universidad francisco gavidia facultad de ciencias juridicas

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UNIVERSIDAD FRANCISCO GAVIDIA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS
MONOGRAFÍA
“DELITOS CONTRA LOS BIENES JURÍDICOS DEL ESTADO”
( Sobre los Delitos Relativos a la Administración Pública )
PRESENTADO POR:
HERBERTH ARNOLDO RAMOS FERNANDEZ
PARA OPTAR AL GRADO ACADÉMICO DE:
LICENCIATURA EN CIENCIAS JURÍDICAS
ASESOR: LIC. WILBER ALEXANDER ROQUE BONILLA
MARZO 2006
SAN SALVADOR
EL SALVADOR
CENTROAMÉRICA
UNIVERSIDAD FRANCISCO GAVIDIA
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS
AUTORIDADES
RECTOR:
ING. MARIO ANTONIO RUÍZ RAMÍREZ
VICE-RECTORA
DRA. LETICIA ANDINO DE RIVERA
SECRETARIA GENERAL
LICDA. TERESA DE JESÚS GONZÁLEZ DE MENDOZA
DECANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS
LIC. JUAN JOSÉ ZALDAÑA LINARES
SAN SALVADOR
EL SALVADOR
CENTROAMÉRICA
i
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I ............................................................................................................ 1
I.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS. ................................................................ 1
CAPÍTULO II ......................................................................................................... 14
2.1.
DELITOS CONTRA LOS BIENES JURÍDICOS DEL ESTADO EN EL
SALVADOR................................................................................................ 14
2.2.
Los Bienes Jurídicos........................................................................................... 18
2.3.
Los Bienes Jurídicos del Estado........................................................................ 19
2.4.
Delitos Relativos a la Administración Pública. ................................................. 20
2.4.1.
Delitos relativos a Abusos de Autoridad. ...................................................20
2.4.1.1. Teoría del delito. ........................................................................................21
2.4.1.2. Autoría del delito. .......................................................................................22
2.4.1.3. Tentativa del delito. ....................................................................................22
2.4.1.4. Incidencia del delito en nuestro país..........................................................23
2.4.2.
Delitos relativos a actos de Corrupción......................................................24
2.4.2.1. Teoría del delito. ........................................................................................24
2.4.2.2. Autoría del Delito........................................................................................24
2.4.2.3. Tentativa del delito. ....................................................................................25
2.4.2.4. Incidencia en nuestro país. ........................................................................26
2.4.3.
Delitos Cometidos por Particulares...........................................................34
2.4.3.1. Teoría del Delito.........................................................................................35
2.4.3.2. Autoría del Delito........................................................................................35
2.4.3.3. Tentativa en el Delito. ................................................................................35
2.4.3.4 Incidencia del Delito en Nuestro País. .......................................................35
CAPÍTULO III ........................................................................................................ 37
3.1.
DERECHO COMPARADO ........................................................................ 38
3.1.1. España. ................................................................................................................ 38
3.1.1.1 Los Delitos Contra los Bienes Jurídicos de la Administración Pública. .....39
3.1.1.2 Ventajas. ....................................................................................................49
3.1.1.3. Desventajas. ..............................................................................................51
3.1.2. Costa Rica. ........................................................................................................... 51
3.1.2.1 Los Delitos Contra los Bienes Jurídicos de la Administración Pública. .....52
3.1.2.2. Ventajas. ....................................................................................................57
3.1.2.3. Desventajas. ..............................................................................................59
CAPÍTULO IV........................................................................................................ 60
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES. ................................................................... 61
5.1.
CONCLUSIONES. ................................................................................................. 61
5.2.
RECOMENDACIONES.......................................................................................... 64
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 67
ANEXOS:
AyB
ii
INTRODUCCIÓN
Para desarrollar el presente trabajo de Monografía sobre los Delitos contra los
Bienes Jurídicos del Estado, fue necesario delimitarlo a los Delitos relacionados
con la Administración Pública, siendo para ello necesario partir de un diagnóstico
que define el planteamiento del problema en estudio.
La comisión de delitos son actos causantes de daño a otras personas, sean éstas
naturales o jurídicas, se ejecutan con la intensión de causar el daño y éstos se
encuentran tipificados en el Código Penal vigente.
En tal sentido, los delitos cometidos contra los bienes del Estado, nuestro Código
Penal
los
contempla
en
el
Título
XVI,
DELITOS
RELATIVOS
A
LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, desagregados en:
Primeramente se encuentran los de Abusos de Autoridad, y los de la Corrupción.
Dada la naturaleza de los mencionados delitos, según los contempla nuestro
Código Penal vigente, son cometidos por funcionarios o empleados de la
Administración Pública, y cuya transgresión afecta, tanto a los administrados
como a los bienes jurídicos del Estado.
En segundo lugar encontramos los Delitos Cometidos por Particulares, éstos son
ejecutados por personas que no pertenecen a la Administración Pública, es decir,
son cometidos por personas particulares, a los que también se les conoce como
corruptores.
Como se puede apreciar en nuestro Código Penal vigente, existen penas para
aquellos, que de alguna manera causan detrimento a los bienes del Estado,
observándose además, que existen los instrumentos e instituciones necesarias
para velar por la tutela de esos bienes.
iii
Sin embargo, como problema se plantea aquí que, a pesar de lo mencionado
anteriormente, es conocido por “voz popular” y por algunos medios periodísticos,
la persistencia de hechos delictivos contra esos bienes tutelados, los que, no
obstante a encontrarse tipificados en nuestro Código Penal, y a la existencia de
entidades responsables de velar por su tutela, muchos delitos de esta naturaleza
no son penados.
A efecto de hacer un estudio al mencionado problema, para el desarrollo del
presente trabajo se plantean los siguientes objetivos:
Como objetivo general, se pretende estudiar la efectividad con la que los bienes
jurídicos de la Administración Pública, son protegidos por el Estado salvadoreño.
En cuanto a los objetivos específicos, se plantean:
a) Determinar la clasificación de los bienes jurídicos en El Salvador.
b) Identificar las instituciones competentes para conocer de los delitos
cometidos contra los bienes jurídicos tutelados a favor de la Administración
Pública.
c) Verificar los diferentes tipos de sanciones aplicables a quienes cometen
delitos contra los bienes de la Administración Pública.
Para el logro de los mencionados objetivos, se ha desarrollado, como primer
capítulo, un Antecedente Histórico, que permite conocer la evolución que la
tipificación de los delitos ha tenido a través del tiempo, iniciando éstos desde las
épocas primitivas, jurídicamente hablando, hasta la legislación mas reciente. De
igual manera permite conocer, cómo se ha venido configurando la tutela de los
bienes jurídicos del Estado.
En un segundo capítulo, se plantean los delitos contra los bienes jurídicos del
Estado salvadoreño, y dentro de ellos los que afectan a la Administración Pública.
iv
Aquí se desarrollan los delitos establecidos en nuestro Código Penal vigente,
haciendo mención de la teoría del delito en el cual se enmarcan, su autoría, su
aceptación o no de tentativa y cuáles son sus incidencias en nuestro país.
A efecto de ilustrar el tema en cuestión y obtener conocimiento de cómo otros
países tutelan los bienes jurídicos de la Administración Pública, en el Capítulo
Tercero se hace uso del Derecho Comparado, tomando como países de
referencia España y Costa Rica, dado la cercanía con nuestro país, en el primero
y la influencia que sobre el derecho salvadoreño ha tenido el segundo. Se hace
de los Códigos Penales de esos países, una revisión de los delitos en ellos
tipificados, que afectan los bienes jurídicos del Estado, en el que aplican y se
plantean también una comparación entre los tipos penales con los que nuestro
Código contempla.
Finalmente, en el Capítulo Cuarto, se han desarrollado las conclusiones y
recomendaciones, con lo que se deja constancia de la solución al problema
planteado inicialmente, así como la consecución de los objetivos fijados al
principio de esta actividad investigativa.
v
RESUMEN
A pesar que nuestro Código Penal contempla penas para aquellos, que de alguna
manera causan detrimento a los bienes del Estado, observándose además, que existen
los instrumentos e instituciones necesarias para velar por la tutela de esos bienes, es
conocida, por “voz popular” y por algunos medios periodísticos, la persistencia de hechos
delictivos contra esos bienes tutelados.
Como objetivo general, se pretende estudiar la efectividad con la que los bienes jurídicos
de la Administración Pública, son protegidos por el Estado salvadoreño.
En cuanto a los objetivos específicos, se plantean:
d) Determinar la clasificación de los bienes jurídicos en El Salvador.
e) Identificar las instituciones competentes para conocer de los delitos cometidos
contra los bienes jurídicos tutelados a favor de la Administración Pública.
f)
Verificar los diferentes tipos de sanciones aplicables a quienes cometen delitos
contra los bienes de la Administración Pública.
Como conclusiones de la presente investigación, se plantean las siguientes, así:
1.
En nuestra legislación penal, se contempla la protección a una serie de bienes
jurídicos que son esenciales para el normal y correcto desempeño de sus
atribuciones, los que podemos clasificar en los siguientes:
a)
Los bienes jurídicos que protegen el correcto desempeño de las funciones
de la Administración Pública. En ellos encontramos los delitos relativos a
los Abusos de Autoridad. Así también se incluyen en éstos los relativos a
aquellos cometidos por particulares.
En estas figuras delictivas se puede observar el interés del legislador por
tutelar, como bien jurídico, el eficiente desempeño de los servidores de la
Administración Pública, ya que al no desempeñarse correctamente,
impactan en forma negativa en los servicios que deben prestar al público.
vi
b)
Se tienen también, los que protegen, como bien jurídico de la
Administración Pública, es el patrimonio de las entidades del Estado,
contemplados como Delitos de Corrupción.
Estos actos son los que con mayor frecuencia se presentan en nuestro
país, ya que son actos con los que en forma directa se logran beneficios
particulares, ya sea de los mismos empleados y funcionarios o en aquellos
que tienen una vinculación directa con ellos, al trasladar los recursos del
Estado al patrimonio particular de éstos.
2. La protección a los bienes jurídicos de la Administración Pública, son actos
indispensables para el desarrollo de las funciones encomendadas a los diferentes
Órganos y entidades del sector público, éstos bienes se encuentran protegidos por
entidades que el mismo Estado ha creado para su protección:
a)
La Fiscalía General de la República, la cual tiene definidas dentro de sus
atribuciones, ejercer las acciones a que hubiere lugar para hacer efectiva la
responsabilidad civil, penal, administrativa o disciplinaria en que hubieren
incurrido los funcionarios y empleados públicos o municipales con motivo del
desempeño de sus cargos (Art. 3, numeral 6 de la Ley Orgánica del Ministerio
Público), e Intervenir en los juicios de cuentas instruidas por la Corte de
Cuentas de la República, en los casos establecidos por la ley (numeral 13 del
mismo Art. de la Ley antes citada)
b)
La otra entidad responsable por la vigilancia del respeto a los bienes jurídicos
de la Administración Pública, es la Corte de Cuentas de la República, el
organismo encargado de fiscalizar, en su doble aspecto administrativo y
jurisdiccional, la Hacienda pública en general y la ejecución del Presupuesto
en particular, así como la gestión económica de las entidades (Art. 1 de la Ley
de la Corte de Cuentas de la República)
Como se puede observar, la institución antes mencionada es la que tiene por
finalidad velar por la tutela de los bienes patrimoniales del Estado, así como
del desempeño de las funciones que las diferentes entidades de la
vii
Administración Pública, por mandato de ley, están obligados a realizar para el
servicio de la ciudadanía.
Sin embargo es importante mencionar que, los funcionarios que dirigen estas
entidades, son de elección secundaria, es decir, son elegidos por los
Diputados que se encuentran en funciones en la Asamblea Legislativa, lo que
necesariamente hace que los funcionarios electos, pertenezcan a la clase
política de nuestro país, lo que en cierta medida limita o sesga el trabajo que
éstos puedan efectuar en esas entidades.
3.
Se cuenta con una legislación penal que tipifica ciertas conductas de servidores
de la Administración Pública, así como de particulares que lesionan bienes
jurídicos de ésta. Dentro de las sanciones se encuentran: para los servidores
públicos, y según sea el caso, se encuentran aplicación de multas, destituciones o
suspensión en el cargo y prisión.
Para los particulares que incurran en delito cometido contra un bien jurídico de la
Administración Pública, su sanción será de multa o prisión, según sea el caso.
1
CAPÍTULO I
I.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
Al hacer una revisión en la historia del derecho penal, encontramos en ella
períodos en los cuales, cada uno de ellos tiene sus propias características, las
que van desde la más primitiva que la historia registra, hasta llegar al derecho
penal que hoy tenemos.
Según algunos tratadistas, la evolución en la aplicación de las penas, las
clasifican, en un primer período, como la época de la venganza privada, aplicada
directamente por la víctima o su familia contra el victimario, y una segunda época,
la venganza pública, otros actores agregan una venganza divina.
Se encuentran además, otras clasificaciones en cuanto a su evolución: Época
Primitiva, Época de la Pena Pública, Época Humanitaria, y la Época Científica.
En la Época Primitiva, la aplicación de las penas tenía dos modalidades, una de
ellas consistía en expulsar de la comunidad, al individuo que había obrado mal,
quien además de ser expulsado del territorio de su tribu, perdía todo derecho a
convivir en paz; y la segunda de las modalidades era, la venganza de sangre, que
era aplicada a un extranjero que causare algún daño a un miembro de la tribu, el
cual daba lugar a luchas entre tribus, en ambos casos, estas sanciones eran
aplicadas por la colectividad.
Sin embargo, en esta misma época se da inicio al ordenamiento de estas
venganzas, apareciendo lo que hasta hoy conocemos como la “Ley del Talión”,
con la cual se pretendió hacer un balance entre el daño causado por el
delincuente, con la pena que habría de aplicársele.
2
Como se puede apreciar, esta “ley” surge como una necesidad de proteger a
aquel que habría de ser castigado, tratando de aplicar un castigo similar al daño
que había causado y no más de ello.
Con la aparición de la “Ley del Talión”, surge ya la idea de crear una normativa de
derechos, tanto para la víctima como para el victimario, y es en el estudio del
Derecho Romano, en donde encontramos el surgimiento del Derecho como tal.
En la evolución del Derecho Romano podemos encontrar diversas etapas, que
según sea el punto de análisis de cada autor, y según lo menciona Martín Barraza
Meléndez1, considera la existencia de cinco épocas, pero los autores de Derecho
Romano a veces hablan de cinco o de seis.
La primera de las épocas es la antigua, denominada también como “legendaria
o quiritaria”, que se da a los inicios de la misma ciudad de Roma, alrededores del
año 753 A.C. concluyendo en el año 450 A.C. coincidiendo con la aparición de las
XII tablas, que son de vital importancia en el derecho.
La máxima expresión en el gobierno, por ser de carácter Monárquico y
Republicano, se concentraba en el Rey, pues éste concentraba la supremacía
militar y política, y representaba al pueblo ante los dioses, siendo a su vez el
Sumo Sacerdote de los romanos, investido de potestades mágicas religiosas, sin
embargo ya contaba con un Senado, que en sus inicios lo conformaban ancianos,
quienes le asesoraban en los asuntos de mayor importancia en su gobierno.
Dentro del gobierno monárquico, se dieron algunas reformas que son conocidas
como Reformas Servianas, que consistieron en:
¾ División en el contexto geográfico y en lo administrativo, distinguiéndose a
partir de ésta, el territorio romano en cuatro regiones o tribus urbanas y en el
campo en tribus rústicas.
1
Barraza Meléndez, Martín. Derecho Romano. Universal Copy Center, San Salvador. 1998, Pág. 22
3
¾ Posteriormente se establecen los censos, que mandaba que todo jefe de
familia debía inscribirse en la tribu a la que pertenecía y a declarar bajo
juramento el nombre y edad de su mujer y el de sus hijos. Es importante
también en este punto, la obligación de declarar el importe de su fortuna,
cuyo registro debía ser renovado cada cinco años.
¾ La repartición de la población en clases, para lo cual se tomaron de base la
información contemplada en el censo y la división se efectuó en cinco clases
según fuese el patrimonio con el que contaba cada familia.
En esta época también aparecen Los Ediles, que eran magistrados que ejercían
el cargo de inspectores de obras públicas y tenían a su cargo la policía de la
ciudad. Según las atribuciones que se les conferían a estos Ediles, eran
denominados como: Ediles Curules, quienes tenían a su cargo la custodia de los
edificios públicos, el orden en las calles y mercados, incluyendo las actividades
comerciales que en ellas se realizaban.
La época Preclásica aparece a partir del año 450 A.C., para posteriormente dar
inicio a la clásica, que data del siglo I al III de la era Cristiana, ésta se considera la
mejor época del imperio romano, pues fue cuando el imperio se expandió por gran
parte del territorio europeo.
En la época Preclásica aparece la figura de los pretores, lo que en nuestros
tiempos podemos asimilar a los jueces, los cuales aparecen como una
consecuencia de la aparición de las XII tablas, producto del trabajo de diez
ciudadanos romanos, a quienes se les pidió la redacción de ellas.
En el contexto político, Roma estaba siendo modificada en su forma de gobierno,
con una participación activa del pueblo se transforma en República. Sin embargo,
existieron luchas entre los patricios y los plebeyos, caracterizada por el exclusivo
goce de derechos políticos por parte de la clase dominante, los patricios,
conflictos en los cuales se tenían como resultados grandes cantidades de
reclutamientos militares y prisión para los deudores plebeyos, quienes lograron su
reivindicación en el año 367 A.C.
4
En la segunda de estas épocas, la preclásica, se tienen el apogeo del Derecho
Romano, aparecen gran cantidad de juristas y estudiosos del derecho, quienes
eran apoyados por los gobernantes, siendo éstos apoyo del Emperador y de los
funcionarios públicos.
Finalmente se considera la aparición de la época Posclásica, que tiene sus
inicios en el siglo IV, finalizando en el siglo VI D.C, que coincide con la muerte del
Emperador Justiniano, pasando además a una nueva forma de gobierno, el
Dominado, caracterizado por ejercer un poder absoluto y omnímodo.
En este período, el imperio romano tiene su decadencia, contrario al desarrollo del
derecho, ya que el Emperador Justiniano logró una recopilación del Derecho
Romano, en su obra denominada “Corpus Juris Civiles”, en la cual aparecen el
“Codex” o lo que se conoce hoy en día como “Código”, la segunda obra es
“Digesto o Pandectas”, la tercera de ellas la llamó “Instituciones” y cuarta
“Novellas Constituciones”, obras que sin lugar a duda han contribuido
sustancialmente a las diferentes ramas del derecho que hoy en día se conocen, lo
que le da gran valor al trabajo y visión de Justiniano I.
De estas obras se puede ver la génesis del Derecho que hoy tenemos, por cuanto
ya se percibe una serie de normas que regulan, en forma organizada, sistémica y
estructurada adecuadamente las diferentes áreas de la vida social de aquella
época. Es de recordar que para esta época ya se tenía el conocimiento del
derecho que se había venido desarrollando desde la época preclásica, es decir,
se tenía el conocimiento y experiencia en el derecho de seis siglos ( del siglo I al
III de la época Clásica más los siglos del IV al VI de la época Posclásica).
Resulta interesante el contenido de cada una de estas obras, ya que el “Codex”
consistía en la colección de leyes que los Emperadores habían dado al pueblo
romano, hasta esa época; en el Digesto se encontraban las recopilaciones de
textos jurisprudenciales, constituido por cincuenta libros agrupados en siete
partes; las Instituciones, estaba destinada a la enseñanza del derecho,
estructurado a manera de tratado de Derecho Romano y se encontraba dividido
5
en cuatro libros, resultando de suma importancia su contenido y estructura, en el
primero de ellos encontramos lo relativo a las personas, en el segundo a las
cosas o bienes, en el tercero se encuentran las sucesiones y obligaciones, y en el
cuarto ya encontramos los delitos y las penas; y en la Novellae se contemplan las
leyes de Justiniano, como complemento de las otras tres obras.
A pesar de la existencia de obras de aplicación del derecho, en esta época se
tuvo, dentro del derecho, influencias del vulgarismo, la recopilación de fuentes
clásicas y la costumbre. La costumbre surge, “Precisamente por la separación
entre el derecho oficial y la práctica, surge el problema de la costumbre como
fuente del derecho, incluso contra la ley. Contastino … niega que la costumbre
tenga la fuerza de derogar la ley. Justiniano admite el valor de la costumbre
contra la ley”2.
Por otra parte, también resulta importante abordar aquí las fuentes del Derecho
Romano, como factor de gran importancia en la génesis del derecho mismo que
actualmente practicamos.
¾ La Costumbre.
Como es lógico pensar, la costumbre sería como la primera fuente de derecho,
propia de la época antigua y preclásica, ya que según su concepción, da la idea
de su surgimiento como producto de la convivencia y acuerdo de las sociedades
en su rutinaria convivencia, las cuales son de carácter social y religiosas, cuya
fuente resultaba importante al no contar con normas escritas, lo cual era muy
generalizado en esos tiempos.
Lo antes mencionado se puede observar en un concepto de costumbre que data
de aquella época, en la cual ya se contaba con notables jurisconsultos, tal es el
caso de Ulpiano, que según lo menciona el Doctor Barraza, “ costumbre son los
2
Buompadre, Jorge E. Derecho Penal, Tomo 3. Mario A. Viera Editor. República de Argentina. 1ª.Edición,
2003. pág. 70.
6
tácitos acuerdos del pueblo, inventados por el largo uso”3, lo que indica la
existencia de actos repetidos en forma constante por la sociedad o grupo dentro
de la sociedad, existiendo a su vez, en los miembros de esa sociedad, el
convencimiento de repetir el mismo acto, sintiéndose obligados incluso a sus
cumplimiento.
Uno de los aspectos que caracterizan las costumbres, son su forma de
transmitirse de una generación a otra, es decir, las prácticas de los antepasados
son repetidas por las futuras generaciones, concretizada mediante el uso social y
normas religiosa, que en la época antigua tuvo gran influencia en la formación de
normas.
A inicios de la época Preclásica, con la aparición de un segundo colegio
“decenviral”, se redactan las dos últimas de las doce tablas, que vinieron a
favorecer la clase de los patricios. En estas dos tablas se consignan preceptos
relacionados con el proceso de sometimiento y vinculación del deudor al
acreedor, disposiciones hereditarias, relaciones de vecindad y servidumbre,
delitos, regulaciones de funerales y sepulturas y prohibiciones de matrimonio
entre patricios y plebeyos, éstos eran la clase social que, además de no poder
contraer matrimonio con los patricios, ocupaban en la ciudad un rango inferior. No
tenían ninguna participación en el gobierno, estaba prohibido su acceso a las
funciones públicas, y no podían contraer matrimonio con los patricios. Los
plebeyos permanecían extraños a los cargos públicos y a la administración de la
ciudad. Desde estas Tablas se comienza a fundamentar ya el derecho antiguo.
¾ Las leyes.
La aparición de las leyes puede encontrase ya en la época clásica, entendida ésta
como la norma jurídica obligatoria para los ciudadanos, o también como una
declaración de potestades conferidas a autoridad por el pueblo, que vincula a
todos los ciudadanos, pues para entonces ya se conocía de las XII tablas, que
consignaba claras disposiciones legales y la obligatoriedad de su cumplimiento
3
Barraza Meléndez, Martín. Ob. Cit. 29.
7
por parte de los ciudadanos romanos y todos aquellos que dentro de sus
territorios habitaban, fuesen ciudadanos romanos o no.
El ciudadano romano era la persona que gozaba de todos los derechos que le
conferían las leyes, era el libre.
Dentro del derecho romano, ya se encontraba la calidad de capacidad de las
personas, dentro de lo que se mencionaba la existencia de tres condiciones para
tener esa calidad: ser libre, ser ciudadano, y pertenecer a una familia (“status
familiae”)
Existían “Leyes Públicas” en las que los magistrados las daban a conocer
mediante declaración ante el pueblo o “plebe”, quienes eran los que finalmente las
aprobaban, por lo que le llamaban “Leyes Rogadas”, dándoles un carácter
público, aunque también existían las de carácter “Privado”, como las
disposiciones sobre bienes y negocios privados. Se encontraba además, leyes
que eran aprobadas por los dioses y que posteriormente eran ratificadas por los
senadores, encontramos ya esta figura, es decir, la ratificación de leyes que se
mantienen en la actualidad.
Dentro de las clasificaciones de las leyes, que ya se tenían en esa época, se
encuentran sanciones en leyes que no declaraban ineficacia o nulidad de actos,
sino que imponían penas a los infractores; se tenían también las que declaraban
la ineficacia de los actos realizados en contra de alguna de las normas existentes;
y aquellas que no disponen nada, pero dan base a posibles recursos de la
jurisdicción pretorial.
Se consideró también como una cuarta clasificación, los “Plebiscitos” que
otorgaban iguales obligaciones a patricios y plebeyos, generalizando su aplicación
a todos los ciudadanos.
Existían también otra clase de leyes, las “Leyes Dadas”, que tenían un carácter
administrativo, por lo que no se les daba el mismo tratamiento que las Leyes
8
Rogadas, por lo que no eran sometidas a consideración del pueblo, dentro de
estas leyes destacan los edictos.
Estas leyes eran de mucha práctica por parte de los gobernantes, mediante ellas
daban a conocer sus decisiones imperiales de todo tipo, de las sentencias
dictadas en procedimientos ordinarios o en apelación, así como las instrucciones
y órdenes a sus gobernadores.
Se encuentra una tercera clase de leyes, las “Leyes Dichas”, que eran emitidas
por magistrados para dar explicación a otras leyes, o lo que actualmente podrían
ser los reglamentos de leyes.
¾ Las Doce Tablas.
Otra de las fuentes del derecho romano son las XII tablas que fueron aprobadas
por el pueblo romano, cuyo origen básico se encuentra en la filosofía griega, pues
es de esa cultura de donde provienen, y que su aparición se le considera
alrededor de los años 450 A.C. en la que da inicio a la época Preclásica.
Estas leyes aparecen en un contexto en donde existía mucha dureza en el trato
que se daba al pueblo, en especial a la “plebe”, por lo que con la aparición de
ellas, se consideraba que la condición en el trato a éstos mejoraría al tenerse un
código que regulaba las relaciones dentro de la sociedad romana, y no basado en
la voluntad única del Rey o las costumbres.
La Primera Tabla se refiere al inicio de los juicios, en donde obligaba ya al
demandado a comparecer ante los magistrados.
La Segunda Tabla trata de la implantación del arbitraje dentro de los juicios, lo
que como puede observarse, aún en nuestros tiempos es de gran aplicación,
sobre todo en el derecho mercantil.
En la Tercera Tabla se menciona de los créditos, en esa época las deudas tenían
un trato sumamente duro, y en esta tabla se mantiene esa dureza.
9
En la Cuarta y Quinta Tabla, se aborda lo relacionado a la familia, en la que
aparecen normas que conservan muchos criterios extremos, tales como la orden
de eliminar a los niños que nacían con defectos físicos. En la segunda de estas
tablas, se desarrolla lo concerniente a las herencias y la tutela.
La Sexta y Séptima Tabla aluden al dominio y posesión de bienes y la tenencia de
casas y terrenos rústicos. Dentro de lo contemplado en estas tablas, se encuentra
la abolición de la pena de muerte para quienes incendiaban casas y graneros,
pues antes de la vigencia de ellas, aquellos que cometían estos actos eran
condenados a muerte, lo que tiene su explicación en el hecho de que para el
pueblo romano, su base económica se encontraba en la agricultura, y los
graneros, que era el lugar donde se guardaban las granos de las cosechas, eran
de gran importancia.
En las Tablas Octava y Novena, aparecen las penas para lo que ya consideraban
delitos, entre ellas la usura, para quienes prestaban dinero con intereses
superiores al 12% anual; el falso testimonio era condenado con pena de muerte.
En el derecho romano, eran de gran importancia los testigos en sus procesos,
basaban sus pruebas en el testimonio, por lo que con un falso testigo, se ponían
en peligro los juicios que en esa época se seguían.
Ya se contemplaban algunos delitos como públicos, los cuales la Tabla Décima,
los vino a regular, tales como el parricidio y el abuso de poder por parte de
funcionarios públicos, para lo cual debían seguirse los procesos pertinentes.
En la Tabla Decimoprimera se regulan las actuaciones en los casos de las
ceremonias hechas a los cadáveres. Y la Décima Segunda Tabla, se refiere a la
prohibición de los matrimonios entre los plebeyos y los patricios.
Como puede observarse, en cada una de estas tablas se plasmaron regulaciones
jurídicas que hoy en día se mantienen, lo que hace suponer que aquellas a las
existentes en la actualidad, únicamente se han perfeccionado.
10
¾ Las Constituciones Imperiales.
Esta fuente de derecho, es propia de los tiempos del Principado o imperios,
existiendo por ello constituciones imperiales. En estas se encontraban
disposiciones de carácter o aplicación general, pero se tenían también las que se
referían a los actos administrativos o mandatos de los emperadores a sus
gobernadores. Se tenían también decretos, que eran respuestas que los
emperadores enviaban a sus súbditos, como producto del sometimiento de casos
a su jurisdicción, éstos eran muy similares a los “Recriptos”, que también tenían
un uso similar a los decretos.
¾ Senado Consultos.
Otra fuente de Derecho eran normas que emanaban del Senado Romano, que
era un cuerpo colegiado y que en ciertas épocas daban apoyo al Rey en sus
decisiones.
¾ Los Edictos.
Ya se ha hecho referencia antes a esta figura, y que como vimos constituía una
forma de emitir disposiciones dirigidas al pueblo romano por parte de toda
autoridad constituida e incluso eran utilizadas también por el mismo emperador.
Importantes resulta mencionar que los edictos dictados por los gobernadores
tenían vigencia para un año.
¾ La Jurisprudencia.
Otra de las fuentes del Derecho Romano lo constituye la jurisprudencia, que en
este caso difiere de lo que actualmente conocemos en nuestro derecho, pues
etimológicamente significa prudencia del derecho.
Como se ha mencionado anteriormente, la época clásica es una de las que mayor
aporte ha dado a la constitución del ordenamiento jurídico, así como a la
estructuración de las funciones atribuibles a la Administración Pública. En esa
11
época, con un gobierno Monárquico, aparecieron los primeros funcionarios
públicos, los Ediles, quienes tenían a su cargo las inspecciones de obras públicas,
los cuales podrían ser similares a algunas de las funciones que el Estado realiza
en la actualidad; tenían también a su cargo funciones policiales, en ese sentido,
bajo su cargo tenían las actividades de custodia de edificios públicos,
ordenamiento de calles y mercados, así como la vigilancia de las actividades
comerciales.
La aparición de las Doce Tablas, específicamente la octava y novena, hacían ya
claras alusiones a la aplicación de penas para quienes incurrían a lo que se
consideraba como penas, tales como la usura y los falsos testimonio.
Posteriormente aparece la “Lex Aquilia de damno”, ley que aplicaba penas a
quienes causaran daños de manera injusta, propuesto por el Tribuno Aquilio,
alrededor del año 286 A.C.4 en la cual, además de castigar el delito cometido, se
daba la posibilidad de indemnizar a la víctima. El dueño del animal que es
encontrado pastando en fundo ajeno, también era penado con indemnización, así
como, quienes talaban un árbol ajeno, quienes mataren a un esclavo o a un
animal.
Para configurar estos actos como delitos o por lo menos acreedores de penas
para quienes los cometen, ya se consideraban los criterios de: la injusticia en el
acto cometido, acto contrario a derecho; la culpa, por un acto negligente por parte
de quien comete el acto; y el daño causado, expresado por la pérdida patrimonial
sufrida de quien recibe el daño, considerándose en ella la relación de causalidad
entre el daño causado y la acción que la produjo.
En los tiempos de Gayo (año 300 A.C.) aparecieron además, delitos de injuria,
que eran consideradas como lesiones causadas contra la integridad física y
moral.
4
Buompadre, Jorge E. Ob.Cit. Pág. 518
12
Así también, se tenían acciones contra delitos que no eran considerados en el
derecho civil, entre ellas, eran castigados los delitos contra quienes arrojaran o
vertieran cosas a las calles; por el hurto y daños que cometan los dependientes
de los navíos y dueños de establos; quien colocare cosas en lugar por donde
pasan las personas; y contra los jueces que obraban dolosamente al dictar
sentencias.
Como se puede ver, ya se tenían delitos contra funcionarios que infringían las
normas jurídicas existentes, en el momento de dictar una sentencia que se
separase del derecho, tales como las que comenten los funcionarios en el
ejercicio de sus funciones, considerándose también en estos casos los criterios de
dolo.
Alrededor de esta época, en la que se observa el desarrollo del derecho romano,
surge otra de las clasificaciones mencionadas al inicio, la Época de la Pena
Pública, ya en ésta se tiene conformado el Estado, con poderes de legislar y
administrar justicia.
En este sistema, las penas eran aplicadas por el Estado a través de sus jueces.
Sin embargo, este sistema, según Manuel Arrieta Gallegos, tenía un trasfondo de
tipo político social, ya que, “Teniendo en cuenta la naturaleza de la organización
estatal en aquel entonces, en la cual las clases dominantes fundaban su poder en
el sometimiento de las clases dominadas, lógico es colegir que a través de la
pena se buscaba un fin: intimidar a las clases inferiores. Por eso, a ese sistema
que predominó hasta en la Edad Media se le llamó también, de la intimidación.”5
Lo cual se comprende al ver que en este caso, no obstante que era el Estado
quien aplicaba las penas, continuaron caracterizadas por exceso de rigor.
También esta época fue conocida como de venganza divina, relacionando los
delitos con los pecados, por lo que los consideraban como una ofensa a Dios y al
5
Arrieta Gallegos, Manuel. Lecciones de Derecho Penal. Editorial Jurídica Salvadoreña. San
Salvador. 1997. Pág. 39
13
príncipe, ya que, como hemos visto anteriormente, éste era considerado en ese
cargo, como designado y representante de Dios.
Aparece posteriormente la Época Humanista, con gran influencia de las corrientes
filosóficas de la época, y cuyo máximo exponente fue el Marques de Beccaría,
con su obra “Del Delito y de la Pena”, publicado en Liberia, Italia, en 1764,
causando su aparición gran impacto en el sistema existente en esos momentos,
por encontrarse sus postulados en gran desarmonía con las penas aplicadas
hasta entonces y sobre todo, otorgaba garantías a las personas frente a las
arbitrariedades del poder.
Alrededor de los años 1889 y 1891, siempre en las mismas regiones de italianas,
el Código Penal vigente contempla de manera expresa, delitos contra el poder
público y el orden constitucional, mediante la cual se pretendía proteger la
integridad de sus entidades estatales.
Finalmente aparece la Época Científica del derecho penal, en la cual se va más
halla de la simple consideración del acto delictivo, ya en esta época aparece el
análisis de de la conducta del delincuente, dando con ello lugar al aparecimiento
de la ciencia de la Criminología.
En ésta época ya la pena no se toma como un fin en sí misma, sino que se le
considera como un medio para lograr la corrección y readaptación del delincuente
a la sociedad.
14
CAPÍTULO II
2.1.
DELITOS CONTRA LOS BIENES JURÍDICOS DEL ESTADO EN EL
SALVADOR.
En nuestra legislación, las funciones que el Estado debe desempeñar se
encuentran establecidas en la Constitución de la República, para lo cual cuenta
con estructuras claramente definidas para cumplir con sus obligaciones, tales
como tres Órganos separados en sus funciones, Ministerios e Instituciones de
carácter autónomas, que para el cumplimiento de sus obligaciones, cuentan con
los bienes jurídicos que a toda persona le han sido conferidas por la misma
Constitución.
La Administración Pública es, “…poder público que tiene a su cargo la obligación
de velar por los intereses generales, conservar el orden, proteger el Derecho y
facilitar el desenvolvimiento de las actividades lícitas.”
6
esto significa que será
toda actividad o función administrativa, la definición antes mencionada, refleja la
existencia de un gobierno o Estado para la materialización de sus funciones, por
lo que hablar de Administración Pública es hablar de Estado.
Harold J. Laski, concibe el Estado como, “un sistema de imperativos, impuestos
en su nombre por un conjunto de hombres, que en su aspecto corporativo, se
denomina el Gobierno.”7
Dentro de la sociedad existen individuos que crean y hacen cumplir las leyes del
Estado, siendo éstos los que conforman el Gobierno.
Pero para la ejecución de esa actividad, es necesario que se cuente con una
organización, el cual está constituido por un conjunto de entidades con funciones
administrativas bien definidas, que dependerán de un poder ejecutivo que se
6
Donna, Edgardo Alberto. Delitos Contra la Administración Pública. Editorial Rubinzal-Culzoni.
Buenos Aires, Argentina. 2000. Pág. 11
7
Mariscal, Nicolás; Zamora, Rubén; y Jiménez Cabrera, Edgar. El Estado. UCA EDITORES, San
Salvador, Tercera Edición 1987. Pág. 18
15
define como un órgano superior y de dirección, cuyas entidades han de estar
dotadas de un conjunto de deberes u obligaciones, así como derechos,
expresados en bienes jurídicos.
La administración pública es una concepción bastante amplia, se incluyen en ella
una serie de elementos, “es el gobierno del Estado totalmente integrado con los
poderes que lo componen y con los servicios que son inherentes a la naturaleza
de esos poderes o que el Estado atrajo a su esfera por razones prácticas y en
orden a finalidades públicas, sea que las realice con organismos específicamente
administrativos o por medio de organismos autárquicos, aun cuando éstos
constituyan entidades jurídicas y en ellos intervengan particulares con sus
aportes.”8
Esas funciones administrativas que ejerce el Estado, son ejecutadas por
individuos al servicio de éste, cuya función ha de ser ejercida con diligencia,
honradez y ética para que la población a la que están dirigidos los servicios se
vea satisfecha.
Tales funciones llevan inmerso el concepto de transparencia, que más que un
derecho para los ciudadanos, es un factor fundamental de justicia, pues al
esconder, ocultar o no proveer información sobre los asuntos públicos,
difícilmente podrá representar intereses legítimos.
Marcela Escobar Nolasco, citando a Emmanuel Kant, nos dice que, “ la manera
más segura de saber si son justas o injustas una intención política, una ley o una
decisión de un gobierno es sacándolas del secreto y poniéndolas a la vista de la
opinión pública.”9
8
Donna, Edgardo Alberto. Delitos Contra la Administración Pública. Editorial Rubinzal-Culzoni.
Buenos Aires, Argentina. 2000.Pág 12
9
Escobar Nolasco, Marcela. La Transparencia en el Estado Salvadoreño. Talleres Gráficos UCA.
San Salvador. Febrero de 2005. Pág. 15.
16
Pero es en el Derecho Penal que se encuentra la tutela a todo bien jurídico,
dentro de ellos, los bienes jurídicos del Estado, al prohibir acciones que puedan
causar daños, ejecutadas por particulares, desde fuera de esas organizaciones, o
empleados y funcionarios que se encuentren al interior de ellas mismas.
Ese Código define lo que deberá considerarse como acto delictivo, así como los
elementos que contiene, y como lo define Miguel Alberto Trejo Escobar, “son
delitos o faltas las acciones y omisiones dolosas o culposas penados por la ley”10.
Como puede observarse en esta definición, incluye principios consignados en
nuestro Código Penal vigente, en cuanto menciona aspectos relacionados con la
conducta de los individuos, al actuar o dejar de actuar de manera correcta. Actuar
en una forma contrario a los que la norma prohíbe, infringiendo con sus actos una
norma de carácter prohibitiva, que el legislador ha señalado como “no hace”.
En los actos de tipo penal, pueden encontrarse conductas que por sí la norma no
considera de manera expresa, pero que si han de tomarse en consideración, y
son aquellas actuaciones que, no obstante ser atípicos, tienen que ver con la
voluntad, intensión o deseo por parte del actor, que al ejecutar un acto desprecia
lo prescrito en la ley que pretende regular su conducta, es decir, actúa con dolo.
Sin embargo, podrán encontrarse conductas que, si bien el autor conoce de su
tipicidad, no actúa con la intensión de cometer un daño, pero a su vez, tampoco
actúa con el cuidado necesario para no cometerlo, incurriendo con ello al hecho
punible de manera culposa.
Es de considerar también el daño que esos actos punibles han de causar a otra
persona, sin haber recibido autorización que lo habilite para cometerlo, o lo que se
conoce como antijuridicidad, que juntamente con la tipicidad establecen el injusto
penal. Así también, es de considerar la culpabilidad, como tercer elemento que
debe tomarse en cuenta al momento de considerar un acto como punible
10
Trejo Escobar, Miguel Alberto. Introducción a la Teoría General del Delito. Servicios Editoriales
Triple D. San Salvador. Primera edición 1999..Pág. 88
17
penalmente, ya que pueda que un acto se encuentre tipificado penalmente y
reúne además la antijuridicidad, pero es cometido por un actor sin culpabilidad o
incapaz.
La culpabilidad implica el conocimiento pleno de su conducta por parte del autor,
que tiene la capacidad suficiente para comprender lo dañino de su
comportamiento y que por lo tanto, pudo actuar de otra manera.
Además de los actos prohibitivos que la ley manda no hacer, se encuentra los
actos que la ley manda hacer, lo que significa que por no actuar, también es
posible incurrir en actos punibles, a lo que el Código manifiesta como actos de
omisión.
Ahora bien, con todos los elementos que tienen que ver con los delitos y Estado,
así como otros elementos que estos conceptos implican, se puede concluir que,
los bienes jurídicos que nuestro Código Penal protege se encuentran tipificados
en el Libro Segundo, parte especial de los delitos y sus penas.
En éste se encuentran los diferentes tipos penales según la categoría del bien
jurídico que se está protegiendo, en el Título primero de este libro, se encuentran
los delitos relativos a la vida de la persona humana, en todas sus formas, incluso
la vida del no nacido, y delitos contra la integridad personal y la libertad del
individuo, y aquellos delitos que atenten contra la autonomía de las personas,
incluso la libertad sexual.
Protege también la seguridad de las personas, tanto aquellos que pudiesen
interferir en daños físicos de un ser, como los que se refieren a los daños
causados al honor e intimidad del individuo.
Este Código protege también la institucionalidad de la familia y los relativos al
patrimonio, tanto a nivel doméstico como a nivel de República.
18
Por otro lado, se encuentran también la protección a bienes relativos al orden
social y económico, así como los que pretenden proteger los derechos laborales
de los trabajadores. Se encuentran también, delitos contra la Hacienda Pública y
los delitos contra el territorio nacional, incluyendo los daños que pudieran
causarse a los recursos naturales como al medio ambiente.
Este marco regulatorio comprende además, los que se refieren a la seguridad de
la colectividad y a la salud de la población en general y de los trabajadores en
particular. Así también, los delitos contra la fe pública y establece los derechos y
garantías de las personas.
Contempla otra clase de delitos, son los que se relacionan con el actuar de la
administración de justicia y todo su contexto jurisdiccional.
Se regulan también, los delitos relativos a la administración pública, ya sea por
personas que actúan desde el interior de sus entidades, o por particulares.
Se encuentran delitos relativos al sistema constitucional y la paz pública y los que
se refieren a la seguridad y orden del Estado, los relacionados contra la
humanidad y finalmente, los delitos de carácter internacional.
2.2.
Los Bienes Jurídicos.
Los bienes jurídicos son los derechos que la Constitución manda tutelar, los
cuales otorgan claros derechos a los ciudadanos, creándose mecanismos e
instituciones que brinden su protección.
Dentro de esos bienes jurídicos se encuentran la tutela a la vida, en todas sus
formas, a la persona y su patrimonio. Cabe resaltar que, dentro de los derechos
que garantizan la vida de las personas, se encuentra una serie de derechos que
tutelan bienes jurídicos en ellos inmersos, entre los que se encuentran, el derecho
a la libertad, a no ser condenado ni detenido sin atención a las leyes, a la libertad
de pensamiento, etc.
19
Los bienes jurídicos son, según Urs Kindhauser, en un sentido amplio, como
“cualidades de las personas, cosas o instituciones, los cuales facilitan o aseguran
la participación libre e igualitaria en un acuerdo normativo”,11 entendiendo las
cualidades como la salud, la integridad física, la libertad de movimiento, y el
patrimonio con que esa persona cuenta, ya sea persona natural o jurídica, los
cuales son en todo caso objeto de derechos, limitándose sus áreas de protección
con esos derechos y sus deberes.
En ese sentido, al referirse a daños causados al bien jurídico protegido, deberán
considerarse los intereses del titular del derecho, es decir, será éste quien ha de
sufrir un menoscabo en su patrimonio o en su moral por un acto que ejecute otro
individuo, y que ese acto haya sido considerado como delictivo por la comunidad,
y más aún por las leyes.
A estos actos es a los que nuestro Código Penal se refiere en el Art. 3, que
expresa la condena de un individuo que actúa contrario a los derechos de otras
personas, como condición necesaria e indispensable para incurrir en pena, ya que
literalmente dice, “No podrá imponerse pena o medida de seguridad alguna, si la
acción u omisión no lesiona o pone en peligro un bien jurídico protegido por la ley
penal”. Lo que significa, que si los actos que un individuo ejecuta, por acción u
omisión, lesionan o ponen en peligro un bien jurídico tipificado por la ley, será
objeto de sanción.
2.3.
Los Bienes Jurídicos del Estado.
Tomando en consideración las definiciones de administración pública, se afirma
que, los bienes jurídicos del Estado, son la defensa del Estado mismo como tal,
es la fidelidad a la pureza de la función pública.
11
Kindhauser, Urs. Derecho Penal de la Culpabilidad y la Conducta Peligrosa. Universidad
Externado de Colombia. D´VINNI EDITORES LTDA. Colombia 1996. Pág. 55
20
Según la teoría italiana, el bien jurídico, “es el regular desenvolvimiento de las
funciones públicas estatales, esto es, que el Estado pueda desarrollar, sin
alteraciones, sus actividades legisladoras, juzgadoras y administrativas, y así
poder alcanzar sin perturbaciones los fines que tienen señalados. Al lado de este
bien jurídico también se dice que los delitos protegen otros valores más
particulares, los cuales son el prestigio, decoro, deberes de fidelidad, deberes de
cargo, disciplina, etcétera.”12
Es de comprender en ese sentido, que la administración pública en sí, constituye
bien jurídico protegido, cuya protección pretende asegurar que éste no sea
lesionado, causándole un menoscabo que le impida cumplir a cabalidad las
funciones que la misma constitución le ha conferido, siendo por tal motivo, una
condición que afecta a toda una población, que ha depositado su confianza en el
poder supremo que el Estado, a través de su gobierno representa.
Será por tal motivo que, el aspecto más importante de esos delitos es la infracción
a deberes atribuidos a una entidad o a un funcionario en particular, derivada de su
función social que debe desempeñar.
Dentro de los deberes que a todo empleado o funcionario público le está
otorgado, se encuentran entre otros, la probidad, es decir su desempeño debe ser
por completo con apego a las leyes y normas éticas, básicas para un buen
desempeño, con lo que se pretende garantizar que éste hará sus funciones para
los cuales se le ha asignado determinada actividad, sin pretender en ningún
momento, anteponer sus intereses particulares a los de la colectividad.
2.4.
Delitos Relativos a la Administración Pública.
2.4.1. Delitos relativos a Abusos de Autoridad.
Se considera como abuso de poder o de autoridad, al acto que realiza un
funcionario o empleado público, al dictar órdenes o resoluciones contrarias a lo
12
Dona, Edgardo Alberto. Ob. Cit. Pág. 12
21
prescrito en la normativa aplicable o la no ejecución de lo que las normas le
mandan, traducido en un mal uso de la autoridad dentro de las funciones a
desempeñar. Es cuando el funcionario emplea la autoridad para violar las leyes,
actuando por ello ilegalmente, tal es el caso cuando un funcionario público que
destituye a un empleado, sin seguir los procedimientos administrativos
establecidos, violando con ello los derechos de los que gozan los empleados
públicos.
En nuestro Código Penal, estos actos se encuentran tipificados dentro del
Capítulo I, del Título XVI, dentro de los cuales se comprenden: los Actos
Arbitrarios, Inclumplimento de Deberes, Desobediencia, Denegación de Auxilio, y
Revelación de Hechos, Actuaciones o Documentos Secretos por Empleados
Oficiales, que se encuentran tipificados en los Arts. 320 al 324 de nuestro Código
Penal.
2.4.1.1.
Teoría del delito.
En esta figura delictiva, la antijuridicidad es un elemento que está presente, ya
que por su naturaleza, no puede encontrarse ante situaciones que lo lleven a
ejecutarlos como de defensa propia, salvo casos en los cuales el actor haya
obrado por obediencia a instrucciones giradas por un superior, en cuyo caso se
tendrán que considerar, si fuese el caso algún tipo de atenuante.13
En ese sentido, la ejecución de estos actos conlleva una intencionalidad o dolo
por parte del empleado o funcionario, ya que por su naturaleza, el autor tiene
conocimiento de la ilegalidad de su actuación, por lo que también debe tener la
voluntad de oponerse y actuar en contra de lo prescrito por las leyes.
No obstante, en estos delitos puede que el autor ejecute los autos, también por
coacción, o como se dijo anteriormente, por obediencia, entendiendo éste que la
instrucción dada por el superior se encuentra con apego a las leyes.
13
Dona, Edgardo Alberto. Ob. Cit. Pág. 169
22
También estos delitos pueden cometerse por error en la interpretación de una
norma jurídica, en cuyo caso el funcionario habrá de actuar en forma errada,
pudiendo incurrir en el delito de Actos Arbitrarios o incluso el de Incumplimiento
de Deber.
Este tipo de acciones se pueden encontrar, tanto en las actividades relacionadas
con la administración de justicia como en aspectos meramente relacionados con
la función administrativa.
En este último caso se pueden tener actos que van desde hacer uso irracional de
recursos, hasta los que se relacionan a uso de recursos institucionales o públicos
para satisfacer necesidades propias, beneficiándose en forma particular a costa
del bienestar de quienes pagan sus impuestos que esperan recibir del Estado una
retribución por ese impuesto pagado.
2.4.1.2.
Autoría del delito.
Este es un delito de carácter especial, ya que únicamente puede tener por sujeto
activo, a los empleados y funcionarios públicos en el ejercicio de sus deberes y
dentro de su ámbito de competencia, quien en el ejercicio de su cargo actúa en
contra de lo mandado por la ley14.
2.4.1.3.
Tentativa del delito.
Este delito no acepta tentativa, podría ser que la intención del sujeto activo no sea
consumada, pero en cuyo caso, éste habrá actuado para su consumación o
resultado material, y por alguna causa no fue consumado, causa que por lo que
se ha mencionado, no dependió de la voluntad del autor.15
14
15
Donna, Edgardi Alberto. Ob. Cit. Pág. 168
Donna, Edgardi Alberto. Ob. Cit. Pág. 170
23
El delito se habrá consumado con el hecho que el empleado o funcionario obró
maliciosamente para lograr un fin ilícito, ya que su resultado sólo será evitable por
la acción de un tercero o por el desistimiento del mismo autor.
2.4.1.4.
Incidencia del delito en nuestro país.
Los Actos Arbitrarios ocurren cuando el funcionario o empleado público o el
encargado de un servicio público que en el desempeño de su función realizare
cualquier acto ilegal o arbitrario, vejación o atropello contra las personas o daño
en los bienes (Art. 321 Pn).
En nuestro país, estos delitos ocurren con alguna frecuencia, entre los que se
pueden mencionar aquellas sentencias que los Jueces emiten en contravención,
incluso de los derechos de las personas, lo que se puede verificar con la gran
cantidad de procesos que trascienden a apelación e incluso casación, en los
cuales los individuos consideran que sus derechos les han sido violentados ante
las resoluciones judiciales.
Tal situación se da también en cedes administrativas, en las cuales, decisiones de
funcionarios pueden afectar derechos de administrados. Algunos de estos casos
son comunes en la aplicación de impuestos en la Dirección General de Impuestos
del Ministerio de Hacienda, por lo que en esa misma entidad, se cuenta con una
oficina de apelaciones, que mantiene el carácter de cede administrativa, pero que
atiende casos que pudieron originarse por un acto arbitrario o un incumplimiento
de deber por parte del un empleado, al no tomar en consideración argumentos
presentados por el administrado.
Se han conocido casos en los cuales el Estado o una entidad autónoma se
demandan por daños y perjuicios causados por actos negligentes o erróneos por
parte de funcionarios. Entre los más recordados están las condenas de las que
fuera sujeto a pago de indemnización la Central Hidroeléctrica del Río Lempa
(CEL), en el que tuvo que indemnizar, por sumas millonarias a la Compañía
Nejapa Power. Así como indemnización a un expresidente de la misma, por
24
destitución en sus funciones, en el cual de igual manera, fue condenado al pago
de la respectiva indemnización.
Los delitos de Denegación de Auxilio, y Revelación de Hechos, Actuaciones o
Documentos Secretos por Empleados Oficiales, en nuestro país son muy poco
conocidos.
2.4.2. Delitos relativos a actos de Corrupción.
Los actos de corrupción son tipificados en el Capitulo II del referido Título, bajo
las figuras de Peculado, Concusión, Negociaciones Ilícitas, Exacción, Cohecho,
Malversación, Enriquecimiento Ilícito, Infidelidad en la Custodia de Registros o
Documentos Públicos, establecidos en los Art.s 325 al 332 Pn.
2.4.2.1.
Teoría del delito.
En estos delitos la configuración de la antijuridicidad resulta obvia, ya muy difícil
resultaría que un funcionario público pudiese cometer alguno de estos delitos
aduciendo haber recibido habilitación para ejecutarlo.
Tampoco se pude encontrar en estas figuras un acto que implique incurrir en
estos delitos, si por error en la interpretación de alguna norma que deba aplicar en
el desempeño de sus funciones y como resultado de este obtenga provecho
personal o particular.
En la tipificación de estos delitos, se puede ver que se reprime al funcionario,
administrador, receptor o custodio que sustrae recursos públicos o efectos que le
han sido confiados en función de su cargo.
25
2.4.2.2.
Autoría del Delito.
Por su naturaleza estos delitos son de carácter especial, ya que son cometidos
por empleado o funcionario público en el ejercicio de sus deberes, aunque para
ello, en algunos casos, ha de requerir del auxilio de particulares, como puede ser
el caso de negociaciones ilícitas, en donde será necesaria la participación de
otras personas para ejecutar el delito, que por lo general deriva en detrimento al
patrimonio de los recursos del Estado.16
2.4.2.3.
Tentativa del delito.
En la mayoría de estos delitos, por su naturaleza acepta tentativa, ya que en
todos ellos, para su configuración se hace necesario que el autor haga todas las
acciones preparativas que le garanticen consumar el hecho, aunque pueda que la
intención del sujeto activo no logre ser consumado, pero éste habrá actuado para
su consumación o materialización, y por alguna causa ajena a su voluntad no se
logró.17
Estos delitos se habrán consumado con el hecho que el funcionario obró
maliciosamente para lograr un fin ilícito, ya que su resultado sólo será evitable por
la acción de un tercero o por el desistimiento del mismo actor.
Sin embargo, dentro de estos delitos existen algunos en los que pueden
configurarse la tentativa, tal es el caso de la Concusión, ya que el autor pueda
que haga la petición de entregarle dinero a un administrado, pero éste puede no
consentir a la entrega, más se efectuaron todos los actos que pudieron llegar a
concretizarlo, pero no depende de éste el que no se logre, por lo que en este caso
habrá de quedarse en grado de tentativa.
16
Donna, Edgardi Alberto. Ob. Cit. Pág. 267
17
Donna, Edgardi Alberto. Ob. Cit. Pág. 288
26
En el caso del delito de Infidelidad en la Custodia de Registros o Documentos
Públicos, también se puede configurar una situación de tentativa, ya que el actor
puede ejecutar actos, como los de destrucción de documentos, pero por algún
motivo ajeno a su voluntad, el documento no es destruido o su destrucción es
parcial. En este caso, el objetivo del autor no se logra, no por desistimiento, sino
por otras causas.
2.4.2.4.
Incidencia en nuestro país.
Estos delitos son de gran importancia en nuestro país, ya que son los que con
mayor frecuencia ocurren y causan graves daños al patrimonio del Estado y a
particulares, por lo que merecen especial atención.
Delitos de peculado. Es uno de los delitos que se presentan con mayor
frecuencia en nuestro medio, y no es algo nuevo, según el Derecho Romano, este
concepto ya era conocido, lo definieron como hurto al patrimonio privado o al del
pueblo, cuyo delito lo castigaban con la muerte. La definían como la apropiación
de cosas públicas cometidas por una persona investida de algún cargo público, a
quien por ese cargo le fueron entregadas, con la obligación de conservarlas y
devolverlas.
En el Art. 325 de nuestro Código Penal, se recoge el fondo de esa doctrina
romana, al configurar el delito de peculado de la siguiente manera: “El funcionario
o empleado público o el encargado de un servicio público que se apropiare en
beneficio propio o ajeno, de dinero, valores, especies fiscales o municipales u otra
cosa mueble de cuya administración, recaudación, custodia o venta estuviere
encargado en virtud de su función o empleado o diere ocasión a que se cometiere
el hecho, será sancionado con prisión de cinco a diez años e inhabilitación
especial del cargo o empleo por el mismo tiempo”.
De lo anterior se puede entender que será el patrimonio público lo que se
pretende proteger, como elementos necesarios para la prestación de los servicios
27
públicos y de la administración necesaria para el cumplimiento de los fines del
Estado, mediante el correcto funcionamiento de la administración pública.
Dentro de este contexto caerían también aquellas acciones que representan
apropiaciones muy pequeñas, tales como la apropiación de papelería destinada a
fines de la administración pública y otros de igual magnitud, y que en su práctica
se vuelven hasta cierto punto normal, dentro de las entidades de gobierno, pero
que en todo caso, estos actos encajan con esta figura delictiva.
El peculado se produce cuando el funcionario público ilegítimamente se apropia
de caudales públicos que están a cargo de su administración, aún y cuando no los
tome en forma definitiva o que pretenda restituirlos.
La sustracción de recursos, que puede considerarse como el acto mediante el
cual se concretiza el peculado, conlleva a su vez a una ausencia de confianza del
público hacia los funcionarios y empleados del Estado, y con ello también a la
clase política que es la fuente donde se originan los nombramientos de los
principales cargos públicos.
Esta función de administrar recursos del Estado, sobre todo cuando éstos se
traten de recursos en efectivo o de fácil realización, obliga a que este funcionario
o empleado rinda cuentas ante la entidad que tiene por atribución la fiscalización
de la Hacienda Pública y del presupuesto en especial.18
Con esa función fiscalizadora se pretende que el dinero y otros activos
patrimoniales existentes que pone a disposición del funcionario público sean
administrados con las finalidades previstas en la ley.
Sin embargo existen fondos que son administrados de manera discrecional, los
cuales no son sujetos a fiscalización, pero que su administración ya está definido
de esa manera, por lo que no es posible que se exija de ellos rendición de
cuentas,
18
en consecuencia, de cualquier manera como sean utilizados, no se
Según el Art. 195 de la Constitución, esta atribución corresponde a la Corte de Cuentas de la
Republica.
28
puede configurar ningún delito de corrupción, nos referimos a los fondos de las
partidas secretas.
En nuestro país, por lo general para que estos delitos puedan consumarse, el
funcionario desempeña algún tipo de función de media o alta jerarquía dentro de
una organización y disponer de los recursos, lo que le permitiría actuar de esa
manera y no ser descubierto con facilidad.
Como aspecto a considerar en esta condición y que le facilita al autor sustraer
recursos, es la discrecionalidad en el manejo de los recursos, la negación del
acceso a la información a otras personas, marcada generalmente con la
prepotencia, o lo que se conoce como la transparencia en su gestión.
Por otro lado, existe también otro tipo de peculado que es bastante común, pero
quizás de mas fácil identificación, y es el que se refiere al pago de salarios u
honorarios por servicios no proporcionados a la administración pública, pero sí
cancelados con recursos de ella.
Este es el caso de las personas que prestan sus servicios personales a
actividades que benefician directamente a funcionarios, empleados de alta
jerarquía o a terceros por mandato de éstos.
En ese sentido se entenderá una sustracción de recurso humano que, por ser
remunerado con fondos públicos, le pertenecen al Estado, y no a los particulares
que la administran.
Existe otro tipo de apropiación indebida de recursos, que es muy frecuente y
ejecutados a la vista de todos, es el caso de uso de vehículos oficiales en asuntos
particulares, que es claro, además del pago en combustibles y otros propios del
uso de un automóvil, en ocasiones se hace uso de la persona que conduce la
unidad. Todos estos gastos son cubiertos con recursos del Estado, a pesar de
existir instrumentos que regulan de manera específica estos actos (Reglamento
para Uso de Vehículos Nacionales y Consumo de Combustible).
29
Es frecuente encontrar personas que desempeñan altos puestos dentro del
aparato estatal, y haciendo uso de sus cargos, desvían recursos para ser
utilizados en beneficio propio o de sus parientes, actos que realizan prácticamente
sin ocultarlo, ya que consideran que gozan de privilegios, de relaciones con otros
altos funcionarios que les protegerán.
En los últimos años se han conocido delitos de esta naturaleza, de los cuales, a
manera de ejemplo se mencionan los siguientes:
En la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA) en donde
el Presidente y altos funcionarios de la misma, incurrieron en el delito de
negociaciones ilícitas y sustrajeron millones de dólares de las arcas del Estado, el
cual es conocido como “el caso Perla”.
En el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) de igual manera, el Director
de esa entidad, haciendo uso de la misma figura delictiva, se apropió de grandes
sumas de dinero, el cual es recordado como “el caso Majano”.
En el Banco de Fomento Agropecuario (BFA) fueron sustraídos, además de
dineros por concesión de créditos sin garantías, el caso del Ingenio “Chanmico, y
los diez mil saco de fertilizantes que habían sido donados por el Gobierno de
China, para ser comercializados entre campesinos salvadoreños a bajos costos y
mejorar con ello la producción en el agro, que fueron cometidos bajo la
administración “García Prieto”.
Numerosos casos como estos pueden seguirse mencionando, los que ocurren no
obstante que se cuenta con una entidad fiscalizadora que tiene por mandato
constitucional (Corte de Cuentas de la República, Art. 195 de la Constitución),
velar por los bienes patrimoniales del Estado, sin embargo, esta
entidad
fiscalizadora muy poco o nada ha podido hacer para probar las defraudaciones
hechas al Estado, existiendo la duda si es por lo difícil que resulta probar este tipo
de delitos o por conveniencia política, y en consecuencia, la Fiscalía General de la
República, tampoco ha podido demandar y lograr condena en estos casos, ya que
como lo establece el Art. 3, numeral 6 de la Ley Orgánica del Ministerio Público,
30
es competencia de esta institución, ejercer las acciones a que hubiere lugar para
hacer efectiva la responsabilidad civil, penal, administrativa o disciplinaria en que
hubieren incurrido los funcionarios y empleados públicos o municipales con
motivo del desempeño de sus cargos. De igual manera, le compete intervenir en
los juicios de cuentas instruidas por la Corte de Cuentas de la República, en los
casos establecidos por la ley (numeral 13 del mismo Art. de la Ley antes citada)
Esta forma de actuar, además del detrimento producido al patrimonio del Estado,
produce otro daño, y es que también defrauda la confianza del pueblo que lo
eligió, si se trata de elección popular y la credibilidad del país ante la opinión
publica internacional.
Delito de concusión. Este delito se encontraba muy arraigado en los trámites
que se efectuaban en la importación de mercaderías, era muy frecuente la
necesidad que surgía de dar una cantidad de dinero o una prenda a un Agente
Aduanal para que pudiese obtenerse con mayor agilidad el producto que se
pretendía introducir al país, mas sin embargo, no se conocieron casos en los que
alguna persona presentara demanda contra alguien que le hubiera hecho
entregar algún dinero por “favores” recibidos en ese trámite. En estos últimos
tiempos esta situación ha experimentado algunos cambios en ese sentido.
Sin embargo esta situación no ha sido única en el caso mencionado, existen otras
entidades en donde, si bien es cierto el empleado no solicita una retribución, la
práctica indica que es ese “detalle” el que un empleado espera para prestar el
servicio de manera pronta y efectiva.
No obstante a que su tipificación se encuentra claramente establecida en el Art.
327 Pn, al mencionar que, “El funcionario o empleado público, agente de
autoridad o autoridad pública que, abusando de su calidad o de sus funciones,
obligare a otro a dar o prometer a él o a un tercero, dinero u otra utilidad lucrativa,
será sancionado con prisión de tres a seis años e inhabilitación especial del cargo
o empleo por igual tiempo”.
31
Negociaciones ilícitas. En este acto se configura como delito, aquel tipo de
negocios en los cuales, el funcionario o empleado público, que valiéndose de su
cargo interviene en contratos, licitación, subasta, decisión o cualquier operación,
aprovecha tal circunstancia para forzar o facilitar cualquier forma de participar en
negocios, para obtener provecho. Tal situación se tipifica en el Art. 328 de nuestro
Código Penal.
Este tipo de delito ha querido ser controlado a través de la Ley de Adquisiciones y
Contrataciones de la Administración Pública, ya que se consideraba que este
delito se consumaba con mayor frecuencia y facilidad en la adquisición y
suministro de bienes y servicios contratados para la administración del Estado.
En este delito basta que tanto el empleado o funcionarios (corrupto), se ponga de
acuerdo con la persona que suministrará el bien o servicio (corruptor), para lograr
viciar un proceso de adquisiciones. En este caso, el que ofrece el servicio o bien,
adquiere el compromiso de pagar al que le facilitó obtener ese privilegio, que
seguramente no hubiera podido adquirir si se siguiese un correcto proceso de
selección.
Este delito es muy difícil de comprobar, puesto que implica un beneficio para
ambas partes, el suministrante gana al colocar sus productos a un precio superior
al de mercado y por otro lado gana el empleado o funcionario, ya que adquiere
beneficios por hacer o no hacer, funciones que prácticamente le competen. Para
ser descubierto y comprobado, tendría uno de ellos que confesar que ha
participado en este delito, lo cual resulta casi imposible por tratarse de uno de los
autores del delictivo.
Cohecho propio. Según Edgar Alberto Donna, al citar a Moreno, “ Al funcionario
público se le debe prohibir el recibo de obsequios, por cuanto esto constituye una
forma indirecta de captarse su voluntad e inclinarlo a favorecer a la persona que
se le dirige con esos argumentos”.19 Este planteamiento pretende tutelar la
19
Donna, Edgardo Alberto. Ob. Cit. Pág. 251
32
gestión de los funcionarios públicos, por cuanto éste debe encontrarse en
funciones para que pueda ejecutarlo.
Esta conducta, que se encuentra regulada en los Art. 330 y 331 Pn, que se
refieren a casos en los cuales un funcionario público solicitare o recibiere una
dádiva o cualquiera otra ventaja indebida o aceptare la promesa, afecta el
correcto funcionamiento de la administración pública, ya que estas dádivas se dan
en consideración al cargo que se desempeña, de tal manera que se busca que la
función que desempeña determinado funcionario o empleado dentro del Estado,
es determinante para que pueda darse esta conducta.
La función que desempeña el empleado o funcionario, tiene que ver con el valor
de la dádiva, por cuanto en esa magnitud o por la función que se medirá el “ favor”
que de él se esperaría. Este acto es consumado al recibirse la dádiva y sea
destinado para provecho propio.
En ese sentido, existen dádivas de poca cuantía pero que por su naturaleza se
prestan a que puedan ocurrir con mucha frecuencia, tales como los ocurridos en
los puestos fronterizos o aduanales, en los cuales es frecuente que se reciban
dádivas de poca cuantía. Por otro lado, existen otras transacciones de menos
frecuencia pero donde las sumas pueden ser millonarias, tales como en los casos
de las concesiones de licitaciones de gran magnitud, en donde se puede hacer
uso de maniobras dentro de los procesos de licitaciones a efecto de favorecer a
determinado oferente.
Malversación de Fondos Públicos. Este tipo de actos es de los más conocidos
y mencionados en nuestro medio, sin embargo, muchas veces se le confunde con
otros actos, de mayor gravedad, el peculado, que ya se ha desarrollado
anteriormente y que tiene implicaciones de mayor gravedad.
La malversación consiste en que los recursos que tienen un destino asignado por
la ley, reglamentos o normas, y una unidad ejecutora por destino, son invertidos
en otras actividades distintas a las que fueron aprobadas, por lo que la acción se
configura al cambiar el destino de los recursos, asignándoles otro que por lo
33
general se encuentra al interior de la misma oficina. Por lo que necesariamente
debe existir una normativa para su destino. Por lo que podría, en la malversación,
no existir un detrimento en el patrimonio del Estado ni un provecho particular del
funcionario público. Pero si existe un incumplimiento legal, al actuar separado de
lo que la norma le ha mandado ejecutar, teniendo por objeto esa norma, asegurar
que la persona que administre estos recursos, no disponga de ellos según su
arbitrio.
“La malversación de fondos tiene como objeto de tutela el patrimonio público
como sustrato esencial de los servicios públicos y la potencialidad de la
administración para cumplir los fines que le son propios depende en gran medida
del mantenimiento del sustrato patrimonial que se le atribuye, primando, desde un
concepto dinámico, la idoneidad de dicho sustrato patrimonial para llevar a cabo
las finalidades que le son propias”.20
En ese sentido, deberá entenderse que la malversación de fondos, no
necesariamente se trata de que sean tomados por el funcionario para provecho
propio o de un tercero según su voluntad, aunque si puede serlo, pero en este
caso estaríamos ante el delito de peculado, delito que como tal, se encuentra
tipificado en nuestro Código Penal.
Malversación será el uso de fondos para otras actividades estatales no
contempladas en la ley presupuestaria, pero que si podría haber sido invertido en
otras adquisiciones con fines institucionales, pero que por ese hecho de haberse
separado de lo que la ley de presupuesto le autorizó, puede constituirlo en delito.
Efectivamente, en el Art. 332, el Código Penal tipifica la malversación como el
acto en el cual, “El funcionario o empleado público, que diere a los caudales o
efectos que administra, una aplicación diferente de aquella a la que estuvieren
legalmente destinados ...”
20
Donna, Edgardo Alberto. Op. Cit. Pag. 259.
34
Con la tipificación de la malversación de los fondos, se pretende asegurar que el
dinero y los activos patrimoniales existentes que se ponen a disposición del
funcionario público, son orientados para los fines que fueron concebidos.
Enriquecimiento ilícito. Este delito parte de hechos presunciosos, ya que su
tipificación está orientada a que la persona que desempeña un cargo público, al
obtener incrementos en su patrimonio no justificados en razón de sus ingresos,
necesariamente se tratará del producto de actos de corrupción.
El Art. 333 del Código Penal, establece que, “El funcionario, autoridad o empleado
público, que con ocasión del cargo o de sus funciones obtuviere incrementos
patrimoniales no justificados …”
En nuestra legislación se cuenta también con toda una ley que regula esta
situación especial, la cual se desarrolla en la Ley de Enriquecimiento Ilícito, el cual
tiene por objeto controlar el patrimonio con que cuentan los funcionarios públicos.
Esta normativa, pretende reducir la corrupción dentro del Estado, ya que exige
que los funcionarios presenten periódicamente, el estado de su patrimonio.
2.4.3.
Delitos Cometidos por Particulares.
En nuestro Código Penal, estos actos se encuentran tipificados dentro del
Capítulo III, del Título XVI, dentro de los cuales se comprenden: Cohecho Activo,
Tráfico de Influencia, Resistencia, Desobediencia de Particulares, Desobediencia
en Violencia Intrafamiliar, y Desacato, que se encuentran tipificados en los Art.s
335 al 339 de nuestro Código Penal.
Cabe mencionar que dentro de estos delitos, la mayor atención se presta al tráfico
de influencia y el cohecho activo, ya que los otros delios son de muy poco
conocimiento en nuestro medio.
35
2.4.3.1.
Teoría del Delito.
Al igual que los delitos antes mencionados, en estos casos difícilmente puede
existir error, que sería la única forma con la cual pudiera argumentarse la
ausencia de dolo, por lo que en estos delitos, es obvio que el autor debe haber
querido hacer valer su posición para obtener provecho, por lo que ha de percibirse
un dolo directo21.
Tampoco se puede encontrar en estas figuras un acto que implique incurrir en
estos delitos, por error en la interpretación de alguna norma que deba aplicar en
el desempeño de sus funciones y como resultado de este obtenga provecho
personal o particular.
2.4.3.2.
Autoría del Delito.
A diferencia de los anteriores delitos, estos son cometidos por particulares, y no
por empleados o funcionarios públicos, por lo que son delitos comunes, y no
requieren por lo tanto tener tales categorías para cometerlos, son los delitos que
pueden ser cometidos desde fuera del aparato Estatal.
2.4.3.3.
Tentativa en el Delito.
Se considera que en estos casos es posible la existencia de tentativa, ya que el
autor puede solicitar o hacer el ofrecimiento al funcionario, habiendo ejecutado
todos los preparativos para su consumación, pero éste no resultar por la falta de
anuencia de otro, caso en el cual no se habrá de concretizar el hecho pretendido.
2.4.3.4
Incidencia del Delito en Nuestro País.
Estos delitos ocurren en nuestra sociedad como un complemento de algunos
delitos tipificados en la sección anterior, los delitos de corrupción. En éstos, se
21
Donna, Edgardo Alberto. Op. Cit. Pag. 231
36
tienen los corruptos, funcionarios que infringen la ley con la finalidad de lucrarse,
en tanto que en los delitos cometidos por particulares, podemos encontrar a los
corruptores, que son personas que desde fuera de la Administración del Estado,
hacen actos con los cuales, incurriendo en delitos, logran obtener provecho en
detrimento del Estado, dentro de ellos se tienten:
Cohecho Activo. Este delito sería como la contra parte del cohecho propio y del
cohecho impropio, desarrollado anteriormente, en este caso el servidor público
recibe del particular, un ofrecimiento de dinero u otro beneficio a cambio de un
“favor”. Este delito presenta las mismas características del cohecho propio, ya que
se refiere al mismo delito y su aplicación en nuestro país, se verá influenciado por
la confianza que se tiene en las entidades de gobierno.
En nuestro país, es frecuente encontrarse con estas situaciones, sobre todo en
las relacionadas con los procesos de licitaciones de bienes, así como en los
concursos de servicios, en los cuales el ofertante, ofrece un beneficio al
funcionario a fin de que le sea favorecido con la contratación, acto que es penado
en la Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública, pero la
pena recae sobre el funcionario que recibe el beneficio, no al corruptor.
Tráfico de influencia. Se podrá entender por tráfico de influencia, quien por si o
por persona interpuesta aceptare una promesa directa o indirecta para hacer valer
indebidamente su influencia ante un funcionario público, a fin de que éste haga,
retarde o deje de hacer algo.
Generalmente se da en casos como los de colocación de personal en oficinas
públicas, quienes no pasan por un proceso de selección y reclutamiento de
personal, en el cual se hacen recomendaciones por parte de altos funcionarios
políticos.
Otro tipo de situaciones en los que se puede apreciar este acto, es en la
adquisición de bienes y servicios en donde para adjudicar el suministro a
37
determinada empresas, para lo cual se hace caso omiso a las leyes aplicables,
entregándoles el suministro a las empresas que más les convienen.
En estos casos de tráfico de influencia, se tiene la peculiaridad de que se genera
un compromiso “moral” por parte de la persona que recibe el beneficio de ese
tráfico, lo cual puede dar origen a un círculo vicioso de compromisos entre los
diferentes funcionarios participantes.
Este acto administrativo, además de violentar las normas jurídicas existentes,
viola el sentido de ética de los servidores del Estado, al obligarlos a actuar de
manera deshonesta, aunque posiblemente no se ocasione un detrimento en el
patrimonio del Estado, pero generalmente se busca un beneficio particular.
En cuanto a los delitos de Resistencia, Desobediencia de Particulares,
Desobediencia en caso de Violencia Intrafamiliar y Desacato, son delitos de los
que muy poco se conocen en nuestro país, y por otro lado, no causan mayores
incidencias en la afectación de los bienes jurídicos de la Administración Pública.
38
CAPÍTULO III
3.1.
DERECHO COMPARADO
Haciendo uso del derecho comparado, se efectuará un pequeño estudio de la
legislación penal aplicada en España y en la República de Costa Rica, con la
finalidad de conocer la forma como en esos países se han legislado los delitos
cometidos contra el Estado.
Se han tomado esos países, por considerar que, el primero de ellos ha influido
fuertemente en materia penal en nuestro país, y el segundo de los mencionados,
por que, llama la atención que no obstante a encontrarse ubicado en la misma
región centroamericano, es considerado como un país con muy pocos problemas
delictivos dentro de su aparato estatal.
3.1.1.
España.
El Código Penal vigente en España, tiene gran similitud al aplicado en nuestro
país, incluso en su estructura, ya que, al igual que el nuestro, en los primeros
capítulos se desarrollan los principios que lo rigen, seguidos de la tipificación de
los delitos en ellos contemplados, así como de las circunstancias atenuantes y
agravantes que en ellos han de considerarse.
Se hace también, mención de las diferentes clases de penas, las que son
acreedoras de privativación de libertad y de derechos, y las que se sancionan con
multas, penas accesorias y otros tipos de responsabilidades.
En cuanto a la tutela de los bienes jurídicos, es primero en su orden, al igual que
nuestro Código, los relativos a la vida, del nacido y del no nacido, así como de la
integridad física en sus diversas formas, la libertad sexual. Siguen la protección
del patrimonio, a la propiedad y el honor de las personas.
39
Se protege además el patrimonio de la Hacienda Pública y la Seguridad Social,
los derechos de los trabajadores, delitos de falsedad. Encontramos además,
delitos contra la administración de justicia, los que atentan contra la constitución y
el orden público, delitos de traición y contra la comunidad internacional, así como
los diversos delitos sancionados como de faltas.
3.1.1.1
Los Delitos Contra los Bienes Jurídicos de la
Administración Pública.
En el Título XIX del Código Penal español, encontramos los Delitos Contra la
Administración Pública, de cuyo Código se extraen los capítulos y artículos que a
continuación se mencionan.
En el primer Capítulo, se encuentra la prevención de los funcionarios públicos y
otros comportamientos injustos, así:
Al funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución
arbitraria en un asunto administrativo. ( Art. 404).
A la autoridad o funcionario público que, en el ejercicio de su competencia y a
sabiendas de su ilegalidad, propusiere, nombrare o diere posesión para el
ejercicio de un determinado cargo público a cualquier persona sin que concurran
los requisitos legalmente establecidos para ello, la misma pena de multa se
impondrá a la persona que acepte la propuesta, nombramiento o toma de
posesión. (Arts. 405, 406).
En el Capítulo segundo, se encuentran penas ante las siguientes conductas:
Del abandono de destino y de la omisión del deber de perseguir delitos.
1. A la autoridad o funcionario público que abandonare su destino con el propósito
de no impedir o no perseguir cualquiera de los delitos comprendidos en los Títulos
XXI, XXII, XXIII y XXIV.
40
2. Las mismas penas se impondrán, respectivamente, cuando el abandono tenga
por objeto no ejecutar las penas correspondientes a estos delitos impuestas por la
autoridad judicial competente. ( Art. 407).
La autoridad o funcionario que, faltando a la obligación de su cargo, dejare
intencionadamente de promover la persecución de los delitos de que tenga noticia
o de sus responsables (Art. 408).
A las autoridades o funcionarios públicos que promovieren, dirigieren u
organizaren el abandono colectivo y manifiestamente ilegal de un servicio público.
Las autoridades o funcionarios públicos que meramente tomaren parte en el
abandono colectivo o manifiestamente ilegal de un servicio público esencial y con
grave perjuicio de éste o de la comunidad. ( Art. 409).
En el Capitulo Tercero, se sancionan las conductas relativas a la desobediencia y
denegación de auxilio., mediante las siguientes conductas:
Las autoridades o funcionarios públicos que se negaren abiertamente a dar el
debido cumplimiento a resoluciones judiciales, decisiones u órdenes de la
autoridad superior, dictadas dentro del ámbito de su respectiva competencia y
revestidas de las formalidades legales. (Art. 410).
La autoridad o funcionario público que, habiendo suspendido, por cualquier motivo
que no sea el expresado en el apartado segundo del Art. anterior, la ejecución de
las órdenes de sus superiores, las desobedeciere después de que aquéllos
hubieren desaprobado la suspensión. (Art. 411).
El funcionario público que, requerido por autoridad competente, no prestare el
auxilio debido para la Administración de Justicia u otro servicio público. Habrá
agravante si el requerido fuera autoridad, jefe o responsable de una fuerza pública
o un agente de la autoridad. ( Art. 412).
La autoridad o funcionario público que, requerido por un particular a prestar algún
auxilio a que venga obligado por razón de su cargo para evitar un delito contra la
vida de las personas, se abstuviera de prestarlo. ( Art. 412).
41
Así también, si se tratase de un delito contra la integridad, libertad sexual, salud o
libertad de las personas, será castigado con la pena de multa de doce a dieciocho
meses y suspensión de empleo o cargo público de uno a tres años. ( Art. 412).
En el caso de que tal requerimiento lo fuera para evitar cualquier otro delito u otro
mal, se castigará con la pena de multa de tres a doce meses y suspensión de
empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos años. ( Art. 412).
En el Capítulo Cuarto, se contemplan las conductas relacionadas con la
infidelidad en la custodia de documentos y de la violación de secretos:
La autoridad o funcionario público que, a sabiendas, sustrajere, destruyere,
inutilizare u ocultare, total o parcialmente, documentos cuya custodia le esté
encomendada por razón de su cargo, incurrirá en las penas de prisión de uno a
cuatro años, multa de siete a veinticuatro meses, e inhabilitación especial para
empleo o cargo público por tiempo de tres a seis años. ( Art. 413).
A la autoridad o funcionario público que, por razón de su cargo, tenga
encomendada la custodia de documentos respecto de los que la autoridad
competente haya restringido el acceso, y que a sabiendas destruya o inutilice los
medios puestos para impedir ese acceso o consienta su destrucción o
inutilización, incurrirá en la pena de prisión de seis meses a un año o multa de
seis a veinticuatro meses y, en cualquier caso, inhabilitación especial para empleo
o cargo público por tiempo de uno a tres años.
El particular que destruyere o inutilizare los medios a que se refiere el apartado
anterior, será castigado con la pena de multa de seis a dieciocho meses. ( Art.
414).
La autoridad o funcionario público no comprendido en el Art. anterior que, a
sabiendas y sin la debida autorización, accediere o permitiere acceder a
documentos secretos cuya custodia le esté confiada por razón de su cargo,
incurrirá en la pena de multa de seis a doce meses, e inhabilitación especial para
empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años. (Art. 415).
42
Serán castigados con las penas de prisión o multa inmediatamente inferiores a las
respectivamente señaladas en los tres Art.s anteriores los particulares
encargados accidentalmente del despacho o custodia de documentos, por
comisión del Gobierno o de las autoridades o funcionarios públicos a quienes
hayan sido confiados por razón de su cargo, que incurran en las conductas
descritas en los mismos. ( Art. 416).
La autoridad o funcionario público que revelare secretos o informaciones de los
que tenga conocimiento por razón de su oficio o cargo y que no deban ser
divulgados, incurrirá en la pena de multa de doce a dieciocho meses e
inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años.
Si de la revelación a que se refiere el párrafo anterior resultara grave daño para la
causa pública o para tercero, la pena será de prisión de uno a tres años, e
inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a cinco
años.
Si se tratara de secretos de un particular, las penas serán las de prisión de dos a
cuatro años, multa de doce a dieciocho meses, y suspensión de empleo o cargo
público por tiempo de uno a tres años. (Art. 417).
El particular que aprovechare para sí o para un tercero el secreto o la información
privilegiada que obtuviere de un funcionario público o autoridad, será castigado
con multa del tanto al triple del beneficio obtenido o facilitado. Si resultara grave
daño para la causa pública o para tercero, la pena será de prisión de uno a seis
años. (Art. 418).
El Capítulo Quinto, se refiere al cohecho, y en él tipifica las siguientes con
conductas:
La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un tercero,
solicitare o recibiere, por sí o por persona interpuesta, dádiva o presente o
aceptare ofrecimiento o promesa para realizar en el ejercicio de su cargo una
acción u omisión constitutivas de delito, incurrirá en la pena de prisión de dos a
seis años, multa del tanto al triple del valor de la dádiva e inhabilitación especial
para empleo o cargo público por tiempo de siete a doce años, sin perjuicio de la
43
pena correspondiente al delito cometido en razón de la dádiva o promesa. ( Art.
419).
La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un tercero,
solicite o reciba, por sí o por persona interpuesta, dádiva o promesa por ejecutar
un acto injusto relativo al ejercicio de su cargo que no constituya delito, y lo
ejecute, incurrirá en la pena de prisión de uno a cuatro años e inhabilitación
especial para empleo o cargo público por tiempo de seis a nueve años, y de
prisión de uno a dos años e inhabilitación especial para empleo o cargo público
por tiempo de tres a seis años, si no llegara a ejecutarlo. En ambos casos se
impondrá, además, la multa del tanto al triple del valor de la dádiva. ( Art. 420).
Cuando la dádiva solicitada, recibida o prometida tenga por objeto que la
autoridad o funcionario público se abstenga de un acto que debiera practicar en el
ejercicio de su cargo, las penas serán de multa del tanto al doble del valor de la
dádiva e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a
tres años. ( Art. 421).
Lo dispuesto en los Art.s precedentes será también aplicable a los jurados,
árbitros, peritos, o cualesquiera personas que participen en el ejercicio de la
función pública. ( Art. 422).
Los que con dádivas, presentes, ofrecimientos o promesas corrompieren o
intentaren corromper a las autoridades o funcionarios públicos serán castigados
con las mismas penas de prisión y multa que éstos.
Los que atendieren las solicitudes de las autoridades o funcionarios públicos,
serán castigados con la pena inferior en grado a la prevista en el apartado
anterior. (Art. 423).
Cuando el soborno mediare en causa criminal en favor del reo por parte de su
cónyuge u otra persona a la que se halle ligado de forma estable por análoga
relación de afectividad, o de algún ascendiente, descendiente o hermano, por
naturaleza, por adopción o afines en los mismos grados, se impondrá al
sobornador la pena de multa de tres a seis meses. (Art. 424).
44
La autoridad o funcionario público que solicitare dádiva o presente o admitiere
ofrecimiento o promesa para realizar un acto propio de su cargo o como
recompensa del ya realizado, incurrirá en la pena de multa del tanto al triple del
valor de la dádiva y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis
meses a tres años.
En el caso de recompensa por el acto ya realizado, si éste fuera constitutivo de
delito se impondrá, además, la pena de prisión de uno a tres años, multa de seis a
diez meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de
diez a quince años. (Art. 425).
La autoridad o funcionario público que admitiere dádiva o regalo que le fueren
ofrecidos en consideración a su función o para la consecución de un acto no
prohibido legalmente, incurrirá en la pena de multa de tres a seis meses. ( Art.
426).
Quedará exento de pena por el delito de cohecho el particular que haya accedido
ocasionalmente a la solicitud de dádiva o presente realizada por autoridad o
funcionario público y denunciare el hecho a la autoridad que tenga el deber de
proceder a su averiguación, antes de la apertura del correspondiente
procedimiento, siempre que no hayan transcurrido más de diez días desde la
fecha de los hechos. ( Art. 427).
En el Capítulo Sexto, se encuentran los delitos relativos al tráfico de influencias:
El funcionario público o autoridad que influyere en otro funcionario público o
autoridad prevaliéndose del ejercicio de las facultades de su cargo o de cualquier
otra situación derivada de su relación personal o jerárquica con éste o con otro
funcionario o autoridad para conseguir una resolución que le pueda generar
directa o indirectamente un beneficio económico para sí o para un tercero,
incurrirá en las penas de prisión de seis meses a un año, multa del tanto al doble
del beneficio perseguido u obtenido, e inhabilitación especial para empleo o cargo
público por tiempo de tres a seis años. Si obtuviere el beneficio perseguido se
impondrán las penas en su mitad superior. ( Art. 428).
45
El particular que influyere en un funcionario público o autoridad prevaliéndose de
cualquier situación derivada de su relación personal con éste o con otro
funcionario público o autoridad para conseguir una resolución que le pueda
generar, directa o indirectamente, un beneficio económico para sí o para un
tercero, será castigado con las penas de prisión de seis meses a un año, y multa
del tanto al doble del beneficio perseguido u obtenido. Si obtuviere el beneficio
perseguido se impondrán las penas en su mitad superior.
Los que, ofreciéndose a realizar las conductas descritas en los Art.s anteriores,
solicitaren de terceros dádivas, presentes o cualquier otra remuneración, o
aceptaren ofrecimiento o promesa, serán castigados con la pena de prisión de
seis meses a un año.
En cualquiera de los supuestos a que se refiere este Art., la autoridad judicial
podrá imponer también la suspensión de las actividades de la sociedad, empresa,
organización o despacho y la clausura de sus dependencias abiertas al público
por tiempo de seis meses a tres años. (Art. 430).
En el Capítulo Séptimo, se regulan la malversación, así:
La autoridad o funcionario público que, con ánimo de lucro, sustrajere o
consintiere que un tercero, con igual ánimo, sustraiga los caudales o efectos
públicos que tenga a su cargo por razón de sus funciones, incurrirá en la pena de
prisión de tres a seis años e inhabilitación absoluta por tiempo de seis a diez
años.
Se impondrá la pena de prisión de cuatro a ocho años y la de inhabilitación
absoluta por tiempo de diez a veinte años si la malversación revistiera especial
gravedad atendiendo al valor de las cantidades sustraídas y al daño o
entorpecimiento producido al servicio público. Las mismas penas se aplicarán si
las cosas malversadas hubieran sido declaradas de valor histórico o artístico, o si
se tratara de efectos destinados a aliviar alguna calamidad pública.
Cuando la sustracción no alcance la cantidad de quinientas mil pesetas, se
impondrán las penas de multa superior a dos y hasta cuatro meses, prisión de
46
seis meses a tres años y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de
seis meses a un año. ( Art. 432).
La autoridad o funcionario público que destinare a usos ajenos a la función
pública los caudales o efectos puestos a su cargo por razón de sus funciones,
incurrirá en la pena de multa de seis a doce meses, y suspensión de empleo o
cargo público por tiempo de seis meses a tres años.
Si el culpable no reintegrara el importe de lo distraído dentro de los diez días
siguientes al de la incoación del proceso, se le impondrán las penas del Art.
anterior. ( Art. 433).
La autoridad o funcionario público que, con ánimo de lucro propio o ajeno y con
grave perjuicio para la causa pública, diere una aplicación privada a bienes
muebles o inmuebles pertenecientes a cualquier Administración o Entidad estatal,
autonómica o local u Organismos dependientes de alguna de ellas, incurrirá en
las penas de prisión de uno a tres años e inhabilitación especial para empleo o
cargo público por tiempo de tres a seis años. ( Art. 434).
Las disposiciones de este capítulo son extensivas:
1.º A los que se hallen encargados por cualquier concepto de fondos, rentas o
efectos de las Administraciones públicas.
2.º A los particulares legalmente designados como depositarios de caudales o
efectos públicos.
3.º A los administradores o depositarios de dinero o bienes embargados,
secuestrados o depositados por autoridad pública, aunque pertenezcan a
particulares. (Art.435).
El Capítulo Octavo, se refiere a los fraudes y exacciones ilegales:
La autoridad o funcionario público que, interviniendo por razón de su cargo en
cualquiera de los actos de las modalidades de contratación pública o en
liquidaciones de efectos o haberes públicos, se concertara con los interesados o
usase de cualquier otro artificio para defraudar a cualquier ente público, incurrirá
47
en las penas de prisión de uno a tres años e inhabilitación especial para empleo o
cargo público por tiempo de seis a diez años. ( Art. 436).
La autoridad o funcionario público que exigiere, directa o indirectamente,
derechos, tarifas por aranceles o minutas que no sean debidos o en cuantía
mayor a la legalmente señalada, será castigado, sin perjuicio de los reintegros a
que viniere obligado, con las penas de multa de seis a veinticuatro meses y de
suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a cuatro años.
(Art. 437).
La autoridad o funcionario público que, abusando de su cargo, cometiere algún
delito de estafa o apropiación indebida, incurrirá en las penas respectivamente
señaladas a éstos, en su mitad superior, e inhabilitación especial para empleo o
cargo público por tiempo de dos a seis años. (Art. 438).
El Capitulo Noveno, se refiere a las negociaciones y actividades prohibidas a los
funcionarios públicos y de los abusos en el ejercicio de su función, así:
La autoridad o funcionario público que, debiendo informar, por razón de su cargo,
en cualquier clase de contrato, asunto, operación o actividad, se aproveche de tal
circunstancia para forzar o facilitarse cualquier forma de participación, directa o
por persona interpuesta, en tales negocios o actuaciones, incurrirá en la pena de
multa de doce a veinticuatro meses e inhabilitación especial para empleo o cargo
público por tiempo de uno a cuatro años. ( Art. 439).
Los peritos, árbitros y contadores partidores que se condujeren del modo previsto
en el Art. anterior, respecto de los bienes o cosas en cuya tasación, partición o
adjudicación hubieran intervenido, y los tutores, curadores o albaceas respecto de
los pertenecientes a sus pupilos o testamentarías, serán castigados con la pena
de multa de doce a veinticuatro meses e inhabilitación especial para empleo o
cargo público, profesión u oficio, guarda, tutela o curatela, según los casos, por
tiempo de tres a seis años. ( Art. 440).
La autoridad o funcionario público que, fuera de los casos admitidos en las Leyes
o Reglamentos, realizare, por sí o por persona interpuesta, una actividad
profesional o de asesoramiento permanente o accidental, bajo la dependencia o al
48
servicio de entidades privadas o de particulares, en asunto en que deba intervenir
o haya intervenido por razón de su cargo, o en los que se tramiten, informen o
resuelvan en la oficina o centro directivo en que estuviere destinado o del que
dependa, incurrirá en las penas de multa de seis a doce meses, y suspensión de
empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años. ( Art. 441).
La autoridad o funcionario público que haga uso de un secreto del que tenga
conocimiento por razón de su oficio o cargo, o de una información privilegiada,
con ánimo de obtener un beneficio económico para sí o para un tercero, incurrirá
en las penas de multa del tanto al triple del beneficio perseguido, obtenido o
facilitado e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos
a cuatro años. Si obtuviere el beneficio perseguido se impondrán las penas en su
mitad superior.
Si resultara grave daño para la causa pública o para tercero, la pena será de
prisión de uno a seis años, e inhabilitación especial para empleo o cargo público
por tiempo de siete a diez años. A los efectos de este Art., se entiende por
información privilegiada toda información de carácter concreto que se tenga
exclusivamente por razón del oficio o cargo público y que no haya sido notificada,
publicada o divulgada. ( Art. 442).
Será castigado con la pena de prisión de uno a dos años e inhabilitación absoluta
por tiempo de seis a doce años, la autoridad o funcionario público que solicitare
sexualmente a una persona que, para sí misma o para su cónyuge u otra persona
con la que se halle ligado de forma estable por análoga relación de afectividad,
ascendiente, descendiente, hermano, por naturaleza, por adopción, o afín en los
mismos grados, tenga pretensiones pendientes de la resolución de aquél o acerca
de las cuales deba evacuar informe o elevar consulta a su superior. ( Art. 443).
El funcionario de Instituciones Penitenciarias o de centros de protección o
corrección de menores que solicitare sexualmente a una persona sujeta a su
guarda, será castigado con la pena de prisión de uno a cuatro años, e
inhabilitación absoluta por tiempo de seis a doce años.
49
En las mismas penas incurrirán cuando la persona solicitada fuera ascendiente,
descendiente, hermano, por naturaleza, por adopción, o afines en los mismos
grados, de persona que tuviere bajo su guarda. Incurrirá, asimismo, en estas
penas cuando la persona solicitada sea cónyuge de persona que tenga bajo su
guarda o se halle ligada a ésta de forma estable por análoga relación de
afectividad. ( Art. 444).
Las penas previstas en los dos Art.s anteriores se impondrán sin perjuicio de las
que correspondan por los delitos contra la libertad sexual efectivamente
cometidos. (Art. 445).
3.1.1.2
Ventajas.
Al efectuar un análisis de los delitos contra los bienes jurídicos del Estado,
contemplados en el Código Penal español, se pueden establecer algunas
ventajas con respecto a nuestro Código.
¾ En el Código español, se tipifica como pena, los actos que un funcionario
público realice, en el ejercicio de su competencia y a sabiendas de su
ilegalidad, propusiere, nombrare o diere posesión para el ejercicio de un
determinado cargo público a cualquier persona sin que concurran los
requisitos legalmente establecidos para ello, y sanciona también al empleado
que en esta condición lo acepta.
Nuestra legislación no sanciona estos actos, por lo que son muy comunes en
la Administración Pública, y que en ciertos casos derivan en detrimento al
Estado, al contratarse personas no idóneas, dando como resultado la
prestación de servicios deficientes a la población.
¾ El Código español, también sanciona con penas de prisión o multa a los
particulares encargados accidentalmente del despacho o custodia de
documentos, por comisión del Gobierno o de las autoridades o funcionarios
públicos a quienes hayan sido confiados por razón de su cargo, que incurran
50
en las conductas destrucción o sustracción de documentos o permitan que
otros lo hicieren. ( Art. 416).
Nuestro Código, no contempla penalmente estas conductas que posibles
particulares pudieras efectuar, no obstante al riesgo que ello representa en
determinados casos.
¾ En el código español, se tipifica como delito el hecho de que un funcionario
público reciba el ofrecimiento de una dádiva, sin necesidad de que se presente
la conducta activa del funcionario de pedirla. ( Art. 419).
Nuestro Código tipifica la conducta activa de pedir la dádiva por sí o por medio
de otra persona. Es interesante la tipificación de aceptar el ofrecimiento, ya
que con ellos se estaría previniendo una conducta del funcionario que pudiera
dar lugar a un particular de hacer el ofrecimiento.
¾ A manera de estímulo para un particular, el Código español deja exento de
pena por el delito de cohecho al particular que haya accedido ocasionalmente
a la solicitud de dádiva o presente realizar por autoridad o funcionario público y
denunciare el hecho a la autoridad que tenga el deber de proceder a su
averiguación.
En nuestro Código, este estímulo no existe, para que un particular pueda
denunciar ante autoridad competente, algún ilícito que de lugar a investigar el
desempeño de un funcionario público.
¾ En el Código español, se estable de manera expresa, penas, para el
funcionario de Instituciones Penitenciarias o de centros de protección o
corrección de menores que solicitare sexualmente a una persona sujeta a su
guarda. Es de resaltar que esta pena se aplica sin perjuicio de la aplicación de
las otras penas a que dieran lugar bajo la tipificación de las leyes especiales.
Esta pena es de mucha importancia que sea expresada de esta forma, ya que
en nuestro Código Penal, situaciones como estas son tipificadas de forma
general, bajo el título de Acoso sexual.
51
3.1.1.3.
Desventajas.
Dentro de las desventajas del Código Penal español con respecto al nuestro, se
pueden observar las siguientes:
¾ El Código español, si bien es cierto es bastante amplio en los delitos que
tipifica contra la Administración Pública, no se encuentra ordenado de manera
precisa.
El Código salvadoreño hace una ordenación, clasificando claramente los
diferentes tipos penales en la Administración Pública.
¾ El Código español causa ciertas confusiones entre el delito de malversación y
el de peculado, al tipificarlo como la sustracción de recursos del Estado para
provecho particular, al establecer que, el funcionario público que, con ánimo
de lucro, sustrajere o consintiere que un tercero, con igual ánimo, sustraiga los
caudales o efectos.
Nuestro código penal, establece claras diferencias entre la malversación y el
peculado. El primero de éstos se refiere a un uso no autorizado, pero sin ser
sustraído para fines particulares, en tanto el peculado, se refiere a la
sustracción de fondos para usos particulares.
¾ El Código español no contempla epígrafes por cada uno de los Artículos de
que consta.
El Código salvadoreño tiene en cada uno de los Artículos, un epígrafe que le
permite identificar con facilidad cada tipo penal que en él se contemplan.
3.1.2. Costa Rica.
El Código Penal costarricense tiene una gran similitud al vigente en nuestro país,
lo cual es una de las razones que motivó a considerarlo en nuestro estudio, ya
52
que no obstante su parecido, los actos delictivos que lesionan los bienes jurídicos
de la Administración Pública de ese país, no son muy conocidos, cuando menos a
nivel de noticia.
En el libro primero se refiere a lo que es la Ley Penal, los hechos punibles, del
autor, de las penas, de la extinción de la acción pena, de la pena y de las medidas
de seguridad, de consecuencias civiles del hecho punible. El libro segundo se
refiere a los delitos contra la buena fe de los negocios, la seguridad común, la
tranquilidad pública, la seguridad de la nación, los poderes públicos y el orden
constitucional, la autoridad pública, la administración de justicia, los deberes de la
función pública, la fe pública, los derechos humanos. El tercer libro se refiere a las
contravenciones contra la persona, el honor, las buenas costumbres, el estado
civil, la inviolabilidad de terrenos, la propiedad, patrimonio y el orden público.
3.1.2.1
Los Delitos Contra los Bienes Jurídicos de la
Administración Pública.
El título XV del Código Penal costarricense, regula los Delitos Contra los Deberes
de la Función Pública, Sección I, regula los Abusos de Autoridad, así:
Abuso de Autoridad. Será reprimido con treinta a noventa días multa, el
funcionario público, que, abusando de su cargo, ordenare o cometiere cualquier
acto arbitrario en perjuicio de los derechos de alguien. (Art. 331).
Incumplimiento de deberes. Será reprimido con veinte a sesenta días multa, el
funcionario público que ilegalmente omitiere, rehusare hacer o retardare algún
acto propio de función. (Art. 332).
Denegación de auxilio. Será reprimido con prisión de tres meses a dos años el
jefe o agente de la fuerza pública, que rehusare, omitiere o retardare la prestación
de un auxilio legalmente requerido por autoridad competente. (Art. 333).
Requerimiento de fuerza contra actos legítimos. Será reprimido con prisión de
tres meses a tres años, el funcionario público que requiriere la asistencia de la
53
fuerza pública contra la ejecución de disposiciones u órdenes legales de la
autoridad o de sentencias o de mandatos judiciales. (Art. 334).
Nombramientos ilegales. Será reprimido con treinta a noventa días multa el
funcionario público que propusiere o nombrare para cargo público a persona en
quien no concurrieren los requisitos legales. (Art. 337).
Violación de fueros. Será reprimido con treinta a cien días multa, el funcionario
público que, en el arresto o formación de causa contra una persona con privilegio
de antejuicio, no guardare la forma prescrita en la Constitución o las leyes
respectivas. (Art. 338).
Divulgación de secretos. Será reprimido con prisión de tres meses a dos años el
funcionario público que divulgare hechos, actuaciones o documentos, que por la
ley deben quedar secretos. (Art. 339).
En cuanto a los delitos cometidos por particulares, el Código Costarricense los
contempla como, Corrupción de Funcionarios, en la sección segunda del Capítulo
XV:
Cohecho impropio. Será reprimido con prisión de seis meses a dos años, el
funcionario público que, por sí o por persona interpuesta, recibiere una dádiva o
cualquier otra ventaja indebida o aceptare la promesa de una retribución de esa
naturaleza para hacer un acto propio de sus funciones. (Art. 340).
Cohecho propio. Será reprimido, con prisión de dos a seis años y con
inhabilitación para el ejercicio de cargos y empleos públicos de diez a quince
años, el funcionario público que por sí o por persona interpuesta, recibiere una
dádiva o cualquier otra ventaja o aceptare la promesa directa o indirecta de una
retribución de esa naturaleza para hacer un acto contrario a sus deberes o para
no hacer o para retardar un acto propio de sus funciones. (Art. 341).
Corrupción agravada. Si los hechos a que se refieren los dos Artículos
anteriores tuvieren como fin el otorgamiento de puestos públicos, jubilaciones,
54
pensiones, o la celebración de contratos en los cuales esté interesada la
administración a la que pertenece el funcionario, la pena de prisión será:
1) En el caso del Art. 338, de uno a cinco años;
2) En el caso del Art. 339, de tres a diez años. (Art. 342).
Aceptación de dádivas por un acto cumplido, Será reprimido, según el caso,
con las penas establecidas en los Art.s 338 y 339 disminuidas en un tercio, el
funcionario público que, sin promesa anterior, aceptare una dádiva o cualquier
otra ventaja indebida por un acto cumplido u omitido en su calidad de funcionario.
(Art. 343).
Corrupción de Jueces. En el caso del Art. 339, la pena será de cuatro a doce
años de prisión, si el autor fuere Juez o un árbitro y la ventaja o la promesa
tuviere por objeto favorecer o perjudicar a una parte en el trámite o la resolución
de
un
proceso,
aunque
sea
de
carácter
administrativo.
Si la resolución injusta fuere una condena penal a más de ocho años de prisión, la
pena será de prisión de cuatro a ocho años. (Art. 344).
Penalidad del corruptor. Las penas establecidas en los cinco Art.s anteriores
son aplicables al que diere o permitiere al funcionario público una dádiva o la
ventaja indebida. (Art. 345).
Enriquecimiento ilícito. Será reprimido con prisión de seis meses a dos años, el
funcionario público que sin incurrir en un delito más severamente penado:
1) Aceptare una dádiva cualquiera o la promesa de una dádiva para hacer valer la
influencia derivada de su cargo ante otro funcionario, para que éste haga o deje
de hacer algo relativo a sus funciones;
2) Utilizare con fines de lucro para sí o para un tercero, informaciones o datos de
carácter reservado de los que haya tomado conocimiento en razón de su cargo;
55
3) Admitiere dádivas que le fueren presentadas u ofrecidas en consideración a su
oficio, mientras permanezca en el ejercicio del cargo; y
4) No justificare, al ser debidamente requerido, la procedencia de un incremento
considerable a su patrimonio posterior a la asunción de un cargo público. (Art.
346).
Negociaciones incompatibles. Será reprimido con prisión de uno a cuatro años,
el funcionario público que, directamente, por persona interpuesta o por acto
simulado, se interesare en cualquier contrato u operación en que intervenga por
razón de su cargo.
Esta disposición es aplicable a los árbitros, amigables componedores, peritos,
contadores, tutores, albaceas, curadores, con respecto a las funciones cumplidas
en el carácter de tales. (Art. 347).
En la Sección Tercera, del mismo Capitulo, regula los delitos de Concusión y
Exacción, así:
Concusión. Se impondrá prisión de dos a ocho años, el funcionario público que,
abusando de su calidad o de sus funciones, obligare o indujere a alguien a dar o
prometer indebidamente, para sí o para un tercero, un bien o un beneficio
patrimonial. (Art. 348).
Exacción ilegal. Será reprimido con prisión de un mes a un año el funcionario
público que abusando de su cargo, exigiere o hiciere pagar o entregar una
contribución o un derecho indebido o mayores que los que corresponden. (Art.
349).
En la Sección IV, de este mismo Capítulo, sanciona los delitos de Prevaricato y
Patrocinio Infiel, así:
56
Prevaricato. Se impondrá prisión de dos a seis años al funcionario judicial o
administrativo que dictare resoluciones contrarias a la ley o las fundare en hechos
falsos.
Si se tratare de una sentencia condenatoria en causa criminal, la pena será de
tres a quince años de prisión.
Lo dispuesto en el párrafo primero de este Art. será aplicable en su caso, a los
árbitros y arbitradores. (Art. 350).
Patrocinio infiel. Será reprimido con prisión de seis meses a tres años el
abogado o mandatario judicial que perjudicare los intereses que le han sido
confiados sea por entendimiento con la otra parte, sea de cualquier otro modo.
(Art. 351).
Doble representación. Será reprimido con quince a sesenta días multa, el
abogado o mandatario judicial que, después de haber asistido o representado a
una parte, asumiere sin el consentimiento de ésta, simultánea o sucesivamente la
defensa o representación de la contraria en la misma causa. (Art. 352).
Sujetos equiparados. Las disposiciones de los dos Artículos anteriores serán
aplicables a los asesores y demás funcionarios encargados de emitir su dictamen
ante las autoridades. (Art. 353).
La Sección V, del referido Capítulo, se refiere a los delitos de Peculado y
Malversación.
Peculado. Será reprimido con prisión de tres a doce años, el funcionario público
que sustrajere o distrajere dinero o bienes cuya administración, percepción o
custodia
le
haya
sido
confiada
por
razón
de
su
cargo.
Y con prisión de tres meses a dos años el que empleare en provecho propio o de
terceros trabajos o servicios pagados por la Administración Pública. (Art. 354).
57
Facilitación culposa de substracciones. Será reprimido con treinta a ciento
cincuenta días multa, el funcionario público que por culpa hubiere hecho posible o
facilitado que otra persona sustrajere el dinero. (Art. 355).
Será reprimido con treinta a noventa días multa, el funcionario público que
teniendo fondos expeditos, demorare injustificadamente un pago ordinario
decretado por la autoridad competente o no observare en los pagos las
prioridades establecidas por la ley o sentencias judiciales o administrativas. (Art.
357).
En la misma pena incurrirá el funcionario público que requerido por la autoridad
competente, rehusare entregar una cantidad o efecto depositado o puesto bajo su
custodia o administración. (Art. 357).
En la Sección VI, se establecen las disposiciones comunes a los delitos
contemplados en los tres Títulos anteriores, así:
Delitos cometidos por funcionarios públicos. Cuando quien cometiere los
delitos contra la autoridad pública, contra la administración de justicia o contra los
deberes de la función pública fuere un empleado o funcionario público, quedan los
jueces facultados para imponer además de las penas consignadas en cada caso,
las de inhabilitación absoluta o especial en el tanto que estimen pertinente, de
acuerdo con la gravedad del hecho y dentro de los límites fijados para esta pena.
(Art. 358).
3.1.2.2.
Ventajas.
Resulta difícil estableces ventaja, así como desventajas entre el Código Penal
aplicado en Costa Rica y el vigente en nuestro país, ya que son muy similares en
su contenido, más sin embargo se mencionan las siguientes ventajas:
58
¾ El Código costarricense, tipifica como delito, los nombramientos ilegales, para
cargo público a persona en quien no concurrieren los requisitos legales. (Art.
337).
Nuestro Código no tipifica como delito, esta conducta, de nombrar en un cargo
a funcionario o empleado sin que éste cumpla con la condición necesaria para
desempeñar el cargo con la eficiencia deseada. Este acto, es tipificado por el
Código español, resulta curioso que el nuestro no lo haya considerado, ya que
esto es de mucha práctica en nuestra administración pública, y que deriva en
deficiencia en el desempeño de las funciones encomendadas.
¾ El Código costarricense, en cuanto al delito de enriquecimiento ilícito, define
los actos que pueden concurrir para la existencia de este delito, como: 1)
Aceptare dádiva para hacer valer la influencia derivada de su cargo ante otro
funcionario, para que éste haga o deje de hacer algo relativo a sus funciones;
2) Utilizare con fines de lucro para sí o para un tercero informaciones o datos
de carácter reservado de los que haya tomado conocimiento en razón de su
cargo; 3) Admitiere dádivas que le fueren presentadas u ofrecidas en
consideración a su oficio, mientras permanezca en el ejercicio del cargo. (Art.
346).
Nuestro Código Penal, únicamente menciona la posibilidad de un incremento
no justificado en el patrimonio, sin mencionar las posibles causas que lograron
ese incremento del patrimonio no justificado.
¾ El Código Penal de Costa Rica, sanciona al funcionario público que teniendo
fondos expeditos, demorare injustificadamente un pago ordinario decretado
por la autoridad competente o no observare en los pagos las prioridades
establecidas por la ley o sentencias judiciales o administrativas. (Art. 357), así
como al funcionario público que requerido por la autoridad competente,
rehusare entregar una cantidad o efecto depositado o puesto bajo su custodia
o administración. (Art. 357).
59
El Código Penal salvadoreño, no penaliza las conductas de funcionarios que,
sin causa y con existencia de disponibilidad de fondos, no precede a efectuar
los pagos que ya han sido autorizados para tales efectos. Esta condición hace
que muchos de esos actos ocurran en la administración pública y que afectan
el desempeño eficiente de las entidades del Estado.
3.1.2.3.
Desventajas.
Dentro de las desventajas que podemos señalar al Código Penal costarricense,
con respecto a nuestro código penal, se tienen:
¾ La mayoría de las sanciones tipificadas contra actos que atentan contra los
bienes de la Administración Pública, el Código de Costa Rica, los penaliza con
sanciones menos severas que las que sanciona nuestro Código, tales como:
Abuso de Autoridad. Se reprime con treinta a noventa días multa, (Art. 331).
Enriquecimiento ilícito. Será reprimido con prisión de seis meses a dos años.
(Art. 346).
Cohecho propio. Será reprimido, con prisión de dos a seis años (Art. 341).
Peculado. Será reprimido con prisión de tres a doce años. (Art. 354).
En nuestro Código Penal, se tienen sanciones mayores, lo que puede ser
reflejo de una necesidad por reprimir actos que han ocurrido con mayor
frecuencia o tenemos una mayor susceptibilidad a que se comentan, así como:
Actos arbitrarios, son sancionados con prisión de dos a cuatro años (Art. 320).
Peculado. Se sanciona con prisión de cinco a diez años e inhabilitación
especial del cargo o empleo por el mismo tiempo (Art. 325).
60
Enriquecimiento ilícito, se sanciona con prisión de tres a diez años (Art. 333).
Cohecho Activo, es sancionado con prisión de seis a diez años (Art. 335).
¾ El Código de Costa Rica, incluye dentro de los delitos de contra los Deberes
de la Función Pública, incluye los relativos con la Administración de Justicia,
tales como, los delitos de Corrupción de Jueces. (Art. 344); Prevaricato y el
Patrocinio Infiel (Arts. 350 y 351).
En nuestro Código Penal, los delitos relativos a la Administración de justicia,
se encuentran separados de los delitos relativos a la Administración de
Pública. (Título XV)
61
CAPITULO IV
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.
5.1.
CONCLUSIONES.
Con base a los resultados de la investigación realizada, es posible concluir que se
logró abordar el problema planteado como motivo del trabajo de investigación,
lográndose de igual manera, los objetivos previamente establecidos, así:
2.
La protección a los bienes jurídicos de la Administración Pública, ha sido
interés de los pueblos desde los inicios de la conformación de los Estados.
En ese sentido, nuestra legislación penal, contempla la protección a una
serie de bienes jurídicos que son esenciales para el normal y correcto
desempeño de sus atribuciones, los que podemos clasificar en los
siguientes:
a)
Los bienes jurídicos que protegen el correcto desempeño de las
funciones de la Administración Pública. En ellos encontramos los
delitos relativos a los Abusos de Autoridad: Actos arbitrarios;
Incumplimiento de deberes; Desobediencia; Denegación de auxilio;
Revelación de hechos, actuaciones y documentos secretos por
empleado oficial. Así también se incluyen en éstos los relativos a
aquellos cometidos por particulares.
En estas figuras delictivas se puede observar el interés del legislador
por tutelar, como bien jurídico, el eficiente desempeño de los
servidores de la Administración Pública, ya que al no desempeñarse
correctamente, impactan en forma negativa en los servicios que
deben prestar al público.
62
Esto implicaría que el Estado, estaría incurriendo en pagos a
funcionarios que no están desempeñando, correctamente las
funciones para las cuales han sido contratados, lo que en
determinadas circunstancias derivan en erogaciones que el Estado
tiene que cubrir por demandas interpuestas en su contra, que han
sido motivados por que alguno de sus funcionarios no actuó con
diligencia ni apego a derecho.
b)
Se tienen también, los que protegen, como bien jurídico de la
Administración Pública, es el patrimonio de las entidades del Estado,
contemplados como Delitos de Corrupción, en los que encontramos:
el Peculado, Concusión, Negociaciones ilícitas, Exacción, Cohecho,
Malversación, Enriquecimiento ilícito, Infidelidad en la Custodia de
Registros y Documentos Públicos.
Con la tipificación de estos actos, se puede observar que el bien
jurídico que se está tutelando, es el patrimonio de la Administración
Pública, al tipificar aquellas actuaciones que den como resultado un
detrimento en el patrimonio del Estado, y que son un medio directo
con los cuales se estaría dañando los intereses de la Administración
Pública.
Estos actos son los que con mayor frecuencia se presentan en
nuestro país, ya que son actos con los que en forma directa se
logran beneficios particulares, ya sea de los mismos empleados y
funcionarios o en aquellos que tienen una vinculación directa con
ellos, al trasladar los recursos del Estado al patrimonio particular de
éstos.
2. La protección a los bienes jurídicos de la Administración Pública, son actos
indispensables para el desarrollo de las funciones encomendadas a los
diferentes Órganos y entidades del sector público, éstos bienes se encuentran
protegidos por entidades que el mismo Estado ha creado para su protección:
63
c)
La Fiscalía General de la República, la cual tiene definidas dentro de
sus atribuciones, ejercer las acciones a que hubiere lugar para hacer
efectiva la responsabilidad civil, penal, administrativa o disciplinaria en
que hubieren incurrido los funcionarios y empleados públicos o
municipales con motivo del desempeño de sus cargos (Art. 3, numeral 6
de la Ley Orgánica del Ministerio Público), e Intervenir en los juicios de
cuentas instruidas por la Corte de Cuentas de la República, en los
casos establecidos por la ley (numeral 13 del mismo Art. de la Ley antes
citada)
Es esta la entidad competente para seguir los procesos judiciales en
contra de quienes hayan incurrido en un ilícito que lesionan uno de los
bienes jurídicos de la Administración Pública.
d)
La otra entidad responsable por la vigilancia del respeto a los bienes
jurídicos de la Administración Pública, es la Corte de Cuentas de la
República, el organismo encargado de fiscalizar, en su doble aspecto
administrativo y jurisdiccional,
la Hacienda pública en general y la
ejecución del Presupuesto en particular, así como la gestión económica
de las entidades (Art. 1 de la Ley de la Corte de Cuentas de la
República)
Como se puede observar, la institución antes mencionada es la que
tiene por finalidad velar por la tutela de los bienes patrimoniales del
Estado, así como del desempeño de las funciones que las diferentes
entidades de la Administración Pública, por mandato de ley, están
obligados a realizar para el servicio de la ciudadanía.
La Corte de Cuentas es la que mayor desempeño tiene en la vigilancia
de los bienes patrimoniales del Estado, ya que su labor es enfocada
directamente a la custodia de esos bienes, por medio de su función de
auditoría, en sus modalidades de auditoría financiera y de gestión, con
lo que se pretende que los recursos con los que cuentan las entidades
64
del sector público, no sean sustraídos para fines particulares, ajenos de
los fines para los cuales fueron aportados.
Es en ese sentido que desempeña una función muy importante, puesto
que por ley le corresponde, además de velar porque lo recursos del
Estado sean utilizados con transparencia, su vigilancia se extiende a la
eficiencia y eficacia con que sus servidores deban desempeñar las
funciones para las que han sido contratados, con lo que se pretende se
logran los objetivos institucionales.
Sin embargo es importante mencionar que, los funcionarios que dirigen
estas entidades, son de elección secundaria, es decir, son elegidos por
los Diputados que se encuentran en funciones en la Asamblea
Legislativa, lo que necesariamente hace que los funcionarios electos,
pertenezcan a la clase política de nuestro país, lo que en cierta medida
limita o sesga el trabajo que éstos puedan efectuar en esas entidades.
3.
Se cuenta con una legislación penal que tipifica ciertas conductas de
servidores de la Administración Pública, así como de particulares que
lesionan bienes jurídicos de ésta. Dentro de las sanciones se encuentran:
para los servidores públicos, y según sea el caso, se encuentran aplicación
de multas, destituciones o suspensión en el cargo y prisión.
Para los particulares que incurran en delito cometido contra un bien jurídico
de la Administración Pública, su sanción será de multa o prisión, según sea
el caso.
65
5.2.
RECOMENDACIONES.
No obstante a que el Estado salvadoreño cuenta con entidades, cuyas funciones
son el vigilar la tutela de los bienes jurídicos de la Administración Pública, así
como la normativa penal necesaria para garantizar que éstos sean respetados, es
de todos conocido que estos actos continúan sucediendo, y si bien es cierto
mucho se ha avanzado en ese sentido, los escándalos, sobre todo en hechos
relacionados a actos de corrupción continúan siendo noticia, por lo que, en este
trabajo se recomienda:
1.
Que los mecanismos de elección para los funcionarios que se encuentren al
frente de las entidades que tienen la obligación de garantizar el respeto a los
bienes jurídicos de la Administración Pública, sean modificados, y que éstos
provengan de instituciones que se encuentran al interior de la sociedad, tales
como Asociaciones y Colegios de Profesionales, tanto de Derecho como de
la Contaduría Pública, a fin de evitar en extremo las influencias partidarias
que hoy en día se cuenta.
2.
Debido a que en la actualidad, la Corte de Cuentas desarrolla una doble
función, administrativa y jurisdiccional, se recomienda que esta segunda
atribución, sea trasladada por completo a la Fiscalía General de la
República, ya que es ésta, la que en nuestra legislación le compete el
seguimiento de procesos judiciales en contra de quienes lesionan los bienes
jurídicos. La Fiscalía cuenta además, con las potestades de investigar los
hechos tipificados como actos delictivos, por
lo que está dotada de los
medios necesarios para efectuar las funciones investigativas.
3.
Que la persecución de actos delictivos, productos de la lesión a un bien
jurídico de la Administración Pública, sean juzgados con transparencia,
desvinculando los intereses de la clase política, de los procesos judiciales a
que dieran lugar, a fin de lograr la aplicación de la ley a quienes hayan
cometido hechos delictivos.
66
4.
Es procedente recomendar que se legisle, en el sentido de establecer por
mandato de Ley, que en aquellos casos en los cuales el Estado esté ante
una resolución condenatoria, en la cual deba pagar indemnización por daños
y perjuicios causados a un particular, derivados de una acción negligente o
por abuso de autoridad por parte de un funcionario, sea éste quien deba ser
condenado al pago de ello, y no que sea el Estado el que deba responder
directamente por los daños causados.
5.
Adicionalmente, se implementen, dentro de la formación de las futuras
generaciones, valores éticos, que permitan desarrollar en la persona, un
verdadero sentido de nación, para que exista en el futuro de los
salvadoreños, el deseo por trabajar para hacer de El Salvador, un país
verdaderamente próspero, anteponiendo a los intereses particulares, los
intereses de la sociedad.
Esta recomendación sería posible, si se incorporan dentro de los planes de
estudio, a todo nivel, desde el básico hasta la educación superior,
asignaturas que desarrollen los valores éticos y morales de los estudiantes,
orientándolos a que sean aplicados en la vida cotidiana de cada uno de ellos.
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