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Juan Antonio Álvarez Reyes
Entrevista
Juan Antonio Álvarez Reyes es el Director de Centro Andaluz de Arte
Contemporáneo desde 2010. Su apuesta por un programa expositivo serio
e innovador ha tenido una alta aceptación tanto por la crítica como por los
visitantes, haciendo del CAAC un centro de visita obligada en Sevilla.
Crítico de arte hasta la médula, confiesa que la echa de menos, pero aún
desarrolla tareas como comisario dentro del Centro.
Sesiones como “Mal de Archivo” o “Entre la figuración y la abstracción, la
acción” han recogido exposiciones de artistas como María Cañas, Agustín
Parejo School o una retrospectiva del período comprendido entre 1975 y
1975. Durante este año se celebra el 25 aniversario del Centro con una
serie de exposiciones que no han dejado indiferente a nadie como El gran
silencio o No ver, no oír, no callar: 1990-2015.
El CAAC está celebrando su XXV aniversario, ¿qué balance hacéis de estos
veinticinco años?
El balance yo siempre digo que es positivo, con todos sus claroscuros. Es positivo
porque esta comunidad no tenía ningún centro de arte cuando la Junta de Andalucía
decide crear el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y en estos veinticinco años no
sólo sigue existiendo ese Centro de Arte sino que se han creado otros. De alguna
manera nosotros hemos sido los pioneros. Durante muchas décadas el arte
contemporáneo en Andalucía fue dejado de lado, principalmente porque se vivía una
dictadura y en general en todo el Estado español al arte contemporáneo no se le
prestó la atención necesaria, salvo excepciones. En 1990 la Junta de Andalucía
decide dotarse de un organismo como es el CAAC para crear una colección de arte
contemporáneo, un centro que investigue y difunda la creación contemporánea. A lo
largo de estos veinticinco años, ya digo, con claroscuros, se ha conseguido tener un
centro de los más importantes del Estado español y que desarrolla una actividad
continuada y sostenida en el tiempo. Eso para mí es importante. En este país, una de
las cuestiones negativas que tenemos es que la continuidad no se suele dar, vivimos
un poco a salto de mata, muchas veces se imprime mucha intensidad en las cosas o
en los proyectos -sobre todo-, pero después al poco tiempo se abandonan, y eso es lo
que falla en el estado español a diferencia de Europa. Me gusta mucho cómo se
hacen en Alemania las cosas, más que en Francia o en Inglaterra, que es con
seriedad y continuidad. Y eso lo lleva haciendo el Centro a lo largo de estos 25 años,
que no es poco.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentará el Centro en su futuro
más inmediato?
El Centro tiene varios problemas, uno es derivado de la crisis. Con la crisis la
reducción presupuestaria ha sido muy grande. Hay que pensar que el centro tiene, en
número totales, menos de la mitad de recursos de los que tenía antes de empezar la
crisis económica. Pero sobre todo se ha reducido el presupuesto para actividades y
para colección, tenemos como menos de un veinte por ciento de lo que había antes.
Esto es una reducción enorme, muy grande. Uno de los retos es que conforme se
vaya recuperando la situación económica, el CAAC empiece a recuperar también el
presupuesto, que nunca fue elevado si lo comparamos con otros centros y museos de
arte contemporáneo del estado español -siempre hemos sido de los que teníamos
menos presupuesto-, pero claro, ahora eso se ha agravado con la crisis. Eso es un
reto a medio plazo suponiendo que la crisis se resuelva a medio plazo. Ahí estamos
condicionados por este tema.
Segundo reto, motivado por el lugar donde estamos, el antiguo monasterio de Santa
María de las Cuevas. Es una construcción que ha sufrido muchos avatares a lo largo
de su historia y que se recuperó e intervino para el 92. Sin embargo, no se pensó en
un uso como museo, simplemente se pensó como un lugar (el Pabellón Real de la
Exposición Universal) donde estaba la exposición central de la Expo, que fue ‘Arte y
Cultura en torno a 1492’. Es decir, sí se pensó para sala de exposiciones pero no
para esa función de museo que tenemos. ¿Qué pasa con esto? Ocurren dos
cuestiones, la primera es que no tiene algo que es fundamental para un centro de arte
o un museo donde haya una colección, que es un área de reserva, es decir, unos
almacenes preparados para poder guardar la colección. ¿Qué hemos ido haciendo?
Lo que sí estaba acondicionado -como son las salas de exposiciones-, ir
ocupándolas, cerrándolas y que la colección vaya almacenándose en estas salas, de
una manera que es digna pero no la más adecuada. Necesitamos un área de reserva,
es lo que quiero decir. Eso es algo que a medio plazo tenemos que tener solucionado.
¿Qué ocurre y en relación con la primera parte que he comentado? Que estamos en
época de crisis y es difícil iniciar proyectos que lleven aparejada una inversión
presupuestaria. Necesitamos ese lugar y pensamos que aquí en el Monasterio de la
Cartuja existe un espacio que puede ser el adecuado, como es el Pabellón del Siglo
XV pero en el que también habría que realizar una inversión económica para
adecuarlo. Es también otro de los retos que tenemos más inmediatos.
Fruto también del 92 es que, como todo lo del 92, se hizo muy deprisa y eso hace que
las instalaciones del Centro no hayan sido tan duraderas, aunque ya han pasado 25
años. Esto hace que haya que renovar todo el sistema de climatización, el de
conducción de agua, el de electricidad, el propio mantenimiento del edificio. Todo eso
exigiría también una inversión. Si te das cuenta todo conduce al mismo lugar, al
mismo cuello de botella pero la situación económica no es la más adecuada, las
administraciones no tienen dinero y este tipo de actuaciones no se pueden realizar.
Pero es algo que está en nuestro objetivo, lo tenemos planificado y esperemos que en
un futuro se pueda realizar.
Comentaba la necesidad de una ampliación y citaba el Pabellón del Siglo XV.
¿Existe ya el proyecto de qué se haría con ese edificio o es sólo una idea?
Tenemos el proyecto desde el CAAC pero para empezar necesitamos que nos
adscriban el Pabellón del Siglo XV, que no es del Centro Andaluz de Arte
Contemporáneo. Cuando nos lo adscriban creemos que se puede hacer por fases.
Sabemos que estamos en una época de crisis y hay que hacerlo por fases. Hay
partes del Pabellón que son más fácilmente recuperables y que se pueden empezar a
utilizar con una inversión reducida, después están los fondos europeos. Lo tenemos
diseñado pero necesitamos también que haya una voluntad política para que eso
ocurra y por el momento no la ha habido.
El mantenimiento del edificio y los espacios libres consume gran parte del
presupuesto. ¿Cómo se podría mejorar la gestión para lograr redistribuir el
dinero disponible y ganar en solvencia económica para actividades y
exposiciones?
El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, con respecto al lugar donde estamos,
creo que tiene su parte positiva y su parte que no es tan positiva. La parte positiva es
que tenemos seguramente uno de los mejores espacios para centro de arte de
Europa, no creo que esté exagerando diciendo esto, nos lo dicen continuamente
sobre todo los artistas, los comisarios, los gestores de museos, que cuando vienen se
quedan prendados del lugar. El espacio es el que es. Es un espacio que exige una
inversión, las tres instituciones que estamos en el antiguo monasterio tenemos
distribuidos los espacios y nosotros por suerte tenemos los espacios mayores, digo
por suerte porque los podemos utilizar para nuestras actividades pero las tres
instituciones dependen de la misma administración, que es la Junta de Andalucía. Es
decir, creo que ese no es el problema, el problema es que fruto de la crisis se han
reducido mucho los presupuestos y que la parte destinada a exposiciones y colección,
que es la fundamental en un centro de arte, se ha reducido y se ha convertido en una
parte muy menor de nuestro presupuesto. Piensa que de los 3.200.000 euros que
están en los presupuestos de la Junta de Andalucía, no llega a 300 y pico mil el
presupuesto destinado a exposiciones y colección, es decir, en torno al 10 por ciento.
Pero eso es fruto de las limitaciones presupuestarias de la crisis, porque casi todas
las exposiciones y la colección cuelgan del capítulo VI del presupuesto, que se ha
reducido bestialmente. El capítulo I, que es personal, y el capítulo II, que es
funcionamiento, también se han reducido, pero proporcionalmente, mucho menos.
La comunicación física del CAAC con el centro histórico es una de las
asignaturas pendientes, ¿cómo se podrían recuperar los exteriores del
monasterio hacia el Camino de los Descubrimientos y la pasarela para mejorar
la imagen que recibe el visitante cuando accede al Centro?
Sí, es la parte menos cuidada. Cuando se construye el monasterio, se hace de
espaldas a la ciudad, porque la ciudad era el pecado. La entrada principal es la que
da la espalda a la ciudad y es además la zona más monumental, donde está la capilla
de afuera. Posteriormente se abre la puerta del río que es una puerta de servicio,
básicamente en la época del monasterio y también en la época de la fábrica de
cerámica. Sin embargo, con los años, la puerta del río, que es la que da a la ciudad, a
través de la pasarela, es la más cercana, sobre todo porque esta ciudad es una
ciudad en la que la movilidad últimamente se está produciendo a través de la
bicicleta. El monasterio está muy cerca del centro de la ciudad, estamos, andando
despacio, a veinte minutos de la plaza del Duque que es el centro comercial de la
ciudad. Yo procedo de Madrid, veinte minutos en Madrid es estar pegado al lugar. Es
decir, que creo que lo que ha habido es una cuestión histórica de esta dificultad de
que la gente venga al monasterio. Una es la que he dicho, que el monasterio se
construyó de espaldas a la ciudad y la otra es que durante muchísimos años hubo
una vía del tren, que se eliminó para el 92, que pasaba por la calle Torneo, un muro
físico que no permitía a la gente ver la Isla. Además es una zona que no está
habitada, a diferencia de la Ciudad Olímpica en Barcelona. Esto es un lugar de
oficinas durante el día pero cuando anochece deja de estar habitado. Si os fijáis, con
respecto a la ciudad ocupa una posición similar a la de la Exposición Iberoamericana
de 1929, también esa zona de la ciudad es una zona no muy hospitalaria en el
sentido de que no es tampoco vivida, no hay residencias, es una zona que durante el
día es maravillosa, estamos hablando del Parque de María Luisa y aledaños, pero
que después por la noche se hace un poco inhóspita. También hay museos allí. Eso
es un hecho real, que existe, y ¿cómo estamos actuando en el Centro Andaluz de
Arte Contemporáneo para romper esa barrera física que también es el río? Estamos
intentando hacer todo un programa cultural que incluye conciertos. Yo creo que la
música es algo que no sólo tiene una gran relación con el arte contemporáneo y con
muchos artistas, sino que también es algo que todos sentimos como algo personal,
con lo que nos implicamos bastante. Es una manera que el público sienta que esto
está cercano porque físicamente está cercano, la distancia es corta. Es un paseo muy
agradable. Si tú también me preguntas que la zona del río no es la más cuidada que
tenemos es porque no es nuestra. Lo que depende de nosotros, como es la puerta de
tierra pues está ajardinada y cuidada porque invertimos bastante dinero en ello. No
me voy a meter en de qué administración depende, no depende de la misma
administración de la que dependemos nosotros y la tienen menos cuidada. Es algo en
lo que nosotros hacemos mucha insistencia cuando hay un cambio en esas
administraciones y creo que es necesario actuar porque es además una zona muy
bella. Hace muy pocos días cuando estuvo aquí Luis Gordillo para ultimar la
presentación de su nueva exposición nos fuimos a dar un paseo y Luis quería ver el
Jardín Americano, que está justo cruzando la avenida, es una maravilla y quizás no
esté todo lo bien cuidado que podría. La Cartuja es muy amplia y no siempre se le ha
prestado la atención que se le ha debido. El año próximo es el 25 aniversario de la
Expo, quizás sea el momento de hacer intervenciones si es que la situación
económica lo permite. Yo comprendo también a otras administraciones porque si no
hay presupuesto es complicado realizar actuaciones.
La apertura del Caixaforum podría jugar a favor de crear un potente foco
cultural al sur de la Cartuja al que se podría unir el Pabellón de la Navegación.
¿Veremos un trabajo conjunto entre los tres espacios para fomentar la cultura
y el arte?
Con el Pabellón de la Navegación sí que estamos coordinados y queremos hacer
actividades conjuntas o hacer alguna oferta conjunta con respecto a los públicos.
Hubo una época en que también lo hicimos con el Jardín Americano, empezamos a
establecer proyectos y algunas actividades de manera coordinada. Con La Caixa
estoy seguro. Uno de mis primeros trabajos fue en la Fundación La Caixa, dirigí la
Sala Montcada de la Fundación La Caixa en Barcelona y creo que podremos trabajar
con ellos, más que hacer alguna actividad conjunta -que eso tal vez no sea tan
necesario porque ellos llevan una línea no tan relacionada con el arte
contemporáneo, aunque sí tienen una colección de arte contemporáneo bastante
importante-. Nos hacen préstamos y ellos también nos han pedido alguna pieza. ¿Por
qué creo que puede ser importante el Caixaforum aquí en la Cartuja, justo en el
edificio base de la Torre Pelli? Será otro emplazamiento cultural en la Isla, nos
favoreceremos mutuamente, traerá nuevos públicos. La parte que va a ocupar es la
que está más cerca del monasterio. Seguro que hay sinergias y podremos trabajar en
programas de público. Yo creo que la Isla de la Cartuja es uno de los grandes polos
culturales de la ciudad. Está el Teatro Central, que es sin duda uno de los centros
que mejor programa danza contemporánea, por ejemplo. Tenemos unos objetivos
muy próximos a ellos. Estamos nosotros como otro gran centro cultural pero también
está la Fundación Tres Culturas, el Pabellón de la Navegación o el Auditorio Rocío
Jurado, es decir, que éste es uno de los grandes polos culturales de la ciudad.
En los últimos meses hemos sabido que las visitas al CAAC han subido un 10%
durante el pasado año. Este dato supera con creces al de otras instituciones de
la ciudad como el Museo de Bellas Artes. ¿Cómo han sido recibidos esos datos
en el Centro? ¿Podemos hablar de un creciente interés por el arte
contemporáneo en Sevilla?
El dato del último año es importante pero para mí es todavía más importante el dato
de los últimos cinco años porque marca una tendencia. En los últimos cinco años
hemos subido casi un 68% de visitantes, eso sí que es un dato importante. Eso es
fruto de esa política de acercamiento a la ciudad pero también de programaciones
que interesen a determinados públicos. Sevilla no es una ciudad que sea ajena al arte
contemporáneo y esto lo digo porque como que es un tópico que se dice, que el arte
contemporáneo y la ciudad son como el agua y el aceite. En la exposición que
tenemos ahora mismo en cartel, ‘El Gran Silencio’, se refleja el arte contemporáneo
que coleccionaron los monjes de la Cartuja, coleccionaron el mejor arte
contemporáneo de su tiempo. Esta es una ciudad que sí ha vivido con el arte
contemporáneo en determinadas épocas, siempre ha sido una ciudad de artistas, que
ha dado grandes artistas a la historia del arte español. Para eso no hay que irse al
Barroco, podemos hablar de artistas actuales, este año organizaremos una exposición
de Luis Gordillo, que sin duda es uno de los grandes artistas españoles de la segunda
mitad del siglo XX, si no el artista más importante. Es una ciudad que tiene una
relación especial con el arte contemporáneo. El aumento de visitas, es un aumento
que es sostenido en el tiempo, que es lo que nos interesa.
Entre las propuestas que habéis lanzado para el 2016 se encuentra la
exposición ‘¿Qué sienten, qué piensan, los artistas andaluces ahora?’ En ella
hay una decena de jóvenes artistas que ven abiertas las puertas del Centro
para mostrar sus trabajos. ¿Qué puede adelantarnos de esta muestra? ¿La
creación andaluza contemporánea goza de buena salud?
Uno de los proyectos que iniciamos el año pasado y que vamos a continuar es ‘A
Secas’. Fue una manera de ampliar la investigación que estábamos realizando en el
propio museo para la exposición ‘¿Qué sienten, qué piensan, los artistas andaluces
ahora?’. Hicimos una convocatoria abierta para que artistas andaluces nacidos con
posterioridad a 1980 o residentes en Andalucía, presentaran dossieres, y un jurado
seleccionó, creo recordar, a trece de ellos. El Jurado que participó se dio cuenta de
que el nivel de la producción artística andaluza era muy interesante. Yo participo en
muchos jurados y no más de un veinte por ciento son cosas interesantes, sin embargo
aquí me hablaban de casi un noventa por ciento de los artistas que se habían
presentado, casi cien eran interesantes y tenían un trabajo a seguir. Y eso habla
mucho de cómo es el panorama, de lo que se está produciendo en Andalucía ahora
mismo. Vamos a continuar esa senda de investigación. ‘A Secas’ era un poco conocer
y dar a conocer, que nosotros conociéramos y a la vez intentar dar a conocer lo que
nosotros hemos conocido. Esperamos continuarlo con esta exposición y con más
proyectos que haremos más adelante.
2016 va a ser el año de la gran retrospectiva de Luis Gordillo y una revisión al
colectivo Agustín Parejo School, recientemente inaugurada. ¿Qué más
propuestas expositivas están planteadas para el presente año?
El recorrido tiene tres grandes líneas, una es trabajar con la colección, es algo que
venimos haciendo, la colección permanente como exposición temporal. Es una
manera de investigar, de sacar a la luz cuestiones que quizás no están lo
suficientemente investigadas. La primera exposición en torno a la colección se llama
‘1957-1975’, va a ser la primera vez en los últimos años que presentamos una
exposición de la colección en la cual el tema cronológico es importante. Es importante
porque es el arte producido en esos años y también porque es una exposición muy de
‘Historia del Arte’. Las presentaciones que hemos ido haciendo eran más en torno a
algunos conceptos o algunas temáticas y ésta va a ser más de historia del arte, por
decirlo de alguna manera. Después, con respecto a artistas que están en torno a los
80 años, haremos tres exposiciones: una de Luis Gordillo, pero también recuperamos
a dos grandes mujeres artistas. Uno de los ejes del Centro Andaluz de Arte
Contemporáneo es que realizamos una programación paritaria por sexos. Son dos
grandes mujeres artistas, una es Anna Bella Geiger, que es una artista brasileña y la
segunda exposición es Lorraine O’Grady, una artista afroamericana que sigue la línea
que ya hicimos hace cinco años, casi seis con Carrie Mae Weems, que conjuga el
tema de la diáspora con el feminismo. Recuerdo que hicimos nosotros la exposición
individual de Carrie Mae Weems y a los dos años el Guggenheim de Nueva York le
organiza la primera gran retrospectiva. Eso es una gran satisfacción, poder
adelantarnos, digamos, a las grandes instituciones que son más lentas. Nosotros
tenemos esa agilidad. Creo que con Anna Bella Geiger y Lorraine O’Grady estamos
en esa línea. Por otro lado, también hacemos lo contrario: artistas internacionales que
no se han visto en España, artistas que están en su media carrera, tener la
posibilidad de dar a conocer su obra aquí en España. Es el caso de Haris
Epaminonda, una artista de origen chipriota que vive en Berlín y que ha tenido
exposiciones individuales en el MOMA o en la Tate Modern, y que la última
Documenta de Kassel tenía uno de los grandes espacios dedicado a ella. Es una
artista relativamente joven, y con una amplia trayectoria internacional, sin embargo en
España no se había presentado ninguna exposición individual suya. Hay como una
conexión entre Sevilla y Chipre, ese sustrato arqueológico de las ciudades antiguas.
Además, se da la circunstancia de que Epaminonda vino de pequeña a Sevilla con
sus padres y cuando empezamos a hablar con ella recordaba perfectamente la
ciudad. Dice que tiene grabado el Parque de María Luisa en su mente y, de hecho,
vamos a hacer alguna intervención para nuestros jardines. Otra de la colección, que
es ‘Coleccionar, clasificar. Más allá del archivo y del documento’, que será en abrilmayo y ‘¿Qué sienten, qué piensan, los artistas andaluces ahora?’. En la
programación intentamos que haya paridad y que haya una presencia andaluza
importante. Somos muy conscientes del lugar donde estamos, somos el Centro
Andaluz de Arte Contemporáneo, somos conscientes de que si nosotros no
presentamos la producción artística andaluza no la van a presentar otros. En tercer
lugar, las sesiones expositivas. Para nosotros es muy importante que las
exposiciones estén relacionadas las unas con las otras, que de alguna manera el
discurso se vaya construyendo entre ellas y las dos grandes sesiones expositivas que
tendremos este año serán, la que ya iniciamos el año pasado, titulada ‘Mal de
archivo’, en referencia al texto de Jacques Derrida y después otra que hemos llamado
‘Entre la figuración y la abstracción, la acción’ que juega un poco a este período que
estamos tratando, la década de los sesenta y setenta.
Cuando organizáis exposiciones como la de Epaminonda, Mae Weems o Ai
Weiwei, artistas que se exponen por primera vez en individuales en España,
¿notáis el interés internacional?
Ai Weiwei fue una de las exposiciones más visitadas en la historia del Centro Andaluz
de Arte Contemporáneo, producida por nosotros y esto lo digo en relación a algo que
publicasteis en el número anterior, no vino de ningún lugar (risas). ¿Por qué es
importante hacer este tipo de exposiciones? Son exposiciones que permiten trabajar,
tener un contacto muy determinado con artistas, que se vea su evolución, que los
artistas de aquí también lo vean. Por ejemplo, te pongo el caso de María Tereza
Alves, otra artista que nosotros hicimos la primera exposición individual en España.
Salieron reseñas y críticas en Artforum o en Frieze. Notamos que hay como una
mayor atención internacional hacia el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo
cuando se hacen este tipo de exposiciones, que son clave. No son como ‘ovnis’
que llegan aquí sino que están en relación con las otras exposiciones que
organizamos.
Actualmente el Centro recibe donaciones de artistas como soporte principal
de adquisición, ¿será ésa la línea para los próximos años?
Las donaciones y los depósitos son muy importantes, en general, en toda la
trayectoria de un museo. Si pensamos en Estados Unidos, allí los museos se nutren
de donaciones y depósitos. Creo que ésta es una línea muy importante pero en
Europa también son muy importantes las adquisiciones directas, porque eso te
permite conducir la colección más fácilmente hacia unos determinados lugares.
Depósitos y donaciones se producen las que son posibles, no siempre las que tú
deseas, ahí hay un trabajo importante de seducción y convicción pero también es
cierto que las adquisiciones permiten establecer algunos hitos que de otra manera no
se podrían hacer. ¿Por qué no se están realizando o se realizan muy pocas
adquisiciones ahora? Porque no hay presupuesto para ello. Pero a medio plazo
debería recuperarse porque, por ejemplo, tenemos una pieza como la de Louise
Bourgeois, La celda, que es la pieza más importante que hay de Bourgeois en todo el
estado español. Una pieza que costó a la Junta de Andalucía 600.000 euros y que
ahora mismo está tasada en torno a 25 millones de euros. Es algo que es importante
realizar si se hace con ojo, con tino y con criterio.
¿Qué planteamientos y proyectos tenía cuando ocupó el puesto como director
del Centro? ¿Ha podido realizarlos o se ha encontrado con algún tipo de
impedimento?
Del proyecto que presenté al concurso hay muchísimas cosas que no se han podido
realizar. Cuando fue el concurso no tenía previsto que íbamos a vivir esta época de
crisis -aunque ya se veía venir-, los recortes importantes en el Centro empezaron
entonces. Hay muchas exposiciones que no hemos podido hacer, muchas
adquisiciones que tampoco hemos podido hacer, algunos objetivos que tampoco
hemos podido hacer. Pero también es cierto, y es importante, que un museo no tiene
que rendirse ante las circunstancias adversas. Nosotros no lo hemos hecho. Hemos
luchado y estamos luchando. Creo que hemos podido desarrollar una programación
muy coherente, agrupada en torno a las sesiones expositivas, que era uno de los
objetivos y también con asuntos pendientes que, esperamos, podamos recuperar
poco a poco, por ejemplo la línea de publicaciones. Una de las primeras cuestiones
que nos propusimos fue realizar una publicación que recogiera todas las exposiciones
y que a partir de cierto momento no pudo realizarse. Esperamos poder ir recuperando
esos aspectos que no hemos podido realizar y otros de carácter organizativo que
cuando el viento venga más favorable podremos poner en marcha.
Antes de hacerse cargo del CAAC era crítico y comisario. En algunas de las
muestras del Centro hemos visto su buen hacer. ¿Echa de menos dedicarse
completamente a la crítica y al comisariado o puede compaginarse con sus
labores de Director?
La crítica y la dirección no son compatibles porque no tienes la autonomía para poder
realizarla. Yo me siento ante todo Crítico de Arte. Entonces, que si lo echo de menos,
muchísimo. Sobre todo la libertad, tanto de acción como de palabra, y también de
movimiento que te permite la crítica. Tuve la suerte de dedicarme durante siete años
a realizar críticas de exposiciones internacionales en el suplemento cultural de ABC y
claro que lo echo de menos. Comisariar, sí creo que un director de museo debe
comisariar exposiciones, creo que comisarío más de las adecuadas, pero eso porque
tenemos poco presupuesto y hay que arrimar el hombro, significa un ahorro para el
museo si comisariamos nosotros. Pero sí que creo que un director de museo debe
comisariar algunas exposiciones en su propio museo, no fuera.
¿Cómo son las relaciones con la Facultad de Bellas Artes de Sevilla? ¿Habría
posibilidad de organizar actividades y eventos conjuntos?
Creo que ha sido más intensa de lo que es últimamente. Cuando llegué a la dirección,
pusimos en marcha un programa en el que cuando venían artistas nacionales e
internacionales los llevábamos a la Facultad para que hubiera un encuentro con los
alumnos. En un momento determinado la Facultad dejó de tener interés en esto. Yo
creo que es muy interesante que haya un contacto muy directo entre artistas y
estudiantes, además es una oportunidad única. Era algo que no costaba dinero a la
Facultad. Pero también es cierto que continuamos en muchos proyectos relacionados
con la Facultad de Bellas Artes. Muchas veces cuando hacemos una exposición y
requiere un trabajo en equipo o tener asistentes para un proyecto determinado
contamos con alumnos de la Facultad. Para eso tenemos un acuerdo firmado con la
Facultad de Bellas Artes y siempre responde favorablemente. Hay artistas que han
trabajado aquí, pienso por ejemplo en Lotty Rosenfeld, que hicimos una acción y
algunos artistas de la Facultad se implicaron, les pedimos ayuda, pero también en
más ocasiones. Es importante porque pone en contacto a artistas que están en los
últimos años de la Facultad con artistas profesionales, ven cómo se trabaja, lo
conocen de primera mano y pueden surgir contactos. Estos dos aspectos son
importantes, deberíamos retomar el primero, por nuestra parte somos absolutamente
favorables. Lo que sí hay son profesores individuales de la Facultad que nos piden
colaboración para dar sus clases aquí, para hacer visitas, etc. y por supuesto son
siempre muy bienvenidos.
¿Cómo se plantea el eje Sevilla – Málaga al que se quiere llegar desde las
instituciones de ambas ciudades? ¿Hay feeling?
Yo creo que sí. Todavía no he escuchado el proyecto que existe entre Sevilla y
Málaga. Creo que se pueden hacer muchas cosas. Lo que no es sensato, por
ejemplo, es que exposiciones que se organicen en Sevilla vayan a Málaga o al revés.
Hay que facilitar sobre todo que haya una buena comunicación física y de información
de las dos ciudades, porque realmente si hay un medio de comunicación rápido entre
las dos ciudades hará que el público pueda ser el mismo. En el campo del arte
contemporáneo son dos ciudades complementarias y también las instituciones
artísticas que tienen son complementarias. De hecho la Junta de Andalucía tiene en
Málaga el Museo Picasso que se ocupa de un período anterior al que nos ocupamos
nosotros. Además el CAC Málaga y el CAAC tienen programaciones y enfoques
diferentes, eso hace también que sean complementarios, con lo cual se crea una
riqueza importante. Aparte de Sevilla y Málaga no puedo dejar fuera a ciudades con
una fuerte tradición en arte contemporáneo como es Granada, por ejemplo. De hecho
la exposición de Luis Gordillo irá a Granada, digo Granada porque está todavía más
lejos y tiene una Facultad de Bellas Artes que ya lleva muchísimos años, y con un
Centro de Arte como es el José Guerrero que es importante, con una larga trayectoria
o la propia labor que realiza la Alhambra, que también tiene una parte que enfoca
hacia el arte contemporáneo. No nos podemos olvidar tampoco de Cádiz, no sólo
muchos de los artistas que van a estar en ‘¿Qué sienten, qué piensan, los artistas
andaluces ahora?’ son de Cádiz, hay una larga trayectoria de artistas gaditanos, sino
también porque hay cierto movimiento en torno al arte contemporáneo allí. Así me iría
también a otras zonas. No quiero entrar en el tema del C4 de Córdoba pero cuando
esté funcionando también habrá una relación porque seremos además ambos de la
Junta de Andalucía. ■
elRespirador, Nº4, Marzo, 2016, pp. 72-89.
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