1 La cultura infantil de los medios: ¿una llave para las bibliotecas

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Date submitted: 14/08/2009
La cultura infantil de los medios: ¿una llave para las
bibliotecas del futuro?
Kirsten Drotner
DREAM: Danish Research Centre on Education and
Advanced Media Materials
University of Southern Denmark
Odense, Denmark
Traducción:
Joaquín Selgas Gutiérrez
Ministerio de Cultura, España
Meeting:
103. Libraries for Children and Young Adults and Library Buildings
and Equipment
WORLD LIBRARY AND INFORMATION CONGRESS: 75TH IFLA GENERAL CONFERENCE AND COUNCIL
23-27 August 2009, Milan, Italy
http://www.ifla.org/annual-conference/ifla75/index.htm
Resumen
Las bibliotecas públicas ofrecen los elementos clave para impulsar las expresiones
socioculturales y expectativas de futuro de los niños. Un argumento principal de la
comunicación es que hoy esas expresiones y expectativas se alimentan de una cultura
compleja de los medios de comunicación y por lo tanto las bibliotecas tanto físicas como
virtuales tienen que ofrecer a los jóvenes usuarios un producto de alta calidad dentro de
todos los modos semióticos de representación –textos, imágenes y sonidosy una aportación
de alta calidad en esos modos a través del diálogo entre usuarios y bibliotecarios
profesionales expertos en evaluación de la calidad a través de los diferentes modos de
representación. Este argumento principal se justifica mediante un breve análisis de las
tendencias globales en el uso infantil de los medios y sus diferencias socioculturales y con
ejemplos de los desafíos que afrontan las bibliotecas multimedia.
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El principal argumento en que se basa la siguiente presentación es que las bibliotecas
públicas del siglo 21 deben ofrecer a los jóvenes usuarios una amplia gama de nuevas formas
de expresión multimedia con el fin de cumplir con su larga tradición de metas y objetivos.
Más concretamente, voy a argumentar que las bibliotecas públicas necesitan dejar de
definirse a sí mismas en relación con sus fondos y sus productos, para definirse en relación
con funciones específicas para los usuarios. Estas funciones tienen que ver con facilitar
calidad de los conocimientos en relación a la información, el entretenimiento y la
comunicación.
En muchos países, las bibliotecas públicas son algunas de las más antiguas instituciones de
adquisición de recursos infantiles y de articulación de los modos de expresión semiótica que
pueden impulsar las expresiones socioculturales de los usuarios y sus expectativas de futuro.
Tradicionalmente, los productos impresos han sido el principal modo de expresión que
ofrecían un rico repertorio de géneros entre la información (realidad) y el entretenimiento
(ficción).
Como depósitos de materiales impresos, las bibliotecas públicas han sido importantes
catalizadores de la protección de la libertad de expresión de los niños, tal como se expresa en
la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño de 1989. Así, el artículo 13 establece
que: El niño tendrá derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras,
ya sea
oralmente, por escrito o de forma impresa, en forma artística o por cualquier otro medio
elegido por el niño (Convención de 1989: artículo 13).
Es importante señalar que el artículo especifica que la libertad de expresión de los niños
abarca la recepción (buscar, recibir), así como la producción y el intercambio (difundir), la
información así como entretenimiento (ideas de toda índole) y el uso de todos los medios de
comunicación. Si bien las bibliotecas públicas se han centrado tradicionalmente en la facilitar
a los modos de recepción a través de medios de comunicación impresos, las tendencias
actuales en tecnologías de la comunicación y en la cultura mediática ofrecen importantes
nuevas formas de ampliar este enfoque a otros aspectos de la libertad de expresión de la
infancia que tienen que ver con la elaboración y el intercambio de información y
entretenimiento a través de repertorios semióticos de texto, imágenes y sonido.
Una cuestión clave, por supuesto, es si las bibliotecas deben embarcarse o no en semejante
vía de desarrollo, y, en caso afirmativo, por qué razones y con qué consecuencias. A
continuación voy a intentar esbozar algunas respuestas a través de un breve análisis de las
tendencias globales en el uso infantil de los medios de comunicación y los retos que estas
tendencias plantean para el desarrollo bibliotecario.
Los medios se mueven: convergencia, mercantilización , globalización
En muchas partes del mundo, los medios de comunicación, forman parte de la rutina diaria
del niño, su formación de redes sociales y sus perspectivas en el mundo. Por ejemplo, el 40
por ciento de los niños de Dinamarca entre 9 y 16 años tienen los medios de comunicación y
las TIC como pretextos para encontrarse con sus amigos los niños jugando juegos de
ordenador, las niñas suelen ver películas juntas o escuchar música; y estos resultados están en
sintonía con las tendencias en muchos Países europeos (Drotner, 2001: 164; Livingstone y
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Bovill, 2001). Ver la televisión, jugar juegos de ordenador o intercambiar actualizaciones
personales en sitios de redes sociales como FaceBook o Twitter no son añadidos a la vida
social de los niños, sino que modelan su vida diaria. Tres tendencias relacionadas marcan sus
usos, a saber: una convergencia técnica de todos los signos semióticos; la mercantilización
económica de los productos; y la globalización de los procesos de participación social.
En la actualidad estamos asistiendo a una progresiva fusión de nuestros aparatos de televisión
y radio, los medios de comunicación impresos, los teléfonos móviles, ordenadores e Internet.
Esta convergencia entre medios de comunicación, las telecomunicaciones y las TIC está
facilitada por las posibilidades tecnológicas de digitalizar todas las señales texto, sonido,
números, imágenes fijas y en movimientoy la combinación de todas estas señales a través del
ordenador. Algunas tecnologías son digitales desde su creación, tales como los ordenadores
personales, consolas de juegos y dispositivos móviles; otras se adaptan a las formas digitales,
tales como la televisión digital, libros electrónicos y los podcasts de radio. Durante las dos
últimas décadas, la convergencia de los medios tecnológicos ha sido acompañada de la
convergencia financiera en forma de fusiones transfronterizas y adquisiciones entre las
grandes empresas de información, proveedores de internet, radio y televisión y las industrias
de entretenimiento.
La compleja constelación actual de los medios de comunicación está en su mayoría
desarrollada por empresas comerciales e impulsada la lógica del mercado. Si bien los medios
de difusión como la radio y la televisión comparten un pasado dividido entre los objetivos de
servicio comerciales y públicos, y a menudo se definen en relación con el estado nación, los
juegos de ordenador, y las formas móviles y en línea de comunicación son casi todos
productos comerciales cuya supervivencia depende en gran medida de su éxito en los
mercados globalizados; y los enfrentamientos actuales sobre la propiedad de los contenidos
en línea (derechos de propiedad intelectual frente a Creative Commons) son claras
manifestaciones de las enormes inversiones realizadas en los medios de comunicación.
Tomados en conjunto, la convergencia y la mercantilización sirven para difuminar las
fronteras existentes entre lo que se denomina nuevos y antiguos medios de comunicación.
Así, las TIC, o los nuevos medios de comunicación, no se desarrollarán más asilados respecto
a los antiguos medios de comunicación como la televisión, los periódicos o la radio. Además,
la rápida domesticación de estas tecnologías en muchas partes del mundo sirve para cambiar
el interés de la gente de los nuevos gadgets en sí mismos hacia su función, y esto es
particularmente cierto en el caso de los niños. Por ejemplo, rara vez quieren un móvil nuevo
teléfono a causa de una tecnología más avanzada, sino porque quieren comunicarse de nuevas
maneras, en diferentes momentos y lugares (Drotner, 2005; Ling, 2004).
En tándem con la convergencia, en las dos últimas décadas se ha observado una
intensificación de la globalización de los medios de comunicación y la producción,
distribución, formatos y aplicaciones de las TICs. Es de común acuerdo que hoy los medios
de comunicación, son constitutivos de la globalización cultural: el acelerado flujo global de
las señales y productos culturales básicos de las tecnologías de la comunicación sirven para
aumentar lo que John Tomlinson llama "complejo de la conectividad" (Tomlinson, 1999: 2) que es global, o transnacional, los medios de comunicación acentúan la interconexión de
distintas culturas y modos de existencia.
Hasta el momento, una perspectiva de arriba hacia abajo sobre la globalización ha
prevalecido, una perspectiva que se centra en los aspectos económicos, tecnológicos,
políticos y jurídicos de este complejo conectividad. Estudiar los usos infantiles de medios,
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géneros y formatos que atraviesan los límites geográficos y temporales es una manera de
abordar los medios de la globalización desde una perspectiva de abajo hacia arriba. Esta
perspectiva puede servir para fundamentar y matizar las a menudo muy generalizadas teorías
de arriba abajo sobre la globalización cultural, teorías que también tienden a ser formuladas
como dicotomías entre la cultura nacional y la transnacional (es decir, EE.UU.); entre la
homogeneización y la heterogenización.
Tendencias de usuario: manejo de multimedia, brechas digitales y alteridad
Las tendencias estructurales hacia digitalización, mercantilización y globalización de los
medios de comunicación tiene importantes y conflictivas implicaciones para la existencia y el
desarrollo sociocultural de la infancia. Estas implicaciones tienen que ver con la formación y
distribución de recursos multimedia; con la participación de las culturas y la formación de las
brechas digitales; y con el manejo de las formas semióticas y sociales de alteridad.
Los medios de comunicación digitales facilitan la producción e intercambio de formas
culturales infantiles. La digitalización de todas las señales semióticas ofrece una más perfecta
imbricación de texto imágenes y sonidos en mezclas multimedia que pueden ser manipuladas
e intercambiadas. Debe señalarse que lo multimedia no es por sí mismo particular de los
medios digitales. Incluso los primeros libros para niños mostraban una mezcla de texto e
imágenes, por lo que la novedad de los medios digitales es más bien la facilidad con que los
diferentes sistemas de signos pueden presentarse en la misma plataforma y ser manipulados
en ella. Además, esta manipulación de los signos es también conocida de otros medios de
comunicación redacción de cartas o la modificación de los negativos de fotos a través de
formas especiales de desarrollo. Una vez más, es la relativa facilidad con la que tales
manipulaciones pueden llevarse a cabo lo que es particular de los medios digitales la mayoría
de los niños con acceso a un ordenador intenta descargar música, imágenes y texto, y mucho
editan y remezclan esos signos con el fin de subir y compartir los resultados (Gilje 2008,
Perkel 2008)y esta inmediatez es desconocida para los medios de comunicación analógicos
más allá de las telefonía.
Estos procesos implican a menudo complejas maniobras de una serie de códigos semióticos y
convenciones. Varios estudios demuestran que se necesita una buena dosis de formación para
dar forma a la complejidad de recursos semióticos en formas que sean relevantes no sólo a
los jóvenes productores sino también a aquéllos a quienes se dirigen los resultados (Jewitt y
Kress De 2003, Tyner, 1998). Muy pocos niños ejercen cualquier forma de alfabetización
digital o multimedia, sin una formación sistemática.
Hoy en día, la cultura de ocio de los niños, no la escuela, son los principales motivos de
formación para lo que Henry Jenkins denomina una "cultura participativa" de los medios
digitales marcada por afiliaciones en línea, expresiones creativas, resolución de problemas
colaborativa y circulaciones mediadas (Jenkins et al. 2006). Pero, sobre todo, esta cultura
opera en diferentes formas de pertenencia. Los medios digitales son casi todos de carácter
comercial, tal como se señaló, y la cultura de acceso y apropiación infantiles los niños a los
medios de comunicación actual está desigualmente distribuida en términos de región, clase,
género y etnia. Estos llamadas brechas digitales demuestran una íntima conexión con otras
brechas familiares en términos de clase, género, etnia, edad y región (Fox 2005, Meter y
Valkenburg 2006). Las brechas digitales a menudo son abordadas por los encargados de
formular políticas y los educadores como problemas de acceso, mientras que sus
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consecuencias más drásticas posiblemente tienen que ver con las desigualdades de uso de los
niños que tienen diferencias muy pronunciadas en términos de aprendizaje y de saber cómo
manejar la complejidad de los medios en formas que sean pertinentes para sus vidas actuales
y sus situaciones futuras (Warschauer 2004).
Las brechas en términos de preferencias y usos culturales son un pilar de la infancia moderna,
y, como tal, las brechas digitales no son motivo de preocupación analítica. Pero deben ser
motivo de preocupación en términos de políticas socioculturales. Esto se debe a que la brecha
digital cada vez más se percibe como brecha social. Generalizado el discurso global de que
vivimos en sociedades de la información, sociedades del conocimiento, el aprendizaje o
sociedades en red (Castells 1996, Hutchins 1968, Husén 1974, Ransom 1994, Stehr 1994),
todos apuntan al papel formativo desempeñado por el almacenamiento, la formación, el
procesamiento y la cada vez más mediatizada comunicación de signos. Una competencia
clave es por tanto una competencia semiótica, que es la capacidad de dar forma y de manejar
expresiones multimedia como parte de la vida cotidiana de colaboración, comunicación y
participación.
Las culturas de ocio mediatizadas de los niños ofrecen importantes campos de entrenamiento
para la formación de recursos semióticos multimedia. El desigual acceso y apropiación de
estos recursos, por lo tanto, impulsa las desigualdades sociales a un grado nunca visto en las
anteriores generaciones cuyas oportunidades vitales han sido menos dependientes de las
competencias semióticas. Desde esta perspectiva, las decisiones tomadas por las bibliotecas
públicas en términos de sus futuros recursos infantiles alcanzan una nueva dimensión de
importancia como veremos a continuación.
Independientemente de sus opciones reales de colaborar con diferentes medios y géneros, los
niños de todo el mundo saben acerca de su existencia. Esto se debe a que la globalización de
los medios ofrece y hace valer encuentros constantes con diferentes representaciones de la
existencia, diferentes modos de comunicación y compromiso, diferentes formas de "estar en
el mundo". Los niños reaccionan a estas mediatizadas formas de alteridad con el rechazo, la
evasión, la inmersión o el escepticismo, pero pocos se libran de verse afectados (Block &
Buckingham y 2007, y Feilitzen Carlsson 2002).
En términos empíricos, entonces, no hay motivos para definiciones celebratorias de las
nuevas generaciones a través de su uso unificado de los medios, como se ve tanto en los
discursos populares como en los círculos académicos, que les aplican variados términos como
generación red (Tapscott, 1998), una generación digital (Papert, 1996), ciberniños (Holloway
y Valentine, 2003) y las tribus del pulgar (Rheingold, 2002). Los niños se ven afectados de
otra manera por las tendencias actuales de los medios y reaccionan a estas tendencias de
acuerdo con diferencias en términos de edad, sexo, región y origen étnico. Sin embargo,
todos se enfrentan a un presente y un futuro marcado por sus capacidades para engranar con y
manejar éstos medios cada vez más digitalizados, mercantilizados y globalizados. En esto
hay importantes cuestiones, acerca de cómo las bibliotecas públicas se posicionan ellas
mismas posición como recursos para los niños en el manejo de estas complejidades.
Cambios en el producto de la biblioteca: nuevos materiales, nuevos usos
La naturaleza cambiante del uso infantil de los medios repercute sobre la forma en que
bibliotecas públicas operan en partes del mundo marcadas por la saturación de los medios de
comunicación el acceso. Por ejemplo, en Dinamarca el número de niños que visitan las
bibliotecas públicas al menos una vez al meses ha disminuido del 51% en 1998 al 39% en
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2004, mientras que el número de niños que las visita menos de una vez al mes ha aumentado
del 28% en 1987 al 43% en 2004 (Bille et al., 2005: 183). Las visitas a las bibliotecas
escolares se han mantenido estables en un alto porcentaje: 91% de los niños las visita al
menos una vez al mes, contra el 93% en 1998 (Bille et al., 2005: 182), tal vez porque las
bibliotecas escolares funcionan como recursos para procesos de aprendizaje explícitos, más
que como opciones individuales para el tiempo libre como es el caso de las bibliotecas
públicas.
Desarrolladas en un concepto de escasez de acceso cultural, muchas bibliotecas públicas
siguen centrándose sobre en facilitar a los niños del acceso físico a los materiales impresos.
Naturalmente, este enfoque es importante como un requisito previo para su uso en aquellas
partes del mundo donde la escasez cultural es una cuestión, así como para los grupos de
usuarios para los que el acceso es difícil. En Dinamarca, como en muchos otros países, las
bibliotecas compiten por la atención de los niños con otras instituciones culturales; de manera
que aquí el desafío no es tanto ofrecer el acceso como ofrecer una diversidad de materiales de
calidad y diversidad de usos.
Las bibliotecas públicas necesitan ampliar su rango de materiales a fin de incluir todos los
modos de representación impreso, sonido, imágenes fijas o en movimiento y, de hecho, este
ha sido una obligación de las bibliotecas públicas en Dinamarca desde 2000. Hoy en día, los
niños daneses hacen menos uso de la biblioteca para préstamos de libros, mientras que
muestran un gran interés en los préstamos de cine y música, al igual que los juegos en línea
son un popular pasatiempo en la biblioteca física, especialmente para niños de edad entre 1013 (Drotner, Nyboe y Jørgensen 2006). Los niños diversifican sus usos en la biblioteca física
y virtual en un proceso de transformación que se ha denominado la biblioteca híbrida
(Thorhauge 2001), la biblioteca performativa (Graulund, 2006) y la biblioteca como un tercer
espacio entre lugares particulares y públicos (Oldenburg, 1999).
Las bibliotecas públicas siguen siendo los principales catalizadores de la libertad de
expresión para los niños. Pero su función está cambiando desde salvaguardar el acceso a la
información y al entretenimiento hacia facilitar que los jóvenes usuarios transformen los
abundantes y a menudo caóticos bits de información en conocimiento coherente que facilite
sus procesos de toma de sentido. En términos de entretenimiento, un gran desafío es ofrecer
lo que los niños no encuentran fácilmente en sus visitas al centro comercial local o
navegando por Internet. Lo que es muy importante, conexiones a través de los diversos
modos de expresión para los niños son difíciles de adquirir, por ejemplo, en el
reconocimiento de semejanzas de género o temáticas paralelas. Dado que tales conexiones
ayudan a animar el sentido de la calidad estética y la conciencia del contexto de los jóvenes
usuarios, constituyen aspectos importantes en el cumplimiento de los objetivos establecidos
en la Convención de la ONU de garantizar la calidad y la diversidad cultural.
Relacionado con la creciente importancia de las apropiaciones más que del acceso, está la
diversificación de control de calidad. Los profesionales de las bibliotecas ya no son
guardianes de la calidad cultural a través de su elección de los materiales ofrecidos en la
biblioteca física. Los niños pueden, y lo hacen, encargan materiales en línea, capturan bits de
información e interesantes historias de una variedad de fuentes; y de esta manera la mera
presencia de materiales en la biblioteca física resulta de poca guía en las opciones culturales
infantiles. La naturaleza cambiante de acceso a la cultura y el control de calidad permite y a
la vez fuerza nuevas relaciones entre los jóvenes usuarios y los profesionales de las
bibliotecas.
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Cambios en la entrada: Nuevas competencias profesionales
Como la mayoría de las instituciones de servicio público, las bibliotecas han basado sus
modos de comunicación con el público sobre lo que puede llamarse una perspectiva
remitente, es decir, una perspectiva focalizada sobre las prioridades institucionales de
difusión. Ante el aumento de competencia, no menos de los proveedores comerciales de
productos culturales, muchas bibliotecas públicas han tratado de adaptarse más a una
perspectiva de los usuarios, sensibilizándose a los diferentes grupos de usuarios y sus
preferencias culturales. Mientras este cambio de perspectiva ha funcionado como una
importante revelación para muchas bibliotecas en términos de prioridades de liderazgo y más
comprensión contextual de los usuarios, también ha implicado una visión de los usuarios más
orientada hacia el concepto de consumidor, en el sentido de que los usuarios tienden a ser
definidos a través de su elección concreta de los materiales.
Si las bibliotecas públicas han de permanecer como recursos destinados a la libertad de
expresión de los niños bajo las condiciones alteradas mencionadas anteriormente, uno de sus
principales retos es desarrollar estrategias de comunicación con los usuarios más holísticas.
Estas estrategias deben ser sensibles a la vida cotidiana de los niños y sus contextos de
apropiación cultural; deben demostrar capacidades de evaluación de la calidad a través de una
gama de expresiones culturales; y deben ser capaces de hacer malabarismos con las diferentes
demandas de las bibliotecas virtuales y físicas.
La realización de estas estrategias no es poca hazaña. Existen importantes cuestiones que se
pueden plantear acerca de la formación profesional del futuro, del cambio en la demanda que
se desarrolla en los espacios físicos de la biblioteca y, por último, pero no menos importante,
de las capacidades de comunicación de los profesionales. En un contexto danés, un reciente
libro blanco sobre el futuro de las bibliotecas para los niños describe algunas respuestas a
estas preguntas sobre la base de un análisis en profundidad sobre la cultura en general de los
niños y, en particular, los usos que hacen de las bibliotecas (Brandt y Poulsen 2008). A modo
de conclusión, me gustaría hacer un comentario sobre la evolución de la demanda formulada
en habilidades profesionales de comunicación. Este aspecto es tal vez de especial importancia
en la comunicación con niños criados con demandas de distinción individual y atención. Un
enfoque dialógico ha demostrado funcionar bien en estas circunstancias, un enfoque que
equilibre el respeto por las diferencias de edad y de género, al tiempo que insiste en los
conocimientos y la experiencia profesional (Drotner, Nyboe y Jørgensen 2006). Catalizadores
clave para la formación de ese enfoque dialógico son espacios conjuntos de reflexión
profesional, es decir, reflexiones conjuntas sobre la práctica realizada en las proximidades de
rutinas institucionales, pero con espacio para las rupturas de estas rutinas a través de un
cambio de perspectiva.
Las conferencias son los principales lugares para facilitar ese cambio de perspectivas. El
tema de este año la conferencia de la IFLA, “Las bibliotecas crean futuro: construyendo sobre
el patrimonio cultural”, ofrece un medio fundamental de encuentro con los demás y de
intercambio de perspectivas; y el título de esta sesión contiene una promesa de formar
visiones conjuntas.
Gracias por su tiempo y su atención.
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