Roj: SAP BI 615/2011 Id Cendoj: 48020370022011100200 Órgano: Audiencia Provincial Sede: Bilbao Sección: 2 Nº de Recurso: 112/2011 Nº de Resolución: 402/2011 Procedimiento: Rollo apelación faltas Ponente: MARIA JESUS ERROBA ZUBELDIA Tipo de Resolución: Sentencia OFICINA COMUN DE TRAMITACION PENAL AUDIENCIA PROVINCIAL DE BIZKAIA Sección 2ª BARROETA ALDAMAR 10 3ª planta Tfno.: 94 401.66.68 Fax: 94 401.69.92 RECURSO: Rollo ape.faltas 112/11- 2ª Proc.Origen: J.falta inmedia. 25/11 Jdo. Instruccion nº 1 (Barakaldo) Atestado nº: NUM000 Apelante: Carlos María Abogado: MIRIAM IZQUIERDO GARCIA Procurador: Apelado: Pura Abogado: Procurador: Ilma. Sra. Magistrado Dña. María Jesús Erroba Zubeldia SENTENCIA nº 402/2011 En la Villa de Bilbao, a veinticinco de mayo de dos mil once. Vista en grado de apelación por la Ilma Sra. Dña. María Jesús Erroba Zubeldia, Magistrado de esta Audiencia Provincial de Bizkaia, Sección Segunda, el presente Rollo de Faltas núm. 112 del año 2011 visto en primera instancia por el Juzgado de Instrucción nº 1 de los de Baracado con el núm. 25 del año 2011 de Juicio de Faltas Inmediata por presunta falta de coacciones contra Pura ejerciendo la acusación particular Carlos María asistido de la Letrada Dña. Miriam Izquierdo García; habiendo intervenido como acusación el Ministerio Fiscal. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.- Por el Ilmo. Sr. Magistrado-Juez del Juzgado de Instrucción nº 1 de los de Baracaldo se dictó con fecha 16.03.2011 sentencia cuyo fallo dice: "QUE DEBO ABSOLVER Y ABSUELVO a Pura de la falta de coacciones de la que era acusada, declarando de oficio las costas originadas por este procedimiento." SEGUNDO.- Contra dicha sentencia se interpuso recurso de apelación por la Procuradora Dña. Miriam Izquierdo García en nombre y representación de Carlos María y admitido tal recurso en ambos efectos se 1 dio traslado del mismo a las demás partes y se elevaron los autos a esta Audiencia, donde se formó el Rollo, al que correspondió el núm. 112 del año 2011 y se siguió el recurso por sus trámites. Se dan por reproducidos los Antecedentes de la Sentencia apelada. HECHOS PROBADOS Se aceptan y dan por expresamente reproducidos los declarados en la sentencia recurrida. FUNDAMENTOS JURÍDICOS PRIMERO.- Se alza la Dirección Letrada de Carlos María contra la sentencia dictada el día 16.03.2011 por el Juzgado de Instrucción nº 1 de los de Baracaldo en el Juicio de Faltas Inmediata núm. 25 del año 2011, con la pretensión de que se revoque y en su lugar se dicte nueva resolución por la que se declare a Pura como autora de una falta de coacciones del artículo 620.2 párrafo segundo del Código Penal a la pena de 8 días de localización permanente y con la accesoria del artículo 57 del Código Penal de prohibición de aproximarse a la persona, lugar en que se encuentre, trabajo o domicilio de Carlos María a una distancia no inferior a 500 metros, así como, de comunicarse con éste por cualquier medio o procedimiento. Muestra la recurrente su conformidad con los hechos de la sentencia de instancia salvo que la mayoría de los mensajes y llamadas perdidas que la denunciada facilitó son de la empresa de telefonía móvil para indicarle que el número al que hacía la denunciante llamadas ya estaba disponible. No así con que no considere los hechos constitutivos de una falta de coacciones toda vez que se dan los requisitos del tipo, dada la insistencia en el seguimiento y el acoso al que sometía a su patrocinado la denunciada. Por el Ministerio Fiscal se solicita también la revocación de la sentencia y la condena del acusado conforme a la petición realizada en el acto del juicio por compartir la valoración de prueba realizada por el recurrente. SEGUNDO.- La juzgadora de instancia estima que los hechos son atípicos habida cuenta que falta el primero de los requisitos exigidos para la existencia de la falta de coacciones, la violencia que debe apreciarse en sentido estricto, así como que en todo caso los hechos no revisten entidad delictiva. Tanto el delito (artículo 172 del Código Penal ) como la falta de coacciones (artículo 620.2 del Código Penal ) exigen como elementos típicos: una conducta violenta de contenido material o simplemente intimidatoria sobre el sujeto pasivo, ya sea de modo directo o de modo indirecto; que la finalidad perseguida como resultado de la acción conminatoria sea obligar al sujeto pasivo a realizar algo que no quería; que la acción sea de suficiente intensidad como para forzar la voluntad de las víctimas; y finalmente, el dolo, que se concreta en el deseo de restringir o anular la libertad ajena para conseguir un beneficio propio ( STS 731/2006, 3 de julio ). El empleo de la violencia constituye el núcleo de esta figura delictiva. La juzgadora de instancia razona en la sentencia impugnada que la violencia "debe ser interpretada en estricto sentido jurídicopenal¿ de manera que dicha violencia debe ser interpretada en el sentido de violencia física corporal, sea directa o a distancia, e incluyendo también la vis in rebus propia¿.y dejando fuera los supuestos de vis compulsiva, los de fuerza física compulsiva, que entrarían dentro de las amenazas si cumplen el resto de los requisitos exigidos en esta infracción, y los de vis in rebus impropia". Y concluye "Evidentemente, ninguno de los tres supuestos incluidos dentro del concepto de violencia concurren en el caso ahora enjuiciado (FD4º)". Añadiendo que en todo caso aquí no concurre una violencia de entidad para considerar la existencia de la falta de coacciones sino tan sólo se han producido molestias que han causado incomodidad. Pues bien, el criterio sostenido por la juzgadora contradice la jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre la interpretación que de forma pacífica ofrece en relación a la violencia exigida por el delito o la falta de coacciones. Como señala, entre otras la STS 305/2006, 15 de marzo , dicha jurisprudencia "se ha inclinado por la admisión de la intimidación personal e incluso la violencia a través de las cosas siempre que de alguna forma afecte a la libertad de obrar o a la capacidad de actuar del sujeto pasivo impidiéndole hacer lo que la Ley no prohíbe o compeliéndole a hacer lo que no quiere (¿). Ciertamente que en este tipo penal se mencione, de forma exclusiva, a la violencia como medio comisivo, sin mencionar a otras modalidades, como la intimidación que sí figura en otros tipos penales en los que violencia e intimidación aparecen de forma conjunta, ha propiciado que parte de la doctrina entienda que en este tipo penal sólo cabe la violencia material, la "vis phisica", excluyendo la violencia psíquica o la violencia en las cosas como medio comisivo. Esa interpretación restrictiva no ha sido mantenida en la jurisprudencia, que de manera constante, ha mantenido que el tipo penal de las coacciones es un "tipo abierto" o un "tipo 2 delictivo de recogida" que alberga distintas modalidades de comisión, pues todo atentado o, incluso, la mera restricción de la libertad de obrar supone de hecho una violencia y por tanto una coacción, siendo lo decisorio el efecto coercitivo de la acción más que la propia acción. No entenderlo así, y referir la violencia sólo a la "vis phisica", dejaría una estrecho margen de aplicación al tipo de las coacciones, limitado entre la atipicidad y el delito de lesiones, pues el empleo de una violencia física que superara el umbral de la mera coerción para producir un resultado lesivo haría de aplicación, por especialidad, el tipo de lesiones. Por último, avala esta interpretación jurisprudencial el hecho de que en la falta de coacciones , del art. 620.2 del Código penal , que bien pudiera ser considerado como el tipo básico de esta figura delictiva, la coacción aparece en la falta junto a la amenaza, la injuria y la vejación injusta". En el mismo sentido argumenta la STS 1191/2005, 10 de octubre diciendo: "Ha señalado el Tribunal Supremo que la vis o fuerza empleada por el sujeto activo del delito de coacciones no sólo comprende los casos de violencia física como tal, sino que incluye cualquier modalidad de compulsión o ataque a la voluntad de la víctima, pues con ello también se limita su libertad. De hecho, así se ha reconocido en supuestos de empleo de narcóticos o, incluso, de métodos que no comportan contacto físico con el sujeto pasivo, tales como la hipnosis. De no ser así se crearían espacios de impunidad inasumibles, de forma que tan relevante para doblegar la voluntad es el empleo de la violencia física como de otros medios que producen el mismo efecto". En el caso de autos estima esta juzgadora, contra lo sostenido en la sentencia de instancia, que concurren todos los elementos que configuran la falta de coacciones. Existe una conducta violenta de contenido material o simplemente intimidatoria sobre el sujeto pasivo, toda vez que, a la vista de los hechos declarados probados, la acusada impone su presencia física al denunciante presentándose en su lugar de trabajo así como a la puerta de su domicilio, se hace la encontradiza con él donde quiera, le insiste en que quiere hablar con él sin respetar la voluntad del denunciante que le pide le deje en paz, le llama por teléfono y le manda mensajes insistentes. Hechos todos ellos declarados probado por la juzgadora instancia puesto que ha concedido plena credibilidad a la declaración del denunciante, apoyada en la transcripción de mensajes que obran en la causa, frente a las manifestaciones de la acusada y así lo expresa en el FD3º de su sentecia. Y concurren los demás elementos del tipo. Que la finalidad perseguida como resultado de la acción conminatoria sea obligar al sujeto pasivo a realizar algo que no quería, en este caso es que el denunciante acceda hablar con la acusada con el fin de volver a la situación anterior a que finalizase la relación sentimental que habían mantenido durante un año y que, se declara probado, finalizó sobre noviembre de 2009 a instancias, precisamente, de la acusada. Que la acción sea de suficiente intensidad como para forzar la voluntad de las víctimas, ciertamente la acusada se muestra persistente y emplea todos los medios a su alcance para presionar al denunciante: bien con su presencia física, bien con llamadas, bien con mensajes telefónicos sin importarle la voluntad del denunciante. Y finalmente, el dolo, que se concreta en el deseo de restringir o anular la libertad ajena para conseguir un beneficio propio, la acusada no respeta la decisión del denunciante de no querer hablar con ella y prescinde de su petición para que le deje en paz hasta el punto que se declara probado tuvo que decirle que iba a llamar a la Ertzaintza para que se fuera de las inmediaciones del bar que regenta, después de que se presentara a la puerta del local, le dijera "cariño" y él le pidiera que le dejase en paz, y pese atodo, después de todo, se hizo la encontradiza en otro bar y más tarde se presentó en el portal del domicilio del denunciante. Ciertamente la intimidación que ejerce la acusada con su machacona conducta excede con mucho de unas meras molestias. Esta juzgadora conoce la doctrina del Tribunal Constitucional sentada a partir de su sentencia STC 167/2002, de 18 de septiembre y según la cual el respeto a los principios de publicidad, inmediación y contradicción, contenidos en el derecho a un proceso con todas las garantías, impone inexorablemente que toda condena se fundamente en una actividad probatoria que el órgano judicial haya examinado directa y personalmente y en un debate público en el que se respete la posibilidad de contradicción, por lo que, cuando la apelación se plantee contra una Sentencia absolutoria y el motivo de apelación concreto verse sobre cuestiones de hecho suscitadas por la valoración o ponderación de pruebas personales de las que dependa la condena o absolución del acusado, resultará necesaria la celebración de vista pública en la segunda instancia para que el órgano judicial de apelación pueda resolver tomando un conocimiento directo e inmediato de dichas pruebas. E, igualmente, es doctrina consolidada que la constatación de la anterior vulneración determina también la del derecho a la presunción de inocencia si los aludidos medios de prueba 3 indebidamente valorados en la segunda instancia son las únicas o esenciales pruebas de cargo en las que se fundamente la condena. Pero en el presente caso no se trata de una cuestión de hecho sino de derecho. Es la calificación jurídica que merecen los hechos declarados probados la que no se comparte en esta alzada y se estima errónea, considerando que tales hechos sí son constitutivos de infracción penal, concretamente, de la falta de coacciones por la que viene acusada la Sra. Pura . Y es que desde la STC 170/2002, de 30 de septiembre , FJ 15, "cuando a partir de los hechos declarados probados en la primera instancia, el núcleo de la discrepancia entre la sentencia absolutoria y la condenatoria sea una cuestión estrictamente jurídica, para su resolución no resulta necesario oír al acusado en un juicio público, sino que el Tribunal puede decidir adecuadamente sobre la base de lo actuado (...) De manera que si el debate planteado en segunda instancia versa exclusivamente sobre cuestiones jurídicas, ya sea por la configuración legal del recurso ¿como en nuestro sistema jurídico ocurre, en tantas ocasiones, en la casación penal¿, ya sea por los concretos motivos que fundamentan la solicitud de agravación de condena planteada por los acusadores, para su resolución no resulta necesario oír personalmente al acusado en un juicio público, pues dicha audiencia ninguna incidencia podría tener en la decisión que pudiera adoptarse, sino que el Tribunal ad quem puede decidir adecuadamente sobre la base de lo actuado. En tales supuestos, en cuanto el debate sea estrictamente jurídico, la posición de la parte podría entenderse debidamente garantizada por la presencia de su abogado, en quien se encarnaría la efectividad del derecho de defensa frente a los argumentos esgrimidos por la otra parte" ( STC 45/2011, 10 de mayo ). En el presente caso como decimos la cuestión que se plantea es jurídica y de ahí que entienda esta juzgadora que no se vulnera el derecho a un proceso con las debidas garantías una vez alcanzada la conclusión de que los hechos declarados probados en la instancia son constitutivos de una falta de coacciones del artículo 620.2 del Código Penal , se revoca la sentencia y sin antes haberla oído a la acusada en vista pública celebrada en esta alzada se le condena por la comisión de esta falta. En cuanto a la pena, debe tenerse en cuenta dos cosas que el ofendido es la ex¿pareja sentimental de la acusada por lo que resulta de aplicación la previsión que establece el párrafo segundo del mentado precepto, en el sentido que sanciona la conducta con la pena de cuatro a ocho días de localización permanente. La segunda que aunque los hechos se produjeron en sucesivos días, según se declara probado, no cabe apreciar la continuidad delictiva de la que habla el artículo 74.1 del Código Penal, dado que conforme a su número 3 "quedan exceptuadas de lo establecido en los apartados anteriores las ofensas a bienes eminentemente personales, salvo las constitutivas de infracciones contra el honor y la libertad e indemnidad sexuales que afecten al mismo sujeto pasivo". Así las cosas, teniendo en cuenta, también, que de conformidad en el artículo 638 del Código Penal , en la aplicación de las penas de este Libro procederán los Jueces y Tribunales, según su prudente arbitrio, dentro de los límites de cada una, atendiendo a las circunstancias del caso y del culpable, sin ajustarse a las reglas de los arts. 61 a 72 art.61 art.72 de este Código , procede imponer a la acusada la pena de ocho días de localización permanente. Finalmente se solicita por las acusaciones la aplicación de la pena accesoria prevista en el artículo 57 en relación con el artículo 48 del Código Penal de prohibición de aproximarse al lugar donde se encuentre, lugar de trabajo o domicilio de Carlos María a una distancia inferior a 500 metros así como de comunicarse con éste por cualquier medio o procedimiento, petición que se acoge estableciendo su duración por un periodo de tres meses. En consecuencia se acoge el recurso y la adhesión al mismo formulada por el Ministerio Fiscal. TERCERO.- Estimándose el presente recurso de apelación, es procedente, conforme al art. 239 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, declarar de oficio las costas devengadas en esta segunda instancia. Vistos los preceptos legales citados, los concordantes, y demás de pertinente y general aplicación. FALLO: Que estimando como estimo el Recurso de Apelación interpuesto por la Procuradora Dña. Miriam Izquierdo García en nombre y representación de Carlos María , sí como, la adhesión al mismo formulada por el Ministerio Fiscal contra la sentencia dictada el día 16.03.2011 por la Ilma. Sra. Magistrado-Juez del Juzgado de Instrucción nº 1 de los de Baracaldo en el Juicio de Faltas Inmediata núm. 25 del año 2011, debo revocar y revoco dicha resolución y por la presente condeno a la acusada Pura como autora de una falta de coacciones a la pena de ocho días de localización permanente con la accesoria de prohibición de acercarse a Carlos María a una distancia inferior a 500 metros así como de comunicarse con éste por cualquier medio o 4 procedimiento por un periodo de tres meses, y abono de las costas causadas en la instancia; y todo ello con declaración de oficio las causadas en esta alzada. Contra la presente resolución no cabe recurso ordinario alguno. Devuélvanse los autos originales al juzgado de que proceden, con testimonio de esta Sentencia para su conocimiento y cumplimiento. Así por esta mi sentencia, de la que se unirá certificación al rollo, lo pronuncio, mando y firmo. 5