Periódico semanal ilustrado - Año I, número 12, Julio 3 de 1887

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PERIÓDICO SEMANAL ILUSTRADO
Número de} día 0.30
SUSqiCIO^EUtLA^. ORIENTAL
Por un año . . . . $ 10.00
• C meses . . . "
5.50
• un mes
» 1.00
A. GODEL
•
Núm. atrasado 0.40
ADMINISTRACIÓN: C E R R I T O 2 3 1
Editor y Propietario
Montevideo, Julio 3 de 1887
AÑO I —NÚMERO 12
DIRECTOR
Francisco García Santos
f
•
SU MAGESTAD LA REINA VICTORIA
EN TRAJE MILITAR, EN LA REVISTA DE WINDSOR
98 SETIEMBRE 1837
SUSCiyciO^ENM^. ARGENTINA
Por l a ñ o . . . $ ló.OO mln
' ti meses, . > 7.00 »
> 1 mes . . » 1.50 •
LA ILUSTRACIÓN DEL PLATA
p
••
\
•
—
—
XtnfCD -agente en Buenos Aires: 1. DURAND
Calle Florida núm. 76 {La
Minerva)
presentó en la revista de W i n d s o r , en una tela de
mérito incuestionable, de la cual se ha reproducido
el curioso grabado que con g u s t o ofrecemos a nuestros lectores.
;
SUMARIO—REINA VICTORIA—FOR EVER, GOD
SAVE THE QUEEN—CERTÁMENES LITERA RÍOS—LA DIADEMA—EXPOSICIÓN DE
CERTÁMENES LITERARIO
PINTURAS EN BUENOS AIRES—CUENTO
DE HADAS—PARA LAS DAMAS—ENTRETENIMIENTOS CIENTÍFICOS.
Santiago de Chile, Junio 10 de 1887.
Señor Director de LA ILUSTRACIÓN DEL PLATA:
Apreciable señor:
H a b i e n d o resuelto abrir un nuevo certamen literario m e permito remitir las bases, sus premios,
condiciones y demás indicaciones que he formulado y la aceptación de la comisión encargada de llevarla á cabo como también las advertencias que
esta comisión dirije á ¡os interesados
Federico Várela.
i.° Cinto
God save tlie lucen
Las fiestas británicas del jubileo de la
Reina, han sido tanto en Europa como en
esta parte de América, dignas de ¡a celebrada soberana á la que sus subditos, tanto en la patria como fuera de ella, prolesan verdadera adoración.
Inglaterra es talvez y sin talvez la única
Nación que mantiene incólume el sentimiento de amor y respeto por la persona
que rige sus destinosLa politica podrá dividirá sus hombres, pero esas
divisiones no tienen el suficiente poder para mantenerlos alejados, cuando se trata de rendir pleito h o menaje á la augusta predecesora de Guillermo IV,
Por eso se ha visto con motivo del jubileo, que
hasta en el mas apartado rincón del mundo, allí donde se ha encontrado un hijo de la patria de Hamlet,
de Milton, de Sheridan y de Byron, se ha escuchado en esc dia un entusiasta ¡God save the Queen!
Nosotros también hemos querido asociarnos al
regocijo de esa raza de oro, publicando el retrato de
S. M. en traje militar en la revista de Windsor.
Como es sabido, esta tuvo lugar el 28 de Setiembre de 1837.
La Reina misma describe la escena en estos términos:
- - « A las doce menos diez minutos partí vestida
de uniforme, acompañada por mi querido Alberto,
que estaba tan hermoso con su bello uniforme; Alberto venia á mi derecha y el ayudante general, sir
John Macdonald, á mi izquierda. Los coroneles
Grey y W e m y s s me precedian; y me seguian la
guardia de honor, lady Carolina Barrington, los caballeros de mi séquito y los del séquito de mi primo
(Alberto). Un dia horrible, fríoy con mucho viento;
y para mejor, apenas salimos, cuando nos tomó un
fuerte aguacero. Cesó, sin embargo, cuando llegamos al parque de la parada. Pasé por las filas sola,
y luego tomé mi puesto de costumbre con mi querido Alberto á la derecha y Sir Jhon Macdonald á
la izquierda, á presenciar el desfile. Hacia un frió
horrible, yo llevaba mi capa, que mi querido Al
berto arregló de manera que me quedó muy cómoda. Pero él, sentía mucho el frío, pues estaba en
grande tenue. Pasado el desfile regresamos á gran
galope.»
Un renombrado artista de Inglaterra inmortalizó
á la Reina Victoria, en traje militar, tal como se
¿pico.
A las glorias de Chile en la
guerra del Pacifico
Premio óoo pesos.
2." Poesías líricas, A la mejor colección de (12
á ¡3) composiciones inéditas de poesías del género
subjestivo ó insinuamente. de q u e es tipo el poeta
español, Gustavo A . Becquer.
Premio 300 p e s o s .
5." Didáctico.
Al mejor tratado
elemental
de
versificación
castellana,
destinado á la enseñanza.
Premio 500 pesos.
4." Un estudio político social referente á Chile.
Premio 500 pesos.
5. 0 Al mejor estudio de costumbres
nacionales.
Premio 300 pesos.
(>." A la mejor colección de fábulus
originales
en verso que no bajen de diez.
Premio 300 pesos.
GR3ERVAC10NES
Tema número 1.—Fué propuesto el año pasado
y continúa abierto en el p r e s e n t e .
Tema número 2.—E! g é n e r o subjestivo, breve v
delicado por esencia, pues solo insinúa las cosas,
y sustancioso porque suele c o n t e n e r más ideas que
palabras, cuadra bien al espíritu de nuestros tiempos y por lo mismo es hoy estimado y conviene que
lo fomentemos.
Servirá para atemperar nuestra
poesía nacional, que suele ser demasiado verbosa,
introduciendo en ella cierto gusto por la sobriedad,
la delicadeza y la pasión q u e campean en Becquer
y !os que siguen su escuela.
Tema número3.—Ya
que se estimula á los poetas,
bueno es darles desde el colegio u n buen código de
la versificación.
El tratado de don Andrés Bello es magistral; pero
muy estenso para la enseñanza.
La Academia Española lo ha adoptado, pero la
enseñanza de este ramo es muy imperfecta en la
misma Península, como se vé p o r los escasos párrafos que sus mayores textos dedican al arte métrica.
Por esta circunstancia, he creido oportuno que
por medio de un certamen se dé á la lengua un buen
tratado elemental de métrica castellana, que siguiendo las doctrinas adoptadas por la Academia Española, enseñe el arte de versificar de la manera más
sencilla que sea posible.
Tema número 4.—El estudio político
social á
que este número se refiere, p u e d e tomar diversas
formas, ya de la critica histórica, ya la más atrayente de la novela ó la que mejor cuadre al intento v
la índole de quienes lo c o m p r e n d a n .
Tema número 5.—Este género cultivado con
aplauso por autores nacionales, J, J. Vallejos y
Alberto Blest Gana: hoy está muy desanidado, y
por eso he creido que convendría fomentarlo, va
que aptitudes no faltan entre nuestros hombres de
letras y probablemente las hay entre nuestros jóvenes.
Tema número 6.—Este g é n e r o merece á mi juicio
ser cultivado, y por tanto, ya que entre nosotros es
escaso, conviene estimularlo.
Los certámenes mencionados correrán á cargo de
una junta c o m p u e s t a de los señores d o n José Victorino Lastarria, d o n Diego Barrios Arana y don
Manuel Blanco Cuartin, quienes tienen á bien aceptar la d e s i g n a c i ó n .
La junta se encargará de realizar los certámenes
de este año s e g ú n los temas propuestos, fijará plazos y condiciones, nombrará jueces si lo cree necesario y resolverá las dudas y dificultades que ocurran,
sin ulterior r e c u r s o .
Estos c e r t á m e n e s cuadran bien al 21 de Mayo
para s o l e m n i z a r l a s fiestas del 18 de Setiembre.
A fin de q u e cumplan con su objeto, exigen bu
siguientes condiciones:
1," Los j u r a d o s deberán entregar sus fallos antes
del 1 " de S e t i e m b r e ,
2." La junta organizará una fiesta especial destinada á que los autores premiados lean sus c o m p o siciones, ó parte de ellas si fuesen mire estensas.
3." El 1." de Setiembre se publicarán las divisas ó
contraseñas de las obras premiadas, reservándose la
apertura de los sobres que contengan los nombres
de los autores para la misma fiesta solemne y especial, en la q u e se quemarán en publico los demás
pliegos c e r r a d o s .
4." La junta coleccionara en CCA libro las c o m p o siciones que se presenten, los informes de los jurados y demás pruebas conducentes a dar una idea cabal del acto literario de que tienen á bien encargarse.
Va paral
á 2 1 de Mayo de 1887.
Federico Várela.
•
Los que suscriben, aplaudiendo el proposito g e neroso v patriótico del Sr, A arela, creen de su deber aceptar la comisión, y en esta virtud previenen
á los escritores que concurran:
1." Q u e d e b e n remitir á cualquiera de ellos sus
composiciones hasta el primero de Agosto de este
año, y que después no serán admitidas.
2." Q_ue cada composición debe ser acompañada
de un sobre escrito cerrado y sellado que contenga
el nombre del autor, y que lleve a la vista el titulo
de la obra y ¡a contraseña que en esta se ponga.
Santiago, 29 de Mayo de 1S87.
J. V. Lastarria-Diego Barros AranaManuel Blanoo Cuartin.
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0'DA
DIADEMA
L E G O el coche
señora!—dijo
la doncella.
La señora dirigió una última
mirada al espejo de su tocador v
se dispuso á salir.
En esto entró el marido. Un
marido como hay pocos. Hace año y medio que se
casó y ama todavía á su mujer.
Y ciertamente que ella es adorable. Hermosa,
elegante, de claro entendimiento, de intachable
virtud, de compasivo corazón, Iiene solo un de
fecto: es vanidosa.
Por eso ha pasado cerca de dos horas delante del
espejo mirando su traje de baile; componiendo sus
lazos y flores.
Sobre todo, lo que no sabe dejar de admirar es la
diadema de brillantes que chispea como una magnifica constelación entre sus negros cabellos
Dos
meses hacia ya que la guardaba en su cofrecillo de
joyas; se la regaló su esposo el dia de su santo;
desde entonces diariamente la saca del estuche; se
la pone; la c o n t e m p l a con alegría y asombro; se la
LA ILUSTRACIÓN DEL PLATA
quita, y la vuelve a g u a r d a r ; pero, al guardarla, dice:—¿Cuándo habrá un baile digno de que yo rae
ponga esta diadema?
Y aquella noche se celebraba el baile e t i q u e la
diadema debía ser objeto de la admiración y la envidia de las damas de Madrid.
Triunfante y orgullosa baja ya la escalera del magnífico edificio en cuyo piso principal habita, cuando
se detiene, estremecida, y le dice á su marido:—
¿Oyes?
«i¡^
—Creo..., si, es la campanilla del Viático....
¿Subir... ó bajar?
Dio un suspiro... y dijo á su esposo:
—¡Subamos!
La guardilla era una habitación muy propia para
su destino anterior; guardar muebles desvencijados
y esteras... Las esteras y los muebles habían sido
retirados hacia los rincones, y en el resto de la pieza
había una mala cama, una mesita y dos ó tres sillas,
escogidas entre los trastos viejos... En la cama estaba la moribunda; una mujer que habría sido hermosa y que tal vez era joven. Junto á ella, de rodillas,
con la cabeza oculta entre las manos y las manos
sobre las ropas déla cama, estaba su hija... no se
veian más que sus largos y dispersos cabellos rubios, su deshecho vestido y las destrozadas suelas
de sus zapatos. ..
-
-CJ-<
t /
La campanilla suena ya más distantemente; la
comitiva se detiene delante del portal; suena luego,
junto al primer tramo de la escalera; el resplandor
de las velas encendidas se mezcla extrañamente con
los resplandores de las bombas del gas y se ove un
murmullo como oraciones vlos pasos lentos de una
persona que al compás del rezo avanza y sube.... Es
el cura.—Es Dios.
La dama y el caballero se apartan á un lado y se
arrodillan
—¿Quién es el que muere?
do pasa el portero.
pregunta ella cuan-
—Señora, — dice éste,—hace dos noches encontré en la esquina de la calle una mujer, tendida sobre las losas, como muerta. Una niña de siete años
abrazaba el cuerpo de esta mujer, con llanto de
desesperación.... Me acerqué á ella, le pregunté—
aunque harto decían sus harapos y sus semblantes.
—No tenían casa en que vivir, ni pan que llevar á
la boca; la madre estaba desmayada de pena y de
hambre.... Las recogí y las he dado una de las
guardillas de li casa
pan y cuidados; pero han
sido tardíos para la mujer... que morirá esta noche...
¿Y n á d a m e había V. dicho?...
—El médico dijo que todo remedio seria inútil...
—¿Y cómo es no haberme avisado tampoco de
que esta noche debía recibir á Dios esa desgraciada?
—¡Al), señora! V. E. debía ir esta noche á un baile y temí
¡El baile! Ella casi lo había olvidado... ¡El baile!...
¡Es decir, su hermosura; su maravilloso traje; el estreno de su incomparable diadema; el triunfo más
brillante de su vida cortesana!....
La última persona de la comitiva pasaba, subiendo, por delante de ella. Era un pobre andrajoso,
que más que rezaba gruñía... En el tramo inferior,
un lacayo, galoneado de oro, con el sombrero en
la mano, esperaba.
En la mesita habia una taza desportillada;, con
una cuchara de palo dentro: un crucifijo, con peana; dos velas encendidas y dos vasos con dos raniitos de flores.
¡Se respiraba allí la tristeza intensísima que da el
sentimiento de la miseria, la soledad y la muerte!
Al ruido de la gente que subía por la escalera la
moribunda abrió los ojos y la niña volvió la cabeza...
El rostro de la niña parecia una rosa; pero una rosa
de té.
Cuando todos entraron y se formaron en la guardilla, y se arrodillaron, y avanzó el sacerdote, hubo
un silencio profundo.
¡Qué humildad, qué piedad, qué temor, qué
respeto!
¡Más grandiosa pareció entonces aquella guardilla que el más grandioso palacio!
La moribunda se alzó, apoyada en los brazos
d e d o s mujeres, para recibir el cuerpo divino. Animóse su rostro demacrado al recibirlo, y sus ojos
se alzaron después al techo como si viese alguna
figura celestial.... Luego extendió las manos hacia
su hija, que se arrojó dando un grito inexpresable en
sus brazos
La comitiva se componía de personas pobremente vestidas y con trajes oscuros; todos estaban arrodillados en cordón, delante de las esteras y los trastos viejos; todos quietos y tristes; solo allí tenian
movimiento las llamaradas cárdenas de las velas,
que chisporroteaban lamiendo los pábilos
pero
junto á la puerta habia un loco de luz espléndido...
aquella señora, vestida de un traje de raso blanco,
cuya dilatadísima tela descansaba sobre rotas y sucias baldosas
y aquella magnifica diadema que
resplandecía sobre su bello rostro.
Su esposo, de rodillas cemo ella, estaba detrás,
la cabeza inclinada y el clac aplastado bajo el brazo.
Concluido el acto, la comitiva se dispuso á dejar
la guardilla y se inicie) un movimiento de retirada.
Pero un incidente detuvo á la comitiva.
La moribunda, después de haber llorado sobre la
cabeza de su hija, habia alzado el rostro y había
lanzado enderredor una mirada de infinita amargura.
Ella moría y ella seria, pues, dichosa; pero aquel
pedazo de sus entrañas quedaba en el m u n d o . . . . Y
¿qué es el mundo para quien ha vivido en la miseriay en el dolor, y muere de hambre?..,.
Sus ojos vagaron por el fúnebre circulo de silenciosos espectadores; en este momento parecía ilu-
minada p o r e s e relámpago de lucidez con que aparece la muerte.
Sus ojos se fijaron en un foco de color y de luz;
se fijaron en la dama. Quiso llamarla y no p u d o . . .
Entonces la llamó con los ojos y con la mano,... La
dama se acercó llorando. La moribunda la miró
con ojos en que se veia extraña curiosidad.—Como
la mariposa debe mirar á la luz. Curiosidad, duda
esperanza, temor... esto decian sus miradas. P o r u n
movimiento automático extendió sus manos hacia la
dama y tocó la diadema. Después se volvió hacia
su hija y la tocó también en la frente.
En la frente de la niña solo habia ino:encia y tristeza.
La pobre madre rompió á llorar....
Y después lloraron todos. Porque la dama se
quitó la diadema y la puso sobre los cabellos de la
niña, y la mostró á la madre asi magníficamente
engalanada.
La mendiga exhaló un gemido de placer y doblo
la cabeza sobre la almohada, sonriente y tranquila.
Poco después la señora del cuarto principal e n traba en su tocador llevando á la niña de la m a n o .
Y la doncella decía á un criado, y el criado al
portero, y el portero al lacayo:
—,Que se retire el coche! ¡Los señores... no van
al baile!
EXPOSICIÓN DE PINTURAS
EN BUENOS AIRES
S^ñor Director de LA ILUSTRACIÓN DEL PLATA:
Se ha realizado el feliz pensamiento de !a Sociedad Damas de Misericordia:—la exposición de pinturasacaba de abrirse, ante una concurrencia'en qué
se ven dignamente representadas todas las o'ases
; comodadas de nuestra sociedad.
El local elegido para la exposición es el antiguo
LA ILUSTRACIÓN DEL PLATA
• Soy un gigante»: gritaba altivo,
Andando en zancos, cierto muchacho
Otro ie dijo:—«No te envanezcas;
De pié en el suelo, fueras enano.
Dijo una niña viendo unas setas:
•¿Por qué sois malas siendo tan lindas'
«Porque vivimos entre culebras,
Y su ponzoña nos contamina."
Toda grandeza que por apoyo
Tiene tan solo títulos vanos,
Es otro niño lleno de orgullo,
Es un pigmeo subido en zancos.
Hay corazones que nacen bellos
Como las setas que vio esa niña,Pero se juntan con los perversos,
Y les contagia su compañía.
de la bolsa de comercio que ha sido convenientemente arreglada con tal objeto.
C o m o no me propongo estudiar esta valiosa colección de lienzos, por via de apunte consignaré los
títulos v el juicio que se ha emitido sobre los principales:
El último de los galos, E. Dieudonné—Pudor,
Jos Correns—Florista, R, Etchart—Gournet de las
Ostras, Kiemer—Vendedora de Ostras, id.—En el
campo, Mendilaharzu—La mañana de primavera,
Van Den Bos—Paisajes, Lansyer—Paisajes, C.
Haes—Caridad, A, Ballerini—El poeta y las musas,
Luna—Escena veneciana, R. Guidici—Tejedores de
mimbres, Caprili—Las dos razones, (la fé y la ciencia), J. Blanes—El entierro de Cristo, Ciseri—Paisaje, E. Verbceckhoven y Verveé—Los músicos
ambulantes, G. Favretto—En la playa, Miralles—
Soldado del imperio, D. Muñoz—Música sagrada,
Megía—El secreto sorprendido, Soulocroix—Mesa
de cocina, Mendilaharzu—Una pastora, Bruzzi—El
trovador, F. Jover—Una cabeza, Wirth—Busto de
mujer, Crespi—Marina, Weber—Interior de la Catedral de Toledo, Maswiens—Una sevillana (El descanso), La Rosa—Castello Saint' Angelo, Roselló—
La tentación, C. Casado—Aldea, Carcano—El entierro, Michetti—El dulce sueño, Renard—Embarcadero de negras, Villamil—Interior de iglesia, L.
Burlant—El mercado de la plaza San Pablo, G, Favretto—Cabeza, Marroni—II primo baccio, Mazzota
—Alegría infantil, Crosio—Paisaje, Debat Ponsam
—Paisaje, Paul Koster—La Dolorosa, Villavicencio
—La lotería, Lancerotto—Cabeza, C. Plasencia—•
Un retrato, R. de Madrazo—En la Pampa, Dolía
Valle—Retrato, Jacquet—Privilegio del pobre, R.
Giudici—Paisaje, I. B. Klombeck—Interrupción,
Giudici—Cabeza, Henner—El mercado sobre la
azotea, Gianfanti—La Hércules y el Halcón, De
Martino—Un momento de descanso, Frengiamore
—Paisaje, Sánchez Perrier—Muy tarde, Mendilaharzu— La convaleciente, Rubens Santoro—Westminster Londres, Sala—Caro quel Veóhio, Giudici
—Castillo de Alcalá de Gaudaira, Villamil—El San-
J. S.
tuario. F. Corridi—Retrato, F. de Madrazo—Al
bosque, Giudici—El modelo, Lancerotto—Marina,
W e b e r — Cabeza, Gianfanti — Marina, Gioia — La
b a r d a lisa, Della Valle—Vista de Venecia, Ballerini
—Marina, Barthelemy—Feria en Valencia, Galofre
—Laguna de Venecia, Fragiacomo—Una vieja,
Mendilaharzu—Batalla, F . Domingo—Paisaje, A,
Tommasi—En la plaza de San Marcos, Ramírez—
Marina. Morera—El cantor de taberna, Fichel—La
Consulta, Leistein—Un noble veneciano, Llaneces
—Quién ganará?, F . Jover—En la taberna, Fichel—
Hilandera, Leto—Idilio en el gran canal, Lancerotto
—Feria en Valencia, Galofre—La proposición de
matrimonio, Simoni—Marina, Rubens Santoro—
Caballo, C. Steffeck—Marina, De M a r t i n o — L a
Confidencia, Soulacroix—Lección de baile, J. V i llegas—Judith, L. Giordano—En el piano, Aublet—
La Regina (cabeza), Milesi—Devanadora peligrosa,
Moretti—Trueno carnavalesco en el estudio de un
pintor, Jervant Andrés —Una manóla (acuarela), C e briau—Un aragonés (id.), F . Pradilla—A Gandolar,
A, Ballerini—Vendrá, F. Jover—Un trovador id.—
Joven á la paloma, Joszi Koppay—Marina V e n e ciana, Guidici—Giudecca, Réyna—El asado al asador (acuarela), P. Aguyari—R^tratode una bella, id.,
Tannetier—(cabeza), Levoratti—Temporal en el Rio
de la Plata, Durand Bragex—Otoño, Ashton—Alto!,
A. Paris—Cabeza, Conconi—Violinista, id.—Una
cabra, Sala—Cabeza (estudio al pastel), Michetti—
Descotada (en venta), Conconi—Un mercado en
Holanda, L. Sawefelt—Una cabeza, C o n c o n i — C a beza (estudio al pastel), Puvis de Chavames—Cabeza, Gianfanti—Interior rústico, en venta, Sala—Un
Burgués (acuarela). Gavarni — Cabeza de aldeana
(acuarela), Michetti—Contradanza, C o n c o n i - -Caballos Normandos, Fort—El Mariscal Davaust de pié
recostadoá su caballo, (acuarela), Louis Daird—Vista
de Venecia, Sala—Retrato, Marroni—Un aragonés
(acuarela), Valdecara—Ultima oferta, G. Favretto—
Paisaje, A. Tommasi—Generosidad castellana, M e nocal—El Príncipe de Talleyrand en su gabinete, id.,
Louis David — soldado francés,
Bellangé — El
J. S.
Mariscal Mortier á caballo, Louis David—Marina,
Barthelemy—Vivas de bandoleros, M a n z o n i — E p i sodio de la batalla de Solferino. Tattori—Marina.
Fragiacomo—Golfo de Ñapóles, Carrodi—La salida
de la iglesia, Delort—La muerte de Pizarro, M e n d i laharzu—Vista de Venecia, Brugnoli—Marina, Galter—El cazador, S. Quesada—Cielo, mar y tierra,
Galofre—Aldeana napolitana (acuarela), Villegas—
Marina, Weber—En la posada (acuarela), Gabriiii
— U n pastor (id.), Corelli—Un A r g e n t i n o (id.), S.
Sorrolla—Juanita (id.), Bignam—El B a n d o (id.), A .
Ballerini—La limosna (id.), De D o m i n i c i — L o s tacheros (id.), Meissonier—En Argel, Roselló—En la
frontera, A. Paris—El anuncio del T o r n e o , (acuarela), A . Ballerini—Marina, Senét—Una chula, (acuarela), W e s e l — U n castillo, Castaldi—La campiña
romana — costumbres nacionales, D. M. Darcy—
Cabeza, Boneo—Paisaje de H o l a n d a , Van H i e r Vistas y costumbres, D. M. Darcy—Paisaje con animales, Van Damme—Las palomas (acuarela), A g u yari—-Una Odalisca, Flores S a n d r i — U n a Odalisca, Gerand—Cabeza, Michetti—Escudo repujado
representando episodios del «Paraíso Perdid,;» de
Millón, Morel Ladeul—Una odalisca, Poulanjoi—
Marina, De Franceschi—Flores, S a n d r i — I d . , Gessa
•—La lectura, Conconi—El secreto, Della Valle—
Pensamiento (acuarela), Sivoir—En lajtabema, Signoriní—La góndola (acuarela). Id.—Vocación, Ballerini—Marina, Tom—Moro, S. Quesada—La vuelta al cortijo, Coleman—Una salamanquina (en venta), F. Jover—Un gallego, F. Pradilla—Chulas cant a n d o . Santurce—La opinión del modelo, A r c o s Odalisca, Ballerini—Cabeza (estudio), E. Pradilla—
Odalisca, Conconi—Una marroquina, Cesare Biseo
—Nube alegre, Randanini—Lago de Fiirardi, H.
Cook—Soldado, Cebrian—Una Manola, Megia—
Soldado del imperio, Bellangé—Primera c o m u n i ó n ,
Ballerini—Paseo interrumpido, Siguorini Rigoletto, Fabrés—Paisaje, Allongé— Flores (en venta), A .
Menke—Mora, Iroli—Cristo en la cruz. Marcó del
P o n t — O t o ñ o , Conconi—Buena madre (en venta),.
Atanasio—El descendimiento, Jacobo Palma—Ma-
LA ILUSTRACIÓN DEL PLATA
•i
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co
el
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m
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i :,r ,
LA ILUSTRACIÓN DEL PLATA
dona (copia), Crespi—El rio Tatayacco (en venta),
Menthfessel—Últimos auxilios, Sorbi—Marina Galter—Hilandera, Beltrani—Una matine musical, Pittara—Marina, Fragiacomo—San Sebastian atado á
u n árbol, F. Barbieri—En el piano, F, Romero—
Los primeros fríos, Bruzzi—Paisaje, Debat Pausan—
La fiesta de San Isidro, Villamil—Una chula, M.
Banllieur—La mujer del segundo Bruto, escuela
romana—La limosna, Puyrredon—Paisaje, Trouillerbet—Paisaje de la Cordillera, Mansoni—Una cacería, Despres—Vacas bebiendo, F. Brissot—Tempestad en los Apeninos, Gabrini—Paisaje, Cordero
—Curiosidad, Vallerini.
Entre los principales contribuyentes se cuentan
los señores J. P. de Guerríco, L. Pereyra, L. Gallardo, A. del Valle, J, Peña, J. Leloir, Demarchi,
E, Acebal, M. Quintana, señora L. B. de Pacheco,
C. Pellegrini, A. P. Zemborain, M.Trelles, Casares,
A. Rossi, Lársen del Castaño, etc.
Para concluir transcribiré la opinión que se ha
pronunciado sobre los principales:
nudo; sin embargo, hay algo de dureza y retoque
de la verde gramilla,
en los detalles.
UNA F E R I A E X V A L E N C I A
el nenúfar sus hojas entreabría!
Dos cuadritos de costumbres al aire libre; llenos
de luz, colorido y ambiente local.
Pertenecen ambos al género naturalista; pintura
moderna, se destaca en ellos esa fácil proligidad y
exactitud de detalles que es obra exclusiva de los
buenos maestros y del talento artístico.
CUADRO DE BELTRANI—PROPIEDAD DE A . DE'MARCIII
ya están las flores de tu amor marchitas.
Sobre ti el huracán pasó r u g i e n d o :
los árboles tronchados se secaron,
Apesar de estar este cuadro mal
poca luz. se conoce que es uno de
exposición; se destaca en su estilo
la pintura moderna, reflejo fiel de
naturaleza.
orientado y con
los buenos de la
la tendencia de
la verdad en la
11
txp-Ii^EucHO tiempo pasó:—siempre el arroyo
sobre las yertas piedras sollozaba:
ni un ave errante iba á parar su v u e l o ,
L . GALLARDO
Es una verdadera joya ese cuadro. El motivo es
sencillo: una elegía campestre del entierro de dos
niños gemelos; diversos grupos con figura de carácter, espresivas, sentidas, distintas, pero dentro siempre de la unidad genérica,de la idea madre que preside armónica y gradualmente los módulos, figuras
y términos del conjunto; hasta la naturaleza misma
y aquel fondo de cielo azul oscuro, parecen respirar
la evocación triste del adiós postrero. El grupo de
aldeanas que forma el centro, tras del féretro rústico,
es notabilísimo por la verdad del dibujo, la propiedad del colorido, la armonía inefable de la luz:
¡poder de espresión misterioso y vago, perseguido
afanosamente por el genio del arte, que, como la
Beatriz del Dante, se escapa fugitiva á sus anhelos,
sumergida en las sombras del Averno!
El cuadro está admirablemente concluido; su dibujo es notabilísimo, el colorido original, propio y
valiente, las perspectivas naturales, el temple vigoroso y el conjunto armónico, espresando una idea
perceptible, luminosay bella que habla al sentimiento y la razón.
CABEZA
CUADRO DE H E N N E R
¿Dó se fué tu alegría?
¡Ya están secas y tristes tus laderas
y huyeron á su hogar las golondrinas.
CUADRO DE LUNA—PROPIEDAD DE F.
PROPIEDAD DE
¡Oh, región que los pájaros amaban!
y á su furia maldita,
HILANDERA
ENTIERRO
CUADRO DE MlCIIETTI
donde el beso del sol y de la e s p u m a
CUADRO DE GALOFRE—-PROPIEDAD DE E . ACEBAL
EL POETA Y LAS MUSAS
EL
¡Oh, región de las plantas perfumadas,
PROPIEDAD DE L , B . P A C H E C O
Este estudio es de lo mejor que hay en la exposición,—una verdadera preciosidad artística.
Pequeña cabeza de niña encantadora- ojos pardos,
serenos; pelo castaño, ondulado; espresión pura,
surjente; boca dulcisima, donde amanece la aurora
de un alma inocente: tal es el motivo. En cuanto á
la obra, es atrevida, segura y franca; no hay que
discutir el colorido, los tonos, el claro oscuro y el
dibujo; la espresión, el esbozo, todo es perfecto.
Ante esa obra maestra, se descubre el artista y se
siente entusiasmado el amateur, es el feliz producto del genio y la naturaleza.
MARINA
LELOIR
Caracteriza este cuadro perfectamente la escuela
moderna española: su composición es selecta, delicada, factuosa en luces, colores y matices; la linea
ondulada florea los más peregrinos aspectos de la
belleza formal; recuerda esa pintura los mágicos
bocetos de Fortuny, y las inspiraciones de Villegas,
Galofre, Giménez, Aranda y otros: escuela brillante
en colores, nacida al centelleo de una chispa del
sol del mediodía.
E N LA P L A Z A D E SAN M A R C O S
para beber sus cristalinas aguas.
Era á veces tan ruda su amargura,
tan insensible y desdeñosa el aura,
q u e se alzaba gimiendo y á los aires
sus espumantes hondas arrojaba.
Después, jadeante y lánguida, caía
en brazos del dolor que la mat.iba
y al ver la regia esplendidez del cielo,
buscaba el porvenir en lontananza
CUADRO DE RAMÍREZ—PROPIEDAD DE E. ACEBAL
Cuadrito de costumbres del género y escuela
citadas.
Se destaca en él, como mérito principal, el vigor
de la luz veneciana.
Una noche serena, en que la luna
lanzaba al m u n d o su fulgor de plata,
v en los campos celestes, las estrellas
sus encendidas alas agitaban.
BATALLA
CUADRO DE F. DOMINGO—PROPIEDAD F.
LELOIR
Magnifico boceto de batalla, estilo realista m o derno: verdad en la composición; movimiento,
vida y aspecto gráfico de los grupos.
Al borde del arroyo cristalino
brotó una flor hermosa y pertumada,
que á los besos del céfiro nocturno
entreabría sus hojas de esmeralda.
E N LA P L A Y A
C o n t e m p l ó l a el arroyo: su corriente
CUADRO DE MIRALLES—PROPIEDAD DE E. ACEBAL
Detuvo al fin, creyendo que soñaba,
Otra marina: cuadro original de bastante mérito.
Es u n buen estudio del natural. Efectos de luz.
LECCIÓN DE BAILE
CUADRO DE J. VILLEGAS—PROPIEDAD DE J. MARTÍNEZ
Escuela moderna española. Es un precioso boceto
de género, de brillante efecto y colorido.
Puede compararse con otro buen cuadro del
mismo autor y estilo, que existe en Madrid y que
ha merecido el más alto aprecio.
Saluda al Sr. Director.
I. de D.
v en el seno brillante de su linfa,
vio la flor de esmeralda reflejada.
Sola no estaba ya:—la brisa entonces
vino temblando á acariciar sus aguas,
v el astro de las sombras, dulcemente
e envió el raudal de sus miradas blancas.
Se deslizó, como antes—cristalina,
C o m o antes m u r m u r ó su amor—y plácida
volvió á cantar sus trovas á los sauces
que en sus fecundas márgenes brotaban
CUADRO DE MORERA—PROPIEDAD DE A. DEL VALLE
Luz, aire, perspectiva, transparencia y movimiento en las aguas.
El motivo parece ser una playa normanda; una
figura de mujer aparece en la orilla; á lo lejos voltejea una barca pescadora; fondo crepuscular de la
tarde.
La ejecución franca y afortunada; el reflejo dorado de la luz poniente se esfumina con una admirable gradación y bellísimos efectos.
La tonalidad general es vigorosa; el estilo sencillo
y realista; hay ambiente profundo y vaporoso.
Y siempre al deslizarse m a n s a m e n t e
euiiTO m
junto á la flor hermosa y perfumada,
BISAS
i
" j B ' J O redes de plantas olorosas
el arroyo corría,
PEÑA
Busto de mujer hermosa recostada en un sillón,
espresande el deseo.
Buen dibujo, brillante colorido; vida en el des- I
¡Ah—cuantas veces que el dolor nos hiere,
y al fin encuentra su ilusión perdida
en la flor inmortal de la esperanza!
arrastrando en el seno de sus aguas
TENTACIÓN'
CUADRO DE CASADO—PROPIEDAD DE J.
y de espuma sus ósculos le enviaba.
sin fé en el porvenir, el alma vaga,
las arenas doradas de la orilla.
LA
la acariciaba con sus tenues o n d a s .
Entre las piedras murmuraba y luego
en salvaje armonía,
iba á cantar sus trovas á los sauces
que en sus fecundas márgenes crecían.
Santiago Maoiel.
LA ILUSTRACIÓN DEL PLATA
se dulcemente, por la noche mejor que por la mañana, con una toalla de tela mate, muy fina, mojada en agua cocida ó en agua de lluvia, aguas menos
crudas por cuanto que se ven libres de toda sal calcarea.
En esa agua, que deberá estar más bien caliente
en verano y fria en invierno, se echarán algunas
gotas de agua de Colonia. Prohibimos absolutamente los vinagres, q u e corroen, abren y arrugan
el cutis.
El agua de Colonia, que tanto se usa con razón,
ejerce por el contrario sobre la epidermis, al mismo
tiempo que la limpia perfectamente, la más saludable influencia.
Para el cuello y los hombros se pueden emplear
lociones con una infusión de té verde. Además,
inyecciones de té verde en las orejas harán conservar al oído toda su fineza, toda su agudez, y pueden
hasta curar una afección al oido muy incomoda: me
refiero á los zumbidos.
JPARA LAS PAMAS
E L C U T I S , L A T E Z (11
i-~_«\ A primera condición para resguardar la
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finuTa'Satinaday
la transparente'blancura
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nos cansareraos
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^ ' P' ' '
de repe<«f
tirio, la observancia de ¡as reglas higiéni\wf /ir c a s 1 n e hemos expuesto. Pero, además.
l e i l C n a 7 I 1 1 6 t e n e r e n cuenta que se d e b e a d o p SSwStar el régimen á los temperamentos, y queno se puede tratar del mismo modo el
cutis y la tez de todas las mujeres.
Las mujeres anémicas, por ejemplo, cuya tez es
pálida, sin animación, seguirán un régimen sólido,
azoado, fortificante, 'mientras que aquellas cuyo
temperamento es más bien sanguíneo, con una predisposición á que se les suba la sangre á la cara,
evitarán las carnes inertes, los alimentos irritantes,
los vinos generosos, los licores, etc. Pero es preciso ante todo cuidar las Buenas digestiones, tehie'n'do en cuenta que hay una correlación directa entre
la tez y el estómago.
Hav dos medicamentos muy en moda y de los
cuales se abusa, pues son muy irritantes: me refiero
al hierro y á la quinina.
Tal vez seria posible, la mayor parte de las veces'
reemplazarlos aún ventajosamente por soluciones
ó aguas alcalinas ligeramente arsenicales.
Aconsejamos taftíbién que no se abuse de los baños fríos, baños de;rnar, de rio, duchas, abluciones,
etc. Prohibimos todavía más los baños rusos, los
sudaderos, á los cuales las mujeres de Oriente deben en parte su prematura decrepitud. Es fácil, en
efecto, comprender que todo lo que dilata ó comprime violentamente el tegido epidérmico, debe, á
la larga, cansarle y arrugarle.
Si fuere necesario, sin embargo, recurrir á esos
agentes terapéuticos—pues no es preciso sacrificar
la salud á la belleza, y en ciertos casos la hidroterapia es un medio poderoso de reanimar la vitalidad,-^-,
se deberá previamente untarse el rostro con coldc r e a m . Pero no hay que emplearlos sin entero conocimiento de causa, porque pueden fácilmente
producir congestiones interiores más peligrosas que
el mal que se trata de evitar, sobre todo en las personas que no son ya bastante jóvenes ni bastante
fuertes para que la operación se ejecute fácilmente.
Por lo demás, las fricciones y las presion.es musculares (massages, como dicenen Francia), al salir
del baño, son igualmente fortificantes, por cuanto
que activan del mismo modo la circulación epidérmica.
' Por la misma razón, las abluciones demasiado
largas y frecuentes deben evitarse. Hay que lavar-
(1) Capítulo de la obra Secreto* femeniles, por la duquesa
Láurencena fiue acaba do editarse en Madrid y que se halla en
venta en la Librería de don Francisco Ibarrn.
Hay para el cutis otra limpieza que sienta perfectamente á algunas mujeres, t u lugar de lavarse la
cara con agua, la limpian con cold-cream extendido
en una punta de la toalla, y en realidad no hav una
limpieza más completa que ésta. Fáciles penetrarse de esta verdad, pasando primeramente por la
cara una toalla mojada, que no se ensuciará por
esto, mientras que si, en seguida, ¡rotáis vuestra
cara con cold-cream, veréis en la toalla diferentes
manchas de un color gris más ó menos acentuado.
En algunos países del norie, en Suecia, en Prusia, las mujeres emplean para la cara y las manos la
miel pura, otras la leche. Ahora bien; la miel, por
el azúcar que contiene, ejerce más bien una acción
desecante. No es buena sino mezclada con pasta
de almendra ó con otro cuerpo emoliente.
Es preciso también, para que la tez conserve su
color reposado y puro, evitar todo lo que puede parar ó-entorpecer la circulación de la sangre,, como
i a s emociones'vivas, el frió en los pies, los • corsés
demasiado apretados, que congestionan el semblante, y sobre todo los cambios bruscos de temperatura. El viento seco es una de las alteraciones más
frecuentes de la belleza del cutis. Aconséjase como
preservativo una infinidad de lociones, de pomadas,
de polvos. Lo más sencillo es guarecerse del sol,
del. viento,.de .la brisa del mar, .así, como del calende una chimenea ó de una estufa demasiado encendida. Nada, en efecto, deseca y arruga la piel como
la acción del fuego y del viento.
Os aconsejamos, pues, lindas lectoras, que llevéis siempre un velo cuando salgáis, ó lo que, en
rigor, le reemplaza, un espeso baño de polvos de
arroz, que aisla la cara del contacto del aire v del
polvo; pero á condición de que, al volver á casa,
os lavéis con agua tima ó con cold-cream.
Pero la desesperación de las mujeres bonitas son
sobre todo las rubicundeces, los barros, las pecas, los granitos que salen en la cara¿ Realmente no hay
rostro bonito con semejantes manchas. La mavor
p a r t e d e las veces, esas irritaciones ó tumefacciones de la epidermis provienen de un estado enfermizo ó herpético. Hay que seguir en este caso las
prescripciones de un médico, pues la medicina posee, para combatir esa clase de afecciones, remedios muy eficaces que varían según los casos.
Por último, no hay que cuidar solamente de la
limpiezay de la hermosura del rostro y de las manos, hay que preocuparse igualmente de todo el
cuerpo. Como la piel es un órgano de secreción, de
excreción, de absorción y hasta de respiración, es
de la más alta importancia asegurar su perfecto y
completo funcionamiento. Veinte veces se ha hecho
la observación ó el experimento: la supresión de
las funciones cutáneas produce más ó menos rápidamente la muerte, según que esta supresión es
más ó menos completa.
En efecto, la piel está salpicada de millones de
poros microscópicos que dan incesantemente salida
á la traspiración, la cual se exhala bajo forma de
vapor insensible. Además, millones de glándulas
sebáceas lubrifican la piel de una materia grasa destinada á conservar su flexibilidad y morbidez. Son
estas dos secreciones las que alteran la pureza de
nuestra ropa.
La eliminación constante y periódica de esas sustancias desembaraza los órganos internos y contribuye poderosamente á la conservación de la salud.
Cuando esta eliminación se para ó se hace mal,
las mucosas de las vías respiratorias y digestivas se
congestionan, los humores se alteran, las secreciones catarrales y las obstrucciones aparecen; se produce sobre la piel una infinidad de enfermedades
absolutamente repulsivas: empeines, herpes, rubicundeces, picazones, y ese ligero fruncimiento que
asemeja la piel más bien al crespón de China que
al raso.
Para conservar el funcionamiento normal de la
piel, los baños son extremadamente útiles. Sería
preciso meterse todoslos días, algunos minutos solamente, en un baño tibio, ligeramente jabonoso,
adicionado de esencia perfumada. Se puede en rigor no tomar más que cuatro ó cinco al mes, no
muy calientes, pues entonces congestionan la cabeza—á 35" centígrados'y durante veinte minutos
todo lomas. Si la persona es débii puede añadirse
sales de Penués que reaniman la vitalidad. Si se
siente una calenturienta con síntomas de congestión, 250 gramos de carbonato de sosa producen un
baño alcalino, calmante y refrescante. El salvado,
el almidón, la gelatina, Jas plantas aromáticas, la
tintura de benjuí, la esencia de thym, y sobre todo
el agua de Colonia rusa, constituyen también baños
excelentes para dulcificar y tonificar la pie], sin que
sea preciso recurrirá los baños de leche de Diana
de Poitiers y á los baños de fresa de Mine. Talli.n.
Los baños limpian toda la superficie del cuerpo,
haciendo desaparecer el polvo, los residuos de epidermis—pues la piel se renueva incesantemente—
los residuos de la traspiración ó de las materias
grasas que obstruyen las glándulas sebáceas. Calman las picazones, las irritaciones y contribuyen á
evitar los empeines; conservan la vitalidad de la
piel; la dulcifican, la lubrifican, hacen que conserve el satinado da la juventud; descansan el cuerpo
fatigado, calman la excitación del sistema nervioso.
Los baños, al regularizar y facilitar las funciones
de la piel, y por consiguiente la circulación g e n e ral, desarrollan el calórico, y son necesarios en invierno como en verano.
Es muy esencial secar bien la piel después de!
baño. Seria hasta preferible meterse un rato en la
cama.
Al salir del baño es muy conveniente, y además
muy agradable, darse una fricción en todo el cuerpo con agua de Colonia, que comprime ¡os tegidos
un poco relajados por la acción balnearia, y vuelve
á dar á la circulación epidérmica un nuevo i m pulso.
En fin, si se ha tomado un baño sulfuroso ó salino, es preciso ante todo lavar con agua tibia las
partes de la piel que han quedado expuestas al aire,
cara, cuello, puños, con el objeto de que desaparezca la capa salina ó sulfurosa que se ha formado;
después untarse con cold-cream.
Entretenimientos ({Científicos
e
UNA P R U E B A CON DADOS
STA prueba que causa admiración á las personas ante quienes
se hace por primera vez, está basada en un cálculo muy sencillo.
Pocos son los que se dan cuenta
[ del modo de colocación de los
diferentes puntos sobre las seis caras ele un dado, y
muchos los 511c se imaginan que su distribución no
obedece á ninguna regla fija.
Sin embargo no sucede esto.
Están distribuidos con arreglo á un método determinado, de tal modo que sumando doVcaras opuestas, el total es siempre 7. Estj es el punto de partida de la prueba de que nos ocupamos.,
Se hace con dos dados, y por consiguiente, al su-
LA ILUSTRACIÓN DEi, PLATA
Entonces el operador dice á la concurrencia:
«Acabo de haceros constatar que el p u n t o de abajo
es 8; pues bien, vamos á cambiar este n ú m e r o ; vamos á agregarle u n p u n t o ; pide á u n o de los asistentes dé un golpecito con el índice bajo los dados
como para agregar el punto suplementario y los
vuelve á colocar inmediatamente sobre la mesa
(fig. 5) haciendo notar que no hace n i n g ú n movimiento que altere su posición y que el p u n t o de
abajo es el mismo que al principio. Entonces invita
á uno de los asistentes á que vuelva los dados, y se
vé con sorpresa que hay y puntos en lugar de 8.
mar las dos caras opuestas el total será siempre 14.
Dadas estas esplicaciones, hé aquí como se opera: después de haber arrojado los dados sobre una
mesa, se hace constatar el punto obtenido, 5 por
ejemplo, y se les toma entre el índice y el pulgar
(fig. 1). El operador conoce desde este momento,
por una simple operación de restar, el punto de
abajo, 9; pero tiene cuidado de no mostrarlo.
Vuelve rápidamente la mano hasta hacerle tomar
la posición indicada en la figura 3; pero mientras
ejecuta este movimiento, ha hecho girar los dados
de un cuarto de vuelta entre los dos dedos, levantando lijeramente el pulgar y bajando un poco el
índice como lo demuestra la figura 2; muestra pues
á los asistentes (fig. 3) un punto, 8 por ejemplo,
que estos creen ser el de abajo,pero que en realidad
es el de una de las caras laterales.
Es claro que en ciertos casos, en lugar de agregar u n o ó más p u n t o s hay que quitarlos.
Si se tienen por ejemplo 12 puntos al principio y
el punto falso que se muestra es 9, como se sabe
que el punto verdadero de abajo es 2, se le pedirá
á la persona que sirva de ayudante al operador, b o rre con el dedo 7 puntos en lugar de agregarlos.
Finalmente los dados pueden tener ciertas posiciones en las cuales no puede hacerse la prueba.
Esto sucede cuando el punto falso
y el p u n t o
verdadero de abajo son iguales.
Así, por ejemplo, cuando el punto de arriba suma 10 (6y 4) de modo que la cara lateral que está
con el pulgar es el doble 5; sucede que se tiene 4
para el punto falso (doble 2) y para el p u n t o verdadero de abajo 4 (3 y 1).
No se puede, pues, proponer al espectador a g r e gar ó quitar cierto n ú m e r o de puntos á aquel que
ha sido constatado. Entonces hay que acudir á u n o
de los tantos medios empleados por los prestidigitadores cuando no pueden efectuar el experimento.
Esto es muysencillo—basta dejar caer como por
descuido uno de los dados y volver á empezar
la prueba.
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á los dados la posición n ú m . 1; durante este movimiento hace n u e v a m e n t e girar los dados en sentido
contrario, bajando u n poco el pulgar y levantando
el índice (fig. 4) de modo á colocarlos nuevamente
en su posición primitiva. (Con suma facilidad se
consigue hacer estos movimientos con rapidez
mientras la mano pasa de una posición á otra, y á
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