UNIVERSIDAD FRANCISCO GAVIDIA FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS MONOGRAFÍA “DELITOS CONTRA LOS BIENES JURÍDICOS DEL ESTADO” ( Sobre los Delitos Relativos a la Administración Pública ) PRESENTADO POR: HERBERTH ARNOLDO RAMOS FERNANDEZ PARA OPTAR AL GRADO ACADÉMICO DE: LICENCIATURA EN CIENCIAS JURÍDICAS ASESOR: LIC. WILBER ALEXANDER ROQUE BONILLA MARZO 2006 SAN SALVADOR EL SALVADOR CENTROAMÉRICA UNIVERSIDAD FRANCISCO GAVIDIA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS AUTORIDADES RECTOR: ING. MARIO ANTONIO RUÍZ RAMÍREZ VICE-RECTORA DRA. LETICIA ANDINO DE RIVERA SECRETARIA GENERAL LICDA. TERESA DE JESÚS GONZÁLEZ DE MENDOZA DECANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS LIC. JUAN JOSÉ ZALDAÑA LINARES SAN SALVADOR EL SALVADOR CENTROAMÉRICA i ÍNDICE INTRODUCCIÓN CAPÍTULO I ............................................................................................................ 1 I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS. ................................................................ 1 CAPÍTULO II ......................................................................................................... 14 2.1. DELITOS CONTRA LOS BIENES JURÍDICOS DEL ESTADO EN EL SALVADOR................................................................................................ 14 2.2. Los Bienes Jurídicos........................................................................................... 18 2.3. Los Bienes Jurídicos del Estado........................................................................ 19 2.4. Delitos Relativos a la Administración Pública. ................................................. 20 2.4.1. Delitos relativos a Abusos de Autoridad. ...................................................20 2.4.1.1. Teoría del delito. ........................................................................................21 2.4.1.2. Autoría del delito. .......................................................................................22 2.4.1.3. Tentativa del delito. ....................................................................................22 2.4.1.4. Incidencia del delito en nuestro país..........................................................23 2.4.2. Delitos relativos a actos de Corrupción......................................................24 2.4.2.1. Teoría del delito. ........................................................................................24 2.4.2.2. Autoría del Delito........................................................................................24 2.4.2.3. Tentativa del delito. ....................................................................................25 2.4.2.4. Incidencia en nuestro país. ........................................................................26 2.4.3. Delitos Cometidos por Particulares...........................................................34 2.4.3.1. Teoría del Delito.........................................................................................35 2.4.3.2. Autoría del Delito........................................................................................35 2.4.3.3. Tentativa en el Delito. ................................................................................35 2.4.3.4 Incidencia del Delito en Nuestro País. .......................................................35 CAPÍTULO III ........................................................................................................ 37 3.1. DERECHO COMPARADO ........................................................................ 38 3.1.1. España. ................................................................................................................ 38 3.1.1.1 Los Delitos Contra los Bienes Jurídicos de la Administración Pública. .....39 3.1.1.2 Ventajas. ....................................................................................................49 3.1.1.3. Desventajas. ..............................................................................................51 3.1.2. Costa Rica. ........................................................................................................... 51 3.1.2.1 Los Delitos Contra los Bienes Jurídicos de la Administración Pública. .....52 3.1.2.2. Ventajas. ....................................................................................................57 3.1.2.3. Desventajas. ..............................................................................................59 CAPÍTULO IV........................................................................................................ 60 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES. ................................................................... 61 5.1. CONCLUSIONES. ................................................................................................. 61 5.2. RECOMENDACIONES.......................................................................................... 64 BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 67 ANEXOS: AyB ii INTRODUCCIÓN Para desarrollar el presente trabajo de Monografía sobre los Delitos contra los Bienes Jurídicos del Estado, fue necesario delimitarlo a los Delitos relacionados con la Administración Pública, siendo para ello necesario partir de un diagnóstico que define el planteamiento del problema en estudio. La comisión de delitos son actos causantes de daño a otras personas, sean éstas naturales o jurídicas, se ejecutan con la intensión de causar el daño y éstos se encuentran tipificados en el Código Penal vigente. En tal sentido, los delitos cometidos contra los bienes del Estado, nuestro Código Penal los contempla en el Título XVI, DELITOS RELATIVOS A LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, desagregados en: Primeramente se encuentran los de Abusos de Autoridad, y los de la Corrupción. Dada la naturaleza de los mencionados delitos, según los contempla nuestro Código Penal vigente, son cometidos por funcionarios o empleados de la Administración Pública, y cuya transgresión afecta, tanto a los administrados como a los bienes jurídicos del Estado. En segundo lugar encontramos los Delitos Cometidos por Particulares, éstos son ejecutados por personas que no pertenecen a la Administración Pública, es decir, son cometidos por personas particulares, a los que también se les conoce como corruptores. Como se puede apreciar en nuestro Código Penal vigente, existen penas para aquellos, que de alguna manera causan detrimento a los bienes del Estado, observándose además, que existen los instrumentos e instituciones necesarias para velar por la tutela de esos bienes. iii Sin embargo, como problema se plantea aquí que, a pesar de lo mencionado anteriormente, es conocido por “voz popular” y por algunos medios periodísticos, la persistencia de hechos delictivos contra esos bienes tutelados, los que, no obstante a encontrarse tipificados en nuestro Código Penal, y a la existencia de entidades responsables de velar por su tutela, muchos delitos de esta naturaleza no son penados. A efecto de hacer un estudio al mencionado problema, para el desarrollo del presente trabajo se plantean los siguientes objetivos: Como objetivo general, se pretende estudiar la efectividad con la que los bienes jurídicos de la Administración Pública, son protegidos por el Estado salvadoreño. En cuanto a los objetivos específicos, se plantean: a) Determinar la clasificación de los bienes jurídicos en El Salvador. b) Identificar las instituciones competentes para conocer de los delitos cometidos contra los bienes jurídicos tutelados a favor de la Administración Pública. c) Verificar los diferentes tipos de sanciones aplicables a quienes cometen delitos contra los bienes de la Administración Pública. Para el logro de los mencionados objetivos, se ha desarrollado, como primer capítulo, un Antecedente Histórico, que permite conocer la evolución que la tipificación de los delitos ha tenido a través del tiempo, iniciando éstos desde las épocas primitivas, jurídicamente hablando, hasta la legislación mas reciente. De igual manera permite conocer, cómo se ha venido configurando la tutela de los bienes jurídicos del Estado. En un segundo capítulo, se plantean los delitos contra los bienes jurídicos del Estado salvadoreño, y dentro de ellos los que afectan a la Administración Pública. iv Aquí se desarrollan los delitos establecidos en nuestro Código Penal vigente, haciendo mención de la teoría del delito en el cual se enmarcan, su autoría, su aceptación o no de tentativa y cuáles son sus incidencias en nuestro país. A efecto de ilustrar el tema en cuestión y obtener conocimiento de cómo otros países tutelan los bienes jurídicos de la Administración Pública, en el Capítulo Tercero se hace uso del Derecho Comparado, tomando como países de referencia España y Costa Rica, dado la cercanía con nuestro país, en el primero y la influencia que sobre el derecho salvadoreño ha tenido el segundo. Se hace de los Códigos Penales de esos países, una revisión de los delitos en ellos tipificados, que afectan los bienes jurídicos del Estado, en el que aplican y se plantean también una comparación entre los tipos penales con los que nuestro Código contempla. Finalmente, en el Capítulo Cuarto, se han desarrollado las conclusiones y recomendaciones, con lo que se deja constancia de la solución al problema planteado inicialmente, así como la consecución de los objetivos fijados al principio de esta actividad investigativa. v RESUMEN A pesar que nuestro Código Penal contempla penas para aquellos, que de alguna manera causan detrimento a los bienes del Estado, observándose además, que existen los instrumentos e instituciones necesarias para velar por la tutela de esos bienes, es conocida, por “voz popular” y por algunos medios periodísticos, la persistencia de hechos delictivos contra esos bienes tutelados. Como objetivo general, se pretende estudiar la efectividad con la que los bienes jurídicos de la Administración Pública, son protegidos por el Estado salvadoreño. En cuanto a los objetivos específicos, se plantean: d) Determinar la clasificación de los bienes jurídicos en El Salvador. e) Identificar las instituciones competentes para conocer de los delitos cometidos contra los bienes jurídicos tutelados a favor de la Administración Pública. f) Verificar los diferentes tipos de sanciones aplicables a quienes cometen delitos contra los bienes de la Administración Pública. Como conclusiones de la presente investigación, se plantean las siguientes, así: 1. En nuestra legislación penal, se contempla la protección a una serie de bienes jurídicos que son esenciales para el normal y correcto desempeño de sus atribuciones, los que podemos clasificar en los siguientes: a) Los bienes jurídicos que protegen el correcto desempeño de las funciones de la Administración Pública. En ellos encontramos los delitos relativos a los Abusos de Autoridad. Así también se incluyen en éstos los relativos a aquellos cometidos por particulares. En estas figuras delictivas se puede observar el interés del legislador por tutelar, como bien jurídico, el eficiente desempeño de los servidores de la Administración Pública, ya que al no desempeñarse correctamente, impactan en forma negativa en los servicios que deben prestar al público. vi b) Se tienen también, los que protegen, como bien jurídico de la Administración Pública, es el patrimonio de las entidades del Estado, contemplados como Delitos de Corrupción. Estos actos son los que con mayor frecuencia se presentan en nuestro país, ya que son actos con los que en forma directa se logran beneficios particulares, ya sea de los mismos empleados y funcionarios o en aquellos que tienen una vinculación directa con ellos, al trasladar los recursos del Estado al patrimonio particular de éstos. 2. La protección a los bienes jurídicos de la Administración Pública, son actos indispensables para el desarrollo de las funciones encomendadas a los diferentes Órganos y entidades del sector público, éstos bienes se encuentran protegidos por entidades que el mismo Estado ha creado para su protección: a) La Fiscalía General de la República, la cual tiene definidas dentro de sus atribuciones, ejercer las acciones a que hubiere lugar para hacer efectiva la responsabilidad civil, penal, administrativa o disciplinaria en que hubieren incurrido los funcionarios y empleados públicos o municipales con motivo del desempeño de sus cargos (Art. 3, numeral 6 de la Ley Orgánica del Ministerio Público), e Intervenir en los juicios de cuentas instruidas por la Corte de Cuentas de la República, en los casos establecidos por la ley (numeral 13 del mismo Art. de la Ley antes citada) b) La otra entidad responsable por la vigilancia del respeto a los bienes jurídicos de la Administración Pública, es la Corte de Cuentas de la República, el organismo encargado de fiscalizar, en su doble aspecto administrativo y jurisdiccional, la Hacienda pública en general y la ejecución del Presupuesto en particular, así como la gestión económica de las entidades (Art. 1 de la Ley de la Corte de Cuentas de la República) Como se puede observar, la institución antes mencionada es la que tiene por finalidad velar por la tutela de los bienes patrimoniales del Estado, así como del desempeño de las funciones que las diferentes entidades de la vii Administración Pública, por mandato de ley, están obligados a realizar para el servicio de la ciudadanía. Sin embargo es importante mencionar que, los funcionarios que dirigen estas entidades, son de elección secundaria, es decir, son elegidos por los Diputados que se encuentran en funciones en la Asamblea Legislativa, lo que necesariamente hace que los funcionarios electos, pertenezcan a la clase política de nuestro país, lo que en cierta medida limita o sesga el trabajo que éstos puedan efectuar en esas entidades. 3. Se cuenta con una legislación penal que tipifica ciertas conductas de servidores de la Administración Pública, así como de particulares que lesionan bienes jurídicos de ésta. Dentro de las sanciones se encuentran: para los servidores públicos, y según sea el caso, se encuentran aplicación de multas, destituciones o suspensión en el cargo y prisión. Para los particulares que incurran en delito cometido contra un bien jurídico de la Administración Pública, su sanción será de multa o prisión, según sea el caso. 1 CAPÍTULO I I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS. Al hacer una revisión en la historia del derecho penal, encontramos en ella períodos en los cuales, cada uno de ellos tiene sus propias características, las que van desde la más primitiva que la historia registra, hasta llegar al derecho penal que hoy tenemos. Según algunos tratadistas, la evolución en la aplicación de las penas, las clasifican, en un primer período, como la época de la venganza privada, aplicada directamente por la víctima o su familia contra el victimario, y una segunda época, la venganza pública, otros actores agregan una venganza divina. Se encuentran además, otras clasificaciones en cuanto a su evolución: Época Primitiva, Época de la Pena Pública, Época Humanitaria, y la Época Científica. En la Época Primitiva, la aplicación de las penas tenía dos modalidades, una de ellas consistía en expulsar de la comunidad, al individuo que había obrado mal, quien además de ser expulsado del territorio de su tribu, perdía todo derecho a convivir en paz; y la segunda de las modalidades era, la venganza de sangre, que era aplicada a un extranjero que causare algún daño a un miembro de la tribu, el cual daba lugar a luchas entre tribus, en ambos casos, estas sanciones eran aplicadas por la colectividad. Sin embargo, en esta misma época se da inicio al ordenamiento de estas venganzas, apareciendo lo que hasta hoy conocemos como la “Ley del Talión”, con la cual se pretendió hacer un balance entre el daño causado por el delincuente, con la pena que habría de aplicársele. 2 Como se puede apreciar, esta “ley” surge como una necesidad de proteger a aquel que habría de ser castigado, tratando de aplicar un castigo similar al daño que había causado y no más de ello. Con la aparición de la “Ley del Talión”, surge ya la idea de crear una normativa de derechos, tanto para la víctima como para el victimario, y es en el estudio del Derecho Romano, en donde encontramos el surgimiento del Derecho como tal. En la evolución del Derecho Romano podemos encontrar diversas etapas, que según sea el punto de análisis de cada autor, y según lo menciona Martín Barraza Meléndez1, considera la existencia de cinco épocas, pero los autores de Derecho Romano a veces hablan de cinco o de seis. La primera de las épocas es la antigua, denominada también como “legendaria o quiritaria”, que se da a los inicios de la misma ciudad de Roma, alrededores del año 753 A.C. concluyendo en el año 450 A.C. coincidiendo con la aparición de las XII tablas, que son de vital importancia en el derecho. La máxima expresión en el gobierno, por ser de carácter Monárquico y Republicano, se concentraba en el Rey, pues éste concentraba la supremacía militar y política, y representaba al pueblo ante los dioses, siendo a su vez el Sumo Sacerdote de los romanos, investido de potestades mágicas religiosas, sin embargo ya contaba con un Senado, que en sus inicios lo conformaban ancianos, quienes le asesoraban en los asuntos de mayor importancia en su gobierno. Dentro del gobierno monárquico, se dieron algunas reformas que son conocidas como Reformas Servianas, que consistieron en: ¾ División en el contexto geográfico y en lo administrativo, distinguiéndose a partir de ésta, el territorio romano en cuatro regiones o tribus urbanas y en el campo en tribus rústicas. 1 Barraza Meléndez, Martín. Derecho Romano. Universal Copy Center, San Salvador. 1998, Pág. 22 3 ¾ Posteriormente se establecen los censos, que mandaba que todo jefe de familia debía inscribirse en la tribu a la que pertenecía y a declarar bajo juramento el nombre y edad de su mujer y el de sus hijos. Es importante también en este punto, la obligación de declarar el importe de su fortuna, cuyo registro debía ser renovado cada cinco años. ¾ La repartición de la población en clases, para lo cual se tomaron de base la información contemplada en el censo y la división se efectuó en cinco clases según fuese el patrimonio con el que contaba cada familia. En esta época también aparecen Los Ediles, que eran magistrados que ejercían el cargo de inspectores de obras públicas y tenían a su cargo la policía de la ciudad. Según las atribuciones que se les conferían a estos Ediles, eran denominados como: Ediles Curules, quienes tenían a su cargo la custodia de los edificios públicos, el orden en las calles y mercados, incluyendo las actividades comerciales que en ellas se realizaban. La época Preclásica aparece a partir del año 450 A.C., para posteriormente dar inicio a la clásica, que data del siglo I al III de la era Cristiana, ésta se considera la mejor época del imperio romano, pues fue cuando el imperio se expandió por gran parte del territorio europeo. En la época Preclásica aparece la figura de los pretores, lo que en nuestros tiempos podemos asimilar a los jueces, los cuales aparecen como una consecuencia de la aparición de las XII tablas, producto del trabajo de diez ciudadanos romanos, a quienes se les pidió la redacción de ellas. En el contexto político, Roma estaba siendo modificada en su forma de gobierno, con una participación activa del pueblo se transforma en República. Sin embargo, existieron luchas entre los patricios y los plebeyos, caracterizada por el exclusivo goce de derechos políticos por parte de la clase dominante, los patricios, conflictos en los cuales se tenían como resultados grandes cantidades de reclutamientos militares y prisión para los deudores plebeyos, quienes lograron su reivindicación en el año 367 A.C. 4 En la segunda de estas épocas, la preclásica, se tienen el apogeo del Derecho Romano, aparecen gran cantidad de juristas y estudiosos del derecho, quienes eran apoyados por los gobernantes, siendo éstos apoyo del Emperador y de los funcionarios públicos. Finalmente se considera la aparición de la época Posclásica, que tiene sus inicios en el siglo IV, finalizando en el siglo VI D.C, que coincide con la muerte del Emperador Justiniano, pasando además a una nueva forma de gobierno, el Dominado, caracterizado por ejercer un poder absoluto y omnímodo. En este período, el imperio romano tiene su decadencia, contrario al desarrollo del derecho, ya que el Emperador Justiniano logró una recopilación del Derecho Romano, en su obra denominada “Corpus Juris Civiles”, en la cual aparecen el “Codex” o lo que se conoce hoy en día como “Código”, la segunda obra es “Digesto o Pandectas”, la tercera de ellas la llamó “Instituciones” y cuarta “Novellas Constituciones”, obras que sin lugar a duda han contribuido sustancialmente a las diferentes ramas del derecho que hoy en día se conocen, lo que le da gran valor al trabajo y visión de Justiniano I. De estas obras se puede ver la génesis del Derecho que hoy tenemos, por cuanto ya se percibe una serie de normas que regulan, en forma organizada, sistémica y estructurada adecuadamente las diferentes áreas de la vida social de aquella época. Es de recordar que para esta época ya se tenía el conocimiento del derecho que se había venido desarrollando desde la época preclásica, es decir, se tenía el conocimiento y experiencia en el derecho de seis siglos ( del siglo I al III de la época Clásica más los siglos del IV al VI de la época Posclásica). Resulta interesante el contenido de cada una de estas obras, ya que el “Codex” consistía en la colección de leyes que los Emperadores habían dado al pueblo romano, hasta esa época; en el Digesto se encontraban las recopilaciones de textos jurisprudenciales, constituido por cincuenta libros agrupados en siete partes; las Instituciones, estaba destinada a la enseñanza del derecho, estructurado a manera de tratado de Derecho Romano y se encontraba dividido 5 en cuatro libros, resultando de suma importancia su contenido y estructura, en el primero de ellos encontramos lo relativo a las personas, en el segundo a las cosas o bienes, en el tercero se encuentran las sucesiones y obligaciones, y en el cuarto ya encontramos los delitos y las penas; y en la Novellae se contemplan las leyes de Justiniano, como complemento de las otras tres obras. A pesar de la existencia de obras de aplicación del derecho, en esta época se tuvo, dentro del derecho, influencias del vulgarismo, la recopilación de fuentes clásicas y la costumbre. La costumbre surge, “Precisamente por la separación entre el derecho oficial y la práctica, surge el problema de la costumbre como fuente del derecho, incluso contra la ley. Contastino … niega que la costumbre tenga la fuerza de derogar la ley. Justiniano admite el valor de la costumbre contra la ley”2. Por otra parte, también resulta importante abordar aquí las fuentes del Derecho Romano, como factor de gran importancia en la génesis del derecho mismo que actualmente practicamos. ¾ La Costumbre. Como es lógico pensar, la costumbre sería como la primera fuente de derecho, propia de la época antigua y preclásica, ya que según su concepción, da la idea de su surgimiento como producto de la convivencia y acuerdo de las sociedades en su rutinaria convivencia, las cuales son de carácter social y religiosas, cuya fuente resultaba importante al no contar con normas escritas, lo cual era muy generalizado en esos tiempos. Lo antes mencionado se puede observar en un concepto de costumbre que data de aquella época, en la cual ya se contaba con notables jurisconsultos, tal es el caso de Ulpiano, que según lo menciona el Doctor Barraza, “ costumbre son los 2 Buompadre, Jorge E. Derecho Penal, Tomo 3. Mario A. Viera Editor. República de Argentina. 1ª.Edición, 2003. pág. 70. 6 tácitos acuerdos del pueblo, inventados por el largo uso”3, lo que indica la existencia de actos repetidos en forma constante por la sociedad o grupo dentro de la sociedad, existiendo a su vez, en los miembros de esa sociedad, el convencimiento de repetir el mismo acto, sintiéndose obligados incluso a sus cumplimiento. Uno de los aspectos que caracterizan las costumbres, son su forma de transmitirse de una generación a otra, es decir, las prácticas de los antepasados son repetidas por las futuras generaciones, concretizada mediante el uso social y normas religiosa, que en la época antigua tuvo gran influencia en la formación de normas. A inicios de la época Preclásica, con la aparición de un segundo colegio “decenviral”, se redactan las dos últimas de las doce tablas, que vinieron a favorecer la clase de los patricios. En estas dos tablas se consignan preceptos relacionados con el proceso de sometimiento y vinculación del deudor al acreedor, disposiciones hereditarias, relaciones de vecindad y servidumbre, delitos, regulaciones de funerales y sepulturas y prohibiciones de matrimonio entre patricios y plebeyos, éstos eran la clase social que, además de no poder contraer matrimonio con los patricios, ocupaban en la ciudad un rango inferior. No tenían ninguna participación en el gobierno, estaba prohibido su acceso a las funciones públicas, y no podían contraer matrimonio con los patricios. Los plebeyos permanecían extraños a los cargos públicos y a la administración de la ciudad. Desde estas Tablas se comienza a fundamentar ya el derecho antiguo. ¾ Las leyes. La aparición de las leyes puede encontrase ya en la época clásica, entendida ésta como la norma jurídica obligatoria para los ciudadanos, o también como una declaración de potestades conferidas a autoridad por el pueblo, que vincula a todos los ciudadanos, pues para entonces ya se conocía de las XII tablas, que consignaba claras disposiciones legales y la obligatoriedad de su cumplimiento 3 Barraza Meléndez, Martín. Ob. Cit. 29. 7 por parte de los ciudadanos romanos y todos aquellos que dentro de sus territorios habitaban, fuesen ciudadanos romanos o no. El ciudadano romano era la persona que gozaba de todos los derechos que le conferían las leyes, era el libre. Dentro del derecho romano, ya se encontraba la calidad de capacidad de las personas, dentro de lo que se mencionaba la existencia de tres condiciones para tener esa calidad: ser libre, ser ciudadano, y pertenecer a una familia (“status familiae”) Existían “Leyes Públicas” en las que los magistrados las daban a conocer mediante declaración ante el pueblo o “plebe”, quienes eran los que finalmente las aprobaban, por lo que le llamaban “Leyes Rogadas”, dándoles un carácter público, aunque también existían las de carácter “Privado”, como las disposiciones sobre bienes y negocios privados. Se encontraba además, leyes que eran aprobadas por los dioses y que posteriormente eran ratificadas por los senadores, encontramos ya esta figura, es decir, la ratificación de leyes que se mantienen en la actualidad. Dentro de las clasificaciones de las leyes, que ya se tenían en esa época, se encuentran sanciones en leyes que no declaraban ineficacia o nulidad de actos, sino que imponían penas a los infractores; se tenían también las que declaraban la ineficacia de los actos realizados en contra de alguna de las normas existentes; y aquellas que no disponen nada, pero dan base a posibles recursos de la jurisdicción pretorial. Se consideró también como una cuarta clasificación, los “Plebiscitos” que otorgaban iguales obligaciones a patricios y plebeyos, generalizando su aplicación a todos los ciudadanos. Existían también otra clase de leyes, las “Leyes Dadas”, que tenían un carácter administrativo, por lo que no se les daba el mismo tratamiento que las Leyes 8 Rogadas, por lo que no eran sometidas a consideración del pueblo, dentro de estas leyes destacan los edictos. Estas leyes eran de mucha práctica por parte de los gobernantes, mediante ellas daban a conocer sus decisiones imperiales de todo tipo, de las sentencias dictadas en procedimientos ordinarios o en apelación, así como las instrucciones y órdenes a sus gobernadores. Se encuentra una tercera clase de leyes, las “Leyes Dichas”, que eran emitidas por magistrados para dar explicación a otras leyes, o lo que actualmente podrían ser los reglamentos de leyes. ¾ Las Doce Tablas. Otra de las fuentes del derecho romano son las XII tablas que fueron aprobadas por el pueblo romano, cuyo origen básico se encuentra en la filosofía griega, pues es de esa cultura de donde provienen, y que su aparición se le considera alrededor de los años 450 A.C. en la que da inicio a la época Preclásica. Estas leyes aparecen en un contexto en donde existía mucha dureza en el trato que se daba al pueblo, en especial a la “plebe”, por lo que con la aparición de ellas, se consideraba que la condición en el trato a éstos mejoraría al tenerse un código que regulaba las relaciones dentro de la sociedad romana, y no basado en la voluntad única del Rey o las costumbres. La Primera Tabla se refiere al inicio de los juicios, en donde obligaba ya al demandado a comparecer ante los magistrados. La Segunda Tabla trata de la implantación del arbitraje dentro de los juicios, lo que como puede observarse, aún en nuestros tiempos es de gran aplicación, sobre todo en el derecho mercantil. En la Tercera Tabla se menciona de los créditos, en esa época las deudas tenían un trato sumamente duro, y en esta tabla se mantiene esa dureza. 9 En la Cuarta y Quinta Tabla, se aborda lo relacionado a la familia, en la que aparecen normas que conservan muchos criterios extremos, tales como la orden de eliminar a los niños que nacían con defectos físicos. En la segunda de estas tablas, se desarrolla lo concerniente a las herencias y la tutela. La Sexta y Séptima Tabla aluden al dominio y posesión de bienes y la tenencia de casas y terrenos rústicos. Dentro de lo contemplado en estas tablas, se encuentra la abolición de la pena de muerte para quienes incendiaban casas y graneros, pues antes de la vigencia de ellas, aquellos que cometían estos actos eran condenados a muerte, lo que tiene su explicación en el hecho de que para el pueblo romano, su base económica se encontraba en la agricultura, y los graneros, que era el lugar donde se guardaban las granos de las cosechas, eran de gran importancia. En las Tablas Octava y Novena, aparecen las penas para lo que ya consideraban delitos, entre ellas la usura, para quienes prestaban dinero con intereses superiores al 12% anual; el falso testimonio era condenado con pena de muerte. En el derecho romano, eran de gran importancia los testigos en sus procesos, basaban sus pruebas en el testimonio, por lo que con un falso testigo, se ponían en peligro los juicios que en esa época se seguían. Ya se contemplaban algunos delitos como públicos, los cuales la Tabla Décima, los vino a regular, tales como el parricidio y el abuso de poder por parte de funcionarios públicos, para lo cual debían seguirse los procesos pertinentes. En la Tabla Decimoprimera se regulan las actuaciones en los casos de las ceremonias hechas a los cadáveres. Y la Décima Segunda Tabla, se refiere a la prohibición de los matrimonios entre los plebeyos y los patricios. Como puede observarse, en cada una de estas tablas se plasmaron regulaciones jurídicas que hoy en día se mantienen, lo que hace suponer que aquellas a las existentes en la actualidad, únicamente se han perfeccionado. 10 ¾ Las Constituciones Imperiales. Esta fuente de derecho, es propia de los tiempos del Principado o imperios, existiendo por ello constituciones imperiales. En estas se encontraban disposiciones de carácter o aplicación general, pero se tenían también las que se referían a los actos administrativos o mandatos de los emperadores a sus gobernadores. Se tenían también decretos, que eran respuestas que los emperadores enviaban a sus súbditos, como producto del sometimiento de casos a su jurisdicción, éstos eran muy similares a los “Recriptos”, que también tenían un uso similar a los decretos. ¾ Senado Consultos. Otra fuente de Derecho eran normas que emanaban del Senado Romano, que era un cuerpo colegiado y que en ciertas épocas daban apoyo al Rey en sus decisiones. ¾ Los Edictos. Ya se ha hecho referencia antes a esta figura, y que como vimos constituía una forma de emitir disposiciones dirigidas al pueblo romano por parte de toda autoridad constituida e incluso eran utilizadas también por el mismo emperador. Importantes resulta mencionar que los edictos dictados por los gobernadores tenían vigencia para un año. ¾ La Jurisprudencia. Otra de las fuentes del Derecho Romano lo constituye la jurisprudencia, que en este caso difiere de lo que actualmente conocemos en nuestro derecho, pues etimológicamente significa prudencia del derecho. Como se ha mencionado anteriormente, la época clásica es una de las que mayor aporte ha dado a la constitución del ordenamiento jurídico, así como a la estructuración de las funciones atribuibles a la Administración Pública. En esa 11 época, con un gobierno Monárquico, aparecieron los primeros funcionarios públicos, los Ediles, quienes tenían a su cargo las inspecciones de obras públicas, los cuales podrían ser similares a algunas de las funciones que el Estado realiza en la actualidad; tenían también a su cargo funciones policiales, en ese sentido, bajo su cargo tenían las actividades de custodia de edificios públicos, ordenamiento de calles y mercados, así como la vigilancia de las actividades comerciales. La aparición de las Doce Tablas, específicamente la octava y novena, hacían ya claras alusiones a la aplicación de penas para quienes incurrían a lo que se consideraba como penas, tales como la usura y los falsos testimonio. Posteriormente aparece la “Lex Aquilia de damno”, ley que aplicaba penas a quienes causaran daños de manera injusta, propuesto por el Tribuno Aquilio, alrededor del año 286 A.C.4 en la cual, además de castigar el delito cometido, se daba la posibilidad de indemnizar a la víctima. El dueño del animal que es encontrado pastando en fundo ajeno, también era penado con indemnización, así como, quienes talaban un árbol ajeno, quienes mataren a un esclavo o a un animal. Para configurar estos actos como delitos o por lo menos acreedores de penas para quienes los cometen, ya se consideraban los criterios de: la injusticia en el acto cometido, acto contrario a derecho; la culpa, por un acto negligente por parte de quien comete el acto; y el daño causado, expresado por la pérdida patrimonial sufrida de quien recibe el daño, considerándose en ella la relación de causalidad entre el daño causado y la acción que la produjo. En los tiempos de Gayo (año 300 A.C.) aparecieron además, delitos de injuria, que eran consideradas como lesiones causadas contra la integridad física y moral. 4 Buompadre, Jorge E. Ob.Cit. Pág. 518 12 Así también, se tenían acciones contra delitos que no eran considerados en el derecho civil, entre ellas, eran castigados los delitos contra quienes arrojaran o vertieran cosas a las calles; por el hurto y daños que cometan los dependientes de los navíos y dueños de establos; quien colocare cosas en lugar por donde pasan las personas; y contra los jueces que obraban dolosamente al dictar sentencias. Como se puede ver, ya se tenían delitos contra funcionarios que infringían las normas jurídicas existentes, en el momento de dictar una sentencia que se separase del derecho, tales como las que comenten los funcionarios en el ejercicio de sus funciones, considerándose también en estos casos los criterios de dolo. Alrededor de esta época, en la que se observa el desarrollo del derecho romano, surge otra de las clasificaciones mencionadas al inicio, la Época de la Pena Pública, ya en ésta se tiene conformado el Estado, con poderes de legislar y administrar justicia. En este sistema, las penas eran aplicadas por el Estado a través de sus jueces. Sin embargo, este sistema, según Manuel Arrieta Gallegos, tenía un trasfondo de tipo político social, ya que, “Teniendo en cuenta la naturaleza de la organización estatal en aquel entonces, en la cual las clases dominantes fundaban su poder en el sometimiento de las clases dominadas, lógico es colegir que a través de la pena se buscaba un fin: intimidar a las clases inferiores. Por eso, a ese sistema que predominó hasta en la Edad Media se le llamó también, de la intimidación.”5 Lo cual se comprende al ver que en este caso, no obstante que era el Estado quien aplicaba las penas, continuaron caracterizadas por exceso de rigor. También esta época fue conocida como de venganza divina, relacionando los delitos con los pecados, por lo que los consideraban como una ofensa a Dios y al 5 Arrieta Gallegos, Manuel. Lecciones de Derecho Penal. Editorial Jurídica Salvadoreña. San Salvador. 1997. Pág. 39 13 príncipe, ya que, como hemos visto anteriormente, éste era considerado en ese cargo, como designado y representante de Dios. Aparece posteriormente la Época Humanista, con gran influencia de las corrientes filosóficas de la época, y cuyo máximo exponente fue el Marques de Beccaría, con su obra “Del Delito y de la Pena”, publicado en Liberia, Italia, en 1764, causando su aparición gran impacto en el sistema existente en esos momentos, por encontrarse sus postulados en gran desarmonía con las penas aplicadas hasta entonces y sobre todo, otorgaba garantías a las personas frente a las arbitrariedades del poder. Alrededor de los años 1889 y 1891, siempre en las mismas regiones de italianas, el Código Penal vigente contempla de manera expresa, delitos contra el poder público y el orden constitucional, mediante la cual se pretendía proteger la integridad de sus entidades estatales. Finalmente aparece la Época Científica del derecho penal, en la cual se va más halla de la simple consideración del acto delictivo, ya en esta época aparece el análisis de de la conducta del delincuente, dando con ello lugar al aparecimiento de la ciencia de la Criminología. En ésta época ya la pena no se toma como un fin en sí misma, sino que se le considera como un medio para lograr la corrección y readaptación del delincuente a la sociedad. 14 CAPÍTULO II 2.1. DELITOS CONTRA LOS BIENES JURÍDICOS DEL ESTADO EN EL SALVADOR. En nuestra legislación, las funciones que el Estado debe desempeñar se encuentran establecidas en la Constitución de la República, para lo cual cuenta con estructuras claramente definidas para cumplir con sus obligaciones, tales como tres Órganos separados en sus funciones, Ministerios e Instituciones de carácter autónomas, que para el cumplimiento de sus obligaciones, cuentan con los bienes jurídicos que a toda persona le han sido conferidas por la misma Constitución. La Administración Pública es, “…poder público que tiene a su cargo la obligación de velar por los intereses generales, conservar el orden, proteger el Derecho y facilitar el desenvolvimiento de las actividades lícitas.” 6 esto significa que será toda actividad o función administrativa, la definición antes mencionada, refleja la existencia de un gobierno o Estado para la materialización de sus funciones, por lo que hablar de Administración Pública es hablar de Estado. Harold J. Laski, concibe el Estado como, “un sistema de imperativos, impuestos en su nombre por un conjunto de hombres, que en su aspecto corporativo, se denomina el Gobierno.”7 Dentro de la sociedad existen individuos que crean y hacen cumplir las leyes del Estado, siendo éstos los que conforman el Gobierno. Pero para la ejecución de esa actividad, es necesario que se cuente con una organización, el cual está constituido por un conjunto de entidades con funciones administrativas bien definidas, que dependerán de un poder ejecutivo que se 6 Donna, Edgardo Alberto. Delitos Contra la Administración Pública. Editorial Rubinzal-Culzoni. Buenos Aires, Argentina. 2000. Pág. 11 7 Mariscal, Nicolás; Zamora, Rubén; y Jiménez Cabrera, Edgar. El Estado. UCA EDITORES, San Salvador, Tercera Edición 1987. Pág. 18 15 define como un órgano superior y de dirección, cuyas entidades han de estar dotadas de un conjunto de deberes u obligaciones, así como derechos, expresados en bienes jurídicos. La administración pública es una concepción bastante amplia, se incluyen en ella una serie de elementos, “es el gobierno del Estado totalmente integrado con los poderes que lo componen y con los servicios que son inherentes a la naturaleza de esos poderes o que el Estado atrajo a su esfera por razones prácticas y en orden a finalidades públicas, sea que las realice con organismos específicamente administrativos o por medio de organismos autárquicos, aun cuando éstos constituyan entidades jurídicas y en ellos intervengan particulares con sus aportes.”8 Esas funciones administrativas que ejerce el Estado, son ejecutadas por individuos al servicio de éste, cuya función ha de ser ejercida con diligencia, honradez y ética para que la población a la que están dirigidos los servicios se vea satisfecha. Tales funciones llevan inmerso el concepto de transparencia, que más que un derecho para los ciudadanos, es un factor fundamental de justicia, pues al esconder, ocultar o no proveer información sobre los asuntos públicos, difícilmente podrá representar intereses legítimos. Marcela Escobar Nolasco, citando a Emmanuel Kant, nos dice que, “ la manera más segura de saber si son justas o injustas una intención política, una ley o una decisión de un gobierno es sacándolas del secreto y poniéndolas a la vista de la opinión pública.”9 8 Donna, Edgardo Alberto. Delitos Contra la Administración Pública. Editorial Rubinzal-Culzoni. Buenos Aires, Argentina. 2000.Pág 12 9 Escobar Nolasco, Marcela. La Transparencia en el Estado Salvadoreño. Talleres Gráficos UCA. San Salvador. Febrero de 2005. Pág. 15. 16 Pero es en el Derecho Penal que se encuentra la tutela a todo bien jurídico, dentro de ellos, los bienes jurídicos del Estado, al prohibir acciones que puedan causar daños, ejecutadas por particulares, desde fuera de esas organizaciones, o empleados y funcionarios que se encuentren al interior de ellas mismas. Ese Código define lo que deberá considerarse como acto delictivo, así como los elementos que contiene, y como lo define Miguel Alberto Trejo Escobar, “son delitos o faltas las acciones y omisiones dolosas o culposas penados por la ley”10. Como puede observarse en esta definición, incluye principios consignados en nuestro Código Penal vigente, en cuanto menciona aspectos relacionados con la conducta de los individuos, al actuar o dejar de actuar de manera correcta. Actuar en una forma contrario a los que la norma prohíbe, infringiendo con sus actos una norma de carácter prohibitiva, que el legislador ha señalado como “no hace”. En los actos de tipo penal, pueden encontrarse conductas que por sí la norma no considera de manera expresa, pero que si han de tomarse en consideración, y son aquellas actuaciones que, no obstante ser atípicos, tienen que ver con la voluntad, intensión o deseo por parte del actor, que al ejecutar un acto desprecia lo prescrito en la ley que pretende regular su conducta, es decir, actúa con dolo. Sin embargo, podrán encontrarse conductas que, si bien el autor conoce de su tipicidad, no actúa con la intensión de cometer un daño, pero a su vez, tampoco actúa con el cuidado necesario para no cometerlo, incurriendo con ello al hecho punible de manera culposa. Es de considerar también el daño que esos actos punibles han de causar a otra persona, sin haber recibido autorización que lo habilite para cometerlo, o lo que se conoce como antijuridicidad, que juntamente con la tipicidad establecen el injusto penal. Así también, es de considerar la culpabilidad, como tercer elemento que debe tomarse en cuenta al momento de considerar un acto como punible 10 Trejo Escobar, Miguel Alberto. Introducción a la Teoría General del Delito. Servicios Editoriales Triple D. San Salvador. Primera edición 1999..Pág. 88 17 penalmente, ya que pueda que un acto se encuentre tipificado penalmente y reúne además la antijuridicidad, pero es cometido por un actor sin culpabilidad o incapaz. La culpabilidad implica el conocimiento pleno de su conducta por parte del autor, que tiene la capacidad suficiente para comprender lo dañino de su comportamiento y que por lo tanto, pudo actuar de otra manera. Además de los actos prohibitivos que la ley manda no hacer, se encuentra los actos que la ley manda hacer, lo que significa que por no actuar, también es posible incurrir en actos punibles, a lo que el Código manifiesta como actos de omisión. Ahora bien, con todos los elementos que tienen que ver con los delitos y Estado, así como otros elementos que estos conceptos implican, se puede concluir que, los bienes jurídicos que nuestro Código Penal protege se encuentran tipificados en el Libro Segundo, parte especial de los delitos y sus penas. En éste se encuentran los diferentes tipos penales según la categoría del bien jurídico que se está protegiendo, en el Título primero de este libro, se encuentran los delitos relativos a la vida de la persona humana, en todas sus formas, incluso la vida del no nacido, y delitos contra la integridad personal y la libertad del individuo, y aquellos delitos que atenten contra la autonomía de las personas, incluso la libertad sexual. Protege también la seguridad de las personas, tanto aquellos que pudiesen interferir en daños físicos de un ser, como los que se refieren a los daños causados al honor e intimidad del individuo. Este Código protege también la institucionalidad de la familia y los relativos al patrimonio, tanto a nivel doméstico como a nivel de República. 18 Por otro lado, se encuentran también la protección a bienes relativos al orden social y económico, así como los que pretenden proteger los derechos laborales de los trabajadores. Se encuentran también, delitos contra la Hacienda Pública y los delitos contra el territorio nacional, incluyendo los daños que pudieran causarse a los recursos naturales como al medio ambiente. Este marco regulatorio comprende además, los que se refieren a la seguridad de la colectividad y a la salud de la población en general y de los trabajadores en particular. Así también, los delitos contra la fe pública y establece los derechos y garantías de las personas. Contempla otra clase de delitos, son los que se relacionan con el actuar de la administración de justicia y todo su contexto jurisdiccional. Se regulan también, los delitos relativos a la administración pública, ya sea por personas que actúan desde el interior de sus entidades, o por particulares. Se encuentran delitos relativos al sistema constitucional y la paz pública y los que se refieren a la seguridad y orden del Estado, los relacionados contra la humanidad y finalmente, los delitos de carácter internacional. 2.2. Los Bienes Jurídicos. Los bienes jurídicos son los derechos que la Constitución manda tutelar, los cuales otorgan claros derechos a los ciudadanos, creándose mecanismos e instituciones que brinden su protección. Dentro de esos bienes jurídicos se encuentran la tutela a la vida, en todas sus formas, a la persona y su patrimonio. Cabe resaltar que, dentro de los derechos que garantizan la vida de las personas, se encuentra una serie de derechos que tutelan bienes jurídicos en ellos inmersos, entre los que se encuentran, el derecho a la libertad, a no ser condenado ni detenido sin atención a las leyes, a la libertad de pensamiento, etc. 19 Los bienes jurídicos son, según Urs Kindhauser, en un sentido amplio, como “cualidades de las personas, cosas o instituciones, los cuales facilitan o aseguran la participación libre e igualitaria en un acuerdo normativo”,11 entendiendo las cualidades como la salud, la integridad física, la libertad de movimiento, y el patrimonio con que esa persona cuenta, ya sea persona natural o jurídica, los cuales son en todo caso objeto de derechos, limitándose sus áreas de protección con esos derechos y sus deberes. En ese sentido, al referirse a daños causados al bien jurídico protegido, deberán considerarse los intereses del titular del derecho, es decir, será éste quien ha de sufrir un menoscabo en su patrimonio o en su moral por un acto que ejecute otro individuo, y que ese acto haya sido considerado como delictivo por la comunidad, y más aún por las leyes. A estos actos es a los que nuestro Código Penal se refiere en el Art. 3, que expresa la condena de un individuo que actúa contrario a los derechos de otras personas, como condición necesaria e indispensable para incurrir en pena, ya que literalmente dice, “No podrá imponerse pena o medida de seguridad alguna, si la acción u omisión no lesiona o pone en peligro un bien jurídico protegido por la ley penal”. Lo que significa, que si los actos que un individuo ejecuta, por acción u omisión, lesionan o ponen en peligro un bien jurídico tipificado por la ley, será objeto de sanción. 2.3. Los Bienes Jurídicos del Estado. Tomando en consideración las definiciones de administración pública, se afirma que, los bienes jurídicos del Estado, son la defensa del Estado mismo como tal, es la fidelidad a la pureza de la función pública. 11 Kindhauser, Urs. Derecho Penal de la Culpabilidad y la Conducta Peligrosa. Universidad Externado de Colombia. D´VINNI EDITORES LTDA. Colombia 1996. Pág. 55 20 Según la teoría italiana, el bien jurídico, “es el regular desenvolvimiento de las funciones públicas estatales, esto es, que el Estado pueda desarrollar, sin alteraciones, sus actividades legisladoras, juzgadoras y administrativas, y así poder alcanzar sin perturbaciones los fines que tienen señalados. Al lado de este bien jurídico también se dice que los delitos protegen otros valores más particulares, los cuales son el prestigio, decoro, deberes de fidelidad, deberes de cargo, disciplina, etcétera.”12 Es de comprender en ese sentido, que la administración pública en sí, constituye bien jurídico protegido, cuya protección pretende asegurar que éste no sea lesionado, causándole un menoscabo que le impida cumplir a cabalidad las funciones que la misma constitución le ha conferido, siendo por tal motivo, una condición que afecta a toda una población, que ha depositado su confianza en el poder supremo que el Estado, a través de su gobierno representa. Será por tal motivo que, el aspecto más importante de esos delitos es la infracción a deberes atribuidos a una entidad o a un funcionario en particular, derivada de su función social que debe desempeñar. Dentro de los deberes que a todo empleado o funcionario público le está otorgado, se encuentran entre otros, la probidad, es decir su desempeño debe ser por completo con apego a las leyes y normas éticas, básicas para un buen desempeño, con lo que se pretende garantizar que éste hará sus funciones para los cuales se le ha asignado determinada actividad, sin pretender en ningún momento, anteponer sus intereses particulares a los de la colectividad. 2.4. Delitos Relativos a la Administración Pública. 2.4.1. Delitos relativos a Abusos de Autoridad. Se considera como abuso de poder o de autoridad, al acto que realiza un funcionario o empleado público, al dictar órdenes o resoluciones contrarias a lo 12 Dona, Edgardo Alberto. Ob. Cit. Pág. 12 21 prescrito en la normativa aplicable o la no ejecución de lo que las normas le mandan, traducido en un mal uso de la autoridad dentro de las funciones a desempeñar. Es cuando el funcionario emplea la autoridad para violar las leyes, actuando por ello ilegalmente, tal es el caso cuando un funcionario público que destituye a un empleado, sin seguir los procedimientos administrativos establecidos, violando con ello los derechos de los que gozan los empleados públicos. En nuestro Código Penal, estos actos se encuentran tipificados dentro del Capítulo I, del Título XVI, dentro de los cuales se comprenden: los Actos Arbitrarios, Inclumplimento de Deberes, Desobediencia, Denegación de Auxilio, y Revelación de Hechos, Actuaciones o Documentos Secretos por Empleados Oficiales, que se encuentran tipificados en los Arts. 320 al 324 de nuestro Código Penal. 2.4.1.1. Teoría del delito. En esta figura delictiva, la antijuridicidad es un elemento que está presente, ya que por su naturaleza, no puede encontrarse ante situaciones que lo lleven a ejecutarlos como de defensa propia, salvo casos en los cuales el actor haya obrado por obediencia a instrucciones giradas por un superior, en cuyo caso se tendrán que considerar, si fuese el caso algún tipo de atenuante.13 En ese sentido, la ejecución de estos actos conlleva una intencionalidad o dolo por parte del empleado o funcionario, ya que por su naturaleza, el autor tiene conocimiento de la ilegalidad de su actuación, por lo que también debe tener la voluntad de oponerse y actuar en contra de lo prescrito por las leyes. No obstante, en estos delitos puede que el autor ejecute los autos, también por coacción, o como se dijo anteriormente, por obediencia, entendiendo éste que la instrucción dada por el superior se encuentra con apego a las leyes. 13 Dona, Edgardo Alberto. Ob. Cit. Pág. 169 22 También estos delitos pueden cometerse por error en la interpretación de una norma jurídica, en cuyo caso el funcionario habrá de actuar en forma errada, pudiendo incurrir en el delito de Actos Arbitrarios o incluso el de Incumplimiento de Deber. Este tipo de acciones se pueden encontrar, tanto en las actividades relacionadas con la administración de justicia como en aspectos meramente relacionados con la función administrativa. En este último caso se pueden tener actos que van desde hacer uso irracional de recursos, hasta los que se relacionan a uso de recursos institucionales o públicos para satisfacer necesidades propias, beneficiándose en forma particular a costa del bienestar de quienes pagan sus impuestos que esperan recibir del Estado una retribución por ese impuesto pagado. 2.4.1.2. Autoría del delito. Este es un delito de carácter especial, ya que únicamente puede tener por sujeto activo, a los empleados y funcionarios públicos en el ejercicio de sus deberes y dentro de su ámbito de competencia, quien en el ejercicio de su cargo actúa en contra de lo mandado por la ley14. 2.4.1.3. Tentativa del delito. Este delito no acepta tentativa, podría ser que la intención del sujeto activo no sea consumada, pero en cuyo caso, éste habrá actuado para su consumación o resultado material, y por alguna causa no fue consumado, causa que por lo que se ha mencionado, no dependió de la voluntad del autor.15 14 15 Donna, Edgardi Alberto. Ob. Cit. Pág. 168 Donna, Edgardi Alberto. Ob. Cit. Pág. 170 23 El delito se habrá consumado con el hecho que el empleado o funcionario obró maliciosamente para lograr un fin ilícito, ya que su resultado sólo será evitable por la acción de un tercero o por el desistimiento del mismo autor. 2.4.1.4. Incidencia del delito en nuestro país. Los Actos Arbitrarios ocurren cuando el funcionario o empleado público o el encargado de un servicio público que en el desempeño de su función realizare cualquier acto ilegal o arbitrario, vejación o atropello contra las personas o daño en los bienes (Art. 321 Pn). En nuestro país, estos delitos ocurren con alguna frecuencia, entre los que se pueden mencionar aquellas sentencias que los Jueces emiten en contravención, incluso de los derechos de las personas, lo que se puede verificar con la gran cantidad de procesos que trascienden a apelación e incluso casación, en los cuales los individuos consideran que sus derechos les han sido violentados ante las resoluciones judiciales. Tal situación se da también en cedes administrativas, en las cuales, decisiones de funcionarios pueden afectar derechos de administrados. Algunos de estos casos son comunes en la aplicación de impuestos en la Dirección General de Impuestos del Ministerio de Hacienda, por lo que en esa misma entidad, se cuenta con una oficina de apelaciones, que mantiene el carácter de cede administrativa, pero que atiende casos que pudieron originarse por un acto arbitrario o un incumplimiento de deber por parte del un empleado, al no tomar en consideración argumentos presentados por el administrado. Se han conocido casos en los cuales el Estado o una entidad autónoma se demandan por daños y perjuicios causados por actos negligentes o erróneos por parte de funcionarios. Entre los más recordados están las condenas de las que fuera sujeto a pago de indemnización la Central Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), en el que tuvo que indemnizar, por sumas millonarias a la Compañía Nejapa Power. Así como indemnización a un expresidente de la misma, por 24 destitución en sus funciones, en el cual de igual manera, fue condenado al pago de la respectiva indemnización. Los delitos de Denegación de Auxilio, y Revelación de Hechos, Actuaciones o Documentos Secretos por Empleados Oficiales, en nuestro país son muy poco conocidos. 2.4.2. Delitos relativos a actos de Corrupción. Los actos de corrupción son tipificados en el Capitulo II del referido Título, bajo las figuras de Peculado, Concusión, Negociaciones Ilícitas, Exacción, Cohecho, Malversación, Enriquecimiento Ilícito, Infidelidad en la Custodia de Registros o Documentos Públicos, establecidos en los Art.s 325 al 332 Pn. 2.4.2.1. Teoría del delito. En estos delitos la configuración de la antijuridicidad resulta obvia, ya muy difícil resultaría que un funcionario público pudiese cometer alguno de estos delitos aduciendo haber recibido habilitación para ejecutarlo. Tampoco se pude encontrar en estas figuras un acto que implique incurrir en estos delitos, si por error en la interpretación de alguna norma que deba aplicar en el desempeño de sus funciones y como resultado de este obtenga provecho personal o particular. En la tipificación de estos delitos, se puede ver que se reprime al funcionario, administrador, receptor o custodio que sustrae recursos públicos o efectos que le han sido confiados en función de su cargo. 25 2.4.2.2. Autoría del Delito. Por su naturaleza estos delitos son de carácter especial, ya que son cometidos por empleado o funcionario público en el ejercicio de sus deberes, aunque para ello, en algunos casos, ha de requerir del auxilio de particulares, como puede ser el caso de negociaciones ilícitas, en donde será necesaria la participación de otras personas para ejecutar el delito, que por lo general deriva en detrimento al patrimonio de los recursos del Estado.16 2.4.2.3. Tentativa del delito. En la mayoría de estos delitos, por su naturaleza acepta tentativa, ya que en todos ellos, para su configuración se hace necesario que el autor haga todas las acciones preparativas que le garanticen consumar el hecho, aunque pueda que la intención del sujeto activo no logre ser consumado, pero éste habrá actuado para su consumación o materialización, y por alguna causa ajena a su voluntad no se logró.17 Estos delitos se habrán consumado con el hecho que el funcionario obró maliciosamente para lograr un fin ilícito, ya que su resultado sólo será evitable por la acción de un tercero o por el desistimiento del mismo actor. Sin embargo, dentro de estos delitos existen algunos en los que pueden configurarse la tentativa, tal es el caso de la Concusión, ya que el autor pueda que haga la petición de entregarle dinero a un administrado, pero éste puede no consentir a la entrega, más se efectuaron todos los actos que pudieron llegar a concretizarlo, pero no depende de éste el que no se logre, por lo que en este caso habrá de quedarse en grado de tentativa. 16 Donna, Edgardi Alberto. Ob. Cit. Pág. 267 17 Donna, Edgardi Alberto. Ob. Cit. Pág. 288 26 En el caso del delito de Infidelidad en la Custodia de Registros o Documentos Públicos, también se puede configurar una situación de tentativa, ya que el actor puede ejecutar actos, como los de destrucción de documentos, pero por algún motivo ajeno a su voluntad, el documento no es destruido o su destrucción es parcial. En este caso, el objetivo del autor no se logra, no por desistimiento, sino por otras causas. 2.4.2.4. Incidencia en nuestro país. Estos delitos son de gran importancia en nuestro país, ya que son los que con mayor frecuencia ocurren y causan graves daños al patrimonio del Estado y a particulares, por lo que merecen especial atención. Delitos de peculado. Es uno de los delitos que se presentan con mayor frecuencia en nuestro medio, y no es algo nuevo, según el Derecho Romano, este concepto ya era conocido, lo definieron como hurto al patrimonio privado o al del pueblo, cuyo delito lo castigaban con la muerte. La definían como la apropiación de cosas públicas cometidas por una persona investida de algún cargo público, a quien por ese cargo le fueron entregadas, con la obligación de conservarlas y devolverlas. En el Art. 325 de nuestro Código Penal, se recoge el fondo de esa doctrina romana, al configurar el delito de peculado de la siguiente manera: “El funcionario o empleado público o el encargado de un servicio público que se apropiare en beneficio propio o ajeno, de dinero, valores, especies fiscales o municipales u otra cosa mueble de cuya administración, recaudación, custodia o venta estuviere encargado en virtud de su función o empleado o diere ocasión a que se cometiere el hecho, será sancionado con prisión de cinco a diez años e inhabilitación especial del cargo o empleo por el mismo tiempo”. De lo anterior se puede entender que será el patrimonio público lo que se pretende proteger, como elementos necesarios para la prestación de los servicios 27 públicos y de la administración necesaria para el cumplimiento de los fines del Estado, mediante el correcto funcionamiento de la administración pública. Dentro de este contexto caerían también aquellas acciones que representan apropiaciones muy pequeñas, tales como la apropiación de papelería destinada a fines de la administración pública y otros de igual magnitud, y que en su práctica se vuelven hasta cierto punto normal, dentro de las entidades de gobierno, pero que en todo caso, estos actos encajan con esta figura delictiva. El peculado se produce cuando el funcionario público ilegítimamente se apropia de caudales públicos que están a cargo de su administración, aún y cuando no los tome en forma definitiva o que pretenda restituirlos. La sustracción de recursos, que puede considerarse como el acto mediante el cual se concretiza el peculado, conlleva a su vez a una ausencia de confianza del público hacia los funcionarios y empleados del Estado, y con ello también a la clase política que es la fuente donde se originan los nombramientos de los principales cargos públicos. Esta función de administrar recursos del Estado, sobre todo cuando éstos se traten de recursos en efectivo o de fácil realización, obliga a que este funcionario o empleado rinda cuentas ante la entidad que tiene por atribución la fiscalización de la Hacienda Pública y del presupuesto en especial.18 Con esa función fiscalizadora se pretende que el dinero y otros activos patrimoniales existentes que pone a disposición del funcionario público sean administrados con las finalidades previstas en la ley. Sin embargo existen fondos que son administrados de manera discrecional, los cuales no son sujetos a fiscalización, pero que su administración ya está definido de esa manera, por lo que no es posible que se exija de ellos rendición de cuentas, 18 en consecuencia, de cualquier manera como sean utilizados, no se Según el Art. 195 de la Constitución, esta atribución corresponde a la Corte de Cuentas de la Republica. 28 puede configurar ningún delito de corrupción, nos referimos a los fondos de las partidas secretas. En nuestro país, por lo general para que estos delitos puedan consumarse, el funcionario desempeña algún tipo de función de media o alta jerarquía dentro de una organización y disponer de los recursos, lo que le permitiría actuar de esa manera y no ser descubierto con facilidad. Como aspecto a considerar en esta condición y que le facilita al autor sustraer recursos, es la discrecionalidad en el manejo de los recursos, la negación del acceso a la información a otras personas, marcada generalmente con la prepotencia, o lo que se conoce como la transparencia en su gestión. Por otro lado, existe también otro tipo de peculado que es bastante común, pero quizás de mas fácil identificación, y es el que se refiere al pago de salarios u honorarios por servicios no proporcionados a la administración pública, pero sí cancelados con recursos de ella. Este es el caso de las personas que prestan sus servicios personales a actividades que benefician directamente a funcionarios, empleados de alta jerarquía o a terceros por mandato de éstos. En ese sentido se entenderá una sustracción de recurso humano que, por ser remunerado con fondos públicos, le pertenecen al Estado, y no a los particulares que la administran. Existe otro tipo de apropiación indebida de recursos, que es muy frecuente y ejecutados a la vista de todos, es el caso de uso de vehículos oficiales en asuntos particulares, que es claro, además del pago en combustibles y otros propios del uso de un automóvil, en ocasiones se hace uso de la persona que conduce la unidad. Todos estos gastos son cubiertos con recursos del Estado, a pesar de existir instrumentos que regulan de manera específica estos actos (Reglamento para Uso de Vehículos Nacionales y Consumo de Combustible). 29 Es frecuente encontrar personas que desempeñan altos puestos dentro del aparato estatal, y haciendo uso de sus cargos, desvían recursos para ser utilizados en beneficio propio o de sus parientes, actos que realizan prácticamente sin ocultarlo, ya que consideran que gozan de privilegios, de relaciones con otros altos funcionarios que les protegerán. En los últimos años se han conocido delitos de esta naturaleza, de los cuales, a manera de ejemplo se mencionan los siguientes: En la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA) en donde el Presidente y altos funcionarios de la misma, incurrieron en el delito de negociaciones ilícitas y sustrajeron millones de dólares de las arcas del Estado, el cual es conocido como “el caso Perla”. En el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) de igual manera, el Director de esa entidad, haciendo uso de la misma figura delictiva, se apropió de grandes sumas de dinero, el cual es recordado como “el caso Majano”. En el Banco de Fomento Agropecuario (BFA) fueron sustraídos, además de dineros por concesión de créditos sin garantías, el caso del Ingenio “Chanmico, y los diez mil saco de fertilizantes que habían sido donados por el Gobierno de China, para ser comercializados entre campesinos salvadoreños a bajos costos y mejorar con ello la producción en el agro, que fueron cometidos bajo la administración “García Prieto”. Numerosos casos como estos pueden seguirse mencionando, los que ocurren no obstante que se cuenta con una entidad fiscalizadora que tiene por mandato constitucional (Corte de Cuentas de la República, Art. 195 de la Constitución), velar por los bienes patrimoniales del Estado, sin embargo, esta entidad fiscalizadora muy poco o nada ha podido hacer para probar las defraudaciones hechas al Estado, existiendo la duda si es por lo difícil que resulta probar este tipo de delitos o por conveniencia política, y en consecuencia, la Fiscalía General de la República, tampoco ha podido demandar y lograr condena en estos casos, ya que como lo establece el Art. 3, numeral 6 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, 30 es competencia de esta institución, ejercer las acciones a que hubiere lugar para hacer efectiva la responsabilidad civil, penal, administrativa o disciplinaria en que hubieren incurrido los funcionarios y empleados públicos o municipales con motivo del desempeño de sus cargos. De igual manera, le compete intervenir en los juicios de cuentas instruidas por la Corte de Cuentas de la República, en los casos establecidos por la ley (numeral 13 del mismo Art. de la Ley antes citada) Esta forma de actuar, además del detrimento producido al patrimonio del Estado, produce otro daño, y es que también defrauda la confianza del pueblo que lo eligió, si se trata de elección popular y la credibilidad del país ante la opinión publica internacional. Delito de concusión. Este delito se encontraba muy arraigado en los trámites que se efectuaban en la importación de mercaderías, era muy frecuente la necesidad que surgía de dar una cantidad de dinero o una prenda a un Agente Aduanal para que pudiese obtenerse con mayor agilidad el producto que se pretendía introducir al país, mas sin embargo, no se conocieron casos en los que alguna persona presentara demanda contra alguien que le hubiera hecho entregar algún dinero por “favores” recibidos en ese trámite. En estos últimos tiempos esta situación ha experimentado algunos cambios en ese sentido. Sin embargo esta situación no ha sido única en el caso mencionado, existen otras entidades en donde, si bien es cierto el empleado no solicita una retribución, la práctica indica que es ese “detalle” el que un empleado espera para prestar el servicio de manera pronta y efectiva. No obstante a que su tipificación se encuentra claramente establecida en el Art. 327 Pn, al mencionar que, “El funcionario o empleado público, agente de autoridad o autoridad pública que, abusando de su calidad o de sus funciones, obligare a otro a dar o prometer a él o a un tercero, dinero u otra utilidad lucrativa, será sancionado con prisión de tres a seis años e inhabilitación especial del cargo o empleo por igual tiempo”. 31 Negociaciones ilícitas. En este acto se configura como delito, aquel tipo de negocios en los cuales, el funcionario o empleado público, que valiéndose de su cargo interviene en contratos, licitación, subasta, decisión o cualquier operación, aprovecha tal circunstancia para forzar o facilitar cualquier forma de participar en negocios, para obtener provecho. Tal situación se tipifica en el Art. 328 de nuestro Código Penal. Este tipo de delito ha querido ser controlado a través de la Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública, ya que se consideraba que este delito se consumaba con mayor frecuencia y facilidad en la adquisición y suministro de bienes y servicios contratados para la administración del Estado. En este delito basta que tanto el empleado o funcionarios (corrupto), se ponga de acuerdo con la persona que suministrará el bien o servicio (corruptor), para lograr viciar un proceso de adquisiciones. En este caso, el que ofrece el servicio o bien, adquiere el compromiso de pagar al que le facilitó obtener ese privilegio, que seguramente no hubiera podido adquirir si se siguiese un correcto proceso de selección. Este delito es muy difícil de comprobar, puesto que implica un beneficio para ambas partes, el suministrante gana al colocar sus productos a un precio superior al de mercado y por otro lado gana el empleado o funcionario, ya que adquiere beneficios por hacer o no hacer, funciones que prácticamente le competen. Para ser descubierto y comprobado, tendría uno de ellos que confesar que ha participado en este delito, lo cual resulta casi imposible por tratarse de uno de los autores del delictivo. Cohecho propio. Según Edgar Alberto Donna, al citar a Moreno, “ Al funcionario público se le debe prohibir el recibo de obsequios, por cuanto esto constituye una forma indirecta de captarse su voluntad e inclinarlo a favorecer a la persona que se le dirige con esos argumentos”.19 Este planteamiento pretende tutelar la 19 Donna, Edgardo Alberto. Ob. Cit. Pág. 251 32 gestión de los funcionarios públicos, por cuanto éste debe encontrarse en funciones para que pueda ejecutarlo. Esta conducta, que se encuentra regulada en los Art. 330 y 331 Pn, que se refieren a casos en los cuales un funcionario público solicitare o recibiere una dádiva o cualquiera otra ventaja indebida o aceptare la promesa, afecta el correcto funcionamiento de la administración pública, ya que estas dádivas se dan en consideración al cargo que se desempeña, de tal manera que se busca que la función que desempeña determinado funcionario o empleado dentro del Estado, es determinante para que pueda darse esta conducta. La función que desempeña el empleado o funcionario, tiene que ver con el valor de la dádiva, por cuanto en esa magnitud o por la función que se medirá el “ favor” que de él se esperaría. Este acto es consumado al recibirse la dádiva y sea destinado para provecho propio. En ese sentido, existen dádivas de poca cuantía pero que por su naturaleza se prestan a que puedan ocurrir con mucha frecuencia, tales como los ocurridos en los puestos fronterizos o aduanales, en los cuales es frecuente que se reciban dádivas de poca cuantía. Por otro lado, existen otras transacciones de menos frecuencia pero donde las sumas pueden ser millonarias, tales como en los casos de las concesiones de licitaciones de gran magnitud, en donde se puede hacer uso de maniobras dentro de los procesos de licitaciones a efecto de favorecer a determinado oferente. Malversación de Fondos Públicos. Este tipo de actos es de los más conocidos y mencionados en nuestro medio, sin embargo, muchas veces se le confunde con otros actos, de mayor gravedad, el peculado, que ya se ha desarrollado anteriormente y que tiene implicaciones de mayor gravedad. La malversación consiste en que los recursos que tienen un destino asignado por la ley, reglamentos o normas, y una unidad ejecutora por destino, son invertidos en otras actividades distintas a las que fueron aprobadas, por lo que la acción se configura al cambiar el destino de los recursos, asignándoles otro que por lo 33 general se encuentra al interior de la misma oficina. Por lo que necesariamente debe existir una normativa para su destino. Por lo que podría, en la malversación, no existir un detrimento en el patrimonio del Estado ni un provecho particular del funcionario público. Pero si existe un incumplimiento legal, al actuar separado de lo que la norma le ha mandado ejecutar, teniendo por objeto esa norma, asegurar que la persona que administre estos recursos, no disponga de ellos según su arbitrio. “La malversación de fondos tiene como objeto de tutela el patrimonio público como sustrato esencial de los servicios públicos y la potencialidad de la administración para cumplir los fines que le son propios depende en gran medida del mantenimiento del sustrato patrimonial que se le atribuye, primando, desde un concepto dinámico, la idoneidad de dicho sustrato patrimonial para llevar a cabo las finalidades que le son propias”.20 En ese sentido, deberá entenderse que la malversación de fondos, no necesariamente se trata de que sean tomados por el funcionario para provecho propio o de un tercero según su voluntad, aunque si puede serlo, pero en este caso estaríamos ante el delito de peculado, delito que como tal, se encuentra tipificado en nuestro Código Penal. Malversación será el uso de fondos para otras actividades estatales no contempladas en la ley presupuestaria, pero que si podría haber sido invertido en otras adquisiciones con fines institucionales, pero que por ese hecho de haberse separado de lo que la ley de presupuesto le autorizó, puede constituirlo en delito. Efectivamente, en el Art. 332, el Código Penal tipifica la malversación como el acto en el cual, “El funcionario o empleado público, que diere a los caudales o efectos que administra, una aplicación diferente de aquella a la que estuvieren legalmente destinados ...” 20 Donna, Edgardo Alberto. Op. Cit. Pag. 259. 34 Con la tipificación de la malversación de los fondos, se pretende asegurar que el dinero y los activos patrimoniales existentes que se ponen a disposición del funcionario público, son orientados para los fines que fueron concebidos. Enriquecimiento ilícito. Este delito parte de hechos presunciosos, ya que su tipificación está orientada a que la persona que desempeña un cargo público, al obtener incrementos en su patrimonio no justificados en razón de sus ingresos, necesariamente se tratará del producto de actos de corrupción. El Art. 333 del Código Penal, establece que, “El funcionario, autoridad o empleado público, que con ocasión del cargo o de sus funciones obtuviere incrementos patrimoniales no justificados …” En nuestra legislación se cuenta también con toda una ley que regula esta situación especial, la cual se desarrolla en la Ley de Enriquecimiento Ilícito, el cual tiene por objeto controlar el patrimonio con que cuentan los funcionarios públicos. Esta normativa, pretende reducir la corrupción dentro del Estado, ya que exige que los funcionarios presenten periódicamente, el estado de su patrimonio. 2.4.3. Delitos Cometidos por Particulares. En nuestro Código Penal, estos actos se encuentran tipificados dentro del Capítulo III, del Título XVI, dentro de los cuales se comprenden: Cohecho Activo, Tráfico de Influencia, Resistencia, Desobediencia de Particulares, Desobediencia en Violencia Intrafamiliar, y Desacato, que se encuentran tipificados en los Art.s 335 al 339 de nuestro Código Penal. Cabe mencionar que dentro de estos delitos, la mayor atención se presta al tráfico de influencia y el cohecho activo, ya que los otros delios son de muy poco conocimiento en nuestro medio. 35 2.4.3.1. Teoría del Delito. Al igual que los delitos antes mencionados, en estos casos difícilmente puede existir error, que sería la única forma con la cual pudiera argumentarse la ausencia de dolo, por lo que en estos delitos, es obvio que el autor debe haber querido hacer valer su posición para obtener provecho, por lo que ha de percibirse un dolo directo21. Tampoco se puede encontrar en estas figuras un acto que implique incurrir en estos delitos, por error en la interpretación de alguna norma que deba aplicar en el desempeño de sus funciones y como resultado de este obtenga provecho personal o particular. 2.4.3.2. Autoría del Delito. A diferencia de los anteriores delitos, estos son cometidos por particulares, y no por empleados o funcionarios públicos, por lo que son delitos comunes, y no requieren por lo tanto tener tales categorías para cometerlos, son los delitos que pueden ser cometidos desde fuera del aparato Estatal. 2.4.3.3. Tentativa en el Delito. Se considera que en estos casos es posible la existencia de tentativa, ya que el autor puede solicitar o hacer el ofrecimiento al funcionario, habiendo ejecutado todos los preparativos para su consumación, pero éste no resultar por la falta de anuencia de otro, caso en el cual no se habrá de concretizar el hecho pretendido. 2.4.3.4 Incidencia del Delito en Nuestro País. Estos delitos ocurren en nuestra sociedad como un complemento de algunos delitos tipificados en la sección anterior, los delitos de corrupción. En éstos, se 21 Donna, Edgardo Alberto. Op. Cit. Pag. 231 36 tienen los corruptos, funcionarios que infringen la ley con la finalidad de lucrarse, en tanto que en los delitos cometidos por particulares, podemos encontrar a los corruptores, que son personas que desde fuera de la Administración del Estado, hacen actos con los cuales, incurriendo en delitos, logran obtener provecho en detrimento del Estado, dentro de ellos se tienten: Cohecho Activo. Este delito sería como la contra parte del cohecho propio y del cohecho impropio, desarrollado anteriormente, en este caso el servidor público recibe del particular, un ofrecimiento de dinero u otro beneficio a cambio de un “favor”. Este delito presenta las mismas características del cohecho propio, ya que se refiere al mismo delito y su aplicación en nuestro país, se verá influenciado por la confianza que se tiene en las entidades de gobierno. En nuestro país, es frecuente encontrarse con estas situaciones, sobre todo en las relacionadas con los procesos de licitaciones de bienes, así como en los concursos de servicios, en los cuales el ofertante, ofrece un beneficio al funcionario a fin de que le sea favorecido con la contratación, acto que es penado en la Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública, pero la pena recae sobre el funcionario que recibe el beneficio, no al corruptor. Tráfico de influencia. Se podrá entender por tráfico de influencia, quien por si o por persona interpuesta aceptare una promesa directa o indirecta para hacer valer indebidamente su influencia ante un funcionario público, a fin de que éste haga, retarde o deje de hacer algo. Generalmente se da en casos como los de colocación de personal en oficinas públicas, quienes no pasan por un proceso de selección y reclutamiento de personal, en el cual se hacen recomendaciones por parte de altos funcionarios políticos. Otro tipo de situaciones en los que se puede apreciar este acto, es en la adquisición de bienes y servicios en donde para adjudicar el suministro a 37 determinada empresas, para lo cual se hace caso omiso a las leyes aplicables, entregándoles el suministro a las empresas que más les convienen. En estos casos de tráfico de influencia, se tiene la peculiaridad de que se genera un compromiso “moral” por parte de la persona que recibe el beneficio de ese tráfico, lo cual puede dar origen a un círculo vicioso de compromisos entre los diferentes funcionarios participantes. Este acto administrativo, además de violentar las normas jurídicas existentes, viola el sentido de ética de los servidores del Estado, al obligarlos a actuar de manera deshonesta, aunque posiblemente no se ocasione un detrimento en el patrimonio del Estado, pero generalmente se busca un beneficio particular. En cuanto a los delitos de Resistencia, Desobediencia de Particulares, Desobediencia en caso de Violencia Intrafamiliar y Desacato, son delitos de los que muy poco se conocen en nuestro país, y por otro lado, no causan mayores incidencias en la afectación de los bienes jurídicos de la Administración Pública. 38 CAPÍTULO III 3.1. DERECHO COMPARADO Haciendo uso del derecho comparado, se efectuará un pequeño estudio de la legislación penal aplicada en España y en la República de Costa Rica, con la finalidad de conocer la forma como en esos países se han legislado los delitos cometidos contra el Estado. Se han tomado esos países, por considerar que, el primero de ellos ha influido fuertemente en materia penal en nuestro país, y el segundo de los mencionados, por que, llama la atención que no obstante a encontrarse ubicado en la misma región centroamericano, es considerado como un país con muy pocos problemas delictivos dentro de su aparato estatal. 3.1.1. España. El Código Penal vigente en España, tiene gran similitud al aplicado en nuestro país, incluso en su estructura, ya que, al igual que el nuestro, en los primeros capítulos se desarrollan los principios que lo rigen, seguidos de la tipificación de los delitos en ellos contemplados, así como de las circunstancias atenuantes y agravantes que en ellos han de considerarse. Se hace también, mención de las diferentes clases de penas, las que son acreedoras de privativación de libertad y de derechos, y las que se sancionan con multas, penas accesorias y otros tipos de responsabilidades. En cuanto a la tutela de los bienes jurídicos, es primero en su orden, al igual que nuestro Código, los relativos a la vida, del nacido y del no nacido, así como de la integridad física en sus diversas formas, la libertad sexual. Siguen la protección del patrimonio, a la propiedad y el honor de las personas. 39 Se protege además el patrimonio de la Hacienda Pública y la Seguridad Social, los derechos de los trabajadores, delitos de falsedad. Encontramos además, delitos contra la administración de justicia, los que atentan contra la constitución y el orden público, delitos de traición y contra la comunidad internacional, así como los diversos delitos sancionados como de faltas. 3.1.1.1 Los Delitos Contra los Bienes Jurídicos de la Administración Pública. En el Título XIX del Código Penal español, encontramos los Delitos Contra la Administración Pública, de cuyo Código se extraen los capítulos y artículos que a continuación se mencionan. En el primer Capítulo, se encuentra la prevención de los funcionarios públicos y otros comportamientos injustos, así: Al funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en un asunto administrativo. ( Art. 404). A la autoridad o funcionario público que, en el ejercicio de su competencia y a sabiendas de su ilegalidad, propusiere, nombrare o diere posesión para el ejercicio de un determinado cargo público a cualquier persona sin que concurran los requisitos legalmente establecidos para ello, la misma pena de multa se impondrá a la persona que acepte la propuesta, nombramiento o toma de posesión. (Arts. 405, 406). En el Capítulo segundo, se encuentran penas ante las siguientes conductas: Del abandono de destino y de la omisión del deber de perseguir delitos. 1. A la autoridad o funcionario público que abandonare su destino con el propósito de no impedir o no perseguir cualquiera de los delitos comprendidos en los Títulos XXI, XXII, XXIII y XXIV. 40 2. Las mismas penas se impondrán, respectivamente, cuando el abandono tenga por objeto no ejecutar las penas correspondientes a estos delitos impuestas por la autoridad judicial competente. ( Art. 407). La autoridad o funcionario que, faltando a la obligación de su cargo, dejare intencionadamente de promover la persecución de los delitos de que tenga noticia o de sus responsables (Art. 408). A las autoridades o funcionarios públicos que promovieren, dirigieren u organizaren el abandono colectivo y manifiestamente ilegal de un servicio público. Las autoridades o funcionarios públicos que meramente tomaren parte en el abandono colectivo o manifiestamente ilegal de un servicio público esencial y con grave perjuicio de éste o de la comunidad. ( Art. 409). En el Capitulo Tercero, se sancionan las conductas relativas a la desobediencia y denegación de auxilio., mediante las siguientes conductas: Las autoridades o funcionarios públicos que se negaren abiertamente a dar el debido cumplimiento a resoluciones judiciales, decisiones u órdenes de la autoridad superior, dictadas dentro del ámbito de su respectiva competencia y revestidas de las formalidades legales. (Art. 410). La autoridad o funcionario público que, habiendo suspendido, por cualquier motivo que no sea el expresado en el apartado segundo del Art. anterior, la ejecución de las órdenes de sus superiores, las desobedeciere después de que aquéllos hubieren desaprobado la suspensión. (Art. 411). El funcionario público que, requerido por autoridad competente, no prestare el auxilio debido para la Administración de Justicia u otro servicio público. Habrá agravante si el requerido fuera autoridad, jefe o responsable de una fuerza pública o un agente de la autoridad. ( Art. 412). La autoridad o funcionario público que, requerido por un particular a prestar algún auxilio a que venga obligado por razón de su cargo para evitar un delito contra la vida de las personas, se abstuviera de prestarlo. ( Art. 412). 41 Así también, si se tratase de un delito contra la integridad, libertad sexual, salud o libertad de las personas, será castigado con la pena de multa de doce a dieciocho meses y suspensión de empleo o cargo público de uno a tres años. ( Art. 412). En el caso de que tal requerimiento lo fuera para evitar cualquier otro delito u otro mal, se castigará con la pena de multa de tres a doce meses y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos años. ( Art. 412). En el Capítulo Cuarto, se contemplan las conductas relacionadas con la infidelidad en la custodia de documentos y de la violación de secretos: La autoridad o funcionario público que, a sabiendas, sustrajere, destruyere, inutilizare u ocultare, total o parcialmente, documentos cuya custodia le esté encomendada por razón de su cargo, incurrirá en las penas de prisión de uno a cuatro años, multa de siete a veinticuatro meses, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a seis años. ( Art. 413). A la autoridad o funcionario público que, por razón de su cargo, tenga encomendada la custodia de documentos respecto de los que la autoridad competente haya restringido el acceso, y que a sabiendas destruya o inutilice los medios puestos para impedir ese acceso o consienta su destrucción o inutilización, incurrirá en la pena de prisión de seis meses a un año o multa de seis a veinticuatro meses y, en cualquier caso, inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años. El particular que destruyere o inutilizare los medios a que se refiere el apartado anterior, será castigado con la pena de multa de seis a dieciocho meses. ( Art. 414). La autoridad o funcionario público no comprendido en el Art. anterior que, a sabiendas y sin la debida autorización, accediere o permitiere acceder a documentos secretos cuya custodia le esté confiada por razón de su cargo, incurrirá en la pena de multa de seis a doce meses, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años. (Art. 415). 42 Serán castigados con las penas de prisión o multa inmediatamente inferiores a las respectivamente señaladas en los tres Art.s anteriores los particulares encargados accidentalmente del despacho o custodia de documentos, por comisión del Gobierno o de las autoridades o funcionarios públicos a quienes hayan sido confiados por razón de su cargo, que incurran en las conductas descritas en los mismos. ( Art. 416). La autoridad o funcionario público que revelare secretos o informaciones de los que tenga conocimiento por razón de su oficio o cargo y que no deban ser divulgados, incurrirá en la pena de multa de doce a dieciocho meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años. Si de la revelación a que se refiere el párrafo anterior resultara grave daño para la causa pública o para tercero, la pena será de prisión de uno a tres años, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a cinco años. Si se tratara de secretos de un particular, las penas serán las de prisión de dos a cuatro años, multa de doce a dieciocho meses, y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años. (Art. 417). El particular que aprovechare para sí o para un tercero el secreto o la información privilegiada que obtuviere de un funcionario público o autoridad, será castigado con multa del tanto al triple del beneficio obtenido o facilitado. Si resultara grave daño para la causa pública o para tercero, la pena será de prisión de uno a seis años. (Art. 418). El Capítulo Quinto, se refiere al cohecho, y en él tipifica las siguientes con conductas: La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un tercero, solicitare o recibiere, por sí o por persona interpuesta, dádiva o presente o aceptare ofrecimiento o promesa para realizar en el ejercicio de su cargo una acción u omisión constitutivas de delito, incurrirá en la pena de prisión de dos a seis años, multa del tanto al triple del valor de la dádiva e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de siete a doce años, sin perjuicio de la 43 pena correspondiente al delito cometido en razón de la dádiva o promesa. ( Art. 419). La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un tercero, solicite o reciba, por sí o por persona interpuesta, dádiva o promesa por ejecutar un acto injusto relativo al ejercicio de su cargo que no constituya delito, y lo ejecute, incurrirá en la pena de prisión de uno a cuatro años e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de seis a nueve años, y de prisión de uno a dos años e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a seis años, si no llegara a ejecutarlo. En ambos casos se impondrá, además, la multa del tanto al triple del valor de la dádiva. ( Art. 420). Cuando la dádiva solicitada, recibida o prometida tenga por objeto que la autoridad o funcionario público se abstenga de un acto que debiera practicar en el ejercicio de su cargo, las penas serán de multa del tanto al doble del valor de la dádiva e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años. ( Art. 421). Lo dispuesto en los Art.s precedentes será también aplicable a los jurados, árbitros, peritos, o cualesquiera personas que participen en el ejercicio de la función pública. ( Art. 422). Los que con dádivas, presentes, ofrecimientos o promesas corrompieren o intentaren corromper a las autoridades o funcionarios públicos serán castigados con las mismas penas de prisión y multa que éstos. Los que atendieren las solicitudes de las autoridades o funcionarios públicos, serán castigados con la pena inferior en grado a la prevista en el apartado anterior. (Art. 423). Cuando el soborno mediare en causa criminal en favor del reo por parte de su cónyuge u otra persona a la que se halle ligado de forma estable por análoga relación de afectividad, o de algún ascendiente, descendiente o hermano, por naturaleza, por adopción o afines en los mismos grados, se impondrá al sobornador la pena de multa de tres a seis meses. (Art. 424). 44 La autoridad o funcionario público que solicitare dádiva o presente o admitiere ofrecimiento o promesa para realizar un acto propio de su cargo o como recompensa del ya realizado, incurrirá en la pena de multa del tanto al triple del valor de la dádiva y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a tres años. En el caso de recompensa por el acto ya realizado, si éste fuera constitutivo de delito se impondrá, además, la pena de prisión de uno a tres años, multa de seis a diez meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de diez a quince años. (Art. 425). La autoridad o funcionario público que admitiere dádiva o regalo que le fueren ofrecidos en consideración a su función o para la consecución de un acto no prohibido legalmente, incurrirá en la pena de multa de tres a seis meses. ( Art. 426). Quedará exento de pena por el delito de cohecho el particular que haya accedido ocasionalmente a la solicitud de dádiva o presente realizada por autoridad o funcionario público y denunciare el hecho a la autoridad que tenga el deber de proceder a su averiguación, antes de la apertura del correspondiente procedimiento, siempre que no hayan transcurrido más de diez días desde la fecha de los hechos. ( Art. 427). En el Capítulo Sexto, se encuentran los delitos relativos al tráfico de influencias: El funcionario público o autoridad que influyere en otro funcionario público o autoridad prevaliéndose del ejercicio de las facultades de su cargo o de cualquier otra situación derivada de su relación personal o jerárquica con éste o con otro funcionario o autoridad para conseguir una resolución que le pueda generar directa o indirectamente un beneficio económico para sí o para un tercero, incurrirá en las penas de prisión de seis meses a un año, multa del tanto al doble del beneficio perseguido u obtenido, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a seis años. Si obtuviere el beneficio perseguido se impondrán las penas en su mitad superior. ( Art. 428). 45 El particular que influyere en un funcionario público o autoridad prevaliéndose de cualquier situación derivada de su relación personal con éste o con otro funcionario público o autoridad para conseguir una resolución que le pueda generar, directa o indirectamente, un beneficio económico para sí o para un tercero, será castigado con las penas de prisión de seis meses a un año, y multa del tanto al doble del beneficio perseguido u obtenido. Si obtuviere el beneficio perseguido se impondrán las penas en su mitad superior. Los que, ofreciéndose a realizar las conductas descritas en los Art.s anteriores, solicitaren de terceros dádivas, presentes o cualquier otra remuneración, o aceptaren ofrecimiento o promesa, serán castigados con la pena de prisión de seis meses a un año. En cualquiera de los supuestos a que se refiere este Art., la autoridad judicial podrá imponer también la suspensión de las actividades de la sociedad, empresa, organización o despacho y la clausura de sus dependencias abiertas al público por tiempo de seis meses a tres años. (Art. 430). En el Capítulo Séptimo, se regulan la malversación, así: La autoridad o funcionario público que, con ánimo de lucro, sustrajere o consintiere que un tercero, con igual ánimo, sustraiga los caudales o efectos públicos que tenga a su cargo por razón de sus funciones, incurrirá en la pena de prisión de tres a seis años e inhabilitación absoluta por tiempo de seis a diez años. Se impondrá la pena de prisión de cuatro a ocho años y la de inhabilitación absoluta por tiempo de diez a veinte años si la malversación revistiera especial gravedad atendiendo al valor de las cantidades sustraídas y al daño o entorpecimiento producido al servicio público. Las mismas penas se aplicarán si las cosas malversadas hubieran sido declaradas de valor histórico o artístico, o si se tratara de efectos destinados a aliviar alguna calamidad pública. Cuando la sustracción no alcance la cantidad de quinientas mil pesetas, se impondrán las penas de multa superior a dos y hasta cuatro meses, prisión de 46 seis meses a tres años y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a un año. ( Art. 432). La autoridad o funcionario público que destinare a usos ajenos a la función pública los caudales o efectos puestos a su cargo por razón de sus funciones, incurrirá en la pena de multa de seis a doce meses, y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a tres años. Si el culpable no reintegrara el importe de lo distraído dentro de los diez días siguientes al de la incoación del proceso, se le impondrán las penas del Art. anterior. ( Art. 433). La autoridad o funcionario público que, con ánimo de lucro propio o ajeno y con grave perjuicio para la causa pública, diere una aplicación privada a bienes muebles o inmuebles pertenecientes a cualquier Administración o Entidad estatal, autonómica o local u Organismos dependientes de alguna de ellas, incurrirá en las penas de prisión de uno a tres años e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a seis años. ( Art. 434). Las disposiciones de este capítulo son extensivas: 1.º A los que se hallen encargados por cualquier concepto de fondos, rentas o efectos de las Administraciones públicas. 2.º A los particulares legalmente designados como depositarios de caudales o efectos públicos. 3.º A los administradores o depositarios de dinero o bienes embargados, secuestrados o depositados por autoridad pública, aunque pertenezcan a particulares. (Art.435). El Capítulo Octavo, se refiere a los fraudes y exacciones ilegales: La autoridad o funcionario público que, interviniendo por razón de su cargo en cualquiera de los actos de las modalidades de contratación pública o en liquidaciones de efectos o haberes públicos, se concertara con los interesados o usase de cualquier otro artificio para defraudar a cualquier ente público, incurrirá 47 en las penas de prisión de uno a tres años e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de seis a diez años. ( Art. 436). La autoridad o funcionario público que exigiere, directa o indirectamente, derechos, tarifas por aranceles o minutas que no sean debidos o en cuantía mayor a la legalmente señalada, será castigado, sin perjuicio de los reintegros a que viniere obligado, con las penas de multa de seis a veinticuatro meses y de suspensión de empleo o cargo público por tiempo de seis meses a cuatro años. (Art. 437). La autoridad o funcionario público que, abusando de su cargo, cometiere algún delito de estafa o apropiación indebida, incurrirá en las penas respectivamente señaladas a éstos, en su mitad superior, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos a seis años. (Art. 438). El Capitulo Noveno, se refiere a las negociaciones y actividades prohibidas a los funcionarios públicos y de los abusos en el ejercicio de su función, así: La autoridad o funcionario público que, debiendo informar, por razón de su cargo, en cualquier clase de contrato, asunto, operación o actividad, se aproveche de tal circunstancia para forzar o facilitarse cualquier forma de participación, directa o por persona interpuesta, en tales negocios o actuaciones, incurrirá en la pena de multa de doce a veinticuatro meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a cuatro años. ( Art. 439). Los peritos, árbitros y contadores partidores que se condujeren del modo previsto en el Art. anterior, respecto de los bienes o cosas en cuya tasación, partición o adjudicación hubieran intervenido, y los tutores, curadores o albaceas respecto de los pertenecientes a sus pupilos o testamentarías, serán castigados con la pena de multa de doce a veinticuatro meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público, profesión u oficio, guarda, tutela o curatela, según los casos, por tiempo de tres a seis años. ( Art. 440). La autoridad o funcionario público que, fuera de los casos admitidos en las Leyes o Reglamentos, realizare, por sí o por persona interpuesta, una actividad profesional o de asesoramiento permanente o accidental, bajo la dependencia o al 48 servicio de entidades privadas o de particulares, en asunto en que deba intervenir o haya intervenido por razón de su cargo, o en los que se tramiten, informen o resuelvan en la oficina o centro directivo en que estuviere destinado o del que dependa, incurrirá en las penas de multa de seis a doce meses, y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años. ( Art. 441). La autoridad o funcionario público que haga uso de un secreto del que tenga conocimiento por razón de su oficio o cargo, o de una información privilegiada, con ánimo de obtener un beneficio económico para sí o para un tercero, incurrirá en las penas de multa del tanto al triple del beneficio perseguido, obtenido o facilitado e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos a cuatro años. Si obtuviere el beneficio perseguido se impondrán las penas en su mitad superior. Si resultara grave daño para la causa pública o para tercero, la pena será de prisión de uno a seis años, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de siete a diez años. A los efectos de este Art., se entiende por información privilegiada toda información de carácter concreto que se tenga exclusivamente por razón del oficio o cargo público y que no haya sido notificada, publicada o divulgada. ( Art. 442). Será castigado con la pena de prisión de uno a dos años e inhabilitación absoluta por tiempo de seis a doce años, la autoridad o funcionario público que solicitare sexualmente a una persona que, para sí misma o para su cónyuge u otra persona con la que se halle ligado de forma estable por análoga relación de afectividad, ascendiente, descendiente, hermano, por naturaleza, por adopción, o afín en los mismos grados, tenga pretensiones pendientes de la resolución de aquél o acerca de las cuales deba evacuar informe o elevar consulta a su superior. ( Art. 443). El funcionario de Instituciones Penitenciarias o de centros de protección o corrección de menores que solicitare sexualmente a una persona sujeta a su guarda, será castigado con la pena de prisión de uno a cuatro años, e inhabilitación absoluta por tiempo de seis a doce años. 49 En las mismas penas incurrirán cuando la persona solicitada fuera ascendiente, descendiente, hermano, por naturaleza, por adopción, o afines en los mismos grados, de persona que tuviere bajo su guarda. Incurrirá, asimismo, en estas penas cuando la persona solicitada sea cónyuge de persona que tenga bajo su guarda o se halle ligada a ésta de forma estable por análoga relación de afectividad. ( Art. 444). Las penas previstas en los dos Art.s anteriores se impondrán sin perjuicio de las que correspondan por los delitos contra la libertad sexual efectivamente cometidos. (Art. 445). 3.1.1.2 Ventajas. Al efectuar un análisis de los delitos contra los bienes jurídicos del Estado, contemplados en el Código Penal español, se pueden establecer algunas ventajas con respecto a nuestro Código. ¾ En el Código español, se tipifica como pena, los actos que un funcionario público realice, en el ejercicio de su competencia y a sabiendas de su ilegalidad, propusiere, nombrare o diere posesión para el ejercicio de un determinado cargo público a cualquier persona sin que concurran los requisitos legalmente establecidos para ello, y sanciona también al empleado que en esta condición lo acepta. Nuestra legislación no sanciona estos actos, por lo que son muy comunes en la Administración Pública, y que en ciertos casos derivan en detrimento al Estado, al contratarse personas no idóneas, dando como resultado la prestación de servicios deficientes a la población. ¾ El Código español, también sanciona con penas de prisión o multa a los particulares encargados accidentalmente del despacho o custodia de documentos, por comisión del Gobierno o de las autoridades o funcionarios públicos a quienes hayan sido confiados por razón de su cargo, que incurran 50 en las conductas destrucción o sustracción de documentos o permitan que otros lo hicieren. ( Art. 416). Nuestro Código, no contempla penalmente estas conductas que posibles particulares pudieras efectuar, no obstante al riesgo que ello representa en determinados casos. ¾ En el código español, se tipifica como delito el hecho de que un funcionario público reciba el ofrecimiento de una dádiva, sin necesidad de que se presente la conducta activa del funcionario de pedirla. ( Art. 419). Nuestro Código tipifica la conducta activa de pedir la dádiva por sí o por medio de otra persona. Es interesante la tipificación de aceptar el ofrecimiento, ya que con ellos se estaría previniendo una conducta del funcionario que pudiera dar lugar a un particular de hacer el ofrecimiento. ¾ A manera de estímulo para un particular, el Código español deja exento de pena por el delito de cohecho al particular que haya accedido ocasionalmente a la solicitud de dádiva o presente realizar por autoridad o funcionario público y denunciare el hecho a la autoridad que tenga el deber de proceder a su averiguación. En nuestro Código, este estímulo no existe, para que un particular pueda denunciar ante autoridad competente, algún ilícito que de lugar a investigar el desempeño de un funcionario público. ¾ En el Código español, se estable de manera expresa, penas, para el funcionario de Instituciones Penitenciarias o de centros de protección o corrección de menores que solicitare sexualmente a una persona sujeta a su guarda. Es de resaltar que esta pena se aplica sin perjuicio de la aplicación de las otras penas a que dieran lugar bajo la tipificación de las leyes especiales. Esta pena es de mucha importancia que sea expresada de esta forma, ya que en nuestro Código Penal, situaciones como estas son tipificadas de forma general, bajo el título de Acoso sexual. 51 3.1.1.3. Desventajas. Dentro de las desventajas del Código Penal español con respecto al nuestro, se pueden observar las siguientes: ¾ El Código español, si bien es cierto es bastante amplio en los delitos que tipifica contra la Administración Pública, no se encuentra ordenado de manera precisa. El Código salvadoreño hace una ordenación, clasificando claramente los diferentes tipos penales en la Administración Pública. ¾ El Código español causa ciertas confusiones entre el delito de malversación y el de peculado, al tipificarlo como la sustracción de recursos del Estado para provecho particular, al establecer que, el funcionario público que, con ánimo de lucro, sustrajere o consintiere que un tercero, con igual ánimo, sustraiga los caudales o efectos. Nuestro código penal, establece claras diferencias entre la malversación y el peculado. El primero de éstos se refiere a un uso no autorizado, pero sin ser sustraído para fines particulares, en tanto el peculado, se refiere a la sustracción de fondos para usos particulares. ¾ El Código español no contempla epígrafes por cada uno de los Artículos de que consta. El Código salvadoreño tiene en cada uno de los Artículos, un epígrafe que le permite identificar con facilidad cada tipo penal que en él se contemplan. 3.1.2. Costa Rica. El Código Penal costarricense tiene una gran similitud al vigente en nuestro país, lo cual es una de las razones que motivó a considerarlo en nuestro estudio, ya 52 que no obstante su parecido, los actos delictivos que lesionan los bienes jurídicos de la Administración Pública de ese país, no son muy conocidos, cuando menos a nivel de noticia. En el libro primero se refiere a lo que es la Ley Penal, los hechos punibles, del autor, de las penas, de la extinción de la acción pena, de la pena y de las medidas de seguridad, de consecuencias civiles del hecho punible. El libro segundo se refiere a los delitos contra la buena fe de los negocios, la seguridad común, la tranquilidad pública, la seguridad de la nación, los poderes públicos y el orden constitucional, la autoridad pública, la administración de justicia, los deberes de la función pública, la fe pública, los derechos humanos. El tercer libro se refiere a las contravenciones contra la persona, el honor, las buenas costumbres, el estado civil, la inviolabilidad de terrenos, la propiedad, patrimonio y el orden público. 3.1.2.1 Los Delitos Contra los Bienes Jurídicos de la Administración Pública. El título XV del Código Penal costarricense, regula los Delitos Contra los Deberes de la Función Pública, Sección I, regula los Abusos de Autoridad, así: Abuso de Autoridad. Será reprimido con treinta a noventa días multa, el funcionario público, que, abusando de su cargo, ordenare o cometiere cualquier acto arbitrario en perjuicio de los derechos de alguien. (Art. 331). Incumplimiento de deberes. Será reprimido con veinte a sesenta días multa, el funcionario público que ilegalmente omitiere, rehusare hacer o retardare algún acto propio de función. (Art. 332). Denegación de auxilio. Será reprimido con prisión de tres meses a dos años el jefe o agente de la fuerza pública, que rehusare, omitiere o retardare la prestación de un auxilio legalmente requerido por autoridad competente. (Art. 333). Requerimiento de fuerza contra actos legítimos. Será reprimido con prisión de tres meses a tres años, el funcionario público que requiriere la asistencia de la 53 fuerza pública contra la ejecución de disposiciones u órdenes legales de la autoridad o de sentencias o de mandatos judiciales. (Art. 334). Nombramientos ilegales. Será reprimido con treinta a noventa días multa el funcionario público que propusiere o nombrare para cargo público a persona en quien no concurrieren los requisitos legales. (Art. 337). Violación de fueros. Será reprimido con treinta a cien días multa, el funcionario público que, en el arresto o formación de causa contra una persona con privilegio de antejuicio, no guardare la forma prescrita en la Constitución o las leyes respectivas. (Art. 338). Divulgación de secretos. Será reprimido con prisión de tres meses a dos años el funcionario público que divulgare hechos, actuaciones o documentos, que por la ley deben quedar secretos. (Art. 339). En cuanto a los delitos cometidos por particulares, el Código Costarricense los contempla como, Corrupción de Funcionarios, en la sección segunda del Capítulo XV: Cohecho impropio. Será reprimido con prisión de seis meses a dos años, el funcionario público que, por sí o por persona interpuesta, recibiere una dádiva o cualquier otra ventaja indebida o aceptare la promesa de una retribución de esa naturaleza para hacer un acto propio de sus funciones. (Art. 340). Cohecho propio. Será reprimido, con prisión de dos a seis años y con inhabilitación para el ejercicio de cargos y empleos públicos de diez a quince años, el funcionario público que por sí o por persona interpuesta, recibiere una dádiva o cualquier otra ventaja o aceptare la promesa directa o indirecta de una retribución de esa naturaleza para hacer un acto contrario a sus deberes o para no hacer o para retardar un acto propio de sus funciones. (Art. 341). Corrupción agravada. Si los hechos a que se refieren los dos Artículos anteriores tuvieren como fin el otorgamiento de puestos públicos, jubilaciones, 54 pensiones, o la celebración de contratos en los cuales esté interesada la administración a la que pertenece el funcionario, la pena de prisión será: 1) En el caso del Art. 338, de uno a cinco años; 2) En el caso del Art. 339, de tres a diez años. (Art. 342). Aceptación de dádivas por un acto cumplido, Será reprimido, según el caso, con las penas establecidas en los Art.s 338 y 339 disminuidas en un tercio, el funcionario público que, sin promesa anterior, aceptare una dádiva o cualquier otra ventaja indebida por un acto cumplido u omitido en su calidad de funcionario. (Art. 343). Corrupción de Jueces. En el caso del Art. 339, la pena será de cuatro a doce años de prisión, si el autor fuere Juez o un árbitro y la ventaja o la promesa tuviere por objeto favorecer o perjudicar a una parte en el trámite o la resolución de un proceso, aunque sea de carácter administrativo. Si la resolución injusta fuere una condena penal a más de ocho años de prisión, la pena será de prisión de cuatro a ocho años. (Art. 344). Penalidad del corruptor. Las penas establecidas en los cinco Art.s anteriores son aplicables al que diere o permitiere al funcionario público una dádiva o la ventaja indebida. (Art. 345). Enriquecimiento ilícito. Será reprimido con prisión de seis meses a dos años, el funcionario público que sin incurrir en un delito más severamente penado: 1) Aceptare una dádiva cualquiera o la promesa de una dádiva para hacer valer la influencia derivada de su cargo ante otro funcionario, para que éste haga o deje de hacer algo relativo a sus funciones; 2) Utilizare con fines de lucro para sí o para un tercero, informaciones o datos de carácter reservado de los que haya tomado conocimiento en razón de su cargo; 55 3) Admitiere dádivas que le fueren presentadas u ofrecidas en consideración a su oficio, mientras permanezca en el ejercicio del cargo; y 4) No justificare, al ser debidamente requerido, la procedencia de un incremento considerable a su patrimonio posterior a la asunción de un cargo público. (Art. 346). Negociaciones incompatibles. Será reprimido con prisión de uno a cuatro años, el funcionario público que, directamente, por persona interpuesta o por acto simulado, se interesare en cualquier contrato u operación en que intervenga por razón de su cargo. Esta disposición es aplicable a los árbitros, amigables componedores, peritos, contadores, tutores, albaceas, curadores, con respecto a las funciones cumplidas en el carácter de tales. (Art. 347). En la Sección Tercera, del mismo Capitulo, regula los delitos de Concusión y Exacción, así: Concusión. Se impondrá prisión de dos a ocho años, el funcionario público que, abusando de su calidad o de sus funciones, obligare o indujere a alguien a dar o prometer indebidamente, para sí o para un tercero, un bien o un beneficio patrimonial. (Art. 348). Exacción ilegal. Será reprimido con prisión de un mes a un año el funcionario público que abusando de su cargo, exigiere o hiciere pagar o entregar una contribución o un derecho indebido o mayores que los que corresponden. (Art. 349). En la Sección IV, de este mismo Capítulo, sanciona los delitos de Prevaricato y Patrocinio Infiel, así: 56 Prevaricato. Se impondrá prisión de dos a seis años al funcionario judicial o administrativo que dictare resoluciones contrarias a la ley o las fundare en hechos falsos. Si se tratare de una sentencia condenatoria en causa criminal, la pena será de tres a quince años de prisión. Lo dispuesto en el párrafo primero de este Art. será aplicable en su caso, a los árbitros y arbitradores. (Art. 350). Patrocinio infiel. Será reprimido con prisión de seis meses a tres años el abogado o mandatario judicial que perjudicare los intereses que le han sido confiados sea por entendimiento con la otra parte, sea de cualquier otro modo. (Art. 351). Doble representación. Será reprimido con quince a sesenta días multa, el abogado o mandatario judicial que, después de haber asistido o representado a una parte, asumiere sin el consentimiento de ésta, simultánea o sucesivamente la defensa o representación de la contraria en la misma causa. (Art. 352). Sujetos equiparados. Las disposiciones de los dos Artículos anteriores serán aplicables a los asesores y demás funcionarios encargados de emitir su dictamen ante las autoridades. (Art. 353). La Sección V, del referido Capítulo, se refiere a los delitos de Peculado y Malversación. Peculado. Será reprimido con prisión de tres a doce años, el funcionario público que sustrajere o distrajere dinero o bienes cuya administración, percepción o custodia le haya sido confiada por razón de su cargo. Y con prisión de tres meses a dos años el que empleare en provecho propio o de terceros trabajos o servicios pagados por la Administración Pública. (Art. 354). 57 Facilitación culposa de substracciones. Será reprimido con treinta a ciento cincuenta días multa, el funcionario público que por culpa hubiere hecho posible o facilitado que otra persona sustrajere el dinero. (Art. 355). Será reprimido con treinta a noventa días multa, el funcionario público que teniendo fondos expeditos, demorare injustificadamente un pago ordinario decretado por la autoridad competente o no observare en los pagos las prioridades establecidas por la ley o sentencias judiciales o administrativas. (Art. 357). En la misma pena incurrirá el funcionario público que requerido por la autoridad competente, rehusare entregar una cantidad o efecto depositado o puesto bajo su custodia o administración. (Art. 357). En la Sección VI, se establecen las disposiciones comunes a los delitos contemplados en los tres Títulos anteriores, así: Delitos cometidos por funcionarios públicos. Cuando quien cometiere los delitos contra la autoridad pública, contra la administración de justicia o contra los deberes de la función pública fuere un empleado o funcionario público, quedan los jueces facultados para imponer además de las penas consignadas en cada caso, las de inhabilitación absoluta o especial en el tanto que estimen pertinente, de acuerdo con la gravedad del hecho y dentro de los límites fijados para esta pena. (Art. 358). 3.1.2.2. Ventajas. Resulta difícil estableces ventaja, así como desventajas entre el Código Penal aplicado en Costa Rica y el vigente en nuestro país, ya que son muy similares en su contenido, más sin embargo se mencionan las siguientes ventajas: 58 ¾ El Código costarricense, tipifica como delito, los nombramientos ilegales, para cargo público a persona en quien no concurrieren los requisitos legales. (Art. 337). Nuestro Código no tipifica como delito, esta conducta, de nombrar en un cargo a funcionario o empleado sin que éste cumpla con la condición necesaria para desempeñar el cargo con la eficiencia deseada. Este acto, es tipificado por el Código español, resulta curioso que el nuestro no lo haya considerado, ya que esto es de mucha práctica en nuestra administración pública, y que deriva en deficiencia en el desempeño de las funciones encomendadas. ¾ El Código costarricense, en cuanto al delito de enriquecimiento ilícito, define los actos que pueden concurrir para la existencia de este delito, como: 1) Aceptare dádiva para hacer valer la influencia derivada de su cargo ante otro funcionario, para que éste haga o deje de hacer algo relativo a sus funciones; 2) Utilizare con fines de lucro para sí o para un tercero informaciones o datos de carácter reservado de los que haya tomado conocimiento en razón de su cargo; 3) Admitiere dádivas que le fueren presentadas u ofrecidas en consideración a su oficio, mientras permanezca en el ejercicio del cargo. (Art. 346). Nuestro Código Penal, únicamente menciona la posibilidad de un incremento no justificado en el patrimonio, sin mencionar las posibles causas que lograron ese incremento del patrimonio no justificado. ¾ El Código Penal de Costa Rica, sanciona al funcionario público que teniendo fondos expeditos, demorare injustificadamente un pago ordinario decretado por la autoridad competente o no observare en los pagos las prioridades establecidas por la ley o sentencias judiciales o administrativas. (Art. 357), así como al funcionario público que requerido por la autoridad competente, rehusare entregar una cantidad o efecto depositado o puesto bajo su custodia o administración. (Art. 357). 59 El Código Penal salvadoreño, no penaliza las conductas de funcionarios que, sin causa y con existencia de disponibilidad de fondos, no precede a efectuar los pagos que ya han sido autorizados para tales efectos. Esta condición hace que muchos de esos actos ocurran en la administración pública y que afectan el desempeño eficiente de las entidades del Estado. 3.1.2.3. Desventajas. Dentro de las desventajas que podemos señalar al Código Penal costarricense, con respecto a nuestro código penal, se tienen: ¾ La mayoría de las sanciones tipificadas contra actos que atentan contra los bienes de la Administración Pública, el Código de Costa Rica, los penaliza con sanciones menos severas que las que sanciona nuestro Código, tales como: Abuso de Autoridad. Se reprime con treinta a noventa días multa, (Art. 331). Enriquecimiento ilícito. Será reprimido con prisión de seis meses a dos años. (Art. 346). Cohecho propio. Será reprimido, con prisión de dos a seis años (Art. 341). Peculado. Será reprimido con prisión de tres a doce años. (Art. 354). En nuestro Código Penal, se tienen sanciones mayores, lo que puede ser reflejo de una necesidad por reprimir actos que han ocurrido con mayor frecuencia o tenemos una mayor susceptibilidad a que se comentan, así como: Actos arbitrarios, son sancionados con prisión de dos a cuatro años (Art. 320). Peculado. Se sanciona con prisión de cinco a diez años e inhabilitación especial del cargo o empleo por el mismo tiempo (Art. 325). 60 Enriquecimiento ilícito, se sanciona con prisión de tres a diez años (Art. 333). Cohecho Activo, es sancionado con prisión de seis a diez años (Art. 335). ¾ El Código de Costa Rica, incluye dentro de los delitos de contra los Deberes de la Función Pública, incluye los relativos con la Administración de Justicia, tales como, los delitos de Corrupción de Jueces. (Art. 344); Prevaricato y el Patrocinio Infiel (Arts. 350 y 351). En nuestro Código Penal, los delitos relativos a la Administración de justicia, se encuentran separados de los delitos relativos a la Administración de Pública. (Título XV) 61 CAPITULO IV CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES. 5.1. CONCLUSIONES. Con base a los resultados de la investigación realizada, es posible concluir que se logró abordar el problema planteado como motivo del trabajo de investigación, lográndose de igual manera, los objetivos previamente establecidos, así: 2. La protección a los bienes jurídicos de la Administración Pública, ha sido interés de los pueblos desde los inicios de la conformación de los Estados. En ese sentido, nuestra legislación penal, contempla la protección a una serie de bienes jurídicos que son esenciales para el normal y correcto desempeño de sus atribuciones, los que podemos clasificar en los siguientes: a) Los bienes jurídicos que protegen el correcto desempeño de las funciones de la Administración Pública. En ellos encontramos los delitos relativos a los Abusos de Autoridad: Actos arbitrarios; Incumplimiento de deberes; Desobediencia; Denegación de auxilio; Revelación de hechos, actuaciones y documentos secretos por empleado oficial. Así también se incluyen en éstos los relativos a aquellos cometidos por particulares. En estas figuras delictivas se puede observar el interés del legislador por tutelar, como bien jurídico, el eficiente desempeño de los servidores de la Administración Pública, ya que al no desempeñarse correctamente, impactan en forma negativa en los servicios que deben prestar al público. 62 Esto implicaría que el Estado, estaría incurriendo en pagos a funcionarios que no están desempeñando, correctamente las funciones para las cuales han sido contratados, lo que en determinadas circunstancias derivan en erogaciones que el Estado tiene que cubrir por demandas interpuestas en su contra, que han sido motivados por que alguno de sus funcionarios no actuó con diligencia ni apego a derecho. b) Se tienen también, los que protegen, como bien jurídico de la Administración Pública, es el patrimonio de las entidades del Estado, contemplados como Delitos de Corrupción, en los que encontramos: el Peculado, Concusión, Negociaciones ilícitas, Exacción, Cohecho, Malversación, Enriquecimiento ilícito, Infidelidad en la Custodia de Registros y Documentos Públicos. Con la tipificación de estos actos, se puede observar que el bien jurídico que se está tutelando, es el patrimonio de la Administración Pública, al tipificar aquellas actuaciones que den como resultado un detrimento en el patrimonio del Estado, y que son un medio directo con los cuales se estaría dañando los intereses de la Administración Pública. Estos actos son los que con mayor frecuencia se presentan en nuestro país, ya que son actos con los que en forma directa se logran beneficios particulares, ya sea de los mismos empleados y funcionarios o en aquellos que tienen una vinculación directa con ellos, al trasladar los recursos del Estado al patrimonio particular de éstos. 2. La protección a los bienes jurídicos de la Administración Pública, son actos indispensables para el desarrollo de las funciones encomendadas a los diferentes Órganos y entidades del sector público, éstos bienes se encuentran protegidos por entidades que el mismo Estado ha creado para su protección: 63 c) La Fiscalía General de la República, la cual tiene definidas dentro de sus atribuciones, ejercer las acciones a que hubiere lugar para hacer efectiva la responsabilidad civil, penal, administrativa o disciplinaria en que hubieren incurrido los funcionarios y empleados públicos o municipales con motivo del desempeño de sus cargos (Art. 3, numeral 6 de la Ley Orgánica del Ministerio Público), e Intervenir en los juicios de cuentas instruidas por la Corte de Cuentas de la República, en los casos establecidos por la ley (numeral 13 del mismo Art. de la Ley antes citada) Es esta la entidad competente para seguir los procesos judiciales en contra de quienes hayan incurrido en un ilícito que lesionan uno de los bienes jurídicos de la Administración Pública. d) La otra entidad responsable por la vigilancia del respeto a los bienes jurídicos de la Administración Pública, es la Corte de Cuentas de la República, el organismo encargado de fiscalizar, en su doble aspecto administrativo y jurisdiccional, la Hacienda pública en general y la ejecución del Presupuesto en particular, así como la gestión económica de las entidades (Art. 1 de la Ley de la Corte de Cuentas de la República) Como se puede observar, la institución antes mencionada es la que tiene por finalidad velar por la tutela de los bienes patrimoniales del Estado, así como del desempeño de las funciones que las diferentes entidades de la Administración Pública, por mandato de ley, están obligados a realizar para el servicio de la ciudadanía. La Corte de Cuentas es la que mayor desempeño tiene en la vigilancia de los bienes patrimoniales del Estado, ya que su labor es enfocada directamente a la custodia de esos bienes, por medio de su función de auditoría, en sus modalidades de auditoría financiera y de gestión, con lo que se pretende que los recursos con los que cuentan las entidades 64 del sector público, no sean sustraídos para fines particulares, ajenos de los fines para los cuales fueron aportados. Es en ese sentido que desempeña una función muy importante, puesto que por ley le corresponde, además de velar porque lo recursos del Estado sean utilizados con transparencia, su vigilancia se extiende a la eficiencia y eficacia con que sus servidores deban desempeñar las funciones para las que han sido contratados, con lo que se pretende se logran los objetivos institucionales. Sin embargo es importante mencionar que, los funcionarios que dirigen estas entidades, son de elección secundaria, es decir, son elegidos por los Diputados que se encuentran en funciones en la Asamblea Legislativa, lo que necesariamente hace que los funcionarios electos, pertenezcan a la clase política de nuestro país, lo que en cierta medida limita o sesga el trabajo que éstos puedan efectuar en esas entidades. 3. Se cuenta con una legislación penal que tipifica ciertas conductas de servidores de la Administración Pública, así como de particulares que lesionan bienes jurídicos de ésta. Dentro de las sanciones se encuentran: para los servidores públicos, y según sea el caso, se encuentran aplicación de multas, destituciones o suspensión en el cargo y prisión. Para los particulares que incurran en delito cometido contra un bien jurídico de la Administración Pública, su sanción será de multa o prisión, según sea el caso. 65 5.2. RECOMENDACIONES. No obstante a que el Estado salvadoreño cuenta con entidades, cuyas funciones son el vigilar la tutela de los bienes jurídicos de la Administración Pública, así como la normativa penal necesaria para garantizar que éstos sean respetados, es de todos conocido que estos actos continúan sucediendo, y si bien es cierto mucho se ha avanzado en ese sentido, los escándalos, sobre todo en hechos relacionados a actos de corrupción continúan siendo noticia, por lo que, en este trabajo se recomienda: 1. Que los mecanismos de elección para los funcionarios que se encuentren al frente de las entidades que tienen la obligación de garantizar el respeto a los bienes jurídicos de la Administración Pública, sean modificados, y que éstos provengan de instituciones que se encuentran al interior de la sociedad, tales como Asociaciones y Colegios de Profesionales, tanto de Derecho como de la Contaduría Pública, a fin de evitar en extremo las influencias partidarias que hoy en día se cuenta. 2. Debido a que en la actualidad, la Corte de Cuentas desarrolla una doble función, administrativa y jurisdiccional, se recomienda que esta segunda atribución, sea trasladada por completo a la Fiscalía General de la República, ya que es ésta, la que en nuestra legislación le compete el seguimiento de procesos judiciales en contra de quienes lesionan los bienes jurídicos. La Fiscalía cuenta además, con las potestades de investigar los hechos tipificados como actos delictivos, por lo que está dotada de los medios necesarios para efectuar las funciones investigativas. 3. Que la persecución de actos delictivos, productos de la lesión a un bien jurídico de la Administración Pública, sean juzgados con transparencia, desvinculando los intereses de la clase política, de los procesos judiciales a que dieran lugar, a fin de lograr la aplicación de la ley a quienes hayan cometido hechos delictivos. 66 4. Es procedente recomendar que se legisle, en el sentido de establecer por mandato de Ley, que en aquellos casos en los cuales el Estado esté ante una resolución condenatoria, en la cual deba pagar indemnización por daños y perjuicios causados a un particular, derivados de una acción negligente o por abuso de autoridad por parte de un funcionario, sea éste quien deba ser condenado al pago de ello, y no que sea el Estado el que deba responder directamente por los daños causados. 5. Adicionalmente, se implementen, dentro de la formación de las futuras generaciones, valores éticos, que permitan desarrollar en la persona, un verdadero sentido de nación, para que exista en el futuro de los salvadoreños, el deseo por trabajar para hacer de El Salvador, un país verdaderamente próspero, anteponiendo a los intereses particulares, los intereses de la sociedad. Esta recomendación sería posible, si se incorporan dentro de los planes de estudio, a todo nivel, desde el básico hasta la educación superior, asignaturas que desarrollen los valores éticos y morales de los estudiantes, orientándolos a que sean aplicados en la vida cotidiana de cada uno de ellos. 67 BIBLIOGRAFÍA ¾ Arrieta Gallegos, Manuel. Lecciones de Derecho Penal. Editorial Jurídica Salvadoreña. San Salvador, 1997. ¾ Barraza Meléndez, Martín. Derecho Romano. Universal Copy Center. San Salvador, 1998. ¾ Buompadre, Jorge E. Derecho Penal. 1ª.Edición, República de Argentina. Mario A. Viera Editor. Tomo 3, 2003. ¾ Donna, Edgardo Alberto. Delitos Contra la Administración Pública. Editorial Rubinzal-Culzoni. Buenos Aires, Argentina, 2000. ¾ Escobar Nolasco, Marcela. La Transparencia en el Estado Salvadoreño. Talleres Gráficos UCA. San Salvador. Primera Edición, Febrero de 2005. ¾ Kindhauser, Urs. Derecho Penal de la Culpabilidad y la Conducta Peligrosa. Universidad Externado de Colombia. 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