INMIGRANTES QUE PASAN E INMIGRANTES QUE SE ASIENTAN: LOS DOS PERFILES DE LA INMIGRACIÓN EN LA PROVINCIA DE CÁDIZ* Margarita Martín Carballo Sofía Pérez de Guzmán Padrón Ester Ulloa Unanue** UNIVERSIDAD DE CÁDIZ INTRODUCCIÓN La creciente diversidad cultural se ha convertido en una de las fuerzas principales de cambio social en el mundo actual. Esta creciente diversidad cultural está enmarcada en el contexto de fenómenos inexorablemente relacionados: la globalización de la economía y de la política, la internacionalización de los medios de comunicación de masas y el aumento de los movimientos migratorios. Las consecuencias ambivalentes de estos fenómenos globales se ponen especialmente de manifiesto en ámbitos locales y en temas tan diversos como el trabajo, la vivienda, la sanidad, la educación e incluso la cohesión social. Los movimientos migratorios contemporáneos parecen sintetizar las contradicciones implícitas en el proceso de globalización, pues son fruto de las enormes desigualdades entre regiones. Las consecuencias, positivas y negativas, se manifiestan a nivel local tanto en las sociedades de origen como en las sociedades receptoras. En las primeras resultan en pérdida de población, envejecimiento, estancamiento social, pero también aportación de divisas, mejoras en las condiciones de vida de las familias de emigrantes, etc. En las segundas aportan mano de obra y desencadenan procesos de rejuvenecimiento de la población, multiculturalidad, pero también en algunos casos xenofobia, racismo, hacinamiento, guetización, etc.1 La entrada y asentamiento de grandes cantidades de personas tiene así importantes repercusiones para los tres actores implicados: la sociedad de origen, la de llegada y los propios sujetos migrantes. El proceso de “aculturización” de los migrantes conlleva no sólo el desarrollo de una nueva identidad para ellos, sino también una modificación de las identidades colectivas en las sociedades emisoras y receptoras. En las sociedades de acogida, en el mejor de los casos, la normalización de los inmigrantes y sus familias da lugar a una identidad cultural colectiva enriquecida por diversas tradiciones, y en el peor de los casos da lugar a una polarización cultural de una identidad nacional dominante y enfrentada a las identidades de los migrantes. * Gran parte de lo aquí expuesto procede de un trabajo de investigación cualitativa más amplio sobre la situación social de la inmigración en la provincia de Cádiz realizado para la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía en 2003. Investigaciones posteriores sobre aspectos puntuales de la inmigración en la provincia nos han permitido completar y actualizar la información. ** Profesoras de Sociología. Departamento de Economía General, Universidad de Cádiz. Avda. Duque de Nájera 6, 11002 Cádiz. E-mail: margarita.martí[email protected], [email protected], [email protected] 1 Blanco, C. (2000). Las migraciones Contemporáneas. Alianza Editorial. Madrid. p. 20 1 El problema que se plantea es el de integrar a los nuevos miembros, a menudo de culturas, etnias y religiones distintas a las de la población autóctona de manera que se respete la diversidad etnocultural y, al mismo tiempo, se obtenga un mínimo de cohesión social que evite la fragmentación. Dicha integración suele presentar dificultades en tres dimensiones fundamentales: la sociolaboral, la cultural y la identitaria.2 España no se convirtió en un destino atractivo para los inmigrantes hasta bien entrada la década de los ochenta, y lo hizo de manera inesperada y bastante acelerada. Antes de esa fecha el volumen de población extranjera que residía en nuestro país era muy exiguo, y se trataba sobre todo de europeos jubilados. Sin embargo, en poco más de veinte años esta realidad se ha visto sometida a una transformación radical: por una parte, el número de inmigrantes se ha multiplicado y tiende a seguir creciendo y, por otra, la proporción de africanos, latinoamericanos, asiáticos y europeos del este se ha incrementado de manera notable. Esta composición por origen de la población inmigrada se halla, además, en constante evolución3. En Andalucía el fenómeno migratorio ha experimentado también cambios muy significativos, no sólo en su volumen sino también en su composición demográfica y en sus pautas de asentamiento. La provincia de Cádiz no es una excepción en este sentido. Considerada tradicionalmente como frontera sur de Europa y, por tanto, como zona de paso de inmigrantes procedentes del continente africano 4 , esta provincia presenta actualmente una realidad migratoria muy distinta. La inmigración de paso está cediendo protagonismo a la de asentamiento (los inmigrantes asentados empiezan a constituir el colectivo más numeroso) y, paralelamente, se está produciendo una fuerte diversificación en cuanto al sexo, la procedencia y la ocupación de los inmigrantes. Así, si bien los colectivos predominantes han sido tradicionalmente los procedentes de Marruecos y de países subsaharianos –que son, precisamente los que utilizan el Estrecho como vía de entrada-, actualmente se está observando un fuerte incremento de inmigrantes procedentes de Latinoamérica y de países del Este de Europa. Además, se está produciendo un proceso de feminización de la inmigración, especialmente acusado entre los colectivos latinoamericano y europeo, fomentado por la creciente demanda de trabajadoras para el servicio doméstico. En este contexto, nuestro planteamiento es, de acuerdo con Labòria (2003), que la llegada de inmigrantes constituye un fenómeno estructural e irreversible que produce importantes cambios en los lugares por los que pasan o se asientan. Da lugar a concentraciones territoriales concretas y determinadas, ocasiona impactos sobre la economía local, modifica la composición 2 Ibíd., p. 91 Arango, Joaquín. “La fisonomía de la inmigración en España” en http://meme.phpwebhosting.com/~migracion/modules/documentos/24.pdf o en www.migracionydesarrollo.org 4 La situación de Cádiz como puerta de entrada de inmigrantes a Europa la sitúa en el punto de mira de la nación. A ello han contribuido de forma notable los medios de comunicación: el alto volumen de noticias originadas en Cádiz sobre inmigración recogidas por los medios nacionales han tendido a sobredimensionar el fenómeno. Los sustantivos utilizados para describir la llegada de inmigrantes también exageran cuantitativamente las dimensiones del mismo. Nos hemos acostumbrado a titulares que comiencen con: éxodo, oleada, avalancha, marea. Sustantivos que nos transmiten sensaciones de flujo, y de verdadera invasión de inmigrantes y que se corresponden con la percepción de que “en España ya hay muchos.” 3 2 étnica de las zonas de asentamiento, genera nuevas necesidades y también nuevos conflictos sociales. En definitiva, creemos que la llegada de inmigrantes produce, sobre todo, un nuevo escenario a nivel local y, por tanto, es necesario descender a este nivel para apreciar en todas sus dimensiones las repercusiones de este fenómeno. De acuerdo con lo anterior, nuestro objetivo es analizar las características de la inmigración en la provincia de Cádiz, haciendo hincapié en sus repercusiones a nivel local. Para ello estudiaremos los dos aspectos que presenta el fenómeno de la inmigración en esta provincia: la entrada clandestina de inmigrantes cruzando el Estrecho de Gibraltar y la población inmigrante que reside en la misma. Respecto a este último aspecto, no perseguimos una distribución numérica de los inmigrantes, sino ofrecer una panorámica general de las pautas de asentamiento de los mismos en la provincia, así como de los factores que influyen en la localización diferencial de los distintos colectivos. Nuestro análisis está basado en información de tipo cualitativo5. Las fuentes de información que hemos utilizado para llevar a cabo esta tarea son variadas. El contacto con las personas de la provincia que trabajan más directamente con los inmigrantes, pertenecientes a ONGs e instituciones, nos ha proporcionado una panorámica general de la situación real de este colectivo. Hemos dispuesto, para algunas poblaciones, de los padrones municipales. Otra fuente de información utilizada para analizar la distribución espacial de la población inmigrante han sido las solicitudes de Tarjetas de Reconocimiento Temporal del Derecho a la Asistencia Sanitaria que entregan provisionalmente los trabajadores sociales en los servicios sanitarios del SAS a los inmigrantes que, teniendo necesidad, no tienen cobertura oficial regular. Igualmente hemos contactado con los responsables de los servicios sociales de los Ayuntamientos para conocer la percepción que tales profesionales tienen de la penetración de inmigrantes y las necesidades demandadas por ellos en las distintas localidades. Hemos considerado, además, la escolarización de niños y jóvenes como un indicador cualitativo de la presencia de inmigrantes en las diversas localidades. Finalmente, hemos contactado con los centros de educación de adultos de los distintos municipios no sólo porque la participación de los inmigrantes en los programas formativos nos es útil como indicador de integración, sino también como reflejo de la realidad y de la distribución espacial esta población. CADIZ: PASO (CLANDESTINO) DE FRONTERA La costa gaditana ha sido, dada su proximidad a África, un nexo “natural” entre continentes. A lo largo del tiempo, el movimiento de personas y mercancías se ha desarrollado con regularidad e intensidad a través de los diversos puertos que jalonan la costa. Sin embargo, en 5 Las cifras que figuran en los registros oficiales infravaloran el volumen real de inmigrantes, debido al peso que tiene la inmigración clandestina. En la provincia de Cádiz, donde se estima que en los últimos años se ha producido un aumento en el número de inmigrantes irregulares que alcanza el 60% (dato ofrecido por la directora de la Fundación Progreso y Salud, dependiennte de la Junta de Andalucía, y fue publicado en el diario El País el 6 de marzo de 2003), esta infravaloración es especialmente acusada. Las estadísticas oficiales tienen, además, otro problema: aunque la población aparece segmentada en función de algunas variables –edad, sexo, nivel de estudios, etc.-, presentan deficiencias a la hora de ubicar a los inmigrantes en el territorio. 3 la década de los noventa del siglo XX la provincia de Cádiz se perfila como un lugar de paso de migraciones clandestinas provenientes de Africa, tanto del Magreb como del área subsahariana. Con la entrada de España en la CEE se inicia la transformación en el movimiento de poblaciones provenientes de terceros países. El hito decisivo en relación con las migraciones clandestinas en nuestro país ha sido la adhesión de España al Acuerdo de Schengen, el 25 de junio de 1991, fecha a partir de la cual se exige a todos los ciudadanos procedentes de África y de otros países pobres visado para entrar en Europa –incluidos a los procedentes de Marruecos, país con el que existían acuerdos bilaterales de no exigencia de visado. El desarrollo normativo de los acuerdos de Schengen limita los derechos de las personas extracomunitarias que residen en los países europeos lo que ha venido a suponer el establecimiento de dos categorías de ciudadanos sobre la base de su nacionalidad y situación administrativa. Las migraciones clandestinas procedentes de Africa y en tránsito hacia otros destinos – característica casi exclusiva de la inmigración en la provincia de Cádiz hasta el inicio del tercer milenio- han generado variedad de consecuencias y repercutido en la sociedad de acogida, transformándola. De una parte, se han desarrollado dispositivos represivos legales. De otra, se ha producido el despliegue de la ayuda humanitaria que trata de atender la variedad de necesidades que semejante situación provoca: a) atención sanitaria de emergencia, b) acogida de emergencia: comida, ropa, agua, etc.; c) derivación a centros de acogida; d) inicio de trámites de regulación de la situación administrativa en el país,... Simultáneamente, la población general afronta, sufre, soporta o protesta con más a menos sentido de solidaridad esta realidad. La fortificación de las fronteras en la zona del Estrecho ha propiciado la generación de formas alternativas de paso para burlar la férrea vigilancia así como la proliferación de redes, mafiosas o no, para canalizar la corriente migratoria. Se trata de pateras y lanchas neumáticas cargadas de personas aglomeradas y también de medios insólitos para burlar la vigilancia en el transporte regular: camuflajes en maletas, portaequipajes, bajos de coches o camiones, pesqueros, etc. Cada una de las alternativas conforma riesgos graves para la integridad física de los individuos, habiéndose cobrado muchas vidas y producido lesiones discapacitantes muy graves. Cada recrudecimiento de las condiciones de entrada en Europa ha generado mayores riesgos, obligando a travesías más largas y peligrosas y a seguir inventando o descubriendo formas más atrevidas de eludir los controles6, además de propiciar la selección de quiénes emigran7. 6 Primero Tarifa y playas del municipio. Después, hacia el oeste, Barbate y esporádicamente Conil, Cádiz o Huelva. Desde 1999, las islas Canarias orientales. En nuestros días se están interceptando embarcaciones en Granada y Almería además de en los citados lugares. La estrategia novedosa en 2003 era la llegada simultánea de más de tres embarcaciones. En la actualidad, el temor se concentra en la eventualidad de barcos cargados de gente abandonadas a su suerte. 7 La falta de una respuesta decidida y coherente por parte de las administraciones estatal y comunitaria ha propiciado situaciones de desigualdad en el trato que reciben las personas según su condición (ser mujer embarazada o con niños, ser menor, estar lesionado...) lo que se ha traducido en una desigual forma de acceder a la regulación administrativa de 4 La llegada a la costa de pateras llenas de personas ha impactado de manera especial a las poblaciones donde se produce. Nadie queda inmune ante el sufrimiento de otros seres humanos. La visión de hombres y mujeres jóvenes, extenuados por un viaje tan arriesgado, heridos, cuando no muertos, es, sin duda, una experiencia conmovedora, que ha desplegado la acción voluntaria para paliarla. Algunas localidades como Tarifa, tienen una larga experiencia en este asunto. El blindaje europeo respecto de África ha encontrado durante más de una década un resquicio en esta zona, a costa, desde luego, de la pérdida de muchas vidas en esa larga travesía de apenas 13 kilómetros que separa ambos continentes. La gente común y las organizaciones sociales con arraigo en la localidad, han ido cubriendo unas necesidades que el Estado ha desconsiderado o delegado desde el principio. La ciudadanía de Tarifa y, en menor medida, la de zonas aledañas, ha tenido que enfrentar en su propia experiencia el dictado de la ley que condena a quien ayuda a un inmigrante irregular y el dictado de su propia conciencia, cristiana o laica, de ayudar al desvalido. Y en esa ambivalencia se ha fundamentado en gran parte la ayuda humanitaria. También esa dualidad ha contribuido a la conformación de un discurso relativo a la inmigración con demasiada frecuencia contradictorio de forma que es posible prestar ayuda sin desprenderse de todo el arsenal de prejuicios socialmente construidos como el temor a ser agredidos, a ser contagiados, a ser engañados, a considerar desde posiciones etnocentrista la inferioridad del otro, etc. Hay una falta de transparencia en torno a las llegadas de personas en pateras y los dispositivos desplegados, tanto por parte de la Administración como por parte de las organizaciones sociales, consecuencia, sin duda, del hecho de situarnos ante algo irregular, fuera de la norma, que obliga a los distintos actores sociales a eludir cualquier control. Simultáneamente, toda la acción en relación con los inmigrantes irregulares es conocida de forma que la ambivalencia legalidad/ilegalidad lo impregna todo. Muchas de las personas entrevistadas señalan la inmigración como boom mediático, como un tema de moda en sus aspectos más superficiales y llamativos y denuncian la falta de implicación real en el asunto. Y este punto es de especial relevancia porque aunque en la situación específica de las arribadas clandestinas no se plantea la integración social, es claro que el tratamiento mediático que reciben así como las consecuencias no deseadas que la llegada masiva y no prevista de personas acarrea, son factores importantes en la posterior integración. Y lo son, porque este aspecto “espectacular” del fenómeno migratorio crea en la conciencia colectiva un sustrato sobre el que se construirán los estereotipos. Los medios de comunicación transmiten información acerca de la inmigración clandestina procedente de África y la dureza de las imágenes nos acerca a los riesgos que esas personas asumen, sin embargo, a veces la noticia es tratada sin rigor y, con frecuencia, las imágenes, los titulares y los textos transmiten cosas distintas entre sí. su situación. La fluidez de las comunicaciones ha permitido difundir estos hechos que han desencadenado consecuencias no deseadas: cada vez son más las mujeres embarazadas o portando bebés las que pasan en pateras y en la actualidad parece estar desarrollándose redes (mafiosas) de transporte de menores. 5 La falta de una política que sea capaz de reconocer el fenómeno migratorio como algo que afecta a la totalidad de la nación y aún más a la totalidad de Europa y no como algo que afecta localmente se hace evidente cuando observamos las dificultades que han enfrentado los municipios que, por sus características geográficas, son receptores de inmigración clandestina. En la provincia de Cádiz, Tarifa y Barbate. Municipios como Tarifa, con una prolongada vinculación con el fenómeno contaba, desde tiempo atrás, con una Asamblea Local de Cruz Roja con recursos materiales propios y había suscrito -desde 2000- un convenio de colaboración con Sanidad Exterior (Ministerio del Interior) para la financiación de algunos profesionales y para gastos generales y de voluntariado. Barbate, se vio sorprendida por la llegada de inmigrantes que año tras años, desde 2000, se incrementaban8, siendo los recursos disponibles en la localidad los que había que movilizar para atender las necesidades de rescate, sanitarias, de abrigo y alimentación de las personas interceptadas, con la consiguiente saturación de los mismos. Eran los funcionarios o trabajadores de los servicios municipales los que, prolongando sus jornadas, se empeñaban en ayudar y resolver; los voluntarios eran pocos. Todos sentían que apenas estaban preparados para enfrentar lo que se les presentaba. A veces, quienes estaban en el empeño de ayudar y salvar vidas tropezaban con la falta de sensibilidad de otras personas que parecían no inmutarse ante la tragedia humana y también en estas situaciones trataban de sacar partido9 . La inexistencia de coordinación de esfuerzos entre los distintos colectivos que realizaban actividades semejantes en relación con la inmigración clandestina hacía que se dieran mutuamente la espalda o pareciera que competían entre sí. Quienes intervenían en las operaciones, ajenos a los intereses de las organizaciones, referían la necesidad de coordinación entre las distintas entidades que participan en la localización, rescate y atención sanitaria de emergencia. Responsabilizaban al Estado, pues si bien consideraban que podía delegar en ellos, debería hacerlo con la exigencia de la coordinación que permitiera una maximización de los recursos, un aprovechamiento mejor del capital humano disponible dentro de cada organización y una mejor atención: ...”que lo puede financiar el Estado y decir, a ti y a ti, pero ustedes están coordinados”... lo que pasa es eso. Que ahí como tampoco Cruz Roja se lleva bien con Protección Civil a nivel nacional. No se llevan bien, cada uno no quiere nada más que para dentro” (E. 1)10. “Que lo suyo es ir todos a una, pero estar todo el mundo coordinado, que muchas veces colabora todo el mundo pero no estamos coordinados ... porque en el fondo todo el mundo tenemos ganas de ayudar, pues ¡venga1 vamos a arbitrar la manera de aunar los esfuerzos y de optimizar los pocos recursos que hay, 8 Según datos facilitados por Cáritas de Barbate, alrededor de 500 personas fueron interceptadas en 2000; 964 personas en 2001 y 1.104 personas en 2002. Se esperaba que siguiera aumentando el número de inmigrantes debido al uso de lanchas neumáticas muy rápidas, capaces de eludir mejor el control policial. Sin embargo, no podemos hablar de progresión alcista, porque el número es variable e imprevisible. En 2004 fueron detectados 607 en Barbate. Tarifa lleva atendidas algo más de esa cifra en lo que va de año. En Barbate se han producido siete activaciones del dispositivo y atendido 37 inmigrantes, todos subsaharianos, excepto cuatro. 9 Voluntarios de Barbate señalaban que, en ocasiones, personas en la playa estaban más dispuesta a rescatar el motor de la embarcación que a prestar ayuda. 10 Coordinador de Voluntariado, Cruz Roja de Tarifa. 6 que no hay muchos, pero los pocos que hay, a lo mejor, si se unen todos se crea un conjunto” (E. 2)11. El desconcierto ante la falta de recursos del Estado para abordar las consecuencias de la inmigración clandestina lo referían también los responsables políticos locales así como los profesionales: “...con otros temas se trabaja la prevención, se trabaja a priori para prevenir. Pero la experiencia que tenemos aquí es que la Administración se ha movido, porque es tanta la avalancha, de tal envergadura el problema, que no hay más remedio que atajarlo... ¿Qué te digo yo?, recursos para inmigrantes es que hay muy pocos, es que en verdad, y te hablo desde la voz de la experiencia, yo me he hartado de llamar a puertas y recursos para inmigrantes pocos, si te pones a pensar, pocos. No hay una casa de acogida por ejemplo en Cádiz ¿Por qué no hay a nivel provincial una casa de acogida a inmigrantes cuando el problema es realmente grave? Se tiene que hacer cargo una organización, una ONG, una organización privada, digamos, de voluntarios, para que tengan un poco de cabida estas personas” (E. 2). De una u otra manera venían a señalar su impotencia ante unos hechos “que ya están aquí” y que tenían que enfrentar cotidianamente; que no una entelequia o una noticia pasajera de portada de telediario; cada uno de ellos sabía que con lo que se enfrentaba era con una persona a la que le ha visto la cara, que le ha transmitido unas emociones, con la que comparte su humanidad. Sus reivindicaciones y persistencia han conseguido imprimir un cambio en las condiciones de atención de inmigrantes. El Ministerio del Interior y Cruz Roja han firmado un convenio de colaboración de más grande alcance. El convenio ha posibilitado la radicación de Cruz Roja en Barbate lo que sucedió en Noviembre de 2003, si bien hasta finales de junio de 2005 no se materializaron las infraestructuras necesarias para la atención de inmigrantes. En la actualidad se cuenta con enfermería muy bien dotada, sala de atención de mujeres, niños y heridos y sala para varones, ambas con sus respectivos aseos y duchas con agua caliente. Cuentan también con calentadores de agua y leche industriales y almacén, bien equipado, de alimentos básicos: leche, galletas, natillas, etc. La nueva y más amplia dotación económica permite disponer a la organización de paquetes individualizados de ropa, calzado, calcetines y ropa interior, todo nuevo, para cada persona -varón o mujer- además de mochilas para la higiene y cuidado de bebés, con ropa, pañales desechables, biberón, platillo, cuchara, etc. Otra transformación que se ha producido es una mejor coordinación de los voluntarios de Cruz Roja y entre instituciones, tanto en Tarifa como en Barbate. Las mejores condiciones hacen que sientan su trabajo más eficiente y eficaz y se sienten orgullosos de ello. Son Equipos de Respuesta Inmediata de Emergencia (ERIE) y actúan con toda celeridad –gracias a las dotaciones de vehículos y ambulancia nuevos. Enfrentarse a la muerte inminente de personas jóvenes extenuadas por la travesía y con severos síntomas de hipotermia, ha activado la imaginación de quienes les atienden en busca de soluciones. Uno de los voluntarios de Cruz Roja de Barbate ha diseñado un artilugio, 11 Concejala de Bienestar Social, Barbate. 7 sencillo pero muy eficaz, para acoplar a las camillas y proporcionar calor de manera gradual. El invento se siente como un éxito de todos porque ha salvado vidas. Relatan con auténtica alegría el que seis bebés, colocados transversalmente pudieron recibir el calor de la camilla y recuperarse mientras otros heridos eran atendidos. En medio de la vorágine de la “activación de la emergencia”, un cambio técnico se ha producido, porque personas motivadas estaban buscando una respuesta. El sentido común, la observación y la imaginación coincidieron en un momento para producir el evento. Y este suceso los motiva a seguir buscando soluciones prácticas que mejoraran, sin duda, toda acción de emergencia. La ley de Extranjería propone un marco normativo para regular la entrada pero una vez ésta se ha producido no dispone como abordarla sin violar la Constitución española y los tratados internacionales suscritos en materia de derechos humanos. La llegada masiva de inmigrantes, una vez se han realizado todas las diligencias oportunas y las derivaciones necesarias a los centros hospitalarios o a las casas de acogida, plantea el problema de los que, con propuesta de expulsión, son puestos en libertad. Esta eventualidad la vive casi exclusivamente la ciudad de Algeciras adonde, sistemáticamente se ha ido llevando a los contingentes de población interceptados para ser identificados por la policía. Es frecuente que en plena noche sean puestos en libertad y las distintas organizaciones se movilicen para prestar ayuda a las personas que de otra forma deambularían sin rumbo en una ciudad desconocida. De esta situación se libran otras localidades: “(...)muchos problemas sociales tiene Barbate, y entonces, lo único que nos faltaba era eso, que setenta, ochenta o noventa personas estuvieran andando por Barbate sin ningún recurso” (E. 2). Algeciras Acoge, Cruz Blanca, Cruz Roja y las asociaciones de inmigrantes que se localizan en ese municipio instan sin tregua a la Administración para que dote a la ciudad de un albergue que palie estas situaciones. Las estancias en los albergues son necesariamente cortas. La información que transmiten las distintas organizaciones es que la mayoría de los inmigrantes tiene un destino al que dirigirse: Madrid, Barcelona, Almería o Huelva y, en cuanto pueden van hacia él: “esto es una parada, como decir, que de Cádiz a Madrid son tres o cuatro paradas, pues lo mismo, que esto nada más es un paso, una parada en el camino” (testimonio recogido a voluntario en Barbate). En relación con este punto, el paso del tiempo poco ha conseguido cambiar. Los servicios comunitarios, fundamentalmente los sanitarios, se saturan pero también los de protección civil, así como los de las asociaciones como Cruz Roja que tienen además otras necesidades que cubrir. Por ello, cuando no todas las necesidades locales están cubiertas, crece en algunos la idea de que sus escasos recursos están siendo absorbidos por unos extraños y que sus derechos están siendo usurpados: “(...) ¿por qué éste que viene de la gran puñeta entra antes que yo?” (E. 2). Sin embargo, allí donde la Administración se implica más en la dotación de recursos económicos orientados a la atención de inmigrantes tales vacíos no se producen con lo que la protesta se disipa o disuelve. 8 PAUTAS DE ASENTAMIENTO DE LA POBLACIÓN INMIGRANTE EN LA PROVINCIA DE CÁDIZ El segundo aspecto de la inmigración en Cádiz que vamos a analizar es, como hemos señalado, la distribución espacial de la población inmigrante que reside en la provincia. En general, la población inmigrante asentada en la provincia se distribuye espacialmente por la línea costera, desde Sanlúcar de Barrameda hasta San Roque, extendiéndose hacia el interior hasta Jimena de la Frontera. Los colectivos más numerosos son los magrebíes (sobre todo, marroquíes), subsaharianos (entre los que predominan los senegaleses y las nigerianas), latinoamericanos (ecuatorianos, colombianos y bolivianos, fundamentalmente) y europeos del Este (predominando los procedentes de Ucrania y Rumanía). Otro colectivo menos numeroso, aunque también significativo, es el formado por los asiáticos, especialmente chinos, pero también filipinos. La distribución de estos inmigrantes no es, sin embargo homogénea. En primer lugar, a lo largo de la franja costera en que, como hemos señalado, se ubica la mayor parte de los inmigrantes, hay municipios en los que su concentración es alta y otros en los que su presencia es poco significativa. En general, la mayoría de los municipios de la provincia de Cádiz que presentan una alta concentración de inmigrantes están ubicados en el Campo de Gibraltar. Son Algeciras, Los Barrios, La Línea de la Concepción, San Roque y Jimena de la Frontera. Pero, para ser exhaustivos, a esta lista debemos añadir dos municipios más: Puerto Real y El Puerto de Santa María, ubicados ambos en la Bahía de Cádiz. En segundo lugar, las pautas de asentamiento aparecen diferenciadas en función de la nacionalidad de los inmigrantes. Por una parte, los que proceden de países Latinoamericanos – sobre todo, de Colombia, Bolivia y Ecuador- y de Europa del Este –especialmente de Ucrania y Rumanía- se concentran en el eje Puerto de Santa María-Jerez y en el término municipal de Jimena de la Frontera. Por otra, la zona costera del Campo de Gibraltar concentra a la mayor parte de los inmigrantes procedentes de Marruecos y de países subsaharianos (sobre todo, senegaleses). Dos factores explican el hecho de que los inmigrantes en general se concentren en determinadas zonas de la provincia, y de que, a su vez, los colectivos nacionales presenten pautas diferenciadas de asentamiento: la actividad laboral y la red de relaciones sociales. Estos dos factores están estrechamente relacionados. Por una parte, tal como ha señalado Herranz (2000), la inserción laboral es un aspecto prioritario del proyecto migratorio de cualquier inmigrante y, por tanto, es el principal determinante de su lugar de asentamiento. La mayoría de los inmigrantes entrevistados se manifestaron en este sentido: les daba igual ir a un lugar o a otro, lo importante era ir donde hubiese trabajo. Por otra parte, el principal mecanismo de inserción laboral para los trabajadores inmigrantes, y en especial para los recién llegados, es el propio colectivo étnico. En la sociedad de acogida, las relaciones sociales entre coétnicos tienden a intensificarse, constituyéndose en un eficaz canal de acceso laboral. Esto genera 9 mecanismos de incorporación laboral propios de cada colectivo lo que, a su vez, determina la localización espacial de los mismos. La nacionalidad condiciona, entonces, la concentración de los inmigrantes en sectores de actividad específicos y, al mismo tiempo, su ubicación en determinadas zonas. En este sentido, hay enclaves en la provincia de Cádiz que, por sus especiales características, se han convertido en focos de atracción de inmigrantes y otros en los cuales la presencia de los mismos es casi anecdótica. Un recorrido por las distintas comarcas que componen dicha provincia nos permitirá un acercamiento al perfil de los inmigrantes que residen en la provincia y a sus pautas de asentamiento. El Campo de Gibraltar. El Campo de Gibraltar es una sociedad multicultural. Se trata de la comarca con la mayor concentración de inmigrantes de toda la provincia. El colectivo más numeroso en toda la zona es, con diferencia, el marroquí: tres de cada cuatro inmigrantes asentados en esta comarca pertenece al mismo. Es, también, el más antiguo. La proximidad geográfica con Marruecos, los lazos históricos que han unido a los dos países en el pasado siglo, además de los contrastes demográficos y económicos y las resistencias emergentes de los países europeos receptores tradicionales de la inmigración marroquí, son los responsables de la destacada presencia de este colectivo. Hay, además, otra tendencia que puede estar acentuando la concentración de marroquíes en la comarca. En Algeciras nos han señalado distintas fuentes que personas que habían emigrado a otros lugares de España y Europa se están asentando en Algeciras, más cerca de su país de procedencia. El Campo de Gibraltar, tradicional lugar de paso de marroquíes hacia otros lugares –la cercanía a Marruecos era considerada negativa porque facilitaba la expulsión- se estaría convirtiendo, entonces, en lugar de asentamiento. Las principales actividades de los marroquíes en esta zona son el comercio al por menor y las agencias de viajes. Esta última actividad está muy orientada al paso del Estrecho, sobre todo en verano, por parte de marroquíes residentes en distintos lugares de Europa que van a pasar las vacaciones a sus lugares de origen. La pesca es otra actividad tradicionalmente desempeñada por marroquíes. La suspensión del acuerdo hispano-marroquí que obligaba a la contratación de personal de esta nacionalidad en los barcos que faenaban en el caladero marroquí, ha dado lugar al asentamiento en la zona de algunos pescadores marroquíes. Muchos de ellos han reagrupado a sus familias y, aunque actualmente están en paro, dado que tienen derechos reconocidos, cobran el subsidio como cualquier español. Los colectivos restantes suman menos de una cuarta parte de la presencia inmigrante en la comarca. A pesar de ello debemos mencionarlos si queremos tener una visión completa del fenómeno. De ellos, el segundo colectivo más numeroso es el de los latinoamericanos, destacando los procedentes de Colombia y Bolivia. Son, sobre todo, mujeres, dedicadas a la limpieza, la venta ambulante o la prostitución. Y existe también una colonia de chinos, básicamente masculina, muy polarizada en los sectores de la hostelería y el comercio. Mención especial merecen también los subsaharianos ya que, aunque proporcionalmente no 10 son un colectivo numeroso, sí presentan una alta concentración en esta zona. De hecho, el Campo de Gibraltar es casi el único enclave de asentamiento de inmigrantes procedentes del África subsahariana. Dentro de este colectivo hay, además, dos perfiles diferenciados, que corresponden a las dos nacionalidades predominantes entre los inmigrantes procedentes de dicha zona. Por una parte está la colonia senegalesa, compuesta básicamente por varones dedicados a la venta ambulante. Por otra, hay un número creciente de nigerianas: mujeres jóvenes, muchas de ellas con niños y dedicadas a la limpieza, la peluquería y la prostitución. Lo expuesto hasta ahora podría constituir un panorama muy ajustado a la realidad de la inmigración en el Campo de Gibraltar. No estaría completo, sin embargo, si no mencionamos la situación de dos municipios, San Roque y Jimena de la Frontera, que por sus características específicas presentan un perfil diferenciado. Esta diferenciación está relacionada, en cada uno de estos municipios, con el tipo de empleo que generan. San Roque se caracteriza, en este sentido, por tener ubicada en su término municipal la urbanización Sotogrande, una de las zonas residenciales de más alto nivel, no sólo de la provincia, sino de toda España. Esta urbanización constituye un importante foco de atracción de inmigrantes, bien para trabajar en el servicio doméstico interno, o bien por el empleo potencial que genera en relación con algunos trabajos marginales en sectores informales de la economía: labores de albañilería, chapuzas, jardinería, etc. Esto hace que el panorama inmigratorio que hemos descrito para el Campo de Gibraltar se vea alterado en este municipio: el volumen de los latinoamericanos supera al de los marroquíes, cuya presencia en la zona no supera el 30%. Lo más significativo es, sin embargo, el hecho de que San Roque sea el único lugar de la provincia donde se observa el asentamiento de filipinos. Esta colonia es, además, bastante numerosa, como refleja el dato de que uno de cada cuatro inmigrantes asentados en este municipio es de origen filipino. Este colectivo, que se emplea casi en exclusiva en el servicio doméstico interno 12 , está formado mayoritariamente por mujeres. Algunas han reagrupado a sus maridos –nunca a los hijos-, con los que suelen compartir el lugar de trabajo. Esto hace que entre los filipinos exista una proporción de varones dedicados al servicio doméstico muy superior a la del resto de los colectivos nacionales. El municipio de Jimena de la Frontera también constituye un caso particular dentro de la realidad de la inmigración de la provincia: es la única zona en la que la agricultura constituye un enclave laboral para los inmigrantes. Las labores propias del cultivo de la naranja, que ha sido abandonadas por los autóctonos13, constituyen un foco de atracción para inmigrantes: estas labores están siendo desempeñadas por trabajadores inmigrantes desde hace unos cuatro o cinco años. En esta zona también se rompe el perfil migratorio general del campo de Gibraltar: prácticamente la mitad de los inmigrantes asentados proceden de Rumanía, mientras que la otra mitad se reparte, casi en partes iguales, entre ecuatorianos y marroquíes. 12 El colectivo filipino es uno de los más antiguos de inmigración económica en España, y fue el primero en insertarse en el “nicho” laboral del servicio doméstico interno. La cercanía de la Costa del Sol, que genera una gran demanda de trabajadores en la construcción y en los servicios con mejores salarios y condiciones de trabajo ha provocado el abandono de las tareas agrícolas por parte de los autóctonos. Este fenómeno es analizado con mayor profundidad en Martín y Pérez de Guzmán (2005). 13 11 La Comarca de La Janda. Aunque la presencia de extranjeros no comunitarios es una realidad, en tanto que puede encontrarse alguna familia o pareja de procedencia latinoamericana o marroquí, podemos afirmar que en esta comarca la presencia de inmigrantes es bastante escasa. Ninguna de las localidades de esta comarca presenta un desarrollo económico en algún sector de actividad que precise de una demanda masiva de mano de obra. Pero, ciertamente, en cada municipio se da un cierto progreso económico que está siendo capaz de absorber un flujo reducido y lento de mano de obra inmigrante, en cualquiera de los sectores de actividad. Las ofertas de trabajo disponibles son puntuales y dependen, principalmente, de la contratación directa entre empresario y trabajador. La Bahía de Cádiz. La Bahía de Cádiz presenta, en su conjunto, un porcentaje muy pequeño de población inmigrante. La economía de la zona sólo tiene capacidad para absorber un volumen reducido de población inmigrante en distintos sectores, por lo que el perfil migratorio de la misma es variado. Como en el resto de la provincia, el colectivo más numeroso lo constituyen los marroquíes, seguido de los latinoamericanos, entre los que destacan los colombianos. Los subsaharianos y los europeos del Este están poco representados en la mayor parte de los municipios de la Bahía. Y en Cádiz capital hay una comunidad de chinos de cierto volumen. Sin embargo, también en la Bahía de Cádiz hay dos municipios que se apartan de la norma, ya que la concentración de inmigrantes en los mismos es alta, superando en ambos casos la media provincial. Estos municipios son Puerto Real y El Puerto de Santa María, los cuales presentan perfiles migratorios muy distintos. En Puerto Real la inmensa mayoría de los inmigrantes asentados procede del norte de África. Como en el resto de la provincia, hay un número importante de marroquíes, pero también se observa un volumen significativo de mauritanos, siendo Puerto Real el lugar de la provincia en el que se da la mayor concentración de personas de este último colectivo. Destaca también la presencia, poco frecuente en la Bahía, de una comunidad de senegaleses, casi todos varones y ocupados, como en otras zonas, en la venta ambulante. El número de latinoamericanos y europeos del Este es casi insignificante en Puerto Real. Muy diferente es el perfil migratorio del El Puerto de Santa María. Este municipio constituye un foco de atracción de inmigrantes debido a la ubicación dentro de su término municipal de zonas residenciales de alto nivel que, como en el caso de Sotogrande, generan empleo en el servicio doméstico interno. Debido a la existencia de este “nicho” laboral, la inmigración en esta zona está fuertemente polarizada hacia el sexo femenino. Predominan las latinoamericanas, colombianas y ecuatorianas, sobre todo, y las europeas del Este, entre las que destacan las ucranianas. Hay también, aunque en menor número, varones de esas nacionalidades ya que, como hemos señalado, estas zonas residenciales de carácter acomodado generan además otro tipo de empleo, normalmente informal: albañilería, jardinería chapuzas, etc. Finalmente, hay algunas familias marroquíes 12 asentadas. Se trata de pescadores vinculados al acuerdo hispano-marroquí sobre la pesca que, como los del Campo de Gibraltar, han reagrupado a sus familias. La presencia de subsaharianos es, al contrario que en Puerto Real, inapreciable. Los municipios del Bajo Guadalquivir, la Sierra y la Campiña de Jerez. La franja costera en la que, como hemos señalado, se concentran los inmigrantes asentados en esta provincia, se completa con los municipios de Rota, Chipiona y Sanlucar de Barrameda. La presencia de inmigrantes en esta zona es bastante discreta y relativamente homogénea. En Chipiona y Sanlúcar de Barrameda el cultivo de la flor cortada en invernadero podría haber ejercido como foco de atracción de inmigrantes, pero la presencia en esta actividad de autóctonos ha impedido que se convierta en “nicho” laboral para los inmigrantes14. En Rota, la fuerte presencia policial causada por la ubicación de la Base Naval en ese municipio actúa como elemento disuasorio. Los pocos inmigrantes que hay en la zona proceden en su mayoría, como en el resto de la provincia, de Marruecos y Latinoamérica. En Sanlúcar destaca la presencia de una pequeña colonia de senegaleses. Si la provincia de Cádiz en general se caracteriza por la escasa presencia de población inmigrante, al alejarnos de la zona costera esta presencia se convierte en casi anecdótica. Esta es la situación, por tanto, en la comarca de la Sierra y en la Campiña de Jerez. El municipio de Jerez constituye, en este contexto, un caso aislado. Aunque el volumen total de inmigrantes en este municipio es reducido, sí se han asentado un cierto número de ellos, ocupados en el “nicho laboral” del servicio doméstico. Esto explica la polarización a favor del sexo femenino del conjunto de los inmigrantes de esta zona. El colectivo más numeroso es el de los latinoamericanos, entre los que destacan en número los colombianos y los ecuatorianos. Les siguen los marroquíes, colectivo en el que, curiosamente, predominan las mujeres. También hay ucranianos y rusos, predominando asimismo las mujeres. CONCLUSIONES La caracterización exclusiva de Cádiz como puerto de entrada para la inmigración irregular, pero no como lugar de asentamiento ha hecho que la mayoría de recursos y programas se centren en la recepción y primera acogida de los inmigrantes que utilizan el Estrecho como vía de entrada . No queremos minusvalorar ni la importancia ni las repercusiones de la llegada de inmigrantes con otros destinos nacionales. La condición de Cádiz como lugar de paso ha sido bien documentada y muchos son los recursos (aunque todavía insuficientes) que se han destinado para hacer frente a las necesidades que esto suscita. No obstante en los últimos cinco años Cádiz se ha convertido en lugar de asentamiento para inmigrantes ya provenientes de otras provincias españolas o bien de sus lugares de origen, inmigrantes cuya integración 14 En Martín y Pérez de Guzmán (2005) se lleva a cabo un análisis de este fenómeno. 13 requerirá en los próximos años una re-evaluación de las políticas migratorias que debe empezar por el reconocimiento de Cádiz como lugar de asentamiento de los inmigrantes.15 La llegada masiva de inmigrantes está transformando las poblaciones que los acogen. En una parte de la ciudadanía despliega sentimientos y acciones humanitarias que la lleva a actuar desconsiderando las posibles represalias legales. Son profesionales de distintos sectores, estudiantes y amas de casa que simpatizan y empatizan con los inmigrantes, observándolos en toda su humanidad aún cuando a veces afloren algunos prejuicios. Son el portillo abierto en el blindaje físico e ideológico de la Unión Europea. Su papel es esencial, no sólo por lo que ellos como individuos experimentan en relación con la interculturalidad, sino porque se vuelven portavoces de la humanidad del otro, desvelando la normalidad de sus aspiraciones, la similitud de sus preocupaciones con las nuestras.... Además, son voces críticas de la acción política y de la difusión mediática. Pero también la inmigración clandestina masiva levanta voces de descontento. A pesar de que las fuerzas de seguridad del estado instan a mantener en todas las situaciones la sensación de normalidad, no son hechos que pasen desapercibidos y mucho menos cuando los servicios locales se pueden resentir. La protesta, en aquellas localidades a las que llegan pero de donde son rápidamente desplazados, es generalmente farfullera, inconsistente, acrítica, pero se produce y reproduce. La situación en Algeciras es bien distinta, pues, como se ha señalado, soporta periódicamente el impacto de un número variable de personas, deambulando por la ciudad, lo que desata la protesta de quienes consideran que un trato mejor merecen los inmigrantes así como la de quienes ven amenazada su seguridad. 15 La estructura económica de la provincia no ha propiciado asentamientos masivos de inmigrantes, lo que no parece que vaya a cambiar en el futuro inmediato. Este hecho explica que en las distintas localidades con creciente población inmigrante, ésta, hasta el momento, no plantee conflictividad social. La excepción podría hacerse con relación a Algeciras. Sin embargo, el que “no se noten” no implica que en el futuro no sean fuente de conflicto si no se les tiene en consideración. 14 BIBLIOGRAFÍA: - ANGUIANO, M.E.: “Inmigración laboral extracomunitaria en España: explorando perfiles y trayectorias laborales”. Migraciones nº10 (2001), pp.111-134. - APARICIO, R. y TORNOS, A.: Estrategias y dificultades características en la integración social de los distintos colectivos de inmigrantes llegados a España. MTAS, Madrid, 2001. - BLANCO, C.: Las migraciones contemporáneas, Alianza, Madrid, 2000 - BUCETA, L.: “Inmigración, integración y encuentro cultural”. Sociedad y Utopía nº16 (2000), pp. 225-2334. - CACHÓN, L.: “La formación de la “España inmigrante: mercado y ciudadanía”. REIS nº97 (2002), pp.95-126. - CHECA, F. 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