Pueblos Indígenas del México Contemporáneo

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ISBN 970753092-8
9 789707 530928
Seris
Pueblos Indígenas del México Contemporáneo
Ramón Burgos ataviado como danzante de pascola, incluyendo la corona utilizada por los
espiritistas. Punta Chueca, Sonora.
Fotógrafa: Marycruz Magaña, 2005.
Fotografía donada a Rodrigo Fernando Rentería Valencia.
Acervo personal.
1F_seris.indd 1
7/26/07 5:39:27 PM
Pueblos Indígenas del México Contemporáneo
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Nota sobre el autor
Rodrigo Fernando Rentería Valencia es etnólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Desde 2001 participa en el proyecto Etnografía de las Regiones Indígenas en el Nuevo Milenio, realizando diversos estudios entre los
pueblos indígenas comca’ac (seri), o’otham (pápago) y yoreme (yaquis urbanos).
Fotografía 1a. de forros y portadilla: Niños seris pescando sobre una panga anclada a la orilla de la playa
en la comunidad de Punta Chueca, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Renteria Valencia, 2001.
Acervo personal.
Fotografía página 5: Detalle de la fotografía de la página 39.
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Seris
Rodrigo Fernando Rentería Valencia
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CDI
972.004
C65
SERI
Rentería Valencia, Rodrigo Fernando
Seris / Rodrigo Fernando Rentería Valencia. -- México : CDI, 2007.
56 p. : maps., fots., tabs. – (Pueblos Indígenas del México Contemporáneo)
Incluye bibliografía
ISBN 970-753-092-8
1. INDIOS DE SONORA – SERIS 2. SERIS – UBICACIÓN GEOGRÁFICA 3. SERIS –
HISTORIA 4. ECONOMÍA INDÍGENA - SERIS 5. SERIS – ASPECTOS RELIGIOSOS 6. SERIS RELACIONES INTERÉTNICAS 7. SERIS – EVANGELIZACIÓN 8. ARTESANÍAS SERIS 9.
CESTERÍA 10. TENENCIA DE LA TIERRA – SERIS 11. RECURSOS NATURALES – SONORA –
USO Y CONSERVACIÓN 12. SERIS – RELACIONES CON EL GOBIERNO 13. SERIS – RITOS Y
CEREMONIAS 14. SERIES – FIESTAS Y CEREMONIAS 15. IDENTIDAD ÉTNICA – SERIS 16.
NACIÓN CONCÁAC I. t. II. Ser.
Catalogación en la fuente: GYVA
D.R. © 2007 Rodrigo Fernando Rentería Valencia.
Primera edición, 2007
D.R. © 2007 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
Av. México Coyoacán 343, Col. Xoco, Delegación Benito Juárez,
C.P. 03330, México, D.F.
ISBN 970-753-092-8 / Seris
ISBN 970-753-006-5 / Pueblos Indígenas del México Contemporáneo
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Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización del titular, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso de los tratados internacionales
aplicables. La persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.
Impreso y hecho en México
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SeriS
Seris
LoS concáac
el registro histórico de la coloNizacióN europea de la proviNcia soNoreNse
del septeNtrióN NovohispaNo terminó por designar con el nombre de seris 1, heris o heres al disímil conjunto de bandas seminómadas cazadoras, pescadoras y recolectoras que habitaban a lo largo de las desérticas playas e islas del tercio medio
del Golfo de California. Aunque no está claro el origen de esta designación en las
crónicas, se piensa que era el término con el cual los pimas bajos o los yaquis se referían a estas bandas; en la actualidad a los descendientes de esta añeja tradición
cultural se les sigue designando de este modo, aunque ellos se llaman a sí mismos
concáac (la gente), y conforman un grupo de cerca de 900 individuos dedicados a
la pesca ribereña en las costas del estado de Sonora.
En la actualidad, el territorio que los seris ocupan constituye una pequeña franja
costera del macizo continental situada frente a la majestuosa Isla Tiburón. A ambos
extremos de esta franja litoral de casi 100 kilómetros de largo se encuentran sus dos
El padre Andrés Pérez de Ribas, en su Historia de los Triunfos de Nuestra Santa Fe, es el primero en hacer
referencia a estos grupos nómadas designándolos como heris.
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
Niña durante la celebración de una fiesta de la pubertad. El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia, 2003.
Acervo personal.
principales asentamientos: Punta Chueca (municipio de Hermosillo) y El Desemboque (municipio de Pitiquito); además de estos dos poblados permanentes,
existen varios campamentos temporales
a lo largo de la franja costera, donde los
pescadores y sus familias habitan durante distintos periodos, según la naturaleza de sus ciclos de pesca. Geográficamente, su territorio se ubica hoy en día
entre los paralelos 28° 45’ y 29° 35’ de
latitud norte y los meridianos 112° 00’
y 112° 30’ de longitud oeste, formando
parte de los municipios de Hermosillo y
Pitiquito.
antecedenteS hiStóricoS
En 1976, el arqueólogo Thomas Bowen
denominó Costa Central al área cultural
que ocupaban los seris precolombinos,
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SeriS
la cual constituye una delgada franja
costera cuyo extremo sur coincide con
la Punta San Antonio (cerca de la Bahía
de San Carlos) y su extremo norte con la
desembocadura del río San Ignacio (cerca de El Desemboque); hacia el este penetra tierra adentro a lo largo de algunos
kilómetros, en tanto que al oeste su límite está definido por las islas Tiburón y
San Esteban. Se considera que estos grupos nómadas de la Costa Central proceden de un largo proceso migratorio en
el que bandas de origen hokano provenientes del norte de la Baja California arribaron a tierras continentales por
medio de pequeñas balsas de carrizo en
las cuales navegaron continuamente el
puente insular (San Lorenzo, San Esteban, Tiburón) del tercio medio del Golfo de California. Esta idea se sustenta no
sólo en la gran capacidad histórica de
los seris para navegar en el Mar de Cortés, sino en el lejano parentesco que su
lengua tiene con el tronco lingüístico
hokano de la Alta California. Cualquiera
que haya sido el curso de este proceso
migratorio, aconteció hace mucho, pues
las evidencias arqueológicas asociadas
a la cultura seri señalan ya su presencia
en la Costa Central desde hace al menos
2 mil años.
Al momento del contacto con los
primeros exploradores y colonizadores
Una biznaga en flor señala el comienzo del
efímero arribo de las lluvias del verano.
Isla Tiburón, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia,
2005.
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europeos, la sociedad seri se hallaba organizada en distintas bandas delimitadas
entre sí por sutiles diferencias políticas,
económicas y sociales. Ajenas al modelo
patrilineal y territorial con el cual Elman
Service [1962] caracterizó a las sociedades nómadas de cazadores y recolectores, las formas de organización social
de las bandas seris eran más similares a
otros modelos culturales nómadas del
desierto; es decir, grupos abiertos, bilaterales y flexibles en composición.
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En 1963, Edward Moser señaló la
existencia de al menos seis grandes bandas divididas a su vez en núcleos familiares extensos llamados ihiziitim; estas
bandas ocupaban ciertos territorios propios, como los xica hai ic coii, “los que
viven donde sopla el viento verdadero”,
a quienes se conocía en las crónicas como tepocas o salineros y habitaban un
área comprendida entre Puerto Lobos y
Cabo Tepopa; los taheöjc concáac, históricamente conocidos como seris o tiburones, ocupaban la costa este de la
Isla Tiburón y la franja costera adyacente al Canal del Infiernillo; los heno concáac o “la gente del desierto” vivían en
el interior de la Isla Tiburón; los xnaa
motat o “los que vienen del sur” habitaron en los extensos manglares de las
costas de Punta Sargento; los xica hast
ano coii, “los que viven en las montañas”, habitaron la isla San Esteban y el
suroeste de la Isla Tiburón; finalmente,
los xica xnai ic coii, “los que viven donde sopla el viento del sur”, también conocidos como tastioteños, ocupaban la
región costera comprendida entre San
Nicolás y Guaymas.
El área que en conjunto habitaban
estas bandas se extendía a través de un
vasto territorio que comprende en la actualidad gran parte del estado de Sonora; durante el siglo xvi la extensión de
la franja costera que ocupaban limitaba hacia el norte con la desembocadura
del Río de la Concepción, en el desierto
de Altar; al sur llegaba hasta el cerro Tetakawi, en la Bahía de San Carlos; hacia
Vista a una de las bahías de
la Isla Tiburón,
desde el helicóptero utilizado
para la captura
del borrego cimarrón.
Canal del Infiernillo, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando
Rentería Valencia, 2005.
Acervo personal.
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SeriS
el este se internaba tierra adentro hasta
el río San Miguel, y por último, al oeste,
abarcaba algunas de las islas del Golfo
de California, principalmente San Esteban y Tiburón. A lo largo de este amplio
territorio, las distintas bandas se movilizaban en función de los diversos recursos disponibles, que obtenían a través
de la caza, la pesca y la recolección.
Sin embargo, su principal preocupación
siempre fue la presencia de agua potable, la cual sólo era posible encontrar
en unos cuantos aguajes, así como en tinajas que se llenaban con las eventuales
lluvias. La pauta general de asentamiento consistía en campamentos temporales
de varias familias extensas, los cuales se
movilizaban conforme los recursos alimentarios y el agua fresca se tornaban
escasos o cambiaba la estación.
Las complejas relaciones de intercambio y delimitación de fronteras territoriales que estas bandas nómadas man-
Los taheöjc concáac,
históricamente conocidos
como seris o tiburones,
ocupaban la costa este
de la Isla Tiburón y la franja
costera adyacente al Canal
del Infiernillo.
La xtamoosni o tortuga del desierto constituyó
una importante fuente de alimento para los
grupos seris. Isla Tiburón, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia,
2005.
Acervo personal.
tenían tanto entre ellas mismas como
con los grupos indígenas vecinos con
los cuales compartían la provincia sonorense (particularmente con los yaquis, al
sur, y los pimas, al este y norte) se alteraron drásticamente o desaparecieron
con la intrusión europea en los límites
de sus territorios, donde en las últimas
décadas del siglo xvii los misioneros de
la Compañía de Jesús organizaron las
primeras reducciones con el propósito
de convertir a los seris a la agricultura y
al catolicismo, para lo cual fundaron en
el curso del río San Miguel las misiones
de Nuestra Señora del Pópulo (1679),
Santa Magdalena Tepoca (1699) y la Vi-
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Es común que los seris obtengan camionetas
nuevas para uso exclusivo dentro de sus
territorios, como este modelo utilizado
en la Isla Tiburón, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia,
2005.
Acervo personal.
lla de Seris en el Pitic, hoy ciudad de
Hermosillo (1742). Poco después de su
establecimiento, las epidemias y los ataques de pimas gentiles destruyeron las
misiones establecidas en las inmediaciones del territorio seri, y con ello los
esfuerzos evangelizadores de los jesuitas, quienes nunca lograron incidir en la
cosmovisión ni en la economía seri.
El violento desenlace que muy pronto caracterizó el tono de las relaciones
entre seris y europeos tras el fracaso misional jesuita señala las diferencias tan
grandes que existían entre ambas sociedades. Contra la tradición de la monar-
quía católica europea, basada en el urbanismo y la agricultura, los seris “no
tenían un Dios; sin ley, sin fe, sin superiores, sin casas, vivían como el ganado”, señaló el padre jesuita Adán Gilg
en 1692 (Montané; 1996); ajena por
completo a los modos europeos, la sociedad seri carecía de estructuras jerárquicas más allá de eventuales líderes de
guerra (Griffen; 1959), fundamentaba su
vida en el nomadismo y creía en un desierto habitado por distintos espíritus y
poderes sobrenaturales, lo cual la colocó más allá de la posibilidad de la comprensión occidental.
El principal argumento que usaron
los europeos para negarle a la sociedad
seri algún tipo de virtud civilizada fue la
ausencia de agricultura; el territorio seri
carecía de fuentes permanentes de agua
lo suficientemente grandes para sostener cualquier tipo de irrigación, por lo
que los indígenas nunca practicaron la
agricultura. Además, contrariamente al
modelo acumulativo europeo, las relaciones sociales y económicas seris se
basaban en complejos sistemas de reciprocidad familiar que posibilitaban la
equidad interna a partir de la continua
redistribución de los escasos bienes que
poseían; así, por ejemplo, cualquier individuo podía hacer uso de los recursos
alimentarios o materiales que estuvieran
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SeriS
disponibles en determinado momento, a
cambio de que eventualmente retribuyera la clase opuesta de bienes a aquella de la que había dispuesto (Felger y
Moser; 1985). Por otra parte, su horizonte religioso carecía de cualquier tipo de estructura jerárquica similar a la
católica y se enfocaba más bien a la utilización colectiva e individual de los recursos de poder espiritual existentes en
su territorio, con el principal propósito
de curar enfermedades y evitar los peligros del desierto y el mar.
Transcurrido el esfuerzo misional y
como respuesta a la paulatina invasión
de sus territorios, los seris (junto con los
apaches) se convirtieron en la mayor
amenaza para la seguridad de las poblaciones coloniales de la provincia de
Sonora durante las décadas intermedias
del siglo xviii (Sheridan; 1999). Después de atacar las estancias, misiones y
rancherías establecidas en las inmediaciones de sus territorios, lograban huir
exitosamente hacia las profundidades
de su desértico hábitat, donde la esca-
11
Ésta es la primera
descripción artística de un
grupo de seris, dibujados
por el padre misionero Adán
Gilg hacia 1963 en la Misión
de Santa María del Pópulo.
Misión de Santa María
del Pópulo, Sonora,1963.
Fuente: Montané Julio,
1996.
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Mujer seri durante una celebración de Año Nuevo. El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia, 2002.
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sez de agua dificultaba su persecución.
Estos enfrentamientos violentos continuaron hasta desembocar en el levantamiento y la guerra de resistencia abierta,
que junto con los pimas los llevó a refugiarse en el macizo montañoso Cerro
Prieto, desde donde mantuvieron en jaque a una buena porción de los asentamientos civiles y misionales del noroeste novohispano, marcando con esto su
exclusión definitiva del sistema colonial
(Villalpando; 1992). Las campañas de
exterminio dirigidas contra los seris en
1760 y 1770 bajo el mando del coronel
Elizondo marcan el mayor número de
movilizaciones militares en la historia
de la Colonia en Sonora. Sin embargo,
salvo breves periodos de paz, como el
conseguido tras estas campañas, la Corona española jamás sometió a los seris.
Pasada la Independencia de México
y cuando la perforación de pozos para
obtener agua en el siglo xix por fin permitió a los rancheros mexicanos asentarse en la parte desértica del territorio
de los seris, éstos se apropiaron de in-
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SeriS
Las campañas de exterminio
dirigidas contra los seris
en 1760 y 1770 determinaron
numerosas movilizaciones
militares durante la Colonia.
mediato del ganado de los ranchos como si fuera un recurso más dentro de
los espacios que consideraban propios.
Esta situación desató un ciclo de violentas incursiones para robar ganado, con
las consecuentes represalias sangrientas por parte de los rancheros, quienes
muchas veces asesinaban campamentos enteros que no habían participado
en el robo. Así, el rancho de la Costa
Rica, propiedad de los hermanos Encinas, pronto se convirtió en centro de roces y conflictos. Tras un fallido intento
por incorporar a los seris al trabajo y las
maneras mexicanas, estalló un brutal ciclo de pillaje y represalias de exterminio entre las décadas de 1850 y 1860,
conocido como las Guerras de Encinas.
Los hombres de los terratenientes, armados con rifles de repetición y montados
a caballo, asesinaban hombres, mujeres
y niños de cualquier campamento que
encontraran a su paso, independientemente de que hubieran o no matado
algún animal de los rancheros. De esta
manera se exterminó al menos a la mitad de la población seri en los 12 años
que duró la masacre.
Las largas décadas de exterminio, las
incursiones militares y las enfermedades
del Viejo Mundo fueron diezmando poco a poco a la población de estas bandas nómadas, hasta el grado de que con
el tiempo llegó a ser insuficiente el número de individuos para sostener las distintas divisiones territoriales como unidades viables; paulatinamente, los seris
sobrevivientes utilizaron como refugio
común el último bastión de su territorio:
la Isla Tiburón. En algún momento, a finales del siglo xix, el sistema de bandas
se colapsó, y ante la necesidad mutua
y la amenaza de la extinción, los individuos que quedaban flexibilizaron sus
identidades de origen y se fusionaron
en un único grupo. El resultado de dicho proceso es el grupo seri que ha subsistido hasta nuestros días, adoptando el
nombre de concáac, “la gente”.2
No existen documentos sobre los detalles por los
cuales atravesó este proceso de formación de un
solo grupo. Sin embargo, es fácil advertir la enorme
dificultad que representó el haber reafirmado sus
identidades particulares para consolidar un solo
grupo, lo cual determinó en gran medida muchas
de las fracturas e incongruencias que todavía hoy
emergen dentro de la vida cotidiana seri, lo cual
se considera incluso un proceso inacabado cuyas
huellas permean las derivas individuales de su
sociedad.
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La peSca comerciaL
y eL proteStantiSmo
Para fines del siglo XIX los asentamientos ganaderos se ubicaban cada vez más
hacia el interior del territorio seri, por lo
que algunos de los indígenas que eventualmente acampaban en la costa continental aprovecharon algunas de estas
rancherías no indígenas como sitios de
intercambio y trueque, aun cuando en
otras ocasiones formaban también partidas para incursionar en ellas y robar el
ganado que allí se encontraba. Este escenario de intermitentes ataques e intercambios transcurrió sin mayor alteración hasta el año de 1904, cuando
el gobernador Rafael Izábal se encargó
de dirigir una de las últimas y más fuertes campañas en contra de los seris como consecuencia de una serie de hosti-
lidades registradas en la costa próxima a
Hermosillo y protagonizadas principalmente por algunos yaquis inconformes
con el maltrato que recibían al trabajar
en las haciendas de la región (Aguilar;
1998).
El 24 de diciembre de 1904 Izábal
puso pie en la Isla Tiburón al mando de
42 pápagos, 40 rancheros y 160 soldados, apoyados desde la costa por dos
navíos. Durante la campaña, de siete
días, hubo varias batallas de las cuales
resultaron oficialmente muertos 11 seris y capturadas varias mujeres y niños.
Izábal amenazó de muerte a las prisioneras para obligar a los hombres a entregar a los yaquis fugitivos; ante esta
presión, los seris no tuvieron más remedio que matar a los yaquis. La expedición de Izábal marcó definitivamente el
Dos seris entonan antiguos
cantos de poder durante
una visita a un área donde
presumiblemente existen
pinturas rupestres seris.
La Pintada, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando
Rentería Valencia, 2001.
Acervo personal.
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SeriS
1
A orillas de la playa.
El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Ramón Jiménez, 1978.
Fototeca Nacho López, cdi.
curso de la historia seri, pues la Isla Tiburón, principal bastión defensivo del
pueblo seri, por fin se había rendido a
fuerzas militares modernas, y sus ocupantes dejaron de considerarla el refugio inexpugnable que había constituido
hasta entonces. Ante la proporción de
este embate, los ataques de los seris a lo
largo de sus fronteras cesaron.
A partir de la incursión del gobernador Izábal en la Isla Tiburón, la incierta
frontera territorial que existía entre los
mestizos sonorenses (cocsar3) y los seris
comenzó a moverse rápidamente hacia
el oeste; a principios de los años veinte
ya había alcanzado la región de la costa
del Golfo. Por entonces, algunas familias no indígenas se asentaron en la boca de la Laguna de la Cruz y fundaron
Cocsar es el nombre con que los seris designan a
toda persona no indígena ajena a su cultura.
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lo que en los años treinta se convertiría
en la próspera comunidad de Bahía Kino. Durante esa época, el asesinato de
un par de turistas estadounidenses en la
Isla Tiburón incitó a los periódicos y revistas de Estados Unidos y México a publicar artículos sensacionalistas en los
que caracterizaban a los seris como “indios salvajes” de la “Edad de Piedra”,
que comían carroña, practicaban actos
inmorales y degenerados como la poligamia, la prostitución y el incesto, e incluso que eran caníbales, aseveraciones
todas falsas, o cuestionables en el mejor
de los casos. Sin embargo, es necesario
señalar que esta imagen tan negativa y
ajena a la cultura seri sigue permeando
la imaginación de algunos sectores de la
sociedad mestiza de Sonora.
En 1926 un empresario estadounidense llamado Yates Holmes estableció
en la zona de Bahía Kino el Kino Bay
Sportsmen’s Club, que oficialmente ofrecía una excelente oportunidad para la
práctica de actividades como la pesca,
la caza y la exploración, pero también
constituía una buena alternativa para el
consumo de bebidas alcohólicas durante los días de la Prohibición en Estados
Unidos. Para 1927 y 1928, dos terceras
partes de la tribu seri habían establecido
sus campamentos de invierno en Bahía
Kino, al haberse percatado rápidamen-
te de la generosidad norteamericana para proveerlos de regalos, ropa, comida y
dinero por posar en fotos.
En el año de 1918 Roberto Thompson Encinas4, sobrino de Pascual Encinas (el ranchero que había asesinado a
más de la mitad de la población seri),
estableció una sólida amistad con la etnia. Al percatarse de la natural vocación
y capacidad de adaptación de los seris
a las artes de pesca, a principios de los
años veinte comenzó a transportar a la
ciudad de Hermosillo pequeñas cantidades de pescado que obtenía de los indígenas a cambio de ropa y alimentos.
Esto fue sin lugar a duda el principio de
la economía pesquera comercial entre
los seris. Por entonces, la pesca de totoaba (Totoaba macdonaldi) constituía
una actividad fundamental en el desarrollo pesquero del Golfo de California,
y los seris dedicaban sus esfuerzos a la
captura de esta especie, al tiempo que
mantenían su movilidad estacional para
la caza de caguama principalmente.
Hay que diferenciar entre Roberto Thompson
Encinas, el sobrino de Pascual Encinas, y el seri
Roberto Thompson (también conocido como
Roberto Herrera): este último adquirió el apellido
Thompson cuando el sobrino de Pascual Encinas
fue su padrino de bautizo. En adelante haremos
referencia al sobrino de Encinas por su nombre
completo: Roberto Thompson Encinas, mientras
que al seri Roberto Herrera simplemente lo llamaremos Roberto Thompson.
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SeriS
En 1935, el Gobierno de México ordenó la organización en cooperativas de
todo el comercio pesquero. El 29 de noviembre de 1938, Jesús Solórzano, un
indígena colimense con las características personales y la visión para materializar una empresa económica de tal dificultad, logró organizar en Bahía Kino
la Sociedad Cooperativa de Pescadores
de la Tribu Seri, S.C.L. Sin embargo, para 1939 la población no indígena había
rebasado en proporción de ocho a uno
a la seri; la identidad étnica y cultural
de los seris empezó a dar signos de una
fuerte desintegración, evidenciada por el
consumo de drogas y alcohol, así como
por la propagación de enfermedades venéreas a través de la prostitución. Los jóvenes seris adoptaron ante los mestizos
una actitud sumisa que suplantó el sentido de independencia y orgullo que había
caracterizado su cultura (Smith; 1954).
En este contexto, Solórzano sabía
que no podría mantener ninguna cohesión entre los seris ante las fuertes fricciones con los mestizos, así que en el
invierno de 1940 tomó una decisión
crucial: trasladar la cooperativa a 90 kilómetros al norte de Bahía Kino, hasta un antiguo campamento en el delta
del río San Ignacio, llamado El Desemboque, haxol ihoom o “lugar de almejas” en lengua seri. Esos primeros años
Aprovechamiento de la flora de la región.
El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Ramón Jiménez, 1978.
Fototeca Nacho López,cdi.
en El Desemboque marcaron una época de vigor para la etnia. En la tienda
de Solórzano se podían encontrar buena comida y mercancías que los seris
adquirían con el dinero de la venta de
pescado, mientras que el mezcal y la
marihuana quedaron prohibidos. Se instaló una oficina para la cooperativa, un
cuarto de refrigeración y una escuela federal. Solórzano llegó a reinvertir gran
parte de sus ganancias en el desarrollo
de la comunidad, a la espera de cosechar a largo plazo mayores ingresos. Sin
embargo, en 1948 las tensiones y disputas internas provocadas por los competidores de Solórzano terminaron por
desintegrar la cooperativa, y a él no le
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
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Conductor de lancha de motor.
Punta Chueca, Sonora.
Fotógrafo: Lorenzo Armendáriz, 1986.
Fototeca Nacho López, cdi.
quedó más remedio que abandonar definitivamente la zona.
Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, la demanda de aceite de hígado de tiburón por parte de los laboratorios farmacéuticos estadounidenses
incrementó de manera exponencial las
actividades pesqueras en el Golfo de California, creando una época de bonanza sin
precedentes para todos los pescadores.
Sin embargo, la demanda cesó bruscamente con el descubrimiento de métodos
artificiales para la obtención de las vitaminas presentes en el aceite, lo que provocó una fuerte crisis en las economías
pesqueras. Por otra parte, la profunda desconfianza entre algunos seris y población
no indígena, enmarcada nuevamente por
el abuso de la marihuana y el mezcal, trajo consigo violentos enfrentamientos a lo
largo de todo el proceso de readecuación
económica. Para la época de la posguerra ocurrían frecuentes escaramuzas en
El Desemboque y zonas circunvecinas.
En los años cincuenta el control ejercido
por los armadores sobre la industria pesquera de El Desemboque se caracterizó
por constantes injusticias y negociaciones
desventajosas cometidas contra los seris,
situación que intensificó la crisis alimentaria, sanitaria y laboral surgida al terminar la bonanza experimentada durante la
Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la
década de los cincuenta supuso una crisis
distinta para el pueblo seri, pues fue entonces cuando la presencia e influencia
de distintos misioneros protestantes sacudió su cultura.
En el año 1951, una pareja de misioneros estadounidenses asociados a los
Wycliffe Bible Translators, que operaban en México con el nombre de Insti-
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SeriS
Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, los pescadores
vivieron una época de bonanza sin precedentes, debido
a la demanda de aceite de hígado de tiburón por parte
de laboratorios fermacéuticos estadounidenses.
tuto Lingüístico de Verano, lograron ser
aceptados rápidamente en El Desemboque mediante constantes donaciones
de medicinas, ropa y alimento a los seris, quienes, sorprendidos de no advertir ningún interés económico en los misioneros, interpretaron su actitud como
algo natural que esperar de cualquier
visitante estadounidense. Una vez instalados de manera permanente, Edward
y Beck Moser se dieron a la tarea de
aprender la lengua seri con el propósito
de traducir a ella el Nuevo Testamento.
Al año siguiente llegó a El Desemboque
otro grupo religioso estadounidense,
el American Friends Service Commitee (afsc), que operaba en México con
el nombre de Comité de la Sociedad de
los Amigos. De igual forma, los misioneros pentecostales de la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, provenientes de Hermosillo, iniciaron actividades
evangelizadoras entre los seris. Provisto
de mayor apoyo económico, el afsc se
Campamento seri a la orilla
del mar. Es posible apreciar
los dos tipos primordiales
de estructuras utilizadas por
esta cultura en ese entonces.
Campo Ona, Sonora.
Fotógrafos: Felger y Moser,
ca.1955.
Acervo personal.
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1
PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
20
dedicó a satisfacer la demanda seri de
educación y restableció la antigua escuela a cargo del maestro Leo Sandoval.
El embate misional de las tres agrupaciones religiosas, dentro de un entorno económico enrarecido y fracturado por las crisis de la posguerra, sentó
las condiciones necesarias para lograr
aquello que siete décadas de esfuerzos
misionales jesuitas no habían conseguido tres siglos atrás: la evangelización
de los seris. Los esfuerzos de estos grupos alteraron radicalmente las creencias
religiosas de la etnia e incluso sus sistemas de estructuración social a través de
la oposición entre creyentes y no creyentes. Entre 1952 y 1958 dos terceras partes
de la tribu se hallaban inmersas en la supuesta conversión evangélica, siendo en
su mayoría los jóvenes quienes asistían
casi todas las noches a las celebraciones
El embate de las misiones
por parte de tres
asociaciones religiosas,
sentó las condiciones necesarias
para lograr lo que durante
siete décadas los jesuitas
no habían conseguido:
la evangelización de los seris.
pentecostales. El culto ayudó en alguna
medida a disminuir el consumo de drogas y alcohol. Sin embargo, como contrapartida de ello, los protestantes proscribieron muchas de las antiguas prácticas
rituales. Aquellos que permanecieron indiferentes a la obsesión cristiana resolvieron mudarse a un campamento permanente llamado Punta Chueca, situado a
63 kilómetros al sur de El Desemboque.
Transcurrida la década de los cincuenta, la designación de una nueva
categoría social hizo su aparición en la
lengua seri: los ziix costim, “aquellos
que cantan”, término utilizado para designar a quienes asumen su pertenencia
a la hermandad de la fe evangélica. En
la actualidad, la mayor parte de la población participa de este credo. La escisión inicial entre la práctica de las fiestas tradicionales y el culto cristiano ha
desaparecido casi por completo y es común ver a seris que participan de ambos eventos sin mayor conflicto. Los seris comprendieron poco a poco, durante
el incierto ir y venir de los dramas sociales, que la presencia de los estadounidenses en la región no sólo representaba
un elemento del cual obtendrían ciertos
beneficios económicos como en los días
de Bahía Kino, sino, sobre todo, que servían como mediadores en la tensa relación que existía con los no indígenas.
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SeriS
En efecto, el tono de violencia de las
relaciones entre seris y mestizos fue disminuyendo notablemente, en parte por
la prohibición del consumo y la venta
de alcohol, pero primordialmente por
el juego de presencias y alianzas que
a partir de entonces instauraron las tres
entidades sociales. Los seris, sintiéndose apoyados por los norteamericanos,
recobraron paulatinamente su característico sentido de orgullo e independencia, hasta el grado de que, con el transcurso de las décadas, han construido un
discurso propio de nación que enarbola
los signos de su cultura que consideran
fundamentales, incluidos aquellos que
al principio les prohibió el protestantismo. Este proceso ha sentado las bases
de identidad de lo que a principios del
siglo xxi es la Nación Concáac.
eL arte Seri y La conformación
deL territorio
A finales de los sesenta, el pueblo seri
había abandonado en su totalidad la Isla
Tiburón, el corazón de su territorio, debido en parte a las políticas y presiones
gubernamentales gestadas en esos años,
pero sobre todo a causa de su creciente
dependencia de la economía pesquera
comercial, así como de los relativos beneficios existentes en la parte continental, en particular los servicios médicos y
21
Escultura en palo fierro de una tortuga marina o
moosni, tallada por Armando Torres.
El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia,
2005.
Acervo personal.
los productos mercantiles. Tras el abandono de la Isla Tiburón y la consumación del proceso de evangelización, en
los años sesenta, dos elementos marcaron profundamente la existencia seri de
la segunda mitad del siglo xx: por una
parte, la creación y el desarrollo de actividades artesanales como la talla del
palo fierro (Olneya tesota) y la cestería, con las que se han insertado en el
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
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mercado mundial del arte indígena, y
por la otra, el otorgamiento que hizo el
Gobierno Federal de los títulos de propiedad de una porción de sus territorios
ancestrales, incluida la Isla Tiburón, así
como la declaratoria de una Zona Exclusiva de Pesca para la etnia.
En cuanto al desarrollo de las artes
que habrían de caracterizar a los seris
en el mercado global, como la cestería o
la escultura en palo fierro, éstas se gestaron inicialmente en respuesta a una fuerte crisis económica propiciada por tres
factores: la escasez de pescado comercial por la sobreexplotación; la pérdida
de interés de los armadores por invertir
en la zona, y el duro proceso de reformulación existencial provocado por la fe
protestante, que fomentó marcadamente
el sentimiento de orgullo e independencia característico de la tribu. El arte de tallar el palo fierro, aunque no lo introdujo propiamente gente externa, tampoco
constituyó un fenómeno tradicional dentro de la sociedad seri, pues aunque se
sabe de la talla desde tiempos antiguos
de figurillas5 de madera de torote (Bursera hindsiana) llamadas icooc molca, éstas carecen de cualquier relación con
Estas figurillas, generalmente abstractas, recibían
el nombre de icooc molca (santos seris) y las utilizaban los haco cama o espiritistas de la etnia.
5
Vendedora de artesanías. Punta Chueca, Sonora.
Fotógrafo: Lorenzo Armendáriz, 1986.
Fototeca Nacho López, cdi.
el nuevo arte. Se dice que en 1961 José
Astorga empezó a tallar figuras de palo
fierro a petición de algunos turistas estadounidenses. Al principio, José fabricó
cucharas y otros utensilios sin mucho
éxito. No fue sino hasta que empezó a
tallar las figuras de animales del desierto y el mar que habitan el territorio seri
cuando el éxito fue rotundo.
El paulatino incremento de la presencia de turistas estadounidenses en la re-
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SeriS
Artesana terminando un cesto.
El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Fernando Rosales, 1997.
Fototeca Nacho López, cdi.
gión de Bahía Kino6 representó un mercado ideal para vender las artesanías; la
retribución económica era tan cuantiosa
que más de la mitad de los adultos seris
optaron por dedicarse a la talla de las
figuras de palo fierro. Las primeras es-
La carretera entre Hermosillo y Bahía Kino se pavimentó en 1950. En 1974 se trazaron los caminos
de tierra que comunicaron a las poblaciones seris
con los puertos mestizos.
6
culturas se caracterizaron por su simplicidad, la gran densidad propia del material, la rigidez y solidez de su forma y el
fluir de sus líneas. Los artistas seris estuvieron siempre atentos a las sugerencias
de los compradores a fin de perfeccionar
las técnicas utilizadas y el acabado de
las piezas. Así, la apariencia de las esculturas evolucionó rápidamente según
los principales criterios buscados por los
coleccionistas, quienes, ante su viabilidad económica y estética, lograron introducirlas en el mercado de arte mundial.
Ante el gran potencial económico
de esta actividad, las esculturas seris se
empezaron a imitar por toda la región,
pero las imitaciones con frecuencia carecen de la vitalidad y calidad del arte concáac. No obstante, la peor consecuencia fue la depredación irrestricta
del palo fierro, pues contra la costumbre seri de tallar únicamente el hesen
o madera muerta del árbol, los mestizos cortan árboles vivos para utilizarlos
después, lo cual ha provocado un daño irreparable en muchas zonas del desierto. Como alternativa a la escasez del
palo fierro y a la competencia mercantil con los mestizos, a finales del siglo
xx los seris comenzaron a esculpir ciertas rocas provenientes de sus serranías,
lo que gustó tanto a los compradores estadounidenses, que incluso les han lle-
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
24
vado piedras de California para que con
sus hábiles manos sigan perpetuando en
ellas sus característicos trazos estéticos.
Otro elemento cultural que sufrió un
profundo proceso de transformación entre los seris, quizá más complejo que
el del tallado del palo fierro, fue el arte
de la cestería. Su desarrollo comercial
se inició en el siglo xix, cuando intercambiaban canastas por otros bienes en
los ranchos vecinos. Luego, en los años
treinta del siglo xx, empezaron a venderlas a los primeros turistas estadounidenses en Bahía Kino y más tarde a coleccionistas de arte. A la par, el uso de
las canastas como utensilios domésticos
decayó ante la disponibilidad de nuevos
materiales como el plástico y el metal.
Asimismo, desaparecieron antiguas formas y aparecieron nuevos diseños en
respuesta a las demandas del mercado
(Felger y Moser; 1985). Para los años sesenta, la cestería seri era ya un arte plenamente adaptado a la economía de
mercado, en el que se demostraba un
enorme grado de destreza y capacidad
por parte de las tejedoras, que son exclusivamente mujeres. Algunas han alcanzado tal grado de maestría y excelencia que sus canastas se cotizan entre
las más caras del mundo y se venden
por miles de dólares en elegantes galerías de arte. En los años setenta y ochenta se vendieron canastas de gran tamaño
por sumas con las que se podían comprar camionetas o automóviles.
Todas las canastas seris se hacen del
arbusto denominado torote (Jatropha cuneata), que abunda en el territorio de la
etnia. El proceso para tejer una canasta
Detalle de la elaboración de
una “corita”.
El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Fernando Rosales,
1997.
Fototeca Nacho López, CDI.
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SeriS
La artesana María Félix elaborando una “corita”.
El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Fernando Rosales, 1997.
Fototeca Nacho López, cdi.
es complejo y no sólo implica su elaboración, sino su lugar en una complicada trama de creencias que, dependiendo
del tamaño y el tipo de la obra, culminan en la celebración de una fiesta tradicional. Las canastas utilizadas por los
seris en tiempos antiguos no ostentaban
mayor decoración y su tamaño iba en
función de su uso; sin embargo, la inserción de la cestería seri en las demandas
estéticas del mercado del arte modificó
radicalmente estas dos características.
Por lo tanto, es posible establecer una
relación entre la aparición de las grandes canastas (a petición del mercado
global) y el comienzo histórico de la celebración tradicional con que se intenta
pacificar el espíritu que habita en ellas.
Fue así como a través de la venta de canastas, esculturas de palo fierro, collares
y demás artesanías, los seris lograron diversificar una economía que hasta entonces dependía en su totalidad de los
ingresos de la producción pesquera.
Además de diversificar su economía,
desde principios de los años setenta los
seris habían tratado de conseguir derechos legales sobre la línea costera que
ocupaban a lo largo de la franja continental del Canal del Infiernillo y sobre
la Isla Tiburón. Como resultado de estos
esfuerzos, el 10 de febrero de 1963 se
publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto presidencial que otorga a los seris derechos legales sobre una
porción de la Costa Central. Así se crea
el ejido de El Desemboque y su anexo
Punta Chueca. Gran parte de la dotación
ejidal constaba de territorios considerados propiedad de la nación, y sus límites
se establecieron con relación a las propiedades privadas circundantes; de esa
manera se constituyeron 91 322 hectáreas de territorio seri. El decreto también
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
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Artesano tallando la piedra.
Punta Chueca. Sonora.
Fotógrafo: Fernando Rosales, 1997.
Fototeca Nacho López, cdi.
designa a la Isla Tiburón zona de refugio para la fauna silvestre, en respuesta
a las quejas de sobreexplotación del venado bura. Sin embargo, en esta última
decisión no se consideró el uso tradicional que de su fauna hacía la comunidad
seri, y desde entonces quedó prohibido
habitar de manera permanente la isla.
No obstante, en el año 1975 se logró
adherir la Isla Tiburón al territorio otorgado a los seris a través de una resolución presidencial, que finalmente reconoce el uso tradicional de la isla. Con
ello se añadieron al ejido 120 756 hectáreas de tierra comunal. El decreto del
año 1975 también dispuso la instauración de la Zona Exclusiva de Pesca
(zep), hecho fundamental en la constitución legal del territorio seri, gracias al
cual la cooperativa pesquera y el pueblo
seri en general lograron obtener el derecho de utilización pesquera sobre el Canal del Infiernillo y sobre las aguas adyacentes a la Isla Tiburón. La resolución
presidencial establecía asimismo la necesidad de dar preferencia a los pesca-
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SeriS
Todas las canastas seris se hacen del arbusto denominado
torote (Jatropha cuneata), que abunda en el territorio de la etnia.
El proceso para tejer una canasta es complejo y no sólo implica
su elaboración, sino su lugar en una complicada trama de creencias
que, dependiendo del tamaño y el tipo de la obra, culminan
en la celebración de una fiesta tradicional.
dores seris sobre los mestizos en el uso
de las zonas que los primeros han ocupado tradicionalmente, zonas cuyo control constituía una medida crítica para la
supervivencia del grupo, dada su total
dependencia de la economía pesquera.
La declaratoria de los derechos legales de propiedad sobre el territorio seri, así como la concesión de derechos
de exclusividad de uso de sus recursos
marinos, fueron decretos para los cuales se creó una comisión multiinstitucio-
nal federal que establecería los alcances y delimitaciones tanto físicas como
legales de dichas concesiones, las cuales constituían en su conjunto el esfuerzo del Gobierno de México por promover el desarrollo de la comunidad seri
y su eventual integración a la sociedad
mexicana. Sin embargo, con la desaparición de la comisión quedó inconclusa la necesaria demarcación de los límites marinos de la Zona Exclusiva de
Pesca, situación que desde entonces ha
Pescadores preparando el
pescado capturado para su
venta a los armadores.
El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Felipe Mora,
2005.
Acervo personal.
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
Un guardia tradicional vigila
su territorio durante una
captura de borrego cimarrón
(Ovis canadensis mexicana).
Estero de Santa Rosa,
Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando
Rentería Valencia, 2005.
Acervo personal.
2
provocado infinidad de conflictos entre los distintos pescadores de la región,
particularmente a partir de la década de
los noventa, cuando la sobreexplotación
de los recursos marinos en otras localidades provocó que muchos pescadores
mestizos que iban en busca de mejores
pesquerías se aventuraran dentro de las
aguas de uso exclusivo de los seris, lo
que en años recientes ha derivado en un
considerable incremento de las fricciones entre unos y otros.
En respuesta a la constante presencia de pescadores no indígenas dentro
de la zep, y siguiendo el ejemplo de las
naciones indígenas del suroeste de Estados Unidos, el gobernador seri Genaro Herrera decidió crear a mediados de
los años ochenta una guardia tradicional que tuviera a su cargo la vigilancia
y protección del territorio seri. Este cuerpo se conformó al principio con algunos
de los muchos jóvenes seris que entonces carecían de ocupación definida. Con
el paso del tiempo la guardia ha sufrido
muchos cambios, particularmente en los
años noventa, pero desde el principio ha
constituido un elemento fundamental en
la defensa del territorio (Aguilar; 1998).
Cuando se sorprende a algún pescador no indígena dentro de la zona
de uso exclusivo, se procede en consecuencia:una de las funciones de la guardia consiste en cobrar una parte proporcional del producto capturado como
retribución por el uso de la pesquería.
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SeriS
No obstante, algunos pescadores no indígenas reacios a pagar una parte de su
captura han acusado a los seris de piratería. La intervención de la Armada en
el asunto sólo ha incrementado exponencialmente la violencia en confrontaciones de este tipo, en las que han ocurrido desde agresiones verbales hasta
tiroteos en alta mar. Los pescadores de
Bahía Kino han exigido constantemente a las autoridades aclarar las implicaciones de la exclusividad de pesca seri
en aguas de la Isla Tiburón, alegando el
derecho que ellos también tenían sobre
esas aguas al haber estado presentes en
la zona durante más de 50 años. Sin embargo, el principal problema radica en
la constante intrusión de los pescadores
para extraer especies en veda o en peligro de extinción, lo cual afecta gravemente el frágil ecosistema del Golfo de
California.
En la década de los noventa, los seris gozaron de un drástico incremento
de recursos económicos como resultado directo de la actividad pesquera, de
la caza del borrego cimarrón y, en algunos casos, del narcotráfico. Esto ha traído consigo nuevas formas de interacción con los pescadores no indígenas de
Bahía Kino y Puerto Libertad, donde las
fricciones generadas ante las continuas
intromisiones mestizas en la zep produ-
jeron una escalada de violencia y terminaron por generar nuevas alternativas
entre los pobladores no indígenas para acceder a la zep, ya sea mediante el
matrimonio con una muchacha seri o a
través de la contratación como parte de
la tripulación de al menos un seri en las
pangas que pescan en la zona.
De ahí que se observe una compleja
serie de alianzas y fracturas entre las comunidades seris y mestizas por el uso,
manejo y aprovechamiento de los recursos disponibles en las zonas que comparten. Sin embargo, existen muchos
otros problemas que afectan a las comunidades ribereñas del Golfo de California, como son el profundo impac-
Vista aérea de la comunidad seri de Punta
Chueca, Sonora.
Fotógrafo: Felipe Rodríguez, 2005.
Acervo personal.
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
to causado por los barcos camaroneros;
las cuestionables declaratorias conservacionistas que restringen legalmente pero sin fundamento científico la explotación de ciertas zonas; el establecimiento
de enormes granjas acuícolas que afectan gravemente el ecosistema; la fuerte
competencia con embarcaciones mayores y menores provenientes del sur del
país; las contradictorias políticas pesqueras estatales y federales; la privatización del sector pesquero; el mal uso
de los recursos marítimos, y la ejecución de enormes proyectos turísticos de
alto impacto social, económico, cultural y ecológico. Todo esto constituye el
panorama al que se enfrenta la sociedad
seri para su desarrollo económico como
comunidad de pesca ribereña.
Como corolario de las políticas populistas del presidente Echeverría, en
los años setenta, el Gobierno Federal
buscó establecer servicios básicos y viviendas permanentes en los principales
30
A partir de un círculo formado por rodajas de pitahaya dulce (Stenocerus thurbery),
se juega el camoiilcoj. Escuela Tradicional. Punta Chueca, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia, 2004.
Acervo personal.
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SeriS
campamentos seris; con una planeación
urbana basada por completo en la lógica occidental, se construyeron decenas de casas prefabricadas a lo largo de
calles rectas trazadas alrededor de una
plaza central.7 También se instalaron
cisternas elevadas y centrales eléctricas,
pero la utilidad de estos nuevos implementos resultó dudosa dadas las condiciones económicas de Punta Chueca y
El Desemboque. Desde los años setenta hasta el año 2004, la comunidad de
Punta Chueca recibió de manera intermitente agua potable proveniente de
un pozo en Bahía Kino a través de un
camión cisterna pagado por el entonces Instituto Nacional Indigenista ( iNi).
En cuanto a El Desemboque, se mantuvo sin luz eléctrica hasta el mismo año
(2004), pese a que desde los años setenta existía la central de la Comosión Federal de Electricidad (CFE) en Puerto Libertad, a 60 kilómetros al norte.
Al principio los seris despreciaron estas casas ante
la evidente contradicción que representaban en
relación con su concepto tradicional de vivienda.
Luego algunas casas se llenaron de arena, a fin
de adecuarlas a sus costumbres habitacionales.
Hay que subrayar cómo lo anterior afectó el rito
funerario de quemar la vivienda del difunto, a lo
que muchos familiares se negaron tratándose de
las nuevas casas. En la actualidad las complejas
composiciones que constituyen las viviendas seris
plantean la necesidad de realizar un profundo
análisis semiótico y arquitectónico.
7
Desde los setenta hasta 2004,
la comunidad de Punta Chueca
recibió intermitentemente agua
potable de un pozo en
Bahía Kino a través de un
camión cisterna pagado
por el entonces ini.
Esta misma parcialidad en los apoyos
ocurre con los esfuerzos de distintas instituciones académicas que han centrado su atención en unas cuantas familias.
Ejemplo de ello es la reciente construcción en Punta Chueca de una “Escuela Tradicional” que rompe, a través de
su elaborado diseño, con las dinámicas
espaciales inherentes a una fiesta tradicional. La reciente construcción de
un quiosco por parte del gobierno municipal en medio de lo que antes fue
un campo de beisbol resulta otro claro
ejemplo de la nula sensibilidad cultural
con que se han aplicado programas sociales en estas comunidades.
economíaS de mar y montaña
En 1975 se introdujeron en la Isla Tiburón 20 pies de cría de borrego cimarrón (Ovis canadensis mexicana) como
parte de un proyecto de estudio y con-
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
32
servación auspiciado por el Gobierno
Federal8 y basado en el principio de que
un medio ambiente aislado y agreste como el de la isla brindaría a los borregos
la protección necesaria para que incrementaran su población hasta un grado
en que, con el tiempo, fuera posible repoblar partes de las sierras continentales donde su presencia había disminuido e incluso desaparecido ante factores
como la cacería ilegal y la competencia
con el ganado (Bourillon; 2002).
A la vuelta de los años, la población
de borregos pasó a ser de varios centenares, y la abundancia de comida, la escasa competencia y el aislamiento desarrollaron extraordinarios ejemplares
de trofeo, altamente codiciados por los
cazadores profesionales de Estados Unidos. Fue tal el éxito reproductivo del borrego cimarrón en la Isla Tiburón, que
Los pies de cría provenían de la Sierra Seri, donde
se habían capturado. La proporción era de dos
machos y 18 hembras, pero, al poco tiempo de
ser liberados en la isla, uno de los machos cayó al
barranco, con lo que quedó la sola línea de sangre
del macho sobreviviente para todas las hembras.
Algunos otros ejemplares se ahogaron en el mar
o los coyotes los mataron, pero esto no repercutió
mayormente en la genética de las posteriores generaciones, pues varias de las hembras originales
venían preñadas de otros machos en tierra firme,
lo que proporcionó el factor de diversidad genética
necesario para evitar trastornos hereditarios. [José
Luis López, comunicación personal]
8
Las escarpadas cumbres de las sierras que
existen en la Isla Tiburón resultaron ser un medio
ambiente inmejorable para la reproducción del
borrego cimarrón. Isla Tiburón, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia,
2005.
Acervo personal.
hizo viable su cacería de manera controlada, y en la década de los noventa
se iniciaron las primeras actividades de
cacería deportiva en la región. Esto ocurría precisamente cuando la influencia
del movimiento zapatista en el sur del
país, iniciado a principios de 1994, creó
un contexto social en el que los indígenas intentaban tener un mayor control
sobre sus recursos naturales como parte
de la anhelada búsqueda de la autodeterminación y el respeto a sus identidades. No obstante la abismal diferencia
entre las causas y modos de la rebelión
zapatista, y las circunstancias y problemática de la vida seri, es innegable la
influencia del movimiento en la cultura de la etnia, enfrascada en el perpe-
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SeriS
tuo empeño de defender sus costumbres
y libertades. El incremento en la búsqueda del reconocimiento de sus derechos y su independencia llevó incluso a
un abrupto rompimiento con los representantes del Instituto Nacional Indigenista para el área seri, cuyas oficinas regionales en Bahía Kino funcionan desde
entonces como residencia del Gobierno
Tradicional Seri.
A finales de la década de los noventa
los seris, previendo el potencial de explotación de la isla, contrataron al biólogo Felipe Rodríguez, quien con un genuino interés por el cuidado del borrego
cimarrón y el beneficio económico de la
comunidad creó una Unidad de Manejo y Aprovechamiento (uma) de la Isla
Un grupo de seris discuten sobre el modo en que
se utilizarán las ganancias obtenidas por la venta
de borrego cimarrón como pie de cría a distintos
ranchos cinegéticos. Estero Santa Rosa.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia,
2005.
Acervo personal.
Tiburón. Como primer paso, Rodríguez
capacitó a un grupo de jóvenes seris como “paraecólogos”, individuos con el
suficiente conocimiento técnico y tradicional para abordar la conservación y el
estudio de la flora y la fauna del territorio seri. Después perfiló el calendario
de trabajo de la uma; la estación de caza se estableció para los meses invernales, cuando se atendería a un promedio
de cinco cazadores por temporada. El
resto del año se dedicaría a la investigación y evaluación de las poblaciones de
borrego y otras especies.
A lo largo de siete años, este plan de
trabajo ha proporcionado a la comunidad seri un total aproximado de 24 millones de pesos. Los permisos para cazar borrego cimarrón en la Isla Tiburón
se subastan anualmente en Reno, Nevada, entre los 60 mil y los 100 mil dólares. Paradójicamente, el permiso original emitido por la Secretaria del Medio
Ambiente y Recursos Naturales ( semarnat) cuesta apenas unos cuantos cientos de pesos. Otro aspecto importante del manejo de la uma consiste en la
venta de pies de cría provenientes de la
isla para repoblar áreas donde ha menguado la presencia del cimarrón. De la
isla, considerada el “semillero” de Sonora, se extrajeron 120 ejemplares en
2004 y 56, en 2005, los cuales alcan-
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
A finales de los noventa los seris, previendo el potencial
de explotación de la isla, contrataron al biólogo Felipe Rodríguez,
quien con un genuino interés por el cuidado del borrego
cimarrón y el beneficio económico de la comunidad creó una
Unidad de Manejo y Aprovechamiento (uma) de la Isla Tiburón.
34
zan en el mercado el precio de 30 mil
dólares por ejemplar. Con el aval de la
semarNat, estos pies de cría se venden
a ranchos cinegéticos que desde principios de los años noventa empezaron a
participar de este gran negocio.
A medida que las sierras donde habita el borrego cimarrón se han ido convirtiendo en propiedades privadas a fin
de explotarse como ranchos cinegéticos, se han suscitado varias disputas
relacionadas con la propiedad y el derecho de uso de la vida silvestre de algunas porciones del territorio seri. Cabe
mencionar, por ejemplo, la confrontación legal entre el empresario sonorense
Iván Flores y la comunidad seri a principios de los años noventa, cuando éste ocupó algunos terrenos y serranías
pertenecientes a la etnia. Flores utilizaba estos y otros terrenos como reserva
a la cual sus vaqueros arreaban las poblaciones aledañas de borrego cimarrón
para poder participar en el negocio de
los ranchos cinegéticos. Luego de varios
años de litigio, la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de la etnia, pero irónicamente, el enorme lucro
que Flores obtuvo del uso ilegal de los
terrenos le ha permitido constituirse como uno de los principales compradores
de pies de cría de los seris. Es así como
el desierto sonorense ha dejado de ser
el “espacio inservible” que durante siglos las economías occidentales despreciaron, para transformarse en una empresa de ganancias exorbitantes, en la
que la fauna silvestre ha pagado el precio de su conservación con el hecho de
”convertirse” en mercancía. Hoy el borrego cimarrón, el venado bura y el cola blanca, el jabalí y las aves migratorias representan literalmente la riqueza
del desierto.
El Gobierno Tradicional Seri destina
las grandes sumas obtenidas cada temporada por la cacería del cimarrón a resolver los problemas cotidianos de la
etnia. El principal uso, al menos en el
discurso, consiste en dar apoyo econó-
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SeriS
mico para atender problemas sociales
y de salud. Hay partidas para apoyar a
las autoridades ejidales, la guardia tradicional, el consejo de ancianos, la uma,
las fiestas tradicionales, entre otras. Sin
embargo, no existe un claro control sobre el manejo de los recursos y por lo
general los gobernadores tradicionales
no son capaces de señalar el destino final de gran parte del dinero. La pobreza
extrema de algunas familias evidencia
la enorme inequidad en la administración de estos recursos, situación que ha
generado grandes problemas entre los
gobernadores tradicionales y la población excluida de los beneficios, y que
ha desembocado en conflictos y amenazas a mano armada por parte de ciertos
miembros de la comunidad, quienes exi-
gen un más justo reparto de las ganancias. En este sentido es preciso señalar
que sólo unas cuantas familias han mantenido durante varias décadas el poder
económico y político a través de su rotación en los distintos cargos disponibles.
Con el establecimiento de una cooperativa pesquera y la relativa estabilización de las relaciones de los seris con
el Gobierno Federal y el Estatal, la tribu se vio obligada a establecer una serie de autoridades internas que actuaran
como vasos comunicantes con el exterior. Parafraseando a Maya Lorena Pérez
(1995), los seris, a partir de su integración a la economía pesquera comercial,
se vieron obligados a formar, como indígenas, un gobierno tradicional; como
ejidatarios y comuneros, un comisaria-
Un helicóptero desciende al
estero luego de capturar dos
borregos cimarrón
en la Isla Tiburón.
Estero Santa Rosa. Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando
Renteria Valencia, 2005.
Acervo personal.
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
3
Francisco Molina “el Indio” es uno de los jóvenes
mas respetados por su profundo conocimiento de
los modos antiguos, así como por ser el cantante
del grupo de rock seri “Hamac casiilm” (fuego
sagrado). Isla Tiburón. Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia,
2005.
Acervo personal.
do ejidal y un consejo de bienes comunales; como productores sujetos a crédito, una sociedad cooperativa pesquera;
como artesanos, diversas cooperativas
mercantiles; como propietarios de un
derecho de exclusividad pesquera,
una guardia tradicional; como cultura
indígena, un consejo de ancianos; como conservacionistas, un grupo de paraecólogos, y como protestantes, una jerarquía pastoral, todos estos cargos para
mantener el orden y la organización de
una población de sólo 900 personas que
hasta hace menos de un siglo carecían
de todo tipo de autoridad.
La década de los noventa no se caracterizó únicamente por el comienzo
de la cacería deportiva del cimarrón, sino por la vertiginosa transformación de
distintos aspectos de la existencia seri,
tanto en el plano político como en el
económico y el social. El cada vez más
raro avistamiento de tiburones y tortugas
marinas en el Canal del Infiernillo refleja la drástica reducción de éstas y otras
especies en todo el Golfo de California
debido a la sobreexplotación, la contaminación y el uso de tecnologías pesqueras irresponsables. Ante el colapso
de las poblaciones de las especies afec-
El Gobierno Tradicional Seri destina las grandes
sumas obtenidas cada temporada por la cacería del cimarrón
a resolver los problemas cotidianos del pueblo seri.
El principal uso, al menos en el discurso, consiste en dar apoyo
económico para atender problemas sociales y de salud.
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SeriS
3
Un ejemplar de borrego cimarrón con características de trofeo internacional, recién capturado por un
biólogo (contratado por los seris) para su venta como pie de cría. Isla Tiburón. Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia, 2005.
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tadas, su captura comercial se ha vuelto
insostenible y ha hecho que empiecen a
explotarse nuevas especies. Así fue como los seris desarrollaron en el Canal
del Infiernillo las pesquerías del callo de
hacha (Pinna rugosa y Atrina tuberculosa) y la jaiba (Callinectes bellicosus), que
hasta la fecha constituyen las principales especies capturadas por los pescadores seris y mestizos (Bourillon; 2002).
Dentro de la creciente vinculación
de los pescadores seris con los mestizos
cabe resaltar la introducción de drogas
como la cocaína y el cristal (metanfetamina), que algunos individuos, imitando
las formas mestizas, utilizan durante la
extracción del callo de hacha. No obstante, las repercusiones sociales y políticas del consumo de droga por parte
de algunos seris rebasan los límites de la
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3
comunidad y se insertan en un escenario
aún más complejo: el homicidio de algunas personas relacionadas con el tráfico de drogas dentro de la comunidad; el
uso del territorio como zona de tránsito
para el narcotráfico realizado en pangas9
de alta velocidad; la común utilización
de camionetas robadas provenientes de
Estados Unidos dentro de su territorio10,
y la portación de armas de uso exclusivo
del ejército11. Estos y otros hechos han
servido a algunos periódicos de derecha
de Hermosillo para presentar a los seris
como una comunidad caótica y fuera de
toda ley, lo que ha colocado al pueblo
seri en una posición de constante confrontación y desafío en relación no sólo
con las comunidades mestizas aledañas,
sino con la capital del estado de Sonora.
Esta caracterización al pueblo seri
ha beneficiado enormemente los intereses de una política estatal enfocada en
Panga es el nombre coloquial de las ligeras embarcaciones de fibra de vidrio utilizadas por los
pescadores en todo el Golfo de California.
10
http://www.elimparcial.com/buscar/traernotanew.
asp?NumNota=345267
http://www.elimparcial.com/buscar/traernotanew.
asp?NumNota=345403
11
http://www.elimparcial.com/buscar/traernotanew.
asp?NumNota=502912
http://www.elimparcial.com/buscar/traernotanew.
asp?NumNota=427378
http://www.elimparcial.com/buscar/traernotanew.
asp?NumNota=437207
9
el desarrollo de monumentales “megaproyectos” en la franja costera del Golfo
de California, al proporcionar la excusa perfecta para, mediante el anhelado
control militar de la zona, sentar las condiciones necesarias para el desarrollo de
los intereses gubernamentales. Como eje
medular de la política de inversión turística del gobernador Eduardo Bours está
la construcción de una carretera costera
que comunique el Golfo de Santa Clara, al norte del estado, con el puerto de
Guaymas, al sur, pasando por Puerto Peñasco, Puerto Libertad, el territorio de
los seris y Bahía Kino. La carretera, aunque se considera un proyecto independiente, busca atraer el flujo de turistas
estadounidenses hacia el megaproyecto
denominado Liberty Cove, ubicado a pocos kilómetros al norte de Puerto Libertad. Las expectativas básicas de Liberty
Cove12 son consolidar un proyecto monumental que dé cabida en un periodo
no mayor de nueve años a alrededor de
30 mil turistas estadounidenses. Hoteles,
marinas, zonas residenciales, campos de
golf y una pista de carreras Nascar forman parte del ambicioso complejo.
El considerable aumento del conocimiento del derecho indígena y de la defensa de los derechos sobre los recur12
www.libertymexico.com
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SeriS
3
Borrego cimarrón (Ovis canadensis mexicana) capturado en la Isla Tiburón, listo para su traslado a un
rancho cinegético de la región. Estero Santa Rosa, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia, 2005.
Acervo personal.
sos naturales, así como de las políticas
estatales y federales por una importante parte de la población seri permitió
que a principios del siglo xxi el Gobierno Tradicional, respaldado por abogados contratados para el efecto, haya logrado una gestión relativamente eficaz
dentro de las instituciones del Gobierno
Mexicano, tanto con escritos legales co-
mo con acciones políticas más severas,
como el retiro del personal del INI de
su región y la toma de su delegación estatal en los años noventa, o la amenaza de un levantamiento en armas frente al Palacio de Gobierno del estado de
Sonora, donde algunos seris, ostentando
los símbolos de la Nación Concáac, bailaron la danza de la guerra.
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LoS parámetroS
de La rituaLidad Seri
El espiritismo seri reconoce dos tipos de
fenómenos ante los cuales hay que lidiar con el peligro potencial de algunos
espíritus mediante la realización de un
acto ritual: por una parte están las ocasiones en que se produce una transición
existencial en la vida de una persona,
es decir, un rito de paso; por la otra, los
momentos en que la presencia de objetos inusualmente grandes requiere la pacificación de los espíritus que en ellos
habitan. Ambas ceremonias constituyen
las fiestas tradicionales, que son el mayor acontecimiento de vinculación social dentro de la cultura seri. Es preciso
señalar que estos ritos se celebran cuan-
do se conjugan ciertas circunstancias
particulares, por lo que no tienen fechas
fijas, salvo la fiesta del Año Nuevo seri,
que coincide con la luna nueva de julio,
icoozlajc iizax.
El carácter impredecible de estas celebraciones tenía por objeto, al menos
en épocas pasadas, impedir la congregación de mucha gente en un mismo lugar y tiempo, pues los magros recursos
de agua fresca existentes en el desierto
no podían sostener grandes poblaciones (Felger y Moser; 1985). Al igual que
entre muchas otras culturas originales,
entre los seris el número cuatro se consideraba sagrado al asociarse principalmente con los puntos cardinales. De ahí
que la mayoría de las fiestas tradiciona-
Saapmayan o fiesta de la
canasta grande, realizada
al momento en que
la Amac da las últimas
puntadas a la misma.
Punta Chueca, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando
Rentería Valencia, 2001.
Acervo personal.
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SeriS
Un grupo de mujeres
guiadas por el cantor danzan
en círculo alrededor de la
canasta para apaciguar al
espíritu que habita dentro
de ella.
Punta Chueca. Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando
Rentería Valencia, 2005.
Acervo personal.
les duren cuatro días y cuatro noches,
y que las danzas y cantos se ejecuten
siempre en múltiplos de cuatro.
Durante las celebraciones se genera una atmósfera de festividad en la que
hombres, mujeres y niños se maquillan
el rostro y se visten con trajes de vivos
colores, entonan cantos tradicionales y
ejecutan danzas, mientras que en diferentes momentos se organizan juegos de
apuesta para mujeres y para hombres, y
se prepara abundante comida para todos
los asistentes. Los platos tradicionales
suelen ser arroz guisado, pescado en
caldo, frituras de tortillas de harina y
distintos guisos con carne de haap (venado bura) o moosni (tortuga marina).
Es preciso señalar que a partir del arribo de la Iglesia protestante, en los años
cincuenta, se prohibió terminantemente
la venta y el consumo de alcohol entre
los seris, razón por la cual durante las
fiestas tradicionales nadie consume bebidas embriagantes.
Las fiestas se dan por concluidas en
el momento en que los primeros rayos
del sol se posan sobre la cumbre de las
montañas de la Isla Tiburón en el cuarto
El espiritismo seri reconoce
dos tipos de fenómenos
ante los cuales hay que lidiar
con el peligro potencial
de algunos espíritus mediante
la realización de un acto ritual.
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
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Niña recolectando conchitas para fabricar collares. El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia, 2004.
Acervo personal.
día de celebración; minutos antes tiene
lugar el breve acto ritual que propicia la
transición en la calidad existencial de la
persona o cosa por la cual se celebra la
fiesta. Este acto se llama icoozlajc y es
una suerte de bolo en el que se reparten
pequeños regalos a los asistentes para
señalar que la ceremonia ha apaciguado el peligro inherente a la transición y
por lo tanto la buena suerte acompañará a todos los participantes. La intención
de las fiestas es ofrecer un espacio para el gozo y la diversión, y que con ello
los espíritus estén contentos y acarreen
la buena suerte.
Se sabe de al menos 11 razones por
las cuales debía celebrarse una fiesta
tradicional en la antigüedad, pero no todos estos rituales y ceremonias han llegado hasta nuestros días. En lo referente
a ritos de paso, la fiesta de la pubertad
es la única que subsiste en la actualidad, pues las demás se fueron desvaneciendo luego de que el contexto en que
se celebraban desapareció también, o
cuando el significado o la intención de
la práctica dejó de tener vigencia. Tal es
el caso de la Danza de la Victoria, un rito para reincorporar social y espiritualmente a los guerreros que volvían de la
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SeriS
batalla, dicho rito dejó de celebrarse en
la misma época en que los enfrentamientos entre los seris y el Gobierno Federal
cesaron, por fin, en la década de los
treinta. Se sabe de la existencia de una
celebración de la pubertad para los
hombres, que se festejaba cuando empezaba a cambiar la voz del muchacho;
parte del proceso implicaba la captura
de una tortuga marina o de un venado
bura. Sin embargo, la última ceremonia
de este tipo tuvo lugar en 1929.
Por otra parte, los seris creen que todas las cosas de grandes proporciones
están habitadas por espíritus a los que
se debe apaciguar con una ceremonia
tradicional para evitar que causen enfermedades y mala suerte. En el pasado,
los seris honraban con esta ceremonia
a la caguama de los siete filos o tortuga laúd (la tortuga marina más grande
del mundo) y celebraban un rito especial para la captura del pargo gigante,
un enorme pelágico. Otros objetos de
43
Celebración de mujeres en la playa. El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Lorenzo Armendáriz, 1986.
Fototeca Nacho López, cdi.
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
Los seris creen que todas
las cosas de grandes proporciones
están habitadas por espíritus
a los que se debe apaciguar con una
ceremonia tradicional para evitar
que causen enfermedades
y den mala suerte.
44
gran tamaño que motivaban ceremonias
pacificadoras eran los botes de madera
que los seris construían a principios del
siglo xx, así como el hecho de encontrar una olla de cerámica usada por los
antepasados y la terminación de una de
las canastas gigantes llamadas saptim.
En la actualidad esta última ceremonia
aún sigue celebrándose.
Cuando se está a punto de terminar una canasta o una corita (una canasta en forma de plato) de grandes
proporciones, se realiza una ceremonia especial denominada saapmayan.
Corresponde a la tejedora ser la amac,
o persona que lleva a cabo el rito para apaciguar al espíritu, llamado heen,
que habita dentro de la canasta. Esto se
consigue al dar ella misma las últimas
puntadas para ahuyentar los peligros inherentes al tejido, pues se dice que el
rechinar del punzón de venado al tejer
las fibras es la protesta de este espíritu
por haberlo molestado. Terminada la
fiesta se puede vender la canasta, pues
se cree que el heen, a quien se concibe como una señora vieja y fea, sale de
ella poco después.
Hasta hace pocos años, cuando un
pescador capturaba una caguama de
siete filos (Dermochelys coriacea o tortuga laúd) también celebraba una fiesta tradicional a fin de ahuyentar la mala suerte, pues para los seris el espíritu
de este animal es muy poderoso y merece el mayor respeto. Los seris creen
que hace mucho, cuando la Tierra era
joven y estaba sujeta a muchas inundaciones, la caguama de siete filos, el pez
vela y la mariposa nocturna eran miembros de la misma familia. Aunque antes
nadie moría, ellos vieron morir a la primera persona. La caguama, que era un
personaje femenino, acababa de perder
a su hermano y tenía la cara manchada
porque lloraba su muerte.
Se dice que la caguama de siete filos entiende a los seris cuando éstos le
hablan a través de los cantos tradicionales, pues la consideran otra persona
seri; por lo tanto, cuando se capturaba a una de estas enormes tortugas, los
ancianos le pedían que se quedara para que pudieran alegrarla con su fiesta.
A continuación presento el canto con
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SeriS
Moyai ya hizxohacaya
Aquí es el lugar a donde te estamos
invitando
Moyai ya hizxohacaya
Aquí es el lugar a donde te estamos
invitando
Zeeme iqui quitj hizxohacaya
Las puertas de nuestras casas están
aquí, apuntando hacia el crepúsculo
Zeeme iqui quitj hizxohacaya
Las puertas de nuestras casas están
aquí, apuntando hacia el crepúsculo.
que los ancianos comienzan el ritual
de la caguama de los siete filos, canto que registré en 2005 ejecutado por
Cleotilde Morales y transcrito por Genaro Herrera:
Ésa es la razón por la cual, si uno atrapa una caguama, se dice que es algo
diferente. Si entonces no se celebra
una fiesta, es cosa mala para aquellos
que la atraparon, para quienes estuvieron allí. Por eso cuando se atrapa
una caguama de siete filos se celebra
cierto tipo de fiesta y todo el mundo
está contento. Por eso cuando se captura una caguama nadie le causa daño. Pero si no se celebra ninguna fiesta, algo malo les pasará a quienes la
atraparon. Por eso se celebra la fies-
ta. [María Antonia Colosio en Felger y
Moser; 1985].
4
Durante los cuatro días de celebración la caguama permanecía libre bajo una pequeña estructura de ocotillo,
donde le adornaban el caparazón con
símbolos de poder (líneas rectas y quebradas, y puntos) mientras los ancianos hablaban con ella para agradecerle su presencia. Al cabo de la festividad,
si la caguama no había muerto, los ancianos le pedían que se hundiera en el
mar tras la séptima huella de ola para
desaparecer en lo más profundo, donde
nadie pudiera hacerle daño. Se dice que
entonces la caguama así lo hacía. Mujeres y hombres lloraban al verla partir,
pues la consideraban una persona de su
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
pueblo que se despedía para siempre. Si
la caguama había muerto, entonces comían su carne y se limpiaban los huesos
para decorarlos con símbolos de poder.
Como el común denominador de las
fiestas tradicionales es la presencia de
espíritus potencialmente peligrosos, todos los rituales comparten ciertos elementos: por principio de cuentas, la figura fundamental para la celebración de
cualquiera de ellos es el amac; es decir,
la persona encargada de organizar, patrocinar y llevar a buen término la cere-
monia, pero, sobre todo, el responsable
de lidiar con las potencias y peligros sobrenaturales inherentes a cada ceremonia. En otro tiempo la figura del amac
era exclusiva de rituales mortuorios o
de la celebración de la pubertad, pero
a lo largo del siglo xx la importancia de
su papel se extendió al resto de las fiestas colectivas. La figura social del amac
ocupa hoy dentro de la cultura seri un
lugar fundamental en la perpetuación
de un sistema de reciprocidades rituales encaminadas a la purificación de
4
Niñas ataviadas con trajes tradicionales pintan su rostro durante una fiesta de pubertad.
El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia, 2003.
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SeriS
Una de las celebraciones en que la figura del amac
sigue siendo reelevante es la fiesta de la pubertad,
que se celebra cuando a una joven seri le llega la menarquia,
lo que marca el inicio de su transformación en mujer.
los bienes materiales que pudieran estar
contaminados por peligrosas potencias
espirituales. Originalmente cada familia
se relacionaba de manera particular con
otra que actuaba como su amac y con
la cual podía estar o no emparentada en
grado cercano. Sin embargo, el amac de
una persona se designaba por herencia
a través de la línea paterna. Según Griffen (1959), los amac de muerte (de entierro) solían ser los hijos de los hermanos mayores de los abuelos paternos,
mientras que los amac de pubertad eran
los hijos de los hermanos menores de
los abuelos paternos; es decir, en ambos casos, tíos segundos.
Una de las celebraciones en que la
figura del amac sigue siendo reelevante
es la fiesta de la pubertad, que se celebra cuando a una joven seri le llega la
menarquia, lo que marca el inicio de su
transformación en mujer (en todos los
sentidos), y que se señala cuando le lavan el cabello a la orilla del mar al amanecer del cuarto día. Al mes siguiente
se realiza una nueva fiesta en la que le
cortan un mechón de pelo después de
volver a lavarlo en el mar. La niña tiene prohibido comer cualquier alimento
que contenga sangre o que se haya preparado en el fuego de los alimentos para
los asistentes. Además, mediante juegos
y bailes se intenta mantenerla alegre y
despierta, pues en caso de dormirse durante los momentos vedados sus pesadillas podrían volverse realidad.
Por ultimo la fiesta del Año Nuevo,
que se celebra con la luna nueva de julio, representa para los seris no sólo el
comienzo de un nuevo ciclo vital dentro del desierto y el mar que habitan, señalado por el florecimiento de las pitahayas y la promesa siempre incierta de
la llegada de la lluvia, sino un espacio
para desplegar ante las miradas ajenas
los símbolos de la Nación Concáac, elementos constitutivos de una identidad
histórica única e inconquistable. En los
últimos años, la fiesta suele terminar a
la medianoche del segundo día, cuando
tras escuchar los viejos cantos e historias de guerra narrados por el consejo de
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4
PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
ancianos, la guardia tradicional dispara sus fusiles al aire mientras la bandera
de la Nación Concáac ondea con la brisa del mar. La fiesta del Año Nuevo seri es, pues, un gesto que desafía los desvelos de un tiempo inconexo, plagado
de incertidumbres y signos amenazantes, un gesto que entiende la celebración
del comienzo de los ciclos de su universo como un profundo acto de afirmación
existencial.
4
La nación concáac
En un proceso iniciado hace apenas algunas décadas, los concáac han logrado
replantear bajo sus propios términos los
sesgos y nociones de identidad de otros
pueblos para consolidar una identificación colectiva y con ello una presencia
política dentro del contexto regional. Esto
lo han logrado al ejercer los rasgos culturales constitutivos de su identidad como símbolos que apuntalan un proceso
de resistencia étnica y territorial. El sustrato de los emblemas de este proceso de
resistencia étnica, aunque diversos y en
apariencia totalmente ajenos a su tradición cultural, contienen en gran medida
un profundo sedimento dentro del simbolismo del que se nutre este pueblo.
El ámbito escénico de este complejo
proceso de decantación étnica llevó a la
creación de una bandera que simboliza
a la Nación Concáac, y que se coloca
durante las fiestas tradicionales en lo
alto del asta que el gobierno construyó para la bandera mexicana. Constituida por tres franjas verticales, azul, blan-
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SeriS
Un huichol recoge caracoles en tanto
una panga seri se aproxima a la playa.
Esta escena ocurrió durante una visita de los
huicholes a la Isla Tiburón.
Canal del Infiernillo, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia,
2005.
Acervo personal.
ca y roja, colores ancestrales plasmados
en sus cuevas sagradas y en su pintura
facial, la bandera ostenta un escudo en
la parte central, formado por el perfil de
una cabeza de venado cruzada por dos
flechas sobrepuestas que representan
la caza y la guerra. Una leyenda en la
parte inferior reza: nación concáac.
De hecho, el sustento discursivo sobre
el que los seris afirman ser una nación
independiente radica en su total autonomía de cualquier programa o apoyo
estatal o federal, y en su total supervivencia gracias a los recursos marinos y
terrestres que administran.
Un lugar fundamental dentro de este proceso de configuración de identidad lo ocupa la guardia tradicional seri:
“Don Genaro Herrera, quien fuera gobernador tradicional de la tribu en diversos periodos, preocupado por la seguridad del grupo y buscando contar
con el apoyo de los jóvenes que no tenían acceso a los diversos cargos de la
comunidad, creó a mediados de 1991
la guardia tradicional seri, habilitando
a estos jóvenes con las credenciales necesarias” (Aguilar; 1998). La guardia tradicional se formó entonces como respuesta del Gobierno Tradicional a una
problemática desatendida por el Gobierno Federal, concerniente a la conservación de los recursos naturales y a los de-
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4
PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
Mujer seri durante una
celebración de Año Nuevo.
El Desemboque, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando
Rentería Valencia, 2002.
Acervo personal.
0
rechos que sobre ellos se otorgaron a
los seris; particularmente en lo relativo
a los derechos de exclusividad pesquera dentro del Canal del Infiernillo. Creada en un principio como un cuerpo simbólico que comprometía a los jóvenes a
colaborar con la comunidad, sus acciones y atributos se han vuelto cada vez
más complejos con el consentimiento de las autoridades federales, hasta el
grado de que la semarNat reconoce sus
facultades para ejercer funciones de vigilancia dentro de su territorio, con una
aún no bien expresa autorización para
portar armas de pequeño calibre.
Hoy en día la guardia tradicional ha
asumido un papel considerablemente
amplio dentro de los distintos ámbitos
de la cotidianidad seri, asimilando a una
gran cantidad de jóvenes que, equipados con radiotransmisores, camionetas,
lanchas (pangas) y vestimenta militar
han dado un nuevo rostro a la defensa de sus territorios. Estos nuevos modos de resguardo de sus recursos naturales han traído una serie de violentos
enfrentamientos con los pescadores de
la región, y hay que señalar que el impacto de la guardia tradicional sobre el
tono de las relaciones con los cocsar
no ha sido bien recibido por gran parte
de la población, quien piensa que esta
nueva actitud de defensa incide negativamente en los vínculos afectivos y comerciales que buena parte de los seris
conservan con el exterior. De ahí que
muchas familias se mantengan distanciadas de los ámbitos colectivos que apun-
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SeriS
1
Bellezas seris durante una visita de wixaritar (huicholes) a la Isla Tiburón. Punta Chueca, Sonora.
Fotógrafo: Rodrigo Fernando Rentería Valencia, 2005.
Acervo personal.
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PuebloS indígenaS del México conteMPoráneo
Los seris de estos tiempos
han aprendido a manejarse
en los derroteros del mundo
moderno envueltos en un constante
proceso de transformación cuyos
desenlaces y matices
son imposibles de calcular.
2
talan estas acciones, tales como las fiestas tradicionales, y prefieren en cambio
una construcción más individual y privada de sus modos de tener contacto con
el mundo exterior y vincularse con él.
Como consecuencia de estos complejos procesos de creación y reformulación étnica hallaremos una enorme
variedad de formas de ser identificadas
dentro del grupo: vaqueros, cholos, roqueros, militares, místicos. Todos ellos
responden a diversas maneras de ser
concáac, y sus modos ocasionalmente fracturan la consonancia del proceso
étnico. Sin embargo, el cambiante calidoscopio de las derivas identitarias de
cada persona pone de relieve el enorme
peso que en esta cultura se da a cada individualidad, de modo que lejos de poner el proceso identitario en peligro, forma parte vital de su contenido. En este
contexto, la lengua seri ocupa un lugar
primordial en la articulación de la enorme diversidad de la etnia: su práctica,
anclada firmemente en las nuevas generaciones, denota un enorme vigor, pues
lejos de ser amenazada por el español,
constituye la principal barrera semiótica
a partir de la cual los seris han preservado del embate occidental los símbolos y
certezas que les son fundamentales.
Así, los seris de estos tiempos han
aprendido a manejarse en los derroteros del mundo moderno envueltos en
un constante proceso de transformación
cuyos desenlaces y matices son imposibles de calcular. Hay una apuesta y una
incertidumbre que marcan las formas de
estructuración de su proceso social. En
el contexto actual de la tribu, los distintos dramas sociales fracturan la consonancia de las acciones y las identidades
son sacudidas y llevadas al vértigo de
las derivas individuales, donde mutan,
se traslapan y resuenan en vastos y plurales horizontes. A partir de los dramas y
juegos de la posibilidad y la diversidad,
los seris han logrado decantar los límites mediante los cuales han parapetado
su existencia y han resistido al embate
físico y simbólico de distintas sociedades que sistemáticamente han negado la
posibilidad de comprender y respetar su
particular y único modo de vida entre el
desierto y el mar.
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SeriS
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SeriS
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total
%
hombres
716
población en hogares
mujeres
352
364
0
Población de 0 a 4 años
3
11.
33
Población de a 14 años
14
20.
0
Población de 1 a 24 años
141
1.
3
Población de 2 a 44 años
234
32.
11
11
Población de 4 a 4 años
1
11.3
43
3
Población de y más años
24
3.4
14
10
0.
3
2
Población de edad no especificada
población de 5 años y más hablante de
lengua indígena2
456
240
216
población de 15 años y más
480
246
234
4
13.3
2
3
Con algún grado de primaria
12
40.0
2
100
Con posprimaria
21
4.0
11
1.
2
194
101
Sin instrucción escolarizada
No especificado
295
población ocupada
Ocupados en actividades agropecuarias3
Ocupados sin ingresos
4
Viviendas habitadas
124
42.0
11
2.4
3
4
145
Con agua entubada
2.4
Con drenaje
3.
114
.
Con electricidad
notas
1
Se refiere a la población en hogares en donde el jefe, el cónyuge o algún ascendiente declaró ser hablante de lengua seri.
2
Incluye hablantes de seri y de otras lenguas indígenas de 5 años y más.
3
La diferencia entre la población ocupada y la población agropecuaria está distribuida en otras actividades económicas.
4
La diferencia entre la población ocupada y la población sin ingresos está distribuida entre otros rangos de ingresos.
fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,
“Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en XII Censo General de
Población y Vivienda, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 2000.
http:www.cdi.gob.mx
Seris, de Rodrigo Fernando Rentería Valencia,
se terminó de imprimir en diciembre de 2007
en los talleres de Impresora y Encuadernadora
Progreso, S.A. de C.V., San Lorenzo 244,
Col. Paraje San Juan, Deleg. Iztapalapa,
C.P. 09830, México, D.F. El tiraje fue de
6 000 ejemplares.
Las tareas de digitalización y retoque de
imágenes, composición tipográfica,
diagramación y cuidado de edición estuvieron
a cargo de la Coordinación Editorial de la cdi.
http:www.cdi.gob.mx
1F_seris.indd 2
7/26/07 5:39:34 PM
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