UN CUADRO GENERAL DE LA JUDICIALIZACIÓN Leonardo de Oliveira Marchezini1 La llamada judicialización de las políticas públicas nació y se desarrolló con la consolidación de la democracia en los Estados-Nación en el mundo. Su mayor ámbito de incidencia se dio con el paso de la sociedad industrial a la comunicación mediante la tecnología digital y consecuente conciencia - por parte de la sociedad - de todo lo que ocurre en el seno de los Poderes Políticos (Ejecutivo y Legislativo) – ya sea para bien o para mal. Tal fenómeno puede ser visto desde dos aspectos: por medio del Poder Judicial tomando para si las demandas que, a priori, pertenecían a otros Poderes constituidos (tornando, así, efectivos los derechos, principalmente los de segunda generación, a través de las políticas públicas) y por medio del creciente combate de los tribunales a actos de corrupción. En lo que respecta toda decisión judicial ya contener en si un poco de política por resultar un cambio en la realidad social, ahora esta consecuencia no se da solamente en el ámbito de las partes procesales, sino también en la sociedad como un todo. El principal fundamento para tal actuación parece ser la consolidación de los derechos fundamentales de la persona humana. Ella es, sin cualquier cuestionamiento, el marco de establecimiento y desarrollo de la democracia. Mientras estaban en vigencia los regímenes autoritarios, irracionales violaciones a derechos del hombre fueron llevadas a cabo, lo que contribuyó para que, en ese momento, exista un control judicial (que, en general, es marcado por la racionalidad y proporcionalidad) de las leyes y actos políticos. Cierto es que la idea de democracia y la de conservación de derechos fundamentales caminan unidas. En este sentido, Sunstein2 (1988, p. 328) afirma que: 1 Alumno de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) con intercambio en la Universidad Federal de Córdoba (UNC) por el programa Escala Estudantil (AUGM). “La protección fundamentales proviene constitucional del deseo de de algunos proteger derechos el sistema democrático, como sea que se entienda. El derecho a la libertad de expresión y el derecho a sufragar son ejemplos (...) del hecho que las mayorías no pueden conculcar estos derechos si se quiere preservar la democracia”. Hay que señalar también los gobiernos disfrazados de democracia, como bien advierten Lynz y Stephen3 (1996:15): “(...) ningún régimen debería ser llamado democracia, a menos que sus dirigentes gobiernen en forma democrática. Si los funcionarios del poder ejecutivo, elegidos libremente (sin que se tome en cuenta la magnitud de su mayoría) infringen la Constitución, violan los derechos de los individuos y de las minorías, se entrometen en las funciones legítimas de la legislatura, y así fallan en gobernar dentro de los límites del estado de derecho, sus regímenes no son democráticos.” Estos gobiernos intentan de manera engañadora (y por ello, aún más peligrosa que los gobiernos que se definen autoritarios) llegar a sus nefastos objetivos desconsiderando cualquier derecho que les impida el camino. La posibilidad de recoger al Poder Judicial para solucionar este problema está siendo vista por algunos Estados como la forma más célere y segura de garantizar los derechos. La aparición relativamente lenta de las burocracias gubernamentales a niveles tanto estatal como federal, juntamente con los llamados ‘cesares modernos’ – dictadores elegidos - contribuyó a que la población se volcara a las cortes en busca de soluciones a problemas públicos. 2 COUSO, Javier. Consolidación Democrática y Poder Judicial: los riesgos de la judicialización de la Política. En <http://www.scielo.cl/pdf/revcipol/v24n2/art02.pdf> Acceso en 19 de septiembre de 2013. 3 Idem. En lo que respecta la existencia de inúmeros factores que aumentan la posibilidad de existencia del activismo judicial, entre ellos, aspectos institucionales, históricos, y políticos, se destaca la presencia de una ‘cultura de derechos’ por parte del cuerpo social. Esto quiere decir que, independientemente de la formalización de una declaración de derechos, si la sociedad acepta que todos los individuos (incluso las minorías) tengan una lista de derechos obligatorios (posiblemente oponibles al Estado y contra el deseo de la mayoría), hay una gran oportunidad de existencia del activismo por parte del cuerpo judicial estatal. Javier Couso4 muy bien concluye la perspectiva general del activismo judicial al decir: “La esperanza es que una judicatura constitucional autónoma e integrada democrático–liberales por haga un jueces uso con activo valores de los mecanismos de control de la constitucionalidad de las leyes en defensa de los derechos fundamentales de las personas. Esto, se espera, obligará a los gobiernos de las democracias emergentes a ajustar su accionar al Estado de derecho, terminando así con la escandalosa actuación de muchos gobernantes de la “tercera ola (democrática)” El caso del enfrentamiento por parte de los tribunales contra la corrupción que infelizmente está ínsita en los poderes políticos del Estado es bien definida por Raul Henrique Rojo5: “Quando os poderes tradicionalmente políticos do Estado 4 aparecem questionados –e até mesmo Ob. Cit. MARCHEZINI, L. O. Reflexões sobre o Ativismo Judicial. Estado de Minas, Minas Gerais, p. 2, 23 de julho/2012. 5 bloqueados – pelo mar de lama da corrupção, os magistrados ocupam o espaço institucional que as fraquezas dos outros Poderes deixaram vazio e exercem supletivamente este poder político. Porque às instituições, como a natureza, repugna o vazio e porque os cidadãos disseram: Basta! La justicia se ha convertido en una tercera instancia del juego democrático, donde los ciudadanos intentan esconderse de toda corrupción que se involucra en los demás poderes. Con base en esto, José Sarney6, en brillante conclusión sobre el tema en estudio, dijo: En los albores de la democracia representativa, los ingleses decían que, sin la justicia, la democracia sería imposible, puesto que funcionaba como poder moderador, asegurando el cumplimiento de las leyes. Ahora que puede convertirse en una instancia más de la pugna política, ¿qué modelo va a imponerse? Es necesario un nuevo Montesquieu. Un nuevo Montesquieu? Quizá. Pero es más fácil y también más ventajoso revisitar la tradicional Teoría de la División de Poderes, no haciendo una interpretación radical por medio de la cual se entiende que los Poderes son incomunicables. Hoy la doctrina no habla más de división de Poderes, sino de división de funciones considerando que el Poder es uno. 6 SARNEY, José. La Judicialización de la Política. En <http://elpais.com/elpais/2013/05/15/opinion/1368645511_197613.html> Acceso en 19 de septiembre de 2013. Ada Pellegrini Grinover7, en palestra proferida sobre el tema en la Universidad Nacional de Córdoba, esclareció que existen algunos obstáculos para la internalización de la práctica del llamado “Activismo Judicial”: 1) Teoría de Separación de los Poderes, advenida del Liberalismo. A tal crítica, Ada Pellegrini responde con el desarrollo de la teoría clásica a una división de funciones y no más de poderes como arriba expuesto. 2) Teoría de la imposibilidad del juez interferir en actos sub el arbítrio de la Administración, o sea, en el mérito administrativo. Por la doctrina tradicional el juez, definitivamente, no podría interferir en estas decisiones. Hoy se entiende, no obstante, que el magistrado, en el ejercicio de su jurisdicción, debe averiguar la correspondencia de las conductas de la Administración teniendo por base la idea de bien público y dignidad de la persona humana. En el actual sistema, hay la posibilidad de verificación del acto administrativo cuando el mismo no sea razonable, no vinculado al bien común y no adecuado a la Constituición. La eximia jurista defiende también que la medida procesal más adecuada para la concretización de las Políticas Públicas por parte del magistrado está demostrada en el proceso colectivo. El Brasil, al contrario de lo que ocurre en la nación argentina, tiene un sistema bien desarrollado en este ámbito, contando con instituciones (ej: Ministério Público) que tienen como deber funcional la tutela de los intereses difusos y colectivos (art. 129, III, Constituición Federal de la República Brasileña, 1988). No obstante, problemas existen. La inexistencia de un dialogo efectivo entre juez y administrador puede resultar, por ejemplo, en una inversión abusiva de valores. Como bien ha dicho Eugenio Raul Zaffaroni8, ministro de la 7 GRINOVER, Ada Pellegrini. La judicialización de las políticas públicas. Análisis comparativo Brasil y Argentina. 2013. Universidad Nacional de Córdoba 8 ZAFFARONI, Eugenio Raúl. Entrevista concedida a Todo Noticias. En < http://tn.com.ar/politica/zaffaroni-cuando-se-judicializa-la-politica-se-politiza-la-justicia_399854> Acceso en 19 de septiembre de 2013. Corte Suprema de la Nación Argentina, en entrevista dada a CN23 en julio de 2013: "El riesgo es que cuando se judicializa la política, se politiza la Justicia" Hay que recordar, sin embargo, que en el sistema vigente, los miembros de la magistratura no son electos por el Pueblo, por ende, no necesariamente su entendimiento reflejará las ambiciones sociales. La judicialización existe y debe existir pero, como todo proceso de desarrollo social, tiene que ser sopesado y llevado a un nivel donde pueda ser controlado. Eso debe ocurrir para que no se corrompa y, así, tenga por consecuencia otra distinta de aquella para que fue concebido, cual sea, el tornar efectivo los derechos fundamentales de la persona humana. A final, todo por un mejor Estado Constitucional de Derecho. BIBLIOGRAFIA COUSO, Javier. Consolidación Democrática y Poder Judicial: los riesgos de la judicialización de la Política. En <http://www.scielo.cl/pdf/revcipol/v24n2/art02.pdf> Acceso en 19 de septiembre de 2013 MARCHEZINI, L. O. Reflexões sobre o Ativismo Judicial. Estado de Minas, Minas Gerais, p. 2, 23 de julho/2012. SARNEY, José. La Judicialización de la Política. En <http://elpais.com/elpais/2013/05/15/opinion/1368645511_197613.html > Acceso en 19 de septiembre de 2013. ZAFFARONI, Eugenio Raúl. Entrevista concedida a Todo Noticias. En <http://tn.com.ar/politica/zaffaroni-cuando-se-judicializa-la-politica-sepolitiza-la-justicia_399854> Acceso en 19 de septiembre de 2013.