hacia un modelo de regulación de la garantia constitucional del

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HACIA UN MODELO DE REGULACIÓN DE LA GARANTIA CONSTITUCIONAL
DEL DERECHO DE PETICIÓN, COMO UN MEDIO DE ACCESO AL DERECHO
A LA INFORMACIÓN Y A OTRAS INSTANCIAS
Autores: Lic. Salvador Antonio Corral Martínez. P.D.
Mtra. Julieta Saad Bermudez. P.D.
INTRODUCCION:
A lo largo de los años, el ciudadano mexicano ha formado el patrón de suplicar la
atención de empleados y funcionarios públicos para merecer de ellos la gracia de
ser atendido en tal o cual asunto, que va, desde un simple favor hasta la
resolución de un asunto político o administrativo verdaderamente trascendente.
La cultura de la audiencia y el favor político está incrustada en la mente de una
gran parte de ciudadanos que por razones del antiguo régimen, se utilizaba para
ganarse la confianza y la preferencia política de propios y extraños; por otro lado,
el funcionario-político dedica, aun en nuestros días el 90% de su tiempo, a atender
la audiencia para hacer favores; para atender las instrucciones y recomendados
que le manda la superioridad y a resolver lo urgente por lo importante.
Dejaremos atrás esa inadecuada forma de resolver los problemas de la
ciudadanía y con voluntad política y jurídica
transitemos por el camino de la
legalidad, haciendo una revisión de estos patrones.
Es tiempo de regular la garantía consagrada en el artículo 8º constitucional por lo
que proponemos una Ley Reglamentaria del Derecho de Petición que de a
ciudadanos, funcionarios y empleados públicos certeza y claridad en el ejercicio
de este derecho fundamental.
Antecedentes
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Es en el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, también
llamado la Constitución de Apatzingán (1814) en donde encontramos la primera
referencia a la garantía de petición, claro, en un lenguaje propio de la época, al
señalar:
“Artículo 37: A ningún ciudadano debe coartarse
la libertad de reclamar sus
derechos ante funcionarios de la autoridad pública”.
Nada podemos indicar de la situación del gobernado frente a esta garantía ya que,
esta constitución nunca estuvo en vigor.
Bien lo indica el autor don Miguel Lanz Duret al referirse a la Constitución de
Apatzingán y señalar que este Decreto tiene una importancia histórica y que sirve
para revelarnos la mentalidad jurídica y política de aquella época, así como para
informarnos sobre la marcha de los primeros tiempos del Gobierno Nacional.
Los tiempos fueron transcurriendo y en el panorama constitucional mexicano
surgieron documentos tan importantes como la Constitución de 1824, La
Constitución de las 7 Leyes, Las Bases Orgánicas de 1843, El Acta de Reformas
de 1847, La Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1857, El
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano y finalmente la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos de 1917.
El proyecto de artículo 8º presentado por el Primer Jefe Constitucionalista, Don
Venustiano Carranza no ha sufrido cambio alguno desde su promulgación.
El Artículo 8º reza:
“Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de
petición, siempre que éste se formule por escrito, de una manera pacífica y
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respetuosa; pero en materia política solo pueden hacer uso de este derecho los
ciudadanos de la República. A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de
la autoridad a quien se haya dirigido, la que tiene la obligación de hacerlo conocer
en breve término al peticionario.”
Parece increíble que la redacción de este precepto haya permanecido intacta por
mas de 86 años y lo que es peor, que no se haya reglamentado en una Ley el
ejercicio y los pormenores de este derecho.
Naturaleza Juridica.
El Derecho de Petición, como toda garantía constitucional, se define como un
Derecho Público Subjetivo, que se ejerce frente al Estado, por las personas físicas
o morales, en materia que no sea de orden político, siempre que la petición se
formule por escrito, pacífica y respetuosamente. En política, solo los ciudadanos
de la república tienen expedito este derecho.
El deber de la autoridad será entonces recibir la petición, turnarla, analizarla,
acordarla y notificarla en un tiempo razonable que no signifique perjuicio para el
gobernado.
Es un DERECHO pues confiere una facultad a toda persona, correlativa de la
obligación de respeto por parte del Estado quienes son los sujetos pasivos de la
relación que implica esta garantía constitucional.
Esta relación comprende no uno sino varios derechos a saber: 1) El derecho a
presentar una petición, con el correlativo derecho a que sea recibida, es decir, que
desde el momento de la presentación de la solicitud se garantiza la recepción de
la misma por parte del empleado o funcionario público que corresponda. 2) El
derecho a que la petición turnada o sea el derecho que se tiene a que el empleado
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público receptor ponga en conocimiento la autoridad correspondiente; 3) El
derecho a que la petición sea acordada o sea que el funcionario público de
conocimiento emita un proveído congruente con lo que se pide, ya en su forma,
ya en su fondo y 4) que sea notificada, o sea el derecho que tiene el peticionario
de que la autoridad le haga conocer cada uno de los pasos por los que se vaya a
tramitar su petición hasta obtener la respuesta solicitada en un plazo adecuado,
aunque indefinido.
¿Cuál es la diferencia entre acordar y resolver?
“Acordar” es emitir un proveído sobre la solicitud, en su forma y en su fondo, y no
resolver la petición en tal o cual sentido. Al resolver se etará acordando pero no
todo acuerdo implica una resolución.
Subjetivo.
Este derecho es subjetivo porque implica una facultado que la ley constitucional
otorga al sujeto activo (toda persona) para reclamar al sujeto pasivo (funcionarios
y empleados públicos), determinadas exigencias, ciertas obligaciones.
Frente a esta afirmación, no existe mas alternativa: Siempre es una persona la
que pedirá algo a sus autoridades, en el caso que nos ocupa, en ejercicio de su
DERECHO A LA INFORMACION.
Público.
Podemos afirmar que este derecho subjetivo es “público” porque el derecho de
petición pertenece a la materia constitucional y esta es, como todos sabemos, de
naturaleza pública; asimismo, al ser el Derecho de Petición una garantía que
pertenece a la parte dogmática de nuestra carta magna, su carácter público es
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indiscutible; de la misma manera, es “público” porque se hace valer ante un sujeto
pasivo de esa naturaleza, es decir ante la autoridad que actúa con el carácter de
ente público.
Su ejercicio.
Un derecho subjetivo es perfecto, cuando puede hacerse valer frente a un número
indeterminado de obligados; toda garantía constitucional participa de este
principio.
Así, como todos los funcionarios y empleados públicos conforman el sujeto pasivo
de esta relación jurídica, podemos afirmar que éstos se convierten directamente
en el “sujeto obligado particular” e indirectamente erga omnes quienes serán el
“sujeto pasivo universal”.
El “sujeto pasivo universal” ya señalado cuando este recibe, admite, da curso,
acuerda y comunica en “breve término” una petición en especial.
El Derecho de Petición en la Constitución Política Vigente.
La constitución Política de México contempla en su articulado varios conceptos
que, en una forma u otra, contienen el derecho de petición; no debemos pensar
ahora que el derecho de petición se encuentra UNICAMENTE en el artículo 8º
constitucional.
El Derecho de Petición está también en los artículos 9º y 17 constitucionales,
además de que es pie e inicio para el ejercicio del Derecho de Acción y de acceso
al Derecho a la Información, motivo de la presente ponencia.
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Justificamos su inclusión y estudio en esta ponencia
porque el artículo 9º
primeramente, contiene la garantía de reunión, misma que puede tener por objeto
el hacer una petición; En segundo lugar, ya que allí se consagra el derecho de
Acción y como ya lo hemos señalado el Derecho de Acción es una especie del
género Petición, por lo que creemos pertinente ser incluyentes en este sentido.
Articulo 8º Constitucional.
“Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de
petición, siempre que éste se formule por escrito, de una manera pacífica y
respetuosa; pero en materia política solo pueden hacer uso de este derecho los
ciudadanos de la República. A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de
la autoridad a quien se haya dirigido, la que tiene la obligación de hacerlo conocer
en breve término al peticionario.”
Articulo 9º Constitucional.
Establece en su segundo párrafo: “... no se considerará ilegal y no podrá ser
disuelta una asamblea o reunión
que tenga por objeto hacer una petición o
presentar una protesta por algún acto a alguna autoridad, si no se profieren
injurias contra ésta, ni se hiciere uso de violencia o amenazas para intimidarla u
obligarla a resolver en el sentido que se desee.”
El artículo 9º que venimos comentando consagra la garantía de reunión misma
que puede tener como objeto hacer una petición, según se desprende de la lectura
de la letra del propio artículo pero esto no significa que dicho precepto establezca
una excepción o contradiga lo estipulado por el artículo 8º constitucional.
Conforme a esto, la petición o reclamo que resulte de dicha reunión o asamblea
deberá apegarse a lo estipulado por el referido artículo 8º, esto es, haciendo valer
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el derecho de petición en la forma escrita, de manera pacífica y respetuosa y en
general de acuerdo a las prescripciones del citado artículo 8º fundamental.
¿Es posible de acuerdo a lo prescrito por el 9º constitucional el ejercicio colectivo
del Derecho de Petición?
La Garantía de Reunión se refiere a la libertad que tiene una pluralidad de sujetos
la cual tendrá lugar en virtud de la realización de un fin concreto y determinado
(que puede ser hacer una petición), verificando el cual (la reunión para formular
una petición) deja de existir.
El ejercicio del derecho de petición debe ser siempre a título personal, nunca en
forma colectiva “...ya que la acción tumultuaria pero inerme, destinada a resistir a
la autoridad... o impedir su libre ejercicio... configura el delito de Sedición.
DE PINA, Rafael, “Diccionario de Derecho”. (México, Ed. Porrúa, 1996). P. 339.
Articulo 17 Constitucional.
“... Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer la violencia
para reclamar su derecho. Los tribunales estarán expeditos para administrar
justicia en los plazos y términos que fije la ley”
Es en este precepto donde la constitución reconoce y fundamenta el Derecho de
Acción o Acción Procesal.
Reconocemos en este derecho una especie del Derecho de Petición, ya que,
como lo hemos expresado, el Derecho de Acción es la potestad de ocurrir ante la
autoridad para que ésta, en ejercicio del poder soberano social, obligara al
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incumplidor o al delincuente a realizar, en beneficio del ocursante, las prestaciones
omitidas o violadas o a reparar el daño y purgar la pena, respectivamente.
BURGOA ORIHUELA, Ignacio, “Las Garantías Individuales”. (México, Ed. Porrúa, 1999). P. 396.
Con el tiempo, esta potestad se convirtió en una obligación pública individual (Art.
17 Constitucional) con el correlativo derecho de pedir o solicitar la actuación de los
órganos del estado. (Art. 8º Constitucional).
Vemos aquí que la acción procesal no puede existir sin la raíz Derecho de
Petición, entendido esto en su forma más genérica.
En tal virtud, abunda el Maestro Ignacio Burgoa en el texto que venimos
consultando, la persona tiene la facultad de ocurrir ante cualquier autoridad,
formulando una SOLICITUD O INSTANCIA ESCRITA de cualquier índole, la cual
adopta, específicamente, el carácter de simple petición administrativa (Ley de
Transparencia y Acceso a la Información), Acción (a fin de iniciar un proceso),
recurso (cuando sea procedente), etc.
Serán los códigos adjetivos los que regularán la actuación de los tribunales para
administrar justicia.
Peticiones Administrativas.
Hemos analizado el texto de la Ley y del Reglamento de la propia Ley de
Transparencia y Acceso a la Información y de ese análisis se desprende que los
sistemas de solicitud de la información a los órganos competentes es inadecuada
desde el punto de vista de los preceptos objeto de la presente reflexión.
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Podríamos decir que en términos muy generales, el articulado del Reglamento de
la Ley en comentario si se ajusta
a la letra del artículo 8º ya que se hace
referencia a una solicitud por escrito (en la mayoría de los casos y en los términos
generalmente aceptados), conteniendo algunos datos generales y la solicitud
concreta de la información deseada.
Sin embargo, pretendemos en la presente ponencia, que la garantía fundamental
de petición quede debidamente regulada y reglamentada para que pueda ser
utilizada EN EL TEMA DEL ACCESO A LA INFORMACIÓN y otros de interés
colectivo.
Como lo señalábamos en la introducción de este trabajo, la falta de regulación o
reglamentación del Derecho de Petición, provoca que se abuse de el o que el
habitante del país no cuente con la información necesaria para hacer valer
adecuadamente sus derechos.
Por su parte los servidores públicos, mas investidos de políticos que de
funcionarios o empleados públicos, abusan de dicha laguna reglamentaria para
convertir a la garantía de petición en una fuente de favores políticos que les
permita proyectar su imagen protectora y populista con fines seguramente
electorales.
Pensamos que si el Derecho de Petición estuviera debidamente reglamentado, en
primer lugar, no sería necesario incluir en las leyes de nuestro país el capítulo
regulador de la forma de solicitar o presentar ocursos petitorios, como es el caso
de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información y su Reglamento.
La definición de la forma escrita, su contenido mínimo en cuanto a datos generales
del peticionario, pertinencia de la petición y la descripción de la solicitud concreta,
permitirá a la autoridad (funcionarios y empleados públicos) acordar y
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posiblemente resolver la petición, ya no en el vago precepto del “breve términos”
como lo indica el precepto constitucional, en un plazo determinado, dependiendo
de la naturaleza del concepto planteado y la urgencia con que se plantee.
La materia política viene a ponerse de actualidad en los tiempos que corren,
tiempos de transparencia y alternancia en el poder, en donde los ciudadanos en
pleno uso de sus derechos, tienen necesidad de presentar instancias a los
órganos del estado para hacer valer sus derechos o simplemente para
desentrañar el significado de tal o cual precepto que pueda interpretarse como
violatorio, aun en grado de posibilidad, de un derecho.
En un mundo globalizado como el nuestro, es frecuente advertir que los
representantes de muy diversas fuerzas políticas viajan por el planeta para apoyar
tal o cual causa política.
Es fácil encontrar manifestantes extranjeros en las calles del Distrito Federal, o por
fuera de la sala de reuniones de altos funcionarios del sector comercio en Can
Cun (globalofóbicos) ejerciendo claramente un derecho de petición en materia
política que les está vedado por nuestra carta magna.
Se hace necesario entonces profundizar en el tema y arribar a la propuesta,
análisis y elaboración de una iniciativa de ley que regule adecuadamente el
Derecho de Petición, válido para ser ejercido por los habitantes de nuestro país,
en cualquier materia y ante cualquier funcionario o empleado público.
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