m 3E>r©olOa 5 o é n t s - Afion.-Núm,269. Lunes 27 de Julio de 1891 mi IDULRXO DE MADRID INTDEaPB3SriDIBI3SrT¡S3 Al^UHCIOS (Precios oonveneionales). SUSOEIPCIÓN (Pago adelantado). Mkm 531 Madrid: un raes, 1,60 pesetas.—ProTÍncias; Trimestre, 5 pesetas.—Antillas españolas y naciones convenidas, 10 pesetas.—Portugal: Trimestre» 3 pesetas. —En los demás países: Trimestre, 15 pesetas. La correspondencia al Director.—No se devuelven originales. Se admiten .«uscripciones para Madrid y provincias en el Almacén de papel de los Sres. Gallego y C", Carrera de San Jerónimo, núm. 2. ADMINISTRADOR DON Barcelona. Preso preventivamente, imagina en su prisión ingeniosísimo medio para demostrar su inocencia. Gana la voluntad de un compañero de reclusión, hasta hacerle ir en su lugar al juiNo hay obra humana qne llegue á un completo cio; bien sabía Pujol que los testigos no podrían desarrollo si no cuenta con el apoyo firmísimo, reconocer la sustitución, dispuestos como estacon la cooperación decidida de la mujer. La fra- ban 4 declarar en falso contra cualquiera. Pujol se de un galante Rey de Francia, que decía qne no se engañó. Presentóse en el juicio su compa«lo que la mujer decide, Dios lo quiere», no en- ñero como auténtico Pujol; por tal apresur4roncierra sólo una vaga galantería, y es, en realidad, se 4 reconocerlo los testigos de cargo, y juraron más profunda de lo qne á primera vista parece. y perjuraron como era él y no otro el mísero Sí; lo que la mujer apoya prospera, y lo que la autor de la estafa perseguida. Luis Pujol fué mujer combate se hunde. E l Vizconde Imbert de condenado á unos cuantos años de presidio; pero Saint-Amand, que viene hace tiempo publicando al notificarle la sentencia, el Pujol verdadero, curiosos estudios acerca de las mujeres que fue- que no había comparecido ante la Audiencia, ni ron dueñas y señoras del destruido Palacio de las nadie sometiera al reconocimiento de los famoTullerías, ha dado á luz recientemente un tomo, sos testigos, protestó en forma... ¿Cómo sentenen el que trata de la juventud de la Reina María ciarlo sin ser oído? Las razones de Pujol dejaron Amelia, la desdichada esposa del Rey Luis Feli- perplejos 4 los «señores del margen.» ¿Qué hape, una de las Princesas que pagó con más lágri- cer? Acudieron, confusos, en demanda de un poco mas la corona real que ciñó por breves días su de luz al Tribunal Supremo de Justicia. encantadora frente. Pero el Tribunal Supremo estaba en un moAl estudiar la juventud de la Reina Amelia, mento de eclipse y no pudo esclarecer las oscuel escritor se detiene, como es natural, ante la ridades que envolvían las almas justicieras de figura de la madre de la piadosa Princesa, ante Barcelona. Esléae á lo acordado—díjose en susla Reina María Carolina de Ñapóles, y se ocupa tancia y en definitiva al honrado delincuente; mucho en los rudos combates que aquella mujer aguárdese con la condena de unos cuantos años apasionadísima sostuvo contra la Revolución de presidio: súfralos, si puede, y reclame á Ponfrancesa, que hizo subir al cadalso á su hermana d o Pilato si es que no le conviene el tribunal María Antonieta y á su cañado Luis XVI. del Nuncio. El combate fué rudísimo, y la Reina de ÑapóLuis Pujol, hombro de dura mollera, y por les fué arrollada más de una vez; pero no su- añadidura mal avenido con llevar sobre su frencumbió sin herir, y Napoleón I pagó muy caro te el estigma de estafador, con injusticia notoel no haber aceptado la amistad que la Reina riamente y hasta escandalosamente demostrada, Carolina le ofrecía cuando vio en él un genio empeñóse en seguir hablando de su inocencia y protector y salvador de los Reyes, amenazados en no dejar vivir á los Magistrados sentenciapor la Revolución. dores. La temeridad dábase la mano con la obceNapoleón tuvo esta desgracia; aquel conquiscación. tador de pueblos, aquel dominador do hombres, El final del lance ha sido graciosísimo: 4 los no supo conquistar el corazón de las mujeres, y años de presidio, ya firmes por virtud de la sanesta fué la causa de su ruina. tidad de la cosa juzgada, tiene ahora Luis Pujol A la única ranjer quele amó sinceramente, 4 que añadir otros ocho años da prisión por desla desdichada Josefina, que le entregó su cora- acato, etc., etc., ó sea por haber consentido que zón y su mano cuando era todavía desconocido, otro compareciera en su lugar en el juicio ya la repudió sin piedad para satisfacer su ambi- sentenciado. ción, casándose con una Archiduquesa de Aus¡Dieciocho años de presidio suma en junto un tria que le trató siempre con el más profundo hombre que el mismo Tribunal sentenciador ha desdén, y que no tuvo para él una palabra de tenido que calificar de honrado! ¡Dieciocho años eonsuelo ni de cariño en los días de su desgraoia. de presidio por no haber asesinado ni robado! Napoleón se empeñó en desdeñar á las muje- ¡Dieciocho años de presidio por haberse defenres, y sucumbió, porque los duelos cenias muje- dido! res no son favorables á los hombres, aunque al Luís Pujol, dispuesto 4 huir al Brasil, y desprincipio venzan. pués de haber paíado cuatro años de su primera Al día siguiente del tratado de Campo Formio, condena en uno de los penales de Valencia, ha María Carolina envió á Napoleón su retrato, caído mediante delación en poder de las Autoriuna preciosa miniatura encerrada en u n marco dades. de brillantes. Nada puede salvarlo. Es, además, un reinoiEl orgulloso primer Cónsul rechazó el presen- dente. L a clásica dureza do la ley, la dura lex, te de aquella Reina que le ofrecía amistad; y sin con su cohorte dg Magistrados, Escribanos, aleste desaire que la hirió en el alma, María Caro- guaciles y cabos de vara, caerá sobre las míseras lina quizá no hubiera abierto el puerto de Sira- costillas de Luis Pujol... No le quedará hueso cusa, no le hubiera provisto de los víveres que sano. necesitaba y no le hubiera puesto, enfin,en dis* posición de derrotar á la escuadra francesa en Era Ministro de Gracia y Justicia el Sr. Rolas aguas de Alejandría, proporcionando 4 Nelson la rictoria que hizo 4 Inglaterra dueña y mero Girón. Por aquel tiempo entendió el Tribunal Supremo en dos recursos de casación que señora de los mares. Después de Jena, en el banquete con qne Na- dieron origen 4 un nuevo enaltecimiento de la poleón celebró su victoria, y al que asistieron csantidad de la cosa juzgada». Fulano, acusado los Príncipes que unía 4 su carro victorioso, co- de un delito sin importancia, obtuvo la casación gió una hermosa rosa y se la ofreció á la Reina de la sentencia y la absolución de la pena (unos cuantos meses de arresto) que habíale irnpueito Luisa de Prusia. —Yo la acepto, señor—dijo sonriendo la Rei- el Tribunal inferior; Zutano, condenado por robo y asesinato 4 catorce años de cadena, no pudo na,—pero con el Ducado da Magdebourg. —Ni el Ducado ni la rosa—contestó brusca- hacer prosperar su recurso; quedó firme su senmente Napoleón, volviendo 4 dejar la fl r en la tencia. Pero como el diablo «las carga», y desde Que vedo hasta la fecha anda más suelto de lo conchilla de donde la había cogido. ¡Ga4ntos desastres hubiera evitado dando 4 que debiera en los lugares donde se spoienta la aquella Reina desgraciada, que le suplicaba, la justicia, he aquí á un triste escribiente confundiendo las especies, trabucando las minutas y rosa y el Ducado! Y no sólo para él, sino para los suyos, la Rei- pouiendo blanco donde decía negro y Zutano na Luisa fué la madre del Emperador Gailler- donde debiera Fulano verse escrito. Resultado: el absuelto fué condenado por robo mo, que se coronó en Versalles después de haber arrojado del Trono 4 un Bonaparte y de haber y asesinato 4 catorce años de cadena. El sentenciado quedó absuelto 4 su vez, todo ello gracias aniquilado 4 la Francia. A los testimonios de admiración que dirigia- 4 la distracción ó 4 la impericia de un escribiente íon 4 Napoleón Mad. Stael y Mad. de Krudener, y al cuidado con que pusieron sus firmas en amcontestó el orgulloso caudillo con el más sobe- bas sentencias los señores de la Sala. Afortunadamente los dignos Magistrados, al rano desdén, persiguiendo 4 la una y burlándose de la otra. Mad. Stael se vengó con una pluma, tener noticia del asombro que tan estupendas que hirió tanto como una espada, y Mad. de sentencias habían despertado en las Audiencias Krudener decidió al Emperador Alejandro, que respectivas, creyéronse en la obligación de pono miraba con muy buenos ojos 4 los Borbones, ner mano reparadora sobre aquella inmensa barbaridad... Pero, como los gatos de la fábula, ha4 restaurar á éstos en el Trono de Francia. Las venganzas de las mujeres, sean Reinas ó 114ronse también de improviso ant« grave caso literatas, tiene razón Imbert de Saint-Amand, de conciencia; la «santidad de lo jurado» detúvoson temibles; y el que quiera hasta elfinser di- los en sus ímpetus generosos. Y as que siempre hay un asador entre los hombres y la justicia. . choso, debe evitarlas. Santidad de la cosa juzgada, sentido de derecho, KASABAL. ¿qué es todo eso sino el hierro incomible y duro, ante el cual se detienen ayer Micifuz y hoy eí Sr. Silvela? Los respetables Magistrados no encontraron, para reparar la enormidad nacida de la torpeza de un escribiente, otro medio que el ordinario ]iue:vo»Eii!¡%'ciJs;¡wTE D O N U A D O del indulto. Para alcanzarlo, el hombre absuelto U n ilustre hombre público y esclarecido ju- tuvo que ingresar en presidio como asesino y risconsulto—el Sr. D. José de Carvajal,—plantea- ladrón; el hombre sentenciado 4 cadena, pero ba en El Liberal no ha muchos días una cuestión absuelto por obra graciosa del escribiente, fué jurídica de grande importancia. La santidad de la puesto inmediatamente en libertad. Firmó el secosa juzgada, pudiendo muy bien carecer de toda ñor Romero Girón el indulto del primero, y nada cualidad santa y de toda calidad de justicia, arran- pudo hacer contra el segundo. E l Tribunal Sucaba vehemente, elocuentísima protesta al señor premo lo había dicho de antemano: ' E s doloroso. Carvajal. Contra el error posible, muchas veces Exorno, señor; es doloroso cuanto ocurre, pero la probable y aun probado de los Jueces, da la ley justicia no puede equivocarse ni cuando absuelcaminos tan difíciles é impracticables, que aJ ve ni cuando condena...» i a i o 'ie ellos resulta de absoluta realidad el que Esta historia, con otras no menos lúgubres, trazara de la tierra 4 la luna la originalidad fan- anda por los tomos de la Gaceta. Su autenticidad tistiaa de Julio Veme. No sabe el Sr. Carvajal es absoluta; tan absoluta como puede serlo, y lo que haya podido deshacerse un solo error judi- es, la relación de El Resumen, 4 propósito de C-ial mediante la apalaQión 4 ninguno de los tres Luis Pujol. * casos e:: Otio la l^y autoriza el juicio de revisión. ** Este juicio, tüI como legalmente hállase establePero ¿es que perpetuamente va 4 quedar sin cido, puede considerarse tan en desuso como el antiguo juicio de Dios ó cualquiera otra forma satisfacer la necesidad de reparar por completo el daño evidente? ¿Es que al final de un siglo, en de enjuiciar propia de los siglos medios. Reconoce el Sr. Carvajal la neoesidad de que que se han formvüado las ficciones do derecho una sentencia dada por Tribunal competente no del Rey reinante y no gobernante; de los Minisquede 4 merced de las disputas de los hombres, y tros responsables; de las C4maras legislativas tobre todo pendiente de una impugnación y u n (esclavas de las mayorías); del veto; de la reprerecurso fácilmente ejeroitables, y 4 los cuales no taoión ante la Corona, no habr4 manera de dar renunciarían ni el leguleyo ni el criminal 4 la con una fórmula que, dejando 4 salvo la fuerdefensa de aquél encomendado; pero ¿qué se ha- za y respetabilidad de lo juzgado, abra la inoce cuando la sentencia, por una serie de hechos cencia ancho y f4cil camino 4 su demostración? Srobatorios no camprendidos en los ireí casos 4^ ¿Puede haber maJ ni para la justioiaj ni para la i lay, llega 4 resultar 4 todas luces injusta, fal. sociedad, ni para nadie, en que el inocente alsa en su base é inicua en sus consecuencias? E l cance en todo tiempo una declaración de su honindulto no borra el delito. Puede el inocente radez? El caso resuelto con un indulto por el Sr. Roavenirse al indulto, ya que otro remedio no halla 4 la mano; pero el indulto en el caso de una sen- mero Girón; el caso ahora ocurrido en Barcelona tencia injusta, no es m43 que la iniquidad ate- con al desventurado Pujol, dañan 4 la justicia y nuada, y de ningún modo la reparación jurídica, 4 la sociedad, pero precisamente por la obra de infamia en que se emplea la santidad de la cosa el restablecimiento del derecho lesionado. juzgada. El Sr. Carvajal, un jurisconsulto insigne, cree Todo esto viénesenoS 4 la memoria luego de la qne el juicio de revisión debe ampliarse... Ante lectura de una horrible relación judicial anoche el temor de las dificultades que el procedimiento publicada por nuestro colega estimadísimo £1 ordinario proporcionará 4 los Tribunales, ya qne es de suponer en todos los sentenciados deseos Mesumen. Un hombre, llamado Luis Pujol, eí aoasado de apurar aun los recursos m4s temerariamente como aator de ana estafa anta la 4>Qd!«noia do Utiliiables, bien podrían las Cortes con el Bey La venganza de las mujeres La famosa santidad MARIANO DUEÑAS GÓMEZ Extranjeros: Se reciben exclusivamente por la Agencia Havoi, 8> Flac« d« la Bourse, París, y por sus cucursales. Kspafioles: Se reciben hasta las cuatro d« la tarde en la 2.' EÉifin Administración: Tudescos, 3 0 j 3 3 , y en la Sociedad general de Anuncios de EspaSa. AlcaU, 6 y 8, Madrid encargarse de los juicios da revisión. Tiene por caballería y Telooipedistas militares, dirigidas la Constitución la Corona atribuida la facultad por el mayor Brix, Comandante de gimnasia, .i Para tales experiencias han sido elegidos ofide velar porque en el reino se haga pronta y cumplida justicia; las Cámaras, según la teoría ciales de diversas armas. Trat4base de llevar órde todos los pueblos parlamentarios, pueden ha- denes con la mayor velocidad posible 4 Berlín cerlo todo, menos de un hombre una mujer; en desde varios puntos, como prueba para ver si, la época republicana concedía la Asamblea Na- en caso necesario, convendría nno ú otro siscional los indultos; más tarde, el mismo Sr. Cá- tema. novas, en célebre proposición, recabó para el Las distancias eran dos: una de 30 y otra de 50 Parlamento el derecho de discutir y censurar las kilómetros, siendo los ginetes los que llegaron sentencias de los Tribunales; ¿qué es 4 su vez la con más prontitud al término de la carrera, si amnistía sino un jtiício sumario de revisión? Las bien esta diferencia consistió en breves minuto» Cortes con el Rey deberían en cada caso, por de diferencia. medio de una ley, rectificar las enormidades que En la carrera más larga disputáronse el triunno puedan ó no sepan evitar los jueces. ¿Es po- fo dos oficiales de caballería y tres oficiales velosible que el caso de Pujol se consume? El señor cipedistas pertenecientes al cuerpo de infantería. Carvajal lo ha dicho: ni ese, ni casi ningún otro, Uno de estos últimos tuvo una avería en sn pueden legalmente ser revisados. Pero sobre la velocípedo. Los otros dos han recorrido 50 kilóley estrecha, sobre los Tribunales cohibidos por metros en doscientos y doscientos quince minuel precepto y el casuismo legal, pueden estar y tos cada uno. Los dos oficiales de caballería, que están, el Parlamento y la Corona. eran un húsar y un coracero, llegaron siete minutos antes que el primer velocipedista. INCÓGNITO. De todas partes Lucinda^ Simoes Un periódico de Lisboa ha publicado la noticia de que Lucinda Simoes de Furtado Coelho, Uno de los problemas m4s importantes para aquella hermosa actriz portuguesa que tanto adlos matrimonios de la aristocracia de los Estados miramos hace unos años en Madrid, ha entrado en una casa de locos da Río Janeiro. Unidos, es el de casar 4 sus hijas. Mucho celebraríamos que no se confirmara Para ello créense en el deber de rodearlas del lujo y la pompa propios de una Princesa de la tan triste noticia. Lucinda Simoes dejó en el sangre, y no consienten que durante sus estu- alma de cuantos la vieron nn gratísimo é imbodios vivan con la sencillez que lo hacen las se- rrable recuerdo. Alta, esbelta, elegante, hermosa, era el tipo perfecto y acabado de la actriz moñoritas francesas é inglesas. Su tocador suele ser de una magnificencia ex- flerna, y representaba el repertorio del teatro traordinaria. Cubren los suelos ricas alfombras contemporáneo como las mejores artistas frande la Per,sia, y las paredes hállanse revestidas de cesas é italianas, hablando la lengua, para nosespléndidos tapices, en los que se representan otros dulcísima, en que escribió Camoens. ¿Qué ha pasado para que aquella inteligencia infinidad de asuntos mitológicos. E n todos ellos hay divanes con mullidos almohadones, guarne- tan viva so haya nublado? Los periódicos portucidos de raso, ante los que se extienden magnífi- gueses no publican detalles: dan lisa y llanamencas pieles de tigre, que ofrecen un cómodo repo- te la noticia. Si se confirma, lo sentiremos hondamente, deso 4 los fatigados miembros. Guando una señorita llega 4 los diecisiete años, seando que vuelva !a razón á aquella encantadoentra en la escuela de perfeccionamiento, donde ra cabeza que vimos un día rodeada de laureles. se la trata con infinitas delicadezas, rode4ndola de insólito lujo, que no viene 4 tener otro objeto que la preparación para mercado matrimonial. Al volver la señorita al hogar paterno da prinASÍ E M P E C É YO cipio 4 lo que puede llamarse la ampliación de Por virtud del hábito, á qne la necesidad de sus estudios. Todo cuanto puede obtenerse por leer mucho en poco tiempo nos sujeta á los pedinero para conseguir una educación artística, riodistas, habíamos comenzado á leer, por sn seest4 obligada 4 aprenderlo. La pintura, el dibujo, gunda mitad, la admirable epístola de Oliveira la equitación y el baile son conocimientos que Martins, que publica El Qlobo. Atónitos y madebe adquirir principalmente. El conocimiento ravillados quedábamos á poco de haber leído, de la música que le haya sido procurado en sus ante el don profetice del que imaginábamos arprimeros estudios no se considera suficiente, por ticulista español, tanto por el vigor como por la lo que le hacen ampliarlos con algún profesor hermosura del estilo, hasta que algunas alusionotable. nes y cifras, nos hicieron caer en la cuenta de Otra cosa que es indispensable para comple- que si los pronósticos podían referirse 4 España, mento de su educación, es la gimnasia, con la las realidades, por ahora, sólo afectaban 4 Porque procuran que adquiera la posible fuerza tugal. muscular. k La misma impresión que nosotros habrán rePor lo dem4s, toda señorita dispone 4 su pla- cibido todos, leyendo el nobilísimo y desesperacer de la bolsa de su padre, en la que hace bas- do documento del ilustro portugués, aunque hatante mella, llegando al extremo de hacerle pa- yan comenzado desde el titulo. gar 4 Worth ó Félix 500 ó 600 dollars solamente Cuanto él anunció años atrás 4 la juventud por un vestido. A falta de alhajas heredadas de portusnse, hase realizado como una profecía, y sus antepasados, es necesario que tenga diaman- letra á letra puede aplicarse en estos momentos tas, perlas y toda clase de piedras preciosas, para á la sociedad española. no ser menos que otras señoritas. Los mismos síntomas de degradación mental Debe asistir 4 la ópera una vez por semana, que lamentaba el tribuno é historiador lusitano, yendo siempre 4 palco. éohanse de ver en nosotros; iguales adoraciones Necesita adem4s atender 4 gastos de flores, y premios á los mañosos y embusteros, é idéntiperfumes y otras bagatelas; tener una doncella cos egoísmo y servil complacencia con los desque n o s e separe nunca de su lado; una compa- afueros y las corrupoione?. Muchas de las cosas ñera, si no tiene hermana, y una señora de com- qne han sido necesarias para que en el vecino pañía, bien asalariada. reine se llegue 4 tal astado las estamos tocando Aunque la cosa parezca extraña, es regla ge- nosotros, y el país continúa insensible, como neral que cnanto más rico sea un neoyorkino fakir indiOj sin que se abran los ojos ni se muemás rico debe ser el aspirante á la mano de su va la actividad de la naf ióa enervada. hija, 4 la que prohibe, en cuanto le es posible, el «Ha sido necesario, dice Oliveira, que Francia conoeimiento con personas desprovistas de ri- dejase de comprar nuestros vinos para que nos queza, inculcando la idea de qne un hombre de es- enterásemos de que existía una crisis agrícola; tas condiciones no es 4 propósito para marido. de qne nuestros campos se despoblaban barridos Con tal sistema, acaban las jóvenes por consi- por la emigración; de que el régimen de la proderar el matrimonio como artículo mercantil, 4 piedad era vicioso bajo el doble aspecto de la menos que no tengan un espíritu muy rom4iti JO, fragmentación excesiva y de la opresión latifunque no es frecuente en un pueblo tan pr4ctioo daria, y de qne la miseria, cubierta por los orocomo el yanhée. peles de un lujo, nacido del presupuesto é inverE l dinero en América es el verdadero Dios, y tido en empleos y obras públicas, constituía la aunque ocurra lo propio en la vieja Europa, no triste realidad de las cosas. se le rinde el tributo que por all4. Ha sido necesario que fracasaran los partidos políticos, abdicando ante la cuestión inglesa, El Manchester Examiner publica nn extracto para que nos convenciésemos de la imposUidad de una carta escrita por_ el Emperador de Ale- de gobernar un pueblo con los expedientes é inmania, después de su reciente viaje 4 Inglaterra. trigas corruptores que, bajo el nombre de elecPor inverosímil que parezca este documento, re- ciones, todo lo vician, todo lo desmoralizan, todo producimos su extracto 4 título de curiosidad: lo pervierten, desde el elector puesto en martillo ' E n suma; la semana ha sido muy agradable. público, hasta el Parlamento, convertido en taMe han enseñado su ejército—nn juguete bastan- padera de los abusos gubernamentales. te agradable,—en el que gastan tanto dinero coHa sido necesario llegar al papel moneda, momo yo empleo en mi ejército real. Me han ense- neda forzosa de las sociedades fallidas, para reñado su escuadra, que para la salvaguardia del conocer que no podemos importar géneros por país debía ser dos veces más fuerte. valor de 40.000 contos, cuando apenas si exporHe visto también un cuerpo de v o l u n t a r i o s - tamos la mitad. una fuerza que yo habría destinado 4 la seguriHa sido necesario llegar 4 esta situación, en dad interior del país;—pero tal como la he visto, qne no hay quien nos preste nn real más, desni tiene oficiales ni tiene organización. pués de empeñados los tabacos, para comprenEs un pueblo bien curioso el pueblo inglés. der cómo ínos ahoga un presupuesto en qne, con Nadie piensa en proponer una medida cualquie- naos ingresos do ÍO.OOO contos (220 millones de ra que pueda aprovechar 4 la causa del país en- pesetas), hay que aplicar 2á.000 (132 millones de tero. Es preciso absolutamente que sirva 4 cual- pesetas) á la Deuda pública, y qne atender 4 quier partido político. 55.000(302 millones y medio de pesetas), que Los qne constituyen la verdadera fuerza del importan los gastos.» país—los comerciantes, los fabricantes, los artis¡Déficit; papel moneda; los Parlamentos tapatas, los sabios, los literatos—do qne tanto se ha- deras; el descrédito; los_ expedientes é intrigas, bla en los libros que he leído, han sido cuidado- corruptores de las elecciones; pérdida del mercasamente apartados de mi persona por nn senti- do francés, para los vinos; emigración; situación miento de celos que no puedo comprender. Se desastrosa de la propiedad territorial; la miseria dice que estas personas no pertenecen 4 la cor- cubierta con los oropeles de n n lujo oreado 4 te. Esto es absolutamente absurdo. costa del presupuesto! ¿No es cierto que m4s Hombres que enriquecen al país, deben ser el bien qne 4 Portugal, para cuyas desdichas ao esmejor ornamento de su corte. Por mi parte, tem- pera ya remedio, parece que se dirige 4 "España, blaría por la estabilidad de mi corona si no re- 4 fin de que tales verdades y ejemplo nos sirvan uniera alrededor del trono 4 los representantes de amonestación y escarmiento? de todas las clases.» No ve el gran escritor nada en evitación de tamaños desastres como han sobrevenida y ameDice el Leeds Mercury qne el Príncipe Jorge nazan 4 la nación portuguesa. Ni siquiera confía de Grecia, 4 su llegada 4 Londres, ha contado en el vigor y la resignación del pueblo. las molestias qne sufrió en su travesía de Nueva La historia, con pequeña alteración en el tiemYork. po, es muy semejante en ambos países vecinos. A bordo del barco, decía el Príncipe, venían Fontes Pereira, disponiendo 4 sn capricho y vomás de 150 señoras y señoritas americanas, y luntad de los destinos del país, sólo abandonaba todas ellas provistas de nn aparato fotogr4ñco el poder cnando_ le convenía, para recogerlo instantáneo. Así que yo aparecía en el pnente, cuando se le antojaba. Todo lo dem4s es conseya estaban apuntándome todos aquellos apara- cuencia de esto. El despotismo tiene muchas fortos. Trataba de ocultar la cara detr4s de nn pe- mas, y la peor de todas es la apariencia de la liriódico ó me la tapaba con las manos; pero la fo- bertad, porque faltando la fuerza y'el arrojo hay tografía instantánea seguía funcionando. Esto qne imponerse por la corrupción, por la perfidia me obligó, en los últimos días del viaje, 4 que- y el engaño. darme en mi camarote y 4 no subir 4 cubierta Si 4 Portugal le queda tranquilidad para mirar m4s que de noche. hacia este lado, habrá dicho, al enterarse de nuesEl Príncipe no ha dicho más; pero no ha fal- tras conversiones, leyes banoarias y despilfarres, tado quien snponga que ha andado muy discreto. como el loco del onento, al ver qne hablaba solo un individuo: En Berlín han tenido lugar estos días diversas Así empecé yo. ••I. . , , ' - | , . , i - . > i a > — * — — • — " "•' i"«n (Jarreras de resistencia entre algunos oficiales do Política del día El verano musical E n Madrid.—En S a n Sebastián.—Pre* p a r a t l v o s l^ara e l Invierno.—De Hay* rentb.—Notas d e s a f i n a d a s . Felipe Ducazcal y la Sociedad de Conciertos de Madrid, de mutuo acuerdo y conociendo s u s intereses respectivos, han organizado los briUaotes conciertos que desde la mitad de Junio vienen celebrándose todos los martes y viernes en los Jardines del Buen Retiro, y constituyen la única nota seria dentro del arte de que pueden, dísfrntar los madrileños durante esta época dO' calores fuertes. Dando mucha variedad 4 los programas y encargando de la dirección de la orquesta ál distinguido maestro D. Manuel Pérez, se ha logra* do qne la mayor parte del numerosísimo públioo que acude 4 los Jardines se interese por la bnena música que en el kiosko se ejecuta. Y es qn* el director ha comprendido perfectajaente el c»r4cter ligero y alegre que deben tener estas v e ladas musicales al aire libre, á las qne el público acnde seguro de que no han de exigírsele graoides esfuerzos de atención. Los números y las suites que se hallan en estas condiciones se han interpretado admirablemente, y en ellos el notable y al mismo tiempo modesto segundo director del teatro de la Opera nos ha probado q a » domina las dificultades del género de concierto, como domina desde hace muchos años el repec" torio corriente teatral. * • Estos conciertos continuar4n hasta la pvimera semana de Agosto. Por esa época, la orquesta se trasladará á San Seba&ti4n, donde el día 20 se efectuar4 la fiesta musical que prepara el popular Arana con un entusiasmo y nna actividad inconcebibles. Primeramente se dijo que el festival en cuestión se dedicaría por entero al arte wagneriano, 6jeout4ndose en él u n número de cada u n a de las obras del gran maestro de Leipzig; y esto hubiera sido lo acertado, si so quería dar á la fiest» novedad y brillantez. En estos días, según parece, se h a reformado el programa, suprimiendo bastantes números de los qne primitivamente figuraban en el mismo, y añadiendo otros de escasísimo interés para loa aficionados, por ser muy conocidos. De esta manera, ese gran festival, del que hubiera podido sacarse gran partido y hacer de él nn espectáculo artístico original y memorable, vendr4 4 quedar convertido en u n simple concierto, bueno, sí, pero inferior cien veces 4 algunos de los celebrados en el Real 4 principios del corriente año. Si Arana y la Sociedad de Conciertos persisten en el programa publicado recientemente por El Liberal, no les auguro nn gran éxito. Y si no, al tiempo; poco hemos de v i v i r l e * » no verlo. El señor Conde de Micheleaa ha regresado de su expedición anual en busca de cantantes, firmemente convencido de qne las estrellas líricas han desaparecido del globo terráqueo. Y es qne, afortunadamente, la música dram4tica marcha hoy por ctros caminos más despejados que los que le hacían seguir aquellas divas y d%vos de muchos miles de francos por función. Los públicos de Europa se ríen ya de las gargantas de acero, de los pulmoiiM de granito y de las fermattas inacabables, x como en el mundo sólo existen ya dos ó tres teatros donde estas bromas se tomen en serio, y el papel de cavatinista v » haciéndose cada vez menos productivo, ni por tm remedio puede encontrarse nno de éstos ó de éstas. Hilamos hoy algo más delgado, y exigimos que el cantante no cuente sólo con lo que pródigamente pudo darle la naturaleza; pedimos que su educación musical sea completa, que posea condiciones de actor y aptitud suficiente para representar artísticam.'jnte nn personaje. La salvación de los teatros de ópera descansa hoy principalmente en la elección acertada del repertorio que figura er. sus carteles. L a empresa del Real debe tenerlo muy presente; traiga & la escena las novedades qne ese honor merezcan y elija escrupulosamente, en el repertorio antiguo, las obra.", que tengan verdadera base artística. ¿Por qtié razón en Madrid no han de representarse todas las obras maestras de Gluok, de Mozart y de AVeber? ¿Por qué no sé estudia detenidamente la conveniencia de una tentativa respecto del maravilloso Fidelio de Beethoven, modernizado con los admirables y eruditos recitados de Gevaer? ¿A qué obedece el que una obra tan interesante y tan bien recibida como La regina di Saba se haya archivado apenas nacida? Reflexione sobre estos extremos el Sr. Michelena, y mientras tanto, y como para abrir boca, prepárenos para este invierno una representación cuidada y lujosa de Los maestros cantoret, ¡Dios y el arte se lo pagarán! * Presenciando las representaciones modelos da Bayreuth, que han comenzado el día 19 con JPar' sifal, se encuentran varios compatriotas nuestros, entre ellos el doctor D. Alejandro Sanmartín; el pintor Roberto Eguzquiza, tan conocido en París; el Sr. Avendaño, Cónsul de España en Londres, y otros aficionados de Barcelona y Bilbao. Según cartas de allí, que tengo 4 la vista, la animación y concurrencia de este año son mayores qne nunca, y no queda por vender u n solo billete para las 18 representaciones de Tannhau' ser, Tristón i Isolda y Parsifal, que alcanzan em el teatro "Wagner la interpretación ideal qna para estas obras soñaba sn autor. * U n crítico de pintura, el Sr. Balsa de la V^J», en el semanario Blanco y Negro, llena de improperios 4 ciertos escritores musicales qne, «sin saber cómo se mide u n compasillo, glorifican k "Wagner y llaman organilleros 4 Beethoven, Mozart y Weber.» Desde luego desafio al Sr. Balsa de la Yega para que me presentOj no ya nn crítico, sino n n simple aficionado musical, que sea devoto de Wagner y no lo sea también fervorosísimo d« los otros tres maestros citados. Respecto 4 saber ó no saber música para hablar y escribir competentemente de ella, pudiera presentar al Sr. Balsa infinidad de ejemplos qae echan por tierra sn afirmación. E n España tenemos 4 D. José Castro y Serrano, que no distingue nna corchea de nna fnsa, y, sin embargo, h » escrito artículos de critica musical 4 los que y s quisieran llegar los de critica piotórica del señor Balsa de la Yega. F . BLHU.