UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE DERECHO MANIFESTACIONES ANTICIPADAS DE LA VOLUNTAD: UNA PROPUESTA FILOSÓFICA LEGITIMADORA DESDE EL PENSAMIENTO UTILITARISTA DE HERBERT SPENCER Y JOHN STUART MILL TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN DERECHO PRESENTA: C. LILIANA SOTO GÓMEZ ASESOR: MAESTRO ALFONSO. E. OCHOA HOFFMAN México, D. F., enero de 2007 Dedicatorias y Agradecimientos A Dios. Porque tengo la sensación de quedarme sin palabras para agradecerte todo lo que me has dado. Toda mi fe y amor. Quiero dedicar esta tesis a mi familia, especialmente a ti mamá: por tu amor, comprensión, tú sabes, por todo. Seguiré dando siempre lo mejor de mí. Abue: Realmente admiro tu fortaleza y experiencia. Tía Lilia: Por todo tu apoyo e interés en los diversos proyectos que hasta ahora he emprendido. A mi hermano Raúl: Por dar ese toque de alegría a mi vida. A mis tíos Raúl y Abel: Todo mi aprecio y cariño. Dra. Carmen Puga: Porque por tus conocimientos y consejos he aprendido tanto. Créeme que los seguiré aplicando. Quiero expresar mi más sincero a agradecimiento a quienes en diversas formas han contribuido significativamente a mi formación académica. No acabaría de mencionarlos en estas líneas; especialmente a mis maestros de la Facultad de Derecho de esta máxima Casa de Estudios. Hago una mención muy especial a quien confió en mí desde que el presente trabajo era un proyecto con todos los deseos de ser llevado a cabo: mi asesor Maestro Alfonso Ochoa Hofmann; por inspirarme ese gusto especial por la Filosofía en sus clases de mi octavo semestre, por haber estado siempre al pendiente, por sus sugerencias y observaciones; muchas gracias. Hago extensiva mi gratitud a quienes me han apoyado dentro del Instituto de Investigaciones Jurídicas: Especialmente a la Dra. Ingrid Brena, por haberme dado la oportunidad de aprender y trabajar dentro del Núcleo de Estudios Interdisciplinarios en Salud y Derecho, por su apoyo durante mi estancia en el mismo y por sus valiosos conocimientos, parte de ellos, sustento del presente trabajo. Al Dr. José Antonio Caballero por aceptarme y así incorporarme como becaria al área de Legislación y Jurisprudencia, por su apoyo y confianza. Gracias a mis compañeros, por la oportunidad de juntos aprender. A todos mis amigos por sus consejos, por permitirme compartir momentos gratos, amenos, agradables, divertidos y aún los difíciles: gracias por estar ahí. Índice Pág. Introducción………………………………………..……………………….………….1 CAPÍTULO I Manifestaciones anticipadas de voluntad 1. 1 Denominación del tema………………………….………..………..……………7 1.1.1Concepto…………………………………….……..……….………………..7 1.1.1.2 Declaración del cuidado de la salud “living will”…………..…….11 1.1.1.3 Curador terapéutico (Health Care Proxy)………………..…....…12 1.2 Contenido……………………………………………………………..……....….14 1.2.3 Alimento e hidratación como parte del contenido………………….15 1.2.4 Ordenes de no resucitamiento…………………………...…………..18 1.3 Los mejores intereses del paciente………………………………………..…..18 1.4 Aspectos Jurídicos de las Manifestaciones Anticipadas de Voluntad: Un Panorama Reciente……………………………………………….…………………19 1.4.1. Sujetos……………………………………………………………..…..20 1.4. 2 Formalidades………………………………………………………….20 1.4.2.1 Intervención del médico……………………………..…………21 1.4.3 Requisitos………………………………………………….……..22 1.4.3.1 La Capacidad como requisito…………….…………..……22 1.4.3.2 Declaración por escrito como respaldo de la manifestación anticipada de la voluntad del paciente………..….23 1.4.3.3 Requisitos del curador terapéutico dentro de la declaración por escrito de las manifestaciones anticipadas de la voluntad………………………………………………………………..…..24 1.4.3.4 Elementos subjetivos que deben tomarse en cuenta……………………………………...………………………………24 1.5 Otras características del documento de Manifestaciones Anticipadas de Voluntad.……………………………………………………………….……………..25 1.5.1 Cuándo surte efectos un documento de esta naturaleza…………25 1.6 Naturaleza jurídica……………………………………………………………....27 1.6.1 Fuerza vinculatoria………………………………………...……...….27 1.6.2 Figuras jurídicas que se han asociado a la denominación…...…..27 1.6.2.1 Acto jurídico…………………………………….………..….28 1.6.2.2 Negocio jurídico……………………………………..…..….28 1.6.2.3 Testamento……………………………………………….…29 1.6.2.4 Poder…………………………………………..……………..30 1.6.2.5 Declaración Unilateral de la voluntad……………………..31 1.6.2.6 Representación……………………………………..……….33 1.6.2.7 Objeción de conciencia………………….………………….34 1.6.2.7.8 La objeción a tratamientos médicos…………..………...34 CAPÍTULO II Antecedentes de las Manifestaciones Anticipadas de la voluntad. 2.1 En busca del origen de las manifestaciones anticipadas de la voluntad….37 2.1.1 Antiguo modelo paternalista………………………………………….38 2.1.2 Razones que motivaron el surgimiento de esta figura dentro de la relación médico paciente……………………………………………………………40 2.1.3 Derechos de ambas partes……………………….…………….…….41 2.1.3.1 Derechos de los pacientes…………………………………42 2.1.3.2 Derechos de los médicos……………………...…...…...….43 2.2 Principios a tomarse en cuenta…………………………………………….…..44 2.2.1 Beneficencia…………………………………………………………….……44 2.2.2 No maleficencia………………………………………………………...……45 2.2.3 Justicia…………………………………………………………………..…..45 2.2.4 Autonomía…..………………………………………………...…………….46 2.2.5 Consentimiento informado………….………………………………….….46 2.3 Responsabilidad: sus diversas acepciones dentro de la relación médico paciente……………………………………………………………………………….47 2.3.1Lineamientos generales……………………….………………………48 2.4 Comentarios finales sobre el origen de las manifestaciones anticipadas de la voluntad…………………………………………………………………………….52 CAPÍTULO III 3.0 Preámbulo….…………………………………………………………………… 54 3.0.1 Contexto Histórico de los autores en cuestión…...……………….. 54 3.0.2 La Teoría Liberal ……………………...………………………………56 3.1 Biografía de John Stuart Mill …………………………………………………..58 3.2 La Filosofía de John Stuart Mill………………………………………………..59 3.3 El Utilitarismo en Stuart Mill……………………………………..….…………..60 3.4 Una de las tesis Principales de Stuart Mill……………………………………63 3.4.1 Acto habitual de la voluntad………………………………………… 63 3. 5 Nociones de Felicidad………………………………………………………….64 3.5.1 Felicidad Individual……………………………………………………67 3.5.2 Felicidad Colectiva………………………….…..……….……………67 3. 5.2.1 Virtud y felicidad…………………….………………….….68 3.6 Moral en Stuart Mill…….…………………………………………..….…….….68 3.6.1 Clasificación de los deberes morales.…………………….…….….70 3.6.2 Acciones virtuosas………...……………….…………………….…...71 3.7 Nociones de Libertad…………………………………………………………. 71 3.7.1 La libertad individual…………………………..……………….…….72 3.7.2 Libertad colectiva…………………………………………….………74 3.8 Nociones de Política y Derecho…………………………………………….. 77 3.8.1 Justicia………………………………………………………………. 77 3.8.1.1 Justicia y derecho………………………………………... 78 3.8.2 Virtudes Judiciales…………………………………………………. 79 3.8.3 Papel del derecho…………………………………………………. 80 3.9 Ideas sobre religión……………………………………………………….…. 81 CAPÍTULO IV Herbert Spencer 4.1 Biografía de Herbert Spencer………………………….…………..………….82 4.2 La Filosofía de Spencer…………………………………………..……………85 4.3 El Utilitarismo en Spencer………………………………………..……...….…85 4.4 Tesis principales de Spencer……………………………………………....… 86 4.4.1 Teoría Evolucionista……………………………………………….....86 4.4.2 Naturaleza humana…………………..………………………..………89 4.5 Nociones de Felicidad…………………………………………………...……. 91 4.5.1 Felicidad Individual …………………………………..………………91 4.5.2 Felicidad Colectiva……………………………………..……………. 91 4.6 Moral en Spencer………………………………………………..………….…. 91 4.7 Nociones de Libertad ……………………….…………………..…………..…92 4.7.1 Libertad individual………………………..…………………..………..…92 4.7.2 Libertad colectiva………………………………………..……..……….. 93 4.8 Nociones sobre Política y Derecho…………………………....……………. 95 4.8.1 Filosofía Política………………………….……………..……….……….95 4.8.2 Política y Derecho………………………………….….……..….………97 4.9 Ideas sobre Religión ………….…………...……………….…….……………99 4.10 Comentarios finales respecto de la exposición de ideas de Herbert Spencer y John Stuart Mill…………………………………….………………….100 4.11 Supervivencia de las ideas de ambos autores………………………….. 101 CAPÍTULO V Análisis y legitimación de las manifestaciones anticipadas de la voluntad desde el pensamiento de Herbert Spencer y John Stuart Mill. 5.1 Resumen de motivos de la argumentación……….…………………….…..103 5.2 Presentación de la Argumentación………………………………..…………104 5.3 Validación directa desde el utilitarismo…………………………………….. 105 5.4 Una apología del utilitarismo…………………...……………………………. 107 5.4.1 Defensa al utilitarismo. La postura de Moore..……….………….. 108 5.5 Argumentación desde el utilitarismo de John Stuart Mill………….....…....111 5.5.1 Análisis aplicando las ideas de John Stuart Mill al tema………...111 5.5.2 Confrontación del interés individual y el interés colectivo aplicada al tema.…………………………………………………………..…..…………113 5.5.3 Análisis de las manifestaciones anticipadas de la voluntad tomando como eje la virtud en John Stuart Mill.l………….……………….…...115 5.5.4 Aplicación tema de las ideas sobre Justicia y Papel del Derecho de John Stuart Mill……………………….………………………………....…116 5.5.5 Confrontación del panorama del autor con el contexto actual…………………………………………………..……..………….…119 5.5.6 Ideas de Libertad aplicadas al tema…………………………….. 119 5.5.7 Conclusión Parcial respecto de la posición de John Stuart Mill…………………………………………………………...122 5.6 Argumentación desde el Utilitarismo de Herbert Spencer……………… 123 5.6.1 Ideas de felicidad y progreso aplicadas al tema….….…………123 5.6.2 Ideas de Libertad aplicadas al tema……………………….…..…125 5.6.3 El idóneo papel del Estado ante las Manifestaciones Anticipadas de la Voluntad desde la ideas de Spencer…………….………………127 5.6.4 Conclusión Parcial respecto de la posición de Herbert Spencer …………………………………………………........…130 Conclusiones……………………………………………………………….……..131 Anexos Anexo 1 Cronología y obras de John Stuart Mill………………………….……...i Anexo 2 Cronología y obras de Herbert Spencer………………………….…….iv Anexo 3 Modelo de Manifestaciones Anticipadas de Voluntad………………..vii Bibliografía………………………………………………….……………………….142 Introducción “Después de la vida, la salud, es sin duda el bien más preciado de nuestra existencia. Cuando esta falta se vislumbra la sombra de la enfermedad, inicia todo un proceso de incertidumbre y desolación que abre la puerta a nuestros miedos y a la reflexión sobre nuestras vidas” 1 Enrique Díaz Aranda Actualmente nos encontramos en una época en la cual podemos tener puntos de vista diversos acerca de grandes cambios a nuestro alrededor, resultantes de los significativos avances de la ciencia; así como de las nuevas perspectivas de vida que se abren ante nosotros como consecuencia. Lo anterior es una razón fundamental para reflexionar acerca de las grandes responsabilidades que provienen de dichos cambios que han dado lugar a las transformaciones que experimenta nuestra sociedad; siempre con el fin de saber hacia dónde nos orientamos como humanidad y saber cómo actuar con certeza en un panorama donde entran en juego valores como la integridad y la dignidad del ser humano con vistas hacia el futuro, pero con base en hechos previos, tales como aquellos que han dado origen a las garantías que hoy gozamos. 1 Díaz Aranda Enrique en: Cano Valle Fernando. Percepciones acerca de la medicina y el derecho. Serie Doctrina Jurídica, núm. 49. Instituto de Investigaciones Jurídicas. UNAM, México, 2001. Prólogo Grandes ejemplos de los valores más preciados inmersos en esta serie de cambios sociales experimentados día a día son la vida y la salud, mismos que deberían ser siempre vistos dentro del ámbito predilecto de una sociedad igualitaria. Poca importancia tiene la disminución de otras desigualdades sociales si no se manifiesta en una vida sana y de mejor calidad2. Aun los valores, con el paso del tiempo, cambian en su forma de ser vistos. Ejemplo de ello es la salud. Han habido cambios entonces, desde las formas de concebirla, hoy es un derecho humano protegido constitucionalmente3; hasta las formas de preservarla, fin primordial de la medicina, aquí es fundamental el papel del médico, el cual si no tiene los conocimientos suficientes para diagnosticar, pronosticar y determinar el tratamiento a seguir, difícilmente recuperaremos nuestra salud y nuestra vida se convertirá en un infierno”4 Dentro de este contexto tienen lugar interesantes debates acerca de la prevalencia de derechos fundamentales como la libertad, entendida esta como la humana de determinar los propios actos,5 y con ella el deber de su ejercicio responsable. Ha surgido la inquietud de proteger particularmente en un amplio marco, aquella de quien ha visto mermado su estado de salud; la presencia de una enfermedad no debe ser motivo para no respetar el derecho a decidir de una persona, dentro de un marco que respete derechos de ambas partes de la relación ya mencionada, así como el marco jurídico al que estamos sujetos por las normas que nos rigen en general. Por esta razón debería evitarse que un ser humano, ante la presencia de una enfermedad vea menoscabadas sus garantías fundamentales. Toda 2 Cano Valle Fernando. Percepciones acerca de la medicina y el derecho. Serie Doctrina Jurídica, núm 49. Instituto de Investigaciones Jurídicas. UNAM, México, 2001. P. 8 3 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Artículo 4ª 143 ed. Ed. Porrúa, México, 2006 p. 15 4 Cano Valle Fernando. Bioética. Temas Humanísticos y Jurídicos. Serie Estudios Jurídicos Núm.77 Instituto de Investigaciones Jurídicas. UNAM, México, 2005 p. XIII. 5 Diccionario Enciclopédico Océano Uno Edit. Océano, 2000 persona, sin importar sus condiciones, en este caso a las que se ve sujeta dada la precariedad de su salud, debería decidir sobre cuál es la mejor forma de sobrellevar su enfermedad y en un contexto de libertad verdadera respetar incluso aquella decisión fundamentada que no necesariamente propicie alargar una vida dependiente de medios artificiales a cambio de un sufrimiento cruel. Una persona debe poder expresar su voluntad a no ser sometida a tratamientos que intenten prolongar su vida en forma artificial en caso de enfermedad o daño físico o psíquico grave que le cause sufrimiento o lo incapacite para vivir una existencia racional y autónoma.6 Por otra parte, cabe la posibilidad que dado el estado de salud del paciente, éste se encuentre impedido para expresar su voluntad y es aquí donde nos encontramos ante una situación preocupante: cómo salvaguardar derechos u agotar todas las posibilidades antes de vulnerar derechos como la autonomía de la voluntad del paciente.7 Ahora bien, respecto de un marco general es posible visualizar los instrumentos que van siendo creados en función de las necesidades actuales y con el objeto de tutelar los más preciados derechos del ser humano. El presente trabajo pretende abarcar enunciados que estableció una de las más importantes corrientes de la historia del siglo XIX, enmarcada en la concepción de una sociedad liberal y acerca de formas particulares de ver la libertad: el utilitarismo; como una manera de justificar la existencia de las manifestaciones anticipadas de voluntad. 6 Brena Sesma Ingrid y Díaz Müller Luis T. Segundas Jornadas sobre Globalización y Derechos Humanos: Bioética y Biotecnología. Instituto de Investigaciones Jurídicas México, 2004. P 16 7 La Ley Básica de la Autonomía de Pacientes y de Derechos y Obligaciones en materia de información y Documentación clínica señala acerca de la autonomía y responsabilidad individual: Se habrá de respetar la autonomía de la persona en lo que se refiere a la facultad de adoptar decisiones, asumiendo la responsabilidad de éstas y respetando la autonomía de los demás. Para las personas que carecen de la capacidad de ejercer su autonomía, se habrán de tomar medidas especiales para proteger sus derechos e intereses. Para tal efecto tomaré en cuenta como eje a seguir la visión tanto de John Stuart Mill, como la de Herbert Spencer, desarrollando sus corrientes filosóficas para luego proceder a desarrollar su concepción de la libertad. Nos hemos remitido a estos dos autores por la grandeza de su pensamiento, dentro del cual resaltan sus ideas sobre la felicidad del hombre y la libertad, mismas que a la luz de la ética actual siguen vigentes. Los objetivos de este proyecto se limitan a los siguientes aspectos: • Analizar por medio de un estudio monográfico las ideologías de estos dos autores y adaptarlas al contexto actual correspondiente a las manifestaciones anticipadas de voluntad. • Demostrar que corresponde a una realidad y no puede dejarse de lado el problema de decidir sobre sí mismo un paciente con base en su autonomía. • Llevar a cabo la legitimación correspondiente desde estas posturas filosóficas. • Establecer posibles argumentos que den bases probables desde la filosofía, de transformar una regulación positiva en la materia. Es cierto que no todos los aspectos de la vida humana están regulados, sin embargo el Derecho busca estar a la par de aspectos de la realidad; abarcar situaciones dignas de regularse es una posibilidad que debe tomar en cuenta todo sistema jurídico en determinado momento. No obstante las bases legislativas ya existentes e incluso aquéllas dadas por la bioética,8se hace evidente la necesidad de buscar fundamentos que legitimen la utilidad de este instrumento en la práctica. Hace falta un sustento 8 La Bioética como nueva disciplina científica que estudia los aspectos éticos de la medicina y la biología en general, ha venido a enriquecer la tradicional ética profesional aumentando a los interlocutores; ya no se trata solamente de reglas de normas de comportamiento para médicos y otros profesionales, se trata de principios generales que rijan el comportamiento científico. Lolas Stepke, Fernando, Más allá del cuerpo. La construcción narrativa de la salud, Chile, Andrés Bello, 1997, p. 22. más fuerte: el de carácter filosófico. La filosofía no se diferencia de la ciencia mas que por la generalidad de sus explicaciones, o dicho de otra forma, según la propia definición de Spencer, "la ciencia está constituida de verdades, que existen más o menos separadamente, y no conoce su integración... el conocimiento de especies inferiores es el conocimiento no unificado; la ciencia es el conocimiento parcialmente unificado; la filosofía es el conocimiento completamente unificado".9 Ante los grandes debates actuales, lo que se busca es una adecuada legitimación. Aunque se han hecho estos esfuerzos de regular positivamente y pese a que estos esfuerzos han llegado ya a materializarse por medio de legislación positiva, hay pocos argumentos legitimadores filosóficamente hablando. Hacer patente la carencia de este tipo de sustento en las manifestaciones anticipadas de voluntad es el motivo de la realización de este trabajo. El trabajo se desarrollará de la siguiente manera: Definiremos los conceptos que relativos al tema, explicaremos su origen, y proseguiremos a desarrollar las un contexto ideológico, base del sustento que debe darse filosóficamente como punto de partida y soporte para una posible regulación jurídica. La propaganda efectuada a favor del reconocimiento y aplicación de las manifestaciones anticipadas de la voluntad en diferentes ámbitos procura inducir en muchos visos de negatividad y una falta de precisión entre conductas correctas y conductas contrarias a la ética, y de ahí la necesidad de fundamentar la importancia que ha demostrado tener en los Estados donde ya es una realidad legislativa y hacer patente la falta que hacen en los que no lo son. 9 Copleston, Frederick. Historia de la Filosofía 8: de Bentham a Rusell. Edit. Ariel. Barcelona, 2004P.128 El por qué de una justificación filosófica Dado que la filosofía tiene como misión el conocimiento de la evolución de todos los aspectos de la realidad y puesto que buscamos encontrar bases filosóficas que legitimen el problema de las manifestaciones anticipadas de la voluntad: Los mejores argumentos que pueden darse como apoyo al derecho del ser humano a decidir por sí sobre los tratamientos relativos a su estado de salud; o si así lo desea, la delegación de este poder de decisión en alguien de su confianza, solo pueden darse a través del conocimiento. “El estudio de la Filosofía viene a ser hoy una herramienta necesaria para que el jurista pueda entender, criticar y sobre todo encausar dicha evolución política y social, de modo que sus resultados sirvan realmente al progreso de las personas, los pueblos y la humanidad en general, y no sean simplemente desarrollos tecnológicos que degraden la vida humana.”10 Necesitamos remitirnos a bases ideológicas capaces de dar un sustento a instituciones novedosas como las manifestaciones anticipadas de la voluntad, con visos hacia una futura regulación probable. 10 Adame, Jorge. Filosofía Social para Juristas. UNAM. Ed. Mc Graw Hill. México, 1998 p. 19 CAPÍTULO I Manifestaciones anticipadas de voluntad La denominación jurídica de “manifestaciones anticipadas de la voluntad”, es poco común, francamente desconocida aún como tal dentro del ámbito jurídico nacional; no sucede lo mismo cuando hablamos de la denominación de testamento vital, ya crece el número de quienes identifican el tema o han escuchado hablar de él. Esto es sumamente preocupante, más si partimos del hecho de que esta denominación ha tomado gran fuerza conforme pasa el tiempo, al grado de haber sido ya regulada en un considerable número de países11, pese a esto, aun existen discordancias y criterios diversos acerca del mejor nombre castellanizado que debería dársele a lo que claramente entienden los norteamericanos por “living will”. 1. 1 Denominación del tema De acuerdo al lugar varían las denominaciones por las que se reconoce esta figura, entre éstas podemos destacar: “testamento vital”, “para la vida” o “biológico.”12 Y es que aun entre quienes hablan acerca de la misma denominación hay pequeñas discrepancias que van desde factores como la traducción hasta su origen tanto conceptual como de carácter legislativo, proceso que tampoco clarifica del todo su significación. 1.1.1 Concepto El término Living Will es utilizado como una denominación común para las manifestaciones anticipadas o previstas. Las instrucciones de un 11 Como ejemplos de países que toman esta denominación encontramos a Estados Unidos y España. Cfr. Legislación española y norteamericana que ha sido tomada en cuenta para nuestro objeto de estudio. Ver referencias de leyes internacionales en el apartado de legislación en la Bibliografía. 12 Diversas interpretaciones del término norteamericano “living will” testamento vital son usualmente una petición de que, llegado el caso, no se prolongue la vida de un enfermo cuando no exista una perspectiva de salvar la vida o las condiciones de ésta sean muy precarias. De acuerdo con la Dra. Ingrid Brena Sesma, las peticiones no pueden romper con el principio de la atención Médica ni violar derechos reconocidos a los pacientes.13 Si bien es verdad que no hay una unificación conceptual específica internacional, y que si bien, el nombre podría ser lo de menos, lo más importante es saber qué es y en qué consiste nuestra figura objeto. Particularmente coincido con quienes ya las identifican claramente como manifestaciones anticipadas de la voluntad y en el presente capítulo expondré razones de por qué su naturaleza y objeto exigen una denominación como ésta, al menos situándonos en nuestro sistema jurídico, en donde si bien, podemos encontrar figuras semejantes, actualmente no hay ninguna existente dentro de la cual pueda encuadrarse en su totalidad. Mediante el estudio de otras diversas figuras preexistentes sabremos por qué es necesario descartar la idea de tomarlas como puntos de partida y por qué es más conveniente llamarlas manifestaciones anticipadas de voluntad. En España surge la ley “sobre los derechos de información sobre la salud y la autonomía del paciente y la documentación clínica” y a su vez la denominación del mejor conocido como “testamento vital” con una propuesta clara de denominación: “documento de voluntades anticipadas” y que contiene las instrucciones a tener en cuenta cuando se encuentre (el paciente) en una situación en la que las circunstancias que concurran no le permitan expresar libremente su voluntad.14 13 Brena Sesma y Díaz Müller. Op. cit. p 18 14 Art. 8 Ley 21/2000, de Cataluña, sobre los derechos de información relativos a la salud, la autonomía del paciente y la documentación clínica: http://www.uv.es/~fevepa/2%20CPTA%20SEGUNDA%20/testavit.html 21 de noviembre de 2006 Las generalidades en que coinciden las diversas regulaciones que existen ya, son la esencia del documento, de aquí se desprenden las múltiples funciones de las manifestaciones anticipadas de voluntad; todas ellas encaminadas hacia la idea mayoritaria de permitir al paciente máxima autonomía en decidir acerca de todo tipo intervenciones médicas y/o tratamientos que desea le sean o no aplicados ante una situación concreta, previendo el caso de llegar a ser incompetente. Tomando como referencia el concepto señalado, a simple vista pareciera carecer de complicaciones en cuanto a su aplicación; sabiendo que la decisión fue tomada directamente por el paciente, sin embargo, esta situación no siempre es posible. Habrá veces en que el paciente no pueda manifestar su voluntad, razón que seguramente ha dado lugar a la posibilidad de prever esta situación por medio de la designación de un representante elegido por el propio paciente en estos casos. Si bien es cierto que el principal objetivo es respetar la voluntad del paciente, también lo es que en situaciones de emergencia, cabe la posibilidad que este haya caído en un estado que le impida expresarse, y dadas las circunstancias alguien tiene que tomar la responsabilidad de decidir sobre él. Siguiendo a la Dra. Brena, “la decisión debe ser la más objetiva y proporcional posible a favor del enfermo y de respeto a su dignidad personal”15. Lo mejor sería basar tal decisión en deseos expresados con anterioridad por él mismo. Generalmente es la familia quien asume esa responsabilidad:”con la designación se evitarían los conflictos que puedan surgir cuando los parientes no se pongan de acuerdo respecto a los tratamientos más adecuados para el enfermo o cuáles se deban evitar. En todo caso, es mejor que la persona nombre a su tutor y no que lo haga el médico o la legislación”.16 15 16 Op. Cit. Brena Sesma y Díaz Müller. P. 23 Ibídem p. 21 Las manifestaciones anticipadas de la voluntad nos permiten de esta manera ofrecer asistencia al médico y a la familia del paciente en la tarea de tomar decisiones acerca de las medidas de su cuidado, sin desvirtuar en ningún momento su finalidad: el hecho de respetar y proteger la elección de alguien, preferentemente sobre una decisión previa tomada sin la presión ni la preocupación acerca de las formas y alternativas de cuidado. Estas cualidades entre otras, son las que han contribuido al crecimiento de la popularidad de esta figura: el qué hacer ante la variedad de situaciones que pueden presentarse dado el deterioro de la salud de alguien. Ha pasado ya cierto tiempo de su aparición y desde entonces han surgido diversas formas de manifestaciones anticipadas de voluntad. Y tal como en el caso de las denominaciones, hay generalidades que destacan su función. Dadas las pautas y aspectos que las manifestaciones anticipadas de voluntad abarcan, bajo las siguientes dos formas básicas se permite expresar deseos futuros o voluntades anticipadas en cuanto a cuidados médicos se refiere: La Declaración del cuidado de la salud “living will” y el poder perdurable del representante para cuidados de la salud17 representante de hecho 18 o curador terapéutico19. Como puede observarse, podemos encontrar discrepancias en cuanto a cuál sería el mejor término para definir el género manifestaciones anticipadas de la voluntad; así, los conceptos que se desprenden de éstas no son la excepción, por lo cual podemos encontrar gran variedad de denominaciones respecto de un mismo término.20 Sin embargo, al revisar legislaciones positivas de carácter internacional21 sobre el tema que nos ocupa, es posible identificar claramente a qué se refiere cada concepto independientemente de su denominación. A pesar de las 17 (durable power of attorney for health care), Nuestra traducción. Op. Cit. Brena Sesma y Díaz Müller p. 23 19 Ibídem 20 V. gr. Al curador terapéutico se le conoce también como :”attorney in fact”, “Appointment of Health Care Proxy," "Designation of Health Care Surrogate”, “decision maker”, o agente, entre otros. 21 Cfr. Referencias bibliográficas legislativas internacionales al final de esta tesis. 18 discrepancias, es posible distinguir varias constantes; puede considerarse una de ellas, el hecho de que el género directrices o manifestaciones anticipadas incluyan como especie el poder dado al representante del paciente en lo relativo a los cuidados sobre su salud: el llamado curador terapéutico; definición que adoptamos para efectos del desarrollo del presente trabajo a fin de identificarlo claramente. Conforme al estudio del presente trabajo, nuestra definición de manifestación anticipada de voluntad es entendida como el documento en el cual el paciente hace una declaración respecto del cuidado de su salud y designa al curador terapéutico. A fin de poder dar sustento a mi definición considero necesario explicar los elementos que la conforman, los cuales son y pueden ser entendidos como: 1.1.1.2 Declaración del cuidado de la salud “living will” La Declaración del cuidado de la salud está profundamente ligada al concepto de “living will”; constituye el contenido principal de las manifestaciones anticipadas de voluntad, porque es su materialización; son estatutos establecidos un documento que dirige a los médicos para actuar en situaciones determinadas, durante la enfermedad del paciente; previendo el hecho probable de que éste llegara a ser mentalmente incompetente o incapaz. Su objeto es instruir al médico para no tomar medidas que el paciente, siendo capaz, haya rechazado, en función de una previsión futura o aun en situaciones presentes conservando su capacidad. El cuerpo de esta declaración incluye las instrucciones previas dadas por el paciente “advanced directives.”22 Aunque se considera que el género directrices anticipadas incluye como especie al poder dado al denominado “curador terapéutico”, en ocasiones se confunde el contenido con el continente, lo cual no es problemático sabiendo que las manifestaciones anticipadas de 22 Health Care Advanced Directives. The Patient’s Right to decide. http://www.fdhc.state.fl.us/MCHQ/Health_Facility_Regulation/HC_Advance_Directives/adv_dir.pdf#sea rch=%22advanced%20directives%22 3 de febrero de 2006 Nuestra traducción. voluntad pueden estar compuestas únicamente por instrucciones previas y por lo tanto es válido usar indistintamente alguna de las dos denominaciones. “Advanced Directives” o instrucciones previas son “estatutos orales o escritos acerca de cómo el paciente desea que las decisiones médicas referentes a su salud, deban ser tomadas en caso de no ser apto para tomarlas por sí mismo o carezca de capacidad para expresarse.”23 Sin embargo, será necesario distinguir cuando las manifestaciones anticipadas de voluntad, además de instrucciones previas incluyan la designación del curador terapéutico, teniendo en cuenta que generalmente es necesario preparar ambas formas combinables. 1.1.1.3 Curador terapéutico (Health Care Proxy) Es el representante a quien el autor de un documento de voluntades anticipadas designa otorgándole un poder perdurable para los cuidados específicos de su salud, con el objeto de darle capacidad para tomar decisiones en caso de que no pueda hacerlo por sí mismo. En este tenor César Rivera ahonda más sobre la noción de representante entendiéndolo como “…los familiares o amigos, cuando los hay, a menudo actúan como la persona más próxima en la toma de decisiones acerca de pacientes incompetentes”.24 Este representante comúnmente es un pariente o amigo cercano en quien el paciente confía lo suficiente para dejar en sus manos prioritariamente un poder de decisión sobre otros representantes potenciales, el curador terapéutico aplica a todas las situaciones en las cuales el paciente es incapaz de tomar decisiones. De esta suerte es que la función de los representantes tenga como 23 Ibídem. Rivera Benítez César. Aspectos éticos de la eutanasia. En: Eutanasia. Aspectos jurídicos, filosóficos, médicos y religiosos. Fernando Cano Valle, Enrique Díaz Aranda y Eugenia Maldonado de Lizalde Coordinadores. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2005. P 179. 24 principal labor, vigilar que los médicos apliquen el tipo de tratamiento que el paciente desea recibir. Cuando se otorga dicho poder con duración o vigencia considerable o más aun, indeterminada, de representación exclusiva para cuidados de salud; puede ser total o parcial según lo decida el paciente. La mayoría de los pacientes otorgan a su representante lo que consideran razonable de acuerdo a su criterio. Por ejemplo, la facultad específica para supervisar su tratamiento en una enfermedad previamente diagnosticada. El poder del curador terapéutico está limitado entonces para tomar decisiones en aspectos concretos señalados por el paciente en el documento que firmó y a actuar conforme a lo dispuesto en el documento de voluntades anticipadas. Las pautas que delimitan su actuación se enmarcan conforme al consentimiento o negación a cualquier tratamiento médico que afecte la salud física o mental del paciente. Generalmente existen excepciones para regular estas situaciones como lo es el suministro de ciertos medicamentos psiquiátricos y el fin de un embarazo. El curador terapéutico no puede autorizar actos que violen lo dispuesto por el paciente en el documento, pero tampoco lo dispuesto por la ley. Hay una situación en la cual las instrucciones específicas pueden ser puestas en duda o ignoradas por completo: cuando hay embarazo. Es conveniente especificar que en este caso, no se siga con lo establecido en el documento de manifestaciones anticipadas de la voluntad, establecido ya sea por la paciente o por el curador terapéutico. El que los médicos se sujeten o no a las disposiciones de los pacientes depende de varios factores, incluyendo el avance de la gestación, pues existen de por medio riesgos para la paciente y para el feto. Si la paciente se encuentra en más allá del segundo trimestre de embarazo, los médicos deben administrar los tratamientos necesarios que para preservar la vida de la paciente y el feto. Y si las posibilidades de vida prevalecen solo para uno de ellos, habrá una preferencia específica por la madre. 1.2 Contenido El contenido de las manifestaciones anticipadas de voluntad está íntimamente relacionado con las funciones del curador terapéutico. Dentro de las especificaciones que pueden ser contenido de las manifestaciones anticipadas de la voluntad se encuentran las referentes a: 1.2.1Contratación o rechazo de personal médico 1.2.2 Toma de decisiones en restricciones médicas en cuanto a: 1.2.2.1 Control de visitas en el hospital 1.2.2.2 Acceso a expedientes médicos y cualquier otra información de carácter personal. 1.2.2.3 Solicitud de intervención judicial si se requiere, en caso de que el médico no se guíe por lo dispuesto en el documento en cuanto a la aplicación o no aplicación de determinados tratamientos. 1.2.2.4Transfusiones sanguíneas y productos relacionados para realizarlas. 1.2.2.5 Respiración cardiopulmonar (RCP) 1.2.2.6 Pruebas diagnósticas 1.2.2.7 Diálisis 1.2.2.8 Administración de medicamentos 1.2.2.9 Uso de respirador y cirugías 1.2.2.10 Donación de órganos y disposición del cuerpo. El número de estados norteamericanos25 en que se autoriza la disposición del cuerpo como una de las disposiciones del curador terapéutico, incluyendo 25 Como ejemplos podemos citar a: California, Arkansas, California, Idaho, Kansas, Nuevo México, Carolina del Norte, Oregon, Texas y Washington Nueva York y Missouri. la autorización para realizar la autopsia o hacer expresos los deseos del titular en cuanto a donación de órganos, se ha incrementado últimamente. Las necesidades médicas del paciente pueden variar de acuerdo a las circunstancias que se presenten, y para ello, el curador tiene el poder para actuar y decidir de acuerdo a ellas. La autoridad del curador terapéutico con un poder de esta naturaleza implica la posibilidad de que tal poder finalice como consecuencia de la muerte del paciente. 1.2.3 Alimento e hidratación como parte del contenido Hay personas que dado su estado y circunstancias no desean que sus vidas sean prolongadas por medicamentos o de manera artificial. Por lo tanto rechazan incluso agua y alimentos. El contenido de las manifestaciones anticipadas de voluntad puede referirse a estos dos elementos básicos de soporte vital ante la posibilidad de excluir agua y alimento (nutrición e hidratación) del grupo de medicamentos que tienden a prolongar la vida; pero existe controversia, ya que la nutrición e hidratación brindan alivio al paciente, y la mayoría de los pacientes no renuncian a cuidados paliativos para aliviar el dolor. La calificación de extrema que pudiera como opinión darse a este tipo de medidas no atravesaría este ámbito y caer en una acción de eutanasia pasiva, desde que hoy no se considera la suspensión de alimentos e hidratación en un lo que los médicos llaman un estado vegetativo persistente. La justificación dada para ello encuentra su razón de ser en el concepto actual de futilidad: Ejemplos de legislación son: Federal Patient Self- Determination Act y Natural Death Act. De jurisprudencia, los fallos emitidos por la Corte suprema de Estados Unidos de Norteamérica. Cfr. Abstracts de Legislación Norteamericana en Cano Valle et. Al. Eutanasia. Aspectos jurídicos, filosóficos, médicos y religiosos. Op. Cit. P. p. 36 - 47 “Una acción puede ser fútil en una circunstancia y no en otra, porque esta cualidad reside más en el análisis del objetivo que en las características de su propia naturaleza. El estudio de la futilidad médica se plantea en este tiempo por la incorporación masiva de innumerables recursos tecnológicos diagnósticos y terapéuticos y por el reconocimiento pleno del principio de autonomía que confiere al paciente la decisión sobre su aplicabilidad en cada caso. … La futilidad aparece así como un producto de la decisión individual, absolutamente único y singular, particular para cada uno, ligado al objetivo de vida y de naturaleza esencialmente cualitativa”26. Existe un control jurídico ya que un testamento vital no puede ser contrario al ordenamiento legal, en general, es un límite impuesto a la autonomía de la voluntad, consagrada en el principio previsto por legislaciones pertenecientes a sistemas jurídicos de Derecho escrito como el nuestro. Nuestro Código Civil Federal, en su artículo 1910 señala: El que obrando ilícitamente o contra las buenas costumbres cause daño a otro, está obligado a repararlo, a menos que demuestre que el daño se produjo como consecuencia de culpa o negligencia inexcusable de la víctima. Si tomamos como referencia el artículo 8, estamos conscientes de que los actos ejecutados contra el tenor de las leyes prohibitivas o de interés publico serán nulos, excepto en los casos en que la ley ordene lo contrario. Refiriéndose al principio de autonomía de la voluntad, el Magistrado español José Luis Ibáñez afirma, “Este será, por lo tanto, el límite jurídico que evitará que el instituto prácticas eutanásicas”. del testamento vital se deslice hacia 27 Algunos Estados norteamericanos como Carolina del Norte28, bajo estrictos supuestos legales, permiten a los pacientes declinar de la nutrición artificial e 26 Blanco, Luis Guillermo, comp. Bioética y Bioderecho. Cuestiones Actuales. Ed. Universidad. Argentina, 2002 P.p. 365 – 366. 27 Requero, José Luis. El Testamento Vital y las Voluntades Anticipadas. Aproximación al Ordenamiento Español. http://www.institutodebioetica.org/revista/requero.pdf 28 http://www.nrlc.org/euthanasia/MODELN&HStateLaw.pdf Model Starvation and dehydration of persons with disabilities Prevention Act. Revised January 2006. 3 de noviembre de 2006 hidratación a través de sus manifestaciones anticipadas de voluntad. Quienes se encargan de dar cuidados, y siguen de buena fe lo dispuesto en el documento, son provistos de inmunidad de responsabilidad civil y penal y acciones disciplinarias profesionales. Por estas limitaciones, las declaraciones para el cuidado de la salud son menos flexibles y comprensibles que el poder del curador terapéutico. Los cuidados paliativos pueden ser rechazados aun cuando el médico los considere necesarios. Lo cual no es una constante, partiendo de la noción de la ética del medico. El paciente puede tener la preocupación de qué tanto puede ser el dolor que puede llegar a sentir durante una enfermedad, que puede preferir el cese del tratamientos, lo cuales en un extremo pueden producir encarnizamiento terapéutico en vez a sufrir un dolor extremo sin la posibilidad de disminuirlo. “Por su parte el living Will es también una reacción contra los excesos de la técnica”29 Con excesos de la técnica nos referimos a lo que en el ámbito médico se conoce como encarnizamiento terapéutico, al que siempre se alude como ejemplo de indignidad, es el resultado de un fenómeno cultural muy complejo y multifactorial derivado de la excesiva aplicación de procedimientos tecnológicos en la Medicina, de las desmesuradas expectativas de curación que se han inculcado a la sociedad, del requerimiento de preservar siempre la vida biológica como un valor sagrado y de la ausencia de una decisión médica unívoca que asuma la existencia de límites en las acciones médicas.30 Y tiene que ver también con el concepto de futilidad, que es la característica que pueden tener algunos tratamientos médicos de ser excesivos, donde la calidad de vida pasa a segundo término. 29 Caló, Emmanuelle. Bioética: Nuevos derechos y Autonomía de la voluntad, Traducción de Luigi Di Vita Fornaciari. Ed. La Roca Argentina, Buenos Aires, p. 206 30 Op. Cit. Blanco, Luis Guillermo p. 368 1.2.4 Ordenes de no resucitamiento Es la directriz que rechaza en caso de una emergencia médica que el personal médico dé reanimación cardiopulmonar. En caso de hospitalización, el médico puede agregar esta orden al expediente médico. Si no hay hospitalización, se puede elaborar una preorden de no resucitamiento para alertar a paramédicos en cualquier lugar donde pudiera presentarse esta emergencia o facilitar ciertas medidas. “En el living will encontramos entre las advanced directives una especie de tabla con datos cruzados, donde a las voces “salud actual, ictus leve, ictus medio, ictus grave, demencia leve, demencia grave, coma permanente y enfermedad terminal” corresponden las casillas “reanimación cardiopulmonar, pulmotor, diálisis, cirugía de urgencia, transfusión de sangre, terapia antibiótica y alimentación artificial”, de manera que se puedan realizar diferentes selecciones. En lo que hace a las modalidades de ejecución del poder, se puede elegir: que los delegados decidan individualmente o bien en grupo, que sus eventuales desacuerdos sean resueltos por mayoría, que haya un margen de discrecionalidad, etcétera”. 31 Además de los tratamientos citados, se pueden dar directrices relativas a cuidados paliativos. Se asume ya en forma generalizada la idea de evitar el dolor a toda costa. 1.3 Los mejores intereses del paciente El paciente es en principio el único que puede disponer sobre su tratamiento en cualquier momento; y decidir sobre los cuidados que desea recibir. El hecho de encontrarse imposibilitado para hacerlo, no debe ser razón para dejar de cumplir lo dispuso. Si tuvo lugar la previsión correspondiente, el curador terapéutico deberá guiarse de acuerdo con los mejores intereses del paciente, fundamentados en deseos expresados éste, previamente. 31 Ibídem. P. 229 “Al decidir cuáles son los “best interests” mejores intereses del incapaz, la persona que otorga o rehúsa el consentimiento en su lugar debe tomar en consideración: 1.3.1 Los valores y las convicciones que el mismo conoce como propios de la persona incapaz (cuando era capaz) y cree que ésta seguiría teniendo si todavía lo fuera; 1.3.2 Cualquier otra voluntad manifestada por la persona incapaz con respecto al tratamiento que no sea necesario seguir, y los siguientes factores: 1.3.3 Si la enfermedad o la salud de la persona incapaz pueden mejorar con el tratamiento médico; 1.3.4 Si la enfermedad o la salud de la persona incapaz pueden mejorar sin el tratamiento; 1.3.5 Si el beneficio que la persona puede esperar del tratamiento es superior a los relativos riesgos; 1.3.6 Si un tratamiento menos restrictivo o menos invasor podría aportar el mismo beneficio que el tratamiento propuesto. “32 Las decisiones del curador terapéutico deben ser entonces congruentes con las decisiones del paciente previamente expresadas o si es necesario de acuerdo una serie de principios estándar que asegurarán el beneficio del paciente en cada acción determinada por su propio curador terapéutico. 1.4 Aspectos Jurídicos de la Manifestaciones Anticipadas de Voluntad: Un Panorama Reciente Uno de los aspectos jurídicos más relevantes respecto de las voluntades es su grado tanto de validez, como de fuerza vinculante; porque constituye una forma de determinar, prever y prevenir las consecuencias jurídicas que pudieran presentarse en su momento. En los países donde se ha legislado ya, su reconocimiento depende de una serie de requisitos y formalidades que garantizan un nivel mínimo de seguridad jurídica para el paciente y de ahí hemos encontrado, se desprenden los siguientes elementos: 32 Ibídem p. 230 1.4.1. Sujetos Tomando en cuenta a quienes participan en la elaboración del documento, a quienes obliga y a quienes afecta, encontramos a los siguientes sujetos intervinientes: El paciente: Es quien debe otorgar su firma para darle validez al documento. La firma es el presupuesto de un respaldo ideal antes de cualquier intervención médica, asentada cuando el paciente es sano y apto mentalmente. Que le da control individual para decidir sobre su estado de salud. Como ejemplo encontramos La Ley de California, de acuerdo a su estricta redacción se requiere que el paciente firme el documento cuyas palabras están prescritas exactamente en la ley, el cual dirige al médico a abstenerse de aplicar tratamientos para alargar la vida del paciente cuando a juicio del médico responsable, la muerte es inminente. El curador terapéutico: en el documento de instrucciones previas el otorgante podrá designar a un representante, que será el interlocutor válido y necesario con el médico o el equipo sanitario para que, caso de no poder expresar por sí mismo su voluntad, le sustituya, y que estará facultado para interpretar los valores e instrucciones que consten en el documento de instrucciones previas. Puede ser designado representante cualquier persona mayor de edad, que no haya sido incapacitada legalmente para ello.33 1.4. 2 Formalidades Además del paciente y su representante, y ya más bien como elementos que harán de la manifestación anticipada de la voluntad, se necesita un 33 Cfr. Artículo 11.1 de la Ley 41/ 2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. http://www2.san.gva.es/hguv/descargas/quiosco/Ley_41_2002.pdf 7 de enero de 2007 documento formal y jurídicamente válido. Las leyes generalmente autorizan formas estándar, que requieren: 9 Ratificación ante testigos. El documento se firma preferiblemente en su presencia 9 Fe dación ante notario público. Dependiendo de la legislación, en algunos casos ambos son necesarios. El documento de instrucciones previas se formalizará por escrito y mediante uno de los siguientes procedimientos, a elección de la persona que lo otorga34: a) Ante Notario, conforme a la legislación notarial. b) Ante otro funcionario o empleado público autorizado por la autoridad correspondiente35 c) Ante tres testigos, que han de ser mayores de edad con plena capacidad de obrar quienes declaran, bajo su responsabilidad, que el otorgante es mayor de edad, actúa libremente y no les consta que esté incapacitado judicialmente, así como que, en su presencia, ha firmado el documento. Como podemos ver, el propósito de estas formalidades es cerciorarse del estado de salud mental y la edad del titular. 1.4.2.1 Intervención del médico No es necesario el asesoramiento médico a la hora de elaborar un testamento vital, sin embargo ayuda a familiarizarse con los términos de los procedimientos médicos que son comúnmente administrados a pacientes con enfermedades serias. 34 Ejemplo tomado del Decreto No. 80/2005, de 8 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Instrucciones previas y su registro. 8 35 En este caso es necesaria la intervención del encargado del Registro de Instrucciones Previas de la Región de Murcia, quien funge como fedatario en virtud de escrito suscrito por el otorgante en su presencia, con la indicación de su nombre y apellidos. 1.4.3 Requisitos En este apartado procederemos a la mención y análisis de los requisitos que la mayor parte de legislaciones de manifestaciones anticipadas de la voluntad, tanto españolas como norteamericanas exige para su elaboración. La serie que presentamos a continuación, bien podría considerarse un estándar. 1.4.3.1 La Capacidad como requisito La celebración de todo contrato requiere necesariamente de ciertos requisitos de validez, entre los cuales se encuentra el de la capacidad. El autor del documento debe encontrarse en pleno uso de sus facultades y ser mayor de edad; es decir, que sea capaz de entender claramente su contenido, funcionamiento y operación; así como las circunstancias previstas. La capacidad de ejercicio es ciertamente uno de los elementos de validez condicionantes de un consentimiento pleno de quienes contratan, pues se hace consistir en que éste, el consentimiento, debe formarse por manifestaciones de voluntad correspondientes a personas capaces.36 De acuerdo a lo anterior, la capacidad para contratar podría ser tomada como punto de referencia a ser aplicado a las manifestaciones anticipadas de voluntad. El paciente debe no solo ser capaz entendiéndose la capacidad no solo al cumplir los requisitos que marca el código civil vigente de la legislación correspondiente37, sino además se hace patente la necesidad de un consentimiento informado. “Una intervención en el ámbito de la sanidad sólo podrá efectuarse después de que la persona afectada haya dado su libre e informado 36 37 Domínguez Martínez Jorge Alfredo Derecho Civil. Contratos. 2ª ed. Porrúa, México, 2002. P. 34 El Doctor Jorge Alfredo Domínguez Martínez afirma que la insatisfacción de los requisitos legales para considerar a alguien incapaz puede darse conforme a los siguientes supuestos: • Una situación física negativa objetivamente mostrada por el interesado. • Que la ley considere que el sujeto carece de las condiciones mentales o de conducta adecuadas para conducirse por sí solo. • La combinación de los dos factores anteriores: el hecho de que el sujeto, debido a su situación mental real carezca de condiciones naturales que le permitan decidir personalmente y la ley, con base en dicha situación real así lo catalogue. Ibid. P. 42 consentimiento. Dicha persona deberá recibir previamente una información adecuada acerca de la finalidad y la naturaleza de la intervención, así como sobre sus riesgos y consecuencias. En cualquier momento la persona afectada podrá retirar libremente su consentimiento.”38 Los pacientes capaces39 lo pueden designar con el objeto de que tome decisiones si ellos llegaran a perder su capacidad para hacerlo. Siempre y cuando los pacientes sean capaces, ellos continúan ejerciendo sus propias decisiones en el cuidado de su salud. 1.4.3.2 Declaración por escrito como respaldo de la manifestación anticipada de la voluntad del paciente. Se requiere de una manifestación por escrito donde se detalle el tipo de cuidados que se desea o no recibir si sobreviene incapacidad. En la declaración, es necesario incluir: a) Identificación del otorgante y, en su caso, testigos y representantes si los hubiera, mediante la expresión de sus nombres, apellidos, domicilio, número de documento nacional de identidad, pasaporte u otro documento válido con efectos legales de identificación. b) Declaración de las instrucciones previas, con el contenido que se indica en este artículo.40 38 Artículo 5 Regla general del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, hecho en Oviedo el 4 de abril de 1997, y firmado por los Estados miembros del Consejo de Europa, otros Estados y la Comunidad Europea. http://www.filosofia.org/cod/c1997ast.htm 39 A decir del Dr. Domínguez Martínez, una persona con incapacidad natural, puede no haber sido incapacitada judicialmente y carecer de la protección legal para su persona y sus bienes. La alteración de sus facultades, no implica siempre ni de una manera automática la existencia de un proceso de incapacidad, unas veces por negligencia, otras por ignorancia y otras por enfermedad, no se pide la incapacitación legal. El incapacitado que no está incapacitado por Ley, es la persona que puede decirse que tiene una incapacidad natural o una incapacidad de hecho. 40 En los términos dispuestos en el artículo 11 del la Ley española 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, mediante el Decreto n.º 80/2005, de 8 de julio, se aprueba el Reglamento de Instrucciones previas y su registro. En el artículo 2 de dicho decreto se desarrolla el contenido y formalización del Documento de Instrucciones previas. 1.4.3.3 Requisitos del curador terapéutico dentro de la declaración por escrito de las manifestaciones anticipadas de la voluntad. Todos los poderes dados al curador terapéutico deben hacerse constar por escrito. La firma es necesaria en todo documento que tenga que ver con la declaración del cuidado de la salud (health care documents). Si la persona se encuentra físicamente imposibilitada para firmar por sí misma, puede designar a otra para que lo haga en su nombre, misma que ha de ser una persona con capacidad jurídica plena. 1.4.3.4 Elementos subjetivos que deben tomarse en cuenta Entre las bases y elementos que fundamentan una decisión de esta naturaleza se encuentran: Información suficiente que permita al paciente conocer las posibilidades y opciones tratamientos. “De hecho, para que el paciente pueda determinar lo que va a hacer con su cuerpo (si va a someterse al tratamiento médico o no), debe tener los suficientes elementos de juicio para tomar tal determinación”.41 Como medidas de control hacia el curador terapéutico y para prevenir conflictos de intereses potenciales, se ha establecido: no pueden ser el médico responsable o empleados de la institución médica tratante y curador terapéutico la misma persona a menos que sean familiares del paciente. Tal es el caso del estado norteamericano de California. Las manifestaciones anticipadas de la voluntad deben establecerse por medio de la expresión de un lenguaje cuya estructura no dificulte su comprensión; para no dejar sin protección a las personas en fase terminal o moribundas en cuanto a la autodeterminación; al tiempo que se adoptan las medidas necesarias para: 41 Cano Valle. Bioética Temas Humanísticos y Jurídicos. Op. Cit. p. 27 “Dar eficacia al derecho de la persona en fase terminal o moribunda a una información veraz y completa, pero proporcionada con compasión, sobre su estado de salud, respetando, en su caso, el deseo del paciente a no ser informado.42” y: Cerciorarse de la ausencia de factores externos que ejerzan presión sobre el paciente. Es fundamental “Garantizar que ningún enfermo terminal o persona moribunda sea tratada contra su voluntad y que en esta materia no actúa bajo la influencia o presión de un tercero. Además se debe garantizar que su voluntad no se configura bajo presiones económicas.43” 1.5 Otras características del documento de Manifestaciones Anticipadas de Voluntad. Además de la serie de requisitos y formalidades de las que ya hemos hablado, es necesario tomar en cuenta varias características no menos importantes a la hora de hacer efectivo un documento de manifestaciones anticipadas de voluntad. 1.5.1 Cuándo surte efectos un documento de esta naturaleza Un documento de manifestaciones anticipadas de voluntad surte efectos una vez que el médico determina la falta de capacidad para tomar decisiones propias: • Cuando la persona no puede entender la naturaleza y las consecuencias de las opciones disponibles para el cuidado de su salud y; • Cuando se pierde la habilidad de expresar su voluntad para los cuidados de su salud ya sea en forma oral, escrita o por medio de señas. 42 Protección de los enfermos en la etapa final de su vida. Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Recomendación 1418 (1999), adoptada el 25 de junio de 1999. Punto XII http://www.bioeticaweb.com/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=304#search=%22Protecci %C3%B3n%20de%20los%20enfermos%20en%20la%20etapa%20final%20de%20su%20vida.%20Asam blea%20Parlamentaria%20del%20Consejo%20de%20Europa.%20Recomendaci%C3%B3n%201418%20 (1999)%2C%20adoptada%20el%2025%20de%20junio%20de%201999.%20%22 18 noviembre de 2006 43 Ibídem Punto XIV Sin embargo, si el paciente se encuentra en un estado en el cual no puede expresarse de ninguna manera, sus documentos surtirán efectos inmediatamente. En caso de existir duda acerca de dicha pérdida total, el médico, con la intervención del curador terapéutico o la de familiares cercanos, decidirá cuándo es el momento apropiado para que dichos documentos sean operativos. Siguiendo el caso de California, es posible dar al curador terapéutico autoridad para manejar el tratamiento médico inmediatamente. Esta opción se considera por lo siguiente: Actuación rápida. El curador terapéutico podrá tomar decisiones tan pronto como lo crea necesario en función del estado que guarda el paciente, aun antes de que el doctor confirme el estado de incapacidad. Esto es sumamente importante cuando no se está bajo el cuidado de un médico con el que se ha establecido una relación confiable.Lo anterior aplica en cualquier tiempo una vez sobrevenida la incapacidad, o pérdida de la conciencia, pero aun habiendo vida. Al momento de hacerse efectivos los documentos, el curador terapéutico puede comenzar la toma de decisiones, siempre y cuando estén dentro de lo que el paciente dispuso o disponga en caso de no haber pérdida total de la capacidad para comunicarse. La efectividad inmediata de los documentos permite flexibilidad, en caso de enfermedad, agotamiento extremo o cualquier otra circunstancia que haga patente la necesidad del paciente de ser representado para tratar con los médicos y analizar las opciones de tratamiento. Esto no significa dar al curador terapéutico autoridad para sobrepasar límites en contra de la voluntad de su representado en el tratamiento a seguir. 1.6 Naturaleza jurídica En este punto pretendemos realizar un breve análisis jurídico para determinar la esencia de esta figura dentro del mundo jurídico; si sería posible que las manifestaciones anticipadas de la voluntad encontraran cabida en alguna de las figuras jurídicas más cercanas que nuestro derecho contempla o si sería necesario clasificarlas como una figura totalmente nueva y distinta de las ya existentes. 1.6.1 Fuerza vinculatoria El fin común de todas las regulaciones de las voluntades anticipadas es impedir que la autoridad pueda intervenir si existe un testamento vital, con el objeto de facilitar la toma de decisiones del médico. El grado de vinculación jurídica de las manifestaciones de voluntad del paciente varía de acuerdo al sistema jurídico y al lugar donde se aplican, tal es el caso de España donde se reconoce actualmente con un grado de fuerza jurídica considerable los deseos anticipados con anterioridad por el paciente, inspirados en el respeto a la autonomía de la voluntad y en la protección y respeto de la persona en todas aquellas circunstancias que impidan que ésta se gobierne por sí misma.44 Creemos que lo anterior no significaría transgredir la ley, sino más bien saber en qué casos es conveniente dejar de aplicarla por observar una actitud de beneficencia, siempre y cuando no se perjudique a terceros y la acción no vaya encaminada al suicidio, pues esto último, si bien encuentra relación con éste tema, su estudio tendría que ir enfocado ya al de la eutanasia. 1.6.2 Figuras jurídicas que se han asociado a la denominación Dentro de un contexto jurídico, es necesario reconocer que la eficacia de las manifestaciones anticipadas de voluntad depende en gran medida de su 44 Preámbulo de la Ley Catalana del 29 de diciembre de 2000. http://www.eutanasia.ws/textos/leycataluna.doc fuerza vinculante, de ahí la necesidad de adentrar sobre el tema de la naturaleza jurídica de las manifestaciones anticipadas de la voluntad. 1.6.2.1 Acto jurídico El acto jurídico, es el acontecimiento del hombre en el cual interviene su voluntad en forma directa y que por la motivación que hace de un supuesto jurídico, produce consecuencias de derecho, siendo la voluntad relevante para la producción de las consecuencias. La distinción entre actos y hechos jurídicos sólo tendrá sentido en cuanto admita por base el modo en que el orden jurídico considere y valore un hecho dado. Si el orden jurídico toma en consideración el comportamiento del hombre en sí mismo y, al atribuirle efectos jurídicos, valora la conciencia que suele acompañarlo y la voluntad que naturalmente lo determina, el hecho se deberá calificar de acto jurídico. 45 1.6.2.2 Negocio jurídico Dado que el concepto de negocio jurídico es: éste en el cual la voluntad del autor o de las partes, además de requerirse plenamente como en cualquier acto, le es reconocida y permitida una labor creadora de consecuencias, por comprender una gama de actos con esa posibilidad.46; es claro ver como las manifestaciones anticipadas podrían caber dentro de este presupuestos. Sin embargo, para efectos de denominación, resultaría esta ambigua en función de la falta de concreción, ya que se perdería el concepto dentro de una gama tan amplia. Ahora bien su grado de juridicidad dependería de cómo es concebido por las consecuencias de derecho que se produzcan, lo cual estaría ya sujeto a las determinaciones previas de un orden jurídico establecido. En nuestro caso, cabe recordar que las manifestaciones anticipadas de voluntad no están contempladas por nuestro sistema legal. 45 Betti, Emilio. Teoría General del Negocio Jurídico. Trad. De Martín Pérez. Editorial Revista de Derecho Privado Serie B.- Monografías Fundamentales de Derecho Privado y Público, XXVI. Madrid, España, 1959 p. 11 46 Domínguez Martínez, Contratos. P. 9 1.6.2.3 Testamento Testamento vital es una frase que suena contradictoria a expertos legales un testamento es un documento cuyos términos son para ejecutarse después de la muerte del testador; dirige acciones antes de la muerte del testador. El testamento es un acto jurídico unilateral, personalísimo, revocable y libre, por el cual una persona capaz transmite sus bienes, derechos y obligaciones que no se extinguen por la muerte a sus herederos o legatarios, o declara y cumple deberes para después de la misma.47 Las razones que seguramente dieron lugar a que se denominara a las manifestaciones anticipadas de voluntad testamento vital: • El testamento es un acto jurídico unilateral. • Es personalísimo, revocable y libre. • Debe ser ejecutado por persona capaz • Tiene por objeto la transmisión de bienes, derechos y obligaciones que no se extingan por la muerte o la declaración y cumplimiento de deberes. Generalmente se piensa que por el testamento se transmiten únicamente bienes, derechos y obligaciones; pero también puede tener por objeto la declaración y cumplimiento de deberes como nombrar un tutor. El Código Civil no dice que sea un acto jurídico unilateral, sino simplemente que es un acto. Naturalmente que se caracteriza como acto jurídico porque es una manifestación de voluntad que se hace con la intención de producir consecuencias de derecho; y es unilateral porque solo interviene una manifestación de voluntad. Por lo tanto, el contenido por excelencia de un testamento es de carácter patrimonial. 47 Rojina, Rafael. Compendio de Derecho Civil. Bienes, derechos reales y sucesiones. 32 ed. Porrúa, México, 2000. p. 385 La manifestación de voluntad representa un acto volitivo y en ello podría asemejarse al testamento. Cumple por consiguiente un elemento esencial de acto jurídico, pero no encuadra en esta figura. Si no hay manifestación de voluntad patrimonial, no hay testamento. Además, “Descartamos su empleo por cuanto el problema que nos interesa es una cuestión de vida y no de muerte”48 1.6.2.4 Poder El poder o apoderamiento es el acto unilateral de voluntad por medio o por conducto del cual se confiere la representación voluntaria. Para otorgar un poder, basta la comparecencia del interesado ante el Notario (si se hace en escritura pública) o la actividad individual del sujeto (si se hace en documento privado), para expresarse deseo de conferir a una persona ciertas facultades para que éste pueda realizar determinados actos a nombre del poderdante. El poder es el instrumento o el medio para conferir la representación voluntaria. Un representado siempre actúa en nombre del poderdante o representado. Cuando se confiere a una persona facultades para realizar cierto tipo de actos a nombre de otra, se presume lógicamente que existe un contrato previo o una relación anterior entre el poderdante y el apoderado. El negocio previo o el convenio preexistente entre el poderdante y el apoderado es el negocio subyacente del poder.49 Es usual y común que el poder tenga como antecedente, como negocio previo o subyacente, un contrato de mandato50, cuyo objeto es; el hecho, como contenido del hacer que es la manifestación de la conducta que constituye el objeto del contrato, debe consistir en actos jurídicos.51 48 Blanco Op. Cit. p. 120 Zamora Valencia Miguel Angel. Contratos. Porrúa México 2000 P. 288 50 Ibíd. p 289 51 Ibíd. P 293 49 Como puede verse, esta figura del poder podría abarcar parcialmente un ámbito de las manifestaciones anticipadas de voluntad: la actividad del curador terapéutico, más no las manifestaciones en sí. 1.6.2.5 Declaración Unilateral de la voluntad La cuestión más importante que se plantea respecto a la declaración unilateral de voluntad como fuente de obligaciones, consiste en determinar si realmente puede un sujeto, por su propia voluntad, autoobligarse. En el caso de las manifestaciones anticipadas de la voluntad, más que una auto obligación52 se busca obligar a terceras personas a respetar a la voluntad del paciente. El Derecho romano se fundó la autonomía de la voluntad para organizar el régimen de los contratos y el derecho moderno, dentro del sistema individualista, ha llevado hasta sus últimas consecuencias ese principio; en materia de actos jurídicos unilaterales, no se ha reconocido que la declaración unilateral de voluntad lícita y con interés jurídico, sea por sí sola una fuente general de obligaciones. La voluntad única o el consentimiento, tienen la misma función jurídica: provocar las consecuencias de derecho que en estado potencial o abstracto se encuentran en la norma, pero en la medida que ésta las contenga, de tal manera que no podrá actualizarse lo que hipotéticamente no abarque la norma jurídica. En la actualidad se sostiene, que la naturaleza de la declaración unilateral de voluntad, y su reglamentación se oponen a una aplicación general de los principios legales en materia de contratos; no obstante que se proponga un fin lícito, un objeto posible, se emita por persona capaz y no padezca de vicio. En concepto de Rojina Villegas, existe en esta tesis un rigorismo extremo 52 La cual es susceptible de modificación, inclusive espontánea siendo el paciente capaz jurídicamente. que no se compadece con la evolución del derecho y con la superación constante de los principios que informaron el sistema individualista. El autor concluye que el acto unilateral sí es capaz, en el derecho, de crear efectos o consecuencias que impliquen la constitución de derechos personales.53 No obstante lo expuesto, encontramos las siguientes razones por las que las manifestaciones anticipadas de voluntad no pueden considerarse como una declaración unilateral de voluntad. La Declaración unilateral de voluntad: es entonces la exteriorización de voluntad sancionada por la ley: a) Dicha declaración implica para su autor la necesidad jurídica de conservarse en aptitud de cumplir, voluntariamente, una prestación de carácter patrimonial, a favor de una persona que eventualmente puede llegar a existir, o si ya existe, aceptar la prestación ofrecida; Las manifestaciones anticipadas de voluntad implican un contenido de carácter no patrimonial. Además, la persona generalmente ha perdido la capacidad en el momento de surtir efectos su manifestación de voluntad expresada por ella misma con anterioridad. Es lo que pretende prever el documento de manifestaciones anticipadas de voluntad, por lo que no se encuentra en condiciones de cumplir una prestación. El contenido de las manifestaciones hace referencia a la propia persona que lo suscribe, no a favor de otro, lo cual implicaría ya una figura jurídica distinta fuera de la declaración unilateral de la voluntad. b) La prestación de carácter patrimonial hace nacer a favor de una persona determinada, un derecho, sin necesidad de que esta acepte; 53 Rojina, Rafael. Compendio de Derecho Civil Teoría General de las Obligaciones 24 ed. Porrúa México, 2002 p. 208 En las manifestaciones anticipadas de voluntad es necesaria la aceptación de la persona que manifiesta su voluntad acerca de las condiciones sobre su tratamiento en caso de encontrarse en una situación de enfermedad que la impidiera expresarse por sí misma.54 Una de las razones principales por las que no se encuentran las manifestaciones anticipadas de voluntad dentro del ámbito de las declaraciones unilaterales de la voluntad, es por su contenido: la declaración unilateral de la voluntad encierra una obligación, el carácter de las manifestaciones anticipadas de voluntad aun es discutible. 1.6.2.6 Representación La representación inicia con la incapacidad. Y supone dos condiciones: 1° Que el acto jurídico se ejecute por el representante, en nombre del representado. 2° Que ese acto jurídico se realice por cuenta del representado. 2º El acto jurídico que se ejecuta en nombre del representado, siempre es por su cuenta, pero el que se celebra por cuenta del representado no siempre es en su nombre. El acto jurídico se ejecuta por el representante en nombre del representado. Esto significa que es la voluntad jurídica del representado, aunque no su voluntad psicológica, la que concurre para la validez del acto jurídico. En la doctrina de la ficción, se supone que es el representante un instrumento del representado, pero que éste último, en realidad no comparece en el acto jurídico. En Estados Unidos, el proceso de representación es asimilado como la ejecución de un poder perdurable del representante para el cuidado de la salud. 54 Brena Sesma Ingrid y Díaz Müller Luis. Op. Cit. P 23 Sin embargo, transportando el uso de esta figura a nuestro sistema jurídico relacionándolo con las manifestaciones anticipadas de voluntad, esto no sería práctico, pues la incapacidad tendría que determinarse legalmente, lo cual no funcionaría para el tipo de casos que se requeriría. 1.6.2.7 Objeción55 de conciencia Consideramos que uno de los factores que han influido al otorgamiento de fuerza vinculante a nuestra figura central en otros países, ha sido el respeto a la actitud de quien rechaza determinada práctica médica, sabiendo las probables consecuencias negativas que deriven de su objeción en función del respeto a la libertad de creencias, opinión y de conciencia. 1.6.7.1.1 La objeción a tratamientos médicos. Tras dar al paciente y a los familiares la información completa sobre el diagnóstico y los tratamientos necesarios alternativos, si el paciente es adulto, tiene plena capacidad de obrar y no está en juego la salud pública, el médico debe respetar la decisión autónoma del paciente sobre su rechazo del tratamiento por convicciones morales o religiosas. Sin embargo, cuando se trata de adultos incapacitados o menores no emancipados, el criterio es que la objeción de los padres o cuidadores legales no puede impedir la aplicación de los tratamientos necesarios. Estas pautas son las más comúnmente seguidas en países como España. Se plantean situaciones conflictivas, que han creado el concepto de objeción de conciencia, para así poder solucionar la colisión entre derechos de los pacientes y del médico, en un marco de interés general. “El elemento esencial del derecho de la objeción es la existencia de una motivación moral en la conciencia del individuo.”56 55 Utilizamos éste término ante la ausencia de denominaciones en Derecho nacional y por que este es el utilizado por textos en castellano. Ejemplo: Persona y derecho. Revista de fundamentación de las Instituciones Jurídicas y de Derechos Humanos. No. 18, 1988. 56 López Hernández José. “La Objeción de conciencia en el ejercicio de la Medicina” en Anales del derecho. Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Murcia. Núm 15, Murcia, 1997 p. 42 Por un lado, la objeción de conciencia tiene un contenido de carácter moral y por el otro, existe la obligación general de obedecer todas las normas jurídicas vigentes. Sin embargo, la obediencia al derecho no solamente implica un simple cumplimiento racional basado en la coacción estatal ejercida en caso de incumplimiento, puesto que las normas jurídicas tienen un fin que tiene que ver con la moral. “En ocasiones, la identificación de algunas normas jurídicas requiere de argumentos morales”57 Estos argumentos morales se localizan en la conciencia del sujeto y que le impulsa a rechazar la aplicación de una norma jurídica determinada. En este caso, se habla de decisiones adoptadas en conciencia, es decir, en virtud de imperativos morales que tienen para el sujeto el grado de instancia normativa suprema; de lo contrario, serían meras opciones de conveniencia procedentes de la libertad de pensamiento. La objeción de conciencia puede ir encaminada tanto hacia las decisiones del paciente, como a las del médico. Hemos dado más preponderancia hacia la objeción por parte del paciente porque su peso es de vital importancia, sin olvidar que el médico no puede ser obligado a actuar en contra de sus ideas. Como se verá más adelante, si no desea llevar a cabo alguna instrucción del paciente por considerarla contraria a su ética profesional, tiene otra opción a llevar a cabo sin violar la voluntad manifestada de este último: si no la puede llevar a cabo o siente que no debería, si bien no puede cometer una omisión, tiene el deber de delegarla porque ante la simple posibilidad de que la persona no esté en condiciones de manifestar su voluntad ya sea en forma transitoria, por efectos de medicamentos, o permanente, por trastornos de salud, se le debe respetar su derecho a expresar sus deseos y que éstos sean cumplidos.”58 57 Raz, Joseph. La autoridad del Derecho. Ensayos sobre Derecho y moral. UNAM, 1985 p. 66 58 Brena. Sesma Op cit. P 16 Ya se ha visto mediante el estudio de diversas figuras, las más cercanas a la forma de las manifestaciones anticipadas de la voluntad, que no se les puede encuadrar en ninguna figura jurídica con existencia. Aun cuando coinciden en varios elementos de forma, considero que un adecuado criterio que ya se ha usado es aquel que tiene en consideración su esencia y su función. Las manifestaciones anticipadas de la voluntad son sui géneris ya que como se verá en el siguiente capítulo, surgieron de la bioética y a partir de entonces interesó al derecho su regulación. CAPÍTULO II Antecedentes de las Manifestaciones Anticipadas de la voluntad. En el presente capítulo pretendemos indagar sobre un origen concreto de las manifestaciones anticipadas de voluntad, como en todo estudio sobre la historia de cualquier objeto de investigación, es necesario en el nuestro encontrar cuál fue el punto de partida y motivos que generaron el surgimiento de las manifestaciones anticipadas de la voluntad y saber de ésta forma, hacia dónde nos dirigimos. 2.1 En busca del origen de las manifestaciones anticipadas de la voluntad. El objeto de este apartado es encontrar datos concretos respecto de las primeras regulaciones de manifestaciones anticipadas de voluntad como testamento vital. Si bien, ya se ha visto que se trata de una figura controvertida en diversos ámbitos tanto de la teoría como de la práctica, es menester reconocer que su origen indudablemente también lo es. Remontándonos a los orígenes del Common Law, encontramos pautas que probablemente le dieron origen como figura jurídica, existe una gran relación que quizás tuvo que ver con su surgimiento: la herencia en vida como práctica inglesa. Como sabemos, el testamento como tal, surge en Roma. El testamento en vida yace en las resoluciones de las cortes inglesas. Hay razón para creer que el sistema fue usado por los cruzados que entregaban tierras a sus amigos para su propia conveniencia durante su ausencia, incluso no expresaban voluntad testamentaria sobre las tierras, instruyendo únicamente a sus amigos de la disponibilidad en el caso de que su retorno no se realizase, las cortes del common law, para estar seguras no disminuyeron esta intención y reconocieron sólo la transmisión por título legal. El testamento en vida durante las Cruzadas fue utilizado para dar cumplimiento a varios propósitos.59 “las utilidades de los bienes no quedan en manos del trustee sino de los beneficiarios de aquellas finalidades para la cual se constituyen. Así la explicación puede lograr los siguientes propósitos: • Para auxiliar a las personas que por su minoría o incapacidad no pueden directamente administrar.60 • Para obtener una finalidad de beneficencia61 Lo anterior, si bien es un dato interesante sobre un posible origen de las manifestaciones anticipadas de la voluntad, no fundamenta su razón de ser específica actualmente. Durante esta búsqueda hemos encontrado que varios países se atribuyen su creación, la cual fue impulsada por razones derivadas de los avances de la 59 López Monroy José de Jesús. Sistema Jurídico del Common Law. Porrúa México, 2003 Pp. 63, 64 Ibíd. 104 61 Ibíd. 105 60 ciencia y la tecnología. Por lo tanto, las manifestaciones anticipadas de la voluntad son de origen reciente dentro de la Bioética, concretamente surgen de de la necesidad de evolución del antiguo modelo paternalista de la relación médico – paciente. 2.1.1 Antiguo modelo paternalista Hoy en día la relación entre médico y paciente ha cambiado radicalmente. Antes se entendía como un binomio en el cual el paciente era un sujeto totalmente pasivo y sujeto a las indicaciones dadas por el médico. Hoy “…frente al modelo paternalista se han elevado voces que pugnan por la autonomía del paciente. Los cambios en la relación con el médico, entre ellos el distanciamiento sustituir los patrones de jerarquía vertical y la necesidad de por otros más democráticos, han propiciado el reconocimiento del principio de autonomía”.62 Los pacientes están acostumbrados a seguir las instrucciones escritas que prescriben una forma certera de cuidado médico, usualmente una medicación. “Los servicios de salud se han transformado de una cultura que confería absoluta libertad de tratamientos o intervenciones al personal de salud, a otra que otorga la libertad de elección de tratamiento por parte de los pacientes, que indudablemente decidirán mejor que nadie cuánto, y con quién combatir su enfermedad, al igual que cómo hacer llevadero su propio padecer”63 Los médicos no están acostumbrados a recibir de sus pacientes instrucciones escritas que prescriben cómo ellos, los médicos están para proveer o no proveer tratamientos médicos, todavía, el testamento vital es justamente un documento y está apareciendo en las oficinas de los médicos. 62 63 Brena Sesma Ingrid y Díaz Müller. Op. Cit. P. 15 Cano Valle Bioética Temas humanísticos y jurídicos Op. Cit. p. 23 Lo anterior es un reflejo de la fuerte necesidad de los pacientes deberían acerca de tener un control sustancial sobre su cuidado médico. “El cambio de cultura jurídica en la relación médico paciente ha obligado a abandonar este vínculo personalizado, a veces caracterizado por un sentido paternalista – compasivo y a veces hasta autoritario o arbitrario, para pasara una nueva situación en la que ya no se le llama paciente a la persona que recibe un servicio de esta naturaleza, sino que ahora se le llama usuario, y a los médicos y enfermeras prestadores de servicios de salud.64 2.1.2 Razones que motivaron el surgimiento de esta figura dentro de la relación médico paciente. Las manifestaciones anticipadas de la voluntad han jugado un papel muy importante por ser el medio revolucionario en su máxima expresión para cambiar el papel del paciente de un sujeto pasivo a ser el eje de la interacción con su médico. Lo anterior ha generado desconcierto dando lugar a todo tipo de opiniones y argumentos, desde lo tradicional médica acerca de las circunstancias en la cual la negación debería ser en sí misma denegada; seguida por la incertidumbre y la ansiedad que aparecen en el manejo clínico. Y es que “Debe advertirse que aun hoy en día, y a pesar de los avances en el tratamiento del dolor y otras agravantes de las enfermedades terminales, no son raros los pacientes en quienes el sufrimiento es insoportable”65De acuerdo a la extensión y naturaleza del cuidado durante la enfermedad terminal. El que un paciente presente un documento sancionado legalmente o un testamento vital no oficial al médico, pueden surgir dudas sobre de la 64 Idem. Graus, Arnoldo. En Eutanasia: reflexión obligada. Eutanasia. Aspectos jurídicos, filosóficos, médicos y religiosos. Op. Cit. P 160 65 interpretación. Si el médico y el paciente discuten conjuntamente las voluntades e intenciones contenidas en el documento, puede alcanzarse un acuerdo, tomando en cuenta la extensión y naturaleza del cuidado durante la enfermedad. Es deseable que se alcance tal acuerdo. En el caso donde las manifestaciones anticipadas de voluntad han de cumplirse después de que el paciente ha dejado de ser un participante activo, las decisiones tienden a ser más difíciles de tomar que aquellas tomadas por pacientes que pueden dar su consentimiento informado. Aquí la opinión del médico es uno de los factores que más influyen. Ahora bien, no solamente como recurso provee autonomía al paciente, sino también da la posibilidad de escoger no someterse sufrimientos y dolores inútiles; incluso podría acabar con aspectos como la mercantilización de la salud. “Desafortunadamente la práctica médica en grandes hospitales, la alta tecnología y en algunas ocasiones la mercantilización de la práctica médica, han deshumanizado la interacción de los protagonistas. Como resultado, en innumerables situaciones, el anterior binomio médico – paciente se ha transformado en una contienda. Los derechos de los pacientes se ven confrontados con los derechos de los profesionales de la salud.”66 Y en esta parte, cabe mencionar a manera de aclaración que las manifestaciones anticipadas no fueron elaboradas hecha para respaldar la eutanasia, sino para dar fin al ensañamiento terapéutico. En primer lugar, cuando los proponentes del texto Ley 21/2000 del Parlamento Catalán lo presentaron ante el Senado y los medios de comunicación, insistieron en que no tenía “nada que ver con la eutanasia en todas sus expresiones posibles”, que “no es ni en su espíritu ni en su letra una ley de eutanasia, ni pasiva ni activa”, que si un médico no puede curar a un paciente terminal y, cumpliendo su deber de aliviar el dolor, provoca indirectamente el acortamiento de la vida “ a eso no se le puede llamar eutanasia”, y de lo que se trata es de evitar el “ensañamiento terapéutico”67 66 Brena Sesma Ingrid y Díaz Müller Op. Cit. P 14 Brandariz García José Angel y Faraldo Cabana, Patricia, coord. Responsabilidad Penal del Personal Sanitario, Netbiblo Coruña, España 2002 p. 17 67 2.1.3 Derechos de ambas partes. El actual debate en torno a la relación médico paciente hay cuestiones que requieren de un estudio que fundamente consecuencias que se dan actualmente y dan lugar a controversias diversas. Es menester reconocer los derechos de ambos sujetos, tanto médicos como pacientes tomando en cuenta los derechos de ambos y el punto en que éstos pueden confrontarse. Sin embargo, considero conveniente tomar como punto de partida los derechos del paciente por ser quien padece, mientras el médico posee el conocimiento68para curar y lograr el bienestar del paciente como objeto fundamental, en la medida de sus posibilidades y circunstancias. 2.1.3.1 Derechos de los pacientes Los pacientes tienen derecho a que se les dé a conocer las expectativas reales sobre su estado de salud, es decir, las expectativas reales inequívocas. La directiva médica es una lista de 12 intervenciones en cada uno de los cuatro escenarios: enfermedad terminal, demencia, estado vegetativo persistente y coma. Tales directivas específicas son útiles cuando el paciente y el médico han discutido estas situaciones y el paciente ha tomado realmente decisiones informadas, pero las directrices específicas dejan ser confusas si el paciente expresa sus deseos o manifiesta su voluntad apreciando de lleno las consecuencias y deliberando acerca de ellas. Las discusiones dentro de la relación médico – paciente han continuado a través del tiempo. Los médicos no deberían esperar entender las preferencias del paciente después de una simple conversación. Además, las elecciones de los pacientes y valores pueden cambiar tanto como su enfermedad, la situación de su vida o la apreciación de su situación. Si el paciente cambia de opinión, deben saberlo el médico y el representante y todas las copias de esa directiva avanzada deben ser destruidas y completar o elaborar una nueva. 68 Cano Valle y Moreno Sánchez José Antonio Op. Cit. P. 29 Los pacientes prefieren que las discusiones ocurran antes de que el médico actúe: en la primera etapa del proceso natural de la enfermedad, y temprano en la relación médico paciente. Si el médico espera hasta que el deterioro clínico ya haya ocurrido, el paciente puede estar demasiado enfermo para tomar decisiones informadas. Los médicos deberían informar a sus pacientes acerca de las ventajas de las directrices avanzadas escritas y motivar a sus pacientes a completarlas. Han tenido lugar también discusiones de documentos en el historial médico: La nota del médico debe describir la toma de decisión del paciente capaz, apreciación de las consecuencias de su elección y sus preferencias específicas considerando intervenciones en situaciones diversas. Los médicos deberían discutirlas cuando la pérdida de la capacidad no fuera algo imprevisto. El objetivo de los médicos abarca serias enfermedades crónicas, cuyo proceso no es predecible. Los médicos deberían alentar a los pacientes a discutir con sus representantes sus elecciones considerando el tratamiento de prolongación de la vida y ayudar a hacerlo. 2.1.3.2 Derechos de los médicos El punto de vista que toma Estados Unidos, basándose en lineamientos constitucionales es permitir que se sigan este tipo de instrucciones aun cuando el estado del paciente las restrinja. Los médicos están obligados a seguir las directrices hechas por el paciente o a trasladarlo al servicio médico adecuado para cumplirlas. Aunque las instituciones médicas están obligadas a cumplir lo asentado en el documento ante notario y a respetar las decisiones del curador terapéutico, la cual se desprende de la voluntad del titular, cabe la posibilidad de negación por parte del médicos y/o ciertas instituciones a seguir llevar a cabo lo dispuesto por el paciente en sus manifestaciones anticipadas de voluntad cuando: - La decisión vaya en contra de la conciencia ética del médico; no puede obligársele a realizar algo que él considera va en contra de sus principios. - La decisión vaya en contra de políticas de salud de la institución, basadas en razones de conciencia. Esto no significa que las manifestaciones anticipadas de voluntad sean ignoradas, ya que cualquier institución de servicios médicos que se niegue a cumplir la voluntad del paciente o a seguir las instrucciones que señaló debe informarlo así al mismo paciente o a su representante; si el paciente o el curador terapéutico lo desean, el médico debe remitir al paciente a la brevedad posible a una institución que esté en posibilidades de llevar a cabo los deseos que el paciente dispuso. En algunos estados norteamericanos, la institución médica que viola estas reglas puede ser responsabilizada legalmente (…) sea que el derecho faculte al médico, o bien, incorpore la figura de la objeción de conciencia. Lo ideal sería que una adecuada política de salud velara por que las instituciones que ofrecen estos servicios contaran con una planta médica ideológicamente plural que hiciera posible la realización de la autonomía de los pacientes. Esta sería la única forma de evitar caer en un paternalismo médico injustificado o en una violencia a la conciencia de los propios médicos”69 La discusión con los médicos ha demostrado ser menos común y problemática que las directrices avanzadas escritas. A diferencia de las declaraciones orales a parientes o amigos, las directrices al médico no son comentarios casuales. Además, los médicos pueden constatar si las directrices están basadas en información. 69 Vázquez Rodolfo. Algo más sobre suicidio asistido y eutanasia. En Salud y Derecho Memoria del Congreso Internacional de Culturas y Sistemas Jurídicos Comparados en Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM Ingrid Brena Sesma coord. México, 2005 P.70 2.2 Principios a tomarse en cuenta Los principios que recoge la bioética para ser tomados en cuenta como apoyo a la autonomía del paciente son: 2.2.1 Beneficencia Este principio o concepto evidentemente se refiere a la búsqueda del bien o beneficio del paciente, a la protección de sus derechos, a la obligación de socorro y a las decisiones que requieren a veces un análisis de coste-beneficio en la toma de decisiones terapéuticas, etc. Evitando tratamientos y medidas ineficaces o fútiles, etc. Todo ello se deriva de que cada paciente es un fin último en sí mismo, y la actividad diagnóstico - terapeútica es un instrumento a su servicio. Es importante reconocer que actuar por el beneficio de los pacientes es un principio fundamental para los médicos, todas las intervenciones médicas tienen ambos: beneficios y cargas, y los médicos deben estimar si los beneficios de las intervenciones conllevan cargas para el paciente en particular en la situación clínica dada. Las manifestaciones anticipadas de voluntad son el mejor camino para tomar las decisiones de pacientes que ya no tienen capacidad para tomar decisiones. En las discusiones con los pacientes, los médicos pueden asegurar que las directrices son informadas, específicas y actualizadas 2.2.2 No maleficencia Este principio que ya era conocido y formulado desde la época hipocrática, se refiere a la obligación de no hacer daño a los pacientes. Pero en nuestros días y con los medios terapéuticos actuales el respeto no sólo y absoluto a la vida en abstracto, sino también a la calidad de vida y la voluntad expresada por los pacientes con derecho a su autonomía en las decisiones. Los encargados de cuidados de salud pueden creer que están haciendo sufrir al paciente si no le suministran cuidados paliativos o si ellos continúan intervenciones que dan mínimas esperanzas o beneficios, pero un sí un dolor considerable. El principio ético de no maleficencia permite a los proveedores de servicios de salud abstenerse de intervenciones que causen un sufrimiento significativo y prolonguen la vida del paciente por solo unas horas o días. 2.2.3 Justicia Este principio encierra enfoques diferentes que implican disyuntivas de acceso desigual a la atención sanitaria, necesidades desiguales ante recursos limitados, oportunidad de elecciones sobre tratamientos a pacientes en listas de espera, donación de órganos, sin tráfico económico de los mismos, etc. Derecho a un mínimo decente de asistencia sanitaria, distribución y prioridades en el uso de recursos económico-sanitarios. La atención sanitaria debe darse en función de las necesidades de los pacientes. 2.2.4 Autonomía El concepto de autonomía se está abriendo con muchas implicaciones referentes a la capacidad de tomar decisiones de las personas, tanto pacientes como médicos y armonizando las contradicciones y conflictos. La autonomía no es un concepto aislado, porque toda decisión bien hecha necesita de una base firme. La decisión tomada por el paciente requiere haber sido tomada a conciencia. 2.2.5 Consentimiento Informado Uno de los conceptos más relevantes actualmente tanto en el ámbito jurídico, como en el de la bioética, lo constituye el denominado “consentimiento informado”70, como expresión de la humanización de la medicina y del progresivo abandono de la teoría paternalista médico – paciente. 70 Artículo 6 del Proyecto de Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos. UNESCO http://www.comisionunesco.cl/Unesco/Documentos/documento_bioetica.doc 7 de enero de 2006 El consentimiento informado apareció como un instrumento para exponer la información al paciente facilitándole la comprensión de los hechos a fin de obtener de él un consentimiento fundamentado. Supone una garantía también para los médicos, quienes estando propensos a encontrarse en medio de situaciones de conflicto, bien podrían actuar apoyándose en este concepto, cuya evolución hace considerarlo pieza clave dentro la relación entre los profesionales y los pacientes. “El consentimiento bajo información (CBI) puede definirse como un proceso mediante el cual se garantiza por escrito que después de haber recibido y comprendido toda la información necesaria y pertinente, el paciente ha expresado voluntariamente su intención de participar en cualquier información, o su autorización para que sobre él se efectúen procedimientos diagnósticos, tratamientos médicos o intervenciones quirúrgicas de cualquier tipo, que suponen molestias, riesgos o inconvenientes que previsiblemente puedan afectar su salud o su dignidad, así como las alternativas posibles, derechos, obligaciones y responsabilidades.71 Este conflicto de hechos y deberes se suele resolver según las siguientes pautas: Como una doctrina legal y un imperativo ético, el consentimiento informado ha llegado a ser una herramienta central que no debe tomarse a la ligera. Y aunque es difícil de alcanzar y de tratar algunas veces por las controversias que encierra, ha llegado a ser un estándar de la buena práctica médica. 2.3 Responsabilidad: sus diversas acepciones dentro de la relación médico paciente. Hablando ahora acerca de la responsabilidad dentro de la relación médico paciente es necesario hacer referencia a lo siguiente: 71 Cano Valle. Op. Cit. Bioética. P. 25 Si responsabilidad es “la obligación de calcular las consecuencias de las propias acciones antes de actuar”72, entonces el paciente será responsable por sus propios actos. Y el médico sería responsable si cayera en el supuesto de “la imputación de un hecho delictivo fuera de toda connotación directa y exclusivamente referida a una actuación profesional, sino involucrando la esfera personal del recurrido de manera que excede de los usos sociales y de los límites que estos establecen.”73 Destaca entre la responsabilidad contractual y la extracontractual una diversidad previa, la cual reside en sus fuentes, en la primera está el contrato y en la segunda la ley.74En la responsabilidad contractual hay un grado de culpa menor que en la extracontractual. El actuar del médico conforme a los deseos expresados por el paciente no lo llevan a incurrir en responsabilidad legal o extracontractual. También es distinto el alcance del deber de reparar. Si todo contrato implica una distribución de riesgos entre las partes, imputable a su autonomía privada, esto debe reflejarse en la responsabilidad derivada del incumplimiento de las disposiciones establecidas en el contrato, sin necesidad de extenderlo a nivel extracontractual o legal.75 El médico en este caso es responsable contractualmente de cumplir o contribuir a que se cumpla la voluntad del paciente. Ahora bien, en términos de responsabilidad la relación médico paciente es en principio de naturaleza contractual, pero no hay que dejar de lado el hecho de que la ley no se puede contravenir, salvo el caso de la objeción de conciencia, en la cual el paciente debe hacerse responsable por sus propios 72 Fernández Santillán José.comp. Bobbio, Norberto: El filósofo y la política. Antología Fondo de Cultura Económica México, 1996. P. 471 73 Galán, Julio César. Responsabilidad médica y consentimiento informado. Prólogo de Ricardo de Ángel Yagüez. Editorial Civitas Madrid, España 2001 P. 217 74 Angel Yágüez Ricardo de. Puesto que ocupa el derecho de daños en el derecho de obligaciones. Estudios de Deusto. Vol. 43/31. Enero – junio 1995. Universidad de Deusto. P. 22 75 Ibídem p. 24 actos y el médico debe cuidar de no caer en responsabilidad por no cumplir la voluntad del paciente, limitada en cierta forma por lo extracontractual: la ley. En la práctica médica sería conveniente la elaboración de modelos sencillos en su redacción, evitando así tecnicismos donde no se explique lisa y llanamente al paciente el procedimiento, ventajas e inconvenientes, complicaciones y riesgos bajo su propia responsabilidad y distinguir perfectamente cuándo un médico incurre en responsabilidad por negligencia. 2.3.1 Lineamientos generales Este conflicto de hechos y deberes se suele resolver según las siguientes pautas: Lo más importante es que todo se realice en un marco de legalidad que no vulnere por otra parte, los derechos de los médicos, quienes también tienen el derecho de negarse a dejar de aplicar tratamientos por razones también de conciencia. La solución en este caso es canalizar al paciente con quien sí puede cumplir con su voluntad sustentada en un previo consentimiento informado dentro de un marco legal. Los pacientes prefieren que las discusiones ocurran antes de que el médico actúe: en la primera etapa del proceso natural de la enfermedad, y temprano en la relación médico paciente. Si el médico espera hasta que el deterioro clínico ya haya ocurrido, el paciente puede estar demasiado enfermo para tomar decisiones informadas. Es imposible intentar discutir todas las situaciones médicas futuras posibles. La meta de las discusiones no es ser exhaustivas, pero sí tomar decisiones informadas acerca de los probables escenarios y entender qué consideraciones son importantes para el paciente. “…aún cuando se tengan toda la información y toda la conciencia posibles, es altamente improbable que el testamento biológico pueda cubrir todas las situaciones futuras e incluir todas las variables, lo cual implica que (…) su rol, por más preciso que sea, deba ser enmarcado en forma realista, para evitar que la autodeterminación pueda ser utilizada como una coartada para encubrir decisiones ajenas”76 Los médicos si bien no deciden, pueden ser una guía fundamental a la hora de tomar decisiones por ejemplo, el futuro de escenarios probables que entrañan un resultado determinante o por el contrario, incierto y la única certeza que se tiene son las agobiantes intervenciones; necesitan por tanto describir las intervenciones y sus consecuencias probables. Entran aquí la aceptación, disposición, magnitud, duración, posibilidades de mejora, etc. Hablando de pacientes capaces, los médicos podrían promover discusiones sobre la definición del padecimiento y: ¾ Clarificar términos ambiguos. Los médicos necesitan preguntar al paciente qué tanto margen permitirían a sus representantes al interpretar sus directrices, extrapolarlas a situaciones imprevistas o rebasar sus directrices si así conviene a sus intereses. Siguiendo tales preferencias respecto de los valores del paciente como individuo. ¾ Discutir escenarios que es probable ocurran. Los representantes pueden acertar a que el paciente quiere evitar a la familia la carga emocional o financiera de una prolongada enfermedad terminal. Si hay una evidencia obligatoria que ese es el propio punto de vista del paciente, debería ser respetado. Los pacientes capaces pueden no querer una carga o pueden querer evitar los gastos y el estrés de una enfermedad terminal. Suena razonable para los representantes considerar estos factores cuando el paciente por el mismo ya lo ha hecho, pero puede ser útil a los representantes considerar tales factores cuando los pacientes no han establecido su importancia. 76 Op. Cit. Caló, Emmanuelle. p. 234 Algunos médicos creen que las intervenciones para la prolongación de la vida deberían ser aplicadas a pacientes que carecen de capacidad de tomar decisiones, a menos de que sean infructuosas, esta aproximación, sin embargo, puede imponer intervenciones que son pesadas, pero brindan un pequeño beneficio. El principio de actuar en nombre de los mejores intereses de los pacientes provee una razón fuerte para decidir en qué casos deben realizarse o no tales intervenciones. ¾ Juicio sustituto Las directrices claras y específicas deben ser respetadas y previamente discutidas pero a veces los pacientes han dado solamente directrices generales o ninguna indicación de sus preferencias. A falta de directrices claras y específicas los representantes deberían tratar de construir la decisión que el paciente haría bajo determinadas circunstancias, tomando en cuenta todos los conocimientos acerca del paciente. Reconstruir las elecciones de los pacientes es justificado éticamente porque se respeta su individualidad hasta donde es posible. Aun cuando los pacientes no sean aptos para tomar decisiones informadas, es respetable tratarlos como individuos únicos y tomar decisiones consistentes con su propia concepción y circunstancias de vida. Los pacientes suelen confiar en un miembro de su familia en particular u otro representante para tomar la mejor decisión aún bajo circunstancias imprevistas. Las decisiones para pacientes quienes carecen de capacidad para tomar decisiones tienden a ser más difíciles de tonar que aquellas tomadas por pacientes que pueden dar su consentimiento informado en su caso la negación. Las predicciones de los pacientes hechas por el representante son más exactas cuando representante y paciente han discutido sobre los resultados del fin de la vida. ¾ Mejores intereses En muchos casos, un juicio sustituto sería tan especulativo que es más honesto para el representante y el médico para basar decisiones que ellos creen es mejor para el paciente. Un consenso de ética médica y médicos apoya las decisiones basadas en los mejores intereses del paciente. Tales decisiones están justificadas por el principio guía de beneficencia: los médicos deben actuar para el bienestar del paciente y necesitan pesar los beneficios y cargas de intervenciones para el paciente. “De alguna manera, apelar a las decisiones pasadas es otra forma de hacer prevalecer el principio de autonomía personal recurriendo ahora a la fidelidad y a la coherencia de la vida de la persona”.77 2.4 Comentarios finales sobre el origen de las manifestaciones anticipadas de la voluntad. En resumen, las manifestaciones anticipadas de voluntad son el mejor camino para tomar las decisiones de pacientes que ya no tienen capacidad para tomar decisiones. Pueden ser declaraciones orales o documentos tales como el testamento vital o poderes perdurables del representante para cuidados de salud, las más benevolentes y flexibles directrices avanzadas señalan a un representante y expresan elecciones considerando tratamientos. En las discusiones con los pacientes, los médicos pueden asegurar que las directrices son informadas, específicas y actualizadas. En ausencia de directrices avanzadas claras, los representantes deberían intentar hacer juicios sustitutos. Si los valores y preferencias del paciente no son conocidos, las decisiones basadas en los mejores intereses del paciente constituyen un parámetro. Actualmente, algunos documentos europeos reguladores de los derechos de las personas78 en el ámbito de la salud otorgan un protagonismo creciente a los pacientes en la toma de decisiones que les afectan, de modo que los médicos, además de los conocimientos y competencia técnica, tienen que ser capaces de ayudar a los pacientes a comprender la situación en la que 77 Vazquez Rodolfo. Op. Cit. P 73 Derecho Español. Código de deontología médica. Art. 7 “la voluntad del enfermo debe ser respetada siempre, en la medida de lo posible. Cuando en enfermo, por razón de su estado de salud, no puede expresar su voluntad, sus parientes deben ser prevenidos e informados, salvo urgencia o imposibilidad. 78 se encuentran para poder decidir al respecto. Esta nueva realidad legal internacional y su implicación en las relaciones médico - paciente requiere de los profesionales sanitarios un esfuerzo mayor, pues tiene que transmitir la información necesaria sobre la que los pacientes sustenten sus decisiones, y además deben tener en cuenta que regulaciones actuales79 no sólo exigen que se respete la autonomía del paciente, sino que ésta se formalice en determinados supuestos, cumpliendo ciertos requisitos.80 Ahora bien, tomando en cuenta los antecedentes de las manifestaciones anticipadas de la voluntad en la bioética, dos países se disputan sus antecedentes legislativos cronológicamente hablando: Estados Unidos y España. Con la finalidad de proteger la libertad de decisión del paciente dada la gravedad de sus circunstancias, surgió en España a fines de la década pasada la primera regulación de “testamento vital”81. Sin embargo, – se observa- tiene una historia principalmente americana, originada por una corriente de ideas en los años sesenta. Luego de su primer reconocimiento legislativo en el “Natural Death Act” californiano de 1976, al final de los años ochenta, tras una intervención de la “Nacional Conference of Commisionners on Uniform State Laws”. Tal vez sea justo dar crédito a ambos países como los primeros en legislar sobre manifestaciones anticipadas de voluntad. Ley 21/2000 Cataluña regulatoria del consentimiento médico informado. Articulo 5 de la Ley Básica de la Autonomía de pacientes y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. Convenio del Consejo de Europa sobre los derechos humanos y la biomedicina, 1997, Informe explicativo. Ley reguladora del consentimiento informado y de la historia clínica de los pacientes. http://www.eutanasia.ws/dmdTVEspana.html 80 Que el acto sea acto sea voluntario, con discernimiento, intención y libertad. 80 Blanco, Luis Guillermo. Bioética y Bioderecho. Cuestiones Actuales. Ed. Universidad. Argentina, 2002 P. 118 81 En la proposición de Ley “Sobre los derechos de información sobre la salud y la autonomía del paciente, y la documentación clínica”, de idéntico contenido a la Ley 21/2000 del Parlamento Catalán se regula por vez primera sobre el documento de voluntades anticipadas, mediante el cual, una persona mayor de edad puede expresar “las instrucciones a tener en cuenta cuando se encuentre en una situación en la que las circunstancias que concurran no le permitan expresar personalmente su voluntad. Cfr: http: www.todalaley.com/mostrarLey188p1tn.htm 27 de enero de 2007 CAPÍTULO III John Stuart Mill En el presente capítulo se abordarán las principales ideas de John Stuart Mill, para posteriormente, aplicarlas en concreto al objeto primordial del presente trabajo. 3.0 Preámbulo A continuación procederemos a llevar a cabo la exposición ideológica sobre la que se sustenta el presente trabajo; para los efectos ya descritos el principio del mismo. Iniciaremos con la exposición relativa a Stuart Mill, para continuar luego con la correspondiente a Herbert Spencer. 3.0.1 Contexto Histórico de los autores en cuestión El siglo XVIII fue cuna de las ideas de libertad que surgieron como reacción ante un gobierno que usaba al Derecho como una forma de represión ante los intentos por alcanzar una mayor libertad. Posteriormente favorecería el surgimiento de las grandes revoluciones que defendieron a toda costa la libertad individual y pugnaron por su implantación como derecho fundamental del ser humano. La ilustración como fuente intelectual defendió la libertad como derecho inherente al hombre a actuar sin cortapisas y a la vez hizo evidente la necesidad de límites, formando así el ideal de organización social basada en principios democráticos, reconociendo que los regímenes déspotas y autoritarios son el resultado del menoscabo de los derechos individuales. Si las ideas eran contrarias a estos principios, lo importante era contenerlas para evitar injusticias: daños a la naciente democracia y a la libertad general. La evolución de las ideas de democracia, tolerancia, respeto a ideologías distintas; así como la disminución de la intervención del Estado y la tendencia a promover la felicidad humana, hicieron que el liberalismo ganara adeptos en varias partes del mundo, incluyendo Inglaterra. La extensión del liberalismo trajo como consecuencia su desarrollo en aspectos diversos que obedecían a la época y circunstancias de cada lugar. Sin embargo, lo que unificó al liberalismo político fue la variedad de doctrinas coincidentes en el respeto al ejercicio de la voluntad humana enmarcadas por instituciones libres, propias de un régimen democrático. La Revolución Francesa82 (1789) abolió el feudalismo y echó por tierra las bases que sustentaban los regímenes monárquicos de aquel entonces, tales como la teoría del origen divino del poder real en Francia y el absolutismo imperante. El Estado moderno, sobretodo en el caso del desarrollo francés, a partir y a través de la monarquía absoluta – como ciclo integrante de la revolución francesa- , capta la razón y la racionalidad difusa que en esta parte emerge y se expande a partir de una constelación de fuerzas y procesos y del paso de un sistema a otro. Este Estado moderno, variedad francesa, contribuye ya bajo la monarquía absoluta a la aceleración de la decadencia del régimen feudal, al desarrollo de la economía capitalista y de la sociedad burguesa. La Revolución Francesa continúa esta tarea histórica del Antiguo Régimen, la libera de rigideces y límites estrechos, la extiende y profundiza. El Estado capta los cambios profundos del siglo XVIII que se manifiestan en la Revolución; se racionaliza y centraliza; crea la ideología y los mitos que lo legitiman. La nueva ideología emergente del Iluminismo y del proceso revolucionario establece un lazo indisoluble entre Estado, razón, pueblo, nación. 83 82 Por lo que respecta al contexto histórico, después de la revolución sobrevino la Época del Terror y posteriormente el Directorio 83 Kaplan, Marcos. Ciencia, Estado y Derecho en las Primeras Revoluciones Industriales. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 2000. p. 108 En su momento logró establecer un gobierno representativo y posteriormente fue la fuente de inspiración de modelos de declaraciones de libertad como la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano durante siglo XVIII. El siglo XIX transcurrió marcado por el auge del liberalismo, tras su triunfo como corriente ideológica en gran parte de Europa. En primer lugar, la “unidad sustancial” entre el pueblo y Estado, individuo y comunidad, propio de los sistemas precapitalistas, es reemplazada por una serie de dualismos, ante y sobre todo el planteado entre sociedad civil y Estado, como los dos términos en que la sociedad moderna tiende a desdoblarse. El distanciamiento creciente entre ambos términos es en parte herencia de la monarquía absoluta, y en parte resultado de la lucha de la burguesía ascendente contra los resabios feudales y el poder político del Antiguo régimen.84 La época burguesa, capitalista e industrial de mediados de esta época encuentra una expresión clarísima en la moral utilitaria: La moralidad del sentimiento utilitario es resultado de la capacidad humana para alcanzar la virtud, entender la concepción humana del egoísmo y alejarse de él. 3.0.2 La Teoría Liberal Según la teoría liberal, no compete a la acción estatal intervenir afectando la esfera individual de las personas. Los derechos fundamentales son concebidos, preferentemente, como derechos a la libertad, considerándolos en principio como derechos ilimitados. La intervención del Estado en el ámbito de la libertad debe ser la menor posible.85 El liberalismo aplicado a diversos ámbitos, tales como el político, económico y filosófico nació centrando como uno de sus principales ejes al progreso visto desde perspectivas de bienestar y un desarrollo intelectual y 84 Ibídem. p 110 Nogueira Alcalá Humberto. Teoría y dogmática de los derechos fundamentales. UNAM Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 2003 P. 167 85 moral que no admitía retrocesos. “La búsqueda de la felicidad, la libertad y el bienestar individuales aquí en la Tierra se legitimaron”.86 En Gran Bretaña la corriente de pensamiento denominada liberalismo fue promovida entre otros, por la Escuela del Utilitarismo de Jeremy Bentham en principio. Bentham fue un filósofo británico quien en su momento se preocupó por la problemática social de su tiempo. Su ética tiene el siguiente axioma fundamental: la mayor felicidad para el mayor número de hombres.87 El liberalismo utilitarista de Bentham tuvo efectos benéficos. El principio de su teoría era: buscar la mayor satisfacción de las necesidades del mayor número posible de Estados. El utilitarismo servía para determinar si una acción es moral calculando las consecuencias buenas y malas que resultarían de una acción específica. Si lo bueno supera a lo malo, entonces la acción era moral. "El principio de utilidad significa aquel principio que aprueba o desaprueba cada una de las acciones según la tendencia que aparenta tener para aumentar o reducir la felicidad de la parte cuyo interés está en cuestión; o, lo que es lo mismo en otras palabras, para promover u oponerse a esa felicidad".88 El enfoque de Bentham hacia el utilitarismo fue cuantitativo. Stuart Mill, como veremos, lo abordó cualitativamente. Algunos principios de la ideología liberal y que Mill refleja en su obra son la tolerancia y la conciliación. Dado lo anterior, puede afirmarse que Mill escogió la senda racional de tal ideología y se le considera por tanto perteneciente al intelectualismo liberal. Los liberales insisten en que los individuos deben ser libres para decidir sobre su propia concepción de la vida, asimismo celebran la liberación de los individuos de cualquier tipo de adscripción y status que poseyeran con 86 Pastor, Marialba. Historia Universal. 3ª ed. Santillana, México, 2003. p. 73 Stuart Mill, John. El Utilitarismo seguido del ensayo Sobre la Libertad. Versión Castellana y prólogo de Héctor Alberto Álvarez Ed. Americalee. Buenos Aires, 1945 (Prólogo). 88 Bentham, Jeremy An Introduction to the Principles of Morals and Legislation, impreso en 1781 y publicado en 1789 (Batoche Books: Kitchener, ON Canada, 2000), p. 14. 87 anterioridad, pues creen en la autonomía de la voluntad como factor esencial para la definición de las formas de vida particulares de las personas.89 Las ideas liberales se han formado por la confluencia de tres corrientes: 1) Una de derecho natural: apelación a los inalienables derechos económicos del hombre. 2) Una filosófico – metafísica: creencia en una armonía preestablecida dentro de una comunidad formada atómicamente. 3) Una utilitaria: los intereses del empresario capitalista, del artesano que actúa fuera del gremio, del comerciante.90 Una vez expuesto de una manera general el entorno ideológico de Stuart Mill, se procederá a exponer las ideas más representativas y acordes al tema, las cuales posteriormente han de retomarse en el quinto capítulo. Para tal efecto, han de tomarse como puntos de referencia dos de sus principales obras: “El utilitarismo” y “Sobre la libertad”. 3.1 Biografía de John Stuart Mill Stuart Mill91 fue filósofo y economista británico nacido en Londres en 1806 y muerto en 1873 en Aviñón. Logró fundamentar los hechos presentes de su tiempo en las corrientes filosóficas e ideas liberales del siglo XIX. Fue alguien adelantado a su época por las ideas que caracterizaron su pensamiento. Su obra se reconoce a la fecha como una de las reivindicaciones más elocuentes y valiosas de la libertad en su más amplio sentido.92 Stuart Mill perteneció a la escuela utilitarista, la cual otorga a las acciones el de carácter justas en función de su tendencia a la promoción o 89 Ibarra, Francisco en: Cáceres Enrique, Flores Imer B. et. al. Problemas Contemporáneos de la Filosofía del Derecho. UNAM Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 2005. P. 332 90 Kaplan, Marcos. Op. Cit. P. 111 91 Existe controversia sobre el nombre del autor. No hay fuentes que afirmen claramente si Stuart era su segundo nombre o primer apellido. Para efectos de la búsqueda bibliográfica seguimos el criterio del Instituto de Investigaciones Jurídicas de llevarla a cabo en el siguiente orden Stuart Mill John, a pesar de que la búsqueda como Mill, John Stuart no deja de producir por ello un menor número de resultados. 92 Cfr. Anexo 1: Cronología de Stuart Mill. logro de la felicidad y las descalifica en la medida que provoquen dolor o acerquen al hombre al sufrimiento. “Es el criterio de lo justo e injusto, basado en el principio de procurar proporcionar el mayor bien al mayor número de personas, según los recursos disponibles”.93 La importancia del utilitarismo radica en la eficacia que suele tener en la toma de decisiones diarias. Aplicando estos criterios utilitaristas, los cuales serán expuestos en el presente capítulo, podremos saber si dichas decisiones son o no morales. Una de las más nobles y apasionadas defensas de la libertad la encontramos en su pensamiento, reflejado a través de su obra. La ideología de Mill fue de carácter individualista, un firme sostenedor de la libertad individual, lo que se puede considerarse como un antecedente directo de la actual concepción de la autonomía de la voluntad. Pero también estuvo totalmente dispuesto a moderar su individualismo en pro del bien común, como veremos más adelante. A continuación se muestra brevemente un panorama general de la época del autor, el contexto histórico que influyó su manera de pensar y las principales características de las corrientes a las cuales perteneció, en primer lugar, el liberalismo y concretamente el utilitarismo. 3.2 La Filosofía de Stuart Mill Los principales aportes filosóficos se Stuart Mill se ven reflejados en su Etica. El papel de la ética es fundamental; el cual radica en decirnos cuáles son nuestros deberes y cómo conocerlos, señalando que no todo en la vida es deber necesariamente; existen otros elementos que serán justos siempre y 93 León Correa Francisco Javier El debate sobre la eutanasia y la medicina actual. Centro de Bioética Publicaciones http://escuela.med.puc.cl/deptos/Bioetica/Publ/DebateEutanasiaMedicina.html 3 de octubre de 2006 cuando las reglas del deber no los condenen. Su objeto es la mayor felicidad del mayor número de personas. Las reglas del deber se determinan por respeto al interés público, es decir, las reglas mínimas para cualquier sistema moral que consisten en la abstención de cualquier conducta perniciosa para la sociedad. La conveniencia utilitarista de Mill se centró en lo que es más benéfico para la mayoría, mientras que su ética contribuyó a la idea de felicidad; abandonó el egoísmo, supuso que el bienestar social concierne a todos los hombres de buena voluntad y consideró la libertad, la integridad, el respeto a la persona y la distinción personal como bienes intrínsecos. Hay una mayor responsabilidad por parte de quienes influyen sobre la sociedad en general. Un ejemplo: los médicos. 3.3 El Utilitarismo en Stuart Mil La doctrina utrilitaria giró alrededor del eje que proponía aceptar la utilidad o principio de la mayor felicidad como fundamento de la moral, sosteniendo que la justicia de las acciones de basa en su capacidad o incapacidad para promover la felicidad son justas en la proporción con que tienden a promover la felicidad; e injustas en cuanto tienden a producir lo contrario de la felicidad.94 La felicidad va ligada al placer y la ausencia de dolor; la infelicidad hacia el dolor y ausencia de placer. Se trata de un parámetro basado en lo que como seres humanos más deseamos, lo que más evitamos y por tanto, prevenimos. “En efecto, la utilidad no sólo incluye la búsqueda de la felicidad, sino también la prevención o mitigación de la desgracia; y si la primera es quimérica, quedará el gran objetivo y la necesidad imperativa de evitar la segunda.”95 94 Stuart Mill, John. El Utilitarismo seguido del ensayo “Sobre la Libertad.” Op,. Cit. p. 24 Stuart Mill John. El Utilitarismo. Traducción y prólogo de Ramón Castilla. 5 ed. Ed. Aguilar. Argentina, 1974 p. 37 95 El principio de utilidad se prueba con el grado en que es deseable hacia la felicidad o una parte de ella. Entendiéndola como la única finalidad de los actos humanos cuya promoción es la única prueba eficaz para juzgar la conducta humana. Lo anterior se hace evidente por la conciencia y la observación tanto particular como general. En la medida en que se desea porque es agradable se persigue el placer y se huye del dolor. La utilidad antecede al placer porque que va más allá, el placer es efímero y no necesariamente es la consecuencia de haber alcanzado un estado de felicidad que implica estabilidad y no necesariamente placer; el cual, no es la única finalidad de nuestras vidas, pues según Mill caeríamos en lo que él llama una doctrina digna del cerdo: limitar nuestra capacidad para sentir placer al grado de compararse con los que este tipo de animal puede tener, cuando las facultades humanas rebasan las animales. No es comparable el placer de un animal a la felicidad humana. Por lo tanto, es mejor estar insatisfecho que ser infeliz”. Es mejor ser un hombre insatisfecho que un cerdo satisfecho”.96 “Un ser de facultades más elevadas necesita más para ser feliz; probablemente es capaz de sufrir más agudamente; y, con toda seguridad; ofrece más puntos de acceso al sufrimiento que uno de un tipo inferior; pero, a pesar de estas desventajas, nunca puede desear verdaderamente hundirse en lo que él considera un grado inferior de la existencia.”97 Además, ante conocimientos y capacidades de aprecio y gozo iguales está la preferencia de existir de acuerdo a facultades superiores. El precio podría ser la posibilidad de un sufrimiento más agudo. Aun así, nunca será preferible un grado inferior de existencia. Estando frente a varias opciones, se contempla una elección interna libre por naturaleza, y lo que guía al ser humano es su sentido de la dignidad, inherente su calidad como tal. Dicha calidad es una parte esencial de la felicidad. 96 97 Stuart Mill John. El Utilitarismo seguido del Ensayo sobre La Libertad. Op. cit. p. 28 Op. Cit. Stuart Mill El Utilitarismo p. 32 Es interesante ver cómo el autor resalta el sentido de la dignidad humana centrándolo en el orgullo, al cual califica como un placer especial consistente en la recompensa emocional del logro. Contempla la sensación que el ser humano valora cuando ha conseguido algo que le brinda satisfacción. La libertad personal es algo que contribuye a obtenerla. “orgullo, nombre que se aplica sin discernimiento alguno a los sentimientos más estimables y a algunos de los menos estimables de que es capaz la humanidad: podremos reducirla al amor de la libertad e independencia personal(…); podremos atribuirla al amor al poder o al amor a las excitaciones, los cuales realmente contribuyen y entran a formar parte de ella; pero su denominación más apropiada es el sentido de la dignidad, el cual es poseído, en una u otra forma, por todos los seres humanos, aunque no en exacta proporción con sus facultades más elevadas, y constituye una parte tan esencial de la felicidad de aquellos en quienes es fuerte, que nada que nada que choque con él puede ser deseado por ellos, excepto momentáneamente”.98 El placer no depende de la cantidad. Al hacer una valoración, pesa más la calidad. Sería absurdo suponer que los placeres dependen sólo de la cantidad, siendo así que, al valorar todas las demás cosas, se toman en consideración la cualidad tanto como la cantidad.99 La calidad, lo que marca la diferencia según Mill es la preferencia mayoritaria: lo que es valioso para los más “no lo cambian por ninguna cantidad del otro placer”; el “goce preferido”. 100 Lo cuantitativo evidentemente queda superado por lo cualitativo porque prevalece como objetivo una existencia carente de dolor y abundante en goces “en el mayor grado posible, tanto cuantitativa como cualitativamente”. La capacidad de alcanzar altas facultades puede no tener un camino placentero y ciertos placeres pueden causar daño. 98 Ibíd. p. 28 Op. Cit. Stuart Mill El Utilitarismo seguido del Ensayo sobre la Libertad p. 30 100 Op. Cit. Stuart Mill . El Utilitarismo p. 31 99 Así, alguien puede llegar a perjudicar su salud sabiendo que esta es un bien mayor a cambio de un placer inferior, en una actitud indolente y egoísta. Lo importante es tener juicio para reconocer lo valioso. Un elemento de suma trascendencia para la comprensión de la teoría utilitarista de Stuart Mill deriva de la comprensión de la noción de acto habitual de la voluntad y su distinción con la noción de deseo 3.4 Una de las tesis Principales de Stuart Mill 3.4.1 Acto habitual de la voluntad La voluntad es diferente del deseo101. Una persona virtuosa o con propósitos firmes actúa sin pensar en si obtendrá placer o no de ese actuar. La voluntad102 es un fenómeno activo y el deseo es un “estado de sensibilidad pasiva”. 103 La voluntad puede surgir de un deseo y de ahí convertirse en hábito. La mejor forma de reforzarla es deseándola, por ser agradable y exenta del dolor. Así nace la voluntad de ser virtuoso. El hábito por sí solo no produce necesariamente algo bueno; es un soporte. ”El hábito es la única cosa que da certidumbre a la conducta y a los sentimientos”104 Dentro de sus características está la de cumplir la intención general de la persona virtuosa. Entendiendo la virtud como producto de la deliberación constante orientada hacia un fin determinado. Es importante para el ser humano confiar en los sentimientos y conductas de los demás, y también en los propios. De ahí la trascendencia del 101 Deseo de acuerdo con Abbagnano puede tener dos significados, uno en donde se entiende le general de apetito, o sea de principio que impulsa a un ser vivo a la acción, o uno más restringido que atiende a la noción de Arist´teles como la apaetencia de lo placentero. Abbagnano Nicola. Diccionario de Filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 2006 P.288 102 Es importante observar "que tanto en el caso de Bentham como en el de Mill existe, ademas de un aparato teórico, una voluntad transformadora de la sociedad, un ánimo de proseguir y completar la tarea de los ilustrados, colocando al hombre como individuo como fin último de la reforma y transformación de la sociedad, Guisan Esperanza, El utilitarismo, en Camps, Victoria, Historia de la Ética, Vol. 2 Crítica, 2a Edición, España, p. 459 103 Stuart Mill. El Utilitarismo Op, cit. P. 76 104 Ibídem P. cultivo de la independencia de la voluntad de obrar bien. Tal estado de la voluntad, si bien no es un fin en sí, constituye un medio para alcanzar la virtud. Intención habitual significa desear una cosa porque la queremos. Influye el poder del hábito, el cual a veces es inconciente y otras veces se da por volición conciente habitual: la fuerza del hábito que puede no ser la preferencia deliberada. El utilitarismo busca fomentar en lo colectivo la nobleza de carácter y la felicidad del individuo.105 Hasta ahora, nos queda claro que no debemos confundir a la felicidad con el placer; que no se trata de un aspecto cuantitativo, que es más que la ausencia de dolor; ¿qué es la felicidad? 3. 5 Nociones de Felicidad Grandes filósofos desde Aristóteles se han cuestionado acerca de qué es en realidad la felicidad y han en que es la finalidad de la vida. No así el éxtasis. La felicidad está formada por momentos de exaltación, dolores escasos y variados y muchos placeres: “una estabilidad. Una vida así compuesta siempre ha merecido el nombre de felicidad para aquellos que han tenido la suerte de disfrutarla.106 La felicidad es fin de conducta y criterio de la moral, el cual se distingue claramente de la satisfacción. La felicidad tiene facultades superiores tales como valores que nos obligan a pensar que no puede implicar simplemente disfrutar. Ante la gran diferencia entre felicidad y satisfacción, tener facultades y valores superiores puede implicar no disfrutar de ciertos placeres: su satisfacción. Hay quienes se conforman con esto. No es tarea sencilla explicar el significado de felicidad en unas cuantas líneas, sin embargo, siguiendo a Mill, la felicidad es entonces el estado de estabilidad del hombre que le permite experimentar sentimientos diversas emociones, las cuales le producen satisfacción y tranquilidad. 105 106 Ibídem P. 36 Op. Cit. Stuart Mill . El Utilitarismo seguido del Ensayo sobre la Libertad Op. Cit. p. 32 Un concepto tan sencillo no aparenta las implicaciones que encierra realmente la felicidad y pareciera no reflejar la magnitud con que es deseada. El hombre busca la felicidad constantemente y en su afán por alcanzarla corre el riesgo de confundirse o desilusionarse. La búsqueda del hombre por la felicidad consiste en experimentar, vivir y asumir constantemente la búsqueda de nuevos logros. El hombre puede concebir a su felicidad como imperfecta. Sin embargo, está ahí la conciencia de su capacidad para perfeccionarla. Surgen también argumentos en contra y se dice que la felicidad no puede ser el objeto de la vida y acción humana, dado que es inalcanzable. La felicidad genera moralidad y conducta racional. La utilidad mitiga y previene la desgracia “la humanidad se cree capaz de vivir”107 y seguramente también quiere ser feliz. Hay por lo tanto, tendencia a lo bueno, a lo positivo. Decir que la felicidad es imposible es una exageración, pues no es un estado de placer de exaltación continuo y permanente. Según S. Mill, no podemos esperar de la vida más de lo que puede dar, por lo que deberíamos esperar tal vez no tanto para poder darnos cuenta de lo mucho que recibimos, lo cual más disfrutable cuando no lo esperamos. Así, la verdadera felicidad fue entendida por el autor como la capacidad de obrar conscientemente sin pretender ser feliz; ya que si no estamos en una constante búsqueda de la felicidad, podremos recibir más de lo que esperamos. Stuart Mill catalogó a esta idea como el mejor procedimiento para lograr la felicidad porque eleva a la persona ante los obstáculos, y la protege. De ahí podemos inferir que habiendo calidad de vida, aun sin esperarla, podemos esperar mucho. 107 Op. Cit. Stuart Mill El Utilitarismo p. 37 Los problemas generalmente provocan ansiedad, la cual puede evitarse por medio de la protección que da la conciencia; pues brinda la seguridad y serenidad porque le permite reconocer su acceso a satisfacciones ilimitadas. Este hecho es la garantía de la felicidad lograda por medio de una existencia tranquila y para alcanzarla basta una participación moderada: “tranquilidad y estímulo”.108 Son medios efectivos y convincentes para alcanzarla. Es sorprendente darse cuenta que en los pequeños placeres están los grandes estímulos tendientes a evitar o aliviar el dolor. “Lo que una vez se deseó como instrumento para el logro de la felicidad, ha llegado a desearse por sí mismo. Pero, al ser deseado por sí mismo, se desea como parte de la felicidad. La persona es, o cree que sería feliz por su propia posesión; y es desgraciada si no lo consigue. Este deseo no es más distinto del deseo de la felicidad que el amor a la música o al amor de la salud. Todos ellos están incluidos en la felicidad. Son algunos de los elementos que integran el deseo de la felicidad. La felicidad no es una idea abstracta, sino un todo concreto; y ésas son algunas de sus partes. Y el criterio utilitarista lo sanciona y aprueba. La vida sería poca cosa, estaría mal provista de fuentes de felicidad, si la naturaleza no proporcionara estas cosas que, siendo originalmente indiferentes, conducen o se asocian a la satisfacción de nuestros deseos primitivos; y esto tanto por su intensidad como por la permanencia que pueden alcanzar en el transcurso de la existencia humana.109 Así para el ser humano, los hechos de vivir y desarrollar sus rasgos y características personales; no son medios para alcanzar la felicidad; conforman una parte esencial de la misma. 108 109 Ibídem p. 38 Ibídem P. 73 Si bien la felicidad es deseable como bien individual y colectivo, la virtud es también deseada por sí misma, en forma desinteresada. Es necesaria para la felicidad general. 3.5.1 Felicidad Individual El utilitarismo promueve el fin de la virtud como fin individual. A la vez promueve medios que forman parte del fin. Por ejemplo, la salud. Estos medios podrían podría convertirse en el fin, puesto que la felicidad no es una idea abstracta, sino no un todo concreto, y esas son algunas de sus partes. 110 Los medios pueden ser más valiosos por constituir fuentes de felicidad que satisfagan deseos primitivos. La vida carecería de sentido sin tales medios. Por ello son fuentes valiosas, por la permanencia que pueden llegar a tener en el transcurso de nuestra existencia, más que por su intensidad. 3.5.2 Felicidad Colectiva Ahora bien, es posible obrar sin ser feliz: el caso de los mártires, de quienes sacrifican su felicidad. Este caso fue considerado noble por Stuart Mill: la capacidad de renunciar a la felicidad propia no es desacreditable y puede ser digno de honores y llegarse a considerar incluso como un acto virtuoso cuando se hace en pro de la felicidad general, pero no es lo que se persigue: es lo que puede hacerse, pero no debiera. Renunciar a la propia felicidad no es el mejor modo de servir a los demás. Sólo un estado imperfecto del mundo es causa de que el mejor estado de servir a los demás sea la renunciación a la propia felicidad, reconociendo que mientras el mundo sea imperfecto no podrá encontrarse en el hombre una virtud más elevada que la disposición a hacer tal sacrificio.111 110 111 Idem Ibídem p. 44 El hombre busca su propia felicidad. La eficacia de esta búsqueda traería como consecuencia la felicidad de los más, haciendo menos necesario el sacrificio de unos en pro de la felicidad de otros. 3.5.2.1 Virtud y felicidad La virtud asociada a la conducción del placer y a la prevención del dolor puede llegar a ser bien en sí misma e intensamente deseable. Su cultivo desinteresado es un bien hacia los demás y su único límite es no contrariar la promoción de la felicidad general. Así, la doctrina utilitaria exige el mayor cultivo posible del amor a la virtud112- Como nada es más deseable que la felicidad, directa o indirectamente, se desean sus medios. La virtud determina placer en la medida en que se alcanza. Mill señala como obstáculos para alcanzar la felicidad “la miserable educación actual y las miserables circunstancias sociales”113 Lo cual en nuestro entorno actual no nos sonaría ajeno.- y como causas de insatisfacción al egoísmo y la falta de cultivo intelectual.114 El intelecto promueve evitar que el hombre caiga en el interés egoísta apartado de todo aquello que no se centre en su propia y miserable individualidad. 115 112 Ibídem P. 74 Ibídem P. p. 37 38 114 Entendió éste por el propio autor como el interés por todo lo que le rodea en un marco de facultades normales determinadas por el interés moral y no sólo la satisfacción de la curiosidad. 115 Stuart Mill Op. Cit. p. 39 113 La aportación de esfuerzos al progreso de la humanidad produce un goce noble alejado del placer egoísta. La utilidad es perfeccionable en la medida del progreso humano y pretende evitar el retraso de la civilización. 3. 6 Moral en Stuart Mill Moral son las formas de vida de una sociedad constituida, los criterios que ha adoptado en conjunto para discernir lo bueno de lo malo. La moral utilitarista como sustento del pensamiento utilitario, es base de sus preceptos., pues reconoce al ser humano el poder de sacrificar su propio bien por el bien de los otros. Sólo rehúsa admitir que el sacrificio sea un bien por sí mismo. Un sacrificio que no aumenta ni tiende a aumentar la suma total de la felicidad, lo considera desperdiciado.116 El fundamento firme de la moral utilitarista en los sentimientos sociales de la humanidad es el siguiente: Las leyes y disposiciones sociales deben basarse en el interés individual armónicamente vinculado con el interés común. Un espíritu moral atiende a los demás excepto en lo que compromete sus intereses personales. Las acciones buenas se centran en el individuo, pues de su bien depende el mundo. El objeto de la virtud es la multiplicación de la felicidad según la ética utilitaria y el único límite para alcanzar los pensamientos virtuosos es no violar el derecho: “las esperanzas legítimas y autorizadas de cualquiera”.117 Los fines tanto de la opinión como el de la educación consisten en asumir la diferencia que hay entre la propia felicidad y el bienestar general, indicar la relación que hay entre estos dos componentes, y promover el segundo. Ahora bien, moralmente encontramos los siguientes dos tipos de sanciones: 116 117 Ibídem P. 43 Ibídem P. 45 2 Externas: “temor al disgusto de nuestro prójimo o del legislador del universo”. 118 “voluntad independiente de las consecuencias personales de nuestra conducta.” 3 Internas: Los sentimientos de nuestra conciencia o el dolor que provoca la violación de un deber se traducen en remordimientos. El principio utilitarista puede beneficiarse de la creencia de la obligación moral basada en la sensación interna, aunque se considera que la obligación moral tiene su sede fuera de la mente. Los sentimientos morales son adquiridos y la facultad moral es una consecuencia de nuestra naturaleza. La base de nuestros sentimientos es poderosa y al reconocerse la felicidad general como criterio moral es el elemento que da fuerza a la moral utilitaria. Al ser la felicidad el fin y objeto de esta moralidad en el trazo de un camino hacia la felicidad, sea cual sea la adoptada, requiere de principios subordinados. La moralidad de las costumbres basada en la educación y en la opinión tiende a ser obligatoria en sí misma. No es fácil resumir la moral en principios y traducir estos en leyes. 3.6.1 Clasificación de los deberes morales. La realización de actos morales con un marco de elección libre, no podrían dar lugar a una noción de derecho toda vez que estos no obligan ni compelen de manera necesaria a la búsqueda de un orden armónico; regulan aspectos que podrían entenderse como no trascendentes. La noción de deber para el utlitarista es necesaria porque guarda implícitamente el derecho correlativo de una o varias personas. La moralidad toda vez que es una forma para poder concretar la búsqueda tanto individual como colectiva de la felicidad, se debe de sujetar y se subordina ante los deberes. 118 Ibídem P. 58 El interés colectivo y el individual no están en conflicto. Las reglas morales que dictan no hacer daño a los demás como límite de la libertad, son vitales para el bienestar humano porque determinan los elementos sociales de la humanidad y su observación mantiene la paz. Stuart Mill adopta el derecho de asociación para dar seguridad a la existencia de la sociedad es el más intenso caso de utilidad. Stuart Mill identifica a los deberes como obligaciones perfectas, los cuales se presumen justos, toda vez que son deberes que no solamente son impuestos por el legislador sino por el sistema social que se busca autorregular en su camino a la felicidad; el derecho tendrá que asumir la característica de distinguir lo justo de lo injusto y lo conveniente de lo perjudicial, siendo considerado como una necesidad moral dotada de fuerza obligatoria Por el contrario, los deberes de obligación imperfecta obedecen a otras obligaciones de la moral. Como ejemplos tenemos: la caridad y la beneficencia. 3.6.2 Acciones virtuosas Las acciones no se califican por quien las realiza, sino por la acción de la virtud; las buenas acciones hablan bien de quien las realiza aunque no lo determinan totalmente. En este contexto, la mala intención no puede aprobarse. Una acción que la ley asume como justa cuando no lo es, puede no ser necesariamente virtuosa, porque la virtud va más allá. Ahora bien puede haber actos o conductas censuradas por el Estado que bien podrían ser virtuosas. La justicia no es solo una prioridad o deseo por realizarse, sino también un deber hacer que se puede exigir tanto por vías jurídicas como morales; y la justicia siempre será virtud. 3.7 Nociones de Libertad John Stuart Mill publica “Sobre la libertad” en 1859. Esta obra constituye uno de los escritos más liberales de todos los tiempos. En ella, Mill aportó su contribución filosófica más importante sobre el controvertido tema de la libertad. El hombre anhela ser libre, pues su pensamiento es libre por naturaleza. Mill concibe al hombre como un ser libre, capaz de elegir, que se caracteriza por buscar tanto fines como medios. La libertad humana comprende: En primer lugar, el dominio entero de la conciencia, que exige la libertad de pensamiento, de sentimiento, de expresión y de publicación; en segundo lugar, exige libertad de nuestros gustos y libertad para trazar nuestros propios fines, esto es, la libertad de acción, y en tercer lugar, exige la libertad de asociación y de reunión. La historia nos muestra hechos que han retardado la libertad de conciencia y de expresión. 3.7.1 La libertad individual Una de las principales finalidades de Stuart Mill en el campo de la libertad individual, fue la defensa del individuo frente a las presiones sociales. Consideraba que ciertas costumbres van en detrimento de la verdadera naturaleza humana; y que solo habrá un desarrollo adecuado del ser humano a través del cultivo de la individualidad. El utilitarismo rechaza las limitaciones que el derecho pueda imponer para afectar la libertad individual, considerando que las restricciones son necesarias para la vida en sociedad. Pero ello no impide rechazar las limitaciones que se establezcan. La libertad del individuo debe ser así limitada; no debe convertirse en un perjuicio para los demás. Pero si se abstiene de molestar a los demás en lo que les afecta y obra, meramente, según su propia inclinación y juicio en cosas que sólo a el le refieren, las mismas razones que demuestran que la opinión debe ser libre, prueban también que debe serle permitido poner en práctica sus opiniones por su cuenta y riesgo119 De la concepción que Mill tiene del hombre como ser libre, se desprende una de sus principales defensas de la libertad individual. Considera que el hombre no puede desarrollarse, si no se encuentra libre de interferencias por parte de otros hombres, al menos, en un área mínima de su vida, la libertad personal que no puede menoscabarse bajo ningún concepto, ya que si ese ámbito íntimo es violado el individuo se encontrará en una situación restringida incluso para conseguir sus propios fines o aquellos que considera buenos y justos. “Nadie puede ser obligado justificadamente a realizar o no realizar determinados actos, porque eso fuera mejor para el, porque le haría feliz, porque, en opinión de los demás, hacerlo sería más acertado o más justo. Estas son buenas razones para discutir, razonar y persuadirle, pero no para obligarle o causarle algún perjuicio si obra de manera diferente. Para justificar esto sería preciso pensar que la conducta de que se trata de disuadirle producía un perjuicio a algún otro la única parte de la conducta de cada uno por la que él es responsable ante la sociedad es la que se refiere a los demás. En la parte que le concierne meramente a él, su independencia es, de derecho, absoluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu, el individuo es soberano. 120 Mill postula el desenvolvimiento de la individualidad como uno de los principios esenciales del bienestar, y como un elemento que facilita el ajuste entre los límites de la individualidad y de la intervención social. Analiza el límite de las facultades del individuo sobre sí mismo y se cuestiona también dónde empieza la soberanía de la sociedad, y marca una diferencia en relación con 119 Stuart Mill. John. Sobre la Libertad. Prólogo de Isaiah Berlin Tr. De Pablo de Azcárate. Ed. Alianza Madrid, 1970. P. 127 120 Ibídem p. 68 los intereses de cada individuo. Considera que todo aquel individuo que recibe la protección de la sociedad, debe una compensación por este beneficio.121 “El que deje al mundo, o cuando menos a su mundo, elegir por él su plan de vida no necesita ninguna otra facultad más que la de la imitación propia de los monos. El que escoge por sí mismo su plan emplea todas sus facultades. Debe emplear la observación para ver, el razonamiento y el juicio para prever, la actividad para reunir los materiales de la decisión, el discernimiento para decidir, y cuando ha decidido, la firmeza y el autodominio (self - control) para sostener su deliberada decisión122 Para Mill, la coexistencia de diversidad de opiniones abre paso a la verdad. Pensaba que no existe un concepto único de verdad, sino que la verdad en los intereses prácticos de la vida, es una cuestión de conciliar y combinar opiniones contrarias. El respeto a la diversidad de opiniones y decisiones se alcanza por medio de la libertad. “De igual modo que es útil, en tanto la humanidad sea imperfecta, que existan diferentes opiniones, lo es que existan diferentes maneras de vivir; que se deje al campo libre a los diferentes caracteres, con tal de que no perjudiquen a los demás; y que el valor de las distintas maneras de vivir sea prácticamente demostrado, cuando alguien las considere convenientes. En una palabra, es deseable que en las cosas que no conciernen primariamente a los demás sea afirmada la individualidad123 Stuart Mill se pronunció contra la unanimidad de opiniones y a favor de la más libre comparación de opiniones opuestas, propiciando así la estabilidad del individuo entre los límites de la razón y la prudencia. 3.7.2 Libertad colectiva 121 Stuart Mill, John. Sobre la libertad. Traducción de José Meza Nieto Editorial Diana, México, 1965. P. 125 122 Op. Cit. Stuart Mill. John.Ed. Alianza P. 131 123 Ibídem p. 126 La vida en sociedad implica observar ciertas reglas y compromisos, como: no perjudicar los intereses ajenos y participar equitativamente en los trabajos necesarios para defender del daño a otros. Sostiene que si las acciones de un individuo son perjudiciales a otro, o a sí mismo, pero sin llegar a la violación, entonces el ofensor puede ser justamente castigado por la opinión, pero no por la ley. Y si el acto de un individuo perjudica los intereses de otro, entonces la sociedad tiene jurisdicción sobre él. “No es vistiendo uniformemente todo lo que es individual en los seres humanos como se hace de ellos un noble y hermoso objeto de contemplación, sino cultivándolo y haciéndolo resaltar, dentro de los límites impuestos por los derechos e intereses de los demás; y como las obras participan de aquéllos que las ejecutan, por el mismo proceso de la vida humana, haciéndose también rica, diversa y animada, provee de más abundante alimento a los más altos pensamientos y sentimientos elevados y fortalece el vínculo que une a todo individuo a la raza haciéndola indefinidamente más digna de que se pertenezca a ella. En proporción al desenvolvimiento de su individualidad, cada persona adquiere un mayor valor para sí mismo y es capaz, por consiguiente, de adquirir un mayor valor para los demás. Se da una mayor plenitud de vida en su propia existencia y cuando hay más vida en las unidades hay también más en la masa que se compone de ellas”124 Un fundamento base del utilitarismo es el siguiente: Todos tendremos la libertad de elegir en una sociedad donde no haya sometimiento. Si no se daña a otros debe ser por tanto permitida cualquier decisión. Es clara la distinción entre el libertinaje como vicio, defecto o extremo al equilibrio de la verdadera libertad como virtud, de cuya defensa factible se encarga el sistema normativo. Por otra parte es cierto que las personas no pueden utilizar su libertad ilimitadamente. El verdadero sentido de la libertad se orienta a la protección de 124 Ibídem p. 136 todos y frenar las conductas negativas, lo cual no genera una libertad incompleta. El respeto a las libertades ajenas no coarta la libertad personal, la dignifica y evita el desorden. “Las máximas son: primera, que el individuo no debe cuentas a la sociedad por sus actos, en cuanto éstos no se refieren a los intereses de ninguna otra persona, sino a él mismo. El consejo, la instrucción, la persuasión, el aislamiento, si los demás lo consideran necesario para su propio bien, son las únicas medidas por las cuales puede la sociedad, justificadamente, expresar el disgusto o la desaprobación de su conducta. Segunda, que los actos perjudiciales para los intereses de los demás es responsable el individuo, el cual puede ser sometido a un castigo legal o social, si la sociedad es de opinión que uno u otro es necesario para su protección.”125 Stuart Mill afirmó que a la individualidad debe corresponder la parte de la vida en la que el individuo es el principal actor; y a la sociedad la parte de la vida en la que esté interesada “Permítasenos que examinemos si las mismas razones no exigen que los hombres sean libres para obrar según sus opiniones, para llevarlas a la práctica en sus vidas sin impedimento físico o moral por parte de sus semejantes, en tanto lo hagan a sus propios riesgos y peligros.126 Stuart Mill delimitó muy bien el margen de intervención del poder estatal, aclarando que no sería razón para rebasarlo, el que el propio individuo atentara contra sí mismo. ”Que la única finalidad por la cual el poder puede, con pleno derecho, ser ejercido sobre un miembro de una comunidad civilizada contra su voluntad, es que perjudique a los demás. Su propio bien, físico o moral, no es justificación suficiente.127 125 Ibídem p. 180 Ibídem p. 126 127 Ibídem p. 65 126 El propósito de John Stuart Mill cuando postula la existencia de una sociedad abierta y tolerante, responde a la creencia de que mientras más ricas sean las vidas de los hombres y cuanto más amplio sea su campo de acción, mayores serán las oportunidades y posibilidades que el hombre tenga de proyectar su propio carácter hacia cosas nuevas: la sociedad es tanto más rica, cuando más libremente se desarrolla y en cuanto piensa en razón del valor del libre autodesarrollo del individuo. Mill impulsa no naturalmente la idea de libertad a su último extremo compatible con la existencia y mantenimiento de la armonía social. “la libertad del individuo debe ser, así limitada; el individuo no debe convertirse en un perjuicio para los demás”. A condición de que se abstenga de interferir en la libertad de los demás. En un mundo corregible y mejorable, alguien con una adecuada calidad moral, moderada y requisitos intelectuales puede tener una existencia envidiable siempre y cuando no se le restrinja su libertad. “Para usar las fuentes de felicidad a su alcance” y si escapa de las grandes fuentes de sufrimiento físico y mental y la enfermedad. El punto es luchar contra estas calamidades y la libertad juega un papel muy importante en esta lucha. Algunas de ellas son inevitables, por lo que es un triunfo superarlas. La libertad es una facultad del hombre de obrar de una u otra manera, o de no obrar, lo que le responsabiliza de sus actos. “No puede en buena justicia obligarse a un hombre a hacer o no hacer una cosa porque esto fuera mejor para él, porque esto le haría más feliz o porque en opinión de los demás esto sería más prudente o más justo. Semejantes razones son buenas para hacerle advertencias, discutir con él, convencerle o suplicarle, pero nunca para obligarle o para causarle algún perjuicio si se empeña en llevar adelante sus propósitos, para justificar la imposición sería preciso que la conducta que trata de modificarse en un hombre fuese nociva para algún otro.”128 3.8 Nociones de Política y Derecho 128 Stuart Mill. Libertad, Gobierno representativo, esclavitud femenina. Introducción por Lucas Verdú Tr. De Martha C. C. de Iturbide. Editorial Tecnos Madrid 1965 p. 49 3.8.1 Justicia Es importante saber qué determina la idea de justicia: si las leyes generales o su naturaleza intrínseca. Los seres humanos traemos la idea de lo justo y de lo injusto de manera nata. La idea de justicia confiere un derecho personal que la ley otorga. La justicia implica un derecho perteneciente a un individuo; los casos de justicia como conveniencia pueden ser divididos en dos: el individual, en donde la justicia es motivada por el deseo moralizado de venganza; y el colectivo donde se fundamenta porque tal deseo individual une a la justicia con lo conveniente en aras del bien social. La injusticia supone un mal causado, un sujeto dañado y el actuar desigual. Puede generarse un derecho moral exigible de la autoridad hacer mal y alguien podrá ser legítimamente obligado al castigo. El deseo de castigar a la persona se da por impulso a la defensa propia. La venganza no es moral, pero puede llegar a serlo a causa del sentir de la sociedad, ya que el derecho del injuriado se compone por el daño causado y por la exigencia del castigo. Por una parte encontramos una pretensión válida; el acuerdo social de garantizar un derecho siguiendo el principio de utilidad general; y por otra, la fuerza de la obligación y la energía del sentimiento, como elemento racional y la sed intensa de venganza, estos elementos derivados de la utilidad encierran un interés de seguridad importante para todos los seres humanos necesario para obrar. La seguridad implica inmunidad al mal y valor total de los bienes, los cuales la sociedad desea sean duraderos. 3.8.1.1 Justicia y derecho La justicia se basa en la utilidad como parte obligatoria de la moral. El derecho son las reglas justas concernientes a proteger al ser humano y por lo tanto obligan. Su esencia es la de un derecho individual que acepta esta obligación. La posición de J. S. Mill debe ser comprendida como una posición temperada por la exigencia de la libertad con elementos éticos orientados a establecer principios que el derecho reconoce: un buen ordenamiento debe ser aquel que permita la libertad y por lo tanto formas de vida libres en un marco de justicia. Se encuentra en Stuart Mill que surge una libertad de la voluntad frente a la utilidad social, la cual funciona como un criterio de equilibrio no excluyente. Ante derechos y deberes encontrados, decide imparcialmente, y no se guía en deseos personales. Dar un bien a cambio de otro es un dictado de justicia y tiene una evidente utilidad social. La justicia es superior a la simple conveniencia. La responsabilidad de una persona ante lo que ha hecho o evitado voluntariamente es una máxima de justicia. Hay quienes piensan que hay excepciones a este cumplimiento cuando se trata de leyes inconvenientes o injustas; algo que influye es el bien general la ley puede no reflejar necesariamente lo justo, por lo que no siempre va as ser un criterio confiable. Aquí surge la diferencia entre derechos morales y derechos legales. Se considera universalmente justo que cada persona reciba lo que se merece (sea bueno o malo), e injusto que reciba un bien, o se le haga sufrir un mal que no merece129. Mill admite la compatibilidad de la imparcialidad con la justicia y su relación con la igualdad. La idea de justicia entonces no tendría que ser siempre regulada según Mill, ya que nadie desea que las leyes intervengan siempre en su vida y esto no siempre va relacionado con el actuar cotidiano justo o injusto. 3.8.2 Virtudes Judiciales La imparcialidad ligada a la justicia. Esta máxima se ajusta a la conveniencia social y está dictada por la justicia “se estima que todas las 129 Ibídem p. 83 personas tienen derecho a un trato igual excepto cuando alguna conveniencia social reconocida exige lo contrario”.130 La búsqueda de la mayor felicidad, el derecho de todos por igual para alcanzarla siempre y cuando las condiciones inevitables de la vida humana y el interés general lo permitan, “esos límites deben ser determinados estrictamente”131 Las desigualdades sociales consideradas inconvenientes se asumen como inútiles e injustas. La justicia es la denominación de ciertas necesidades morales con un rango elevado en la escala utilitaria social y tienen una obligatoriedad superior a otras necesidades. Hay excepciones: deberes sociales importantes basados en casos particulares basados en principios morales. “La justicia sigue siendo el nombre apropiado a ciertas utilidades sociales que son mucho más importantes y por ende, más absolutas e imperativas que todas las otras de la misma clase.”132 De ahí la necesidad de su defensa; Stuart Mill se centró en la postura de entender la libertad no solamente como una posibilidad legal, sino como un bien. 3.8.3 Papel del derecho El utilitarismo considera al Estado y al Derecho como un "mal necesario" para alcanzar el bien común, el bien social y exige acatamiento de la ley para lograr la felicidad social. Consideró que dichas restricciones son la contribución de los individuos para la felicidad social. La responsabilidad moral admite acomodar las leyes a las circunstancias. Deben intervenir el entendimiento y virtud individuales. Ante conflicto de principios primarios con secundarios, se aplican los primeros. 130 Ibídem p. 110 Idem 132 Ibídem P. p. 112, 113 131 Las leyes que derivan de aspectos morales protegen al individuo de daños que los demás pudieran causarle y son las más importantes dentro de la sociedad porque son representativas de las necesidades sociales. Así, justicia y la libertad para el utilitarismo están dadas por el bien social; ambas guían la acción moral de cada individuo regulada por el derecho. 133 Dado que el criterio utilitario da prevalencia al interés de la humanidad, es congruente la represión y previsión a conductas que violen la ley moral; aun así, ningún sistema debe ser totalmente rígido por la naturaleza complicada del acto humano ni tan tajante que condene u obligue a acciones o conductas injustas. Se considera injusto privar a alguien de su libertad o de cualquier otro derecho protegido por la ley. Nadie puede eximirse del cumplimiento de la ley puesto que este cumplimiento es de interés de la humanidad. Una idea se constituye por el respeto a los derechos legales, y como aun en la ley puede haber falibilidad.; existe la posibilidad de manifestar oposición a esta e intentar su modificación por medios legales. 3.9 Ideas sobre religión La atención al interés colectivo está presente en el ser humano porque identifica sus sentimientos con los de sus semejantes. Por instinto se concibe así mismo como alguien atento al bien de los demás, hay un sentimiento de unidad con el resto y la religión tiene que ver. El utilitarismo no se contrapone a principios presentes en la religión porque la creación tuvo como objeto satisfacer el deseo de Dios de felicidad para todas las criaturas. El utilitarismo coincide con la religión en la búsqueda 133 Para encontrar una idea compartida del bien de los ciudadanos adecuada a los propósitos políticos, el liberalismo político busca una idea de ventaja racional en el seno de una cooperación política que sea independiente de cualquier doctrina comprehensiva particular y que, por lo mismo, pueda convertirse en el foco de un consenso entrecruzado”. John Rawls, El liberalismo político. Crítica, Barcelona, 1996., pp. 212-213. de lo justo y su práctica; el sentido de la verdad como soporte del bienestar social presente. CAPÍTULO IV Herbert Spencer Herbert Spencer, en el siglo XIX afirmó un patrón universal de transformaciones progresivas en el conocimiento, la ciencia y la sociedad. Se toma para efectos del presente trabajo, parte de su ideología, por ser modelo de pensamiento liberal con rasgos utilitaristas, ejemplos de ello son encontrados en sus ideas sobre la función del gobierno y el carácter fundamental de los derechos individuales. 4.1 Biografía de Herbert Spencer Herbert Spencer nació en Derby Inglaterra el 27 de abril de 1820. Fue el mayor de nueve hermanos y el único que sobrevivió a su infancia. Su familia era metodista y disidente. Desde edad temprana fue fuertemente influenciado por el individualismo, el antiestablecimiento y los anticlericales puntos de vista de su padre George; un maestro de escuela poco convencional. Así como por los puntos de vista benthamanianos de su tío Thomas. Desde muy joven mostró un alto grado de independencia y resistencia a la autoridad. Una persona de intereses eclécticos, su educación fue larga e informal fue sociólogo y psicólogo inglés, además de estudiar Geología y Biología. Eventualmente participó como ingeniero civil de caminos pero a sus veintitantos cambio al periodismo y a la crítica política escrita. De 1848 a 1853 contribuyó al manejo y estuvo a cargo de revistas y periódicos intelectuales de su tiempo. Trabajó como escritor y subeditor para el semanario “El Economista” y como resultado entró en contacto con un número considerable de políticos controversiales. 134 Hasta la muerte de su tío Thomás, (1853) Spencer recibió una pequeña herencia la cual le permitió dedicarse a escribir por el mismo sin depender de un empleo regular. Comenzó así su larga serie de trabajos y publicaciones. Inicialmente fue defensor de causas filosóficas radicales e ideas como aquella de que la economía debería reflejar una política de laissez faire, dejar hacer dejar pasar. En 1851 en su primer libro “Estática Social”135, o las condiciones esenciales para el aparecimiento de la felicidad humana, Spencer presenta una síntesis del desarrollo de la libertad y su defensa enfocada particularmente a las libertades individuales, basándose en la teoría evolucionista lamarckiana136. En 1855 Spencer publicó su segundo libro “Los Principios de Fisiología”. Por este tiempo empezó a experimentar serios problemas de salud predominantemente mentales que lo afectarían por el resto de su vida. Esto lo hizo buscar privacidad, y evitó aparecer en público. A pesar de su precaria salud y de poder escribir solo por unas horas cada día, se embarcó en un proyecto largo: los nueve volúmenes de “Un Sistema de Filosofía Sintética” (1862 – 1893); la cual proveyó una cuenta sistemática de sus puntos de vista en Biología, Sociología Ética y Política. 134 Como George Henry Lewes; George Eliot (Mary Ann Evans 1819 – 1880), quien sería la futura amante de este último y con quien el propio Spencer tuvo una perdurable asociación puramente intelectual; Thomas Caryle y T H. Huxley (1825 – 1895). 135 El término fue prestado de lo tratados de Augusto Comte con las condiciones del orden social, y fue preliminarmente un estudio del progreso humano y la evolución “dinámica social”. 136 La teoría de la herencia de los caracteres adquiridos, la cual como sabemos, actualmente está superada. Dicha obra trajo consigo un amplio rango de información de las varias ciencias tanto naturales como sociales y la organizó de acuerdo a los principios básicos de su teoría evolucionista, la cual explicaremos en breve. La “Filosofía Sintética” de Spencer estuvo inicialmente disponible solo a través de una suscripción privada. Más adelante su fama creció con sus publicaciones. Contó entre sus admiradores a pensadores radicales y científicos prominentes incluyendo a Stuart Mill. En la década de 1860 y 1870 la influencia de la teoría evolucionista de Spencer fue a la par con la de Charles Darwin. Su trabajo fue también particularmente influenciador en los EUA, donde su libro el estudio de sociología estuvo en el centro de una controversia por 1879 - 1880 en la Universidad de Yale entre un profesor William Graham Summer y el presidente de la Universidad, Noah Porter. La influencia de Spencer se extendió hasta las castas más altas de la sociedad americana y en 1896, tres órganos de impartición de justicia de la Suprema corte fueron declaradas spencerianas. Su reputación tuvo su mayor auge en la década de 1870 y principios de 1880. Fue nominado para el premio Nóbel de literatura en 1902, sin embargo, declinó muchos de los honores que le fueron dados. Su salud se deterioró significativamente en las últimas dos décadas de su vida y murió en un aislamiento relativo, luego de una larga enfermedad el diciembre de 1903 en Brington. Durante su vida se vendieron aproximadamente un millón de copias de sus libros. Su trabajo ha sido traducido al francés, alemán, ruso, italiano, español y sus ideas fueron populares en gran número de países como Polonia. Sin embargo, el fin de su vida, causó sus puntos de vista políticos, decayeran en popularidad y las corrientes dominantes liberales permitieran más intervencionismo del Estado. 4.2 La Filosofía de Spencer Spencer vio a la filosofía como un conocimiento completamente unificado y coherente, cuyo objeto era establecer no sólo las conexiones simples entre los datos sino también una concepción unitaria del por qué de las cosas. Representa el conocimiento más general de la realidad: «El sentido común es el nivel más bajo del conocimiento no-unificado; la ciencia es el conocimiento parcialmente unificado; la filosofía es el conocimiento totalmente unificado».137 La filosofía comienza con las generalizaciones más amplias de las ciencias particulares que se sistematizan y se asocian para formar conceptos aun más generales, hasta llegar a una unificación total del conocimiento bajo primeros principios, «las proposiciones más generales de la experiencia, no inferibles de ninguna más profunda y probadas al demostrarse una congruencia completa entre las conclusiones que implican». La filosofía es, entonces, una superciencia, un depósito de verdades inductivas de gran generalidad que expresan las reglas que unifican el conocimiento y las condiciones en que se produce la experiencia. 4.3 Utilitarismo en Spencer Spencer adopta una versión del más grande principio de felicidad y por tanto, se identifica con el utlitarismo: la definición de bien y el mal en términos de sus consecuencias placenteras o dolorosas; la norma que discrimina lo bueno de lo malo en función de su utilidad. “Aunque acepto el utilitarismo en abstracto, no acepto ese utilitarismo corriente que no reconoce como guía de la conducta nada más allá de la generalizaciones empíricas; y he sostenido que la moralidad así propiamente llamada, la ciencia de la buena 137 Spencer, Herbert. Primeros Principios. Op. Cit. P. 121 conducta, tiene por objeto determinar cómo y por qué son dañosos ciertos modos de conducta, y otros beneficiosos. Estos resultados buenos y malos pueden ser accidentales, pero tienen que ser consecuencias necesarias de la constitución de las cosas; y creo que el objeto de la ciencia de la moral es deducir de las leyes de la vida y las condiciones de la existencia, qué clase de acciones tienden necesariamente a producir felicidad, y cuáles otras a producir infelicidad. Haciendo esto, sus deducciones pueden ser aceptadas como leyes de conducta, y hay que conformarse a ellas sin consideración a un cálculo indirecto de felicidad o desgracia”.138 A través de de su trabajo, Spencer vio a Bentham y a Mill como grandes ejemplos, de hecho este último coincidió con algunos argumentos del gran evolucionista. Spencer identifica la vida social y la vida física. El objeto de la primera es un organismo sometido a las mismas leyes que los organismos vivos. El principio fundamental de la segunda es el de la evolución, del que deriva el principio de adaptación: los organismos útiles se desarrollan, en tanto que los organismos inútiles se atrofian; así, gracias a la adaptación al medio, se realizará la mayor felicidad del mayor número. 4.4 Tesis principales de Spencer 4.4.1 Teoría Evolucionista Spencer vio la vida humana no solo como la continuación, sino también como el final de un largo proceso de evolución, y sostuvo que la sociedad humana refleja los mismos principios evolutivos que los organismos biológicos presentan en su desarrollo. Aceptó la existencia de un desarrollo paralelo de cuerpo y mente, rechazando un dualismo que proponía un funcionamiento mecánico del sistema nervioso central y el cerebro. 138 Spencer, Herbert. El progreso, su ley y su causa. tr. De Miguel de Unamuno. Ed. La España Moderna. Madrid, Sf. P. 310. La sociedad y las instituciones sociales como la economía- pueden funcionar sin control externo, justo como el sistema digestivo o como los organismos inferiores lo hacen. En el primer volumen de sistema de filosofía sintética intitulada “Primeros Principios” (1862) Spencer sostiene que todos los fenómenos podían ser explicados en términos de un largo proceso de evolución139. Este principio de continuidad consistía en que los organismos homogéneos eran inestables,140de manera que la evolución constituye una norma de progreso. Spencer toma la condición biológica de la humanidad como dato concreto, innegable y esencial: el individuo y la sociedad son organismos que están en constante contacto con el ambiente; todo órgano y toda acción son instrumentos de supervivencia; la experiencia del pensamiento y los razonamientos adquieren su valor al incrementar las oportunidades para sobrevivir. Este proceso biológico es tanto un modelo filosófico como una realidad fundamental. “No solamente el organismo social entero es un bello ejemplo de la ley de la evolución; lo son también todos los productos del pensamiento y de la actividad humana, ya sean abstractos o concretos, reales o ideales.” 141 La teoría evolucionista de Spencer en cierta forma proporcionó una estructura completa y predeterminada para el tipo de variación puramente biológica propuesto por Darwin, quien respetaba profundamente a Spencer. 139 140 141 Spencer, Herbert. Primeros Principios. Op. Cit P. 264 Ibídem P. 344 Spencer, Herbert. Primeros Principios Tr. De R. Wenzel. Editorial E.M.C.A. Buenos Aires, 1945 P. 298 Spencer sostuvo que el progreso era una necesidad, en función de la adaptación del individuo a su medio social. De hecho fue él y no Darwin quien lanzó la frase sobre vivencia del más apto, aunque Darwin empleó la expresión en las últimas ediciones del origen de las especies. “Una comprensión del desarrollo mental como un proceso de adaptación a condiciones sociales, que están remoldeando continuamente el espíritu y son a su vez remoldeadas por el, conducirá a una conciencia saludable de los efectos más remotos producidos por las instituciones sobre el carácter, y enfrentará los graves daños que ahora ocasiona una legislación ignorante.” 142 La concepción evolucionista de Spencer incluyó la teoría lamarckiana de la herencia de características adquiridas y enfatizó la influencia directa de agentes externos en el desarrollo del organismo. Negó que la evolución estuviera basada en características y desarrollo del organismo y en un simple principio de selección natural. La explicación de dicha teoría dada desde una perspectiva biológica, se daba en función de una especialización gradual: la de los organismos biológicos a través de la autosuficiencia e individualización. Si la naturaleza humana puede mejorar y cambiar, entonces, los puntos de vista científicos, incluyendo los morales y políticos no permanecen estables. “El conocimiento de todo objeto, no es, evidentemente, completo, si no se le conoce en su pasado, en su presente y en su porvenir.143 Las palabras y las acciones de la vida suponen más o menos ese conocimiento, actual o posible, de estados que han sido y de estados que serán, y la mayoría de nuestros conocimientos implica esos elementos. 142 143 Spencer, Herbert. El progreso, su ley y su causa Op. Cit.. P. p. 353, 354 Spencer, Herbert. Social Statics. Versión Electrónica http://oll.libertyfund.org/Texts/LFBooks/Spencer0236/SocialStatics/0331_Bk.html Nuestra Traducción 25 de noviembre de 2006 “Sin duda, no se conoce en todos sus detalles el futuro del hombre, pero se le conoce en general; se sabe que morirá; que su cuerpo se descompondrá, y esos hechos completan el plan de los cambios que ha de experimentar.” 144 4.4.2 Naturaleza humana Si bien Spencer reconoció la importancia del entendimiento de los individuos en términos colectivos en tanto partes del mismo, también reconoció que como tales eran mutuamente dependientes, sin que esta última provocara subordinación al organismo colectivo. La naturaleza humana es el agregado de instintos y sentimientos que a través del tiempo llegan a ser adaptados a la existencia social. Los individuos poseen identidad y valor propios. Y aunque lo que caracterizó el desarrollo de los organismos fue la tendencia a la individualización145, a la par se encontraba una inclinación natural en los seres por conseguir lo que fuera para preservar sus vidas. Analizando al ser humano, esta inclinación natural se refleja en la característica del interés racional individualizado. La tendencia hacia el interés individual proviene de sociedades primitivas. Spencer creyó que un primer factor motivante que de tal tendencia fue en un principio la amenaza de violencia y guerra. Paradójicamente, Spencer fundamentó el punto de vista social orgánico empezando con las características de los entes individuales; podría deducir se usando las leyes de la naturaleza, qué provocaría vida y felicidad humana. Creyó que la vida social era una extensión de la vida de un cuerpo humano, y que los organismos sociales reflejaban lo mismo que principios de evolución de 144 145 Spencer, Herbert. Op. Cit. Primeros Principios. P. 241. Spencer, Herbert. Social Statics. Op. cit. las leyes de los entes biológicos146. La existencia de tales leyes, entonces, brinda una base para la ciencia moral para determinar como deben actuar los individuos y qué es lo que constituye la felicidad humana. El principio general de la tendencia al equilibrio147, ha sido, como los otros, reconocido en todas las formas de la evolución, y tocante a las más importantes y complejas, la evolución psíquica y la social, hemos concluido que su penúltima etapa, o sea la inmediatamente anterior al equilibrio, debe ser el estado más perfecto y feliz en que es posible concebir a la humanidad. 148 Spencer llevó lejos su fe en la ciencia a través de un método sintético: El propósito de cada área o ciencia de investigación es formular información y derivar de los fenómenos analizados los principios básicos de las leyes que los sustentan. Los principios conformados por resultados de búsquedas y experimentos en las otras ciencias suelen tener explicaciones altamente certeras. Las evidencias y conclusiones de cada ciencia son relevantes porque materialmente afectan las conclusiones de otras. El método de Spencer es científico y empírico. Fue influenciado significativamente por el positivismo de Augusto Comte. Por el carácter empírico del conocimiento científico y su convicción con la vida biológica y su proceso de evolución. “La ciencia debe ser juzgada por sí misma, y sólo la inteligencia más degradada dejará de ver que la ciencia es digna de todo respeto. Haya o no otra revelación, desde luego tenemos una en la ciencia, la de las leyes del universo, hecha por la inteligencia humana; cada hombre debe discutirla y comprobarla por sí mismo cuanto, pueda, y una vez comprobada, someterse humildemente a sus decretos.”149 146 147 Lamarck Spencer, Herbert. Primeros Principios. Op.cit. p. 411 148 Ibídem p. 466 149 Spencer, Herbert.Primeros Principios. Op. Cit.P. 25 El conocimiento científico fue primeramente empírico, lo que no es perceptible y podría no ser empíricamente probado no podría ser tampoco conocido. El conocimiento es sujeto de cambio: lo más importante en la ciencia es modificar nuestras ideas conforme a sus avances. 4.5 Nociones de Felicidad 4.5.1 Felicidad Individual Dadas las variaciones en el temperamento y carácter del individuo, Spencer reconoció que no había parámetros exactos para determinar lo que la felicidad es específicamente150. Sin embargo concluye que la felicidad es la cantidad de placer sobre el dolor, y el bien es lo que contribuye al desarrollo de la vida del organismo o lo que es prácticamente lo mismo: lo que provee esa cantidad de placer sobre el dolor. 4.5.2 Felicidad Colectiva La felicidad entonces refleja la completa adaptación de un organismo individual a su medio ambiente, en otras palabras, felicidad es aquello que los individuos humanos buscan por naturaleza. Según Spencer, de la misma ley de la evolución resulta una armonía progresiva entre la felicidad de cada uno y la felicidad de todos; cuando estén plenamente realizados, los hombres practicarán un sacrificio recíproco respecto de los otros, no por deber sino por deseo y entusiasmo. 4.6 Moral en Spencer Todo desarrollo tanto social como natural reflejaba Para Spencer “la universalidad de la ley”. Incluyendo “leyes de la vida”, las condiciones de existencia social y el reconocimiento de la vida como valor fundamental. 150 http://oll.libertyfund.org/Texts/LFBooks/Spencer0236/SocialStatics/0331_Bk.html#LFBK0331pt02ch05 Nuestra traducción Spencer daba valor moral a las acciones dependiendo de su utilidad. La ciencia moral es capaz de deducir qué tipo de principios promueven la vida y producen felicidad.151 La ética de Spencer y su filosofía moral dependen de una teoría de “ley natural”. La teoría evolucionista podría brindar una base para una teoría política compleja e incluso filosófica. 4.7 Nociones de Libertad Para que los seres humanos se desarrollen adecuadamente, según Spencer debe haber tan pocas restricciones como sea posible, y esta es la naturaleza primaria de la libertad. Para Spencer la libertad era el poder de hacer lo que uno desea152, el cual estaba determinado por un cúmulo de experiencias previas. Spencer vio en este análisis ético la culminación de una ideología absoluta, cuya base era la producción de placer puro sobre el dolor en el largo recorrido de la vida humana.153 4.7.1 Libertad individual Sin embargo, hay ética spenceriana más allá de estos postulados. Como individuos, llegamos a ser altamente conscientes de nuestra individualidad, pero también de la individualidad de los demás. De estas premisas nace la ley 151 Recordemos que los principios que promueven la vida y producen felicidad desde el utilitarismo se basan en la búsqueda de placer y en hacer acopio de los recursos disponibles. La moral es capaz de determinar qué actos humanos son valiosos en base a este parámetro. Ejemplos de principios valiosos según el utilitarismo son: la libertad y la justicia. 152 Spencer, Herbert. The Principles of Ethics. Versión Electrónica. http://oll.libertyfund.org/Texts/LFBooks/Spencer0236/PrinciplesOfPsychology/0625_Bk.html. Nuestra Traducción 25 de noviembre de 2006 153 Los puntos de vista de Spencer aquí plasmados fueron rechazados por Stuart Mill. Su principal objeción era que la teoría de los deseos naturales de Spencer era inadecuada al no dar razón de los sentimientos del hombre hacia sus acciones. de la libertad equitativa. Este primer principio es ese “Cada hombre es libre de hacer todo lo que desee, siempre y cuando no infrinja la libertad equitativa de otro hombre”. Por la libertad total de ejercer sus facultades, se entiende la libertad completa de hacer todo lo que sus facultades le permitan o, en otras palabras, hacer su voluntad y se puede decir que si el individuo es libre de hacer todo lo que desea, en el entendido de no traspasar los derechos de otros, entonces, es libre de hacer cosas que sean injuriosas para el mismo. Es libre de beber o de cometer suicidio.154 Basándonos en los escritos de Spencer, nuestro sentido de la moral puede guiar el reconocimiento de la existencia de los derechos individuales, así como ayudarnos a identificar claramente cuándo se vulneran tales derechos. A simple vista, el pensamiento de Spencer pareciera reflejar una ética egoísta, pero analizando a fondo, percibimos que el egoísmo racional no entraría en conflicto con otros en la búsqueda de los propios intereses personales. Aún así, cuidar de alguien que no tiene relación directa con sí mismo –como soportar el desempleo- es por consiguiente alguien que no solo no se interesa en sí mismo, sino que impulsa la pereza y trabaja contra la evolución. En este sentido, al menos, la inequidad social fue explicada, nunca justificada, por los principios evolutivos. “Toda condición indispensable para la vida individual es, bajo un doble concepto, indispensable condición para la vida social. “155 4.7.2 Libertad colectiva Spencer vio a la sociedad más allá de un agregado de individuos. Pensó que los seres humanos mostraban una simpatía natural y preocupación por sus semejantes. Destaca la existencia de una característica e intereses comunes 154 http://oll.libertyfund.org/Texts/LFBooks/Spencer0236/SocialStatics/0331_Bk.html#LFBK0331pt02ch05 Nuestra traducción. 155 Spencer, Herbert. El Individuo contra el Estado. Gráficas Soler, Obras Fundamentales de la Filosofía España, 1999. P.142 en los seres humanos eventualmente necesaria, no solo para el desarrollo individual, sino para el general. Sin embargo, Spencer sostuvo que el altruismo y la compasión más allá de la unidad familiar fueron sentimientos que vinieron a existir solo recientemente en los seres humanos; compasión, que habría que observarla en cuanto se muestra para la prole, los enfermos y los ancianos, y para con los enemigos.156 El progreso como característica inevitable de la evolución, solo se logra a través del libre ejercicio de las facultades de los miembros que la conforman. “La evolución social nos presenta un paralelismo perfecto, con lo que se observa en la evolución biológica157. Spencer sostuvo una teoría del sentido moral, según la cual había un mecanismo natural –un sentido innato de la moral en los seres humanos-, por el cual llegaban a intuiciones morales ciertas de las cuales se deducían leyes de conducta.158 Más tarde describió esos “principios” del sentido moral y de simpatía como efectos de experiencias instintivas o heredadas” De tal sentido moral, se desprende su idea sobre la ‘persistencia de la fuerza’.159 La persistencia de la fuerza era un principio de la naturaleza imposible de ser creado artificialmente. Por lo tanto, ningún Estado o gobierno podría promover el sistema moral; nunca más de lo que podría promover la existencia de la fuerza física. Solo si se deja a los hombres vivir como lo deseen, de manera que su vida sólo concierna a ellos mismos, habrá un verdadero progreso de la civilización. 156 Spencer, Herbert. El progreso, su ley y su causa Op. Cit.. P. 352 Spencer, Herbert. La Ciencia Social. Fundamentos de la Sociología. Traducción de Wenzel. Biblioteca Contemporánea. Barcelona sf. 158 Principles of Ethics. Versión Electrónica http://oll.libertyfund.org/Texts/LFBooks/Spencer0236/PrinciplesEthics/HTMLs/015502_Pt05_Apps.html Nuestra Traducción. 27 de noviembre de 2006 159 Spencer, Herbert. Primeros Principios Op. Cit. P 164 157 “Así, en las sociedades humanas el progreso se realiza siempre en el sentido de la absorción de los movimientos individuales por los movimientos sociales.”160 De lo contrario, la verdad no podrá brotar, no habrá oportunidad para la espontaneidad y la originalidad, ni podrá fluir el genio, la energía mental y el valor moral de los individuos. La falta de una comunicación libre de ideas en este sentido es un agravante. Spencer defiende las libertades civiles en nombre de la libertad individual del hombre, la reivindicación del individuo frente al Estado, y el peso relativo de la autoridad. Pero sobretodo, frente a la costumbre y la opinión pública: Le interesó argumentar sobre el problema relativo a la naturaleza y los límites del poder que el orden social ejerce legítimamente sobre el individuo, al ser éste en aquél un problema importante que había sido relegado y poco examinado. Consideró que el límite entre la intervención social y la independencia individual es un asunto en el que nada está terminado, por el contrario, todo está por realizarse. A pesar de los intentos de Spencer por separar el dominio público del privado, los límites entre ambos parecen difíciles de delimitar. En su opinión siempre ha existido una pugna entre los gobernantes y gobernados. 4.8 Nociones sobre Política y Derecho 4.8.1 Filosofía Política A pesar de defender ampliamente el individualismo, Spencer resaltó la importancia de la vida en comunidad. Por la relación de dependencia mutua, entre sus integrantes y porque sin la prioridad de lo individual como parte de lo 160 Spencer, Herbert. Primeros Principios. Op. Cit. P. 329 colectivo la sociedad sería nada: sin la suma de sus unidades, simplemente, no existiría. Este punto es el fundamento de su filosofía política. “El lenguaje en que el Estado dicta sus leyes y comunica órdenes a sus agentes, es un instrumento que no se debe al legislador; ha nacido, con entera independencia de la acción de éste, de las relaciones entabladas entre los individuos al perseguir la satisfacción de sus deseos personales”. 161 Por su aportación a la ley de la libertad equitativa y su idea de que la ley y el Estado necesariamente interferirían con esta, insistió en una política extensiva de laissez faire. Parte del supuesto de que la sociedad humana es un orden espontáneo respecto al cual el Gobierno es sólo la Institución adecuada para garantizar la permanencia de esa espontaneidad. Piensa que el individuo es libre por naturaleza y que los derechos sólo existen para asegurar esa libertad. Desde el momento en que hay coacción, la libertad está violada, aun cuando los que cohíban se imaginen que obran por el bien del ciudadano cohibido. 162 La naturaleza humana no es una máquina que se construye según un modelo y dispuesta a hacer exactamente el trabajo que le sea prescrito, sino un árbol que necesita crecer y desarrollarse por todos lados, según las tendencias de sus fuerzas interiores que hacen de él una cosa viva. Para nuestro autor, la libertad consiste básicamente en una rigurosa limitación del derecho a coaccionar. 161 162 Spencer, Herbert. El Individuo contra el Estado. Op. Cit. P. 94 Spencer, Herbert. La Justicia. Bibioteca de Jurisprudencia, Filosofía e Historia. Ed. La España Moderna. Madrid. S.f. “Cada nueva injerencia del Estado da mayor fuerza a la opinión tácita de que el gobierno debe suprimir todos los males y asegurar el goce de todos los bienes.” 163 4.8.2 Política y Derecho Spencer califica de crueles a los hombres que niegan a consentir que la lucha por la existencia acarree a algunas personas los males que son consecuencia lógica de su incapacidad y mala conducta; por amargar más la vida de otras personas y a sus familias, por inflingirles males artificiales, además de los naturales que tienen que soportar. Según Spencer, la educación, religión, economía y cuidado de enfermos e indigentes no debía estar a cargo del Estado. Por lo tanto, la ley y la autoridad pública tienen como propósito general: la administración de justicia (equiparada con la libertad y la protección de derechos). Estos puntos llegaron a ser el objetivo del trabajo posterior de Spencer en filosofía política y particularmente, en el hombre contra el Estado. Otras verdades generales que el ciudadano y aun mas el legislador debieran pensar hasta asimilarlas por completo, se revelan cuando nos preguntamos cómo se producen las actividades sociales y nos convencemos de que son el resultado colectivo de los deseos individuales, que procura cada cual satisfacer siguiendo el camino que le parece más fácil, según su hábito y pensamiento preexistentes, esto es, siguiendo la línea de menor resistencia. 164 Interesantemente Spencer reconoce que los derechos no son moralmente hereditarios, pero pueden llegan a serlo por el sólo reconocimiento que alguien hace de sus derechos en relación con los de los demás. Lo anterior encuentra explicación en el hecho de que la herencia social influencia las formas de legislar a través del tiempo, pero solo serán válidas en tanto sean 163 Spencer, Herbert. El individuo contra el Estado, Op. Cit. P. 53 164 Ibídem. P. 92 recogidas por el Derecho, teniendo en cuenta que el Derecho proporciona leyes en función de las necesidades de una comunidad. Lo anterior es una consecuencia del principio de la libertad equitativa en función de la igualdad ante la ley. Spencer concluyó que cada quien tenía derechos individuales en virtud de su calidad de ser humano; 165 y que tales derechos eran esenciales para el progreso social (estos derechos incluían derechos a la vida, libertad, propiedad, libre expresión, igualdad de la mujer, sufragio universal y el derecho a “ignorar” al Estado. Consideró que el utilitarismo aplicado a la ley y al Estado era inconsistente porque tácitamente asumía la existencia de demandas de derechos con peso tanto moral como legal independientemente de la ley positiva. Y finalmente se manifiesta contra el parlamentarismo, pues lo veía como un poder arbitrario en manos de ignorantes: “No obstante, los males producidos por los legisladores, muy superiores en número a los causados por los curanderos atrevidos, son visibles para cualquiera que eche una mirada a la historia.”166 Mantuvo que la acción gubernamental requiere no solo del consentimiento individual, sino que el modelo de asociación política debería ser como una Empresa de abastecimiento, donde los dirigentes nunca puedan actuar por un bien cierto excepto por los deseos explícitos de los accionistas. Fundada en la cooperación voluntaria, en lugar de basarse en la obligatoria, la vida industrial, 165 tal como la conocemos ahora, habitúa a los Spencer Herbert. Social Statics. Versión Electrónica http://oll.libertyfund.org/Texts/LFBooks/Spencer0236/SocialStatics/0331_Bk.html#LF-BK0331pt02ch05 Nuestra traducción. 21 de nov de 2006 166 Spencer, Herbert. El Individuo contra el Estado. Op. Cit. P. 73 hombres a obrar con independencia, les impulsa a resistir los excesos de la coacción gubernamental. 167 Ahora bien, el hecho de que el parlamento intente hacer más para proteger los derechos de los ciudadanos imponiendo una concepción de bienestar basado en una minoría, no se distingue de una tiranía. 4. 9 Ideas sobre Religión Del punto de vista explicado en el párrafo anterior acerca de la necesidad de demostración empírica para el conocimiento de los fenómenos, se desprende que no podemos conocer la naturaleza de la realidad en sí misma y que habrá hechos imposibles de conocer168. “Así pretende conocer la grandeza y la pequeñez de la inteligencia humana, su poder en el dominio de la experiencia y de su impotencia fuera de él; se forma idea exacta de la incomprensibilidad del hecho más sencillo considerado en sí mismo, en su esencia íntima, en la cual se convence ineludiblemente de que nada puede ser explicado.”169 Desde que Spencer afirmó que no podemos conocer nada que no sea empírico, no podemos saber tampoco si hay un Dios o su representación. Spencer fue un crítico severo de la religión, así como de la doctrina religiosa y su práctica, siendo éstas consideradas objetos inapropiados de la investigación científica y su prueba. Su posición general sobre la religión era agnóstica. 167 Ibíd. P. 152 168 Esto incluía el conocimiento completo de la naturaleza del espacio, tiempo, fuerza, moción y sustancia. 169 Spencer, Herbert.Primeros Principios. Op. Cit. P. 64 “Los ulteriores progresos de la teología llegan a más avanzadas afirmaciones. “Un Dios cognoscible no sería Dios”. “Creer que Dios es como le imaginamos, es blasfemar”:170 El teísmo que no podía apoyarse ante la inexistencia de medios para conocer lo divino, no habría forma de probarlo. Pero mientras no podamos saber si las creencias religiosas son verdaderas, tampoco podemos saber si la religión y sus fundamentos son falsos. 4.10 Comentarios finales respecto de la exposición de ideas de Herbert Spencer y John Stuart Mill Los liberales genuinos buscaron repeler aquellas leyes que ejercen coerción y restringen a los individuos de hacer lo que creen conveniente. El liberalismo temprano se caracteriza por calificar a la ley como restricción a la libertad, como un mal justificado ante el cual es necesario preservar la libertad. La posición liberal de Spencer y Stuart Mill sostiene una hipótesis: los problemas sociales aparentemente se resolverían cuando el Gobierno dejara de ir contra los intereses de los individuos. Creer esto, sin embargo, puede conducirnos a un error, porque voluntad del pueblo significa voluntad mayoritaria o más activa, y ésta puede llegar a ser opresiva. Es un riesgo pensar que un Estado liberal no necesita restricciones, ya que el respaldo mayor es el determinante campo de la opinión. Un punto fundamental del autor en cuestión fue el separar la esfera individual de la gubernamental. El Gobierno no puede interferir en la esfera individual, aquella que pertenece sólo al individuo. En el caso concreto de acciones que afecten a terceros, el Gobierno debe actuar solamente para guiar políticas de protección a los derechos individuales. 170 Ibídem P. 45 4. 11 Supervivencia de las ideas de ambos autores Los principios que ambos autores aportaron en la época de la cual ya hemos hablado tuvieron gran auge en su momento. Sin embargo, la magnitud de su importancia se ha hecho patente en épocas diversas, hasta alcanzar la nuestra; en la cual se retoman, ahora para fundamentar soluciones a problemas propios de nuestro acontecer temporal; tomando en cuenta que la defensa de la libertad no es exclusiva de un tiempo, siempre habrá necesidad de ella: Stuart Mill bien predijo en esta frase la supervivencia de su obra, “Libertad sobrevivirá, probablemente, a todas mis obras -con la posible excepción a la Lógica -; porque la confusión de su espíritu con el mío ha hecho de él una especie de texto filosófico de una verdad única, a la que los cambios que progresivamente se suceden en la sociedad moderna tienden a dar relieve más vigoroso: la importancia para el hombre y la sociedad de una gran variedad de caracteres y de dar plena libertad a la naturaleza humana para expansionarse en direcciones innumerables y confluentes.”171 Prueba de ello son los siguientes fragmentos tomados de la obra del autor contemporáneo Fernando Savater, quien pareciera retomar una idea utilitarista respecto a evitar el sufrimiento: “La simpatía con el sufrimiento dirige nuestras acciones a mitigarlo cuanto se pueda, a no aumentarlo voluntaria y gratuitamente jamás”.172 Si algo debe destacar ante todo el respeto hacia las decisiones de todo ser humano. “La vida que intentamos conservar y perpetuar no es un mero proceso biológico, sino un devenir de símbolos que se entrecruzan en forma de memoria, de comunidad, de códigos, de visiones de futuro, de afán por encontrar el sentido de cada gesto y de cada tropiezo”.173 171 Stuart Mill John Autobiografía. Traducción de Juan Uña. Ed. Calpe. Madrid, 1921P. 244 Savater, Fernando. El valor de elegir. Editorial Ariel Barcelona, España 2003. p. 176 173 Ibídem P.p. 65, 66 172 Ya ambos filósofos habían hablado de los medios que constituyen el camino a la felicidad, los cuales coinciden con los medios que actualmente necesitamos para alcanzarla. “Cada uno es el guardián natural de su propia salud, física, mental y espiritual. La especie humana gana más dejando a cada hombre vivir como le acomode que obligándole a vivir como les acomode a los demás.”174 De modo que el correr del tiempo no provocará que los principios que aceptan a la libertad como condición de responsabilidad del ser humano, sean superados por otros contrarios. CAPÍTULO V 174 Stuart Mill Sobre la Libertad. Ed. Alianza Op. Cit. P. 69 Análisis y legitimación de las manifestaciones anticipadas de la voluntad desde el pensamiento de Herbert Spencer y John Stuart Mill. 5.1 Resumen de motivos de la argumentación La vida es un valor relevante en el ser humano. Implica más que llevar a cabo las típicas funciones biológicas de nacer, crecer reproducirnos y morir como consecuencia inevitable. Va más allá de hechos orgánicos como respirar. Si hay algo que nos distingue de las demás especies, es la capacidad que poseemos para traducir nuestra propia existencia. Lo anterior pareciera obvio, sin embargo, si analizamos a fondo la problemática social actual, podremos darnos cuenta que lo más básico pareciera quedar en el olvido: somos seres humanos, en el más amplio sentido de la palabra, frente a la tecnología o al avance de la ciencia, ante el progreso económico e independientemente de cualquier cambio en nuestro entorno. Las tendencias sociales actuales se dirigen hacia la globalización, lo cual provoca que todo gire alrededor de lo económico y los valores sean vistos como satisfactores. Se ha llegado al grado de considerar objetos de mercado a valores tan preciados en ser humano como la salud o la vida misma. La dignidad es algo esencial. Actualmente se genera un problema económico en torno al tratamiento o sostenimiento de un ser humano. Debido a la mercantilización de la salud, muchas instituciones sanitarias, han deshumanizado la interacción de los protagonistas. 175 Recientemente ha resaltado un nuevo dilema en nuestra sociedad: si se debe conservar la vida a como dé lugar y por todos los medios posibles aún en situaciones extremas. Últimamente se trata de impedir la muerte natural por 175 Brena Sesma Ingrid. Op Cit. P. 13 medio de la tecnología no con fines caritativos ni de beneficencia, sino de lucro: para obtener ganancias. Vivimos en una cultura que se niega a ver el dolor compasivamente y evade responsabilidades. Al no admitir la muerte cuando es inminente, se llega lo antihumano. Llega a darse así una prolongación innecesaria del dolor mismo. Es necesario precisar que la no-aplicación de tratamientos no es eutanasia, ya que por alguien que tiene posibilidades de vivir, entendiendo la vida humana en un sentido pleno, como el que planteaban Spencer y Mill, debe hacerse todo. Algunas veces el dolor es una señal para abrir los ojos y no para escapar de él. Pero cuando ya no hay posibilidades es mejor que la persona decida sobre sí misma y su decisión estará bien simplemente por ser propia. Respecto de ciertos males inherentes a la naturaleza humana, solo es posible que cambien de forma. Hay veces en que es posible detectar si tienen o no remedio y cuando no lo haya, debemos evaluar la realidad y afrontarla. No se debe subestimar a la vida, la cual en un momento está destinada a terminar. Aferrarse a ella hasta el extremo no es saludable porque se está yendo contra una ley de la naturaleza y se corre el riesgo de su degradación. Y dado que el objeto de este trabajo buscar formas de legitimación de la manifestación anticipada de la voluntad, a continuación se llevará a cabo el análisis y argumentación correspondientes basados en el pensamiento filosófico tanto de Herbert Spencer, como de John Stuart Mill, que legitiman nuestra postura. Parte de este capítulo está dedicada a dar a conocer al lector cómo dichos autores veían la vida humana. 5.2 Presentación de la Argumentación Se procederá a exponer los argumentos que proponemos como sustento filosófico, en el mismo orden en que fueron expuestas las ideas de nuestros autores. Iniciaremos con los argumentos obtenidos del pensamiento de John Stuart Mill, para proseguir con los de Herbert Spencer. De la información recabada se desprende lo siguiente: La importancia del utilitarismo radicaba en su eficacia para determinar si una acción era o no moral, calculando las consecuencias buenas y/o malas que resultarían de ella. Si lo bueno superaba lo malo, la acción era moral. 5.3 Validación directa desde el utilitarismo Si bien considero interesante haber hecho un ensayo monográfico sobre la visión de Stuart Mill y Spencer sobre un asunto tan complicado como las manifestaciones anticipadas de la voluntad, la utilización de estos autores me compele a poder validar al utilitarismo como una verdadera ética normativa que pueda ayudarnos responder a casos difíciles como éste. Es un hecho que una teoría como el utilitarismo tiene sus detractores como tiene intelectuales que apoyen a ésta, mi opinión al respecto de esta teoría es que si bien es una teoría hedonista176, que sostiene que estamos en búsqueda del placer, también considera que si tenemos sentimientos sociales tenemos también el factor "simpatía", que nos lleva a entender que los demás de igual forma desean alcanzar el mencionado placer. Es una teoría social, en donde el fin de la moral es por tanto, alcanzar la máxima felicidad, es decir el mayor placer para el mayor número de seres vivos. Este criterio se ha de elevar como un criterio racional, y de hecho ha sido un principio que en su aplicación a la vida en sociedad, es un principio que es base del desarrollo de la economía de bienestar y que inclusive fue clave en la formulación de varias teorías jurídicas como la de Beccaria quien sostenía el principio de la máxima felicidad posible para el mayor número de personas. Mill será clave en esta interpretación hedonista pues la vuelve más específica, ya que para el los placeres no se diferencian cuantitativa sino cualitativamente, de manera que hay placeres inferiores y superiores; y que solamente las personas que han experimentado placeres de ambos tipos pueden estar 176 El hedonismo ético (hedoné en griego significa placer) desea el placer como fin. legitimadas para proceder a su clasificación, esto nos lleva a aducir que no solamente es importante, por lo menos a los ojos de Stuart Mill el hecho de un valor intrínseco en el acto humano, sino también las consecuencias que tienen, toda vez que para poderle dar el valor intrínseco, se vuelve necesario experimentar tanto los placeres inferiores y superiores, esto hace que la voluntad de un individuo de no sufrir más dolor se vuelva racional, objetivo que adquiere validez para toda la sociedad. El utilitarismo puede ser severamente criticado, sin embargo como dijera García Máynez: "Lo anteriormente dicho no significa que el utilitarismo carezca por completo de sentido dentro de la vida moral. Si por esa palabra se entiende el prudente empleo de los medios para la consecución de fines moralmente valiosos, entonces toda doctrina ética debe ser, hasta cierto grado, utilitarista. De lo contrario, permanecería estancada en el limbo de los ideales perennemente irrealizados sin ejercer influencia alguna en la vida de los hombres"177 El utilitarismo hoy en día lo han intentado definir por dos vías178 el utilitarismo de la regla, que recomienda más bien ajustar nuestras acciones a las reglas habituales, ya consideradas morales por la probada utilidad general de sus consecuencias con el fin de ahorrar energías y aprovechar la experiencia vivida y el utilitarismo del acto en el que se demanda juzgar la moralidad de las acciones caso por caso atendiendo a las consecuencias previsibles de cada alternativa, lo cual nos llevaría a deducir que no solamente valoran la cuestión de bondad sino la maldad de los actos humanos tanto por su valor intrínseco como por sus consecuencias, y en un momento este criterio de utilidad será fundamental y más sencillo de resolución a la luz de un principio utilitarista. 177 178 García Máynez, Eduardo. Ética, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1944, p.p 82-83 Cortina, Adela. Ética. 3a ed. Akal. España 2001. P.79 5.4 Una apología al utilitarismo Al utilitarismo se le pueden hacer una serie de objeciones. La más importante se refiere al principio distributivo: la mayor felicidad para el mayor número de hombres. Su aplicación produce graves conflictos, pues podría malinterpretarse dando lugar a una idea de discriminación hacia los grupos sociales menos numerosos. “Cada persona posee una inviolabilidad fundada en la justicia que ni siquiera el bienestar de la sociedad en conjunto puede atropellar. Es por esta razón por la que la justicia niega que la pérdida de libertad para algunos se vuelve justa por el hecho de que un mayor bien es compartido por otros. No permite que los sacrificios impuestos a unos sean compensados por la mayor cantidad de ventajas disfrutadas por muchos. Por tanto, en una sociedad justa, las libertades de la igualdad de ciudadanía se dan por establecidas definitivamente, los derechos asegurados por la justicia no están sujetos a regateos políticos ni al cálculo de intereses sociales. (...) Siendo las primeras virtudes de la actividad humana, la verdad y la justicia no pueden estar sujetas a transacciones”. 179 Stuart Mill, en relación a la aseveración expuesta por John Rawls, bien contestaría a esta aseveración de de la siguiente manera: “Los detractores del utilitarismo no siempre pueden ser acusados de presentarlo bajo una apariencia tan desacreditada. Por el contrario, los que tienen una justa idea de su carácter desinteresado, a veces le reprochan el que su criterio sea demasiado elevado para la humanidad. Dicen que es demasiado exigir el que la gente deba obrar siempre con el fin de promover los intereses generales de la sociedad. Pero esto es equivocar la verdadera significación de un 179 Rawls, John. Teoría de la Justicia. Fondo de Cultura Económico, México, 2000. P.p. 17-18 criterio moral, y confundir las normas de las acciones con sus motivos.”180 El acto de medir una acción con referencia a otra no es una condición de carácter cuantitativo, sino cualitativo. Al ser cualitativo el posible estándar de medición del fenómeno, éste se torna subjetivo y dependiente del individuo. La calificación que éste último dé a la acción habrá de ser respaldable por una mayoría que avale dicha medición. Está justificado atribuirle al gozo preferido una superioridad cualitativa tal, que la cuantitativa resulta, en comparación, de pequeña importancia.181 Y bien, si aún así insistiéramos en la necesidad de un criterio más objetivo cuantitativo, podríamos recurrir a Bentham: “-… El concepto de utilidad de Bentham, en tanto es entendido como criterio objetivo de la bondad y maldad de la conducta humana, guarda una cierta relación con el concepto de valor empleado por la filosofía de los valores. (…)Llama la atención que en el capítulo IV de su obra, en el que analiza los diversos criterios para medir la intensidad de placer y el dolor, Bentham emplea el concepto de valor. Sin embargo, lo emplea tan sólo para referirse a la fuerza o intensidad del placer o dolor, es decir, en una dimensión meramente cuantitativa y no cualitativa.”182 5.4.1 Defensa del utilitarismo. La postura de Moore. Para Stuart Mill, lo útil o lo bueno es la felicidad, es una forma de eudemonismo social. Si los bienes intrínsecos que nuestros actos pueden aportar no se reducen a uno solo, sino a una pluralidad de ellos, tendremos entonces un utilitarismo pluralista, de acuerdo con el cual lo bueno no es sólo una cosa (el placer o la felicidad), sino varias que pueden considerase al 180 Stuart Mill John. El Utilitarismo. Op. Cit. P. 45 Ibídem P. 31 182 Torre, Carlos de la. La recepción de la filosofía de los valores en la filosofía del derecho. UNAM. Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 2005. P. 32 181 mismo tiempo como buenas. Esta concepción pluralista la sostiene G. E. Moore.183 Ahora bien, respecto de lo que se considera más provechoso para el mayor número, las respuestas varían. Para Bentham el placer es lo único bueno y útil; el utilitarismo se combina aquí con el hedonismo. Para Stuart Mill, lo útil o lo bueno es la felicidad, es una forma de eudemonismo social. Si los bienes intrínsecos que nuestros actos pueden aportar no se reducen a uno solo, sino a una pluralidad de ellos, tendremos entonces un utilitarismo pluralista, de acuerdo con el cual lo bueno no es sólo una cosa (el placer o la felicidad), sino varias que pueden considerase al mismo tiempo como buenas. Esta concepción pluralista la sostiene G. E. Moore Y éste último punto, no podíamos dejarlo de mencionar, se confirma también en la reducción de la ética a la teoría de la evolución de Spencer. Moore se ocupa de la aplicación de la teoría de la evolución a la ética por Spencer; discute la conexión del argumento evolucionista con el argumento hedonista: el placer es el único bien y tener en cuenta la dirección de la evolución es el mejor criterio para obtener el máximo grado de este último. En ese contexto Moore distingue entre una ética declaradamente basada en la ciencia y una ética sistemática y científica capaz de llevar a cabo una discusión clara de los principios fundamentales de la ética y una declaración de las razones últimas por las cuales una manera de actuar se considera mejor que otra.184 183 Cfr. Moore, George E. , “The Conception of Intrinsec Value”, en Philosophical Studies, Londres, Routledge & Fegan Paul, 1922. 184 Ibíd.. p. 102 La dirección en que las cosas vivas han evolucionado hasta ahora es, de hecho, la dirección del progreso. De donde: lo "más evolucionado" es también "mejor".185 Aunque la evolución no nos ayuda a descubrir qué resultados de nuestros esfuerzos serán mejores, sí contribuye un poco a revelar qué es posible asumir o aceptar y cuáles son los medios para asumirlo. Y en este sentido la teoría de la evolución puede prestar algún servicio a la ética. Aceptados los resultados generales de la teoría de la evolución siempre se podrá decir que la moralidad del hombre consiste en hacer precisamente lo contrario de lo que observamos en la naturaleza: la aspiración a "lo mejor", entendido lo mejor como aquello que favorece el desarrollo evolutivo del hombre con miras a la consecución de su felicidad. Y puesto que la finalidad propia de un grupo social es la consecución de la felicidad, ésta felicidad y su materialización en placeres puede ser asequible a través de valores morales intrínsecos que permitan calificar cada uno de los actos humanos. Dicha calificación no atiende a principios unilaterales, sino a la consecución de la felicidad colectiva Dado que es éstos párrafos intentamos reivindicar el utilitarismo ante algunas posturas críticas del mismo, no consideramos reiterativo cerrar esta parte respondiendo a la siguiente pregunta desde ¿Por qué una legitimación desde el utilitarismo? Porque a la luz de la Ilustración, cuna de la defensa del respeto a los derechos y libertades fundamentales, “se afirmó que el hombre debe buscar lo que le es útil y le hace feliz”.186 185 Cfr. Moore, George Edward Principia ethica. Traducción de Núria Roig y edición de Joaquim Clotet. Editorial Laia. Barcelona, 1982, págs. 7-11. 186 Fuentes López Carlos. El racionalismo jurídico. UNAM Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 2003. P. 264 5.5 Argumentación desde el utilitarismo de John Stuart Mill. El primer argumento que demuestra la validez de las manifestaciones anticipadas de voluntad se encuentra en el utilitarismo de Stuart Mill: decidir por uno mismo es una decisión moral, porque produce satisfacción. El ser humano valora la sensación que obtiene al tomarla. La libertad personal es algo que contribuye a obtenerla. La libertad de decisión del individuo sobre su propio estado de salud va encaminada a promover su felicidad. 187 Porque: Prevenimos lo que queremos evitar y las manifestaciones anticipadas de voluntad tienen un objeto de prevención para evitar la desgracia que trae consigo la presencia de una enfermedad. Si un padecimiento requiere de un tratamiento que provoca un gran sufrimiento, es legítimo alejarse de él. Nadie desea el dolor ni el sufrimiento: es un argumento firme que sostiene nuestra hipótesis. 5.5.1 Análisis aplicando las ideas de John Stuart Mill al tema Stuart Mill concluyó que la felicidad es la finalidad de la vida del ser humano y no debe ser confundida con el placer. Si la felicidad es el estado de estabilidad del hombre que le permite experimentar sentimientos y diversas emociones, las cuales le producen satisfacción y tranquilidad, la vida de alguien que ya no es capaz de lograr esta estabilidad por carecer de sus facultades, pierde todo sentido. El carácter cualitativo de la felicidad le permite ir más allá de la ausencia de dolor. Es cierto que éste último forma parte de nuestras vidas, porque no estamos exentos de sentirlo en momentos determinados. La calidad de vida no puede depender de la cantidad porque cuando no son posibles ambas, se desea la primera. Si hay calidad de vida podemos 187 El utilitarismo coincide con la religión en la búsqueda de felicidad. Si las manifestaciones anticipadas de voluntad buscan la tranquilidad del ser humano en un aspecto determinado encaminado al logro de la felicidad, las manifestaciones anticipadas de voluntad no chocarían con la idea de religión de Stuart Mill recibir incluso más de lo que deseamos. En un ser humano, no hay calidad de vida cuando ésta depende de medios artificiales. El sentido de la dignidad tiene que ver con la calidad de vida. Forma parte esencial de la felicidad, la poseen todos los seres humanos, sirve de guía y es altamente deseable. Un ser humano que cuenta con capacidades y facultades mínimas inherentes a su naturaleza, puede sobreponerse. No así alguien cuyo estado de salud se ha deteriorado gravemente. La felicidad depende en gran medida de nuestra salud, de ahí, la responsabilidad de conservarla y valorarla. La búsqueda del hombre por la felicidad le brinda la oportunidad de vivir experimentando y asumiendo nuevos logros. Y aun cuando pudiera fracasar en esa búsqueda está ahí su conciencia como capacidad para iniciar nuevamente. La conciencia es la facultad inherente al hombre para percibir la realidad. Cuando falta, desaparece uno de los elementos fundamentales que le dan sentido a su existencia.188 Sin conciencia el hombre es no es capaz de ser feliz. Un estado de pérdida de salud grave puede traer consigo el riesgo de su pérdida. Alcanzar la felicidad puede no ser una tarea sencilla. Cuando por cualquier circunstancia se torna difícil de conseguir, al menos buscamos la mitigación del dolor. Es humanamente congruente que alguien decida no sufrir. Si bien no es feliz, está en su derecho de cuando menos evitar el dolor; y si algunos tratamientos lo implican, puede rechazarlos y es válido. 188 Los procesos de vida vegetativa en el cuerpo humano tienen una causalidad propia, independiente de la voluntad. Todas las operaciones vegetativas, suelen pasar inadvertidas por la conciencia. Adame, Jorge. Op. Cit. p. 97. La decisión contenida en un documento de manifestaciones anticipadas de voluntad puede no producir placer pero sí tranquilidad; el utilitarismo lo justifica en uno de sus fundamentos principales. Elaborar un documento así nos da la seguridad de que en ningún momento seremos sometidos a sufrimiento y peor aun con fines de lucro si así lo deseamos. El hombre busca fines y también medios. El objeto de las manifestaciones anticipadas de voluntad en gran medida tiene que ver con la salud, equiparada ésta como medio a un fin importantísimo: la felicidad. La felicidad y la virtud se desean tanto individual, como colectivamente. En este orden de ideas, la decisión que encierran las manifestaciones anticipadas de voluntad es un acto virtuoso. 5.5.2 Confrontación del interés individual y el interés colectivo aplicada al tema. El bienestar individual produce el bienestar de la colectividad; el cual a su vez produce justicia y libertad. El utilitarismo toma en cuenta lo más benéfico para la mayoría, tomando como punto de referencia al individuo.189 El poder de decisión individual no entra en conflicto con el interés colectivo, ni es pernicioso para la colectividad, en tanto no rebase la esfera del propio individuo. Las manifestaciones anticipadas de voluntad respetan ese límite, no hay por qué reprimir si se respeta el orden jurídico. 189 “El utilitarismo tiende a ver a la sociedad como cuerpo, en donde resulta posible sacrificar a unas partes en virtud de las restantes. Y dicha operación puede ser tildada como ilegítima porque desconoce (lo que Rawls denomina) la independencia y separabilidad de las personas: el hecho de que cada individuo debe ser respetado como un ser autónomo, distinto de, y tan digno como, los demás. Este ejercicio «globalizante» propio del utilitarismo, nos habla de una operación que, al menos, requiere de una especial y muy sólida justificación”. Tal justificaciçon se encuentra en el utilitarismo mismo. Gargarella, Roberto. “Las teorías de la justicia después de Rawls”. Paidos, Barcelona, 1999. p. 26 Las reglas morales que dictan no hacer daño a los demás como límite de la libertad, son vitales para el bienestar humano porque determinan los elementos sociales de la humanidad y su observación mantiene la paz. En este sentido, si el bienestar individual se traduce en colectivo, las manifestaciones anticipadas de voluntad, son válidas porque promueven una libertad individual y en sí no encierran ningún daño a la colectividad. Si las manifestaciones anticipadas de voluntad brindan tranquilidad, entendida esta como parte de la felicidad, podemos asegurar que la tranquilidad de un individuo que decide por si mismo no solo no afecta a otros, sino que se puede traducir directa o indirectamente en un beneficio para la comunidad a la cual pertenece. Stuart Mill hablaba de los mártires: quienes sacrificaban su felicidad en pro de un bien mayor, como el colectivo. Los consideraba dignos de reconocimiento, pero no consideraba sus acciones como la mejor forma de servir a los demás. El hecho de vivir sin calidad de vida, según Mill no tiene justificación; puesto que el sacrificio que provoca someterse al dolor no beneficia a nadie.Y bien, aplicando esta aseveración al tema, podemos encontrarnos con situaciones donde pudiera involucrarse a la familia del paciente que decide detener un determinado tratamiento. Ante este hecho podría haber quien diga que no se debiera llevar a cabo la voluntad del paciente para evitar el sufrimiento de la familia. Esto no lo justifica Mill, porque el defiende el individualismo y no considera válido el sacrificarse por los demás; importa el individuo en sí. No es fácil resumir la moral en principios y traducir estos en leyes. La moralidad de las costumbres tiende a ser obligatoria para Mill; se sujeta con deberes. La positivización de las manifestaciones anticipadas de voluntad en otros países seguramente tuvo origen en una base moral. El contenido de las manifestaciones anticipadas de voluntad se puede considerar como deber de obligación perfecta equivalente a justicia: si bien el derecho distingue lo justo de lo injusto, también distingue lo conveniente de lo perjudicial como necesidad moral. Ya hemos visto que es moral. Ahora sabremos que lejos de ser perjudiciales, resultan ser convenientes. La caridad y la beneficencia son deberes de obligación imperfecta y se relacionan con otras obligaciones morales. Coincidentemente ambas son principios de la bioética, el origen de las manifestaciones anticipadas de voluntad. Encuadran dentro de los deberes de obligación imperfecta, y no por ello pierden su fuerza moral. 5.5.3 Análisis de las manifestaciones anticipadas de la voluntad tomando como eje la virtud en John Stuart Mill. La virtud es el producto de la deliberación constante orientada hacia un fin determinado. El consentimiento informado previo que debe haber antes de cualquier documento de manifestaciones anticipadas de voluntad es producto de la deliberación. La mejor forma de reforzar la virtud es deseándola, por ser agradable y exenta del dolor. Así nace la voluntad de ser virtuoso. La voluntad satisface la intención de la persona virtuosa, siempre y cuando esa voluntad busque un beneficio individual como podría ser evitar el dolor, fundamento utilitarista. Tener voluntad sobre nuestra salud demuestra la presencia de confianza en nuestros sentimientos y conductas, lo cual da pauta a confiar en los demás: he ahí la posibilidad de confiar en alguien que nos pueda representar para la toma de decisiones importantes. Tal estado de la voluntad constituye un medio para alcanzar la virtud. La voluntad se diferencia del deseo en que la voluntad es activa y el deseo es pasivo. Debemos aceptar que una vida pasiva, como la que cómodamente pudiéramos aceptar, no nos conviene para poder avanzar hacia vivir de una manera activa. Solo se respeta la autonomía del individuo cuando se le permite actuar activamente. Lo que realmente prefiere no puede quedar en simple deseo o actitud pasiva; necesita de una materialización. Si alguien no desea que su salud pudiera correr el riesgo de convertirse en objeto de lucro, tal deseo se activaría en un documento de manifestaciones anticipadas de voluntad. La ética de Mill contribuyó a la idea de una felicidad incluyente apoyada en bienes intrínsecos como la libertad, la integridad, el respeto a la persona y la distinción personal. La defensa de tales elementos anterior es la razón de ser de las manifestaciones anticipadas de voluntad. Someter a alguien a tratamientos que resultan formas de tortura implica una falta de respeto a su dignidad, a su integridad física. Moral y psicológica. Un ejemplo claro de ética se encuentra en la función médica, por la gran responsabilidad que tienen aquellos cuyo papel influye significativamente sobre la sociedad: los médicos. Su rol consiste en respetar las decisiones de sus pacientes. 5.5.4 Aplicación tema de las ideas sobre Justicia y Papel del Derecho de John Stuart Mill La justicia de S. Mill se basa en la utilidad como parte obligatoria de la moral y determina la importancia de ciertas necesidades morales de acuerdo a la escala utilitaria social. Juega un papel clave en la defensa de los derechos individuales al darles un rango superior de obligatoriedad defendible. Si la injusticia supone un mal causado, un sujeto dañado y un actuar desigual, es legítimo y justo respetar la decisión respecto de la aplicación o no aplicación de tratamientos conforme a los deseos del paciente en virtud de su derecho individual a decidir. Si no se respeta este derecho, como consecuencia resultan los elementos que según Stuart Mill son presupuestos de la injusticia.190 El sufrimiento es injusto para alguien que no lo merece, pues se considera justo que cada quien tiene lo que merece. Y aun cuando lo mereciera, no podemos juzgar en este sentido quién es merecedor o no de sufrimiento. Es totalmente legítimo que cualquiera se considere no merecedor de dolor ni de sufrimiento y por tanto, es válido que elija no recibir tratamientos dolorosos. La responsabilidad moral admite acomodar las leyes a las circunstancias. Este último acto requiere de entendimiento y virtud individuales. El papel del derecho se reduce a positivizar los medios que le permitan al hombre alcanzar la felicidad, así como las acciones morales de cada individuo; protege al ser humano y obliga. Como ya hemos visto, las manifestaciones anticipadas de voluntad, guardan un estado de valor moral al tenor del utilitarismo y por lo tanto dignas de considerarse por el derecho. El derecho extranjero ya ha dado este paso. Las manifestaciones anticipadas de voluntad protegen la virtud individual. Si las circunstancias demuestran que ante la mercantilización de la salud debe haber algún medio de defensa, la inclusión de nuevas figuras es válida. Los países que han legislado sobre el aspecto en cuestión han demostrado estar en una posición que brinda a su nacionales libertad basada en elementos y principios éticos que su derecho, en un marco justo, reconoce como válidos. No solo se trata de una decisión moral, sino justa y digna de ser considerada como tal. 190 Un sistema social justo define el ámbito dentro del cual los individuos tienen que desarrollar sus objetivos, proporcionando un marco de derechos y oportunidades, así como los medios de satisfacción dentro de los cuales estos fines puedan ser perseguidos equitativamente. La prioridad de la justicia se explica, en parte, sosteniendo que los intereses que exigen la violación de la justicia carecen de valor. Rawls, John. Op. Cit. P. 42 La libertad de la voluntad equilibra la preferencia ante derechos y deberes encontrados. Permite una decisión imparcial guiada en deseos personales. Ante este aspecto defendemos nuestra posición nuevamente destacando el derecho individual a decidir, esta vez apoyado en la libertad de la voluntad según nuestro autor. No se trata de contraponer los derechos del paciente ante sus deberes. Las manifestaciones anticipadas de voluntad son un ejemplo de equilibrio, pues pueden verse como un derecho y un deber a cumplir no solo por parte de los médicos, sino como uno de responsabilidad que cada quien debe asumir respecto de su salud. Tal responsabilidad se fundamenta en aquella que debe tener cada persona ante lo que ha hecho o evitado voluntariamente. Lo anterior es una máxima de justicia según Stuart Mill, pues la justicia no es simple conveniencia. Coincidimos con él en que la justicia no siempre está regulada, porque es difícil y en ciertos casos poco deseable, que haya leyes para todo. Y si la no regulación de las manifestaciones anticipadas de la voluntad encierra un problema, podríamos adoptar la postura de la Dra Brena: de aplicarlas como negocio jurídico (…)en tanto se legisla de manera específica y en vista de la función social que representan y por cumplir con todos loe (sic) elementos de existencia y requisitos de validez consideramos que no existe impedimento alguno para que las manifestaciones anticipadas de voluntad puedan ser reconocidas como un negocio jurídico con las consecuencias jurídicas que tal reconocimiento implica.191 La virtud en Stuart Mill rebasa a lo que es considerado justo. Puede haber conductas censuradas por el Estado que bien podrían ser virtuosas aun cuando fueran calificadas de injustas. Mill sostiene la existencia de elementos 191 Brena Sesma Ingrid. Manifestaciones Anticipadas de Voluntad: un paso de la Bioética al Derecho. Disco: Segundo Congreso Internacional de Salud y Derecho del 24 al 27 de enero de 2006. Culturas y Sistemas Jurídicos Comparados. Ponencia presentada en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. que serán justos siempre y cuando las reglas del deber no los condenen: Tal es el caso de las manifestaciones anticipadas de voluntad. No las contempla el Derecho en nuestro país, sin embargo, tampoco las prohíbe. Lo ideal sería que las contemplara. Una razón: desde la ética de Mill son válidas. Si el Estado llegara a censurarlas explícitamente, sin motivo, se trataría de una acción virtuosa considerada injusta por el derecho aun cuando no lo fuera. Mientras en México no se legisle sobre el tema, las manifestaciones anticipadas de voluntad corresponderán de acuerdo a la clasificación de Mill a un derecho moral que no es ilegal. 5.5.5 Confrontación del panorama del autor con el contexto actual Actualmente nos encontramos en una sociedad con grandes desigualdades sociales, similar a la que formó parte del entorno de Stuart Mill. Las desigualdades sociales son inconvenientes, inútiles e injustas. Por lo tanto no son pretexto para decir que las manifestaciones anticipadas de voluntad solo son para un sector social. Mill proponía señalar parámetros estrictos que aseguraran el derecho de todos a la felicidad, tomando en cuenta las condiciones y circunstancias propias de cada momento. Nosotros, basándonos en esa idea, proponemos que las desigualdades sociales no sean pretexto para que sectores vulnerables no pudieran decidir sobre lo relativo a su salud. Es objeto de crítica el tomar figuras del extranjero para implementarlas en nuestro país, sin embargo, no podemos negar que muchas de ellas han demostrado ser eficaces. Las manifestaciones anticipadas de la voluntad seguramente podrían serlo adaptándolas correctamente a la realidad nacional. 5.5.6 Ideas de Libertad aplicadas al tema Stuart Mill entendió la libertad no solo como una posibilidad legal, sino como un bien consistente en la facultad del hombre para obrar o de no obrar, lo cual lo responsabiliza de sus actos. Dado que el contenido solo afecta al individuo que lo elabora, no se perjudica a la colectividad. Además, defendió la libertad individual de las presiones sociales. El desenvolvimiento de la individualidad es uno de los principios esenciales del bienestar, y elemento facilitador del ajuste entre los límites de la individualidad y de la intervención social. Habló de las acciones perjudiciales de un individuo hacia sí mismo sin violar el sistema normativo. Esta situación sólo puede ser objeto de crítica por parte de la sociedad, nunca de represión legal. Si el cese de un tratamiento dañara al individuo que lo rechazó, la sociedad no tendría jurisdicción sobre tal acción. La libertad humana comprende el dominio entero de la conciencia, la libertad para trazar nuestros propios fines o libertad de acción. El hombre puede elegir disponer de un documento de manifestaciones anticipadas de voluntad basado también en su libertad de conciencia. Desde luego, recordando que la conciencia del paciente como parte de su capacidad forma parte de los requisitos para elaborar un documento de manifestaciones anticipadas de voluntad. El hombre no puede desarrollarse, si no se encuentra libre de interferencias por parte de otros hombres, al menos, en un área mínima de su vida, la libertad personal que no puede menoscabarse bajo ningún concepto, ya que si ese ámbito íntimo es violado el individuo se encontrará en una situación restringida incluso para conseguir sus propios fines: aquellos que considera buenos y justos. Si el cultivo de la individualidad produce seres humanos bien desarrollados, tenemos un argumento más a nuestro favor. Ciertas costumbres van en detrimento de la naturaleza humana. La mercantilización de la salud es una de ellas. El mercado no puede ser más importante que nuestro valor como seres humanos. En un mundo corregible y mejorable, alguien con una adecuada calidad moral, moderada y que cumpla ciertos requisitos intelectuales puede tener una existencia envidiable siempre y cuando no se le restrinja su libertad. Para usar las fuentes de felicidad a su alcance necesita escapar de las grandes fuentes de sufrimiento físico, mental y de la enfermedad. El punto es luchar contra estas calamidades y la libertad juega un papel muy importante en esta lucha. El utilitarismo rechaza las limitaciones que el derecho pueda imponer para afectar la libertad individual, considerando que las restricciones son necesarias para la vida en sociedad. Pero ello no impide rechazar las limitaciones que se establezcan. Todos tendremos la libertad de elegir en una sociedad donde no haya sometimiento. Si la decisión de rechazar determinados tratamientos médicos no daña a otros, debe ser permitida. El único límite que encontrarían las manifestaciones anticipadas de voluntad en este sentido, es no contrariar la promoción de la felicidad general. La distinción entre el libertinaje como vicio y el equilibrio de la verdadera libertad como virtud, de cuya defensa se encarga el sistema normativo. No se trata de legitimar el caso extremo particular de la eutanasia. Las personas no pueden utilizar su libertad ilimitadamente. El verdadero sentido de la libertad se orienta a la protección de todos y al freno de las conductas negativas, lo cual no genera una libertad incompleta. El respeto a las libertades ajenas no coarta la libertad personal, la dignifica y evita el desorden. La individualidad toma como eje al actor. A la sociedad le interesa, pero no decide por él. Para Mill, la coexistencia de diversidad de opiniones abre paso a la verdad. Para el no habían verdades absolutas, más bien había verdades diversas en los intereses prácticos de la vida. Todo era cuestión de conciliar y combinar opiniones contrarias. El respeto a la diversidad de opiniones y decisiones se alcanza por medio de la libertad. Se pronunció contra la unanimidad de opiniones y a favor de la más libre comparación de opiniones opuestas, propiciando así la estabilidad del individuo entre los límites de la razón y la prudencia. Es muy respetable la opinión de cada quien. La mayoría desea ser libre y quien no quiera elaborar un documento de voluntades anticipadas está en todo su derecho, pero a quien sí lo quiera elaborar no se le debe negar esta opción dentro de las múltiples que tiene el ser humano. Pugnamos porque al menos esté en sus manos decidir entre una amplia gama de probabilidades que le conduzcan a gozar de tranquilidad. Mientras más ricas sean las vidas de los hombres y cuanto más amplio sea su campo de acción, mayores serán las oportunidades y posibilidades que el hombre tenga de proyectar su propio carácter hacia cosas nuevas. Así, entre más opciones hayan, más amplia será su perspectiva para desarrollarse. Proponemos que esta opción esté a su alcance porque en todo momento estamos ante riesgos respecto de nuestra salud. Más aun teniendo un diagnóstico certero y aun sin tenerlo debemos estar preparados. 5.5.7 Conclusión Parcial respecto de la posición de John Stuart Mill Mill consideró al hombre como un ser de facultades elevadas, capaz de sufrir agudamente; pero nunca merecedor una existencia inferior. Seguramente en función de sus facultades también superiores, podrá tomar la decisión correcta. Si no se respeta el derecho de libertad de elegir del hombre se muestra desconfianza ante su capacidad. No es posible degradar la existencia humana al lucro con la mercantilización de la salud. Según Mill, no podemos esperar de la vida más de lo que puede dar. Ni siquiera la tecnología puede rebasar este límite. 5.6 Argumentación desde el Utilitarismo de Herbert Spencer Spencer define al bien y al mal en términos de sus consecuencias placenteras o dolorosas. Daba valor moral a las acciones dependiendo de su utilidad. Tenía por cierto que deberían suprimirse todos los sufrimientos. Por lo tanto, el objeto de las manifestaciones anticipadas de voluntades moral, porque su utilidad radica en evitar el sufrimiento que trae consigo el encarnizamiento terapéutico. 5.6.1 Ideas de felicidad y progreso aplicadas al tema La felicidad es la cantidad de placer sobre el dolor, y contribuye al desarrollo de la vida del organismo. Un fundamento trascendente de Spencer fue dado respecto de la evolución, del que deriva el principio de adaptación: los organismos útiles se desarrollan, en tanto que los organismos inútiles se atrofian, gracias a la adaptación al medio, se realizará la mayor felicidad del mayor número en aras del bienestar colectivo. Esta afirmación de Spencer puede sonar drástica; interpretándola sabremos que los organismos útiles son los organismos saludables y son los únicos capaces de ser felices. La felicidad es requisito sine qua non para la completa adaptación del hombre a su medio ambiente, por lo que siempre la buscamos por naturaleza. Todo desarrollo social y natural reflejaba para Spencer las condiciones de existencia social y el reconocimiento de la vida en un sentido amplio como valor fundamental, parte de una ley universal. Aceptaba la muerte del hombre como un hecho inevitable, parte de los cambios que tiene que experimentar. Una aseveración necesaria sobre la vida es aceptar que no es eterna. La evolución constituye una norma de progreso. Si el hombre no se adapta a su medio, no puede progresar ni ser feliz. Desafortunadamente existen estados consecuencia de procesos crónico - degenerativos en la salud humana que en el peor de los casos pueden impedir estas posibilidades. La explicación biológica se daba sobre la especialización gradual de los organismos biológicos a través de la autosuficiencia e individualización. Según Spencer, de la misma ley de la evolución resulta una armonía progresiva entre la felicidad individual y general. El hecho de valerse por sí mismo biológicamente es fundamental no solo para el ser humano individualmente, sino para la sociedad en su conjunto. Spencer confió en el ser humano y en su tendencia de este hacia el progreso, entendido como una necesidad en función de la adaptación del individuo a su medio social. El verdadero progreso de la civilización, como característica inevitable de la evolución, sólo se logra a través del libre ejercicio de las facultades de los miembros que la conforman y dejando a los hombres vivir como lo deseen en lo concerniente a su persona. Si la naturaleza humana puede mejorar y cambiar, los puntos de vista científicos, morales y políticos no permanecen estables. Si necesita de cambios en razón de su evolución, es benéfico aceptarlos. El punto de vista que defendemos en el presente trabajo surgió como consecuencia de un cambio producto del avance de la ciencia llevado al extremo. Su aceptación como defensa de la dignidad del ser humano ante éste resultaría benéfica. Para Spencer el fin del hombre era el desarrollo más alto y armonioso de sus potencias para lograr un desarrollo consistente total; y la vida humana, la continuación y el final de un largo proceso de evolución. Por lo tanto, Hay que respetarla entendiéndola en el más amplio sentido de la palabra. La virtud según Spencer es el fin último del comportamiento humano Nuestro fin último debe ser el cumplimiento de condiciones necesarias para alcanzar la forma de vida superior a la cual tiende el proceso evolutivo. De alcanzarla se alcanzaría la felicidad. Algunas de las condiciones necesarias para alcanzar esta meta son: presencia de funciones biológicas indispensables, dominio sobre nuestro cuerpo, conciencia y capacidad para valernos por nosotros mismos. Aceptó la existencia de un desarrollo paralelo de cuerpo y mente, rechazando un dualismo que proponía un funcionamiento mecánico del sistema nervioso central y el cerebro. Cuando hay daños al sistema nervioso central, el cuerpo humano no puede ya funcionar. Es inútil mantener un cuerpo desconectado de la mente sin posibilidades de que esta situación cambie. La técnica192 actualmente ha llegado a extremos de mantener cuerpos aislados de la mente.193 Los individuos poseen identidad y valor propios. Lo que caracterizó el desarrollo de los organismos fue la tendencia a la individualización y una inclinación natural hacia preservar sus vidas. De ahí la responsabilidad del cuidado de nuestra salud. Los organismos sociales reflejaban lo mismo que principios de evolución de las leyes de los entes biológicos. De manera que si al hombre no se le permite evolucionar, este hecho repercute en la sociedad, y a estas alturas ya sabemos que la evolución reaclama de cada individuo: El principio general de la tendencia al equilibrio; debía ser en su última etapa el estado más perfecto y feliz del ser humano. 5.6.2 Ideas de Libertad aplicadas al tema La libertad que cada quien posee para decidir sobre lo que concierne a su persona y concretamente respecto de su salud sin dañar a nadie, así como la 192 Entendida ésta como el encarnizamiento terapéutico, ya definido en el capítulo 2 de esta tesis. Ver historia de dos casos en Dobernig Gago Mariana: El Testamento Vital ¿Una solución para Terri Schiavo? Jurídica. Anuario del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana. Núm. 35 México, 2005. P. 443 – 451 193 libertad de los médicos a llevar a cabo las acciones que no contraríen su ética encuentran sustento en los siguientes párrafos: La naturaleza primaria de la libertad para Spencer era: Para que los seres humanos se desarrollen adecuadamente, debían haber tan pocas restricciones como fuera posible. Consistía en el poder determinado por experiencias previas, de hacer lo que uno desea. Como individuos, llegamos a ser altamente conscientes de nuestra individualidad y de la de los demás, como fundamento de la ley de la libertad equitativa: El egoísmo racional no entra en conflicto con otros en la búsqueda de los intereses personales, pues toda condición indispensable para la vida individual es indispensable para la vida social. Los seres humanos mostraban una simpatía natural y preocupación por sus semejantes, necesaria, para el desarrollo individual y general. Spencer vio a la sociedad más allá de un agregado de individuos. El altruismo y la compasión más allá de la unidad se muestran para la prole, los enfermos, los ancianos, y para con los enemigos. No podemos permanecer indiferentes al sufrimiento de otros. Si la compasión debiera mostrarse incluso con el enemigo, con mayor razón, debe mostrarse con todos los demás. La compasión y el altruismo, son principios reconocidos por la bioética. Forman parte de la base de las manifestaciones anticipadas de voluntad, pues ante el sufrimiento ajeno no podemos ser indiferentes y si alguien desea parar tratamientos dolorosos, debemos aceptar tal decisión en razón de estos principios. Spencer reconoció la importancia del entendimiento de los individuos en términos colectivos y la presencia de cierta dependencia bien diferenciada de subordinación al organismo colectivo. Resaltó la importancia de la vida en comunidad. Por la relación de dependencia mutua, entre sus integrantes y porque sin la prioridad de lo individual como parte de lo colectivo la sociedad sería nada: sin la suma de sus unidades, simplemente, no existiría. Defendió la libertad total en el ser humano en un sentido muy amplio, al grado de entenderla como el ejercicio de sus facultades en un contexto donde permitieran hacer su voluntad aun cuando fueran sus acciones injuriosas para él mismo. La única limitación era no traspasar los derechos de terceros. Incluso era libre de cometer suicidio. La facultad de decisión es propia del ser humano, hacer su voluntad es posible si en virtud de tales facultades desea elaborar un documento de manifestaciones anticipadas de la voluntad y sobretodo si de ninguna manera traspasa los derechos de otros, Spencer incluso ya habla del caso extremo del suicidio, el cual, como ya se mencionó con anterioridad, no es el objeto del presente trabajo pero se deja abierta la posibilidad de un futuro análisis. Si bien el objeto, no es legitimar la eutanasia, en último y más extremo de los casos, ésta sería válida desde el pensamiento de Spencer. 5.6.3 El idóneo papel del Estado ante las Manifestaciones Anticipadas de la Voluntad desde la ideas de Spencer La sociedad humana es un orden espontáneo respecto al cual el Gobierno es sólo la Institución adecuada para garantizar la permanencia de esa espontaneidad. El individuo es libre por naturaleza y que los derechos sólo existen para asegurar esa libertad. Los problemas sociales se resolverían cuando el Gobierno dejara de ir contra los intereses de los individuos: El Gobierno no puede interferir en la esfera individual. En el caso concreto de acciones que afecten a terceros, el éste debe actuar solamente para guiar políticas de protección a los derechos individuales. Si las ideas eran contrarias a estos principios, lo importante era contenerlas para evitar injusticias: daños a la democracia y a la libertad general. La historia entera del progreso social ha constituido una serie de transiciones por las cuales una costumbre, o institución, tras otra, han dejado de ser consideradas como una necesidad primaria de la existencia social, para pasar a la categoría de la injusticia y la tiranía universalmente estigmatizadas.194 Puesto que el gobierno debe suprimir todos los males y asegurar el goce de todos los bienes, si interviene, debe hacerlo de manera positiva, dando pauta a que los individuos ejerzan sus libertades en un amplio marco de decisión. Según Spencer, la función primordial del Estado es poner remedio a las miserias humanas o dar la posibilidad de que acaben: el sufrimiento es una miseria humana desde el utilitarismo. Si ésta intervención se diera tomando en cuenta problemas actuales como el tema en cuestión, sería aceptable. Desde el momento en que hay coacción, la libertad está violada, aun cuando los que cohíban se imaginen que obran por el bien del ciudadano. Para nuestro autor, la libertad consiste básicamente en una rigurosa limitación del derecho a coaccionar.195 Spencer concluyó que los derechos individuales que cada quien tenía por su calidad de ser humano como el derecho a la libertad y el derecho a “ignorar” al Estado eran esenciales para el progreso social. El utilitarismo aplicado al Estado asumía la existencia de demandas de derechos con peso tanto moral como legal independientemente de la ley positiva. El panorama real reciente nos hace pensar en demandar al Estado el reconocimiento legal de un hecho moral consistente en la defensa ante el lucro 194 195 Stuart Mill.John. El Utilitarismo. Op. Cit. P. 111 Spencer, Herbert. La Justicia. Biblioteca de Jurisprudencia, Filosofía e Historia. Ed. La España Moderna. Madrid. S.f. p. 304 exagerado que se pretende hacer últimamente con la salud humana. El utilitarismo consideraría válida esta demanda. Si la vida industrial, impulsa a los hombres a obrar con independencia, y a resistir los excesos de la coacción gubernamental, el contexto social actual es idóneo para aceptar las manifestaciones anticipadas de la voluntad. Ahora bien, si alguien en virtud de las garantías que goza, decide elaborar un documento de manifestaciones anticipadas de voluntad, está en todo su derecho; tomando en cuenta que el Estado no puede coartarle las garantías de libertad que goza y que no afecta a nadie. En Estados Unidos se ha llegado a establecer que si una persona desea poner fin a su vida dejando desprotegidos a sus dependientes económicos, no lo puede hacer196. Salvo esta situación que consideramos absurda, el Estado no puede intervenir. En su teoría del sentido moral Spencer habla de un mecanismo natural para llegar a intuiciones morales ciertas de las cuales se deducían leyes de conducta einsistió en una política extensiva de laissez faire. El dejar hacer dejar pasar, no debe tomarse aplicado al tema como un sinónimo de irresponsabilidad ante nuestra salud. Estoy de acuerdo en que deben agotarse los medios a nuestro alcance si es que vale la pena. Pero hay una pequeña o gran línea entre esta posibilidad y el aferrarnos al sostenimiento de una vida artificial, como lo hemos visto en dramáticos casos reales.197 Dejar hacer dejar pasar debe tomarse en el sentido de responsabilidad que implica aceptar las consecuencias de la naturaleza cuando son inminentes. 196 197 Cfr. Legislación Estadounidensehttp://www.dgcenter.org/acp/pdf/psda.pdf Ver historia de dos casos en Dobernig Gago Mariana: El Testamento Vital ¿Una solución para Terri Schiavo? Op. cit P. 443 – 451 o la noticia del aún más reciente caso del italiano Welbing en http://www.aceprensa.com/art.cgi?articulo=13245 27 de diciembre de 2006 5.6.4 Conclusión Parcial respecto de la posición de Herbert Spencer Basándonos en Spencer, nuestro sentido de la moral puede guiar el reconocimiento de la existencia de los derechos individuales y ayudarnos a identificar claramente cuándo se vulneran. Es digna de defensa la posición que permita al paciente decidir a qué tratamientos médicos someterse o no, entre otras razones, por su vulnerabilidad actual. Cuando el gobierno intenta hacer más para proteger los derechos de los ciudadanos imponiendo una concepción de bienestar basado en una minoría, corre el riesgo de volverse tirano. Nos encontramos en el siglo XXI y podemos considerar que si a alguien se le restringe la toma de una decisión, se está ejerciendo una forma de represión sobre su persona. Porque como clara y directamente lo podemos inferir, tanto desde la postura de Stuart Mill, como desde la de Spencer, si el Estado restringe la libertad humana; en razón de un gobierno a capricho, indudablemente estaríamos hablando de una tiranía. Conclusiones A continuación expondremos brevemente las conclusiones que se desprenden de nuestro trabajo de investigación: 1. En el primer capítulo de este trabajo de tesis nos ocupamos de hablar sobre su denominación, de acuerdo a un marco conceptual previo; explicamos por qué es adecuada la de manifestaciones anticipadas de la voluntad aunque se reconozcan internacionalmente otras como testamento vital. De ahí llegamos a la siguiente conclusión: las distintas formas de reconocer a las manifestaciones anticipadas de la voluntad conceptualmente varían de un lugar a otro aun cuando se refieren a lo mismo. Si bien la conceptualización era importante, aun más lo era el analizar su contenido. Respecto de la forma del documento, revisando diversas leyes positivas respecto del tema, pudimos llegar a determinar que generalmente se trata de dos especies de documentos: las manifestaciones anticipadas de la voluntad del paciente en sí y un segundo donde el paciente puede llevar a cabo la designación de su curador terapéutico. 2. Posteriormente nos dedicamos a seleccionar lo requisitos en que coinciden varias leyes tanto españolas como estadounidenses, para así poder estandarizarlos de cierta forma. Lo anterior, de ninguna manera significa que debamos contemplar a las manifestaciones anticipadas de voluntad como una posibilidad de regulación positiva nacional por el simple hecho que otros países lo hayan hecho ya; sino más bien tomando en cuenta que: Se requiere de un marco teórico mínimo como referente fundador básico para la ciencia, aunado a su revisión en el momento en que es aplicado a la realidad, lo que significa que la norma no siga siendo una maquinaria fría de encuadre para los casos vitales, sino uno de los referentes que apoyan la búsqueda de la verdad.198 Una verdad que responda a las verdaderas necesidades de nuestro contexto social real. 198 Robles, María Elodia. Caos y derecho en: Cáceres Enrique, Flores Imer B. et. al. Problemas Contemporáneos de la Filosofía del Derecho. UNAM Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 2005.P. 608 3. De este punto concluimos que bien podrían adaptarse a nuestra realidad nacional, pues se asemejan a los que gran parte de los contratos en México exigen (capacidad, consentimiento, presencia de testigos, fedación pública, entre otros) y porque además no afectan el orden jurídico. Cumplirían con la licitud de los actos jurídicos en México siempre y cuando se respete el orden público, único límite impuesto a la autonomía de la voluntad. Por lo tanto, no se justificaría legalmente el suicidio asistido; y la presente investigación nos ha dado los elementos para afirmar que detener el encarnizamiento terapéutico de ninguna forma lo constituye. Sabemos ya de este término relativamente nuevo, porque nos hemos basado en destacados autores que ya han contribuido al tema por medio de investigaciones anteriores. Respecto de sus valiosas aportaciones es que nosotros definimos nuestra postura de rechazo . 4. Asimismo llevamos a cabo un breve estudio jurídico acerca de los alcances de las manifestaciones anticipadas de la voluntad: su regulación en otros países ya es vinculante. Por nuestra parte, hicimos un análisis breve acerca de cuál podría ser la mejor figura existente donde pudiera encuadrar, llegando a la conclusión de que esto no sería posible porque en ninguna figura específica encuadra totalmente. La Dra. Ingrid Brena llevó a cabo un estudio donde propone que las manifestaciones anticipadas de la voluntad sean consideradas un negocio jurídico por cumplir los requisitos del mismo. Por nuestra parte coincidimos parcialmente en el sentido de que si bien es un negocio jurídico, hay muchos tipos de negocios y por lo tanto es necesario especificar de qué tipo de negocio jurídico se trata. Nuestra postura jurídica acorde a la denominación que como figura requiere, se basa en la necesidad de reconocer a las manifestaciones anticipadas de la voluntad como tales, una figura sui géneris cuyo objeto sabemos ahora consiste en apoyar la idea mayoritaria de permitir al paciente máxima autonomía en decidir acerca de todo tipo intervenciones médicas y/o tratamientos que desea le sean o no aplicados ante una situación concreta, previendo el caso de llegar a ser incompetente 5. Ahora bien, continuando con uno de los elementos que destacan como parte de las manifestaciones anticipadas de la voluntad, hablaremos ahora de cuál es nuestra opinión sobre la función del curador terapéutico: Si alguien desea que alguien pueda decidir por él es otra posibilidad que el Estado podría brindar: la realización de este papel sobre decidir si se administran o no tratamientos, es una gran responsabilidad que puede recogerse válidamente por el Derecho a través de un poder otorgado, pues esta figura sí encuadra en figuras jurídicas preexistentes. Ya está en manos del paciente esta decisión, sabiendo lo que implica. 6. Una vez analizado lo correspondiente a la parte de conceptualización y análisis jurídico, nos remontamos a los antecedentes de las manifestaciones anticipadas de la voluntad para ver qué fue lo que motivó su surgimiento: su origen se encuentra en dos países fundamentalmente: Estados Unidos y España, motivo que nos llevó a tomar como referencia varios puntos de legislaciones positivas aplicadas a la fecha en tales países. Pudimos constatar que el ámbito internacional ya se ha preocupado también por opinar respecto del tema claros ejemplos de lo anterior los encontramos en: el Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina Oviedo, del 4 de abril de 1997 y la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO de 19 de octubre de 2005. Tratando de remontarnos al origen más próximo coincidimos con aquellos autores como la Dra. Ingrid Brena, que afirman que el origen más próximo de esta reciente figura se encuentra en la bioética, concretamente en la relación médico paciente, y como una necesidad para evitar la mercantilización de la salud. Entre los beneficios que encuentra nuestra figura objeto están: reconoce derechos y deberes de ambas partes de la relación, tanto al médico como al paciente; al paciente le da libertad al médico le facilita su actuación. Hicimos mención de los principios que la bioética reconoce como fundamento, entre los cuales destaca la autonomía de la voluntad del paciente. De acuerdo con esta serie de principios entre los que resalta el consentimiento informado, este último es el único al que corresponde tomar una decisión de este tipo; no así al médico ni a la familia. Y no por tratarse de una postura egoísta. Posteriormente pudimos relacionar esta cuestión con el utilitarismo de acuerdo al cual, lo que más importaba era el individuo, de cuyo bienestar dependía el de la sociedad. De este punto cabe mencionar que las manifestaciones anticipadas de la voluntad son sui géneris ya que, surgieron de la bioética y a partir de entonces interesó al derecho de otros países su regulación. 7. El tema que nos ocupa ha surgido como una necesidad ante una serie de hechos que se están dando en el mundo del ser. Al Derecho corresponde legitimar lo que sea necesario tomando en cuenta lo que debe ser, y a la filosofía del derecho le corresponde dar las bases para crear leyes que sean moralmente aceptables, justas y virtuosas. Habiendo ya revisado argumentos a favor que da la bioética, aquellos que reclama como necesidad la relación médico paciente, los que se pueden apoyar en la objeción de conciencia como derecho y otros, nos dimos cuenta que no eran suficientes, para legitimar el tema. La falta de argumentos firmes aun dentro del derecho, fue lo que nos impulsó a elaborar el presente trabajo, porque si bien la bioética y el derecho en los países diversos que ya han legislado sobre el tema ya han hecho lo que les corresponde, ahora tocó el turno la Filosofía a través los grandes filósofos Herbert Spencer y John Stuart Mill. 8. Tomando como punto de referencia el derecho a ser reforzado con la ideología de dichos autores, expuesta ya en los capítulos tercero y cuarto, destaca lo siguiente: La moral en utilitarismo dependía de qué tanto dolor o qué tanta felicidad eran capaces de producir las acciones: la moralidad de las acciones residía en la evitación del dolor y el acercamiento a la felicidad. La verdadera felicidad en el hombre fue entendida por Stuart Mill como una estabilidad que le producía tranquilidad para vivir las diversas facetas que los retos que la vida misma implica. Todos estos puntos se pueden aplicar a nuestro entorno como humanidad y por supuesto al tema de las manifestaciones anticipadas de la voluntad: El rechazo al tratamiento es la primera acción que privilegia las preferencias del paciente hasta el extremo de no aceptar el tratamiento ofrecido, en virtud de un derecho que le permite ejercer plenamente su autonomía en la elección de las alternativas terapéuticas propuestas según el sufrimiento implícito, los presuntos riesgos y la calidad de vida futura en cada circunstancia199: Vivir, desarrollar sus rasgos y características personales no son medios para alcanzar la felicidad; conforman, una parte esencial de la misma según Stuart Mill ahí radica el significado de la vida en su sentido más amplio. 9. Revisando los escritos de Herbert Spencer pudimos apreciar la importancia que le daba al respeto hacia la persona humana por ser el resultado de un proceso complejo de evolución que nos ha distinguido de las demás especies. Resaltó en su doctrina el papel de la felicidad en el progreso, fundamental para un desarrollo adecuado del ser humano, al cual no puede degradársele mediante la mercantilización de la salud. Luego seguimos con el papel del individuo dentro de la sociedad y de ahí el propio Herbert Spencer concluye que la vida del hombre solo tiene sentido cuando es útil a ésta. En la investigación sobre este autor fue posible encontrar otros argumentos que apoyan nuestra tesis, y que coinciden con principios de la bioética: No podemos permanecer indiferentes ante el dolor de los demás. Las manifestaciones anticipadas de voluntad recogen un principio utilitarista: es válido alejarse del dolor y el sufrimiento. Aplicado al tema: podemos entonces rechazar los tratamientos dolorosos que traen consigo el encarnizamiento terapéutico y la futilidad. 10. Hemos encontrado argumentos firmes en la filosofía de estos dos grandes pensadores como base fundamental que da a las manifestaciones anticipadas de la voluntad el carácter de legítimas. El 199 Blanco, Luis Guillermo comp. Op. Cit. P. 368 fundamento filosófico está dado y da pauta a pensar con más fundamentos en la posibilidad de legislar respecto del tema por lo siguiente: Ahora sabemos que la calidad de vida depende más que de factores biológicos de acuerdo a Spencer y Mill. Si nos espera una vida artificial donde ya que no es posible sentir alegría tristeza dolor felicidad y todo lo que la vida humana implica, no habrá dicha calidad y el sentido de la vida se pierde, más aun en los casos donde falta uno de los más importantes elementos del ser humano: su conciencia. Ambos autores hablaban de la evitación el sufrimiento como un ideal, sin embargo, en un marco de libertad se respeta la diversidad de opiniones, punto que retomamos para justificar que si alguien desea llevar a sus extremos los adelantos de la ciencia, debe ser respetada esa decisión, pues creemos que ahí radica precisamente el valor de elegir.200 11. Tanto Herbert Spencer como John Stuart Mill pertenecieron a la corriente utilitarista, la cual estuvo enmarcada en un contexto liberal y coincidieron en su forma de concebir el sentido de la existencia del hombre y su trascendencia, así como en el énfasis en considerar a la libertad como el más preciado de los derechos humanos. Lo que nos lleva a fundamentar nuestra postura en sus ideas sobre cuál debiera ser la postura del Estado respecto de las libertades individuales. Afirmaron la idea de que el Estado debe mantenerse al margen de las decisiones de los individuos. A este correspondería en un momento determinado recoger los principios ya planteados respecto de la situación real actual que se presenta; brindar al individuo la posibilidad concreta de decidir sobre los tratamientos médicos que le serán o no aplicados dadas las circunstancias. 200 Esta idea en la actualidad está apoyada por Fernando Savater: “A mi juicio, elegir hoy la humanidad es optar por un proyecto de autolimitación en lo tocante a cuanto podemos hacer, de simpatía solidaria ante el sufrimiento de los semejantes y de respeto a la decisión inmanejable que lo humano debe conservar para lo humano. Autolimitación, solidaridad, respeto: saberse humano no es aceptar un hecho -biológico o cultural- sino tomar una decisión y emprender un camino. En cuanto a la autolimitación, consiste en rebelarse contra el dogma oscurantista que suscriben los falsos progresistas, adoradores del mecanicismo científico: <<cuanto puede hacerse, se hará; no es posible poner barreras al avance de la técnica>>. ¿Y por qué no? La técnica es una herramienta, no un ideal en marcha. Debe estar al servicio de nuestros valores, no dictarlos; lo contrario no es progreso ilustrado sino idolatría atávica enmascarada”. 200 12. Como lo hemos podido ver en el breve aparatado bajo la denominación apología al utilitarismo, si bien este último podría verse interesantemente confrontado con otros importantes autores como Rawls y Moore; hemos podido ver que las ideas manifestadas a lo largo de tesis no son aisladas sino que representan en varios puntos, una posición común que era de esperarse, pues parte del liberalismo. 13. Todo ello aplicado a la tesis que proponemos nos permite resolver las interrogantes que pudieran desprenderse y a comprobar que la legitimación del derecho encuentra su máxima expresión en la investigación filosófica. 14. El propio Spencer justificaba tomar nuevas posturas ante nuevas situaciones. Dado lo anterior podemos reconocer entonces que desde que la ciencia avanza esto no solamente trae ventajas sino también el afán de lucro desmedido en ámbitos inimaginables como el de la salud; una razón más para la puesta en marcha de las manifestaciones anticipadas de la voluntad. 15. Reiteramos nuestra postura de defender la vida cuando tiene sentido y de no alargarla cuando éste deja de existir. Al principio de nuestro trabajo nos preguntábamos cuál era el verdadero sentido de la vida y ahora lo sabemos basados en Stuart Mill y Herbert Spencer: lo es la felicidad. Todo saber ético presupone una derivación de la noción de ethos (costumbre), en este contexto podríamos hablar de nociones tales como la armonía, la paz, el orden, sin embargo estas no son más que un punto medio entre la noción que establecen como fin (paz, armonía, orden) y un fin superior ser feliz, yo me someto a un orden ético por que aspiro a que este me lleve a la felicidad que tanto anhelo. Aunque busquemos otro tipo de fines como la paz y la armonía o el orden estos no ocupan más que una escala inferior en la búsqueda de la felicidad, buscar la paz es buscar ser feliz: “Las cosas valiosas y agradables son aquellas que le parecen como tales al hombre bueno. La actividad más preferible para cada hombre será, entonces, la que está de acuerdo con su propio modo de ser y para el hombre el hombre bueno será la actividad de acuerdo con la virtud. La vida feliz, por otra parte, se considera que es la vida conforme a la virtud, y esta vida tiene lugar en el esfuerzo, no en la división”.201 Por lo tanto, consideramos que no hay una ciencia más allá de la felicidad como criterio. La felicidad es la razón que motiva la obediencia en un orden moral. Aunque busquemos otro tipo de fines alrededor del conocimiento ético, como la paz, la armonía o el orden; estos no ocupan más que una escala inferior en la búsquela de la felicidad, buscar la paz es buscar ser feliz 16. Contrario a lo que algunos pudieran pensar, no se trata de legitimar una pérdida de valores ni de menospreciar la vida. Precisamente ahora es cuando vemos una mayor necesidad de preservar valores por los procesos que atravesamos como sociedad y es ahora cuando pugnamos por la no degradación de la vida humana, ante los riesgos que tales procesos como la globalización implican. 17. El presente trabajo nos lleva a ver que la regulación de este tema en nuestro país es una necesidad, pues bien podrían estar dándose casos similares al de Terri Schiavo en EUA o más recientemente el caso Welby en Italia, y ante tal situación no podemos tomar una actitud pasiva. 18. Nos encontramos ante dos situaciones contrapuestas: por un lado, pertenecemos a un sistema de derecho escrito. Estados Unidos, a pesar de no serlo, ha legislado sobre el tema; y por otro ha sido criticable el 201 Aristóteles, Ética a Nicómaco, trad. De María Raujo, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1981 (1177a), libro I, pp. 395 y 396. hecho de pretender abarcar todo lo que se da en la realidad. Respecto de esta última situación, creemos que podría llegar a ser criticable cuando se pretende legislar sobre aspectos ya legislados, lo cual crea un exceso de legislación y crea dificultades para interpretar la ley. No así la legislación sobre un aspecto no regulado que de continuar así, crea inseguridad jurídica. Si el derecho pretende ir siempre a la par del mundo de los hechos, creemos conveniente la inclusión en nuestra legislación de las manifestaciones anticipadas de la voluntad para proteger la seguridad jurídica de los pacientes. La validez de las manifestaciones anticipadas de voluntad, demostrada desde la filosofía de Spencer y S. Mill. Debería ser contemplada por el Derecho en nuestro país cuanto antes. En la práctica sin embargo, no sería tarea fácil hacer una legislación compatible con los diversos fines e intereses de la sociedad, ya que son muy distintas las condiciones de salud pública y por tanto muy diversas las situaciones que pudieran presentarse. Copiar figuras del extranjero tomando lo mejor y adaptándolo a nuestra realidad nacional es válido desde que: 19. Nos encontramos en un sistema de normas plasmadas en derecho escrito que se está viendo rebasado por los avances que la ciencia trae consigo. La aspiración del derecho es contemplar lo planteamientos que van surgiendo de modo que no se produzcan lagunas que impidan el respeto a las decisiones del individuo, las cuales han de ser tomadas dentro del marco normativo vigente La preocupación por una legislación que aborde este tipo de problemáticas no es exclusiva de nuestra investigación; sin embargo están las opiniones de los siguientes investigadores con quienes concordamos por las razones que seguidas de su postura se dan a continuación: “El derecho como necesario actor, se convierte en agente regulador de las nuevas situaciones aparecidas que deben ser recogidas y reguladas en normas jurídicas. Tal regulación será la garantía del respeto a los derechos y a la dignidad de los seres humanos.” 202 En primer lugar se hace patente la necesidad de regular los nuevos supuestos que podrían traer consigo en el peor de los casos, restricciones a derechos tales como la autonomía de la voluntad del paciente. La función del derecho es destacar de la reflexión bioética, los valores sociales dominantes y transformarlos en coacciones y normas de conducta sancionables para asegurar su cumplimiento.203 El trabajo legislativo actual por lo tanto, debe enfocarse a las necesidades más apremiantes de certeza jurídica que exige nuestra realidad social. El derecho debe ser un mecanismo para positivizar la Bioética. Es necesario que el legislador intervenga ordenando conductas y puntualizando extremos que no pueden quedar al libre arbitrio e interpretación de profesionales e investigadores.204 En un estado como el que guardan la legislación y la práctica mexicanas, resultaría torpe y poco pertinente buscar soluciones a la problemática derivada de la legislación actual sin conocer la forma en que se ha solucionado una problemática similar en otros sitios.205 202 Brena, Ingrid. Salud y Derecho. Op. Cit. P. 18 Ibídem P. 24 204 Ídem. 205 Horacio Rangel Ortiz. En Salud y Derecho, Op. Cit. P. 251 203 En el derecho comparado, podemos encontrar herramientas útiles a nuestros fines, puesto que pueden servir como punto de partida o modelo para la discusión sobre la mejor adaptación que debería llevarse a cabo en nuestro país. La propuesta encaminada a la eventual adopción de tales herramientas a nivel legislativo, ha de ser objeto de un futuro trabajo por nuestra parte. 20. Por lo tanto se requiere de un profundo análisis legislativo, mismo que será seguramente objeto de un estudio posterior por nuestra parte, que permita encontrar parámetros aplicables que permitan el ejercicio de una libertad con las restricciones que se requieren con el fin de preservar el orden público. En tanto no se legisle, consideramos una buena opción la planteada por la Dra. Brena: aplicar las manifestaciones anticipadas de la voluntad como un negocio jurídico. 21. El objeto planteado al principio de esta tesis respecto de nuestra postura de defender la decisión que implica el rechazo los excesos de la técnica dirigidos a agotar hasta el último recurso científico, se ha cumplido por lo anteriormente expuesto. Consideramos a nuestra propuesta filosófica lo suficientemente firme como para dar sustento a las manifestaciones anticipadas de voluntad. Si esto no resultara suficiente, ¿qué más podría hacer falta? Anexo 1 Cronología y obras de John Stuart Mill Cronología de John Stuart Mill206 1806 (20 de mayo): Nace John Stuart Mill, en Londres. 1809: Comienza el estudio del griego. 206 Fuente: Stuart Mill John. El Utilitarismo. Traducción y prólogo de Ramón Castilla. 5 ed. Ed. Aguilar. Argentina, 1974 1814: Inicia el estudio del latín. 1818: Escribe una “historia del gobierno de Roma” y termina un libro en verso, continuación de la Ilíada. Empieza sus estudios lógicos, con el Organón aristotélico y la Computatiosire Lógica, de Hobbes. 1820: Va a Francia, donde permanece un año. 1822: Funda la “Sociedad Utilitaria”. 1823: Publica en The Traveller, de Londres, su primer artículo sobre economía. 1824: Colabora en la Westminster Review fundada por Bentham. 1826 – 1828: Sufre su primera crisis “espiritual”. 1830: En París se une a los seguidores de Saint Simón. 1831: Empieza sus Essays on some Unsettled Questions of Political Economy (Ensayos sobre algunas cuestiones no resueltas en la Economía Política). 1834: Dirige la Revista London and Westminster. Prepara a System of Logic (Sistema de Lógica). 1836: Sufre su segunda crisis nerviosa. 1839: Tercera crisis nerviosa. 1843: Publica a System of Logic (Sistema de Lógica). 1844: Publica los Essays on some Unsettled Questions of Political Economy (Ensayos sobre algunas cuestiones no resueltas en la Economía Política). 1848: Publica Principles of Political Economy (Principios de Economía Política). 1851: Contrae matrimonio con la Sra. Taylor. 1854: Sufre su cuarta crisis nerviosa, que le obliga a retirarse a descansar durante una temporada. 1858: Muere su esposa. 1859: On Liberty (sobre la Libertad) y Thoughts on Parliamentary Reform (Pensamientos sobre la reforma parlamentaria). 1861: Considerations on Representative Government (Consideraciones sobre el gobierno parlamentario). 1863: Utilitarism (El utilitarismo). 1865: Es elegido diputado en los Comunes. Publica Examination of Sir W. Hamilton’s Philosophy (Examen de la Filosofía de Sir William Hamilton) y Augusto Comte and Positivism (Augusto Comte y el Positivismo). 1866: Es nombrado Rector de la Universidad de St. Andrews. 1868: Escribe England and Ireland (Inglaterra e Irlanda). 1873: Autobiography (Autobiografía). Muere de erisipela Avignon (8 de mayo). 1874: Publicación de Nautre The Utility of Religión, and Theism (Tres Ensayos sobre la Religión).207 Obras de John Stuart Mill 1843: Un sistema de Lógica 1844: Ensayos sobre algunas cuestiones disputadas en economía política. 1848: Principios de economía política; con algunas de sus aplicaciones a la filosofía social. 1859: Sobre la libertad. 1860: Consideraciones sobre el Gobierno Representativo 1863: El utilitarismo. 207 Stuart Mill. El Utilitarismo. Ed. Aguilar Op. Cit. P. 54 1869: El sometimiento de las Mujeres. 1873: Autobiografía Anexo 2 Cronología y obras de Herbert Spencer Cronología de Herbert Spencer208 1820 Nace Herbert Spencer en Derby, Inglaterra. 1836 Finaliza su escolarización formal 208 Fuente: Bohannan, Paul. Antropología. Lecturas. 2 ed. Ed. McGrawHill, Madrid, 1993 1848 Se convierte en subeditor del periódico, The Economist y, poco después, publicó su primer libro, Social Status. 1850 saca a la luz "Estática social", su ópera prima. 1852 Publica un artículo anónimo defendiendo la teoría de la evolución orgánica. 1855 aparece Principles of Psychology, en el que basó condiciones mentales en propiedades físicas y químicas particulares. 1857 Empieza a formular su sistema filosófico basado en la evolución, donde prevé -por lo menos diez décadas antes de que fuese finalmente aceptado- que una teoría de la evolución puede abarcar todos los fenómenos de la naturaleza. 1859 Publicación de Origin of Species, de Darwin, defendiendo la teoría de la evolución orgánica. 1862 Aparece el primer trabajo de la serie First Principles, para cuyo financiamiento, Spencer vendió 600 suscripciones a una serie llamada Descriptive Sociology. 1864 Publicación de Principles of Biology, resultado de la colaboración directa con Thomas HuxIey. En él abogaba por influencias ambientales directas en el organismo y una tendencia de la evolución hacia el equilibrio. 1866 Su vida discurre únicamente entre asociaciones intelectuales y un viaje anual a Escocia. Recopila una gran autobiografia; ayuda a fundar la Liga AntiAgresión; visita Estados Unidos y escribe Man Versus the State (todo a pesar de su aparente delicada salud). 1871Empieza a recoger algún provecho de su trabajo. 1877 Aparece Principles of Sociology 1896 Se publica el último volumen de Principles of Sociology. 1903 Muere en Bringhton dejando una considerable suma para continuar Descriptive Sociology. Obras de Herbert Spencer La ideología de Spencer fue prácticamente plasmada en: Sistema de filosofía sintética (11 volúmenes). En su obra destacan: La estática social (1850), Principios de psicología (1855), Primeros principios (1862) Principios de biología (1864), La clasificación de las ciencias (1864), La sociología descriptiva (1873), Estudio sociológico (1873). La moral del comercio (1874). Principios de sociología (1877-1896) El individuo contra el Estado (1884). Los factores de evolución orgánica (1887). La inadecuada selección natural (1889). Autobiografía (1904). Bibliografía ABBAGNANO Nicola, Diccionario de Filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 2006 ADAME, Jorge. Filosofía Social para Juristas. UNAM. Ed. Mc Graw Hill. México, 1998 ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco, trad. De María Raujo, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1981 (1177a), libro I. BENTHAM, Jeremy. An Introduction to the Principles of Morals and Legislation, impreso en 1781 y publicado en 1789 (Batoche Books: Kitchener, on Canada, 2000) BETTI, Emilio. Teoría General del Negocio Jurídico. Trad. De Martín Pérez. Editorial Revista de Derecho Privado Serie B.- Monografías Fundamentales de Derecho Privado y Público, XXVI. Madrid, España, 1959 BLANCO, Luis Guillermo. Bioética y Bioderecho. Cuestiones Actuales. Ed. Universidad. Argentina, 2002 BOHANNAN, Paul. 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