EL AMBIENTE SOCIAL de LA CONQUISTA Y SUS

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EL AMBIENTE SOCIAL de LA
CONQUISTA Y SUS PROYECCIONES
E N LA COLONIA
José
DURAND
E L ESTUDIO de l a primera sociedad española e n Indias merece
atención muy especial e interesa igualmente a la historia de
América y a l a de España. Algo ocurrió en esos guerreros
apenas llegaron a nuestras playas, pues los vemos transformarse
en rasgos fundamentales de su ser. Desde Justo Sierra hasta
nuestros días, muchos estudiosos coinciden en suponer una
mudanza social e n los primeros conquistadores, ya que a fines
del XVI criollos y gachupines se muestran como hombres claramente diferenciados. L a presunción se ha repetido pero no
comprobado, que es lo que trataremos de hacer aquí, ampliándola y desarrollándola hasta donde sea posible. E n América,
desde los comienzos de la conquista, suceden cosas sorprendentes: por primera vez en su historia, los españoles desconocen
la soberanía de su rey y pretenden apropiarse de ella. Eso
ocurre desde el gallardo y valeroso Gonzalo Pizarro hasta el
sanguinario Lope de Aguirre, o bien hasta los atolondrados
hermanos Contreras o el irresoluto Martín Cortés, deudo espiritual del príncipe Hamlet. H o n d a razón interna, por encima
de cualquier móvil, debió impulsar a estos españoles para
que faltasen, sin mediar precedente, a su tradicional e inmaculada lealtad de vasallos e hidalgos.
N o hemos de detenernos a indagar las causas de conducta
tan insólita; baste por ahora señalar su existencia, emparentada con otro fenómeno digno de observarse con algún cuidado: durante la Conquista, los soldados se agrupan a su manera, rigiéndose por principios distintos en muchos casos de
los peninsulares. Basten los datos que ofrecemos para descubrir y comprobar cambios sorprendentes: en América, desde
los primeros tiempos, los hidalgos comercian sistemáticamente,
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y en ocasiones aún ejecutan trabajos manuales. Tales prácticas se tuvieron por innobles y deshonrosas en España hasta
bien entrado el siglo XVIII. Y a juicio de Américo Castro, el desprecio castellano por el comercio y los oficios humildes, confiados ordinariamente a moros y judíos, es rasgo fundamental
del ser hispánico, que influye de manera decisiva en el destino
histórico del pueblo español.
E l hecho se conocía, pero a medias y mal. Germán A r a niegas recuerda que los hidalgos que pelearon bajo las órdenes
de Soto en la Florida aceptaron ser carpinteros; Marcos A .
Morínigo hace ver que en el teatro de Lope los indianos
piensan que los negocios no manchan la honra. Pero n i Arciniegas n i Morínigo n i quienes los han reseñado conceden a
esas noticias importantísimas todo su valor. A esas informaciones, nuevamente estudiadas aquí, unimos testimonios de
interés provenientes de México y el Perú, cabezas del mundo
precolombino y también del virreinal.
Á S E Ñ O R A M I E N T O DE L O S P L E B E Y O S E N I N D I A S
Pedro Henríquez Ureña piensa que el sistema de clases
sociales de España no pasó a América, sino que más bien se
formaron otras nuevas. Este hecho partía de u n impulso inicial: los conquistadores venían a América, entre otras cosas,
para subir en posición. E l ansia de honra, propia tradicionalmente de los españoles, se ve redoblada por el afán de gloria
que se acrecienta durante el Renacimiento; el honor y la
gloria se hallan íntimamente emparentados con la nobleza,
que de suyo es honra y gloria. T o d o ello se gana por las
armas, y los indianos sabían que sus hazañas daban lustre a
su linaje. Pero en España no se pensaba lo mismo, y la vieja
aristocracia, salvo rarísimas excepciones, les cerró las puertas.
Los conquistadores protestaron enérgicamente, y a sus protestas se unieron las de algunos historiadores españoles, como
Gómara y fray Jerónimo Román. E r a una protesta de carácter
legal, pues en América se encontraban ennoblecidos de hecho
y por su solo poder. Constituidos en una sociedad peculiarísima, una sociedad de guerreros, los conquistadores ocuparon lugares privilegiados; merecían todo género de distinciones, tanto de los demás españoles como de los indios, y vivían
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c o n pompa y señorío propios de caballeros o nobles. Usurpar o n tratamientos exquisitos, privativos de una estricta minor í a , y los generalizaron en Indias y hasta en España. Y en
f i n , legaron a la Colonia una nueva aristocracia, en l a cual
e l título de conquistador se reconocía valioso y hasta comparable a los títulos de Castilla. Algunos de los hijos de los
viejos conquistadores y pobladores mantuvieron el antiguo
poder y rivalizaron con los más poderosos funcionarios españoles; otros, la mayor parte, vivieron empobrecidos y quejosos,
en continua pugna con los recién llegados. Pero el criollo
había nacido ya.
E l mero hecho de ser soldado en América se tuvo en los
primeros tiempos por título glorioso, y consecuencia de este
genuino orgullo militar fué un significativo proceso de nivelación. Los plebeyos creyeron tener derecho a los usos del
noble, tales como los desafíos, y en Potosí hubo un tiempo en
que los duelos menudeaban a tal punto, que mercaderes y
pulperos se batían como si fuesen hidalgos. E n una ocasión
vemos un duelo en que participan juntamente plebeyos y
nobles, si bien con protestas de los segundos. Pero Núñez
—-a quien el Inca conoció en M a d r i d años después— nombró
padrino a un tal Mejía, hombre de baja categoría social, de lo
cual se quejó el padrino contrario, Egas de Guzmán. Dijo
éste que siendo hidalgos él y los desafiados, no llevase Núñez
por padrino "a un hombre tan v i l y bajo, hijo de una mulata
vendedora" de sardinas fritas; "que llevase cualquier otro
padrino, aunque no fuese hijodalgo, como no fuese tan v i l
como aquél". Mejía se niega a renunciar, pese a los ruegos
de Núñez, y en el duelo pelean bravamente padrinos y desafiados, con gran derramamiento de sangre.
A tanto llegó el atrevimiento y la igualación de los plebeyos. de otro lado vemos que, en muchos casos, personas de
muy humilde origen gozan de repartimientos de indios, merced no sólo provechosa, sino honorífica. E l bondadoso padre
M o t o l i n í a , cuyo testimonio resulta irrecusable, afirma que en
México " h a n tenido y tienen repartimientos zapateros y herreros". Cuenta él mismo u n hecho revelador de la arrogancia
popular: los conquistadores pusieron en sus encomiendas criados para c o b r a r los tributos y atender los negocios; los criados
eran en su m a y o r parte " l a b r a d o r e s de E s p a ñ a " , p e r o acabaron
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por convertirse en verdaderos amos de la tierra y por mandar
a los señores indios "como si fuesen esclavos", ¡Qué lejos
estamos de los seráficos labradores con que soñaba el padre
Las Casas!
E l poderío de la gente villana crece continuamente en
México. A fines del XVI, mercaderes y taberneros, negros o
mulatos libres y aun esclavos, revenden bastimentos hasta
llegar a "más de ciento y cincuenta m i l ducados los que esta
gente perdida y baja gana en cada u n año con los vecinos".
Este airado testimonio proviene del noble criollo Carlos Gómez
de Cervantes. A tanto llega la riqueza de ciertos mercaderes
que, según cuenta el mismo, "los que ayer estaban en tiendas
y tabernas y otros ejercicios viles, están hoy puestos y constituidos en los mejores y más calificados oficios de la tierra, y
los caballeros y descendientes de aquellos que la conquistaron,
pobres, abatidos, desfavorecidos y arrinconados". Por ello,
afirma, sería muy importante que el rey "se sirviese en los
oficios de estos renios de gente noble, porque como se ha
abierto la puerta a venderlos a todo género de hombres, pocas
veces caen en persona de aprobación; porque está claro que
dineros se hallan en poder de mercaderes y tratantes, que no
en gente ciudadana y noble". Eso resulta peligroso para el
orden público, advierte, "porque el hombre que da cuarenta
m i l ducados por u n oficio por su vida, y de poco salario, pudiendo perpetuar doblada renta, no es posible que piense ir
por buen camino".
Son datos reveladores de l a pujanza de los mercaderes indianos —gachupines y criollos oscuros—, pues los oficios públicos, con la guerra y las letras, se tenían por los únicos trabajos
propios del hidalgo, según firmísima tradición española. A l
ocuparlos el pueblo, no sólo aumentaba su hacienda, sino su
honra y, además, su poder. Las cosas llegan a tal extremo a
principios del XVIII, que el virrey duque de Linares informa
que los nobles mexicanos se niegan a desempeñar puestos públicos, antes ambicionados y honrosos. E l virrey pretende
obligarlos, y entonces ellos obtienen una real cédula para que
Linares " n o los precisase a tomar estos cargos". Los sujetos
de calidad, advierte Linares, "no tienen en el empleo de regidores más gloria de atender a los comunes". Y en tanto
que los nobles rehusan esas distinciones, los villanos ricos con-
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t i n ú a n tan alzados, q u e e l C o n s u l a d o " a u t o r i d a d n i n g u n a c o n
los mercaderes n o l a t i e n e " .
L a i g u a l a c i ó n de los plebeyos t a m b i é n se extiende a ciertos
títulos o tratamientos, desde los días de l a C o n q u i s t a . E n e l
P e r ú , el o r g u l l o s o i n d i o
Guamán
P o m a —más p r e s u m i d o a ú n
de l o que su c a l i d a d le p e r m i t í a — s e q u e j a de que sastres y
p u l p e r o s usen e l don
p r i v a t i v o de l a nobleza. C o m o se sabe,
l a e x a g e r a c i ó n en los t r a t a m i e n t o s era típica de A m é r i c a , y los
h i d a l g o s i n d i a n o s l l e v a b a n c o m ú n m e n t e e l don.
U n uso t a n
g e n e r a l , a u n q u e i m p r o p i o , q u e se extiende a l a m i s m a E s p a ñ a
y q u e p e r d u r a hasta hoy.
F u e r a de su t i e r r a , los h i d a l g o s
—y hasta los plebeyos de que h a b l a Guamán P o m a — se sienten
caballeros o nobles, y l a p o m p a es cosa o b l i g a d a . E l franciscano
M o t o l i n í a , a m a n t e de l a h u m i l d a d sobre todas las cosas, cens u r a a los españoles " q u e v i e n e n m u y pobres de C a s t i l l a , c o n
l a espada e n l a m a n o " , y q u e e n u n a ñ o t i e n e n valijas c o m o
p a r a d a r t r a b a j o a u n a r e c u a , " p u e s las casas todas h a n
ser de caballeros".
de
Y en fin, el buen misionero lamenta l a
pereza y escaso fervor de los colonos, entregados a u n a v i d a
principesca.
D e s c r i b e entonces c ó m o r e m o l o n e a a l despertar
u n m e x i c a n o r i c a c h o , c ó m o n o puede vestirse s i n l a a y u d a de
v a r i o s pajes, c ó m o se e n g a l a n a y viste de g r a n señor; y acaba
M o t o l i n í a o f r e c i e n d o e l b u e n e j e m p l o de los i n d i o s , q u e saben
valerse p o r sí solos, s i n d a r quehacer a nadie.
F u e r o n costumbres generales desde los p r i m e r o s tiempos,
t a n t o entre los que p o b l a r o n A m é r i c a c o m o entre los i n d i a n o s
de E s p a ñ a , b l a n c o de b u r l a s y desprecio. A fines d e l siglo XVI
y p r i n c i p i o s d e l XVII, y a u n después, los c r i o l l o s m a n t i e n e n e l
m i s m o porte s o b e r b i o y e l m i s m o afán de n o t o r i e d a d ; p e r o ya
e l d i n e r o les falta y d e l a n t i g u o esplendor sólo vive e l recuerd o . J u n t o a ellos aparecen, c o m o e n los p r i m e r o s tiempos de
l a C o l o n i a , i n f i n i t o s personajes de falsa a l c u r n i a , t a n t o criollos c o m o españoles. • M a t e o Rosas de O q u e n d o se b u r l a de
t a n t a p r e t e n s i ó n e n versos m u y conocidos:
Todos son hidalgos finos
de conocidos solares...
¡ C o m o si no se supiera
que allá rabiaban de hambre!
Y en e l gracioso r o m a n c i l l o :
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A y , señora Juana,
vuesarcé perdone,
que aunque remendado
soy hidalgo noble,
y mis padres hijos
de conquistadores. . .
Aquesto cantaba
Juan de Diego el noble.
A l f o n s o Reyes p i e n s a que t a m b i é n se debe a Rosas de Oquedo
u n á c i d o soneto c o n t r a los c r i o l l o s . E l afán de a p a r e n t a r méritos, riquezas y blasones es e l p r i m e r r e p r o c h e :
Minas s i n plata, s i n verdad mineros,
mercaderes p o r ella codiciosos,
caballeros de serlo deseosos,
con m u c h a presunción bodegoneros...
Calles, casas, caballos m u y h e r m o s o s . . .
Tiangues, almoneda, behetría:
aquesto, en suma, en esta ciudad pasa.
Dorantes de C a r r a n z a , q u e recoge los versos de Rosas de
Oquendo, ofrece
t a m b i é n otros —¿del mismo?—, puestos e n
boca de u n c r i o l l o q u e zahiere sin piedad a los g a c h u p i n e s :
Y e l otro, que agujetas y alfileres
vendía p o r las calles, ya es u n conde
en calidad, y en cantidad u n Fúcar.
Las b u r l a s y la maledicencia contra esos falsos nobles i n d i a nos viene desde los primeros tiempos, y no sólo en España, sino
en l a misma América. E n el Perú, durante las guerras civiles
de los conquistadores, don Diego Henríquez saca a relucir las
bastardías de algunos linajes muy respetados en l a tierra, y lo
hace con tanto acierto que l o paga con la vida, por orden del
mariscal Alvarado. Años más tarde, el estrambótico tratadista
n o b i l a r i o Pero Mejía de Ovando, que no obstante su poca
seriedad ofrece noticias de interés, recuerda que junto con los
caballeros pasaron a Indias muchos hombres a quienes "les
faltó nobleza", y menciona así la soga en casa del ahorcado.
Por l o demás, la aparición de aristócratas falsos no fué
privativa de Indias, y n i siquiera de los españoles. Bien conocido es el fenómeno del individuo que, nacido en una socie-
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d a d v i e j a y r í g i d a , se r e n u e v a c o n g r a n i m p u l s o a l salir de su
p a t r i a ; luego, y a fuera de e l l a , se apresura a inventarse
pasado halagüeño y cómodo.
un
L o c u a l , c l a r o está, ocurría más
a c e n t u a d a m e n t e e n h o m b r e s c o m o los españoles, h o n d a m e n t e
p r e o c u p a d o s p o r e l " q u e d a r b i e n " y p o r l a fama.
L o s solda-
dos de I t a l i a o F l a n d e s f i n g i e r o n abolengos ilustres a l i g u a l
q u e los i n d i a n o s , p e r o l a i m p o r t a n c i a d e l m i s m o hecho difiere, e n A m é r i c a :
l a s u p e r c h e r í a e n F l a n d e s o I t a l i a era
cosa
m á s o menos t r a n s i t o r i a , pues de s a l i r c o n v i d a de las guerras,
ios soldados v o l v e r í a n a su p a t r i a ; y e n I n d i a s o c u r r í a l o cont r a r i o : sobre ese fantaseo de g l o r i a se f u n d a r o n muchas
m i l i a s , crecieron m u c h o s espíritus y l a v a n a
presunción
fase
p e r p e t u ó en los descendientes.
COSTUMBRES
LIBERALES D E L H I D A L G O INDIANO
L a sociedad de los c o n q u i s t a d o r e s , inestable y en c o n t i n u a
e b u l l i c i ó n , m u e s t r a dos líneas de m o v i m i e n t o b i e n marcadas:
l a u n a , de a s e ñ o r a m i e n t o g e n e r a l , e n q u e aparecen
atrevidos y seguros de sí, guerreros j u s t a m e n t e
plebeyos
presuntuosos,
h i d a l g o s segundones
e n r i q u e c i d o s , farsantes q u e se i n v e n t a n
nobilísima alcurnia.
L a o t r a l í n e a es de l i b e r a l i d a d e n los
usos d e l h i d a l g o , q u i e n acepta m a l q u e b i e n e l e n a l t e c i m i e n to de los v i l l a n o s y luego, a su vez, m u e s t r a a b i e r t a condesc e n d e n c i a c o n menesteres i m p r o p i o s de su clase.
tante nace de ambas tendencias:
U n a resul-
l a atmósfera de i g u a l a c i ó n
s o c i a l y de p a u l a t i n a d i f e r e n c i a c i ó n respecto de las costumbres españolas.
U n a i g u a l a c i ó n , eso sí, e n l a que p a r t i c i p a n
h o m b r e s regidos p o r e l c o m ú n d e n o m i n a d o r de l a a m b i c i ó n
y e l o r g u l l o , y q u e c o n c u e r d a n e n protestar y e n sentirse p o r
las cortas mercedes r e c i b i d a s .
M u c h o se h a h a b l a d o y a de las escenas q u e e l I n c a n a r r a
en l a Florida,
esfuerzan
c u a n d o los soldados de H e r n a n d o de Soto se
a u n a , sin distinción
c o n s t r u i r unos carabelones.
en
las h e r r e r í a s y
de
clase n i j e r a r q u í a ,
" Y los m á s de los q u e
carpinterías
eran
caballeros
por
trabajaban
nobilísimos,
q u e n u n c a i m a g i n a r o n hacer tales oficios, y éstos e r a n los q u e
e n ellos m e j o r se a m a ñ a b a n . "
E l I n c a c u i d a de a d v e r t i r q u e
en estas faenas n o h a b í a d i f e r e n c i a entre capitanes y soldados, s i n o q u e , antes b i e n , " e r a t e n i d o p o r c a p i t á n e l q u e m á s
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trabajo ponía". Algo semejante debió ocurrir en la misma
Florida, años antes, a los hombres de Panfilo Narváez, cuando "con u n solo carpintero" armaron unos navios para escapar de allí. Es de suponerse que los hidalgos, que constituían
buena parte del grupo, también trabajarían, pues la situación
era desesperada, según la pinta a lo vivo Alvar Núñez. E n
trance parecido se vieron también los soldados de Gonzalo
Pizarro en el Maranón, cuando labraron el bergantín que
luego, con Orellana, recorrió por primera vez el Amazonas.
Escribe el Inca: "Gonzalo Pizarro, como tan gran soldado, era
el primero en cortar la madera, en forjar el hierro, hacer el
carbón y en cualquiera otro oficio, por muy bajo que fuese,
por dar ejemplo a todos los demás, para que nadie se excusase
de hacer lo mismo." Estos trabajos no parecieron deshonra a
los conquistadores, sino al contrario, pese a que usar las manos en tales faenas era terrible afrenta para un hidalgo, entonces y hasta dos siglos después. Claro está que no siempre ocurrían hechos como éste, y que en otras ocasiones, aun movidos
por necesidades semejantes a las de esos guerreros, los hidalgos se negaban a desempeñar tales oficios. de ello hay ejemplos, y uno muy significativo en Reinal: el de los hidalgos —y
hasta falsos hidalgos— que no aceptan remar en el lago de
Texcoco, contraviniendo las órdenes de Cortés. Sin embargo,
parece cierto que en América se operaba una importante
transformación social: también fueron liberales las costumbres en tiempo de paz. Motolinía advierte que los pobladores
de la Nueva España aprendieron "a sangrar y herrar y muchos oficios que en España no se tendrían por honrados de
los aprender; aunque por otra parte tienen presunción y fantasía"; tal vanidad, por lo demás, a ojos del caritativo franciscano, se compensa con " l a mejor y más humilde conversación", que usan esos arrogantes soldados.
Amé rico Castro ha comentado recientemente un memorial
de los pobladores de Buenos Aires a Felipe II, fechado
en 1590: "Quedamos tan tristes y necesitados —escriben— que
no se puede encarecer más, de que certificamos que aramos
y cavamos con nuestras manos. . . Mujeres españolas, nobles y de calidad, por su mucha pobreza han ido a traer a
cuestas el agua que han de beber"; y el guardián de los franciscanos atestigua "que los vecinos y moradores hacen sus
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l a b o r e s " y c u i d a n sus ganados " p o r sus p r o p i a s m a n o s " , y se
s i r v e n ellos mismos como si fuera l a ú l t i m a aldea española;
t o d o l o c u a l "es cosa de m u c h a l á s t i m a " . E l m e m o r i a l , c o m o
se ve, p r u e b a l o arraigada q u e estaba e n ellos, buenos españ o l e s , l a r e p u g n a n c i a p o r " t r a b a j a r c o n sus m a n o s " ; p e r o a
l a vez es e j e m p l o de que esa r e p u g n a n c i a , m a l de su grado.,
t e n í a q u e ceder ante las circunstancias.
L o s bonaerenses y
los e x p e d i c i o n a r i o s de l a F l o r i d a o e l M a r a ñ ó n t r a b a j a n en
o f i c i o s m a n u a l e s p o r necesidades extremas: l a de subsistir, l a
de l l e v a r adelante e l d e s c u b r i m i e n t o ; e n c a m b i o , los mexicanos de q u e h a b l a M o t o l i n í a l o h a c e n sólo p o r conveniencia.
E n d e f i n i t i v a , q u e d a e n c l a r o q u e e l precepto se q u e b r a n t a ,
p o r p r i m e r a vez en l a h i s t o r i a de E s p a ñ a .
T a m b i é n h u b o t o l e r a n c i a e n otras costumbres.
G r a n par-
te de los conquistadores se a m a n c e b a c o n i n d i a s , muchas veces de sangre r e a l ; ellas a c t ú a n c o m o mujeres legítimas, y los
h i j o s naturales, mestizos, asisten a ceremonias y a l t e r n a n con
los pocos niños de m a d r e castellana, q u e a d e m á s eran hijos
legítimos.
T a l e s prácticas p e r d u r a n bastantes años, a l menos
h a s t a l a época e n que a b u n d a n los c r i o l l o s de sangre española
pura.
T i e m p o después, esas alianzas c o n i n d i a s p i e r d e n toda
d i g n i d a d y se h a c e n inaceptables; p o r o t r a parte, vemos a P e r o
M e j í a de O v a n d o censurar q u e " c u a n d o se trata casamiento
c o n a l g u n a d o n c e l l a n o b l e y v i r t u o s a , n a d i e p r e g u n t a qué es
l o q u e vale, s i n o q u é es l o q u e tiene, de m a n e r a que q u i e r e n
m á s c i e n m i l pesos de r e n t a q u e doscientos m i l de b u e n a fama.
Y a m u c h o s n o se les d a n a d a de casarse c o n mujeres plebeyas y
v i l l a n a s , c o m o tengan d i n e r o s q u e l l e v a r a sus casas, n o repar a n d o en el g r a n contrapeso q u e les p o n e l a prealegada ley en
r a z ó n de su n o b l e z a " ; las Partidas,
r e c u e r d a , d i c e n en "sus últi-
mas p a l a b r a s q u e e l m a y o r denuesto q u e l a casa h o n r a d a puede h a b e r es c u a n d o se m e z c l a t a n t o c o n l a v i l " . N o parece
m e n t i r M e j í a de O v a n d o a l tratar e l p u n t o c o n t a l detenim i e n t o y a l a vez e n t o n o tan agresivo.
M a t e o Rosas
de
O q u e n d o c o i n c i d e c o n él c u a n d o tacha de interesadas a mex i c a n a s y l i m e ñ a s , d e s c r i b i e n d o su p r o c e d e r c o n todo g é n e r o
de detalles.
P o r falta de mujeres e n los p r i m e r o s tiempos, ,y
l u e g o p o r c o d i c i a , los m a t r i m o n i o s o a y u n t a m i e n t o s se verific a n e n u n a m b i e n t e de costumbres liberales desde el p u n t o de
vista nobiliario.
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E n M é x i c o o c u r r i ó a l g o a l a r m a n t e , y G ó m e z de C e r v a n t e s
se i n d i g n a de q u e " l o s oidores y alcaldes de cortes, los cuales
v i e n e n a esta • t i e r r a m u y pobres y a d e u d a d o s " ,
procuren en
c u a n t o p u e d e n " l a h i j a de u n m e r c a d e r r i c o c o n q u i e n casarse; y e l t a l m e r c a d e r , p o r e n c u b r i r sus malos tratos, d a a l
o i d o r o alcalde de corte u n dote excesivo".
P e r o n o sólo se
q u e j a de t a n m e z q u i n a s alianzas, n i de que éstas b e n e f i c i e n
l a a l c u r n i a de los plebeyos ricos, s i n o de que, a l a postre,
"todos los deudos de q u i e n se casa e l o i d o r son o i d o r e s " ; y n o
sólo c o h e c h a n , s i n o q u e se h a c e n
invulnerables cuando
se
q u i e r e " p e d i r j u s t i c i a c o n t r a n i n g u n o de ellos, q u e n o es peq u e ñ o contrapeso p a r a l a gente n o b l e " .
na
entre
ricos:
los c r i o l l o s pobres
N a c e así franca p u g -
d i s t i n g u i d o s y los
mercaderes
éstos q u i z á g a c h u p i n e s , q u i z á c r i o l l o s t a m b i é n . Y e n f i n ,
l a c o s t u m b r e de los mercaderes de mostrarse espléndidos e n
sus dotes crea u n grave p r o b l e m a a los h o m b r e s p r i n c i p a l e s ,
pues m u y d i f í c i l m e n t e t i e n e n m a n e r a de casar a su f a m i l i a , y
así q u e d a n los monasterios llenos de hijas de " c a b a l l e r o s c i u dadanos, y l a r e p ú b l i c a a d o r n a d a de hijas de mercaderes
tratantes".
T a n t o p r e o c u p a esto a G ó m e z de Cervantes,
y
que
s o l i c i t a q u e los virreyes y oidores p r o c u r e n que sus deudos y
criados se casen " c o n nuestros h i j o s e h i j a s " , u n a vez h e c h o e l
s o ñ a d o r e p a r t i m i e n t o g e n e r a l y p e r p e t u o , que e n 1599
pedía
a favor de los descendientes de conquistadores.
H I D A L G O S QUE COMERCIAN
A t a n t o l l e g ó l a t r a n s f o r m a c i ó n social e n I n d i a s , q u e
no
sólo e n los tiempos de l a C o n q u i s t a , s i n o d u r a n t e todo e l V i r r e i n a t o , los h i d a l g o s se p e r m i t i e r o n c o m e r c i a r , casi c o m o si
f u e r a n mercaderes.
L a c o s t u m b r e nace desde los p r i m e r o s días
y c o b r a u n a r r a i g o g e n u i n a m e n t e a m e r i c a n o , pues tales prácticas, q u e sepamos, sólo se a c e p t a r o n en l a P e n í n s u l a a fines
d e l XVIII.
Refiere
el Inca
q u e m u c h o s caballeros
cuzqueños o
de
C h a r c a s se d e d i c a r o n a n e g o c i a r e n v i a n d o a sus criados a P o tosí c o n coca y r o p a de i n d i o s , l a c u a l se vende " e n j u n t o y n o
p o r m e n u d o " . Y a ñ a d e q u e " e r a p e r m i t i d o a los h o m b r e s , p o r
n o b l e s q u e fuesen, e l tratar y c o n t r a t a r su h a c i e n d a " ; se req u e r í a n , sí, c o n d i c i o n e s : l a v e n t a se r e a l i z a b a m e d i a n t e c r i a -
AMBIENTE
SOCIAL
de
LA CONQUISTA
507
dos, y l a m e r c a n c í a n o podía ser "ropa de España, que se
v e n d e p o r varas y en tienda de asiento". Eran costumbres
q u e n o d e j a b a n de extrañar a los recién llegados de España.
Véase, si n o , u n a pintoresca anécdota que refiere el mismo
Garcilaso: Lorenzo de Aldana, uno de los más ricos conquistadores d e l P e r ú , deseoso de ayudar a unos parientes pobres
q u e a c a b a b a n de venir, les dió noticia con su mayordomo de
q u e " e n a q u e l l a tierra se usaba granjear los hombres por nobles q u e fuesen, mientras no había guerra n i nuevos descubrimientos", y que para que empezasen a negociar les ofrecía
diez m i l pesos. Los favorecidos no sólo rechazaron tan cuantiosa suma, sino que aceptaron las consecuencias de vivir,
como vivieron, con necesidad, "como yo los v i " . Dijeron al
mayordomo que "de ninguna manera lo habían ellos de hacer, porque eran caballeros, y que preciaban más su caballería
que cuanto oro y plata había en el Perú, y que así lo debían
hacer todos los caballeros como ellos, porque todo esotro era
menoscabo y afrenta". Recibida la respuesta, "con mucha mesura dijo Lorenzo de Aldana: si tan caballeros ¿para qué tan
pobres?, y si tan pobres, ¿para qué tan caballeros?"
L a práctica del comercio entre los hidalgos cuzqueños contradice una costumbre de siglos, pero se verifica con la mayor
naturalidad y aparece como rigurosamente histórica. de ello
hay confirmación en cronista tan serio como Cieza, quien refiere que "muchos españoles enriquecieron en este asiento de
Potosí con solamente tener dos o tres indios que les contrataran en este tiangues"; y dice también que "muchos hombres que habían habido mucha riqueza" —entre ellos habría
sin duda hidalgos—, "no hartando su codicia insaciable, se
perdieron en tratar de mercar y vender". E l testimonio del
Inca amplía y aclara el de Cieza, que aquí, para nosotros, sirve
a su vez al Inca de corroboración.
A I amparo de esta tolerancia indiana en cuestiones de honra se llegaron a cometer increíbles abusos, como los del virrey
conde de Gelves en México, el cual no sólo comerciaba, contradiciendo la nobleza de su sangre y la dignidad de su cargo, sino que se valía del poder para hacerlo, hasta crear u n
monopolio muy perjudicial para la población. Usaba, eso sí,
de tercera persona, el mercader don Pedro Mejía (¡un mercader con el don a cuestas!). Descubiertos los manejos, se pro2
JOSÉ
508
DURAND
duce u n a grave r e v u e l t a , e l p u e b l o se a m o t i n a y e l a r z o b i s p o
interviene
apasionadamente.
H a c i a l a segunda m i t a d d e l siglo XVII l a p r á c t i c a d e l com e r c i o c o n t i n ú a entre los nobles mexicanos, en. t a n t o q u e los
mercaderes
a d q u i e r e n m á s y más poder.
Francois C h e v a l i e r
m e n c i o n a u n Interesantísimo pasaje de las instrucciones d e l
virrey m a r q u é s de M a n c e r a , e n que se h a b l a de " c ó m o se entretejen y e n t r e l a z a n " caballeros y mercaderes, " c o n c u r r i e n d o
e n los p r i m e r o s l a necesidad y e n los segundos l a a m b i c i ó n " ;
puede suponerse, c o n c l u y e , " q u e e n estas p r o v i n c i a s , p o r l a
m a y o r p a r t e , e l c a b a l l e r o es mercader y el m e r c a d e r es caballer o " . M a n c e r a , h o m b r e b e n é v o l o y de c r i t e r i o a m p l i o , n o ve en
e l l o " g r a v e i n c o n v e n i e n t e " , s i n o antes b i e n " u t i l i d a d polític a " , pues d e l c o n t e n t o de los interesados se sigue l a q u i e t u d
pública.
E n o t r o pasaje advierte M a n c e r a q u e "ios. mercade-
res y tratantes, de q u e se c o m p o n e en las I n d i a s b u e n a parte
de l a n a c i ó n e s p a ñ o l a [¿criollos, gachupines?], se acercan m u cho a l a n o b l e z a , afectando su porte y t r a t a m i e n t o , c o n q u e
no es fácil d i s t i n g u i r y segregar estas dos categorías, p o r q u e l a
estrecheza y d i s m i n u c i ó n a q u e h a n v e n i d o los p a t r i m o n i o s y
mayorazgos de los caballeros los o b l i g a a r e u n i r s e e n confidencias, tratos y recíprocos m a t r i m o n i o s c o n los negociantes, y
l a sobra y o p u l e n c i a de éstos les persuade y -facilita, por medios semejantes, e l f i n de esclarecer su f o r t u n a " .
A p r i n c i p i o s d e l XVIII las cosas n o h a n c a m b i a d o , y e l virreyd u q u e de L i n a r e s censura q u e " l o s caballeros sean
mercade-
res o h a c e n d e r o s " y el que " h a l l e n u n a n u e v a teología para
practicar el m o n o p o l i o , con tan exorbitante escándalo que n o
p i e r d e n t i e m p o e n o c u l t a r frutos y géneros, a u n q u e
dan".
abun-
Y e n c u a n t o a los plebeyos aseñorados, certifica
que
" e n t r e mercaderes de telas y tenderos de aceite y v i n a g r e h a y
l a d i s t i n c i ó n q u e ellos s a b e n " .
L i n a r e s , en su
instrucción,
dista m u c h o de l a b e n e v o l e n c i a mostrada p o r M a n c e r a con
los c r i o l l o s ; s i n e m b a r g o , los testimonios c o i n c i d e n .
E n varios pasajes de L o p e de V e g a recogidos p o r M o r í n i g o
se refleja esa c o s t u m b r e insólita de c o m e r c i a r , p r o p i a de los
h i d a l g o s americanos, y se ve t a m b i é n q u e los i n d i a n o s defend í a n su a c t i t u d . E n u n o de ellos l a h i j a de u n m e r c a d e r sevil l a n o sostiene q u e l a d i g n i d a d se l l e v a en l a sangre y q u e n o
sufre m e n g u a p o r tales ejercicios:
AMBIENTE
SOCIAL
de
LA
CONQUISTA
509
Es m i padre del solar
el más noble de Vizcaya;
que a las Indias venga o vaya
¿qué honor le puede quitar?,
d i c e L e o n a r d a e n El premio
del bien hablar;
los viajes de su
p a d r e , c l a r o está, e r a n de negocios, y e l l i n a j e v i z c a í n o se alega
como muy antiguo.
T a m b i é n en La
esclava de su galán
se
d i c e q u e e l ser tratante i n d i a n o n o es afrenta capaz de b o r r a r
l a c a l i d a d de l a persona:
Y o soy h i j a , d o n J u a n , de u n hombre indiano»
hidalgo montañés, m u y bien nacido,
a f i r m a l a h i j a de o t r o comerciante. C o m o observa M o r í n i g o ,
los textos de L o p e d e j a n l a i m p r e s i ó n de q u e n o sólo negociab a n los h i d a l g o s radicados en A m é r i c a , s i n o t a m b i é n los q u e
v i v í a n e n E s p a ñ a y desde allí tenían tratos c o n u l t r a m a r .
u n o de estos mercaderes, e n Servir a señor
"indiano honrado".
discreto,
C i e r t o es que e l c a l i f i c a t i v o
A
se le l l a m a
de
honrado
r e s u l t a a m b i g u o , pues p o r e x t e n s i ó n se a p l i c a b a t a m b i é n a
cristianos viejos y a gentes dignas de estima, h a b l á n d o s e así
c o r r i e n t e m e n t e de " l a b r a d o r e s h o n r a d o s " ; c o n todo, e l pasaje
merece
tomarse e n c u e n t a .
El premio
del bien hablar,
T a m p o c o resulta c l a r o o t r o
de
e n que l a h i j a de u n m e r c a d e r resi-
dente en E s p a ñ a , p e r o e n r i q u e c i d o en tratos c o n I n d i a s , merece t o d a c o n s i d e r a c i ó n :
Salió u n a señora i n d i a n a
con dueña, escudero y paje.
S a b i d o es q u e los tratamientos honoríficos se a p l i c a b a n entonces m á s f á c i l m e n t e a las mujeres; de allí q u e ese. " s e ñ o r a "
e o v a l g a p o r í n d i c e seguro de c a l i d a d . A d e m á s , c o m o v i m o s ,
.los i n d i a n o s a c o s t u m b r a b a n
tener e l d e b i d o derecho.
aplicarse títulos semejantes s i n
Sea c o m o fuere,
parece
probable
q u e , m i r a d o t o d o l o i n d i a n o c o m o cosa n u e v a y a u n e x ó t i c a ,
ese h e c h o i n u s i t a d o d e l c o m e r c i a r entre h i d a l g o s alcanzase l a
i n d u l g e n c i a de m u c h a s gentes, a u n q u e p o r s u parte n o se hal l a r a n dispuestas a hacer l o m i s m o : tales i n n o v a c i o n e s únicam e n t e se p e r m i t í a n a los i n d i a n o s , y eso sólo hasta c i e r t o p u n to, d a d o q u e los i n d i a n o s e r a n gentes de suyo m u y d i s c u t i bles, s o c i a l m e n t e h a b l a n d o .
JOSÉ
51o
DURAND
Debido a eso, e n tanto que los conquistadores modifican
viejas y arraigadas tradiciones —la de no comerciar, la de no
"trabajar con sus manos"—, éstas perduran en E s p a ñ a c o n i n creíble tenacidad. Y cuando Carlos I I I decide rehabilitar l a
dignidad de los oficios manuales, alarmado p o r l a situación
financiera del país, graves tratadistas creen necesario justificar la aceptación de esos trabajos entre los usos del hidalgo.
Véanse, por
ejemplo, el Discurso
de
la honra
y
deshonra
legal, 1791, del doctor Antonio Javier Pérez y López, y de años
antes, 1776, El noble bien educado, de A n t o n i o V i l a y Camps..
MINERÍA
Y
AGRICULTURA
Si en cosa tan infamante como el comercio los hidalgos
americanos quebrantaron leyes, con más razón se mostraron
liberales en la minería y en la agricultura. Desde antiguo el
trabajo de la minería estaba permitido a los hidalgos, tanto
en España como en América, y si no era u n ejercicio honroso
de por sí, tampoco era mal visto. Claro está que América, con
sus minas de oro, plata y azogue, con Potosí, Zacatecas, Guanajuato, Carabaya y Huancavelica, invitaba al trabajo. Las
fortunas hechas en las minas ennoblecieron después a sus
dueños, cuando en el siglo XVIII la corte se mostró más abierta
a la concesión o venta de títulos. N o sólo los mineros de plata y oro, sino hasta los de azogue juntaron riquezas que los
llevaron a condados y marquesados; así, los Tamayo y Mendoza, mineros de Huancavelica, obtuvieron el título de marqueses de Villa-hermosa de San José y entroncaron luego con
las casas de los vizcondes de San Donas y de los condes de
Monteblanco.
Las tareas de campo merecían tolerancia en España, y en
las Indias tampoco se tuvieron por afrenta. Sin embargo, hallaban secreta resistencia entre los conquistadores, los cuales,
según advierte para México Francisco A . de Icaza, rara vez
cultivaron la tierra. E n cambio, Francisco Pizarro gustaba
de atender su huerto y vigilaba en persona sus casas de campo; cuenta la historia que cuando fué a verlo el almagrista
J u a n de Rada, el mismo que lo habría de matar pocos días
después, lo encontró ocupado en faenas de labranza, uno de
sus entretenimientos preferidos. Sin embargo, lo general era
AMBIENTE
SOCIAL
de
LA
CONQUISTA
511
tener e n menos l a a g r i c u l t u r a , i d e a q u e se trasluce e n e l d e l i cioso c a p í t u l o de G a g e d e d i c a d o a los zafios h i d a l g o s de C h i a pas.
" A pesar de jactarse t a n t o de su n a c i m i e n t o —escribe—,
n o se o c u p a n s i n o de l a c r í a y c u i d a d o de sus reses, y su p r i n c i p a l r i q u e z a consiste e n l a l a b r a n z a de l a h a c i e n d a , d o n d e
t i e n e n sus vacadas y g a n a d o m u l a r . " R e c o r d e m o s , e n f i n , q u e
e l d u q u e de L i n a r e s , ya e n e l siglo XVIII, censura a los n o b l e s
c r i o l l o s p o r "mercaderes y h a c e n d a d o s " .
T a l resistencia, c o m o es de suponer, p r o v e n í a d e l e s p í r i t u
t r a d i c i o n a l , q u e reserva
a l h i d a l g o e j e m p l a r sólo p a r a
muy
contados menesteres; p e r o e l l o n o i m p o r t a b a a los c r i o l l o s de
C h i a p a s , n i a l c o m ú n de los americanos, pues, e v i d e n t e m e n t e ,
e l c o n c e p t o de h i d a l g o , y hasta e l de l a h i d a l g u í a , s u f r i e r o n
e n sus mentes graves m o d i f i c a c i o n e s .
N A C E E L CRIOLLO
C u a n d o e l c o n q u i s t a d o r p i s a p o r p r i m e r a vez las playas de
A m é r i c a , l l e g a c o n él u n vigoroso e m p u j e r e n o v a d o r .
Todo
e l í m p e t u de l a R e c o n q u i s t a y l a p u j a n t e é p o c a de C a r l o s V ,
t o d a e l ansia h i s p á n i c a de h o n r a , t o d a l a i l u s i ó n de v i v i r epopeyas y novelas de c a b a l l e r í a .
L o s conquistadores f u e r o n los
representantes m á s señalados de i m p o r t a n t e s fuerzas vivas d e l
p u e b l o e s p a ñ o l , c o n v i r t u d e s y defectos, y a r r a s t r a b a n consigo
esa c a p a c i d a d de t r a n s f o r m a c i ó n p r o p i a de l a h i s t o r i a .
Pero
e l c a m b i o o c u r r e c o n giros t a n v i o l e n t o s e inesperados y c o n
tal rapidez, que l a corona i m p l a n t a u n régimen destinado a
f r e n a r ese a l a r m a n t e desorden.
E l v i r r e i n a t o surge así c o m o
u n a m e d i d a de r e a c c i ó n , c o m o u n a v u e l t a a l o t r a d i c i o n a l y
u n c o n t i n u o rechazo de las .exigencias de los conquistadores.
M e d i d a necesaria, p o r q u e esos bravos soldados n a c i e r o n p a r a
l a g u e r r a y n o p a r a l a paz. C u a n d o e l v i r r e y A n d r é s H u r t a d o
de M e n d o z a , p r i m e r m a r q u é s de C a ñ e t e , l l e g a a l a t i e r r a más
a l z a d a e i n q u i e t a , e l P e r ú , e m p i e z a p o r censurar l a excesiva
p o m p a c o n q u e v i v í a n los conquistadores, a p l i c a e n seguida
l a v i e j a p o l í t i c a de " d e s a g u a r l a t i e r r a " de h o m b r e s revoltosos, e n v i á n d o l o s a nuevas conquistas, y acaba p o r e x p u l s a r d e l
r e i n o a docenas de soldados p e d i g ü e ñ o s , q u e h a b í a n r e a l i z a d o
i m p o r t a n t í s i m o s servicios e n favor d e l rey.
L a i n j u s t i c i a se
h a c í a forzosa, p o r q u e i m p l a n t a r e l o r d e n c o l o n i a l e q u i v a l í a a
512 JOSÉ
DURAND
ahogar la p u j a n z a de guerreros y conquistadores. A d e m á s , en
c o n t r a de éstos pesaban los ataques obsesivos de L a s Casas y
l a c o n t i n u a e x h i b i c i ó n de sus faltas y defectos. L o s soldados
i n d i a n o s e x i g í a n r e p a r t i m i e n t o s e n v i r t u d de u n a promesa
regia y p a r a descargo de l a r e a l c o n c i e n c i a Las Casas e x i g í a
todo lo c o n t r a r i o : l a supresión i n m e d i a t a de los r e p a r t i m i e n tos. ¡ P o b r e y zarandeada c o n c i e n c i a l a de C a r l o s V !
B a j o e l r e i n a d o de F e l i p e II, y a e n los comienzos de l a
d e c a d e n c i a española, crece e l p o d e r v i r r e i n a l y llega a su apogeo.
L o s conquistadores, en c a m b i o , p i e r d e n su p o d e r a l mis-
m o t i e m p o que E s p a ñ a su m a g n i f i c e n c i a , c o m o observa sagazm e n t e M a r i a n o P i c ó n Salas. L a d i f e r e n c i a r a d i c a l entre ambas épocas — C o n q u i s t a y V i r r e i n a t o — puede apreciarse
clara-
mente e n las quejas de los h i j o s de conquistadores c o n t r a las
autoridades
coloniales.
A
n i n g ú n gobernante
odia el
Inca
G a r c i l a s o tanto c o m o a l m a r q u é s de C a ñ e t e , si n o es a l v i rrey T o l e d o , m á x i m o o r g a n i z a d o r d e l sistema c o l o n i a l
ruano.
pe-
G ó m e z de Cervantes, defensor de l a progenie de los
conquistadores novohispanos, embiste a i r a d o c o n t r a virreyes
y oidores. T a n t o él c o m o e l I n c a se sienten pertenecer, e n e l
fondo, a u n a época distinta y extinguida.
o
mejor
dicho,
a r r a n c a d a de cuajo.
T a m b i é n ellos t e n í a n su razón, y n o sólo p o r los méritos
q u e a l e g a b a n , sino t a m b i é n p o r q u e los f u n c i o n a r i o s chapetones enviados de E s p a ñ a n o e r a n mejores que los criollos, n i
r e p r e s e n t a b a n a u n a c o m u n i d a d vigorosa y l l e n a de p u j a n z a .
L a sociedad c o l o n i a l se e m p a n t a n a e n I n d i a s como l a e s p a ñ o l a
e n l a P e n í n s u l a , y u n a v i d a m o n ó t o n a e m b a l s a m a los espíritus.
" D o n d e se c a p t a b i e n l a atmósfera d e l siglo XVII m e x i -
c a n o —escribe R a m ó n Iglesia— es e n las lentas páginas de los
d i a r i o s de sucesos n o t a b l e s " ; e n ellas, c o n t i n ú a , " p u e d e apreciarse hasta q u é p u n t o era escasa l a d e n s i d a d histórica de l a
v i d a e n a q u e l l o s días".
Y c o n c l u y e : " v i d a l e n t a , soporífera,
a l t e r a d a t a n sólo p o r unos p l e i t o s q u e h o y nos parecen carentes de s e n t i d o " .
américa: " a l g u n a s
L o m i s m o advierte P i c ó n Salas e n
c u r i o s í s i m a de Potosí, de M a r t í n e z V e l a , los Anales
o e l Diario
de
Sud-
crónicas de ciudades coloniales, c o m o l a
Lima
de
del
Cuzco
M u g a b u r u , nos hacen e n t r a r c o m o
n i n g ú n o t r o d o c u m e n t o e n los enigmas y el detalle de esa
estancada v i d a c r i o l l a " .
A t a n justas observaciones hemos de
AMBIENTE
SOCIAL
de
LA CONQUISTA
513
a ñ a d i r que c u a n d o esa v i d a se estancó y a l l e v a b a d e n t r o de sí
m u c h o s nuevos usos, i n t r o d u c i d o s p o r l a v i e j a sociedad de los
conquistadores.
E l e m p l e o excesivo d e l don, l a cortesía y a u n
c i e r t o r e f i n a m i e n t o se h a c e n generales, y caracterizan a i criol l o frente a l recién llegado. L a costumbre d e l c o m e r c i a r entre
los h i d a l g o s se afianza y prospera, c o n escándalo de algunos
virreyes y e l a p l a u s o de otros. Ignoramos si c o n t i n u ó l a práctica no profesional de algunos trabajos manuales, pero l o q u e
sí se sabe es que d u r a n t e l a C o l o n i a se m a n t u v o l a t o l e r a n c i a
y l i b e r a l i d a d de los nobles p a r a c o n los plebeyos; c o n protestas o s i n ellas, los nobles aceptaron casarse c o n hijas de comerciantes opulentos. L o s plebeyos, a su vez, c o n t i n ú a n mostrándose aseñorados; sus e x q u i s i t o s modales, q u e e n los p r i m e r o s
t i e m p o s d e b i e r o n ser postizos, a m e d i a d o s d e l XVII r e s u l t a n de
n a t u r a l elegancia, y e l v i r r e y M a n c e r a confiesa que se hace
difícil d i s t i n g u i r u n c a b a l l e r o de u n mercader. E n l a C o l o n i a
se sigue e s t i m a n d o l a n o b l e z a i n d i a n a ; e l hecho de ser descend i e n t e de c o n q u i s t a d o r i l u s t r a l a sangre c o m o e l m e j o r título,
y c o n t i n u a m e n t e se alega e n ejecutorias y probanzas.
L o que e n l a C o n q u i s t a se presenta como p r o p i o de u n a
sociedad m o v e d i z a , se hace p e r m a n e n t e d u r a n t e l a C o l o n i a : l a
n u e v a aristocracia, los nuevos valores n o b i l i a r i o s , e l v i l l a n o
i g u a l a d o y e l c a b a l l e r o condescendiente, l a p r e s u n c i ó n de todos. S i antes a n d a b a n mezclados e n u n a i n q u i e t a sociedad de
guerreros, a h o r a se e n c u e n t r a n "entretejidos y entremezclad o s " p o r necesidades económicas.
L a situación d e l mestizo, p o r e l c o n t r a r i o , se hace r a d i c a l m e n t e d i s t i n t a , y c a d a vez más. Y a n o a b u n d a n , c o m o e n los
p r i m e r o s tiempos, esos mestizos aristocráticos, c o m p a ñ e r o s de
estudios d e l I n c a G a r c i l a s o .
b a b l e m e n t e serrano
Cholo,
mestizo,
montañés
y pro-
aparecen c o m o despectivos en el P e r ú , y
e n toda A m é r i c a crece e l p r e j u i c i o r a c i a l . L o s conquistadores
f u e r o n más tolerantes, p e r o ellos m i s m o s , a l preferir casarse
c o n mujeres españolas y n o c o n sus c o n c u b i n a s i n d i a s , sentar o n las bases de l o q u e l u e g o h a b r í a de o c u r r i r . H a s t a e n esto
l a sociedad c o l o n i a l tiene antecedentes e n l a de los p r i m e r o s
p o b l a d o r e s . Y surgen así las clases v i r r e i n a l e s , m u y diferentes
de las de E s p a ñ a , c o m o a p u n t a b a P e d r o H e n r í q u e z
A
p a r t i r d e l siglo XVII, y a u n antes, h a y dos
Ureña.
pequeños
g r u p o s , poderosos y aristocráticos, q u e están e n constante r i -
JOSÉ
514
DURAND
v a l i d a d a veces franca, a veces o c u l t a : de u n l a d o , los e s p a ñ o les q u e a c o m p a ñ a n a l v i r r e y y a l a R e a l A u d i e n c i a , casi siemp r e de paso p o r A m é r i c a , h o m b r e s frecuentemente hostiles a l
c r i o l l o ; d e l otro, l a g r a n aristocracia l o c a l , cargada de títulos
y riquezas, casta q u e a p r i n c i p i o s d e l XIX c o l a b o r a r í a c o n e l
m o v i m i e n t o i n d e p e n d i e n t e y hasta l l e g a r í a a dirigirlo»
Otros
dos sectores, más numerosos y de menos poder, r i ñ e n o fratern i z a n entre sí y c o n los g r u p o s superiores, según las circunstancias:
los comerciantes
criollos empobrecidos.
plebeyos
adinerados y los
nobles
Éstos n o d e j a n de quejarse, hasta me-
diados d e l XVII, p o r l a postergación e n q u e se e n c u e n t r a n ;
luego v a n d i s m i n u y e n d o sus protestas, p e r o q u e d a e l resentim i e n t o c o n t r a los gachupines
en M é x i c o y c o n t r a los
chape-
tones e n e l P e r ú . L o s mercaderes se i n f i l t r a n cada vez m á s e n
las demás clases, superiores e n sangre y e n o r g u l l o , m e d i a n t e
m a t r i m o n i o s , cohechos o c o m p a d r e r í a s .
Y p o r ú l t i m o , apa-
recen los q u e d e s e m p e ñ a n profesiones liberales, h o m b r e s
de
situación modesta, p e r o q u e a veces l o g r a n distinguirse y levantarse; su n ú m e r o a d q u i e r e i m p o r t a n c i a e n e l XVIII, y entre
ellos a b u n d a n los mestizos cultos. Éstas son las clases i m p o r tantes; frente a ellas está e l p u e b l o , de a b i g a r r a d a c o m p o s i ción, e x t r a ñ a m e z c l a de gentes de diversas razas, e d u c a c i ó n y
fortuna.
Es d i g n o de notarse q u e todos los grupos —salvo e l de los
p r o f e s i o n a l e s — v i e n e n de l a p r i m e r a sociedad de c o n q u i s t a d o res, y a d i f e r e n c i a d a de l a p e n i n s u l a r . E n vista de esto, c u a n d o
se piense e n las raíces h u m a n a s d e l h i s p a n o a m e r i c a n o , y a n o
d e b e n bastar las usuales referencias a l español y a l i n d i o , o al
c r i o l l o y a l mestizo. A n t e s de q u e n a c i e r a n mestizos n i criollos ya existía c i e r t o t i p o de h o m b r e , d i s t i n t o d e l e s p a ñ o l de
España:
el c o n q u i s t a d o r i n d i a n o .
G r a c i a s a él, a fines d e l
XVI los c r i o l l o s se sienten c o m o algo totalmente diferente d e l
gachupín,
en maneras,
costumbres
E l l o s , los c r i o l l o s , representan
y concepto de la v i d a .
l a s u p e r v i v e n c i a de l a v i e j a
t r a d i c i ó n de los c o n q u i s t a d o r e s , t r a d i c i ó n que crece al a s i m i larse a e l l a los h i j o s de los g a c h u p i n e s q u e se sienten c r i o l l o s .
R e s u l t a m u y s i g n i f i c a t i v o q u e las señales de diferenciación
entre e l c o n q u i s t a d o r y e l e s p a ñ o l p e n i n s u l a r se e n c u e n t r e n
e n las zonas m á s h o n d a s d e l e s p í r i t u social e s p a ñ o l : l a f i d e l i d a d al rey y los usos d e l h i d a l g o . C o n t o d o , p o r i m p o r t a n t e
AMBIENTE
SOCIAL
de
LA CONQUISTA
515
que fuese e l c a m b i o , e l h i s p a n o a m e r i c a n o s e g u i r á s i e n d o esp a ñ o l e n m u c h o s rasgos d i s t i n t i v o s de s u ser. A m é r i c o C a s t r o
h a d i c h o q u e e n e l siglo XVI e l c o n q u i s t a d o r v i e n e a las regiones d e l P l a t a y a toda A m é r i c a " l o m i s m o q u e e n los siglos x
y XI se h a b í a e x t e n d i d o h a c i a e l s u r e n l a P e n í n s u l a , a fin' de
ganar honra y mantener señorío".
A u n q u e e n I n d i a s los h i -
d a l g o s c o m e r c i e n y a u n q u e e n m u c h a s ocasiones carezcan de
p r e j u i c i o s c o n t r a los oficios m a n u a l e s o l a a g r i c u l t u r a , n o lleg a n a crear u n a nueva forma de vida, fundada en el comercio, l a industria o l a tierra. E n Indias sólo floreció una q u e
otra industria
(la sedería en México), así como en España
fueron pocas las industrias que se desarrollaron
( l a cerámica
por e j e m p l o ) .
Quizá no haya que culpar al virreinato de haber
u n impulso renovador en los conquistadores.
frenado
N a d a permite
afirmar que esa renovación valga más como síntoma y signo,
pues jamás logró descubrir u n estilo de vida propio.
Pero
bastan el síntoma y el signo para saber que en América las
cosas marcharon de otro modo, y que gracias a ello quedó
planteada, desde l a primera hora, l a formación de las actuales
nacionalidades
hispanoamericanas.
NOTAS
1 E l tema de este trabajo coincide con e l d e l cursillo Transformación
social del conquistador, y más exactamente con l a segunda conferencia de
este; se ofreció en l a Facultad de Filosofía y Letras de l a Universidad N a c i o n a l Autónoma de México, durante los cursos de invierno de 1952. Esos
mismos asuntos ya se habían expuesto en e l curso académico de 1951.
Agradezco a las señoritas Cristina Conde y A r a c e l i Granados, alumnas de
esa facultad, su ayuda en l a revisión de los textos de Motolinía.
2 Resulta interesante en Cieza el uso d e l náhuatl tianguis, pues el
cronista, a l parecer, sólo anduvo p o r N u e v a G r a n a d a , T i e r r a F i r m e y e l
P e r ú , y n o p o r zonas de influencia azteca. Debió ser u n nahuatlismo llevado a l P e r ú p o r los muchos soldados que v i n i e r o n de Nicaragua con
H e r n a n d o de Soto, y de Guatemala con Pedro de A l v a r a d o ; o bien d e l
m i s m o México, entre los refuerzos enviados p o r Hernán Cortés cuando l a
rebelión de M a n c o Inca. E l uso de esa palabra h a desaparecido d e l Perú,
así como e l de huípil, que en l a forma huapil usa e l Jesuíta Anónimo
p a r a designar u n a prenda femenina incaica. E l jesuíta, al parecer, la
creía voz q u e c h u a , lengua en que según T s c h u d i careció de autoridad, a
diferencia de su hermano de religión Blas V a l e r a , mestizo, con e l que
algunos historiadores l o identifican erróneamente.
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