(DES)AMPARO DE ACOMPAÑADOS LOS MENORES DE EDAD INMIGRANTES NO Dr.Gabriele Vestri Profesor de Derecho Constitucional Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España Resumen: A partir de los años noventa, España debe enfrentarse a una vertiente de la inmigración hasta ese momento desconocida. Se trata de la inmigración de los menores de edad extranjeros no acompañados. Esta más nueva categoría de inmigrantes presenta características específicas con respecto al desplazamiento de los adultos. Principalmente son menores de edad que llegan a España sin el acompañamiento de sus padres o de un tutor legal. Tras esto resulta interesante verificar el tratamiento jurídico nacional e internacional que se le otorga, considerando también las pruebas médicas a que se someten para verificar la edad. Es este uno de los principales problemas que afectan a todo su tratamiento jurídico. 1 (DES)AMPARO DE ACOMPAÑADOS LOS MENORES DE EDAD INMIGRANTES NO I. PRÓLOGO, II. PARÁMETROS CONSTITUCIONALES DE BASE, III. BREVE COMENTARIO SOBRE LAS NORMAS SUPRANACIONALES, IV. DETERMINACIÓN DE LA EDAD: ESTADO CIENTÍFICO Y JURÍDICO DE LA CUESTIÓN, V. CONCLUSIONES. I. PRÓLOGO Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas (1997), el Menor Extranjero No Acompañado (MENA) es “el niño y el adolescente menor de 18 años que se encuentre fuera de su país de origen y se halle separado de ambos padres o de la persona que por ley o costumbre lo tuviera a su cargo”. Sucesivamente, en el año 1999 el Alto Comisionado de Naciones Unidas interviene en su propia definición implantando el concepto de “separados”1. Esta posterior reflexión suplió a la necesidad de “ampliar el ámbito de atención no sólo a los menores que se encuentran solos en países europeos, sino también a todos aquellos que no están con sus padres biológicos o tutores legales y viven en los países de acogida acompañados por parientes adultos (hermanos/as, tío/as, primos/as, etc.), que han sufrido también procesos previos de separación y que han requerido o requieren protección. En algunos casos, el hecho de que los menores convivan con ellos puntualmente no significa necesariamente que estos parientes sean capaces de hacerse cargo de ellos” (Capdevila, Ferrer, 2003:17). En la vertiente comunitaria, la Unión Europea identifica a los menores extranjeros no acompañados con los “menores de 18 años, nacionales de terceros países o apátridas, que llegan al territorio de los Estados miembros de la Unión Europea sin ir 1 Definición del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas y la Organización Save the Children en su Declaración de Buenas Prácticas. 2 Resolución del Consejo de la Unión Europea de 26 de junio de 1997 y Directivas del Consejo de la Unión Europea 2001/55/CE, 2003/9/CE y 2003/86/CE, que incorporan la referencia a los apátridas. 3En este sentido conviene recordar que los preceptos de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España, y su integración social fue declarada en parte inconstitucional en cuanto negaba el reconocimiento de ciertos derechos fundamentales a los extranjeros residentes ilegalmente en España (STC 236/2007). 4STC 115/1987 de 7 de julio 5Según el art. 1 de la Convención de los derechos del niño: “Para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho 2 acompañados de un adulto responsable de ellos, ya sea legalmente o con arreglo a la costumbre, en tanto no se encuentren efectivamente bajo el cuidado de tal adulto responsable, así como a aquellos menores a los que se dejen solos tras su entrada en los Estados miembros”2. La referencia a la nacionalidad de los menores es indudable. Debido a esta visión, literalmente y a nivel definitorio, parecen quedar excluidos todos aquellos menores de edad no acompañados que tienen la nacionalidad de un estado miembro de la Unión Europea. El corolario es la posible inseguridad de tratamiento entre iguales colectivos es decir, se suponen dos patrones: los menores no acompañados comunitarios y los menores extranjeros no acompañados. II. PARÁMETROS CONSTITUCIONALES DE BASE Es sin duda necesario destacar los parámetros constitucionales relacionados con los menores de edad inmigrantes. En primer lugar, es oportuno establecer la titularidad y el ejercicio de las libertades de los extranjeros dentro del ordenamiento constitucional español. El artículo 13 de la Constitución Española (CE) establece que “los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza su Título I, en los términos que establezcan los Tratados y la Ley”. Tras esto debemos considerar también el art. 10.1 CE que establece la dignidad de la persona, los derechos inviolables, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto de la ley y de la paz social. Se plantea en este sentido la cuestión de cuales son los derechos que se reconocen a todos, nacionales y extranjeros, y cuáles sólo a los nacionales3. El apartado segundo del art. 13 CE excluye, de hecho, a los extranjeros del goce de los derechos políticos, aunque existen algunas excepciones en las elecciones municipales. De esta forma, el Tribunal Constitucional Español destaca que el art. 13 CE “reconoce al legislador la posibilidad de establecer condicionamientos adicionales al ejercicio de derechos fundamentales por parte de los extranjeros, pero para ellos, ha de respetar, en todo caso, las prescripciones 2 Resolución del Consejo de la Unión Europea de 26 de junio de 1997 y Directivas del Consejo de la Unión Europea 2001/55/CE, 2003/9/CE y 2003/86/CE, que incorporan la referencia a los apátridas. 3En este sentido conviene recordar que los preceptos de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España, y su integración social fue declarada en parte inconstitucional en cuanto negaba el reconocimiento de ciertos derechos fundamentales a los extranjeros residentes ilegalmente en España (STC 236/2007). 3 constitucionales, pues no se puede estimar aquel precepto permitiendo que el legislador configure libremente el contenido mismo del derecho, cuando éste ya haya venido reconocido por la Constitución directamente a los extranjeros (…). Una cosa es, en efecto, autorizar diferencias de tratamiento entre españoles y extranjeros, y otra es entender esa autorización como posibilidad de legislar al respecto sin tener en cuenta los mandatos constitucionales”4. Por otro lado, es necesario ocuparse de la titularidad y el ejercicio de los derechos y de las libertades de los extranjeros menores de edad. La Constitución española en su art. 10 reconoce la dignidad de la persona sin hacer distinción de nacionalidad o de edad. Es también cierto que el art. 14 CE, aunque no expresamente, recoge la no discriminación en razón de la edad. El mismo Tribunal Constitucional, en la Sentencia 75/1983 de 3 de agosto, destaca: “La edad no es de las circunstancias enunciadas normativamente en el artículo 14, pero no ha de verse aquí una intención tipificadora cerrada que excluya cualquiera otra precepto se alude a cualquier otra condición o circunstancia personal o social, carácter de circunstancia personal que debe predicarse de la edad”. Debido a esta visión constitucional, el contenido de los arts. 10 y 14 CE así como los derechos fundamentales se aplican a los menores de edad extranjeros e inmigrantes y no únicamente a los menores de edad nacionales. III. BREVE COMENTARIO SOBRE LAS NORMAS SUPRANACIONALES A nivel internacional la norma principal es la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (CDN), aprobada por la Asamblea General de 20 de noviembre 1989, que se suma a la anterior Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño (1924) y la Declaración de los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea General el 20 de noviembre de 1959 así como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. La Convención de 1989 supone reconocer disposiciones que hacen hincapié en la autonomía de los niños5. En este sentido el 4STC 115/1987 de 7 de julio 5Según el art. 1 de la Convención de los derechos del niño: “Para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”. 4 artículo 12 de la Convención, certifica que “Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del niño”. Se percibe la dimensión del menor de edad como un sujeto autónomo también en el art. 13, que reconoce al niño el derecho a la libertad de expresión6, el articulo 14 que requiere la observancia del derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, así como, finalmente, en el art. 15, que reconoce los derechos del niño a la libertad de asociación y a la libertad de reunión pacífica. Se trata entonces de una norma internacional innovadora que parece establecer una nueva sensibilidad hacía un colectivo particularmente vulnerable. De hecho, la Convención de 1989 reconoce no solamente los derechos de los niños, sino, más bien, los Derechos humanos de los niños, por lo menos en cuanto a su titularidad (Bazán López, 1998:58). Tras esto, la Carta de Derechos Fundamentales, firmada y proclamada el 7 de diciembre de 2000 por los Presidentes del Parlamento Europeo y Comisión en el Consejo Europeo de Niza recubre un papel fundamental en el acercamiento jurídico de la Unión Europea al fenómeno de la inmigración en general y de los menores de edad inmigrantes no acompañados en particular. Si por un lado, esta Carta, incluye normas que se hallan en la mayoría de las Constituciones contemporáneas7; por otro lado el artículo 24, sobre los “Derechos del niño”8 resulta ser el fulcro de interés en esta materia tan específica. Es exactamente en este contexto que no puede olvidarse el 6Incluyendo la “la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma artística o por cualquier otro medio elegido por el niño”. 7Pensamos por ejemplo al artículo 14: “1.Toda persona tiene derecho a la educación y al acceso a la formación profesional y permanente. 2. Este derecho incluye la facultad de recibir gratuitamente la enseñanza obligatoria. 3. Se respetan, de acuerdo con las leyes nacionales que regulen su ejercicio, la libertad de creación de centros docentes dentro del respeto a los principios democráticos, así como el derecho de los padres a garantizar la educación y la enseñanza de sus hijos conforme a sus convicciones religiosas, filosóficas y pedagógicas” 8Articulo 24: “Los menores tienen derecho a la protección y a los cuidados necesarios para su bienestar. Podrán expresar su opinión libremente. Esta será tenida en cuenta en relación con los asuntos que les afecten, en función de su edad y de su madurez. 2. En todos los actos relativos a los menores llevados a cabo por autoridades públicas o instituciones privadas, el interés superior del menor constituirá una consideración primordial. 3. Todo menor tiene derecho a mantener de forma periódica relaciones personales y contactos directos con su padre y con su madre, salvo si son contrarios a sus intereses”. 5 papel que la Unión Europea destaca en la política migratoria de la Unión. A tal propósito y sin afán de profundizar en este tema, no es esta la sede, vale la pena recordar que Alemania, España, Italia, Reino Unido y Francia agrupan el 77% de los ciudadanos extracomunitarios siendo así competentes del flujo migratorio más importante (Balleix Corinne, 2013:45). Este dato, junto con la diferentes normas reguladoras de la inmigración en los distintos países, crea una falta de unanimidad en el tratamiento, siempre mayor, de la realidad migratoria. Es destacable, además, la aplicación del Convenio de la Haya de 19 de Octubre de 1996 relativo a la Competencia, la Ley Aplicable, el Reconocimiento, la Ejecución y la Cooperación en materia de Responsabilidad Parental y de Medidas de Protección de los Niños y en particular se debe hacer notar, como evidencia la Profa. Nuria González Martín, lo siguiente: “las medidas de cooperación contenidas en el Convenio pueden ser útiles dado el incremento de situaciones en las cuales niños no acompañados atraviesan fronteras, tratando de encontrar un mejor medio de vida, buscando trabajos o tratando de reagruparse con sus padres o con su familia que, por regla general, cruzaron, en principio, las mismas fronteras de manera ilegal o como indocumentados. Estos niños, niñas y adolescentes se encuentran en situaciones de verdadera vulnerabilidad en las que las posibilidades de ser sujetos de explotación, venta o tráfico no están distantes. Si el niño no acompañado es un refugiado, solicitante de asilo, desplazado o simplemente un adolescente fugitivo, el Convenio de La Haya de 1996 lo asiste permitiendo la cooperación para localizarlo, determinando las autoridades de qué país son competentes para tomar las medidas de protección necesarias, y permitiendo la cooperación entre las autoridades nacionales del país de recepción y del país de origen para el intercambio de información necesaria y el inicio de las medidas de protección necesarias” (González Martín, 2010:131). Este breve excursus, finalmente, encuentra su mínimo común denominador en el concepto de interés superior del menor. Como es establecido por el Comité de los Derechos del Niño en la Observación General núm. 6, 2005, “la determinación del interés superior del niño exige una evaluación clara y a fondo de la identidad de éste y, en particular, de su nacionalidad, crianza, antecedentes étnicos, culturales y lingüísticos, así como las vulnerabilidades y necesidades especiales de protección. Así pues, permitir el acceso del menor al 6 territorio es condición previa de este proceso de evaluación inicial, el cual debe efectuarse en un ambiente de amistad y seguridad y a cargo de profesionales competentes formados en técnicas de entrevistas que tengan en cuenta la edad y el género”. La que no parece una definición legal, jurídica, se transforma en la línea guía más atenta a las exigencias de este colectivo tan vulnerable. IV. DETERMINACIÓN DE LA EDAD: ESTADO JURÍDICO Y CIENTÍFICO DE LA CUESTIÓN La cuestión relativa a la determinación de la edad de los menores de edad necesita ser tratada según dos vertientes. En primer lugar, debemos comprobar científicamente en qué consiste y posteriormente identificar el tratamiento jurídico consecuente con las pruebas. La edad de los menores se establece a través de un atlas comparativo de radiografiás o ecografías. Es una prueba comparativa de una radiografía con una serie de radiografías estándares que representan una muestra de la población general. En particular, “es un atlas con una serie de radiografiás típicas de niños que recogen 30 estados evolutivos en la escala de madurez” (Tristán Fernández, 2005:60). El médico entonces se limita a otorgar una edad con base en la maduración ósea del paciente. Se trata del conocido método de Greulich y Pyle según el cual se procede con la radiografía de la muñeca izquierda9. Destaca el Dr. José Prieto del Instituto Anatómico Forense de Madrid, que el principal inconveniente “es la subjetividad de la lectura radiológica. Normalmente tras una curva de aprendizaje suficiente, las variabilidades son tolerables, no encontrándose diferencias significativas con otros métodos más precisos”10. No sobra decir entonces que se trata de una prueba estimatoria que finalmente no solventa los problemas entre la determinación de la edad legal y la edad biológica. En este sentido y para acercar estas diferencias, el Defensor del Pueblo Español otorga cuatro recomendaciones: 1º. El método a aplicar debe estar correctamente descrito en su modo de aplicación. De este modo, el método que se aplique debe 9 Dicho atlas fue realizado por Greulich y Pyle en los años '40 en EE.UU. Toma en consideración la precedente investigación y atlas del Prof. Wingate Todd, de 1929 (Greulich, Pyle, 1950). 10PRIETO J.L., “Determinación de la edad en jóvenes indocumentados. Protocolo de actuación médico-forense”, www.justizia.net/docuteca/ficheros.asp?intcodigo=1501&IdDoc=SP 7 hallarse correctamente estandarizado, con el fin de que resulte plenamente reproducible por un segundo investigador, de manera que los resultados obtenidos con el mismo sean en la medida de lo posible los mismos. 2º. El método debe tener una precisión contrastada en la literatura médica. El método debe haber sido publicado en una publicación científica y debe haber sido sometido a un control mediante el sistema de revisión por pares, práctica habitual en todas las publicaciones científicas modernas. 3º. La precisión del método debe ser adecuada al objeto de estudio. En el caso que nos ocupa, el margen de edad en torno a los 18 años de edad, debemos seleccionar aquellos métodos que sean útiles para definir la edad en ese margen, descartando otros métodos de estimación de la edad pero más adecuados para otros segmentos de edad. 4º. El método a aplicar debe tener un adecuado ajuste a las normas de ética médica. Este criterio es especialmente sensible cuando se aplican métodos de estudio en sujetos vivos. En este caso, el método debe tener un adecuado balance de riesgo/beneficio para el sujeto. Por ello, pese a su gran precisión, en sujetos vivos queda descartado el uso de métodos de diagnóstico de edad como los basados en la racemización del ácido aspártico. Éste es un método químico muy útil que se aplica sobre diversos tejidos, en particular sobre piezas dentales, pero que exige su extracción y destrucción. En el mismo sentido, las pruebas radiográficas basadas en radiografías de la región pélvica, como la evaluación del signo de Risser, deben ser descartadas si disponemos de otros métodos de la misma precisión que supongan exposición radiográfica de regiones menos radio-sensibles. Al mismo tiempo hay que tener en cuenta que la maduración ósea está directamente influenciada por diferentes factores (genéticos, ambientales, socioeconómicos etc.) que pueden alterar la prueba. Tras esto y a pesar de las indicaciones del Defensor del Pueblo, este tipo de prueba médica tiene un margen de error de dos años arriba o abajo. Debido a los problemas señalados, se conocen otros tipos de pruebas médicas: el método de Tanner-Whitehouse de 1975, basado en niños anglosajones y el método Sampé basado en niños franceses. El método Tanner-Whitehouse consiste en otorgar alícuotas de un score numérico (que representa todo el proceso de maduración esquelética) a cada uno de los estadios por lo que pasan los huesos y que pueden ser evidenciados radiólogicamente (Guimarey, Lejarraga, Cusminsky, 1979:312). El método Sampé, individua elementos parecidos a los de Tanner-Whitehouse, aunque resulta más preciso en cuanto utiliza “indicadores terciarios de maduración” (Tristán 8 Fernández, 2005:62), es decir indicadores óseos conexos con la adolescencia. Aunque en menor medida, la medicina utiliza también el sistema de radiografía panorámica u ortopantomografía dental que valora el estado madurativo del diente en desarrollo11. Jurídicamente, el tratamiento legal y la determinación de la edad están directamente relacionados. Entendemos que si se establece la mayoría de edad se aplicará la Ley de Extranjería mientras que si se reconoce la minoría de edad, es posible aplicar la Ley de Protección Jurídica del menor. La Circular núm. 6 de 2006 de la Fiscalía General del Estado representa el primer obstáculo12. Las indicaciones son claras y obligan a los operadores que acogen al menor extranjero a comunicarse con el Ministerio Fiscal cuando tengan dudas sobre la edad del menor o presunto menor. El Ministerio Fiscal entonces autorizará las pruebas médico-diagnósticas13. En este procedimiento se detecta, entre otros, el problema relacionado con la obligación a someterse a las pruebas médicas. El art. 15 de la CE parece amparar el menor o presunto menor puesto que nadie puede ser sometido sin su consentimiento a tratos degradantes. El que podría representar un anclaje jurídico favorable al menor de edad, con Sentencia 35/1996 ha sido convertido por el Tribunal Constitucional Español en simple demagogia jurídica. La Sentencia describe el caso del director de una cárcel que somete a radiografías a un preso que está de regreso en la cárcel, después de haber recibido un permiso otorgado por buena conducta, para ausentarse un fin de semana. El preso, amparándose en el art. 15 CE, ve rechazada su demanda al Tribunal Constitucional puesto que los Magistrados constitucionales indican que la “cantidad de pruebas” a las que fue sometido junto con el tipo de prueba (una radiografía) no alcanzan el nivel suficiente para hablar de trato degradante. 11Sistema de Demirjian Goldstein y Tanner (1973). 12(…) “en aquellos casos en los que existan dudas acerca de la edad de los menores extranjeros, los Fiscales, una vez efectuadas las pruebas de diagnóstico pertinentes etc..” 13En este mismo sentido se pronuncia el art. 35.3 de la L.O. 2/2009 de 11 de Diciembre (BOE núm. 299 del 12 de Diciembre de 2009), de reforma de la L.O. 4/2000 de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social: “En los supuestos en que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado localicen a un extranjero indocumentado cuya minoría de edad no pueda ser establecida con seguridad, se le dará, por los servicios competentes de protección de menores, la atención inmediata que precise, de acuerdo con lo establecido en la legislación de protección jurídica del menor, poniéndose el hecho en conocimiento inmediato del Ministerio Fiscal, que dispondrá la determinación de su edad, para lo que colaborarán las instituciones sanitarias oportunas que, con carácter prioritario, realizarán las pruebas necesarias”. 9 Es en esta verse obligados ende, también inocencia de las línea entonces que los menores inmigrantes pueden a someterse a las pruebas médicas vulnerando, por el art. 24 de la CE que recoge la presunción de personas. VI. CONCLUSIONES España, por su posición geográfica se convierte en la frontera de entrada de la inmigración (de los adultos y de los menores de edad). La cercanía con el continente africano hace que la península no sea solamente territorio de llegada y permanencia sino también de tránsito. Lo que podría resultar una obviedad, no lo es si observamos el fenómeno de la inmigración en perspectiva internacional y aún más según las lógicas comunitarias. Las dificultades que genera la gestión de la inmigración de los adultos así como aquella de los menores de edad no se puede circunscribir sólo dentro de los confines españoles. Dicho fenómeno afecta, entonces, a todos los países que componen la Unión Europea. Demasiadas veces se escucha hablar de “emergencia de inmigración en España” así como en otras ocasiones se intenta solucionar el “problema” de la inmigración con una notable inversión económica que finalmente resulta ser una tapadera utilizada para calmar los ánimos sociales y políticos tras un desastre humano que asume las características de una catástrofe. Todo esto se amplifica cuando al centro de la desgracia están niños y niñas que tampoco tienen el débil amparo de sus padres (ellos también sujetos a las lógicas criminales de la inmigración). En este sentido y sin la presunción de otorgar soluciones sino propuestas de trabajo, es interesante intervenir en diferentes vertientes: a) Resulta absolutamente necesario entender unívocamente que la inmigración es un fenómeno natural imparable. Esta consideración no debe entenderse en sentido negativo, todo lo contrario. Se trata de una situación “ondulatoria” que dependiendo del contexto económico y social aumenta o disminuye. Los estados, inclusive España, se ocupan forzadamente y mayoritariamente de inmigración cuando la parábola es ascendente es decir cuando la inmigración tiene el riesgo de presentar a la opinión pública internacional la cara negativa del país. Falta entonces una política unitaria fuerte a nivel de la Unión Europea. Las diferentes normas que los estados miembros tienen en materia de inmigración fragmenta los esfuerzos que deberían ser, por lo contrario, unitarios. 10 b) Si por un lado las condiciones socio-económicas en la mayoría de los países de procedencia de la inmigración se presentan como causa de desplazamiento, por el otro es obligación de la Unión Europea y de sus estados miembros seguir y aumentar la cooperación con los estados exportadores de inmigración. Entendemos que esta cooperación no se puede llevar a cabo sólo a través de las aportaciones económicas. Erradicar la pobreza y empezar a fortalecer la construcción de un posible estado social en estos países debe ser la prioridad en la agenda política de la Unión Europea. A pesar de que los estados miembros de la Unión Europea, en este momento, están afectados por una extraordinaria crisis económica, no podemos aceptar que se utilice la inmigración como uno de los culpables de la presente situación. Si el desempleo es elevadísimo, si la atención sanitaria se reduce por falta de presupuesto (etc.), esto no puede utilizarse como herramienta política para cerrar aún más las fronteras reduciendo a los inmigrantes a mercancía que devuelvo cuando no la necesito y acepto cuando es útil al desarrollo del país. c) Finalmente, en el caso de los menores de edad inmigrantes no acompañados es imprescindible no olvidar su condición de menores de edad antes que la de inmigrantes. Cada vez más llegan menores de edad sin el acompañamiento de sus padres. Se trata de una fenómeno más reciente (con respecto al de inmigración adulta) que debe enfrentarse a diferentes normas (en el caso español por ejemplo a la Ley de Protección Jurídica del menor y a la Ley de Extranjería). Esto genera la dificultad de proteger debidamente al menor de edad. Todo esto se complica más cuando las herramientas para determinar la edad del menor no resultas suficientemente idóneas. En este marco y donde las pruebas médicas establezcan erróneamente la mayoría de edad, teóricamente no hay una solución de compromiso. Si el menor resulta ser mayor de edad se le aplica la Ley de Extranjería y habiendo entrado ilegalmente en España se devuelve a su país. Por lo contrario si se establece que es menor de edad, puede quedarse en España. Digo “puede” porque la Administración Pública tendrá que establecer si esto es su interés superior o no. Es entonces ventajoso que el gobierno español otorgue unas líneas guías estables (sin que se cambien según el gobierno de turno), que ayuden a los operadores a proteger a los menores sin atentar a las normas internacionales. 11 Bibliografía esencial BAZÁN LÓPEZ José Luis, “Notas acerca de la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos del niño”, en NÚÑEZ CANAL Margarita (coordinadora), “El menor en la legislación actual”, Fundación Antonio de Nebrija, 1998. BALLEIX Corinne, “La politique migratoire de l’Union européenne”, Réflex Europe, 2013 GONZÁLEZ MARTÍN Nuria “La familia en el derecho comparado: Nuevas Estructuras Familiares, apuntes que trascienden al Derecho Internacional Privado” (Curso Anual de Actualización de Profesores de Derecho Internacional Privado y Derecho Internacional Público), en, Cuadernos de Trabajo del Seminario de Derecho Internacional, Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, “Nuevas estructuras familiares: algunos apuntes que trascienden al derecho internacional privado”, 2010 GREULICH W.W., PYLE S.I., “Radiographic atlas of skeletal development of the hand and wrist”, Standford University Press, California, 1950. GUIMAREY L.M., LEJARRAGA H., CUSMINSKY M., “Evaluación de la madurez esquelética por el método de Tanner y Whitehouse”, en Revista Medicina Enero-Febrero 1979, Buenos Aires. PRIETO J.L., “Determinación de la edad en jóvenes indocumentados. Protocolo de actuación médico-forense”, www.justizia.net/docuteca/ficheros.asp?intcodigo=1501&IdDoc= SP TRISTÁN FERNÁNDEZ J.M., “Influencias de diversos factores de salud y sociodemográficos en el desarrollo esquelético y antropométrico”, Universidad de Granada, 2005. 12