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Vicios del lenguaje
En el tránsito hacia el dominio del lenguaje, resulta fácil caer en los errores tipificados como vicios
del lenguaje, construcciones poco cuidadas, expresiones defectuosas, manejos negligentes o
simple ignorancia. Y es que la frontera entre la Retórica y los vicios es tan breve que apenas se
distinguen por la firme intención de dar al discurso cierto matiz y por el contexto en que tiene
lugar.
Así, son nueve los vicios del lenguaje identificados por su asiduidad. No son los únicos, pero sí en
los que se incurre con mayor frecuencia
Por su naturaleza, los vicios del lenguaje se dividen en tres grupos:
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Vicios pragmáticos
Vicios sintácticos
Vicios semánticos
Vicios pragmáticos:
Se llaman así porque surgen “sobre la marcha”. Es decir, ocurren por el sólo hecho de emplear
alguna forma lingüística fuera de la convención, por temporalidad.
La forma gramatical puede ser correcta y el significado preciso, quedando los niveles sintáctico y
semántico cubiertos, pero por la utilización de formas antiguas o inventadas la comunicación se
obstaculiza.
Son de dos tipos: Arcaísmos y Neologismos
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Arcaísmos: Son todas aquellas palabras cuyo uso ha sido descontinuado del habla y la
escritura cotidianas. Generalmente son sustituidas por nuevas palabras
convencionalizadas, aunque también ocurre con frecuencia que desaparezcan cuando los
objetos a que hacen referencia dejan de utilizarse. En virtud de las diferencias dialectales
de una misma lengua, los arcaísmos pueden variar de una nación, región o localidad a
otras.
Por ejemplo, en México, la segunda persona del plural ne la forma vosotros es arcaica
(vosotros, vuestro, tendréis, decíais, etc.), mientras en otras naciones hispanoparlantes no
lo es.
Otros ejemplos son la preposición “cabe” (junto a) y palabras como aguamanil (artilugio
de limpieza personal hoy inexistente), azas (bastante), etc.
Neologismos: Regularmente, las lenguas evolucionan de acuerdo con los avances
literarios, científicos y tecnológicos, de tal suerte que, así como algunas palabras
“envejecen”, transformándose o muriendo, otras nuevas surgen para referirse a nuevos
objetos o suplir formas antiguas.
Esto es un proceso regular en el cual ocurren, sin embargo, alteraciones que deforman la
lengua cuando se inventa o construye alguna palabra fuera de las convenciones y con
pocas posibilidades de integrarse adecuadamente al sistema. Ello sucede si la palabra
inventada se suma a otras que no van a ser sustituidas; o bien, si el “inventor” acuña
construcciones lingüísticas bromistas o exageradamente localistas.
Ejemplos: “Eso es enojante”, “estoy stressado”, “chatear”, “guandajo”
Vicios sintácticos
Este tipo de problemas es el que más afecta la comunicación lingüística, en la medida en que
rompe directamente la estructura gramatical. Esto es, independientemente de que las palabras
utilizadas correspondan al conjunto de la convención (que sean pragmáticamente apropiadas) y de
que su sentido sea legible para el usuario (semánticamente útiles), el acomodo o posicionamiento
que adoptan en los enunciados complican la temporalidad, la espacialidad, el ritmo y/o la armonía
del conjunto
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Catacresis: Sucede cuando se emplea una palabra por otra, que también existe, aunque
con significado distinto. Su existencia puede implicar problemas de acentuación diacrítica.
Existen abundantes ejemplos de catacresis. Ejemplos:
o Haya-halla-Aya-allá,
o Vaya-valla-baya,
o Perjuicios-prejuicios,
o Vértice-vórtice,
o Ha-ah-a, he-eh-e, oh-o-ó.
Solecismos: Es de varias naturalezas
o Cuando en una frase “sobran” o “faltan” palabras. Ejemplo:
 “Debes de obedecer a tu papá”, en vez de “Debes obedecer a tu papá”
 “Voy ir”, en vez de “Voy a ir”
o Cuando en una palabra “sobran” o “faltan” letras (“trajistes, hicistes, pudistes,
comprastes” en vez de “trajiste, hiciste, pudiste, compraste”; “gasolinera” en vez
de “gasolinería”.
o Cuando se emplea un dativo como acusativo (“le vi” en vez de “lo vi” o de “la vi”)
o Cuando, sin justificación, se comprime el lenguaje (deja veo), o cuando se usan
unos verbos por otros (no te hagas el occiso).
Monotonía: Es un vicio producido por el uso frecuente de los mismos vocablos para
referirse a distintas situaciones.
Corresponde a un estilo que no posee variedad léxica, con lo cual, la expresión pierde
propiedad y precisión. Ejemplos:
o Se hizo ilusiones con el nuevo cargo.
o La cantante hizo un gran recital.
o El profesor hizo una prueba.
o La secretaria hizo una carta.
De la monotonía se desprenden algunas variantes como:
o Queísmo (abuso de la palabra “que”-. “Quiero que le digas a tu mamá que si no
viene a ver que comportamiento tienes, que no diga que lo no se lo advertí y que
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no pretenda que te demos la carta de buena conducta que te van a pedir para que
entres a la secundaria”),
o Cosismo (abuso de la palabra “cosa”: “La comunicación es una cosa muy
importante porque nos enseña cosas valiosas”),
o Teveísmo (imitación del habla de la televisión: “¡Repámpanos, recórcholis!” y
otras expresiones que sin ser necesariamente incorrectas, son inusuales en un
contexto determinado).
Pleonasmo: Es la repetición sin sentido de un mismo concepto con palabras sinónimas o
con frases análogas. Ejemplos:
o Subir para arriba,
o Bajar para abajo,
o Salir para afuera,
o Lapsos de tiempo,
o “Los problemas difíciles de una ciudad no tienen soluciones fáciles”.
o Miel de abeja.
o Tubo hueco por dentro.
o Persona humana.
o Me parece a mi qué…
o Suele tener a menudo muy mal humor.
o Muy idóneo.
o Muy óptimo.
o Volar por el aire.
Cacofonía: Es un vicio que se presenta tanto en el lenguaje oral como escrito.
Resulta ser un error muy evidente que consiste en repetir sílabas o sonidos quedando
éstos contiguos o muy próximos.
Se puede dar al comienzo, medio o al final de las oraciones.
Se refiere a la construcción de frases cuya estructura resulta desagradable a la escucha,
por convención: Tanto molestan tantos tontos cuando un solo tonto no tanto. Por
ejemplo:
o Dado a petición el interesado para ser presentado en el Banco Estado.
o María y Isabel se fueron de vacaciones.
o Se señaló en la sesión la necesidad de esa medida.
Vicios semánticos
Son los que, aun sin alterar los órdenes pragmático o sintáctico, oscurecen el significado o lo
atacan directamente mediante la inclusión de vocablos extraños con equivalencia en la lengua
natural.
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Anfibología: Del griego Anfibolos, significa ambiguo o equívoco. Es el oscurecimiento del
significado. Cuando una frase presenta problemas semánticos, se da lugar a dobles
sentidos o a sentidos desfigurados que confunden al usuario.
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Consiste en expresar de manera poco clara las ideas, sea porque éstas se comprenden de
dos o más sentidos o no se entienden. Ejemplos:
o Luis va a casa de Paco en su coche (¿en el coche de quién?)
o Alejandro recomienda a Rafael a Octavio (¿a quién recomienda?)
o Un hombre golpeó a otro con un martillo por mujeriego. Está detenido. (-¿quién
está detenido y por qué?, ¿quién es el mujeriego?, ¿quién tenía el martillo?)
o Murió de un infarto siendo enterrado en el jardín (¿qué pasó primero?)
o Leche de vaca pasteurizada (¿hay vacas pasteurizadas?)
o Medias para damas de seda (¿hay damas de algodón?)
o “Dormía como bestia, sobre su vieja, estera San Francisco de Asís”, en vez de
“Dormía como vestía, sobre su vieja estera: San Francisco de Asís”.
La ambigüedad se produce en las siguientes situaciones:
o Empleo inadecuado de los pronombres relativos. Ejemplo:
 Ella fue la que escribió.
 Se tramitó el oficio del Jefe, que informa sobre el periodo de vacaciones.
 Hay una circular del Ministro, el cual se refiere a las políticas de incentivos.
Uso correcto de los pronombres relativos. Los pronombres relativos se usan
correctamente en los siguientes casos:
 Si se trata de personas: quien, quienes.
 Si se trata de cosas, que, el cual, la cual, etc.
 Si se trata de personas: cuyo.
o Mal uso de adjetivo posesivo SU.
 Padre e hijo conversaron de su problema.
 El jefe estaba reunido con el Contralor en su oficina.
 Paula se fue con Sergio en su auto.
Para solucionar su ambigüedad se debe ubicar el adjetivo posesivo próximo al
sustantivo correspondiente.
 El padre habló de su problema con el hijo.
 El jefe estaba reunido en su oficina con el Contralor.
 Paula se fue en su auto con Sergio.
Barbarismos: Proveniente del latinismo “barbarum”, la palabra bárbaro tiene dos
acepciones: una que se refiere a lo bárbaro como extranjero ( los romanos llamaban
bárbaros a los pobladores fuera de su imperio) y otra que convierte el vocablo en
sinónimo de salvaje (también los romanos consideraban que esos pueblos extranjeros
eran salvajes, de tal forma que la doble acepción estaba asignada a los mismos
individuos).
De esta forma, tenemos dos clases de barbarismos:
o Importación o Extranjerismo: Son todas aquellas palabras que siendo ajenas a la
lengua natural se incorporan en la realización dialectal de alguna comunidad en
vez de las formas idiomáticas correctas. Para el caso de México, los barbarismos
de importación más destacados son:

o
Los anglicismos, voces del inglés (particularmente el de los Estados
Unidos) que sustituyen las voces hispanas injustificadamente: “oquei, bai,
elit, omaigad, jai, gelou, maidir, restaurant, nais”, etc.;
 Los galicismos, voces francesas cuya intromisión es igualmente perniciosa:
“debut, premier, avalancha, restorán, tualé, revancha”, etc.;
 Los italianismos: voces italianas “facha, bambineto, chao”.
Expresión o salvajismos: Son aquellas palabras que teniendo su origen en la
lengua natural, adoptan formas degenerativas, mismas que presentan tres
naturalezas distintas:
 Palabras mal escritas: sanoria, juites, venites, desdendenantes, solidaridá,
le’letricidá, l’otro, ocsesión, pecsi, picsa, ansina, etc.;
 Palabras mal acentuadas: exámen, imágen, diferencía, distancía, financía,
etc. y;
 Expresiones defectuosas: qué onda, qué oso, uta, si’ca, ruco, naco, niña
fresa, chale, tonces, tons, etc.
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