ETAPAS Y CONCEPTOS CLAVE EN EL PENSAMIENTO DE JOSÉ ORTEGA Y GASSET 1883-1955 José Ferrater Mora, en una división ya clásica, establece que el pensamiento de Ortega tiene las siguientes etapas: Objetivismo (1902-1914) iniciado por el artículo Glosas y marcado en su final por Meditaciones del Quijote. Perspectivismo (1914-1923) Raciovitalismo (1923-1955) Otros autores han propuesto otras clasificaciones, pero la de Ferrater es la más simple, aunque no sea la que más justicia le hace al autor. La cultura: en su etapa objetivista Ortega sostiene la necesidad de que España salga de su letargo cultural. Cultura es equivalente a ciencia. España debe abrirse a Europa y a procedimientos de investigación y conocimiento objetivistas. Se trata de volver a las cosas con independencia de los sujetos. El problema de España es cultural. “Necesitamos ciencia a torrentes”, dice en 1909, de acuerdo con lo que ya dijese el Padre Benito Feijoo: en España hace falta más física y menos metafísica. ¿Qué es España? Nada, dice Ortega. “Por su alma no han pasado ni Platón, ni Newton, ni Kant” En España hay horror a las ideas y a las teorías. No hay más que incultura. La vida: En su etapa perspectivista el concepto de vida adquiere una gran importancia, junto con el de circunstancia. En esta época perspectivista, Ortega disminuye la importancia que le da a la cultura y se centra en la vida. Nada puede sustituir a la vida, pues la cultura, además, está al servicio de la vida, aunque no entendida en sentido biológico, sino biográfico. Eso es lo que llama “el tema de nuestro tiempo”, reconocer el valor y la importancia de ese fondo sobre el que se desarrolla toda creación humana, ya sea el arte o la ciencia. Ese fondo es la espontaneidad de la vida. La vida está tejida de relaciones, de conexiones con cosas que son reales porque tienen un significado y un valor en nuestra vida. Esa es la circunstancia. “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”, dice en Meditaciones del Quijote. En El tema de nuestro tiempo Ortega precisa su noción de perspectiva. Aquí declara que es urgente superar la oposición entre racionalismo y escepticismo. Para el primero lo que cuenta es la verdad, aún a costa de la vida. Para el segundo la verdad es relativa a cada uno, con lo cual la verdad se disuelve en la vida. Ortega propone otro punto de vista, que es el de reconciliar los dos polos imposibles de separar, el de vida y el de verdad. La verdad radica en la vida. Se trata de la doctrina del punto de vista. La verdad se capta siempre desde un punto de vista y esa perspectiva forma parte de la realidad misma. La perspectiva no deforma la realidad, sino que la constituye. No hay una realidad no perspectivista. La captación de lo real desde un lugar que no es ningún punto de vista es un absurdo ininteligible. Razón vital: Este concepto pertenece a su etapa raciovitalista. La vida es realidad radical. La razón pura debe entenderse como razón vital, razón y esfuerzo teórico nacida de la vida y al servicio de la vida. “Mi ideología no va contra la razón, puesto que no admite otro conocimiento teórico que ella; va sólo contra el racionalismo”, escribe en 1924. Hay una primacía ontológica de la vida. La razón debe dar cuenta de aquello que la precede: la vida. La vida como realidad radical significa que la vida es el quehacer de cada uno y que la libertad no puede quedar fuera de ella. La vida es una aventura y de ella forma parte el conocimiento. La capacidad de ensimismarse es lo que le hace al hombre posible vivir su vida, ser consciente de ella y pensarla. Vivir la circunstancia exige tomar conciencia de ella. Según ésta forma de considerarlo, el modo tradicional de pensar la realidad como un agregado de substancias deja de tener sentido y las cosas pasan a ser importancias en lugar se substancias. Su realidad depende de su significado, del sentido y de la importancia que tienen para nosotros. Ese sentido puede ser plural. Sentido estético, afectivo, teórico, político, etc. De esta manera la vida aparece como la base sobre la que todo se vuelve real y la realidad no es otra cosa que la propia vida.