Día del árbol y del nido, Vicente Elizondo

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D IA
DEL
ARBOL
Y
DEL
N ID O
N os reu nim o s en la A lam eda de G am ón, los niños, p ro fesores y a u to rid a d e s que vam os a p a rtic ip a r en la p lan tac ió n
de los árboles. Se calcula, por los d ato s que p ro p o rcio n an los
profesores y m aestro s de los colegios, que som os unos
3.000 niños; parecem os m uchos m ás.
S uenan los a ltav o ces y los niños se p re p a ra n p a ra in te rp r e ta r el «H im n o al árbol», que será la señal de p a rtid a . El
señor alcalde nos dirige unas p a la b ra s, hervim os de im p a ciencia po r salir.
E n mi calidad de « in d ep en d ien te» esto y fuera de la
organ izació n , y a que vo y con un g ru p ito de am igos del
Club D ep o rtiv o U rd a b u ru . No teng o que en ro larm e en
n in g u n a de las enorm es filas de niños que a cu d en con sus
colegios.
S ubido en el quiosco observo la p laza, parece que hierve
u n enorm e caldero de c u e n ta s m ulticolores, ta l es el m o v im ien to y colorido. Y a han com enzado a ag ru p arse y salen
de la A lam eda enfilando en n u trid o y alarg ad o grupo hacia
la c u esta de las A g u stin as. E ste es el com ienzo de u n a de
las m ás herm osas jo rn a d a s que he vivid o .
Con mis am igos a ta ja m o s p or la cu esta de la E s tr a ta ,
re cie n te m en te re fo rm a d a , pues querem os o b se rv a r desde
u n p u n to e stratég ico la m archa de la co lu m n a. El señor
P°,L,Vicente
e l iz o n d o
alcalde al fren te , con a tu en d o m o n tañ e ro , au x iliad o po r un
«m unicipal» con uniform e y za p ato s reg lam en tario s. Le
com padezco, po r los zap ato s y po rq u e tien e que re te n e r el
ím p e tu de la colum na de niños que le sigue. S en tad o en m i
pu esto de m ira les veo p a sa r. E sto y em ocionado, puede
que sea porq ue me siento im p o rta n te — ¡voy a p la n ta r u n
árb o l— y puede ta m b ié n que me h ay a g anado la em oción
del m o m en to . Oí en la A lam eda que hacía alred ed o r de 50
años que no se h ab ía celebrado un acto oficial de p la n tac ió n
de árboles por los niños, p o rq ue p a ra m í esto es u n acto
oficial, ya que com o en la fecha que c ita n ta m b ié n asisten
las a u to rid a d e s.
La enorm e fila de niños co n tin ú a po r la c a rre te ra ; no so tro s volvem os a a ta ja r, apresu ram o s el paso y llegam os an tes
que ellos a « V entas», como era n u e stro p ro p ó sito . T o m an el
cam ino vecinal y siguen h a s ta el P a rq u e de L isto rre ta .
E stam o s en la p rim e ra quin cena de m ayo y to d a v ía los
árboles m u e stra n sus ram as desnu das de h o jas. A u n así
com o los veo a h o ra , sin h ojas, con sus ram a s de form as c a prichosas alzadas al cielo, sus re to rc id a s raíces escapándose
de la tie rra , no puedo v er en ellos su u tilid a d m a te ria l, no
veo en ellos m uebles ni solivos p a ra te ja d o s, veo seres que
v iv en dorm idos, que llenan m i alm a de alegría, de paz. No
m e ha sido d ad o to d a v ía v e r n a d a m ás herm oso que u n
bosque. Me gu sta p isa r las h ojas secas que cu b ren la tie rra
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y se n tir como c h asq u ean . A rra s tra r los pies llevándolas
d e la n te de mí. Me g u sta tu m b a rm e bajo los árboles y m irar
h acia a rrib a tr a ta n d o de v er c u á n ta s capas de ra m a s puedo
c o n ta r. V er en p rim a v e ra cu an do em piezan a aso m ar las
h o jas c u á n ta s to n a lid a d e s de v erd e localizo, t r a t a r de v er
el azul p o r e n tre los huecos que quedan al m overlas el v ien to .
C errar los ojos y ab riéndoles de re p e n te p illar el tono rosado
que se quiere escap ar al a b rir com p letam en te los p árp ad o s.
haciendo algo que reco rd aré siem pre; tenem os árboles
suficientes ya que son 2.000 los que se hab ía p rev isto colocar
y com o decía a n tes sólo som os unos 760 los niños que hem os
llegado. Claro que las a u to rid a d e s ta m b ié n co lab o ran , con
ta n ta o m ás ilusión que nosotros. O bservo que p o r lo m enos
en esto de p la n ta r árboles estam os m uy cerca las dos generaciones.
H em os te rm in a d o n u e stra h ilera; no resisto la te n ta c ió n
de te n e r un árbol e x clu siv am en te mío y como to d a v ía q u e d a n algunos sin p la n ta r, lo pido. T iene la p u n ta ah o rq u illa d a ,
y au n q u e ya no e n tra en la hilera que p la n té con mis am igos,
lo conoceré fácilm en te. No sé p o r qué lo p la n to con algo m ás
de em oción. Me parece que en éste pongo algo m ás de m í.
Dos hileras m ás a rrib a u na niñ a p la n ta el suyo, es ru b ia y
me a tra e el brillo que el sol pone en su pelo; he v isto alg u n a
vez algo parecido , cuan do el sol ilum ina las am arillas hojas
de los árboles en el otoño. Pienso que las n iñas tie n e n algunas
cosas m u y ra ra s. E s ta pone u n as flores de San Jo sé ju n to a
la raíz de su árbol; no la conozco y m e g u sta ría p re g u n ta rle
por qué lo hace, pero no me a tre v o , es m ás p eq u eñ a que yo.
Sigo pisando la tie rra de mi árbol y me alegro que esté cerca
del suyo, así p o d rá m irar él ta m b ié n las flores. La n iñ a me
m ira, tien e los ojos azules. Sé que m i árbol irá asociado p a ra
siem pre en mi recuerdo a u na niñ a de pelo rub io y ojos
azules. ¿Cómo serem os los árboles y nosotros cu an d o pase
el tiem po ?
Colocan los nidales, no p a rtic ip o , prefiero co n tem p lar
cóm o ha q u edado n u e stra p la n ta c ió n h a s ta el m om en to de
e m p ren d er el regreso. La p a ra d a p rin cip al y com ida es en
el P a rq u e de L isto rre ta . Se ha in crem en tad o la asistencia con
m uchos fam iliares de los niños. E l ta b la d o p a ra la b a n d a de
m úsica e stá colocado, y sus com ponentes su b en en a u to bús. E l a m b ien te es de bullicio y alegría, v a h a b e r juegos
in fan tiles y to d o está p re p a ra d o . Comemos en g ru p ito s
sen tad o s en el suelo. E l consum o de beb idas refrescan tes,
a p esar de que sopla un fresco v ie n te c ito , es enorm e. E l sol
que nos ha aco m p añ ad o d u ra n te to d a la jo rn a d a sigue dando
colorido al paisaje. La gente m en u d a em pieza a reclam ar que
com iencen los juegos infan tiles; com o p or lo que se ve p rim ero está p ro g ram ad o que nos dé u n concierto la b a n d a
m unicipal, se colocan en el ta b la d o con su d ire c to r, el m aestro U b iría, al fren te, b a tu ta en m ano.
H a y u na p a ra d a en el P a rq u e ; m uchos niños sé lian sen tid o cansados o a tra íd o s po r las posibilidades que ven de
p a s a r la jo rn a d a ju g a n d o . Som os unos 750 los que seguim os
h a s ta el pago de M albazar don de se va a e fe c tu a r la p la n ta ción de árboles y colocación de nidales. A hora que en tram o s
en la p ista re cien tem en te c o n stru id a , sin tien d o la p ro x im id ad del pago, crece m i em oción. H ablam os e n tre m is com p añero s de p la n ta r los que nos co rresp o n d an en equipo, así
ten d rem o s en com ún algo m ás que n u e stra incipien te am ista d . H em os llegado, to d o está bien organizado, los arbo lito s
en o rd en ad os m on ton es, los hoyos ab ierto s esperan en la
tie rra . S iento crecer m i em oción. Nos d a n a cada uno un
arb o lito y nos dicen que lo coloquem os donde queram os;
pro cu ram o s elegir u n a fila e n te ra y e n tre los seis que fo rm am os el grupo los vam os colocando. S iento que estoy
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No sé por qué espero que suceda algo d iv e rtid o y ...
sucede. A tra íd a s por la b a tu ta las n o tas salen de los in s tru m entos. A nte la ex pectació n de los a sisten tes se lan zan al aire
al no e n c o n tra r sobre ellas el obstáculo de la c u b ie rta del
quiosco. Ju g u e to n a s se cuelgan de las ram as de los árboles en
im posible p e n ta g ra m a . O tras corren ladera ab ajo p a ra e n c o n tra rse con el ru m o r de la erreka de «C uevas», p a sa n a lb o ro ta d a s ju n to a las m onjas de las «A gustinas» que h a n
d ejad o su clausura y su b y u g ad as p or el azul del cielo y el
verde de n u estro s cam pos no las sienten p a sar. O tras p e n e tra n p or mis oídos y m e in v ita n a unirm e a ellas, a c a n ta r...
Sobre esta cima que el sol orea,
por techo el cielo, por fondo el m ar...
R egresam os al pueblo, las filas no son ta n o rd en ad as
com o por la m añ a n a . E sto y cansad o y. no teng o ganas de
o te a r horizontes. S iento em oción po r los árboles que he
p la n ta d o , po r el día que he viv ido . E s posible que o tro año
p la n te otros árboles, pero éste fue el prim ero . Allí en M albazar he dejado algo m u y mío que no podré vo lv er a d e ja r en
ningún otro sitio.
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