Número de registro: 18873 Novena Época Instancia: Primera Sala

Anuncio
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
Número de registro: 18873
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXI, Junio de 2005
Página: 122
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL
DÉCIMO CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO Y EL PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL
TERCER CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
CUARTO. Los antecedentes y consideraciones que sustentan la sentencia dictada en el
amparo directo civil 217/90, promovido por la nacional de este país Cecilia Martínez García,
resuelto el diecisiete de agosto de mil novecientos noventa, por el Primer Tribunal Colegiado
en Materia Civil del Tercer Circuito son los siguientes:
1. Cecilia Martínez viuda de Granval, demandó a Rebeca Granval Rovero la nulidad de las
operaciones de inventario y avalúo, partición y adjudicación, y de las resoluciones que las
aprobaron a su favor, así como los actos que de ellas se derivan, particularmente la
cancelación de las inscripciones correspondientes en el Registro Público de la Propiedad,
derivadas esas actuaciones del juicio sucesorio testamentario a bienes de Francisco Granval,
nacional de Argentina, que estuvo unido en matrimonio con la demandante bajo el régimen
de sociedad legal.
2. La acción fue declarada improcedente por el Juez de primera instancia.
3. La Quinta Sala del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco, al resolver la
apelación en el toca número 796/89, el diez de febrero de mil novecientos noventa, en
respuesta a los agravios de la apelante Cecilia Martínez viuda de Granval, en lo que al caso
interesa estableció lo siguiente:
a) Que se probó plenamente la calidad de extranjero de Francisco Granval, entre otros con el
acta de matrimonio que celebró con la apelante.
b) Que también se probó que la demandada Rebeca Granval Rovero ingresó a territorio
mexicano en compañía de sus padres, según su expediente migratorio, pero que también se
prueba con el acta de nacimiento del Registro Civil que fue registrada extemporáneamente y
dicho documento conserva su valor hasta en tanto no se demuestre lo contrario mediante el
-1-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
juicio correspondiente.
c) Que con independencia de lo anterior, de conformidad con lo previsto por los artículos
1261 y 1262 del Código Civil del Estado de Jalisco, un extranjero no está impedido para
heredar, ya sea por testamento o por intestado, con los requisitos de la fracción I del artículo
27 constitucional, en relación con el 6o. de la ley orgánica de dicho precepto constitucional,
salvo el caso de falta de reciprocidad internacional, sin que la apelante demostrara la
incapacidad de la demandada para heredar por esa circunstancia.
d) Que en la especie no se trataba de modificar o restringir los derechos de Francisco
Granval, sino dilucidar la existencia del régimen económico sobre el cual se fincó su
matrimonio; que por tratarse de un matrimonio celebrado en el Estado de Jalisco, donde los
artículos 169 y 207 del Código Civil, contemplan el régimen de sociedad legal, como aparece
pactado en la copia certificada del acta de matrimonio, debe prevalecer en sus términos esa
declaración de voluntad, pues el señor Granval no estaba impedido para ello por el hecho de
ser extranjero, en tanto que los extranjeros casados residentes en el país, o que en lo sucesivo
vinieren a radicarse a él, o que en él contrajeren matrimonio legítimo, quedan sujetos a las
disposiciones del referido código, por lo que toca a los bienes que posean en la República y a
los efectos que en ésta deba producir su matrimonio, lo que apoyó entre otros en el artículo
13 del Código Civil de dicho Estado, que en esa época establecía: "Los actos jurídicos en
todo lo relativo a su forma se regirán por las leyes del lugar donde pasen; pero los interesados
residentes fuera del Estado quedan en libertad para sujetarse a las formas prescritas por este
código cuando el acto haya de tener ejecución dentro del territorio del mismo", disposición
que fue trasladada a la fracción IV del artículo 15 del vigente Código Civil de ese Estado.
e) Que es claro que la sociedad legal de dicho matrimonio existe y debe surtir los efectos
legales en los términos del Código Civil, y al ser el matrimonio un acto jurídico mediante el
cual los cónyuges adquieren derechos y obligaciones respecto a la persona y sus bienes, los
adquiridos durante la sociedad pertenecen a ambos, si no se demostró que fueran adquiridos
exclusivamente por la demandante.
f) Que para lo anterior no resultaba obstáculo que Francisco Granval, al tiempo de celebrar el
matrimonio bajo sociedad legal no haya obtenido el permiso del Gobierno Mexicano, porque
no estaba adquiriendo el dominio directo de los bienes, momento en que cobra vigencia la
fracción I del artículo 27 constitucional.
g) Que al ser la herencia, la sucesión en todos los bienes del difunto, y en todos sus derechos
y obligaciones, que no se extinguen por la muerte conforme al artículo 1215 del Código Civil
para el Estado de Jalisco, Francisco Granval, titular de los derechos que adquirió en el
matrimonio estaba facultado para transmitirlos por disposición testamentaria.
-2-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
4. En la sentencia dictada en el juicio de amparo el Tribunal Colegiado en lo que interesa
sostuvo en síntesis lo siguiente:
a) Que fuera de las restricciones que el artículo 27, fracción I, de la Constitución Federal,
impone a los extranjeros para adquirir tierras y aguas en una franja de cien kilómetros a lo
largo de la frontera y cincuenta en las playas, gozan de los mismos derechos (garantías) que
los ciudadanos mexicanos según se desprende de los artículos 1o. y 33 constitucionales y 30
de la Ley de Nacionalidad y Naturalización.
b) Que dado el régimen de sociedad legal bajo el que celebraron matrimonio, la quejosa con
Francisco Granval, se presume que los bienes adquiridos durante la vigencia del matrimonio,
pertenecen al fundo social y gananciales de los cónyuges, sin que obste la inscripción sólo a
nombre de la quejosa Cecilia Martínez García, si no acreditó que los adquirió con recursos
propios y no de la sociedad.
c) Que la condición prevista en la fracción I del artículo 27 constitucional, para que un
extranjero pueda adquirir bienes inmuebles, debe acreditarse hasta el tiempo de otorgarse la
escritura respectiva, y Francisco Granval no estaba obligado a cumplir con ese requisito, en
tanto que él no adquirió los bienes cuestionados, sino que lo hizo directamente la quejosa.
d) Que en virtud al régimen de sociedad legal, el autor de la sucesión adquirió el derecho
ganancial sobre los bienes, al tenor de los artículos 220 en relación con el 223 de la ley
sustantiva civil del Estado de Jalisco, por lo que válidamente se incluyeron esos gananciales
dentro de la sucesión testamentaria denunciada por Rebeca Granval, pues a partir del
fallecimiento de Francisco Granval entraron en estado de indivisión poscomunitaria.
e) Que el artículo 66 de la Ley General de Población, se refiere a cuando el extranjero
interviene directamente en el acto, o actos tendentes a adquirir bienes inmuebles, derechos
reales sobre los mismos, etcétera, hipótesis que no se surte en el caso al ser la quejosa quien
celebró las operaciones relativas a los bienes controvertidos.
De la anterior ejecutoria se obtuvo la tesis aislada que se identifica y lee como sigue:
"Octava Época
"Instancia: Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: VI, Segunda Parte-1, julio a diciembre de 1990
"Página: 161
"EXTRANJEROS, ADQUISICIÓN DIRECTA DE INMUEBLES Y NO POR SOCIEDAD
CONYUGAL, POR LOS. El artículo 27, fracción I, de la Constitución General de la
-3-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
República establece, fundamentalmente, que el Estado podrá conceder a los extranjeros el
derecho para adquirir el dominio de las tierras, aguas y sus accesiones o para obtener
concesiones de explotación de minas o aguas, siempre que convengan ante la Secretaría de
Relaciones en considerarse como nacionales respecto de dichos bienes y en no invocar, por lo
mismo, la protección de sus gobiernos por lo que se refiere a aquéllos, bajo la pena, en caso
de faltar al convenio, de perder en beneficio de la nación los bienes que hubieren adquirido
en virtud del mismo. Por su parte, el numeral 66 de la Ley General de Población (equivalente
al 71 de la vigente en 1947), prescribe que los extranjeros, por sí o mediante apoderado, sólo
podrán celebrar actos relativos a la adquisición de bienes inmuebles, derechos reales sobre
los mismos, acciones o partes sociales de empresas dedicadas en cualquier forma al comercio
o tenencia de dichos bienes, previo permiso de la Secretaría de Gobernación, sin perjuicio de
las autorizaciones que deban recabar conforme a otras disposiciones legales. Pues bien, la
interpretación lógica de ambas normas conduce inevitablemente a la conclusión, de que las
exigencias que consignan deben satisfacerse única y exclusivamente en el caso en que el
extranjero celebra directamente un acto de la naturaleza señalada, lo que no ocurre,
verbigracia, en el evento en que el extranjero contrae nupcias bajo el régimen económico de
sociedad legal, en la que, con posterioridad, ingresan bienes inmuebles.
"Amparo directo 217/90. Cecilia Martínez García. 17 de agosto de 1990. Unanimidad de
votos. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretario: Simón Daniel Canales Aguilar."
QUINTO. Los antecedentes y consideraciones que sustentan la sentencia dictada en el
recurso de revisión 253/2002, resuelto el ocho de agosto de dos mil dos, por el Décimo
Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, derivado del juicio de
amparo indirecto 29/2002, promovido por Betty Mizrahi Dayan de nacionalidad venezolana,
son los siguientes:
1. Con fecha veintitrés de septiembre de mil novecientos noventa y cuatro, los apoderados de
Banpaís, Sociedad Anónima de Capital Variable, Grupo Financiero Mexival-Banpaís,
demandaron en la vía especial hipotecaria a Sunsel de México, Sociedad Anónima de Capital
Variable, como deudora principal, Isidoro Zapan Cababie, en su carácter de garante
hipotecario y aval y Abraham Azkenazi Sutton, en su carácter de aval; radicándose el juicio
en el Juzgado Cuadragésimo Octavo de lo Civil en el Distrito Federal, bajo el expediente
1456/94, ordenándose la expedición, fijación y registro de las cédulas hipotecarias
respectivas, girándose para ello exhorto a los Jueces competentes de Acapulco, Guerrero y
Tlalnepantla, Estado de México, quedando inscritas en el Registro Público de aquellas
localidades; habiendo producido su contestación el codemandado Isidoro Zapan Cababie,
según escrito de doce de marzo de mil novecientos noventa y ocho, y por otro diverso ocurso
reconvino el cumplimiento del contrato base de la acción, sin que se aprecie que ese juicio
haya concluido.
-4-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
2. Mediante escrito presentado el once de enero de dos mil, Betty Mizrahi Dayán, promovió
juicio de amparo indirecto, contra actos del Juez Cuadragésimo Octavo de lo Civil en el
Distrito Federal, registrador auxiliar de la Propiedad y del Comercio del Distrito de
Tlalnepantla, adscrito a los Municipios de Naucalpan y Huixquilucan, Estado de México y
delegado en Acapulco del Registro Público de la Propiedad y del Comercio del Estado de
Guerrero, señalando como actos reclamados básicamente, todas y cada una de las actuaciones
llevadas a cabo en el juicio especial hipotecario 1456/94, y las inscripciones inherentes a este
tipo de juicios, en tanto que adujo que de los inmuebles dados en garantía le corresponde el
cincuenta por ciento, en virtud del régimen de sociedad conyugal pactado con el garante
hipotecario Isidoro Zapan Cababie, y toda vez que ella no dio su consentimiento para la
constitución de dicha hipoteca, ni mucho menos fue llamada al juicio especial hipotecario,
iniciado con el propósito de desposeerle de su propiedad.
3. El asunto se radicó en el Juzgado Décimo de Distrito en Materia Civil en el Distrito
Federal, donde se registró bajo el número 29/2002-I; con fecha veintiséis de abril del año dos
mil dos, su titular dictó sentencia, decretando el sobreseimiento en el juicio de garantías, por
razón de estimar que se actualizó la causal de improcedencia prevista en la fracción V del
artículo 73 de la Ley de Amparo.
4. En la sentencia dictada en el recurso de revisión interpuesto por la quejosa, el Tribunal
Colegiado para confirmar el sobreseimiento en el juicio, sostuvo en lo que al caso interesa lo
siguiente:
a) Que el artículo 27 constitucional que regula lo relativo a la propiedad, establece diversas
prevenciones y limitaciones a la propiedad privada, cuyo dominio original corresponde a la
nación, reservándose la propiedad y el dominio directo de determinados bienes, mismos que
forman parte de la propiedad pública. Que cada una de estas formas de propiedad tiene su
regulación ordinaria específica y sus características propias. Que la propiedad privada está
regulada en los párrafos 2o. y 3o. y las fracciones I, II, III, IV, V, VI y XV del referido
precepto constitucional, y el régimen legal ordinario está contenido en el Código Civil para el
Distrito Federal y en los de cada uno de los Estados. Que las modalidades y limitaciones de la
propiedad privada, son medidas legales de carácter general, que restringen el derecho de usar,
disfrutar y disponer de una cosa, son prohibiciones impuestas por el legislador respecto de
determinada facultad del propietario. Que de la fracción I del artículo 27 constitucional, se
obtiene que sólo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades
mexicanas tienen derecho para adquirir el dominio de las tierras y aguas; agregando que el
Estado podrá conceder el mismo derecho a los extranjeros, siempre que convengan ante la
Secretaría de Relaciones Exteriores, en considerarse como nacionales respecto de dichos
bienes, y en no invocar por lo mismo la protección de sus gobiernos por lo que se refiere a
aquéllos, so pena, en caso de faltar a dicho convenio, de perder en beneficio de la nación los
bienes que hubieren adquirido en virtud del mismo.
-5-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
b) Que de las constancias que obran en el expediente se advierte que la quejosa Betty Mizrahi
Dayán es extranjera, de nacionalidad venezolana, según se desprende de la copia certificada
del acta de matrimonio celebrado por la quejosa e Isidoro Zapan Cababie; nacionalidad
extranjera que se corrobora con la anotación marginal realizada al reverso de la propia copia
certificada del acta matrimonial, que alude al permiso expedido por la Dirección General de
Población de la Secretaría de Gobernación para que contrajera matrimonio civil con Isidoro
Zapan Cababie de nacionalidad mexicana, sin que demostrara la celebración oportuna ante la
Secretaría de Relaciones Exteriores del convenio a que se refiere la fracción I del artículo 27
constitucional, para estar así en aptitud de adquirir la propiedad de algún inmueble en el país,
como también lo exige el artículo 9o. de la Ley de Nacionalidad y Naturalización, obligación
que se reitera por el diverso artículo 773 del Código Civil Federal.
c) Que en la escritura pública, donde se hizo constar el contrato de apertura de crédito con
garantía hipotecaria base de la acción en el juicio natural, cuyo cumplimiento fue garantizado
por el cónyuge de la quejosa Isidoro Zapan Cababie, con los inmuebles que dicha impetrante
aduce le pertenecen en un cincuenta por ciento por virtud de la sociedad conyugal, se asentó:
"... IV. Declara don Isidoro Zapan Cababie, bajo protesta de decir verdad y advertido por mí
de las penas en que incurren los que declaran con falsedad, lo siguiente: a) Que los
relacionados inmuebles son de su exclusiva propiedad y en tal consideración otorga la
presente escritura, toda vez que aunque don Isidoro Zapan Cababie, los adquirió estando
casado bajo el régimen de sociedad conyugal con doña Betty Mizrahi Dayán, matrimonio que
celebraron en la ciudad de Naucalpan de Juárez, Estado de México, el día siete de junio de
mil novecientos setenta y ocho, como se desprende de la copia certificada de su acta de
matrimonio, número quinientos ochenta y dos, misma que obra asentada a la foja doscientos
ochenta y dos, libro segundo, correspondiente al año de mil novecientos setenta y ocho,
expedida el diecisiete de junio de mil novecientos setenta y ocho, por el oficial del Registro
Civil, licenciado Eduardo Franco Martínez, doña Betty Mizrahi Dayán no solicitó el permiso
correspondiente a la Secretaría de Relaciones Exteriores para adquirir dichos inmuebles, por
lo que no adquirió (sic) ningún derecho sobre ellos por ser de nacionalidad venezolana,
considerándose como único propietario de dichos inmuebles al señor Isidoro Zapan Cababie."
d) Que conforme a lo anterior, deviene infundado lo alegado por la recurrente en el sentido de
que la sociedad conyugal que estableció, en virtud del matrimonio civil celebrado con Isidoro
Zapan Cababie, le otorgara interés jurídico para acudir al juicio, a defender el porcentaje que
le corresponde sobre los inmuebles adquiridos por su cónyuge, y embargados en el juicio al
que dijo ser extraña; habida cuenta que el hecho de ser extranjera la obligaba a demostrar que
suscribió ante la Secretaría de Relaciones el convenio relativo para adquirir el dominio de
esos inmuebles, conforme a la fracción I del artículo 27 constitucional, sin que la sociedad
conyugal aludida le otorgue esa capacidad, porque ese concierto de voluntades no puede
participar de la validez que al contrato de matrimonio otorga la legislación civil imperante en
-6-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
nuestro país, a favor de los contrayentes mexicanos por nacimiento o por naturalización,
cuando como en el caso uno de ellos es de nacionalidad extranjera, supuesto en el cual el
sujeto en cuestión está limitado en su capacidad jurídica para incluso contraer matrimonio.
e) Que por consiguiente, el simple concierto de voluntades en cuanto al régimen sobre el cual
se celebra el matrimonio, en forma alguna puede anteponerse a lo expresamente determinado
por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en torno a las limitaciones que
establece para los derechos de los extranjeros, por lo que el hecho de que la persona
extranjera contraiga matrimonio bajo el régimen económico de sociedad conyugal, en la que
con posterioridad ingresen inmuebles ubicados dentro del territorio nacional, no exime al
cónyuge extranjero de cumplir con la prevención establecida en la fracción I del artículo 27
constitucional, para estar así en aptitud de ser titular de los derechos de propiedad de dichos
bienes, en la parte que legalmente le corresponda.
f) Que ese órgano colegiado no comparte el criterio que fue sostenido por el Primer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito en la tesis de rubro: "EXTRANJEROS,
ADQUISICIÓN DIRECTA DE INMUEBLES Y NO POR SOCIEDAD CONYUGAL, POR
LOS.", en virtud de que la intención del legislador al imponer esa limitación a los extranjeros,
fue precisamente para salvaguardar el patrimonio de la nación mexicana, destacando incluso,
dentro de las consideraciones de debate, que se hizo alusión a los casos que en torno a los
bienes raíces se suscitan con motivo del matrimonio contraído por un nacional con una
persona extranjera; es decir, la limitación de mérito se estableció tomando en cuenta los
conflictos que pudieran derivarse; empero ello se estableció no sólo en el caso de que el
extranjero celebre directamente un acto jurídico tendente a la adquisición de bienes
inmuebles, sino también en el supuesto del matrimonio.
g) Que además, la fracción I del artículo 27 constitucional, no establece la distinción a que
alude el criterio que no se comparte, ya que nada expresa en el sentido de que los cónyuges
extranjeros no necesitan recabar el permiso a que se refiere la fracción en cita, a efecto de que
puedan participar sobre los bienes de la sociedad conyugal; de modo tal que donde la ley no
distingue no cabe hacer distinción alguna. A todo lo cual debe agregarse que frente a lo
dispuesto por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no existe ninguna
otra legislación que exima la observancia tajante de aquélla, tal como en el caso lo es la Ley
General de Población, que se refiere al caso específico en que los extranjeros celebran un
acto jurídico a fin de adquirir bienes inmuebles, derechos reales sobre los mismos, acciones o
partes sociales de empresas dedicadas al comercio o tenencia de dichos bienes, pero no
contempla los casos generales que también tuvo en cuenta el legislador, en torno a los
conflictos sobre los bienes habidos en el matrimonio entre un nacional y un extranjero.
De la ejecutoria de mérito se obtuvo la tesis aislada cuyos rubro, texto y datos de
identificación son los siguientes:
-7-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
"Novena Época
"Instancia: Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XVI, diciembre de 2002
"Tesis: I.14o.C.3 C
"Página: 791
"EXTRANJEROS. EL HECHO DE QUE CONTRAIGAN MATRIMONIO CON UN
NACIONAL BAJO EL RÉGIMEN ECONÓMICO DE SOCIEDAD CONYUGAL, NO LOS
EXIME DE CUMPLIR CON LOS REQUISITOS QUE PREVÉ LA CONSTITUCIÓN
GENERAL DE LA REPÚBLICA PARA ADQUIRIR LA TITULARIDAD DE DERECHOS
DE PROPIEDAD DE BIENES UBICADOS EN TERRITORIO NACIONAL Y QUE
INGRESEN CON POSTERIORIDAD A DICHA SOCIEDAD. El artículo 27 constitucional,
base fundamental para la regulación de la propiedad privada en el país, establece diversas
prevenciones, limitaciones y aun prohibiciones en la capacidad para ser titular de derechos de
propiedad sobre tierras y aguas cuyo dominio original corresponde a la nación. Así, por
mandato expreso de la Constitución, existe una limitación para los extranjeros en cuanto a su
capacidad para adquirir la propiedad de tierras y aguas ubicadas en el territorio nacional,
quienes sólo podrán hacerlo bajo la prevención de la llamada Cláusula Calvo, que se traduce,
dentro de nuestro ordenamiento jurídico, en la suscripción de un convenio ante la Secretaría
de Relaciones Exteriores, por el cual el extranjero interesado debe considerarse como
nacional respecto de todos los bienes que adquiera y renunciar a invocar la protección de su
gobierno, en relación con dichos bienes, bajo la sanción de perderlos en beneficio de la
nación mexicana, en caso de faltar al citado convenio promoviendo cualquier reclamación
diplomática en contra de los Estados Unidos Mexicanos. Por tanto, en acatamiento a este
mandato constitucional, el hecho de que una persona extranjera contraiga matrimonio con un
nacional bajo el régimen de sociedad conyugal, en la que con posterioridad ingresen
inmuebles ubicados dentro del territorio nacional, no exime al cónyuge extranjero de cumplir
con la prevención establecida en la fracción I del artículo 27 constitucional, para estar así en
aptitud de ser titular de los derechos de propiedad de dichos bienes en la parte que legalmente
le corresponda. Para arribar a la conclusión anterior, conviene mencionar que de las
consideraciones torales que fueron esgrimidas por los diputados que integraron la asamblea
encargada de los debates que se hicieron en torno a la fracción I del artículo 27
constitucional, se advierte que las razones que tuvo en cuenta el legislador para reformar
dicha fracción, en cuanto a la limitación impuesta a los extranjeros para adquirir tierras y
aguas de la nación, básica y fundamentalmente consistieron en la defensa de la propiedad
nacional, imponiéndose determinadas medidas restrictivas tendientes a preservar el
patrimonio de la nación, a efecto de evitar o disminuir, en lo posible, los innumerables
conflictos internacionales que en torno a ese aspecto ha tenido nuestro país en su expediente
histórico con otras naciones en relación con los bienes adquiridos por un matrimonio
-8-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
conformado por una persona extranjera y un nacional, con base en lo cual los bienes raíces de
la sociedad ya quedan bajo el amparo de una bandera extranjera, pues al suscitarse alguna
contienda sobre esos bienes los extranjeros acudían a sus respectivos gobiernos a presentar
sus reclamaciones, siendo esa la razón por la cual se limitó a dichos extranjeros la capacidad
para adquirir el dominio de los bienes que están en el territorio nacional. Otra circunstancia
que robustece la anterior consideración, deriva del hecho de que la fracción I del artículo 27
constitucional nada expresa en el sentido de que los cónyuges extranjeros no deban recabar el
permiso relativo a que se refiere la fracción en cita, a efecto de que puedan participar sobre
los bienes de la sociedad conyugal. A todo lo cual debe agregarse que frente a lo dispuesto
por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no existe ninguna otra
legislación que exima la observancia tajante de aquélla, tal como lo es la Ley General de
Población, la cual, a juicio de este tribunal, en su artículo 66 se refiere al caso específico en
que el extranjero celebra un acto jurídico a fin de adquirir bienes inmuebles, derechos reales
sobre los mismos, acciones o partes sociales de empresas dedicadas al comercio o tenencia de
dichos bienes, pero no contempla los casos generales que también tuvo en cuenta el
legislador en torno a los conflictos sobre los bienes habidos en matrimonio entre un nacional
y un extranjero, que es lo que precisamente trata de evitar el artículo 27 constitucional,
imponiendo limitaciones que constituyen una de las excepciones que restringen para los
extranjeros el goce irrestricto de las garantías individuales que la Constitución establece, en
razón de la preservación del orden y la seguridad nacional.
"Amparo en revisión 253/2002. Betty Mizrahi Dayán. 8 de agosto de 2002. Unanimidad de
votos. Ponente: Manuel Ernesto Saloma Vera. Secretaria: Mercedes Rodarte Magdaleno."
SEXTO. De la reseña anterior se arriba a la conclusión de que ambos Tribunales Colegiados
examinaron cuestiones jurídicas esencialmente iguales y arribaron a conclusiones diferentes,
partiendo del examen de los mismos elementos principales, como resulta la interpretación de
la fracción I del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En el caso resuelto por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, el
acto reclamado es la sentencia definitiva, dictada en apelación en un juicio seguido ante
órgano jurisdiccional del fuero común, en que se pretendió por la quejosa de nacionalidad
mexicana, la invalidez de la disposición testamentaria de su cónyuge extranjero a favor de un
tercero, respecto de los gananciales derivados de la sociedad legal habida en el matrimonio,
por lo que hace a los bienes inmuebles adquiridos por la quejosa durante la vigencia de la
sociedad legal. Esto es, la cónyuge supérstite de nacionalidad mexicana que durante la
vigencia de la sociedad legal adquirió bienes inmuebles, pretendía la nulidad de la
disposición testamentaria de su esposo extranjero, respecto del cincuenta por ciento de los
gananciales que le pertenecían por efecto de la sociedad legal, bajo el argumento de que
aquél, el extranjero que falleció, al tiempo de contraer nupcias, no suscribió el convenio a que
se refiere la fracción I del artículo 27 constitucional.
-9-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
En el juicio natural se declaró la improcedencia de la acción, y el amparo se negó por el
Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, por considerar entre otros,
que el extranjero autor de la disposición testamentaria no pudo haber otorgado convenio ante
la Secretaría de Relaciones Exteriores, de considerarse como nacional respecto de dichos
bienes, y de no invocar por lo mismo la protección de su gobierno por lo que hace a aquéllos,
convenio a que se refiere la fracción I del artículo 27 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, porque los bienes respecto de los que realizó la disposición
testamentaria sobre el cincuenta por ciento de sus gananciales, no los adquirió él sino su
cónyuge, y el compromiso de referencia sólo debe acreditarse al tiempo de otorgarse la
correspondiente escritura pública de propiedad.
Mientras que en el caso resuelto por el Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Primer Circuito, se ejerció la acción de amparo por violación a la garantía de audiencia, al
ostentarse la quejosa de nacionalidad extranjera, tercera extraña al juicio civil hipotecario
seguido en contra de su cónyuge mexicano, en que se embargaron bienes adquiridos por éste,
mismos que aquélla considera de su propiedad en un cincuenta por ciento, en virtud del
régimen de sociedad conyugal bajo el que contrajeron nupcias, habiéndose sobreseído en el
juicio por falta de interés jurídico, al no acreditar la titularidad del derecho que aduce, por
falta del convenio ante la Secretaría de Relaciones Exteriores, a que alude la referida fracción
I del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. El referido
órgano colegiado confirmó el sobreseimiento, al considerar en lo medular que la fracción I
del artículo 27 constitucional, no establece la distinción a que alude el Primer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, criterio que no se comparte, pues la
necesidad del compromiso se estableció no sólo en el caso de que el extranjero celebre
directamente un acto jurídico tendente a la adquisición de bienes inmuebles, sino también en
el supuesto del matrimonio; que el precepto constitucional nada expresa en el sentido de que
los cónyuges extranjeros no necesitan recabar el permiso a que se refiere la fracción en cita, a
efecto de que puedan participar sobre los bienes de la sociedad conyugal; de modo tal que
donde la ley no distingue no cabe hacer distinción alguna; que frente a lo dispuesto por la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no existe ninguna otra legislación
que exima la observancia tajante de aquélla.
A efecto de delimitar el punto de contradicción, es oportuno transcribir el aspecto medular de
la denuncia que originó la formación de este expediente:
"Cabe aclarar que mientras el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito
sostiene que la interpretación lógica tanto de la fracción I del artículo 27 constitucional como
la del artículo 66 de la Ley General de Población conduce a la conclusión de que las
exigencias que consignan deben satisfacerse únicamente en el caso en que el extranjero
celebra directamente un acto jurídico a fin de adquirir bienes inmuebles, derechos reales
-10-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
sobre los mismos, acciones o partes sociales de empresas dedicadas al comercio o tenencia de
dichos bienes, lo que no ocurre en el evento en que el extranjero contrae nupcias bajo el
régimen económico de sociedad conyugal, en la que con posterioridad ingresan bienes
inmuebles; este Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito
sostiene que la fracción I del artículo 27 constitucional no establece la distinción a que alude
el criterio que no se comparte; es decir el numeral en comento nada expresa en el sentido de
que los cónyuges extranjeros no ameritan recabar el permiso relativo a que se refiere la
fracción en cita a efecto de que puedan participar sobre los bienes de la sociedad conyugal;
de modo tal que donde la ley no distingue no cabe hacer distinción alguna. A todo lo cual
debe agregarse que frente a lo dispuesto por la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos no existe ninguna otra legislación que exima la observancia tajante de aquélla, tal
como en el caso lo es la Ley General de Población la cual a juicio de este tribunal se refiere a
los casos específicos que señala, pero no contempla los casos generales que también tuvo en
cuenta el legislador en torno a los conflictos sobre los bienes habidos en el matrimonio entre
un nacional y un extranjero."
La apreciación anterior no se comparte, en tanto que el Primer Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Tercer Circuito, no sostuvo que los cónyuges extranjeros no necesitan recabar el
compromiso a que se refiere la fracción I del artículo 27 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, a efecto de que puedan participar de los bienes de la sociedad
conyugal; pues de la literalidad de la sentencia, y de los antecedentes destacados, se advierte
que reconoció la capacidad de los extranjeros para adquirir bienes muebles, con las
condiciones que tal precepto exige, empero, en el caso particular que resolvió, el extranjero
autor de la disposición testamentaria, no pudo haber otorgado convenio ante la Secretaría de
Relaciones Exteriores, de considerarse como nacional respecto de los bienes de la sociedad
legal, y de no invocar por lo mismo la protección de su gobierno por lo que hace a aquéllos,
en tanto que él no fue el adquirente sino su cónyuge (de nacionalidad mexicana), y el referido
convenio sólo debe acreditarse hasta el tiempo de otorgarse la escritura.
Luego, es inconcuso que ambos tribunales coinciden en la necesidad de que el extranjero
acredite la celebración del convenio a que se refiere la fracción I del artículo 27
constitucional, aun cuando se trate de la adquisición de inmuebles dentro de la sociedad legal,
según analizó el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito o sociedad
conyugal según analizó el Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito.
La discrepancia que se advierte en el criterio de los Tribunales Colegiados, del contexto
íntegro de los asuntos que resolvieron, esto es, los antecedentes de los respectivos juicios de
amparo, pretensiones de las partes en los juicios origen de los actos reclamados, es en torno a
determinar el momento en que el extranjero debe acreditar el requisito de la fracción I del
artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para poder adquirir
-11-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
el dominio directo de inmuebles que ingresen a la sociedad legal o conyugal habida por el
matrimonio, que adquirió el cónyuge nacional de México con posterioridad al matrimonio: a)
al tiempo de celebrar el contrato matrimonial bajo el régimen de sociedad legal o conyugal en
nuestro país o, b) hasta el momento en que pretenda, el extranjero, la adquisición directa de
los inmuebles mediante la protocolización del acto ante el notario público.
SÉPTIMO. Precisada la existencia y el tema de la contradicción de tesis, y examinadas las
resoluciones que dieron origen a la misma, esta Primera Sala considera que debe prevalecer
la tesis jurisprudencial sustentada en la presente resolución.
A fin de poder esclarecer el punto controvertido, en primer lugar resulta pertinente acudir al
texto de la fracción I del artículo 27 constitucional que dice:
"... I. Sólo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades mexicanas
tienen derecho para adquirir el dominio de las tierras, aguas y sus accesiones o para obtener
concesiones de explotación de minas o aguas. El Estado podrá conceder el mismo derecho a
los extranjeros, siempre que convengan ante la Secretaría de Relaciones en considerarse
como nacionales respecto de dichos bienes y en no invocar por lo mismo, la protección de sus
gobiernos por lo que se refiere a aquéllos; bajo la pena, en caso de faltar al convenio, de
perder en beneficio de la nación, los bienes que hubieren adquirido en virtud de lo mismo. ..."
El contenido de la fracción referida fue el resultado del debate suscitado en las sesiones de
fecha veintinueve, treinta y treinta y uno de enero de mil novecientos diecisiete de la Cámara
de Diputados, del que se desprende que la finalidad del legislador de imponer a los
extranjeros, como condición para adquirir bienes inmuebles en territorio nacional, la
obligación de convenir con la Secretaría de Relaciones Exteriores, que en caso de que se
suscite algún conflicto en relación con el bien inmueble de que se trate, renuncia a la
protección de su gobierno, era la de proteger el territorio y que los extranjeros se sujetaran a
la legislación nacional para efectos de conflictos contractuales.
No obstante lo anterior, ni del precepto en análisis, ni de los debates que lo originaron, se
desprende que el legislador se refiriera al momento en que estaba obligado el extranjero a
presentar el convenio o permiso de que se trataba, a lo más, se advierte la opinión que no
encontró adeptos, del diputado Enríquez Enrique, en el sentido de que el precepto
constitucional estableciera que: "los extranjeros no podrán contraer matrimonio con
mexicanas dueñas de bienes raíces sin hacer antes la manifestación a que se refiere este
párrafo, es decir, sin que antes se presenten a la Secretaría de Relaciones Exteriores y
renuncien a su nacionalidad extranjera.", lo que desde luego no fue aceptado por el
Constituyente según texto transcrito.
En este sentido, a fin de poder establecer cuál es la interpretación que se debe dar a la frase:
-12-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
"siempre que convengan ante la Secretaría de Relaciones", prevista en el segundo párrafo de
la fracción I del artículo 27 constitucional, y el momento en que se deba convenir, resulta
indispensable acudir al texto de diversas normas secundarias que han desarrollado y
reglamentado el contenido del referido precepto constitucional.
Así tenemos que, el veintiuno de enero de mil novecientos veintiséis, se publicó en el Diario
Oficial la Ley Orgánica de la Fracción I del Artículo 27 de la Constitución General, de cuyo
contenido destacan por su importancia al tema que nos ocupa, los artículos 2o. y 6o. que se
leen como sigue:
"Artículo 2o. Para que un extranjero pueda formar parte de una sociedad mexicana que tenga
o adquiera el dominio de las tierras, aguas y sus accesiones, o concesiones de explotación de
minas, aguas o combustibles minerales en el territorio de la República, tendrá que satisfacer
el requisito que señala la misma fracción I del artículo 27 de la Constitución, a saber, el de
hacer convenio ante la Secretaría de Relaciones Exteriores en considerarse como nacional
respecto a la parte de bienes que le toca en la sociedad, y de no invocar, por lo mismo, la
protección de su gobierno, por lo que se refiere a aquellos, bajo la pena, en caso de faltar al
convenio, de perder en beneficio de la nación los bienes que hubiere adquirido o adquiriere
como socio de la sociedad de que se trate."
"Artículo 6o. Cuando alguna persona extranjera tuviere que adquirir por herencia derechos
cuya adquisición estuviere prohibida a extranjeros por la ley, la Secretaría de Relaciones
Exteriores dará el permiso para que se haga la adjudicación y se registre la escritura
respectiva. En caso de que alguna persona extranjera tenga que adjudicarse en virtud de
derecho preexistente adquirido de buena fe un derecho de los que le están prohibidos por la
ley, la Secretaría de Relaciones Exteriores podrá dar el permiso para tal adjudicación.
"En ambos casos, el permiso se otorgará con la condición de transmitir los derechos de que se
trata a persona capacitada conforme a la ley, dentro de un plazo de cinco años a contar de la
fecha de la muerte del autor de la herencia, en el primer caso, o de la adjudicación en el
segundo."
El veintinueve de marzo de mil novecientos veintiséis se publica en el Diario Oficial el
Reglamento de la Ley Orgánica de la Fracción I del Artículo 27 de la Constitución General
de la República, con un total de dieciocho artículos de entre los que destacan el 1o., 2o. y 3o.:
"Artículo 1o. Los notarios, Jueces receptores, cónsules mexicanos en el extranjero y
cualesquier otros funcionarios a quienes incumbe, se abstendrán, bajo la pena de pérdida de
oficio o empleo, de autorizar escrituras u otros instrumentos en que se pretenda transmitir a
individuos o sociedades extranjeros, el dominio directo sobre tierras, aguas y sus accesiones,
-13-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
en una faja de 100 kilómetros a lo largo de las fronteras, y de 50 a lo largo de las costas, o
conferir o transmitir a individuos o sociedades extranjeros cualquier interés o participación,
como socios en sociedades mexicanas que tengan el dominio directo sobre tierras, aguas o
sus accesiones en las fajas de referencia.
"Los encargados de los Registros Públicos en toda la extensión de la República, deberán
también abstenerse, bajo la pena de pérdida de empleo, de hacer inscripciones de las
escrituras o instrumentos arriba mencionados."
"Artículo 2o. Los notarios, Jueces receptores, cónsules mexicanos en el extranjero y demás
funcionarios a quienes incumbe, cuidarán de que en toda escritura constitutiva de sociedades
mexicanas, sean civiles o mercantiles, que tengan por objeto adquirir o a las que se hubiere
de aportar el dominio directo sobre tierras, aguas y sus accesiones fuera de la zona prohibida
o concesiones de explotación de minas, aguas y combustibles minerales en la República
mexicana, se consigne expresamente que todo extranjero que, en el acto de la constitución o
en cualquier tiempo ulterior, adquiera un interés o participación social en la sociedad, se
considerará por ese simple hecho como mexicano respecto de uno y otra, y se entenderá que
conviene en no invocar la protección de su gobierno, bajo la pena, en caso de faltar a su
convenio, de perder dicho interés o participación en beneficio de la nación.
"Los encargados de los Registros Públicos en toda la extensión de la República, deberán
abstenerse, bajo la pena de pérdida de empleo, de inscribir las escrituras constitutivas en que
no se cumpla con la presente disposición.
"Al efecto, el permiso que exige la fracción I del artículo 27 de la Constitución, se solicitará
previamente de la Secretaría de Relaciones Exteriores."
"Artículo 3o. En general, en todos los caso en que se conceda a extranjeros el permiso a que
se refiere la fracción I del artículo 27 de la Constitución, los notarios y demás funcionarios
que expresa el artículo 1o. de este reglamento, insertarán dicho permiso en las escrituras que
autoricen, bajo la pena de pérdida de oficio; y los encargados del Registro Público se
abstendrán de inscribirlas, bajo la misma pena, si no contienen la inserción expresada.
"De toda inscripción que se haga en los casos de que se trata, en el Registro Público, el
encargado de éste dará aviso a esta Secretaría de Relaciones, dentro de los diez días
siguientes."
El nueve de marzo de mil novecientos setenta y tres, se publica en el Diario Oficial la Ley
Para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera, de la que destacan
por su importancia al caso los artículos 3o. y 7o., que dicen:
-14-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
"Artículo 3o. Los extranjeros que adquieran bienes de cualquier naturaleza en la República
mexicana, aceptan por ese mismo hecho, considerarse como nacionales respecto de dichos
bienes y no invocar la protección de su gobierno por lo que se refiere a aquéllos, bajo la pena,
en caso contrario, de perder en beneficio de la nación los bienes que hubieren adquirido."
"Artículo 7o. Los extranjeros, las sociedades extranjeras y las sociedades mexicanas que no
tengan cláusulas de exclusión de extranjeros, no podrán adquirir el dominio directo sobre las
tierras y aguas en una faja de 100 kilómetros a lo largo de las fronteras y de 50 en las playas.
"Las sociedades extranjeras no podrán adquirir el dominio de las tierras y aguas u obtener
concesiones para la explotación de aguas.
"Las personas físicas extranjeras podrán adquirir el dominio sobre los bienes a que se refiere
el párrafo anterior previo permiso de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la celebración
del convenio a que se refiere la fracción I del párrafo cuarto del artículo 27 constitucional."
Tanto la Ley Orgánica de la Fracción I del Artículo 27 Constitucional, publicada en el Diario
Oficial de la Federación el veintiuno de enero de mil novecientos veintiséis, como la Ley
para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera, publicada en el
Diario Oficial de la Federación el nueve de marzo de mil novecientos setenta y tres, fueron
abrogadas por la Ley de Inversión Extranjera, publicada en la primera sección del Diario
Oficial de la Federación el lunes veintisiete de diciembre de mil novecientos noventa y tres,
adicionada mediante decreto publicado el veinticuatro de diciembre de mil novecientos
noventa y seis, entre otros con el artículo 10-A que se lee como sigue:
"Artículo 10-A. Los extranjeros que pretendan adquirir bienes inmuebles fuera de la zona
restringida, u obtener concesiones para la exploración y explotación de minas y aguas en el
territorio nacional, deberán presentar previamente ante la Secretaría de Relaciones Exteriores
un escrito en el que convengan lo dispuesto en la fracción I del artículo 27 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y obtener el permiso correspondiente de dicha
dependencia.
"Cuando el bien inmueble que se pretenda adquirir esté en un Municipio totalmente ubicado
fuera de la zona restringida o cuando se pretenda obtener una concesión para la explotación
de minas y aguas en territorio nacional, el permiso se entenderá otorgado si no se publica en
el Diario Oficial de la Federación la negativa de la Secretaría de Relaciones Exteriores dentro
de los cinco días hábiles siguientes a la fecha de la presentación de la solicitud.
"Cuando el bien inmueble que se pretenda adquirir esté en un Municipio parcialmente
ubicado dentro de la zona restringida, la Secretaría de Relaciones Exteriores resolverá la
petición dentro de los treinta días hábiles siguientes a la fecha de su presentación.
-15-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
"El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática publicará en el Diario Oficial
de la Federación y mantendrá actualizada una lista de los Municipios mencionados, así como
de los que estén totalmente ubicados en la zona restringida.
"La Secretaría de Relaciones Exteriores podrá determinar, mediante acuerdos generales que
se publicarán en el Diario Oficial de la Federación, supuestos en los que los extranjeros, para
tener el derecho a que se refiere este artículo, sólo deberán presentar ante dicha dependencia
un escrito en el que convengan lo dispuesto en la fracción I del artículo 27 constitucional, sin
requerir el permiso correspondiente de dicha dependencia."
De la lectura del artículo 10-A de la Ley de Inversión Extranjera, como de su exposición de
motivos en la iniciativa de fecha veintiséis de noviembre de mil novecientos ochenta y seis,
se desprende que existe una tendencia liberal por parte del legislador para permitir a los
extranjeros la adquisición de bienes inmuebles en territorio nacional principalmente fuera de
las zonas prohibidas, pues señala que no se trata de un permiso, en estricto sentido, sino de un
convenio en el que el extranjero se comprometa con la Secretaría de Relaciones Exteriores en
términos del artículo 27, fracción I, constitucional, a no invocar la ayuda de sus gobiernos en
caso de que se suscite algún conflicto relativo al bien inmueble de que se trate, tan es así que
se prevé la posibilidad de que mediante acuerdos generales la secretaría referida podrá
señalar los casos en que los extranjeros, sólo deberán presentar en esta dependencia un escrito
en el que convengan lo dispuesto en la fracción I del artículo 27, sin requerir el permiso
correspondiente de dicha dependencia.
Atento a lo anterior, y a raíz del contenido del último párrafo del artículo 10-A de la Ley de
Inversión Extranjera antes transcrito, la Secretaría de Relaciones Exteriores, con fecha diez
de febrero de mil novecientos noventa y ocho, publicado en el Diario Oficial de la Federación
el dos de marzo siguiente, expidió el siguiente acuerdo:
"Único. Los nacionales de aquellos países con los que los Estados Unidos Mexicanos
sostiene relaciones diplomáticas podrán beneficiarse de lo dispuesto por el último párrafo del
artículo 10-A de la Ley de Inversión Extranjera, por lo que únicamente deberán presentar
ante la Secretaría de Relaciones Exteriores un escrito en el que convengan lo dispuesto por la
fracción I del artículo 27 constitucional para adquirir bienes inmuebles fuera de la zona
restringida."
Por último, al expedirse el Reglamento de la Ley de Inversión Extranjera y del Registro
Nacional de Inversiones Extranjeras, publicado en el Diario Oficial de la Federación, de
fecha ocho de septiembre de mil novecientos noventa y ocho, se emitió el artículo 4o. que
prevé:
-16-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
"Artículo 4o. Los fedatarios públicos ante quienes se formalicen actos jurídicos para los que
se requieran los permisos a que hacen referencia los artículos 11, 15 y 16 de la ley, previo al
otorgamiento del instrumento respectivo deben exigir el permiso correspondiente o, en el
supuesto de que haya operado la afirmativa ficta, la constancia a que hace referencia el
artículo 17 de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo, y así hacerlo constar en dicho
instrumento.
"Los fedatarios públicos ante quienes se formalice la adquisición de bienes inmuebles a que
hace referencia el artículo 10 A de la ley, previo al otorgamiento del instrumento respectivo
deben exigir el permiso correspondiente.
"Cuando no se cuente con el permiso por ubicarse en los supuestos a que hace referencia el
segundo párrafo del artículo 10 A de la ley, los fedatarios públicos deben requerir al
extranjero, previamente al otorgamiento del instrumento público, que compruebe la
presentación ante la Secretaría de Relaciones Exteriores del escrito a que hace referencia el
artículo 8o. de este reglamento y hacer constar en el instrumento correspondiente que ha
operado la afirmativa ficta en los términos de dicha disposición.
"Cuando se trate del supuesto previsto en el último párrafo del artículo 10 A de la ley, los
fedatarios públicos deben requerir al extranjero, previamente al otorgamiento del instrumento
público, que acredite la presentación ante la Secretaría de Relaciones Exteriores del convenio
a que hace referencia la fracción I del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, y que se ubica en los supuestos previstos en los acuerdos generales de
que se trate, y así hacerlo constar en el instrumento público."
Por otro lado, igualmente resulta necesario acudir al texto de los artículos 39 de la Ley de
Inversión Extranjera vigente, así como 66 y 67 de la Ley General de Población que disponen:
"Artículo 39. Los fedatarios públicos relacionarán, insertarán o agregarán al archivo oficial o
apéndice de los instrumentos en que intervengan, los oficios en que consten las
autorizaciones que deban expedirse en los términos de esta ley. Cuando autoricen
instrumentos en los que no se relacionen tales autorizaciones se harán acreedores a las
sanciones que determinen las leyes del notariado correspondientes y la Ley Federal de
Correduría Pública."
"Artículo 66. Los extranjeros independientemente de su calidad migratoria, por si o mediante
apoderado podrán, sin que para ello requieran permiso de la Secretaría de Gobernación,
adquirir valores de renta fija o variable y realizar depósitos bancarios, así como adquirir
bienes inmuebles urbanos y derechos reales sobre los mismos, con las restricciones señaladas
en el artículo 27 constitucional, en la Ley para Promover la Inversión Mexicana y Regular la
Inversión Extranjera y demás leyes aplicables. El extranjero transmigrante, por su propia
-17-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
característica migratoria, en ningún caso estará facultado para adquirir los bienes a que se
refiere este mismo precepto legal."
"Artículo 67. Las autoridades de la República, sean federales, locales o municipales, así
como los notarios públicos, los que sustituyan a éstos o hagan sus veces y los corredores de
comercio, están obligados a exigir a los extranjeros que tramiten ante ellos asuntos de su
competencia, que previamente les comprueben su legal estancia en el país, y que en los casos
que establezca el reglamento, acrediten que su condición y calidad migratoria les permiten
realizar el acto o contrato de que se trate, o en su defecto, el permiso especial de la Secretaría
de Gobernación. En los casos que señale el reglamento, darán aviso a la expresada secretaría
en un plazo no mayor de quince días, a partir del acto o contrato celebrado ante ellas."
Del análisis relacionado de la fracción I del artículo 27 constitucional con los preceptos
secundarios antes transcritos, se desprende que los extranjeros deben acreditar el haber
suscrito el convenio a que se refiere dicho artículo constitucional, ante la Secretaría de
Relaciones Exteriores para poder adquirir bienes inmuebles, al momento de que su contrato
se vaya a formalizar ante un fedatario público, pues dichos funcionarios tienen la obligación
de asentar en sus apéndices o registros, las autorizaciones correspondientes a fin de
formalizar el acto jurídico que conforme la ley lo requiera.
En efecto, tanto la Ley de Inversión Extranjera como la Ley General de Población, al
establecer que las autoridades mexicanas, o bien los fedatarios públicos, se encuentran
obligados a cerciorarse de la calidad migratoria de los extranjeros que pretendan formalizar
ante ellos los actos jurídicos que celebren, así como a relacionar e insertar en los registros y
apéndices correspondientes, las autorizaciones a que la ley los obliga, está implicando que no
es sino hasta ese momento que los extranjeros necesitan acreditar el permiso correspondiente,
o la suscripción del convenio ante la Secretaría de Relaciones Exteriores, en términos de lo
dispuesto en la fracción I del artículo 27 constitucional.
En este sentido, son aplicables al caso, en lo que interesa, las tesis que a continuación se
transcriben:
"Sexta Época
"Instancia: Segunda Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: XXXVIII, Tercera Parte
"Página: 45
"EXTRANJEROS. CALIDAD MIGRATORIA. El artículo 71 de la Ley General de
Población establece que todas las autoridades de la República, sean federales, locales o
municipales, así como los notarios públicos y corredores de comercio, están obligados a
-18-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
exigir a los extranjeros que tramiten ante ellos asuntos de su competencia, que previamente
les comprueben su legal residencia en el país y que las condiciones de su calidad migratoria
les permite realizar actos o contratos. Por su parte, el artículo 58, fracción I, del Reglamento
de la citada Ley de Población, establece que a los profesionistas inmigrantes de que habla la
fracción IV del artículo 48 de la aludida Ley, no se les concederá permiso como inmigrantes
para ejercer su profesión, sino cuando se sujeten a las leyes y disposiciones aplicables. De los
dispositivos legales anteriores se desprende que no es verdad que la aplicación del referido
artículo 71 corresponda únicamente a la Secretaría de Gobernación, en virtud de que el
mencionado precepto legal en forma clara y terminante dispone que todas las autoridades de
la República están obligadas a comprobar la legal estancia en el país de los extranjeros que
ante ellos tramiten algún negocio, y, además, a que se les demuestre que la calidad migratoria
de dichos extranjeros les permite realizar actos o contratos.
"Amparo en revisión 8137/59. Adalberto de la Peña Gómez. 8 de agosto de 1960. cinco
votos. Ponente: José Rivera Pérez Campos."
"Séptima Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volúmenes: 169-174, Cuarta Parte
"Página: 85
"EXTRANJEROS. CAPACIDAD ESPECIAL PARA ADQUIRIR INMUEBLES. Para la
celebración del contrato informal de compraventa, en el cual el comprador es extranjero, no
es necesario que éste acredite su capacidad especial para adquirir bienes inmuebles en el
territorio nacional, exhibiendo el correspondiente permiso expedido por la Secretaría de
Relaciones Exteriores, pues en los términos del artículo 3o. del Reglamento de la Ley
Orgánica de la fracción I del artículo 27 constitucional y del artículo 67 de la Ley General de
Población, se deduce que esa autorización o permiso deberá insertarse por los notarios o por
los respectivos funcionarios en la escritura de compraventa, al darle al mismo la forma
preceptuada por la ley, mas no es necesario que se exhiba en el acto en que se realiza el
concurso de voluntades y por tanto el contrato, porque aunque ya se perfeccionó, no se ha
otorgado en la forma requerida por la ley.
"Amparo directo 2871/82. Julio Llaguno Manzano. 30 de junio de 1983. Unanimidad de
cuatro votos. Ponente: Gloria León Orantes."
"Quinta Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: LXXVII
-19-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
"Página: 7270
"EXTRANJEROS, ADQUISICIÓN DE BIENES RAÍCES POR LOS. La ley exige la
inserción del permiso concedido a los extranjeros, por la Secretaría de Relaciones, para
adquirir bienes raíces, a los Jueces y notarios ante quienes se extienda el título de propiedad,
pero no a los testigos que dan fe de la celebración de un contrato privado. Por tanto, debe
estimarse que no es necesaria la inserción del permiso de que se trata, en una escritura
privada de compraventa, y que basta que conste la existencia de dicho permiso, por aparecer
el mismo inscrito en el Registro Público de la Propiedad, con relación a la misma
adquisición.
"Amparo civil directo 5276/43. Cowwan Tomás L. y coagraviado. 30 de septiembre de 1943.
Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Emilio Pardo Aspe. La publicación no menciona el
nombre del ponente."
"Quinta Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: LX
"Página: 506
"EXTRANJEROS, ADQUISICIÓN DE BIENES RAÍCES POR LOS. Si bien la venta, por
regla general, es perfecta y obligatoria para las partes, de acuerdo con el artículo 2818 del
Código Civil de 1884, por el solo acuerdo de las mismas, la cosa y el precio, también debe
tenerse en cuenta que la ley, tratándose de la venta de inmuebles, exige que el contrato, para
ser válido, se haga constar en determinada forma externa, de manera que para que a un
extranjero, pueda considerársele como adquirente de bienes raíces, necesita comprobar que el
contrato respectivo ha sido perfeccionado con las formalidades externas previstas por la ley,
formalidades que sólo pueden llenarse mediante el otorgamiento de la escritura respectiva, en
la que deberá acreditar su capacidad para adquirir dichos bienes, de acuerdo con los
requisitos que la ley constitucional y las reglamentarias respectivas, establecen sobre el
particular; pero mientras tanto, el extranjero no está incapacitado para concertar o propalar
con un tercero, la operación de compraventa, y puede adquirir el derecho de exigir del
mismo, el otorgamiento del contrato, con las formalidades externas que se requieren para su
validez, puesto que es hasta entonces cuando viene a tener la condición de adquirente y
cuando está obligado a cumplir con los requisitos que le impone su condición de extranjero.
"Amparo civil directo 6978/37. Torres Francisco. 18 de abril de 1939. Unanimidad de cuatro
votos. El Ministro Alfonso Pérez Gasga no estuvo presente por la razón que consta en el acta
del día. La publicación no menciona el nombre del ponente."
-20-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
De la lectura de los criterios antes transcritos, se desprende que la que fuera Tercera Sala de
este Alto Tribunal, ya se había pronunciado en cuanto al momento en el que los extranjeros
se encontraban obligados a presentar el convenio celebrado con la Secretaría de Relaciones
Exteriores, esto es, al momento de formalizar la traslación de que se tratara ante el fedatario
público.
Aunque esos criterios se emitieron bajo la vigencia del artículo 3o. del Reglamento de la Ley
Orgánica de la Fracción I del Artículo 27 Constitucional, el cual a la fecha se encuentra
derogado, los criterios sustentados en estas tesis son aplicables al caso controvertido, toda vez
que los principios que informan al vigente artículo 27 constitucional, en la primera parte de la
fracción I, siguen siendo los mismos, pues no ha habido cambios sustanciales desde que se
promulgó la Carta Magna en lo que atañe a la capacidad especial de los extranjeros para
adquirir bienes inmuebles en el territorio nacional, además de que el abrogado artículo 3o. del
reglamento señalado, establecía básicamente el mismo supuesto que el artículo 39 de la Ley
de Inversión Extranjera vigente, como se demuestra en las transcripciones precedentes.
De lo anterior, se aprecia que si bien ya no está vigente el precepto en el que se basaron los
criterios emitidos por la extinta Tercera Sala, lo cierto es que la interpretación al respecto
debe seguir siendo la misma, pues no ha habido ninguna modificación legal que lleve a este
Alto Tribunal a cambiar de criterio, sino que por el contrario, inclusive las normas legales
expedidas con anterioridad y con posterioridad a la celebración del contrato confirman el
criterio sustentado por la entonces Tercera Sala y que ahora esta Primera Sala confirma y
hace suyo.
Actualmente, en atención al acuerdo emitido por la Secretaría de Relaciones Exteriores con
fecha diez de febrero de mil novecientos noventa y ocho, los extranjeros para adquirir bienes
inmuebles fuera de la zona restringida, no requieren permiso de la Secretaría de Relaciones
Exteriores, sino que es suficiente con presentar un escrito ante dicha dependencia, en el que
convengan lo dispuesto por la fracción I del artículo 27 constitucional, convenio que como ha
quedado señalado, será necesario acreditar hasta el momento en que se formalice la
transacción de que se trate.
En similares términos se pronunció esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, al resolver el veintiocho de noviembre de dos mil uno, por unanimidad de cinco
votos, el amparo directo en revisión 762/2001, del que surge la tesis aislada que se identifica
y lee como sigue:
"Novena Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XV, febrero de 2002
-21-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
"Tesis: 1a. XI/2002
"Página: 27
"EXTRANJEROS. CUANDO PRETENDAN ADQUIRIR UN BIEN INMUEBLE EN
TERRITORIO NACIONAL, DEBERÁN ACREDITAR QUE CUENTAN CON EL
PERMISO CORRESPONDIENTE QUE CONTENGA EL CONVENIO A QUE SE
REFIERE EL ARTÍCULO 27, FRACCIÓN I, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, EN EL
MOMENTO DE FORMALIZAR LA COMPRAVENTA ANTE FEDATARIO PÚBLICO.La fracción I del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
establece que el Estado mexicano puede otorgar el dominio a extranjeros sobre tierras, aguas
y sus accesiones, siempre y cuando convengan ante la Secretaría de Relaciones Exteriores en
considerarse como nacionales respecto de tales bienes; y se comprometan a no invocar, por lo
que hace a éstos, la protección de sus gobiernos, pues en caso contrario los perderán en
beneficio de la nación. Ahora bien, del análisis de lo dispuesto en este precepto
constitucional, en relación con los artículos 10-A y 39 de la Ley de Inversión Extranjera, así
como 66 y 67 de la Ley General de Población, se desprende que los extranjeros deben
acreditar el haber obtenido el convenio o permiso a que se refiere el citado artículo
constitucional ante la Secretaría de Relaciones Exteriores para poder adquirir bienes
inmuebles, al momento de que su contrato se vaya a formalizar ante un fedatario público,
pues dichos funcionarios son los únicos que tienen la obligación de cerciorarse de la calidad
migratoria de aquellos, así como relacionar e insertar en los apéndices o registros, las
autorizaciones correspondientes a fin de formalizar el acto jurídico que conforme a la ley lo
requiera, lo que se traduce a su vez, en que no se necesita de la autorización correspondiente
para la celebración del contrato privado de compraventa, sino hasta el momento de
formalizarlo mediante la escritura pública que al efecto se otorgue ante el fedatario público.
"Amparo directo en revisión 762/2001. Sonia Davidson Fryer de Petersen. 28 de noviembre
de 2001. Cinco votos. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria:
Mariana Mureddú Gilabert."
Por otra parte, en torno al tema preciso que nos ocupa, el Reglamento de la Ley General de
Población, publicado en el Diario Oficial de la Federación el catorce de abril de dos mil,
establece los requisitos que un extranjero debe satisfacer para poder contraer matrimonio con
nacional de nuestro país. Por su importancia, de dicho ordenamiento se transcriben los
siguientes preceptos:
"Artículo 150. Las autoridades y fedatarios a que se refiere el artículo anterior, están
obligados a exigir a los extranjeros que tramiten ante ellos asuntos de su competencia, que
además de acreditar su legal estancia en el país, exhiban la autorización o el permiso previo o
la certificación de la secretaría, sólo en los siguientes casos:
-22-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
"I. Cuando se trate de realizar trámites de adopción;
"II. Cuando se trate de la celebración de matrimonio de extranjero y mexicano, y
"III. Cuando se trate de divorcio o nulidad de matrimonio de acuerdo a lo establecido en el
artículo 156."
"Artículo 157. La autorización para que los extranjeros y extranjeras puedan contraer
matrimonio con mexicana o mexicano, a que se refiere el artículo 68 de la ley, quedará sujeta
a las siguientes disposiciones:
"I. Deberán solicitar a las autoridades migratorias por escrito, el extranjero o su representante,
debiendo presentar la documentación migratoria para acreditar su legal estancia en el país.
Los matrimonios que se realicen por poder, estarán sujetos a la expedición del permiso previo
de la secretaría;
"II. La petición deberá ser apoyada por el presunto contrayente mexicano o mexicana, quien
deberá acreditar su nacionalidad, y
"III. La autorización se otorgará por una validez hasta de treinta días a partir de su
expedición, pero no podrá rebasar la temporalidad indicada en el documento migratorio, para
permanecer en el país."
Luego, si bien es cierto que los extranjeros, para contraer matrimonio con persona de
nacionalidad mexicana, requieren la autorización por parte de la Secretaría de Gobernación,
conforme lo dispuesto por el artículo 68 de la Ley General de Población, el contenido de las
disposiciones transcritas que reglamentan dicho ordenamiento, establecen limitativamente los
requisitos que se deben satisfacer para obtener tal autorización, y entre ellos no se encuentra
el que el extranjero deba suscribir el convenio a que se refiere la fracción I del artículo 27 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano, sino que basta la solicitud por
escrito, apoyada por el o la presunta contrayente mexicana que así lo acredite, acompañada
de la documentación migratoria del extranjero que justifique su legal estancia en el país.
Las disposiciones transcritas, vigentes al tiempo en que el Décimo Cuarto Tribunal Colegiado
en Materia Civil del Primer Circuito emitió la sentencia en el recurso de revisión 253/2002,
no encuentran similitud con alguna del Reglamento de la Ley General de Población,
publicado en el Diario Oficial de la Federación el diecisiete de noviembre de mil novecientos
setenta y seis, que estuvo vigente cuando el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Tercer Circuito resolvió el amparo directo 217/90, ambos asuntos que participan en esta
contradicción, pero contenía otras que favorecen a esclarecer el problema que nos ocupa, a
saber:
-23-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
"Artículo 127. El permiso para que los extranjeros puedan celebrar actos relativos a la
adquisición de bienes inmuebles, derechos reales sobre los mismos, acciones o partes sociales
de empresas dedicadas en cualquier forma al comercio o tenencia de dichos bienes a que se
refiere el artículo 66 de la ley, quedará sujeto, para su otorgamiento, a las siguientes reglas:
"...
"V. Cuando por causas ajenas a la voluntad del extranjero nazcan en su favor derechos reales
o de propiedad sobre bienes inmuebles o acciones o partes sociales de empresas a los que se
refiere este artículo, cuya adquisición le esté limitada por este reglamento y no prohibida por
otras leyes, la secretaría podrá conceder permiso para que se formalice la adquisición,
estableciendo las modalidades que estime convenientes de acuerdo con el interés general.
"VI. Los notarios públicos, quienes los sustituyan o hagan sus veces y los Corredores de
Comercio, se abstendrán de autorizar los contratos que versen sobre adquisición de bienes
inmuebles, derechos reales sobre los mismos o acciones o partes sociales sobre empresas a
que se refiere este artículo en que intervengan extranjeros, si éstos carecen del permiso
correspondiente.
"VII. Para los efectos de este artículo, son bienes inmuebles los previstos en el artículo 750
del Código Civil para le Distrito Federal en Materia Común y para toda la República en
Materia Federal y se equiparan a los derechos reales, la propiedad, la posesión, la
copropiedad, el condominio, el usufructo, los derechos a partes alícuotas sobre la propiedad
inmuebles, los embargos y los gravámenes respecto de los inmuebles. En cuanto a las
acciones y las partes sociales de las sociedades cuyo objeto sea el comercio y la tenencia de
bienes inmuebles, se estará a lo dispuesto por las leyes de la materia para su determinación."
En este mismo orden de ideas, debe tenerse presente que en la legislación del Distrito Federal
o del Estado de Jalisco, en que se emitieron las sentencias que participan en la contradicción
de tesis que nos ocupa, no se encuentra disposición que obligue a que los extranjeros, al
tiempo de contraer en nuestro país matrimonio con persona de nacionalidad mexicana bajo el
régimen de sociedad legal o conyugal, deban acreditar el requisito de la fracción I del artículo
27 constitucional, a efecto de los inmuebles que llegaran a ingresar a la misma con
posterioridad adquiridos directamente por el cónyuge nacional de nuestro país.
Así las cosas, y tomando en consideración que por regla general en nuestro sistema jurídico
de derecho privado, los bienes que se adquieren durante el matrimonio celebrado bajo el
régimen de sociedad legal o conyugal, pertenecen a ambos cónyuges, lo cual no quiere decir
que durante la vigencia de dicha sociedad y respecto de los bienes que debe considerarse que
le son afectos, se encuentre determinada la propiedad de cada uno de los consortes, porque se
-24-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
trata de una comunidad, y sólo hasta que se liquide la sociedad podrá saberse, mediante la
adjudicación correspondiente, lo que pertenece a cada cónyuge. Por consiguiente, si uno de
los consortes es extranjero, en el caso de que sea partícipe de bienes inmuebles adquiridos
por su cónyuge de nacionalidad mexicana, no será menester que al celebrarse el matrimonio
en que se estipule la sociedad legal o conyugal o al nacer ésta durante el matrimonio,
existiendo dichos bienes, o bien en la fecha en que se adquieran por el cónyuge nacional,
deba acreditar el compromiso a que se refiere la fracción I del artículo 27 constitucional,
porque en ninguno de esos eventos el cónyuge extranjero adquiere el exclusivo dominio
sobre algún bien, sino que podrá hacerlo respecto a los que constituyen la comunidad de
bienes, hasta el momento de la adjudicación y, por tanto, sólo hasta entonces se podrá
actualizar respecto a él la norma constitucional invocada. Máxime que los distintos
ordenamientos que han reglamentado dicha norma constitucional, jamás han exigido que al
tiempo de celebrar matrimonio bajo el régimen de sociedad legal o conyugal, el extranjero
que se casa con nacional de nuestro país, acredite el compromiso de marras, en cambio,
reiteradamente han dispuesto que tal acreditamiento debe hacerse ante el notario público que
ha de protocolizar el acto, mediante el que el extranjero adquiera el dominio directo de los
bienes inmuebles, ya sea por efecto de la liquidación de la sociedad, de la adjudicación por
efecto de la herencia, es decir al tiempo en que el acto traslativo de dominio en lo individual
deba ser perfeccionado con las formalidades externas previstas por la ley, formalidades que
sólo pueden llenarse mediante el otorgamiento de la escritura respectiva, de ahí que se
imponga tanto a los notarios como a los registradores públicos la obligación de abstenerse de
llevar a cabo operaciones y registros cuando no se les compruebe ese requisito.
En las relatadas condiciones, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
considera que debe prevalecer con carácter de jurisprudencia la tesis que dice:
SOCIEDAD CONYUGAL. MOMENTO EN QUE EL CÓNYUGE EXTRANJERO DEBE
ACREDITAR EL COMPROMISO A QUE SE REFIERE LA FRACCIÓN I DEL
ARTÍCULO 27 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, PARA PODER OBTENER EL
DOMINIO DIRECTO DE INMUEBLES ADQUIRIDOS POR EL CÓNYUGE DE
NACIONALIDAD MEXICANA CON POSTERIORIDAD AL MATRIMONIO.-Por regla
general, en el sistema jurídico mexicano, los bienes adquiridos durante el matrimonio
celebrado bajo el régimen de sociedad legal o conyugal pertenecen a ambos cónyuges, lo cual
no significa que durante la vigencia de dicha sociedad y respecto de los bienes que debe
considerarse que le son afectos, se encuentre determinada la propiedad de cada uno de los
consortes, sino que al tratarse de una comunidad sólo hasta la liquidación de la sociedad
podrá saberse, mediante la adjudicación correspondiente, lo que pertenece a cada uno de
ellos. Ahora bien, en el caso de que un consorte de nacionalidad extranjera sea partícipe de
bienes inmuebles adquiridos por su cónyuge mexicano, no es necesario que al celebrarse el
matrimonio en que se estipule la sociedad conyugal o al nacer ésta durante el matrimonio,
existiendo dichos bienes, o bien en la fecha en que se adquieran por el cónyuge nacional,
-25-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 132/2002-PS.
deba acreditar el compromiso a que se refiere la fracción I del artículo 27 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, porque en ninguno de esos eventos el cónyuge
extranjero adquiere el exclusivo dominio sobre algún bien, sino que podrá hacerlo respecto
de los que constituyen la comunidad de bienes hasta el momento de la adjudicación y, por
tanto, sólo hasta entonces podrá actualizarse respecto a aquél el compromiso previsto en la
norma constitucional invocada. En consecuencia, tal acreditamiento, como lo establecen
distintos ordenamientos que han reglamentado dicho precepto constitucional, debe hacerse
ante el notario público que ha de protocolizar el acto mediante el cual el extranjero adquiera
el dominio directo de los bienes inmuebles, ya sea por efecto de la liquidación de la sociedad
o de la adjudicación por efecto de la herencia, es decir, al tiempo en que el acto traslativo de
dominio en lo individual deba perfeccionarse con las formalidades externas previstas por la
ley, las cuales sólo pueden cumplirse mediante el otorgamiento de la escritura respectiva, de
ahí que tanto los notarios como los registradores públicos estén obligados a abstenerse de
llevar a cabo operaciones y registros cuando no se les compruebe ese requisito.
Lo resuelto no afecta las situaciones jurídicas concretas derivadas de los juicios de amparo
directo en los cuales se dictaron las ejecutorias materia de la contradicción, por así ordenarlo
el artículo 197-A, párrafo segundo, de la Ley de Amparo.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe contradicción de tesis entre los criterios sostenidos por los Tribunales
Colegiados Décimo Cuarto en Materia Civil del Primer Circuito y Primero en Materia Civil
del Tercer Circuito.
SEGUNDO.-Se declara que debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, la tesis
sustentada en la parte final del último considerando de esta resolución.
TERCERO.-Publíquese la tesis sustentada en esta ejecutoria en términos de lo dispuesto por
el artículo 195 de la Ley de Amparo.
Notifíquese; remítase testimonio de este fallo a los Tribunales Colegiados de Circuito que
sostuvieron las tesis contradictorias y, en su oportunidad, archívese el expediente.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cinco votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo, Sergio A. Valls
Hernández, Juan N. Silva Meza (ponente), José Ramón Cossío Díaz y presidenta Olga
Sánchez Cordero de García Villegas.
-26-
Descargar