiento de los derechos humanos, el
desarrollo de la democracia y el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio
(ODM), uno de los cuales es promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer.
Su pertinencia académica radica en sumarse a los estudios de género, pero desde una
mirada que aún no ha sido lo suficientemente explorada, como lo es la articulación con la
profesión periodística, específicamente con la producción de la noticia. Es indudable la
importancia de la transversalidad del discurso de género en todas las áreas del
conocimiento, pero aún se debe hacer mucho en ese sentido, y el campo del periodismo es
muy importante para hacer una reflexión sobre todo tipo de discursos en el mundo
contemporáneo. De ahí la importancia de preguntarse por la manera como se está haciendo
el cubrimiento periodístico de esta grave problemática global del feminicidio, partiendo de
una realidad local.
Finalmente, los aportes a la Facultad de Comunicación, Información y Lenguaje de la
Fundación Universitaria UNINPAHU, son no sólo en términos del producto investigativo
final, un vídeo y dos artículos: uno de reflexión para la Revista Investigaciones de
UNINPAHU y uno de resultados para una revista indexada; sino además, la propuesta de
un Diplomado de Periodismo con Visión de Género (Educación Continuada), como
resultado de todo este proceso científico, caracterizado por una mirada transdisciplinar del
conocimiento.
7
d) El método y los recursos utilizados:
Los pasos a seguir en el desarrollo de esta investigación son:
1. Establecer una serie de categorías conceptuales que dan cuenta de las características
del feminicidio, de acuerdo con la teoría feminista, la cual tiene un carácter
transdisciplinar, que aborda para la comprensión de este tema áreas de conocimiento
como la antropología, la sociología, el derecho, la ciencia política, la historia, entre
otras.
2. Diseñar una metodología adecuada para el análisis de la noticia, acorde con las
categorías conceptuales establecidas en el primer paso: para el diseño de dicha
metodología se tendrán en cuenta destacados autores del análisis crítico del discurso
(ACD): Fairclough, Raiter, Wodak y Van Dijk. Lo anterior enmarcado en el análisis
de contenido, conocido como el “conjunto de procedimientos interpretativos y de
técnicas de comprobación y verificación de hipótesis aplicados a productos
comunicativos (mensajes, textos o discursos)…” (Piñuel y Gaitán, 1995: 511).
3. Analizar los resultados de la investigación cualitativa con base en las categorías
conceptuales y el ACD. “Lo que se entiende por Análisis Textual o Análisis del
Discurso no es sino una modalidad del Análisis de Contenido o viceversa. Se
trataría de aquellas perspectivas que admiten el paso directo del nivel de la
superficie textual al nivel interpretativo…” (Piñuel y Gaitán, 1995: 516).
Como técnicas de investigación fueron aplicadas la revisión documental para la elaboración
de los marcos teórico-conceptual, jurídico y metodológico; además se aplicaron 12
entrevistas semiestructuradas a personas expertas en los temas de feminicidio y violencia de
género, las cuales se tuvieron en cuenta para la elaboración del vídeo El feminicidio en la
prensa colombiana. Desenlace fatal de la violencia de género, con una duración de 1 hora
4 minutos. Dichas entrevistas se recogen en las recomendaciones, además de complementar
desde un punto de vista conceptual y normativo, los referentes para analizar las piezas
periodísticas.
El software de apoyo a la investigación cualitativa y de métodos mixtos, Nvivo 10, se
empleó para importar las 324 piezas periodísticas, por lo cual fueron previamente
8
escaneadas desde su versión impresa, sólo se importó el texto de las mismas, sin incluir las
fotografías, infogramas u otras imágenes. En total se trabajaron 4 proyectos: el primero con
174 piezas periodísticas de El Espectador, el segundo con 150 piezas periodísticas de El
Tiempo, el tercero con la transcripción de las entrevistas que hicieron parte del vídeo, y el
cuarto con la fusión de los tres proyectos anteriores. Con base en esta información se
estableció la estructura de nodos en cada uno de los proyectos, con el proceso de
segmentación y codificación de la información, desde las categorías de análisis previamente
establecidas desde los marcos teórico-conceptual, jurídico y metodológico, sin descartar
algunas categorías emergentes que se visibilizaron a través de la codificación de cada una
de las piezas periodísticas.
e) Logros alcanzados:
Generación de nuevo conocimiento, fortalecimiento de la comunidad científica y
apropiación social del conocimiento, a través de:
-Dos ponencias internacionales sobre los avances de la investigación
presentadas en México (V Encuentro Internacional de Periodistas con Visión de
Género) y Perú (XII Congreso de la Asociación Latinoamericana de
Investigadores de la Comunicación –ALAIC-).
-Una ponencia presentada a la convocatoria del XV Encuentro Latinoamericano
de Facultades de Comunicación Social -FELAFACS 2015- (los resultados de las
ponencias aprobadas serán publicados el 30 de abril de 2015).
-Un artículo de reflexión publicado en la revista UNINPAHU Investigaciones y
un artículo de resultados para ser publicado en revista indexada.
-Un vídeo (duración: 1 hora 4 minutos) a partir de entrevistas realizadas a
expertas/os en la problemática de violencia de género, feminicidio y periodismo.
-Una propuesta de diplomado para la Facultad de Comunicación, Información y
Lenguaje de la Fundación Universitaria UNINPAHU: “Perspectiva de Género
en el cubrimiento periodístico de la Violencia Contra la Mujer”.
9
f) Conclusiones y recomendaciones principales:
Entre las principales conclusiones y recomendaciones están la apropiación de un lenguaje
acorde con la perspectiva de género: incluyente, no sexista; donde se evidencie una
preocupación desde el periodismo por el manejo de fuentes especializadas en los temas de
violencia de género, justicia de género, entre otros. Por ello, es imprescindible promover
una formación de comunicadores/as sociales que tengan elementos teóricos, conceptuales
legislativos sobre violencias contra las mujeres; además de la construcción de un discurso
periodístico que tenga en cuenta los hilos discursivos y no sólo se limite a presentar datos
de actualidad, sin contexto, sin una profundidad que devele investigación sobre la
problemática del feminicidio.
g) Organización del documento:
Este documento está organizado de acuerdo con los parámetros presentados en la guía para
la presentación de informes finales de investigación en la Fundación Universitaria
UNINPAHU: por ello, además de la presente introducción, se encuentran: el marco teóricoconceptual, el marco jurídico, el marco metodológico, los resultados, las conclusiones y
recomendaciones, la bibliografía y los anexos. En los anexos se incluyen las distintas
figuras que arrojó el software Nvivo 10 con base en la información incorporada: 324 piezas
periodísticas (174 de El Espectador y 150 de El Tiempo) y el vídeo de la investigación: “El
feminicidio en la prensa colombiana, desenlace fatal de la violencia de género” y la
transcripción de las entrevistas que hacen parte de dicho vídeo. Además, hacen parte de los
anexos las ponencias presentadas en México y Perú, y la ponencia presentada a
consideración del jurado para FELAFACS 2015.
1. MARCO TEÓRICO – CONCEPTUAL
“El término feminicidio ha estado en uso desde hace casi dos siglos. Fue utilizado por
primera vez en A Satirical View of London at the Commencement of the Nineteenth Century
(Corry) en 1801 para denominar el “asesinato de una mujer”… Y, de acuerdo con la
edición de 1989 de The Oxford English Dictionary, feminicidio apareció en el Law Lexicon
10
de Wharton en 1848, sugiriendo que se había convertido en un delito punible (p. 825)… el
aspecto sexista de la mayoría de los asesinatos de mujeres perpetrados por hombres
requieren ser incorporados en la definición de feminicidio. Mi definición de feminicidio es
el asesinato de mujeres por hombres por ser mujeres” (Russell, 2006, p. 76).
Diana Russell plantea: “Utilicé el término feminicidio por primera vez cuando testifiqué
sobre este crimen en el Tribunal Internacional de Crímenes contra Mujeres en Bruselas en
1976 (Russell y Van de Ven, 1976, pp. 144-146). Sin embargo, en esta ocasión no
proporcioné una definición explícita de este concepto. En 1990, Jane Caputi y yo definimos
feminicidio como “el asesinato de mujeres realizado por hombres motivado por odio,
desprecio, placer o un sentido de propiedad de las mujeres” (1990, p. 34), en tanto que en
1992, Radford y yo lo definimos simplemente como “el asesinato misógino de mujeres por
hombres” (Radford y Russell, 1992, pp. Xi, 3) (2006, pp. 76-77).
“Los asesinatos misóginos se limitan a aquellos motivados por el odio hacia las mujeres, en
tanto que los asesinatos sexistas incluyen a los asesinatos realizados por varones motivados
por un sentido de tener derecho a ello o superioridad sobre las mujeres, por el placer o
deseos sádicos hacia ellas, o por la suposición de propiedad sobre las mujeres” (Russell,
2006, pp. 77-78).
“Jacquelyn Campbell y Carol Runyan (1998), entre otros, han redefinido el feminicidio
como “todos los asesinatos de mujeres, sin importar el motivo o la situación del
perpetrador” (p. 348). El razonamiento para esta redefinición es que quieren evitar hacer
inferencias acerca de los motivos de los asesinos. Sin embargo, esto no explica por qué no
utilizan un término como asesinato de mujeres, en lugar de cambiar el significado de
feminicidio de manera tan drástica” (Russell, 2006, p. 78).
“Ellis y DeKeseredy (1996) reportan que feministas hindúes del sudeste asiático usan el
término feminicidio para referirse a “el asesinato intencional de mujeres por hombres y de
mujeres por otras mujeres por intereses de hombres” (p. 70). De acuerdo con Ellis y
DeKeseredy, las feministas hindúes diferencian tres tipos de asesinatos feminicidas
11
perpetrados por mujeres: “asesinatos parentales por negligencia, asesinatos como
consecuencia
del
descrubrimiento
del
sexo
(de
los
hijos),
y
asesinato
por
marido/suegro/suegra por gasto” (p. 70). (citado en Radford y Russell, 2006, p. 80).
En cuanto a los tipos de feminicidio “en 1998, Myrna Dawson y Gartner definieron el
feminicidio íntimo “como el asesinato de mujeres por parejas íntimas masculinas, es decir,
esposos actuales o anteriores, parejas en unión libre, o novios” (p. 383) (citado en Radford
y Russell, p. 84).
“Existen otros tipos de feminicidios que pueden ser identificados; por ejemplo, feminicidios
en serie, feminicidio con violación, feminicidio racista, feminicidio de esposa, feminicidio
de conocida, feminicidio de amante, feminicidio de cita, feminicidio de prostituta,
feminicidio relacionado con las drogas, feminicidio de “honor”, feminicidio lesbofóbico,
feminicidio relacionado con el abuso sexual a menores y feminicidio en masa. Éstas son
categorías separadas debido a que un caso particular de feminicidio puede caer en dos o
hasta tres categorías; por ejemplo, un feminicidio con violación, racista y relacionado con
drogas” (Russell, 2006, p. 84).
“El concepto de feminicidio incluye formas encubiertas de asesinar a las mujeres, como que
se permite su muerte a causa de actitudes o instituciones sociales misóginas. Por ejemplo,
en cualquier lugar donde no se reconoce el derecho de las mujeres a elegir ser madres,
miles de mujeres mueren cada año debido a abortos mal practicados. Es decir, estas muertes
califican como feminicidios. Como testifiqué en el Tribunal Internacional de Crímenes
contra Mujeres en 1976:
No se conoce el número de mujeres que mueren realmente cada año como consecuencia [de
abortos erráticos], pero es probablemente tan alto como el número de bajas en la más
mortal y patriarcal guerra geopolítica (Russell y Van de Ven, 1976, p. 26) (2006, citado en
la p. 85).
12
“Otros ejemplos de feminicidios encubiertos incluyen: muertes a causa de cirugías
innecesarias, tales como histerectomías, mutilación de genitales (particularmente excisión e
infibulación); experimentación en cuerpos de mujeres, incluyendo el uso de métodos de
control natal insuficientemente probados, algunos de los cuales han resultado cancerígenos;
prácticas matrimoniales peligrosas, como aquellas en las que mujeres extremadamente
jóvenes se casan con hombres mucho más viejos, algunas de las cuales mueren como
resultado del coito forzoso; y la deliberada preferencia de hijos varones en muchas culturas,
lo que da como resultado la muerte de muchas mujeres por negligencia, enfermedad e
inanición en muchas naciones empobrecidas, tales como China y la India” (Russell, 2006,
p. 86).
“En lugar de feminicidio encubierto, Sharon Hom (1991-92) utiliza el concepto de
feminicidio social” para sugerir la implicación del papel de un orden social existente en
prácticas que llevan a la muerte y a la devaluación de las vidas femeninas” (p. 260, nota
38). Las consecuencias mortales de la preferencia por el hijo varón es un ejemplo de
feminicidio social que Hom analiza en el capítulo 12 de este volumen, en el que cita una
estimación de las Naciones Unidas, según la cual “cerca de un millón de niñas mueren cada
año como resultado de la negligencia” (Hom, 1991-92, p. 260, nota 38). Ella concluye que
“el infanticidio femenino refleja el impacto mortal que tienen para las niñas los sistemas de
valores y las 'preferencias' de las sociedades patriarcales, y esto es una forma de feminicidio
social” (p. 260, nota 38) (citado Radford y Russell, 2006, p. 87).
La tipología de feminicidio de Diana Russell se basa en la de Ellis y DeKeseredy, ellas
diferencian “entre asesinos feminicidas y asesinos no feminicidas. También distingue entre
cuatro tipos de feminicidio: 1) feminicidios de pareja íntima, 2) feminicidios de familiares,
3) feminicidios por otros perpetradores conocidos, y 4) feminicidios de extraños. El cuadro
2 proporciona ejemplos de perpetradores en tres de las cuatro categorías mutuamente
excluyentes de feminicidio” (Russell, 2006, pp. 88-89).
13
Tipología de feminicidios basados en la relación entre
los asesinos y sus víctimas
Feminicidios de
Feminicidios de
Otros perpetradores
Feminicidio de
pareja
familiares
conocidos de
extraños
feminicidio
Amantes
Padres/
Amigos masculinos de
Extraños
masculinos/
Padrastros
la familia
masculinos
Parejas sexuales
Hermanos
Amigos masculinos de
Esposo
adoptivos/
la víctima
Exesposos
Hermanastros/
Colegas masculinos/
Concubinos
medios hermanos
colegas
Examantes
Tíos/tíos políticos
Figuras masculinas de
masculinos/
Abuelos/
autoridad, p.e.:
Parejas sexuales
abuelastros
maestros, sacerdotes,
Novios
Hijos/hijastros
empleadores
(comprometidos)
Suegros
Conocidos masculinos
Exnovios
Cuñados
Citas masculinas (no
(comprometidos)
Otros parientes
sexual)
Otras
parejas masculinos
íntimas masculinas
Otros perpetradores
masculinos
Para ampliar la comprensión de este paradigma, Diana Russell muestra las similitudes y
diferencias entre genocidio y feminicidio:
“El genocidio está definido de forma muy diferente en diversas fuentes. Por ejemplo, el
Webster’s New World Dictionary (1958) define genocidio como “el asesinato sistemático o
exterminio de todo un pueblo o nación”. The American Heritage Dictionary (1992) lo
define de una manera similar como “el exterminio sistemático y planeado de todo un grupo
nacional, racial político o étnico”. Sin embargo, la definición de la Convención sobre el
14
Genocidio, que fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 9 de
diciembre de 1948, lo define de una manera mucho más incluyente” (2006, p. 90):
“El genocidio significa cualquiera de los siguientes actos cometidos con la intención de
destruir, en todo o en parte, un grupo nacional, étnico [sic], racial o religioso, tales como:
a) Asesinar a miembros del grupo.
b) Causar daño severo corporal o mental a miembros del grupo.
c) Infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida encaminadas a lograr su
destrucción física en todo o en parte.
d) Imponer medidas dirigidas a evitar los nacimientos dentro del grupo.
e) Transferir forzadamente a niños del grupo a otro grupo (citado en Kuper, 1981, p.
11, y p. 210 para el texto completo de la Convención sobre el Genocidio) (2006, p.
90).
La teóloga feminista Mary Daly y Jane Caputi (1987) utilizan la palabra genocidio como:
“El intento fundamental del patriarcado global: la destrucción planeada, institucionalizada
espiritual y corporalmente, de las mujeres; el uso deliberado de medidas sistemáticas (como
asesinato, heridas corporales o mentales, condiciones de vida insoportables, prevención de
nacimientos), que están encaminados a la destrucción de las mujeres como fuerza política
y cultural, la erradicación de la religión y el lenguaje biológico/femenino, y con el fin
último de exterminar a la Raza de las Mujeres y a todo ser elemental” (p. 77; el subrayado
es mío) (2006, p. 90).
“Así, como la definición utilizada por la Convención sobre el Genocidio, la definición de
Daly y Caputi incluye otras formas de opresión además de la aniquilación física.
Posteriormente, Andrea Dworkin (1976) también define el genocidio como “la mutilación,
violación y/o asesinato de mujeres por hombres… la violencia perpetrada por el género
masculino contra el género femenino” (p. 16; énfasis añadido) (2006, pp. 90-91).
15
En consonancia con las amplias definiciones de genocidio de Daly y Caputi, y de Dworkin,
Russell propone“adoptar la definición amplia de genocidio de la Convención. Sin embargo,
considero preferible definirlo como cualquiera de los siguientes actos cometidos con la
intención de destruir a las mujeres como género, en todo o en parte:
1. Por asesinato, es decir, feminicidio.
2. Al causar daño severo corporal o mental a las mujeres, por violación generalizada,
abuso sexual infantil, acoso sexual, violencia física, abuso verbal, restricciones de la
libertad, etcétera.
3. Al infligir deliberadamente sobre las mujeres condiciones de vida encaminadas a su
destrucción física parcial; por ejemplo, al discriminarla económicamente, de tal
forma que sigan dependiendo de los hombres; al socializarlas para que crean que es
su deber que pasen parte importante de sus vidas y energías criando a los hijos y
manteniendo la casa en lugar de competir con los hombres en la fuerza de trabajo
pagada, etcétera.
4. Al imponer medidas para prevenir nacimientos por racismo u otras razones poco
apropiadas.
5. Al trasladar forzosamente al hombre (incluyendo a hombres que abusan sexual o
físicamente de sus hijos) a los hijos de parejas divorciadas involucradas en litigio
por la custodia (a pesar de que las mujeres han tenido típicamente la mayor
responsabilidad de criarlos), particularmente si la madre tiene menos capacidad
económica que el padre o si ella es considerada incapacitada simplemente por
racismo, lesbofobia u otras razones poco apropiadas” (2006, pp. 91-92).
En cuanto al feminicidio, Russell plantea que este concepto está “reservado al último acto
del sexismo masculino: la destrucción literal de la vida de mujeres y niñas como
individuos, no en un nivel institucionalizado, como tampoco en el institucionalizado a gran
escala. A diferencia de los términos genocidio y genocidio, el feminicidio no se limita a los
esfuerzos intencionales para exterminar a las mujeres como género” (2006, p. 92).
16
“En resumen, aunque ambos términos, genocidio y feminicidio, incluyen actos de asesinato
de mujeres por hombres, son complementarios, más que excluyentes” (2006, p. 92).
Para comprender el concepto feminicidio es fundamental abordar la teoría feminista, ante
todo en lo concerniente al desarrollo de una serie de conceptos vinculados a la violencia
contra las mujeres y la violencia de género5, los cuales han tenido una repercusión no sólo
en el campo académico sino en el poder legislativo. Es indudable que si se ha logrado
avanzar en cuanto a la penalización de la violencia contra las mujeres y el feminicidio
como su máxima expresión, ha sido en gran medida a la gestión que ha realizado el
movimiento social de mujeres y diversas organizaciones no gubernamentales, en todo el
mundo, que trabajan por los derechos de las mujeres.
En Colombia, la Ley 1257 de 2008 en su artículo 2 afirma que: “por violencia en contra de
las mujeres se entiende cualquier acción u omisión que le cause muerte, daño o sufrimiento
físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como
las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que
se presente en el ámbito público o en el privado”. En el artículo 26 de la Ley 1257 se
modifica el artículo 104 de la Ley 599 de 2000 en lo referente a las circunstancias de
agravación del homicidio, se amplían dichas circunstancias “en los cónyuges o compañeros
permanentes; en el padre y la madre de familia, aunque no convivan en un mismo hogar, en
los ascendientes o descendientes de los anteriores y los hijos adoptivos, y en todas las
demás personas que de manera permanente se hallare integrada a la unidad doméstica y se
cometiere contra una mujer por el hecho de ser mujer”. “La inclusión de dichas
circunstancias en la Ley 1257 de 2008, es un avance significativo porque se sanciona la
conducta típica del feminicidio al reconocer que las mujeres son asesinadas por el hecho de
ser mujeres, aunque no se mencione la expresión “feminicidio” en la norma” (Sánchez,
2010: 20). Uno de los mayores avances jurisprudenciales en relación con la violencia
sexual en el contexto del conflicto armado, es el Auto 092/08 de la Corte Constitucional, en
5
“La violencia de género es la violencia misógina contra las mujeres, por ser mujeres ubicadas en relaciones
de desigualdad de género: opresión, exclusión, subordinación, discriminación, explotación y marginación. Las
mujeres son víctimas de amenazas, agresiones, maltratos, lesiones y daños misóginos. Los tipos de violencia
son: física, psicológica, sexual, económica y patrimonial y las modalidades de la violencia de género son:
familiar, laboral y educativa, en la comunidad, institucional y feminicida” (Lagarde, 2008: 235).
17
el cual “se hace hincapié en el riesgo de violencia sexual, constatando la gravedad y la
generalización de la situación presente por diversas vías procesales ante esta Corporación,
en este sentido, mediante informaciones reiteradas, coherentes y consistentes presentadas
por las víctimas o por organizaciones que promueven sus derechos”.
En cuanto a la violencia sexual en el contexto del conflicto armado, es preocupante lo que
se plantea en el Informe de la situación de Derechos Humanos en Colombia 2008-2012.
Examen periódico universal Colombia 2013: “Todos los actores armados del conflicto
armado interno en Colombia siguen usando la violencia sexual como estrategia de guerra y
de terror. Como lo ha destacado la Corte Constitucional existe un vínculo directo entre el
desplazamiento y la violencia sexual; las mujeres desplazadas sufren de un impacto
desproporcionado del conflicto armado. La impunidad sigue siendo casi total. De los 183
casos concretos de violencia sexual perpetrada contra mujeres y niñas para los cuales la
Corte Constitucional ordenó a la Fiscalía General que prosiguiera las investigaciones (auto
092, abril de 2008) hasta la fecha sólo se han llevado a juicio cuatro de estos casos”
(Plataformas y organizaciones internacionales, 2013: 6).
Cuando se habla de feminicidios es muy importante ubicarlos no sólo en el ámbito de lo
público. De hecho, es en el hogar, donde más se presentan casos de violencia contra las
mujeres, algunos de los cuales terminan en el asesinato de las mismas. Por ello, la violencia
de pareja es una de las violencias en contra de las mujeres que más cobra víctimas fatales.
“De acuerdo con la información registrada por el INMLCF (Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses), en el período 2002-2009 se registraron 627.610 hechos de
violencia en contra de las mujeres. En otras palabras, a diario, en el marco de los ocho años
de la política de seguridad democrática, 245 mujeres colombianas fueron víctimas de
alguna forma de violencia. Por violencia de pareja, 101 mujeres; por lesiones personales,
100 mujeres; por violencia sexual, 40 mujeres, y 4 mujeres fueron asesinadas. Esto implica
que en el país cada minuto 6 mujeres son víctimas de algún tipo de violencia” (Sánchez,
2010: 59).
18
“El término femicide fue utilizado por primera vez por Diana Russell en 1976 al
testimoniar ante el Tribunal Internacional sobre Crímenes en contra de las Mujeres, y es
desarrollado años más tarde por ella misma y J. Radford (1992) para definir la muerte
violenta de mujeres por razones asociadas a su condición de opresión y subordinación
(Donoso citada en Sánchez, 2010: 22).
En la introducción del libro Femicide. The Politics of Woman Killing (1992), Jill Radford
asevera: “Femicide, the misogynous killing of women by men, is a form of sexual violence.
Liz Kelly has defined sexual violence as “any physical, visual, verbal or sexual act”
experienced by a woman or girl, “at the time or later, as a threat invasion, or assault, that
has the effect of hurting or degrading her and/or takes away her ability to control intimate
contact” (1988, 41).
“Los conceptos femicidio y feminicidio se encuentran en proceso de desarrollo desde
diferentes disciplinas sin que exista en la actualidad un consenso acerca de cuál es el más
útil… De acuerdo con Victoria Sanford, el concepto de feminicidio se basa en el término
femicidio, que se refiere al asesinato de la mujer en la literatura criminológica y también se
refiere a un crimen de odio en contra de las mujeres en la nueva literatura feminista que
aborda los crímenes en contra de las mujeres. Esta literatura insiste en que el asesinato de
las mujeres debe ser problematizado en el marco de las grandes estructuras del patriarcado
y la misoginia (Sanford cita en Sánchez, 2010: 22). Russell define el femicidio no sólo
como el asesinato de mujeres, sino también como “el asesinato de mujeres por hombres
debido a que ellas son mujeres”. Adicionalmente Russell clasificó el femicidio como “una
forma de terrorismo que funciona para establecer diferencias entre los géneros, para
promulgar y reforzar la dominación masculina, y para que todas las mujeres sean crónica y
profundamente inseguras” (Russell citada en Sánchez, 2010: 22).
“Para Marina Prieto-Carrón, Marilyn Thomson y Mandy Macdonald, el femicidio es la
punta del iceberg de ciclos de violencia, basada en las relaciones de opresión y
subordinación que las sociedades patriarcales les imponen a las mujeres en las esferas
19
públicas y privadas y en diferentes, a menudo, formas combinadas (física, psicológica,
sexual y económicamente)” (Sánchez, 2010: 22).
“Para algunas investigadoras feministas, feminicidio es un concepto más amplio que
femicidio debido a que establece como responsables no sólo a los varones perpetradores,
sino también al Estado y a la estructura judicial que normalizan la misoginia. La
impunidad, el silencio y la indiferencia, desempeñan un papel en el feminicidio. Pero tanto
si se utiliza femicidio o feminicidio, su uso contribuye a desarticular sistemas de creencias
que ubican la violencia basada en las relaciones de opresión y subordinación entre varones
y mujeres en los escenarios propios de la esfera privada y pública, y revelan el carácter
eminentemente político del asesinato de mujeres como un producto de las relaciones de
poder entre los varones y las mujeres. También permite realizar un análisis legal, político y
cultural a la respuesta institucional y societal de estos crímenes. En esta perspectiva el
feminicidio nos lleva de regreso al tema de las estructuras de poder e implica al Estado
como parte responsable, ya sea por comisión, tolerancia u omisión (Sanford citada en
Sánchez, 2010: 23).
“El feminicidio connota no sólo el asesinato de las mujeres por parte de los varones por el
hecho de ser mujeres, sino que también indica la responsabilidad del Estado por estos
asesinatos ya sea a través de la comisión del delito, la tolerancia de los autores de los actos
de violencia, o la omisión de su responsabilidad para garantizar la seguridad de sus
ciudadanas. Tal como Marcela Lagarde lo ha mencionado en su trabajo sobre el tema en
Ciudad Juárez, México, “el feminicidio se produce cuando las autoridades no realizan
eficientemente sus deberes de prevenir y sancionar [el asesinato de mujeres] y, de esta
manera, crean un ambiente de impunidad” (Lagarde citada en Sánchez, 2010: 23).
“En este sentido, los feminicidios son la culminación de un proceso continuo de violencias
en culturas donde estos actos extremos en contra de las mujeres son aceptados socialmente
tanto por varones como por mujeres. El feminicidio se ha tipificado como: feminicidio
íntimo, no íntimo, y feminicidio por conexión” (Sánchez, 2010: 23).
20
-Feminicidio íntimo: “Son aquellos asesinatos cometidos por hombres con quien la
víctima tenía o tuvo una relación íntima, familiar, de convivencia, o afines a ésta” (Carcedo
citada en Sánchez, 2010: 23).
-Feminicidio no íntimo: “Son aquellos asesinatos cometidos por hombres con quien
la víctima no tiene relación íntima, familiar, de convivencia, o afines a éstas.
Frecuentemente, el feminicidio no íntimo involucra el ataque sexual a la víctima” (Carcedo
citada en Sánchez, 2010: 23).
-Feminicidio por conexión: Con esta categoría se hace relación “a las mujeres que
fueron asesinadas en la línea de fuego de un hombre tratando de matar a otra mujer. Este es
el caso de las mujeres parientes, niñas u otras mujeres que trataron de intervenir o que
simplemente fueron atrapadas en la acción feminicida” (Carcedo en Sánchez, 2010: 23).
“El feminicidio sería también un crimen de odio y un genocidio en contra de las mujeres, el
cual es posible por el ambiente ideológico y social del patriarcalismo, de la misoginia, de
las violencias normalizadas en contra de las mujeres. Desde esta perspectiva el Estado tiene
responsabilidad directa en los crímenes por acción u omisión. Si la implicación directa del
Estado puede ser difícil de constatar, no lo es su incumplimiento de la debida diligencia que
explica la impunidad del feminicidio y de las violencias en contra de las mujeres” (Donoso
citada en Sánchez, 2010: 23).
En esta investigación se empleará el concepto de feminicidio, en razón a la argumentación
presentada por la antropóloga e investigadora mexicana, representante del feminismo
latinoamericano, Marcela Lagarde: “La traducción de femicide es femicidio. Sin embargo,
traduje femicide como feminicidio y así la he difundido. En castellano femicidio es una voz
homóloga a homicidio y sólo significa homicidio de mujeres. Por eso, para diferenciarlo,
preferí la voz feminicidio y denominar así al conjunto de violaciones a los derechos
humanos de las mujeres que contienen los crímenes y las desapariciones de mujeres y que,
estos fuesen identificados como crímenes de lesa humanidad” (Lagarde, 2008: 216).
21
Un concepto clave en el feminicidio y en general en la violencia de género es el de cuerpo.
El cuerpo violentado es tomado como una propiedad privada del victimario, hace parte de
un ejercicio de dominación masculina en la cual éste es cosificado. “Los cuerpos sobre los
cuales recaen sistemáticamente las violencias de género son cuerpos de mujeres diversas en
los que se entrecruzan la raza, la etnia, la edad, la discapacidad, la generación, la clase, la
ubicación geopolítica o los crueles efectos de la guerra” (Munévar, 2012, p. 142).
“…el cuerpo humano mismo es concebido como una porción de espacio, con sus fronteras,
sus centros vitales, sus defensas y sus debilidades, su coraza y sus defectos… el cuerpo es
un espacio compuesto y jerarquizado que puede recibir una carga desde el exterior.
Tenemos ejemplos de territorios pensados a imagen del cuerpo humano, pero, a la inversa,
también el cuerpo humano es pensado como un territorio, en forma bastante generalizada”
(Augé, 2008, p. 66).
Al revisar la literatura sobre el feminicidio, es constante la alusión de la responsabilidad
que atañe a los medios masivos de comunicación, ante todo, se hace un llamado de atención
al lenguaje que usualmente se emplea al referirse al asesinato de mujeres. Cuando se trata
de un feminicidio ocasionado por la pareja, frases como “la mató por celos”, “crimen
pasional”, “fue en un momento de intensa ira y dolor”, o preguntas como: ¿y cómo iba
vestida?, ¿qué hora era?, ¿en dónde estaba?, ¿qué estaba haciendo?, infortunadamente
continúan siendo muy frecuentes en el léxico de los medios masivos de comunicación,
dando a entender, de acuerdo con la interpretación de diversas feministas, que existen
motivos por los cuales una mujer puede ser asesinada, reproduciendo de paso toda una serie
de estereotipos de género, al partir de prejuicios directamente vinculados con la violencia
de género, no necesariamente física o psicológica, pero sí de carácter simbólico, como lo
manifiesta Pierre Bourdieu en su libro La dominación masculina: “violencia simbólica,
violencia amortiguada, insensible e invisible para sus propias víctimas, que se ejerce
esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación y del
conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento o, en último
término, del sentimiento. Esta relación social extraordinariamente común ofrece por tanto
una ocasión privilegiada de entender la lógica de la dominación ejercida en nombre de un
22
principio simbólico conocido y admitido tanto por el dominador como por el dominado, un
idioma (o una manera de modularlo), un estilo de vida (o una manera de pensar, de hablar o
de comportarse) y, más habitualmente, una característica distintiva, emblema o estigma…”
(Bourdieu, 2000, pp. 11-12).
Lo anterior refuerza la idea de unos medios masivos de comunicación que de manera
intencional o no, pueden llegar incluso a invertir la lógica de los acontecimientos que están
detrás de un feminicidio, convirtiendo a la víctima en victimaria, y valga la redundancia, al
victimario en víctima. En Colombia, la Corporación Sisma Mujer, publicó el informe
Análisis de caso sobre acoso sexual y feminicidio en el cual aparece el documento “La
reproducción de patrones sexistas y discriminatorios en los medios de comunicación: el
feminicidio de Dora Alicia Franco Jiménez”. En este documento se hace alusión a cómo
“los familiares de Dora Alicia se han enfrentado al sensacionalismo de los medios de
comunicación y a ser expuestos incluso contra su voluntad en ellos, exposición que trajo
consigo la afectación a su dignidad en distintas oportunidades. Los medios de
comunicación han hecho un uso revictimizante del lenguaje, han justificado el crimen y
minimizado la responsabilidad del feminicida al buscar factores de “disculpa social” por
sus actitudes criminales” (Rodríguez, 2013, p. 22).
“Sobre la violencia simbólica contra las mujeres reproducida por los medios de
comunicación, los estudios sociales lingüísticos han señalado que cine, radio, televisión y
prensa escrita constituyen plataformas fundamentales para el abordaje integral de la
violencia contra las mujeres. Pero, si bien aumenta el número de intelectuales, artistas y
espacios mediáticos sensibles y entrenados en estos temas, aún resultan frecuentes
representaciones que reproducen e incluso justifican y promueven la violencia hacia las
mujeres. La sociedad patriarcal encuentra también en los medios de comunicación y los
productos de la industria cultural una vía para actualizar valores y prácticas milenarias que
discriminan a las mujeres. El sistema patriarcal a través de sus instituciones, como los
medios de comunicación y su relación predominante en el establecimiento del orden
simbólico, ha naturalizado roles y actitudes violentas, relaciones que se basan en un
posicionamiento desigual entre dominador y subordinada. Reproducir estos patrones que
23
justifican la violencia contra las mujeres, es sin duda, violencia simbólica” (Gordillo citada
en Rodríguez, 2013, p. 23).
En las conclusiones de este documento, la Corporación Sisma Mujer “insta al Estado a
reparar integralmente a las víctimas por omitir su obligación de debida diligencia6, reprocha
a los medios de comunicación por el cubrimiento sexista, discriminatorio y revictimizante
con las mujeres y los invita a revaluar el reportaje de los feminicidios en Colombia desde
una perspectiva de los derechos humanos de las mujeres y ante todo, desde el respeto a la
dignidad y buen nombre de las víctimas y el reproche a los responsables” (Rodríguez, 2013,
p. 23).
Vemos así como no sólo el Estado es responsable de los feminicidios, es una problemática
de toda una sociedad atravesada por la cultura patriarcal, y allí obviamente encontramos a
los medios masivos de comunicación, que por supuesto tienen una cuota de responsabilidad
frente al feminicidio en Colombia. Un periodismo de calidad7: con equilibrio de fuentes,
pluralista, multicultural, con un lenguaje incluyente, no sexista, no sensacionalista, ético en
todo el sentido de la palabra, coadyuva indudablemente a la búsqueda de salidas a este
dramático desenlace de una problemática que cada vez aparece más en la agenda mediática:
la violencia de género. La pregunta es si se está haciendo de la manera adecuada, con el
profesionalismo que se requiere. Con el análisis crítico del discurso 8 que se propone en esta
investigación, se busca dar respuesta, en parte, a esta inquietud.
6
“La relatora sobre los derechos de la Mujer de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos Susana
Villarán ha afirmado que los Estados tienen el deber de actuar con la debida diligencia frente a las violaciones
de los derechos humanos. Este deber comporta cuatro obligaciones: la prevención, la investigación, la sanción
y reparación de la violaciones de los derechos humanos, y evitar la impunidad” (Sánchez, 2010: 27).
7
“El futuro del periodismo también está vinculado con la búsqueda de periodismo de calidad. Jim Boumelha,
Presidente de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) ha señalado: “El acto periodístico como bien
público no sobrevivirá en ninguna plataforma sin un compromiso con la ética y los valores”. Quienes tienen la
responsabilidad de tomar decisiones en los medios tienen mucho que ganar si llegan a nuevas audiencias
potenciales que, en muchas partes del mundo, las componen mujeres que a la fecha están desatendidas”
(Mohr, 2010: v).
8
“El análisis crítico del discurso está comprometido con la revisión de las maneras de instaurar el poder en la
construcción de la realidad mediante el lenguaje, lo cual en materia cultural hace indispensable el desarrollo
de procesos interpretativos y reflexivos sobre cómo en el decir se instauran jerarquías y formas de
conocimiento que representan la realidad” (Van Dijk citado en Soler y Pardo, 2007: 194).
24
VIOLENCIAS DE GÉNERO:
Tal como se ha planteado, el feminicidio es tan sólo la punta del iceberg de una serie de
violencias que podemos clasificar en física, psicológica, sexual y económica. Dichos
conceptos son presentados por Marta Torres (2001) en su libro La violencia en casa:

La violencia física: es la más evidente, la que se manifiesta de manera patente
porque el daño producido se marca en el cuerpo de la víctima. En esta clasificación
están incluidos golpes de cualquier tipo, heridas, mutilaciones y aún homicidios. La
violencia física deja una huella, aunque no siempre sea visible; a veces produce
lesiones internas que sólo son identificables tras un período más o menos
prolongado y que incluso llegan a ocasionar la muerte. Quien ejerce violencia física
golpea con las manos, los pies, la cabeza, los brazos, o bien con algún utensilio;
inflige heridas con cuchillos, navajas o pistolas. Otros ejemplos de violencia física
son los jalones de cabello, los cintarazos, la inmovilización de la víctima y el
encierro. Aquí también están incluidos métodos de tortura como aplicar descargas
eléctricas, hundir la cabeza de la víctima en agua y mantenerla sumergida por cierto
tiempo, o agitar una botella de agua mineral para después liberar el líquido en las
fosas nasales de la víctima (p. 31).

La violencia psicológica: esta noción es relativamente reciente, como tema de
investigación y análisis y como denuncia de transgresión de derechos. Cuando se
ejerce violencia psicológica se produce un daño en la esfera emocional y el derecho
que se vulnera es el de la integridad psíquica. Quienes sufren violencia psicológica
no sólo ven reducida su autoestima, en la medida en que experimentan
continuamente el rechazo, el desprecio, la ridiculización y el insulto, sino que en
muchas ocasiones sufren también alteraciones físicas, trastornos en la alimentación
y en el sueño, enfermedades de la piel, úlceras, gastritis, jaquecas, dolores
musculares, todo ello como respuesta fisiológica cuyo origen está en la esfera
emocional (p. 32).
25

La violencia sexual: al igual que la psicológica y la física, tiene diversas
manifestaciones, si bien no todas producen los mismos efectos. La más evidente es
la violación, que consiste en la introducción del pene en el cuerpo de la víctima (sea
en la vagina, en el ano o en la boca) mediante el uso de la fuerza física o moral.
Algunas leyes consideran que la penetración vaginal o anal con un objeto o con una
parte del cuerpo distinta del pene también es una violación; otros códigos ni siquiera
mencionan esta variante, y en otros más se castiga con menor severidad.
La violación es la forma más brutal y contundente de la violencia sexual, pero no es
la única. También se incluyen en esta categoría los tocamientos en el cuerpo de la
víctima (aunque no haya penetración), el hecho de obligarla a tocar el cuerpo del
agresor y en general a realizar prácticas sexuales que no desea, burlarse de su
sexualidad y acosarla. El hostigamiento sexual es una de las formas más extendidas
de este tipo de violencia, cuyo blanco principal son las mujeres.
Recientemente se han denunciado formas específicas de violencia sexual contra
menores (incluso infantes en edad preescolar), tales como la prostitución forzada y
el comercio sexual, o la participación en prácticas sexuales con adultos que se
filman para elaborar mercancía pornográfica (p. 33).

La violencia económica: se refiere a la disposición efectiva y al manejo de los
recursos materiales (dinero, bienes, valores), sean propios o ajenos, de forma tal que
los derechos de otras personas sean transgredidos. Así, ejerce violencia económica
quien utiliza sus propios medios para controlar y someter a los demás, así como el
que se apropia de los bienes de otra persona con esa finalidad. El ejemplo más claro
de violencia económica es el robo, pero también están incluidos el fraude, el daño
en propiedad ajena y, algo muy común en los casos de violencia familiar, la
destrucción de objetos que pertenecen a la víctima (p. 34).
Johan Galtung (citada en Torres, 2001) propone un modelo que integra tres
variables de la violencia: la directa, la estructural y la cultural.
26
Violencia cultural
Violencia directa
Violencia estructural
De acuerdo con esta propuesta, la violencia directa es la que se produce entre dos personas
determinadas, es decir, en las relaciones cara a cara. Ésta es la parte más visible de la
violencia: la madre que golpea a su hijo, el marido que escatima el dinero para el gasto, el
adolescente que insulta a una mujer en la calle, el violador y su víctima.
La violencia estructural se origina en las instituciones, en la asignación de jerarquías –en
función de la clase social, la raza, el sexo, la discapacidad, la preferencia sexual, el lugar
que cada persona ocupa en la familia, etc.- y en el reparto desigual del poder. Algunos
ejemplos de violencia estructural se pueden encontrar en la legislación. Todavía subsisten
preceptos que castigan con mayor dureza el adulterio de la mujer que el del hombre; es
más, si el marido, tras enterarse del adulterio de su esposa, la golpea o la asesina, se atenúa
su sanción por considerarse que ella lo “provocó” o que se trató de homicidio “por honor”.
Subsisten preceptos que obligan a la mujer a pedir permiso al marido si quiere trabajar
fuera del hogar, que autorizan al padre (a veces también a la madre) a golpear a los hijos
discrecionalmente. En estos casos y en otros, la legislación establece formas de desigualdad
que, como tales, tienen el potencial de generar violencia. Esto no significa que todas las
leyes son expresión de violencia estructural. Durante los últimos años se han dictado en
varios países latinoamericanos normas jurídicas que condenan la violencia familiar e
imponen sanciones de diversa magnitud (p. 50-51).
Algunas instituciones también arrastran consigo cierta carga de violencia. Entre los centros
gubernamentales de atención a la familia y a la niñea, por ejemplo, se puede advertir que
27
hay algunos que fomentan la estabilidad formal y la convivencia bajo el mismo techo
“contra viento y marea”, a pesar de que exista maltrato y se vulneren los derechos
individuales de los integrantes. El modelo de atención de estas instituciones puede
calificarse de violento porque ignora, trivializa e incluso auspicia y legitima conductas de
maltrato. En cambio, otros centros de reciente creación subrayan el derecho de toda persona
a una vida libre de violencia y procuran evitar cualquier acto que ponga en peligro la salud
física o emocional de los miembros de la familia, aunque esto signifique “desintegrarla” (p.
51).
La violencia cultural se refiere a los símbolos, los valores y las creencias que, arraigados en
el imaginario social y en las mentalidades, parecen extender un manto de “inevitabilidad”
sobre las relaciones de desigualdad existentes en la sociedad y en la familia. Abundan las
creencias, falsas en su totalidad, que tienden a exculpar al agresor y a responsabilizar a las
víctimas o a las circunstancias. Algunas expresiones conocidas que reflejan estas falsas
creencias son: “A las mujeres les gusta que las golpeen”, “En realidad ellas lo provocan”,
“Algo habrá hecho para que le dieran esa paliza”, “Te pego porque te quiero”, “la maté
porque era mía”, “Es una tonta si sigue con él… o será que en el fondo le gusta que la trate
así”; y sobre el maltrato infantil: “La letra con sangre entra”, “Hay que pegarle para que se
eduque… para que aprenda”, “Así se hace hombre” (p. 51).
LA VIOLENCIA EN CASA
Tal como se ha evidenciado, el espacio donde más se da la violencia contra las mujeres es
la casa. Sin embargo, es muy importante no invisibilizar este tipo de violencia detrás del
concepto de violencia intrafamiliar, en tanto las cifras son contundentes: quienes más
sufren la violencia doméstica son las mujeres. En este sentido, Marta Torres nos muestra,
de manera amplia y profunda lo concerniente a este tipo de violencias ejercidas en el
ámbito de lo privado, violencias que en varias ocasiones están directamente vinculados con
los feminicidios.
28
“Apenas en la segunda mitad del siglo XX, en la antesala del nuevo milenio, se descubre
que la familia es un espacio donde ocurren conflictos que pueden desencadenar violencia.
¿Significa acaso que en épocas anteriores reinaban la armonía y la convivencia pacífica?
¿Qué no había golpes, violaciones o maltratos de cualquier otra índole? ¿Qué los hogares
realmente proporcionaban las condiciones óptimas –o por lo menos convenientes y seguraspara el desarrollo adecuado de sus integrantes? ¿Significa, en suma, que la complejidad de
la vida contemporánea ha traído consigo una transformación radical de las relaciones en la
familia, un incremento sustancial de la violencia en su interior?
Ciertamente no. La violencia en los hogares tiene una historia nada reciente. La premisa de
que la violencia –específicamente la violencia en la familia- va en aumento, si no es falsa,
por lo menos sí es cuestionable. Una cosa es que cada vez se hable más del tema y otra muy
distinta que el fenómeno sea nuevo” (2001, p. 19).
“Otro ejemplo ilustrativo es la concepción de ciudadanía. Al término de la Revolución
Francesa, en las postrimerías del siglo XVIII, se formuló la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, pero rápidamente se demostró que esa
universalidad era sólo aparente y que en la práctica, el sujeto de esos derechos era el varón
adulto, blanco, heterosexual, letrado, propietario y cristiano. No abordaremos con detalle
cada una de las exclusiones de esta concepción; sólo mencionaremos la de las mujeres, o
sea, la mitad de la población. Cuando Olympe de Gouges elaboró en 1791 un documento
correlativo al que denominó Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadanía, fue
condenada a morir en la guillotina a petición de Robespierre. Al parecer, la única
prerrogativa de que las mujeres gozaban en ingualdad con los hombres era la de subir al
cadalso. A partir de entonces, las mujeres de todo el mundo han tenido que luchar
intensamente para conquistar su ciudadanía…” (2001, p. 21).
“No se pensaba, empero, que estas desigualdades y exclusiones tuvieran un contenido de
violencia. El sometimiento absoluto de los esclavos de uno y otro sexo y de cualquier edad,
el control sobre su vida y por lo tanto sobre su muerte, era normal, en tanto se los
consideraba seres inferiores. Lo mismo puede decirse de las mujeres. Su exclusión de la
29
vida pública, la negación de sus derechos y su sujeción al padre, al marido o a cualquier
otro varón de la familia tampoco se señalaban como hechos violentos. Nadie se estremecía
ni se indignaba al saber que las opiniones de las mujeres no contaban” (2001, pp. 21-22).
“En primer lugar puede apreciarse que lo que se define como violento cambia según el
tiempo y el lugar, pero la violencia siempre tiene como base un esquema de desigualdad,
cualesquiera que sean el contexto y las variantes particulares. La violencia no se limita a los
hechos: incluye las omisiones; no es únicamente lo que se dice: también lo que calla. Así, el
discurso que postula la superioridad de una raza es de suyo discriminatorio para todos los
que no pertenecen a ella e implica una carga de violencia, aunque no se llegue a situaciones
extremas de ultraje y muerte. De igual modo, el discurso que establece jerarquías entre los
sexos y da preeminencia a lo masculino discrimina y violenta a las mujeres” (2001, p. 22).
“…La segunda es que permiten comprender que los cambios sociales no se dan por decreto
ni se producen espontáneamente. A pesar de los documentos para abolir la esclavitud o
conferir a la ciudadanía a las mujeres, subsisten formas de desigualdad social; y
precisamente por la desigualdad ocurren múltiples manifestaciones de violencia. A partir de
esa premisa que vincula desigualdad y violencia podemos aproximarnos al campo de la
violencia familiar. Las desigualdades, las jerarquías, las exclusiones sociales no sólo
repercuten en la familia, sino que se reproducen en ella. Esto es muy claro en las mujeres,
condenadas al silencio no sólo en la vida pública y las decisiones políticas, sino también
dentro de sus familias, por imponérseles la obligación de obedecer al padre y después al
marido…” (2001, pp. 22-23).
“En efecto, la figura del pater familiae, que como se verá no ha sido superada, representa
un poder absoluto e ilimitado del hombre sobre su esposa y sus descendientes. El padre
controla la economía y toma todas las decisiones relacionadas con la familia, incluidos los
aspectos patrimoniales, educativos, laborales, y hasta los relativos al casamiento de los
hijos” (2001, p. 23).
30
“Las leyes, las instituciones políticas y sociales, la organización de la economía, los
discursos científicos y la cultura no sólo han salvaguardado sino incluso han fortalecido
estas tradiciones de discriminación y violencia. Han impedido cuestionar diversas
expresiones de desigualdad social y, en particular, todo lo que ocurre puertas adentro del
hogar se ha envuelto en capas impenetrables de indiferencia. Por eso se habla de violencia
familiar como un fenómeno escondido, enterrado en siglos de silencio” (2001, p. 23).
Términos empleados
“El primer cambio sustancial en los términos fue el empleo de “violencia doméstica”. Con
esta denominación se borraban de alguna manera los protagonistas –en particular el género
de las personas implicadas-, y se hacía hincapié en el entorno, es decir, en la convivencia
bajo el mismo techo. Posteriormente, a medida que el tema fue generando interés en otros
espacios, los términos siguieron modificándose. Cuando comenzaron a participar algunos
profesionistas (psicólogos, médicos, trabajadores sociales, abogados) que antes no habían
estado directamente vinculados con el movimiento feminista, y en particular cuando
algunas instancias gubernamentales abrieron centros de atención a víctimas, el nombre
nuevo fue el de “violencia intrafamiliar” y, más recientemente “violencia familiar”. En
ambos sigue ocultándose quiénes ejercen la violencia y quiénes la sufren; con respecto a la
terminología anterior, el acento se desplaza del entorno físico a los lazos de parentesco”
(2001, p. 24).
“Surgen entonces muchas interrogantes: ¿con qué frecuencia hay violencia en las familias?
¿cómo se produce esta violencia? ¿cómo se manifiesta? ¿Por qué los hombres golpean, a
veces brutalmente, a quienes dicen amar? ¿Por qué las mujeres permanecen al lado de
quienes las maltratan? ¿Qué hace que una relación se vuelva violenta? Y en ese caso, ¿qué
determina que esa relación pueda prolongarse por muchos años? ¿Cuáles son las
consecuencias de la violencia intrafamiliar? ¿Qué pasa con los hijos que sufren maltrato
directamente o que presencian la violencia entre sus padres?... ¿Es posible pensar, de una
manera realista, en un mundo sin violencia?” (2001, pp. 25-26).
31
¿Por qué somos violentos?
“No se trata aquí de profundizar en este debate, pero todo parece indicar que en los
animales no puede hablarse de una voluntad que quiera someter a otra; comen para
sobrevivir, se defienden de un ataque, protegen a sus crías, etc. Los seres humanos, en
cambio, pueden llegar a excesos que van mucho más allá de la necesidad de la
conservación. Como ya se mencionó, un ejemplo claro de esto es la guerra, que en los
últimos cincuenta años ha cobrado veinte millones de víctimas” (2001, p. 41).
“El ser humano puede ser violento pero también puede no serlo. Se trata de una conducta
que se puede elegir precisamente porque no es inevitable… El ejercicio de la violencia…
está determinado por el ánimo de someter y controlar, y por ello no puede hablarse de un
instinto. Además, el ser humano puede ser violento incluso contra sí mismo, algo que no se
presenta en los animales porque éstos no tienen conciencia de sí mismos ni del mundo que
los rodea” (2001, p. 41).
“…Aunque parezca perogrullesco, se debe subrayar que cada persona es responsable de sus
actos y que no hay justificación alguna (genética, social, cultural o familiar) para la
violencia. Cuando se señala la importancia del contexto social no se pretende eliminar o
diluir la responsabilidad individual que conlleva el comportamiento violento, sino anotar
que es una conducta aprendida y que, en consecuencia, puede estimularse, inhibirse,
sancionarse de distintos modos e incluso perdonarse” (2001, p. 45).
“Algunas formas de violencia llegan a formar parte de un modo de vida autorizado y
estimulado por la sociedad. Se pueden citar los pasajes o rituales de iniciación y el
significado de la masculinidad; en muchas culturas ser hombres es casi sinónimo de ser
violento, ya sea contra otras personas o contra uno mismo…” (2001, p. 47).
“…detrás de cada acto de violencia no sólo están la estructura social y la fuerza de sus
instituciones, sino también la cultura, las costumbres y las tradiciones con su peso
específico en el comportamiento individual” (2001, p. 49).
32
Violencia en la pareja
“Al estudiar específicamente la violencia en contra de las mujeres, también llamada
violencia de género, suele tomarse como punto de partida la definición adoptada por
Naciones Unidas:
Es todo acto de violencia basado en el género que produzca o pueda producir daño o
sufrimiento físico, sexual, psicológico, incluyendo las amenazas de tales actos, la
coerción o privación arbitraria de la libertad, sea que ocurra en la vida privada o en
la pública [Naciones Unidas, Programa de acción de la Conferencia de Derechos
Humanos].
…definir la violencia de género como “todo acto de violencia basado en el género” es
seguir dando vueltas en torno a dos palabras. Hecha esa salvedad, al indicar que el acto de
violencia se origina precisamente en el género, lo que se señala es que la condición de
mujer constituye el factor de riesgo para esa violencia (2001, p.112).
“…Aunque no siempre se perciba de entrada, la violencia física se produce en el cuerpo de
la víctima y deja una huella, a veces en un órgano interno, que quizá sólo se identifique al
cabo de un período más o menos prolongado” (2001, p. 114).
“La violencia física se ejerce sobre el cuerpo en una variedad de manifestaciones que van
desde el pellizco o el jalón de cabello hasta el asesinato, pasando por golpes de muy
diversas intensidades, a veces propinados con las manos o los pies y en ocasiones también
con objetos como cinturones, utensilios domésticos o instrumentos punzocortantes. Muchas
veces hay ataques específicos a los senos, los genitales o el vientre. Todo esto significa que
el maltrato físico puede clasificarse según la gravedad de las consecuencias producidas. En
algunas investigaciones se habla de violencia leve o levísima, moderada, grave y muy
grave. Los términos y los límites varían; en general son arbitrarios y derivan de la
apreciación legal del fenómeno o de las reglas para imponer una sanción o un castigo al
agresor” (2001, p. 114).
33
“En el extremo opuesto están los casos de homicidio. Matar a alguien es, sin duda, la forma
más grave de violencia física. Estos casos siempre (o casi siempre) llegan a las instancias
de procuración de justicia, aunque en ocasiones no se clasifican como violencia familiar. Si
bien es un requisito anotar datos como el parentesco o la relación del asesino con la persona
asesinada, esta información se diluye en los anuarios estadísticos que privilegian otras
características de la víctima, como su edad, las condiciones en que fue atacada, las causas
de su muerte…” (2001, p. 114).
“…las mujeres asesinadas suelen tener una larga historia como víctimas; el homicidio es la
culminación de una trayectoria de episodios violentos que comenzó tal vez con una
cachetada o con algún otro acto de violencia leve y paulatinamente subió de intensidad
(2001, p. 115).
“Pero ¿qué hay entre estos dos extremos? Entre el pellizco y el asesinato, es decir, entre la
violencia física leve y la extrema, hay varios estadios de diversa intensidad. Si se inclina el
péndulo hacia el punto de mayor gravedad, las clasificaciones legales pueden ubicar cerca
del homicidio la pérdida de alguna parte del cuerpo. Esto también está jerarquizado; no
tiene las mismas consecuencias perder la vista que perder un dedo, por ejemplo” (2001, p.
115).
“En síntesis, con base en distintos criterios legislativos y de investigación, se puede trazar
la siguiente taxonomía de la violencia física: levísima, leve, moderada, grave y extrema.
Como cualquier clasificación, es sólo una tipología que cumple fines descriptivos de
utilidad para el análisis. A menudo coexisten las diversas intensidades del maltrato.

Violencia levísima. Se refiere a las lesiones que tardan en sanar menos de quince
días y por lo tanto no ponen en peligro la vida.

Violencia leve. En este rubro se agrupan los actos cuyos efectos se curan en un lapso
que oscila entre los quince días y los dos meses. Tampoco ponen en peligro la vida
34
ni dejan un daño permanente. Aquí se clasifican los golpes con las manos o los pies,
algunas fracturas y lesiones producidas con objetos.

Violencia moderada. Produce consecuencias que tardan en sanar entre dos y seis
meses. No pone en peligro la vida ni produce un daño permanente, pero deja
cicatrices en el cuerpo. Algunas fracturas y heridas con armas punzocortantes son
ejemplos de este tipo de violencia. En cuanto a las heridas con instrumentos
punzocortantes, es relativamente común emplear cuchillos de cocina y
desarmadores, entre otros utensilios caseros. En algunas zonas rurales las heridas
causadas con machete pueden llegar a ser cosa de todos los días.

Violencia grave. Se refiere al estadio inmediato anterior al homicidio, en el que
están las mutilaciones y las lesiones definitivas, como pérdida de la capacidad
auditiva o visual, atrofia muscular o de algún órgano. Las heridas que dejan una
cicatriz permanente en el rostro están en un punto límite entre la violencia moderada
y la grave.

Violencia extrema. El punto más alto de esta secuencia es el asesinato (pp. 116117).
La pareja homosexual
“…Esta posibilidad, que podría ser una entre muchas, se da por cierta y se difunde como un
hecho consumado. El movimiento gay ha denunciado y documentado asesinatos de
homosexuales con fuertes sospechas de haber sido cometidos por la policía u otras fuerzas
represivas, o bien por individuos comunes, corriente y homofóbicos, con cierta garantía de
impunidad gracias a que el estereotipo del homosexual sanguinario y desquiciado
automáticamente convierte a la pareja del asesinado en el chivo expiatorio” (2001. p. 156).
35
“…Cuando en una pareja alguien adopta el papel del hombre de la casa, con los atributos y
prerrogativas que esto conlleva, hay mayores probabilidades de que la desigualdad así
generada conduzca a comportamientos violentos” (2001, p. 156).
¿Por qué siguen juntos?
Mitos y realidades de la violencia en la pareja
“El maltrato a las mujeres y en el hogar se ha extendido mucho y, sin embargo, permanece
silenciado; además es un tema espinoso y huidizo. Ha sido difícil la denuncia, pero también
la conceptualización y aún la identificación de la violencia misma, incluso por las propias
mujeres, quienes han aprendido a vivirla como algo natural en las relaciones de pareja. Se
suman a estas dificultades y al mito de los pocos casos aislados el silencio en torno al
problema, el encierro –real o simbólico- en que viven las mujeres maltratadas, y la falta de
investigación sistemática y de difusión de los resultados. En lugar de ello, algunos medios
transmiten información parcial y exagerada de casos despiadados y espeluznantes de modo
que la violencia contra las esposas se vuelve un tema propio de la nota roja” (2001, p.176).
“La frase correlativa sería “la maté porque era mía”, que tiene una clara connotación de
propiedad. Para apoyar este mito se alude al tiempo que dura la relación. “Si no le gustara,
ya se habría ido…” (2001, p. 178).
“Finalmente, hay que hacer mención del mito de que los hombres son violentos por
naturaleza… En realidad se trata de una conducta aprendida que la sociedad puede
estimular o inhibir” (2001. p. 178).
“La violencia en la pareja tiene una dirección bien definida: del hombre hacia la mujer.
Aunque existen algunos hombres maltratados psicológica o incluso físicamente, se trata de
excepciones que deben tratarse como tales” (2001, p. 179).
36
ANÁLISIS CUANTITATIVO Y CUALITATIVO DEL FEMINICIDIO EN BOGOTÁ
2004-2012
A finales del 2013 fue presentado el informe de la Alcaldía Mayor de Bogotá sobre el
feminicidio en el Distrito Capital. Enseguida se presentan algunos de los datos más
sobresalientes y las conclusiones más pertinentes para efectos de esta investigación:
“La ciudad de Bogotá se ubica en el tercer lugar de mayor ocurrencia de asesinato de
mujeres en Colombia. Durante los nueve años del período analizado (2004 a 2012), fueron
asesinadas en Bogotá, en promedio 138 mujeres al año, lo que equivale a una mujer cada
tres días. El reto de las instituciones y de las fuentes primarias de información es
identificar cuáles y cuántos de esos asesinatos podrían tener las características que permitan
catalogarlos como feminicidios” (2013, p. 69).
“No existe información que pueda cruzarse con el fin de establecer si los casos que llegaren
a constituirse en feminicidios estuvieron precedidos de violencia sexual o de pareja,
violencia psicológica, lesiones personales, etc.” (2013, p. 69).
“Preocupa la información reportada por la Fiscalía General de la Nación, en cuyos
registros no se tiene identificado el sexo de la víctima en más del 50% de los casos de
homicidio, ni las actuaciones procesales en casos de homicidios de mujeres y que se trate a
todos indistintamente como feminicidios, lo que no contribuye a identificar la especialidad
de la violencia basada en género, ni las circunstancias especiales de su configuración, como
tampoco a posicionar, esclarecer o determinar la relación con la víctima y el continuum de
violencias” (2013, p. 69).
“Durante el período analizado, las localidades que presentaron mayor número de asesinatos
de mujeres fueron Ciudad Bolívar con un 13.4% (167 casos), seguida de Kennedy con un
12.8% (160 casos) y Suba con un 8.10% (101 casos)” (2013, p. 78).
37
“En este entramado social que funciona como factor precursor del feminicidio, los medios
de comunicación juegan un papel fundamental, especialmente porque construyen un
discurso público que, a través del silencio, la tolerancia y la naturalización contribuye a la
impunidad. Los imaginarios de subordinación y la consolidación de roles diferenciados por
género son comunicados por múltiples canales incidiendo en el mantenimiento de la cultura
patriarcal” (2013, p. 133).
“En el caso concreto del feminicidio la construcción del acontecimiento en los productos
noticiosos es presentado con lenguajes diversos que pueden funcionar como justificantes de
la violencia y contribuir a la invisibilización, naturalización y culpabilización de las
víctimas. Adicionalmente, también se evidencia un gran silencio que se traduce en la
minimización de la magnitud del feminicidio considerándolo un asunto marginal en la
agenda mediática” (2013, p. 133).
“Los medios de comunicación de masas entendiendo estos de forma general, no sólo la
prensa, la radio, la televisión o la publicidad sino también el cine, los cómics, los
videojuegos, la música o Internet han insistido tercamente y siguen persistiendo en
representar de forma tradicional a las mujeres y las relaciones entre éstas y los hombres
(…). Y estas representaciones calificadas a veces de sexistas, estereotipadas, otras veces
como degradantes y muchas veces estrechas y aniquiladoras, han persistido con fuerza, o
incluso se puede afirmar, se han reforzado en la última década, hasta extremos
preocupantes9”.
Rita Laura Segato plantea en su artículo “La escritura en el cuerpo de las mujeres
asesinadas en Ciudad Juárez”:
“Si el acto violento es entendido como mensaje y los crímenes se perciben orquestados en
claro estilo responsorial, nos encontramos con una escena donde los actos de violencia se
comportan como una lengua capaz de funcionar eficazmente para los entendidos, los
9
RTVE, Mujer, Violencia y Medios de Comunicación. Dossier de prensa. Instituto Oficial de Radio y
Televisión, 2002, p. 23.
38
avezados, los que la hablan, aun cuando no participen directamente en la acción
enunciativa. Es por eso que, cuando un sistema de comunicación con un alfabeto violento
se instala, es muy difícil desinstalarlo, eliminarlo…” (2013, pp. 133-134).
Conclusiones:
-El feminicidio es un concepto en construcción que, progresivamente, en los últimos cinco
años, se ha incorporado a las legislaciones penales de los países de la región de las
Américas, con el fin de lograr su penalización considerándolo como la máxima expresión
de la cultura patriarcal y de un continuum de violencias contra las mujeres (p. 152).
-La ausencia de penalización del feminicidio en Colombia dificulta la comprensión del
fenómeno, caracterización por parte de las autoridades con competencias para prevenir,
investigar y sancionar, así como para la adecuación de los sistemas de información de
violencias basadas en género (p. 152).
-En Bogotá, en el período analizado (2004 a 2012) fueron asesinadas 1.246 mujeres, lo que
equivale a un promedio de 138 al año y a una mujer cada tres días. De estos asesinatos al
menos un 20% (252 casos) corresponde a la categoría de feminicidio íntimo de pareja,
como máxima expresión de control y de poder sobre la vida, la libertad, la autonomía de las
mujeres, derivados de la relación de la víctima con el perpetrador y obliga al análisis del
continuum de violencias que, generalmente le antecede (p.152).
-El feminicidio es evitable, puede prevenirse y debe sancionarse en el marco de las
obligaciones que competen al Estado en su posición de garante del Estado y en atención al
principio de la debida diligencia propia del derecho interno y del derecho internacional de
los derechos humanos (p. 152).
-El Estado no cuenta con la información suficiente que permita evidenciar la magnitud del
fenómeno de las violencias basadas en género y por lo tanto del feminicidio. De las
entidades consultadas sólo el Instituto Nacional de Medicina Legal ha puesto en marcha
39
importantes acciones orientadas a la construcción e implementación de variables que
permitan una adecuada caracterización y cuantificación del feminicidio y realiza acciones
permanentes de revisión, adecuación y control (pp. 152-153).
-Es necesario que el Estado a través de las autoridades con competencias en el análisis
forense (INMLCF), la investigación (Fiscalía General de la Nación), la representación
(Defensoría del Pueblo) y el juzgamiento (Consejo Superior de la Judicatura) suplan los
vacíos existentes en la información con el fin de establecer en qué casos un asesinato
corresponde o no a un feminicidio y qué casos de violencias basadas en género terminaron
en feminicidio (p. 153).
-El registro, procesamiento, generación y análisis de los datos ofrece retos importantes para
las entidades encargadas de cumplir con estas funciones con el fin de contribuir a
determinar –desde el procesamiento del acta de levantamiento de cadáveres- información
relacionada con la presunta actividad de la víctima –por ej. Si se trataba de un mujer en
ejercicio de la prostitución- lo que podría sugerir que se trata de un feminicidio por rol
estigmatizante, o aquella capaz de determinar si el asesinato corresponde a lo que
doctrinariamente se conoce como feminicidio en la línea de fuego por ej. Una madre que
en el intento de salvar a su hija resulta asesinada, etc. (p. 154).
-No todos los homicidios de mujeres son feminicidio; por lo tanto es necesario continuar
avanzando en la conceptualización, caracterización y tipificación con el fin de establecer
relaciones y motivaciones, hasta ahora invisibles para el derecho, para los sistemas de
información y para las autoridades, como las que subyacen de los delitos contra las mujeres
basados en género y el feminicidio como su máxima expresión (p. 155).
-El feminicidio no es un hecho aislado; está inmerso en un continuum de violencias contra
las mujeres y se presenta en múltiples manifestaciones y escenarios como las que tienen
lugar en el marco de la violencia de pareja, de la violencia al interior de la familia, de los
delitos sexuales, de la trata de personas, el narcotráfico, aquellos derivados de la no
40
prestación, denegación o mala práctica de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), o
los perpetrados por actores armados legales o ilegales, entre otros (p. 155).
2. MARCO JURÍDICO:
El marco jurídico en el caso del feminicidio se constituye en un referente muy importante,
en tanto está directamente vinculado con el desarrollo de este nuevo paradigma feminista,
que tiene la característica de no limitarse exclusivamente al asesinato de mujeres sino
además incluir todas las violencias de género, las cuales están directamente asociadas con
factores discriminatorios que impiden la igualdad entre hombres y mujeres.
Pese a la mayor relevancia que ha ido adquiriendo este paradigma, su reconocimiento
internacional a partir del caso “Campo Algodonero”10 en México,por la sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, y la paulatina incorporación en la legislación
latinoamericana; en Colombia, aún no está incluido el feminicidio como un delito
autónomo, hasta ahora lo que más se ha logrado avanzar en esta materia, es el agravante en
casos de asesinato por razones de odio hacia las mujeres en la Ley 1257 de 2008, sin que
aún se mencione explícitamente el feminicidio.
Por ello, en el caso colombiano, el proyecto de Ley “Rosa Elvira Cely” presentado por la
Senadora Gloria Inés Ramírez, se constituye en una oportunidad para que finalmente el
feminicidio sea no sólo tipificado en la legislación sino además tener la posibilidad de
desarrollar la normatividad necesaria para establecer los protocolos que sean necesarios
para discernir los asesinatos en contra de las mujeres, pues aún es muy difícil establecer con
certeza cuáles responden a las características del feminicidio y cuáles no, entre otras cosas,
10
“Entre el 6 y 7 de noviembre de 2001 fueron encontrados, en lo que se conoce como Campo Algodonero de
Ciudad Juárez, ocho cuerpos de mujeres-niñas de entre 14 y 21 años, que se encontraban en “avanzado estado
de descomposición”. Los cuerpos fueron arrojados en días sucesivos al solar denominado Campo Algodonero,
curiosamente situado frente a las instalaciones de la Asociación de Maquiladoras de Ciudad Juárez, en las que
trabajaban las víctimas del feminicidio, con una intención evidente de provocación, escarnio y amenaza para
las mujeres trabajadoras de las empresas maquiladoras de Ciudad Juárez” (Tomado de: Ginés, Emilio. “La
sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el feminicidio del Campo Algodonero de
Ciudad Juárez, como instrumento jurídico y búsqueda de propuestas para su ejecución efectiva” (Mariño,
2013, p. 281).
41
por la falta de formación de los operadores de justicia en relación a las diversas violencias
de género.
Es propio de este nuevo paradigma la retroalimentación entre el desarrollo que se ha dado
por parte del movimiento feminista y de mujeres en todo el mundo, y los avances en
materia jurídica; así como también es una característica la interdependencia entre los
avances en materia legal y las transformaciones socioculturales. Ese es otro aspecto
relevante del Proyecto de Ley Rosa Elvira Cely, no sólo contemplar medidas punitivas sino
además señalar la importancia de incorporar una cátedra sobre violencia de género en el
proceso de formación educativo, es claro que mientras no se dé una simultaneidad entre el
avance en la normatividad y los necesarios cambios en los arquetipos mentales, en las
prácticas culturales, en los imaginarios de las personas, será muy difícil pretender un
mundo libre de violencias contra las mujeres.
Ha sido largo el recorrido jurídico en relación a la violencia contra las mujeres, y cada vez
se ha ido ganando más en este camino: inicialmente lograr el reconocimiento de la
violencia en el espacio privado como algo que no sólo debía ser nombrado sino también
penalizado, luego buscar categorías cada vez más precisas para nombrar las violencias
hacia las mujeres, por ejemplo en el caso de la violencia intrafamiliar, que muchas veces
visibiliza lo que pasa en la casa pero termina desconociendo u ocultando que esas
violencias están mayoritariamente dirigidas hacia las mujeres, y de manera más reciente
visibilizar que es necesario nombrar los asesinatos de las mujeres con una categoría que
evidencie la misoginia, el odio de los hombres hacia las mujeres sólo por el hecho de serlo,
mostrar que el feminicidio es sólo la punta del iceberg de la violencia de género: lo que
inicialmente es una cachetada, un pellizco, una patada, puede tarde que temprano
convertirse en una serie de puñaladas, en un disparo, en torturas que preceden el asesinato.
Para comprender mejor el feminicidio como un delito autónomo, con el agravante de su
característica esencial: “un crimen de odio hacia las mujeres por el hecho de serlo” se hace
necesario revisar inicialmente algunos de los Tratados Internacionales que el Estado
colombiano ha ratificado: se hará referencia a la Convención sobre la eliminación de todas
42
las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW),la Convención Interamericana para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer "Convención de Belém do
Pará",y a los puntos sobre Violencia de Género y Comunicación contemplados en la IV
Conferencia Mundial Sobre la Mujer de la ONU, en Beijing, 1995. En cuanto a la
legislación nacional se hará énfasis en algunos de los puntos con mayor pertinencia para
esta investigación expuestos en la Ley 1257 de 2008 y al seguimiento que se le ha hecho a
la misma cinco años después; y finalmente se hará referencia al Proyecto de Ley “Rosa
Elvira Cely”, haciendo hincapié en las recomendaciones presentadas al respecto en el
Informe de la Secretaría Distrital de Planeación, Secretaría Distrital de la Mujer y
Corporación Casa de la Mujer Trabajadora: “Análisis cuantitativo y cualitativo del
feminicidio en Bogotá 2004-2012.
Legislación Internacional:
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer11
Adoptada y abierta a la firma y ratificación, o adhesión, por la Asamblea General en su
resolución 34/180, de 18 de diciembre de 1979.
Entrada en vigor: 3 de septiembre de 1981, de conformidad con el artículo 27.
Esta convención adquiere importancia para el feminicidio en el sentido de buscar la
igualdad entre hombres y mujeres. Toda la teoría en relación a este nuevo paradigma, el
11
“La CEDAW es una de las seis convenciones que han sido ratificadas por un gran número de países y
supervisadas por comités que se conocen como órganos de los tratados. Las seis convenciones del sistema de
las Naciones Unidas forman el núcleo jurídico del sistema de derechos humanos. Las convenciones entran en
vigor mediante la ratificación nacional. Además de la CEDAW, los otros tratados son el Pacto de Derechos
Económicos, Culturales y Sociales, el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto contra la
Discriminación Racial, la Convención contra la Tortura y la Convención sobre los Derechos del Niño… La
CEDAW ha sido descrita como una carta fundamental de los derechos de las mujeres, de carácter
internacional… La Convención se basa en ideas desarrolladas durante la década de los años cincuenta, sesenta
y setenta sobre la posición social de las mujeres. El enfoque sobre la igualdad de derechos de las décadas de
los años cincuenta y sesenta se complementa por la preocupación durante la década de los setenta por el
desarrollo político y económico” (Merry, 2010, p. 140).
43
feminicidio, muestra ampliamente cómo éste y en general la violencia de género tienen
como causa principal la permanencia de las diversas discriminaciones hacia las mujeres, en
ese sentido las discriminaciones conllevan a diversos tipos de violencia: física, sexual,
psicológica y patrimonial. De ahí que para prevenir las violencias feminicidas sea
imprescindible superar las desigualdades propiciadas por la cultura patriarcal.
“La CEDAW es un derecho sin sanciones. Pero un examen detallado de la forma en que
funciona sugiere que aunque no tiene el poder de castigar, desempeña una tarea cultural
importante. Desarrolla principios de igualdad de género y de responsabilidad del Estado y
demuestra cómo se aplican a los países supervisados. El proceso de ratificación, la
preparación, presentación y discusión de informes fomentan una nueva comprensión
cultural del género y la violencia. Las audiencias aclaran cómo se aplica la Convención a
un país concreto. Es un sistema cultural cuyo sello significa ser admitido a la comunidad
internacional de Estados respetuosos de derechos humanos” (Engle, 2010, p. 138).
Algunos de los artículos que se resaltan para efectos de esta investigación, por la
pertinencia para el posterior análisis de las piezas periodísticas seleccionadas son:
Artículo 1
A los efectos de la presente Convención, la expresión "discriminación contra la mujer"
denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o
resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer,
de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica,
social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.
Artículo 2
Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en todas sus formas,
convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política
encaminada a eliminar la discriminación contra la mujer y, con tal objeto, se comprometen
a:
44
a) Consagrar, si aún no lo han hecho, en sus constituciones nacionales y en cualquier otra
legislación apropiada el principio de la igualdad del hombre y de la mujer y asegurar por
ley u otros medios apropiados la realización práctica de ese principio;
b) Adoptar medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones
correspondientes, que prohíban toda discriminación contra la mujer;
c) Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad
con los del hombre y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales competentes y
de otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de
discriminación;
d) Abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discriminación contra la mujer y velar
por que las autoridades e instituciones públicas actúen de conformidad con esta obligación;
e) Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer
practicada por cualesquiera personas, organizaciones o empresas;
f) Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para modificar o
derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la
mujer;
g) Derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan discriminación
contra la mujer.
Artículo 3
Los Estados Partes tomarán en todas las esferas, y en particular en las esferas política,
social, económica y cultural, todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo,
para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de garantizarle el
45
ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales en igualdad de
condiciones con el hombre.
Artículo 5
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para:
a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a
alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra
índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los
sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres.
Artículo 6
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo,
para suprimir todas las formas de trata de mujeres y explotación de la prostitución de la
mujer.
Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra
la mujer "Convención de Belém do Pará"
Adoptada en Belém do Pará, Brasil, el 9 de junio de 1994 en el vigésimo cuarto período
ordinario de sesiones de la Asamblea General.
En esta Convención se entiende por violencia contra la mujer “cualquier acción o conducta,
basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la
mujer, tanto en el ámbito público como en el privado” (Artículo 1).
Otros artículos relevantes para el análisis del cubrimiento periodístico sobre el feminicidio
en los periódicos “El Tiempo” y “Espectador” son:
Artículo 2
46
Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y psicológica:
a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación
interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio
que la mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual;
b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que
comprende, entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas,
prostitución forzada, secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en
instituciones educativas, establecimientos de salud o cualquier otro lugar, y
c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, dondequiera que ocurra.
Artículo 3
Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito publico como en
el privado.
Artículo 4
Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los
derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e
internacionales sobre derechos humanos. Estos derechos comprenden, entre otros:
a. el derecho a que se respete su vida;
b. el derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral;
c. el derecho a la libertad y a la seguridad personales;
d. el derecho a no ser sometida a torturas;
e. el derecho a que se respete la dignidad inherente a su persona y que se proteja a su
familia;
f. el derecho a igualdad de protección ante la ley y de la ley; 82
g. el derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que la
ampare contra actos que violen sus derechos;
h. el derecho a libertad de asociación;
47
i. el derecho a la libertad de profesar la religión y las creencias propias dentro de la
ley, y
j. el derecho a tener igualdad de acceso a las funciones publicas de su país y a
participar en los asuntos públicos, incluyendo la toma de decisiones. Artículo 5
Toda mujer podrá ejercer libre y plenamente sus derechos civiles, políticos, económicos,
sociales y culturales y contará con la total protección de esos derechos consagrados en los
instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos. Los Estados Partes
reconocen que la violencia contra la mujer impide y anula el ejercicio de esos derechos.
Artículo 6
El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia incluye, entre otros:
a. el derecho de la mujer a ser libre de toda forma de discriminación, y
b. el derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de
comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de
inferioridad o subordinación.
Artículo 7
Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y convienen en
adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir,
sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente:
a. abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer y velar por
que las autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e instituciones se
comporten de conformidad con esta obligación;
b. actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia
contra la mujer;
c. incluir en su legislación interna normas penales, civiles y administrativas, así como
las de otra naturaleza que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la
48
violencia contra la mujer y adoptar las medidas administrativas apropiadas que sean
del caso;
d. adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de hostigar,
intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer de cualquier forma
que atente contra su integridad o perjudique su propiedad;
e. tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo medidas de tipo legislativo, para
modificar o abolir leyes y reglamentos vigentes, o para modificar prácticas jurídicas
o consuetudinarias que respalden la persistencia o la tolerancia de la violencia
contra la mujer;
f. establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido
sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio
oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos;
g. establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios para asegurar que
la mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación del
daño u otros medios de compensación justos y eficaces, y
h. adoptar las disposiciones legislativas o de otra índole que sean necesarias para hacer
efectiva esta Convención.
Artículo 8
Los Estados Partes convienen en adoptar, en forma progresiva, medidas específicas,
inclusive programas para:
a. fomentar el conocimiento y la observancia del derecho de la mujer a una vida libre
de violencia, y el derecho de la mujer a que se respeten y protejan sus derechos
humanos;
b. modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres,
incluyendo el diseño de programas de educación formales y no formales apropiados
a todo nivel del proceso educativo, para contrarrestar prejuicios y costumbres y todo
otro tipo de prácticas que se basen en la premisa de la inferioridad o superioridad de
cualquiera de los géneros o en los papeles estereotipados para el hombre y la mujer
que legitimizan o exacerban la violencia contra la mujer;
49
c. fomentar la educación y capacitación del personal en la administración de justicia,
policial y demás funcionarios encargados de la aplicación de la ley, así como del
personal a cuyo cargo esté la aplicación de las políticas de prevención, sanción y
eliminación de la violencia contra la mujer;
d. suministrar los servicios especializados apropiados para la atención necesaria a la
mujer objeto de violencia, por medio de entidades de los sectores público y privado,
inclusive refugios, servicios de orientación para toda la familia, cuando sea del caso,
y cuidado y custodia de los menores afectados;
e. fomentar y apoyar programas de educación gubernamentales y del sector privado
destinados a concientizar al público sobre los problemas relacionados con la
violencia contra la mujer, los recursos legales y la reparación que corresponda;
f. ofrecer a la mujer objeto de violencia acceso a programas eficaces de rehabilitación
y capacitación que le permitan participar plenamente en la vida pública, privada y
social; g. alentar a los medios de comunicación a elaborar directrices adecuadas de difusión
que contribuyan a erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas y a
realzar el respeto a la dignidad de la mujer; (el subrayado es mío)
h. garantizar la investigación y recopilación de estadísticas y demás información
pertinente sobre las causas, consecuencias y frecuencia de la violencia contra la
mujer, con el fin de evaluar la eficacia de las medidas para prevenir, sancionar y
eliminar la violencia contra la mujer y de formular y aplicar los cambios que sean
necesarios, y
i.
promover la cooperación internacional para el intercambio de ideas y experiencias
y la ejecución de programas encaminados a proteger a la mujer objeto de violencia.
Artículo 9
Para la adopción de las medidas a que se refiere este capítulo, los Estados Partes tendrán
especialmente en cuenta la situación de vulnerabilidad a la violencia que pueda sufrir la
mujer en razón, entre otras, de su raza o de su condición étnica, de migrante, refugiada o
desplazada. En igual sentido se considerará a la mujer que es objeto de violencia cuando
está embarazada, es discapacitada, menor de edad, anciana, o está en situación
50
socioeconómica desfavorable o afectada por situaciones de conflictos armados o de
privación de su libertad.
Informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer
Naciones Unidas
Beijing, 4 a 15 de septiembre de 1995
En relación con este Informe la jurista Montserrat Comas d´Argemir Cendra plantea lo
siguiente: “…de todas las Conferencias Mundiales sobre la Mujer convocadas por Naciones
Unidas desde 1975, la más relevante ha sido la IV Conferencia Internacional sobre la Mujer
en el Mundo celebrada en Beijing en 1995. Si en la Conferencia de Nairobi de 1985 se
apuntaba ya la importancia de la presencia y decisiones de las mujeres en todas las
instancias, en Beijing se logró un cambio fundamental. En la Declaración aprobada, los
gobiernos se comprometían a incluir de manera efectiva una dimensión de género en todas
sus instituciones así como en sus políticas legislativas. Es además en esta Conferencia
donde se acuñó el término de violencia de género, para mostrar que las desigualdades entre
hombres y mujeres se han construido históricamente como consecuencia de causas
histórico-culturales y no por las diferencias biológicas. Así como el término sexose refiere a
estas últimas, el término género conecta con el principio de igualdad y expresa que las
discriminaciones han sido creadas en el transcurso de la historia, por razones socioculturales y, en consecuencia, pueden ser transformadas”12.
En relación con el cumplimiento de los objetivos de esta investigación, los puntos
contemplados en este Informe sobre la violencia contra la mujer y los medios de
comunicación son de gran importancia, por ello aparecen en su totalidad a continuación:
D. La violencia contra la mujer
112. La violencia contra la mujer impide el logro de los objetivos de igualdad, desarrollo y
paz. La violencia contra la mujer viola y menoscaba o impide su disfrute de los derechos
12
Prólogo del libro Legislación contra la violencia de género. Autor: Manuel José García Rodríguez. Instituto
Andaluz de Administración Pública. Sevilla, 2008.
51
humanos y las libertades fundamentales. La inveterada incapacidad de proteger y promover
esos derechos y libertades en los casos de violencia contra la mujer es un problema que
incumbe a todos los Estados y exige que se adopten medidas al respecto. Desde la
Conferencia de Nairobi se ha ampliado considerablemente el conocimiento de las causas,
las consecuencias y el alcance de esa violencia, así como las medidas encaminadas a
ponerle fin. En todas las sociedades, en mayor o menor medida, las mujeres y las niñas
están sujetas a malos tratos de índole física, sexual y psicológica, sin distinción en cuanto a
su nivel de ingresos, clase y cultura. La baja condición social y económica de la mujer
puede ser tanto una causa como una consecuencia de la violencia de que es víctima.
113. La expresión "violencia contra la mujer" se refiere a todo acto de violencia basado en
el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico,
incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra
en la vida pública o en la privada. Por consiguiente, la violencia contra la mujer puede
tener, entre otras, las siguientes formas:
a) La violencia física, sexual y psicológica en la familia, incluidos los golpes, el abuso
sexual de las niñas en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violación por el
marido, la mutilación genital y otras prácticas tradicionales que atentan contra la mujer, la
violencia ejercida por personas distintas del marido y la violencia relacionada con la
explotación;
b) La violencia física, sexual y psicológica al nivel de la comunidad en general, incluidas
las violaciones, los abusos sexuales, el hostigamiento y la intimidación sexuales en el
trabajo, en instituciones educacionales y en otros ámbitos, la trata de mujeres y la
prostitución forzada;
c) La violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera
que ocurra.
52
114. Entre otros actos de violencia contra la mujer cabe señalar las violaciones de los
derechos humanos de la mujer en situaciones de conflicto armado, en particular los
asesinatos, las violaciones sistemáticas, la esclavitud sexual y los embarazos forzados.
115. Los actos de violencia contra la mujer también incluyen la esterilización forzada y el
aborto forzado, la utilización coercitiva o forzada de anticonceptivos, el infanticidio de
niñas y la determinación prenatal del sexo.
116. Algunos grupos de mujeres, como las que pertenecen a grupos minoritarios, las
indígenas, las refugiadas, las mujeres que emigran, incluidas las trabajadoras migratorias,
las mujeres pobres que viven en comunidades rurales o distantes, las mujeres indigentes, las
mujeres recluidas en instituciones o cárceles, las niñas, las mujeres con discapacidades, las
mujeres de edad, las mujeres desplazadas, las mujeres repatriadas, las mujeres pobres y las
mujeres en situaciones de conflicto armado, ocupación extranjera, guerras de agresión,
guerras civiles y terrorismo, incluida la toma de rehenes, son también particularmente
vulnerables a la violencia.
117. Los actos o las amenazas de violencia, ya se trate de los actos que ocurren en el hogar
o en la comunidad o de los actos perpetrados o tolerados por el Estado, infunden miedo e
inseguridad en la vida de las mujeres e impiden lograr la igualdad, el desarrollo y la paz. El
miedo a la violencia, incluido el hostigamiento, es un obstáculo constante para la movilidad
de la mujer, que limita su acceso a actividades y recursos básicos. La violencia contra la
mujer tiene costos sociales, sanitarios y económicos elevados para el individuo y la
sociedad. La violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales
mediante los que se coloca a la mujer en una posición de subordinación frente al hombre.
En muchos casos, la violencia contra las mujeres y las niñas ocurre en la familia o en el
hogar, donde a menudo se tolera la violencia. El abandono, el abuso físico y sexual y la
violación de las niñas y las mujeres por miembros de la familia y otros habitantes de la
casa, así como los casos de abusos cometidos por el marido u otros familiares, no suelen
denunciarse, por lo que son difíciles de detectar. Aun cuando se denuncien, a menudo
sucede que no se protege a las víctimas ni se castiga a los agresores.
53
118. La violencia contra la mujer es una manifestación de las relaciones de poder
históricamente desiguales entre mujeres y hombres, que han conducido a la dominación de
la mujer por el hombre, la discriminación contra la mujer y a la interposición de obstáculos
contra su pleno desarrollo. La violencia contra la mujer a lo largo de su ciclo vital dimana
esencialmente de pautas culturales, en particular de los efectos perjudiciales de algunas
prácticas tradicionales o consuetudinarias y de todos los actos de extremismo relacionados
con la raza, el sexo, el idioma o la religión que perpetúan la condición inferior que se
asigna a la mujer en la familia, el lugar de trabajo, la comunidad y la sociedad. La violencia
contra la mujer se ve agravada por presiones sociales, como la vergüenza de denunciar
ciertos actos; la falta de acceso de la mujer a información, asistencia letrada o protección
jurídica; la falta de leyes que prohíban efectivamente la violencia contra la mujer; el hecho
de que no se reformen las leyes vigentes; el hecho de que las autoridades públicas no
pongan el suficiente empeño en difundir y hacer cumplir las leyes vigentes; y la falta de
medios educacionales y de otro tipo para combatir las causas y consecuencias de la
violencia. Las imágenes de violencia contra la mujer que aparecen en los medios de
difusión, en particular las representaciones de la violación o la esclavitud sexual, así como
la utilización de mujeres y niñas como objetos sexuales, y la pornografía, son factores que
contribuyen a que se perpetúe esa violencia, que perjudica a la comunidad en general, y en
particular a los niños y los jóvenes (el subrayado es mío).
119. La adopción de un enfoque integral y multidisciplinario que permita abordar la
complicada tarea de crear familias, comunidades y Estados libres de la violencia contra la
mujer es no sólo una necesidad, sino una posibilidad real. La igualdad, la colaboración
entre mujeres y hombres y el respeto de la dignidad humana deben permear todos los
estadios del proceso de socialización. Los sistemas educacionales deberían promover el
respeto propio, el respeto mutuo y la cooperación entre mujeres y hombres.
120. La falta de suficientes estadísticas y datos desglosados por sexo sobre el alcance de la
violencia dificulta la elaboración de programas y la vigilancia de los cambios. La
documentación e investigación insuficientes de la violencia doméstica, el hostigamiento
sexual y la violencia contra las mujeres y niñas, en privado y en público, incluso el lugar de
54
trabajo, obstaculizan los esfuerzos encaminados a preparar estrategias concretas de
intervención. La experiencia obtenida en varios países demuestra que es posible movilizar
a mujeres y hombres a fin de superar la violencia en todas sus formas, y que pueden
adoptarse medidas públicas eficaces para hacer frente tanto a las causas como a las
consecuencias de la violencia.
Son aliados necesarios para el cambio los grupos de
hombres que se movilizan contra la violencia basada en el género.
121. Las mujeres pueden ser vulnerables a los actos de violencia perpetrados por personas
que ocupan puestos de autoridad tanto en situaciones de conflicto como en otras
situaciones. La capacitación de todos los funcionarios en derecho humanitario y derechos
humanos y el castigo de quienes cometen actos de violencia contra la mujer contribuirían a
impedir que esa violencia fuera cometida por funcionarios públicos en quienes las mujeres
deberían poder confiar, como los funcionarios de la policía y de las cárceles y las fuerzas de
seguridad.
122. La eliminación efectiva de la trata de mujeres y niñas para el comercio sexual es un
problema internacional urgente. Es preciso examinar y fortalecer la aplicación del
Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución
ajena de 1949, así como otros instrumentos pertinentes20. El empleo de mujeres en redes
internacionales de prostitución y trata de personas se ha convertido en una de las
principales actividades de la delincuencia organizada internacional. Se invita a la Relatora
Especial de la Comisión de Derechos Humanos sobre la violencia contra la mujer, que ha
considerado esas actividades como otra causa de la violación de los derechos humanos y las
libertades de mujeres y niñas, a que, conforme a su mandato, aborde como cuestión urgente
el tema de la trata internacional de personas para el comercio sexual, así como los temas de
la prostitución forzada, la violación, el abuso sexual y el turismo sexual. Las mujeres y las
niñas que son víctimas de ese comercio internacional corren mayores riesgos de encontrarse
en situaciones violentas, así como de quedar embarazadas contra su voluntad y de contraer
enfermedades de transmisión sexual, incluida la infección con el VIH/SIDA.
55
123. Cuando aborden cuestiones relacionadas con la violencia contra la mujer, los
gobiernos y otras entidades deberán propiciar la integración activa y visible de una
perspectiva de género en todas las políticas y programas, a fin de que se puedan analizar las
consecuencias para la mujer y el hombre antes de adoptar decisiones.
Objetivo estratégico D.1.
Adoptar medidas integradas para prevenir y eliminar la violencia contra la mujer
Medidas que han de adoptarse
124. Medidas que han de adoptar los gobiernos:
a) Condenar la violencia contra la mujer y abstenerse de invocar ninguna costumbre,
tradición o consideración de carácter religioso para eludir las obligaciones con respecto a su
eliminación que figuran en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer;
b) No cometer actos de violencia contra la mujer y tomar las medidas necesarias para
prevenir, investigar y, de conformidad con las leyes nacionales en vigor, castigar los actos
de violencia contra la mujer, ya hayan sido cometidos por el Estado o por particulares;
c) Introducir sanciones penales, civiles, laborales y administrativas en las legislaciones
nacionales, o reforzar las vigentes, con el fin de castigar y reparar los daños causados a las
mujeres y las niñas víctimas de cualquier tipo de violencia, ya sea en el hogar, el lugar de
trabajo, la comunidad o la sociedad;
d) Adoptar o aplicar las leyes pertinentes, y revisarlas y analizarlas periódicamente a fin de
asegurar su eficacia para eliminar la violencia contra la mujer, haciendo hincapié en la
prevención de la violencia y el enjuiciamiento de los responsables; adoptar medidas para
garantizar la protección de las mujeres víctimas de la violencia, el acceso a remedios justos
y eficaces, inclusive la reparación de los daños causados, la indemnización y la curación de
las víctimas y la rehabilitación de los agresores;
56
e) Trabajar activamente para ratificar o aplicar todas las normas e instrumentos
internacionales relacionados con la violencia contra la mujer, incluidos los contenidos en la
Declaración Universal de Derechos Humanos21, el Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos13, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales13 y la
Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes22;
f) Aplicar la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra
la mujer, teniendo en cuenta la recomendación general 19, aprobada por el Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer en su 11o período de sesiones23;
g)
Promover la integración activa y visible de una perspectiva basada en el género en
todas las políticas y programas en materia de violencia contra la mujer; alentar
vigorosamente, respaldar y aplicar las medidas y los programas destinados a desarrollar los
conocimientos y propiciar la comprensión de las causas, las consecuencias y los
mecanismos de la violencia contra la mujer entre los responsables de la aplicación de esas
políticas, como los funcionarios encargados del cumplimiento de la ley, los miembros de la
policía y los asistentes sociales, el personal médico y el personal judicial, así como entre las
personas que se dedican a actividades relacionadas con las minorías, los migrantes y los
refugiados, y establecer estrategias para impedir que las mujeres víctimas de la violencia
vuelvan a sufrirla por la prescindencia del género en las leyes o en las prácticas de
aplicación de la ley o los procedimientos judiciales;
h) Ofrecer a las mujeres víctimas de la violencia acceso a los sistemas judiciales y, según lo
previsto en las leyes nacionales, a soluciones justas y eficaces para reparar el daño de que
han sido objeto, e informarles acerca de su derecho a obtener compensación a través de
esos mecanismos;
i) Aprobar y aplicar leyes contra los responsables de prácticas y actos de violencia contra la
mujer, como la mutilación genital femenina, el feticidio femenino, la selección prenatal del
sexo y la violencia relacionada con la dote, y respaldar con determinación los esfuerzos de
las organizaciones no gubernamentales y locales por eliminar esas prácticas;
57
j) Formular y aplicar, a todos los niveles apropiados, planes de acción para erradicar la
violencia contra la mujer;
k) Adoptar todas las medidas necesarias, especialmente en el ámbito de la enseñanza, para
modificar los modelos de conducta sociales y culturales de la mujer y el hombre, y eliminar
los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de otro tipo basadas en la idea de la
inferioridad o la superioridad de uno de los sexos y en funciones estereotipadas asignadas al
hombre y la mujer;
l) Crear mecanismos institucionales, o reforzar los existentes, a fin de que las mujeres y las
niñas puedan dar parte de los actos de violencia cometidos contra ellas e interponer
denuncias al respecto en condiciones de seguridad y confidencialidad, y sin temor a
castigos o represalias;
m) Garantizar el acceso de las mujeres con discapacidad a la información y los servicios
disponibles en el ámbito de la violencia contra la mujer;
n) Instaurar, mejorar o promover, según resulte apropiado, así como financiar la formación
de personal judicial, letrado, médico, social, pedagógico y de policía e inmigración para
evitar los abusos de poder que dan pie a la violencia contra la mujer, y sensibilizar a esas
personas en cuanto a la naturaleza de los actos y las amenazas de violencia basados en la
diferenciación de género, para conseguir que las mujeres víctimas reciban un trato justo;
o) Promulgar nuevas leyes cuando sea necesario y reforzar las vigentes en que se prevean
penas para los miembros de la policía o de las fuerzas de seguridad o cualquier otro agente
del Estado que cometa actos de violencia contra la mujer en el desempeño de sus funciones;
revisar las leyes vigentes y adoptar medidas eficaces contra los responsables de esos actos
de violencia;
58
p) Asignar recursos suficientes en el presupuesto del Estado y movilizar recursos locales
para actividades relacionadas con la eliminación de la violencia contra la mujer, incluso
recursos para la aplicación de planes de acción a todos los niveles apropiados;
q) Incluir, en los informes presentados de conformidad con los instrumentos pertinentes de
derechos humanos de las Naciones Unidas, información sobre la violencia contra la mujer y
sobre las medidas adoptadas para aplicar la Declaración de las Naciones Unidas sobre la
Eliminación de la Violencia contra la Mujer;
r) Cooperar con la Relatora Especial de la Comisión de Derechos Humanos sobre la
violencia contra la mujer en el cumplimiento de su mandato y proporcionarle toda la
información solicitada; colaborar también con otros responsables en la materia, como el
Relator Especial de la Comisión de Derechos Humanos sobre la cuestión de la tortura y el
Relator Especial de la Comisión de Derechos Humanos sobre ejecuciones extrajudiciales
sumarias, y arbitrarias en todo lo que atañe a la violencia contra la mujer;
s) Recomendar a la Comisión de Derechos Humanos que renueve el mandato de la Relatora
Especial sobre la violencia contra la mujer cuando llegue a su fin en 1997 y, de ser
necesario, que lo actualice y lo refuerce.
125. Medidas que han de adoptar los gobiernos, incluidos los gobiernos locales, las
organizaciones populares, las organizaciones no gubernamentales, las instituciones de
enseñanza, los sectores público y privado, en particular las empresas, y los medios de
información, según proceda:
a) Establecer centros de acogida y servicios de apoyo dotados de los recursos necesarios
para auxiliar a las niñas y mujeres víctimas de la violencia y prestarles servicios médicos,
psicológicos y de asesoramiento, así como asesoramiento letrado a título gratuito o de bajo
costo, cuando sea necesario, además de la asistencia que corresponda para ayudarles a
encontrar medios de vida suficientes;
59
b) Establecer servicios lingüística y culturalmente accesibles para las mujeres y niñas
inmigrantes, incluidas las trabajadoras migratorias, que sean víctimas de la violencia en
razón de su sexo;
c) Reconocer la vulnerabilidad frente a la violencia y a otras formas de maltrato de las
inmigrantes, incluidas las trabajadoras migratorias, cuya condición jurídica en el país de
acogida depende de empleadores que pueden explotar su situación;
d) Apoyar las iniciativas de las organizaciones femeninas y de las organizaciones no
gubernamentales de todo el mundo encaminadas a despertar la conciencia sobre el
problema de la violencia contra la mujer y contribuir a su eliminación;
e) Organizar, apoyar y financiar campañas de educación y capacitación de las comunidades
encaminadas a despertar la conciencia de que la violencia contra la mujer constituye una
violación de sus derechos humanos y alentar en las comunidades locales el empleo de
métodos tradicionales e innovadores apropiados de resolución de conflictos que tengan en
cuenta el género;
f) Reconocer, apoyar y promover el papel fundamental que desempeñan las instituciones
intermedias, como los centros de atención primaria de salud, los centros de planificación de
la familia, los servicios de salud que existen en las escuelas, los servicios de protección de
madres y recién nacidos, los centros para familias de inmigrantes y otros similares en
materia de información y educación relativas a los malos tratos;
g) Organizar y financiar campañas de información y programas de educación y
capacitación a fin de sensibilizar a las niñas y los varones, a las mujeres y los hombres,
acerca de los efectos personales y sociales negativos de la violencia en la familia, la
comunidad y la sociedad; enseñarles a comunicarse sin violencia; y fomentar la instrucción
de las víctimas y de las víctimas potenciales de modo que puedan protegerse y proteger a
otros de esas formas de violencia;
60
h) Difundir información sobre la asistencia de que disponen las mujeres y las familias que
son víctimas de la violencia;
i) Proporcionar, financiar y promover servicios de asesoramiento y rehabilitación para los
autores de actos de violencia y promover el estudio de las posibilidades de realizar nuevas
actividades de asesoramiento y rehabilitación para prevenir nuevos casos de violencia;
j) Despertar la conciencia acerca de la responsabilidad de los medios de comunicación de
promover imágenes no estereotipadas de mujeres y hombres y de eliminar los patrones de
conducta generadores de violencia que en ellos se presentan, así como alentar a los
responsables del contenido del material que se difunde a que establezcan directrices y
códigos de conducta profesionales; y despertar también la conciencia sobre la importante
función de los medios de información en lo tocante a informar y educar a la población
acerca de las causas y los efectos de la violencia contra la mujer y a estimular el debate
público sobre el tema (el subrayado es mío).
126. Medidas que han de adoptar los gobiernos, los empleadores, los sindicatos, las
organizaciones populares y juveniles y las organizaciones no gubernamentales, según
proceda:
a) Desarrollar programas y procedimientos tendientes a eliminar el hostigamiento sexual y
otras formas de violencia contra la mujer de todas las instituciones de enseñanza, lugares de
trabajo y demás ámbitos;
b) Desarrollar programas y procedimientos encaminados a educar y a despertar la
conciencia sobre los actos de violencia contra la mujer que constituyen delito y violan sus
derechos humanos;
c) Desarrollar programas de asesoramiento, rehabilitación y apoyo para niñas, adolescentes
y jóvenes que hayan sido o sean objeto de relaciones abusivas, en particular las que viven
en hogares o instituciones en que exista esa clase de relaciones;
61
d) Adoptar medidas especiales para eliminar la violencia contra las mujeres, en particular
las especialmente vulnerables, como las jóvenes, las refugiadas, las desplazadas interna y
externamente, las que sufren discapacidad y las trabajadoras migratorias, entre ellas
medidas encaminadas a hacer cumplir la legislación vigente y a elaborar, según proceda,
nueva legislación para las trabajadoras migratorias tanto en los países de origen como en
los de acogida.
127. Medidas que ha de adoptar el Secretario General de las Naciones Unidas: Prestar a la
Relatora Especial de la Comisión de Derechos Humanos sobre la violencia contra la mujer
toda la asistencia necesaria, en particular el personal y los recursos indispensables para
desempeñar todas sus funciones, especialmente para llevar a cabo y supervisar misiones, ya
sea en forma independiente o conjuntamente con otros relatores especiales y grupos de
trabajo, y la ayuda necesaria para que pueda celebrar consultas periódicas con el Comité
para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y con todos los órganos
establecidos en virtud de tratados.
128. Medidas que han de adoptar los gobiernos, las organizaciones internacionales y las
organizaciones no gubernamentales:
Alentar la difusión y aplicación de las directrices del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados (ACNUR) sobre la protección de las refugiadas y la prevención
y atención de los casos de violencia sexual contra los refugiados.
Objetivo estratégico D.2.
Estudiar las causas y las consecuencias de la violencia contra la mujer y la eficacia de las
medidas de prevención
Medidas que han de adoptarse
129. Medidas que han de adoptar los gobiernos, las organizaciones regionales, las Naciones
Unidas, otras organizaciones internacionales, los institutos de investigación, las
62
organizaciones femeninas y juveniles y las organizaciones no gubernamentales, según
corresponda:
a) Promover la investigación, recoger datos y elaborar estadísticas, especialmente en lo
concerniente a la violencia en el hogar, relacionadas con la frecuencia de las distintas
formas de violencia contra la mujer, y fomentar las investigaciones sobre las causas, la
naturaleza, la gravedad y las consecuencias de esta violencia, así como sobre la eficacia de
las medidas aplicadas para impedirla y reparar sus efectos;
b) Difundir ampliamente los resultados de los estudios e investigaciones;
c) Apoyar e iniciar investigaciones sobre las consecuencias de los actos de violencia, por
ejemplo las violaciones, para las mujeres y las niñas, y publicar la información y las
estadísticas resultantes;
d) Alentar a los medios de información a que examinen las consecuencias de los
estereotipos basados en el género, incluidos los que se perpetúan en los avisos comerciales
que promueven la violencia y las desigualdades basadas en el género, así como también la
manera en que se transmiten durante el ciclo vital, y a que adopten medidas para eliminar
esas imágenes negativas con miras a promover una sociedad sin
violencia (el subrayado es mío).
Objetivo estratégico D.3.
Eliminar la trata de mujeres y prestar asistencia a las víctimas de la violencia derivada de la
prostitución y la trata de mujeres
Medidas que han de adoptarse
130. Medidas que han de adoptar los gobiernos de los países de origen, tránsito y destino y
las organizaciones regionales e internacionales, según proceda:
63
a) Examinar la posibilidad de ratificar y dar cumplimiento a los convenios internacionales
relativos a la trata de personas y a la esclavitud;
b) Adoptar medidas apropiadas para abordar las causas fundamentales, incluidos los
factores externos, que promueven la trata de mujeres y niñas para fines de prostitución y
otras formas de sexo comercializado, los matrimonios forzados y el trabajo forzado, con el
objeto de eliminar la trata de mujeres, entre ellas las encaminadas a fortalecer la legislación
vigente, con miras a proteger mejor los derechos de las mujeres y las niñas y a castigar a los
autores por la vía penal y civil;
c) Intensificar la cooperación y las medidas concertadas de todas las autoridades e
instituciones pertinentes con miras a desmantelar las redes nacionales, regionales e
internacionales de traficantes;
d) Asignar recursos a la formulación de programas amplios encaminados a sanar y
rehabilitar en la sociedad a las víctimas de la trata de mujeres, entre ellos los de formación
profesional, asistencia letrada y atención de salud confidencial, y adoptar medidas de
cooperación con las organizaciones no gubernamentales para la atención social, médica y
psicológica de las víctimas;
e) Elaborar programas y políticas de educación y capacitación y examinar la posibilidad de
promulgar legislación encaminada a impedir el turismo y el tráfico sexuales, haciendo
particular hincapié en la protección de las jóvenes y los niños.
J. La mujer y los medios de difusión
234. En el último decenio, los avances en la tecnología de la información han facilitado el
desarrollo de una red mundial de comunicaciones que trasciende las fronteras nacionales y
que influye en las políticas estatales, las actitudes privadas y el comportamiento, en
especial de los niños y adultos jóvenes. Existe en todas partes la posibilidad de que los
medios de comunicación contribuyan en mucha mayor medida al adelanto de la mujer.
64
235. Aunque ha aumentado el número de mujeres que hacen carrera en el sector de las
comunicaciones, pocas son las que han llegado a ocupar puestos directivos o que forman
parte de juntas directivas y órganos que influyen en la política de los medios de difusión.
Se nota la desatención a la cuestión del género en los medios de información por la
persistencia de los estereotipos basados en el género que divulgan las organizaciones de
difusión públicas y privadas locales, nacionales e internacionales.
236. Hay que suprimir la proyección constante de imágenes negativas y degradantes de la
mujer en los medios de comunicación, sean electrónicos, impresos, visuales o sonoros. Los
medios impresos y electrónicos de la mayoría de los países no ofrecen una imagen
equilibrada de los diversos estilos de vida de las mujeres y de su aportación a la sociedad en
un mundo en evolución (el subrayado es mío).
Además, los productos violentos y degradantes o pornográficos de los medios de difusión
también perjudican a la mujer y su participación en la sociedad. Los programas que insisten
en presentar a la mujer en sus papeles tradicionales pueden ser igualmente restrictivos. La
tendencia mundial al consumismo ha creado un clima en el que los anuncios y mensajes
comerciales a menudo presentan a la mujer como consumidora y se dirigen a las muchachas
y a las mujeres de todas las edades en forma inapropiada.
237. Debería potenciarse el papel de la mujer mejorando sus conocimientos teóricos y
prácticos y su acceso a la tecnología de la información, lo que aumentará su capacidad de
luchar contra las imágenes negativas que de ella se ofrecen a escala internacional y de
oponerse a los abusos de poder de una industria cada vez más importante. Hay que instaurar
mecanismos de autorregulación en los medios de difusión y fortalecerlos, así como idear
métodos para erradicar los programas en los que haya sesgo de género. La mayoría de las
mujeres, sobre todo en los países en desarrollo, carecen de acceso efectivo a las infopistas
electrónicas, que están en vías de expansión y, por lo tanto, no pueden crear redes que les
ofrezcan nuevas fuentes de información.
Así pues, es necesario que las mujeres
65
intervengan en la adopción de las decisiones que afectan al desarrollo de las nuevas
tecnologías, a fin de participar plenamente en su expansión y en el control de su influencia.
238. Al abordar el problema de la movilización de los medios de difusión, los gobiernos y
otros sectores deberían fomentar una política activa y visible de incorporación de una
perspectiva de género en sus políticas y programas.
Objetivo estratégico J.1.
Aumentar el acceso de la mujer y su participación en la expresión de sus ideas y la
adopción de decisiones en los medios de difusión y por conducto de ellos, así como en las
nuevas tecnologías de comunicación
Medidas que han de adoptarse
239. Medidas que han de adoptar los gobiernos:
a) Fomentar la educación, la capacitación y el empleo de la mujer a fin de promover y
asegurar su igual acceso a todas las esferas y niveles de los medios de difusión;
b) Fomentar la investigación de todos los aspectos de la imagen de la mujer en los medios
de difusión para determinar las esferas que requieren atención y acción y examinar las
actuales políticas de difusión con miras a integrar una perspectiva de género (el subrayado
es mío);
c) Promover la participación plena y equitativa de la mujer en los medios de difusión,
incluida la participación en la gestión, la producción de programas, la educación, la
capacitación y la investigación;
d) Procurar que se distribuyan equitativamente los nombramientos de mujeres y hombres en
todos los órganos consultivos, de gestión, de reglamentación o de supervisión, incluidos los
relacionados con los medios de difusión privados y estatales o públicos;
e) Alentar a esos órganos, en la medida en que ello no atente contra la libertad de
expresión, a que aumenten el número de programas destinados a la mujer y realizados por
66
mujeres, para velar por que las necesidades y los problemas de la mujer se traten en forma
apropiada;
f) Estimular y reconocer las redes de comunicación de mujeres, entre ellas las redes
electrónicas y otras nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación, como medio para la
difusión de información y el intercambio de ideas, incluso en el plano internacional, y
brindar apoyo a los grupos de mujeres que participan en todos los ámbitos de los medios de
difusión y de los sistemas de comunicación a ese efecto;
g) Alentar la utilización creativa de programas en los medios de difusión nacionales, y
proporcionar medios o incentivos a ese efecto, con miras a divulgar información sobre las
diversas formas culturales de la población autóctona, y el desarrollo de los aspectos sociales
y educacionales conexos en el marco del derecho nacional;
h) Garantizar la libertad de los medios de difusión y su protección subsiguiente dentro del
marco del derecho nacional y alentar, de manera compatible con la libertad de expresión, la
participación positiva de los medios de difusión en las cuestiones sociales y de desarrollo.
240. Medidas que han de adoptar los sistemas de difusión nacionales e internacionales:
Elaborar, en la medida en que ello no atente contra la libertad de expresión, mecanismos
reglamentarios, incluidos los voluntarios, que permitan a los sistemas de comunicaciones
internacionales y a los medios de difusión presentar una imagen equilibrada y diferenciada
de la mujer y que fomenten una mayor participación de la mujer y el hombre en las esferas
de la producción y la adopción de decisiones.
241. Medidas que han de adoptar los gobiernos, según proceda, o los mecanismos
nacionales para el adelanto de la mujer:
a) Fomentar la organización de programas de educación y capacitación de la mujer a fin de
que se prepare información destinada a los medios de difusión, incluida la financiación de
actividades experimentales y la utilización de nuevas tecnologías aplicadas a la
comunicación, a la cibernética y a la comunicación espacial y por satélite, ya sea en la
esfera pública o privada;
67
b) Alentar la utilización de los sistemas de comunicación, incluidas las nuevas tecnologías,
como medio de fortalecer la participación de la mujer en los procesos democráticos;
c) Facilitar la compilación de una lista de especialistas en los medios de difusión en
cuestiones relacionadas con la mujer;
d) Alentar la participación de la mujer en la elaboración de directrices profesionales y
códigos de conducta u otros mecanismos apropiados de autorregulación para fomentar una
imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer en los medios de difusión.
242. Medidas que han de adoptar las organizaciones no gubernamentales y las asociaciones
profesionales de difusión:
a) Estimular la creación de grupos de control que puedan vigilar a los medios de difusión y
celebrar consultas con ellos a fin de velar porque las necesidades y los problemas de la
mujer se reflejen en forma apropiada (el subrayado es mío);
b) Capacitar a la mujer para que pueda utilizar mejor la tecnología de la información
aplicada a la comunicación y a los medios de difusión, incluso en el plano internacional;
c) Crear redes entre las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones femeninas y
las organizaciones de difusión profesionales y elaborar programas de información para esas
organizaciones, a fin de que se reconozcan las necesidades concretas de la mujer en los
medios de difusión, y facilitar una mayor participación de la mujer en la comunicación, en
particular en el plano internacional, en apoyo del diálogo Sur-Sur y Norte-Norte entre esas
organizaciones con miras, entre otras cosas, a promover los derechos humanos de la mujer
y la igualdad entre la mujer y el hombre;
d) Alentar al sector de los medios de difusión y a las instituciones de enseñanza y de
capacitación en materia de medios de difusión a que elaboren, en los idiomas apropiados,
formas de difusión destinadas a los grupos tradicionales autóctonos y a otros grupos
étnicos, tales como la narración, el teatro, la poesía y el canto, que reflejen sus culturas y a
que utilicen esas formas de comunicación para difundir información sobre cuestiones
sociales y de desarrollo.
Objetivo estratégico J.2.
Fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer en los medios de
difusión(el subrayado es mío)
Medidas que han de adoptarse
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243. Medidas que han de adoptar los gobiernos y las organizaciones internacionales, en la
medida en que no atenten contra la libertad de expresión:
a) Fomentar la investigación y la aplicación de una estrategia de información, educación y
comunicación orientada a estimular la presentación de una imagen equilibrada de las
mujeres y las jóvenes y de las múltiples funciones que ellas desempeñan;
b) Alentar a los medios de difusión y a los organismos de publicidad a que elaboren
programas especiales para fomentar el interés en la Plataforma de Acción;
c) Fomentar una capacitación que tenga en cuenta los aspectos relacionados con el género
para los profesionales de los medios de difusión, incluidos los propietarios y los
administradores, a fin de alentar la creación y la utilización de imágenes no estereotipadas,
equilibradas y diferenciadas de la mujer en los medios de difusión;
d) Alentar a los medios de difusión a que se abstengan de presentar a la mujer como un ser
inferior y de explotarla como objeto sexual y bien de consumo, en lugar de presentarla
como un ser humano creativo, agente principal, contribuyente y beneficiaria del proceso de
desarrollo;
e) Fomentar la idea de que los estereotipos sexistas que se presentan en los medios de
difusión son discriminatorios para la mujer, degradantes y ofensivos(el subrayado es mío)
f) Adoptar medidas efectivas, que incluyan normas legislativas pertinentes, contra la
pornografía y la proyección de programas en los que se muestren escenas de violencia
contra mujeres y niños en los medios de difusión.
244. Medidas que han de adoptar los medios de información de masas y las
organizaciones de publicidad:
a) Elaborar, en la medida en que ello no atente contra la libertad de expresión, directrices
profesionales y códigos de conducta y otras formas de autorregulación para fomentar la
presentación de imágenes no estereotipadas de la mujer;
b) Establecer, en la medida en que ello no atente contra la libertad de expresión, directrices
profesionales y códigos de conducta respecto delos materiales de contenido violento,
degradante o pornográfico sobre la mujer en los medios de información, incluso en la
publicidad;
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c) Introducir una perspectiva de género en todas las cuestiones de interés para las
comunidades, los consumidores y la sociedad civil;
d) Aumentar la participación de la mujer en la adopción de decisiones en los medios de
información en todos los niveles.
245. Medidas que han de adoptar los medios de información, las organizaciones no
gubernamentales y el sector privado, en colaboración, cuando corresponda, con los
mecanismos nacionales encargados de la promoción de la mujer:
a) Fomentar la participación en pie de igualdad en las responsabilidades familiares,
mediante campañas en los medios de difusión que hagan hincapié en la igualdad de género
y en la exclusión de los estereotipos basados en el género de los papeles que desempeñan
las mujeres y los hombres dentro de la familia, y que difundan información tendiente a
eliminar el abuso doméstico de cónyuges y niños y todas las formas de violencia contra la
mujer, incluso la violencia en el hogar;
b) Producir y/o difundir materiales en los medios de difusión sobre las mujeres dirigentes,
entre otras cosas, como líderes que asumen sus posiciones de liderazgo con experiencias
muy diversas que incluyen, sin limitarse a ellas, sus experiencias respecto del logro de un
equilibrio entre sus responsabilidades en el trabajo y en la familia, como madres,
profesionales, administradoras y empresarias, para servir de modelos, particularmente para
las jóvenes;
c) Fomentar campañas de amplio alcance que utilicen los programas de educación pública y
privada para difundir información y fomentar la conciencia acerca de los derechos humanos
de la mujer;
d) Apoyar el desarrollo de nuevos medios optativos y la utilización de todas las formas de
comunicación, y proporcionar financiación, según proceda, para difundir la información
dirigida a la mujer y sobre la mujer y sus intereses;
e) Elaborar criterios y capacitar a expertos para que apliquen el análisis de género a los
programas de los medios de difusión (el subrayado es mío)
70
2. Legislación nacional
2.1 Ley 1257 de 2008 (diciembre 4)
“Por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de
violencia y discriminación contra las mujeres, se reforman los Códigos Penal, de
Procedimiento Penal, la ley 294 de 1996 y se dictan otras disposiciones”
Por medio de esta Ley el Congreso de la República de Colombia decretó, entre otros, los
siguientes artículos:
Artículo 1
Objeto de la ley. La presente ley tiene por objeto la adopción de normas que permitan
garantizar para todas las mujeres una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público
como en el privado, el ejercicio de los derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico
interno e internacional, el acceso a los procedimientos administrativos y judiciales para su
protección y atención, y la adopción de las políticas públicas necesarias para su realización.
Artículo 2
Definición de violencia contra la mujer. Por violencia contra la mujer se entiende cualquier
acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico,
económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de tales actos,
la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito
público o en el privado.
Para efectos de la presente ley, y de conformidad con lo estipulado en los Planes de Acción
de las Conferencias de Viena, Cairo y Beijing, por violencia económica, se entiende
cualquier acción u omisión orientada al abuso económico, el control abusivo de las finanzas, recompensas o castigos monetarios a las mujeres por razón de su condición social,
económica o política. Esta forma de violencia puede consolidarse en las relaciones de
pareja, familiares, en las laborales o en las económicas.
Artículo 3
Concepto de daño contra la mujer. Para interpretar esta ley, se establecen las siguientes
definiciones de daño:
a. Daño Psicológico: Consecuencia proveniente de la acción u omisión destinada a degradar
o controlar las acciones, comportamientos, creencias y decisiones de otras personas, por
71
medio de intimidación, manipulación, amenaza, directa o indirecta, humillación,
aislamiento o cualquier otra conducta que implique un perjuicio en la salud psicológica, la
autodeterminación o el desarrollo personal.
b. Daño o sufrimiento físico: Riesgo o disminución de la integridad corporal de una
persona.
c. Daño o sufrimiento sexual: Consecuencias que provienen de la acción consistente en
obligar a una persona a mantener contacto sexualizado, físico o verbal, o a participar en
otras interacciones sexuales mediante el uso de fuerza, intimidación, coerción, chantaje,
soborno, manipulación, amenaza o cualquier otro mecanismo que anule o limite la voluntad
personal. Igualmente, se considerará daño o sufrimiento sexual el hecho de que la persona
agresora obligue a la agredida a realizar alguno de estos actos con terceras personas.
d. Daño patrimonial: Pérdida, transformación, sustracción, destrucción, retención o
distracción de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores,
derechos o económicos destinados a satisfacer las necesidades de la mujer.
Artículo 4
Criterios de Interpretación. Los principios contenidos en la Constitución Política, y en los
Tratados o Convenios Internacionales de derechos humanos ratificados por Colombia, en
especial la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer y la convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra la mujer, las demás leyes, la jurisprudencia referente a la materia, servirán de guía
para su interpretación y aplicación.
Artículo 6
Principios. La interpretación y aplicación de esta ley se hará de conformidad con los
siguientes principios:
1. Igualdad real y efectiva. Corresponde al Estado diseñar, implementar y evaluar políticas
públicas para lograr el acceso de las mujeres a los servicios y el cumplimiento real de sus
derechos.
2. Derechos humanos. Los derechos de las mujeres son Derechos Humanos.
72
3. Principio de Corresponsabilidad. La sociedad y la Familia son responsables de respetar
los derechos de las mujeres y de contribuir a la eliminación de la violencia contra ellas. El
Estado es responsable de prevenir, investigar y sancionar toda forma de violencia contra las
mujeres.
4. Integralidad. La atención a las mujeres víctimas de violencia comprenderá información,
prevención, orientación, protección, sanción, reparación y estabilización.
5. Autonomía. El Estado reconoce y protege la independencia de las mujeres para tomar sus
propias decisiones sin interferencias in- debidas.
6. Coordinación. Todas las entidades que tengan dentro de sus funciones la atención a las
mujeres víctimas de violencia deberán ejercer acciones coordinadas y articuladas con el fin
de brindarles una atención integral.
7. No discriminación. Todas las mujeres con independencia de sus circunstancias
personales, sociales o económicas tales como edad, etnia. Orientación sexual, procedencia
rural o urbana, religión entre otras, tendrán garantizados los derechos establecidos en esta
ley a través una previsión de estándares mínimos en todo el territorio nacional.
8. Atención diferenciada. El Estado garantizará la atención a las necesidades y
circunstancias específicas de colectivos de mujeres especialmente vulnerables o en riesgo,
de tal manera que se asegure su acceso efectivo a los derechos consagrados en la presente
ley.
Los restantes artículos de esta Ley tratan sobre los Derechos, las Medidas de sensibilización
y prevención, protección, atención, sanciones y disposiciones finales.
Entre las medidas de sensibilización y prevención se destaca para efectos de esta
investigación el Artículo 10. Comunicaciones. El Ministerio de Comunicaciones elaborará
programas de difusión que contribuyan a erradicar la violencia contra las mujeres en todas
sus formas, a garantizar el respeto a la dignidad de la mujer y a fomentar la igualdad entre
hombres y mujeres, evitando toda forma de discriminación contra ellas.
2.1.1 Ley 1257 Cinco años después…
II Informe de seguimiento a la implementación de la Ley 1257 de 2008
73
En líneas generales este informe elaborado por la Mesa por el derecho de las mujeres a una
vida libre de violencias, Ley 1257 de 2008, presenta algunos avances en términos del
desarrollo de la normatividad pero persiste la falta de aplicación de la misma: “Las medidas
de prevención, atención, protección y acceso a la justicia para las mujeres víctimas de
violencias no han comenzado a aplicarse de manera efectiva para enfrentar la situación de
violencias contra la mujer, el estado ha asumido ciertamente el desarrollo de acciones
normativas de diversa índole, como la adopción de planes, políticas, protocolos, modelos de
atención y la expedición de diferentes decretos reglamentarios sobre la ley de no violencias,
entre otras. No obstante, cerca de cinco (5)años de la aprobación de la Ley 1257 de 2008, el
estado continúa en fase de formulación de normas y procedimientos sin avances
significativos en materia de aplicación para garantizar el derecho humano de las mujeres a
una vida libre de violencias. Esto genera un panorama recurrente de punto cero en el
cumplimiento de la Ley 1257 de 2008, que mantiene a las mujeres en un estado de
exposición frente a las violencias” (2013, p. 7).
A pesar de estos esfuerzos institucionales, la situación de violencias contra la mujer en el
país no se ha visto impactada de manera considerable por las diferentes normas y políticas
adoptadas por el Estado. Por ende, existe una amplia brecha entre el ámbito normativo,
caracterizado por una profusa adopción de normas, y una realidad que muestra año a año
constantes en la situación de violencias e incluso con niveles más gravosos según el tipo de
violencia de que se trate (2013, p. 7).
Conforme a la información del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
(INML), en el año 2012 se presentaron 65.210 casos de violencia intrafamiliar contra
mujeres, 47.620 casos de violencia ejercida por la pareja o expareja contra mujeres, 18.100
casos de violencia sexual contra mujeres y 138 casos de feminicidios íntimos. Respecto del
año 2011 se presentó una disminución leve en relación con algunas violencias, pero se
mantiene casi constante la proporción de agresiones entre hombres y mujeres, y el
incremento de los casos de feminicidio (2013, pp. 7-8).
74
En relación con los obstáculos para el acceso a las medidas de protección de la Ley 1257 de
2008 se afirma que “el modelo de protección integral previsto por el marco jurídico de la
ley de no violencias no está siendo aplicado por las autoridades competentes. Esto se debe
particularmente a la falta de comprensión del carácter integral del modelo de protección
previsto en la Ley 1257 de 2008, por parte de los operadores y las operadoras de justicia y
las comisarías de familia” (2013, p. 28).
Sobre la base de la experiencia de las organizaciones de la Mesa por el derecho de las
mujeres a una vida libre de violencias, en el trámite de las medidas integrales de protección
en los ámbitos de justicia, salud, educación y trabajo de la Ley 1257 de 2008, se presentan
“una serie de obstáculos existentes para garantizar la efectividad del modelo de protección
integral, relacionados con: (i) la inobservancia de las autoridades del modelo de protección
integral previsto en la Ley 1257; (ii) la falta de conocimiento de las autoridades
competentes sobre su facultad para ordenar las medidas, y de las entidades responsables
para cumplirlas; (iii) la inexistencia de procedimientos internos en las entidades
destinatarias de las órdenes para dar trámite, o la consecuente ausencia de respuesta a las
órdenes de la autoridad competente; y (iv) la persistencia de un enfoque familista en el
trámite y la aplicación de las medidas (2013, p. 29).
“El balance que realiza la Mesa sobre el cumplimiento de la Ley 1257 de 2008 por parte de
las autoridades estatales concluye que es fundamental que se superen las dificultades
normativas, institucionales y estructurales, para que los esfuerzos encaminados a erradicar
la violencia impacten la vida de las mujeres en Colombia desde la perspectiva de la
atención integral, que implica no sólo la coordinación interinstitucional sino también
mantener la comunicación con las organizaciones de mujeres” (2013, p.40).
3. Proyecto de Ley “Rosa Elvira Cely” No. 107 de 2013 - Senado “Por la cual se
crea el tipo penal de feminicidio como delito autónomo y se dictan otras
disposiciones”
Este proyecto de Ley, fue presentado por la Senadora Gloria Inés Ramírez, teniendo entre
otras argumentaciones que “Colombia ocupa hoy el primer lugar en la comisión de
75
feminicidios en Suramérica, y el segundo lugar en Latinoamérica después de México; es
también el país, junto a Puerto Rico, donde más de la mitad de los asesinatos de mujeres se
realiza con armas de fuego, seguido por la utilización de armas cortopunzantes o de golpes
contundentes, siendo el país con el índice más elevado del mundo en ataques a mujeres con
ácido, donde el maltrato es siempre la antesala del asesinato…La iniciativa ha contado con
el respaldo de destacadas integrantes de la Comisión Legal para la Equidad de la Mujer del
Congreso de Colombia, de muchas organizaciones del movimiento social de mujeres del
país, y muy especialmente de las víctimas sobrevivientes, esperando contar con la
aquiescencia de todas las bancadas congresionales, el apoyo de ONU Mujeres Colombia y
de organizaciones defensoras de derechos humanos, a nivel nacional e internacional, dado
el impacto social que ha tenido en los últimos tiempos esta nueva forma de violencia contra
las mujeres, por la razón de serlo, como lo es la violencia feminicida” (revisado el 16 de
diciembre
de
2013
en:
http://gloriainesramirez.com/index.php?option=com_content&view=article&id=104:radica
do-proyecto-de-ley-no-49-de-2012-sobre-feminicidio-encolombia&catid=17:ley&Itemid=23).
Dada la enorme importancia de este Proyecto de Ley para la legislación colombiana, se
presentan enseguida los once artículos que lo conforman:
El congreso de Colombia decreta:
Artículo 1º.- Objeto de la Ley.- La presente ley tiene por objeto tipificar el feminicidio
como un delito autónomo, para fortalecer el marco jurídico que garantiza el derecho de las
mujeres a una vida libre de violencias establecido por la Ley 1257 de 2008.
Artículo 2°.- Violencia Feminicida.- Es la forma extrema de violencia de género contra las
mujeres, ya sea en ámbito público o privado, conformada por un conjunto de conductas que
conllevan a la muerte violenta delas mujeres.
Artículo 3º.- La Ley 599 de 2000 tendrá un artículo 103A del siguiente tenor:
76
Artículo 103A.- Feminicidio.- Incurrirá en el delito de feminicidio quien causare la muerte
violenta a una mujer, por su condición de ser mujer, ya sea en el ámbito público o privado
en cualquiera de las siguientes circunstancias:
a. Tener o haber tenido una relación familiar, íntima o de convivencia con la víctima, de
amistad, de compañerismo o de trabajo y ser perpetrador de un ciclo de violencia física,
sexual, psicológica y/o patrimonial que antecedió el crimen contra ella;
b. Ejercer sobre el cuerpo y la vida de la mujer actos de cosificación, instrumentalización
sexual y acciones de propiedad y dominio sobre sus decisiones vitales y su sexualidad;
c. Cometer el delito en aprovechamiento de las relaciones de poder ejercidas sobre la mujer,
expresado en el poder personal, económico, sexual, militar, político y/o sociocultural.
d. Cometer el delito para generar terror o humillación a quien se considere enemigo.
e. Cometer el delito con posterioridad a una agresión sexual, a la realización de rituales,
actos de mutilación genital o cualquier otro tipo de agresión o sufrimiento físico o
psicológico.
Artículo 4º.- La Ley 599 de 2000 tendrá un artículo 103B del siguiente tenor:
Articulo 103B.- Circunstancias de agravación punitiva.- Adicionase las siguientes causas de
agravación punitiva a las contenidas en el artículo 104 de la Ley 509 de 2000, así:
a. Cuando el autor tenga la condición de servidor público, sea o haya sido miembro de las
fuerzas armadas o de organismos de seguridad e inteligencia del Estado;
b. Cuando la conducta se cometiere en menor de dieciocho (18) años, persona mayor de
sesenta (60), o mujer en estado de embarazo;
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c. Cuando la conducta se cometiere con el concurso de otra u otras personas;
d. Cuando el autor del hecho punible se aproveche de circunstancias de autoridad,
relaciones de confianza, amistad o situación de subordinación o inferioridad de la víctima;
e. Cuando se haya puesto a la mujer en situación de indefensión o inferioridad, o
aprovechándose de esta situación;
f. Cuando a la muerte haya precedido alguna forma de violencia de género cometida por el
autor contra la víctima, independientemente de que el hecho haya sido denunciado o no.
g. Cuando se cometiere en una mujer en situación de vulnerabilidad por razón de su edad,
discapacidad física, psíquica o sensorial, ocupación u oficio, desplazamiento forzado,
condición socioeconómica o por prejuicios relacionados con la concepción ideológica, la
condición étnica, la orientación sexual o la identidad de género;
h. Cuando el hecho punible fuere cometido con sevicia u ocasionando graves daños o
sufrimientos físicos o sicológicos a la víctima;
i. Cuando el hecho punible fuere cometido frente a cualquier familiar de la víctima.
j. Cuando el hecho punible fuere cometido por cualquiera de los actores que intervienen en
el conflicto armado interno.
Parágrafo 1º.- Para quien incurra en el delito de feminicidio:
1. Procederá siempre medida de aseguramiento consistente en detención en establecimiento
carcelario y, por consiguiente, no les serán aplicables las medidas no privativas de la
libertad contempladas en el Artículo 307, lit. b) y en el Artículo 315 de la Ley 906 de 2004.
78
2. No se les otorgará el beneficio de sustitución de la detención preventiva en
establecimiento carcelario, por el de detención en el lugar de residencia previsto en el
artículo 314 de la Ley 906 de 2004;
3. No procederá la extinción de la acción penal en aplicación del principio de oportunidad
en los casos de reparación integral de perjuicios previstos en el Artículo 324 de la Ley 906
de 2004;
4. No procederán los subrogados penales o mecanismos sustitutivos de la pena privativa de
la libertad ni la suspensión condicional de la ejecución de la pena ni la libertad condicional,
previstos en los Artículos 63 y 64 de la Ley 599 de 2000;
5. No procederán las rebajas de pena con base en preacuerdos y negociaciones entre la
Fiscalía y el imputado o acusado, previstos en los artículos 348 a 352 de la Ley 906 de
2004;
6. No habrá lugar a la concesión del beneficio de sustitución de la ejecución de la pena
previsto en el Artículo461 de la Ley 906 de 2004;
7. No procederá ningún otro beneficio o subrogado judicial o administrativo.
Parágrafo 2°.- Quien incurriere en el delito de feminicidio tendrá inhabilidad para el
ejercicio de la patria potestad, custodia y cuidado personal, tutela y curaduría de sus
menores hijos o hijas, lo mismo que para el ejercicio de funciones públicas por el término
de veinte (20) años.
Articulo 5o.- De la debida diligencia en materia de investigación y juzgamiento del delito
de feminicidio.- Con el fin de garantizar la realización de una investigación exhaustiva,
imparcial, ágil, oportuna y efectiva sobre la comisión de delito de feminicidio, así como el
juzgamiento sin dilaciones de los presuntos responsables, las autoridades jurisdiccionales
79
competentes deberán actuar con la debida diligencia en todas y cada una de las diligencias
judiciales correspondientes, entre otras:
a. La búsqueda e identificación de la víctima o sus restos cuando haya sido sometida a
desaparición forzada o se desconozca su paradero;
b. La indagación sobre los antecedentes del continuum de violencias de que fue víctima la
mujer antes de la muerte, aun cuando estos no hayan sido denunciados;
c. La determinación de los elementos subjetivos del tipo penal relacionados con las razones
de género que motivaron la comisión del delito de feminicidio;
d. La ejecución de las órdenes de captura y las medidas de detención preventiva contra el o
los responsables del delito de feminicidio;
e. El empleo de todos los medios al alcance para la obtención de las pruebas relevantes en
orden a determinar las causas de la muerte violenta contra la mujer;
f. La ubicación del contexto en el que se cometió el hecho punible y las peculiaridades de la
situación y del tipo de violación que se esté investigando;
g. La eliminación de los obstáculos y mecanismos de hecho y de derecho que conducen a la
impunidad de la violencia feminicida;
h. El otorgamiento de garantías de seguridad para los testigos, los familiares de las víctimas
de la violencia feminicida, lo mismo que a los operadores de la justicia;
i. La sanción a los responsables del delito de feminicidio mediante el uso eficiente y
cuidadoso de los medios al alcance de la jurisdicción penal ordinaria o de las jurisdicciones
especiales.
80
j. La eliminación de los prejuicios basados en género en relación con las violencias contra
las mujeres.
Artículo 6º.- Asistencia Técnico Legal.- El Estado garantizará la orientación, asesoría y
representación jurídica a mujeres víctimas de las violencias de género y en especial de la
violencia feminicida en forma gratuita, inmediata y especializada desde la perspectiva de
género y los derechos humanos de las mujeres, a fin de garantizar el acceso a la
administración de justicia, a un recurso judicial efectivo y al otorgamiento de las medidas
de protección y atención consagradas en la ley 1257 de 2008 y en otras instancias
administrativas y/o jurisdiccionales.
Esta asistencia técnico legal se podrá realizar a través de las entidades rectoras de políticas
públicas para las mujeres y de equidad de género existentes a nivel nacional, departamental,
distrital y municipal, de conformidad con sus competencias constitucionales y legales. En
todo caso se garantizará la prestación de este servicio a través de la Defensoría Pública.
Artículo 7°.- Cátedra Nacional de Género para prevenir la violencia contra las mujeres.- A
partir de la promulgación de la presente ley, se incorporará con carácter obligatorio en el
currículo de los establecimientos educativos de todos los niveles y modalidades, la Cátedra
Nacional de Género, como estrategia desensibilización social para prevenir la violencia
contra las mujeres.
Artículo 8°.- Acreditación en formación de género, derechos humanos y derecho
internacional humanitario.- A partir de la promulgación de la presente ley las autoridades
jurisdiccionales y administrativas con competencias en la prevención, investigación,
judicialización, sanción y reparación de todas las formas de violencia contra las mujeres,
deberán acreditar formación universitaria a nivel de posgrados en género, derechos
humanos y/o derecho internacional humanitario, como requisito de acceso a un cargo de
carrera o de libre nombramiento y remoción.
81
El gobierno nacional reglamentará lo pertinente, especialmente en el diseño y aplicación de
las pruebas de conocimientos que se realicen en las convocatorias a concurso de méritos.
Artículo 9º.- Creación de una Unidad Especial de Fiscalía para investigar los delitos de
violencia contra las mujeres.- A partir de la promulgación de la presente ley, la Fiscalía
General de la Nación creará dentro de la estructura de su planta de personal, una Unidad
Especial de Fiscalía que será la encargada de adelantar las investigaciones de los delitos de
violencia contra las mujeres por el hecho de serlo, que contará con el apoyo permanente de
una Unidad de Policía Judicial con dedicación exclusiva y con competencia en todo el
territorio nacional.
Parágrafo.- Para garantizar la tramitación eficiente y oportuna de las denuncias interpuestas
por las víctimas sobrevivientes o sus familiares, la Fiscalía General de la Nación dotara a
esta unidad de los recursos, los mecanismos y los procedimientos a que haya lugar, en el
marco de sus competencias.
Artículo 10º.- Adopción de un Sistema Nacional de Estadísticas sobre Violencia de
Género.- Dentro del año siguiente a la promulgación de la presente ley, el Departamento
Nacional de Estadísticas, DANE, en coordinación con el Ministerio de Justicia y del
Derecho y el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, adoptarán un Sistema
Nacional de recopilación de datos sobre los hechos relacionados con la violencia de género
en el país, en orden a establecer los tipos, ámbitos, modalidades, frecuencia, medios
utilizados para ejecutar la violencia, niveles de impacto personal y social, medidas
otorgadas, servicios prestados y estado del proceso judicial, para la definición de políticas
públicas de prevención, protección, atención y reparación de las
víctimas de la violencia de género.
Artículo 11°.- De la vigencia de la ley.- La presente ley rige a partir de su promulgación y
deroga las disposiciones que le sean contrarias.
82
En el Informe “Análisis cuantitativo y cualitativo del feminicidio en Bogotá 2004-2012” a
través de entrevistas a expertas en el tema se plantea lo siguiente:
“Yo creo que es una ley absolutamente necesaria, no es suficiente pero si es absolutamente
necesaria, porque la ley contribuye a precisar los términos, a construir categorías, a definir
conceptos y además a definir responsabilidades que es sumamente importante. Al texto del
proyecto de ley, yo le veo varias virtudes, dentro de las cuales figura colocar en la palestra
pública una entidad específica, que es el feminicidio, definirlo, aclararlo, precisarlo, eso
contribuye (…) a un cambio cultural, a alertar a la comunidad y además contribuye a una
mayor responsabilidad social y colectiva; eso es sumamente importante, esa es una de las
virtudes que yo le veo a la ley, nada más la palabra, el nombrar ya es relevante, definir
responsabilidades es sumamente importante; y en la parte final de la ley, en donde propone
la creación de una cátedra es contribuir a divulgar los derechos humanos, los derechos
de las mujeres, los derechos específicos de las mujeres y a prevenir precisamente estos
crímenes de género. (Entrevista –María Imelda Ramírez, experta académica). (Resaltado
nuestro) (pp. 146-147).
“Es muy importante que se contemple como delito autónomo porque permite darle la
importancia que merece el feminicidio y contempla la diferencia con los homicidios, es
decir, las muertes de mujeres no se puede encasillar en el mismo cajón donde están siendo
incluidas todas las muertes aquí en Colombia, entonces es hacerle saber a la sociedad
colombiana que las muertes de las mujeres por el hecho de ser mujeres son diferentes a los
homicidios y que además tipificando el feminicidio hay todo un reconocimiento de una
sociedad que es misógina y de la irresponsabilidad del Estado en prevenir, investigar y
sancionar, es decir, hablamos de impunidad que tiene que ver directamente con el
incumplimiento de la obligación de la debida diligencia que tiene el Estado, pero también el
reconocimiento de que hay una sociedad misógina y que hay que hacerle frente a estos.
(Entrevista –Nidia Olaya, abogada jurisgenerista). (pp. 146-147).
Finalmente, en este informe se concluye que “El proyecto de Ley Rosa Elvira Cely contra
el feminicidio es una necesidad urgente e imperiosa en el marco de los recientes
83
pronunciamientos de la Organización de las Naciones Unidas sobre la necesidad e su
penalización; se nutre a partir de la investigación cuantitativa y cualitativa sobre el
fenómeno en el país y en Bogotá, y se fortalece con la experiencia y apoyo de instituciones
aliadas de carácter nacional e internacional” (p. 156).
1. MARCO METODOLÓGICO:
El punto de partida para la metodología propuesta en el análisis de las piezas
periodísticas de los periódicos El Tiempo y El Espectador entre el 1 de julio de 2013 y el 15
de enero de 2014, es la incorporación de una mirada hermenéutica, lo cual implica el
reconocimiento de una interpretación que no pretende ser universal sino centrada en el
lugar donde se ubica la investigación desde su fundamentación teórica-conceptual y
jurídica. En ese sentido, analizar el feminicidio como la punta del iceberg de las diversas
expresiones de violencia de género implica tomar una postura, la cual rompe con el
discurso ubicado en la idea de conocimiento propio de la modernidad, con un sujeto
hegemónico en razón de su género, raza y posición social; por el contrario, la búsqueda de
referentes desde el análisis crítico del discurso, hace posible interpretar las problemáticas
con base en nuevos paradigmas, los cuales han legitimado las investigaciones que dan
cabida a la visibilización de los discursos de la población tradicionalmente discriminada:
pobres, afrodescendientes, indígenas, comunidad LGBTI, discapacitados, mujeres, etc.
Con Wodak, se hará un acercamiento inicial al Análisis Crítico del Discurso (ACD),
un resumen de su historia, sus conceptos fundamentales y su desarrollo; en otras palabras,
esta autora nos da un necesario acercamiento a dicho paradigma, centrado en los conceptos
de poder, historia e ideología.
Dicha perspectiva de análisis puede ser señalada como posmoderna, sin embargo,
no debe ser confundida con la idea del “todo vale”, por ello es necesario aclarar el carácter
riguroso de la hermenéutica, en este caso basada en lo que de manera directa se escudriña
en los textos periodísticos, para lo cual se acude principalmente a la propuesta de análisis
de las estructuras del discurso periodístico, presentada por Teun A. Van Dijk,
complementado a su vez con diversos autores que brindan herramientas para hacer un
84
ejercicio hermenéutico desde la semántica, la sintaxis, la pragmática, y en algunos casos la
retórica de dichas estructuras de sentido.
A su vez, es necesario complementar el análisis hermenéutico de los textos con los
aportes brindados por Fairclough, pues da herramientas conceptuales y metodológicas para
profundizar en la relación texto–contexto y acción social, imprescindible para comprender
la manera en que interactúan las lógicas de producción de los discursos periodísticos sobre
los feminicidios en Colombia y la cultura en la cual nos ubicamos, caracterizada por la
permanencia de una serie de prácticas misóginas reproductoras de una hegemonía
patriarcal, aunque discursivamente se hayan ido incorporando los derechos de las mujeres
como componente obligatorio en el desarrollo y fortalecimiento de la democracia.
También, adquiere relevancia para esta investigación la incorporación de los hilos
discursivos y el enmarañamiento de dichos hilos, en tanto la complejidad del feminicidio,
requiere de un enfoque de pensamiento estructuralista que de cuenta de las interrelaciones
del todo con las partes y de las partes con el todo. De lo contrario, se corre el riesgo de
presentar una interpretación fragmentada y sesgada de dicha problemática, sin dar cuenta
de los vínculos estrechos que tienen estos crímenes de odio hacia las mujeres por el sólo
hecho de serlo, con las violencias físicas, psicológicas y simbólicas ejercidas
cotidianamente contra las mujeres en los espacios de lo privado y lo público. Es así como el
corpus de análisis incluye diversas violencias de género que hicieron noticia en el período
seleccionado –julio 1 de 2013 a enero 15 de 2014-, en tanto, a través de dichos hilos
discursivos se pueden rastrear una serie de huellas o marcas en los textos, directamente
vinculadas con el feminicidio:
“… un texto puede realizar referencias a varios hilos discursivos y, de hecho, eso
es lo que habitualmente hace. En otras palabras: un texto puede contener varios
fragmentos discursivos y estos fragmentos se presentan, por lo general, de forma
enmarañada. Este enmarañamiento discursivo (de hilos) se produce cuando un
texto aborda claramente varios temas, pero también cuando aborda un tema
principal en el que, sin embargo, se hacen referencias a otros temas. Esto es lo
que suecede en el caso de un comentario que aborde dos temas que no tengan, o
no parezcan tener, nada que ver uno con otro. En tal caso hay dos fragmentos
85
discursivos distintos que, no obstante, se hallan enmarañados uno en otro” (Jäger,
2003, p. 81).
Finalmente, se retomarán algunas propuestas presentadas por Neyla Pardo Abril
para realizar Análisis Crítico del Discurso –ACD-, básicamente aquellos aspectos que
resultan más apropiados para tener una mirada crítica frente a la manera como se producen
los discursos en la prensa impresa de circulación nacional. Precisamente uno de las
constantes que se han hallado frente a la literatura sobre ACD es la ausencia casi total,
salvo algunas excepciones de una metodología clara y concreta a partir de la cual se den los
resultados finales de una investigación, por ello la pertinencia de dicha perspectiva de
análisis.
Cabe aclarar que el presente diseño metodológico combina los aportes teóricos,
conceptuales y metodológicos de algunos autores reconocidos en el ACD con las categorías
de análisis arrojadas por la presente investigación, para así dar cuenta de la fundamentación
teórico-conceptual y jurídica inicialmente mencionada sobre el feminicidio y la violencia
de género, aspecto fundamental frente a los resultados finales de este proceso investigativo,
las conclusiones y recomendaciones.
1. Un acercamiento a la hermenéutica:
Para comprender más sobre la hermenéutica, su significado, su historia, su
trascendencia en el pensamiento contemporáneo, se presentan a continuación las ideas
principales de tres textos: Historia de la Hermenéutica, Hermenéutica: Nueva Koiné e
Introducción a la hermenéutica filosófica.
Ferraris, Mauricio (2000). Historia de la hermenéutica. Madrid: Akal.
Mauricio Ferraris (Turín, 1956) es investigador y profesor de Estética, y director del
Departamento de Disciplinas Filosóficas, en la Universidad de Turín, director de programa
en el Colegio Internacional de Filosofía, de París, y uno de los especialistas
contemporáneos en el estudio de la hermenéutica. Entre sus publicaciones destacan:
86
Differenze (1981), Tracce (1983), La svolta testuale (1984), La filosofía e lo spirito vivente
(1991) y La estética raciónale (1997).
En Historia de la hermenéutica, Ferraris nos presenta un recorrido por diversas
épocas de la cultura occidental, desde Grecia, cuna de nuestra civilización, hasta llegar a
nuestra contemporaneidad, analizando el sentido que ha tenido la hermenéutica en cada
época, y brindando paralelamente interesantes notas y una rica bibliografía, al final de cada
capítulo, para quienes quieran profundizar en el tema.
El texto se presenta al lector en cuatro capítulos y conclusión. En el primer capítulo
se da una introducción sobre ¿Qué es la hermenéutica?, posteriormente se va clasificando el
recorrido que ha tenido la hermenéutica así: Antigüedad y Medioevo, El Humanismo y la
Reforma, El siglo XVII como edad del pensamiento autónomo, y El siglo XVIII y la
Ilustración.
En el segundo capítulo se trata el tema del Siglo XIX y la gestación de las ciencias
del espíritu: El Romanticismo y la formación del canon de las ciencias del espíritu, después
se aborda Positivismo, pragmatismo, historicismo, y finalmente, Energética y hermenéutica
en la “Escuela de la Sospecha”.
El tercer capítulo se refiere a Hermenéutica y Ontología, allí se tratan los temas: De
la fenomenología a la hermenéutica, Urbanización o radicalización de la herencia
heideggeriana: Gadamer y Derrida, y al finalizar se miran los Nuevos problemas de la
ontología. Las hermenéuticas teológicas y el personalismo ontológico.
El cuarto capítulo de esta obra está dedicado a la Hermenéutica y la Epistemología,
y la conclusión se refiere a la Hermenéutica y crítica de la ideología: las ciencias sociales,
las ciencias románticas del espíritu, las ciencias humanas estructurales, y finalmente se
aborda lo referente a Letra y espíritu. Después encontramos la bibliografía de los textos
citados, un apéndice con la bibliografía en lengua castellana, y un índice de nombres, que le
permite al lector ubicar la página o páginas donde se hace referencia a los diversos autores
mencionados en este libro.
En relación al desarrollo de los contenidos de los temas mencionados, se destaca en
primer lugar las diversas maneras como se ha entendido la hermenéutica a través de la
historia, por ello en ¿Qué es la hermenéutica?, encontramos que en sus orígenes míticos, así
como después a todo lo largo de su historia, la hermenéutica, en cuanto ejercicio
87
transformativo y comunicador, se contrapone a la teoría como contemplación de esencias
eternas, inalterables por parte del observador.
Se menciona que expresar un significado es ya una función hermenéutica, ya que el
comprender sólo se realiza cuando el sentido entendido se traduzca en logos – lenguaje.
Según Ebeling: “El significado del vocablo debe buscarse en tres direcciones: afirmar
(expresar), “interpretar” (explicar) y traducir (hacer de intérprete). No se trata de establecer
cuál de esos significados es, lingüística e históricamente, el prioritario. Se trata de las
modificaciones del significado fundamental de “llevar a la comprensión”, de “mediar la
comprensión” respecto a los diferentes modos de plantearse el problema del comprender”
(Ebeling: 1959, p. 49).
La introducción finaliza con una idea que anuncia no sólo la comprensión actual de
hermenéutica sino además el diálogo que establece con el pasado: “… la idea de la
hermenéutica como tematización del papel constitutivo del logos, en Heidegger y después
sistemáticamente en Gadamer, vuelve a conectarse, con la idea antigua de la hermenéia
como sermo y como verbum. La pretensión de universalidad de la hermenéutica
contemporánea se apoya en la explicación de estos presupuestos; “hermenéutica filosófica”,
según eso, no significa interpretación de textos filosóficos, sino, justamente, el imponerse
de la interpretación como cuestión fundamental de la filosofía” (p. 11).
El arte de la interpretación (hermeneutike techné) nace en Grecia, designando la
actividad de llevar los mensajes de los dioses a los hombres. Es en este sentido – por el cual
hermenéutica es un ángel, es decir, literalmente un mensaje, asentado por Platón, la
hermenéutica aparece relacionada con la interpretación de los oráculos, y, al menos en
parte, con la poesía, ya que también los poetas son los mensajeros de los dioses. Luego se
propaga a la interpretación de los textos literarios que tienen un valor canónico (Homero,
Hesiodo). La transmisión de los mensajes divinos se volvió, en el hebraísmo helenizado y
en el cristianismo, exégesis bíblica: la interpretación de la Biblia parte de un sentido literal
e histórico para llegar a determinar un sentido unívoco, que, sin embargo, es de tipo
alegórico.
Con el Cristianismo vuelven a imponerse problemas de hermenéutica nuevos. Ante
todo, el de la ruptura introducida por el Nuevo Testamentos con respecto al Antiguo, o sea,
88
el hecho de que la predicación de Cristo constituya una novedad: una novedad que, sin
embargo, está anticipada (es decir, justificada) por las profecías del Antiguo Testamento.
El principal exponente de la nueva escuela alejandrina fue Orígenes, quien propuso
la idea de encontrar más niveles de sentido en el texto bíblico (un sentido literal, uno moral,
y otro alegórico). De este modo, “la esencia de la Sagrada Escritura y de la revelación
contenida en ella corresponde a la estructura esencial de la realidad, y ésta a su vez, es la
que determina la estructura de la comprensión. Así, la alegoresis no aparece como
explicación arbitraria, sino como orientación hacia la esencia de la cosa misma” (Ebeling:
1959, pp. 55-56). Es destacable que desde el Medioevo se encuentra la alianza de la
hermenéutica con la ontología: … “La hermenéutica se alía con la ontología, interpretar es
definir los modos de ser y la sustancia de la realidad. Se trata precisamente de una de las
primeras formulaciones de la teoría del múltiple sentido de la escritura (literal, alegórico y
anagógico) que determinará el terreno a todo lo largo de la Edad Media” (p. 22).
En el diálogo jamás podemos estar seguros del hecho de que nuestro interlocutor
haya comprendido lo que queremos decir, las experiencias que utilizamos tienen un cierto
significado para nosotros, pero pueden tener un sentido completamente diferente para quien
nos escucha. El problema que se presenta aquí es la incomprensión. Agustín hace referencia
a que no la palabra externa, sino el verbum cordis, es la garantía de nuestro entendimiento.
Este planteamiento es retomado por Jean Grondin en el prefacio de su libro La
introducción a la hermenéutica filosófica:
“…Algún tiempo después me reuní con Hans-Georg Gadamer en un restaurante
de Heidelbelg para discutir con él, entre otras cosas, este asunto. De manera
muy esquemática y torpe le pregunté en qué consistía en realidad exactamente
el aspecto universal de la hermenéutica. Como consecuencia de todo lo que
había leído, en aquel momento estaba preparado para escuchar una respuesta
larga y algo vaga. Pero, después de reflexionar sobre la cuestión, él dijo
escuetamente y sin rodeos: “En el verbum interius”… “La universalidad –
continúo- se encuentra en el lenguaje interior, en el hecho de que no se pueda
decir todo. No se puede expresar todo lo que hay en el alma” (p. 15). Es algo
que adoptó de Agustín, de su De Trinitate.
89
La relativa estabilidad de las adquisiciones exégeticas antiguas en la Escolástica
medieval podría quizá confirmar la hipótesis de que el problema hermenéutico adquiere una
mayor actualidad en los momentos de transición cultural, como en el paso de la Antigüedad
Pagana al Cristianismo y después del Medioevo a la Edad Moderna. Esto no significa,
obviamente, que la exégesis haya tenido un papel secundario en la cultura medieval (que se
caracteriza, por el contrario, por la observancia de los textos transmitidos).
El humanismo, por su parte, con el perfeccionamiento de la filología y de la historia,
plantea el problema de la hermenéutica literaria y el del papel trascendental del lenguaje en
lo referente a la formación retórico-práctica de la humanidad; es un hilo conductor que,
desde el primer humanismo italiano, nos lleva, a través de Vico, hasta el nacimiento y el
desarrollo de las ciencias románticas del espíritu: desde Herder y Humboldt hasta
Shleiermacher y Dilthey… “Para toda la hermenéutica precedente, la comprensión era el
punto de partida de la interpretación, mientras que la incomprensión aparecía como un
incidente que se podía evitar con técnicas ad hoc. Para Schleiermacher, la perspectiva se ha
invertido: el punto de partida es la incomprensión, la extrañeza, la oscuridad del texto y del
interlocutor, que en la hermenéutica Shleiermacheriana, ocupa el lugar de la distancia
temporal; partiendo de esta extrañeza, la interpretación debe establecer la comprensión,
superando la incomprensión inicial que separa a seres distintos” (p. 127).
Respecto a la retórica, Paul Ricoeur nos plantea en su texto “Interpretación”, que es
“la disciplina más antigua que se ocupa del uso discursivo del lenguaje, nació en Sicilia en
el siglo VI antes de nuestra era” (p. 124)… “la retórica puede definirse como la técnica del
discurso persuasivo. La retórica es un arte del discurso en acción” (p. 125). Ricoeur, plantea
en relación a la hermenéutica:
“Un arte particular se revela efectivamente necesario desde el momento
en que la distancia geográfica, histórica, cultural que separa al texto del
lector suscita una comprensión inapropiada que sólo puede ser superada
con una lectura plural, es decir, con una interpretación multívoca. Bajo
esta condición fundamental, la interpretación, tema central de la
hermenéutica, se revela una teoría de sentido múltiple” (p. 132).
90
Regresando a Historia de la Hermenéutica, en relación al Humanismo se menciona
que la hipótesis de la que parte Gadamer es que “el Humanismo constituye justamente el
momento de revitalización sustancial de la cultura y de la paideia clásica y, a través de ello,
el antecedente necesario del desarrollo de las ciencias románticas del espíritu” (pp. 30-31).
La cultura humanística se autocomprende como una mediación entre la situación
histórica presente y las formas político – culturales de la antigüedad. El interés práctico
señala aquí el resurgimiento de un ámbito comunicativo, de gestión civil de las disputas y
de las deliberaciones políticas y de restablecimiento de lazos con la tradición, que
Habermas ha reconocido como sistemática de las ciencias del espíritu del Romanticismo.
Con la Reforma Protestante la sola Biblia, y no la Iglesia y su jerarquía, es la
depositaria de las verdades de la fe; y a la Escritura –que por sí es indudablemente cierta,
clara e intérprete de sí misma- deberá dirigirse al fuero interno de cada uno de los
creyentes.
Heidegger piensa también en la tradición luterana y en las ciencias románticas del
espíritu, cuando, con Ser y Tiempo (1927), la hermenéutica asume explícitamente una
función filosófica. A través de la mediación del existencialismo, la hermenéutica adquiere
una dimensión enteramente filosófica (Pareyson, 1971), y por otra parte, mediante la
hermenéutica que había alcanzado su propia universalidad, se vuelve a introducir en el
saber contemporáneo los canones propios de la cultura humanista, que el cientificismo de la
edad moderna había rechazado.
El punto de llegada de la autorreflexión metodológica de las ciencias del espíritu en
el siglo XIX es el papel hermenéutico del sujeto en el conocimiento de los “objetos”. La
forma en que el sujeto se reintegra en las problemáticas del conocimiento no se configura
como una simple restauración. “El sujeto modifica hermenéuticamente los objetos
conocidos; pero ¿es legítimo considerar la subjetividad como un “dato” a su vez simple y
evidente, según la tradición de la metafísica moderna inaugurada por el cogito cartesiano?
¿O no se trata más bien de someter también a la subjetividad a una crítica análoga a la que
la hermenéutica levanta contra la pretensión de objetividad del positivismo?. Éste es, a
grandes rasgos, el tema característico de la “escuela de la sospecha” (p. 168).
Con la expresión “escuela de la sospecha”, Paul Ricoeur (1965, p. 32) ha mostrado
las implicaciones hermenéuticas de la reflexión de Nietzche, de Freud y de Marx: la
91
fórmula negativa bajo la cual se podría colocar a estos tres ejercicios de la sospecha sería
“de la verdad como mentira”.
La crítica de la ciencia como pretensión de conocimiento acertado de los objetos
(Nietzche), de la conciencia como pretensión del sujeto de ser transparente para sí mismo
(freíd) y la crítica de la ideología como automistificación de la sociedad (Marx) encontrarán
su común denominador en la hermenéutica, cuyo significado total se puede resumir en la
tesis nietzcheana según la cual no existen hechos, sino sólo interpretaciones. Si los hechos
ya no existen estamos ante la ruptura del paradigma positivista, para él cual uno de sus
principios fundamentales es que todo conocimiento “real” tiene que estar basado en hechos
que sean medibles, cuantificables, objetivos, etc.; de esta forma la hermenéutica filosófica
nos da la posibilidad de poner todo entre paréntesis, de volver a estar entre las cosas,
recuperar las esencias perdidas, para lo cual hay que desconectarse. Ahora estamos en la era
de las interpretaciones, donde las dicotomías pierden su razón de ser, donde empezamos a
ser transparentes para nosotros mismos porque hacemos conciencia de que somos
intérpretes que a la vez somos interpretados, y que a la vez vamos haciendo conciencia de
la necesidad de dialogar con otras interpretaciones si queremos salir del laberinto de la
“VERDAD”, que ahora se proyecta como una perspectiva que nos señala una posibilidad
de interpretar.
En el capítulo 3 (“Hermenéutica y Ontología”) se plantea que “Husserl se propone
llevar a su culminación la teoría clásica del conocimiento, más allá de su reducción en el
historicismo o en el positivismo. Se trata pues, por una parte, de reencontrar el campo
específico de la filosofía como ciencia rigurosa, que no se reduzca a la justificación de los
métodos de las ciencias particulares; y, a la vez, de sustraerla al relativismo que reduce la
filosofía a “visión del mundo” históricamente condicionada, y privada por ende de
cualquier pretensión de validez última y de universalidad” (p. 206).
Como después en Heidegger, en Husserl la ciencia es vista, no como un modo
originario, como una forma de verdad que se autocertifica y a la que deben conformarse
todos los demás saberes, si pretenden ser verdaderos –sino, más bien, el conocer científico
se concibe como una gnoseología derivada, que se subordina al ideal de una fenomenología
como filosofía primera.
92
La teoría husserliana de la intencionalidad pretende elaborar un análisis que ponga
de manifiesto cómo los conceptos últimos de la matemática (todo, parte, unidad, pluralidad)
se sustraen a toda definición lógico-formal, y se investigan por tanto a partir de los
fenómenos psíquicos. Mediante el concepto de intencionalidad, Husserl pretende
reencontrar un ámbito de psicología pura. Para él, lo que aquí está en juego es el problema
de los fundamentos, la determinación de la posibilidad del conocimiento, al modo de la
estética trascendental kantiana.
En relación al concepto de intencionalidad, Emmanuel Levinas nos dice en el
capítulo 3 (“Teoría fenomenológica del ser: la intencionalidad de la conciencia”) de su obra
La Teoría Fenomenológica de la intuición, que la “intencionalidad es para Husserl un acto
de auténtica trascendencia y el prototipo mismo de toda trascendencia” (p. 68), “la
intencionalidad constituye la subjetividad misma del sujeto. Su sustancialidad misma
consiste en trascenderse” (p. 69).
Respecto a la fenomenología y hermenéutica en la época de Ser y Tiempo (1927), se
destaca lo siguiente: “… En la correspondencia relativa al debate con Husserl a cuenta de la
voz “fenomenología”, Heidegger escribe: ¿cuál es el modo de ser del ente en el que se
constituye el “mundo”?. Este es el problema central de Ser y Tiempo: el problema de una
ontología fundamental del Dasein (ser-el-ahí). Se trata de mostrar que el tipo de ser del
Dasein humano es totalmente distinto del de todos los demás entes y que, contiene en sí
mismo la posibilidad de la reducción trascendental” (p. 217).
Para Husserl, si bien existe un único yo, el yo-hombre como yo-pienso, se admite
sin embargo una diferencia de actitud en el interior de ese único yo. Para Heidegger, en
cambio, el sujeto está arrojado en el mundo en el momento mismo que se relaciona, incluso
teoréticamente, con los entes.
“…son los prejuicios y los presupuestos que construyen el sujeto como Dasein,
como proyecto inmerso en el mundo, los que hacen posible el conocimiento de los
fenómenos: que no será pura descripción fenomenológica, sino interpretación. El problema
hermenéutico asume así ese papel constitutivo que en Husserl a la vez se reconocía y se
superaba con el motivo del trascendentalismo. El sentido metódico de la descripción
fenomenológica es la interpretación. Se pasa de una fundación de la fenomenología como
pura posibilidad trascendental a una fundación de la filosofía como hermenéutica de la
93
efectividad, de lo concreto…” (p. 217).
De esta manera, la radicalización de la
fenomenología es al mismo tiempo una radicalización de la hermenéutica, asumiendo un
valor ontológico: es el modo de ser, antes incluso que de conocer, de todo sujeto en cuanto
ente inmerso en el mundo… “Una fenomenología hermenéutica es pues reconstrucción de
la ontología” (p. 220).
Nos encontramos de esta manera, ante una hermenéutica de lo hermenéutico en la
que la existencia como interpretación adquiere un valor fundamental, que no es puramente
psicológico, sino ontológico, dado que la autocomprensión del Dasein es la
autocomprensión de ese único ente que se plantea el problema del ser.
El resto de Historia de la Hermenéutica de Ferraris, hace alusión a autores
contemporáneos: por un lado desarrolla la herencia de Heidegger (Gadamer, Derrida) y, por
otro, extiende la hermenéutica hacia la epistemología (Ricoeur, Apel, Rorty) y hacia la
crítica de la ideología (Habermas).
Para Gadamer, se trata de “ver en qué medida es intrínsecamente histórica la
comprensión que el hombre tiene de sí mismo, y viceversa, en qué medida, en el propio
comprender, el hombre modifica continua e ineluctablemente su propia comprensión de la
historia” (Verra: 1976, p. 62).
En el artículo “Hermenéutica: Nueva Koiné” de Gianni Vattimo, a propósito de
Gadamer, se menciona que “el pensamiento hermenéutico pone el acento en la pertenencia
de observante y observado a un horizonte común, y en la verdad como evento que, en el
diálogo entre los dos interlocutores, “pone en obra” y modifica, a la vez, tal horizonte. En el
juego, que en Verdad y Método de Gadamer, es el modelo de acaecer de la verdad
hermenéutica, los jugadores son siempre a su vez jugados; y la conciencia, en cuanto
históricamente determinada, no puede ya alcanzar la perfecta autotransparencia”(p. 2).
En Historia de la hermenéutica, Derrida afirma que “no hay verdadero sentido de
un texto”, porque nunca poseemos exhaustivamente el contexto que lo define. Con este
autor, “terminamos” nuestro recorrido por esta monumental obra, que expresa en su
contraportada su complejidad: “En este trayecto, tan largo como el del propio pensamiento,
la hermenéutica fue pasando de “ciencia auxiliar” a poseedora, para algunas corrientes, del
secreto de las ciencias humanas en general, y de nuestro acercamiento comprensivo al
mundo”.
94
Grondin, Jean (1999). Introducción a la hermenéutica filosófica. Barcelona:
Herder.
Jean Grondin (1955) estudió en las universidades de Montreal y Tubinga. Entre
1982 y 1990 enseñó en las universidades Laval (Quebec) y de Otawa. Desde 1991 es
profesor titular de Filosofía en la universidad de Montreal. Becario del Conseil de
Recherches en Sciences Humaines du Canadá y de la Fundación Alexander von Humboldt.
Es autor de diversos libros sobre la hermenéutica de Gadamer, la filosofía de Heidegger y
Kant, y de una biografía del propio Gadamer (Hans-Georg Gadamer. Una biografía.
Barcelona: Herder, 2000).
En el prefacio de su libro, Grondin afirma que su propósito específico es ofrecer una
introducción a la dimensión filosófica de la hermenéutica. Para ello, reconstruye lo más
fielmente posible la problemática histórica según el criterio del verbum interius, es decir,
con ayuda de una serie de testimonios hoy en día poco leídos. Aún así, el objetivo es
mostrar que el ángulo de vista de estos testimonios no es marginal, sino en realidad de
importancia central.
En la introducción se plantea que desde el Renacimiento surgieron una
hermenéutica teológica (hermenéutica sacra), una filosófica (hermenéutica profana) y una
hermenéutica jurídica. Sin embargo, la idea de un arte de la interpretación se remonta a
épocas anteriores, probablemente hasta la patrística o incluso hasta la filosofía estoica, que
desarrolló una interpretación alegórica de los mitos, y hasta la tradición griega de los
rapsodas. La hermenéutica filosófica surgió en fechas mucho más recientes. En un sentido
más restringido y usual designa la posición filosófica de Hans–George Gadamer, y
ocasionalmente también la de Paul Ricoeur. Ciertamente existieron ya con anterioridad
formas exigentes de la hermenéutica, pero raras veces se presentaron como concepciones
filosóficas elaboradas.
Básicamente, el autor se propone en la introducción de su obra, mostrar el
despliegue y las perspectivas de la hermenéutica tal como la entendió Heidegger y la
tradición más antigua: “…Bajo el término hermenéutica se resumen diversos enfoques,
como la filosofía de Gadamer mismo, la rehabilitación de la filosofía práctica emprendida
bajo su influencia (H. Arendt, J. Rítter, M. Riedel, R. Bubner y otros) y que a menudo
llamó la atención bajo la denominación de “neoaristotelismo”, la corriente historizante y
95
relativizadora dentro de la teoría de la ciencia (Kuhn, Feyerabend) y dentro de la filosofía
del lenguaje (Rorty, Davidson), pero también el posmodernismo de la vanguardia
neoestructuralista cercana a Nietzche. Todas estas tendencias se consideran actualmente
como pensamiento “hermenéutico” (pp. 30-31).
Se destaca como Nietzche es tal vez el primer filósofo moderno que sensibilizó la
conciencia para percibir el carácter fundamentalmente interpretativo de nuestra experiencia
en el mundo. Lejos de limitarse a las ciencias puramente interpretativas, como la exégesis,
la filología o el derecho, el horizonte de la interpretación se extiende a todas las ciencias y
modos de orientación de la vida. La introducción finaliza con la idea de que la reflexión
sobre la interpretación permite a la filosofía actual enfocar nuevamente un universal. Al
tematizar el carácter fundamentalmente hermenéutico de nuestra relación con el mundo, la
hermenéutica no despide el universalismo filosófico, sino que lo realiza.
En el capítulo V. “Heidegger: la hermenéutica como esclarecimiento de sí mismo
del estar-interpretado existenciario”, se mira cómo en el fondo, la hermenéutica de la
facticidad de Heidegger pretende ser una hermenéutica de todo lo que trabaja detrás de la
proposición. Es una interpretación de la estructura cuidadora de la existencia humana, que
se expresa antes y después de todo juicio y cuya forma más elemental de ejecución es la
comprensión. Heidegger elabora su nuevo concepto del comprender por medio de un
sondeo de la fórmula “entenderse con algo” o “entender de algo” que indica menos un
saber que una habilidad o el dominio de una práctica. “Entenderse con una cosa” significa
estar a la altura de ella, saber arreglársela con ella.
“… Heidegger piensa este entender, llamémoslo “práctico”, como un “existencial”,
es decir como manera de ser o modo básico de ser, gracias al cual nos orientamos y
procuramos situarnos en él. El entender no significa propiamente una “manera de conocer”,
sino un “estar bien orientado” o “estar al tanto” en el mundo motivado por la preocupación”
(pp. 140-141).
Lo primario en el “como” hermenéutico es que todo sale a nuestro encuentro y nos
concierne, este “como” trabaja de manera más originario, porque realiza un preentender
elemental e interpretativo de las cosas del mundo circundante al nivel del ser-ahí. El ser-ahí
se caracteriza por el hecho de que en su ser le importa propiamente su ser mismo, su poder
96
ser en el mundo; por tanto, el eje más o menos consciente del entender humano es la
preocupación.
Adquiere importancia también, el hecho de hacer conciencia que siempre nos
acercamos a un texto desde nuestros prejuicios. Por ello, para interpretar correctamente un
texto, Heidegger se refiere al hecho de que es preciso hacer transparente en primer lugar la
propia situación hermenéutica para que lo extraño o diferente del texto pueda hacerse valer
como lo primero, es decir, sin que nuestros prejuicios ilustrados puedan ejercer
imperceptiblemente su poder para ocultar así lo propio del texto. Quien niega
soberanamente su ubicación hermenéutica, corre el peligro de exponerse aún más
acríticamente a ella.
En relación a este punto, nos amplía la reflexión Umberto Eco en su libro
Interpretación y sobreinterpretación, cuando nos afirma que todo acto de lectura es una
difícil transacción entre la competencia del lector (su conocimiento del mundo) y la clase
de competencia que determinado texto postula con el fin de ser leído de modo económico.
“…El texto está ahí y produce sus propios efectos. Independientemente de mi voluntad, nos
enfrentamos a una pregunta, a una ambigua provocación; y aunque sienta cierta
incomodidad a la hora de interpretar este conflicto, me doy cuenta de que ahí se esconde un
sentido (quizá muchos)” (p. 88).
Retornando a la obra de Grondin, observamos hacia el final del capitulo V, que la
hermenéutica de Heidegger se entiende como radicalización de la tendencia interpretadora
inherente al entender. La tarea de la hermenéutica elevada a filosofía no es la teoría de la
interpretación, sino la interpretación misma, y concretamente en función de una
transparencia para sí misma de la existencia que ésta debe conquistar, donde el trabajo
filosófico de clarificación sólo lleva a término la interpretación que la existencia
entendedora está siempre realizando. Ya para el Heidegger tardío, lo hermenéutico se
convirtió en otra palabra para designar el lenguaje, bien entendido, en tanto llevar un
mensaje en función de una correspondencia auditiva-comprensiva.
El capítulo VI. “La hermenéutica universal de Gadamer” comienza con la siguiente
afirmación: “No cabe duda alguna de que Gadamer sigue al Heidegger tardío en su volverse
hacia la esencia hermenéutica del lenguaje a partir de la radicalización de la concepción del
97
estar eyecto histórico. Sin embargo, su propósito es pensar esta radicalización junto con el
punto de partida hermenéutico del joven Heidegger que se detiene en el entender” (p. 157).
Se plantea entonces la pregunta ¿qué significa saberse sostenido por una historia
que se articula para nosotros como lenguaje?, ante la cual se dice: “…Lo que Heidegger
pretendía problematizar era, en el fondo, la idea de semejante punto firme, por lo que
desenmascaraba sus presupuestos metafísicos. Porque la idea de un fundamento último y
atemporal procedía de la huída del ser humano de su propia temporalidad. La idea de que
exista una verdad absoluta surgiría así de la represión o el olvido de la propia
temporalidad” (p. 157).
Sin embargo, Gadamer no se adhiere al llamado positivista de negar la estructura
del prejuicio, para hacer hablar las cosas mismas despojadas de todo enturbiamiento
subjetivo. Porque la cosa sólo puede llegar a hablar por medio de los proyectos subjetivos
del entender e incluso por medio del propio hablar subjetivo. Lo que Gadamer reclama es
sólo un entender críticamente reflexivo que procure “no simplemente llevar a cabo sus
anticipaciones, sino hacerlas conscientes para controlarlas y obtener así la comprensión
adecuada de las cosas”, lo que muestra que se mantiene en el punto medio entre la
autoanulación positivista y el perspectivismo universal de Nietzche.
Concluye Gadamer diciendo que “… los prejuicios del individuo son la realidad
histórica de su ser en una medida mucho mayor que sus juicios” (p. 166). Por ello, en todo
intento de entender nos incluimos ya a nosotros mismos de tal manera que, para Gadamer,
entender y aplicar coinciden. Esto se puede ilustrar en el ejemplo contrario del no entender:
cuando no podemos entender un texto, la razón es que no nos dice nada o no tiene nada que
decirnos a nosotros.
De esta manera interpretar adquiere el sentido de traducción, de transmisión
histórica, ya que “…Entender un texto del pasado significa traducirlo a nuestra situación y
escuchar en él una respuesta elocuente a las preguntas de nuestra época. Fue un error del
historicismo poner en condición de la objetividad la anulación del sujeto que interpreta,
porque la verdad, entendida aquí como el desvelar del sentido, sólo puede producirse en el
curso de la aplicación dentro de la transmisión histórica” (p. 168).
Hay una constante en este libro que es la doctrina del verbum interius, esa “palabra
interior” no pronunciada pero que resuena en toda expresión del lenguaje. Y en la tercera
98
parte de Verdad y Método, Gadamer subraya que esta doctrina estoico-agustiniana es la
única huella que indica que el olvido occidental del lenguaje no era tan complejo. Por ello,
el carácter esencialmente lingüístico del entender no se manifiesta tanto en nuestros
enunciados, sino más bien en nuestra búsqueda de un lenguaje para lo que tenemos en el
alma y queremos exteriorizar. En este proceso –del tener siempre presente también la
palabra interior- se basa la universalidad de la hermenéutica.
Grondin, retomando a Gadamer, finaliza este capítulo VI con la idea de que lo
hermenéuticamente relevante del lenguaje es la dimensión del diálogo interior y la
circunstancia de que nuestro hablar siempre quiere decir más de lo que expresa realmente.
“…Vivimos en y de un diálogo que no puede terminar nunca porque no hay palabras que
puedan designar lo que somos y cómo deberíamos entendernos… De esta manera Gadamer
establece una estrecha conexión entre la insatisfacción de nuestra búsqueda de la palabra
acertada con el “hecho de que nuestra propia existencia está en el tiempo y ante la muerte”
(p. 177). Por ello, nuestra comprensión seguramente se afinaría cada vez más si en lugar de
escuchar tantas palabras que se vuelven ruido, escucháramos más nuestros silencios, los
silencios de los demás, recuperando esa armonía que tanto huye de nosotros en este mundo
tecnocrático, cuadriculado.
2. De qué trata el análisis crítico del discurso (AC). Resumen de su historia,
sus conceptos fundamentales y sus desarrollos
Ruth Wodak (2003)
“Los términos lingüística crítica (LC) y análisis crítico del discurso (ACD) se
utilizan con frecuencia de manera intercambiable. De hecho, en los últimos tiempos, parece
que se prefiere el término ACD, usandose para denotar la teoría que antes se identificaba
con la denominación LC. El ACD estudia “el lenguaje como práctica social” (Fairclohug y
Wodak, 1997), y considera que el contexto de uso del lenguaje es crucial (Wodak, 2000c;
Benke, 2000). Además, el ACD se interesa de modo particular por la relación entre el
lenguaje y el poder. De modo más específico, el término ACD se utiliza hoy en día para
hacer referencia al enfoque que, desde la lingüística crítica, hacen los académicos que
consideran que la amplia unidad del texto discursivo es la unidad básica de la
comunicación” (pp. 17-18).
99
“…el ACD se propone investigar de forma crítica la desigualdad social tal como
viene expresada, señalada, constituida, legitimada, etcétera, por los usos del lenguaje (es
decir, en el discurso). La mayoría de los analistas críticos del discurso aceptarían por tanto,
la afirmación de Habermas, que sostiene que “el lenguaje es también un medio de
dominación y una fuerza social. Sirve para legitimar las relaciones del poder organizado.
En la medida en que las legitimaciones de las relaciones de poder, … no estén
articuladas, … el lenguaje es también ideológico” (Habermas, 1977, pág. 259, y también
aquí mismo, más adelante) (p.19).
“Como red de estudiosos, el ACD surgió a principios de los años noventa, tras un
pequeño simposio celebrado en Amsterdam, en enero de 1991. Por suerte, y gracias al
apoyo de la Universidad de Amsterdam, Teun Van Dijk, Norman Fairclough, Gunther
Kress, Theo van Leeuwen y Ruth Wodak pasaron dos días juntos y tuvieron la maravillosa
oportunidad de discutir teorías y métodos de análisis del discurso, en especial de ACD” (p.
21).
“Nuevas revistas han visto la luz, se han escrito múltiples exposiciones panorámicas
del área, y en este momento el ACD es un paradigma establecido en el campo de la
lingüística” (p. 21).
“El “análisis crítico del discurso”, según van Leeuwen, “se ocupa, o debería
ocuparse, de los dos aspectos: del discurso como instrumento de poder y de control, y
también del discurso como instrumento de la construcción social de la realidad” (ibid.). (p.
28).
“La noción de “crítica” que resulta inherente al programa del ACD también se
comprende de modos muy distintos: unos se adhieren a la escuela de Francfort, otros a una
noción de crítica literaria, y aún otros a las nociones planteadas por Marx (véase más arriba
Reisigl y Wodak, 2001, para una visión panorámica). Fundamentalmente, la noción de
“crítica” ha de entenderse como el resultado de tomar cierta distancia respecto de los datos,
enmarcar éstos en lo social, adoptar explícitamente una postura política y centrarse en la
autocrítica, como corresponde a un estudioso que investiga.
“Para Thompson (1990), el estudio de la ideología es el estudio de las “formas en
que se construye y se transmite el significado mediante formas simbólicas de diversos
100
tipos”. Este tipo de estudio también investiga los contextos sociales en cuyo interior se
emplen y se despliegan las formas simbólicas. El investigador tiene interés en determinar si
estas formas establecen o sostienen relaciones de dominación. Para Eagleton (1994), el
estudio de la ideología ha de tomar en consideración la diversidad de teorías y los distintos
teóricos que han examinado la relación entre el pensamiento y la realidad social. Todas las
teorías asumen “que hay razones históricas específicas para que las personas lleguen a
sentir, razonar, desear e imaginar tal como lo hacen” (1994, pág. 15). (p. 30).
“… el lenguaje clasifica el poder, expresa poder, está involucrado allí donde existe
un desafío al poder o una contienda para conseguirlo. El poder no deriva del lenguaje, pero
el lenguaje puede utilizarse para plantear desafíos al poder, para subvertirlo, para alterar las
distribuciones de poder a corto y a largo plazo. El lenguaje constituye un medio finamente
articulado para las diferencias de poder existentes en las estructuras sociales jerárquicas.
Son muy pocas las formas lingüísticas que no se hayan visto, en uno u otro momento,
obligadas a ponerse al servicio de la expresión del poder mediante un proceso de metáforas
sintáctica o textual. El ACD se interesa por los modos en que se utilizan las formas
lingüísticas en diversas expresiones y manipulaciones del poder. El poder no sólo viene
señalado por las formas gramaticales existentes en el interior de un texto, sino también por
el control que puede ejercer una persona sobre una situación social mediante el tipo de
texto. Con frecuencia el poder se ejerce o se ve sometido a desafío en exacta
correspondencia con los tipos de texto que asociamos a las ocasiones sociales dadas” (pp.
31-32).
“Podríamos postular, en el sentido habermasiano, que toda situación discursiva se
encuentra “distorsionada” por las estructuras de poder, sobre todo por oposisión a su utopía
de la “situación discursiva ideal” en la que el discurso racional se hace posible (Habermas,
1969, 1971; Wodak, 1996ª, b) (p. 34).
3. La noticia como discurso
Comprensión, estructura
y producción de la información
Teun A. van Dijk (1990)
101
“…el presente estudio pone el énfasis en la importancia de un análisis estructural
explícito de los informes periodísticos. Un análisis de este tipo deberá proporcionar una
alternativa cualitativa de los métodos tradicionales de análisis del contenido” (p. 9).
“…los procesos de producción y entendimiento de la noticia tienen una importante
dimensión social, de modo que deben considerarse en términos de cogniciones sociales de
los productores de noticias y de los lectores” (p. 10).
“La finalidad de este libro es proponer un nuevo marco teórico para el estudio de las
noticias en la prensa. La principal característica de nuestro enfoque es analizar las noticias,
en primer lugar, como un tipo de texto o discurso periodístico, así como los diversos
niveles o dimensiones de la descripción y de las unidades o categorías utilizadas para
caracterizar explícitamente esos niveles o dimensiones (p.13).
“El análisis del discurso es una disciplina interdisciplinaria. Se interesa asimismo
por el análisis de los diferentes contextos del discurso, es decir, por los procesos cognitivos
de la producción y la recepción, y por las dimensiones socioculturales del uso del lenguaje
y la comunicación” (p. 14).
El concepto de la noticia en los medios implica los siguientes conceptos:
d. Nueva información sobre sucesos, objetos o personas.
e. Un programa tipo (de televisión o de radio) en el cual se presentan ítems
periodísticos.
f. Un ítem o informe periodístico, como por ejemplo un texto o discurso en la radio,
en la televisión o en el diario, en el cual se ofrece una nueva información sobre
sucesos recientes.
(p. 17).
“Seguimos sin tener una idea clara de cómo se lleva exactamente a cabo una reunión
editorial: quién decide qué y cuándo. Lo mismo es válido para las actividades de
recopilación de noticias sobre la marcha o para los contactos entre los reporteros y sus
fuentes. Seguimos sin conocer cómo interpreta el periodista los contextos que rodean a las
noticias y cómo tales interpretaciones dan forma a su reproducción de los sucesos
102
periodísticos y del discurso informativo. Necesitamos una mirada más profunda; un
microanálisis de los procesos de producción de las noticias” (p.22).
“La noticia no se caracteriza como una imagen de la realidad, que puede ser correcta
o deformada, sino como un marco a través del cual se construye rutinariamente el mundo
social” (p. 22).
“…Cuáles son las pautas de selección? ¿Cuáles .son las limitaciones ideológicas y
burocráticas de la fabricación de noticias? ¿Qué acontecimientos no se cubren? ¿Qué
categorías y modelos de causalidad se utilizan para explicar las desviaciones en los medios?
¿Cuáles son los modelos presentados en las noticias como dominantes y dados como
seguros?, o: ¿qué mitos utilizan los medíos? (p. 27).
“Uno de los elementos característicos de la ruptura con los estudios de los medios
predominantemente empíricos, conductistas, fue el reconocimiento de que los mensajes de
los medios no son transparentes, tal como se tratan en el análisis de contenido cuantitativo,
sino que más bien tienen una estructura lingüística e ideológica compleja” (p. 28).
“En otras palabras, los medios de comunicación no son un mediador neutral, lógico
o racional de los acontecimientos sociales, sino que ayudan básicamente a reproducir
ideologías reformuladas” (p. 28).
“Downing (1980) demuestra que, en la representación de las mujeres o grupos
étnicos minoritarios, funcionan procesos similares. De una manera muy semejante al modo
en que la noticia presta más atención a los conflictos empresariales que a los accidentes
industriales, otorga una atención sistemáticamente mínima a las acciones negativas
ejercidas contra las mujeres (como la violación), o incluso sitúa estas acciones en un marco
sensacionalista o sexista. Asimismo, muchos otros temas ni siquiera pueden encontrarse en
las noticias acerca de las mujeres, como su historia, su lucha política o su rol como mano de
obra barata en la industria, las oficinas o el hogar. De esta y otras sutiles mane- ras, el
dominio masculino en los medios de comunicación reproduce el dominio masculino en toda
la sociedad. Los grupos étnicos o los inmigrantes se presentan en los medios de una manera
semejante” (p. 29).
“…la misma sintaxis de las oraciones en las noticias puede expresar o disimular al
agente principal de los actos positivos o negativos” (p. 31).
103
“El análisis del discurso es un campo de estudio nuevo, interdisciplinario,, que ha
surgido a partir de algunas otras disciplinas de las humanidades y de las ciencias sociales,
como la lingüística, los estudios literarios, la antropología, la semiótica, la sociología y la
comunicación oral. Resulta notable que el desarrollo del moderno análisis del discurso
tuviera lugar más o menos simultáneamente en estas disciplinas, es decir, a fines de los
años sesenta y a comienzos de los setenta. Si bien al principio estos desarrollos fueron más
o menos autónomos, durante la última década se observó un creciente aumento de las
influencias recíprocas y la integración, lo cual llevó a una nieva disciplina del texto o de los
estudios del discurso más o menos independiente” (pp. 35-36).
“Para otras disciplinas, el desarrollo del análisis del discurso está estrechamente
relacionado con la aparición del estructuralismo. Una primera rama de esta empresa
estructuralista surgió de la antropología, la lingüística y los estudios literarios, más tarde
unificados a menudo bajo la etiqueta de semiótica. Así, parte de los enfoques
estructuralistas que surgieron en los sesenta, sobre todo en Francia, tienen su raíz en el así
llamado formalismo ruso (Erlich, 1965)” (p. 36).
“Gran parte del análisis del discurso surgió de la antropología estructural,
ejemplificada en el análisis de los mitos o de los relatos folclóricos de Propp y de LéviStrauss…” (p. 39).
“…podemos en consecuencia hablar de una integración creciente del análisis del
discurso como una nueva pluridisciplina. Obviamente, esta disciplina tiene sus propias
especializaciones y subdisciplinas…” (p. 42).
“El análisis del discurso es un concepto ambiguo. En el apartado anterior, se utilizó
para denotar una nueva disciplina, la que estudia el texto y el habla o uso de la lengua desde
todas las perspectivas posibles. En este apartado, el análisis del discurso denota un enfoque
teórico y metodológico del lenguaje y el uso del lenguaje En este sentido, también se define
por el objeto del análisis, específicamente los discursos, los textos, los mensajes, el habla,
el diálogo o la conversación. La lingüística en general, y en especial la gramática, solían
centrarse sobre estructuras oracionales abstractas y consideraban el discurso como un
aspecto del uso efectivo del, lenguaje” (p. 44).
104
“El principal objetivo del análisis del discurso, pues, consiste en producir
descripciones explícitas y sistemáticas de unidades del uso del lenguaje al que hemos
denominado discurso. Estas descripciones tienen dos dimensiones principales a las que
podemos denominar simplemente textual y contextual. Las dimensiones textuales dan
cuenta de las estructuras del discurso en diferentes niveles de descripción. Las dimensiones
contextuales relacionan estas descripciones estructurales con diferentes propiedades del
contexto, como los procesos cognitivos y las representaciones o factores socioculturales (p.
45).
“La categoría de titular en un discurso periodístico, por lo tanto, es sólo una forma
vacía, en la cual podemos insertar diferentes significados (mientras que este significado es
un tema o resumen del significado del texto completo)” (p. 48).
“…los significados de partes completas de texto o ,textos enteros proceden de los
significados locales de las palabras y las oraciones, lo cual es un principio fundamental de
la semántica. Esta derivación se efectúa mediante macrorreglas, que serán discutidas
cuando abordemos las estructuras semánticas del discurso periodístico” (p. 49).
“El discurso de la noticia debe también formularse en un estilo específico, formal, el
estilo característico de los medios impresos. De ahí que el estilo sea la huella del contexto
en el texto. Esta huella consiste en las limitaciones sobre las variaciones posibles en la
formulación” (pp. 49-50).
“Otra dimensión del discurso como la retórica, estudia tanto la formulación como el
contexto. Ya hemos visto que tanto la retórica clásica como la moderna estudian la
dimensión persuasiva del uso del lenguaje y, más específicamente, explican las propiedades
del discurso que pueden hacer más persuasiva la comunicación” (p. 50).
“Mientras el estilo es una propiedad necesaria del discurso en el contexto, las
estructuras retóricas son opcionales. Advirtamos que la retórica se entiende a menudo, en
un sentido amplio, como la disciplina que estudia todos los aspectos del habla o la escritura
persuasivos” (p. 50).
“…un relato bien construido no es necesariamente un relato persuasivamente
efectivo” (p. 51).
105
“La macrosintaxis se refiere a las formas esquemáticas totales o superestructuras del
discurso” (p. 51).
“…un análisis extenso del discurso supone una interacción del texto y el contexto en
el sentido de que el uso de un discurso en una situación social es al mismo tiempo un acto
social. De manera similar, la interpretación y la producción de un texto suponen los
procesos mentales de la interpretación y la formulación, la recuperación y el uso del
conocimiento y de otras estrategias de la dimensión cognitiva del discurso) Los significados del discurso, en consecuencia, son sólo una abstracción de estos procesos de
interpretación cognitivos, de la misma manera en que las declaraciones y los actos de habla
son sólo abstracciones de acciones sociales reales acaecidas en situaciones sociales” (p. 52).
“Ocuparse del discurso significa ocuparse de los procesos de interpretación y de la
interacción social, y una descripción de los contextos cognitivo y social, en consecuencia,
es una tarea a la que no debe ser ajena el análisis del discurso (pp. 52-53).
“El concepto teórico que utilizamos para describir los asuntos o temas es, por lo
tanto, el de las macroestructuras semánticas (Van Dijk, 1972, 1977, 1980a)” (p. 54).
“…las macroestructuras son un conjunto organizado de proposiciones” (p. 55).
“…la macroestructura completa debe tener una organización jerárquica en la cual
cada secuencia de las macroproposiciones puede quedar subsumida bajo un nivel de
macroproposición más alto. Estas relaciones jerárquicas pueden definirse mediante
macrorreglas, que representan lo que nosotros intuitivamente entendemos por resumen.
Formalmente hablando, las macrorreglas son reglas de proyección semántica o
transformaciones que relacionan proposiciones de nivel más bajo con macroproposiciones
de nivel más alto; esto significa que los asuntos o temas derivan de los significados de un
texto a través de este resumen de macrorreglas. Estas reglas definen el resulta- do final, el
núcleo, la información más importante y, por lo tanto, el tema o asunto para cada secuencia
de proposiciones de un texto, por ejemplo las de un párrafo” (p. 56).
“La supresión, la generalización y la construcción, pues, pueden considerarse como
las tres principales macrorreglas que reducen la información de un texto a sus temas” (p.
56).
106
“La macroestructura total asignada de esta forma a un texto (o derivada de él) define
no sólo lo que denominamos la organización temática del texto, sino también su coherencia
global” (p. 57).
“Los temas son cruciales para el entendimiento total de un texto, por ejemplo en el
establecimiento de la coherencia global; y funcionan como un control semántico global
sobre el entendimiento local en el micronivel” (p. 59).
“El significado total (macroestructura) del discurso posee algo más que sus
principios organizativos propios. Es necesario también algún tipo de sintaxis total, laque
define las formas posibles en que los asuntos y los temas pueden insertarse y ordenarse en
el texto real. Es decir, en un nivel global necesitamos lo que ya era corriente en las
gramáticas tradicionales, donde las representaciones semánticas se proyectan sobre las
estructuras sintácticas de las oraciones. Esta forma global del discurso puede definirse en
términos de un esquema basado en reglas. Este esquema está formado por una serie de
categorías jerárquicamente ordenadas, que pueden ser específicas para diferentes tipos de
discurso, y convencionalizadas y en consecuencia diferentes en sociedades o culturas
distintas” (pp. 77-78).
“Intuitivamente, algunas categorías del discurso parecen imponerse por sí mismas.
Cada ítem informativo de la prensa tiene, por ejemplo, un titular y muchos tienen un
encabezamiento, ya sea que lo distingan mediante un tipo especial de letra o no. También
poseemos una regla elemental para ellos: el titular precede al encabezamiento y juntos
preceden al resto del ítem informativo. Su función estructural es también clara: juntos
expresan los principales temas del hecho. Es decir, funcionan como un resumen inicial. De
ahí que, como en los relatos normales, también podamos introducir la categoría del
resumen rigiendo a las de titular y encabezamiento. La restricción semántica es obvia: el
titular y el encabezamiento resumen el texto periodístico y expresan la macroestructura
semántica” (p. 83).
“Usualmente, en un discurso periodístico, los antecedentes aparecen más tarde, es
decir, después de la sección que se ocupa de los acontecimientos actuales o principales. En
consecuencia, también necesitamos una categoría de sucesos principales. De manera
107
similar, la información que se proporciona en la categoría de sucesos principales puede
asimilarse en lo que previamente denominamos contexto” (p. 84).
“El contexto se encuentra a menudo señalado por indicadores como "mientras",
"durante" o expresiones parecidas de simultaneidad” (p. 84).
“…el contexto difiere de los antecedentes, que tienen una naturaleza histórica o
estructural más comprehensiva” (p. 84).
“Por historia, entonces, entendemos solamente la sección de un texto periodístico
que trata de la historia pasada, no reciente, de las situaciones actuales y de sus
acontecimientos. En la práctica, esto significa que una sección de historia no puede ser el
suceso principal en los ítems periodísticos que han aparecido recientemente. En vista de
que, desde una perspectiva semántica, la historia denota acontecimientos que abarcan años,
no días ni semanas, las diferencias entre los acontecimientos previos, el contexto y la
historia se destacan mediante diferentes verbos, tiempos de verbos o adverbios temporales”
(p. 85).
“El valor informativo de los acontecimientos sociales y políticos se halla
parcialmente determinado por la seriedad de sus consecuencias. Mediante la discusión real
o posible de las consecuencias, un discurso periodístico puede otorgar coherencia causal a
los acontecimientos informativos. A veces, las consecuencias son incluso más importantes
que los propios acontecimientos informativos principales. En ese caso, los temas de la
categoría de las consecuencias pueden tener la misma posición jerárquica que el tema de los
sucesos principales, e incluso pueden llegar a convertirse en el tema de más alto nivel y
reflejarse en los titulares” (p. 85).
“Las reacciones verbales son una categoría específica de esquema periodístico que
puede considerarse como un caso especial de consecuencia” (p. 85).
“La categoría de los comentarios consiste en dos subcategorías principales:
evaluación y expectativas. La evaluación caracteriza las opiniones evaluativas sobre los
acontecimientos informativos actuales; la categoría de las expectativas formula
consecuencias políticas o de otro tipo sobre los sucesos actuales y la situación. Puede, por
ejemplo, predecir acontecimientos futuros” (p. 87).
108
4. RESULTADOS:
En relación a la clasificación de las piezas periodísticas los resultados son los siguientes:
1) Del 1 de julio de 2013 al 15 de enero de 2014 se hallaron 324 piezas periodísticas
sobre violencia de género y feminicidio: 174 en el periódico El Espectador, con un
56,10% y 150 en el periódico El Tiempo con un 44,90%. La diferencia porcentual
radica en las tiras cómicas y un mayor número de columnas de opinión sobre
violencia de género y feminicidio en El Espectador (Ver Anexo 1).
2) Los géneros periodísticos con mayor frecuencia en El Espectador fueron la columna
de opinión con un 21,39%, el reportaje con un 20,23%, las breves con un 19,65% y
la noticia con un 16,18%. En contraste, los géneros periodísticos más frecuentes en
El Tiempo fueron la noticia con un 46,81%, el reportaje con un 19,86%, las breves
con un 17,73% y la columna de opinión con un 6,38%. Se puede observar la
similitud en los porcentajes de reportajes y breves, mientras que claramente se
evidencia una diferenciación en la noticia y la columna de opinión. De hecho, fue
notorio el seguimiento de casos sobre violencia de género y feminicidio a través de
la columna de opinión en El Espectador, mientras que en El Tiempo, el género
periodístico preferido fue la noticia, casi triplicando la tendencia en El Espectador
(Ver Anexos 2 y 3).
3) Los géneros periodísticos con una menor frecuencia en El Espectador fueron la tira
cómica con un 10,40%, la entrevista con un 4,62%, la crónica con un 4,05% y la
editorial con un 2,31%. En el caso del tiempo la menor frecuencia se dio en la
crónica con un 3,55%, entrevista y editorial, cada una con un 2,84%, en este último
caso no se encontraron piezas periodísticas alusivas a violencia de género y
feminicidio en tiras cómicas. Se puede observar cómo géneros de la importancia de
la crónica y la entrevista tienen un bajo porcentaje en ambos periódicos, a pesar de
permitir profundizar e ir de manera directa a las historias de quienes están
involucrados con dicha problemática, ya sea como víctimas, personas expertas en
los temas, etc.; vale la pena decir que en El Espectador, la tira cómica desde la cual
se aborda con mayor frecuencia la violencia contra la mujer y el feminicidio es
Magola, siendo evidente un trabajo constante al respecto: fechas emblemáticas,
casos mediáticos, sensibilización, denuncia, etc. (Ver Anexos 2 y 3).
109
4) Las secciones donde más se hallan piezas piezas periodísticas sobre violencia de
género y feminicidio en el periódico El Espectador son: Opinión con un 26,01%,
Bogotá con un 12,72%, Judicial con un 10,98%, Vivir con un 6,94% y Tema del día
con un 4,62%. En El Tiempo son: Debes saber con un 58,16%, Bogotá-debes saber
con un 15,60%, Debes leer con un 12,06%, Bogotá con un 7,80% y Debes saberPrimer plano con un 2,13%. Como se puede observar cada periódico tiene un estilo
propio para denominar sus secciones, en muy pocos casos coinciden, como por
ejemplo sección Bogotá, además es destacable que en el Tiempo no se utiliza el
término Judicial para ubicar las noticias relativas a asesinato de mujeres, que
continúa siendo la forma más frecuente de designar este tipo de hechos; y en El
Espectador, si bien aparece la sección Judicial, sólo registra un 10,98% de las piezas
periodísticas seleccionadas en dicho periódico. Por el contrario, surgen nuevas
formas de designar dichas secciones, que ubican al lector en temáticas más variadas
y a la vez inscritas en la cotidianidad del país y ante todo de la capital nacional:
Opinión, Vivir, Tema del día, Debes saber, Debes leer y Bogotá (Ver Anexos 4 y 5).
5) En cuanto a la frecuencia por mes, el mayor registro lo tuvo en ambos periódicos
Noviembre con un 26,59% en El Espectador y un 19,15% en El Tiempo. Lo anterior
por la conmemoración del 25 de noviembre: “Día Internacional de la Eliminación
de la Violencia Contra la Mujer”, lo cual da cuenta de cada vez un mayor
compromiso de los dos periódicos con estas fechas emblemáticas, aunque, como se
puede leer, con un porcentaje superior El Espectador (Ver Anexos 6 y 7).
6) Los porcentajes en relación a la frecuencia por día muestran en El Espectador una
tendencia muy parecida: el lunes con un 12,14%, el martes con un 12,14%, el
miércoles con un 13,29%, el jueves con un 20,81%, el viernes con un 15,03%, el
sábado con un 13,87% y el domingo con un 12,72%; como se puede observar el
único día que marca una mayor diferencia porcentual es el jueves. En el Tiempo
ocurre algo similar, sólo que el día con mayor frecuencia no es el jueves sino el
miércoles con un 20,57%, en los otros días los porcentajes también se asemejan:
lunes 12,77%, martes 12,06%, jueves 12,06%, viernes 11,35%, sábado 17,02% y
domingo 14,18%; sin embargo, se nota una mayor frecuencia en este último
110
periódico, en la aparición de violencia de género y feminicidio los sábados y
domingos (Ver Anexos 8 y 9).
7) En las ediciones impresas de los periódicos analizados, se encuentra un elevado
porcentaje de piezas periodísticas sin autoría; es así como en El Espectador un
33,53% están sin autor/a, un 36,26% son redactadas por mujeres y un 27,75% por
hombres, y en algunos casos se mencionan agencias internacionales de noticias
como AFP y EFE con un 1,73%, EFE con un 0,58% y El País con un 0,58%; y en
El Tiempo la tendencia de las piezas periodísticas sin autor/a es casi el doble de El
Espectador, con un 62,41%, seguido de un 14,89% escrito por mujeres y un 8,51%
por hombres, también aparecen agencias de noticias internacionales, entre otras EFE
con un 4,26%, AFP con un 2,13% y Reuters con un 0,71%. Lo anterior evidencia la
necesidad de incorporar siempre la autoría de las piezas periodísticas, ya que
permite ubicar con nombre propio a quienes desde su ejercicio periodístico tienen
una responsabilidad social en el cubrimiento de este tipo de temas (Ver Anexos 10 y
11).
8) La zona geográfica a la que se refieren las piezas periodísticas está muy enfocada
hacia Bogotá, evidenciando una muy baja descentralización en el cubrimiento de
estos temas, a pesar de ser periódicos de circulación nacional; así mismo, es muy
escasa la cantidad de piezas periodísticas alusivas al ámbito internacional, aunque la
violencia de género y el feminicidio son una problemática de carácter global. Al
respecto, algunos datos son los siguientes: En El Espectador el porcentaje más alto
está en Colombia con un 42,20%, la razón es un nutrido número de noticias y
reportajes referentes al conflicto armado colombiano, donde se hallan algunos datos
sobre violencia sexual, Bogotá tiene un 28,90% que es donde se ubican la mayoría
de casos sobre feminicidio, y la ciudad extranjera con una mayor cobertura fue
Londres (Reino Unido) con un 1,16%, por un caso de esclavitud doméstica que tuvo
seguimiento informativo a través de agencias internacionales de noticias. En El
Tiempo el primer lugar lo tuvo Bogotá con un 34,04%, seguido de Colombia con un
20,57%, y la ciudad extranjera con mayor porcentaje fue Virginia (Estados Unidos),
con un 2,84%, por el seguimiento de una noticia sobre el feminicidio de una mujer
colombiana por parte de su esposo estadounidense (Ver Anexos 12 y 13).
111
9) Finalmente, se tuvo en cuenta en la clasificación de las piezas periodísticas
descriptores vinculados con la violencia de género, se ubicó cada pieza periodística
con un solo descriptor, el que fuera más visible, y los datos con mayor frecuencia
son: En El Espectador un 13,29% sobre feminicidio, un 10,98% sobre violencia
contra la mujer, un 8,67% sobre violencia sexual, un 5,20% sobre abuso sexual y un
4,62% sobre acoso sexual; y en El Tiempo un 28,37% sobre feminicidio, el doble de
El Espectador, lo cual se explica por un mayor seguimiento desde las noticias sobre
este tema, un 7,80% sobre violencia sexual, un 3,55% sobre violencia intrafamiliar,
un 2,13% sobre acoso sexual y un 2,13% sobre homicidio, descriptor que se tuvo en
cuenta porque en este tipo de noticias no aparecen datos desagregados por sexo pero
sí se puede deducir que entre los homicidios se encuentran casos de mujeres, aunque
no se sepa si por razones de género. En ambos periódicos el segundo descriptor con
mayor porcentaje fue la violencia sexual, la cual tiene un importante protagonismo
en el marco del conflicto armado interno, además de ser, aunque no el principal, uno
de los temas abordados desde varias piezas periodísticas referentes al Informe del
Grupo de Memoria Histórica: ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de guerra y
dignidad(2013); también se presentan casos de violencia sexual en el ámbito de lo
privado, por ejemplo violación de niñas por parte de familiares, en varios casos
acompañado de embarazo adolescente; en lo urbano, por ejemplo los buses de
Transmilenio (casos de acoso sexual); y en espacios laborales (acoso laboral y
sexual). Son muy elevados los casos registrados sobre abuso, explotación sexual de
menores y trata de mujeres en Colombia; es así como en promedio ambos
periódicos registraron piezas periodísticas con 1,27% sobre abuso sexual de
menores, un 2,87% sobre explotación sexual de menores, y un 1,59% sobre trata de
mujeres, preocupándose por ilustrar dichas problemáticas con datos estadísticos y
fuentes expertas en estos temas (Ver Anexos 14 y 15).
En cuanto a la frecuencia de palabras los resultados son los siguientes:
1) La marca de nube en El Espectador muestra como las palabras con mayor
frecuencia en las 174 piezas periodísticas seleccionadas son: mujeres con un conteo
de 402, violencia con 250, víctimas con 226, mujer con 211, casos con 177 y sexual
112
con 175; y en El tiempo las palabras con mayor frecuencia en las 150 piezas
periodísticas seleccionadas son: mujeres con un conteo de 300, violencia con 191,
mujer con 187, víctimas con 182, Policía con 168 y Bogotá con 166. Se evidencia
como en ambos periódicos las palabras inicialmente con mayor frecuencia son casi
las mismas, y valga decirlo la palabra feminicidio no aparece en la marca de nube
porque aún es un concepto casi inexistente en la redacción de ambos periódicos. Lo
que sí es claro en dicho conteo de palabras es el cubrimiento periodístico de
violencia contra las mujeres, siendo una de las palabras más recurrentes sexual,
refiriéndose a este tipo de violencia. En el periódico El Tiempo aparece
constantemente la palabra Policía porque es una de las fuentes más consultadas
frente a este tipo de hechos vinculados con violencia de género. Cabe también
subrayar la constancia de la palabra víctimas, muy relacionada con el contexto de
conflicto armado interno en el país (Ver Anexos 16 y 17).
2) En la marca de nube con la fusión de los datos de El Espectador y El Tiempo, que
corresponde a 324 piezas periodísticas, el conteo de palabras muestra lo siguiente:
mujeres 804, violencia 485, mujer 432, víctimas 417, Colombia 344 y sexual 343.
En términos generales coinciden los dos periódicos en este conteo que busca
identificar las 100 palabras más frecuentes (Ver Anexo 18).
3) Las palabras con las cuales se designa la muerte violenta de mujeres, incluso cuando
existen claras evidencias de ser feminicidios, por la violencia de género que
demuestra cómo es el desenlace fatal de un continuum de violencias, con su
respectivo conteo son: muerte (107), crimen (88), crímenes (76), homicidios (71),
asesinatos (65). Muy lejos de las 100 palabras más frecuentes aparece por fin
feminicidios con un conteo de tan sólo 12 ocasiones y feminicidio 6 veces, en 12
piezas periodísticas de las 324 seleccionadas, lo cual equivale a tan sólo un 2,7% del
total. Sin embargo, esta escasa utilización del término contrasta con las múltiples
violencias feminicidas halladas en la lectura diaria del periódico y su respectivo
proceso de selección (Ver Anexos 19, 20, 21 y 22).
Los árboles de palabras muestran los siguientes resultados:
113
1) La precaria comprensión del concepto feminicidio en ambos periódicos, contrasta
con el uso de términos como crimen, con un alto grado de complejidad en su
significado, tal como ocurre con otras palabras como homicidios, asesinatos, muerte
y masacres (Ver Anexo 23).
2) Aunque sólo en algunas ocasiones, todavía se utilizan expresiones en el periódico El
Tiempo como asesinatos de honor, celos, crimen pasional, para hacer mención a
hechos vinculados con feminicidios. Detrás de estas erradas palabras se terminan
justificando socioculturalmente crímenes atroces, disculpando constantemente al
victimario y por el contrario buscando “razones” para revictimizar a las víctimas.
En ese sentido El Espectador es más cuidadoso con la utilización del lenguaje, si
bien le falta comprometerse más con la inclusión de la perspectiva de género en la
producción de sus discursos periodísticos (Ver Anexos 24, 25 y 26).
3) Entre las palabras con mayor complejidad conceptual estuvieron: violencia,
conflicto, violación, impunidad, embarazo y aborto (Ver Anexos 27, 28, 29, 30, 31
y 32). Es necesario mencionar que en temas polémicos como el embarazo
adolescente y el aborto, ambos periódicos mantuvieron una perspectiva laica frente
al tema, siendo, ante todo evidente en El Espectador un respeto por los Derechos
Sexuales y Reproductivos de las Mujeres. Importante en este sentido recordar que el
aborto está contemplado como una violencia feminicida, por el elevado número de
muertes que éste conlleva, al respecto, el Ministerio de Salud y Protección Social
y
el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), mencionan lo siguiente:
“Globalmente, alrededor del 13% de todas las muertes maternas se deben a
complicaciones por abortos inseguros, lo cual representa 47.000 muertes por año,
1.120 de ellas en América Latina y El Caribe y 70 en Colombia de acuerdo con los
datos y las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Decenas de
miles de mujeres en el mundo sufren consecuencias a largo plazo, incluyendo la
infertilidad” (2014, p. 12). En el caso colombiano el aborto está despenalizado en
tres casos específicos, a través de la sentencia C-355:“a) cuando la continuación del
embarazo constituye peligro para la vida o la salud de la mujer, b) cuando exista
grave malformación del feto que haga inviable su vida, y c) cuando el embarazo sea
el resultado de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento o de inseminación
114
artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto” (Corte
Constitucional, 2006).
En relación a los resultados del análisis de la estructura del relato periodístico, se parte del
esquema propuesto por van Dijk en su libro La noticia como discurso (Ver Anexo 33).
1) Titular y encabezamiento13:
Los relatos periodísticos sobre feminicidios y violencia de género tienden a estar
muy centrados en la respuesta al qué, dónde y cuándo, dejando de lado en varias
ocasiones el quién, el cómo y el por qué. Lo anterior impide ubicar al victimario y
las hipótesis vinculadas con su proceder, información valiosa, que debería ir en lo
que se estima el resumen de la noticia, y no como muchas veces pasa, en lo que
serían detalles al final de la misma, llegando incluso a presentarse el caso de no
responder a este tipo de datos en ningún momento del texto.
Otro factor para mejorar es lo que atañe al lenguaje incluyente, ya que se
encontraron casos en los que, no sólo en el resumen de la noticia sino en su
desarrollo, se redacta sobre temas de abuso y explotación sexual de menores sin
nombrar a las niñas, que son las más afectadas por dicha problemática. En la
siguiente tabla se muestran algunos ejemplos (Ver Anexo 34).
Finalmente, se destaca que en muchos titulares y encabezados se redacta con la palabra
homicidio, sin que se brinden en el desarrollo de la noticia datos desagregados por sexo
(Ver Anexo 35). Lo anterior se presenta frente a masacres en el conflicto armado, informes
sobre Bogotá, exhumación de cadáveres de niños/as desaparecidos/as, entre otros. Al
respecto queda la inquietud de saber si esto se debe a que las fuentes oficiales no tienen
dichas cifras desagregadas o si en parte es también por no profundizar más y contrastar con
otro tipo de fuentes, por ejemplo, Organizaciones No Gubernamentales. Precisamente, los
13
Para ampliar el análisis de los titulares se recomienda leer el artículo de Guarín (2014) publicado en la
Revista UNINPAHU Investigaciones.
115
reportajes que marcan una diferencia en este sentido, son aquellos que buscan un mayor
equilibrio en sus fuentes.
2) El episodio: los acontecimientos principales en el contexto y sus antecedentes:
En términos generales, las noticias sobre feminicidios, asesinatos, crímenes,
homicidios, se centran en los acontecimientos principales, dejando de lado los
antecedentes y el contexto, salvo ciertas excepciones, las cuales se caracterizan por
brindar un seguimiento sobre este tipo de hechos. Esto genera una sensación en la
opinión pública de que cada nuevo feminicidio es el primero, no se buscan
conectores, como podría ser recurrir a otras historias similares, que evidencien, por
ejemplo, unos patrones de comportamiento en los victimarios. Así mismo, se nota
un contraste entre el amplio despliegue informativo sobre violencia sexual en el
conflicto armado y una casi nula presentación de casos sobre feminicidio en él
mismo, pues el dato constante es la cifra. Valga mencionar que en violencia sexual
ya se comienza a dar un rostro humano a la noticia, a través de testimonios de las
víctimas, incluso en primera persona, aunque es algo incipiente, se constituye en un
avance importante.
Es constante la utilización del término asesinato para referirse a la muerte violenta
de mujeres en Bogotá, sobre todos en espacios públicos. En algunos de esos casos
existe evidencia de violencia sexual pero es difícil atreverse a sugerir hipótesis sobre
feminicidio porque las noticias, en su mayoría, no tienen seguimiento.
Una de las noticias que sí tuvo un amplio despliegue fue la de una masacre en
Bosa14, ambos periódicos la registraron y siguieron, coincidiendo con el hecho de
evidenciar la tragedia familiar ocasionada por un hombre que asesinó a machetazos,
primero a su esposa, luego a su cuñada, y posteriormente a sus hijos (sólo uno de
ellos sobrevivió), pero es necesario subrayar que en ningún momento se hizo
referencia, con nombre propio, a los dos feminicidios que cometió el victimario,
quedaron invisibilizados, a pesar de su extrema claridad, al estar vinculados con
violencia de género que en reiteradas ocasiones había denunciado la esposa.
14
Esta noticia se registró inicialmente en El Tiempo: “Siete horas duró la agonía de la familia Hernández”, el
día Lunes 11 de noviembre de 2013, sección Bogotá, p. 2 y en El Espectador: “Responsable de crimen en
Bosa pagaría 50 años de cárcel”, el día martes 12 de noviembre de 2013, sección Bogotá, pp. 6-7.
116
Otra noticia, vinculada con violencia de género, siendo evidente el continuum de
violencias que llevó finalmente a un feminicidio, es la registrada por el periódico El
Tiempo en Virginia (Estados Unidos)15 la cual también tuvo seguimiento: se refiere
al asesinato de una mujer colombiana por parte de su esposo estadounidense, un
exmilitar, pero de nuevo, nunca aparece el concepto feminicidio, ni siquiera cuando
se han comprobado los hechos.
3) Consecuencias:
En muy pocas piezas periodísticas se hace alusión a las consecuencias de los actos
feminicidas, a pesar de ser “incluso más importantes que los propios
acontecimientos informativos principales […] puede llegar a convertirse en el tema
de más alto nivel y reflejarse en los titulares” (van Dijk, 1990, p. 85). Un ejemplo
constructivo en este sentido es la noticia de El Tiempo: “En Cali, violencia de
género deja 58 víctimas” publicada el 10 de agosto de 2013 en la sección Debes
saber, p. 6.
4) Reacciones verbales:
En su mayoría las reacciones verbales en casos de feminicidios es de fuentes
oficiales como la Policía y la Fiscalía, además de acudir a familiares de las víctimas
y vecinos/as; sin embargo, son contadas las veces en que se buscan reacciones
verbales de expertos/as en estos temas desde Organizaciones No Gubernamentales y
ámbitos académicos. Uno de los problemas detectados al respecto es que, en
general, las fuentes oficiales a las que se acude no manejan el discurso de género, ni
desde el punto de vista conceptual ni en su ámbito jurídico, quedando así este
aspecto de la estructura de la noticia en un plano de lo que se conoce como “sentido
común”: “[…] forma parte del sistema de una lengua ya que es un hecho social y
por él pueden interpretarse los enunciados producidos en el seno de una comunidad”
(Raiter, 2003, pp. 14-15).
5) Conclusiones:
15
Esta noticia fue registrada inicialmente en El Tiempo: “Por estrangulación murió colombiana en Estados
Unidos”, el día martes 13 de agosto de 2013, sección Bogotá-debes saber, p. 6.
117
En general es muy pobre la inclusión de esta categoría en la estructura de las
noticias sobre feminicidios. Aparece en algunos reportajes, columnas de opinión y
contadas editoriales sobre violencia de género, lo cual genera un llamado de
atención para quienes redactan las noticias, en el sentido de trabajar más este
aspecto vinculado con la evaluación y las expectativas: “La evaluación caracteriza
las opiniones evaluativas sobre los acontecimientos informativos actuales; la
categoría de las expectativas formula consecuencias políticas o de otro tipo sobre
los sucesos actuales y la situación. Puede, por ejemplo, predecir acontecimientos
futuros” (van Dijk, 1990, p. 87).
Finalmente, es necesario mencionar que en ciertas ocasiones continúa siendo muy
desafortunado el uso de adjetivos, una de las piezas periodísticas se volvió emblemática por
los términos que se utilizan, sin autor/a, pues está como Redacción Bogotá: “poseído por la
ira de unos celos ardorosos […]descargando golpes desordenados sobre los cuerpos
desarmados de sus familiares (párr.. 1) […] “El homicida es cristiano. No suele tomar
trago. Era un hombre ejemplar”, anota una de las mujeres que escuchó los copiosos
bramidos de los niños” (párr.. 3)[…] sería el único que sobreviviría a los embates coléricos
de su padre (párr. 5)[…] Cuando terminó aquella faena furiosa (párr.. 6) […] En el
momento en el que terminó con su gesto trágico, Hernando se tiró en el suelo y se sumó a la
mancha roja […]” (El Tiempo, 11 de noviembre de 2013, p. 11).
Para complementar el análisis de la estructura del relato periodístico, se tiene presente la
pirámide invertida (Ver Anexo 36).
1) En varios casos, datos muy importantes del discurso periodístico sobre feminicidio
y violencia de género, no quedan en la parte superior, donde se ubica el antetítulo,
título y subtítulo, tampoco en el lead, quedando en ocasiones como parte de los
detalles.
2) Breve es el género periodístico que más evidencia la falta de rigor para dar
respuesta a las 5 w y 1 h: qué (what), quién (who), cuándo (when), dónde (where),
por qué (why) y cómo (how). En varias noticias sobre feminicidio y violencia de
118
género no aparece el dónde o el cuándo, imprescindibles para ubicarse como
lector/a.
3) Para visibilizar el feminicidio y diversos casos sobre violencia de género se debe
“invertir” la pirámide invertida o usarla de la manera correcta, pues existe un
elevado número de piezas periodísticas con información muy importante al
respecto, como por ejemplo reportajes extensos, en los cuales los detalles deberían
volverse titulares.
5. Conclusión
Los dos periódicos de circulación nacional El Espectador y El Tiempo han incorporado
cada vez más en sus agendas la violencia contra las mujeres, ante todo la sexual. Pese a esa
visibilización, aún es precaria la comprensión del feminicidio en su producción
informativa, no sólo por la escasa utilización del término, sino por la falta de nexos entre
las diversas violencias de género que muestran cotidianamente en sus páginas y el asesinato
de mujeres en el contexto de una cultura patriarcal.
Poder e ideología son dos conceptos básicos para el ACD: en ambos periódicos se expresan
voces críticas frente al feminicidio y la violencia de género, algunas de ellas cuestionando
abiertamente relaciones de poder que mantienen a las mujeres en una desigualdad de
género y por ende en una situación de mayor vulnerabilidad; sin embargo, aún el lenguaje
reproduce en muchas piezas periodísticas analizadas, elementos característicos de la
ideología patriarcal, ya sea en versiones tradicionales, que son las más frecuentes, o en
expresiones posmodernas del patriarcalismo, no sólo en el contenido sino también en la
estructura del relato periodístico.
Frente a los hilos discursivos y su enmarañamiento, es necesario que en el discurso
periodístico sobre feminicidio se trabajen las relaciones con otros temas afines a dicha
problemática, por ejemplo las violencias feminicidas. En lo observado, es el lector, quien
desde su interpretación va entretejiendo dichos hilos discursivos, pero para ello se debe
hacer una lectura total de las piezas periodísticas correspondientes a violencia de género en
119
el periódico, no sólo de los titulares sino del desarrollo de las mismas. Como parte de una
ideología crítica y un contra-poder frente a una cultura misógina, el compromiso en la
construcción de significado debe recaer no sólo en la recepción del mensaje sino también
en la producción del mismo.
6. Recomendaciones16
1) Es urgente que el Congreso de la República de Colombia acelere los trámites
correspondientes para que el Proyecto de Ley No. 107 de 2013 “Rosa Elvira Cely”,
“Por la cual se crea el tipo penal de feminicidio como delito autónomo y se dictan
otras disposiciones”, pase a sanción presidencial, pues de esto, depende exigir no
sólo a los periódicos analizados en esta investigación sino a todos los medios de
comunicación en el país, un tratamiento periodístico acorde con los lineamientos de
lo que expresará la Ley una vez empiece a regir; además de ser un avance
importante en justicia de género para el país.
2) Es necesario que la educación superior adopte una posición profesional y ética
frente a la perspectiva de género, por ello se recomienda desde su autonomía
universitaria, implementar cátedras, seminarios de profundización, cursos,
diplomados, especializaciones, maestrías, doctorados, recogiendo lo planteado en el
artículo 9º del Proyecto de Ley “Rosa Elvira Cely”.
3) Se requieren alianzas estratégicas entre El Estado, las Organizaciones No
Gubernamentales, las Redes de mujeres en Colombia y los medios de
comunicación, en aras de producir un discurso periodístico con mayor
fundamentación jurídica y conceptual.
4) Continuar trabajando en las políticas editoriales de los medios de comunicación
para incorporar el lenguaje incluyente y no sexista: hacer talleres que permitan
llevar a casos prácticos esta sugerencia. Así mismo, es necesario conocer la
normativa nacional e internacional que involucra la responsabilidad social de los
medios de comunicación en este tema.
16
Para ampliar las recomendaciones se sugiere observar el vídeo “El Feminicidio en la Prensa Colombiana.
Desenlace fatal de la Violencia de Género” (Guarín, 2014c).
120
5) Es importante que los periódicos El Espectador y El Tiempo trabajen más otros
géneros periodísticos en relación a violencia de género y feminicidio: reportaje,
crónica, entrevista; además de incluir estos temas con mayor frecuencia los fines de
semana, no sólo para llegarle a un mayor número de lectores, sino para tener la
posibilidad de profundizar más en la compresión de dichas problemáticas.
6) Se requiere una mirada compleja sobre el feminicidio en la relación local/global,
pues en general el cubrimiento noticioso está muy centrado en Bogotá, faltando una
mayor interacción con las regiones y con el mundo.
7) Los medios masivos de comunicación deben promover y divulgar campañas para
buscar una vida libre de violencias contra las mujeres. En este sentido El Espectador
está promoviendo la Campaña “Por Ser Niña”; El Tiempo, ONU Mujeres y la
Federación Colombiana de Fútbol, la campaña creada y liderada por la periodista
Jineth Bedoya: “No Es Hora de Callar”17. En el vídeo que hace parte de los
resultados de esta investigación, El feminicidio en la prensa colombiana. Desenlace
fatal de la violencia de género (Guarín, 2014c), se mencionan otras campañas de
organizaciones de mujeres: “Sin mi puño y con mi letra” de la Red Nacional de
Mujeres” y #NoEsCasualidad de la Corporación Sisma Mujer.
8) Desde las Facultades de Comunicación Social – Periodismo en las diversas regiones
del país se debe ampliar este tipo de investigación para analizar qué está ocurriendo
con la prensa regional en el cubrimiento del feminicidio y la violencia de género. Lo
anterior podría dar lugar a un observatorio de medios de carácter nacional.
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de Planeación, Secretaría Distrital de la Mujer y Corporación Casa de la Mujer
Trabajadora.
17
Sobre esta campaña se presentó una ponencia de Guarín (2014b) en el XII Congreso de la Asociación
Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación. Lima-Perú, 6, 7 y 8 de agosto de 2014.
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126
ANEXOS18
18
Los Anexos 1 al 36 se entregaron en la memoria solicitada para la investigación porque la mayoría son
archivos exportados del Software Nvivo 10. En la versión impresa sí aparecen. En esta versión digital están
los anexos 37, 38, 39, 40 y 41.
127
ANEXO 37
TRANSCRIPCIÓN DE LAS ENTREVISTAS PRESENTADAS EN EL VÍDEO DE LA
INVESTIGACIÓN: “FEMINICIDIO EN LA PRENSA COLOMBIANA, DESENLACE
FATAL DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO”.
BOGOTÁ, 2014
128
TRANSCRIPCIÓN ENTREVISTAS DEL VÍDEO:
FEMINICIDIO EN LA PRENSA COLOMBIANA, DESENLACE FATAL DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
1:17,7 - 2:59,9 Isabel Agatón: Directora del Centro de Investigación en Justicia y Estudios
Críticos del Derecho (CIJUSTICIA).
"Por feminicidio se entiende el asesinato de las mujeres por el hecho de serlo, es decir por su
condición de género, producto de un continuum de violencias, y además la manifestación del
ejercicio del poder patriarcal sobre la vida, la intimidad, la autonomía de las mujeres, con el fin
además de ajusticiar a las mujeres que se han salido de los roles establecidos.
Julia Monárrez señala que el feminicidio es la manera de imponer control y poder sobre las
mujeres que se han salido de la raya, es decir que subvierten esos paradigmas y modelos de ser
mujer. Por ejemplo, aquellos hombres que asesinan a las esposas porque ellas han decidido, por
ejemplo divorciarse, o porque han emprendido una nueva relación, o porque han denunciado
hechos de violencia anterior.
Algo que es necesario considerar es que el feminicidio no es un hecho aislado, es siempre la
manifestación de un continuum de violencias, y generalmente es la punta del iceberg, es decir lo
visible de una historia de violencias que viven las mujeres en el país, y no solamente se presenta
por aquellas circunstancias dadas en las relaciones de pareja o ex-pareja, sino también nos
encontramos frente al feminicidio sexual, por ejemplo, que es aquel que se perpetra después de
haber violado, por ejemplo a la víctima, como el caso tradicional y doloroso, pues que recordamos,
de Rosa Elvira Cely".
4:51,0 - 6:27,8 Elizabeth Castillo: Abogada Consultora en Derechos Sexuales y Reproductivos.
"En el tema específico de población LGBT creo que no cabe el concepto de feminicidio, salvo que
estemos hablando de mujeres lesbianas, bisexuales o trans; cuando hablamos de gays no cabe el
concepto de feminicidio, porque es un concepto construido para sujetos, víctimas, que tienen una
construcción de género femenina. Creo que en el caso específico de población LGBT lo más
acertado sería hablar de crímenes de odio. Uno de los primeros planteamientos que hice con la
investigación de feminicidio apuntaba a involucrar a la población TRANS en el concepto de
feminicidio, y después de trabajarlo durante algunos meses tuve la maravillosa oportunidad de
conversar con Marcela Lagarde un muy buen rato, un par de horas en una ocasión y otro par de
horas en la otra, y a partir de mis conversaciones con ella me quedó claro que había que
diferenciar las dos formas de violencia, una cosa es el feminicidio, que es el que ocurre
específicamente sobre mujeres, no necesariamente biológicas, pueden ser mujeres que tienen una
identidad de género femenina, como las mujeres trans, pero es importante no confundir los tipos
penales y es importante mantener diferenciado lo que es un crimen de odio de lo que es un
feminicidio, y yo realmente creo que es mucho más favorable, en el sentido de que puede ser
129
mucho más fuerte la sanción, si la sanción se hace con la óptica de un crimen de odio y no si se
hace con la óptica de feminicidio".
10:05,1 - 10:57,6
Elvira Cely.
Gloria Inés Ramírez: Senadora de la República, Ponente Proyecto Rosa
"La tesis de homicidio agravado, que realmente es la misma pena que le ponemos al feminicidio,
invisibiliza la violencia contra las mujeres. Colombia es un país que tiene un alto patrón de
violencia, no solamente intrafamiliar, violencia psicológica, violencia por razones del conflicto, y lo
que hemos tenido ahoritica, por ejemplo, la violencia a las mujeres por su condición, en el
asesinato que es el feminicidio, pero también en lo que hemos visto, las acciones con ácido, que lo
que buscan es deteriorar el cuerpo de la mujer, dejar una huella imperecedera, eso es una
cuestión como de odio. Entonces lo que necesitamos es que los colombianos y colombianas
entendamos que no basta con holgarse las vestiduras y lamentar cada que hay un asesinato o un
feminicidio sino que hay que trabajar para que en la normatividad colombiana, de conjunto,
digamos "no más, acabemos estas prácticas", y que quien la haga sepa que tiene el repudo y el
rechazo de toda la sociedad en su conjunto.
4:19,2 - 4:51,0 Florance Thomas: Coordinadora Grupo Mujer y Sociedad, Columnista de El
Tiempo.
"Yo creo que el feminicidio todavía en Colombia es un concepto en construcción, es un concepto
nuevo"... "Es por tener un cuerpo sexuado, por haber nacido mujer, y por todo lo que representa
esto en una cultura patriarcal"... "Femicidio era justamente para diferenciar el asesinato de un
hombre y de una mujer, y Feminicidio, yo creo que connota además este crimen absoluto de
odio".
10:58,1 - 11:46,1
Rodrigo Sandoval: Comunicador Social. Activista LGBT.
"Yo creo que los periodistas tienen que entender la diferencia cuando se comete un homicidio que
podríamos llamar "normal" y un homicidio que se comete con intención de hacerle la mayor
cantidad de vejámenes a la víctima. Esto quiere decir que un genocidio, un feminicidio, una
muerte que tiene tortura, debe ser explorada de manera especial por los periodistas, creo que allí
hay una tarea importante de concientización y de educación a los periodistas que se van a dedicar,
sobre todo a las fuentes judiciales que son las que cubren asesinatos, para poder entender las
características en que fue asesinada una víctima y por qué algunas situaciones particulares hacen
que esa víctima sea revictimizada varias veces a través del proceso de su muerte.
12:54,2 - 13:29,0
Martha Lucía Sánchez: Secretaria Distrital de la Mujer - Bogotá.
"Al nombrar el feminicidio como lo que es, realmente un crimen contra las mujeres por el simple
hecho de serlo, estamos visibilizando que está sucediendo en la sociedad, que no es tan extraño
como parece. En Bogotá llevamos ya varios en este último año, que podemos calificar cerca del
50%, 60% de los homicidios que han sucedido contra mujeres como feminicidios, y que es muy
grave para la sociedad porque es la máxima expresión de violencia contra las mujeres".
130
3:20,1 - 3:57,5 Claudia Ramírez: Red Nacional de Mujeres - Mesa Nacional de Seguimiento a la
Ley 1257 de 2008.
"En muchos casos cuando una mujer es asesinada, se la asesina como una manera de demostrar
que su vida y su cuerpo pertenecen a un varón, es decir, estos asesinatos están relacionados con
una concepción cultural según la cual los cuerpos y las vidas de las mujeres no les pertenecen a las
mujeres sino a los hombres, que es lo que posteriormente se caracterizó como violencia contra las
mujeres, entonces, entendido en este contexto, un feminicidio es la modalidad más extrema de la
violencia contra la mujer".
6:27,8 - 7:00,8 Beatriz Quintero: Secretaría Técnica Red Nacional de Mujeres.
"Feminicidio es la muerte de mujeres por el hecho de ser mujeres, o sea que un accidente
peatonal donde hay peatonas mujeres muertas no sería un feminicidio, esa es la diferencia;
entonce es por el hecho de ser mujer que se plantea esto; y para poder relevar lo de las
estadísticas y poder después con esta información hacer trabajo político y mostrar esa
especificidad de muertes de mujeres por el hecho de ser mujeres"
13:48,1 - 14:38,9
Jineth Bedoya: Periodista y Activista Subeditora de El Tiempo.
"En Colombia ni siquiera ha sido un tema de interés para los medios de comunicación, de por sí, a
pesar de que el Código Penal tipifica el delito de feminicidio, nosotros no utilizamos el término. La
legislación colombiana ni siquiera usa el término ni el delito para castigar los crímenes cometidos
contra mujeres cuando se logra comprobar que su asesinato o su agresión fue cometido por el
simple hecho de ser mujer. Yo creo que aqui falta una política cultural dentro de los medios de
comunicación para que se entienda que el feminicidio sí ocurre en Colombia y que muchos de los
casos de asesinatos de mujeres que hemos tenido en la última década han sido feminicidios".
15:22,2 - 16:02,5
Rodrigo Sandoval: Comunicador Social. Activista LGBT.
"Yo creo que en general no hay una actitud especial de los medios para cubrir el feminicidio, no se
entiende el feminicidio como un crimen específico, sino que en algunas ocasiones muy especiales
y muy mediáticas, como por ejemplo la muerte de Rosa Elvira Cely, se hace un cubrimiento
especial cuando casi que la ciudadanía lo pide, pero no se investigan las causas de los homicidios,
no se va más allá de la cifra y del número de muertos, y creo que al hacer un poquito de
epidemiología del delito, los periodistas podrían encontrar noticias mucho más interesantes que
sólo el dato o sólo la cifra o sólo el nombre de la víctima".
20:21,8 - 21:56,0
El Tiempo.
Florance Thomas: Coordinadora Grupo Mujer y Sociedad, Columnista de
"Voy a hacer una defensa, de todas maneras, de los medios un poquito, porque creo que en estos
últimos cinco años diríamos, hay un progreso para de todas maneras develar violencias contra las
131
mujeres, evidentemente no como quisiéramos las feministas, o feministas, hombres y mujeres, es
decir no con los argumentos que quisiéramos, evidentemente. Yo creo que eso refleja justamente
algo muy interesante para las Facultades de Comunicación Social y de Periodismo; es decir,
Facultades de Comunicación Social y de Periodismo no tienen todavía nada en relación a género,
es decir, excepcionalmente... No tienen cátedras de Género, no tienen la posibilidad de
sensibilizarse con esto, entonces evidentemente se refleja en la prensa después. Sin embargo, yo
creo que hay un progreso, creo que hemos insistido tanto, creo que en relación a violencias contra
las mujeres hay progresos, ya saben lo que es el 25 de noviembre... pero efectivamente el
concepto de feminicidio es un concepto, se empezó de pronto con la historia emblemática de Rosa
Elvira Cely, porque desafortunamente toca que pasen cosas así para que las cosas avancen un
poquito en relación a la manera como se cuenta eso".
16:02,7 - 16:58,1
Fabiola Calvo: Coordinadora General de la Red Nacional de Periodistas
con Visión de Género.
"El Espectador y El Tiempo no escapan a lo que hacen todos los medios a nivel nacional y diría yo a
nivel internacional, porque éste es como un denominador común que tienen los medios, y es que
los medios no se han apropiado o no aplican la normativa nacional ni la normativa internacional,
eso tendría que ir acompañado de un proceso de formación en lo que tiene que ver con la manera
de informar. Cuando yo me refiero a normativa internacional me estoy refiriendo por ejemplo a la
Plataforma de Beijing, al apartado J, que hace referencia a la comunicación con enfoque de
género. Los medios ni la universidad se han preocupado realmente de dar estas herramientas y
estos elementos".
24:56,6 - 25:55,5
Reproductivos.
Elizabeth Castillo: Abogada Consultora en Derechos Sexuales y
"Creo que en el manejo del reporte noticioso, tanto si se trata de crímenes de odio como si se
trata de feminicidio, es muy importante que los medios de comunicación dejen de usar
justificantes, dejen de decir que fue por celos, porque ese tipo de información, esas justificantes lo
único que hacen es mantener en el inconsciente colectivo la idea de que existen unas razones por
las cuales se justifica matar a otra persona. Un ejemplo importante que podrían acoger es el que
empezó a utilizar España hace unos ocho años, siete años, y es que los medios de comunicación,
todos los crímenes cometidos contra mujeres en contexto de violencia intrafamiliar, cuando son
asesinadas por sus esposos o compañeros, o exesposos o excompañeros, se califican como
Violencia Machista, y siempre lo reportan de esa manera "un nuevo caso de Violencia Machista"...
Creo que eso envía un mensaje más claro que llamarlos crímenes pasionales, que es como
desafortunadamente siguen llamándose en Colombia".
18:41,2 - 19:42,6
Beatriz Quintero: Secretaría Técnica Red Nacional de Mujeres.
"Yo creo que ha habido un cambio indudablemente y ha habido una cultura política que los
periodistas han obtenido pero todavía no es suficiente, todavía se escapan conceptos como
"crímenes por amor", "la mató porque la quería mucho", que dan unos mensajes muy negativos.
132
Pues cómo así que un crimen de amor, cómo así que la mató porque la quería, y que justifican de
alguna manera esos feminicidios. Entonces todavía no es suficiente, indudablemente ya ha
cambiado, ya se ridiculiza menos ese tipo de cosas pero todavía no de manera suficiente, pero
esperamos que eso cambie un poco más y avancemos en ese concepto, y que se aproveche que
los medios de comunicación sean educadores y portadores de un cambio conceptual para que la
violencia contra las mujeres sea inaceptable".
19:43,1 - 19:54,6
Claudia Ramírez: Red Nacional de Mujeres - Mesa Nacional de
Seguimiento a la Ley 1257 de 2008.
"Cuando se presente una noticia sobre feminicidio es necesario que ésta se contextualice, que se
muestre cómo esto no es un caso aislado sino que son casos que ocurren permanentemente".
21:56,2 - 22:58,7
Jineth Bedoya: Periodista y Activista Subeditora de El Tiempo.
"Yo siempre he manifestado que el periodismo tiene una deuda histórica con las mujeres de este
país: primero por no visibilizar las violencias de las que son víctimas las mujeres, segundo por
desconocer delitos tan atroces como el feminicidio, tercero porque no hay una educación dentro
de los medios de comunicación para hacerle entender a sus periodistas cómo deben manejar el
tema de violencias contra las mujeres, y cuarto porque lamentablemente todos los casos
relacionados con violencias contra las mujeres los manejamos con un tinte amarillista, con un tinte
oportunista; pero sobre todo nosotros nos hemos dedicado es a centrarnos en las cifras, a
centrarnos en los casos escabrosos y no hemos hecho una radiografía realmente de por qué se
están generando las violencias contra las mujeres en el país y por qué en la última década esta
tendencia de violencia se ha ensañado con mayor barbarie contra las mujeres, sobre todo en
ciudades donde nosotros no damos a conocer los casos que ocurren y son casos realmente
alarmantes".
29:11,6 - 29:40,4
Elvira Cely.
Gloria Inés Ramírez: Senadora de la República, Ponente Proyecto Rosa
"Lo que le sugiero a la prensa colombiana es primero que estudie el proyecto de ley, segundo que
efectivamente estimule a la sensibilización de que estos hechos de barbarie no se repitan en el
país, en ninguna casa ni en la calle, y lo tercero que visibilicen, porque las mujeres colombianas no
estamos seguras en ninguna parte, se supone que el hogar era la parte más segura para las
mujeres y hoy gran parte de la violencia contra las mujeres se da es en el hogar y por personas y
seres conocidos".
28:22,7 - 28:22,8
Beatriz Quintero: Secretaría Técnica Red Nacional de Mujeres
"Comprometerse con las campañas donde se muestra que cualquier violencia contra la mujer es
inaceptable, no aceptarlo, no verlo como algo normal, no plantearlo como un crimen de amor,
sino siempre como algo que la sociedad no debe aceptar ni promover y al tiempo ayudar a educar
a otros hombres y mujeres para que esto no siga pasando. Lo fundamental es el compromiso con
una educación a la sociedad, que la noticia no sea una noticia amarillista en la que se quiera
133
mostrar toda la exageración, la sangre, sino al contrario cómo la noticia tiene que ser un medio de
educar a las personas".
26:37,9 - 26:38,0
Rodrigo Sandoval: Comunicador Social. Activista LGBT.
"Yo creo que los periodistas deben enfocarse en aprender de Epidemiología del Delito, esto quiere
decir aprender de las circunstancias en que sucedieron y cómo se desarrolló el delito, porque uno
puede ver una mujer trans asesinada y pensar que fue víctima por ejemplo de un robo, pero si uno
descubre que detrás de ese robo suceden una cantidad de cosas y que ese robo no fue un robo en
particular sino que estaba destinado a esa persona, que estaba buscado para esa persona, que
buscaba afectar a toda su comunidad, pues hay una historia mucho más interesante de contar que
simplemente que una mujer trans fue asesinada. Yo creo que allí hay una tarea que tiene que
hacer el Movimiento Social de Mujeres y el Movimiento Social LGBT en educar a los periodistas, en
educar a los directores de los medios, creo que también tiene que haber un poco de
responsabilidad social de los medios en la forma en la que abordan estos crímenes, pero
fundamentalmente hay que aprender a ver un poco más allá de la noticia en pequeño y verla
como un acontecimiento que puede afectar mucho más que algo particular".
30:28,3 - 30:55,8
El Tiempo.
Florance Thomas: Coordinadora Grupo Mujer y Sociedad, Columnista de
"Por favor Lenguaje Incluyente. A mi me enfurece cuando veo títulos en la prensa que dicen
"Aumento de la Violencia Sexual con Adolescentes", algo así, inclusive dicen a veces "con niños",
uno lee el artículo y evidentemente son las niñas las que son violadas, también hay algunos niños
pero porque no lo dicen: "algunos niños y muchas niñas".
27:51,9 - 28:22,8
Claudia Ramírez: Red Nacional de Mujeres - Mesa Nacional de
Seguimiento a la Ley 1257 de 2008.
"Hay un tema frente al cual ya hay muchos avances desde los medios de comunicación, desde el
mismo trabajo de los periodistas y de las periodistas, que es el manejo de un lenguaje no sexista,
digamos también, desde el lenguaje, desde la forma como se transmite al información, se puede
aportar o a incentivar la violencia contra las mujeres o a cambiar estereotipos culturales frente a la
violencia contra las mujeres".
30:56,1 - 33:32,8
Fabiola Calvo: Coordinadora General de la Red Nacional de Periodistas
con Visión de Género. Directora del programa de TV "Ni Reinas ni Cenicientas" de Canal Capital.
"¿Por qué no buscamos como fuentes a personas especializadas en estos temas?, ¿será que los
periodistas y los medios tienen en su agenda esa lista de organizaciones, esa lista de mujeres, esa
lista de personas especializadas en enfoque de género, en conocimiento sobre feminicidio, en
conocimiento de la normativa y los derechos de las mujeres? Yo creo que todo eso tiene que
tenerlo en cuenta la universidad que está formando a futuros periodistas y a futuros
comunicadores y comunicadoras, y los medios de comunicación pues también tienen que ponerse
al día.
134
Yo me preguntaría si quienes hacen estos cubrimientos conocen de una manera detallada la Ley
1257 del 2008, si conocen eso que acabo de mencionar, que es la Plataforma de Beijing, si
conocen todos esos convenios, protocolos internacionales que ha firmado Colombia y que por el
hecho de haberlos firmado hacen parte del paquete constitucional. Por lo tanto,tanto el Estado,
gobierno, sociedad en la que se encuentran inmersos los medios de comunicación, están obligados
a su cumplimiento, entonces conocer esa normativa es una urgencia, y no solamente conocerla, a
mí me parece que los medios de comunicación necesitan hacer pedagogía. Hacer pedagogía es
hacer de una manera mucho más digerible la información, no simplemente es el amarillismo de un
titular o de la información, tipos de fotografías que muestran a las mujeres victimizadas; yo creo
que quien hace eso tendría que preguntarse: ¿a mí me gustaría aparecer con el rostro desfigurado
en un medio de comunicación?, entonces no se puede revictimizar, hay que darle un tratamiento
adecuado al titular, al lead, a la fotografía, a las fuentes y además cuando digo conocimiento de la
normativa y hacer pedagogía es porque a las mujeres hay que darles, y en general a la sociedad,
hay que darles a conocer la ruta para ellas poder enfrentar situaciones de violencias en casos
determinados, y eso es parte del trabajo, diría lo que es la función social que deben cumplir los
medios de comunicación".
33:32,8 - 34:40,5
Claudia Ramírez: Red Nacional de Mujeres - Mesa Nacional de
Seguimiento a la Ley 1257 de 2008.
"Desde el punto de vista de conocimiento de normatividad internacional es importante porque
primero hay avances tanto en conceptualización de la violencia contra las mujeres, por ejemplo en
la Convención de Belém Dó Pará o en la Convención CEDAW, la de Belém Dó Pará es una
convención del ámbito interamericano y la Convención CEDAW, que es la convención contra todas
las formas de discriminación contra las mujeres, es del ámbito de los Derechos Humanos a nivel
internacional, es una convención de la ONU, en ambas se hace toda una caracterización que es
muy importante para el ámbito periodístico como para tener ubicada la problemática por un lado,
pero también se establecen medidas específicas que los Estados deben implementar a través de
los medios de comunicación y a través de sus ministerios de comunicaciones y de las
dependencias que tengan que ver con el sector de las comunicaciones en general; entonces,
también es importante que los periodistas y las periodistas conozcan que estas normas
internacionales han sido adoptadas por el Estado colombiano y en esa medida son de obligatorio
cumplimiento".
36:14,7 - 39:04,6
Elvira Cely.
Gloria Inés Ramírez: Senadora de la República, Ponente Proyecto Rosa
"Este proyecto tiene una importancia muy significativa para las mujeres y para la sociedad
colombiana porque se trata de tipificar el feminicidio como un delito autónomo, es decir, que
aquellos asesinatos de mujeres por su condición de mujer sean tipificados como delitos
autónomos que permitan la debida diligencia y que los jueces de la República no tengan que
ponerse a hacer interpretaciones sino que podamos decir este es un feminicidio porque se ha
dado a una mujer por su condición de ser mujer".
135
"En honor a Rosa Elvira y a todas esas miles de mujeres que han sido asesinadas por su condición
de ser mujer hemos titulado este proyecto de Ley como la Ley Rosa Elvira Cely".
"Ustedes saben que este es un proyecto que está trabajado primero con toda la Comisión de
Equidad para la Mujer, es un proyecto que tiene consensos, es un proyecto que está también
avalado por todas las organizaciones de mujeres, de la sociedad civil, pero sobre todo es un
proyecto que requiere que Colombia lo vuelva Ley de la República porque Colombia es el segundo
país en Latinoamérica en términos de feminicidio, es decir, donde más asesinatos se cometen
contra las mujeres por su condición de ser mujer. Este proyecto de Ley tiene dos elementos muy
importantes, y es que además de plantear la tipificación del delito, además de ello agrava las
penas cuando éste es cometido por un miembro de la fuerza pública, en una mujer embarazada,
en una mujer menor de edad, o en una mujer de la tercera edad, pero también cuando es
cometido por una persona que ha tenido relaciones afectivas con la víctima". "Y mandata dos
hechos, no solamente la parte punitiva, la parte de sanción, la parte prohibitiva de la Ley sino
también dos de prevención: una que es el mandato a que inmediatamente se vuelva Ley de la
República, el Ministerio de Educación Nacional tendrá que poner en todos los niveles de la
educación una Cátedra de Igualdad de Género para que los chicos y las chicas de este país tengan
claro cómo es que nos relacionamos de igual a igual y no subordinadamente, y de esta manera
desestimulemos lo que significa la violencia contra la mujer; y de igual manera otro mandato para
los operadores judiciales: cuando una mujer va a la justicia, cuando las familias van a denunciar la
violación o el feminicidio se encuentran con que son revictimizadas, entonces mandatamos para
que a partir de la Ley todos los operadores de justicia para poder ser posesionados tienen que
acreditar también un estudio en Igualdad de Género y Derechos Humanos. Yo pienso que con
estas dos medidas adicionales vamos a ir transformando el imaginario colectivo de respeto hacia
la mujer para que sea trabajada como sujeto de derechos y nunca más volvamos a tener que
lamentar estos crímenes tan violentos, estos asesinatos que nos vulneran en nuestra dignidad de
ser humano".
39:35,3 - 40:26,2
Martha Lucía Sánchez: Secretaria Distrital de la Mujer - Bogotá.
"Para todo el país y para las mujeres del país nos permitiría cuantificar, o sea tipificar se permite
visibilizar la cantidad de feminicidios, entonces se busca tipificar el feminicidio como un delito
autónomo, eso nos permitiría cuantificarlo, analizarlo mucho más, que el Estado se responsabilice
para el acompañamiento de los familiares de las víctimas, en el caso de Rosa Elvira Cely es porque
un abogado famoso buscó ser el representante, que fue el mismo abogado que representó ahora
a Natalia, la víctima de agentes químicos, y se tendría que activar muchísimo más la ruta, es muy
importante porque nosotras si consideramos que nos permitiría precisamente avanzar en
disminuir los índices de impunidad frente a este tipo de hechos".
42:28,5 - 45:17,8
Isabel Agatón: Directora del Centro de Investigación en Justicia y Estudios
Críticos del Derecho (CIJUSTICIA).
"CIJUSTICIA es una organización que surgió hace tres años, en marzo del 2011, y su primera acción
comprometida absolutamente con la eliminación de las violencias contra las mujeres fue la
136
radicación del Proyecto Rosa Elvira Cely contra el feminicidio. La Justicia de Género es un punto de
partida para comprender todas las violencias contra las mujeres y específicamente el feminicidio,
¿por qué?, porque se trata de nutrir al derecho penal, en este caso, de una mirada de la que ha
estado ausente, es decir se trata de nutrirlo de lo que las feministas críticas dirían el punto de vista
femenino".
"El Derecho es patriarcal, el derecho ha sido hecho por hombres y para hombres, y ha, por
ejemplo, legitimado conductas tales como que si una mujer era violada en concurso por varios
agresores y contraría matrimonio con uno de ellos se perdonaba la acción para todos ellos. El
Derecho Penal, por ejemplo, consintió con el asesinato de las mujeres por su esposo en el Código
Penal de 1936, de manera que si él encontraba a la esposa teniendo una relación sexual con otro,
él estaba legitimado para darle muerte y no había ni pena ni sanción; y hay múltiples ejemplos en
el Derecho Penal, en el Derecho Civil, en muchos ordenamientos del Derecho que dan cuenta de
esa complicidad del Derecho con la subordinación de las mujeres y con el fortalecimiento del
poder patriarcal de los varones".
"De manera que la Justicia de Género implica ver el Derecho desde el punto de vista femenino, y
esto qué quiere decir: incorporar las necesidades y los intereses de las mujeres en las normas pero
también en la institucionalidad, pero también, y algo muy importante, a lo que se dedica también
la obra Justicia de Género un asunto necesario es a reconocer los prejuicios y los estereotipos en
las autoridades que tienen competencias en las violencias de género; nos hemos encontrado
desafortunadamente en el litigio, en la docencia y en la academia, con fiscales, jueces, operadores
jurídicos que justifican que una mujer haya sido violada porque estaba usando minifalda o porque
estaba transitando a horas que a las mujeres no se les permite, o porque simplemente no
obedecieron esos canones, esas órdenes patriarcales al interior de la familia".
46:18,6 - 48:02,4
Claudia Ramírez: Red Nacional de Mujeres - Mesa Nacional de
Seguimiento a la Ley 1257 de 2008.
¿Por qué no se incluyó el término feminicidio en la Ley 1257 de 2008?
"No se incorporó el concepto porque, ahí hay un poco de historia, esta fue la primera vez que las
mujeres en el Congreso actuaron de manera común como bancada para impulsar una Ley,
independientemente de su filiación política, y lo que consideraron las mujeres en el Congreso,
porque digamos desde las organizaciones de mujeres sí preveimos que se incluyera en la Ley el
feminicidio, pero lo que consideraron estas mujeres desde un punto de vista más práctico, más
pragmático y más político, era que si se incluía el término feminicidio iba a haber una oposición en
el Congreso a incluir esta figura, pero que si se describía sin mencionar el término era más fácil
que se aceptara por parte de la mayoría de los congresistas, y así fue, quedó porque no se incluyó
con el nombre feminicidio, no era digamos el momento político adecuado para avanzar en ese
sentido".
"De ser aprobada la iniciativa de Ley sobre el feminicidio, desaparece este agravante que está
previsto en la Ley 1257, pero no cambia específicamente la Ley sino lo que cambia es el Código
137
Penal porque este proyecto de Ley lo que hace es crear un tipo autónomo que se llama
feminicidio, lo que hay en la Ley 1257 en este momento no es un tipo autónomo sino una
agravación de la pena que ya existe que se llama homicidio; entonces cambia el código, se crea un
nuevo delito autónomo que se llama feminicidio"
48:03,8 - 48:51,8
Claudia Ramírez: Red Nacional de Mujeres - Mesa Nacional de
Seguimiento a la Ley 1257 de 2008.
Retos de la Ley 1257 de 2008.
"En general es que se cumpla, pero nos hemos quedado mucho en que se formuló la Ley, se
formulan los decretos, pero no hay tantos avances en la realidad en la vida de las mujeres".
"Por último, uno de los retos más importantes es que no se ha logrado que la institucionalidad
pública comprenda que la atención a la violencia contra las mujeres debe ser una atención
integral, a qué me refiero: a que el sector justicia obra por su parte, el sector salud actúa por su
parte, el sector comunicaciones actúa por su parte, el sector educación por su parte, y la mujer
víctima de violencia entonces tiene que iniciar una acción aquí, otra acción allá, otra acción allá, de
todo lo que está previsto en la Ley".
49:35,7 - 50:46,0
Beatriz Quintero: Secretaría Técnica Red Nacional de Mujeres.
"La Campaña de la Red Nacional de Mujeres es "Sin mi puño y con mi letra" que es una campaña
dedicada fundamentalmente a los hombres para comprometerlos a ellos con la no violencia
contra las mujeres. En general las campañas de violencia contra las mujeres se hacen es a las
mujeres mismas y lo que hemos visto es que es importante educar a los hombres para que ellos se
comprometan y no validen la violencia de sus colegas y compañeros, porque vemos que hay
hombres que dicen yo nunca la he golpeado, no golpeó a las mujeres, pero no rechazan que sus
colegas y compañeros, toman cerveza con los golpeadores, entonces es generar compromiso de
ellos para comprometerse a no violentar ellos las mujeres y exigirle a sus amigos que tampoco lo
hagan, entonces esa es la campaña que hemos intentado, que hemos hecho, es una campaña en la
que el hombre firma un pacto que hemos llamado un pacto masculino en el que se compromete a
no violentar a las mujeres y a buscar que sus amigos tampoco lo hagan".
50:46,0 - 52:26,9
Claudia Mejía: Directora Corporación Sisma Mujer.
"Si lograsemos como país erradicar las violencias contra las mujeres estaríamos pensando en que
el equivalente a ese 4% del PIB pudiéramos invertirlo, por ejemplo, en solucionar el problema que
existe hoy en día en educación superior en el país; por ejemplo, se podría garantizar que la deuda
que el país tiene con los 6 millones de víctimas pudiera pagarse en 3años, en 3 años si lográsemos
erradicar las violencias contra las mujeres. Seguramente ustedes saben que el costo de la guerra
en Colombia es del 3,5% del PIB, es decir estamos hablando de que inclusive un país que gasta lo
que gasta en esta guerra que tiene que terminarse y que nunca hemos estado tan cerca, si la
decisión de los colombianos y de las colombianas es efectivamente preservar esa ganancia que se
ha hecho, si en esa paz se lograsen medidas tanto para poder enfrentar los costos que genera la
138
guerra en este país... Si en esos acuerdos se incluye, se garantiza, y en el proceso posterior de
manera particular, las medidas que erradiquen la violencia contra las mujeres, estaríamos
hablando de la inversión de una suma supremamente alta en el país para más democracia, para
más derechos, para más desarrollo en el país".
55:20,3 - 56:16,5
Rodrigo Sandoval: Comunicador Social. Activista LGBT.
"Por supuesto, nuestro trabajo en la Cámara de Representantes, a pesar de que debe ser un
trabajo enfocado en temas de Bogotá, porque Angélica fue elegida como Representante a la
Cámara por Bogotá, nosotros hemos englobado nuestro trabajo en algo que llamamos la inclusión
social, y allí por supuesto están los temas de violencia contra la mujer, violencia contra las
personas LGBT, y el fin de los prejuicios para las personas LGBT. Vamos a hacer un trabajo para
mejorar la disposición de la Policía, trabajar en contra de la violencia contra las personas LGBT y
contra las mujeres; vamos a hacer un trabajo muy de cerca de seguimiento a los temas de
violencia intrafamiliar que son tan preocupantes en Bogotá, vamos a trabajar en cómo buscar
herramientas para tener escuelas libres de violencias y escuelas libres de homofobia, en eso
tenemos un compromiso muy fuerte con los votantes de Angélica".
58:14,2 - 59:19,7
Jineth Bedoya: Periodista y Activista Subeditora de El Tiempo.
"Yo creo que el hecho de ser una periodista editora que fue víctima, que es sobreviviente y que
maneja el tema por razones obvias, por ser víctima, eso llevó a que empezáramos un proceso al
interior del periódico hace unos cuatro años, más o menos, y ese proceso llevó a que en los
últimos dos años se trazara una línea editorial frente al tema de violencias contra las mujeres, esa
línea editorial es en el manejo del lenguaje, es en la visibilización de las violencias contra las
mujeres, y es en apoyar la campaña que yo creé hace cinco años, que se llama "No Es Hora de
Callar" y que es la invitación que hacemos a todas las mujeres para que denuncien cualquier acto
de violencia del que sean víctimas, pero sobre todo para que invitemos a los hombres a que
entiendan a que hacen parte de la solución de estas violencias. Y esa alianza con el periódico y esa
iniciativa del periódico pues nos ha llevado a que la campaña hoy se conozca a nivel internacional
y a que podamos empoderar a muchas mujeres a través de lo que hacemos en el periódico".
139
ANEXO 38
PONENCIA PRESENTADA A CONSIDERACIÓN DEL JURADO PARA EL XV
ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE FACULTADES DE
COMUNICACIÓN SOCIAL
MEDELLÍN-COLOMBIA, OCTUBRE DE 2015
140
Función reproductiva o contracomunicativa en el discurso periodístico de
“El Tiempo” y “El Espectador” a propósito de la noticia sobre la presunta violación
de una joven en el Restaurante “Andrés Carne de Res”
Autora: Martha Yaneth Guarín19
La violencia sexual20 en nuestro país se ha convertido en un referente constante para el
cubrimiento periodístico; sin embargo, un alto porcentaje de las noticias sobre esta
problemática social se centra ante todo en los datos estadísticos de mujeres víctimas de
violación:En el Informe ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad, se
reportaron 1.431 casos de violencia sexual entre 1985 y 2012 (GMH, 2013, p. 305);“de
acuerdo con el Ministerio de Salud, en Colombia sólo uno de 20 casos de violencia sexual
es denunciado. Cada hora, cerca de nueve mujeres sufren agresiones sexuales en el país, en
su mayoría niñas y adolescentes menores de 18 años” (Valenzuela, 2013, p. 8);según Sisma
Mujer, “en el año 2012 se reportaron 1.508 casos de violencia sexual contra las mujeres
cada mes, 50 cada día y dos cada hora. En 2012 las mujeres fueron víctimas de un 84,2%
de los casos de violencia sexual, frente a un 15,8% en los hombres” (Ruíz, 2013, pp. 4, 67).
A esto se suma la impunidad de la justicia frente a este delito: “La gran y lamentable
conclusión después de cinco años de la expedición del Auto 092 de 2008 de la Corte
Constitucional que ordenó investigar los crímenes sexuales cometidos dentro del conflicto
armado es que la impunidad es casi total para estos delitos, que han golpeado durante
décadas a las mujeres del país de manera habitual, extendida, sistemática e invisible en el
contexto del conflicto armado colombiano” (Herrera, 2013, pp. 6-7). En cuanto a la
respuesta del Estado colombiano frente a la violencia sexual perpetrada encontextos de
conflicto armado, la Mesa de Trabajo Mujer y Conflicto Armado, en su XII Informe sobre
violencia sociopolítica contra mujeres,jóvenes y niñas en Colombiaconcluye que:
19
Docente Investigadora de la Facultad de Comunicación, Información y Lenguaje - Fundación Universitaria
UNINPAHU.
20
La violencia sexual “es una grave violación a los derechos humanos, una grave infracción al derecho
internacional humanitario…” (Organizaciones de Mujeres y de Derechos Humanos, 2012, p. 3).
141
“Pese a que la respuesta del Estado colombiano para garantizar el goce efectivode los
derechos de las mujeres, jóvenes y niñas víctimas de violencia sexual enel marco del
conflicto armado ha tenido un importante fortalecimiento en losúltimos años, a través de la
expedición de leyes, normas internas de algunasentidades, documentos de política pública y
piezas jurisprudenciales, la Mesaencuentra que la evaluación de su cumplimiento sigue
siendo desalentadoraya que sus medidas no se materializan en la práctica, y siguen
planteando retosestructurales e institucionales permanentes en su implementación. Esto
sedemuestra por la casi total impunidad evidenciada en relación con la investigación,el
enjuiciamiento y la sanción de los autores de estos hechos, así comopor la continuidad de
su ocurrencia masiva, sistemática y generalizada en todoel territorio nacional” (2015, p.
114).
Son pocas las ocasiones en las cuales se consigue visibilizar este tipo de hechos más allá de
las cifras, mostrando el rostro humano de la noticia. Hubo un caso a finales del año 2013
que probablemente está aún inscrito en la memoria colectiva: el del propietario del
conocido restaurante “Andrés Carne de Res” quien se volvió noticia por sus desafortunadas
palabras en relación a una joven, presuntamente violada en su establecimiento:
“Estudiemos qué pasa con una niña de 20 años que llega con sus amigas, que es
dejada por su padre a la buena de Dios. Llega vestida con un sobretodo y debajo tiene una
minifalda, pues a qué está jugando. Para que ella después de excomulgar pecados con
el padre diga que la violaron” (El Espectador, 12 de noviembre de 2013).
De manera paradójica, no fue la víctima sino el comentario de Andrés Jaramillo sobre su
vestuario, lo que se volvió protagónico: la minifalda, cual “florero de Llorente”tuvo
centralidad en dicho cubrimiento periodístico, en el que se pudo observar un seguimiento a
través de diversos géneros como la noticia, la caricatura, la tira cómica, la columna de
opinión, la crónica, el reportaje y la entrevista: más de 20 piezas periodísticas de los
periódicos El Espectador y El Tiempo estuvieron vinculadas con este caso, entre noviembre
y diciembre de 2013. Se presentaron diversas reacciones, la mayoría de ellas inscritas en un
discurso “políticamente correcto” pero en buena medida reproductor de una cultura
machista, en la cual se banaliza lo que en su momento fue una presunta violación, para
ubicarlo en el ámbito de “una palabras erradas” e incluso presentando cuestionamientos
142
sobre la trascendencia que debería ser otorgada a un hecho ocurrido en un estrato 6 frente a
feminicidios en Bosa, localidad 7, estrato 2:
“Decía que el primer caso ocurrió en uno de esos 380 barrios que tiene Bosa. La misma
localidad donde a principios de año fue violada, asesinada, quemada y desmembrada la
niña Karen Yackeline Sepúlveda, de 13 años. ¿La recuerdan? Y esta misma semana, en la
localidad de Kennedy, violaron y apuñalaron 30 veces a otra mujer. ¿Alguien lo recuerda?
No. Pero todos recordamos el debate de la minifalda. Y hoy habrá un plantón de mujeres en
minifalda. Indignadas, seguramente… Lo urgente, ya se sabe, no da tiempo para lo
importante. Y lo mediático no da tiempo a la reflexión. En este caso, la razón es odiosa
pero simple: En Chía, un señor de estrato 6 habló de la minifalda como algo pecaminoso;
en Bosa, nadie se acuerda de sus muertos” (Cortés, 2013, p. 27).
Suscitan atención los diversos sofismas de distracción, a veces ocultos estratégicamente y
en otras ocasiones manifiestos: la violencia contra las mujeres no afecta exclusivamente a
un estrato socioeconómico, etnia, región; la violencia de género no sólo es global, es
transversal, razón por la cual la reflexión que aparece en la columna de opinión “El estrato
de la minifalda” de Ernesto Cortés en el periódico El Tiempo, termina haciendo un
ejercicio de reproducción de una cultura patriarcal que utiliza el lenguaje, incluso cuando
aparentemente lo hace de una manera crítica, como un mecanismo más de sujeción de las
mujeres frente a la dominación masculina:
“La dominación masculina, que convierte a las mujeres en objetos simbólicos, cuyo ser
(esse) es un ser percibido (percipi), tiene el efecto de colocarlas en un estado permanente de
inseguridad corporal, o mejor dicho, de dependencia simbólica. Existen fundamentalmente
por y para la mirada de los demás, es decir, en cuanto que objetos acogedores, atractivos,
disponibles. Se espera de ellas que sean “femeninas”, es decir, sonrientes, simpáticas,
atentas, sumisas, discretas, contenidas, por no decir difuminadas. Y la supuesta “feminidad”
sólo es a menudo una forma de complacencia respecto a las expectativas masculinas, reales
o supuestas, especialmente en materia de incremento del ego” (Bourdieu, 2000, p. 86).
También es importante, como parte de esta mirada sobre la construcción del discurso
periodístico, analizar las fotos, los íconos, los símbolos empleados para ilustrar las piezas
periodísticas. Frente a ello, fue publicada una crónica (El Espectador, 18 de noviembre de
2013, p. 8), donde aparecen ilustraciones sobre la minifalda, que bien podrían vincularse
143
con una revista de moda, a diferencia de las fotos sobre la manifestación que hicieron varias
mujeres al frente del Restaurante “Andrés Carne de Res”, donde el hecho de llevar
minifalda adquirió una connotación distinta: no de moda sino con un carácter subversivo,
desafiante, no sólo frente a las declaraciones de Andrés sino frente a un imaginario
reproducido socio-culturalmente: el de la mujer como un objeto sexual
¿Es la minifalda lo que ubica a la mujer como objeto sexual?, desde luego que no, y allí se
confunde en la reproducción del discurso periodístico algo que tienen mucho más claro las
activistas, las feministas y algunos hombres: es el hecho de ser mujeres lo que
inmediatamente genera dicha cosificación. Por ello, los códigos empleados para elaborar
este tipo de mensajes deben apostarle a generar fisuras, rupturas frente a las estructuras
tradicionales en la mediación que ejercen los medios de comunicación sobre este tipo de
información, particularmente delicada, que reta constantemente a quienes ejercen el
periodismo a tener una actitud ética frente a su profesión.
De igual manera es necesario destacar que en algunas de las piezas periodísticas se
evidencia una búsqueda de códigos verbales y no verbales críticos y cuestionadores frente a
una sociedad machista, ante todo se puede observar en algunas columnas de opinión,
caricaturas y tiras cómicas de El Espectador, y en menor medida en algunas noticias de El
Tiempo. La entrevista también es empleada en dicha perspectiva contrahegemónica, como
por ejemplo la siguiente respuesta de Olga Amparo Sánchez, directora de la Casa de la
Mujer:
“Frase por frase, esa declaración que tiene la característica de que fue espontánea y por eso
es más reveladora, es demostrativa de cómo muchos individuos justifican las violaciones
sexuales a las mujeres. En el mismo orden en que usted las menciona, le preguntaría al
dueño del restaurante: 1. Si una mujer no puede, en ejercicio de su libertad, llegar sola con
sus amigas a disfrutar una noche en un sitio público o si su padre tiene que tutelarla de por
vida para que no sea objeto de violación. 2. Si por ser mujer está restringida su libertad para
ir a sitios de rumba. 3. Si él circunscribe el acceso de las mujeres, para que no sean
agredidas, a un sitio de su restaurante, una especie de gueto femenino. 4. Cuáles son, para
él, los “contactos exagerados de piel” y si los juzga con la misma medida con el
protagonista hombre. 5. Si cuando él baila con una mujer “en forma bastante lanzada”, cree
que ella le está dando acceso sexual ilimitado. 6 y 7. Si en idénticas circunstancias juzgaría
144
de la misma manera que juzgó a la denunciante, a sus hermanas, esposa, hijas y amigas”
(Orozco, 2013, p. 8, 10).
¿Qué es entonces lo mediático?:¿vender la noticia sobre el escándalo ocasionado a raíz de
las palabras del propietario de un restaurante en Chía (Cundinamarca), alguien que
verbalizó lo que aún muchas personas piensan en nuestra sociedad?, si se trata de esto,
claramente estaríamos en lo que Manuel Martín Serrano señala en su libro “La Mediación
Social” como el empleo reproductivo de la comunicación21; o la apuesta es ¿deconstruir
estructuras patriarcales a través de un discurso periodístico que subvierta un orden machista
a través de un objeto: la minifalda, o cualquier prenda de vestir, incluso la ausencia de ésta,
sin que ello justifique la violencia sexual. Si la mediación se ubica en este último caso la
prensa estaría encaminada hacia lo que Martín Serrano define como la función
contracomunicativa de la información22.
Frente a este tipo de acontecimientos otra necesaria mediación es dar la vocería a las
víctimas, no para revictimizarlas sino para que a través de su testimonio, den su punto de
vista, hagan ese necesario tránsito a sujetos de derecho. Parte de dicho empoderamiento de
las víctimas de violencia sexual radica en no ocultar lo que les pasó, menos aún
avergonzarse, cuando obviamente la vergüenza y el arrepentimiento debe darse por parte de
los victimarios. Sin embargo, en este caso de la “minifalda”, así como en muchos otros, las
reacciones verbales de las víctimas no aparecen en el discurso periodístico, y frente a dicha
carencia de información, nada más y nada menos de quien fue presuntamente abusada
sexualmente, lo que aparece detrás de las indagaciones periodísticas es: “De acuerdo con
fuentes de la Fiscalía, se pudo conocer que, además, la joven en sus denuncias ante la Sijín
y la Fiscalía afirmaba no acordarse de nada porque estaba ‘enlagunada’. Medicina Legal ya
había advertido que ella, en la madrugada del 2 de noviembre, tenía una embriaguez de tres
grados. es decir, muy alta” (El Espectador, 5 de diciembre de 2013, p. 9), lo cual
21
“La reproducción es una forma de comunicación que trata de ocultar la existencia de un emisor que controla
la información, mediante mensajes que utilizan los objetos para ilustrar códigos redundantes, cuya función es
influir sobre las representaciones, las actitudes y los comportamientos del receptor frente a la realidad y los
modelos de la realidad” (Martín Serrano, 2008, p. 133).
22
En el uso contracomunicativo se presenta entre el mensaje y el código una “función innovadora. La
organización del mensaje rompe las “subrutinas” que, aplicadas a los datos de la realidad, transforman la
información en una mera convención. En la relación entre el mensaje y el receptor se muestra una función de
provocación de la disonancia. El mensaje es un impacto provocativo que desorganiza los esquemas
convencionales que el receptor acepta para interpretar la realidad. Es disonante frente a los estereotipos que
usa el receptor para analizar la comunicación” (Martín Serrano, 2008, p.137).
145
obviamente es revictimizar, en otras palabras: “no sólo se atreve a usar minifalda debajo de
un sobretodo sino que además se emborracha, se enlaguna, y no se acuerda de lo que pasó”.
La gran ausente de este relato periodístico es quien debiera protagonizarlo, y dicha ausencia
deja muchas inquietudes, incluso sobre el proceso judicial que terminó exonerando de
cualquier responsabilidad al supuesto victimario.
En relación a todo lo anterior: ¿qué recordamos de ese caso mediático?: lo que dijo Andrés
a propósito del uso de la minifalda, la manifestación de las mujeres en minifalda frente al
restaurante “Andrés Carne de Res”, la manera como se retractó y pidió disculpas por sus
equívocas palabras?, finalmente ¿qué tantas personas recuerdan que detrás de todo esto lo
que se presentó fue una presunta violación de una joven? Frente a esto tiene que surgir una
inquietud aún más profunda ¿por qué recordamos lo que recordamos?, y en ese ejercicio de
recordación cómo influye la mediación social23 ejercida por la prensa colombiana.
Este caso, se volvió emblemático en la investigación El feminicidio en la prensa
colombiana, desenlace fatal de la violencia de género: análisis crítico del discurso en los
periódicos El Tiempo y El Espectador de julio 1 de 2013 a enero 15 de 201424porque
permite dar cuenta de un concepto fundamental para la comprensión del feminicidio, que
éste responde a un continuum de violencias ejercidas contras las mujeres, no es gratuito que
expertas en el tema como Marcela Lagarde hagan alusión a la violencia feminicicida:
“La investigación sobre el feminicidio partió de reconocer que en México, como en el
mundo y en grados diversos, todas las mujeres vivimos formas de violencia de género en el
curso de nuestras vidas, y muchas mujeres vivimos además, violencia de clase, racista,
religiosa, judicial, jurídica, política o cultural. Es evidente la simultaneidad y el cruce de
diversas formas de violencia ligadas a diversas formas de opresión social. Todas las
mujeres vivimos formas de violación de nuestros derechos humanos derivadas de la
subalternidad social y la subordinación política de género que nos abarcan como género, la
23
Younis(2011), se refiere a como “el propio Manuel Martín Serrano relata en La Mediación Social dos
utopías: una sociología utópica es una sociología cada vez menos al uso frente a esa otra sociología devaluada
éticamente, al servicio del poder. Y una sociología que desata mordazas de silencio para “ver” la realidad
social y presentarla desde el encuentro entre teoría sociológica y necesidad de transformación social, es una
sociología de la utopía, de oposición a cualquier sistema de opresión e injusticia; de denuncia y de ir al tajo de
la partitura que tocan los discursos contrautópicos de los posmodernos que mantienen que las visiones de la
realidad son igualmente verdaderas” (p. 196).
24
Investigación realizada por Martha Yaneth Guarín, docente investigadora de la Facultad de Comunicación,
Información y Lenguaje de la Fundación Universitaria UNINPAHU.
146
violencia es una de ellas. Consideramos que es en ese marco en el que debe ser explicado el
feminicidio” (Lagarde, p. 223).
Cabe destacar que en las noticias seleccionadas de los periódicos El Tiempo y El
Espectador, durante un período de seis meses y medio, los feminicidios estuvieron casi
siempre acompañados de violencia sexual. Al respecto Julia Monárrez, hace alusión en su
libro Trama de una injusticia Feminicidio Sexual Sistémico en Ciudad Juárez al asesinato
de mujeres como algo habitual en el patriarcado:
“… Sin embargo, el siglo XX ha sido conocido por una nueva forma de crimen en contra de
las mujeres, el cual incluye tortura, mutilación, violación y asesinato de mujeres y niñas. La
frecuencia y recrudecimiento de los actos ha llevado a Caputi a denominar nuestra época
como la “era del crimen sexual”. Esta época comienza con “Jack el Destripador” el hasta
hoy desconocido asesino de Londres que, en 1888 asesinó y mutiló a cinco prostitutas
(1989: 445). A través de él y sus crímenes se ha establecido la tradición de los asesinatos y
los asesinos sexuales cuya función es “aterrorizar a las mujeres e inspirar y empoderar a los
hombres” (1990: 3-4; 1989: 445)” (Monárrez, 2012, p. 47).
Además,llama la atención este hecho de presunta violencia sexual en el restaurante “Andrés
Carne de Res” porque se interrelaciona a través de las palabras de Jaramillo con otra forma
de violencia de género, a la cual, en medio de la violencia física y sexual, no se le presta
mucha atención: la violencia simbólica: “violencia amortiguada, insensible, e invisible para
sus propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de los caminos puramente
simbólicos de la comunicación y del conocimiento…” (Bourdieu, 2000, p. 12).
De esta manera, Pierre Bourdieu, plantea que:
“.. en los hombres mejor intencionados (la violencia simbólica, como sabemos, no opera en
el orden de las intenciones conscientes) realizan unas acciones discriminatorias, que
excluyen a las mujeres, sin ni siquiera planteárselo, de las posiciones de autoridad,
reduciendo sus reivindicaciones a unos caprichos, merecedores de una palabra de
apaciguamiento o de una palmadita en la mejilla, o bien, con una intención aparentemente
opuesta, recordándolas y reduciéndolas de algún modo a su feminidad, gracias al hecho de
atraer la atención hacia el peinado, hacia cualquier característica corporal, utilizar términos
claramente familiares (el nombre de pila) o más íntimos (“niña”, “querida”, etc.)…” (2000,
p. 79).
147
De acuerdo con dicha conceptualización, el mensaje transmitido por los medios de
comunicación, reproduciendo las palabras de Andrés Jaramillo son una clara muestra de
violencia simbólica. En un país como el nuestro, con más de 50 años de conflicto armado,
en el cual se ha exacerbado la violencia sexual, ademásde los abusos sexuales en espacios
públicos de las ciudades y en las relaciones de pareja, ese tipo de declaraciones más que
desafortunadas, deben dar pie para hacer una reflexión que vaya mucho más allá de juzgar a
un individuo por ejercer violencia simbólica. Debe generar el reto periodístico de construir
mediaciones sociales que realmente busquen desestructurar un sistema autoritario,
patriarcal, detrás del cual se reproducen constantemente todo tipo de violencias.
De no ser así, cabría ubicar no sólo las palabras de Jaramillo como violencia simbólica sino
el ejercicio mismo de la prensa colombiana frente a este tipo de noticias: si es para
reproducir esa misma lógica de maltrato psicológico y simbólico hacia las mujeres, así sea
detrás de mecanismos velados y sofisticados, igualmente es violencia simbólica; la
diferencia radicaría en que la de Andrés fue manifiesta, mientras que la de los medios de
comunicación inscritos en esa función reproductiva sería latente. Por lo tanto, una prensa
comprometida con un lema tantas veces repetido y cada vez más socializado a través de la
prensa “una vida libre de violencias contra las mujeres”, pasa contundemente por el hecho
de producir un discurso periodístico con una función contracomunicativa, es decir,
desestructurante, emancipatoria, subversiva, y para ello es necesario acudir a la función
informativa de la comunicación25: recuperar el referente26 para definitivamente darle un
tratamiento periodístico diferente, lo cual implica investigar.
Referencias bibliográficas:
Bourdieu, P. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama.
Cortés, E. (17 de noviembre de 2013). El estrato de la minifalda. El Tiempo, p. 27.
25
“Cuando la comunicación está orientada a la información, el emisor se esfuerza en facilitar un repertorio de
datos sobre la realidad y en hacer expresos los códigos para que el receptor pueda conocer el sistema
codificante que ha aplicado. Estas normas rigen, por ejemplo, en la comunicación científica. En última
instancia, el receptor emplea los objetos que sirven de referencia al mensaje, para aceptar o rechazar la
información y el juicio que le merece el informante” (Martín Serrano, 2008, p. 127).
26
“Referente: Significa en teoría de la comunicación aquello de lo que trata el mensaje. El objeto de la
información puede ser una cosa física… pero no siempre es una cosa: puede ser un acontecimiento… Las
normas (valores y códigos sociales) también puede ser el referente de un mensaje… (Martín Serrano, 2008, p.
128).
148
GMH. (2013). ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Bogotá: Imprenta
Nacional.
El Espectador. (12 de noviembre de 2013). Propietario de Andrés Carne de Res pone en
duda
violación
en
su
establecimiento.
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__________. (5 de diciembre de 2013). No había pruebas en caso Andrés, p. 9.
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Ruíz, C. (17 de noviembre de 2013). Impunidad en violencia sexual contra las mujeres. El
Espectador, pp. 4, 6-7).
Valenzuela, S. (9 de agosto de 2013). 1.184 abusos a menores. El Espectador, p. 8.
149
Younis, J. (Junio-Septiembre de 2011). Utopías y contrautopías en la obra de Manuel
Martín Serrano. Revista Latinoamericana de Comunicación Chasqui, 114-115, 196-200.
150
ANEXO 39
PONENCIA XII ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE INVESTIGADORES DE
COMUNICACIÓN –ALAICLIMA-PERÚ, AGOSTO DE 2014
151
Datos de la Autora:
-Nombres y Apellidos completos: Martha Yaneth Guarín.
-Universidad o Institución: Docente-Investigadora de la Facultad de Comunicación,
Información y Lenguaje de la Fundación Universitaria UNINPAHU, Bogotá, 2014.
-País: Colombia
-Correo electrónico: [email protected]
Nombre del GI en el que presentará la ponencia:
GI 2 Comunicación y Cultura en medio de la violencia: Poderes contrahegemónicos
Título de la Ponencia:
Campaña “No es hora de callar”: Una acción comunicativa en Colombia que expresa el
discurso contrahegemónico frente a la Violencia contra las Mujeres.
Objetivos y/o tema central a abordar:
Mostrar que la campaña “No es hora de callar” se constituye en una estructura significativa
contrahegemónica frente a una cultura misógina que reproduce las violencias contra las
mujeres, con la particularidad de ubicarse no como una estrategia sino como una acción
comunicativa que busca la expresión verbal y simbólica de mujeres y hombres
comprometidos con transformaciones culturales en medio de la violencia que atraviesa al
país.
Caracterización del estudio:
-La reflexión teórica desde la cual se plantea el análisis está basada en conceptos básicos de
violencia de género, específicamente de violencias contra las mujeres y el feminicidio.
-La metodología de abordaje es desde el Análisis Crítico del Discurso, por lo cual es
relevante abordar conceptos clave como poder e ideología.
152
Resumen:
Interpretación de la Campaña “No es hora de Callar” desde un análisis crítico del discurso
que incorpora la voz contrahegemónica de las mujeres, como una minoría social, que ha ido
pasando de un proceso de victimización, dadas las diversas violencias ejercidas sobre sus
cuerpos y sus mentes, a un proceso de empoderamiento desde el cual se han constituido en
sujetos de derecho. La campaña expresa un contra-poder al interior de la institucionalidad
colombiana, permite establecer relaciones entre los micro y macropoderes, y se caracteriza
por buscar la verdad de las mujeres desde una postura ética, acorde con la teoría de la
acción comunicativa de Habermas. A su vez, se constituye en una expresión de la
responsabilidad social de los comunicadores, quienes asumen en la producción de
propuestas comunicativas lo que Jesús Martín-Barbero denomina mediadores culturales. Se
reafirma la necesidad de abordar la comunicación desde la cultura, recuperar la memoria
histórica, buscar transformaciones culturales que hagan realidad una vida libre de
violencias para las mujeres.
Texto completo:
Campaña “No es hora de callar”:
Una acción comunicativa en Colombia que expresa el discurso contrahegemónico frente a
la Violencia contra las Mujeres
Por: Martha Yaneth Guarín27
Lo usual frente a las problemáticas de mayor gravedad en los ámbitos global-local
son las noticias negativas que aparecen en los medios de comunicación. Pese a ello, Van
Dijk expresa que “la noticia negativa sin elementos positivos de ningún tipo puede ser muy
difícil de digerir” (1990, p. 79). Esta idea me permite hacer una entrada en relación a la
investigación que vengo desarrollando con la Fundación Universitaria UNINPAHU en
Bogotá, titulada “El Feminicidio en la prensa colombiana, desenlace fatal de la violencia de
género: Análisis Crítico del Discurso en los periódicos El Tiempo y El Espectador de julio
a diciembre de 2013”.
27
Docente-Investigadora de la Facultad de Comunicación, Información y Lenguaje de la Fundación
Universitaria UNINPAHU.
153
En medio de más de 300 piezas periodísticas alusivas a feminicidios y violencia
contra las mujeres, halladas en los periódicos El Tiempo y El Espectador durante seis
meses, en una revisión diaria, una de las pocas noticias positivas vinculadas con esta
problemática, la encuentro en El Tiempo: “En Europa exaltan la voz de las mujeres
víctimas de abuso. La periodista y activista Jineth Bedoya visibilizó en parlamentos
europeos el alto nivel de impunidad que hay en Colombia con la violencia sexual”. En el
desarrollo de esta noticia se menciona que “Bedoya Lima fue invitada a la casa de los Lores
para compartir su experiencia como periodista y activista, y su trabajo para visibilizar a las
víctimas fue resaltado por la baronesa Fiona Hodgson… Por su parte, la baronesa Patricia
Scotland, una de las mujeres que más ha luchado contra la violencia intrafamiliar, destacó
el acuerdo firmado hace unas semanas entre la ONU, EL TIEMPO Casa Editorial y la
Federación Colombiana de Fútbol para dedicar una semana de mayo para decir No a la
violencia contra la mujer, gracias a la campaña creada por la periodista: No Es Hora De
Callar” (Miércoles 18 de diciembre de 2013, p. 9).
Es a partir de esta positiva noticia que se comienzan a entrelazar diversos hilos
discursivos que muestran la pertinencia de elaborar un discurso contrahegemónico, el cual
tiene la particularidad de buscar una transformación socio-cultural desde la misma
institucionalidad: el periódico de mayor circulación en el país, la Federación Colombiana
de Fútbol y la Organización de las Naciones Unidas. Esto es de una enorme relevancia, en
cuanto tradicionalmente se parte de la idea de divulgar y posicionar este tipo de discursos
desde lo anti-institucional, desde lo marginal o cierta idea de lo alternativo. En este caso, lo
alternativo del discurso se ubica, no por fuera del poder sino al interior del mismo.
Generalmente acudimos al concepto de hegemonía28 gramsciano, el cual está
directamente vinculado con el poder del Estado, con una idea revolucionaria que conduzca
a una contrahegemonía desde donde sea posible hacer realidad la utopía del marxismo. Pero
28
"A nivel sociológico, Antonio Gramsci define hegemonía como el conjunto de grupos de la sociedad, donde
el dominante establece un liderazgo moral, político e intelectual sobre sectores subordinados, haciendo que
sus intereses sean los intereses de la sociedad. De esta manera, hegemonía sería "la formación progresiva de
alianzas centradas alrededor de un grupo determinado", donde gracias a la dirección moral e intelectual estos
se van convirtiendo en aliados". Disponible en:
http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lri/navarro_m_tk/capitulo1.pdf. Recuperado: Marzo 28 de
2014.
154
la idea de hegemonía para el feminismo no se queda en la forma como se legitima un modo
de producción, sino que va a un trasfondo mucho más revolucionario, en tanto atraviesa los
diversos modos de producción, la historia misma de la humanidad: la cultura patriarcal. Si
la cultura patriarcal es lo hegemónico, no sólo en los hombres sino también en las mujeres,
¿cómo pensar en algo contrahegemónico sin correr el riesgo de utilizar el discurso
patriarcal y caer en un círculo vicioso?
Si bien, la investigación busca hacer un análisis crítico del discurso sobre el
cubrimiento periodístico del feminicidio en Colombia, para efectos de esta ponencia, el
centro de atención estará puesto en lo que desde una perspectiva contrahegemónica puede
llegar a considerarse una construcción discursiva no en contra de los hombres, sino de una
cultura patriarcal que ha reproducido durante siglos las diversas violencias: físicas,
sexuales, psicológicas, simbólicas y patrimoniales contra las mujeres. El slogan de la
campaña “No es hora de callar” se constituye en una estructura significativa que se llena de
sentido a través de los públicos receptores de la misma, ubicados de manera paradójica en
un espacio tradicionalmente masculino: los estadios de fútbol. Es una forma emblemática
de mostrar que la deconstrucción de dicha cultura patriarcal debe comenzar por los mismos
hombres, y en esa deconstrucción el lenguaje verbal y no verbal, la parte simbólica, juega
un papel fundamental en la transformación de imaginarios culturales, de estereotipos de
género, de una estructura psíquica donde se requiere una resignificación de lo masculino y
lo femenino, y desde allí visibilizar que la campaña “No es hora de callar” se constituye en
una negación de la negación: callar es una negación simbólica que puede llegar a expresar
más violencia en una sociedad que la misma violencia física, luego negar el hecho de callar
es dar la posibilidad de expresarse, en este caso, frente a las violencias contra las mujeres.
El análisis crítico del discurso –ACD- brinda herramientas conceptuales y
metodológicas en sintonía con una perspectiva interpretativa de la realidad, se realiza desde
una postura política, por lo cual no tiene una pretensión de neutralidad, a la vez que
reconoce la necesidad de incluir el análisis sobre el poder y la ideología para dar cuenta de
los discursos que se están estudiando:
“… el lenguaje clasifica el poder, expresa poder, está involucrado allí donde existe un
desafío al poder o una contienda para conseguirlo. El poder no deriva del lenguaje,
155
pero el lenguaje puede utilizarse para plantear desafíos al poder, para subvertirlo, para
alterar las distribuciones de poder a corto y a largo plazo. El lenguaje constituye un
medio finamente articulado para las diferencias de poder existentes en las estructuras
sociales jerárquicas. Son muy pocas las formas lingüísticas que no se hayan visto, en
uno u otro momento, obligadas a ponerse al servicio de la expresión del poder
mediante un proceso de metáforas sintáctica o textual. El ACD se interesa por los
modos en que se utilizan las formas lingüísticas en diversas expresiones y
manipulaciones del poder”. (Wodak, 2003, p. 31)
Lo anterior, se evidencia en la forma como se interpreta la campaña “No es hora de
callar”, se hace desde una postura feminista, y busca develar a través de un ejercicio
hermenéutico, algunas de las matrices históricas y culturales que han atravesado la cultura
patriarcal en Colombia, haciendo énfasis en el conflicto armado, y las consecuencias que
éste ha dejado en materia de violencias contra las mujeres. A su vez, busca establecer las
conexiones entre la violencia sexual en medio del conflicto y las diversas violencias que
padecen las mujeres colombianas en su vida cotidiana, por lo cual la frase “No es hora de
callar” permite vincular los micro y macro poderes conceptualizados por Michel Foucault:
“Me parece que con demasiada frecuencia, según el modelo que ha sido impuesto por
el pensamiento jurídico-filosófico de los siglos XVI y XVII, se reduce el problema del
poder al problema de la soberanía: ¿Qué es el soberano? ¿Cómo puede constituirse?
¿Qué es lo que une los individuos al soberano? Este problema, planteado por los
juristas monárquicos o antimonárquicos desde el siglo XIII al XIX, continúa
obsesionándonos y me parece descalificar toda una serie de campos de análisis; sé que
pueden parecer muy empíricos y secundarios, pero después de todo conciernen a
nuestros cuerpos, nuestras existencias, nuestra vida cotidiana. En contra de este
privilegio del poder soberano he intentado hacer un análisis que iría en otra dirección.
Entre cada punto del cuerpo social, entre un hombre y una mujer, en una familia, entre
un maestro y su alumno, entre el que sabe y el que no sabe, pasan relaciones de poder
que no son la proyección pura y simple del gran poder del soberano sobre los
individuos; son más bien el suelo movedizo y concreto sobre el que ese poder se
incardina, las condiciones de posibilidad de su funcionamiento”. (Foucault, 1980, p.
157)
En relación a la ideología29, claramente se ven confrontadas dos posturas a través de
los discursos sobre la violencia contra las mujeres: una ideología tradicional, anclada en un
discurso patriarcal, caracterizado por la reproducción de las violencias, como parte de las
29
“Para Althuser (1974), las relaciones existentes entre los diferentes niveles de la sociedad como estructura
compleja no pueden reducirse a relaciones simples y determinadas, así como las contradicciones sociales no
pueden tener un origen o fundamento único. La ideología es definida como el conjunto de sistemas de
representaci6n en los cuales los individuos viven sus relaciones con respecta a las condiciones sociales de su
existencia. No obstante, en el contexto de la sociedad moderna no es posible establecer una correspondencia
necesaria entre la posici6n de un grupo dentro de las relaciones económicas de producci6n y una ideología
determinada” (Pardo, 2008, p. 93).
156
costumbres heredadas generacionalmente; frente a una ideología feminista, defensora de los
derechos de las mujeres, partiendo de su derecho fundamental a la vida, pero no de
cualquier tipo de existencia, sino de lo que en diversos discursos políticos y legislaciones
que poco a poco han ido incorporando la perspectiva de género30, se conoce como una vida
libre de violencias para las mujeres.
Jineth Bedoya, actualmente subeditora de El Tiempo, fue víctima en el año 2000 de
secuestro, tortura y violencia sexual en el desarrollo de su actividad profesional 31. Es un
caso muy interesante porque Jineth, en lugar de mantener oculta su violación, como ocurre
en muchos casos, no sabemos obviamente cuántos, se atrevió en el 2009 a hacerla pública,
inicialmente en España, y lejos de quedarse en una actitud de victimización, ha logrado
constituirse en sujeto activo de denuncia y búsqueda de soluciones frente a la violencia
contra las mujeres, haciendo énfasis en la violencia sexual:
“Su discurso va más allá de Colombia: está enfocado en la crisis de misoginización del
conflicto. “Esto ocurre en todas las guerras; el uso de los cuerpos de las mujeres como
arma de guerra …”. Hablando en Londres en el Frontline Club, que se centra en el
reporte del conflicto, Bedoya dijo: “Hay casos dramáticos en las zonas rurales de
Colombia donde las mujeres han sido golpeadas, donde sus pechos han sido
amputados, donde –y esto es especialmente una práctica de los paramilitares- ellas han
sido víctimas de abuso y golpeadas como una advertencia”. (El Tiempo, Viernes 20 de
diciembre de 2013, p. 22)
La Campaña “No es hora de callar”, parte de la dolorosa experiencia personal de
Jineth Bedoya, trasciende a la sociedad, logra posicionarse como una acción
comunicativa32, retomando la teoría habermasiana al establecer una clara diferencia con la
30
“La perspectiva de género permite evidenciar cómo los grupos humanos, a partir de las diferencias
biológicas, construyen los conceptos de masculinidad y feminidad y atribuyen simbólicamente
características, posibilidades de actuación y valoración diferentes a las mujeres y a los hombres,
produciendo en la mayoría de las sociedades sistemas sociales no equitativos” (Tobón y Guzmán, 1995, p. 2)
31
“Cuando llegué a la puerta de la prisión, una mujer me preguntó si yo era la periodista. Estaba a punto de
responder cuando un hombre se acercó, puso su brazo alrededor de mi cintura, un arma al lado y me dijo que
me iba a matar si no caminaba”. Bedoya fue “llevada a una bodega donde había otros hombres”. “Ellos ataron
mis manos y pies, me taparon los ojos y me montaron a una camioneta. El carro anduvo por largo tiempo
hasta el lugar donde me violaron, torturaron y retuvieron secuestrada” (El Tiempo, Viernes 20 de diciembre
de 2013, p. 22).
32
En la acción comunicativa los participantes no se orientan primariamente al propio éxito; antes persiguen
sus fines individuales bajo la condición de que sus respectivos planes de acción puedan armonizarse entre sí
sobre la base de una definición compartida de la situación” (Habermas, 1999, p. 367).
157
estrategia comunicativa33: no se trata de vender un producto o una idea a partir de la
manipulación, de la instrumentalización del lenguaje para obtener beneficios egoístas.
Con esta campaña, se busca algo fundamental para Jürgen Habermas: la verdad
como principio indispensable para alcanzar el entendimiento y finalmente la comunicación
entre diversos actores sociales, todo ello encaminado a la construcción deliberativa,
democrática de consensos. Pero, desde luego que no se trata de una verdad universal,
porque se correría el riesgo de caer en LA VERDAD del discurso hegemónico del
patriarcalismo, es la búsqueda de la verdad que han venido reclamando durante décadas las
mujeres y diversas organizaciones que promueven y defienden sus derechos humanos, es
esa verdad posmoderna, en la cual se da cabida a discursos invisibilizados en el contexto de
la modernidad: los discursos de los pobres, los afrodescendientes, los indígenas, los
discapacitados, la población LGBTI, las mujeres, etc. En otras palabras, ya no se trata de
buscar y reproducir discursivamente LA VERDAD del hombre blanco, heterosexual, clase
media o alta; sino de construir y poner a circular el pensamiento hecho lenguaje de los
sectores de la población tradicionalmente discriminados por su condición de clase, raza,
género, opción sexual.
Si revisamos el contexto colombiano, como resultado del conflicto armado, se
produce el mayor número de casos de violencia sexual, los cuales terminan en diversas
ocasiones en feminicidios sexuales. Y es precisamente, en medio del conflicto armado que
ha atravesado al país durante cinco décadas, que se exacerban todo tipo de violencias contra
las mujeres, en las cuales se evidencia una mayor vulneración de sus derechos
fundamentales en aras de dichas condiciones de clase, raza, género y opción sexual; con lo
cual es frecuente que se presenten situaciones de doble discriminación.
El año pasado fue presentado el Informe General del Grupo de Memoria Histórica
¡Basta Ya! Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad, el cual da cuenta de más de 50 años
de conflicto armado. Algunas de las cifras generales que revela el informe son: la violencia
del conflicto armado colombiano ha dejado más de 220 mil muertos entre 1958 y 2012, de
33
“…Y a una acción orientada al éxito la llamamos estratégica cuando la consideramos bajo el aspecto de
observancia de reglas de elección racional y evaluamos su grado de influencia sobre las decisiones de un
oponente racional” (Habermas, 1999, p. 367).
158
los cuales 40.787 corresponden a combatientes y 177.307 a la población civil. De los
220.000 muertos el 88% corresponde a hombres; el 6,6% a mujeres, es decir, 13.200; y el
3,4% a adolescentes, pero no se desagrega por sexo esta última cifra.
Si nos detenemos a analizar la cifra de las mujeres que perdieron su vida como
consecuencia del conflicto armado, en la mayoría de los casos población civil, como lo
muestra el informe, es muy importante que nos hagamos las siguientes preguntas: ¿cuántas
de esas 13.200 mujeres fueron víctimas de torturas?, ¿cuántas de esas 13.200 mujeres
fueron víctimas de violencia sexual?, ¿cuántas de esas muertes de mujeres obedecen a
asesinatos sistemáticos, lo cual nos permite sugerir el concepto presentado por Rita Segato:
femi-geno-cidio34? y ¿cuántos de los asesinatos de mujeres en el contexto del conflicto
armado pueden ser considerados feminicidios35, siguiendo el concepto de Marcela
Lagarde?
En cuanto a cifras de violencia sexual, el informe arroja la siguiente información:
entre 1985 y 2012 se presentaron en medio del conflicto 1.754 víctimas de violencia sexual:
los responsables de este tipo de violencia son 370 por la guerrilla, 344 por los paramilitares,
96 confesadas por los paramilitares y 8 por la fuerza pública. Frente a estos datos cobra una
enorme importancia otro informe presentado en Colombia el año pasado; cuatro meses
después del informe del Grupo de Memoria Histórica, se presenta el informe
de la
Comisión de la Verdad y Memoria de Mujeres Colombianas, La verdad de las mujeres
Víctimas del conflicto armado en Colombia:
“El informe da cuenta de una experiencia. Como investigación en el campo de
derechos humanos que pone el énfasis en la experiencia de las víctimas, esta es una
sistematización que describe un proceso realizado por más de mil mujeres y
coordinado por la Ruta Pacífica de las Mujeres. En el contexto de las Comisiones de la
34
“…si la categoría feminicidio, siempre que debidamente definida y formulados los sub-tipos de que se
compone, puede ser usada dentro del fuero del derecho estatal para englobar todos los crímenes cometidos en
la frontera de género, los que ocurren en contextos interpersonales y también aquellos perpetrados por agentes
cuyos móviles son de orden personal, es necesario también, por otro lado, llevar la categoría de feminicidio al
rango de femi-geno-cidio para incluirla en el fuero internacional que se ocupa de los crímenes de lesa
humanidad y genocidio. Para esto, es necesario considerar aquellos crímenes de naturaleza impersonal, que no
pueden ser personalizados ni en términos de la relación ni de los móviles del perpetrador” (Segato, 2010, p.
24).
35
“…conjunto de delitos de lesa humanidad que contienen los crímenes, los secuestros y las desapariciones
de niñas y mujeres en un cuadro de colapso institucional. Se trata de una fractura del Estado de derecho que
favorece la impunidad. El feminicidio es un crimen de Estado” (Lagarde, 2006, p. 20).
159
Verdad que se han hecho en el mundo, el informe muestra una experiencia hecha desde
la base, protagonizada por las mujeres víctimas y que pone sus voces en el centro del
proceso de construcción de una verdad colectiva narrada por ellas y que forma parte de
la historia reciente de Colombia. El valor de esta memoria no es la constatación del
horror, sino que la palabra que lo cobija encuentre un sentido y sea compartida con la
sociedad a la que se dirige”. (Gallego, p. 11)
Frente al impacto que ha tenido para las mujeres el conflicto armado en Colombia,
el informe “ratifica que la violencia sexual ha sido un arma de guerra utilizada contra las
mujeres convertidas en objetivo militar. El cuerpo de las mujeres ha sido así mismo botín
de guerra y territorio en disputa entre los actores armados. Esta práctica lesiva y denigrante
de la sexualidad obligada y no consentida ha sido un ejercicio de poder de los actores
armados en cualquier tiempo y lugar durante el conflicto. La experiencia de la violencia
sexual o la amenaza de sufrir una agresión de carácter sexual han producido una distorsión
en la sexualidad de las mujeres, en la relación con su propio cuerpo y en la relación con los
hombres. Esta violencia no ha sido reconocida ni investigada, muestra como las estrategias
de control de la población civil han pasado por el territorio del cuerpo y la vida de las
mujeres” (Gallego, p. 78).
Pero la violencia sexual en medio del conflicto armado no está desconectada de las
diversas violencias que padecen las mujeres, por ello el concepto continuum de las
violencias36 resulta bastante pertinente para hilar todas esas violencias expresadas en el
ámbito privado con las manifestadas en el ámbito público: todas atraviesan,
infortunadamente, la cotidianidad de miles y miles de mujeres en Colombia, para las cuales
el tono imperativo de la oración “No es hora de callar” debe necesariamente responder al
carácter pragmático del lenguaje: la acción. La interrelación entre la sintaxis y la semántica
de esta frase genera el sentido de una campaña que no sólo busca persuadir para que cada
vez más y más mujeres denuncien las violencias de las cuales han sido víctimas y así hagan
ese tránsito a sujetos de derecho, sino que además exige que todos y todas nos sintamos
involucrados/as con esta grave problemática, en la cual las cifras son contundentes, pero en
muy pocas ocasiones se materializan en un rostro humano: los números son necesarios pero
no logran dar cuenta del drama individual y colectivo.
36
“…ayuda a entender cómo la violencia específica de la guerra entronca con las violencias presentes en la
relación de dominación entre hombres y mujeres vigentes en épocas de paz” (Gallego, 2013, 30).
160
En la Unión Europea, “el 33% de las mujeres han experimentado violencia física y/o sexual
desde los 15 años (62 millones de europeas), mientras que el 5% han sido violadas desde
los 15 años (más de 9 millones)37. El feminicidio es considerado como “el principal
problema para las mujeres latinoamericanas, sin embargo, “no tenemos cifras confiables y
comparables entre todos los países”38. En Colombia fueron asesinadas, entre el 2004 y el
2012, “1.345 mujeres por año, lo que equivale a 4 mujeres asesinadas diariamente. Los
departamentos que registran mayores índices, en el período analizado, son Antioquia con
un promedio anual de 234 asesinatos, Valle del Cauca con un promedio de 252 y la ciudad
de Bogotá con un promedio de 138 mujeres al año, lo que equivale a una mujer cada tres
días39.
Lo ocurrido a la periodista Jineth Bedoya hace parte de los rostros humanos para las
cifras, en las cuales es usual el subregistro; pero además, es una clara muestra de cómo la
violencia que se vive en un país como Colombia, la guerra interna que ha estado presente
durante décadas, ese reconocido conflicto armado, puede involucrar la vida de cualquier
persona, de cualquier mujer. A Jineth le ocurrió por hacer bien su trabajo, por hacer
periodismo investigativo. Los hombres que la violaron, también le generaron, como
consecuencia de sus actos, la idea del suicidio, si hubiera optado por quitarse su vida -como
seguramente lo habrán hecho muchas mujeres, nunca sabremos cuántas, ¿cómo
cuantificarlo?-, estaríamos sin lugar a dudas frente a otro tipo de feminicidio40, poco
conocido, pero indiscutiblemente asociado con la muerte de mujeres como desenlace fatal
de la violencia de género:
37
Disponible en: http://www.rtve.es/noticias/20140305/denuncia-62-millones-europeas-han-sido-victimasviolencia-genero/890160.shtml. Recuperado: Marzo 29 de 2014.
38
Disponible en:
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/03/121231_femicidio_feminicidio_experta_america_latina.shtml.
Recuperado: Marzo 29 de 2014.
39
Cifras tomadas de: Bogotá Humana. (2013). Análisis cuantitativo y cualitativo del feminicidio en Bogotá
2004-2012, p. 16.
40
“Transité de femicidio a feminicidio porque en castellano femicidio es una voz homologa a homicidio y
sólo significa asesinato de mujeres. Nuestras autoras definen al femicidio como crimen de odio contra las
mujeres, como el conjunto de formas de violencia que, en ocasiones, concluyen en asesinatos e incluso en
suicidios de mujeres” (Lagarde, 2006, p. 20).
161
“Soy Jineth Bedoya, una periodista colombiana que hace 13 años fue víctima de
secuestro, tortura y violencia sexual; en ese momento yo creí que mi vida se había
acabado, llegué a pensar en el suicidio, pero el trabajo me jaló nuevamente a estar aquí,
y cuando digo estar aquí es pensar en otras mujeres que como yo han sido víctimas de
violencia sexual. Creo que algo que me ha ayudado a seguir adelante es pensar que mi
trabajo puede ayudar a esas mujeres que no tienen posibilidades…”. En línea:
http://www.youtube.com/watch?v=79-Ltm_o6Bg.
Fue también Jineth Bedoya, una de las periodistas que más incidió en la divulgación
del feminicidio de Rosa Elvira Cely, el cual tuvo un amplio cubrimiento mediático por la
sevicia con que fue cometido, crueldad de prácticas como el empalamiento, que en el caso
colombiano se dio en la denominada época de La Violencia, posterior al asesinato del
caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, y que no sabemos de manera rigurosa si continúan
manifestándose en medio del conflicto armado que aún atraviesa a Colombia.
Este es un tema álgido de cara al denominado posconflicto, todos los sectores de la
sociedad colombiana coinciden discursivamente en desear la paz para el país, pero persisten
divergencias, desde la misma idea de paz que se tiene hasta la manera adecuada para llegar
a ella, lo que se constituye en una verdad contundente para las mujeres es que la paz no es
posible en una sociedad mientras persista la violencia contra ellas. Para las mujeres
colombianas la paz es no sólo un deseo sino algo por lo que se ha venido trabajando
durante muchos años, un discurso en el que también se ha buscado la participación directa
de las mujeres, con su pensamiento, con su palabra, con su acción, pero la paz debe estar
permeada por la búsqueda de la verdad, la justicia, la reparación integral de las víctimas, y
en ese sentido se requiere unos mínimos de justicia frente a los delitos sexuales que han
cometido los diversos actores armados: la impunidad se percibe como un pésimo punto de
partida para hallar la paz; sin embargo, socialmente es indispensable que haya lugar no al
olvido pero sí al perdón, en últimas se trata de una resignificación de una sociedad que debe
buscar un equilibrio entre el perdón y la tan anhelada justicia.
Una noticia, aparentemente banal frente a casos de feminicidio y violencia sexual,
que tuvo impacto en la sociedad colombiana, es lo que conceptualizó Pierre Bourdieu en su
libro La dominación masculina como violencia simbólica:
“…violencia amortiguada, insensible e invisible para sus propias víctimas, que se
ejerce esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación
162
y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento o,
en último término, del sentimiento. Esta relación social extraordinariamente común
ofrece por tanto una ocasión privilegiada de entender la lógica de la dominación
ejercida en nombre de un principio simbólico conocido y admitido tanto por el
dominador como por el dominado, un idioma (o una manera de modularlo), un estilo
de vida (o una manera de pensar, de hablar o de comportarse) y, más habitualmente,
una característica distintiva, emblema o estigma…”. (2000, p. 12)
Andrés Jaramillo, propietario del restaurante “Andrés Carne de res” hizo la
siguiente declaración en una cadena radial, a propósito de la joven universitaria de 19 años
que habría sido objeto de abuso sexual en su establecimiento en Chía: “Llega vestida con
un sobretodo y debajo tiene una minifalda, pues a qué está jugando. Está bien, eso es
natural. Para que ella después de excomulgar todos los pecados con el padre diga que la
violaron” (El Tiempo, Jueves 14 de noviembre de 2014, p. 4).
Sumado a la clara discriminación de género que literalmente muestran sus palabras,
se constituye en un mensaje muy desafortunado frente a lo que en su momento fue
considerado un presunto caso de violación, posteriormente descartado por la justicia
colombiana; pero ese tipo de construcción de sentido termina vinculada directamente con
las otras violencias a las que se ha venido haciendo alusión, con mayor razón en un país
como el colombiano, donde parte de los mecanismos de control de los paramilitares en las
regiones donde se han ubicado ha sido determinar la manera adecuada o no para que se
vistan las mujeres. Si bien Andrés se excusó posteriormente por la forma como se expresó,
no deja de ser una violencia simbólica, desafortunadamente compartida por un número
indeterminado de personas en Colombia. No es gratuito que una de las perversas preguntas
que continúan estando presentes cuando se dan casos de violaciones sea: ¿y cómo iba
vestida?
A su vez, la campaña “No es hora de callar” se enmarca en la visión de Jesús
Martín-Barbero de ubicar a los comunicadores sociales no como transmisores de
información sino como mediadores culturales41, supera el paradigma informacional para
41
“La calculada “oscuridad” del discurso que da acceso al sentido de las obras se encarga de mantener vivo su
“secreto” y con él su alejamiento. El intermediario se instala en la división social, y en lugar de trabajar por
disolver las barreras que mantienen y refuerzan las múltiples formas de separación y de exclusión
sociocultural, defiende su oficio: el de establecer una comunicación que mantenga a cada cual en su posición,
una comunicación en la que los creadores no vayan a perder su distancia y el público su pasividad. Porque, de
lo contrario, el que peligra es él. ¡Paradójico oficio de un “comunicador” al que la lógica mercantil acaba
163
situarnos en la relación comunicación-cultura, en la cual la responsabilidad social de los
profesionales que día a día están detrás de los acontecimientos, genera la posibilidad de
mediar histórica, política, social y culturalmente a través de la comunicación. En el caso de
esta campaña, involucra a comunicadores/as que tengan una apuesta ética en su ejercicio
profesional, y por esta razón, se esperan propuestas comunicativas que permitan continuar
avanzando en el desarrollo de dicha campaña:
“En medio de eso que estamos haciendo con la universidad, vamos a hacer un concurso
de imagen, creo que es en la Facultad de Publicidad y en la de Comunicación Social,
porque vamos a invitar a los estudiantes a que nos elaboren una imagen de eso, de no
violencia contra las mujeres … los estaremos incentivando frecuentemente para que
desde sus aulas, para que desde el trabajo que están haciendo en la academia ustedes
mismos y ustedes mismas generen productos y contenidos que le digan No a la
Violencia Contra las Mujeres”. (Bedoya, 2014)
De esta manera, se hace necesario recordar el fragmento de un discurso emitido por
Jesús Martín-Barbero en 1984, a propósito de la necesidad de abordar la comunicación
desde la cultura: “Desplazamiento de un concepto de comunicación que sigue atrapado en
la problemática de los medios, los canales y los mensajes a un concepto de cultura en el
sentido antropológico: modelos de comportamiento, gramáticas axiológicas, sistemas
narrativos. Es decir, un concepto de cultura que nos permita pensar los nuevos procesos de
socialización. Y cuando digo procesos de socialización me estoy refiriendo a los procesos a
través de los cuales en una sociedad se reproduce, esto es sus sistemas de conocimiento, sus
códigos de percepción, sus códigos de valoración y de producción simbólica de la
realidad.” (2012, p. 80).
Es eso precisamente lo que se busca con este tipo de discursos contrahegemónicos:
recuperar la historia, ir de los medios a las mediaciones, estudiar la comunicación desde la
cultura, generar transformaciones culturales que permitan subvertir un orden patriarcal que
perpetúa las violencias contra las mujeres, y desde luego, desarrollar un pensamiento crítico
latinoamericano, que incluya la perspectiva de género, que se comprometa con la praxis,
que tenga como punto de partida una serie de problemáticas latinoamericanas, que si bien
convirtiendo en su mejor cómplice al reducir su tarea a la de empaquetador de pro-ductos culturales o
lubricador de los circuitos del mercado!” (Martín-Barbero, 1989, p. 6).
164
tienen sus especificidades históricas y culturales, dialogan como en este caso con una grave
violación a los derechos humanos de las mujeres en el ámbito global: el feminicidio y todas
las violencias contra las mujeres asociadas con éste:
“Otros ejemplos de feminicidios encubiertos incluyen: muertes a causa de cirugías
innecesarias, tales como histerectomías, mutilación de genitales (particularmente
excisión e infibulación); experimentación en cuerpos de mujeres, incluyendo el uso de
métodos de control natal insuficientemente probados, algunos de los cuales han
resultado cancerígenos; prácticas matrimoniales peligrosas, como aquellas en las que
mujeres extremadamente jóvenes se casan con hombres mucho más viejos, algunas de
las cuales mueren como resultado del coito forzoso; y la deliberada preferencia de hijos
varones en muchas culturas, lo que da como resultado la muerte de muchas mujeres
por negligencia, enfermedad e inanición en muchas naciones empobrecidas, tales como
China y la India”. (Russell, 2006, p. 86)
Por todo ello, “No es hora de callar”.
Bibliografía:
Bedoya, Jineth. (2014). Conferencia: La responsabilidad social de los medios de
comunicación frente a la violencia sexual en Colombia. Bogotá: Universidad Central.
__________. (2014). “No es hora de callar”. Oxfam, Intermón. Disponible en:
http://www.youtube.com/watch?v=79-Ltm_o6Bg
Bourdieu, Pierre. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama.
Foucault, Michel. (1980). Microfísica del poder. Madrid: La Piqueta.
Gallego, Marina (Coord.). (2013). La Verdad de las Mujeres Resumen. Bogotá: Ruta
Pacífica de las Mujeres.
Grupo de Memoria Histórica. (2013). ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de Guerra y
Dignidad. Bogotá: Imprenta Nacional.
Habermas, Jürgen. (1999). Teoría de la Acción Comunicativa, I. Racionalidad de la acción
social y racionalización social. Madrid: Taurus.
165
Lagarde, Marcela. (2006). Introducción. En: Feminicidio: una perspectiva global. México:
UNAM.
Martín-Barbero, Jesús. (2012). De la comunicación a la cultura: perder el "objeto" para
ganar
el
proceso.
Signo
Y
Pensamiento,
30
(60),
76-84.
Consultado
de
http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/signoypensamiento/article/view/2412
__________. (1989). De los intermediarios a los mediadores. Magazín Dominical 323.
Bogotá: El Espectador. Consultado de http://www.scribd.com/doc/7578994/De-losintermediarios-a-los-mediadores
Pardo, Neyla. (2008). ¿Qué nos dicen? ¿Qué vemos? ¿Qué es… pobreza? Análisis Crítico
de los Medios. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
Russell, Diana. (2006). Definición de feminicidio y conceptos relacionados. En:
Feminicidio: una perspectiva global. México: UNAM.
Segato, Rita. (2010). Femi-geno-cidio como crimen en el fuero internacional de los
Derechos Humanos: el derecho a nombrar el sufrimiento en el derecho. Disponible en:
http://www.larevuelta.com.ar/pdf/Femi-geno-cidio-como-crimen-Segato.pdf
Tobón, Mónica y Guzmán, Jorge. (1995). Herramientas para construir equidad entre
mujeres y hombres. Manual de Capacitación. Bogotá: GTZ.
Van Dijk, Teun A. (1990). La noticia como discurso. Comprensión, estructura y
producción de la noticia. Barcelona: Paidós.
Wodak, Ruth y Meyer, Michael. (2003). Métodos de análisis crítico del discurso.
Barcelona: Gedisa.
166
ANEXO 40
PONENCIA PRESENTADA EN EL V ENCUENTRO INTERNACIONAL DE PERIODISTAS
CON VISIÓN DE GÉNERO
MÉRIDA-MÉXICO, OCTUBRE DE 2013
167
“Feminicidio en los periódicos El Tiempo y El Espectador: un concepto
ocasionalmente nombrado y usualmente dejado entrelíneas”42
Ponencia presentada por: Martha Yaneth Guarín43
“El término femicide fue utilizado por primera vez por Diana Russell en 1976
al testimoniar ante el Tribunal Internacional sobre Crímenes en contra de las Mujeres,
y es desarrollado más tarde por ella misma y J. Radford (1992) para definir la muerte
violenta de mujeres por razones asociadas a su condición de opresión y
subordinación” (Donoso citada en Sánchez, 2010, p. 22).
En el contexto latinoamericano, Marcela Lagarde considera que el término
adecuado al traducir femicide al español no es femicidio sino feminicidio por la
siguiente razón: “Transité de femicidio a feminicidio porque en castellano femicidio es
una voz homóloga a homicidio y sólo significa asesinato de mujeres. Nuestras autoras
definen al femicidio como crimen de odio contra las mujeres, como el conjunto de
formas de violencia que, en ocasiones, concluyen en asesinatos e incluso en suicidios
de mujeres” (Lagarde, 2006, p. 20).
Lagarde (2006, p. 20) identifica además la responsabilidad del Estado frente al
feminicidio: “la inexistencia del Estado de Derecho, en la cual se reproducen la
violencia sin límite y los asesinatos sin castigo. Por eso, para diferenciar los términos
preferí la voz feminicidio para denominar así el conjunto de delitos de lesa humanidad
que contienen los crímenes, los secuestros y las desapariciones de niñas y mujeres en
un cuadro de colapso institucional. Se trata de una fractura del Estado de derecho que
favorece la impunidad. El feminicidio es un crimen de Estado”.
42
Esta ponencia es un resultado preliminar de la investigación de la Facultad de Comunicación, Información
y Lenguaje de la Fundación Universitaria INPAHU “El feminicidio en la prensa colombiana, desenlace fatal de
la violencia de género: análisis crítico del discurso en los periódicos El Tiempo y El Espectador de julio a
diciembre de 2013”.
43
Docente-Investigadora de la Fundación Universitaria INPAHU. Integrante de la Red Colombiana de
Periodistas con Visión de Género. Comunicadora Social-Periodista, Politóloga, Especialista en proyectos de
Desarrollo con Perspectiva de Género y Magíster en Estudios Literarios.
168
El feminicidio, además de ser considerado como un crimen de odio, es visto
como “un genocidio en contra de las mujeres, el cual es posible por el ambiente
ideológico y social del patriarcalismo, de la misoginia, de las violencias normalizadas
en contra de las mujeres. Desde esta perspectiva el Estado tiene responsabilidad
directa en los crímenes por acción u omisión. Si la implicación directa del Estado
puede ser difícil de constatar, no lo es su incumplimiento de la debida diligencia que
explica la impunidad del feminicidio y de las violencias en contra de las mujeres”
(Donoso citada en Sánchez, 2010, p. 23).
Al revisar la literatura sobre el feminicidio, es constante la alusión de la
responsabilidad que atañe a los medios masivos de comunicación, ante todo, se hace
un llamado de atención al lenguaje que usualmente se emplea al referirse al asesinato
de mujeres. Cuando se trata de un feminicidio ocasionado por la pareja, frases como
“la mató por celos”, “crimen pasional”, “fue en un momento de intensa ira y dolor”, o
preguntas como: ¿y cómo iba vestida?, ¿qué hora era?, ¿en dónde estaba?, ¿qué estaba
haciendo?, infortunadamente continúan siendo muy frecuentes en el léxico de los
medios masivos de comunicación.
Precisamente, hasta ahora he encontrado en la investigación “El feminicidio en
la prensa colombiana, desenlace fatal de la violencia de género: análisis crítico del
discurso en los periódicos El Tiempo y El Espectador de julio a diciembre de 2013”,
que vengo desarrollando para la Facultad de Comunicación, Información y Lenguaje
de la Fundación Universitaria INPAHU en Bogotá, que no sólo persiste la utilización de
un lenguaje que se enmarca en la tradicional cultura patriarcal sino aún más
preocupante que el término feminicidio en muy raras ocasiones aparece explícito en
lo concerniente al asesinato de mujeres por razones de misoginia; tanto es así, que si
tuviera como criterio de selección de las piezas periodísticas de los periódicos de
circulación nacional “El Tiempo” y “El Espectador” el hecho de que aparezca la palabra
feminicidio, no pasarían de cinco los artículos que podrían hacer parte de la
investigación.
¿Por qué la palabra feminicidio es un término prácticamente inexistente en los
dos periódicos de circulación nacional en Colombia: El Espectador y El Tiempo?, esta
es una pregunta obligatoria a raíz de la revisión diaria de prensa que he venido
169
haciendo desde el 1 de julio de 2013. En los tres meses que han transcurrido desde el
inicio de esta investigación, solamente he encontrado 3 piezas periodistas en las
cuales aparece la palabra feminicidio: dos en El Espectador, en breves, y una noticia en
El Tiempo. Lo anterior, contrasta precisamente con una de las noticias que aparece en
El Tiempo, el sábado 10 de agosto, titulada: En Cali, violencia de género deja 58
víctimas, en ésta se presentan, entre otros datos estadísticos, el asesinato de 514
mujeres en Colombia hasta esa fecha.
¿Cómo es posible que en un país donde 85 mujeres son asesinadas cada mes,
sólo aparezca el término feminicidio, en una noticia y dos breves de los periódicos de
mayor circulación en Colombia?, contrasta este preocupante dato con la inclusión,
cada vez más notoria de la violencia de género en sus diversas expresiones, ante todo
en el Espectador. Dicha violencia de género se expresa en piezas periodísticas alusivas
a la violencia intrafamiliar, la violencia sexual generada por el conflicto armado,
víctimas LGBTI, mujeres atacadas con ácido, casos de denuncia por acoso sexual, la
explotación sexual de menores de edad y algunos datos sobre la muerte de mujeres
por abortos clandestinos. Llama la atención, la incorporación de otro tipo de temas
vinculados con la violencia de género, como por ejemplo, la violencia ginecológica,
noticia en la cual se informa que “la Secretaría Distrital de la Mujer de Bogotá, publicó
un informe sobre los abusos que están sufriendo algunas mujeres al interior de los
consultorios, siendo las mujeres embarazadas, las más afectadas”.
Sin embargo, no se hallan las conexiones entre estos diversos tipos de violencia
de género y el feminicidio; incluso, cuando aparecen los términos homicidios o
asesinatos de mujeres, claramente vinculados con las características de los
feminicidios, no sólo se ignora en casi todos los casos el término, sino que falta
investigación periodística para establecer los posibles nexos con este tipo de crímenes
de odio en razón del género. En este sentido, el caso del ampliamente divulgado
feminicidio de Rosa Elvira Cely, ocurrido en mayo del año pasado en Bogotá, es una de
las pocas excepciones en relación a un tratamiento periodístico profundo cuando se
presentan este tipo de hechos.
En la noticia del tiempo del 10 de agosto de 2013: En Cali, violencia de género
deja 58 víctimas, llama la atención las reacciones: mientras Adalgiza Charria, de la
170
fundación Mujer, Arte y Vida, afirmó que “estos no son casos aislados sino una cultura
que perpetúa la violencia contra las mujeres”, el general Fabio Castañeda, comandante
de la Policía Metropolitana de Cali, negó que en la tercera ciudad de Colombia se esté
presentando un “patrón de feminicidio”: “Hay que establecer que no hay un patrón
criminal que indique que en la ciudad se esté presentando una tendencia de
feminicidio”. Cabe frente a esta noticia cuestionarse qué se está entendiendo por
feminicidio desde las autoridades locales, es claro que para la organización no
gubernamental mencionada esta situación está directamente vinculada con la
violencia de género, pero no parece que ocurra lo mismo cuando se trata de una
institución oficial como la Policía.
Es más, en las tres piezas periodísticas donde aparece el término feminicidio,
no se explora en lo más mínimo el concepto. ¿Por qué pasará esto? ¿será que es una
palabra aún muy desconocida para las personas en Colombia? ¿será comprometedor
utilizar este término cuando aún no se han establecido las causas o motivaciones de
los asesinatos de mujeres, con mayor razón cuando en varias oportunidades se
desconoce quién fue el agresor?, pero entonces ¿por qué no hablar de feminicidio en el
contexto del conflicto armado?, tema ampliamente cubierto por los dos periódicos
trabajados, cuando en diversas piezas periodísticas halladas se hace alusión a la
violencia sexual, se presentan estadísticas y en algunos casos noticias específicas
frente a la búsqueda de verdad, justicia y reparación de las víctimas de dicha violencia
sexual, donde la inmensa mayoría son mujeres, casi todas de la sociedad civil. En este
sentido, es indudable la importancia de una idea proveniente del Análisis Crítico del
Discurso: “todo aquello a lo que asignamos un significado es real para nosotros de una
cierta manera debido a que existe un cuándo y un cómo para el significado que
presenta ante nuestros ojos” (Jäger, 2003, p. 74).
Lo que arroja esta muestra de prensa impresa en los tres primeros meses de su
revisión, restan otros tres, hasta diciembre de este año, evidencia la pertinencia de
aplicar una serie de conceptos aportados por el Análisis Crítico del Discurso (ACD).
Inicialmente, quiero hacer énfasis en dos: Ideología y Hegemonía. “Para el ACD, la
ideología representa un importante aspecto del establecimiento y la conservación de
unas relaciones desiguales de poder… Para Thompson (1990), el estudio de la
171
ideología es el estudio de “las formas en que se construye y se transmite el significado
mediante formas simbólicas de diversos tipos”. Este tipo de estudio también investiga
los contextos sociales en cuyo interior se emplean y se despliegan las formas
simbólicas” (Wodak, 2003, p. 30).
Desde un punto de vista ideológico, queda la inquietud de si el lenguaje, en este
caso más por omisión, se constituye en una forma de invisibilizar una realidad: el
feminicidio. ¿Será una manera de ocultamiento que reproduce una serie de
estereotipos culturales anclados en el patriarcalismo? En este caso, termina siendo
más importante lo que no se comunica que lo que se comunica, y es algo totalmente
rastreable en las marcas del discurso: casi todas las piezas periodísticas que se
refieren al asesinato de mujeres y en contados casos al feminicidio son breves, su
extensión no pasa en muchas ocasiones de un párrafo, sin antecedentes, sin contexto,
sin reacciones, sin conclusiones o expectativas, incluso en ciertas ocasiones sin título,
sin cumplir con lo básico: “Si hablamos con propiedad, sólo el titular y los sucesos
principales deben hallarse obligatoriamente en un discurso periodístico mínimamente
bien construido” (Van Dijk, 1996, p. 87 y 88).
La estructura de un texto es su sentido, por ello es primordial analizar este
aspecto: ¿cómo se estructuran las piezas periodísticas sobre feminicidio?, y en ese
ámbito la gran estructura ausente en lo que he revisado es el sujeto que comete la
acción: se ha avanzado un poco en la desagregación de asesinatos por género, pero
casi nunca se sabe quién fue, están las cifras pero en raras ocasiones aparecen
nombres, de las poquísimas noticias que han tenido un rostro humano: el feminicidio
de Rosa Elvira Cely.
En cuanto a la hegemonía, entendida como “el ejercicio de las funciones de
dirección intelectual y moral unida a aquella del dominio del poder político” (Gramsci
citado en Segarra, 2000, p. 76), se observa que el tratamiento discursivo sobre los
casos de feminicidio, reproduce claramente la mirada androcéntrica; sin embargo, es
destacable el hecho de que se incluya, en algunas ocasiones, el discurso desde las
resistencias a dicho poder hegemónico: organizaciones de mujeres, feministas,
defensoras/es de derechos humanos y víctimas de violencias de género: “El poder no
deriva del lenguaje, pero el lenguaje puede utilizarse para plantear desafíos al poder,
172
para subvertirlo, para alterar las distribuciones de poder a corto y a largo plazo”
(Wodak, 2003, p. 31)
Aún continúa muy centrada la información en las fuentes oficiales, quedando
en la mayoría de los casos las noticias sobre feminicidios en la sección judicial, sin
tener presente el contexto sociocultural en el cual se desarrollan los hechos, no sólo
vinculados con los asesinatos, sino también con la prevención y atención de casos
relacionados con violencias hacia las mujeres, que derivan en daños o sufrimientos de
tipo psicológico, físico, sexual y patrimonial, tal como quedó planteado en la Ley 1257
de 200844.
Merece mención especial el cubrimiento mediático que tuvo El Tiempo y El
Espectador sobre el lanzamiento en julio de 2013, del Informe del Grupo de Memoria
Histórica: “¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y de dignidad”, en el cual, después
de cinco años de investigación se documentó que la violencia del conflicto armado
colombiano ha dejado más de 220 mil muertos entre 1958 y 2013, de los cuales
40.787 corresponden a combatientes y 177.307 a la población civil. De los 220.000
muertos el 88% corresponde a hombres; el 6,6% a mujeres, es decir, 13.200; y el 3,4%
a adolescentes, pero no se desagrega por sexo esta última cifra.
Entre 1985 y 2012 se presentaron en medio del conflicto 1.754 víctimas de
violencia sexual: los responsables de este tipo de violencia son 370 por la guerrilla,
344 por los paramilitares, 96 confesadas por los paramilitares y 8 por la fuerza
pública. Cabe mencionar que en el ámbito de la protección internacional de la mujer
en los conflictos no se puede negar que “se han presentado avances muy importantes,
históricos, como se ha calificado a la Resolución 1325 de las Naciones Unidas. Esta
resolución, que es del año 2000, se hizo esperar, pero la comunidad internacional
entendió finalmente que una protección especial para las mujeres en tiempos de
guerra era necesaria” (Ramón, 2013, p. 88).
44
En el artículo 2º de la Ley 1257 de 2008, se plantea la definición de violencia contra la mujer: “Por
violencia contra la mujer se entiende cualquier acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento
físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de
tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito público
o en el privado”. (http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley/2008/ley_1257_2008.html,
parr. 2).
173
Al respecto, si bien aparecieron una serie de datos importantes sobre las
consecuencias del conflicto armado para las mujeres, no pasaron de ser eso: cifras,
una que otra línea al respecto, pero frente al despliegue que tuvo la noticia, pasó casi
inadvertido el tema del feminicidio, si bien, como lo corroboran las estadísticas, hace
parte de una grave problemática que ha atravesado a Colombia durante las cinco
décadas que abarca el informe del Grupo de Memoria Histórica.
Es así, como en la revisión que llevo hasta el momento, el feminicidio es un
concepto ocasionalmente mencionado y usualmente dejado entrelíneas en las piezas
periodísticas seleccionadas de los periódicos colombianos El Tiempo y El Espectador.
Tan sólo han aparecido unas cuantas noticias sobre asesinatos de mujeres, ojalá fuera
porque es un crimen casi inexistente pero de manera paradójica las mismas cifras
publicadas en la noticia “En Cali, violencia de género deja 58 víctimas” del 10 de agosto
del periódico El Tiempo, a propósito de un informe presentado en Cali por la
Fundación Mujer, Arte y Vida, muestran todo lo contrario: 514 mujeres han sido
asesinadas en lo corrido del año: las zonas con mayor reporte de homicidios son Valle
del Cauca con 144, Antioquia con 68, Bogotá con 56 y Atlántico con 24; en 2013 se han
realizado en Colombia 5.544 exámenes por presunto abuso sexual, 12.048 mujeres
fueron atacadas por sus novios, esposos o compañeros sentimentales.
Otra breve de El Espectador del sábado 3 de agosto, en la que aparece la
palabra feminicidios, simplemente titula Condenan “feminicidios”, queda la inquietud
de por qué va esta palabra entre comillas, y acto seguido se plantea que “La
Personería de Medellín condenó los 41 feminicidios que según Medicina Legal se han
cometido en lo que va corrido de 2013 en la capital de Antioquia”. La otra breve de
este periódico es del lunes 26 de agosto, titula El drama de las mujeres en el mundo y la
cifra presentada es: “180 feminicidios se han documentado en lo que va de 2013, sin
contar los que no se han documentado”, esa es toda la información, sin que haya una
ubicación geográfica específica al respecto.
Con este panorama, basado en la selección e interpretación de piezas
periodísticas concernientes a violencia de género y feminicidio: 77 de El Espectador y
62 de El Tiempo, del 1 de julio al 30 de septiembre de 2013, queda claro que aún
tenemos muchos retos en la búsqueda de un nuevo impulso al periodismo con visión
174
de género, los cuales demandan, entre otros aspectos, la necesaria transversalización
del tema de género y en particular lo concerniente al feminicidio en la formación
universitaria de quienes van a ejercer esta profesión; la oferta de posgrados sobre
periodismo con visión de género y la influencia constante en periodistas que cubren
estos temas para que incorporen la perspectiva de género.
Referencias bibliográficas:
-El Espectador. (2013). Bogotá: Julio 1 a Septiembre 30.
-El Tiempo. (2013). Bogotá: Julio 1 a Septiembre 30.
-Jäger, Siegfried. (2003). Discurso y conocimiento: aspectos teóricos y metodológicos
de la crítica del discurso y del análisis de dispositivos. En: Wodak, Ruth y Meyer,
Michael. (comps.). Métodos de Análisis Crítico del Discurso. Barcelona: Gedisa.
-Lagarde, Marcela. (2006). Introducción. En: Russell, Diana y Harmes, Roberta (edits.).
Feminicidio: una perspectiva global. Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en
Ciencias y Humanidades Universidad Nacional Autónoma de México.
-Ramón Chornet, Consuelo. (2013). “La protección internacional de la mujer: un
camino sin retorno”. En: Mariño, Fernando. Feminicidio. El fin de la impunidad.
Universidad Carlos III de Madrid.
-Sánchez Gómez, Olga Amparo. (2010). ¿Será que a las mujeres nos matan porque nos
aman? Feminicidios en Colombia, 2002-2009. Bogotá: FUNSAREP, Corporación Casa de
la Mujer, Corporación Vamos Mujer, Ruta Pacífica de las Mujeres.
-Segarra, Marta y Carabi, Ángela (edit.). (2000). Feminismo y Crítica Literaria.
Barcelona: Icaria.
-Wodak, Ruth. (2003). De qué trata el análisis crítico del discurso (ACD). Resumen de
su historia, sus conceptos fundamentales y sus desarrollos. En: Wodak, Ruth y Meyer,
Michael. (comps.). Métodos de Análisis Crítico del Discurso. Barcelona: Gedisa.
-Van Dijk, Teun A. (1996). La noticia como discurso. Comprensión, estructura y
producción de la información. Barcelona: Paidós.
175
ANEXO 41
PROPUESTA DE DIPLOMADO
176
FUNDACIÓN UNIVERSITARIA UNINPAHU
FACULTAD DE COMUNICACIÓN, INFORMACIÓN Y LENGUAJE
PROPUESTA DE DIPLOMADO:
PERSPECTIVA DE GÉNERO
EN EL CUBRIMIENTO PERIODÍSTICO DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Presentada por:
Martha Yaneth Guarín
Docente Investigadora
BOGOTÁ, ABRIL DE 2015
177
1. Presentación y Justificación:
El diplomado “Perspectiva de género en el cubrimiento periodístico de la violencia contra la
mujer” es una propuesta académica que busca impulsar la transversalización del enfoque de
género en los estudios de Comunicación Social, específicamente en las prácticas periodísticas de
estudiantes que estén culminando su formación de pregrado, docentes y profesionales del
periodismo, que tengan el compromiso de lograr una sociedad que se plantee la equidad de
género como un principio básico en el proceso de democratización y posconflicto en Colombia.
Evidentemente, uno de los temas que más ha adquirido protagonismo en la agenda periodística es
la violencia contra la mujer, sin embargo aún falta trabajar mucho por lograr un tratamiento
mediático acorde con los planteamientos de los estudios de Género para, entre otras, avanzar en
la Igualdad de Género, que es uno de los objetivo de desarrollo del milenio –ODM-. Sin lugar a
dudas, las diversas violencias contra las mujeres se constituyen en una prueba fehaciente de la
permanencia de la discriminación de género que se traduce en la permanencia de prácticas
patriarcales que someten a la mujer desde lo físico, lo sexual, lo psicológico y lo económico. Por
ello, los medios de comunicación deben no sólo manejar algunas pildoritas sobre el discurso de
género, terreno que muchos conocen tan sólo de manera tangencial, sino expresar frente a esta
problemática global y local, una postura acorde con las políticas públicas que se vienen
desarrollando hacia las mujeres y la normativa nacional e internacional frente a dichas violencias,
incluida la más grave de todas: el feminicidio.
Por lo anterior, el contenido y bibliografía del diplomado se enfocan a la producción de un
discurso periodístico que contemple no sólo las noticias sobre los hechos violentos que padecen
las mujeres, sino que muestre también las acciones de prevención y sanción, desde el Estado y la
sociedad en su conjunto. De manera simultánea, brinda elementos para implementar
observatorios de medios frente a este tema. Posee finalmente, la ventaja de centrarse en un
aspecto específico en los estudios de Género, que valga decirlo son diversos, por lo cual es más
acertado delimitar, como en este caso, el interés particular que se quiere desarrollar.
Todo lo planteado, siguiendo el espíritu que se viene trabajando en Colombia desde el Proyecto de
Ley No. 107 de 2013 “Rosa Elvira Cely”, el cual busca tipificar el feminicidio como un delito
autónomo, pues en dicho proyecto, aprobado por ahora en el primer debate de la Comisión
Primera del Senado, se plantea en su Artículo 9º la creación de la Cátedra Nacional de Género,
quedando las instituciones de Educación Superior, en razón de su principio de autonomía, con la
posibilidad de adoptarla en sus programas de formación opcional y/o complementaria de las
carreras de humanidades y Ciencias Sociales.
La propuesta de este diplomado es además acorde con los planteamientos de la Ley 1257 de 2008
sobre No Violencias Contra las Mujeres, con la Ley 1719 de 2014 para garantizar el acceso a la
justicia por parte de las víctimas de violencia sexual, en especial de la violencia sexual asociada al
conflicto armado colombiano. Contempla además la normativa internacional que compromete de
manera específica a los medios de comunicación, entre otras el literal J de la Plataforma de Acción
178
Las Mujeres y los Medios de Difusión, en Beijing 1995 (Asamblea de las Naciones Unidas, Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer).
2. Objetivos:
2.1 Objetivo general: Capacitar en la producción de discursos periodísticos sobre violencia
contra la mujer que incorporen la perspectiva de género desde tres ejes: conceptual,
jurídico y comunicativo.
2.2 Objetivos específicos:
2.2.1
2.2.2
2.2.3
2.2.4
Hacer una presentación teórica sobre la violencia de género, articulada con
conceptos centrales para su comprensión como son: género, cultura
patriarcal, discriminación de género.
Presentar la normativa nacional e internacional sobre violencia de género,
vinculándola con el concepto justicia de género.
Producir materiales periodísticos en los cuales se aplique la perspectiva de
género (noticias, reportajes, crónicas, etc., en radio, prensa, televisión, etc.).
Diseñar una campaña comunicativa para promover una vida libre de violencias
contra las mujeres.
3. Contenidos:
3.1 Módulo Temático 1:
Aspectos teóricos sobre la violencia de género y el patriarcalismo: una aproximación
a sus principales corrientes de pensamiento
3.1.1 Los estudios de género: ¿a qué se refieren?
3.1.2 El género y la etnicidad
3.1.3 Crítica a las sociedades androcéntricas occidentales
3.1.4 Polaridades naturaleza/cultura, masculino/femenino, igualdad/diferencia y lo
privado/o público
3.1.5 Cultura patriarcal: expresiones tradicionales y posmodernas
3.1.6 Violencia de género: violencia sexual, violencia física, violencia psicológica,
violencia patrimonial.
3.2 Módulo Temático 2:
Normativa Internacional y Nacional sobre violencia de género y feminicidio
3.2.1 Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer –CEDAW-.
3.2.2 Convención “Belém do Pará”
3.2.3 Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing 1995: Plataformas de
Acción D) Violencia contra las Mujeres y J) La mujer y los medios de difusión
179
3.2.4
3.2.5
3.2.6
3.2.7
Caso “campo Algodonero” en México
Ley 1257 de 2008
Ley 1719 de 2014
Proyecto de Ley 107 de 2013 “Rosa Elvira Cely”
3.3 Módulo Temático 3:
Inclusión de la perspectiva de género en el periodismo local y global: algunos
ejemplos
3.3.1 ¿Qué es la perspectiva de género?
3.3.2 Red Internacional de Periodistas con Visión de Género
3.3.3 Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género
3.3.4 CIMAC: Comunicación e Información de la Mujer (México)
3.3.5 Lenguaje Incluyente y No Sexista: ¿a qué se refiere? ¿cómo aplicarlo?
3.3.6 Talleres sobre el uso del lenguaje incluyente y no sexista
3.3.7 Conferencia sobre el programa “Ni Reinas ni Cenicientas” de Canal Capital:
experiencia colombiana sobre la inclusión de la perspectiva de género para
producir un programa de televisión.
3.4 Módulo temático 4:
Talleres para la elaboración de piezas periodísticas con perspectiva de género y
diseño de una campaña comunicativa para promover una vida libre de violencias
contra las mujeres
3.4.1 Taller de prensa: material para periódicos impresos y digitales
3.4.2 Taller de radio: programas de radio, podcast, publicidad institucional para
sensibilizar y prevenir las violencias contra las mujeres
3.4.3 Taller de televisión: imágenes no estereotipadas de mujeres y hombres,
manejo de cámara: “los ángulos también pueden ser sexistas”
3.4.4 Taller de páginas web: ¿cómo diseñar estas páginas con una visión de género?
3.4.5 Diseño de una campaña comunicativa de sensibilización y prevención: “Por
una vida libre de violencias contra las mujeres”
4. Bibliografía:
4.1 Módulo 1:
Amoros, C. (1995). 10 palabras clave sobre mujer. Pamplona: Verbo Divino.
Bosch, E., Ferrer, V. y Alzamora, A. (2006). El laberinto patriarcal. Reflexiones teóricoprácticas sobre la violencia contra las mujeres. Barcelona: Anthropos.
Pallares, M. (2012). Violencia de género. Reflexiones sobre la relación de pareja y la
violencia contra las mujeres. Barcelona: Marge.
180
Dolors, M. (2007). Violencia deliberada. Las raíces de la violencia patriarcal. Barcelona:
Icaria.
Pateman, C. (1996). Críticas feministas a la dicotomía público/privado en Castell, C.
(comp.), Perspectivas feministas en teoría política. Barcelona: Paidós.
Ruíz-Jarabo, C. y Blanco, P. (2005). La violencia contra las mujeres. Prevención y
detección. Madrid: Díaz de Santos.
Scott, J. (1990). El género, una categoría útil para el análisis histórico” en Amelang, et.
Al., Historia y Género: las mujeres en la Europa moderna y contemporánea. Valencia:
Alfons el Magnánim, Institució Valenciana d estudis i investigacio.
Stolcke, V. (1992). Es el sexo para el género como la raza para la etnicidad en Mientras
Tanto No. 48, enero-febrero 1992.
Torres, M. (2001). La violencia en casa. Barcelona: Paidós.
4.2 Módulo 2:
Agatón, I. (2013). Justicia de género: un asunto necesario. Bogotá: Temis.
Cabrera, L. y otros. (2013). Ley 1257 Cinco años después… II Informe de seguimiento a
la implementación de la Ley 1257 de 2008. Mesa por el derecho de las mujeres a una
vida libre de violencias. Bogotá: Antropos.
Congreso de Colombia. (2014). Ley 1719 de 2014. Bogotá, D.C., 18 de junio de 2014.
__________. (2008). Ley 1257 de 2008. Bogotá, D.C., 4 de diciembre de 2008.
Congreso de la República de Colombia. Senado de la República. (2013). Proyecto de
Ley No. 107 de 2013.
García, M. (2008). Legislación contra la violencia de género. Sevilla: Instituto Andaluz
de Administración Pública.
Naciones Unidas. (1996). Informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer
Beijing 4 al 15 de septiembre de 1995. Nueva York.
__________. (1994). Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar
la violencia contra la mujer “Convención de Belém do Pará”. Brasil.
4.3 Módulo 3:
CIMAC. (2011). Hacia la construcción de un periodismo no sexista. México.
Proequidad, GTZ – DINEM. (1999). Desarrollo territorial con equidad. Propuesta de la
institucionalización de la perspectiva de género. Bogotá: Tercer Mundo.
Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género. (2011). “Otras miradas para
construir, comunicar y analizar la información”. Bogotá: Legis.
Tobón, M. y Guzmán, J. (1995). Herramientas para construir equidad entre mujeres y
hombres. Manual de capacitación. Bogotá: Proyecto Proequidad.
Páginas WEB:
181
Centro Regional de Derechos Humanos y Justicia de Género Humanas Colombia.
Observatorio
“Mujeres,
Paz
y
Seguridad”:
http://www.humanas.org.co/pagina.php?p_a=60&d=observatorio-mujeres-paz-yseguridad-::-humanas-colombia--centro-regional-de-rerechos-humanos-y-justicia-degenero
Programa
“Ni
Reinas
Ni
Cenicientas”
de
Canal
Capital:
http://www.canalcapital.gov.co/ni-reinas-ni-cenicientas
Red
Internacional
de
Periodistas
con
Visión
de
Género:
http://www.cimac.org.mx/secciones/redes/redinternacional/redinternacional.html
Red
Colombiana
de
Periodistas
con
Visión
de
Género:
https://redcolombianadeperiodistasconvisiondegenero.wordpress.com/
4.4 Módulo 4:
Fundación Colombia Multicolor. (sin fecha). Manual de radio para la prevención de
violencias contra las mujeres Ley 1257 de 2008. Con el apoyo del Programa Integral
contra Violencias de Género (MGDF).
Pardo, A. (2011). Manual de prevención y atención de víctimas de delitos basados en la
violencia de género. Normatividad y derechos de poblaciones en situación de
desplazamiento forzado, violencia basada en género y violencia contra las mujeres.
Proyecto ACNUR-UNFPA. Bogotá: Legis.
Rodigou, M. (2008). La violencia hacia las mujeres en los medios de comunicación.
Transformando las noticias. Bogotá: Secretaría Distrital de Integración Social.
Páginas WEB:
Campaña #NoEsCasualidad de Sisma Mujer: http://www.sismamujer.org/campanas/
Campaña “No Es Hora de Callar”, creada y liderada por la periodista Jineth Bedoya:
http://www.eltiempo.com/Multimedia/especiales/noeshoradecallar/
Campaña “Sin mi puño y con mi letra” de la Red Nacional de Mujeres:
http://www.rednacionaldemujeres.org/index.php/galeria-fotografica
5. Bibliografía Complementaria:
Amoros, C. (coord.). (1994). Historia de la teoría feminista. Madrid: Instituto de
Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid, Consejería de la
Presidencia, Dirección General de la Mujer.
Barreto, J. y Puyana, Y. (1996). Sentí que se me desprendía el alma. Análisis de
procesos y prácticas de socialización. Bogotá: Indepaz y Programa de estudios de
género, mujer y desarrollo, Universidad Nacional de Colombia.
Bourdieu, P. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama.
182
Burgos, E. (1985). Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia. México:
Siglo XXI.
Castellanos, G. (1996). Género, poder y postmodernidad: hacia un feminismo de la
solidaridad en Luna y Vilanova (comps.), Desde las orillas de la política, Género y poder
en América Latina. Barcelona: Universidad de Barcelona Seminario Interdisciplinar
Mujeres y Sociedad (SIMS), Institut Catalá de la Dona, Generalitat de Catalunya.
Díaz, F. (2010). Estudio sobre tolerancia social e institucional a la violencia basada en
género en Colombia. Bogotá: Programa Integral contra Violencias de Género. Fondo
de las Naciones Unidas y el Gobierno de España para el cumplimiento de los Objetivos
de Desarrollo del Milenio (MDGF).
Falú, A. Y Segovia, O. (edits.). (2007). Ciudades para convivir: sin violencias hacia las
mujeres. Santiago de Chile.
Florence, T. (2008). Florence de la A a la Z. Bogotá: Aguilar.
__________. (1994). Los estragos del amor. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia.
Gutiérrez de Pineda, V. (2000). Familia y cultura en Colombia: tipologías, funciones y
dinámicas de la familia, manifestaciones múltiples a través del mosaico cultural y sus
estructuras sociales. Medellín: Universidad de Antioquia.
__________. (1988). Honor, Familia y Sociedad en la Estructura Patriarcal. El caso de
Santander. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
6. ESTRUCTURA DEL DIPLOMADO:
Módulo
Temático
Horas
presenciale
s
Horas y período de
apoyo a distancia por
plataforma Moodle
Horas de trabajo
individual
Total horas
Módulo 1
12
13
5
30
Módulo 2
12
13
5
30
Módulo 3
12
13
5
30
Módulo 4
12
13
5
30
48
52
20
120
TOTAL HORAS
DIPLOMADO
183
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