LEWIN DE LABEL RAQUEL CIIÑIGUEZ PERLA VIVIANA y OTROS S.C. L N° 554, L. XLII Ministerio Público Procuración General de la Nación Suprema Corte: - 1 - En lo que aquí interesa, corresponde señalar que el Magistrado a cargo del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil N° 30, resolvió decretar de oficio la caducidad de instancia de las actuaciones, por haber transcurrido a su criterio el plazo previsto por el artículo 310, inciso primero, del código de rito, sin que la actora instara el procedimiento -v. fs. 1155-. Apelado el fallo por la accionante, la Sala G, de la Cámara del Fuero, decidió confirmar el pronunciamiento del Inferior -v. fs. 1161, 1175/1177, 1207/1208-. Para así decidir, sostuvo la Alzada, que el impulso del procedimiento depende de una expresa petición de parte, y que no se puede exigir a los funcionarios -arto 313 del C.P.C.C.N.- la tarea de revisar los casilleros para observar qué expediente se encuentra en condiciones de ser proveído. Asimismo, refiere, que las presentaciones denunciadas por la actora, no instaron el procedimiento -fs. 1207 y vta.-. Contra dicho decisorio interpuso la quejosa recurso extraordinario federal, el que fue denegado, dando lugar a la interposición de la presente queja -v. fs. 1284/1289, 1307, 13/21 del respectivo cuaderno-o 11 - La quejosa reprocha arbitrariedad en la sentencia. Sostuvo que la resolución de la Cámara, al ratificar la del Inferior, confirmó el error en que éste incurrió, es decir, dictó la perención de instancia con fundamento en lo normado por el artículo 310, inciso primero del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, omitiendo valorar que al declarar la caducidad de oficio el Magistrado aplicó erróneamente la normativa. En tal sentido, refiere, que encontrándose el expediente completamente tramitado, resultaba de aplicación el artículo 483 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, que dispone que el Secretario, "sin petición de parte, debía poner el expediente a despacho y el Juez llamar autos para sentencia", circunstancia ésta que eximía a la actora de la carga del impulso procesal (art. 313, inc. 3° C.P.C.C.N.), con lo cual estimó, que el a quo incurrió en afirmaciones dogmáticas, que no se condicen con las pretensiones deducidas en el escrito de agravios, lesionando el derecho de defensa en juicio, debido proceso y propiedad, de raigambre constitucional-arts. 14, 17, 18, 19 Y conc. de la C.N.-. La quejosa destaca que el recurso es procedente, por constituir la decisión apelada sentencia definitiva, que pone fin al proceso y a la posibilidad de volver a accionar, atento que de admitirse ésta, se produciría la prescripción de la acción y la consecuente pérdida del derecho a reclamar. - 111 - Corresponde destacar, en primer lugar, que no obstante que V.E. tiene dicho que las cuestiones referidas al análisis de los hechos y la aplicación e interpretación de normas de derecho común y procesal son, por principio, ajenas al recurso extraordinario, también lo es, que conforme a reiterada jurisprudencia del Tribunal, tal doctrina admite excepción cuando el examen de aquellos requisitos se efectúa con injustificado rigor formal que afecta a la garantía de defensa en juicio, y además, la decisión en recurso pone fin al pleito o causa un agravio de imposible o insuficiente reparación ulterior (v. doctrina de Fallos: 30&:1693; 320:1821 y sus citas, entre otros). Tal es lo que -a mi entender- ocurre en el sub lite, desde que se advierte que la situación podría encuadrarse, a los efectos de la prescripción, en lo dispuesto por el artículo 3987 del Código Civil, con lo cual el recurrente perdería la posibilidad de reiterar eficazmente su reclamo en las instancias ordinarias (v. doctrina de Fallos: 306:851; 310:1782; 319:1862; 320:38). Conviene recordar, asimismo, que el Tribunal tiene establecido en numerosos pronunciamientos, que la perención de la instancia debe responder a las particularidades de cada caso, y que por ser un modo anormal de terminación del proceso y de interpretación restrictiva, la aplicación que de ella se haga debe adecuarse a ese carácter sin llevar ritualistamente el criterio que la preside más allá del ámbito que le es propio (v. doctrina de Fallos: 308:2219, 319:1142, 323:2067, entre otros). 2 LEWIN DE LABEL RAQUEL C/IÑIGUEZ PERLA VIVIANA y OTROS S.C. L W 554, L. XLII Ministerio Público Procuración General de la Nación En dicho marco, estimo, le asistiría razón a la actora, en cuanto sostiene, que el expediente se encontraba para el dictado de sentencia, de conformidad con lo normado por el artículo 483 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. En tal sentido, obra a fojas 1011 certificación de la presentación del alegato de la actora quien a fojas 1045, solicitó el dictado de sentencia, advirtiendo en esa ocasión la falta de prueba documental conforme surge de la constancia de fojas 1002. Ante dicha circunstancia el Juzgado intimó a las partes a su reconstrucción (v. fs. 1046, 1110, 1111, 1112), siendo la actora quien colaboró en ella (v. fs. 1053/1109, 1120, 1126/1129), luego y ante su requerimiento (v. fs. 1134), el Tribunal tuvo por reconstruida la documental (v. fs. 1135), notificándose a las partes a fojas 1136, 1137, 1138. En dicho estadio procesal, encontrándose reconstruida y concluida la prueba, y agregado el alegato, el secretario debería haber puesto el expediente a despacho -conf. arto 483 y 313, inc. 3° del C.P.C.C.N-, y el Juez, acto contiguo llamar autos para sentencia, toda vez que ello ya había sido peticionado por la demandante a fojas 1045, lo que no aconteció en autos. Así los hechos, el Magistrado, ante el pedido de regulación de honorarios efectuado por el perito calígrafo, intimó a las partes a denunciar si habían arribado a un acuerdo conciliatorio, y en caso afirmativo lo acompañaran, a lo que aquella respondió en forma negativa, procediendo el Juzgado a continuación, y de oficio a decretar la caducidad de la instancia. En dicho marco, cabe poner de resalto que la actividad de la demandante ha resultado idónea para impulsar el procedimiento, desde que ella ha sido adecuada y útil para hacerlo avanzar. Ello demuestra su intención de mantenerlo vivo y vigente, a pesar de la pérdida de prueba documental, oportunamente agregada, que la afectó (v. fs. 1002 y sgtes.). Estimo, por lo tanto, que le asiste razón a la recurrente, y que debe rechazarse la caducidad de la instancia dictada de oficio por el Magistrado de Primera Instancia, confirmada por el a qua, ya que las decisiones de índole procesal adoptadas por el Inferior en estas actuaciones, no son imputables al accionar de la parte 3 ac~, ni indican que ésta haya incurrido en un abandono de la causa que deba ser sancionado con la aplicación de tal instituto, máxime si consideramos que el expediente fue iniciado en el año 1984, que se encuentra en estado de dictar sentencia, que la única parte que lo instaba era la accionante, y que la acción se encontraría prescripta de confirmarse el decisorio en recurso. En tales condiciones, entiendo que corresponde hacer lugar a la queja, declarar procedente el recurso extraordinario fundado en la arbitrariedad del pronunciamiento, dejar sin efecto la sentencia y disponer que vuelvan los autos al tribunal de origen, a sus efectos. Buenos Aires, ) 3 de febrero de 2008.