Número 32 - Escuela de Psicología Social de Montevideo

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Año 4 • Nº 32 • Marzo de 2002 • $ 3.-
Aquí nadie se salva solo
“La casa se quema, la abuela se peina” Dicho popular rumano
Nada es
seguro
pero todo
es posible
León Rozitchner
“Que se vayan todos...”
Una apuesta colectiva al borde del abismo
Ana María Fernandez, Sandra Borakievich, Laura Rivera
¿Dónde está el poder?
Se me ha
perdido
el camino
al palacio
de invierno
Denise Najmanovich
Cacerolazo corporal y sonoro
El anclaje
del cuerpo
en lo urbano
Mónica Groisman
Adriana González
"Puedo contarles mis
aventuras... a partir de
esta mañana -dijo Alicia
con cierta timidez-. Pero no
serviría de nada retroceder
hasta ayer, porque ayer yo
era otra persona."
(Lewis Carrol. “Alicia en el
país de las maravillas”)
32
Posicionamientos del operador
Diagnóstico psicosocial
en organizaciones
Carlos R. Martínez
Aportes para la transformación social
Mediación y redes sociales
Pablo Pacheco
¿Dónde está el poder?
Director
Román Mazzilli
Secretario de redacción
Walter Vargas
Redacción
Patricia Mercado
Daniel Seghezzo
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Daniel Tripoli (15-5319-5803)
María Eugenia Conde (4553-1226)
Colaboran en esta edición
Ana María Fernandez, Miguel Doña,
León Rozitchner, Mónica Groisman,
Denise Najmanovich, Alejandro
Vainer, Adriana González, Sandra
Borakievich, Julio Chueco, Pablo
Pacheco, Carlos Martínez, Laura
Rivera, Luis Gruss, Ruben Amato,
Rosana Fernández, Betty Davidson.
Corresponsales
Juan Díaz (Bahía Blanca)
Juan Lovari (La Plata)
Roberto Sánchez (Mar del Plata)
Marta Carbonero (Bariloche)
Rodrigo Campos Alvo (Tucumán)
Montse Fornos (España)
Cecilia Biglieri (EE.UU.)
Raúl Sintes, (Uruguay)
Pedro Mascarenhas - Sergio
Antonio Carlos (Brasil)
Enrique Guinsberg (México)
Leonardo Montecchi - Terenzio
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Se me ha perdido el camino
al palacio de invierno
Denise Najmanovich
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L
as intensidades no cesan. La Argentina toda est‡ en efervescencia. La incertidumbre es la regla y, sin embargo, no faltan
los que pretenden apresar el mar con la ca–a de pescar. El desconcierto es la norma, pero pocos aceptan salirse de las partituras establecidas, menos que menos los dirigentes pol’ticos, comunicadores, polit—logos y Òopinionistas variosÓ que supimos conseguir. Todos intentan explicarnos lo que nos est‡ pasando. Todos pasan por el
tamiz de sus prejuicios enmohecidos la corriente viva de experiencia
que nos atraviesa y que forjamos entre todos d’a a d’a. Los diarios y
revistas de ÒactualidadÓ tienen de tales s—lo la fecha y algunas referencias puntuales a lo que sucede. Sin embargo, los tŽrminos y las interpretaciones vertidas (expl’citas o embebidas en las pretendidas
ÒdescripcionesÓ) son tan rancias que parece que fueron escritas el siglo antepasado. La diferencia notable con aquellos tiempos es que
entonces las palabras daban sentido a una experiencia en curso, tej’an un discurso que posibilitaba la acci—n, y llegaban incluso a inflamar los corazones. Hoy solemos asistir al despliegue estruendoso
de ideas apolilladas y a la agitaci—n de fantasmas gastados: ÒSe vienen los SovietsÓ alucinan unos y otros, preparando el comitŽ de bienvenida o engrasando los motores de los helic—pteros para partir apenas aterricen. ÀSer‡ que los Soviets llegar‡n en platos voladores?
ÀHabr‡ llegado finalmente el ÒD’a de la IndependenciaÓ? Tampoco
faltan quienes sacan a pasear los espectros de las camisas negras o
de las botas militares. Las ÒizquierdasÓ y ÒderechasÓ cl‡sicas no dejan de alertarnos (Ào alterarnos?). Desde las alturas de su sabidur’a
pret-a-porter pretenden explicarnos lo que acontece. Pero si algo ol’a
a podrido en Dinamarca, aqu’ apesta. Muchos sabemos lo que sigue
(o lo que trae) a estos malos olores: otra vez el discurso œnico (sea
cual fuera su signo), otra vez las ofertas de futuros venturosos, otra
vez las Òvanguardias esclarecidasÓ. Los aparatos partidarios vuelven
a presentarse como los œnicos capaces de llevarnos por el camino de
la salvaci—n. Pero, obviamente, la redenci—n prometida vendr‡ m‡s
adelante y por ahora s—lo nos queda el sudor y las l‡grimas. Los ciudadanos no esclarecidos (carentes de claridad, de lucidez: es decir,
aquellos que Òdesconocen los mecanismos de la historiaÓ y c—mo
utilizarlos, en fin: nosotros simples mortales y no ellos los portadores de la revelaci—n) se preguntan entre incrŽdulos y escandalizados
Àno son estos salvadores los mismos que nos llevaron a la perdici—n?
Y, cada vez son m‡s los que se arriesgan a pensar que si estos ÒexpertosÓ, lŽase dirigentes, polit—logos, economistas, sindicalistas, y
otros sabelotodos son los que conocen las pretendidas leyes de la historia, pues no habr‡ m‡s alternativa que cambiarlas (si es que estas
existen, lo que a estas alturas resulta francamente cuestionable).
Casi todos temen a la Òanarqu’aÓ -que as’ la llama la derecha- o al
Òespontane’smoÓ -que es el nombre preferido por la izquierda-, y
quieren encauzar el movimiento, estructurarlo, captarlo y capitalizarlo. Por eso la gente, como se dice ahora, o el pueblo como lo llam‡bamos antes, ha sido claro: ÒQue se vayan todos/ Que no quede
ni uno s—loÓ. Esa es la consigna que une a todos cada viernes en la
Plaza y el s’mbolo del deseo y la necesidad de una reinvenci—n total
de la pol’tica. ÒQue venga lo que nunca ha sidoÓ como reza un graffiti reciente.
Aunque parezca obvio es preciso una vez m‡s aclarar que la novedad es siempre sorprendente, que no es predecible, que no viene predise–ada. Aunque esto les pese a los nost‡lgicos de siempre, ya sean
los que sue–an con la toma del ÒPalacio de InviernoÓ (con ellos a la
cabeza de una gesta heroica), o los que s—lo admiten que se baile al
ritmo que toca la mano invisible del mercado (que siempre los beneficia Ðcasualmente- a ellos). Ambos bandos dejan en claro que Òel
pueblo no gobierna sino a travŽs de sus representantesÓ (instituciones republicanas o vanguardias esclarecidas).
Es rid’culo pretender atravesar un per’odo de cambios sin sentir la
conmoci—n que conlleva. M‡s aœn cuando la transformaci—n emerge
del interjuego social y no de la manipulaci—n partidaria o corporativa. Hace dos meses que el pueblo est‡ tomando protagonismo y todos recibieron alborozados su aparici—n en la escena, en la medida
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en que el (des)gobierno de De La Rua hab’a logrado algo que nadie
hab’a conseguido en la Argentina: un repudio absolutamente un‡nime (hasta el punto que su propio partido jugaba a la oposici—n). Sin
embargo, a dos meses de aquel 19 de Diciembre en que las cacerolas tronaron, las voces de los distintos Òaparatos partidariosÓ y de la
ÒinteligentziaÓ se alzan para pedir organizaci—n, para exigir a las
asambleas barriales y las sectoriales que Òse organicen, establezcan
programas, encaucen su participaci—n a travŽs de partidos, deleguen
nuevamente la ciudadan’a en sus representantes o dirigentesÓ; es decir, que hagan lo que siempre se ha hecho, lo que ya ha fracasado.
Ahora bien: Àes cierto que hoy lo que precisamos es m‡s orden? Àes
imprescindible saber con todo detalle quŽ queremos y c—mo lograrlo? Ànecesitamos un manual de Òutop’as predigeridasÓ para ir construyendo relaciones m‡s solidarias? Àhay s—lo una clase de orden
concebible y deseable?
El 19 de diciembre el pueblo sali— a la calle, recobr— protagonismo, inici— un camino sin plantearse Òfin œltimoÓ, aunque hab’a sin
lugar a duda objetivos espec’ficos. Una vez que estos se fueron logrando qued— claro que el problema era m‡s profundo, que no se trataba de planteos locales o restringidos sino de un hartazgo global respecto de un modo de hacer pol’tica y de concebir la funci—n pœblica.
La gente, el pueblo, hab’a entrado en la escena para instalarse. Comenzaban un largo camino por andar. Un camino que no estaba en
los mapas pol’ticos tradicionales, puesto que lo vamos haciendo cada d’a, construyendo encuentros ciudadanos, renovando el lazo social, creando nuevos territorios convivenciales: tejiendo redes. Eso
es lo que ocurre en las asambleas barriales, en los foros profesionales, en los encuentros de ONGs, all’ las redes sociales van activ‡ndose, recobrando vitalidad, gestando un nuevo paisaje que se resiste
a encauzarse en las viejas cartograf’as. Como las viejas ciudades medievales o los actual’simos espacios digitales, las redes crecen con la
gente que las expande, con los v’nculos que se multiplican, con las
circulaciones que resultan facilitadas, creando territorios vitales en
un trayecto que no ha tenido ni tendr‡ un arquitecto o planificador
central, que no precisa de metas externas ni de recetas puesto que nace en el interjuego actual que todos los actores sociales est‡n jugando, incluidos obviamente los desprestigiados pol’ticos y sus cohortes
medi‡ticas.
Este nuevo juego es el de la ciudadan’a activa en busca de modos
diferentes de convivencia. Las columnas de los barrios no suelen estar ÒacordonadasÓ como las de los partidos. No les molesta mezclarse entre ellas o con las murgas, en ellas muchos participan con sus
propias consignas que incluso muchas veces pueden contraponerse
y sin que nadie levante el consabido dedito acusador ni se produzcan
enfrentamientos (quŽ lejos estamos de aquellos que no han m‡s que
proteger su pureza ideol—gica). En las marchas campea la alegr’a y
hasta se instalan los puestos de choripan para acompa–ar la madrugada sin que el st—mago se rebele.
No se trata de tomar el poder (Àacaso alguien sabe d—nde se esconde?), sino de fundar una forma de convivir que no excluya a la mitad
de la poblaci—n en la miseria y al resto en una carrera que tiene como
premio el consumo estŽril de productos (ÀquiŽn fue el cretino que les
puso ÒbienesÓ?) r‡pidamente degradados en su valor y reemplazados
por otros en una regresi—n infinita de la satisfacci—n. Nadie conoce de
antemano la forma que podr‡ adoptar esa convivencia. El paisaje est‡ por crearse, s—lo podemos hacer camino al andar. Es justamente esa
falta de meta externa prefijada (no buscamos la ÒAtl‡ntidaÓ ni deliramos con llegar a una nueva Utop’a) en donde reside la esperanza de
construcci—n de un lazo social diferente. Ya no se trata de luchar con
la ilusi—n de alcanzar la ÒalboradaÓ en que los Òbuenos hŽroesÓ tomar‡n por asalto la sede del poder (en la era de la globalizaci—n financiera el poder reside cada vez menos en sitio alguno y los Òbuenos hŽroesÓ sabemos bien que s—lo existen en las teleseries). Sabemos muy
bien lo que no queremos, y esto no es poco. Sabemos que las recetas
de ajuste tras ajuste s—lo traen m‡s y m‡s miseria y que los conocidos
manuales para el hombre nuevo s—lo nos llevan hacia los mismos viejos vicios pero con otros rostros (la famosa tortilla del otro lado).
Ahora se trata de explorar un territorio que aœn no tiene fisonom’a
porque est‡ por inventarse. Nosotros somos los creadores.
PD: Si una imagen puede darse para este nuevo paisaje ciudadano
me gusta la que tuve ayer en el Festival de la Asamblea de Colegiales, Chacarita y Villa Ortuzar: un escenario en la plazoleta de Lacroce y C—rdoba, frente a Žl ni–os peque–os sentados en el piso, una filas de asientos pobladas de se–oras que peinan canas desde hace
tiempo, disfrutando de un espect‡culo que en ese momento era de
Rock bastante pesado Ðque hace dos meses no estaba ni siquiera en
el imaginario vecinal- y que ahora pod’a compartirse con los muchos
j—venes y no tanto que deambulando del puesto de chorip‡n para juntar fondos solidarios hasta las cercan’as del tablado improvisado. Todos disfrut‡bamos un encuentro en la diversidad bajo la brisa de un
verano al menos clemente en la meteorolog’a y sin que nadie tenga
que explicarnos nada.
El principio es la mitad del todo. Pitagoras
POR H O(humoresPORgrupales)G
Aquí nadie se salva solo
Nada es seguro
pero todo es posible
León Rozitchner
[email protected]
V
ivimos en la Argentina una situaci—n completamente inŽdita.
Lo que est‡ pasando no tiene antecedente alguno en este pa’s.
Y de nada servir’a utilizar categor’as que fueron v‡lidas en el
pasado para tratar de entender algo que es, insisto, completamente nuevo. Tenemos que admitir que casi nada de lo que aprendimos resulta
œtil en este momento. Y ahora estoy hablando concretamente de los
presuntos saberes de ciertos sectores de izquierda en torno a estas importantes cuestiones. Esos sectores pretenden ahora una inveros’mil
Òtoma del poderÓ y, en ese af‡n, pretenden quebrar el movimiento
asambleario como ya lo hicieron con el movimiento piquetero.
Debo decir que ese comportamiento no me extra–a en absoluto. Porque esa misma izquierda que viene de fracaso en fracaso aproxima tanto el horizonte que termina confundiŽndolo con la realidad. Sigue apegada a un esquematismo ilusorio. No digo que sus objetivos finales
sean malos. S—lo cabr’a decir que estas pol’ticas, por las razones que
fueran, nunca conformaron una gran fuerza social. Ellos no entendieron nuestra realidad y se revelaron ineficaces. La historia, una vez m‡s,
tom— a la izquierda por sorpresa. Pero ahora intenta proyectar sobre lo
nuevo un esquema antiguo que no se corresponde con lo que est‡ pasando. La realidad de hoy resulta mucho m‡s compleja que la descripta por Carlos Marx porque el futuro nunca puede ser pensado en sus
detalles.
Eso no quiere decir que tengamos que renunciar a los fundamentos
de la cr’tica marxista al capitalismo o al leg’timo anhelo de alcanzar
una vida m‡s humana y solidaria. Pero hay que tener presente que aœn
000392
La clase media
Sobre el tema del rol que est‡n jugando hoy los sectores medios se
pueden decir muchas cosas. Es obvio que la clase media fue c—mplice
de todo lo que pas—. Esos sectores gozaban porque hab’a telŽfonos bonitos, celulares, trenes de la costa y shoppings. O porque el uno a uno
les permit’a comprarse un autito a plazos. Y mientras, como haciŽndose los distra’dos, aceptaban la entrega escandalosa del petr—leo y los fe-
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este capitalismo falaz y asesino que tenemos exhibe una enorme y
asombrosa capacidad de recreaci—n. Su poder de control y de penetraci—n insidiosa en lo subjetivo como para implantar all’ sus propios deseos destructivos es notable.
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A propósito del gratificante furor
con que el pueblo delibera en las
calles, no ya a través de “sus representantes” (¡mamita querida,
rajemos!, dijera Pepitito Marrone), sino pariendo nuevos modos, autónomos, de representación, quiero compartir con los
lectores de Campo Grupal un
par de ideas acerca de un malentendido que me hace ruido,
ergo, me preocupa. Ahí voy.
Hay un cierto temor, que en algunos casos merodea los dominios del pánico, de que ese colosal movimiento que arrancó el
19 de diciembre y que más temprano que tarde selló la huida de
De la Rúa, Cavallo y sus secuaces, conforme se extienda en
tiempo, forma, contenido y regularidad, pierda la sagrada “espontaneidad”. Encomillo espontaneidad sin afán chicanero: procuro, técnicamente hablando,
alertar sobre el pis que cae en el
tarro equivocado. Es noble y legítimo ponderar la espontaneidad en lo que tiene de voluntaria, natural, sencilla, llana y sincera. Fenómeno. Pero lo espontáneo es, también, lo esporádico.
Y lo esporádico, en tanto ocasional, aislado, excepcional, suelto,
equivale al certificado de defunción de cualquier acción política
profunda, si por profundo entendemos crear zonas de poder real
o, al menos, que cuestionen seriamente el régimen instituido y
que, aviesamente, nos instituye.
No me escapa el escozor que
promueven los peores tics de los
partidos de izquierda: aprensión
a las disidencia, supresión de
matices, confinamiento de las
minorías, autocracias, burocracias, etcéteras. Aún así, soy portador de una mala noticia: es
ése un riesgo que habrá que correr, mas no será el único. Del
mismo modo acechan y acecharán las sombras de la diletancia
(hablando en plata: la paja colectiva) y la liturgia, el puro acto
vaciado de contenido. Clubes de
amigos que pueden terminar olvidándose del tópico y pasar a
cultivar ese deporte que, según
muchos españoles, cultivamos
los argentinos: rizar el rizo.
Por más que parezcan despistados, chambones, torpes, e incluso a veces lo sean, los que tienen la sartén por el mango jamás deciden al revoleo en los
grandes temas, que no son más
de tres o cuatro. Ahí, no improvisan. Cero de espontaneidad: diseñan y ejecutan.
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Campo Grupal / 3
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Daniel Seghezzo
Alberto Arrieta apuntó a la ranura
con el cheque ensobrado. El murmullo de la cola incrementaba su
presión sanguínea, incómoda posición de quien no desea abusar
del tiempo de los demás. Bip, bip.
Se trabó, dijo Arrieta. Disculpen,
¿alguien sabe? Tres, cuatro señoras se acercaron. “¿Colocó
bien el número de cuenta? ¿Usted es cliente? ¿Yo tengo fondos?
¿Usted es nativo? ¿Se estudia
con tesón la fenomenología del
piquete?” se preguntaron entre sí,
y a él. Arrieta hizo fuerza hasta
arrugar el sobre. “Así no entra” dijo alguien, “se lo van a rechazar”.
Entonces a Arrieta lo paralizó un
dolor agudo. Disculpen se me trabó el dedo, dijo. “Saqueló hombre, saqueló”, dijo el anterior. No
puedo se trabó, dijo Arrieta.
“Scheeep”, respondió la máquina
absorbiendo las cuatro falanges
restantes. “Señor respete nuestro
tiempo” dijo otro. “¿Necesita más
tiempo? se leyó en la pantalla.
“Sí”, seleccionó Arrieta con la mano libre aferrada en el teclado. El
tumulto creció en torno del antebrazo aprisionado por el cajero
automático. “A ver si se apuran”
observó muy por lo bajo, el anterior. El aire acondicionado se detuvo. Arrieta quedó reclinado tal
como se ve a los fieles confesarse en las iglesias.
Un cosaco azul, montado en una
jaca alazana, arremetió contra los
clientes. “Usted está haciendo
una transacción no válida”, le observó una anciana al jinete; sobre
la espalda de Arrieta cayeron tres
bolas de estiércol. “Scheep” hizo
la máquina. “Oficial, ¿acaso no
se esparce por las calles la multiplicidad del sonido del metal? ”,
preguntó la anciana que recomponía su pie fracturado bajo los
cascos. “Suspendida la saturación del ser bancario”, se escribió
en el hall cuando el brazo de
Arrieta era engullido por la boca
del cajero. Disculpen dijo Arrieta,
les estoy robando su tiempo.
“¿Pero da dinero este cajero?”
“¿Usted alcanza a distinguir los
dígitos del pago electrónico? alguien murmuró. “Vean” dijo otro,
“ahora le está arrancando una
oreja”. La sangre de Arrieta se
deslizó entre los omóplatos bronceados con estiércol. “Lo que pasa es que no confirmó Choose
the language”, dijo el anterior.
Disculpen dijo Arrieta, disculpen.
Un pedazo de su lengua, con forma de almeja, asomó por la ranura del cajero: Oíd mortales, susurró.“Silencio, escuchen tengan
respeto” observó una señora hipnotizada por la lengua de Arrieta.
Oíd mortales, ¿no hay clearing?
dijo el hilo de voz. “El grito sagrado y desde luego los libres del
mundo responden” corearon todos. Disculpen no hay clearing,
rrocarriles, entre otras empresas nacionales. Pero tambiŽn lo hicieron
los obreros. Yo creo que la desilusi—n actual de la clase media es tanto
mayor en la medida que contrasta con la gran fantas’a que se arm— en
su cabeza cuando pod’a aprovechar el derrame. Pero nada de todo eso
niega la fuerza de protesta social que hoy exhiben esos sectores venidos a menos y ya no tan medios. Francamente no creo que vuelvan a
ver sus d—lares. Y eso los coloca objetivamente frente al espejo de los
saqueos y los piqueteros. Leen all’ su propio futuro no tan distante.
Quiero decir que si algœn sector menos politizado de esta clase media
sue–a con que puede salvarse solo, la mayor’a comienza dolorosamente a pensar y entiende que su destino depende ahora de una alianza con
los de m‡s abajo. Casi la œnica certidumbre que queda como ense–anza es que aqu’ nadie se salva solo. Ni la clase media ni los obreros ni
los piqueteros. O todos juntos o nadie.
Las categor’as de la izquierda aseguraban que los cambios revolucionarios vendr’an de los obreros. Marx dec’a que la clase obrera no ten’a
nada que perder, salvo sus cadenas. Era por esencia una clase revolucionaria. Pero, al menos aqu’, los obreros s’ tienen algo muy importante que perder, y eso es el trabajo. Mejor, entonces, mirar para el lado de
los piqueteros que, ellos s’, son los œnicos que no tienen nada que perder, salvo sus propias vidas.
Miedo al caos
El caos es un desorden insoluble que no encuentra en s’ mismo la posibilidad del orden: es un desorden infinito. Por el contrario, lo que yo
veo en las asambleas es una multiplicidad heterogŽnea que busca un orden nuevo en los lazos sociales y se orienta hacia objetivos comunes.
La categor’a de caos, siempre agitada por la derecha, encubre la complejidad creadora de un movimiento que los excede.
Los vecinos, con sus cacerolas, dicen que esto no va m‡s y que este
sistema no los representa. Lo que pasa es que tambiŽn las asambleas
atraviesan por un momento ilusorio. Pero de ah’, esperamos, va a nacer algo fruct’fero. Nada es seguro pero todo es posible. Lo de las
asambleas es un proceso que vuelve a incorporar lo colectivo en cada
miembro antes separado de la sociedad y podr’a permitir la creaci—n de
una nueva fuerza.
Es cierto que por momentos en la calle faltan las palabras, que a veces s—lo hay ruido y vidrios rotos. Pero en las asambleas semanales se
debate, se elaboran proyectos y se est‡ pensando colectivamente en quŽ
pa’s queremos. Por ahora, es cierto, hacen ruido como para que el gobierno sepa que existen. Y lamentablemente el gobierno de Duhalde,
que nos nos representa, ejerce desde lejos un poder indiferente a los reclamos que, sin embargo, todav’a no lleg— al extremo l’mite de la entrega. Eso llegar’a de la mano de la dolarizaci—n. En tal caso la Argentina desaparecer’a como naci—n y se reducir’a a una colonia.
Sistema en crisis
Escucho ahora que algunos grupos proponen, a modo de soluci—n de
momento, derrumbar ya mismo al gobierno de Eduardo Duhalde. Pero
debo decir que no se trata de un hombre. Es un sistema lo que est‡ en
crisis terminal. Duhalde, en œltima instancia, es la imagen espejada de
Menem en un nuevo momento hist—rico. Vayamos un poco hacia atr‡s
para entender esto. La dictadura de Videla lleg—, en 1976, para poner
fin a la democracia mediante el terror. Ese fue el primer movimiento.
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nocida militar encontr— su forma acabada en la figura despreciable de
un Menem que vendi— el pa’s y cre— las condiciones de un genocidio
recurriendo a los medios de la econom’a para lograrlo. Expropi— todas
las riquezas nacionales, destruy— nuestra industria, pero produjo al
principio cierto derrame hacia los costados. Esto hizo que algunos participaran ilusoriamente de un fest’n al que no hab’an sido invitados. Pero una vez concretada esa expropiaci—n ya no qued— nada. Ese primer
ciclo se cierra con el gobierno de Fernando De la Rœa. Se produce entonces un segundo movimiento. Al proceso expropiador le sucede el
momento actual, mal llamado productivista, donde se nos quiere hacer
creer que con el trabajo, a falta de otra cosa, podr’amos resurgir como
naci—n. Antes hab’a un juego de reemplazo entre dictadura y democracia. Ahora nos quieren hacer creer que al per’odo expropiador menemista le sucede, como opuesto, el productivismo duhaldista. Tuvimos
primero una democracia aterrorizada y ahora pasamos a una econom’a
aterrorizada. Me cuesta creer, con todo, en el posible advenimiento de
una nueva dictadura militar. Yo no lo creo. Pueden venir s’ las fuerzas
policiales, parapoliciales y de gendarmer’a a reprimir. La amenaza en
tal sentido es clara. Pero una salida militar no es salida porque, esta
vez, no hay nada que ofrecer a cambio. Pienso adem‡s que en la medida que la gente estŽ en la calle la represi—n ser‡ menos factible. Para
decirlo m‡s claramente: si la gente se resiste, el pa’s no funciona.
ÀAsambleas al poder?
Pero no toda la gente est‡ en la calle. Eso es evidente y preocupante. Hay una mayor’a silenciosa que no s—lo no est‡ en la calle sino que
no se pronuncia. Y la verdad es que no sabemos quŽ va a pasar con ella.
Ser’a muy bueno, por eso mismo, que el accionar de las asambleas se
irradiara en un sentido amplio e inclusivo. Hoy necesitamos una gran
convergencia de voluntades, pero cuidando que el extremo piramidal
de ese movimiento no se desgaje nunca de la base. Lo importante es
que entre todos estamos tratando de crear un poder nuevo y determinar
cu‡les son los principios y objetivos comunes.
La complejidad de un pa’s como el nuestro hace impensabe por ahora el gobierno directo por asambleas. Lo cual no quiere decir que haya
que volver a recrear las formas de representaci—n antiguas. No se puede ignorar la existencia de las instituciones: se las puede orientar para
otros fines. Un banco puede funcionar mal pero no puede ser ignorado
o destruido. Lo mismo digo del Parlamento, la universidad, los hospitales, el Pami o el Anses. Son todas estructuras muy complejas, antiguas y necesarias. Lo que no es para nada imposible es excluir completamente a todos aquellos que se han apoderado de esas instituciones y
que fueron comprados y corrompidos por el capital.
En vez del cl‡sico Òque se vayan todosÓ yo preferir’a decir que los
hagamos salir a todos. Que se vayan todos parece por momentos una
invocaci—n religiosa. A m’ me suena como oh Dios, yo te invoco o decir, desde el m‡s puro deseo, ojal‡ que lluevan gotas de oro. Para sostener esa idea se hace necesario algœn puente o tr‡nsito hacia la realidad impura. No hay salidas puras. Estamos asistiendo a un momento
sin nombre, de creaci—n espont‡nea, dirigido a defender algo fundamental que nos fue escamoteado. No nos apuremos a ponerle nombre
o a categorizarlo. Debemos transitar un largo camino como para dar
sustento material al deseo colectivo. ÀSer‡ capaz la gente de transformar el que se vayan en un c—mo hacemos para irlos? Ese es para m’
el gran desaf’o del momento.
LIC. MONICA GROISMAN
CLINICA DE LA TENSIÓN
CUERPO - PSICOANALISIS
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Lo sublime sólo se diferencia de lo agradable en que te oprime el corazón. J. Baudrillard
Cacerolazo: entramado corporal y sonoro
Un Posgrado
diferente en
Psicología Social
El anclaje del cuerpo
en lo urbano
• Articulación del pensamiento
de Pichon Rivière con:
Freud, Bion, Anzieu, Reich,
Foucault, Derrida y otros.
• Deconstrucción de conceptos:
trabajando los clisés y
estereotipos de la formación.
• Técnicas de acción.
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Paisaje urbano-corporal
a prolongada crisis fue modificando paulatinamente el paisaje
urbano: calles tradicionalmente comerciales son hoy espacios
vac’os, otros sectores crecieron al comp‡s de la globalizaci—n,
ÒislotesÓ de riqueza y progreso donde la fiesta continœa cada vez m‡s
circunscripta. La inseguridad transforma h‡bitos, recorridos, horarios y
lugares de encuentro. Las calles de la opulencia pasan en pocas horas
a ser rincones de la miseria organizada.
El cuerpo ciudadano fue atravesado cada vez m‡s por ciertas problem‡ticas que podemos pensar desde los ejes:
exclusi—n / pertenencia;
ataque / defensa;
homogeneidad / diferencia.
Las calles de cualquier barrio son vividas como Òtierra de nadieÓ, lugares donde la anomia y el peligro acechan a cada paso generando situaciones de tal nivel de confusi—n que llevan a agredir o defenderse
frente a tan solo un intento de pregunta por parte de un desconocido.
Las calles se vaciaron como lugar de intercambio social y el aislamiento pas— a ser la moneda de intercambio m‡s habitual. Empez— a hacerse comœn la idea de barrios cerrados, lugares privilegiados donde reunirse Òentre igualesÓ.
La pertenencia dej— de definirse desde el tener o no tener determina-
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dos objetos: casa en el country, auto œltimo modelo; como atributos de
ese pertenecer y lo que igual— cada vez m‡s fueron el achicamiento, la
subsistencia y el mantener aquellas cosas que hab’an llegado a ser ÒnaturalesÓ: un empleo, la cobertura mŽdica, una vivienda, la escolaridad
m’nima de los hijos.
Siguiendo los mandatos del poder, los espacios de la ciudad han adquirido figuraci—n y coherencia, segœn un imaginario que plasma tambiŽn una representaci—n de cuerpo: Òla pol’tica del cuerpo ejerce el
poder y crea la forma urbana al hablar ese lenguaje genŽrico del cuerpoÓ afirma Richard Sennet en su libro: ÒCarne y piedra, el cuerpo y la
ciudad en la civilizaci—n occidentalÓ.
En la ciudad, como enclave de poder, se cristaliza el paradigma de
hombre urbano.
La era menemista y su convertibilidad uno a uno dise–— una imagen
de hombre supuestamente libre consumidor con el mundo al alcance de
sus bolsillos y deline— a imagen y semejanza el cuerpo ilusionado del
consumidor: inflado, agrandado, tiranizado por el molde de lo esbelto,
poderoso con la asistencia de las drogas permitidas o ilegales; eternamente joven, lifting mediante, como as’ tambiŽn siempre dispuesto y
potente, gracias al Viagra que intenta suplantar al deseo perdido.
Vemos como el viejo concepto de plusval’a definido como la capacidad de la fuerza de trabajo para reproducir e incrementar su propio
valor, ha estallado y asistimos a una nueva plusval’a ÒencarnadaÓ en
trozos mismos de cuerpo expropiados al servicio de las m‡ximas remesas de utilidad.
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Campo Grupal / 5
Asamblea
Autoconvocada de
cultura y
salud mental
Alejandro Vainer *
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La situación de colapso que estamos viviendo provocó una movilización general. Debido a ello, las
revistas Topía, Psicoanálisis, Sociedad y Cultura; y Parte de Guerra, publicación del Taller de Pensamiento en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), llamaron a una
Asamblea del campo de la Cultura
y la Salud Mental. En la convocatoria se afirmaba que “La Argentina
vive una crisis social, económica y
política sin precedentes en su historia... Estamos atravesando tiempos duros como nunca han ocurrido en nuestro país. Tiempos de un
tremendo deterioro en el campo de
la cultura y de la salud mental.
Tiempos en que se hace necesario
debatir que podemos hacer desde
nuestros respectivos campos de
trabajo. Por ello convocamos a
una asamblea para que participen
diferentes sectores del campo de
la cultura y de la salud mental.” A
este llamado adhirieron 54 instituciones.
La Asamblea se realizó el sábado
26 de enero en ATE (Asociación
de Trabajadores del Estado) con
una concurrencia de más de 200
personas. Fue coordinada por Enrique Carpintero, Oscar Cuervo,
Héctor Fenoglio y César Hazaki.
Muchos y variadas temáticas circularon. Esto llevó que al final la propia Asamblea decidió autoconvocarse para una nueva fecha con el
fin de continuar con el espacio.
El 9 de febrero se realizó la segunda. En la misma los anteriores
coordinadores abrieron el espacio
cediendo su función. Se eligieron
nuevos coordinadores, que fueron
Blas de Santos, Diana Singer y Miguel Tollo. Entre las ricas y variadas intervenciones, se analizó cómo este modelo se había iniciado
con la última dictadura. También se
dijo que frente a una política de
miedo y desaparición había que
oponer una política de la aparición.
Se acordaron tres ejes para organizar el debate: situación política
general; situación del campo de la
Cultura, la Salud en general y la
Salud Mental; propuestas organizativas. Se aprobó formar comisiones de trabajo. Se conformó la comisión de organización.
El 23 de febrero se realizó la tercera. Se eligieron a los nuevos coordinadores, que fueron María Lila
Bellio, Mario Buchbinder y Juan
Carlos Volnovich. Las intervenciones de los participantes fueron
profundizando aun más sobre la situación actual y qué podíamos hacer desde este espacio. Esto llevó
a que se organizaran dos nuevas
comisiones: una que trabajará sobre la situación de la Salud y la
Salud Mental; la otra tiene como
objetivo elaborar un proyecto de
declaración que se discutirá en la
próxima.
Hacía muchos años que no se realizaba en nuestros ámbitos encuentros de estas características.
Las Asambleas en este momento
han rescatado la democracia directa para discutir posiciones y acciones.
El nuevo encuentro será el sábado
Campo Grupal / 6
As’ presenciamos la pŽrdida de las grandes conquistas laborales: horas de trabajo cada vez m‡s extensas; los cambios y la adaptaci—n a los
usos y tecnolog’as del trabajo, la continua exigencia de la disponibilidad del cuerpo a la empresa; los enga–osos disfraces de la virtualidad,
como facilitadora de una supuesta libertad que en realidad encubre una
mayor esclavitud del sujeto trabajador y la amenaza latente y continua
de exclusi—n y de inestabilidad laboral.
Todo ello dibuja e impone una imagen de cuerpo marcada por la devaluaci—n y la desposesi—n configurando una nueva especie en el paisaje urbano actual.
Cuerpo e imaginario social
Entendemos al cuerpo no solamente como un organismo sino como
una red o trama de representaciones ps’quicas y culturales: h‡bitos,
pr‡cticas, discursos sociales, valores y creencias que hacen Òcuerpo
socialÓ.
Y a lo social como un conjunto de tensiones pol’ticas, econ—micas y
culturales que hacen eje en el cuerpo en tanto campo de lucha y encuentro de estos conflictos y tensiones.
Nos basamos en la noci—n de imagen del cuerpo entendiŽndola como memoria inconciente de toda vivencia relacional, segœn Fran•oise
Dolto, es decir como aquella percepci—n que nos formamos de nuestro
propio cuerpo en tanto s’ntesis viva de nuestras experiencias emocionales.
Enhebramos esta noci—n de lo corporal con lo social apoy‡ndonos
en los desarrollos de Cornelius Castoriadis sobre el imaginario social
en su doble dimensi—n:
¥ lo imaginario efectivo, que, en tanto capacidad de reproducir y
consolidar lo instituido, ordena disciplinadamente im‡genes, anhelos
e intereses de los miembros de una sociedad y
¥ lo imaginario radical, que, en tanto capacidad potencial de transformaci—n, inventa e imagina nuevos conjuntos de significaciones que
plasman as’ conjuntos de deseos no anudados al poder.
El espacio donde se articulan y cristalizan los imaginarios sociales
es la ciudad en tanto —rgano productor de im‡genes, h‡bitos, costumbres y pr‡cticas corporales. Es, en sus lugares y no-lugares, en sus v’as
de acceso y circulaci—n, en sus ‡reas de ocio, trabajo e intercambio
donde se plasma un cuerpo modelado segœn los discursos dominantes.
Pero esto no es sin contradicciones, luchas y ambivalencias: la caracter’stica fragmentaci—n del cuerpo, sus mœltiples deseos contrapuestos, ha impuesto, a lo largo de la historia, los derechos de diferentes cuerpos humanos.
Los mœltiples rostros de la ciudad
Acompa–adas por estas reflexiones realizamos durante los meses de
verano un taller de investigaci—n sobre los cambios en la dimensi—n
subjetivo-social del cuerpo, acentuando la relaci—n entre cuerpo y espacio social.
La experiencia buscaba recorrer los siguientes ejes tem‡ticos:
. Tensi—n social y tensiones corporales
. PŽrdida de espacios de representaci—n social y creaci—n de nuevos
espacios grupales de identidad urbana.
. La actualidad y sus modos de hacer cuerpo: cuerpo y ajuste, cuer-
po y ataque, cuerpo acorralado.
Estos ejes se desarrollaron a travŽs de encuentros grupales de trabajo corporal y psicodram‡tico que recorrieron la siguiente secuencia:
-El entorno corporal-social.
-El impacto corporal de las noticias.
-Abriendo di‡logos y demoras con mi cuerpo y con los otros.
-Nudos y anudamientos, lazos que atrapan y otros que facilitan.
-De los barrios del cuerpo a los barrios de la ciudad.
Indagamos algo del imaginario colectivo de los participantes, a partir del plano de Buenos Aires y sus alrededores, invit‡ndolos a realizar un rostro de la ciudad como as’ tambiŽn desarmarla y rearmarla
dando nueva forma al cuerpo ciudadano.
A partir de este disparador vimos entramarse las distintas historias
personales y v’nculos afectivos con respecto a la ciudad en diferentes grados de pertenencia.
Buenos Aires tom— el rostro de monstruos y animales depredadores, mujeres bellas o melanc—licas, chicos de la calle o adolescentes
en rebeld’a. Hubo tanto expresiones de rechazo como deseos y anhelos de mayor encuentro y acercamiento.
La cara ciudadana, en los tiempos que corren fue vista as’. En algunos casos como Òuna mezcla de humano y animal, ciudad que atrapa
y agarra controlando al resto, con la boca cerca de Plaza de MayoÓ o
Òcon una doble cara: un personaje medio siniestro que escupe algo,
como una esfinge: dura de piedra, del otro lado: intrigante con una cara m‡s armoniosa, un poco triste casi llorandoÓ. ÒUn monstruo medio
ahorc‡ndose y con una lengua roja. Buenos Aires es as’, se cae a pedazos pero sigue viva.Ó
En otros, fue vivenciada con rostro humano como Òuna mujer que
nunca se termina de conocer. Nost‡lgica, mezcla de tango entre dulzona y tristeÓ. ÒCiudad que todo el mundo usa, maltrata y ama, con lo
m‡gico de recorrer lugares siempre con algo distintoÓ. ÒLa hicieron
para que cada uno le ponga lo que quiera: Borges, Robirosa, Piazzola. Siempre est‡ ah’ luchandoÓ. ÒBusquŽ c—mo dibujar un rostro y me
pareci— ver toda la ciudad como un pa–uelo, con la cara en Avellaneda y mirando hacia el sur, hacia el r’o, donde nac’Ó.
Al calor de los cuerpos y las cacerolas las esquinas se pueblan, las
plazas se asamblean, el espacio se ocupa con sonidos diferentes.
La velocidad de los œltimos acontecimientos lleva a nuevas modificaciones del paisaje de la ciudad.
En el cacerolazo, nos unimos cuerpo a cuerpo en un entramado sonoro de golpe y descarga con otros semejantes, a la vez, an—nimos y
diferentes. Esta acci—n nos permite acortar la distancia con los otros,
al tiempo que, nos aleja del desamparo y nos colectiviza en una potente protesta contra la arbitrariedad y el sometimiento.
ÒLa ciudad tambiŽn ha sido el espacio en que estas im‡genes protot’picas se han resquebrajado. La ciudad reœne a personas distintas,
intensifica la complejidad de la vida social, presenta a las personas
como extra–as. Todos estos aspectos de la experiencia urbana- diferencia, complejidad, extra–eza- permiten la resistencia a la dominaci—nÓ. Richard Sennet, obra citada.
Espacio-Taller-Investigación
“El cuerpo como variable de ajuste”
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Coordinan: Lic. Mónica Groisman y Lic. Adriana González
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Asesor: Lic. Osvaldo Delgado Coordinador Docente: Lic. Carlos Vilaseca
Docentes: Lic. Silvia Bermudez, Lic. Mirta Waterman, Lic. Mario
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Modalidad:
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Dirigido a: Psicólogos, Ps. Sociales, Médicos, Psicopedagógos,
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Fundamentos: "Es evidente que la gente con la que tratamos, los pacientes no están satisfechos. Satisfacen a algo que sin duda va en contra de
lo que podría satisfacerlos. Digamos que para una satisfacción de esa índole penan demasiado. Hasta cierto punto este penar de más es la única
justificación de nuestra intervención".
Conceptos Generales - Las adicciones - La comunidad
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TE: 4781-5033
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Reuniones informativas: miércoles 6 y 20 de marzo de 2002 a las 20:30
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Los periodistas son una variedad cultural del predicador y del orador. Antonio Gramsci
El mar en una botella
Una apuesta colectiva
al borde del abismo
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I. Introducci—n.
A
partir de los acontecimientos que se vienen sucediendo en
nuestro pa’s desde fines de diciembre de 2001 y continœan aœn
hoy, diversos sectores sociales comenzaron a participar en diferentes tipos de movilizaci—n y formas de protesta que no respond’an
a las modalidades habituales. La opini—n de los medios, de dirigentes
pol’ticos y de intelectuales de diversas orientaciones pol’ticas y/o ideol—gicas que consideraron en un primer momento que se trataba de una
protesta de la clase media por la recuperaci—n de sus ahorros parec’a
quedar estrecha para dar cuenta de este fen—meno.
Si los piquetes en sus comienzos sorprendieron por las formas de
contestaci—n y modos de organizaci—n que instituyeron -diferentes a
aquellos que hist—ricamente hab’an caracterizado a los obreros argentinos- los cacerolazos y posteriormente las asambleas barriales tambiŽn
parecen hoy exceder las categor’as con que habitualmente se clasifican
las protestas ciudadanas.
Desde esta inquietud, desde el mes de enero del 2002 se conform—
un equipo de investigaci—n de la C‡tedra I de Teor’a y TŽcnica de Grupos, Facultad de Psicolog’a, U.B.A., con el prop—sito de realizar una
r‡pida indagaci—n que apuntara a distinguir algunos imaginarios pol’ticos espont‡neos de esas expresiones ciudadanas.
Una primera cauci—n de mŽtodo en la tarea planteada fue garantizar,
dentro de lo posible, una lectura no homogeneizante de las significaciones que sostienen las pr‡cticas antes aludidas, por lo cual el criterio
que gui— la propia formaci—n del equipo de trabajo ha sido mantener
en el mismo la mayor heterogeneidad de inscripciones pol’ticas, generacionales, de gŽneros y de grados de formaci—n y trayectoria acadŽmica entre sus integrantes1.
Por otro lado, la indagaci—n, cuyas primeras impresiones -aœn precarias- se relatar‡n en esta comunicaci—n, se realiza recolectando material a partir de la asistencia a distintos cacelorazos (barriales, contra la
Corte Suprema de Justicia, nacionales), a asambleas vecinales y a la
asamblea interbarrial de Parque Centenario.
En estos espacios, se llevan a cabo observaciones generales y de
las caracter’sticas de funcionamiento de los dispositivos, como as’
tambiŽn entrevistas a quienes concurren plante‡ndoles, inicialmente,
dos preguntas: 1) Àpor quŽ vino? y 2) Àc—mo sigue esto?, con el fin
de explorar de quŽ modos los propios participantes significan estas
pr‡cticas.
En cuanto al dispositivo de trabajo que el equipo se ha dado, habitualmente se realiza una breve reuni—n previa al inicio de las observaciones y entrevistas, se trabaja durante aproximadamente una hora relevando entrevistas y realizando observaciones en terreno de los dispositivos que se implementan, y se cierra la actividad del d’a con otra reuni—n de equipo en la que se realiza un intercambio de impresiones iniciales acerca del material, al mismo tiempo que se despliegan las distintas implicaciones de las/os integrantes del equipo que ese d’a realizaron trabajo de campo. Posteriormente, se realizan reuniones en las
cuales, m‡s alejados de la inmediatez de la experiencia, se avanza en
la lectura y an‡lisis de los datos.
II. Algunas primeras impresiones.
1. La potencia del vac’o: acerca de la consigna ÒQue se vayan todos... que no quede ni uno soloÓ.
Es sin duda la consigna de mayor insistencia y tal vez la de mayor
voltaje emocional. Es tambiŽn la prueba que dar’a la raz—n a aquellos
que piensan que cacerolazos y asambleas no tienen ninguna propuesta
consistente, Òno van a ningœn ladoÓ, ÒSi se van todos, despuŽs quŽ?Ó.
En estos casos la consigna tiende a interpretarse en su literalidad. Si
es pensada como una gu’a de acci—n su inconsistencia se vuelve evidente.
Pero tal vez podr’a interpret‡rsela de otro modo. No ya en su literalidad expl’cita sino desde aquello-que-deja-ah’ latiendo el Òque se vayan todos... que no quede ni uno soloÓ.
Hist—ricamente los movimientos de revuelta social se han aglutinado alrededor de diferentes tipos de consignas y Žstas han sido siempre
fuertes organizadores de sentido program‡tico y/o de acci—n, como
tambiŽn catalizadores identitarios. En algunos casos operan desde su
literalidad, pero no siempre y de œnica manera. ÒLibertad, Igualdad
y FraternidadÓ, ÒPaz, pan y tierraÓ, ÒLa tierra para quien la trabajaÓ, ÒNo pasar‡nÓ, ÒNi yankees ni marxistas, peronistasÓ, son algunas de ellas.
En otros casos, como ÒProhibido prohibirÓ o ÒAparici—n con vidaÓ
no operan como una propuesta program‡tica. La primera no planteaba
la posibilidad de concretar la abolici—n de las prohibiciones, ni las Madres esperaban ya que sus hijos estuvieran aœn vivos. Su potencia
enunciativa radica justamente, en lo que su inviabilidad pone de manifiesto. Confrontan con la pol’tica pensada como arte de lo posible y po-
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Campo Grupal / 7
Una apuesta colectiva al borde del abismo
nen en evidencia tanto el agotamiento de esas formas de la pol’tica como la radicalidad de aquello que habr‡ que inventar colectivamente. Ponen a cada quien las canta y a cada quien las escucha frente a un vac’o de sentido y de acci—n que no s—lo denuncia, tambiŽn interpela a inventar nuevos sentidos, a inaugurar formas de acci—n.
Es en el linaje de estas consignas que tal vez habr’a que pensar
ÒQue se vayan todos... que no quede ni uno soloÓ. All’ donde para algunos radicar’a la limitaci—n de este movimiento es donde
abrevar’a su potencia. Su importancia no estar’a en la literalidad
de una propuesta, sino justamente en el vac’o que deja cuando
reclama aquello que no es posible. Vac’o de sentido que desde
sus errancias necesarias y Ða partir de las latencias que provoca- demanda un desaf’o colectivo: la ineludible invenci—n de
lo por-venir. De tal modo podr’a decirse que es una consigna
que, desde sus significancias vac’as desaf’a, provoca a la dimensi—n instituyente de la imaginaci—n colectiva para inventar nuevos universos de significaci—n y nuevos cursos de acci—n.
2. La fuerza de la diversidad
Si hubiera que buscar una impresi—n m‡s fuerte que otras a la
hora de pensar reflexiones sobre estas acciones, es que quedan
desbordadas las categor’as habituales para pensar los procesos
sociales. Decir que es un fen—meno de la clase media aœn desde
un criterio descriptivo no dice mucho ya que participan sectores
m‡s ÒbajosÓ y m‡s ÒaltosÓ que la Òclase mediaÓ.
En el cacerolazo a la Corte2 impactaba la presencia de familias
muy pobres, desocupados de Los Polvorines, Carapachay, La
Matanza, Zona Sur, Haedo, Villa 21 (CCC) junto a se–oras de
sectores ÒaltosÓ de San Isidro. Una de ellas a la pregunta Òpor
quŽ vino?Ó, responde ÒPara apoyar al puebloÓ. No se desclasa,
ella no se considera parte del pueblo -y no se equivoca-, pero algo la convoca y participa. En el otro extremo, escuchamos a una
mujer de 53 a–os, desempleada, de Los Polvorines: ÒVengo porque falta el trabajo, porque queremos que se vayan todos Žstos
que nos gobernaron mal durante tantos a–os. Queremos darle de
comer a nuestros hijosÓ.
Las clases sociales convergen pero no se mezclan, y Žsto se expresa en el emplazamiento espacial: los sectores m‡s humildes se
ubicaron por Lavalle, a la izquierda del Palacio de Justicia; los
m‡s ÒacomodadosÓ, provenientes de Zona Norte, a la derecha, las
asambleas barriales en el centro.
No debe ser tan habitual que una protesta convoque a tan amplio espectro de sectores sociales. Si bien Žsta es una caracter’stica general de cacerolazos y asambleas, en el caso espec’fico de
los cacerolazos contra la Corte Suprema es bastante sorprendente la fuerza aglutinante de esta convocatoria por cuanto el distinguir la importancia estratŽgica de la re-estructuraci—n de una Corte Suprema y concurrir hasta all’ exige comprensiones y compromisos ciudadanos de mayor elaboraci—n e implicaci—n que salir a
la calle en un rapto de indignaci—n como Ðsegœn el relato de algunos protagonistas3- hab’a sido el motivo de salir a la calle de
muchos de los manifestantes del cacerolazo del 19/12/2001, posterior al discurso del todav’a presidente De la Rœa.
Junto a la diversidad de sectores sociales que participan de cacerolazos y asambleas, otra nota es la diversidad etaria, desde
adolescentes hasta ancianos/as. Ancianos/as muy combativos,
creativos, enojados, divertidos. Algunos/as con bastantes dificultades para desplazarse. No son pocos. Sin duda, en la movilizaci—n de los/as ancianos/as opera como antecedente el movimiento de jubilados.
No menor es la diversidad de gŽnero; los varones no hegemonizan ni la palabra ni las acciones. Las vecinas amas de casa aportan su sentido organizativo al mismo tiempo que garantizan cuestiones de Òla seguridadÓ de las asambleas (conocen a los vecinos).
Cortan el tr‡nsito, discuten con la polic’a, organizan las compras
comunitarias o la comida para los ni–os indigentes de la cuadra.
En el trabajo de campo, la frase Òyo no tengo nada que perderÓ
aparece recurrentemente en respuesta a la pregunta Òpor quŽ vino?Ó. La consigna Òque se vayan todos... que no quede ni uno soloÓ y la respuesta Òyo no tengo nada que perderÓ, son las frases
que m‡s han insistido hasta ahora. En esta situaci—n los que no
tienen nada que perder pertenecen a muy diversos sectores sociales. Atraviesa las clases sociales y justamente hace potencia en
su transversalidad.
Los que Òno tienen nada que perderÓ han sido pensados hist—ricamente como aquellos capaces de salir a la calle para cambiar
las cosas. Desde los marxismos han sido sin—nimo de Òclase
obreraÓ, ÒproletariadoÓ, y desde los peronismos sin—nimo de Òel
puebloÓ, Òlos descamisadosÓ.
Ante la vertiginosidad de la crisis los que no tienen hoy nada
que perder en Argentina desbordan los recortes sociales hechos
desde las teor’as. Esta movilizaci—n de muchos estar’a reflejando
m‡s que a los que hist—ricamente no tienen nada que perder: los
de m‡s bajos ingresos de una sociedad salarial, a aquellos que
vertiginosamente han perdido lo que ten’an: salario, empleo,
jubilaci—n, ahorros, empresa, vivienda, profesi—n u oficio, pero
tambiŽn futuro, dignidad: ÒVengo por el futuro de mis hijosÓ es
otra frase muy escuchada. Se producir’a as’ una particular convergencia social desde la diversidad de sus hist—ricas pertenen-
Campo Grupal / 8
cias de clase. Dice una vecina: ÒAunque no tengo un problema
personal, vengo por solidaridad con la gente que s’ lo tiene. Adem‡s, a la larga lo voy a tener yoÓ (31 a–os, empleada, asamblea
de Scalabrini Ortiz y Santa Fe).
Realismo en acto de tiempos sombr’os de pr—ximos despose’dos. Despose’dos de hoy con pr—ximos despose’dos que intentan
transitar a contra mano la pendiente social. ÒEl trabajo en conjunto es la œnica manera de sacar las cosas adelante. Individualmente no se podr’a lograrÓ4. Particular convergencia de los pobres de siempre, los nuevos pobres y los futuros pobres. Distintos grados de pobrezas materiales, distintos grados de pendiente
social pero todos despojados de sus bienes simb—licos, expropiados de futuro, sustra’dos hasta la extenuaci—n de sus esperanzas.
Ya no se trata de reivindicaciones de una clase, gŽnero, organizaci—n, sino que converge una multiplicidad de componentes,
motivos y reclamos. Protesta rizom‡tica y no vertical, donde la
potencia estar’a en la diversidad de:
-motivos de reclamos: corralito, desocupaci—n, por el futuro de
los hijos, por la salud, la educaci—n, por los crŽditos hipotecarios,
en defensa de los hemof’licos, por los pibes de Floresta (asesinados el 20/12/2001), rechazo al ALCA, defensa de SADAIC, aniversario de la muerte de Cabezas, etc.
-formas de expresi—n: cacerola, llavero5, tapas de cacerolas,
botellas de pl‡stico, campanita, bong—es, maracas, trompetas,
mu–ecos aleg—ricos de diverso tama–o, pancartas caseras: ÒJusticia. Hoy: Suprema a la cacerolaÓ, ÒChorrosÓ, ÒPara vivir el ma–ana hay que pelear el ahoraÓ, ÓDisculpe las molestias, estamos
manifestando por ustedÓ, etc.
-edades.
-implicaciones emocionales: bronca, hartazgo, insultos, alegr’a, tristeza, angustia, entusiasmo, euforia.
-grados de participaci—n: una vecina manda un e-mail a la
asamblea de Colegiales: ÒLos miro desde la ventana, todas las
semanas. Todav’a no me animŽ a bajarÓ. Otro dice emocionado:
ÒTengo 57 a–os y es la primera vez que participo de una asambleaÓ, junto a antiguos militantes que participan con renovado
entusiasmo.
-Saberes: vecino/as que son mŽdicos/as, arquitectos/as, abogados/as, aportan sus conocimientos tŽcnicos en relaci—n al problema de los medicamentos, para proyectos de autoconstrucci—n de
viviendas, para reclamos legales, etc. Vecinos/as que han sido militantes arriman criterios de seguridad para el traslado de las columnas de sus barrios a Plaza de Mayo. Vecinas amas de casa que
aportan l—gicas domesticas para las m‡s variadas cuestiones organizativas. J—venes que traen su experiencia de las canchas de
fœtbol. Dice una vecina de Almagro- Balvanera: ÒHay que transmitir los saberes... los j—venes vienen de toda una experiencia en
la cancha. La otra vez los ve’a en la Plaza. ...hab’a una columna
de pibes que hac’a el aguante a la polic’a. Ten’an una facilidad
para inventar consignas!... Uno me dijo Òyo tengo cinco a–os de
River!Ó... La polic’a les da con palos, les tira gases en la cancha... Tienen una gimnasia...!!!Ó
-estrategias frente al Estado: petitorios, reclamos, escraches,
gesti—n de ayudas, subsidios, planes Trabajar, recursos de amparo, presupuesto participativo, etc.
-estrategias con prescindencia del Estado: formas de gesti—n alternativas y/o autogestionarias, compras comunitarias, clubes del
trueque, censo de vecinos desocupados, bolsas de trabajo, comedores, atenci—n psicol—gica en la plaza del barrio, etc.
-estrategias frente a la gobernabilidad: coexisten acciones de
reconocimiento y acciones de deslegitimaci—n a la democracia representativa. Se plantean opciones como elecciones ya, asamblea
constituyente junto a Òson todos corruptosÓ, Òque se vayan todosÓ, etc.
-puesta en acto de democracia directa que no entran en contradicci—n con los puntos anteriores. Fuerte preocupaci—n en algunas asambleas barriales por garantizar la libre deliberaci—n.
-formas de organizaci—n: las asambleas son muy dispares en
cuanto al tipo de comisiones que ya han formado y el grado de producci—n de las mismas alcanzados hasta la fecha, como as’ tambiŽn
de los modos y formas de seguridad que vienen adoptando.
3. De vagabundeos identitarios
El barrio -hasta ahora y en la mayor’a de los barrios m‡s cŽntricos de la Capital Federal, s—lo lugar de localizaci—n habitacional y en algunos de ellos signo directo o indirecto de status- pareciera comenzar a cobrar otras significaciones m‡s de corte
identitario.
Los vecinos se nuclean previamente en su esquina para concurrir muchas veces en familia, con bebŽs y ni–os de diversas edades, a Plaza de Mayo a los cacerolazos. Esperan a otros barrios
m‡s alejados e incluso una vez que han partido vuelven a nuclearse nuevos grupos en la esquina6.
Asambleas y comisiones de trabajo tambiŽn se reœnen all’ para sus deliberaciones. Ahora comienzan a pertenecer al barrio
en el que viven.
En las asambleas las mujeres piden la palabra sin inhibiciones.
Su participaci—n parece mayor que en las formas habituales de la
pol’tica (partidos, sindicatos, centros de estudiantes). Tal vez por
la familiaridad que el barrio tiene desde siempre para ellas.
Salir a la calle ya no es m‡s patrimonio de hombres (ver documentales de los a–os Ô40-Ô50) o de j—venes (a–os Ô70). Ni de organizaciones (sindicatos, partidos, centros de estudiantes). Ni de
gente suelta (œltimos aniversarios del Golpe de Estado).
En un cacerolazo a la Corte Suprema una mujer se identifica
como Òdesocupada - empresariaÓ. Se identifica (construye identidad) ya no por su clase social (propietaria de empresa) sino por
el rasgo desocupada. No dice Òex-empresariaÓ, que la ubicar’a
en el conjunto Òempresarios sin empresaÓ, sino Òdesocupada empresariaÓ, estableciendo una l’nea identitaria al rasgo con el
conjunto ÒdesocupadosÓ que ya recorre transversalmente muy
amplios sectores sociales.
Al finalizar una asamblea interbarrial, un joven se nos acerca
espont‡neamente a comentar las resoluciones de la asamblea y se
presenta como Òun asamble’staÓ.
En ambos casos, la participaci—n en las acciones colectivas
introduce nuevos referentes identitarios que dan cuenta de investimentos en acto - con otros -con nuevos otros- de sus percepciones de s’.
ÒEl barrioÓ no reemplaza ni subsume a otras formas de instituciones sociales sino que agrega -tal vez entrame- pertenencia, filiaci—n. Identidades, pertenencias y filiaciones que se instituyen por agregaci—n en el bordado de las pr‡cticas y percepciones de s’ con las transformaciones simult‡neas de las pr‡cticas
y percepciones de s’ de muchos otros. Es un entre-muchos.
4. La radicalidad de la inmediatez: ÒSi pago los impuestos
no comoÓ.
En una asamblea de Congreso, frente a un incipiente debate sobre si habr‡ que llamar a elecciones y/o Asamblea Constituyente,
un joven vecino, que dice que es la primera vez que concurre
plantea:
ÒYo ni sŽ ni lo que quiere decir Asamblea constituyente! Vamos
a elegir siempre a los mismos; ellos van a arreglar la Constituci—n?, quŽ van a solucionar... Yo no le quiero pedir nada al Estado. Si pago los impuestos no como. Resolvamos los problemas
de la cuadra: compras comunitarias, ver cu‡ntos desocupados
hay en el barrio... Tenemos que coordinar actividades concretas
en el barrio. Si Duhalde se tiene que ir, si hay que llamar a Asamblea Constituyente... No sŽ...D—nde concentramos las energ’as?
O en organizarnos para ver quŽ podemos hacer nosotros o si hay
que llamar a elecciones...Ó
Pese al contenido de la intervenci—n, el tono no es desesperado, sino que habla, m‡s bien invitando a la reflexi—n. Es aplaudido, aœn por los que intentaban debatir el tema de las elecciones.
Otro dice muy indignado (grita, gesticula) en un cacerolazo:
ÒNo la quieren entender... Nos estamos cagando de hambre!!!...Ó
Tradicionalmente se ha ponderado la capacidad transformadora de una revuelta social -entre otras cosas- por la radicalidad de
su utop’a. Aqu’ Žsto tampoco parecer’a ser un par‡metro del todo
pertinente. En las expresiones: Òsi pago los impuestos, no comoÓ,
Ònos estamos cagando de hambreÓ, la radicalidad, si la hubiera, estar’a dada por la fuerza feroz de la inmediatez.
Sin narrativa ut—pica, pero con brutal lucidez de los despojos
cometidos, ÒEl EstadoÓ, Òlos pol’ticosÓ ya no generan expectativas. En el primer cacerolazo, despuŽs de la asunci—n de Duhalde,
en la Plaza de Mayo, una vecina dice, frente a la cuesti—n de las
elecciones: ÒNo sŽ si se tiene que ir Duhalde. Me da igual. Que
se quede y lo arregle, que Žl fue parte de este desastre. Total el
que venga va a ser igual. Nosotros tenemos que organizarnos y
controlarlos bien para que no puedan robarÓ.
De igual modo, la potencia colectiva que hoy sale a la calle e
inventa, dise–a tambiŽn -en su diversidad- formas poco democr‡ticas. De hecho, las incipientes formas de democracia directa que
van apareciendo no siempre deciden desde posiciones ÒprogresistasÓ. En varias asambleas barriales se ha votado que no se atienda a extranjeros en los hospitales pœblicos y que se ponga coto a
la inmigraci—n desde pa’ses lim’trofes. En algunos el rechazo a
oradores de partidos de izquierda o gremialistas, no s—lo expresa
la necesidad de resguardo de la libre deliberaci—n y/o el descreimiento de estas formas muy instituidas de la pol’tica. Muchas veces constituyen francas expresiones de intolerancia y/o opiniones
de derecha.
En otros casos, no es la intolerancia sino el dolor frente a las izquierdas que no pueden salir de sus esquemas hist—ricos y pensar
-y escuchar- de otro modo. Dice una asamble’sta de Almagro/
Balvanera, docente, Òcon a–os de militancia sindical y pol’ticaÓ:
Òyo creo que toda la dirigencia tiene que revalidar sus t’tulos,
tambiŽn los de izquierda. El imaginario pol’tico de izquierda est‡ queriendo meter el mar en una botella...Ó
Democracia representativa, partidos de izquierda, militares que
pongan orden, violencia, l’deres mesi‡nicos, asistencialismo
clientelar -opciones hist—ricas argentinas- parecen haber desgastado sus universos de significaciones.
Si la representaci—n, los l’deres mesi‡nicos, las ÒvanguardiasÓ,
el autoritarismo ya no ser’an los modos por los que la protesta tome cauce, Àpor d—nde entonces?
En el mar de la protesta, inquieto, tormentoso, nada permite
predecir hoy el rumbo. Los sentidos pol’ticos conocidos parecen
estallados, pero pueden ser recapturados aœn en sus formas m‡s
tradicionales. Y tal vez sea, justamente, en la imprevisivilidad de
poder anticipar su curso que radique otro de los elementos por
donde pueda pensarse la doble dimensi—n de maravilla y horror
Los gansos y el mañana llegan sin avisar. Proverbio armenio
Se aprob— la moci—n de
buscar la manera de instrumentar algœn tipo de
seguridad para esta
asamblea, tanto cuando
se reœna como para cuando asista a marchas o protestas masivas.
Se aprob— apoyar al
Hospital Vicente L—pez y
buscar la manera de instrumentar algœn tipo de
intercambio de materiales
necesarios con otros hospitales de la zona.
Se cre— una comisi—n de
educaci—n que se encargar‡ de informar a la
asamblea de quŽ se trata
la Municipalizaci—n de
las Escuelas. Dejando
sentada la disconformidad de los vecinos con esta intenci—nÓ.
de una revuelta social.
En los vaciamientos de sentido circulantes en cacerolazos y
asambleas hay hartazgo e indignaci—n, pero no est‡n abrumados
ni paralizados; tienen mucho por hacer.
En la diversidad de estos ÒmuchosÓ parece haber un brumoso ÒnosotrosÓ que produce empoderamiento, potencia,
sentido. ÀHabr‡ tiempo?
5. La brutal vertiginosidad
Es dif’cil pensar fen—menos sociales que se transforman de un
modo tan vertiginoso. De las cacerolas sin palabras, del ruido y
la bronca sin discurso de las primeras manifestaciones, semana a
semana se producen en las asambleas barriales avances en la organizaci—n, en la reflexi—n y comprensi—n de lo que ha sucedido
y de las tareas para emprender.
Cuesta creer que estas asambleas barriales que espont‡neamente aglutinaron a los primeros caceroleros tienen menos de
dos meses de funcionamiento. Muchos de los vecinos/as han
aprendido aceleradamente los modos de participaci—n y coordinaci—n de estas formas deliberativas. Se agregan con otros -que
desempolvan viejas pr‡cticas de asamblea posiblemente estudiantiles y/o sindicales- y en variados entramados de saberes y
pr‡cticas antiguos y nuevos avanzan en la construcci—n de sus rutinas democr‡ticas.
Es interesante observar tambiŽn el vertiginoso avance en la calidad de las propuestas. De la bronca, la queja, el testimonio angustiado de situaciones personales, a propuestas -que en algunos
casos- llaman la atenci—n con su originalidad.
Vertiginosidad creativa en las formas de soluciones alternativas
que emergen: compras comunitarias, bolsas de trabajo, censos barriales de desocupados, microemprendimientos, comedores para
ni–os de casas ocupadas, comisi—n de an‡lisis de decretos!!!
(ÒComo cambian todos los d’as...Ó), recursos de amparo. Producci—n de genŽricos para proveer al hospital del barrio, clubes
del trueque, incipientes proyectos de cooperativas autogestivas,
etc.
S—lo a t’tulo de ejemplo, ya el 11 de febrero la asamblea vecinal de Carapachay resolvi—:
Ò- Desocupados:
Se cre— una comisi—n que se encargar‡ de censar a los vecinos.
Se aprob— la moci—n de buscar la manera de instrumentar la
creaci—n de unidades productivas con desocupados.
Se aprob— reunir los telegramas de despido para presentarlos
colectivamente en la Municipalidad de Vicente L—pez, justificando
de esta manera el no pago de impuestos y servicios para que no
sean cortados, ni se inicien contra los vecinos acciones legales.
Se aprob— buscar la manera de instrumentar legalmente el no
pago generalizado de la tasa de alumbrado-barrido-limpieza, mediante la creaci—n y dep—sito de los montos en una cuenta judicial.
- Municipal:
No se aprob— el escrache a concejales municipales, debido a
que se est‡ discutiendo la posibilidad de citarlos previamente a
la asamblea para responder a las inquietudes de los vecinos
acerca de sus sueldos, horarios de trabajo, proyectos en los que
haya trabajado, etc. De no presentarse, se realizar’an los escraches correspondientes.
Se aprob— pedir una auditor’a pœblica para saber en quŽ gasta el municipio el dinero de los vecinos.
Se aprob— dirigirse a la delegaci—n municipal para conocer a
sus miembros e intentar saber sus horarios de trabajo, sueldos y
una explicaci—n a la gran cantidad de empleados que posee siendo el nuestro un barrio peque–o.
Se form— una comisi—n del trueque, con motivo de formar un
nodo en nuestro barrio.
Se form— una comisi—n del comercio, que se encargar‡ de hablar con los comerciantes del barrio para tratar de mantener los
precios lo m‡s bajos posible y de esa manera intentar presentarle competencia real al supermercado Norte.
TambiŽn es de relevancia subrayar que esta vertiginosidad no
surge de la nada. Se apoya en experiencias barriales previas, a veces de larga data, que no han tenido espacio en los medios y suelen ser muy poco conocidas. Sirven de base a esta ola que va transformando lo anterior en algo nuevo. Es muy elocuente al respecto
el testimonio de una integrante de la asamblea de San Telmo7:
ÒNosotros, en San Telmo, trabajamos con el trueque desde hace mucho tiempo; y tambiŽn con la gente. Yo hace siete a–os que
vengo interviniendo en asociaciones de vecinos. Impedimos que
enrejaran el Parque Lezama, trabajamos en la comisi—n de Derechos Humanos de San Telmo, con la colonia para los chicos.
De ese modo uno va sabiendo las necesidades de su barrio. Los
primeros d’as de enero nos juntamos en un grupo de vecinos para armar una asamblea, porque se ve’a que era necesario. La
gente enseguida vino: clase baja, clase media e incluso clase media tirando a alta. Empezamos a trabajar, a organizarnos, a ver
quŽ necesidades hab’a, a marchar como todos. Cort‡bamos todos los jueves Independencia y Defensa. Ya no era un cacerolazo, era un piquete. Ese sector del barrio es la zona m‡s carenciada, hay hoteles municipales, casas tomadas, departamentos
alquilados de los que se deben meses de alquiler. Yo hace dos
meses que no pago el alquiler ni expensas, porque no cobro el
sueldo, aunque tengo que seguir trabajando.
Empezamos a organizarnos. Como ya tenemos un relevamiento por el tema del trueque, ten’amos datos de gente que estaba al
borde de la desaparici—n, que no tiene ni para comer.
Entonces, ya en la segunda reuni—n empezamos a crear comisiones: de Desocupados, de Prensa y Difusi—n, de Gesti—n -encargada de hablar con el Gobierno de la Ciudad-, de Salud, de
Prensa Barrial -distribuci—n de volantes, poner una mesa y hablar con la gente-. La comisi—n de Desocupados se cre— con el
concepto de que todos los que participen deben ser desocupados
del barrio porque nadie sabe mejor que ellos la situaci—n que pasan, y quiŽn est‡ peor que el otroÓ.
Diversidad y vertiginosidad presentan una constante: consideran que el valor, la fuerza de la protesta est‡ en que sea pac’fica.
Avanzan en medidas de seguridad frente a posibles provocadores
y/o represi—n policial. ÒViolencia es mentirÓ. Los caceroleros al
interior de los bancos no toman el banco, lo cacerolean. No siempre, ni en todos es una expresi—n de bronca, suelen bailar al son de
la cacerola. Se organizan ÒCarnavales de la ProtestaÓ en Liniers.
Vertiginosidad en las implicaciones personales. Muchos dicen
haber salido de la desesperaci—n en el trabajo colectivo. Quienes
trabajan en los centros telef—nicos de atenci—n al suicida comentan que los d’as de cacerolazo, disminuyen sensiblemente los llamados de eventuales suicidas.
Vertiginosidad tambiŽn en las transformaciones de ideas o recelos previos a unirse con otros sectores golpeados por la crisis
como, por ejemplo, los piqueteros. Luego de la Asamblea Interbarrial del 26/1/02, un joven se nos acerca y dice que al principio no estaba de acuerdo con unir ambas manifestaciones Òpor
las internas de los piqueteros... Ah’ est‡n muy metidos los sindicatosÓ, pero comenta que en el transcurso de la asamblea cambi— de opini—n. Es interesante el argumento desde donde pens—
que deb’a ir a recibirlos a Liniers: ÒMientras yo estaba en un tupper ellos estaban haciendo el aguante en la ruta, Àc—mo ahora
no voy a ir?...Ó
Producci—n de subjetividad en acto, abrochamiento de sentido
que es posible a partir de un dispositivo (la asamblea y su particular forma de coordinaci—n) que dispone un muchos que no
unifica molarmente ni tampoco disgrega. Que descree de los poderes establecidos, se aleja del Estado, para resolver lo inmediato, pero no lo abandona, en tanto propone su control. Un ÒmuchosÓ que no es el pueblo de la Naci—n, aunque se grita ÒArgentina, ArgentinaÓ con fervor.
Tal vez ya no es s—lo una protesta. Tal vez se estŽ gestando un
proceso de imaginaci—n colectiva instituyente que descree del
Estado, pero le exige y tratar‡ de ÒcontrolarloÓ. Descree del Es-
Es mejor avanzar y morir que detenerse y morir. Proverbio zulu
tado como garante del bien comœn, pero le exige. Se autonomiza
de Žl pero tratar‡ de controlarlo. Se plantea no transferir sus derechos; no intenta transformarse en gobierno y parece combinar la radicalidad de la inmediatez con estrategias sin tiempo en la construcci—n de poderes ciudadanos.
Habr‡ que pensar c—mo se estar’an articulando la diversidad
(de clases, de edades, de gŽneros, de motivos, de implicaciones,
de formas de organizaci—n, de saberes) con la vertiginosidad (de
los hechos, de los avances organizativos, de las propuestas alternativas, de las implicaciones personales, de los cambios en la
comprensi—n de lo que sucede, en la percepci—n de s’ y de los
otros y en las decisiones de lo que hay que hacer). Diversidad y
vertiginosidad producen tal vez la singularidad de las potencias que d’a a d’a construye esta invenci—n colectiva. Un muchos que hoy no se asusta del caos, que no teme la anarqu’a, que
parece haber estallado los cercos de sentido y de acci—n de la representaci—n pol’tica y el asistencialismo.
Son momentos de otras formas de empoderamiento colectivo.
Nada garantiza a d—nde ir‡. Los cercos de sentido instituidos se
agotan, estallan, Òno va m‡sÓ, pero nadie puede asegurar que no
ser‡n recapturados. Y lo que es peor, nada garantiza que sus actores no puedan ser amedrentados o ferozmente reprimidos. Es
tarea de cada uno/a aportar en la construcci—n de las libertades por venir.
III. A modo de É
Muchos han salido a la calle en la Argentina. Es m‡s sencillo,
posiblemente, decir de d—nde vienen que a d—nde van. Espacios
y movimientos colectivos de los que no puede predecirse derrotero pero que parecen tomar el desaf’o de armar sus potencias
desde la brutalidad de los saqueos de diverso orden de los que
han sido objeto, pero tambiŽn desde ese hacerse cargo finalmente de sus vac’os de significancia.
Ya no queda tiempo ni lugar para sostener inocencias. Imposible saber si lograr‡n producir realidad desde una imaginaci—n colectiva instituyente que sea capaz de inventar nuevos universos
de significaci—n y nuevos cursos de acci—n, pero lo intentan. Balbuceos y torpezas que ganan en el d’a a d’a de la esquina y la plaza alguna lucidez y no menores precisiones.
Parecen empoderarse desde inagotables diversidades, de all’
tantos esfuerzos -no s—lo de las izquierdas, sino de todo el espectro pol’tico- de meter el mar en una botella. Arma potencia en sus
transversalidades. En agregaci—n nuclea a muchos. Muchos que
vertiginosamente han perdido todo o gran parte de lo que ten’an
y desde tales pŽrdidas comienzan a mirar de otro modo a los que
nunca tuvieron. Todav’a los miran desde lejos pero Žste entremuchos pareciera desplegar dŽbilmente aœn nuevas pertenencias
y filiaciones que arman vacilantes rasgos identitarios -impensables hasta hace poco- y combina particulares bordados de pr‡cticas y percepciones de s’ en simult‡neo con las de muchos-otros.
Despojos mœltiples, diversos, que instalan una inmediatez que
tal vez construya alguna radicalidad transformadora. Vertiginosidades de todo tipo que impiden en cada uno que algo quede como antes era. Vertiginosidad e inmediatez parecieran articularse,
agregarse desde sus diversidades en potencia colectiva.
Singularidad de este salir a la calle que parece sostener desde
sus emplazamientos la angustia de la vertiginosidad de la pendiente junto a los acumulados saberes hist—ricos, colectivos, de
las estrategias sin tiempo. Premura y paciencia en esta loca idea
de querer inventar, al borde del abismo, una apuesta colectiva.
Buenos Aires, 24 de febrero, 2002.
Notas
1Formaci—n del equipo de investigaci—n: Lic. Ana Mar’a Fern‡ndez (Profesora
Titular), Lic. Sandra Borakievich (Jefa de Trabajos Pr‡cticos), Laura B. Rivera
(Ayudantes de Primera), Lic. Roxana Amendolaro, Diego Busciglio, Lorena Cascallana, Amaranta Ib‡–ez y Rodrigo Santill‡n (Ayudantes de Segunda) y, recientemente incorporadas, Paloma Herrera y Lic. Cecilia Calloway.
2 Se observ— el segundo cacerolazo (17/1/02) y ya hab’a asambleas barriales de
gran nœmero de barrios de la Capital Federal (Villa Urquiza, Barracas, Villa del
Parque, Balvanera, Belgrano, San Telmo, Belgrano-Nœ–ez, Paternal, Flores Norte, Saavedra).
3 Se entrevist— tambiŽn a personas que participaron en cacerolazos, con posterioridad a los mismos.
4 Asamble’sta de San Telmo, diario P‡gina/12, suplemento ÒLas DoceÓ, 22-0202.
5 Los damnificados de crŽditos hipotecarios manifiestan haciendo sonar su llavero y, generalmente tratan de que sus reclamos se identifiquen y diferencien del
resto de este modo
6 Es muy interesante observar el movimiento de los vecinos autoconvocados en
su esquina un d’a de cacerolazo. A las 20hs. llegan los primeros con el cartel del
barrio y alguna cacerola. Se van agrupando; cuando son m‡s ya pueden cortar el
tr‡nsito y , en algunos casos, queman bolsas de basura. Los ÒhabituesÓ de la
asamblea vecinal se saludan, hay un clima festivo, amigable. Esperan a otros barrios mas alejados en la l’nea de la avenida en la que est‡n situados. A eso de las
22hs parten muchos hacia la Plaza de Mayo, quedando unos pocos en la esquina.
Poco a poco esta se vuelve a poblar de caceroleros recientes que toman la posta;
otra vez son muchos y permanecen all’ hasta altas horas. A veces al llegar nuevos
grupos de otros barrios parte otro contingente a la plaza. Desde Nu–ez y Belgrano, por Av.Santa Fe. Desde Liniers y Flores por Av. Rivadavia. La esquina queda
un poco despoblada, pero al rato se vuelve a nutrir de nuevas cacerolas. As’ hasta muy tarde. Lo mismo ocurre en Plaza de Mayo donde, en algunas ocasiones
las columnas de los barrios m‡s alejados est‡n entrando a la plaza cerca de las
24hs., cuando los que llegaron m‡s temprano ya comienzan a desconcentrar. Nadie parece dirigir estos sucesivos desplazamientos y agrupamientos que, sin embargo, parecen tener sus propios ordenamientos.
7 Mar’a Eugenia Corval‡n Alarc—n, integrante de la asamblea barrial de San Telmo, publicado por suplemento ÒLas DoceÓ, diario P‡gina/12, 22/02/02.
Campo Grupal / 9
DESDE MEXICO
Enrique Guinsberg
[email protected]
El mensaje del director de Campo Grupal a los columnistas es
categórico: “Les recuerdo que el
lunes cierra la edición de marzo.
Escriban ahora o callen hasta
abril”. ¿Qué hacer ante tal ultimatum cuando ese mensaje se lee
pocas horas antes del vencimiento, y no se sabe si su publicó la
última columna entregada porque
aún no llegó la última revista?
¿Hacer caso a la primera o segunda parte de la frase conminatoria?
Y si es lo primero –para cumplir
con los compromisos contraídos
y con un superyo cada vez más
tolerante- ¿seguir con lo que tanto preocupa aquí (la crisis argentina), comenzar con algunas similitudes entre los dos países (por
ejemplo el inicio en México de la
investigación sobre “desaparecidos” en la “guerra sucia” de los
70), o hacerle caso al director
que quiere notas sobre la vida de
este país? Las pocas horas que
quedan para cumplir con lo solicitado, unido al cuaresma en que
estamos, facilita elegir lo último.
Es que en México hay tres períodos del año donde la población
sufre de vacacionitis: Semana
Santa, los primeros días de noviembre, y los últimos del año,
donde los que pueden buscan
salir aunque sólo fuere por unos
días, y no pocos de los que no
también lo hacen aunque luego
llevan sus “riquezas” al Monte de
Piedad a empeñarlas. Algo facilitado por la interrupción de actividades escolares y de muchas
universidades por quince días, y
el no acatamiento de nada escasos docentes y alumnos de otras
-como en el caso de la mía cuando no está en huelga como ahora
desde el 1 de febrero- de trabajar
los tres primeros días y no hacerlo sólo en jueves y viernes santo,
algo respetado pese a que este
es un país laico.
No importa que todo esté lleno,
sea difícil conseguir transporte,
las carreteras se saturen de vehículos y accidentes, o que los precios sean más altos. Tampoco se
trata de ningún fervor religioso,
ya que es demasiado conocido
que, desde hace mucho tiempo,
las fiestas religiosas se festejan
en el altar del consumo o para
escapes que requiere la cada vez
más complicada vida moderna,
sobre todo en las grandes ciudades (recuérdese que la de México tiene alrededor de veinte millones de habitantes). Se trata de
cumplir con una tradición fuertemente arraigada, aunque también
lo es que pueden cumplirla cada
vez menos por causas demasiado conocidas para reiterarlo.
De cualquier manera hay beneficios secundarios, entre ellos la
mayor tranquilidad que hay en las
calles de esta inmensa ciudad porque hay menos gente y circulan
menos vehículos, sea por los que
salen o porque no hay que llevar a
nadie a la escuela (como, otra
costumbre extendida, hacen las
madres que tienen auto con sus
hijos, lo que también daría material para otra nota). Otra es, por
supuesto, la posibilidad de descanso, hacer cosas que siempre
se postergan, o algunas salidas locales poco o nada complicadas.
¿Que hay inconvenientes como
los indicados? No importa, lo fundamental es salir y, si es posible
a una playa, los problemas se verán después...
Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco, México DF
Campo Grupal / 10
Posicionamientos del operador
Diagnóstico psicosocial
en organizaciones
Carlos R. Martínez
[email protected]
E
l prop—sito de este articulo es establecer un mŽtodo a partir del
cual construir un marco instrumental para diagnosticar una estructura social: empresa, escuela, sindicato, O.N.G., Hospital,
cooperativa, etc.
El diagn—stico es la constataci—n dentro de una estructura social
cualquiera, que parte incluso de un individuo, pero que fundamentalmente se hace en la situaci—n vincular de dos que pertenecen a un grupo o estructura organizacional determinada. Es la constataci—n de la
estructura en cualquier dimensi—n, de procesos, vincular, ideol—gica y
psicol—gica1.
Es el que dar‡ cuenta de las distintas racionalidades y exclusi—n de
los ÒdiferentesÓ, de c—mo se conforma la cultura organizacional, de
quŽ manera se despliega la ideolog’a, los valores de los diversos sectores y de quŽ forma se desenvuelven los conflictos. En s’ntesis como
se utiliza, despliega y ejerce influencia el poder en la organizaci—n.
El comienzo de todo diagn—stico est‡ relacionado con formularse
preguntas para, a partir de la informaci—n obtenida, formular hip—tesis de trabajo que incluyan pron—sticos relacionados, por una parte,
con lo que suceder‡ si estas situaciones no se modifican, y por la otra,
c—mo abordar la operaci—n posterior. No es una acci—n de investigaci—n o de conocimiento, siempre est‡ relacionada con un objetivo de
cambio.
El diagn—stico no finaliza en la etapa as’ llamada. En cada paso de
la operaci—n, el diagn—stico se confronta con los emergentes, se valida y si es necesario se rectifica; si el operador lo cristaliza y no lo retroalimenta con los nuevos datos, pierde el sentido de la operaci—n.
El planteamiento de las contradicciones lleva a producciones dialŽcticas; si el planteo es de car‡cter dilem‡tico, es decir, no solucionable, estereotipado totalmente, es el operador el que lo tiene que resolver, creando las condiciones para que los involucrados modifiquen
la situaci—n donde la ley de complementariedad de roles2 no se cumple, cuestionando e invalidando los an‡lisis lineales, explicativos sostenidos desde la racionalidad causa - efecto3. No se trata de ver quiŽn
tiene raz—n, se trata de ver c—mo se resuelve el problema de ajuste
cu‡ndo y d—nde (vincularmente hablado) la ley de complementariedad no se cumple.
Simultaneidad diagn—stica - operativa
Todo acto del operador constituye una operaci—n. Lograr en la entrevista de presentaci—n la aceptaci—n de un pr—ximo encuentro, si no
hab’a demanda previa, ya es una operaci—n sobre uno de los sujetos
de la organizaci—n. Toda decisi—n de observar algo, de hacer una pregunta o de reunirse con alguien constituye una intervenci—n (por presencia o por acci—n) en el proceso organizacional que esta ocurriendo.
Es comœn que luego de un primer encuentro los entrevistados, planteen la ampliaci—n o profundizaci—n de su demanda o la extensi—n de
la intervenci—n a otros ‡mbitos, la sola presencia del operador gener—
nuevas necesidades.
ÀPor d—nde empezar?
Partiendo de saber para quŽ se busca la informaci—n que llevar‡ a
las hip—tesis diagn—sticas. Desde CONFLUENCIA psicosocial sostenemos que la informaci—n nos debe permitir conocer cu‡l es la racionalidad que domina los procesos decisorios de una organizaci—n,
que le da sustento a la cultura organizacional legitimada por los
mecanismos de exclusi—n e inclusi—n sostenida por el poder de la
organizaci—n.4
Paso 1 - Definir ejes diagn—sticos desde donde explorar la organi-
El arte de vivir su vida
VINCULOS CREATIVOS
zaci—n. La falta de un mŽtodo sistematizado lleva al operador a correr
el riesgo de no escuchar Òal campoÓ, sino a escucharse s—lo a s’ mismo, a sus sentimientos, valores, supuestos y prejuicios.
Paso 2 - A partir de entrevistas, las que pueden ser individuales,
grupales; generando dispositivos autodiagn—sticos, buscando y definiendo de esta forma diversos canales de acceso. El abanico y la diversidad de la informaci—n a obtener, lleva a la necesidad de no normatizar los primeros ÒdatosÓ o indicios de posibles lecturas o hip—tesis que etiqueten o generen prejuicios que influyan en el diagn—stico.
Ejes Diagn—sticos
Los ejes que proponemos como forma de bœsqueda de informaci—n
para la construcci—n del diagn—stico son de importancia significativa.
Los mismos no son los œnicos para diagnosticar y no siempre son figura, esto depender‡ de cada organizaci—n o sector especifico, como
tambiŽn segœn el momento, la tem‡tica, la situaci—n, etc.
Eje:
Temporal
Estructural
Comunicacional
Espacial
Contextual Ideol—gico
Conflicto y cambio Identificaciones
Por razones de espacio desarrollaremos algunos de estos ejes.
Eje Temporal
Historia Organizacional
La continuidad hist—rica de las organizaciones y los cambios que se
generan en el contexto donde se desarrollan, requiere de un momento para preguntarse:
Para quŽ fueron creadas
QuŽ funci—n desempe–aron
QuŽ funci—n est‡n ejerciendo ahora.
Preguntarse el por quŽ, c—mo, por quiŽn y cu‡ndo tambiŽn son preguntas œtiles y corresponden a la historia. Si a este an‡lisis incluimos
las diversas miradas y acciones de quienes hoy conducen la organizaci—n, nos permitir‡ describir un cuadro de situaci—n.
Parte de esa historia, a partir de las fases fundantes, pasa con el
tiempo a convertirse en ritos, mitos, secretos o se la niega. En aquella historia tambiŽn se da lo referido a sujeto producido por ella y productor de la misma, o por lo menos sostenedor. En esa historia comienzan a configurarse los roles de Òlos buenosÓ y Òlos malosÓ, que
sirven para moldearla con el prop—sito inconsciente de colocar las
depositaciones y no permitir la construcci—n de una historia m‡s critica, que permita aprender de lo sucedido y de las decisiones que se
tomaron en determinado momento y sus consecuencias. El operador
debe tomar en cuenta que esa historia influye en el presente de la organizaci—n.
Eje Estructural
Estructura Organizativa
Se puede abordar a partir de la informaci—n que se obtenga sobre:
distribuci—n del trabajo, funciones, delegaci—n de autoridad, formas
de elecci—n de quienes conducen5, planificaci—n, toma de decisiones,
y v’as de comunicaci—n y los mecanismos empleados para la resoluci—n de conflictos.
Organigrama Organizacional
Parte de la informaci—n obtenida permitir‡ construir el organigrama, que es la expresi—n de lo enunciado en la estructura organizacional. El operador se encontrar‡ con organizaciones que formalmente
carecen de Žl, pero eso no significa que muchos de sus integrantes no
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tengan una representaci—n de c—mo las funciones ocupan lugares relacionados con el poder, la decisi—n y las responsabilidades.
Cuando el operador considere necesario, trabajar‡ expl’citamente el
porquŽ de su inexistencia, aplicaci—n (si lo hubiere), o las diferentes
representaciones. En el transcurso de la operaci—n surgir‡n las expresiones de lo que podr’amos llamar organigrama requerido, que expresar‡ necesidades registradas e insatisfechas.
La s’ntesis de la informaci—n obtenida en estos dos puntos permitir‡ formular hip—tesis sobre el grado de formalidad de la estructura y
su nivel de centralizaci—n u horizontalidad.
Eje Comunicacional
En la mayor’a de las entrevistas de presentaci—n o prediagn—sticas
alguien dice Òtenemos un problema de comunicaci—nÓ o, lo que es
m‡s preocupante, el operador es el que lo piensa, este tipo de afirmaciones expresa que en la comunicaci—n se manifiestan los conflictos,
tensiones u obst‡culos. Generalmente no es s—lo un problema de comunicaci—n
Generadores de significados diagn—sticos
Comunicaci—n formal.
-Forma en que la informaci—n es presentada.
-Ausencia / existencia de:
-Trabajo previo para facilitar la comprensi—n del receptor.
-Chequeo de la comprensi—n.
-Solicitud de comentarios posteriores.
Comunicaci—n Descendente.
-Cu‡ndo, quienes, con quŽ prop—sito surgen determinadas formas:
confusa, precisa, participativa, cerrada, envolvente, seductora, motivadora, manipuladora, etc. en la forma de comunicar.
-Cu‡l es su contenido: —rdenes, quŽ hacer, c—mo hacerlo, dar informaci—n, etc..
4to. Seminario Anual
-Si pide informaci—n: confirma supuestos, busca culpables, invita a
pensar trasmitir informaci—n, comentarios etc..
Comunicaci—n Ascendente.
QuŽ contiene
-Informaci—n sobre la tarea, dificultades.
-ÀPueden expresarse los errores?
-ÀEs fluida, espont‡nea, formal, temerosa?
-ÀConfusa cuando tiene que decir algo crucial?
Comunicaci—n horizontal.
-C—mo se expresa la relaci—n interpersonal entre los miembros de
una organizaci—n.
-QuŽ y cu‡ndo se reproduce en las relaciones entre integrantes de
diferente sectores las tensiones organizacionales.
-Cu‡ndo y c—mo se despliegan los conflictos o acuerdos.
Comunicaci—n Grupal
-Espacio significativo para diagnosticar la distancia6 (signo negativo) o acercamiento (signo positivo) entre los canales formales e informales de la organizaci—n.
-Permite elaborar hip—tesis sobre el nivel de sostenimiento, construcci—n y generaci—n de informaci—n y comunicaci—n que produzca
aprendizaje o la forma de apropiaci—n de la realidad.
-QuŽ tipo de clima psicosocial establecen relacion‡ndolo con los
vectores del cono o los pasos de conformaci—n de un equipo de trabajo,7con los pares dialŽcticos sometedor-sometido, orden-desorden,
etc., y con los mecanismos de exclusi—n y segregaci—n.
Retroalimentaci—n comunicacional.
-Posibilidad de opinar y participar de los diferentes niveles de involucrados
-Registro del emisor del impacto y/o comprensi—n de su mensaje
Comunicaci—n informal.
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Operación Psicosocial en las Organizaciones
Duración de Abril a Diciembre de 2002
Frecuencia Semanal / Comienza el Martes 2 de Abril
Ejes Temáticos
1. Organizaciones
- Racionalidades y cultura organizacional. - Poder e Ideología en las organizaciones - Sociopatología Organizacional -Mecanismos de exclusión y segregación
2. Individuo / Rol
-La Organización proveedora de la Identidad del sujeto. - Liderazgos - Estilos,
conducción, hegemonías y participación. - Motivación, satisfactores, esquema diagnóstico.
3. Diagnóstico - ejes diagnósticos,
- Indagación - Objetivos y técnicas - Entrevista de Presentación, autodiagnósticos. - Técnicas diagnósticas
4. Operación - Objetivos, esquemas y diseño.
-Formas de Operación -Del Grupo al trabajo en equipo -Conductas Tácticas del operador -Dispositivos - Diseños grupales, talleres, operativos, etc.
5. Cambio - cambio espontáneo y no planeado.
- Conflicto - derivados de los roles, cambios e inequidad. - Creatividad operativa - Espacios de nueva subjetividad
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Al realizar una intervención en una organización son necesarias
herramientas para definir las acciones, diagnosticar y poder pensarse en el devenir del tiempo articulando lo teórico, la práctica,
los miedos y los modelos previos.
En el caso de la operación psicosocial: los sujetos que son objeto
de trabajo del operador, pertenecen vincularmente a la organización, están cotidianamente comunicados entre sí, tiene intereses,
en la mayoría de los casos económicos entre ellos o con la organización, historias vinculares previas, atravesados por normas, manejo del poder, por lo que toda definición de un método de trabajo debe también incluir esta cultura existente que los determina....
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los espacios restringidos
Comunicaci—n entrante / saliente
-Nivel de centramiento de los emisores y receptores.
-QuŽ se hace en tŽrminos concretos con la informaci—n que se obtiene (entrante) y c—mo se emite y cu‡l es el impacto, en el receptor,
de la forma y el contenido de la saliente.
-Nivel de pertinencia, cooperaci—n y calidad de la informaci—n.
-Si las conductas de los sujetos intervinientes expresan las contradicciones internas de la organizaci—n (saliente).
A partir de la informaci—n obtenida en las formas arriba enunciadas,
tambiŽn se podr‡ tener una hip—tesis del nivel de eficiencia (operacional) de la comunicaci—n y si Žsta es un elemento motivacional.
Eje Conflicto y cambio8
ÀQuŽ es lo que cambia? - ÀQuŽ actividad debe ser observada en ese
cambio?
- Los nuevos procesos.
- El impacto de los procesos que no se modificaron.
- El clima en los grupos, equipos y sectores durante y despuŽs del
cambio.
- Las conductas de quienes generaron ese cambio ante sus obst‡culos.
- Los valores y la direcci—n de ese cambio.
ÀC—mo cambia esa actividad en tŽrminos de adaptaci—n? - ÀCu‡les
roles se modifican, surgen o desaparecen? - ÀQuiŽnes o quŽ situaciones influyen en ese cambio? - ÀConocen los involucrados las causas
y el para quŽ del cambio? - ÀQuŽ es lo que refuerza esta situaci—n a
cambiar? - ÀQuŽ y c—mo habr’a que modificar para superar esa situaci—n?
Registro de sentimientos de pŽrdida, inseguridad, aislamiento, nivel
de pertenencia, cooperaci—n y posibilidad de apropiaci—n (aprendizaje).
El conflicto entre el grupo y el subgrupo existe siempre en el nivel
institucional. Siempre hay subgrupos tendientes a entrar en conflictos
con otros. El operador debe tener en cuenta que el conflicto tiene una
funci—n positiva que es la prospectiva; no es negativa si es bien manejada porque la lucha por aprender entre dos grupos est‡ centrada en
la capacidad de ese aprendizaje y en la posibilidad de aumentar, entonces, la capacidad total. Cuando hablamos de funci—n prospectiva
nos referimos, que a partir de comprender c—mo sucedieron determinados acontecimientos y darse cuenta de los mecanismos que intervinieron poder pensar quŽ suceder‡ en las nuevas situaciones si estos
mecanismos y los roles que los sostiene no se modifican.
La s’ntesis de esos aportes definir‡n la direccionalidad con relaci—n
al futuro. M‡s all‡ de que la funci—n prospectiva est‡ influida por los
acontecimientos externos, conocer c—mo hist—ricamente dieron cuenta de las presiones o cambios que Òvinieron de afueraÓ, har‡ posible
c—mo encarar las nuevas situaciones.
ÒEl conflicto es siempre vincular y es muy importante detectar la
operaci—n del tercero que esta implicado. El tercero puede estar en la
mente, en el cuerpo, en cualquier lado. Es decir, que el v’nculo est‡
permanentemente a merced del ataque de nuestra cultura que le parece que ÒesoÓ no es necesarioÓ. 9
Acceso a la Informaci—n para diagnosticar
Cuando el operador recaba informaci—n de sujetos en forma individual o grupal, pone en juego sus percepciones, supuestos, ideolog’a
conjuntamente con la informaci—n que emiten sus interlocutores y la
manera en que la comunican.
Una forma para reducir la posible brecha de Òlo que poneÓ el operador en esa escucha es tomar la informaci—n que obtiene contrast‡ndola con la percepci—n que los integrantes tienen de la misma. Este
mŽtodo permite incluir la historia de esos sujetos con la organizaci—n
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2
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Profesor de Educación Física - Operador de Biocreatividad
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y el aqu’ ahora que est‡ atravesado por situaciones actuales, aœn no
explicitadas, que influyen en el an‡lisis por parte de los sujetos involucrados de cualquier situaci—n particular.
El orden de los acontecimientos, la construcci—n temporal de los
mismos, el an‡lisis del tema o la falta o imposibilidad de hacerlo son
elementos diagn—sticos.
El discurso de los sujetos
Cuando el operador busca obtener datos a partir del discurso de los
sujetos no debe olvidar que:
- Todo intercambio comunicacional es asimŽtrico o complementario; segœn estŽ basado en igualdad o diferencia (jerarqu’a o posici—n
entre los sujetos), el registro de esta situaci—n y la generaci—n de las
condiciones m‡s facilitadoras para su objetivo son de primordial importancia.
- Un aspecto de caracter’sticas particularmente significativas est‡
relacionado con cu‡l es el registro de los logros en cada sujeto o sector. Las respuestas que se encuentren no s—lo dar‡n cuenta de los valores de esa organizaci—n, sino tambiŽn la tolerancia, exigencia, ausencia de procesos evaluativos, desorganizaci—n, falta de integraci—n,
etc.
- El operador debe tomar en cuenta que en muchos casos se encontrar‡ con discursos paralelos (que no quieren o temen cruzarse)10 o
negados por su car‡cter conflictivo.
Los roles din‡micos y formales
En tŽrminos din‡micos no es posible ver, observar, desarrollar hip—tesis sobre un rol asilado pues siempre est‡ relacionado. Es dentro
de la estructura grupal o del grupo interno del sujeto, donde el operador podr‡ tener indicios e hip—tesis.
La estructura y funci—n de un grupo cualquiera, sea cual fuere su
campo de acci—n, est‡n basadas por el interjuego de mecanismos de
asunci—n y adjudicaci—n de roles. Estos representan modelos de conductas correspondientes a la posici—n de los individuos en esa red de
interacciones, y est‡n ligados a las expectativas propias y a las de los
otros miembros del grupo.
Con relaci—n a los roles formales hay datos que son de vital importancia como: si esos roles tienen una real necesidad en relaci—n con
los objetivos, las tareas y los procesos. Cual es la brecha entre lo que
se describe como las incumbencias y lo que se espera, pero que no est‡ dicho, como tambiŽn el an‡lisis de las brechas entre habilidades
preexistentes/habilidades requeridas o necesidades/beneficios11
Este articulo propone una aproximaci—n a c—mo diagnosticar; proponemos no olvidar que si operamos desde la psicolog’a social pichoniana ÒNuestro ECRO es interdisciplinario, es decir, articula aportes
de distintas disciplinas, en la medida en que resulten pertinentes al esclarecimiento del objeto de estudio. Estos aportes provienen del materialismo dialŽctico, el materialismo hist—rico, el psicoan‡lisis, la semiolog’a, y las contribuciones de quienes han trabajado en una interpretaci—n totalizadora en las relaciones entre estructura socioecon—mica y vida ps’quica. A partir de esos aportes se puede construir una
psicolog’a que ubique el problema en sus premisas adecuadasÓ Dr.
Enrique Pichon-Rivi•re (subrayados nuestros)
Hay dos formas de posicionarse ante la tarea de diagnosticar por
parte del operador: considerando que solo Žl tiene los elementos, la
habilidad y el saber para hacerlo, o incluyendo a los sujetos en ese trabajo. Esta œltima forma (en realidad m‡s que una forma expresa la
ideolog’a del operador), por una parte, le asigna un rol protag—nico a
los involucrados12, y por otra parte, est‡ generando las condiciones
de operatividad.
Notas
1 Dr. Enrique Pichon-Rivi•re - Clases inŽditas de 1968
2 Aludimos a conductas que contribuyen a la tarea que los implicados tienen por delante, y que por suplementariedad no se cumplen.
Ejemplos: resistencia, competencia, incomprensi—n, etc.
3 La acci—n correctora tiene como proceso convertir la situaci—n dilem‡tica en la resoluci—n de un par dialŽctico que se realizan sucesivamente en una espiral constante.
4 Carlos R. Mart’nez - Art’culo Sociopatolog’a Organizacional Mayo de 1999
5 En el caso de cooperativas, sindicatos, etc.
6 Cuanto m‡s separados est‡n, m‡s fragmentada, cortada, dispersa,
inconclusa es la comunicaci—n.
7 Carlos R. Mart’nez - Art’culo del Grupo al Equipo de Trabajo Octubre de 2001
8 De los cuadernillos del Seminario ÒOperaci—n Psicosocial en las
OrganizacionesÓ
9 Dr. Enrique Pichon-Rivi•re (1960)
10 Carlos R. Mart’nez - Art’culo ÒConductas T‡cticasÓ Mayo 2000
11 Carlos R. Mart’nez - Art’culo Individuo - Rol - Marzo de 2001
12 Se pueden definir variables de autodiagn—stico si las condiciones de operatividad lo permiten.
Cada cual tiene su propio enemigo. Refran vasco
Filosofía, salud y espiritualidad
El masaje tai
o masaje antiguo
Miguel Doña
[email protected]
P
ara descubrir las ra’ces del masaje tradicional tailandŽs, o Òmasaje antiguoÓ (nuad phaen boran, como es llamado en Tailandia)
hay que mirar bien hacia atr‡s en la larga historia de la curaci—n
terapŽutica.
Si uno le sigue las pistas a la evoluci—n de las tŽcnicas de masaje curativo practicadas en Tailandia, puede descubrir la sorprendente realidad de que las tempranas ra’ces yacen en la India y no en Tailandia. Se
cree que el legendario fundador de este arte fue un mŽdico hindœ conocido como Jivaca Kumar Bhaccha, contempor‡neo de Buda y f’sico
privado del rey Ragadha Bitubisara hace 2500 a–os.
Jivaka Kumar Bhaccha era un gran amigo de buda y tambiŽn el f’sico de ÒSanghaÓ, orden budista de monjes y monjas. ƒl es mencionado
en el pali canon, las escrituras del budismo theravada. Este es hoy
practicado mayoritariamente en Sri Lanka, Borneo, Laos, Cambodia y
Tailandia.
Jivaka no es s—lo considerado como la inspiraci—n para las tŽcnicas de
masaje usadas en Tailandia hoy, sino tambiŽn como fuente de conocimiento acerca del poder de curaci—n de las hierbas y los minerales. Aspectos de la medicina ayurvŽdica todav’a pueden ser encontrados en Tailandia, y junto con ba–os de vapor y masajes, comprenden los servicios
ofrecidos en el hospital de masajes mantenido por la fundaci—n Shivago Komarpaj en Chiong Mai, en el norte de Tailandia. En la actulidad,
Jivaka Kumar Bhaccha es considerado como el padre de la medicina, y
as’ se lo menciona en las ceremonias en lengua pali llamadas en Tailandia ÒpujasÓ (ritual diario en el hospital de masajes de Chiang mai).
A pesar de todo lo que se sabe sobre Jivaca, los or’genes del masaje
antiguo y de la medicina tradicional tailandesa permanecen en el misterio. Se cree que las ense–anzas de Kuman Bhaccha llegaron a lo que
es hoy Tailandia al mismo tiempo que el budismo, entre los siglos II o
III A.C. Se ignora s’ hab’a en esta regi—n algœn tipo de masaje antes de
esa Žpoca.
Desconocida es la raz—n por la que los conceptos de la medicina china sobre su filosof’a mŽdica y en especial sobre acunpuntura y digitopresi—n no tuvieron ninguna influencia te—rica ni pr‡ctica en el desarrollo del masaje tai. Por siglos los conocimientos de la mecina fueron
transmitidos casi por completo oralmente de maestro a alumno, siguiendo una tradici—n de ense–anza tambiŽn comœn en la India. Sin
embargo, hay una menci—n sobre el masaje, escrito en hojas de palmera en lengua pali, utilizado en 1832 por el rey Roma III para los famosos ep’grafes del templo Wat Pho, el buda inclinado, esculpidos en piedra y situados en las paredes del templo.
Los diagramas y las notas que los acompa–an presentan figuras que
no tienen costillas ni vŽrtebras y algunas otras imperfecciones, pero
aun as’ estos textos tallados son una invalorable fuente de conocimiento y la œnica para cualquier interesado en explorar los or’genes del masaje antiguo.
Todos juntos suman 70 figuras, 35 representando el frente del cuerpo y 35 representando la parte posterior del mismo. En las figuras hay
una serie de puntos terapŽuticos marcados a largo de varias l’neas energŽticas llamadas en Tailandia ÒsenÓ, l’neas que forman las bases te—ricas primarias del masaje tai.
La fundamentaci—n te—rica del masaje antiguo
La fundamentaci—n te—rica est‡ basada en el concepto de las l’neas
energŽticas invisibles que corren por el cuerpo. Diez de estas l’neas
son especialmente importantes (el sen 10 o sen sib). El origen hindœ y
la influencia se revelan aqu’, ya que la base de esta teor’a parte indudablemente de la filosof’a yoga. Esta expresa que la energ’a de la vida llamada prana es absorbida por el aire que respiramos y la comida que ingerimos.
A lo largo de las l’neas energŽticas, los prana nadis, el ser humano
es nutrido con esta energ’a vital. Estas l’neas energŽticas, que son invisibles y no pueden ser verificadas anat—micamente, forman una segunda piel, un segundo cuerpo en adhesi—n al cuerpo f’sico llamado prana
mayor kosha o cuerpo energŽtico. Este segundo cuerpo est‡ comprendido por unas 70.000 l’neas, de las cuales son seleccionadas 10 l’neas
principales, en las que se localizan puntos de acupresi—n especialmente importantes, los que masajeados hacen posible tratar enfermedades o aliviar el dolor.
Pero el trabajo no se limita a la presi—n sobre los 10 sen; incluye secuencias de estiramientos y ejercicios, a los que muchos practicantes
denominan Òyoga f’sico aplicadoÓ o Òhatha yoga aplicadoÓ.
Los 10 sen son suficientes para conducir tratamientos pr‡cticos por
todo el cuerpo y sus —rganos internos. Estos puntos o ventanas permiten un cambio de energ’a c—smica a travŽs de la cual el cuerpo humano est‡ manteniendo un balance energŽtico con el universo. Disturbios
en la salida de la energ’a, devendr‡n en un prana insuficiente que traer‡ como consecuencia una enfermedad.
Trabajar sobre los sen con masajes puede romper los bloqueos, facilitar la libre salida del prana y ayudar a mantener o recuperar el bienestar general.
En esta teor’a podemos constatar la existencia de conceptos m‡s o
menos similares en el sistema chino de digitopresi—n y tambiŽn en el
shiatsu. Una explicaci—n a esto la dan quienes sostienen que los fundamentos de estas dos pr‡cticas nacen de la filosof’a yoga india llevada a
China por Bodhidharma, santo hindœ que introdujo all’ el budismo zen.
El esp’ritu del masaje tai
Desde la primera aproximaci—n a este masaje se advierte que no puede ser tomado como un simple trabajo o tŽcnica. El masaje fue desde un
principio y hasta hoy considerado como una pr‡ctica espiritual, conectado ’ntimamente con las ense–anzas de Buda. El templo, Wap, era
el lugar donde era ense–ado y practicado. Hoy, una de las m‡s importantes escuelas de masaje se encuentra en el Wat Pho en Bankok, siendo muy reciente la ense–anza fuera de los templos. El dar masaje es entendido como una aplicaci—n f’sica de metta, palabra pali, usada en el
budismo para denotar Ò benevolencia de amorÓ; para ello el practicante
ejecuta su arte en una disposici—n de ‡nimo meditativo. Se comienza
primero con un rezo, para concentrase luego en su trabajo. En Tailandia
las personas que ejecutan esta labor son profundamente religiosas.
El masaje ejemplifica Òlos cuatro estados divinos de la menteÓ en la
ense–anza budista: amabilidad amorosa, compasi—n, alegr’a compartida, y ecuanimidad. Estos son conocidos en thai como Òel ver
promwihanÓ; ellos definen el esp’ritu con que fueron concebidos y
practicados hoy en Tailandia.
El masaje antiguo o tai tuvo un claro rol en las actividades de los
templos budistas y form— parte de los servicios sociales que eran su
responsabilidad. Sin embargo, con el advenimiento del cuidado gubernamental de la salud, el rol de los templos en lo que respecta a esto no
qued— claramente definido. Actualmente en Tailandia, el financiamiento y promoci—n de la medicina occidental en las aldeas y villas contribuyo a la pŽrdida de popularidad del masaje tai.
La Fundaci—n para los MŽdicos de Aldea, integrada por profesionales de la salud preocupados por la total confianza en el tratamiento con
drogas, ha instalado lugares de trabajo en muchas provincias del pa’s
como parte de un proyecto llamado Ò renacimiento del masaje tai Ò, que
intenta despertar nuevamente el interŽs en el tradicional arte del masaje con la esperanza de obtener el reconocimiento oficial de los profesionales de la salud tradicionales.
Y ahora preguntas a tu coraz—n, ÀÒc—mo distinguiremos aquello
que es bueno en el placer y aquello que no es bueno?Ó
Ve a tus campos y tus jardines y aprender‡s que es el placer de la
abeja juntar miel de la flor,
pero tambiŽn es el placer de la flor brindar miel a la abeja.
Pues para la abeja la flor es una fuente de vida
y para la flor la abeja es una mensajera de amor,
y para ambas, abeja y flor, el dar y recibir placer
es una necesidad y un Žxtasis.
Kahlil Gibran. El profeta.
¿Y ahora
qué?
Julio Chueco
[email protected]
Tanto tiempo de tenerlo todo por
cierto, tantos años de certidumbres, -sólo dudas entre varias certidumbres-, que el desconcierto de
estos días es marca de cambio. Ha
azotado un ventarrón con aires de
huracán. No hablo del cacerolazo,
me afecta más el neumático incendiado, decir de ambos me da temor
de figura que cierra. Una cosa es
la sartén que se golpea, el neumático cruzado en la ruta, otra la palabra que nombra: cacerolazo, piquete. La palabra que agrega significados.
Acepto un gozo en el que el ventarrón me da en el ensueño de que
habrá de arrasar con todo. Me vienen pasiones de revolver todo, ilusiones de quemar años de vida en
fuegos que incendien otros fuegos,
que no tengan una desventura de
sólo cenizas.
¿Y ahora qué? Está la pregunta en
muchas esquinas de la ciudad.
Mezcla de ansiedad y resabio del
hasta aquí, no más. Pero ¿ahora
qué? ¡Diablos! ¡Está la pregunta!
Nos preguntamos por algo de ahora en más. Por cierto para algunos
será parecido a aquello que escuchábamos para invalidar el día siguiente a una huelga. En algunos
suena a legítimo. A no tener tradición acerca del cómo se sigue.
Me escucho diciendo que hay que
renovar el encuadre tal como lo conocemos. Que hay que satisfacer
otros requerimientos, que las prescripciones de tiempo y lugar no se
corresponden con nuevas urgencias. Me escucho diciendo que hay
que renovar los sustentos de la psicología social tal como la practicamos. El ventarrón me despeina los
pelos y siento un ruido de terror sobre mi hombro. Perdón Ana. Perdón
Alfredo. Don Enrique debe de sonreirse. El decía tanto “la más grande
contribución de Freud, quien relacionó los fenómenos del aquí y ahora con la historia personal del yo”
como, “...esto es lo que llama Freud
(erradamente a mi juicio) instinto de
vida... instinto de muerte”.
¿Y ahora qué? Tengo la tentación
de decir que nada, sólo trabajo. Me
suena a realismo socialista. No se
qué. Me alegra no saberlo. Casi el
instante anterior, en el que nos preguntamos qué sigue. La esperanza
de que sea el temor del placer esperado, lo que nos hace preguntar.
Necesito decir que lunes 21 de
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¿Qué nos pasa cuando lo que nos
pasa nos sobrepasa?
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En los momentos de crisis una
salida puede ser el arte y lo
creativo, otra lo grupal. Si
creŽs en esto y est‡s buscando un lugar, te invitamos. . .
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Todos los CUARTOS
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juegos y din‡micas grupales.
Coordina: Los del Marco.
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Literario, Cine, Coro, Yoga,
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que est‡n en elaboraci—n.
Espacio de reflexi—n de la
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Almagro".
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recorrida por el barrio de
ayer y de hoy". Domingos 3 y
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Espacio de "Historia Oral": À
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Coordinador: Dr. Hernán Kesselman
SUPERVISIONES (individuales y grupales).
ATENEOS CLÍNICOS. REDES ASISTENCIALES. INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA.
Coordinador: Dr. Hernán Kesselman
OPERADORES DE LO CORPORAL EN SALUD MENTAL
Lo corporal en el Prevención y Terapia en el área de Salud
Mental.
Coordinadora: Lic. Susana Kesselman y colaboradores
CORPODRAMA
Coordinadora: Lic. Susana Kesselman y colaboradores.
El grupo como obra de arte. Del protagonismo a la desrostrización del coordinador. Grupos trabajando con grupos. Multiplicación Dramática y Eutonía y….
Las actividades se inician a partir del 13 de marzo.
Informes: (54- 11) 4 804 8829 / 8880
Correo electrónico: [email protected]
Página Web: www.psicoargonautas.com
Cuando las palabras no alcanzan para explicar lo inexplicable...
Cuando el impacto de lo social se expande peligrosamente
por el cuerpo...
Cuando son tantos los que se van y tantos los que no sabemos como quedarnos...
Cuando se vuelve urgente fabricar otros escenarios para
sostener nuevos proyectos colectivos...
La Escuela de Psicodrama de San Miguel convoca a un
evento psicodramático simultaneo en diferentes barrios de
Capital Federal y Buenos Aires.
"Costumbres argentinas"
MULTIPSICODRAMA COMUNITARIO
El sábado 16 de marzo a las 16 hs
Coordinado por Psicodramatistas de la Escuela
Organización general: Lic.Adriana Piterbarg
informes: [email protected]
4431-8773 - 4807-8017 - 4742-8343
"Como liderar y conducir HOY"
El Estudio Inés Moreno informa la Conferencia Inaugural del
ciclo lectivo 2002 a cargo de la Profesora Inés Moreno que
se realizará el martes 26 de Marzo a las 18 hs.
Informes e inscripción
Virrey del Pino 2714 TeFax: 4785-3273
E-mail: [email protected]
Seminario de FUNDARED
REDES SOCIALES: VIVIR, PENSAR Y ACTUAR DE OTRO
MODO
Coordinan: Lic. Elina Dabas y Dra. Denise Najmanovich
Martes de 19, 30 a 21 hs. Inicia: 9 de abril
SEMINARIO RESIDENCIAL
INMERSIÓN EN REDES SOCIALES
4 días de convivencia en la magia de las sierras cordobesas
15 al 19 de mayo de 2002
Informes: 54 11 4867 0935
[email protected] www.fundared.org.ar
Posgrado en Clínica Psicoanalítica
-SÍSIFO- PRÁCTICA, INVESTIGACIÓN Y ENSEÑANZA EN
PSICOANÁLISIS
Reuniónes informativas: miércoles 6 y 20 de marzo de 2002
a las 20:30
Tel: 4781- 5033 o 4775 - 0622.
Mail: [email protected]
Web Site: http://www.geocities.com/sisifopsicoanalisis
Coordinador Docente Lic. Carlos Vilaseca
Centro Oro
Desde hace 30 años solidario con la Salud Mental de la comunidad, ofrece:
-Grupos de Encuentro Gratuitos
“Saliendo del Corralito del Miedo” todos los jueves a las
19:30hs.
-Psicoterapia y ˆGrupos terapéuticos al alcance de todos.
GÜEMES 4710 -Capital Federal- Tel: 4773-8289/4037
4772-885 e-mail: [email protected]
Seminario de Psicopatología
Talleres Breves Marzo
El Estudio Inés Moreno, conmemorando su 25 aniversario,
realizará las siguientes Actividades Académicas de un solo
encuentro: "La pulsión creativa" Jueves 14; "Los juegos grupales" Martes 19; "Bloqueos y durezas corporales" Miércoles
20 ; "Creatividad y emoción" Jueves 21. Todos se realizarán
de 18 a 19:30 hs.
Informes e inscripción: Estudio Inés Moreno
Virrey del Pino 2714 TeFax: 4785-3273
E-mail: [email protected]
Psicodrama en Mar del Plata
La Escuela de Psicodrama dirigida por Adriana Piterbarg,
anuncia la inauguración de la nueva sede en Mar del Plata
(Cabo Corrientes).
Informes e inscripción: 4431-8773 /1544984445
[email protected]
Coordinación de Grupos
Los martes 19 y 26 de marzo a las 20:30 hs. se realizarán
las Reuniónes Informativas sobre el ciclo 2002 de Capacitación en Coordinación de Grupos, con Talleres de Multirecursos Técnicos y Pasantías de Entrenamiento, dirigido por la
Lic. Graciela Jasiner.
Aranceles reducidos.
Informes: 4833-7808 e-mail: [email protected]
La idea del Seminario es la de explorar psicodramáticamente
las prácticas grupales en sus espacios de aplicación, la reflexión sobre su alcance, la evaluación crítica de su utilización
y la capacitación en técnicas psicodramáticas de coordinación y conducción de grupos.
En el documento que adjuntamos encontrarán los objetivos,
el encuadre y la metodología de trabajo.
El primer encuentro será el Jueves 14 de Marzo a las 20, en
Olleros 3951 1° "17", Capital.
Informes: [email protected]
Dr. Gustavo Aruguete: 4656-4222
Claudia Maderna: 4383-9878
Director Dr. Hernán Kesselman
RECURSOS MÚLTIPLES PARA OPERADORES EN SALUD
MENTAL. (quincenal/mensual)
Psicodrama Analítico. Multiplicación Dramática. Covisión en
escena.
El Sujeto Entramado
Grupos de Estudio y Reflexión Interdisciplinarios
-Subjetividad y Vínculos en la contemporaneidad
Temas centrales: Los juegos del lenguaje en la corriente de
la vida como productores de subjetividad. Redes, lazo social y configuración como formas claves del pensamiento
contemporáneo. Las relaciones de paridad, el devenir y la
función historizante: herramientas para un pensamiento
abierto. Dinámica y autonomía en sistemas multidimensionales. El pensamiento complejo y las nuevas perspectivas respecto de la subjetividad y la transformación social. Producción de sentido, subjetividad y corporalidad en las tramas relacionales.
-“Desafíos Contemporáneos de la Psicología Social”
Temas Centrales: La Psicología Social como disciplina “indisciplinada”. Nuevos Paradigmas y Psicología Social. El
pensamiento y la intervención en redes sociales. Los horizontes de la Psicología Social más allá del grupo operativo,
articulaciones teóricas Inter-Transdisciplinarias con: la Lingüística y la Semántica, la “Teoría de la Comunicación”, la
Antropología Urbana, la Epistemología y Pensamiento Complejo, la Filosofía y diversas corrientes de la psicología.
-En ambos seminarios trabajaremos ideas claves de: L. Wittgenstein, E. Morin, H. von Foerster, Maturana y Varela, I.
Prigogine, Lakoff y Johnson, C. Castoriadis, S. Rolnik, Deleuze y Guattari, P. Levy, M. Foucault, Derrida, F. Capra, E.
Fox Keller, entre otros.
Coordina: Dra. Denise Najmanovich.
Informes e Inscripción: 4-771-2676 y 4-778-7115
e-mail: [email protected]
"ATRAVESANDO LA CRISIS... Y ALGO MÁS"
La crisis actual golpea de tal manera que, para muchos, poder ocuparse de sí mismos, de su salud psicofísica, se ha
convertido en un lujo. Creemos que esta aberración puede (y
debe) ser superada por medio de dispositivos solidarios que
permitan recuperar la dignidad, la confianza, la creatividad y
la potencia. Por eso proponemos trabajar grupalmente cómo
le afecta a cada uno la crisis socioeconómica actual, apuntando a las semejanzas y también a las diferencias individuales, generando un ámbito de confiabilidad, contención y producción.
Frecuencia: una sesión semanal de 2 hs.
Aranceles: institucionales.
Coordinación: Lic. Mirta Romano, Lic. Ana Echegaray, Lic.
Norberto Lipper (psicólogos UBA y psicólogos sociales)
Solicitar entrevista individual sin cargo al tel: 4523-7123 o a
[email protected]
www.clinicagrupal.com
TERAPIA GRUPAL
[email protected]
Campo Grupal / 14
Lugar: a una cuadra de Av. Corrientes y Pueyrred—n.
Frecuencia: una vez por semana 2 horas.
Lic. Silvia Schverdfinger
ENTREVISTA INDIVIDUAL SIN CARGO
La Fundación CIAP, a través de su Residencia en Práctica Clínica de formación de Psicoterapeutas dirigida a médicos y
psicólogos, invita a todos los interesados en este Postgrado
a las Reuniones Informativas que se realizan en nuestra Institución, sita en Charcas 4729, Capital. Para informes, llamar
a Secretaría de lunes a viernes de 9 a 21 horas, al Tel/Fax
4773-8336 y 4777-4056.
La Escuela de Psicodrama de San Miguel te Informa el inicio de las actividades, ciclo 2002, en sus sedes:
Capital Federal: Bulnes 551 3° A
Lomas de Zamora: Fonrouge 551
San Miguel: Sarmiento 1478 2° Piso
Curso de Formación en Psicodrama
Curso de Técnicas de acción
Capacitación en Psicodrama Comunitario
Training en Dirección de escenas (espacio exclusivo para
psicodramatistas)
Ademas de ofrecerte psicoterapias individuales y grupales
con orientación psicodramática.
Para mayor información: 4431-8773 /4807-8017/ 4742-8343
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Para toda persona interesada en:
“¿Cómo queremos vivir hoy, qué deseamos para el mañana?”
Coordinadora:
Recidencia en Práctica Clínica
Formación en Psicodrama
G.E.T
.
Grupos de Encuentros Terapéuticos
Humahuaca 3508
Abasto / Capital
4862/5369
En ESPACIO Y ...lugar cultural, Laprida 1963 . PB “B” se
han organizado para este año ,las siguientes actividades:
CICLO: LIBERTAD Y ÉTICA : HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE
LO PÚBLICO
La 1ra. conferencia es el miércoles 11 de abril, 19,30 HS:
“LA ÉTICA EN LOS DISTINTOS PERIODOS HISTORICOS. A
cargo del Prof. en filosofia Javier Sanguinetti. ENTRADA LIBRE Y GRATUITA.
Tambien se realizarán los siguientes cursos:
-ETOLOGÍA , LA CIENCIA DEL COMPORTAMIENTO. con la
Dra. Gela Rosenthal
- MITOS Y SIMBOLOS EN LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA HUMANA. con la Lic. Ana S. Karacic.
- TALLER DE LECTURA: VIRGINIA WOOLF . con la Prof. Felicitas G. de Onrubia
INFORMES E INSCRIPCIÓN: DE 15 A 21 HS. en la sede de
la institucion o por tel: 4803-9764
Análisis Institucional
SEMINARIO 2002: "Miradas-Interrogantes-Practicas”
¿Para quienes?:
Profesionales del campo de la salud.
Principiantes: preparándose para el desempeño del rol.
Experimentados: descubriendo alternativas y ocupándose del
saneamiento del rol.
Proponemos:
Actividades anuales del C.P.O.
Actividades en Espacio Y
Neurosis, psicosis; perversiones, psicopatías; trastornos de
la alimentación; adicciones; stress y patologías psicosomáticas; patologías vinculares, familiares y grupales.
Dirigido a: Trabajadores de la salud y de la educación; estudiantes, y personas interesadas en estos temas.
Clases quincenales de 2 hs.
Docente: Lic. Norberto Lipper (psicólogo UBA - psicólogo
social).
Informes: Tel: 4854-1263, o e mail: [email protected].
Grupos terapéuticos focalizados
Seminario de Psicodrama y grupos
* Crear una estructura abierta -cual modelo foucaultianoque posibilite y privilegie un pensamiento libre y creativo.
* Un dispositivo para transitar un camino de formación, supervisión e investigación.
* Centrarnos en los desafíos de la práctica clínica cotidiana.
* Partir de la selección de algunas perspectivas y miradas
que abran y habiliten la construcción colectiva de conocimientos.
Informes: 4804-5811 [email protected]
Psic. UBA. Mat. 2481
4962-4583
Abril-Noviembre 2002 Días Lunes 18-21 hs.
Clase Abierta 15 de Abril, 19 horas.
“La Crisis Institucional y su Análisis” a cargo del Lic. Cristian
Varela
El curso va dirigido a todos aquellos que por su actividad o
interés necesiten abordar los problemas institucionales.
Coordinación General: Ps. Social Eugenia Manzanelli
Informes e inscripción: 4983-2278 4981-6386
Psicología Gestáltica
-Departamento de postgrado. Escuela de Especialización en
Gestalt (duración 3 años. Charlas abiertas informativas los
días 1, 8, 15 y 22-03/ 5 y 12 -04 de 2002)
-Seminarios y Cursos (se otorgan certificados de asistencia).
-Servicio de Asistencia a la Comunidad (atención terapéutica).
-Talleres abiertos a la comunidad gratuitos durante Enero,
Febrero y Marzo
Asociación Gestáltica de Buenos Aires
Informes: Gurruchaga 1168 Capital Federal. Tel/fax 47729865. e-mail [email protected]
PSICOLOGIA SOCIAL
Curso para la formación de Educadores Familiares y Comunitarios.
Objetivo principal del Curso-Taller: Conformar equipos de prevención
en problemáticas psico-sociales.
Coordinación general: Lic. Maria de los Angeles Grattagliano
Arancel: $ 35 por mes.
El curso está programado con la participación de
prestigiosos especialistas. • Se entregarán certificados
Dia: Jueves de 19 a 21,30 hs. En el Instituto San Ambrosio
Darregueyra 2445 Cap. Tel: 4553-8052
¿Cómo puede existir Dios si yo soy jorobado? Giacomo Leopardi
Cursos de la Asociación de
Psicólogos Municipales
-La mostración del goce en la cultura, la clínica y el cine
Director del curso: Lic. Eduardo García Dupont
Lunes de 19 a 21 hs. desde 1º de abril al 25 de Noviembre
-La perspectiva vincular en psicoanálisis:
El sujeto del vínculo. Grupo - Pareja – Familia – Institución
Directora del curso: Lic. Mirta Segoviano
Viernes de 19 a 21 hs. desde el 4 de abril al 28 de noviembre
Informes e Inscripción: Av. Callao 384 4°10 Lunes, miércoles y viernes de 14 a 17 hs
TelFax: 4375-0771 Email: [email protected]
Encuentros gratuitos en Liniers
Todos los viernes a las 19hs. la "Escuela de Psicología Social
de Liniers" invita a los vecinos a charlar acerca de "que nos
pasa con lo que pasa", encuentro para pensar con otros alternativas creativas para atravesar estos momentos difíciles.
En Av. Larrazabal 829 Liniers
Informes: 4653-5046 [email protected]
Escribir contra el derrumbe
Continuando la línea ya emprendida en los cursos de periodismo de autor y nuevo periodismo va a realizarse (en abril y
mayo próximos) un seminario/taller bajo la idea general de
escribir contra el derrumbe. Los encuentros, de frecuencia
semanal, serán coordinados por Luis Gruss, (periodista, escritor y docente), colaborador habitual de Campo Grupal, la
revista dominical del diario La Nación y las revistas Latido y
3 Puntos. El seminario estará orientado fundamentalmente a
rescatar en acto el valor reparador y estimulante de la palabra en medio de una realidad terminal que pretende negarnos hasta el derecho a la palabra. Con vacantes limitadas y
entrega final de certificados el seminario está especialmente
dirigido a quienes ya cuenten con alguna experiencia periodística y/o literaria y deseen incursionar en un abordaje más
personal y creativo de la escritura, más allá de los géneros y
en un sentido amplio. Yourcenar, Carver, Pavese, Cheever y
Clarice Lispector son algunos de los autores a analizar en el
transcurso del seminario. Para informarse sobre aranceles y
características generales del curso los interesados pueden
llamar al 4958-7525 o comunicarse por e-mail a [email protected]
Espacios de investigación teórico-clinicos
Dirigidos y Coordinados por la Lic. Marta Toppelberg
Las propuestas a continuación se efectúan en forma grupal o
individual, presencial o a distancia.
Propuesta I
Dirigida a quienes trabajarán con pacientes:
-Efectuar el pasaje de la Universidad a la profesión comenzando el trabajo clínico en
forma paulatina y segura: con supervisión permanente, investigación y estudio guiados,
proyección de los temas de interés, aproximación a instituciones asistenciales.
Objetivo: -Investigar la articulación conceptual, profundizándola, al tiempo que se inicia la práctica
clínica y a partir de ella.
Propuesta II
Dirigida a quienes enmarquen su tarea en el campo social,
educativo, de trabajo corporal y legal.
-Efectuar el pasaje desde los estudios realizados a la construcción de proyectos profesionales
personales, en un marco enriquecido por la investigación y
con la guía hacia los espacios institucionales
que sean pertinentes.
Objetivo: Producir la inserción en el campo laboral.
Informes e inscripción:
Tel: (5411) 4962-6905 [email protected]
Informes e inscripción: 4857-0855 / 4857-1724.
[email protected]
[email protected]
Operación Psicosocial
en las Organizaciones
4to. Seminario Anual
Taller Introductorio Libre y Gratuito: Martes 19 de Marzo a
las 19,30 hs en la Ciudad de Buenos Aires
Duración del Seminario: de Abril a Diciembre de 2002 - Frecuencia semanal
Director: Carlos Martínez
Consultor en Aprendizaje Organizacional - Psicólogo Social
Organiza CONFLUENCIA psicosocial
4633 - 8144 / 154 421 - 9586
email: [email protected]
Management en recursos Humanos
Psicología Social Psicoanalítica
La Escuela Psicoanalítica de Psicología Social ha abierto la
inscripción para la Carrera de Psicología Social orientación
Psicoanalítica (turnos mañana o noche, para alumnos de Capital e Interior) como asimismo para los Cursos de Posgrado
de Formación en Psicoanálisis y de Coordinación Psicoanalítica de Grupos Operativos. Sede: Caballito: Cucha Cucha
722, informes tel-fax 4433-4988. Sede Belgrano, Jorge Newbery 1864, lunes y miércoles de 9:30 a 11:30 y de 19:30 a
21:30. Site: www.psicosocial.com.ar
E-mail: [email protected]
Programa de Formación y Desarrollo Estratégico en Recursos Humanos (Con Prácticas en Selección de Personal)
Duración: 4 meses
Lugar: Charcas 3391/93 Capital Federal
Fecha de inicio: Lunes 04/04/2002 de 18.50 a 21.50 hs.
Cierre de Inscripción: 22/03/2002.
Para mayor información comunicarse con la Srta. Paula o
con la Srta. Gabriela a los Tel/Fax:4826-8797/4821-2777 int.
234 de 14:00 a 19:00 hs.
E-mail: [email protected]
http://www.consultora-sls.com
Juego-Creatividad y Recreación
Posgrado en Psicoanálisis
El Estudio Inés Moreno informa la inscripción para las Carreras Terciarias con Título Oficial y para las Escuelas de Juego
y Creatividad.
Informes e inscripción: Virrey del Pino 2714
TeFax: 4785-3273 E-mail: [email protected]
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eamil [email protected]
Confirme su asistencia. Lugares limitados
Directora: Lic. Martha Y. Fernandez
Curso de Posgrado 2002
Dispositivos grupales en el ámbito de la salud para profesionales que deseen conocer las teorías, las técnicas y las prácticas grupales.
Se dictará en el Hospital de Emergencias Psiquiátricas “Torcuato de Alvear”. Warnes 2630 (Paternal). Ciudad Autonoma
de Buenos Aires.
DEL 1º DE ABRIL AL 30 DE SETIEMBRE - Los días LUNES
de 11 a 13 hs.
El Curso incluirá clases, discusión de la temática en grupos,
participación en talleres, experiencias grupales y observación
de la dinaámica grupal.
Es un curso no arancelado, se entregarán certificados con el
80 % de la asistencia y se evaluará grupalmente la participación en el curso y la confección de una monografía.
Informes en www.clinicagrupal.com.ar
Director: Dr. Bruno G. Linne
Coordinadores Docentes: Dra. Cecilia Goijman, Lic. Daniel
Terzano, Lic. Guillermo A. Vilaseca y T.S. Noemi Benchimol.
Inscripcion: e-mail: [email protected]
Instituto de la Máscara
Contar historias
Los PRIMEROS SÁBADOS A LAS 19 en ESPACIO MIRADOR
Nicaragua 5802 Te4772 9221 Cristina Villanueva COORDINA
UN ESPACIO PARA CONTAR
PRÓXIMO 2 DE MARZO INFORMES 47719590
El cuerpo como variable de ajuste
Espacio-taller-investigación
a cargo de Lic. Mónica Groisman y Lic. Adriana González.
Sostenemos que actualmente el cuerpo ha cobrado una dimensión tanto subjetiva como social diferente, se ha trastocado su imaginario y pensamos que hoy es utilizado como
una variable de ajuste más.
Proponemos una modalidad de trabajo de taller con técnicas
corporales y psicodramáticas que faciliten la concientización
y elaboración de los modos en que impacta la actualidad social en nuestro cuerpo trabajando las tensiones y dolores corporales relacionables con situaciones de crisis.
Armado de nuevos grupos.
el primer jueves de Abril (jueves de 16 a 18hs) en la Facultad
de Psicología (Hipólito Yrigoyen)
Partiendo de la concepción del “ser del devenir” planteada
por Gilles Deleuze y con los conceptos de “territorio” y
“cuerpo sin órganos” iremos entramando la posibilidad de
un diagrama clínico. A partir del planteo de un abordaje clínico desde una concepción acorde con el pensamiento de autores como Deleuze, Guattari, Spinoza, Nietzsche, Bergson
intentaremos ejercitar una visión crítica de la realidad a partir
de los conceptos de rizoma, máquina abstracta, plano
de organización y de consistencia; Promover nuevas lecturas
y conceptualizaciones acerca de la subjetividad y el deseo;
aproximarnos a una modalidad de trabajo que incluya los diversos flujos e intensidades: sociales, políticos, culturales,
familiares, subjetivos, religiosos, para la producción
de nuevos agenciamientos.
CARRERA TERCIARIA DE COORDINADOR DE TRABAJO
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*Grupo de investigación / formación.
*Nuevos horizontes en el desempeño
de roles profesionales.
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*Preparándose para la llegada de un hijo.
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de lo corporal
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principales quioscos y en instituciones especializadas.
Un espacio de encuentro para diferentes miradas
sobre
C &
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Para información, consultas o preguntas:
Coordinador: Lic. Guillermo Augusto Vilaseca Miembro de IASOM International Asociation for Studies of Men
Informes : 54 11 4804-5811
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ESCRITURA
AUTOMATICA
Dos lugares
Luis Gruss
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La isla
Agua rodeada de tierra. Juncos.
Ramas quebradizas. El viento
solar es hijo de la luna. Escucho
voces que ensucian el aire. El aire es asombrosamente dulce. La
brisa escribe poemas en el agua.
No le gustan. Pero enseguida los
vuelve a hacer y a deshacer como pañuelos de barro. Las garzas erizan tu piel y los juncos se
curvan hasta desaparecer. Ahora, desde la torre abandonada,
soy un vigía de naufragios imposibles. No hay barcos. Apenas un
ahogado sin nombre que está
bajo la tierra. La tierra es asombrosamente amarga. El cielo es
un pozo. Quisiera hundirme bien
adentro de tus piernas. El humo
de tu boca no quiebra el sosiego
de los duendes. Nunca vi a un
duende. Pero muchas veces conversé con lagartos extraviados.
La isla. Burbuja de silencio en el
desierto de los ruidos. Un ruido
parecido a un pájaro nervioso. La
noche copula mientras tanto con
la selva. Y la selva ronca su placer entre las cañas. Las cañas
también se doblan también se
mueren. Las luces callan. Todo
es nube. Hasta la noche es una
nube de cabellos recortados. La
isla. El fin del mundo no te incluye. Y ninguna parte de tu cuerpo
se cansa de existir. La tierra y el
agua nos rodean. La isla es un
dios que vela por nosotros.
Para Ana Guerra
El bidet
Llueve de abajo hacia arriba.
Lluevo en vos. Te veo en sueños
por el ojo imaginario. Por el ojo
ciego. Soy agua blanda entre los
pliegues del fracaso. No, resplandor. No lo hagas más difícil. Soy
agua blanda pero tu alma es dura. Y tu boca es roja y negra. Encuentro huellas de dolor en la caverna. Marcas vacías de la ausencia. Tatuajes de oriente. Mojo
la hierba que chorrea para mí lágrimas sucias. Y yo, te lo dije
tantas veces, yo no quiero más
llanto. Tus labios permanecen
entreabiertos y ahora invado los
pasillos con flores transparentes.
¿Cabellos de ángel? ¿Música del
cielo? Sigo lloviendo y lamiendo
en pasiva ceremonia. Soy un gato siamés agazapado. Viento solar. Luna que insiste. No sé porqué lo hago ni porqué sigo llorando. Miro fijamente hacia el impúdico infinito. El aire exhibe tantas
nubes que ya no puedo ver. Y todo lo que quiero es escarbar
hasta agotar esa espesura. Lluevo en vos y para vos. Lanzo tibias oleadas de neblina. Subo todavía más. Inundo de a poco tus
entrañas. Pero tu cuerpo está cerrado para mí. Y yo soy sólo lluvia que se hunde en el umbral.
Quisiera no seguir. Quisiera estar
muerto. Quisiera arrodillarme ante
los
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Para engañar al mundo, parecer el mundo. W. Shakespeare
Campo Grupal / 15
Aportes para la transformación social
Mediación y redes sociales
Pablo Pacheco
[email protected]
L
a mediaci—n como mŽtodo alternativo
de abordaje de los conflictos, trabaja
con los mœltiples relatos que se despliegan en cada sesi—n. Pero esos relatos expresan
las historias significativas que tienden a confirmar el modo en que las partes perciben y vivencian las relaciones interpersonales con los
miembros de su red social.
Se hace evidente entonces la estrecha vinculaci—n entre mediaci—n y redes sociales. Estas
œltimas, alimentan las relaciones y experiencias en comœn que sostienen y reflejan las historias relatadas durante el proceso. En este
sentido, las redes sociales constituyen el contexto espec’fico donde se originan, desarrollan
y transcurren las situaciones problem‡ticas y
los conflictos1. De esta manera, la pr‡ctica de
la mediaci—n se inscribe en el vasto dominio
de los nexos y relaciones sociales, elementos
que deber‡n ser tenidos en cuenta por el mediador. Al respecto, DIEZ y TAPIA afirman:
ÓEstas redes son un amplio y fŽrtil campo donde trabajar, porque aportan a la historia del
problema una gran cantidad de elementos que
en el proceso de mediaci—n pueden jugar de
maneras diferentes.Ó Y a continuaci—n agregan: Òcuando estamos escuchando el relato del
conflicto que las partes traen a la mediaci—n,
no s—lo vamos a enfocar nuestra atenci—n en
los ÒdatosÓ, que constituyen la materia de la
que trata el caso, sino que tambiŽn vamos a
tratar de comprender c—mo son esas personas,
quŽ estructuras de valores manejan en esta situaci—n, con quŽ pautas culturales se mueven,
cu‡l es su red de relaciones vinculada a este
conflictoÓ (cap. 4, p. 67-68).
Las redes sociales van configurando din‡micamente nuestra identidad, en un largo transitar desde el nacimiento, pasando por las redes de sociabilidad primaria (familia, vecinos
y amigos), siguiendo por las redes de sociabilidad secundaria (actividades laborales, grupos m‡s amplios e instituciones), hasta llegar
a la muerte2. Es a partir de ellas que van tomando forma las experiencias e historias en
comœn que mantenemos con los miembros de
nuestra red. Pero cuando la percepci—n y el
mapa de nuestro mundo de relaciones entra en
conflicto con las percepciones de los dem‡s
actores, la red se vuelve disfuncional.
El papel de la mediaci—n en este caso es facilitar los procesos comunicativos para que los
mapas del mundo de las partes en conflicto,
que se plasman en las historias con las que trabaja el mediador, puedan ser reformulados, redefinidos y resignificados. De este modo: ÒSi
lo que ocurre en la red que sostiene el sistema
puede aceptar algœn tipo de resignificaci—n,
entonces la influencia sobre la manera de vivir
el problema que tiene una persona puede ser
muy benŽfica.Ó (DIEZ y TAPIA, cap. 4, p. 67).
Si bien desde este marco narrativo existe
un gran protagonismo de las historias y del
contenido; no obstante, su prop—sito general
consiste en modificar las pautas de interacci—n
y la relaci—n entre las partes.
El tratamiento y la modificaci—n de la relaci—n, ha sido tomado tambiŽn como eje fundamental en el campo de la mediaci—n por el llamado enfoque transformador. El atractivo
de este enfoque consiste en su implicaci—n con
una ideolog’a relacional emergente, que cuestiona fuertemente la orientaci—n individualista
predominante en la pr‡ctica de la mediaci—n,
orientaci—n que deja sin explicar muchos aspectos importantes de la vida humana, en los
cu‡les la conexi—n y vinculaci—n con otros es
primordial (Cf. FOLGER y BUSH, p. 47).
Acorde con esta visi—n relacional, el modelo
transformador considera los conflictos, no en
tŽrminos de problemas que deben ser resueltos
para maximizar los intereses, sino como oportunidades para el crecimiento moral de las partes, asentando la base y el prop—sito de la mediaci—n en dos elementos principales: a) por
una parte, la revalorizaci—n, definida como el
sentido del valor y la confianza en las propias
fuerzas de cada persona para afrontar los problemas de la vida; por otra parte, b) el reconocimiento, que implica la posibilidad que cada
uno tiene de relacionarse con empat’a y preo-
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Campo Grupal / 16
cupaci—n por la situaci—n y los problemas de
los otros. Adem‡s, este modelo no descuida el
valor del acuerdo en el proceso mediador, pero al concentrarse en la revalorizaci—n y el reconocimiento, asegura que habr‡n acuerdos
satisfactorios, siempre que Žstos sean posibles
(Ib’dem, cap. 4, p.129-172).
Esta perspectiva parte de dos premisas b‡sicas: por un lado, la capacidad que toda persona tiene de vivenciar conscientemente una amplia gama de experiencias humanas (dolor y
placer, tristeza y alegr’a, etc.), y por el otro, la
capacidad para comprender que las otras personas tambiŽn tienen las mismas posibilidades
de vivenciar ese tipo de experiencias. Esto œltimo, pone en conexi—n directa a un ser humano con otro.
En este sentido, los promotores del modelo
afirman: ÒPor lo tanto, para la concepci—n relacional el mundo contiene la pluralidad de s’mismos individuales y tambiŽn la unidad (potencial) constituida por la red de sus relacionesÓ (BUSH y FOLGER, cap. 1, p. 48).
Con todo, la importancia y la consecuencia
m‡s general de las dimensiones consideradas,
es la transformaci—n no s—lo de los individuos
(s’-mismos), sino tambiŽn de la sociedad, que
puede convertirse en una Òs—lida red de aliadosÓ (Cf. Ib’dem, introducci—n y cap. 1).
De esta manera, las evidentes implicancias
sociales de estos enfoques, los habilitan para
un abordaje m‡s amplio de los conflictos (organizacionales, escolares, comunitarios), en
los cu‡les, como sabemos, intervienen dife-
rentes redes con alta potencialidad y significatividad para las personas. Es all’ en definitiva,
donde la mediaci—n puede cumplir un rol reparador y transformador del tejido social da–ado.
Mendoza, 30 de Octubre de 2001
Bibliograf’a
-BUSH, Robert A. Baruch y Joseph P. FOLGER. La
promesa de la mediaci—n; c—mo afrontar el conflicto mediante la revalorizaci—n y el reconocimiento.
Buenos Aires, Granica, 1996.
-CHADI, M—nica. Redes sociales en el trabajo social. Buenos Aires, Espacio, 2000.
-DIEZ, Francisco y Gachi TAPIA. Herramientas para trabajar en mediaci—n. Buenos Aires, Paid—s,
1999.
-ELKAìM, Mony y otros. Las pr‡cticas de la terapia
de red; salud mental y contexto social. Barcelona,
Gedisa, 1995.
-FOLGER, Joseph P. y Robert A. Baruch BUSH. Ideolog’a, orientaciones respecto del conflicto y discurso
de la mediaci—n. En: FOLGER, Joseph P. y Tricia S.
JONES (compiladores). Nuevas direcciones en mediaci—n; investigaci—n y perspectivas comunicacionales. Buenos Aires, Paid—s, cap. 1, p. 25-53.
-SLUZKI, Carlos E. La red social: frontera de la
pr‡ctica sistŽmica. Barcelona, Gedisa, 1996.
Notas
1 ÒTodas las situaciones problem‡ticas transcurren en
redes de relaciones: sociales, familiares, laborales, etcŽtera. Y esas redes conforman un contexto que sostiene la historia de cada una de las partes de determinada
maneraÓ (DIEZ y TAPIA, cap. 4, p. 67).
2 Para un estudio m‡s detallado de las redes sociales y
su clasificaci—n cf. SLUZKI; ELKAìM; tambiŽn
CHADI, cap. 1, 2, 3 y 4
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