EJF, 1 Amwell Street, London, EC1R 1UL, UK T: +44 (0)20 7239 3310 [email protected] www.ejfoundation.org Registered charity no: 1088128 Miércoles 25 de febrero, 2015 Pesca ilegal y sobrepesca, catalizadores de la degradación ambiental y la esclavitud moderna en Tailandia La sobrepesca, la pesca pirata y la esclavitud moderna en la industria pesquera tailandesa deben abordarse como cuestiones interconectadas. La demanda internacional de pescado y marisco barato está alimentando una trata brutal de personas brutal y el colapso de los ecosistemas marinos. Aparte del coste humano y de los efectos devastadores en la vida marina, estas cuestiones pone en peligro la gobernanza y la sostenibilidad económica tanto de Tailandia como de toda la región. Londres, 25 de febrero de 2015.- Tailandia es el tercer mayor exportador de productos pesqueros del mundo, con exportaciones por valor de 6.200 millones de euros en 2013. Además es el principal proveedor de productos pesqueros de EE.UU. Sin embargo, un estudio de 2014 estima que un 39% del pescado y marisco salvaje importado en este mercado desde Tailandia, ha sido capturado ilegalmente. Un nuevo informe de la Fundación para la Justicia Medioambiental (Environmental Justice Foundation, EJF) analiza cómo la sobrepesca y la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) o pesca 'pirata' han deteriorado los ecosistemas marinos de Tailandia, y han generando tales presiones económicas que han conducido a prácticas generalizadas de esclavitud en el sector pesquero tailandés. La rápida industrialización de la flota a lo largo del siglo XX ha dado como resultado demasiados buques, que utilizan métodos ecológicamente destructivos, para capturar demasiados peces. Las capturas totales por unidad de esfuerzo (CPUE), en el Golfo de Tailandia y el Mar de Andamán, se han desplomado en más de un 86% desde 1966, lo que hace de las aguas tailandesas una de las regiones más sobreexplotadas del planeta. Los pesqueros capturan ahora sólo un 14% de lo que pescaban a mediados de la década de los sesenta. Los recursos pesqueros y la biodiversidad marina de Tailandia están en crisis. Frente a unos recursos marinos agotados, los operadores pesqueros han dirigido su actividad hacia la llamada “morralla” de pescado, que no es más que pescado con escaso valor de mercado– que se compone de una proporción significativa de juveniles de especies comerciales– utilizado para producir harinas. Este frenesí pesquero ha acelerado el agotamiento de los recursos marinos de Tailandia. Los buques se ven obligados a permanecer en el mar durante más tiempo e ir a pescar más lejos que nunca para seguir siendo rentables. Al tiempo que los trabajadores huyen de las pésimas condiciones a bordo, las capturas disminuyen y los costes aumentan. Así, los operadores de pesca han recurrido a la trata de personas y a los trabajos forzosos para cubrir el vacío dejado por los trabajadores locales. La flota de “buques fantasma”, compuesta por pesqueros piratas no registrados, también saquea las aguas de terceros países (de ahí provienen entre un 40 y un 50% del pescado desembarcado en Tailandia) e impulsa la demanda de mano de obra migrante en régimen de esclavitud con la que mantener el negocio. Desde 2013, una serie de informes e investigaciones de EJF, otros grupos de la sociedad civil y los medios de comunicación, han probado el uso sistemático de prácticas de esclavitud moderna en la industria pesquera tailandesa. Estas prácticas incluían trabajos forzosos, trabajo infantil, detención forzosa, violencia extrema y asesinatos. Estos informes llevaron a que en 2014 el Departamento de Estado de EE.UU. degradase a Tailandia al nivel más bajo (nivel 3) de su ranking de Trata de Personas (TIP por sus siglas en inglés). El Informe TIP declaró que el Gobierno tailandés no había demostrado suficientes esfuerzos en la lucha contra la trata de personas, en particular como consecuencia de la incapacidad sistemática para "investigar, perseguir y condenar a armadores y capitanes por la utilización de mano de obra forzosa proveniente en su mayoría de migrantes, y funcionarios que podrían ser cómplices de estos crímenes". La valoración de EJF de las iniciativas que ha llevado a cabo el gobierno de Tailandia en el último año concluyen que todavía no se han alcanzado los estándares mínimos que permitan la eliminación de la trata de personas, por lo que EJF recomienda encarecidamente que Tailandia permanezca en el nivel 3 del informe TIP de 2015, como una señal clara al gobierno tailandés de que debe poner en marcha un programa serio de medidas y reformas. La pesca de arrastre no selectiva llevada a cabo por barcos piratas amenaza seriamente la integridad de los ecosistemas marinos, y la erosión de los fondos con la consecuente pérdida de biodiversidad. Las praderas marinas de Tailandia son un ecosistema de vital importancia para 149 especies de peces, así como una zona de alimentación y cría para diversas especies en peligro de extinción como los manatíes, y varias especies de delfines y tortugas marinas. Los tiburones ballena, que están legalmente protegidos en Tailandia, también se ven afectados como captura incidental de algunos de los artes de pesca utilizados. Otras prácticas dañinas como la utilización de señuelos luminosos para capturar anchoas y calamares son extremadamente perjudiciales para las poblaciones de juveniles de muchas especies comerciales de peces, y generan una alta proporción de capturas incidentales. Una gestión eficaz de la pesca en Tailandia podría ayudar a combatir la pesca pirata, detener la pérdida de biodiversidad, ayudar a la regeneración de los ecosistemas y permitir a las poblaciones de peces recuperarse, y poner fin a la trata de personas y a los devastadores abusos de los derechos humanos. También aumentaría los ingresos de la industria pesquera tailandesa. El hecho de que haya demasiados buques faenando en el Golfo de Tailandia provoca unas pérdidas potenciales de más de 300 millones de euros. Solamente con una reducción del 30% en la capacidad de la flota de arrastre se lograría un beneficio económico neto de casi 900 millones de euros. Además, muchos de los costes de esta reducción de capacidad se podrían compensar aumentando el precio de licencias y cuotas hasta unos niveles más realistas dentro de un modelo de negocio sostenible. El informe de EJF examina los complejos problemas que afectan al sector pesquero de Tailandia y ofrece recomendaciones para que el Gobierno, productores, compradores, vendedores y consumidores de productos pesqueros tailandeses puedan hacer frente a las causas de la devastación del medio ambiente y los abusos contra los derechos humanos. Así, se pretende que entre todos los actores se pueda garantizar una pesca sostenible y bien gestionada. En palabras de Steve Trent, Director Ejecutivo de EJF, "los productores y consumidores de productos pesqueros de origen tailandés están involucrados en uno de los delitos sociales y ecológicos más escandalosos del siglo XXI. El deterioro de los ecosistemas y la esclavitud son parte de un círculo vicioso. Las personas son víctimas de la trata como resultado de la crisis medioambiental, y son forzadas a trabajar en industrias que a su vez dañan y degradan aún más el medio ambiente, lo cual provoca nuevamente tráfico de personas para reducir costes. La pesca industrial no regulada daña los ecosistemas y deja expuestas a las personas más vulnerables a abusos e injusticias. La sobrepesca fomenta la pesca pirata, que impulsa aún más la esclavitud y la degradación medioambiental.” Trent añade que “es de vital importancia hacer frente a la sobrepesca, la pesca pirata y la esclavitud en Tailandia como problemas interconectados. El punto de partida debe ser una evaluación honesta de la escala y el alcance de los problemas sociales y ambientales a los que hace frente dicha industria. Todos las partes interesadas deben trabajar juntas para garantizar la protección de los océanos y la vida marina, y la erradicación de la esclavitud en el mar". El informe “Piratas y esclavos” de EJF viene acompañado de un documental y ambos estarán disponibles en www.ejfoundation.org a partir del 25 de febrero. Hasta entonces ambos estarán disponibles bajo demanda, incluyendo las imágenes en alta resolución y la película. Para más información, póngase en contacto con Alexandra Sedgwick, Coordinadora de Comunicación de EJF, [email protected] +44 (0) 207 239 3310, +44 (0) 7739 963301 NOTAS DEL EDITOR: • Tailandia es el tercer exportador de mariscos del mundo, con exportaciones valoradas en 6.200 millones de euros en 2013 (Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO), El estado mundial de la pesca y la acuicultura, 2014). • Tailandia es el principal proveedor de productos pesqueros a EE.UU., siendo éste su principal cliente. Sin embargo, un estudio de 2014 estima que entre el 24 y el 39% del pescado y marisco que entra en este mercado proveniente de Tailandia, es capturado ilegalmente • La UE importó más de 835 millones de euros en productos pesqueros desde Tailandia en 2012 (Eurostat, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MARM), España, 2014). • El valor de los productos pesqueros importados por Estados Unidos desde Tailandia superó los 1.400 millones de euros en 2013 (US National Marine Fisheries Service, División de Estadísticas de Pesca y Economía, 2013). • La captura total por unidad de esfuerzo (CPUE), tanto en el Golfo de Tailandia como en el mar de Andamán, ha caído más de un 86% desde 1966, lo que sitúa a las aguas tailandesas entre las regiones más sobreexplotadas del planeta. (Departamento de Pesca de Tailandia, 2008). • Para reducir costes los operadores de pesca ofrecen unas condiciones laborales pésimas y unos salarios muy bajos. Estas condiciones han llevado a una carencia significativa de mano de obra con un déficit estimado de 50.000 personas (OIT, Prácticas Laborales y Condiciones de Trabajo en el sector pesquero de Tailandia, 2013). • En 2014, el Departamento de Estado de Estados Unidos rebajó a Tailandia al Nivel 3 en su informe sobre Trata de Personas (TIP). Este informe indicaba que el Gobierno tailandés no había demostrado suficientes esfuerzos en la luchar contra la trata. Específicamente señalaba un incumplimiento sistemático en la "investigación, persecución y condena a los armadores y capitanes por el uso de migrantes como mano de obra forzosa, y a funcionarios cómplices en estos crímenes”. (Departamento de Estado de EEUU, Informe sobre Tráfico de Personas, 2014) • La Fundación para la Justicia Medioambiental (EJF) es una organización sin animo de lucro con sede en Reino Unido que trabaja a nivel internacional para proteger el medio ambiente y en defensa de los derechos humanos. EJF considera que la seguridad medioambiental es un derecho humano. • La misión de la Campaña de Océanos de EJF es proteger el medio marino, su biodiversidad y los medios de vida de las poblaciones que dependen de él. La campaña tiene como objetivo erradicar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) o 'pirata'. EJF trabaja para crear una transparencia y trazabilidad completas en las cadenas de suministro de productos pesqueros y los mercados. EJF promueve activamente la mejora de la formulación de políticas, la responsabilidad social empresarial y la gestión pesquera, junto con el activismo de los consumidores y las soluciones impulsadas por el mercado. • El objetivo de EJF es asegurar la pesca verdaderamente sostenible y bien gestionada, y con esto la protección y conservación efectiva de la biodiversidad marina y los ecosistemas. EJF cree que debe haber una mayor equidad en las pesquerías mundiales para asegurar que los países en desarrollo y las comunidades vulnerables tengan un acceso justo y apoyo para la gestión sostenible de sus recursos marinos naturales y el derecho a trabajar en la industria pesquera sin sufrir abusos laborales y de derechos humanos.