UNIVERSIDAD RAFAEL URDANETA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS, SOCIALES Y ADMINISTRATIVAS ESCUELA DE DERECHO O D A V R E S E ECHOS R DER S RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS RIESGOS DE LA NAVEGACIÓN Y COMERCIO MARÍTIMOS. Trabajo Especial de Grado para optar al Título de Abogado, realizado por el Bachiller: Plümacher Vivas, Francisco Eduardo V-14.698.342 Tutor Académico: Dr. Jorge Govea Cabrera Maracaibo, abril de 2004 O D A V R E S E ECHOS R DER S RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS RIESGOS DE LA NAVEGACIÓN Y COMERCIO MARÍTIMOS. INDICE GENERAL Pág. DEDICATORIA AGRADECIMIENTO HOJA DE EVALUACIÓN OS D A V R E S E SR O INTRODUCCIÓN ...................................................................................... ... H C E R E D RESUMEN 9 CAPITULO 1: LOS RIESGOS DE LA NAVEGACIÓN Y COMERCIO MARÍTIMOS EN VENEZUELA. 1.1.-Los riesgos marítimos..........................................................................15 1.2.- Reseña histórica..................................................................................19 1.3.-Tipos de riesgos marítimos..................................................................25 1.4.- Regulación legal de los riesgos de la navegación y comercio marítimos en Venezuela......................................................................29 1.5.- Normativa internacional.......................................................................34 CAPITULO 2: EL ABORDAJE 2.1.-Definición..............................................................................................42 2.2.-Clases................................................................................................. 46 2.3.-Características.....................................................................................48 2.4.-Normativa venezolana sobre abordaje.................................................52 2.5.-Legislación aplicable............................................................................55 2.5.1.-Competencia civil.......................................................................58 2.5.2.-Competencia penal....................................................................59 2.6.-Caducidad de la acción de abordaje....................................................59 2.7.-Normas preventivas de abordaje.........................................................60 CAPITULO 3: EL SALVAMENTO. O D A V R E S E ECHOS R S 3.1.- Definición.............................................................................................64 DER 3.2.- Naturaleza jurídica...............................................................................67 3.3.- Características....................................................................................68 3.4.- El salvamento en la legislación venezolana........................................71 3.5.- Derechos de los salvadores................................................................73 3.6.- Reclamaciones y acciones..................................................................78 CAPITULO 4: LAS AVERÍAS. 4.1.- Definición.............................................................................................81 4.2.- Naturaleza jurídica..............................................................................82 4.3.- Características....................................................................................88 4.4.- Regulación legal de las averías..........................................................89 4.5.- Tipos de averías................................................................................107 4.6.-Las Reglas de York y Amberes..........................................................110 CAPITULO 5: CONSIDERACIONES SOBRE LOS RIESGOS MARÍTIMOS DENTRO DE LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA. 5.1.-Criterios generales.............................................................................116 CONCLUSIONES ........................................................................................123 BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................126 DER O D A V R E S E ECHOS R S O D A V R E S E ECHOS R DER S _________________________________________________DEDICATORIA A Dios Todopoderoso que me concedió la fuerza y la vida necesaria para utilizar mis conocimientos y dejar escrito cuanto sé y contemplé en esta investigación y haber cumplido una meta más. A mis abuelos Luis e Isabel por ser un valioso ejemplo a seguir, y por ayudarme a lograr de una u otra manera todos mis objetivos. A mis padres Francisco y Joenny, por haber entregado sus vidas y haberse sacrificado para que yo esté subiendo este peldaño tan importante en mi vida, obteniendo este logro. A mi hermana Franchesca, por su apoyo incondicional a lo largo de toda mi carrera. Por haber creído en mí todo esto es de Ustedes. Francisco Eduardo Plümacher Vivas O D A V R E S E ECHOS R DER S _____________________________________AGRADECIMIENTO A mis padres y a mi hermana, por brindarme incondicionalmente la inspiración y apoyo necesarios para alcanzar esta meta. A mis tíos y primos, a quienes les agradezco de manera especial el apoyo y empuje para lograr este objetivo. A mis amigos Marcos y Yesenia, por orientarme con sus conocimientos para la realización de esta investigación. A mis amigos y compañeros de clases, por ser ayuda vital en el día a día de nuestra carrera. A todos sinceramente, Gracias!!! Francisco Eduardo Plümacher Vivas Este jurado aprueba el Trabajo Especial de Grado titulado: “Régimen Jurídico de los Riesgos de la Navegación y Comercio Marítimos”. Presentado por el bachiller: Plümacher Vivas, Francisco Eduardo, para optar al titulo de Abogado. Jurado Examinador O D A V R E S E ECHOS R DER __________________________ Dr. Jorge Govea Cabrera. C.I. 4.827.339 Tutor Académico S ________________________ Dr. Humberto Ocando C.I. ________________________ Dr. Oscar A. Piña C.I. ________________________ Dra. Anabella Del Moral. C.I. 8.509.609 Directora de la Escuela de Derecho ________________________ Econ. Alfredo León. C.I. 5.043.476 Decano de la Facultad de Ciencias Políticas, Sociales y Administrativas Maracaibo, junio de 2004 RESUMEN Plümacher Vivas, Francisco Eduardo. Trabajo Especial de Grado: “REGIMEN JURÍDICO DE LOS RIESGOS DE LA NAVEGACIÓN Y COMERCIO MARÍTIMOS”. Universidad Rafael Urdaneta. Facultad de Ciencias Políticas, Sociales y Administrativas. Escuela de Derecho. Maracaibo, mayo de 2004. OS D A V R E S E S R a la determinación y análisis O objeto de R estudio corresponde H C E E D El de los diferentes riesgos marítimos contenidos y regulados en el nuevo Decreto Ley de Comercio Marítimo venezolano, el cual derogó al Libro II del Código de Comercio de 1955. Con el fin de determinar la ubicación de los riesgos marítimos, se realiza un estudio previo a los principales conceptos de los riesgos de la navegación, ubicándolos dentro de la legislación nacional, estudiando las primeras manifestaciones de los mismos dentro de las legislaciones internacionales y nacionales. En virtud de la existencia de una nueva normativa reguladora de los riesgos marítimos se realiza un análisis de cada una de las figuras que los comprenden, entendiéndose por estas al abordaje, el salvamento y las averías, estudiándose la modernización de las normas y la codificación de principios tomados de Convenios y Tratados internacionales introducidos dentro del Decreto Ley de Comercio Marítimo, estableciéndose las marcadas diferencias existentes entre este cuerpo normativo con respecto a lo estipulado en el obsoleto Libro II del Código de Comercio. Se utiliza la investigación de carácter descriptivo y exploratorio, empleándose el método de investigación documental. Por último, se concluye que la regulación inserta dentro del Decreto Ley de Comercio Marítimo en lo que se refiere a los riesgos marítimos es completa, por cuanto involucra principios jurídicos innovadores establecidos en Convenios y Tratados internacionales de los cuales Venezuela no es signatario, logrando llenar de manera efectiva los vacíos jurídicos que existían bajo la vigencia del Libro II del Código de Comercio venezolano, creando mayor seguridad jurídica, lo que origina un aumento e incentivo del tráfico y comercio marítimo e inversiones extranjeras. La regulación es amplia lo que origina mayor efectividad y protección jurídica a los ciudadanos que presenten interés y se desarrollen dentro de esta materia. Palabras Clave: Riesgos de la navegación, riesgos marítimos, derecho marítimo, comercio marítimo. INTRODUCCIÓN Los riesgos de la navegación marítima se originan con el comienzo del traslado de personas y de mercancías de un lugar a otro de manera fluvial, vía de comunicación que utilizan países como Italia, Argentina, Panamá y también Venezuela. Es una vía de comunicación no solo para el transporte de personas sino también para el ejercicio del comercio. OS D A V R E S E S R marítima, se encuentran con Los buques enH suO travesía C E R E D contratiempos o con algunos inconvenientes ciertos que pueden interrumpir el normal desarrollo de su navegación, todos estos impedimentos se conocen como riesgos o accidentes de la navegación, los cuales tienen todos por teatro o escenario el mar. Dicho esto, es menester indicar, que no todos los accidentes poseen como causa directa el mar, así se constata de los daños causados a bordo por el fuego o por las ratas de las bodegas, son riesgos marítimos y sin embargo no son producidos por accidentes de mar. La navegación marítima presenta un gran cúmulo de riesgos en su recorrido de un puerto a otro, no solo para las personas sino, para las mercancías, que son depositadas en las naves o buques en los cuales se realiza dicha navegación. Los riesgos que presenta la navegación de un buque, y en los cuales, en ciertos casos se convierten en accidentes, no sólo son producidos por la voluntad del hombre, si no por una serie de elementos o circunstancias de caso fortuito o de fuerza mayor, que escapan de la intención de la persona, y en la cual existe intervención de la naturaleza, la cual toma gran influencia en los riesgos que se presentan en la navegación. Una vez que un barco zarpa de un puerto a otro, presenta riesgos y dificultades en su recorrido, que tienen que ser regulados por leyes OS D A V R E S E R especial que hace referencia a los Scapítulo O Marítimo, la R cual presenta un H C E E D especiales, dentro de las cuales se encuentran el Decreto Ley de Comercio accidentes marítimos que ocurran en aguas territoriales venezolanas. Por ello Venezuela al igual que otros países, tales como Italia y Argentina, entre otros, contienen normas dentro de su ordenamiento jurídico destinadas a regular los riesgos de la navegación. En Venezuela, dichas normas se encuentran comprendidas en el Decreto Ley de Comercio Marítimo de fecha 9 de noviembre de 2001, publicado en Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 5.551, en sus artículos 320 y siguientes. En virtud de los cambios suscitados con ocasión de la entrada en vigencia de un nuevo ordenamiento legal en materia de comercio marítimo, la siguiente investigación se aboca básicamente al estudio y análisis de los riesgos marítimos contemplados dentro del citado Decreto Ley, pretendiéndose dar un análisis detallado de dichos riesgos en virtud del desconocimiento que sobre estos se tiene, dada la regulación que con anterioridad regia a la puesta en vigencia del Decreto ley en cuestión, esto es, el Libro II del Código de Comercio venezolano de 1955, el cual basaba su regulación jurídica en principios tomados del Código Napoleónico y las Leyes de Colbert, entre otras. La entrada en vigencia del Decreto Ley de Comercio Marítimo derogó por completo el ya nombrado Libro II del Código de Comercio, el cual regulaba lo relativo al comercio marítimo. OS D A V R E S E R de las normas reguladoras de los O información, reconocimiento yS adecuación H C E R E D Todo lo anterior tiene como finalidad el contribuir con el proceso de riesgos marítimos, iniciado por el Estado venezolano, en virtud del escaso progreso aportado a esta materia en épocas anteriores; el rumbo de la investigación se dirige en función de la importancia de la situación geográfica del país, el cual por estar rodeado por aguas territoriales y por ser un epicentro en América donde circulan embarcaciones marítimas tanto en puertos nacionales como en resto del continente, enfrentándose estos a numerosos riesgos, los cuales sin duda podrían originar pérdidas humanas y materiales. En pro del análisis del objeto de la investigación, la misma tendrá un carácter descriptivo y exploratorio. Con motivo del desarrollo de la investigación, se emplea el método de investigación documental. Conjuntamente en este análisis se hará uso de doctrina de fuentes nacionales y extranjeras, y de los distintos tratados que rigen en torno a la materia de la navegación y comercio marítimo. Es menester precisar que el estudio a continuación se presenta en un desarrollo sistematizado conformado por cinco capítulos. El Capitulo 1 se titula Riesgos de la Navegación y Comercio Marítimos en Venezuela, y comprende la ubicación de los riesgos de la navegación dentro de la legislación venezolana, de esta manera se conceptualiza, se determina su origen y clasificación. O D A V R E S E ECHOS R S El Capitulo 2, se denomina El Abordaje, dentro del cual se presentan DER las principales definiciones de esta figura propia del derecho marítimo, estableciendo el origen de la misma y la ubicación dentro de la normativa venezolana, para luego determinar el campo de aplicación de las normas reguladoras del abordaje en la legislación venezolana. El capítulo 3, se presenta como El Salvamento, conforme al cual se realiza un estudio analítico de la institución del salvamento, siendo esta regulada en forma expresa por primera vez en Venezuela, analizando igualmente, su naturaleza jurídica y regulación legal. El capitulo 4 se dirige al estudio de Las Averías, determinándose a través de su análisis, la naturaleza jurídica de dicha institución propia del Derecho Marítimo, así como también sus diferentes tipos y características, citando de igual forma la normativa que la rige. Se encuentra por último el capitulo 5, titulado Consideraciones Sobre los Riesgos Marítimos dentro de la Legislación Venezolana, en el cual se explican los riesgos contenidos y regulados en la Ley de Comercio Marítimo venezolana, el ámbito de aplicación de la misma, así como la importancia de la regulación de los riesgos marítimos, y las ventajas que dicha ley presenta con respecto a regulaciones anteriores. OS D A V R E S E R en cuanto a Derecho Marítimo se S particular O personas queR presenten interés H C E E D Por ende, la investigación pretende dar a conocer a todas las refiere, sobre la existencia de los distintos riesgos de la navegación estipulados dentro del ordenamiento jurídico vigente en el territorio venezolano. En este sentido la investigación va dirigida a todo venezolano y a todo funcionario público que encarando la representación del Estado se vea obligado a velar por la correcta aplicación de las distintas figuras jurídicas propias del ámbito del comercio marítimo antes citadas. El adecuado estudio de los riesgos marítimos nombrados con anterioridad, garantizará que los ciudadanos conozcan mas ampliamente el sistema de regulación y protección jurídica que el Estado se ha propuesto para ellos, lo que traerá como consecuencia una amplia aceptación y aplicación de los principios legales que rigen a las figuras jurídicas que encuadran dentro del campo de los riesgos de la navegación y comercio marítimo. O D A V R E S E ECHOS R DER S CAPITULO 1: LOS RIESGOS DE LA NAVEGACIÓN Y COMERCIO MARÍTIMOS EN VENEZUELA 1.1.-Los Riesgos Marítimos. La navegación comporta una serie de riesgos que son propios o característicos de una actividad que se desarrolla en un medio lleno de peligros y situaciones inesperadas. Estos riesgos que son parte de la misma, la someten a la continua posibilidad de alteraciones de distinto orden y magnitud a su normal realización, es decir, a la ocurrencia de accidentes de O D A V R E S E R Simportante. O marítima sigueR siendo un tema H C E E D S navegación. A pesar de los avances de la navegación por agua, la seguridad 1 De este modo, la navegación marítima presenta un gran cúmulo de riesgos en su recorrido de un puerto a otro, no solo para las personas sino, para las mercancías, que son depositadas en los barcos o buques en los cuales se realiza dicha navegación. Los riesgos que presenta la navegación de un buque, y en los cuales, en ciertos casos se convierten en accidentes, no sólo son producidos por la voluntad del hombre, si no por una serie de elementos o circunstancias de caso fortuito o de fuerza mayor, que escapan de la intención de la persona, y en la cual existe intervención de la naturaleza, la cual toma gran influencia en los riesgos que se presentan en la navegación. 1 Cfr. Fernández Concheso, Aurelio. Régimen Administrativo de la Navegación. Caracas, Venezuela. Ediciones Marítimas Venezolanas. 1993. p. 363. El riesgo de la navegación puede definirse como aquella situación riesgosa que, de alcanzar la plenitud de su desarrollo puede llegar a concretar un daño o un gasto a cargo de alguno o de todos los interesados en una expedición marítima. 2 Por su parte Freddy Belisario, refiere que el riesgo marítimo o de la navegación como todo caso fortuito, fuerza mayor, accidente o hecho OS D A V R E S E R con repercusiones en tripulantes, gravedad muyR variable enO la S navegación, H C E E D inculpable para quien lo sufre, que acaece con mayor o menor rareza y pasajeros, cargadores, destinatarios, en el buque y en la carga. 3 Los riesgos marítimos comprenden entonces, una serie de acontecimientos a los cuales está expuesto el fletamento, que pueden tener su origen en el mar, que es el medio en que se efectúa, en una fuerza superior extraña o en accidentes de la navegación. El riesgo marítimo según Alberto Diez Mieres es el peligro al que están expuestos los intereses con motivo de la navegación, el perjuicio que ese peligro puede producir consiste ya en un daño, en un gasto o en una 2 Cfr. Mohorade, Alfredo. “El Peligro de la Avería Común. Sus Caracteres”.En: Revista del Instituto de Derecho Comercial y de la Navegación. Río de la Plata, Argentina. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Ediciones De Palma. Marzo 1979. Año 2. Nº 56. p. 45. 3 Cfr. Belisario, Freddy. “La Arribada Forzosa”. En: Revista Marítima Venezolana de Investigación y Postgrado Doctum. Caracas, Venezuela. Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe. Dirección de Investigación y Postgrado. Magraphi Impresiones. Mayodiciembre 2000. Volumen 3. Nº 2. p. 113. responsabilidad. 4 La frecuencia de los riesgos ha traído por consecuencia la creación de una teoría, la de los riesgos y daños del transporte marítimo. La expresión riesgo, tomada del italiano risco, de origen oscuro, viene a ser entonces la eventualidad de un acontecimiento futuro, incierto, o de plazo indeterminado que no depende exclusivamente de la voluntad de las partes y puede causar la pérdida de un objeto o cualquier otro daño. O D A V R E S E ECHOS R S El concepto de riesgo incluye dos términos que han sido objeto de DER frecuentes controversias por parte de los civilistas, estos son el caso fortuito y la fuerza mayor. El riesgo de mar es el elemento esencial del contrato de seguro marítimo. Es importante señalar que fue la doctrina francesa la que introdujo el concepto de fortune de mer, como expresión omnicomprensiva de tales riesgos de mar, la cual ha sido traducida incorrectamente al lenguaje español como fortuna de mar, sin tomar en cuenta que la voz francesa fortune, significa azar o destino, designando también al buque como una universalidad. En vista de que el riesgo marítimo esta conformado por toda situación que de alcanzar la plenitud de su desarrollo pueda generar un daño o gasto a 4 Cfr. Diez Mieres, Alberto. Derecho de la Navegación. Tomo II. Buenos Aires, Argentina. Librería Ciencias Económicas.1964. p. 276. cargo de alguno o de todos los interesados en una travesía marítima, es necesario entonces, que se configuren los siguientes elementos: -Situación de riesgo: Resulta innegable que entre riesgo y peligro, existe una neta diferenciación, si no en esencia, por lo menos de grado. Si bien riesgo y peligro implican la contingencia de un daño, no caben dudas que aquélla resulta mediata en el riesgo e inmediata en el peligro. El riesgo OS D A V R E S E S R corre un riesgo, el que navega durante O existir, de allí R queE elC que se embarca H E D es eventual, el peligro es actual y positivo; el peligro existe, el riesgo puede una tempestad o una tormenta peligra. -En desarrollo o desenvolvimiento: La situación riesgosa exige estar actuando; situación ya pasada o no nacida aún, no resulta hábil para calificar la posibilidad de evento dañoso. Aceptar lo contrario implicaría consagrar como ideal una conducta temerosa lo cual, por mera acción de presencia, resulta totalmente inhibitoria a los efectos de una real determinación de una situación de peligro. -Posibilidades de configuración de un daño o gasto: La situación de riesgo en pleno desarrollo, exige la concreción de un daño material de índole patrimonial, como posibilidad. Ausente este elemento, no existe el peligro que exige, substancialmente, el siniestro en potencia. -A cargo de uno o todos los titulares de interés en una expresión marítima: La consecuencia del siniestro han de recaer con lesión específica sobre alguno o la totalidad de elementos que estructuran la expedición marítima; no ocurriendo esto, no cabe hablar de peligro marítimo. 5 Para el derecho inglés, peligro de mar se refiere solo a los accidentes fortuitos o contingencias del mar, no incluyéndose en este concepto la acción ordinaria de los vientos y de las olas. Esta noción resulta importante y complementaria a lo ya expuesto por cuanto, da por sobreentendida la O D A V R E S E SR O que ésta se desarrolla. H C E R E D S sustancia de la situación riesgosa, acentuando el carácter medioambiental en 6 Se precisa por consiguiente, que los riesgos marítimos o de la navegación son todas aquellas situaciones de hecho producto de casos fortuitos, fuerza mayor, accidentes o acontecimientos inculpables, a los cuales se encuentran expuestos todos los participantes de una travesía marítima y cuya consecuencia, puede consistir en un daño, gasto o responsabilidad. 1.2.-Reseña Histórica. La historia del Derecho Marítimo revela una incesante búsqueda de la uniformidad, la cual no siempre ha sido lograda, sin embargo el ordenamiento legal del riesgo marítimo es una de las más antiguas instituciones del Derecho Marítimo. 5 6 Cfr. Mohorade, Alberto. Op. Cit. p.p. 48-49. Idem. -En la Edad Antigua: El Código de Hammurabi que data del año 2285 antes de Cristo, presenta en sus disposiciones reglas relativas al Derecho Marítimo, dentro de las cuales se encuentran según Scialoja, el contrato de construcción de buques, la locación de buques, fletamento, responsabilidad por culpa del barquero, choque de buques, responsabilidad del propietario y tarifas del O D A V R E S E ECHOS R fletamento. 7 DER S Por su parte, la tradición griega fue recogida en la famosa Lex Rhodia de Jactu inserta en el Digesto, donde se regula la hipótesis de la echazón, o sea el acto de arrojar mercancías al mar para salvar el buque; y se concede al propietario de ellas una acción de resarcimiento contra el capitán y a éste otra de reembolso contra los demás propietarios favorecidos por aquel sacrificio donec portionem damni praestent. 8 Es dudoso si el fundamento de ambas acciones era el contrato de arrendamiento o sencillamente la equidad, que autorizaba ejercer una acción petitoria adjectitiae qualitatis. En todo caso la razón última de la norma es la existencia de una comunidad de riesgos que vincula a todos los interesados en la expedición marítima. 7 Cfr. Scialoja, Antonio.Sistema del Derecho de la Navegación. Buenos Aires, Argentina. Editorial Bosch y Cía. 1950. p. 66. 8 Cfr. Garrigues, Joaquín. Curso de Derecho Mercantil. Tomo II. México, México. Editorial Porrua, S.A. 1979. p. 763. -En la Edad Media: La idea asociativa de una comunidad de riesgos cobra realce durante la Edad Media. El deber de contribución a los riesgos se funda entonces en un negocio jurídico de origen catalán llamado agermanament, o hermanamiento, cuya curiosa figura se muestra en el Consulado del Mar. El Convenio de agermanament hace comunes, por voluntad de los propietarios OS D A V R E S E S Rantes de comenzar el viaje o durante el O de la navegación. Podía pactarse H C E R E D respectivos, la suerte del buque y del cargamento en determinados riesgos viaje y ante la inminencia del peligro. En caso de ausencia de los cargadores a bordo, el capitán podía agermanar los intereses del buque y de la carga con aquiescencia de la tripulación. Que el buque y las mercaderías sean hermanos he aquí la finalidad de la situación. Las fuentes medievales imponían, pues, un previo acuerdo de los interesados para poder realizar el acto de avería y exigir luego la contribución de todos. En este acuerdo cuando se hace a la vista del peligro durante el viaje, el capitán representaba a los mercaderes ausentes, pero ha de contar con los oficiales del buque. Mas tarde al transformarse la autoridad del capitán en un poder monárquico militar, este Consejo de a bordo, solo se reduce a funciones puramente consultivas que no impiden llevar a cabo la decisión del capitán. Significa tan solo una garantía técnica de la necesidad del acto de avería. 9 De igual forma durante la edad media, los riesgos marítimos se encuentran estipulados en normas básicas de tipo consuetudinarias municipales de carácter eminentemente localista, dentro de las cuales se encuentran: las Tablas de Amalfi (año 1010), la Ordenanza de Trani (año OS D A V R E S E R Maris de Pisa (año 1298), el Asises de SCuriae O Marsella (añoR 1255), elH breve C E E D 1063), el Constitutum Usus de Pisa (año 1156), el Estatuto Marítimo de Jerusalén (año 1187), y las Leyes de Wisby – Gotland. 10 Los Roles de Olerón, se presentan también como una de las más interesantes codificaciones del medioevo, conteniendo en su forma más primitiva distintos artículos, referidos al Derecho Marítimo en general, donde se encuentran ciertas regulaciones a los hechos que en la actualidad se conocen como riesgos marítimos. Tienen su origen en las decisiones basadas en los usos de la navegación dictados por magistrados franceses de la isla de Oléron, a cuya decisión por la justicia y equidad que los inspiraban, se sometían voluntariamente los interesados. 11 Las Ordenanzas del Antiguo Consulado del Mar, promulgadas por Pedro III en 1283, y que tan notable influencia ejercieron en el ulterior 9 Ídem. Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Derecho Marítimo. Tomo I. Caracas, Venezuela. Editorial Anexo 1, C.A. 2001. p.p. 16-17. 11 Ídem. 10 desarrollo del Derecho Marítimo. La primera parte de esta Ordenanza comprende catorce títulos, dos de los cuales están dedicado a la echazón y demás averías que acontecen en el mar; la segunda parte se refiere a las ordenanzas judiciales y consta de treinta y cinco capítulos. 12 Así mismo, Linares expresa lo siguiente: ...es evidente que el Consulado del Mar tuvo una influencia extraordinaria en la codificación del derecho internacional marítimo, y puede considerarse como el más notable de los códigos de comercio marítimo del mundo. Además el Consulado del Mar fue un instrumento jurídico que superó las lagunas y deficiencias del Derecho Marítimo de la época. 13 O D A V R E S E ECHOS R DER S -Durante la Edad Moderna: Juan Bautista Colbert, Ministro de Finanzas de Luis XIV, quien ejerció una gran influencia en la Francia de su época, pone fin al predominio del derecho consuetudinario en el campo marítimo, al promulgar sus Ordenanzas de la Marina, mejor conocida como la Ordenanza francesa de 1681, la cual recoge las normas legales, los usos y la costumbre del pasado, vuelve a los principios del Derecho Romano en materia de riesgos de la navegación y hace caso omiso del pacto de agermanament.; dicho instrumentos tuvo grandes repercusiones en toda Europa continental, contribuyendo a la internacionalización del Derecho Marítimo. 14 12 Ibidem. p.p. 19-20. Linares, Antonio. Derecho Internacional Público. Tomo I. Caracas, Venezuela. Academia de Ciencias Políticas y Sociales. 1983. p. 36. 14 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 21. 13 Las Ordenanzas de Bilbao en sus capítulos 19, 20 y 21, han seguido la línea de aquella compilación francesa y en ella se mantienen las vigentes legislaciones latinas. Se impone al capitán la necesidad de escuchar a los interesados pero no la obligación de seguir su parecer, ordenándose la inscripción del acuerdo en el libro de navegación. 15 Pero estas disposiciones no responden a las exigencias del tráfico O D A V R E S E ECHOS R S contemporáneo y han caído en desuso, bajo el peso de la soberanía del DER capitán en todos los asuntos relativos a la navegación. -En la Época Contemporánea: El desfase de las distintas normas respecto a la realidad del tráfico marítimo, los problemas planteados por los conflictos de las leyes nacionales de los diversos Estados, y la insuficiencia de las cláusulas establecidas por los particulares al amparo de los preceptos dispositivos, motivaron la recopilación de las normas consagradas por el uso internacional que se realizó en las Reglas de York y Amberes, y constituyen sin duda, el paso mas eficaz en la unificación internacional del Derecho Marítimo. 16 Es menester indicar que las Reglas de York y Amberes no son una Convención Internacional, sino un conjunto de normas de aplicación voluntaria por la comunidad marítima internacional. la designación se debe a 15 16 Cfr. Garrigues, Joaquín. Op. Cit. p. 764. Ídem. que fue en la ciudad de York, en el año 1864, donde fueron adoptadas las primeras reglas en número de 11, luego, en 1877, en la ciudad de Amberes, se modificaron las reglas y se añadió la número 12, adoptándose la denominación con la cual dicho instrumento es conocido en la actualidad. Las Reglas fueron enmendadas subsiguientemente en los años 1890, 1924, 1949, 1950, 1974, 1990 y finalmente en 1994. Las Reglas se aplican solo por remisión expresa contenida en el conocimiento de embarque; por ello no es O D A V R E S E ECHOS R S suficiente la remisión genérica a las Reglas sino que es necesario DER determinar, a cuál de las versiones se refiere la cláusula de remisión. 17 1.3.-Tipos de Riesgos Marítimos. Si bien es cierto que todos los riesgos de la navegación tienen por escenario el mar, no todos son causados por el mar, de allí que existan riesgos marítimos en el mar y por el mar, y en el mar y por otra causa. Sin embargo el origen de los riesgos marítimos se debe a diversos motivos, tales como, en el mismo mar, a esto le atribuye las averías ocasionadas por tempestades, huracanes o ráfagas de viento, golpes de agua, choques con otras naves, rocas, escollos o bajíos, etc.; a causa de una fuerza superior extraña, como los ataques o apresamientos de enemigos o piratas, detención por autoridad competente o potencia extranjera, embargos; o bien, en accidentes de la navegación, dentro de los cuales se encuentran 17 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p.p. 258-259. las pestes, cuarentenas, desorden o sublevación de la gente de mar, incendios, entre otros. 18 Los riesgos de la navegación varían de acuerdo a la clasificación o tipificación establecida en las leyes de los diversos países, de forma tal que en algunas legislaciones, como es el caso de Argentina, se estipulan la arribada forzosa y la echazón, además del abordaje, las averías y el OS D A V R E S E SR O legislación vigente solo estipula al abordaje, las averías y el salvamento H C E R E D salvamento como riesgos marítimos; sin embargo, en Venezuela, la como riesgos marítimos. Así como los riesgos marítimos comprenden una serie de consecuencias o accidentes, es menester no confundir a los riesgos marítimos con los accidentes marítimos, de allí que la noción de riesgo de la navegación sea genérica, y como se expuso con anterioridad, son aquellas situaciones de hecho producto de casos fortuitos, fuerza mayor, accidentes o acontecimientos inculpables, a los cuales se encuentran expuestos todos los participantes de una travesía marítima y cuya consecuencia, puede consistir en un daño, gasto o responsabilidad. En tanto, la noción del accidente marítimo bien puede ser genérica o comprensiva, de allí que los sucesos que alteran el normal desarrollo de la 18 Cfr. Humeres Magnan, Luis. Derecho Marítimo. Santiago de Chile, Chile. Editorial Jurídica de Chile. 1965. p. 173. navegación pueden incluirse en ella en términos generales, pero son de distinto tipo. El tipo de daño resultante del suceso, la magnitud del mismo, su consecuencia sobre personas o sobre una o más embarcaciones, sobre la carga, sobre el ambiente u objetos fijos, determinan al accidente propio de la navegación, y sus posibles tipos. 19 Por lo anterior, puede precisarse que los accidentes marítimos son aquellos que ocurren como consecuencia directa de la materialización de un riesgo marítimo o de la navegación. OS D A V R E S E R Marítimo de Venezuela contiene los O Por su R parte la Ley de S Comercio H C E E D riesgos de la navegación en el titulo VI de la misma, disponiendo el capitulo primero, artículos 320 y siguientes, al establecimiento de la regulación jurídica del abordaje; el capitulo segundo desde el artículo 336, a la regulación del salvamento y el capitulo tercero, partiendo desde el artículo 365 y siguientes, trata lo relativo a las averías. Del mismo modo el artículo 392 de la citada ley expone para el caso del seguro marítimo, la responsabilidad del asegurador cuando los daños o pérdidas provengan a causa de actos de piratería, saqueo, tempestades, naufragios, encallamiento o varadura, abordaje, echazón, explosión o incendio, daños por humo, y en general de cualquier otro accidente o riesgo que genere cambio involuntario de viaje, de ruta o del buque. 19 Cfr. Fernández Concheso, Aurelio. Op. Cit. p. 371. En este sentido se comprende, que dentro de la legislación venezolana se tienen como riesgos marítimos propiamente dichos al abordaje, las averías y al salvamento o asistencia. El abordaje se entiende a la luz del Derecho Marítimo y la legislación venezolana tal y como lo dispone la Ley de Comercio Marítimo en su artículo 320 como el contacto material violento entre dos o más buques que OS D A V R E S E S R indica que se trata del encuentro entre O Etimológicamente laC palabra abordaje H E R E D naveguen o sean susceptibles de navegar en los espacios acuáticos. dos embarcaciones cuyas bordas se chocan; es el choque material entre dos buques. 20 Otro de los riesgos regulados por la legislación venezolana es el que comprende a las averías, las cuales comprenden todo gasto extraordinario o daño sufrido por el buque o por la carga, con ocasión de un transporte por agua, pudiendo ser gruesas o simples, y en ambos casos averías gastos o averías daños, esto según lo establecido en el artículo 365 de la Ley de Comercio Marítimo. El término avería significa en derecho y seguro marítimo “pérdida”. En la mayoría de los casos, cuando ocurre una pérdida durante un viaje, ya sea el buque, ya a la carga o ambos, tal avería o pérdida es soportada por la parte que la padece, sin menoscabo de su derecho de recuperación frente a 20 Cfr. Ripert, Georges. Compendio de Derecho Marítimo. Buenos Aires, Argentina. Tipográfica Editora Argentina. 1954. p. 310. su asegurador o al causante del daño, esto es avería simple; en cambio la avería gruesa es aplicable tanto a cierto tipo de perdidas que puede ocurrir durante la travesía marítima como a las atípicas consecuencias legales que de la misma se deriven. 21 Por último el ordenamiento legal venezolano establece como riesgo de la navegación al salvamento o asistencia, el cual es todo acto o actividad OS D A V R E S E R S navegables O requiera ser salvado, en aguas o en otro espacio acuático. El H C E R E D realizada para auxiliar o asistir a un buque o para salvaguardar otro bien que salvamento puede definirse como la ayuda o auxilio que presta un buque a otro buque, sus tripulantes, pasajeros o carga que se encuentra en peligro, logrando su salvación total o parcial, por lo que se hace acreedor de una remuneración, calculada de acuerdo a su éxito. 22 1.4.-Regulación Legal de los Riesgos de la Navegación y Comercio Marítimos en Venezuela. El Código de Comercio vigente de Venezuela, en su Libro II, relativo al comercio marítimo, como la mayoría de los latinoamericanos, fue redactado en el siglo XIX y se inspiró indirectamente, en la Ordenanza francesa de Colbert de 1861, a través del Código Francés de 1808 y de sus derivados, como los códigos argentinos y chilenos. 21 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 256. Cfr. Villarroel, Francisco. Derecho Marítimo. Caracas, Venezuela. Editorial Paredes. 1998. p. 306. 22 De allí la evidente necesidad de reformar el Libro II del Código de Comercio o promulgar una ley cuyo contenido regulara todo lo relativo a la navegación y comercio marítimo, procurando introducir al ordenamiento legal las innovaciones sobre la materia, así como también tratando de crear una uniformidad de criterios; ya que las normas vigentes encaraban la regulación de la navegación y del tráfico por agua, tal como se practicaba en la época de la navegación a vela. OS D A V R E S E S13R O Por tal R motivo en fecha de noviembre de 2000, mediante Decreto H C E E D Ley publicado en Gaceta Oficial Nº 37.076, la Asamblea Nacional Legislativa, otorgó poderes al Presidente para dictar leyes en los ámbitos financieros, económicos y sociales, de infraestructuras y servicios, de la seguridad ciudadana y jurídicos, de la ciencia y tecnología, y de la organización y funcionamiento del Estado. El artículo 1 de dicha ley, facultó al Presidente de la República para dictar medidas para adecuar la legislación marítima nacional a los principios constitucionales referentes a los espacios acuáticos, respetando los tratados y acuerdos nacionales celebrados por la República, regular la acción de los organismos públicos y privados en los espacios acuáticos de la República y en las funciones del Estado y los particulares en materia de seguridad y defensa, salvaguarda, pesca y cultivos acuícola, salvamento y seguridad de la vida humana en le mar, ayudas y control de la navegación, protección del ambiente, explotación y exploración de los recursos naturales renovables o no renovables, extracción de restos y protección del patrimonio arqueológico de la Nación, investigación y desarrollo, construcción y reparaciones navales, navegación marítima, fluvial y lacustre, política naviera del Estado, estructura portuaria, servicios de hidrografía, meteorología, cartografía náutica, pilotaje y canales de navegación. A partir de ese momento, el proyecto de Ley Orgánica de los Espacios OS D A V R E S E R Nacional, fueron tomadas de serR llevados aO la S Asamblea H C E E D Acuáticos y, las otras relacionadas, como la Ley de Comercio Marítimo, en lugar por el Ejecutivo del Estado para su discusión y eventual aprobación como Decretos con fuerza de ley por considerarse ser materias de la competencia de la citada Ley Habilitante. La Ley de Comercio Marítimo reconoce como fuentes, la Ley argentina de la navegación de 1973, la Ley Chilena Nº 18.680 del 22 de diciembre de 1987, sustitutiva del Libro III del Código de Comercio de ese país relativo al comercio marítimo, los Convenios Internacionales proyectados por organismos tales como el Comité Marítimo Internacional, la Organización Marítima Internacional y la Organización de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, los usos, la costumbre y la doctrina, la jurisprudencia de naciones de intenso comercio marítimo. Con este criterio se renovaron cada una de las instituciones tratadas en el Libro II del Código de Comercio. 23 En cuanto a la sistemática y contenido el citado Decreto Ley se compone de 7 títulos, éstos se dividen en capítulos y algunos, a su vez en secciones. Los 7 títulos llevan a su vez por acápite los siguientes rubros: Disposiciones generales, los sujetos de la navegación, el embargo preventivo OS D A V R E S E R a los seguros marítimos. O los riesgos deR la E navegación yS lo relativo H C E D de buques, privilegios e hipotecas, los contratos de la utilización del buque, Tratando específicamente los riesgos marítimos, en el Titulo VI se establecen como tales al abordaje, el salvamento y las averías. El Decreto ley en cuestión ha establecido normas que incorporan el sistema mas equitativo, de la graduación de las culpas, establecido en el Convenio de 1910 de el Comité Marítimo Internacional sobre abordajes. Es bastante frecuente que los abordajes se produzcan por culpa concurrente, esto es, por parte de los capitanes de los buques participantes en el siniestro. El artículo 778 del obsoleto código de Comercio venezolano, en ese supuesto establecía, el sistema de compensación de culpas, conforma al cual cada nave soportaba el daño que hubiere sufrido. En cambio, con el sistema de graduación de las culpas, la responsabilidad de 23 Cfr. Cova Arria, Luis. El Nuevo Régimen de la Navegación en Venezuela y la Ley de Comercio Marítimo. Caracas, Venezuela. Editorial Arauco Ediciones. 2002. p. 14. cada uno de los buques es proporcional a la gravedad de las culpas respectivamente cometidas. 24 Igualmente, se destaca que, por primera vez en la legislación venezolana, se admite el principio nacido en el derecho marítimo anglosajón, del Forum Non Conveniens o de la facultad discrecional del juez competente para conocer de un abordaje de declinar su jurisdicción a favor de un juez O D A V R E S E ECHOS R S extranjero si el asunto está más vinculado con la jurisdicción extranjera. DER En materia de salvamento, adoptando los principios establecidos en el Convenio sobre Salvamento Marítimo de 1989, se reconocen como sinónimos las expresiones asistencia o auxilio, al mismo tiempo que se extiende el objeto del servicio a cualquier bien en peligro, incluyéndose los daños al medio ambiente. En este último supuesto se reconoce un derecho esencial de remuneración aún cuando no haya habido un resultado útil, a quien auxiliando una nave en peligro haya prevenido, evitado o atenuado daños al medio ambiente. 25 Por otra parte, la Ley de Navegación y su reforma parcial de fecha 17 de septiembre de 1998, publicada en Gaceta Oficial Nº 5263, contempla también, en sus artículos 95 y siguientes lo relativo a la arribada forzosa, accidentes marítimos y el salvamento. 24 25 Ibidem. p. 15. Ídem. 1.5.-Normativa Internacional. La comunidad marítima internacional organizada no se ha limitado a producir instrumentos destinados a regular la responsabilidad en caso de la ocurrencia de los riesgos marítimos, sino que ha venido dictando y perfeccionando normas destinadas a prevenir su ocurrencia. Así se tiene que conforme a una cronología realizada por Guzmán O D A V R E S E ECHOS R S Quevedo, a partir del año 1840, las naciones marítimas adoptaron algunas DER reglas o normas para evitar los abordajes en el mar, este hecho tiene coincidencia con el inicio de la navegación a vapor. En el año 1948, Francia e Inglaterra firmaron acuerdos sobre regulaciones de buques a vapor y en 1852, los hicieron extensivos a los buques de vela. 26 En el anexo Nº 2 de la Convención sobre la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (S.O.L.A.S.) 1929 se incluyen por vez primera con carácter internacional el Reglamento Internacional para Prevenir Colisiones en el Mar, el cual fue parcialmente reformado en las Conferencias de 1948 y 1960. 27 26 Cfr. Guzmán Quevedo, Pedro. Abordajes. Caracas, Venezuela. Ediciones Marítimas Venezolanas. 1984. p. 45. 27 Cfr. Ray, José Domingo. Derecho de la Navegación. Tomo I. Buenos Aires, Argentina. Editorial Abeledo Perrot. 1992. p. 652. Finalmente en el año 1972, adquirió rango de Convención Internacional independiente. Esta Convención de 1972, entró en vigencia en 1977 y con las enmiendas introducidas en la Asamblea de la Organización Marítima Internacional mediante resolución Nº 9.464 (XII) del 19 de noviembre de 1981, que entraron en vigencia el 1º de junio de 1983, han sido adoptadas por Venezuela mediante Ley Aprobatoria publicada en Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 2979 de fecha 6 de julio de 1982. 28 OS D A V R E S E R este convenio se encuentran, S de O Dentro R deElos objetivos H C E D la de asegurar mediante reglas uniformes que desde el punto de vista de la seguridad humana, los buques sean idóneos para el servicio al que se les destina y seguros para la vida humana en el mar y de estipular normas mínimas para la construcción, el equipo y la utilización de los buques compatibles con la seguridad. 29 El Convenio sobre el Reglamento Internacional para Prevenir el Abordaje de 1972, introduce además, los dispositivos de separación del tráfico, la velocidad de seguridad y los factores que se han de tener en cuenta al efecto, evitación de suposiciones basadas en informaciones insuficientes, obligaciones de los buques en navegaciones por pasos en canales angostos. 28 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 284. Cfr. Piña García, Oscar. Derecho Marítimo. Caracas, Venezuela. Editorial Splanos. 2002. p.133. 29 En materia de regulación internacional de las averías, se encuentran las Reglas de York y Amberes las cuales, son normas netamente de aplicación voluntaria, que en la mayoría de los contratos las partes utilizan y eligen para resolver las disputas que con respecto a las averías pudiesen surgir. Estas reglas son de dos tipos: literales y numeradas; las primeras establecen principios generales, mientras que las segundas, tratan casos particulares y cuestiones específicas. OS D A V R E S E S Rexisten Convenciones Internacionales que O Con relación al salvamento, H C E R E D lo regulan. En fecha 23 de septiembre de 1910 se firmó en Bruselas la Convención Internacional para la Unificación de Ciertas Reglas Relativas a la Asistencia y Salvamento Marítimos, la cual entró en vigencia en el año 1913. Esta Convención con la enmienda resultante del Protocolo del 27 de mayo de 1967, ha venido rigiendo internacionalmente todo lo atinente a la institución del salvamento. Su articulado se basa en principios netamente económicos, según el cual lo determinante de la figura radica en el resultado útil que se produzca como consecuencia de la operación de salvamento. Además de la utilidad son necesarios dos requisitos mas: la voluntariedad y el peligro. 30 A raíz del accidente del Amoco Cádiz con secuela de daños por contaminación producidos en las costas de Francia, el gobierno francés pidió 30 Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p.p. 287-288. a la Organización Marítima Internacional la elaboración de un proyecto que contemplara, además del aspecto económico, el ecológico. El Comité Marítimo Internacional que desde el año 1967, ha venido trabajando con la Organización Marítima Internacional se dedicó al estudio del tema, arrojando como resultado el llamado proyecto Montreal, el cual, revisado y modificado por el comité jurídico de la Organización Marítima Internacional fue el documento que con algunas modificaciones se aprobó en la Conferencia O D A V R E S E ECHOS R Diplomática de Londres el 28 de abril de 1989. 31 DER S Esta nueva Convención denominada Convención Internacional sobre Salvamento, 1989, entró en vigencia el 14 de julio de 1996 y aún cuando, en el momento actual coexiste con la Convención de 1910, sustituirá a esta en breve plazo. En efecto la mayoría de los Estados miembros de la Convención de 1989 habían sido parte de la Convención de 1810 y la denunciaron para adherirse a la nueva Convención. 32 El cambio fundamental introducido por la Convención 1989 se traduce en la situación del principio no cure no pay por el de no cure sometimes pay, es decir, el fundamento económico cede paso al de la protección del medio ambiente marino. En efecto, la investigación del siniestro del Amoco Cádiz determinó en el informe oficial, que debe haberse iniciado a tiempo las operaciones de salvamento antes de que el buque encallará, se hubiese 31 32 Ibidem. p. 288. Cfr. Ray, José Domingo. Op. Cit. p. 9. evitado el desastre que se produjo, pero la divergencia entre el Capitán y la empresa de salvamento sobre un acuerdo económico satisfactorio, ocasionó una demora que resultó en la varadura del buque. 33 De igual forma Venezuela es parte de los siguientes Convenios Internacionales destinados a la Regulación del Comercio Marítimo, específicamente los que tratan sobre la prevención de los riesgos de la O D A V R E S E ECHOS R navegación, entre los que se encuentran también: DER S - Convenio Internacional sobre Arqueo de Buques de 1979: Tiene como objetivo calcular los arqueos brutos y netos de los buques mercantes, siendo una función del volumen total de todos los espacios cerrados del buque y la otra función del volumen total de todos los espacios de carga del buque. La importancia que tiene dicha medida en general es que son las que se emplean mundialmente por los Estados para cobrar derechos y tarifas por servicios que se prestan a la nave. 34 -Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques de 1973 y su Protocolo 1978. MARPOL.73/78. Su objetivo principal es imponer restricciones a la contaminación del mar, la tierra y el aire que pueda generar un buque. Abarca todos los aspectos técnicos de la contaminación procedente de los buques, excepto el 33 34 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 288. Cfr. Piña García, Oscar. Op. Cit. p.133. vencimiento de los desechos en el mar y se aplica a todos los tipos de buques, aunque no es aplicable a la contaminación resultante de la exploración y explotación de los recursos minerales de los fondos marinos. 35 -Convenio Internacional sobre Búsquedas y Salvamento Marítimo de 1979: El objetivo fundamental del Convenio radica entre las personas que O D A V R E S E ECHOS R S participan en la operación de búsqueda y salvamento en el mar mediante el DER establecimiento de un plan de búsqueda y salvamento que responda a las necesidades del tráfico marítimo, para el salvamento de personas que se hallen en peligro en el mar. 36 -Convenio Internacional sobre Cooperación, Preparación y Lucha contra la contaminación por Hidrocarburos 1990. OPRC: Establece el marco adecuado, tanto en materia de cooperación de los estados partes en la lucha contra la contaminación por hidrocarburos o amenazas que pudieran producirse como en el campo de la actuación misma cuando contaminación tiene lugar, coordinando estrategias, facilitando las medidas a adoptar en tales supuestos y procurando que la misma sean dotadas de la máxima coordinación, claridad y eficacia. 37 35 Ibidem. p. 134. Ídem. 37 Ibidem. p. 136. 36 Es necesario destacar la existencia de un número relevante de Convenciones y Tratados creados por el Comité Marítimo Internacional destinados a la regulación internacional de los riesgos marítimos, los cuales no han sido firmados, ratificados ni adheridos por Venezuela, dejando por sentado que la mención de los acuerdos antes citados y explicados no excluyen la existencia de otros, cuya finalidad es la de crear una uniformidad de criterios para regular la navegación marítima y todo lo que a esta le concierne. DER O D A V R E S E ECHOS R S O D A V R E S E ECHOS R DER CAPITULO 2: EL ABORDAJE S 2.1.-Definición. Según el Derecho Marítimo, los términos abordaje y colisión son sinónimos, sin embargo hubo un intento para diferenciarlos en la doctrina y crear dos conceptos de significación distinta, cuestión que fracasó pues en la Convención de 1910 se eliminó cualquier duda al denominar e interpretar en lo idiomas oficiales de la Convención: Abordage, la versión francesa, y O D A V R E S E ECHOS R S Collisión, la versión inglesa. En virtud de lo contenido en la Ley de Comercio DER Marítimo venezolano, se emplea para denominar a la figura en cuestión como abordaje. 38 El abordaje constituye la institución del Derecho Marítimo en donde es mas frecuente la ocurrencia de litigios, y que probablemente la primera reacción de un abogado sin experiencia marítima sea la del asombro ante este hecho; en efecto el océano es lo suficientemente grande, lo cual permite suponer que un abordaje constituya un hecho excepcional. Sin embargo, la navegación nocturna y en toda clase de condiciones meteorológicas, aunadas a la imponente inercia y a la limitada capacidad de frenado de una nave, determinan la necesidad de una constante vigilancia y la toma de decisiones rápidas y precisas a fin de evitar que se produzca un abordaje que, por lo demás, es generalmente resultante de error humano. 39 38 39 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 272. Ídem. La palabra abordaje indica por su etimología que se trata del encuentro de dos embarcaciones cuyas bordas se chocan; es el choque material de dos buques. 40 Según el artículo 320 de la Ley de Comercio Marítimo venezolana, se define al abordaje como el contacto material violento entre dos o más buques que naveguen o sean susceptibles de navegar en los espacios acuáticos. O D A V R E S E ECHOS R S El abordaje puede acaecer entre dos embarcaciones, cualesquiera DER que sean sus clases o tamaño, por acercamiento, encuentro o choque más o menos violento de una a otra embarcación, pero siempre sobre la base de hallarse las dos naves separadas, independientes una de la otra, con libertad de movimientos, nunca unidas entre sí y con relación de cierta dependencia de cualquiera de ellas. 41 El Derecho Marítimo se ha ocupado en forma tradicional del abordaje; en otras épocas el número de abordajes era mucho mayor, esto porque existían un número mayor de navíos de pequeño tamaño y difícil maniobrabilidad a causa de su propulsión a vela, tales accidentes eran ocurridos en su mayoría a la entrada o salida de los puertos, sin embargo a pesar que la tasa de abordajes en la actualidad es mucho menor, los 40 41 Ripert, Georges. Op. Cit. p. 310. Cfr. Piña García, Oscar. Op. Cit. p. 137. accidentes y perdidas que se producen hoy en día por los abordajes son de considerables proporciones. 42 Si la colisión o choque se produce entre un buque o un muelle fijo, no se está en presencia del abordaje propiamente dicho, por lo que no es posible aplicar las normas particulares creadas por el Derecho Marítimo, siendo necesario hacer uso de las soluciones concebidas por el Derecho O D A V R E S E ECHOS R común. DER S La doctrina española ha definido el abordaje como: ...el choque violento en aguas marítimas o interiores de dos embarcaciones que navegan o son susceptibles de navegar y que entran en colisión por propio impulso o porque una de ellas ha sido forzada por una tercera, siempre que no estuvieran todas ellas dedicadas al tráfico fluvial. 43 Sin embargo, la necesidad de existencia de un choque o contacto físico para que un daño sea considerado consecuencia de un abordaje, es un punto álgidamente discutido por la doctrina, por lo que se encuentra dividida, a pesar de ello, la tendencia amplia rige en la actualidad. El autor español Ruiz Soroa considera que el contacto físico entre ambos buques es elemento esencial en el concepto de abordaje por propia definición: los daños que un buque pueda causar a otro sin contacto no 42 Cfr. Sánchez Calero, Fernando. Instituciones de Derecho Mercantil. Tomo II. Madrid, España. McGraw Hill Editores. 1997. p. 529. 43 Gómez Calero, Juan. Derecho de las Averías y de los Accidentes Marítimos. Madrid, España. Marcial Pons Ediciones Jurídicas S.A. 1992. p. 56. quedan integrados en el concepto de abordaje; sin embargo reconoce que en la actualidad la tendencia esta dirigida a extender la responsabilidad a los daños sin contacto. 44 El abordaje es el choque o colisión de dos naves, producido ya sea voluntariamente o por caso fortuito, es indispensable que este choque sea de nave con nave, cualquiera que sea su porte, clase o destino, siempre que O D A V R E S E ECHOS R S los elementos que chocan sean considerados naves jurídicamente. 45 DER Un concepto apropiado de este accidente sería el choque de una embarcación con otra, noción básica sobre la cual es posible acumular los datos necesarios para elaborar una noción jurídica. Este choque de una embarcación con otra aporta elementos para concluir en una definición determinada: el abordaje es choque o colisión de carácter violento, por cuanto es capaz de producir daños y perjuicios materiales; que es choque o colisión entre buques, razón por lo cual no es abordaje la embestida de un buque contra una instalación fija; ciertamente el abordaje propiamente dicho es el que tiene lugar entre dos buques, existiendo casos de abordajes múltiples, y que el abordaje puede tener lugar en cualesquiera aguas marítimas, incluidos los puertos o fondeaderos. 44 Cfr. Ruiz Soroa, J. M. Manual de Derecho de Accidentes de la Navegación. Citado por: Villarroel, Francisco. Op. Cit. p. 311. 45 Cfr. Humeres Magnan, Luis. Op. Cit. p. 209. 2.2.-Clases de Abordajes. La Ley de Comercio Marítimo venezolana establece dentro de sus preceptos cuatro clases distintas de abordajes, en cuanto a la forma de soportar los daños y perjuicios emergentes del hecho: el abordaje por culpa exclusiva de uno de los buques, por culpa concurrente, por causa dudosa o por caso fortuito o fuerza mayor. O D A V R E S E ECHOS R S -El abordaje culposo: en ese caso el artículo 321 de la Ley de DER Comercio Marítimo, dispone en base a las distintas hipótesis de dolo, impericia o negligencia por parte del capitán o de la tripulación de uno de los buques, que la reparación de los daños corresponderá al buque cuya tripulación la haya cometido, es decir, que el daño causado al buque y a la carga debe ser soportado por el culpable o responsable del abordaje. -El abordaje por culpa concurrente: es el que se produce cuando media la impericia, negligencia o imprudencia de ambos capitanes o tripulaciones. Para esta hipótesis, el artículo 322 de la Ley de Comercio Marítimo establece que dada la existencia de culpa común, la responsabilidad de cada uno de los buques deberá ser proporcional a la gravedad de las faltas que respectivamente hayan cometido. En aquellos casos en los que la proporcionalidad de la falta sea de difícil determinación, o si éstas fueran equivalentes, la responsabilidad será distribuida en partes iguales. En todo caso los daños causados bien sea a los buques, mercancías, equipajes, equipajes de camarote u otros bienes de las tripulaciones, de los pasajeros o de otras personas que se encuentren a bordo, serán soportados por los buques culpables, en la proporción previamente indicada, sin solidaridad respecto a terceros. Del mismo modo, los buques responderán solidariamente respecto a terceros de los daños causado por muertes o lesiones corporales, salvo la acción de regreso que pueda interponer el que O D A V R E S E ECHOS R S haya pagado una suma superior a la que conforme a la determinación de las DER culpas, debe soportar en definitiva. -El abordaje dudoso: es aquél que ocurre toda vez que no constare que haya sido fortuito, ni cual de los capitanes o tripulación ha sido el culpable. Al respecto el artículo 321 de la citada Ley dispone que los daños ocurridos a consecuencias de este tipo de abordaje deberán ser soportados por quienes lo hayan sufrido. Mediando dudas en cuanto a la causa del choque debe formarse una sola masa de daños con todos los sufridos por los buques, daños que luego de ser revisados y evaluados por arbitradores se deben dividir entre los buques en proporción a su valor respectivo. En la actualidad, el concepto de abordaje dudoso es inaplicable, ya que en el caso de no poder determinarse la culpa de uno de los capitanes, el abordaje será considerado fortuito. El problema que presenta este tipo de abordaje no es con relación al régimen de responsabilidades, sino que es un problema de orden conceptual, pues se trata de conocer si la duda que tipifica al abordaje dudoso recae sobre la causa que origina la colisión o se basa en cambio, sobre la imputación de la conducta, presentándose la clásica contraposición del caso fortuito o fuerza mayor contra la culpa o negligencia. 46 -El abordaje por caso fortuito o fuerza mayor: tal y como lo indica el término, es aquél que resulta como consecuencia de un hecho fortuito o OS D A V R E S E R 321 de la Ley de Comercio Marítimo O intervinientes.R SeE estipula en S el artículo H C E D fuerza mayor, sin mediar culpa de ninguno de los capitanes o tripulaciones venezolana, determinando que los daños han de ser soportados por la parte que los hubiere sufrido, tal y como ocurre en el caso del abordaje dudoso. 2.3.-Características del Abordaje. El abordaje está conformado por una serie de elementos que lo caracterizan, a saber: el buque, el contacto físico, el resultado dañoso y la independencia de los buques. -El buque: el Reglamento Internacional para prevenir los abordajes de 1972, en su regla tercera incluye dentro del concepto de buque a toda clase de embarcaciones, incluidas aquellas sin desplazamiento y los hidroaviones que pueden ser utilizados como medio de transporte por el agua. No obstante en materia de abordaje, ha de tenderse hacia un concepto estricto de buque, para considerar buque sólo a aquél que tenga aptitud para la 46 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 273. navegación, es decir que tenga capacidad de movimiento y maniobra. Trasladada esta cuestión a la esfera del Derecho Privado, ha de distinguirse entre abordaje y daños causados por un buque a objetos fijos, en cuyo caso la responsabilidad civil vendría determinada mediante la responsabilidad extracontractual, en la Ley de Comercio Marítimo en su artículo 334, establece la figura de la constitución de una fianza para este tipo de casos y de un lapso de 30 días para que el causante de los daños pague, en caso O D A V R E S E ECHOS R S contrario el afectado puede acudir a la vía judicial para hacer valer su DER pretensión. El encuentro de dos embarcaciones flotantes es un carácter de real importancia por cuanto, si una embarcación aborda en un muelle o una escollera, es un caso de responsabilidad civil, pero no de abordaje marítimo. Tampoco existe abordaje cuando la embarcación encuentra un objeto flotante que no corresponda a una embarcación, es decir, boyas, diques flotantes, entre otros. De igual forma hay inexistencia de abordaje cuando una embarcación choca o colisiona contra un hidroavión, cuestión que desde el ámbito jurídico resulta extraña, ya que las embarcaciones están sometidas a leyes distintas y no se sabrá cual ley habrá de aplicarse. Es por ello que el lugar donde se produzca el abordaje no es importante, pues las reglas son aplicables cualesquiera sean las aguas en las que se produjo el encuentro, pudiendo existir un abordaje marítimo en río, y contrariamente puede suscitarse un abordaje en un mar no considerado como marítimo, en fin, es la clase de embarcación lo que determina y caracteriza la existencia del abordaje y no el lugar del encuentro de las naves. 47 -El contacto físico: esta figura es el elemento esencial del concepto de abordaje por propia definición; los daños que un buque pueda causar a otro sin contacto no quedan integrados en el concepto de abordaje. Si bien OS D A V R E S E R de los buques para que pueda existir S O exista un choque oC contacto violento H E R E D tradicionalmente ha venido considerándose esencial la necesidad de que abordaje. Sin embargo el artículo 13 de la Convención de Bruselas de 1910, establece la aplicación del abordaje en forma extendida, es decir, a los casos de reparación de un buque que daña a otro buque, a las personas o cosas que se encuentran a bordo de éste, inclusive sin la existencia de un choque o colisión, es decir sin la ocurrencia de un abordaje en sentido estricto, pareciendo así que la Convención extiende el concepto de abordaje, en función de aceptar la reparación de daños causados por el desplazamiento de agua, aire u otras circunstancias, ya que al distinguir expresamente al acercamiento y el choque golpe, admite la posibilidad de un abordaje sin contacto. 48 A la vista del derecho positivo ha de considerarse que el contacto físico o choque entre los buques es 47 48 Cfr. Ripert, Georges. Op. Cit. p. 311. Cfr. Piña García, Oscar. Op. Cit. p. 138. un elemento fundamental en al institución del abordaje, pero hay que resaltar que no ha de ser cualquier contacto físico, sino que éste ha de ser violento y de tal entidad que como consecuencia del mismo se originen daños, pues en el supuesto de un contacto sin daños se produciría un atraque u otra situación similar; pero no un abordaje. 49 Es de acotar que cuando se emplea el término choque, el mismo debe OS D A V R E S E S Ra otro obligado por un tercero, haciendo O especialmenteR alE buque que aborda H C E D entenderse como violento, ya que el término choque refiriéndose responsable de los daños causados al naviero del tercer buque, dejando por sentado que la hipótesis antes planteada no es un caso de abordaje sin contacto físico, pues este existe, solo que la responsabilidad no recae sobre el buque abordador, sino sobre un tercero. 50 -Resultado dañoso: la necesidad de un resultado dañoso como consecuencia del abordaje, constituye un elemento esencial del concepto jurídico de abordaje, puesto que precisamente el objetivo de su regulación en la responsabilidad por los daños causados, pues tanto las leyes mercantiles como penales solo regulan al abordaje estableciendo las responsabilidades civiles y penales derivadas del mismo, para lo que es preciso que existan daños. 49 50 Ídem. Ibidem. p. 139. -Independencia de los buques: el concepto jurídico de abordaje debe ser complementado haciéndose referencia a los supuestos excluidos por carecer de independencia entre sí los buques implicados a la hora de definir el abordaje parte de la base de que las naves se hallen separadas, independientes una de la otra y con libertad de movimientos se incide en la independencia de los buques afectados, lo que debe entenderse tanto como una independencia física, que no se daría entre el choque de un buque O D A V R E S E ECHOS R S remolcado y el remolcador o cuando dos buques se encuentran atracados o DER abarloados uno junto al otro. 51 2.4.-Normativa Venezolana sobre Abordaje. Si bien es cierto que Venezuela no forma parte del Convenio de Bruselas sobre abordaje de 1910, la Ley de Comercio Marítimo acoge los principios fundamentales de este convenio, implementando el sistema universalmente aceptado de la proporcionalidad o graduación de culpa en casos de abordaje con culpas concurrentes, es decir, cada buque será responsable en la medida o grado de culpa en la colisión, eliminando así, el viejo sistema de la compensación de la culpa, establecida en el derogado Libro II del Código de Comercio venezolano. En similares términos, conforme a lo dispuesto en la citada Ley con relación al abordaje, a diferencia de lo establecido en el derogado Libro II del 51 Ídem. Código de Comercio, la presunción de culpa no se considera como la excepción de la regla según la cual el abordaje era fortuito, por el contrario se establecen en el marco jurídico de la Ley de Comercio Marítimo, una serie de hipótesis según las cuales el abordaje puede considerarse de cuatro tipos: dudoso, culposo, por concurrencia de culpas y por caso fortuito o fuerza mayor, de manera tal que expone el grado de responsabilidad para cada caso, haciendo uso de las formulas empleadas por muchos países y la O D A V R E S E ECHOS R S Convención de 1910, la cual niega el establecimiento de presunción de culpa DER cualesquiera sean las circunstancias en cuanto a la responsabilidad del abordaje. Se insiste en que, aun cuando en la mayoría de los casos la atribución de responsabilidad emanan de la trasgresión de una norma o reglamento, puede ocurrir que la culpa se origine sin que concurra la violación, si se probare negligencia, la cual en el caso específico del abordaje, viene dada por falta de cuidado razonable que debe observar el buen padre de familia, o en el caso, un marino prudente. 52 Del mismo modo, la ley en cuestión dispone que para el momento del acontecimiento del abordaje, el capitán de cada una de los buques, deberá en forma obligatoria, prestarle auxilio a otro u otros buques, su tripulación, pasajeros, en los medios que les san posibles, siempre que no resulten peligrosos para su buque, tripulación o pasajeros. 52 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 275. Se establece también, la extensión de las normas reguladoras de la responsabilidad del abordaje, a la reparación de daños y perjuicios que un buque cause a otro u otros buques, o a los bienes o personas que se encuentren a bordado de estos, aunque no haya habido abordaje, bien sea por ejecución u omisión de una maniobra o por inobservancia de la ley. En los casos de abordaje de uno o más buques a un objeto fijo en el OS D A V R E S E R el perjuicio y lo hará saber S estimará O responsable del bien afectado H C E R E D agua o en el puerto, la legislación venezolana dispone que el propietario o el al causante de los daños, debiendo éste constituir una fianza suficiente a satisfacción del propietario de la cosa afectada, con la finalidad de indemnizarle, procurando así la solución extrajudicial mediante acuerdo que garantice la reparación del daño dentro del plazo que estimen y fijen las partes como conveniente. Para el caso de que no se logre un acuerdo entre las partes afectadas, esto es en un lapso de treinta días continuos, el propietario o responsable del objeto afectado, según fuere el caso, podrá acudir a la vía judicial a los fines de hacer valer su pretensión. Cuando el daño sea causado por un buque o por una aeronave, la Autoridad Acuática exigirá a su propietario o armador, o en representación de estos, al Capitán o al agente naviero, una garantía para responder de los gastos de reparación, este garantía se mantendrá mientras no se abonen los gastos o se establezca la inexistencia de responsabilidad; se exigirá bajo apercibimiento la detención del buque o de la aeronave, y no permitir el despacho de ningún otro buque u otra aeronave perteneciente al responsable, o al explotado por él, en caso de haber salido de la jurisdicción nacional; del miso modo la ley nacional dispone que la acción para hacer efectiva la garantía caducará sino se intenta dentro del término de seis meses contados a partir de la fecha del evento que hizo nacer la obligación prestataria. O D A V R E S E ECHOS R 2.5.-Legislación Aplicable. DER S El abordaje plantea problemas de orden no sólo mercantil, sino también de índole penal. En el aspecto mercantil existen dos Convenciones Internacionales de Bruselas de 1952 y 1955, dirigidas a regular la competencia en materia de abordaje. Sin embargo la unificación de las reglas no han brindado un carácter exhaustivo, queda abierta la posibilidad de conflictos de leyes en materia de abordajes, respecto a los cuales se presenta un acuerdo en la doctrina de tres supuestos: -Si el abordaje se produce en aguas territoriales de un Estado, las leyes de éste serán aplicables. -Si el abordaje se produce en alta mar entre buques de la misma nacionalidad, se aplicará la ley del pabellón. -Si el abordaje se produce en alta mar entre buques de distinta nacionalidad, se aplicará la ley del pabellón del buque abordado si el abordaje es culpable, y si es fortuito se comparte la responsabilidad a medias entre ambos buques. Este criterio fue acogido por el legislador venezolano al incluirlo dentro de los preceptos contenidos en la Ley de Comercio O D A V R E S E ECHOS R Marítimo, S específicamente dentro del artículo 331, el cual dispone lo siguiente: R DE Art.331. Los abordajes se rigen por la ley: 1. Del país en cuyas aguas se producen. 2. Por la ley de la nacionalidad de los buques cuando ésta sea común y el abordaje ocurriere en aguas no jurisdiccionales. 3. Si el abordaje ocurriere en aguas jurisdiccionales y los buques son de distinta nacionalidad, cada uno está obligado en los términos de la ley de su bandera. 4. Por las normas contenidas en convenciones, tratados, convenios o acuerdos, cuando los abordajes ocurran entre buques que enarbolen pabellones de Estados adherentes o ratificantes de aquellos. En cuanto a la jurisdicción competente, habrá que estar a lo que disponga la ley del tribunal al cual se acuda. En lo que respecta a la jurisdicción que corresponda a los tribunales venezolanos en caso de abordaje, hay que mencionar el artículo 332 de la Ley de Comercio Marítimo, que establece lo siguiente: Art. 332. Además de la jurisdicción que les asigna la ley, los tribunales venezolanos conocerán de los casos de abordajes ocurridos en aguas jurisdiccionales venezolanas, y en las no jurisdiccionales, cuando: 1. Uno de los buques sea de matricula nacional. 2. Uno de los buques sea embargado en puerto venezolano con motivo de abordaje o se otorgue en dicho lugar fianza sustitutiva. 3. Después del abordaje uno de los buques haga su primera escala o arribe eventualmente a puerto venezolano. El Código de Bustamante se refiere al abordaje indicando la legislación aplicable según el tipo de abordaje, el pabellón de las naves afectadas y las aguas en que ocurra, regulaciones que se disponen desde el artículo 289 al 294, ambos inclusive, de esta forma: OS D A V R E S E R el abordaje fortuito o culpable territoriales si el pabellón fuere Scomún; O H C E R E D -Se somete a la ley del pabellón: el abordaje fortuito en aguas en alta mar si todos los buques tuvieren el mismo pabellón, en caso de que el pabellón fuere diferente y el abordaje culpable, en alta mar, se aplica la ley del pabellón del buque abordado. ∗ -Se somete a la ley de la situación: el abordaje fortuito en aguas territoriales, en cualquier caso. -En los casos de abordajes fortuitos en alta mar, entre naves de diferente pabellón cada una soportará la mitad de la suma total del daño, repartido según la ley de cada una de ellas, y la mitad restante repartida según la ley de la otra, esto según lo contenido y estipulado por el artículo 294 del Código de Bustamante. ∗ Vease Código de Bustamante artículos 290 y ss. 2.5.1. Competencia Civil. En lo que se refiere a la competencia en materia de abordaje, existen dos convenciones internacionales ∗ reguladoras de las competencias civil y penal, no suscritas aún por Venezuela, por lo que no serán aplicables hasta tanto el Estado venezolano se adhiera a las mismas. Según lo establecido en el artículo 1 de la Convención Internacional O D A V R E S E ECHOS R S para la Unificación de ciertas Reglas Relativas a Competencia Civil en DER materia de Abordajes, firmada en Bruselas el 10 de mayo de 1952, entrada en vigencia en fecha 14 de septiembre de 1955, la acción por abordaje ocurrido entre buques de navegación marítima o entre estos y embarcaciones de navegación interior podrá entablarse únicamente: -O ante el Tribunal de la residencia habitual del demandado o el lugar de uno de sus establecimientos de explotación, -O ante el Tribunal del lugar en que se haya practicado un embrago del buque demandado o de otro buque que pertenezca al mismo demandado en el caso de que dicho embargo esté autorizado, o del lugar en que el embargo hubiera podido ser practicado y en que el demandado haya prestado caución u otra garantía, ó ∗ Las Convenciones Internacionales para la Unificación de Ciertas Reglas Relativas tanto a la Competencia Civil como a la Penal en Materia de Abordajes u otros Accidentes de la Navegación de fechas 14-09-1975 y 10-05-1952, respectivamente, no han sido suscritas por Venezuela para la presente fecha. -Ante el Tribunal del lugar del abordaje, cuando este haya ocurrido en los puertos y radas, así como en las aguas interiores. En todo caso corresponderá al demandante decidir ante cual de los Tribunales indicados con anterioridad será entablada la acción. El demandante no podrá producir una nueva acción basada en los mismos hechos ante otra jurisdicción sin que desista de la acción ya entablada. 53 O D A V R E S E SR O 2.5.2. Competencia Penal. H C E R E D S En caso de abordaje, según la Convención de Bruselas de 1952, o de cualquier otro accidente de navegación concerniente a un buque de navegación marítima y de tal naturaleza que comprometa la responsabilidad penal o disciplinaria del capitán, o de cualquier otra persona, no podrá incoarse ningún procedimiento sino ante las autoridades judiciales o administrativas del Estado cuyo pabellón enarbolaba el buque en el momento del abordaje o del accidente de navegación. 54 2.6. Caducidad de la Acción de Abordaje. Conforme a lo dispuesto en el artículo 330 de la Ley de Comercio Marítimo venezolana, las acciones que se deriven por un abordaje prescriben transcurridos que sean dos años contados a partir de la fecha de su 53 54 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 274. Ídem. ocurrencia. Para el caso de que la culpa sea común entre los buques o bien , entre lo que integran un convoy, las acciones de repetición en razón de haberse pagado una suma superior a la que corresponda, se extinguen al transcurso de un año, el cual se cuenta desde la fecha cierta del pago. Esta acción difiere completamente a lo antiguamente dispuesto en el Código de Comercio venezolano, según el cual las acciones de OS D A V R E S E R la demanda judicial dentro de los O puerto, y adicionalmente se S intentaba H C E R E D indemnización por abordaje prescribían a las veinticuatro horas del arribo al treinta días siguientes a la protesta; estas disposiciones de caducidad gozaban de un excesivo e innecesario rigorismo. 55 Según la Ley de Comercio Marítimo venezolana vigente, la acción de indemnización por daños y perjuicios acontecidos como consecuencia directa de un abordaje, no está subordinada a que se haya extendido una protesta de mar, ni ninguna otra formalidad especial, además, no existe presunción de culpas en cuanto a la responsabilidad del abordaje. 2.7.-Normas Preventivas del Abordaje. La Comunidad Marítima Internacional no se ha limitado a producir instrumentos destinados a regular la responsabilidad en casos de abordaje, sino que se ha dedicado a dictar y perfeccionar normas con el único propósito de ayudar a prevenir su ocurrencia. Así se tiene que a partir del 55 Ibidem. p. 277. año 1840, las naciones marítimas adoptaron algunas reglas o normas para evitar los abordajes en el mar; este hecho coincide con el inicio de la navegación a vapor. En 1848, Francia e Inglaterra, firmaron acuerdos sobre regulaciones de buques a vapor y en 1852, los hicieron extensivos a los buques de vela, tales acuerdos fueron mejorando en forma progresiva, incrementándose con nuevas e interesantes disposiciones. 56 OS D A V R E S E S R cuestiones relativas a la seguridad O conferencia para discutir las principales H C E R E D En el año 1888, Estados Unidos invitó a las naciones marítimas a una de la navegación marítima, tal conferencia fue celebrada en Washington entre los meses de octubre y diciembre de 1889, y tuvo como efecto la mejora del reglamento de origen británico que había sido puesto en vigor por las legislaciones de muchos Estados, formalizando el compromiso de dictar un reglamento conforme a un nuevo texto, siendo hasta 1929, todos los reglamentos de carácter nacional inspirados en el de Washington. 57 En el anexo 2º de la Convención sobre la Seguridad de la vida Humana en el Mar (S.O.L.A.S.) de 1929, se incluye con carácter internacional, el Reglamento Internacional para Prevenir Colisiones en el Mar, el cual fue reformado parcialmente en las conferencias de 1948 y 1960. 58 56 Cfr. Guzmán Quevedo, Pedro. Op. Cit. p. 45. Ray, José Domingo. Op. Cit. p. 652. 58 Ibidem. p. 653. 57 En el año 1972, adquiere rango de Convención Internacional independiente, la cual entró en vigencia en 1977, y con las enmiendas introducidas en la Asamblea de la Organización Marítima Internacional mediante resolución Nº A. 464 (XII) del 19 de noviembre de 1983, han sido adoptadas por Venezuela mediante Ley Aprobatoria publicada en Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 2979 de fecha 6 de julio de 1982. 59 O D A V R E S E ECHOS R DER 59 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 284. S O D A V R E S E ECHOS R DER CAPITULO 3: EL SALVAMENTO S 3.1.-Definición. Los riesgos inherentes a la navegación pueden producir concretas situaciones de necesidad o de peligro, bien por las circunstancias del mar: tempestades, tifones, entre otros; o bien por la propia situación anormal del buque, entre ellas: pérdida de dirección, brecha en el casco, fallo de máquinas con peligro de encallar. Desde tiempos antiguos se ha creado un OS D A V R E S E S R sino que incluso ha generado O es sólo moral o ético profesional, H C E R E D estado de solidaridad ante tales riesgos entre todos los navegantes, la cual no la aparición de concretas instituciones jurídicas para atenderla y hacerla efectiva. 60 Este es el caso del salvamento marítimo, el cual ocurre cuando ante un peligro un buque carece de toda posibilidad de navegar y de maniobrar, de modo que nada puede hacerse en auxilio de otro buque. 61 El derecho a una recompensa por el salvamento de bienes marítimos ha sido reconocido desde los tiempos de Roma, y está basado en la justicia de que una persona ha afrontado un peligro y ha desarrollado un trabajo y esfuerzo para otro buque, que se ha beneficiado de tal actividad, debe de recibir por ello una remuneración. 62 60 Cfr. Broseta Pont, Manuel. Manual de Derecho Mercantil. Madrid, España. Editorial Tecnos. 1987. p. 852. 61 Ídem. 62 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 285. Antiguamente se establecía una diferencia entre asistencia y salvamento, según el cual existía un caso de asistencia cuando se prestaba auxilio a un buque tripulaba que se hallaba en peligro; en cambio el salvamento tenía lugar cuando se rescataba un buque cuya tripulación había efectuado un abandono de hecho. Actualmente esta diferencia es inexistente pues jurídicamente no hay ninguna diferencia entre el auxilio y el salvamento; solo el salvamento de los restos del buque queda sometido a reglas de O D A V R E S E ECHOS R carácter especial. 63 DER S La institución del salvamento queda resumida en la cita de Lord Donaldson, que a continuación se transcribe: ...el derecho sobre salvamento determina los derechos y obligaciones de las partes en cualquier operación de salvar o asistir la vida o los bienes que están a bordo de buques en peligro. Las dos partes son las personas que hacen o coadyuvan a un salvamento, por una parte y por la otra, el salvado. Estos derechos y obligaciones se originan en relaciones extracontractuales, pero pueden, desde luego ser modificadas por contrato. Provienen, por efecto legal, del hecho de los servicios suministrados en el salvamento. El derecho sobre salvamento puede ser considerado bajo tres aspectos principales, a saber: ¿Quién puede reclamar la recompensa de salvamento?, ¿Cuánto se puede reclamar? y 64 ¿Contra quién y cómo pueden reclamarla?. El salvamento es el auxilio que se presta a la nave o a las mercaderías, una vez producido el siniestro, con el objeto de salvar la nave misma, los restos de la carga y las personas. 65 Así mismo, es la ayuda o 63 Cfr. Ripert, Georges. Op. Cit. p. 325. Lord Justice Sir John Donaldson. El Salvamento. Conferencia Dictada en el Seminario Internacional de Derecho Marítimo. Porlamar, Venezuela. 1980. Citado por: Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 285. 65 Cfr. Humeres Magnan, Luis. Op. Cit. p. 224. 64 auxilio que presta un buque a otro buque, sus tripulantes, pasajeros o carga que se encuentra en peligro, logrando su salvación total o parcial, por lo que se hace acreedor de una remuneración, calculada de acuerdo a su éxito. El auxilio que tiene como resultado impedir o minimizar una contaminación por derrame de hidrocarburos desde un tanquero, debe ser considerado como salvamento, dando también derecho a una remuneración, aún cuando no haya resultado útil. El peligro no ha de ser necesariamente inminente, pero si O D A V R E S E ECHOS R S debe ser real no imaginario; el nivel del peligro será tomado en cuanta para DER el cálculo de la remuneración. 66 Para Oscar García, el salvamento es todo acto de ayuda voluntaria prestada a un buque de navegación marítima, a su cargamento o a su flete que se encuentre en peligro en la más, y que haya producido un resultado útil, es decir la salvación total o parcial de aquellos. 67 Según el artículo 336 de la Ley de Comercio Marítimos venezolano, en su numeral 1º, la operación de salvamento es todo acto o actividad realizada para auxiliar o asistir a un buque o para salvaguardar otro bien que requiera ser salvado, en aguas navegables o en otro espacio acuático. En virtud de lo antes expuesto, puede establecerse que la institución del salvamento es la actividad desarrollada en ayuda de un buque, persona o cosa que se encuentre ante un inminente peligro en el mar, que acarrea la 66 67 Cfr. Villarroel, Francisco. Op. Cit. p. 306-307. Piña Garcìa, Oscar. Op. Cit. p. 150. remuneración a favor de quien lo presta y a cargo de quien se beneficia de ella, siempre que se haya producido un resultado útil. 3.2.-Naturaleza Jurídica. La naturaleza del salvamento es principalmente de carácter extracontractual, y es éste el que priva en las convenciones internacionales. Ante una situación de peligro el salvador acude en auxilio del buque en tal O D A V R E S E ECHOS R S situación y lo asiste con todos los medios a su disposición para evitar la DER pérdida de vidas y/o bienes. El principio que rige esa operación es el principio del no cure no pay, es decir sin resultado útil no hay lugar a remuneración. 68 Ripert indica al respecto, que en todo caso aunque haya acuerdo, no hay necesariamente contrato 69 . El contrato no resulta de todo acuerdo; en derecho civil, el contrato es el acuerdo de las voluntades de donde nacen obligaciones jurídicas; en ciertos acuerdos de voluntad no hay obligaciones jurídicas, sin embargo aquí no se trata solo de la voluntad de las partes de donde nacen las obligaciones jurídicas, sino de la ley, de forma tal que no puede establecerse que el salvamento sea un contrato. En lo que se refiere al salvamento contractual, los contratos se concluyen informalmente, por ejemplo mediante mensajes radiales o por intercambio de fax o telex; sin embargo con los fines de coadyuvar a la 68 69 Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. Ripert, Georges. Op. Cit. 327. equidad de las relaciones jurídicas derivadas de un salvamento se elaboró un formulario el cual incorporaba la cláusula no cure no pay. No obstante ante la necesidad de estimular las tareas de salvamento, al mismo tiempo que la protección del ambiente marino, aprobó un nuevo formulario mediante el cual se sustituyó el principio tradicional del no cure no pay por el de no cure sometimos pay, esto es si no hay éxito, algunas veces hay pago. 70 O D A V R E S E ECHOS R 3.3.-Características. DER S El salvamento se caracteriza porque ha de cumplir con unos requisitos fundamentales, los cuales se encuentran en primer lugar, la ayuda, sus sujetos y su objeto; todos los salvamentos implican necesariamente un acto de ayuda, pero el contenido de la ayuda puede consistir en una gran variedad de operaciones como por ejemplo, dar un remolque, extinguir un incendio del buque asistido, proporcionar combustible o suministro de energía eléctrica, reflotar un buque. Incluso la ayuda puede consistir en un menor asesoramiento prestado desde tierra, o de cualquier otra parte. Lo verdaderamente importante no es, por tanto, el contenido de la ayuda, si no que esta se produzca. 71 En segundo lugar, la voluntariedad; el término no debe ser entendido en sentido literal, sino en el de que el salvador no tenga una obligación previa 70 71 Cfr. Ray, José Domingo. Op. Cit. p. 95. Cfr. Piña García, Oscar. Op. Cit. p. 151. de prestar ayuda al salvado, es decir, que debe ser ajeno, extraño en relación con el buque en peligro. 72 En tercer término, el peligro; es uno de los elementos esenciales que configuran el concepto de salvamento marítimo y tiene que reunir los siguientes requisitos: ser real y concreto; el peligro debe amenazar con la pérdida o graves daños al buque y a los efectos que se encuentren abordo; O D A V R E S E SR O actos humanos. H C E R E D S el peligro debe proceder de la mar, de las condiciones meteorológicas, y de 73 En cuarto lugar es menester el consentimiento del Capitán del buque en peligro; el capitán siempre conserva su plena autoridad a bordo y nadie puede, sin su expreso consentimiento prestarle salvamento al buque a su mando, por esto, se niega el derecho a remuneración cuando los servicios sean llevados a cabo a pesar de la prohibición expresa y razonable del capitán del buque auxiliado porque el rechazo debe ser manifiesto. 74 Y por último es imprescindible que exista un resultado útil; este criterio es conocido internacionalmente como el principio de non cure non pay, es decir sin resultado útil no hay lugar a remuneración, aunque por vía de excepción, este principio no es acogido, en caso, que el auxilio a un buque evite o prevenga contaminación al medio ambiente, es una innovación al 72 Ídem. Ídem. 74 Ídem. 73 respecto al otro Convenio que trae el Convenio sobre Salvamento de 1989, aplicado a la novísima legislación marítima venezolana. 75 Uno de los elementos que califican a un contrato de remolque es la falta de peligro o riesgo en la operación de maniobra o desplazamiento, pues la concurrencia de la misma llevaría a considerar la ejecución del remolque como una prestación de la institución del salvamento dirigida precisamente al O D A V R E S E SR O situación de peligro en H la mar. C E R E D S auxilio y salvación de los buques, personas y objetos que se encuentren en Si bien el perfil de ambas instituciones está perfectamente delimitado desde un punto de vista teórico basándose en la noción de peligro que al caso de amenazar el buque o elementos remolcados como salvamento, en la práctica la confusión es notoria, no solo porque el salvamento se realice normalmente mediante la operación técnica del remolque, sino también porque una simple operación técnica del remolque puede convertirse posteriormente en salvamento, cuando durante la ejecución de la misma sobrevienen circunstancias excepcionales que entrañen peligro para buques o personas y objetos que se encuentren en él. 76 La distinción entre ambas instituciones tiene gran importancia práctica, si se tienen en cuenta las consecuencias patrimoniales que se llevarían de calificar la operación como salvamento o como remolque, siendo la 75 76 Ibidem. p. 152. Ídem. remuneración en el primer caso, notablemente superior al precio del remolque, en virtud del riesgo en el que incurre el buque salvador por el hecho de llevarse a cabo la operación en circunstancias de peligro, en este sentido, mientras que en el caso de salvamento, los participantes en el mismo, tiene derecho a premios por el peligro y el resultado, el precio del remolque se fija por el exacto valor comercial del servicio. 77 O D A V R E S E ECHOS R 3.4.-El Salvamento en la Legislación Venezolana. DER S La institución del salvamento se encuentra regulada en Venezuela, por la Ley de Comercio Marítimo vigente del año 2001, dentro de los artículos 336 al 364 inclusive, adoptando todos los principios rectores de la Convención de Salvamento Marítimo de 1989. Al respecto, la referida ley dispone una serie de definiciones dirigidas a establecer el significado de ciertos términos propios a la materia y la aplicación oportuna de los mismos, dentro de estos se encuentran lo que ha de entenderse por operaciones de salvamento, bienes, daños al a medio ambiente, pago y gastos al salvador. Las disposiciones contenidas en la citada ley estarán dirigidas y serán aplicables a todas las operaciones de salvamento realizadas por buques o por aeronaves, e incluso aquellos realizados desde la costa, salvo disposiciones de tipo contractual. Tales normas solo serán aplicables a 77 Ídem. cualquier construcción flotante apta para navegar, carente de propulsión propia, que opere en el medio acuático o auxiliar de la navegación, destinada o no a ella, a las islas artificiales instalaciones e infraestructuras situadas en un espacio acuático, en el momento en que éstas se desplacen por agua. En atención al uso del principio de la autonomía de la voluntad, se establece que la ley en cuestión será aplicable a todas las operaciones de OS D A V R E S E R S contratos O expresa o implícitamente. Los de salvamento firmados H C E R E D salvamento, salvo en la medida en que un contrato disponga otra cosa por el capitán obligan al propietario del buque y a los propietarios de los bienes que se encuentren a bordo del buque, de igual manera los contratos firmados por el propietario del buque obligan a los propietarios de tales bienes. El contrato de salvamento de bienes puede ser anulado por decisión judicial por diversos motivos: cuando la celebración del contrato haya sido producto de presión indebida o éste haya sido concertado bajo influencia de peligro; cuando sus condiciones no son equitativas, o bien cuando el pago pactado en el contrato es excesivamente alto o excesivamente bajo con relación a los servicios efectivamente prestados. En el mismo contexto la legislación venezolana establece una serie de obligaciones tanto para el salvador como para el propietario y el capitán. Dentro de las obligaciones del salvador se establecen: efectuar las operaciones de salvamento con la debida diligencia, tanto en las operaciones mismas como en sus esfuerzos para evitar o minimizar los daños al medio ambiente; como puede observarse la diligencia exigida es como la del buen padre de familia. Así mismo se dispone requerir en caso de que la situación así lo exija, el auxilio de otros salvadores y aceptar tal auxilio, cuando así lo soliciten razonablemente el propietario o el capitán del buque o incluso, el propietario de otros bienes en peligro, en este último caso, la cuantía de la recompensa no resultará afectada si se demuestra que tal petición no era razonable. O D A V R E S E ECHOS R DER S Por su parte el propietario o el capitán del buque, o el propietario de los bienes que estén a bordo o en peligro tendrán para con el salvador las siguientes obligaciones, en primer lugar, colaborar plenamente con él mientras se desarrollan las operaciones de salvamento, tanto en las operaciones mismas como en sus esfuerzos para evitar o minimizar los daños al medio ambiente; en segundo término, aceptar, una vez llevados a lugar seguro el buque y su cargamento, la entrega de éstos como garantía de pago, cuando así lo pida el salvador y ello sea razonable. 3.5.-Derechos de los Salvadores. Las operaciones de salvamento que hayan producido un resultado útil darán derecho a recompensa, principio no cure no pay, la cual es idéntica a lo dispuesto en la Convención de Bruselas de 1910 y la Convención de Salvamento de 1989, cuyo fin es el de atender el aspecto puramente económico del salvamento. Por lo anterior se establece la figura de asociación de intereses con miras al salvamento, siendo esta una asociación en los riesgos y en los beneficios, es decir, el salvador no obtiene nada si nada salva, pero si logra salvar un buque y al cargamento que posee gran valor tiene derecho a una remuneración elevada. 78 La determinación de la recompensa se establece en función de varios OS D A V R E S E Rfactores determinantes del monto de la S O el primero y mas importante de los H C E R E D criterios que han ido evolucionando con el paso de los años. En virtud de que remuneración es el valor de la cosa salvada, toca determinar la forma de calcular dicho valor, para ello, en caso de que los bienes estén parcialmente dañados el valor a tomarse en cuenta es el que tengan los bienes para el momento de haberse concluido la operación de salvamento. Para el caso del buque lo usual, es el estimar su valor real antes del abordaje o cualquier otro accidente que haya causado el daño, deduciendo de esa figura el costo de las reparaciones necesarias. 79 Toda vez que se ha determinado y estipulado la valuación de los bienes salvados, el Juez pasa a determinar lo que se conoce como los aspectos subjetivos de la operación de salvamento, es decir, otros aspectos distintos al valor de los bienes que se consideran importantes para determinar el valor de la remuneración lo cuales se encuentra taxativamente 78 79 Cfr. Ripert, Georges. Op. Cit. p. 336. Cfr. Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 293. señalados en el artículo 344 de la Ley de Comercio Marítimo venezolana, sin atender el orden en que aparecen enumerados. Se encuentran de la siguiente forma: el valor del buque y otros bienes salvados; la pericia y los esfuerzos desplegados por el salvador o los salvadores para evitar o reducir al mínimo los daños al medio ambiente; la medida del éxito logrado por el salvador o los salvadores; la naturaleza y el grado del peligro; la pericia y los esfuerzos desplegados por el salvador o los salvadores para salvar vidas O D A V R E S E ECHOS R S humanas, el buque y otros bienes; el tiempo empleado, los gastos DER efectuados y las pérdidas sufridas por el salvador o los salvadores; el riesgo de incurrir en responsabilidad y demás riesgos que hayan corrido el salvador, los salvadores o sus equipos; la prontitud con que se hayan prestado los servicios; la disponibilidad y la utilización de buques o de otros equipos destinados a operaciones de salvamento, así como el valor de los mismos; y por último el grado de preparación y la eficiencia de los miembros del equipo del salvador o de los salvadores. 80 Una vez determinado el monto de la recompensa, todos los intereses relacionados con el buque y demás bienes salvados deberán efectuar el pago a los salvadores en proporción a sus respectivos valores, sin embargo el pago ha de ser efectuado por uno de estos intereses sin perjuicio del derecho de ese interés a repetir contra los otros por sus respectivas partes. 81 80 81 Ídem. Ibidem. p. 294. El reparto de la recompensa entre los salvadores se realizará previa deducción de los gastos y daños que resulten de la operación de salvamento, en primer lugar, la distribución entre distintos salvadores se realizará conforme al mismo criterio establecido para determinar el monto de la misma; en segundo lugar, la repartición se realizará entre el propietario al cual le corresponde el 50 % del pago total, por una parte, y la otra mitad será distribuida entre el capitán, al que le corresponde un 25%, y a la tripulación, a O D A V R E S E ECHOS R S la cual le corresponde el saldo restante constituido por un 75% de esta DER mitad, en función a la proporción de sus salarios básicos. Si el salvamento no se ha efectuado desde un buque o este ha sido efectuado por una empresa que dedica sus servicios exclusivamente a este tipo de operaciones, el reparto se regulará por la ley que rige el contrato celebrado entre el salvador y sus empleados, sin aplicación de lo antes citado. La Ley de Comercio Marítimo será aplicable a los salvamentos efectuados en aguas jurisdiccionales venezolanas, y para el caso de la distribución de la recompensa entre el propietario del buque salvador y las personas al servicio de dicho buque se rige por la ley de su pabellón. La compensación especial constituye un elemento novedoso dentro de la legislación venezolana en materia de salvamento pues viene a establecer derechos de compensación en caso de que el salvador haya efectuado operaciones de salvamento sin resultados y no obtuviere una recompensa tendrá derecho a recibir del propietario del buque una compensación especial proporcional a sus gastos, cuando el buque constituía una amenaza de daños al medio ambiente. En caso de que el salvador haya logrado por medio de sus operaciones de salvamento evitar o reducir al mínimo los daños al medio ambiente, la compensación especial pagadera por el propietario, podrá incrementarse hasta un máximo del treinta por ciento de los gastos OS D A V R E S E S Rel aumento total sea superior al cien por O especial, sin R queE enC ningún caso H E D efectuados por el salvador. El tribunal podrá aumentar esa compensación ciento de los gastos efectuados por el salvador. La compensación especial total calculada en virtud de este artículo se pagará solamente en el caso que ésta exceda de cualquier recompensa que el salvador pueda exigir y en la medida de ese exceso. Lo dispuesto en este artículo no irá en perjuicio del derecho de repetición que pueda amparar al propietario del buque salvado. En lo que se refiere a salvamento de los bienes, la obligatoriedad de prestar auxilio se establece sólo en caso de abordaje; otra es la situación con respecto al salvamento de vidas. Todo capitán tiene el deber de prestar auxilio a cualquier persona que se encuentre en peligro de desaparecer en la mar, siempre que ello no traiga como consecuencia, grave peligro para su buque y para las personas que se encuentran a bordo. La responsabilidad que pudiere corresponder por el incumpliendo de este deber corresponde solo al capitán. Las personas salvadas no están obligadas al pago de ninguna remuneración, sin embargo el salvador de vidas humanas que haya participado en los servicios prestados con ocasión del accidente que haya dado lugar al salvamento tendrá derecho a una parte equitativa del pago adjudicado al salvador que hubiera salvado al buque u otros bienes, o hubiere reducido o evitado al mínimo los daños al medio ambiente. 82 O D A V R E S E ECHOS R 3.6.-Reclamaciones y Acciones. DER S Como consecuencia de las diversas operaciones de salvamento, pueden darse acciones y excepciones que corresponden a las partes, dentro de las cuales se encuentran: -Privilegios marítimos: las operaciones de salvamento confieren al salvador un privilegio de primer rango sobre la nave, el cual incluso pasa por sobre todos aquellos privilegios que gravan la nave para el momento de realizarse dicha operación. El salvador no podrá hacer valer su privilegio cuando se hubiere constituido fianza suficiente respecto de la reclamación incluidos intereses y costas. El privilegio abarca tanto al buque como a los bienes salvados, los cuales no podrán ser retirados del puerto al que arribaren tras a la terminación de las operaciones de salvamento hasta que se haya constituido fianza suficiente a favor del salvador, en contra de los bienes o el buque de que se trate. 82 Ibidem. p. 296. -Prescripción de las acciones: el artículo 360 de la Ley de Comercio Marítimo venezolana, establece un lapso de prescripción de dos años contados a partir de la fecha en que hayan concluido las operaciones de salvamento. Por otro lado, las acciones de repetición podrán incoarse incluso después de transcurrido el lapso de prescripción, siempre que notifique su reclamo a la persona contra quién tenga derecho de intentar la acción dentro de los seis meses de haber efectuado extrajudicialmente el pago o haber O D A V R E S E ECHOS R S sido emplazado a juicio, en cuyo caso la acción de repetición prescribe por el DER transcurso de un año contado a partir de la fecha de notificación. O D A V R E S E ECHOS R DER CAPITULO 4: LAS AVERÍAS S 4.1.- Definición. El conjunto de bienes expuesto, en la aventura marítima, esto es, el buque y las mercancías que transporta, pueden sufrir ciertos daños o soportar determinados gastos originados por las eventualidades de la navegación. Dichos daños y gastos, cuando son extraordinarios, se reconocen con O D A V R E S E ECHOS R S el nombre de averías. En el lenguaje corriente y en el derecho comercial la DER palabra avería significa los daños materiales que sufre una cosa. Esta acepción corresponde al origen etimológico del vocablo avería que se atribuye a la palabra árabe avvar, lo que significa vicio o daño. Pero en el derecho marítimo la vos avería tiene un sentido mas amplio y cierta correspondencia con las expresiones latinas avere, aver, habere, usadas por las ciudades comerciales del Mare Nostrum, en el siglo XII, con las que se indicaban las mercancías que componían el cargamento de una nave. En efecto, en el derecho marítimo, la palabra avería no solamente abarca los daños si no también los gastos extraordinarios, en relación con las necesidades de esa universalidad mancomunada que constituye la carga del buque. 83 El término avería significa en derecho y seguro marítimo pérdida. En la mayoría de los casos, cuando ocurre una pérdida durante un viaje, ya sea el 83 Cfr. Broseta Pont, Manuel. Op. Cit. p. 846.. buque, ya a la carga o ambos, tal avería o pérdida es soportada por la parte que la sufre, sin perjuicio de su derecho de recuperación frente a su asegurador o al causante del daño. 84 Las averías son todos aquellos gastos extraordinarios hechos para la conservación de la nave, de las mercancías o de ambas, y de todo daño que sufra la nave desde su salida hasta su arribo, o las mercancías desde su O D A V R E S E ECHOS R S embarque hasta su descarga en el puerto de su consignación. 85 DER La avería es regulada por la Ley de Comercio Marítimo en sus artículos 365 y siguientes, definiéndola como todo gasto extraordinario o daño sufrido por el buque o por la carga, con ocasión de un transporte por agua. A su vez el citado artículo hace mención expresa sobre la existencia de dos tipos de avería, a saber: averías gruesas o comunes, y averías simples o particulares; estableciendo además, que en ambos casos puede tratarse de averías gastos o averías daños. 4.2.- Naturaleza jurídica. En todos los tiempos, incluyendo la época romana, resultó difícil explicar la fundamentación jurídica de la avería gruesa, que continúa hasta hoy como uno de los problemas clásicos del derecho de Navegación. La 84 85 Ibidem. p. 256. Cfr. Fernández Concheso, Aurelio. Op. Cit. p. 276. dificultad en su solución reside en tratar de encontrarla mimetizada en otras figurae iuris del derecho común, en lugar de responder a un criterio unitario que justifique todas y cada una de las instituciones del Derecho de Navegación. Con lo cual se lograría saber el porqué de su existencia y autonomía. A través de los tiempos se expresaron las siguientes teorías: -Teoría de la Equidad: O D A V R E S E ECHOS R S Por aplicación del principio romanístico ubi emolumentum ibi onus DER esse debet, algunos juristas estiman que la equidad debiera justificar la obligación de contribuir por avería gruesa para la conservación de los bienes propios. Contra ésta teoría se expresa que la equidad no es fuente de obligaciones. 86 -Teoría de la Gestión de Negocios: Otros autores participan de la idea que aquella obligación tiene su fundamento en la Gestión de Negocios que el Capitán debe cumplir por cuenta del armador y de los cargadores y consignatarios de las mercancías transportadas. A través de la Gestión de Negocios, el sacrificio útil a todos, debe entenderse efectuado bajo un presunto mandato de todos. No obstante, como esa negotiorum gestio se cumpliría en nombre de los titulares de la misma, dominus del buque y de la carga, ninguno de estos se encuentra facultado para realizar los sacrificios o los gastos que constituyan una avería 86 Cfr. Humeres Magnan, Luis. Op. Cit. p. 181. gruesa, por lo cual la aplicación de la teoría del cuasicontrato referido no logra satisfacerlo. 87 -Teoría del Enriquecimiento sin Causa: Cierta doctrina francesa, en particular, sostuvo esta teoría señalando que los propietarios de los bienes salvados se favorecerían con un enriquecimiento sin causa en perjuicio del titular de los bienes sacrificados O D A V R E S E ECHOS R para la salvación de la comunidad navegante. DER S Tampoco esta teoría resulta convincente. Dos críticas fundamentales pueden hacérsele. La primera señala que para que el presunto beneficiario titular de los bienes salvados se haya enriquecido, debe haber recibido un aumento en el patrimonio, circunstancia que no se dará, pues sus bienes son los mismos que tenía antes del sacrificio. La segunda crítica deriva del hecho de que el perjudicado titular de los bienes sacrificados sólo puede pretender recuperar el valor de esos bienes mediante la correspondiente acción por la contribución en avería gruesa, mientras que no estaría legitimado para intentar la actio in rem verso, por no existir enriquecimiento del beneficiado al no haber transferencia de los bienes de aquél en favor de éste, condición que el derecho común exige para el ejercicio de la acción. 88 87 88 Ídem. Ídem. -Teoría de la comunidad de intereses y de riesgos: Como la derivación de las ideas asociativas imperantes en el antigua droit maritime, se creyó dar fundamentación jurídica a la avería gruesa a través de una comunidad de intereses y riesgos que se establecería entre quienes participan de la navegación. Se equiparó a la contribución resultante como una suerte de seguro mutual obligatorio entre los interesados en una OS D A V R E S E SluegoRde aclararse que el conjunto del buque, O relativamente R recientes, pues H C E E D misma expedición. Contra ésta teoría se han manifestado críticas con las personas y la carga, no es una comunidad sino una colectividad, se expresa que la imagen de una comunidad sería superflua y sólo dejaría de serlo allí donde deviene irreal. 89 -Teoría de la voluntad legal para cumplimentar el objeto-fin del Derecho de la Navegación: Ante la complejidad y críticas que sufren las teorías expuestas, se estima conveniente exponer el fundamento de la avería gruesa a través del objeto-fin del Derecho de la Navegación, en lugar de buscar su asimilación con figuras definidas del derecho común. Para justificar el fundamento de la avería gruesa y la consecuente obligación de contribuir por todos los participantes de la comunidad navegante, se debe reconocer y destacar su triple operatividad, a saber: el 89 Ibidem. p. 182. hecho del Capitán de realizar el sacrificio voluntariamente, ante el peligro y para la seguridad común; el daño o gasto que ese sacrificio representa; y la imposición de contribuir a todos los integrantes de la expedición para el resarcimiento de los daños o gastos realizados. 90 De los tres, el primer paso encuentra su justificación entre los poderes que la ley le confiere al Capitán, aunque por su carácter de "voluntario" no OS D A V R E S E R de peligro, para la salvación común. O que estén a R suE alcance, enScaso H C E D puede adscribírselo como parte del deber que tiene de adoptar las medidas Evidentemente, la distinta valoración del peligro y de los riesgos son los factores que impiden colocar en el plano dogmático de los deberes a este sacrificio, enmarcado, solamente, como acto volitivo. Al provocar un sacrificio, el Capitán realiza un acto que, en sí y por sí mismo, no contiene ningún grado de licitud. No obstante ello, pierde antijuridicidad y se ve legitimado al encontrarse inmerso ante los poderes que la ley confiere al Capitán, cuando lo hace para la salvación común. 91 En el segundo paso, con la declaración de legitimidad del sacrificio, la ley justifica también, y en forma paralela, el daño o el gasto que representa dicho sacrificio. Finalmente, en el tercer paso, es también la ley quien dispone la obligación de contribuir de todas la comunidad navegante para satisfacer a los perjudicados en la recuperación del valor de los bienes 90 91 Ídem. Ídem. dañados. De tal forma legítima el interés mediato y valioso de éstos al posibilitarles continuar en la efectiva navegación con los medios económicos puestos al servicio de esa navegación, en una forma que el ius communis les negaría. Al focalizar la avería gruesa, las distintas legislaciones adoptan la posición de estructurarla normativamente, imponiendo la aplicación de esas OS D A V R E S E R la ley y el contrato, no equivale a su Sfuente, O la hubieran previsto. Esta doble H C E R E D normas, o calificándolas de subsidiarias, para el supuesto que las partes no paralela doble legitimación. La aplicación de la regulación contractual, como voluntad legal, no desdice que sea la ley quien autoriza y dé vida al instituto legitimando el acuerdo. En definitiva, en ambos supuestos, ya sea convencionalmente o por aplicación de las normas legales, es la ley quien proyecta al plano normativo a la avería gruesa y justifica la obligación de contribuir por quien, aparentemente y de inicio, no se consideraba obligado ante el sacrificio pro omnibus. 92 La admisión y remisión frecuente a las Reglas de York-Amberes que las partes hacen en sus conocimientos o pólizas de fletamento, no contradice la presente teoría. Sólo significa que las partes interesadas, con la previa autorización legal que dispone el reconocimiento del acuerdo entre las mismas, prefieren remitir ese pacto a un listado de reglas prefijadas, producto 92 Ídem. p. 182. de larga experiencia en la materia, y a la que se someten como a la ley misma. 4.3.- Características. La avería presenta una serie de características a saber: - El peligro: el buque navegando debe encontrarse en presencia del OS D A V R E S E R y en realidad, no haberlo. La existencia Speligro O razones varias, creer que hay H C E R E D peligro. Este peligro debe ser real, debe existir, pues puede el capitán por de este peligro debe ser juzgada por el juez con criterio subjetivo, es decir, el juez debe ponerse en la situación del capitán en ese momento. Actual, el peligro no debe ser ni muy remoto, de modo que no produzca sus efectos, ni muy cercano, ya que carece de todo objeto el sacrificio. Por eso, es muy criticable la definición que da algún código cuando exige inminencia del peligro. Común, este peligro debe amenazar al buque, flete o carga, porque, si amenaza a uno solo, será una avería particular o simple y la indemnización se haría en beneficio de uno solo. 93 -La voluntad: la voluntad del capitán ha de ser indispensable para la configuración jurídica de la avería. -El sacrificio: Debe ser extraordinario, porque si es ordinario de la navegación no hay avería gruesa. El ejemplo de un gasto ordinario es el 93 Cfr. Piña García, Ali. Op. Cit. p. 148. pago de sueldos a la tripulación, pero cuando los pagos deben hacerse extraordinariamente, por ejemplo una arribada forzosa se convierten en avería gruesa. 94 -Interés o beneficio común: Que tenga un resultado útil, que si ese sacrificio, voluntario y extraordinario, realizado en presencia de un peligro real, actual y común, no hay avería. 95 O D A V R E S E ECHOS R S -En un transporte marítimo: Queda añadir que el campo de la avería DER gruesa se limita al transporte marítimo, n comprendiendo por tanto el aéreo, terrestre o fluvial. 4.4.- Tipos de Averías. Las averías han sido clasificadas en dos grandes y únicos grupos: las averías simples, que son todos los daños accidentales y gastos que no han sido hechos para la utilidad común, y las averías gruesas o comunes, que son todos los daños o gastos extraordinarios y voluntarios hechos en beneficio común del buque y su carga. El artículo 366 de la Ley de Comercio Marítimo venezolana, contempla la avería gruesa o común únicamente cuando, se ha hecho o se ha contraído intencionalmente un sacrificio o gasto extraordinario para la seguridad común de la expedición marítima, con el objeto de salvar de un 94 95 Ídem. Ídem. peligro, las propiedades envueltas en la misma. Los sacrificios o gastos de la avería gruesa o común deberán ser soportados por los diferentes intereses contribuyentes, sobre la base de lo establecido en este capitulo. Para Ruiz Gálvez, la avería gruesa es el acto náutico consistente en un sacrificio, sea expensa, daños extraordinarios, ejecutados oportuna y voluntariamente con la finalidad de lograr la seguridad de la expedición O D A V R E S E ECHOS R S marítima ante un peligro de perdida, común a todos los intereses. 96 DER Según la Reglas de York y Amberes, existe un acto de avería gruesa cuando, y solamente cuando, se ha afectado o contraído, intencional y razonablemente, algún sacrificio o gasto extraordinario para la seguridad común, con el objeto de preservar de un peligro a los bienes comprometidos en una expedición marítima. 97 Por otra parte se entiende por avería simple o particular, tal y como lo dispone el artículo 367 de la Ley de Comercio marítimo: aquella que no es en interés común del buque y de la carga, entre otras: los daños o pérdidas que afecten al buque o a la carga por caso fortuito o fuerza mayor, por vicio propio o por actos o hechos del cargador, del armador, sus dependientes o terceros; los gastos extraordinarios e imprevistos incurridos en beneficio exclusivo del buque, de la carga o de una parte de éste; y en general, todos 96 97 Ruiz Gálvez, Félix. Avería Gruesa. Madrid, España. Editorial Icade. 2001. 324 pp. Cfr. Piña García, Oscar. Op. Cit. p. 145. los daños o gastos extraordinarios e imprevistos que no merezcan la calificación de avería gruesa o común. En virtud de todo lo anterior, se tiene que las averías, son: las pérdidas extraordinarias, bien gastos o daños, aunque debe aceptarse que cualquier daño que sufriera el buque o las mercancías terminará por traducirse en un gasto necesario para su reparación o reposición, las nociones sobre gastos y O D A V R E S E ECHOS R S daños son bien precisas cuando se refieren al tema en cuestión. DER A pesar de que la acepción mas usada es la de avería gruesa, ella sugiere estar referida a la magnitud de la pérdida o daño; el término de avería común es más explicativo de su verdadera naturaleza. Es común porque es soportada por todos los intereses comprometidos en la aventura marítima de que se trate; la expresión inglesa es la de general average que también envuelve la idea de riesgo compartido; en Alemania, se denomina también particular, porque es soportada por quien la sufre exclusivamente. Se puede señalar que es avería simple o particular todo daño, sacrificio o gasto que no puede ser admitida como avería gruesa de conformidad con las reglas de York y Amberes. La diferencia radica en la teoría de los riesgos: en el caso de la avería simple se aplica el principio res perit domino, mientras que en el caso de la avería gruesa los riesgos son compartidos por todos los integrantes de la comunidad accidental que se constituye con motivo de la aventura marítima. 98 En virtud de ello, para Ripert: ...la teoría de la avería común reside en la asociación de intereses entre el armador y los cargadores... en la navegación marítima donde los riesgos son mayores, se consideró que con ciertas medidas útiles pero costosas, se podía a veces salvar el buque y la mercancía, y para inducir al capitán a adoptarlas, se admitió que se hacía en el interés de todos, ya que el capitán representa tanto a los cargadores como al armador... 99 O D A V R E S E ECHOS R DER S La avería daño es la pérdida o el deterioro del buque o de la carga producidos en las condiciones en que se indicarán, como un hecho jurídico intencional para la salvación o la seguridad de la comunidad navegante, con lo cual esa avería daño nunca podrá ser la que derive, normal y habitualmente, de un hecho fortuito o fuerza mayor, es decir, hechos de la naturaleza, ni la que se origina por la negligencia del Capitán Tripulación, entre estas el abordaje o o de la varamiento, o del armador por su incumplimiento de la que diligencie o la que resulte inevitable a los hechos o independiente de los mismos. La avería daño en un buque, incluyendo sus aparejos, accesorios y provisiones, lleva a su deterioro, rotura, perdida o destrucción voluntariamente realizada para la salvación o seguridad común, como por ejemplo, la varadura para evitar el hundimiento del buque. La avería daño en 98 99 Álvarez Ledo, Tulio. Op. Cit. p. 258. Ripert, Georges. Op. Cit. p. 344. la carga, participa de la misma caracterización y exclusión señalados precedentemente. 100 En cambio, la avería gasto es el desembolso o expensa que realiza el Capitán para la salvación o seguridad común. Participa de los mismos caracteres señalados por las averías daños, diferenciándose de las mismas en que no importan destrucción o daños, porque no están a riesgo en la OS D A V R E S E SsonRpor ejemplo, los gastos derivados de una O común de las R averías gruesas, H C E E D navegación. Actualmente este tipo de avería constituye la modalidad más arribada forzosa del buque a puerto, pagos de tasa de entrada y de salida, gastos extras por alimentación de los pasajeros y de la tripulación. Se diferencian de los gastos ordinarios para realizar la navegación, en que estos son extraordinarios. 101 La avería afecta a la comunidad navegante, entendiéndose por esta al buque, flete y carga; para afectar a dicha comunidad, no será necesario que los daños voluntarios se hagan simultáneamente sobre cada uno de los tres intereses que la integran, ya que si inciden sobre uno de ellos, por ser avería gruesa, necesitará que beneficie a todos, unidos en la emergencia. La voluntad del capitán o de quien lo reemplace, determina la realización y procedencia del sacrificio. Algunas disposiciones ya derogadas exigían que la decisión del capitán estuviera acompañada de la deliberación de la 100 101 Cfr. Piña García, Oscar. Op. Cit. p. 145. Ibidem. p. 146. tripulación, para evitar que se pudiera presentar una avería particular común, pero la urgencia con que muchas veces suceden los hechos han motivado la exclusión de dicha norma en los códigos modernos. 102 Las averías gruesas, lo mismo que las averías en general, se pueden clasificar en averías daños y en averías gastos. Las averías simples, en cambio, consisten siempre en averías daños. En otras palabras, los daños OS D A V R E S E S R Los gastos extraordinarios constituyen que pueden ser simples oO comunes. H C E R E D materiales que afectan intrínsecamente a los efectos, son siempre averías, averías comunes, solamente. Pueden clasificarse en tres grupos, a saber: -Averías daños al buque: se requiere que los daños hayan sido producidos para la salvación o utilidad común del buque y de la carga, dentro de estos se encuentran: -La varada, que son los daños que sufrieren el casco y la quilla del buque que de propósito se hace varar, para impedir su pérdida total. 103 -El abandono de aparejos, para tal caso constituyen averías gruesas, las anclas, amarras y demás cosas, es decir, los aparejos de la embarcación, que se abandonan para la salvación o seguridad común. El abandono debe consistir en la ejecución de un acto positivo. No es avería gruesa, por ejemplo, la pérdida de los botes salvavidas arrebatados 102 103 Ibidem. p. 147. Cfr. Ray, José Domingo. Op. Cit. p. 159. por un golpe del mar. Los viejos textos de derecho marítimo, desde la Lex Rhodia del derecho romano, han calificado el abandono de anclas y de cadenas, y el corte de mástiles como avería gruesa, cuando ha sido hecho por la seguridad común. No lo es cuando el Capitán hace dejación del ancla y sus cadenas por no conseguir levarlas regularmente. Esos gastos deben realizarse como avería simple a cargo del naviero. 104 OS D A V R E S E R con el objeto de achicar el agua, esto Sel buque O carga, por haberse barrenado H C E R E D -Rumbos en el buque, estos son daños causados al buque o a la es, desaguar la embarcación, o con el fin de extraer y salvar las mercancías. -Daños por resistir el ataque, es una especie de avería común muy frecuente en la guerra marítima, cuando los buques mercantes de los países beligerantes navegan armados y sufren los consiguientes daños por resistir el ataque de los adversarios que interceptan sus comunicaciones. También es avería común, los gastos de curación y alimento de los tripulantes que hubieren sido heridos o estropeados defendiendo o salvando el buque. Por igual motivo, los daños sufridos por el buque en las mismas circunstancias deben considerarse también como averías gruesas. -Hundimiento para cortar un incendio en el puerto, consiste en echarse a pique un buque, para cortar un incendio en el puerto o rada, de forma tal que los demás buques salvados deben contribuir a pagar esa 104 Ídem. pérdida como avería gruesa. Al respecto la regla III de York y Amberes estipula que el daño causado a un buque y su cargamento, o a cualquiera de ellos, por agua o de otro modo, incluso el que se produzca al varar o hundir un buque para extinguir un fuego abordo, será admitido en avería gruesa; sin embargo no se hará bonificación alguna del daño ocasionado por humo y calor, cualquiera fuera la causa. El caso, aunque raro, puede ocurrir en los puertos de gran movimiento, donde las embarcaciones fondean apiladas y la O D A V R E S E ECHOS R S congestión portuaria obstaculiza las maniobras rápidas para huir de un DER incendio. 105 Averías daños a la mercancía: La pérdida o daño sufrido en las mercaderías puede constituir, en diversas situaciones, casos de averías gruesas. A saber: -Las mercaderías entregadas como rescate, se entiende por esto a los efectos o metálicos invertidos en el rescate del buque, del cargamento apresado por enemigos, corsarios o piratas; y los alimentos, salarios y gastos del buque detenido mientras se hiciere el arreglo del rescate. La pérdida será una avería daño si lo que se entrega al enemigo es mercadería del barco, y constituirá una avería gasto si se paga en dinero el rescate del buque y cargamento. 106 105 106 Ibidem. p. 162. Ídem. -Echazón, es el sacrificio de mercaderías, consistente en arrojarlas por encima de la borda, para aligerar el buque a fin de salvarlo del peligro. Ésta figura constituye el núcleo en torno al cual se elaboró toda la doctrina de avería gruesa. Echazón se llama también a la mercadería arrojada, y, aunque con menos propiedad, se designa con el mismo nombre a las partes de la OS D A V R E S E R la echazón, y alijar echar mercadería Sindicar O impropiamente seE laC utiliza para H R E D embarcación que son objeto del mismo sacrificio. La palabra alijo, a veces, por la borda; pero es conveniente reservar esa expresión para significar trasbordo de la mercadería de un buque a lanchones u otras embarcaciones menores, para disminuir el peso del buque. 107 La echazón es un ejemplo típico aunque vetusto de la avería gruesa. La Lex Rhodia se ocupó de la echazón, estableciendo los primeros principios de la contribución de los diversos interesados de la expedición. La navegación a vela, la menor estabilidad de los barcos primitivos y las condiciones de los mismos y de carga hacían frecuente la necesidad de recurrir a aligerar el buque, arrojando al agua parte de su cargamento, ya sea para mantener la línea de flotación en caso de tormenta o de otro peligro, o emprender una marcha más veloz cuando era perseguido por piratas. Hoy en día, los nuevos medios de propulsión y la estructura de los grandes barcos modernos han hecho más raro el recurso de la echazón. De todas maneras, 107 Ibidem. p. 164. muchas leyes marítimas y códigos modernos conservan su preeminencia, al menos como reliquia del derecho marítimo. 108 La echazón debe ser un acto voluntario del Capitán. Si, como consecuencia de una tempestad de viento y mar gruesa que embarca grandes masas de oleajes, el mar o el viento arrebata la mercadería de la cubierta no hay echazón. Hay que tener en cuenta que debe ser hecha para OS D A V R E S E R Sabsolutamente, O tiene la facultad para disponer a su arbitrio, la elección de la H C E R E D la salvación común y no el interés particular de la carga misma. El Capitán no mercadería que debe echarse al agua. Es indudable que el Capitán ha de procurar escoger la mercadería a sacrificar, atendiendo el interés de la comunidad no solamente para que la medida resulte más eficaz, sino para que el gravamen contributivo resulte más llevadero. 109 -Carga sobre cubierta, no todas las mercaderías que se arrojan al agua deben ser pagadas como avería gruesa. Las cosas depositadas sobre cubierta, si fueren echadas al mar, así como la averías que sufrieren a propósito de la echazón, no deben pagarse como avería gruesa. Pero contribuyen al pago de la avería gruesa en caso de salvarse. -Mercaderías sin conocimiento, tampoco se pagan los objetos echados de que no hubiere conocimientos firmados por el Capitán o que no se hallen en la lista o manifiesto de la carga, pero, en cambio, tanto los objetos que no 108 109 Cfr. Humeres Magnan, Luis. Op. Cit. p. 184. Ídem. figuran en los conocimientos o manifiestos de carga, como los cargados sobre cubierta, contribuyen al pago de la avería gruesa. -Objetos y provisiones quemados como combustible, las mercaderías sacrificadas por las necesidades perentorias del buque, como cuando en caso de peligro y urgencia son quemados algunos efectos, para servir de combustibles o consumidos víveres de la carga, a falta de las provisiones ya OS D A V R E S E R igualmente bonificable como Sserá O insuficiencia R delEcombustible H C E D agotadas, debe ser pagada como avería gruesa. El sacrificio de la carga por avería gruesa. Naturalmente que el sacrificio de objetos y provisiones del buque no se reputaría avería gruesa, si ese sacrificio fuese motivado por la imprevisión del Capitán en proveer de la cantidad necesaria de combustible al buque para su servicio. 110 -La extinción del fuego, el incendio a bordo es uno de los peligros más temibles para las vidas y los intereses de la aventura. A los estragos originados por el siniestro mismo se suman los daños causados deliberadamente para combatir o cortar el fuego, cuya gravedad se valúa desde la mojadura de las mercaderías cargadas hasta la sumersión total del buque, extremo que equivale a la pérdida total de la aventura. La separación de las averías accidentales producidas por el fuego, de las voluntarias originadas para sofocarlo, debe ser muy cuidadosa. 111 110 Ídem. Cfr. Ray, José Domingo. Op. Cit. p. 170. 111 Averías gastos: los gastos deben ser siempre extraordinarios para que constituyan avería gruesa. La dificultad estriba en establecer cuando deben considerarse extraordinarios. Resulta más fácil precisar cuando una avería daño es avería gruesa; están comprendidas por: -Las indemnizaciones por defensa del buque, los individuos de la tripulación tienen derecho a asistencia, curación e indemnización en caso de OS D A V R E S E S Re indemnización son a cargo del armador, O Los gastos deR asistencia, curación H C E E D que enfermaran o fueran heridos, o mutilados prestando servicio al buque. es decir, son gastos ordinarios. Pero si fueran lesionados los individuos de la tripulación combatiendo en defensa del buque, en ese caso los gastos serán prorrateados, entre el buque el flete y la carga, en forma de avería gruesa. 112 Las indemnizaciones son las que fije el juez, en caso de mutilación, deberá tener en cuenta, los sueldos a que tiene derecho el accidentado hasta su reestablecimiento definitivo o hasta el regreso al puerto de la matrícula y también, en su caso, los gastos de retorno. En caso de muerte, los gastos de entierro del tripulante, si ha acontecido como consecuencia de las heridas recibidas en defensa del buque son avería gruesa y pagarán a los herederos los salarios íntegramente. 113 112 Cfr. Varela, Raúl. Derecho Marítimo. Santiago de Chile, Chile. Editorial Universitaria. 1960. p. 278. 113 Ídem. -Municiones y otros gastos de defensa, algunos códigos y leyes califican como avería gruesa los gastos o las reparaciones de los daños ocasionados en el buque o en el cargamento por el combate. Las municiones consumidas durante la defensa son admitidas como avería gruesa por los códigos alemán y escandinavo. 114 Se argumenta que si el gasto para indemnizar o curar a los marineros OS D A V R E S E SR O considerar como avería particular el daño material que ha recibido el buque o H C E R E D lesionados en la defensa del buque es una avería común, no hay razón para la carga en iguales circunstancias. El uso de una cosa para su destino ordinario, no es un sacrificio constituyente de avería gruesa, aún cuando ese uso importe el consumo total o la destrucción de la misma como sucede con las municiones de guerra. Claro es que el uso de las municiones es como el empleo de los botes de salvamento, es extraordinario con respecto a la aventura, pero no lo es con respecto a su destino especial. 115 -Rescate de tripulante, buque o carga, entre averías gruesas, el rescate de los tripulantes aprisionados o detenidos mientras prestaban servicios al buque. -Gastos por desencallar el barco, la varadura del barco no implica siempre un peligro común para el barco y la carga. A veces, la carga del navío varado puede salvarse sin mayor dificultad. Ahora bien, los interesados 114 115 Ídem. Ibidem. p. 280. en el cargamento, dueños de las mercaderías o consignatarios, pueden encontrar más rápido y económico alijar las mercaderías del barco varado embarcándolas en lanchas, sin tener que esperar las operaciones necesarias para poner a flote al buque y participar en los gastos de las mismas. Por eso es más equitativa la Regla VIII de York-Amberes, que cuenta como averías comunes los gastos suplementarios para alijar un navío encallado, el alquiler de los lanchones y gastos de reembarque, pero no los gastos necesarios O D A V R E S E ECHOS R para poner a flote el barco. 116 DER S En efecto, según el principio de que las consecuencias directas de una avería tiene el mismo carácter que se antecedente, si la encalladura constituye una avería particular, igualmente deben clasificarse los gastos realizados para poner a flote el buque accidentalmente varado. Pero éste principio reconoce una excepción: cuando una avería crea, por su gravedad, un riesgo común que debe conjurar el Capitán con un sacrificio voluntario que presenta todos los caracteres de la avería gruesa, el carácter de la avería antecedente no determine el de la que le subsigue. 117 Si el buque vara sin peligro, no se justifican, como averías gruesas, los gastos hechos para ponerlo a flote desde que no han sido efectuados para la salvación común, máxime cuando el Capitán puede esperar un cambio de viento o de marea favorable que produzca igualmente ese resultado. Si el 116 117 Cfr. Ray, José Domingo. Op. Cit. p. 171. Ídem. buque embarranca con grave peligro, los gastos efectuados a fin de desencallarlo están justificados como avería gruesa. Los gastos para poner a flote al buque librándolo de los riesgos a que la encalladura expone, se realizan en procura de la salvación común, debiendo repartirse entonces como avería gruesa, sin que a ello obste el hecho de que esos gastos sean la consecuencia necesaria y directa de una O D A V R E S E ECHOS R varada accidental. 118 DER S -Gastos de arribada, los gastos que se originan con motivo de la entrada de un buque en un puerto de refugio, promueven complejas cuestiones. Las leyes divergen en la solución de las mismas, si no en sustancia, al menos en las particularidades previstas. Corresponde, ante todo, establecer a qué se debe la necesidad de buscar refugio en un puerto. 119 La arribada motivada por las cortas previsiones administrativas del Capitán u otra falta o negligencia suya o del armador, no genera ninguna responsabilidad que imponga a los demás consortes la obligación de compartir esos gastos. Quedarían a cargo exclusivo del Capitán o del buque. Fuera del supuesto de culpa, se admiten, en principio, como avería gruesa, los gastos a que ha dado lugar la arribada forzosa. No así los daños 118 119 Ídem. Ibidem. p. 171. que pueden resultar como consecuencia de la arribada. Mientras que los gastos consecuentes siempre se consideran, en general, como avería gruesa, aún cuando no reúnan intrínsecamente los caracteres de avería gruesa; en cambio, los daños producidos con ocasión de entrar un buque en puerto de arribada forzosa, ya sea que afecten al cuerpo o a la carga, son averías particulares si ocurren accidentalmente. 120 OS D A V R E S E SR O gruesa, si esa medida hubiese sido dictada por el interés exclusivo del H C E R E D Los gastos provocados por la arribada tampoco constituirán avería armador. Si la arribada no fuera legítima, los gastos correrían por cuenta del armador y Capitán solidariamente. Lo mismo, aquellos gastos que originara una arribada hecha con el objeto de reparar averías particulares, serían a carga particular del propietario de las mercaderías averiadas, o a cargo del armador si se tratara de una avería del buque. -Gastos de asistencia y salvamento, los gastos de asistencia son extraordinarios. Se admiten como avería gruesa porque suponen la existencia de un peligro que amenaza a la aventura, y se realizan para la salvación de la misma. Así, por ejemplo, constituyen, avería común los gastos de asistencia prestada a una embarcación que por accidente ha perdido el gobierno de su dirección. 121 120 121 Idem. Cfr. Villarroel, Francisco. Op. Cit. p. 291. Sin embargo, es discutible la admisión como avería gruesa de los gastos efectuados para salvar el buque y la carga, ya abandonados en el mar. Pues el abandono del buque significa la renuncia a la salvación de la aventura. El salvamento es efectuado generalmente por terceros o gestores de negocios o por las autoridades locales, no por el Capitán. Se realiza el sino atendiendo S O D A V R E S E R S particulares O separadamente a los intereses de los distintos propietarios y H C E R E D salvamento, no en atención del interés común, aseguradores. Los gastos de salvamento son averías simples que no deben distribuirse entre los diferentes interesados de la expedición como averías gruesas; pero cada uno de los propietarios de las mercaderías salvadas debe participar proporcionalmente en los gastos de la parte de trabajos comunes de salvamento. 122 -Gastos sustitutivos, La expresión gastos sustitutivos, se emplea para significar ciertos gastos que aunque carecen, por sí mismos del carácter propio de la avería gruesa se liquidan como tal, en el caso en que esos gastos han servido para economizar una parte de desembolsos mayores. Supóngase que durante el viaje, y hallándose el buque en un puerto necesita repararse su casco, recorrer calderas y máquinas o remediar otras averías. Y se da la situación que los gastos son menos elevados en otro 122 Ídem. puerto próximo, pero no pudiendo trasladarse por sus propios medios, necesita ser remolcado. Si el precio del remolque es inferior a la diferencia ahorrada entrará como avería gruesa; naturalmente, siempre que los gastos sustitutivos también lo fueren. 123 -Gastos de alijo y trasbordo, son los que se producen en los casos en que se busque salvar al buque de riesgo de mar o de enemigos y ponerlo en OS D A V R E S E S R habiéndose desfondado, O estar el buque embarrancado H C E R E D estado de tomar puerto o rada. Lo mismo lo serían si el alijo fuera necesario por como consecuencia de un acto de avería gruesa. Solamente cuando un riesgo imprevisto, o un caso de fuerza mayor originan el aligeramiento del buque para ponerlo en estado de tomar puerto o rada procurando la salvación, se admiten esos gastos como avería gruesa. Si los gastos se causaran por salida del puerto no justificarían ese carácter tan fácilmente. 124 -Menoscabo de efectos vencidos, la depreciación que sufre la mercadería como consecuencia de la venta intempestiva no debe clasificarse en la categoría de avería daño, pues desvirtuaría el concepto expuesto de que toda avería daño consiste en un menoscabo material. Esta avería debe ser pagada con la contribución de las cosas salvadas. -Cuarentena, consiste en el aislamiento de un buque con pasajeros y carga, y su incomunicación absoluta con la tierra o con otros buques, 123 124 Cfr. Humeres Magnan, Luis. Op. Cit. p. 188. Ìdem. cumplido en un paraje más o menos lejano de su punto de destino, impuesta por las autoridades sanitarias de la jurisdicción, por un tiempo indefinido en los casos en que ese buque ha llegado infectado al puerto o sospechado de traer a bordo una epidemia contagiosa. 125 Durante el tiempo de la cuarentena se originan gastos extraordinarios, no participan de los caracteres propios de las averías gruesas, pues la OS D A V R E S E S R Tampoco tiene por objeto, como toda O por las autoridades administrativas. H C E R E D cuarentena no es un acto voluntario del Capitán, sino una medida impuesta avería gruesa, la salvación ni el interés común de todos los consortes del buque; más bien pudiera aducirse lo contrario; y sólo atiendo al beneficio sanitario o profilaxis de la población terrestre para preservarla de la contaminación del barco en cuarentena. 4.5. Regulación Legal de las Averías. Como se expuso con anterioridad, las averías se encuentran reguladas por la Ley de Comercio Marítimo Venezolana, en los artículos 365 al 373 inclusive, estableciéndose definiciones para cada una de ellas y los parámetros que debe poseer cada situación para que se considere como avería, bien simple o, gruesa. Al respecto se entiende que todo gasto o sacrifico contraído de manera intencional con la finalidad de lograr la seguridad común para todos los integrantes de la travesía marítima a fin de 125 Ibidem. p. 189. salvarla de un peligro; siendo estos gastos extraordinarios soportados por los distintos interese contribuyentes, es una avería gruesa. Se entiende la existencia de una avería simple o particular aquellas que no van dirigidas en pro del interés común o particular del buque y de la carga, siendo estas los daños o perdidas que afecten al buque o a la carga por caso fortuito o fuerza mayor, por vicio propio o por actos o hechos del OS D A V R E S E S Rexclusivo del buque, la carga o de una imprevistos incurridos en O beneficio H C E R E D cargador, sus dependientes o terceros; los gastos extraordinarios o parte de ellas; o en general todos los daños o gastos extraordinarios e imprevistos que no merezcan la calificación de avería gruesa o común. Ahora bien, se dispone que los actos por concepto de averías gruesas o comunes se rigen por acuerdo entre las partes y en defecto de estos por las reglas, usos y prácticas internacionales, en su versión mas reciente, empero, sobre la calificación, liquidación y distribución de las averías, las partes podrán pactar la aplicación de cualquier otra clase de normas que sean el producto de acuerdos o usos nacionales o internacionales, bien públicos o privados, o de reglas prácticas nacionales o extranjeras cuando no se haya firmado un acuerdo de avería, cualquiera que alegue un interés legitimo en la expedición marítima puede ejercer la acción para el cobro de las contribuciones, dentro del lapso de un año el cual será contado a partir de la ocurrencia del hecho. Luego de haberse determinado el carácter de la avería por los armadores, fletadores, cargadores y consignatarios, la liquidación procederá a hacerse por un ajustador previamente designado a propuesta de las partes involucradas en las partes en el hecho, o en su defecto por las partes competentes en caso de que las partes no lleguen a un acuerdo en la designación del ajustador. OS D A V R E S E S R la liquidación, en caso de desacuerdo, O las averías, se procederá a practicar H C E R E D En el caso de existir un acuerdo previo entre las partes para regular las partes podrán acudir a la vía judicial, caso en el cual se procederá sustanciando y sentenciando conforme a lo dispuesto para el juicio breve, establecido en el Código de Procedimiento Civil; dicha acción prescribirá a los dos años contados a partir de la manifestación de desacuerdo o la verificación del incumplimiento, lo que ocurra primero. La liquidación reconocida por las partes en forma expresa o por decisión judicial, otorga acción ejecutiva de intimación a los beneficiarios, la cual prescribe al transcurso de un año contado a partir de la fecha de reconocimiento de las partes o por edición judicial. La legislación venezolana estipula que salvo acuerdo entre las partes la ley de la nacionalidad del buque determina la naturaleza de la avería gruesa o común, así como los elementos formalidades y la obligación de contribuir, y que la ley del país en el cual se verifique el acto o el gasto de la avería gruesa o común rige la liquidación el prorrateo de la misma. 4.6.-Las Reglas de York y Amberes. La preocupación por lograr una normativa con vigencia internacional llevó a la National Association for the Promotion of Social Sciencie de Gran Bretaña, a convocar la primera reunión sobre la materia, que tuvo lugar en Glasgow, en 1860, en la cual se resolvió preparar un proyecto de ley cuya aprobación se aconsejaría en todos los estados. El proyecto, que consistió OS D A V R E S E R S considerado O nunca fue aceptado y niH siquiera ampliamente. C E R E D en 11 disposiciones generales, fue luego transformado en un largo texto que Posteriormente se llevó a cabo una nueva Conferencia, esta vez en York, en 1864, donde se aprobaron las primeras 11 reglas, que se conocen como las Reglas de York, 1864. En 1875, en La Haya, un nuevo organismo internacional, la Association for the Reform and Codification of the Law of Nations, asumió la conducción de la búsqueda de una solución, logrando en 1877, en Amberes, la ratificación de las reglas de York de 1864, con algunas enmiendas y la incorporación de una nueva regla, naciendo así las Reglas de York-Amberes, 1877. Siempre con la intervención de la misma Asociación estas reglas fueron discutidos en Liverpool, en 1890, oportunidad en que luego de más de diez años de experiencia se aceptó un nuevo conjunto de dieciocho reglas, denominadas, Reglas de York-Amberes, 1890. Aquella institución cambió, en 1895, si nombre por el de Internacional Law Association y obtuvo, en Amberes, en 1903, la agregación de una norma, conocida como Regla de Amberes, 1903" que más tarde se convirtió en la Regla D. Los trabajos de elaboración continuaron, si bien debieron interrumpirse durante la primera guerra mundial, pero en Estocolmo, en 1924, se concretó OS D A V R E S E Sy R alfabéticamente de la AH a O la G, veintitrés reglas ordenadas numéricamente C E R E D un cuerpo de normas dividido en dos partes: siete reglas ordenadas del I al XXIII, llamadas, en conjunto, Reglas de York-Amberes, de 1924. En un principio, se interpretó que las reglas designadas con letras constituían normas generales de aplicación cuando el caso no encajaba en las reglas numeradas, pero en el juicio motivado por una avería gruesa del buque Makis los tribunales británicos resolvieron lo contrario, sosteniendo que las reglas A a G fijan los principios básicos para conocer si determinado acto es o no un caso de avería gruesa, mientras las otras reglas sólo deben aplicarse cuando, según las primeras, hay efectivamente avería gruesa. Ante esta situación se convino en 1929 entre armadores y asegurados británicos que salvo en cuanto estuviere previsto en las reglas numeradas de I a XXIII inclusive, la liquidación deberá hacerse conforme a las reglas A a G inclusive, pero el problema quedaba de todas maneras planteado y exigía una solución uniforme y definitiva. Desde las primeras tratativas fue la International Law Association el organismo que se ocupó del tema, pero en 1948 llegó a un acuerdo con el Comité Marítimo Internacional sobre el particular; de ahí que ésta última institución estudió las modificaciones a las Reglas de York-Amberes, 1924, en su reunión de Amsterdam de 1949. Esta conferencia aprobó una serie de reformas, naciendo así las Reglas de York-Amberes de 1950, consistentes en 1 regla de interpretación, siete reglas designadas con letras de A a la G y O D A V R E S E ECHOS R veintitrés regla numéricas del I al XXIII. DER S La regla de interpretación que precede a las demás, ha puesto fin a la cuestión suscitada en las Reglas de 1924 que acabamos de mencionar. Dispone que en el ajuste de la vería gruesa, las reglas, tanto las numeradas como las alfabéticas, se aplicarán con exclusión de cualquier ley o práctica incompatibles con aquellas, y que en lo no previsto por las reglas numeradas, la avería gruesa se liquidará según las ordenadas alfabéticamente. A pesar de la aceptación generalizada de las Reglas de 1950, la práctica de la navegación y de las liquidaciones de averías fue poniendo en evidencia la necesidad de proceder a una nueva revisión, y una vez más, cupo al Comité Marítimo Internacional el honor de lograr la aprobación de un nuevo articulado, luego de una labor intensa de investigación y estudio, en la que la colaboración de Unión Internacional de Aseguradores Marítimos y la Asociación Internacional de Despachantes Europeos. Como consecuencia de la resolución adoptada en 1969 por el Bureau Permanent del Comité, se circuló entre las asociaciones nacionales de derecho marítimo un cuestionario relativo a las Reglas de York-Amberes de 1950, cuyas respuestas fueron consideradas por un grupo de trabajo primero, y por el Subcomité internacional de la organización después. Finalmente se designó un Comité de redacción presidido por el profesor Kaj Pineus, e integrado por los señores N. Gordon, H. Voet, H. Cacic y J. Hoggins, que produjo un proyecto que, corregido una y otra vez, fue llevado a la XXX Conferencia del O D A V R E S E ECHOS R S Comité Marítimo Internacional celebrado en Hamburgo, del 1 al 5 de Abril de DER 1974, durante la cual el día 4 de Abril de 1974, se aprobó un conjunto de normas sobre las averías gruesas, conocidas como las Reglas de YorkAmberes de 1974. La última revisión de las reglas se llevó a cabo el 7 de octubre de 1994 en Sydney, por los delegados representantes de asociaciones del Comité Marítimo Internacional, de esta última revisión lo más importante es la introducción de una nueva regla Paramount de carácter soberano, que exige la razonabilidad del gasto y sacrificio para que este sea admitido en avería gruesa. Las nuevas reglas no difieren de las 1950. En la mayoría no han sido modificadas sustancialmente, salvo en el caso de la regla VI, sobre forzamiento de velas, que por lo anacrónico de su texto fue reemplazada por una nueva titulada Remuneración por Asistencia y Salvamento. Otros cambios importantes son los de la regla III, sobre incendio; de la regla XI, sobre salarios y demás gastos ocasionados para entrar en un puerto de refugio; y los de las regla IV, V, X, XVI, XVIII y XXI. Se debe destacar que todas las Reglas de York-Amberes, las de 1877, 1890, 1924, 1950, 1954 y 1974 pueden ser convenidas por las partes de un contrato de transporte, ya que las sucesivas modificaciones no significan su derogación o sustitución de las normas anteriores, si bien el lógico suponer, y O D A V R E S E SR O días las de 1994. H C E R E D S así sucede en la práctica, que se adopten las más recientes, en nuestros O D A V R E S E ECHOS R DER S CAPITULO 5: CONSIDERACIONES SOBRE LOS RIESGOS MARÍTIMOS DENTRO DE LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA. 5.1.- Consideraciones Generales. Como se ha observado, el Código de Comercio venezolano de 1955, en su libro II exponía y regulaba todo lo relativo al comercio marítimo como la mayoría de los códigos latinoamericanos, el cual se inspiró indirectamente en la Ordenanza francesa de Colbert de 1861, a través del Código francés de 1808 y de sus derivados, como los códigos argentinos y chilenos. De lo antes OS D A V R E S E R S encaraban O Comercio, ya R queE dichas normas la regulación de la navegación y H C E D expuesto, la evidente necesidad de reformar el Libro II del citado Código de del tráfico por agua, tal y como se efectuaba en la época de la navegación a vela. La reforma de las normas reguladoras del comercio marítimo se llevó a cabo pero no dentro del citado código, sino por medio de un Decreto Ley destinado única y exclusivamente a la regulación de las diversas figuras propias del comercio marítimo, dejando derogado lo estipulado en el obsoleto Código de Comercio. Dentro de la novísima ley se incorporan una serie de principios que llegan a innovar los aspectos jurídicos reguladores de diversas instituciones del derecho marítimo, así se han establecido normas que incorporan al sistema mas equitativo de la graduación de las culpas establecido en el Convenio de 1910 del Comité Marítimo Internacional sobre abordajes; es bastante frecuente que los abordajes ocurran por culpa concurrente, esto es, culpa de parte de los capitanes de los buques protagonistas de la colisión, de igual forma por primera vez en la legislación venezolana se introduce el principio de derecho marítimo forum non conveniens, esto es de la facultad discrecional del juez competente para conocer de un determinado abordaje y declinar la jurisdicción a favor de un juez extranjero si el asunto está más vinculado con la jurisdicción extranjera. Del mismo modo, se incluye la figura marítima del salvamento, siguiendo los lineamientos fijados en el Convenio sobre Salvamento Marítimo OS D A V R E S E S Rel objeto del servicio a cualquier bien en salvamento, igualmente seO extiende H C E R E D de 1989, reconociéndose como sinónimos las expresiones asistencia o peligro, estando dentro de estos, los daños al medio ambiente. Al realizar el estudio de las figuras del riesgo marítimo propiamente dicho contenidas dentro del Decreto Ley de Comercio Marítimo, resulta factible definir tales riesgos marítimos o de la navegación como todas aquellas situaciones de hecho producto de casos fortuitos, fuerza mayor, accidentes o acontecimientos inculpables, a los cuales se encuentran expuestos todos los participantes de una travesía marítima y cuya consecuencia, puede consistir en un daño, gasto o responsabilidad. Dentro de la Ley de Comercio Marítimo venezolana se estipulan una serie de riesgos marítimos dentro del Titulo VI de la misma, hallándose estos de la siguiente forma: Capitulo I Abordajes y otros accidentes, Capitulo II Salvamento, y Capitulo III Averías. Los abordajes se entienden como toda colisión o choque violento entre dos o más buques, que naveguen o sean capaces de navegar en espacios acuáticos. El ordenamiento legal venezolano plasmado en el Decreto Ley de Comercio Marítimo vigente, presenta una serie de avances novedosos nunca antes vistos dentro de las leyes venezolanas, los cuales procuran establecer la equidad entre las partes involucradas en el abordaje, estas se basan principalmente en la derogación del sistema de la O D A V R E S E ECHOS R S compensación de las culpas, aceptando la proporcionalidad o graduación de DER culpas, esto, para los casos con culpas concurrentes, es decir se establecerá la responsabilidad en la medida o grado de culpa en la colisión. Así mismo, nace la facultad del juez de conocer un abordaje, pudiendo declinar la jurisdicción a favor de un juez extranjero en caso de que el asunto este más vinculado con la jurisdicción extranjera. Al respecto el Código de Comercio en materia de abordajes, establece los tipos de abordaje, sin establecer los elementos configuradores que definen a cada una de los abordajes, como si lo hace el artículo 320 y s.s. No se establecía tampoco dentro de la vetusta ley de comercio el sistema universal de la proporcionalidad de las culpas, como si lo ha adoptado el Decreto Ley de Comercio Marítimo. Ahora bien, el Código de Comercio venezolano establecía la presunción fortuita del abordaje, para lo cual disponía de una serie de causales que constituían la excepción de la regla; tal situación cambia totalmente en el Decreto Ley de Comercio Marítimo pues no se expresa regla alguna que defina al abordaje como fortuito, ya que para el caso de la legislación vigente los daños serán establecidos por las partes. Con respecto a la competencia judicial, el artículo 332 del Decreto Ley de Comercio Marítimo dispone que además de la jurisdicción que les asigna la ley, los tribunales venezolanos conocerán de los casos de abordajes ocurridos en agua jurisdiccionales venezolanas y en las no jurisdiccionales, toda vez que O D A V R E S E ECHOS R S uno de los buques sea de matricula nacional, sea embargado en puerto DER venezolano con motivo del abordaje, por fianza sustitutiva, o que después del abordaje uno de los buques haga su primera escala o arribe eventualmente a puerto venezolano, cuestión de la que no se hacia mención en el Código de Comercio, pues solo se trataba en éste lo relativo a la ley aplicable con respecto a cada nave. Otra de las innovaciones plasmadas en la ley reguladora del comercio marítimo es la inclusión explícita de la figura del salvamento marítimo, la cual se expone como figura idéntica a la asistencia, tendencia evolutiva en la mayoría de las legislaciones a nivel mundial; se entiende como las acciones dirigidas a auxiliar o asistir un determinado buque, o a otros bienes que necesiten ser salvados en diversos espacios acuáticos, inclusive a las personas. Los preceptos reguladores de la figura marítima del salvamento siguen los principios fijados en la Convención de Bruselas de 1910. La introducción del salvamento era necesaria porque llega a regular los vacíos jurídicos existentes en esta materia, pues no existiendo una norma expresa el salvamento era regulado supletoriamente por medio de las disposiciones del Código Civil, referidas a las cosas arrojadas al mar, o que provinieren de naufragio. De igual forma se establece la figura de la recompensa para el salvador, aplicable tanto como remuneración por salvar el buque, los bienes que están a bordo del mismo, extendiéndose la indemnización hasta aquél salvador que evite daños al medio ambiente; la remuneración por salvamento O D A V R E S E ECHOS R S de personas no es aplicable por cuanto, la vida de las personas carece de DER valoración por naturaleza misma. A diferencia de lo contenido en el Código de Comercio de 1955, las averías en el Decreto Ley de Comercio Marítimo, dispone que las mismas comprenden el universo de gastos de los que puede ser objeto la comunidad navegante que compone la travesía marítima, con ocasión del transporte de esta por un medio acuático. Se dispone también, la existencia de dos tipos de averías: las averías gruesas o comunes y las averías simples o particulares; para ambos casos las averías pueden ser averías gastos o averías daños. Se consagra dentro de la citada ley un cúmulo de preceptos destinados a la regulación de la determinación y liquidación de la avería. Las reglas de York y Amberes se crearon con el fin de establecer regulaciones a las averías, de manera unificada, esto es, con la intención de seguir un parámetro que defina la existencia o no de averías. Distinto a lo dispuesto en la citada ley, el Código de Comercio de 1955, estipulaba la echazón concibiendo el procedimiento a seguir en caso de su ocurrencia, tratamiento que no se le da en el Decreto Ley objeto de estudio, lo que no implica que dicha figura no este tutelada por el mismo. Vistos los riesgos marítimos establecidos dentro de la legislación venezolana, es menester indicar que los mismos coinciden con la mayoría de OS D A V R E S E R jurídica considerada como Ssituación O nacional no R incluye ninguna H C E E D los riesgos contemplados en otras legislaciones a nivel mundial; la normativa riesgo marítimo, solo que los enmarca dentro de las tres figuras ya estudiadas, siendo las prerrogativas rectoras y reguladoras de los mismos de gran amplitud, cubriendo las principales situaciones de hecho que pudiesen provocar controversias en torno a la materia de riesgos marítimos, lo que hace efectiva y funcional las disposiciones estipuladas en el Decreto Ley de Comercio Marítimo venezolano. Lo contenido en dicha ley en materia de riesgos del a navegación, goza de suma importancia por cuanto contiene los principios mas innovadores en lo que respecta e derecho marítimo, fijándose dentro de los preceptos de la legislación nacional, las principales normas establecidas dentro de los acuerdos y convenciones internacionales existentes encargadas de la regulación de los riesgos de la navegación. Se disponen así normas de gran utilidad, contenidas en acuerdos y convenios de los cuales Venezuela no es parte, promoviéndose una ampliación del sistema jurídico regulador del derecho marítimo comercial nacional e internacional, en virtud de la seguridad otorgada por el Estado venezolano, cuyas consecuencias inmediatas se corresponden con la anuencia de un mayor tráfico y comercio marítimo. La utilización de nuevas tendencias jurídicas procurará que Venezuela siga teniendo una activa participación en le comercio marítimo internacional, OS D A V R E S E R Stecnológicos O virtud de los grandes adelantos vividos en las últimas décadas. H C E R E D trayendo como consecuencia un mayor y mejor progreso de este ámbito, en CONCLUSIONES Al analizar y estudiar los diversos conceptos desarrollados en torno a los riesgos de la navegación, específicamente los referidos al abordaje, el salvamento y las averías, es posible identificar varios aspectos dentro de los cuales se destacan el ser en ciertos casos se convierten accidentes, los cuales no sólo son producidos por la voluntad del hombre, si no por una serie OS D A V R E S E R y en la cual existe intervención de la escapan de laR intención deO laS persona, H C E E D de elementos o circunstancias de caso fortuito o de fuerza mayor, que naturaleza, la cual toma gran influencia en los riesgos que se presentan en la navegación En función de lo anterior se denota que en la mayoría de los textos normativos reguladores de los riesgos marítimos, especialmente en la Ley de Comercio Marítimo, se aprecia la marcada influencia de las convenciones y tratados realizados por el Comité Marítimo Internacional y otros institutos especializados en Derecho Marítimo, la cual expresa el carácter unificador en cuanto al sistema de regulación y clasificación de los riesgos marítimos, y en general de aquellas reglas dirigidas a la fijación de normativas en lo que respecta al derecho marítimo, implementado por el Estado venezolano. Dentro de la compilación de principios realizado por el legislador patrio se hallan el del sistema equitativo de la graduación de culpas para el caso del abordaje, establecido en la Convención de Bruselas de 1910; en el mismo contexto se encuentra el principio del forum non conveniens, es decir, la facultad discrecional del juez competente para conocer de un determinado caso y declinar la jurisdicción a favor de un juez extranjero en caso de que el asunto este más vinculado con la jurisdicción extranjera. Igualmente se plantea dentro de la codificación hecha por el legislador venezolano dentro del Decreto Ley de Comercio Marítimo, que dentro de las OS D A V R E S E SR O como si lo eraR bajo la legislación anterior, el principio de la autonomía de la H C E E D figuras propias que conforman al riesgo marítimo no priva en forma absoluta, voluntad, esto se realiza en virtud de la tendencia de las modernas legislaciones de proteger al débil jurídico. Con esto se persigue que por vía legislativa exista una norma de equidad que proteja los derechos e intereses de los nacionales en el comercio internacional, haciendo favorecer la situación de los beneficiarios de los conocimientos, para que puedan accionar ante los tribunales de su domicilio, sin tener que hacerlo ante los tribunales de otra jurisdicción, por la existencia de cláusulas prerredactadas de sumisión a tribunales extranjeros. Los riesgos marítimos estipulados dentro de la Ley de Comercio Marítimo gozan de una amplia regulación, lo que origina mayor efectividad y seguridad jurídica a los ciudadanos que presenten interés y se desarrollen dentro de esta materia. Por último se recomienda una mayor divulgación de las reformas e innovaciones contenidas en el Decreto Ley de Comercio Marítimos, en virtud del alto grado de desconocimiento que presenta la población a nivel profesional y académico. Así mismo, es factible desarrollar el estudio de la regulación jurídica en cuanto a los riesgos de la navegación con ocasión del transporte y comercio de hidrocarburos. DER O D A V R E S E ECHOS R S BIBLIOGRAFÍA Libros: Álvarez Ledo, Tulio. Derecho Marítimo. Caracas, Venezuela. Editorial Anexo 1. 2001. 374 pp. Broseta Pont, Manuel. Manual de Derecho Mercantil. Madrid, España. Editorial Tecnos. 1987. 786 pp. O D A V R E S E ECHOS R S Cova Arria, Luis. El Nuevo Régimen de la Navegación en Venezuela y la Ley de Comercio Marítimo. Caracas, Venezuela. Editorial Arauco Ediciones. 2002. 108 pp. DER Diez Mieres, Alberto. Derecho de la Navegación. Tomo II. Buenos Aires, Argentina. Librería Ciencias Económicas.1964. 304 pp. Fernández Concheso, Aurelio. Régimen Administrativo de la Navegación. Caracas, Venezuela. Ediciones Marítimas Venezolanas. 1993. 430 pp. Garrigues, Joaquín. Curso de Derecho Mercantil. Tomo II. México, México. Editorial Porrua, S.A. 1979. 780 pp. Humeres Magnan, Luis. 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