Síndrome de Burnout y Factores Asociados en Médicos Estudiantes

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Artículo Original
Síndrome de Burnout y Factores Asociados en Médicos
Estudiantes
BURNOUT SYNDROME AND ASSOCIATED FACTORS IN MEDICAL STUDENTS
Camacho-Ávila Anabel1, Juárez-García Arturo2, Arias Galicia Fernando3
1. Psicóloga, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Red de Investigadores sobre Factores Psicosociales en el Trabajo A.C.
2. Psicólogo, Doctor en Psicología, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Red de Investigadores sobre Factores Psicosociales en el Trabajo A.C.
3. Psicólogo, Doctor en Psicología y Administración, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Red de Investigadores sobre Factores Psicosociales
en el Trabajo A.C.
RESUMEN
El Síndrome de Burnout es una respuesta típica al estrés crónico
característico en profesionales de organizaciones de servicios.
Usualmente aparece cuando las estrategias de afrontamiento fallan.
(Gil-Monte 2007).
Objetivo: Determinar la prevalencia del Síndrome de Burnout en
estudiantes de medicina de Pre y Postgrado de un Hospital General
(IMSS), y su relación con factores psicosociales, de personalidad y
variables sociodemográficas. Método: Se realizó un estudio transversal en una muestra de 82 estudiantes de medicina. Se utilizaron
las subescalas del Cuestionario para Evaluar la Calidad de Vida en
el Trabajo en Personal de Salud (UNIPSICO 2007) incluyendo el
CESQT. Resultados: El 39% de los participantes fueron hombres y el
61% mujeres, todos ellos con una media de edad de 26.49 años
(s=3.59). Se obtuvo una prevalencia del 1.64%. Para cada dimensión
se encontró que el 95% de los participantes tuvo niveles altos de
Ilusión por el Trabajo, el 74.4% presentó niveles altos de Agotamiento
Emocional, el 13.6% altos niveles de Indolencia y el 9.8% altos
niveles de Culpa. Se encontraron niveles altos de sobreinvolucramiento en el 78% de los participantes, variable que también tuvo
una relación significativa con el Agotamiento Emocional, la
Indolencia, Culpa, Conflictos Interpersonales e Ilusión por el Trabajo
Conclusiones: Patrones de Personalidad fueron significativamente
asociados a las dimensiones del Síndrome de Burnout. La percepción positiva de factores psicosociales como el apoyo social y los
conflictos interpersonales es positiva para amortiguar el desarrollo
de las dimensiones de síndrome de Burnout.
ABSTRACT
The burnout syndrome is a typical response to chronic stress in service
organizations professionals. It usually appears when coping strategies
fail (Gil-Monte 2007).
Objective: To determine the prevalence of burnout syndrome in pre
and post graduate medical students of a General Hospital (IMSS) and
its relationship to psychosocial factors, personality and sociodemographic variables. Methods: A cross-sectional study was carried out
on a sample of 82 medical students. Subscales of the Questionnaire to
evaluate Quality of Life at the workplace of Health Professionals
(UNIPSICO 2007) including the CESQT were used. Results: 39% of the
sample was made up of men and 61% by women, the mean age was
26.49 (sd ± 3.59). We found a 1.64% prevalence of burnout syndrome.
For each dimension we found that 95% had high levels of enthusiasm
for their work, 74.4% presented high levels of emotional exhaustion,
13.6% showed high levels of indolence and 9.8% high levels of guilt
feelings. High levels of over commitment were found in 78%, a
variable that also had a significant relationship with emotional
exhaustion, indolence, feelings of guilt, interpersonal conflicts and
enthusiasm at work. Conclusions: Patterns of personality were
significantly associated with burnout syndrome dimensions. The
positive perception of psychological as social support and interpersonal
conflicts is positive to cushion the development of burnout syndrome
dimensions.
Descriptors: BURNOUT SYNDROME, PREVALENCE, ASSOCIATED
FACTORS, STUDENTS MEDICINE.
(Camacho-Ávila A, Juárez-García A, Arias F, 2010. Síndrome de
Burnout y Factores Asociados en Médicos Estudiantes. Cienc Trab. EneMar; 12 (35): 251-256).
Descriptores: SÍNDROME DE BURNOUT, PREVALENCIA, FACTORES
ASOCIADOS, ESTUDIANTES DE MEDICINA.
Introducción
Los estudios sobre el Síndrome Burnout, Desgaste Profesional o
Síndrome de Quemarse por el Trabajo (SQT) se originan hace poco
Correspondencia / Correspondence
Anabel Camacho Ávila
Cda. Isidro Fabela 2 Col. Chapultepec
Cuernavaca, Morelos, México
Tel.: (52 777)3297000 ext. 3709
e-mail: [email protected]
Recibido: 9 de septiembre de 2009 / Aceptado: 2 de enero de 2010
más de tres décadas. Entre los pioneros en el tema se encuentra
Freudenberguer, quien en 1974 (Gil-Monte 2003) lo propone
como explicación al proceso de deterioro en los cuidados y atención profesional a usuarios de las organizaciones de servicios.
Otras concepciones han surgido desde entonces en diferentes
países y momentos; la definición más difundida y reconocida es
la de Maslach y Jackson (Maslach y Jackson 1981), quienes desarrollaron este concepto definiendo sus dimensiones características: cansancio emocional (pérdida de recursos emocionales para
afrontar el trabajo), despersonalización (desarrollo de actitudes
negativas y cinismo hacia los receptores del servicio), y disminución de la realización personal (tendencia a evaluar el propio
trabajo de una forma negativa con baja autoestima profesional);
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dichas características se presentan en aquellas personas cuyo
objeto de trabajo son personas en cualquier tipo de actividad.
Para efectos de este estudio, el Síndrome Burnout será definido
como una respuesta al estrés crónico característico en profesionales que trabajan hacia personas, es decir, profesionales de las
organizaciones de servicio humano (médicos, maestros, enfermeras, empleados de prisiones, policías, trabajadores sociales,
etc.), que suele aparecer cuando las estrategias de afrontamiento
que emplea el individuo fallan y funciona como una variable
mediadora entre el estrés percibido y sus consecuencias (Gil-Monte
2007); tomando como síntomas más característicos: la Pérdida de
ilusión por el trabajo, es decir, la pérdida del deseo del individuo
de alcanzar metas laborales porque ya no supone una fuente de
placer personal (el individuo deja de percibir atractivo su trabajo
y alcanzar las metas profesionales deja de ser fuente de realización personal); el Desgaste Psíquico, esto es la aparición de agotamiento emocional y físico debido a que en el trabajo se tiene que
tratar a diario con personas que presentan o causan problemas; la
Indolencia, o presencia de actitudes negativas de indiferencia y
despersonalización hacia los clientes de la organización; y, en
determinados casos, sentimientos de culpa por la aparición del
comportamiento y las actitudes negativas desarrolladas en el
trabajo (Gil-Monte 2005).
El modelo teórico propuesto por Gil Monte (2005, 2006), el cual
da sustento al “Cuestionario para la Evaluación del Síndrome de
Quemarse por el Trabajo” (CESQT), supone que el deterioro cognitivo (bajas puntuaciones en Ilusión por el Trabajo) y afectivo
(altas puntuaciones en Desgaste Psíquico) aparecen en un primer
momento como respuesta a las fuentes de estrés laboral crónico,
y con posterioridad los individuos desarrollarán actitudes negativas hacia las personas (“clientes”) que atienden en su trabajo
(altos niveles de Indolencia). La aparición de los sentimientos de
culpa es posterior a estos síntomas, pero no los presentan todos
los individuos. De esta manera, él distingue dos perfiles en el
proceso del Síndrome. El perfil 1 conduce a la aparición de un
conjunto de sentimientos y conductas vinculados al estrés laboral
que origina una forma moderada de malestar, pero sin incapacitar
al individuo para realizar el ejercicio de su trabajo. Este perfil se
caracteriza por la presencia de baja ilusión por el trabajo, junto a
altos niveles de desgaste psíquico e indolencia, y ausencia de
sentimientos de culpa. El perfil 2 constituye con frecuencia un
problema más serio, que identificaría a los casos clínicos más
deteriorados por el desarrollo del Síndrome de Quemarse por el
Trabajo (Síndrome Burnout). A diferencia del perfil 1, en este caso
los individuos presentan sentimientos de culpa.
Recientemente los estudios acerca del Burnout han tomado perspectivas diferentes, acercándose a modelos transaccionales en los
cuales su origen es explicado desde la interacción de variables del
entorno laboral-organizacional y factores de personalidad (JuárezGarcía 2007; Moreno et al. 2006), es decir, factores psicosociales
laborales.
Cuando hablamos de factores psicosociales laborales nos referimos a aquellas características de las condiciones de trabajo y,
sobre todo, de su organización que afectan a la salud de las
personas; sus efectos son más intangibles e inespecíficos y se
manifiestan mediante diversos mecanismos emocionales, cognitivos, conductuales y fisiológicos (Moncada et al. 2002).
Entre las variables psicosociales relacionadas al Síndrome Burnout
encontramos la falta de control y/o autonomía en el propio
trabajo, relaciones interpersonales tensas, ambigüedad del rol,
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clima organizacional y estilos de liderazgo inadecuados, apoyo
organizacional insuficiente, relaciones paupérrimas con los
compañeros, rigidez organizacional, desafío mínimo en el trabajo,
autonomía reducida en el trabajo, poca comunicación e inadecuación profesional (Juárez-García 2007; Moreno et al. 2006), entre
otras, como las que, por ser de interés para la presente investigación, se describen a continuación:
•Apoyo Social en el Trabajo: aquel percibido por el trabajador
proveniente de sus compañeros, supervisores y directores en la
organización, el cual puede ayudar a moderar o contrarrestar los
efectos negativos del estrés (Robbins, 2001). La falta del mismo
implica la percepción de un soporte disminuido, cooperación y
reconocimiento escasos por parte de la organización, supervisor
o jefe en el trabajo (Juárez-García 2007);
•Escasez de Recursos: se refiere a la ausencia de equipos, materiales y/o herramientas (o el mal estado de ellas) necesarios para
el buen desempeño laboral; incluye la falta de recursos humanos
necesarios pertinentes para el cumplimiento de los objetivos de
trabajo (Juárez-García, 2007); y,
•Conflictos Interpersonales: se refiere a la presencia de desavenencias, conflictos con los compañeros, supervisores, trabajadores, estudiantes, pacientes, e incluso familiares de los pacientes
de la institución en la que se trabaja (Juárez-García 2007).
Por otro lado, al hablar de variables o patrones de personalidad
nos referimos a la Resistencia (Hardiness), Interés Social, Estilos
de Afrontamiento, Autoconcepto, Personalidad tipo A,
Expectativas Personales, Control Emocional, Locus de Control
Interno y Externo, entre otras que han sido estudiadas y relacionadas al Síndrome de Burnout; para efectos de este estudio sólo
trabajaremos con las variables Autoeficacia y Sobreinvolucramiento.
La primera, según Bandura (1977, citado en Robbins 1999), se
refiere a la creencia individual de la capacidad para realizar la
tarea; en tanto, mientras más alta sea la autoeficacia de los
trabajadores más seguridad tendrán en su habilidad de alcanzar
resultados exitosos en sus tareas.
La segunda variable hace referencia al conjunto de actitudes,
comportamientos y emociones reflejadas por una persona excesivamente esforzada para conseguir aprobación y reconocimiento. El Modelo de Desequilibrio Esfuerzo-Recompensa
propone: estas personas que exageran su compromiso a niveles
más allá de lo considerado apropiado, frecuentemente se exponen
a altos requerimientos en el trabajo y, en consecuencia, tienden
a disminuir su potencial; entonces se convierten en presa fácil de
la frustración cuando la espera por recompensas no está próxima,
lo cual repercute en condiciones de salud no favorables (Siegris
2001, citado en Preckel et al. 2005).
¿Presencia del Síndrome Burnout en estudiantes?
En el ámbito mundial, la OMS (2000, citado en Gil-Monte 2001)
señala que los recursos de salud son importantes para el buen
funcionamiento del sistema; ahora bien, para ofrecer un servicio
de calidad los recursos humanos son vitales y no existe duda de
la influencia significativa de las condiciones de trabajo sobre la
calidad de vida laboral y calidad en el servicio ofrecido en las
organizaciones del sector salud.
El estrés en áreas de la salud como la enfermería está compuesto
por una combinación de variables físicas, psicológicas y sociales.
Es una profesión en la que inciden especialmente estresores como
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la escasez de personal (la cual supone sobrecarga laboral), trabajo
en turnos, trato con usuarios problemáticos, contacto directo con
la enfermedad, el dolor y la muerte, falta de especificidad de
funciones y tareas (lo cual supone conflicto y ambigüedad de
rol), falta de autonomía y autoridad en el trabajo para poder
tomar decisiones, rápidos cambios tecnológicos, entre otros
(Gil-Monte 2003). Dicho escenario es compartido por los profesionales de la medicina y estudiantes del área; en estos últimos
las consecuencias pudieran tener muchas más repercusiones por
la falta de experiencia en el contacto con un número alto de
pacientes demandantes.
En México, como en otros países, existe una preocupación
creciente por la presencia del Síndrome de Burnout en médicos,
pues se está caracterizando como la amenaza más seria que
acecha la salud de estos profesionales, afectando su calidad de
vida y su rendimiento. Sin embargo, la preocupación no es
casual; comúnmente se imagina a los médicos como invulnerables en su profesión y protegidos del estrés amenazador para
otros ciudadanos; en muchas ocasiones es difícil reconocer que
las características de su profesión son altamente exigentes tanto
intelectual como actitudinal y emocionalmente.
La situación preocupa aun más cuando se ha empezado a hablar
de este Síndrome ya no en médicos sino en estudiantes en los
últimos grados de la carrera de Medicina y médicos recién egresados, quienes han iniciado estudios de especialización (Aranda
et. Al; 2003 Dyrbye et al. 2006). La transición desde la Facultad
hacia el trabajo para completar la formación es una de las fases
más críticas en la profesión médica, pues la tríada de largas
jornadas de trabajo, falta de sueño y fatiga es moneda corriente
en los jóvenes médicos al inicio de su carrera. A lo anterior se
suma la variable angustia, creada por el contacto con el sufrimiento, la enfermedad, la muerte, la necesidad de formarse, las
responsabilidades y otros factores que pueden dar lugar a
primeros signos de fatiga y desilusión cuando todavía no se ha
completado la formación (Casino 2006).
Al respecto, Dyrbye y colaboradores (Dyrbye et al. 2006) afirman:
los estudiantes de medicina sufren un importante estrés desde el
comienzo de su entrenamiento, pues son separados de su grupo
inicial que solía ser un apoyo y deben desempeñarse en diferentes hospitales. Ello significa cambios que hacen resaltar las
deficiencias del estudiante, a las cuales se les pueden agregar
otros factores como problemas financieros, abuso estudiantil,
exceso de tareas y la exposición al sufrimiento y los problemas
de los pacientes. Por otro lado, en muchos de ellos los programas
y las exigencias generan miedo, incompetencia, enojo, sensación
de inutilidad y culpa, manifestaciones que pueden producir
respuestas psicológicas y físicas mórbidas, dependiendo de los
mecanismos utilizados para superar y procesar el estrés.
Arenas (Arenas 2006), en estudios realizados en médicos, señala
entre los factores contribuyentes a un mayor grado de estrés: la
sobrecarga de trabajo, el ambiente físico degradado, el exceso de
responsabilidad, la falta de incentivos, la burocracia organizacional, las evaluaciones, la competencia entre los diversos integrantes del grupo, las exigencias de los médicos adscritos y los
compañeros de mayor jerarquía, situaciones de urgencia, la transición entre la preparación teórica y la práctica médica, las
exigencias por parte no sólo de los pacientes sino de parientes de
éstos, la inexperiencia y el enfrentamiento a situaciones desconocidas. Todos los factores mencionados colocan a los estudiantes en estados de estrés constante. De acuerdo con el mismo
autor, los médicos en formación son más vulnerables a desarrollar estrés entre el segundo y cuarto año de experiencia laboral
en el ámbito médico asistencial.
En años recientes se han dado a conocer algunos estudios sobre
el desarrollo y la prevalencia del Síndrome de Burnout con
distintas poblaciones en México; por ejemplo: enfermeras,
médicos, docentes, estudiantes de posgrado (Aranda et al. 2003;
Juárez-García 2004; Aranda et al. 2005; Martínez-Lantz et al.
2005; Arenas 2006); en algunos de ellos se encontraron prevalencias de 41.8% y hasta 56.9%.
En poblaciones estudiantiles, con características similares a las de
nuestro interés, los estudios en otros países han encontrado
prevalencias que van del 9.1% como es el caso de la Universidad
del Norte en Barranquilla, el 76%, en el caso de la Universidad
de Washington (Shanafelt et al. 2007) y el 85.3% en el Hospital
Universitario del Valle en Calí (Guevara et al. 2004). En este
último se encontraron asociaciones significativas entre el número
de turnos semanales realizados y el desgaste profesional y la
disfunción familiar. Otros estudios han observado que a pesar de
tratarse de médicos jóvenes, con pocos años de trabajo en atención primaria, un tercio de ellos presenta puntuaciones altas de
cansancio emocional y despersonalización (Esteva et al. 2005).
Sin embargo, existe escasez de estudios realizados en estudiantes
mexicanos para conocer el grado de prevalencia del Síndrome de
Burnout; además, se ha dejado de lado la importancia de los
factores psicosociales y patrones de personalidad en los pocos
estudios conocidos; así pues, no existen herramientas o propuestas
para establecer programas preventivos al respecto.
Por ello el objetivo principal de este estudio es determinar la
prevalencia del Síndrome de Burnout en médicos estudiantes de
pre y posgrado adscritos al Hospital General Regional No. 1 del
IMSS y su relación con factores psicosociales, patrones de personalidad y variables sociodemográficas.
Materiales y Métodos
Se trató de un estudio observacional, descriptivo-correlacional,
transversal (Hernández et al. 2003) en 82 médicos estudiantes (39
de pregrado, 43 de posgrado) adscritos al Hospital General
Regional No. 1 del IMSS quienes otorgaron su autorización.
Mediante un muestreo no probabilístico y por conveniencia, los
únicos no incluidos en el estudio fueron quienes no desearon
participar.
Instrumentos
Se utilizaron sólo algunas subescalas del Cuestionario para
Estudiar la Calidad de Vida Laboral en Profesionales de la Salud
(UNIPSICO, 2007), a saber: Datos Sociodemográficos, Apoyo
Social (8 ítems), Escasez de Recursos (6 ítems), Autoeficacia (8
ítems) y Sobreinvolucramiento (6 ítems); ellas se evalúan
mediante una escala tipo Likert de 4 grados que van de 1 =
Nunca o rara vez, hasta 4 = Siempre. Se utilizó también el CESQT
para determinar la prevalencia del Síndrome Burnout en médicos
estudiantes en su versión para profesionales de la salud. Este
último instrumento está formado por 20 ítems valorados con una
escala tipo Likert con 5 grados para estimar la frecuencia con la
cual los participantes perciben los síntomas (0 = nunca, 4 = Muy
frecuentemente: todos los días). Los ítems se distribuyen en las
siguientes dimensiones: Ilusión por el trabajo (5 ítems, a = 0.78),
Desgaste Psíquico (4 ítems, a = 0.81), Indolencia (6 ítems, a =
0.75) y Culpa (5 ítems, a = 0.79) (Maruco et al. 2008).
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Procedimiento
Se acudió al Hospital General Regional No. 1 del IMSS donde los
médicos estudiantes realizan sus actividades; se sometió el protocolo de dicho proyecto ante el Comité Bioético de la institución,
obteniendo su aprobación y facilitaciones necesarias para su realización. La aplicación se realizó durante el mes de junio del 2008.
Análisis de los datos
El análisis estadístico fue realizado mediante el Statistical Package
for the Social Sciences (SPSS) versión 15 para Windows. Se
llevaron a cabo análisis estadísticos descriptivos, paramétricos y
no paramétricos mediante correlaciones de Pearson (r), Chi(x2) y
Coeficiente de contingencia (C), respectivamente (Hernández et al.
2003; Kerlinger 1979).
Resultados
La muestra quedó formada por 82 médicos estudiantes, 39 de ellos
de pregrado y 43 de posgrado, todos ellos desarrollaban sus actividades en el Hospital General Regional No. 1 del IMSS. El 39%
(32) de la muestra quedó constituida por hombres y el 61% (50) por
mujeres, con una media de edad de 26.49 años (S ± 3.59) en un
rango de 21-35. El 70.7% (58) de los participantes manifestó ser
soltero, el 22% (18) casado, 4.9% (4) vivir en unión libre y el 2.4%
(2) ser divorciado. El 22.2% de la muestra manifestó tener hijos.
Para determinar la prevalencia del Síndrome Burnout utilizando el
CESQT se consideró la percepción de la frecuencia de síntomas en
él según los anclajes de la escala de frecuencia. Esto supone para
Ilusión por el trabajo considerar a los individuos que presentaron
un promedio menor a 2, y para el resto de las sub-escalas igual o
superiores a 2 según la propuesta del autor de la escala (Gil-Monte
et al. 2005). Bajo los lineamientos señalados, se encontró prevalencia del Síndrome de Burnout en el 1.64% de la población estudiada; esto significa que 2 de los médicos estudiantes –según los
parámetros estrictos del CESQT– se ven afectados por el Síndrome
de Burnout, uno de ellos presentando el Perfil 2, que incluye
niveles altos de culpa, siendo el más crítico según los parámetros
del autor. Para las dimensiones o sub-escalas se encontró lo
siguiente: sólo el 5% de los participantes manifestó bajos niveles
de ilusión por el trabajo. Por el contrario, el 95% manifestó niveles
altos, el 74.4% (61) se encontraba con un nivel de Desgaste
Psíquico alto, el 13.6% (13) presentó a niveles altos de Indolencia,
encontrando sólo un 9.8% niveles altos de Culpa. Tabla 1.
En relación a los factores psicosociales laborales, la escasez de
recursos fue percibida por la población en un 92.5%, pues considera no tener los suficientes recursos materiales y humanos para
desarrollar favorablemente sus actividades laborales diarias. En
relación al apoyo social, es decir, el apoyo recibido por parte del
jefe inmediato y/o compañeros fue percibido como positivo
(niveles altos) por el 92.5% y negativo por sólo el 7.5% de la
población estudiada. Respecto a la variable Conflictos interpersonales, el 97.5% de la población manifestó tener un nivel bajo.
Tabla 1.
Niveles de prevalencia de acuerdo a cada dimensión del SQT.
DIMENSIONES
DEL SQT
Ilusión por el Trabajo
Desgaste Psíquico
Indolencia Culpa
254
Bajo < 2
4 (5%)
21 (25.6%)
70 (86.4%)
74 (90.2%)
Niveles
Alto ≥ 2
76 (95%)
61 (74.4%)
13 (13.6%)
8 (9.8%)
Los hallazgos en relación a los patrones de personalidad indican
que el 78% de la población presenta un nivel alto de sobreinvolucramiento, de los cuales 26 son hombres y 38 mujeres; sólo el 22%
de la muestra presentó niveles bajos. Los niveles de autoeficacia se
encontraron altos en el 98.8% de la población.
De acuerdo al análisis correlacional de Pearson (r) (Tabla 2), se
encontró una correlación positiva y significativa (r = 0.431, p ≤
0.001) entre la variable Autoeficacia y la variable Ilusión por el
trabajo, por lo cual, a mayor seguridad para alcanzar metas mayor
Ilusión por el trabajo. La variable Sobreinvolucramiento se
encontró correlacionada positiva y significativamente con la
variable Conflictos interpersonales (r = 0.335, p ≤ 0.001), es decir,
a mayor Sobreinvolucramiento mayor nivel de Conflictos interpersonales en el trabajo; aquí es preciso recordar: según el Modelo
Desequilibrio Esfuerzo-Recompensa de Siegrist (1996), cuando el
trabajador llega a un nivel muy alto de involucramiento en su
trabajo tiende a bajar su rendimiento, lo cual lo lleva a desarrollar
periodos de frustración que pueden afectar la calidad en las relaciones interpersonales en su trabajo; el Sobreinvolucramiento
también se encontró relacionado positiva y significativamente con
las dimensiones Desgaste psíquico, Indolencia y Culpa (r = 0.435,
p ≤ 0.001, r = 0.242, p ≤ 0.05 y r = 0.284, p ≤ 0.001, respectivamente), así como con la variable Ilusión por el trabajo de manera
negativa (r = -0.268, p ≤ 0.05). La variable Conflictos interpersonales también correlacionó positiva y significativamente con las
variables Desgaste psíquico, Indolencia y Culpa (r = 334, r = 0.536
y r = 0.546, respectivamente, p ≤ 0.001). La Escasez de recursos se
encontró negativamente asociada con el Apoyo social en el trabajo
(r = -0.227, p ≤ 0.05) y positivamente relacionado al Desgaste
emocional (r = 0.384, p ≤ 0.001), es decir, a mayor escasez de
recursos se perciben mayores niveles de Desgaste psíquico en los
médicos estudiantes. El Apoyo social también se relacionó positiva
y significativamente con la Ilusión por el trabajo (r = 0.238, p ≤
0.05). En cuanto a las variables sociodemográficas sólo se encontró
relación entre la edad y el nivel de Sobreinvolucramiento (r =
-0.245, p ≤ 0.05) esto es, a menor edad existe mayor Sobreinvolucramiento. Otras variables no tuvieron resultados significativos
en cuanto a sus correlaciones.
Se realizaron análisis estadísticos no paramétricos para variables
sociodemográficas como el sexo y estado civil y su relación con
las dimensiones del Síndrome Burnout; sin embargo, no se encontraron resultados significativos.
Tabla 2.
Correlaciones Pearson.
_
X
s
1
2
3
4
5
6
Edad
26.49 3.59 1.00
Apoyo social del jefe 2.80 .52 -.017 1.00
Autoeficacia
3.13 .44 .004 .110 1.00
Escasez de recursos 3.16 .61 .041 -.227* -.123 1.00
Sobreinvolucramiento 2.43 .56 -.245* -.093 -.205 .205 1.00
Conflictos
interpersonales
.60 .57 -.113 -.013 -.052 .065 .335** 1.00
Ilusión por el trabajo 3.48 .57 .082 .238*.431** -142 -.268* -.189
Desgaste psíquico
2.35 .88 -.139 -.107 -.121 .384** .435**.334**
Indolencia
1.13 .74 -.110 -.152 -.092 .098 .242*.536**
Culpa
.90 .65 -.079 .117 -.064 .129 .284*.546**
* Correlación significativa a un nivel 0.05,
** Correlación significativa a un nivel 0.001.
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Conclusiones y Discusión
Es importante resaltar que 92.5% de la población percibió un nivel
alto de apoyo proveniente de sus supervisores y directores, que
estuvo positiva y significativamente correlacionado con la ilusión
de alcanzar metas laborales, lo cual permite que el trabajo sea
percibido como una fuente de realización personal (Gil-Monte
2005); esta dimensión también se ve favorecida al presentar
niveles altos de Autoeficacia como en la población estudiada. El
92.5% comentó no contar con los materiales suficientes para la
realización de su trabajo, lo que fue relacionado con altos niveles
de Desgaste psíquico, así como al Apoyo social percibido.
Si bien el 97.5% de los participantes afirma no tener Conflictos
interpersonales, esta variable –lo mismo que el Sobreinvolucramiento–, estuvo relacionada al Desgaste psíquico, la Indolencia
y la Culpa, siendo quizá (ambas) variables moduladoras en la
evolución de las dimensiones del Síndrome e incluso causando
reacciones en cadena convertidas en un círculo vicioso; por
ejemplo, con los datos obtenidos en este estudio vemos que a
menor Ilusión por el trabajo mayor Sobreinvolucramiento (quizá
como medio de compensación para continuar realizando las actividades), a mayor Sobreinvolucramiento mayores niveles de
Desgaste psíquico e Indolencia y, por supuesto, Culpa; igualmente,
a mayores niveles en éstos, mayores niveles de Conflictos interpersonales. No obstante, afortunadamente los niveles encontrados en
la población estudiada muestran niveles bajos de Conflictos interpersonales; sin embargo, presentan niveles altos de Sobreinvolucramiento. Ahora bien, es importante recalcar la posible influencia
de esta variable para desarrollar bajos niveles de Ilusión en el
trabajo, es decir, dejar de percibirlo como una fuente de realización
personal y experimentar frustración cuando la recompensa por
todo su esfuerzo no está próxima, y entonces empezar a afectar sus
relaciones interpersonales en el trabajo o incluso la salud.
Si bien la prevalencia del Síndrome de Burnout encontrada en el
presente estudio es muy baja comparada con los resultados encontrados en otros países (Shanafelt et al. 2007; Guevara et al. 2004;
Esteva et al. 2005) e incluso con los encontrados en México
(Aranda et Al. 2003) es importante resaltar: en las dimensiones de
Desgaste psíquico el 74.4% de los participantes en este estudio
alcanza niveles altos, en la dimensión de Indolencia el 13.6%, y en
Culpa el 9.8%. Lo anterior es preocupante pues recordemos que se
trata de jóvenes estudiantes médicos con una media de edad de
26.49 años, los cuales se encuentran en el inicio de lo que será su
vida profesional; por tanto, es importante desarrollar programas de
intervención-prevención para permitir mejores condiciones psicosociales en sus áreas de trabajo, así como apoyo en el desarrollo
de estrategias de afrontamiento efectivas ante situaciones de
estrés.
Con lo anterior, se sugiere continuar con estudios al respecto en
poblaciones más extensas, e incluir como posibles variables otros
factores psicosociales organizacionales y variables de personalidad, e indicadores fisiológicos que no pudieron ser abordados en
la presente investigación.
Agradecimientos
Los autores agradecen al Hospital General Regional No. 1 del IMSS
el apoyo brindado para la realización del estudio y esperamos que
los datos aquí presentados sean útiles para el diseño e implantación de programas de intervención-prevención a fin de fomentar
la calidad de vida de los estudiantes, para de esta manera elevar
también la calidad del servicio ofrecido a la comunidad.
**Ponencia presentada en el Segundo Foro de las Américas,
Guadalajara, México; octubre, 2008. La versión completa de este
documento está disponible en Arias-Galicia, F. & Juárez-García, A.
(En Prensa). Calidad de Vida en el Trabajo.
Fuentes de financiamiento: Proyecto financiado por el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología, a través del proyecto SEP-2004C0147485 Agotamiento (burnout) profesional en el personal de
salud y educación.
Ciencia & Trabajo | AÑO 12 | NÚMERO 35 | ENERO / MARZO 2010 | www.cienciaytrabajo.cl | 251/256
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Artículo Original | Camacho-Ávila Anabel
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