Inmigracin y cambio social - Centro de Estudios Andaluces

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INMIGRANTES QUE PASAN E INMIGRANTES QUE SE ASIENTAN: LOS
DOS PERFILES DE LA INMIGRACIÓN EN LA PROVINCIA DE CÁDIZ*
Margarita Martín Carballo
Sofía Pérez de Guzmán Padrón
Ester Ulloa Unanue**
UNIVERSIDAD DE CÁDIZ
INTRODUCCIÓN
La creciente diversidad cultural se ha convertido en una de las fuerzas principales de cambio
social en el mundo actual. Esta creciente diversidad cultural está enmarcada en el contexto de
fenómenos inexorablemente relacionados: la globalización de la economía y de la política, la
internacionalización de los medios de comunicación de masas y el aumento de los movimientos
migratorios. Las consecuencias ambivalentes de estos fenómenos globales se ponen
especialmente de manifiesto en ámbitos locales y en temas tan diversos como el trabajo, la
vivienda, la sanidad, la educación e incluso la cohesión social.
Los movimientos migratorios contemporáneos parecen sintetizar las contradicciones implícitas
en el proceso de globalización, pues son fruto de las enormes desigualdades entre regiones.
Las consecuencias, positivas y negativas, se manifiestan a nivel local tanto en las sociedades
de origen como en las sociedades receptoras. En las primeras resultan en pérdida de población,
envejecimiento, estancamiento social, pero también aportación de divisas, mejoras en las
condiciones de vida de las familias de emigrantes, etc. En las segundas aportan mano de obra
y desencadenan procesos de rejuvenecimiento de la población, multiculturalidad, pero también
en algunos casos xenofobia, racismo, hacinamiento, guetización, etc.1
La entrada y asentamiento de grandes cantidades de personas tiene así importantes
repercusiones para los tres actores implicados: la sociedad de origen, la de llegada y los
propios sujetos migrantes. El proceso de “aculturización” de los migrantes conlleva no sólo el
desarrollo de una nueva identidad para ellos, sino también una modificación de las identidades
colectivas en las sociedades emisoras y receptoras. En las sociedades de acogida, en el mejor
de los casos, la normalización de los inmigrantes y sus familias da lugar a una identidad
cultural colectiva enriquecida por diversas tradiciones, y en el peor de los casos da lugar a una
polarización cultural de una identidad nacional dominante y enfrentada a las identidades de los
migrantes.
*
Gran parte de lo aquí expuesto procede de un trabajo de investigación cualitativa más amplio sobre la situación social
de la inmigración en la provincia de Cádiz realizado para la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía
en 2003. Investigaciones posteriores sobre aspectos puntuales de la inmigración en la provincia nos han permitido
completar y actualizar la información.
**
Profesoras de Sociología. Departamento de Economía General, Universidad de Cádiz. Avda. Duque de Nájera 6,
11002 Cádiz. E-mail: margarita.martí[email protected], [email protected], [email protected]
1
Blanco, C. (2000). Las migraciones Contemporáneas. Alianza Editorial. Madrid. p. 20
1
El problema que se plantea es el de integrar a los nuevos miembros, a menudo de culturas,
etnias y religiones distintas a las de la población autóctona de manera que se respete la
diversidad etnocultural y, al mismo tiempo, se obtenga un mínimo de cohesión social que evite
la fragmentación. Dicha integración suele presentar dificultades en tres dimensiones
fundamentales: la sociolaboral, la cultural y la identitaria.2
España no se convirtió en un destino atractivo para los inmigrantes hasta bien entrada la
década de los ochenta, y lo hizo de manera inesperada y bastante acelerada. Antes de esa
fecha el volumen de población extranjera que residía en nuestro país era muy exiguo, y se
trataba sobre todo de europeos jubilados. Sin embargo, en poco más de veinte años esta
realidad se ha visto sometida a una transformación radical: por una parte, el número de
inmigrantes se ha multiplicado y tiende a seguir creciendo y, por otra, la proporción de
africanos, latinoamericanos, asiáticos y europeos del este se ha incrementado de manera
notable.
Esta composición por origen de la población inmigrada se halla, además, en
constante evolución3.
En Andalucía el fenómeno migratorio ha experimentado también cambios muy significativos, no
sólo en su volumen sino también en su composición demográfica y en sus pautas de
asentamiento.
La provincia de Cádiz no es una excepción en este sentido. Considerada
tradicionalmente como frontera sur de Europa y, por tanto, como zona de paso de inmigrantes
procedentes del continente africano 4 , esta provincia presenta actualmente una realidad
migratoria muy distinta.
La inmigración de paso está cediendo protagonismo a la de
asentamiento (los inmigrantes asentados empiezan a constituir el colectivo más numeroso) y,
paralelamente, se está produciendo una fuerte diversificación
en cuanto al sexo, la
procedencia y la ocupación de los inmigrantes. Así, si bien los colectivos predominantes han
sido tradicionalmente los procedentes de Marruecos y de países subsaharianos –que son,
precisamente los que utilizan el Estrecho como vía de entrada-, actualmente se está
observando un fuerte incremento de inmigrantes procedentes de Latinoamérica y de países del
Este de Europa. Además, se está produciendo un proceso de feminización de la inmigración,
especialmente acusado entre los colectivos latinoamericano y europeo, fomentado por la
creciente demanda de trabajadoras para el servicio doméstico.
En este contexto, nuestro planteamiento es, de acuerdo con Labòria (2003), que la llegada de
inmigrantes constituye un fenómeno estructural e irreversible que produce importantes cambios
en los lugares por los que pasan o se asientan.
Da lugar a concentraciones territoriales
concretas y determinadas, ocasiona impactos sobre la economía local, modifica la composición
2
Ibíd., p. 91
Arango, Joaquín. “La fisonomía de la inmigración en España” en
http://meme.phpwebhosting.com/~migracion/modules/documentos/24.pdf o en www.migracionydesarrollo.org
4
La situación de Cádiz como puerta de entrada de inmigrantes a Europa la sitúa en el punto de mira de la nación. A
ello han contribuido de forma notable los medios de comunicación: el alto volumen de noticias originadas en Cádiz
sobre inmigración recogidas por los medios nacionales han tendido a sobredimensionar el fenómeno. Los sustantivos
utilizados para describir la llegada de inmigrantes también exageran cuantitativamente las dimensiones del mismo. Nos
hemos acostumbrado a titulares que comiencen con: éxodo, oleada, avalancha, marea. Sustantivos que nos transmiten
sensaciones de flujo, y de verdadera invasión de inmigrantes y que se corresponden con la percepción de que “en
España ya hay muchos.”
3
2
étnica de las zonas de asentamiento, genera nuevas necesidades y también nuevos conflictos
sociales. En definitiva, creemos que la llegada de inmigrantes produce, sobre todo, un nuevo
escenario a nivel local y, por tanto, es necesario descender a este nivel para apreciar en todas
sus dimensiones las repercusiones de este fenómeno.
De acuerdo con lo anterior, nuestro objetivo es analizar las características de la inmigración en
la provincia de Cádiz, haciendo hincapié en sus repercusiones a nivel local.
Para ello
estudiaremos los dos aspectos que presenta el fenómeno de la inmigración en esta provincia:
la entrada clandestina de inmigrantes cruzando el Estrecho de Gibraltar y
la población
inmigrante que reside en la misma. Respecto a este último aspecto, no perseguimos una
distribución numérica de los inmigrantes, sino ofrecer una panorámica general de las pautas de
asentamiento de los mismos en la provincia, así como de los factores que influyen en la
localización diferencial de los distintos colectivos.
Nuestro análisis está basado en información de tipo cualitativo5. Las fuentes de información
que hemos utilizado para llevar a cabo esta tarea son variadas. El contacto con las personas
de la provincia que trabajan más directamente con los inmigrantes, pertenecientes a ONGs e
instituciones,
nos ha proporcionado una panorámica general de la situación real de este
colectivo. Hemos dispuesto, para algunas poblaciones, de los padrones municipales. Otra
fuente de información utilizada para analizar la distribución espacial de la población inmigrante
han sido las solicitudes de Tarjetas de Reconocimiento Temporal del Derecho a la Asistencia
Sanitaria que entregan provisionalmente los trabajadores sociales en los servicios sanitarios
del SAS a los inmigrantes que, teniendo necesidad, no tienen cobertura oficial regular.
Igualmente hemos contactado con los responsables de los servicios sociales de los
Ayuntamientos para conocer la percepción que tales profesionales tienen de la penetración de
inmigrantes y las necesidades demandadas por ellos en las distintas localidades. Hemos
considerado, además, la escolarización de niños y jóvenes como un indicador cualitativo de la
presencia de inmigrantes en las diversas localidades. Finalmente, hemos contactado con los
centros de educación de adultos de los distintos municipios no sólo porque la participación de
los inmigrantes en los programas formativos nos es útil como indicador de integración, sino
también como reflejo de la realidad y de la distribución espacial esta población.
CADIZ: PASO (CLANDESTINO) DE FRONTERA
La costa gaditana ha sido, dada su proximidad a África, un nexo “natural” entre continentes. A
lo largo del tiempo, el movimiento de personas y mercancías se ha desarrollado con
regularidad e intensidad a través de los diversos puertos que jalonan la costa. Sin embargo, en
5
Las cifras que figuran en los registros oficiales infravaloran el volumen real de inmigrantes, debido al peso que tiene la
inmigración clandestina. En la provincia de Cádiz, donde se estima que en los últimos años se ha producido un
aumento en el número de inmigrantes irregulares que alcanza el 60% (dato ofrecido por la directora de la Fundación
Progreso y Salud, dependiennte de la Junta de Andalucía, y fue publicado en el diario El País el 6 de marzo de 2003),
esta infravaloración es especialmente acusada. Las estadísticas oficiales tienen, además, otro problema: aunque la
población aparece segmentada en función de algunas variables –edad, sexo, nivel de estudios, etc.-, presentan
deficiencias a la hora de ubicar a los inmigrantes en el territorio.
3
la década de los noventa del siglo XX la provincia de Cádiz se perfila como un lugar de paso de
migraciones clandestinas provenientes de Africa, tanto del Magreb como del área
subsahariana.
Con la entrada de España en la CEE se inicia la transformación en el movimiento de
poblaciones provenientes de terceros países. El hito decisivo en relación con las migraciones
clandestinas en nuestro país ha sido la adhesión de España al Acuerdo de Schengen, el 25 de
junio de 1991, fecha a partir de la cual se exige a todos los ciudadanos procedentes de África y
de otros países pobres visado para entrar en Europa –incluidos a los procedentes de
Marruecos, país con el que existían acuerdos bilaterales de no exigencia de visado. El
desarrollo normativo de los acuerdos de Schengen limita los derechos de las personas
extracomunitarias que residen en los países europeos lo que ha venido a suponer el
establecimiento de dos categorías de ciudadanos sobre la base de su nacionalidad y situación
administrativa.
Las migraciones clandestinas procedentes de Africa y en tránsito hacia otros destinos –
característica casi exclusiva de la inmigración en la provincia de Cádiz hasta el inicio del tercer
milenio- han generado variedad de consecuencias y repercutido en la sociedad de acogida,
transformándola. De una parte, se han desarrollado dispositivos represivos legales. De otra, se
ha producido el despliegue de la ayuda humanitaria que trata de atender la variedad de
necesidades que semejante situación provoca: a) atención sanitaria de emergencia, b) acogida
de emergencia: comida, ropa, agua, etc.; c) derivación a centros de acogida; d) inicio de
trámites de regulación de la situación administrativa en el país,... Simultáneamente, la
población general afronta, sufre, soporta o protesta con más a menos sentido de solidaridad
esta realidad.
La fortificación de las fronteras en la zona del Estrecho ha propiciado la generación de formas
alternativas de paso para burlar la férrea vigilancia así como la proliferación de redes, mafiosas
o no, para canalizar la corriente migratoria. Se trata de pateras y lanchas neumáticas cargadas
de personas aglomeradas y también de medios insólitos para burlar la vigilancia en el
transporte regular: camuflajes en maletas, portaequipajes, bajos de coches o camiones,
pesqueros, etc. Cada una de las alternativas conforma riesgos graves para la integridad física
de los individuos, habiéndose cobrado muchas vidas y producido lesiones discapacitantes muy
graves. Cada recrudecimiento de las condiciones de entrada en Europa ha generado mayores
riesgos, obligando a travesías más largas y peligrosas y a seguir inventando o descubriendo
formas más atrevidas de eludir los controles6, además de propiciar la selección de quiénes
emigran7.
6
Primero Tarifa y playas del municipio. Después, hacia el oeste, Barbate y esporádicamente Conil, Cádiz o Huelva.
Desde 1999, las islas Canarias orientales. En nuestros días se están interceptando embarcaciones en Granada y
Almería además de en los citados lugares. La estrategia novedosa en 2003 era la llegada simultánea de más de tres
embarcaciones. En la actualidad, el temor se concentra en la eventualidad de barcos cargados de gente abandonadas
a su suerte.
7
La falta de una respuesta decidida y coherente por parte de las administraciones estatal y comunitaria ha propiciado
situaciones de desigualdad en el trato que reciben las personas según su condición (ser mujer embarazada o con niños,
ser menor, estar lesionado...) lo que se ha traducido en una desigual forma de acceder a la regulación administrativa de
4
La llegada a la costa de pateras llenas de personas ha impactado de manera especial a las
poblaciones donde se produce. Nadie queda inmune ante el sufrimiento de otros seres
humanos. La visión de hombres y mujeres jóvenes, extenuados por un viaje tan arriesgado,
heridos, cuando no muertos, es, sin duda, una experiencia conmovedora, que ha desplegado
la acción voluntaria para paliarla. Algunas localidades como Tarifa, tienen una larga experiencia
en este asunto. El blindaje europeo respecto de África ha encontrado durante más de una
década un resquicio en esta zona, a costa, desde luego, de la pérdida de muchas vidas en esa
larga travesía de apenas 13 kilómetros que separa ambos continentes.
La gente común y las organizaciones sociales con arraigo en la localidad, han ido cubriendo
unas necesidades que el Estado ha desconsiderado o delegado desde el principio. La
ciudadanía de Tarifa y, en menor medida, la de zonas aledañas, ha tenido que enfrentar en su
propia experiencia el dictado de la ley que condena a quien ayuda a un inmigrante irregular y el
dictado de su propia conciencia, cristiana o laica, de ayudar al desvalido. Y en esa
ambivalencia se ha fundamentado en gran parte la ayuda humanitaria. También esa dualidad
ha contribuido a la conformación de un discurso relativo a la inmigración con demasiada
frecuencia contradictorio de forma que es posible prestar ayuda sin desprenderse de todo el
arsenal de prejuicios socialmente construidos como el temor a ser agredidos, a ser contagiados,
a ser engañados, a considerar desde posiciones etnocentrista la inferioridad del otro, etc.
Hay una falta de transparencia en torno a las llegadas de personas en pateras y los
dispositivos desplegados, tanto por parte de la Administración como por parte de las
organizaciones sociales, consecuencia, sin duda, del hecho de situarnos ante algo irregular,
fuera de la norma, que obliga a los distintos actores sociales a eludir cualquier control.
Simultáneamente, toda la acción en relación con los inmigrantes irregulares es conocida de
forma que la ambivalencia legalidad/ilegalidad lo impregna todo.
Muchas de las personas entrevistadas señalan la inmigración como boom mediático, como un
tema de moda en sus aspectos más superficiales y llamativos y denuncian la falta de
implicación real en el asunto. Y este punto es de especial relevancia porque aunque en la
situación específica de las arribadas clandestinas no se plantea la integración social, es claro
que el tratamiento mediático que reciben así como las consecuencias no deseadas que la
llegada masiva y no prevista de personas acarrea, son factores importantes en la posterior
integración. Y lo son, porque este aspecto “espectacular” del fenómeno migratorio crea en la
conciencia colectiva un sustrato sobre el que se construirán los estereotipos. Los medios de
comunicación transmiten información acerca de la inmigración clandestina procedente de África
y la dureza de las imágenes nos acerca a los riesgos que esas personas asumen, sin embargo,
a veces la noticia es tratada sin rigor y, con frecuencia, las imágenes, los titulares y los textos
transmiten cosas distintas entre sí.
su situación. La fluidez de las comunicaciones ha permitido difundir estos hechos que han desencadenado
consecuencias no deseadas: cada vez son más las mujeres embarazadas o portando bebés las que pasan en pateras
y en la actualidad parece estar desarrollándose redes (mafiosas) de transporte de menores.
5
La falta de una política que sea capaz de reconocer el fenómeno migratorio como algo que
afecta a la totalidad de la nación y aún más a la totalidad de Europa y no como algo que afecta
localmente se hace evidente cuando observamos las dificultades que han enfrentado los
municipios que, por sus características geográficas, son receptores de inmigración clandestina.
En la provincia de Cádiz, Tarifa y Barbate. Municipios como Tarifa, con una prolongada
vinculación con el fenómeno contaba, desde tiempo atrás, con una Asamblea Local de Cruz
Roja con recursos materiales propios y había suscrito -desde 2000- un convenio de
colaboración con Sanidad Exterior (Ministerio del Interior) para la financiación de algunos
profesionales y para gastos generales y de voluntariado. Barbate, se vio sorprendida por la
llegada de inmigrantes que año tras años, desde 2000, se incrementaban8, siendo los recursos
disponibles en la localidad los que había que movilizar para atender las necesidades de rescate,
sanitarias, de abrigo y alimentación de las personas interceptadas, con la consiguiente
saturación de los mismos.
Eran los funcionarios o trabajadores de los servicios municipales los que, prolongando sus
jornadas, se empeñaban en ayudar y resolver; los voluntarios eran pocos. Todos sentían que
apenas estaban preparados para enfrentar lo que se les presentaba. A veces, quienes estaban
en el empeño de ayudar y salvar vidas tropezaban con la falta de sensibilidad de otras
personas que parecían no inmutarse ante la tragedia humana y también en estas situaciones
trataban de sacar partido9 . La inexistencia de coordinación de esfuerzos entre los distintos
colectivos que realizaban actividades semejantes en relación con la inmigración clandestina
hacía que se dieran mutuamente la espalda o pareciera que competían entre sí. Quienes
intervenían en las operaciones, ajenos a los intereses de las organizaciones, referían la
necesidad de coordinación entre las distintas entidades que participan en la localización,
rescate y atención sanitaria de emergencia. Responsabilizaban al Estado, pues si bien
consideraban que podía delegar en ellos, debería hacerlo con la exigencia de la coordinación
que permitiera una maximización de los recursos, un aprovechamiento mejor del
capital
humano disponible dentro de cada organización y una mejor atención: ...”que lo puede financiar
el Estado y decir, a ti y a ti, pero ustedes están coordinados”... lo que pasa es eso. Que ahí
como tampoco Cruz Roja se lleva bien con Protección Civil a nivel nacional. No se llevan bien,
cada uno no quiere nada más que para dentro” (E. 1)10. “Que lo suyo es ir todos a una, pero
estar todo el mundo coordinado, que muchas veces colabora todo el mundo pero no estamos
coordinados ... porque en el fondo todo el mundo tenemos ganas de ayudar, pues ¡venga1
vamos a arbitrar la manera de aunar los esfuerzos y de optimizar los pocos recursos que hay,
8
Según datos facilitados por Cáritas de Barbate, alrededor de 500 personas fueron interceptadas en 2000; 964
personas en 2001 y 1.104 personas en 2002. Se esperaba que siguiera aumentando el número de inmigrantes debido
al uso de lanchas neumáticas muy rápidas, capaces de eludir mejor el control policial. Sin embargo, no podemos hablar
de progresión alcista, porque el número es variable e imprevisible. En 2004 fueron detectados 607 en Barbate. Tarifa
lleva atendidas algo más de esa cifra en lo que va de año. En Barbate se han producido siete activaciones del
dispositivo y atendido 37 inmigrantes, todos subsaharianos, excepto cuatro.
9
Voluntarios de Barbate señalaban que, en ocasiones, personas en la playa estaban más dispuesta a rescatar el
motor de la embarcación que a prestar ayuda.
10
Coordinador de Voluntariado, Cruz Roja de Tarifa.
6
que no hay muchos, pero los pocos que hay, a lo mejor, si se unen todos se crea un conjunto”
(E. 2)11.
El desconcierto ante la falta de recursos del Estado para abordar las consecuencias de la
inmigración clandestina lo referían también los responsables políticos locales así como los
profesionales: “...con otros temas se trabaja la prevención, se trabaja a priori para prevenir.
Pero la experiencia que tenemos aquí es que la Administración se ha movido, porque es tanta
la avalancha, de tal envergadura el problema, que no hay más remedio que atajarlo... ¿Qué te
digo yo?, recursos para inmigrantes es que hay muy pocos, es que en verdad, y te hablo desde
la voz de la experiencia, yo me he hartado de llamar a puertas y recursos para inmigrantes
pocos, si te pones a pensar, pocos. No hay una casa de acogida por ejemplo en Cádiz ¿Por
qué no hay a nivel provincial una casa de acogida a inmigrantes cuando el problema es
realmente grave? Se tiene que hacer cargo una organización, una ONG, una organización
privada, digamos, de voluntarios, para que tengan un poco de cabida estas personas” (E. 2).
De una u otra manera venían a señalar su impotencia ante unos hechos “que ya están aquí” y
que tenían que enfrentar cotidianamente; que no una entelequia o una noticia pasajera de
portada de telediario; cada uno de ellos sabía que con lo que se enfrentaba era con una
persona a la que le ha visto la cara, que le ha transmitido unas emociones, con la que
comparte su humanidad.
Sus reivindicaciones y persistencia han conseguido imprimir un cambio en las condiciones de
atención de inmigrantes. El Ministerio del Interior y Cruz Roja han firmado un convenio de
colaboración de más grande alcance. El convenio ha posibilitado la radicación de Cruz Roja en
Barbate lo que sucedió en Noviembre de 2003, si bien hasta finales de junio de 2005 no se
materializaron las infraestructuras necesarias para la atención de inmigrantes. En la actualidad
se cuenta con enfermería muy bien dotada, sala de atención de mujeres, niños y heridos y sala
para varones, ambas con sus respectivos aseos y duchas con agua caliente. Cuentan también
con calentadores de agua y leche industriales y almacén, bien equipado, de alimentos básicos:
leche, galletas, natillas, etc. La nueva y más amplia dotación económica permite disponer a la
organización de paquetes individualizados de ropa, calzado, calcetines y ropa interior, todo
nuevo, para cada persona -varón o mujer- además de mochilas para la higiene y cuidado de
bebés, con ropa, pañales desechables, biberón, platillo, cuchara, etc. Otra transformación que
se ha producido es una mejor coordinación de los voluntarios de Cruz Roja y entre instituciones,
tanto en Tarifa como en Barbate. Las mejores condiciones hacen que sientan su trabajo más
eficiente y eficaz y se sienten orgullosos de ello. Son Equipos de Respuesta Inmediata de
Emergencia (ERIE) y actúan con toda celeridad –gracias a las dotaciones de vehículos y
ambulancia nuevos.
Enfrentarse a la muerte inminente de personas jóvenes extenuadas por la travesía y con
severos síntomas de hipotermia, ha activado la imaginación de quienes les atienden en busca
de soluciones. Uno de los voluntarios de Cruz Roja de Barbate ha diseñado un artilugio,
11
Concejala de Bienestar Social, Barbate.
7
sencillo pero muy eficaz, para acoplar a las camillas y proporcionar calor de manera gradual.
El invento se siente como un éxito de todos porque ha salvado vidas. Relatan con auténtica
alegría el que seis bebés, colocados transversalmente pudieron recibir el calor de la camilla y
recuperarse mientras otros heridos eran atendidos. En medio de la vorágine de la “activación
de la emergencia”, un cambio técnico se ha producido, porque personas motivadas estaban
buscando una respuesta. El sentido común, la observación y la imaginación coincidieron en un
momento para producir el evento. Y este suceso los motiva a seguir buscando soluciones
prácticas que mejoraran, sin duda, toda acción de emergencia.
La ley de Extranjería propone un marco normativo para regular la entrada pero una vez ésta se
ha producido no dispone como abordarla sin violar la Constitución española y los tratados
internacionales suscritos en materia de derechos humanos. La llegada masiva de inmigrantes,
una vez se han realizado todas las diligencias oportunas y las derivaciones necesarias a los
centros hospitalarios o a las casas de acogida, plantea el problema de los que, con propuesta
de expulsión, son puestos en libertad. Esta eventualidad la vive casi exclusivamente la ciudad
de Algeciras adonde, sistemáticamente se ha ido llevando a los contingentes de población
interceptados para ser identificados por la policía. Es frecuente que en plena noche sean
puestos en libertad y las distintas organizaciones se movilicen para prestar ayuda a las
personas que de otra forma deambularían sin rumbo en una ciudad desconocida. De esta
situación se libran otras localidades: “(...)muchos problemas sociales tiene Barbate, y entonces,
lo único que nos faltaba era eso, que setenta, ochenta o noventa personas estuvieran andando
por Barbate sin ningún recurso” (E. 2). Algeciras Acoge, Cruz Blanca, Cruz Roja y las
asociaciones de inmigrantes que se localizan en ese municipio instan sin tregua a la
Administración para que dote a la ciudad de un albergue que palie estas situaciones. Las
estancias en los albergues son necesariamente cortas. La información que transmiten las
distintas organizaciones es que la mayoría de los inmigrantes tiene un destino al que dirigirse:
Madrid, Barcelona, Almería o Huelva y, en cuanto pueden van hacia él: “esto es una parada,
como decir, que de Cádiz a Madrid son tres o cuatro paradas, pues lo mismo, que esto nada
más es un paso, una parada en el camino” (testimonio recogido a voluntario en Barbate). En
relación con este punto, el paso del tiempo poco ha conseguido cambiar.
Los servicios comunitarios, fundamentalmente los sanitarios, se saturan pero también los de
protección civil, así como los de las asociaciones como Cruz Roja que tienen además otras
necesidades que cubrir. Por ello, cuando no todas las necesidades locales están cubiertas,
crece en algunos la idea de que sus escasos recursos están siendo absorbidos por unos
extraños y que sus derechos están siendo usurpados: “(...) ¿por qué éste que viene de la gran
puñeta entra antes que yo?” (E. 2). Sin embargo, allí donde la Administración se implica más
en la dotación de recursos económicos orientados a la atención de inmigrantes tales vacíos no
se producen con lo que la protesta se disipa o disuelve.
8
PAUTAS DE ASENTAMIENTO DE LA POBLACIÓN INMIGRANTE EN LA PROVINCIA DE
CÁDIZ
El segundo aspecto de la inmigración en Cádiz que vamos a analizar es, como hemos
señalado, la distribución espacial de la población inmigrante que reside en la provincia. En
general, la población inmigrante asentada en la provincia se distribuye espacialmente por la
línea costera, desde Sanlúcar de Barrameda hasta San Roque, extendiéndose hacia el interior
hasta Jimena de la Frontera. Los colectivos más numerosos son los magrebíes (sobre todo,
marroquíes), subsaharianos (entre los que predominan los senegaleses y las nigerianas),
latinoamericanos (ecuatorianos, colombianos y bolivianos, fundamentalmente) y europeos del
Este (predominando los procedentes de Ucrania y Rumanía). Otro colectivo menos numeroso,
aunque también significativo, es el formado por los asiáticos, especialmente chinos, pero
también filipinos. La distribución de estos inmigrantes no es, sin embargo homogénea.
En primer lugar, a lo largo de la franja costera en que, como hemos señalado, se ubica la
mayor parte de los inmigrantes, hay municipios en los que su concentración es alta y otros en
los que su presencia es poco significativa. En general, la mayoría de los municipios de la
provincia de Cádiz que presentan una alta concentración de inmigrantes están ubicados en el
Campo de Gibraltar. Son Algeciras, Los Barrios, La Línea de la Concepción, San Roque y
Jimena de la Frontera. Pero, para ser exhaustivos, a esta lista debemos añadir dos municipios
más: Puerto Real y El Puerto de Santa María, ubicados ambos en la Bahía de Cádiz.
En segundo lugar, las pautas de asentamiento aparecen diferenciadas en función de la
nacionalidad de los inmigrantes. Por una parte, los que proceden de países Latinoamericanos –
sobre todo, de Colombia, Bolivia y Ecuador- y de Europa del Este –especialmente de Ucrania y
Rumanía- se concentran en el eje Puerto de Santa María-Jerez y en el término municipal de
Jimena de la Frontera. Por otra, la zona costera del Campo de Gibraltar concentra a la mayor
parte de los inmigrantes procedentes de Marruecos y de países subsaharianos (sobre todo,
senegaleses).
Dos factores explican el hecho de que los inmigrantes en general se concentren en
determinadas zonas de la provincia, y de que, a su vez, los colectivos nacionales presenten
pautas diferenciadas de asentamiento: la actividad laboral y la red de relaciones sociales.
Estos dos factores están estrechamente relacionados.
Por una parte, tal como ha señalado
Herranz (2000), la inserción laboral es un aspecto prioritario del proyecto migratorio de
cualquier inmigrante y, por tanto, es el principal determinante de su lugar de asentamiento. La
mayoría de los inmigrantes entrevistados se manifestaron en este sentido: les daba igual ir a un
lugar o a otro, lo importante era ir donde hubiese trabajo. Por otra parte, el principal mecanismo
de inserción laboral para los trabajadores inmigrantes, y en especial para los recién llegados,
es el propio colectivo étnico. En la sociedad de acogida, las relaciones sociales entre coétnicos
tienden a intensificarse, constituyéndose en un eficaz canal de acceso laboral. Esto genera
9
mecanismos de incorporación laboral propios de cada colectivo lo que, a su vez, determina la
localización espacial de los mismos.
La nacionalidad condiciona, entonces, la concentración de los inmigrantes en sectores de
actividad específicos y, al mismo tiempo, su ubicación en determinadas zonas. En este sentido,
hay enclaves en la provincia de Cádiz que, por sus especiales características, se han
convertido en focos de atracción de inmigrantes y otros en los cuales la presencia de los
mismos es casi anecdótica. Un recorrido por las distintas comarcas que componen dicha
provincia nos permitirá un acercamiento al perfil de los inmigrantes que residen en la provincia
y a sus pautas de asentamiento.
El Campo de Gibraltar.
El Campo de Gibraltar es una sociedad multicultural. Se trata de la comarca con la mayor
concentración de inmigrantes de toda la provincia. El colectivo más numeroso en toda la zona
es, con diferencia, el marroquí: tres de cada cuatro inmigrantes asentados en esta comarca
pertenece al mismo. Es, también, el más antiguo. La proximidad geográfica con Marruecos, los
lazos históricos que han unido a los dos países en el pasado siglo, además de los contrastes
demográficos y económicos y las resistencias emergentes de los países europeos receptores
tradicionales de la inmigración marroquí, son los responsables de la destacada presencia de
este colectivo. Hay, además, otra tendencia que puede estar acentuando la concentración de
marroquíes en la comarca. En Algeciras nos han señalado distintas fuentes que personas que
habían emigrado a otros lugares de España y Europa se están asentando en Algeciras, más
cerca de su país de procedencia.
El Campo de Gibraltar, tradicional lugar de paso de
marroquíes hacia otros lugares –la cercanía a Marruecos era considerada negativa porque
facilitaba la expulsión- se estaría convirtiendo, entonces, en lugar de asentamiento.
Las principales actividades de los marroquíes en esta zona son el comercio al por menor y las
agencias de viajes. Esta última actividad está muy orientada al paso del Estrecho, sobre todo
en verano, por parte de marroquíes residentes en distintos lugares de Europa que van a pasar
las vacaciones a sus lugares de origen.
La pesca es otra actividad tradicionalmente
desempeñada por marroquíes. La suspensión del acuerdo hispano-marroquí que obligaba a la
contratación de personal de esta nacionalidad en los barcos que faenaban en el caladero
marroquí, ha dado lugar al asentamiento en la zona de algunos pescadores marroquíes.
Muchos de ellos han reagrupado a sus familias y, aunque actualmente están en paro, dado que
tienen derechos reconocidos, cobran el subsidio como cualquier español.
Los colectivos restantes suman menos de una cuarta parte de la presencia inmigrante en la
comarca. A pesar de ello debemos mencionarlos si queremos tener una visión completa del
fenómeno. De ellos, el segundo colectivo más numeroso es el de los latinoamericanos,
destacando los procedentes de Colombia y Bolivia. Son, sobre todo, mujeres, dedicadas a la
limpieza, la venta ambulante o la prostitución. Y existe también una colonia de chinos,
básicamente masculina, muy polarizada en los sectores de la hostelería y el comercio.
Mención especial merecen también los subsaharianos ya que, aunque proporcionalmente no
10
son un colectivo numeroso, sí presentan una alta concentración en esta zona. De hecho, el
Campo de Gibraltar es casi el único enclave de asentamiento de inmigrantes procedentes del
África subsahariana.
Dentro de este colectivo hay, además, dos perfiles diferenciados, que
corresponden a las dos nacionalidades predominantes entre los inmigrantes procedentes de
dicha zona. Por una parte está la colonia senegalesa, compuesta básicamente por varones
dedicados a la venta ambulante. Por otra, hay un número creciente de nigerianas: mujeres
jóvenes, muchas de ellas con niños y dedicadas a la limpieza, la peluquería y la prostitución.
Lo expuesto hasta ahora podría constituir un panorama muy ajustado a la realidad de la
inmigración en el Campo de Gibraltar. No estaría completo, sin embargo, si no mencionamos
la situación de dos municipios, San Roque y Jimena de la Frontera, que por sus características
específicas presentan un perfil diferenciado. Esta diferenciación está relacionada, en cada uno
de estos municipios, con el tipo de empleo que generan.
San Roque se caracteriza, en este sentido, por tener ubicada en su término municipal la
urbanización Sotogrande, una de las zonas residenciales de más alto nivel, no sólo de la
provincia, sino de toda España. Esta urbanización constituye un importante foco de atracción
de inmigrantes, bien para trabajar en el servicio doméstico interno, o bien por el empleo
potencial que genera en relación con algunos trabajos marginales en sectores informales de la
economía: labores de albañilería, chapuzas, jardinería, etc.
Esto hace que el panorama
inmigratorio que hemos descrito para el Campo de Gibraltar se vea alterado en este municipio:
el volumen de los latinoamericanos supera al de los marroquíes, cuya presencia en la zona no
supera el 30%. Lo más significativo es, sin embargo, el hecho de que San Roque sea el único
lugar de la provincia donde se observa el asentamiento de filipinos. Esta colonia es, además,
bastante numerosa, como refleja el dato de que uno de cada cuatro inmigrantes asentados en
este municipio es de origen filipino. Este colectivo, que se emplea casi en exclusiva en el
servicio doméstico interno 12 , está formado mayoritariamente por mujeres.
Algunas han
reagrupado a sus maridos –nunca a los hijos-, con los que suelen compartir el lugar de trabajo.
Esto hace que entre los filipinos exista una proporción de varones dedicados al servicio
doméstico muy superior a la del resto de los colectivos nacionales.
El municipio de Jimena de la Frontera también constituye un caso particular dentro de la
realidad de la inmigración de la provincia: es la única zona en la que la agricultura constituye un
enclave laboral para los inmigrantes. Las labores propias del cultivo de la naranja, que ha sido
abandonadas por los autóctonos13, constituyen un foco de atracción para inmigrantes: estas
labores están siendo desempeñadas por trabajadores inmigrantes desde hace unos cuatro o
cinco años. En esta zona también se rompe el perfil migratorio general del campo de Gibraltar:
prácticamente la mitad de los inmigrantes asentados proceden de Rumanía, mientras que la
otra mitad se reparte, casi en partes iguales, entre ecuatorianos y marroquíes.
12
El colectivo filipino es uno de los más antiguos de inmigración económica en España, y fue el primero en insertarse
en el “nicho” laboral del servicio doméstico interno.
La cercanía de la Costa del Sol, que genera una gran demanda de trabajadores en la construcción y en los servicios
con mejores salarios y condiciones de trabajo ha provocado el abandono de las tareas agrícolas por parte de los
autóctonos. Este fenómeno es analizado con mayor profundidad en Martín y Pérez de Guzmán (2005).
13
11
La Comarca de La Janda.
Aunque la presencia de extranjeros no comunitarios es una realidad, en tanto que puede
encontrarse alguna familia o pareja de procedencia latinoamericana o marroquí, podemos
afirmar que en esta comarca la presencia de inmigrantes es bastante escasa. Ninguna de las
localidades de esta comarca presenta un desarrollo económico en algún sector de actividad
que precise de una demanda masiva de mano de obra. Pero, ciertamente, en cada municipio
se da un cierto progreso económico que está siendo capaz de absorber un flujo reducido y
lento de mano de obra inmigrante, en cualquiera de los sectores de actividad. Las ofertas de
trabajo disponibles son puntuales y dependen, principalmente, de la contratación directa entre
empresario y trabajador.
La Bahía de Cádiz.
La Bahía de Cádiz presenta, en su conjunto, un porcentaje muy pequeño de población
inmigrante. La economía de la zona sólo tiene capacidad para absorber un volumen reducido
de población inmigrante en distintos sectores, por lo que el perfil migratorio de la misma es
variado.
Como en el resto de la provincia, el colectivo más numeroso lo constituyen los
marroquíes, seguido de los latinoamericanos, entre los que destacan los colombianos. Los
subsaharianos y los europeos del Este están poco representados en la mayor parte de los
municipios de la Bahía.
Y en Cádiz capital hay una comunidad de chinos de cierto volumen.
Sin embargo, también en la Bahía de Cádiz hay dos municipios que se apartan de la norma, ya
que la concentración de inmigrantes en los mismos es alta, superando en ambos casos la
media provincial.
Estos municipios son Puerto Real y El Puerto de Santa María, los cuales
presentan perfiles migratorios muy distintos.
En Puerto Real la inmensa mayoría de los inmigrantes asentados procede del norte de África.
Como en el resto de la provincia, hay un número importante de marroquíes, pero también se
observa un volumen significativo de mauritanos, siendo Puerto Real el lugar de la provincia en
el que se da la mayor concentración de personas de este último colectivo. Destaca también la
presencia, poco frecuente en la Bahía, de una comunidad de senegaleses, casi todos varones
y ocupados, como en otras zonas, en la venta ambulante. El número de latinoamericanos y
europeos del Este es casi insignificante en Puerto Real. Muy diferente es el perfil migratorio
del El Puerto de Santa María. Este municipio constituye un foco de atracción de inmigrantes
debido a la ubicación dentro de su término municipal de zonas residenciales de alto nivel que,
como en el caso de Sotogrande, generan empleo en el servicio doméstico interno. Debido a la
existencia de este “nicho” laboral, la inmigración en esta zona está fuertemente polarizada
hacia el sexo femenino. Predominan las latinoamericanas, colombianas y ecuatorianas, sobre
todo, y las europeas del Este, entre las que destacan las ucranianas. Hay también, aunque en
menor número, varones de esas nacionalidades ya que, como hemos señalado, estas zonas
residenciales de carácter acomodado generan además otro tipo de empleo, normalmente
informal: albañilería, jardinería chapuzas, etc. Finalmente, hay algunas familias marroquíes
12
asentadas. Se trata de pescadores vinculados al acuerdo hispano-marroquí sobre la pesca
que, como los del Campo de Gibraltar, han reagrupado a sus familias.
La presencia de
subsaharianos es, al contrario que en Puerto Real, inapreciable.
Los municipios del Bajo Guadalquivir, la Sierra y la Campiña de Jerez.
La franja costera en la que, como hemos señalado, se concentran los inmigrantes asentados
en esta provincia, se completa con los municipios de Rota, Chipiona y Sanlucar de Barrameda.
La presencia de inmigrantes en esta zona es bastante discreta y relativamente homogénea. En
Chipiona y Sanlúcar de Barrameda el cultivo de la flor cortada en invernadero podría haber
ejercido como foco de atracción de inmigrantes, pero la presencia en esta actividad de
autóctonos ha impedido que se convierta en “nicho” laboral para los inmigrantes14. En Rota, la
fuerte presencia policial causada por la ubicación de la Base Naval en ese municipio actúa
como elemento disuasorio.
Los pocos inmigrantes que hay en la zona proceden en su
mayoría, como en el resto de la provincia, de Marruecos y Latinoamérica. En Sanlúcar destaca
la presencia de una pequeña colonia de senegaleses.
Si la provincia de Cádiz en general se caracteriza por la escasa presencia de población
inmigrante, al alejarnos de la zona costera esta presencia se convierte en casi anecdótica.
Esta es la situación, por tanto, en la comarca de la Sierra y en la Campiña de Jerez. El
municipio de Jerez constituye, en este contexto, un caso aislado. Aunque el volumen total de
inmigrantes en este municipio es reducido, sí se han asentado un cierto número de ellos,
ocupados en el “nicho laboral” del servicio doméstico. Esto explica la polarización a favor del
sexo femenino del conjunto de los inmigrantes de esta zona. El colectivo más numeroso es el
de los latinoamericanos, entre los que destacan en número los colombianos y los ecuatorianos.
Les siguen los marroquíes, colectivo en el que, curiosamente, predominan las mujeres.
También hay ucranianos y rusos, predominando asimismo las mujeres.
CONCLUSIONES
La caracterización exclusiva de Cádiz como puerto de entrada para la inmigración irregular,
pero no como lugar de asentamiento ha hecho que la mayoría de recursos y programas se
centren en la recepción y primera acogida de los inmigrantes que utilizan el Estrecho como vía
de entrada . No queremos minusvalorar ni la importancia ni las repercusiones de la llegada de
inmigrantes con otros destinos nacionales. La condición de Cádiz como lugar de paso ha sido
bien documentada y muchos son los recursos (aunque todavía insuficientes) que se han
destinado para hacer frente a las necesidades que esto suscita. No obstante en los últimos
cinco años Cádiz se ha convertido en lugar de asentamiento para inmigrantes ya provenientes
de otras provincias españolas o bien de sus lugares de origen, inmigrantes cuya integración
14
En Martín y Pérez de Guzmán (2005) se lleva a cabo un análisis de este fenómeno.
13
requerirá en los próximos años una re-evaluación de las políticas migratorias que debe
empezar por el reconocimiento de Cádiz como lugar de asentamiento de los inmigrantes.15
La llegada masiva de inmigrantes está transformando las poblaciones que los acogen. En una
parte de la ciudadanía despliega sentimientos y acciones humanitarias que la lleva a actuar
desconsiderando las posibles represalias legales. Son profesionales de distintos sectores,
estudiantes y amas de casa que simpatizan y empatizan con los inmigrantes, observándolos en
toda su humanidad aún cuando a veces afloren algunos prejuicios. Son el portillo abierto en el
blindaje físico e ideológico de la Unión Europea. Su papel es esencial, no sólo por lo que ellos
como individuos experimentan en relación con la interculturalidad, sino porque se vuelven
portavoces de la humanidad del otro, desvelando la normalidad de sus aspiraciones,
la
similitud de sus preocupaciones con las nuestras.... Además, son voces críticas de la acción
política y de la difusión mediática.
Pero también la inmigración clandestina masiva levanta voces de descontento. A pesar de que
las fuerzas de seguridad del estado instan a mantener en todas las situaciones la sensación de
normalidad, no son hechos que pasen desapercibidos y mucho menos cuando los servicios
locales se pueden resentir. La protesta, en aquellas localidades a las que llegan pero de donde
son rápidamente desplazados, es generalmente farfullera, inconsistente, acrítica, pero se
produce y reproduce.
La situación en Algeciras es bien distinta, pues, como se ha señalado, soporta periódicamente
el impacto de un número variable de personas, deambulando por la ciudad, lo que desata la
protesta de quienes consideran que un trato mejor merecen los inmigrantes así como la de
quienes ven amenazada su seguridad.
15
La estructura económica de la provincia no ha propiciado asentamientos masivos de inmigrantes, lo que no parece
que vaya a cambiar en el futuro inmediato. Este hecho explica que en las distintas localidades con creciente población
inmigrante, ésta, hasta el momento, no plantee conflictividad social. La excepción podría hacerse con relación a
Algeciras. Sin embargo, el que “no se noten” no implica que en el futuro no sean fuente de conflicto si no se les tiene en
consideración.
14
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15
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