SEMBRAR Educar es un largo camino de paciencia: hoy se arroja una semilla... que se recogerá en el futuro. En Egipto encontraron granos de trigo que databan de los tiempos de los faraones; alguien los ha sembrado y, luego de algunos meses, ¡había un mar de espigas llenas de excelente trigo! ¡Potencia de la semilla! Por eso, el educador cree en la semilla. Poco, mucho..., no importa: solo siembra. Siembra desde los primeros días de la vida del hijo. Siembra el coraje, porque la vida siempre va en subida. Siembra la esperanza, porque la esperanza es el impulso para continuar. Siembra el optimismo, porque el optimismo es el motorcito que permite lograr todo. Siembra un buen recuerdo, porque un buen recuerdo puede llegar a ser el punto de agarre al que es posible afferrarse en los momentos en que corre riesgo el equilibrio. Siembra a Dios, porque Dios es el fundamento de todo. ¡El educador siembra! Siembra porque la semilla es mucho más que una esperanza: es una garantía. Lo decía bien el poeta libanés Kahil Gibran (1883-1931): "La tempestad es capaz de destruir las flores, pero no tiene el poder de desarraigar las semillas". Al poeta libanés hace eco el gran escritor ruso Feodor Dostoevskij (1821-81): "Basta solo una pequeña semilla, una minúscula semilla que depositamos en el ánimo de un hombre simple, y ella no morirá, sino que vivirá en su alma por toda la vida, quedará escondido en él entre las tinieblas, entre la oscuridad de sus pecados, como un punto luminoso, como una sublime advertencia”. ¡Estoy de acuerdo, en un cien por ciento! En definitiva, ¡un buen padre es un buen sembrador! Sembrar es su primer deber. San Bonaventura (1217-1274) decía: "El mérito no está en recogeer mucho sino en sembrar bien (¡Gracias por el ánimo que nos regala este pensamiento”. Sembrar es su primera responsabilidad. Hay un proverbio que afirma: "Quien siembra clavos, ¡no ande descalzo por ahí!”. Los chinos repiten esta bella imagen: el niño es como una página en blanco; todos los que pasan junto a él le dejan marcado un signo, le tiran una semilla. ¡Ojalá que siempre sea una semilla de buen grano, y no de cizaña! LAS 13 ESTRATEGIAS PARA SER PADRES CASI PERFECTOS Educar es un arte que debe aprenderse. No es suficiente el instinto; hace falta documentarse. El inventor del ‘Teléfono azul’, Ernesto Caffo, tiene razon cuando sostiene que "un adulto no se convierte automáticamente en padre: es un proceso mental que requiere tiempo”. Sí, como no basta tener un piano para ser un buen pianista, así no basta tener hijos para ser buenos padres. Marcello Bernardi (1922-2001), el más famoso pediatra italiano del siglo pasado, nos manda decir que “ser padres no es obligatorio. Pero cuando alguien llega a serlo, ¡debe prestar atención a ciertas reglas y estar atento a lo que hace!". ¡Lo cual significa que ser padres no es trabajo para haraganes! El educador y actor estadounidense Bill Cosby (1937) estaba convencido de que “ser padres es, a veces, más estresante que ser presidente de los Estados Unidos". Sin llegar tan lejos, una cosa es muy cierta: el padre diplomado debe ser capaz de adoptar algunas actitudes que son como las claves de la educación. Por eso, a partir de este número de nuestro Boletín, analizaremos aquellas que nos parecen las estrategias más fundamentales del arte de educar. Para que el lector no pierda el hilo conductor, presento aquí el orden en que irán apareciendo. 1: Sembrar. 2: Alentar. 3: Esperar. 4: Amar. 5: Hablar. 6: Brillar. 7: Mandar. 8: Alegrarse. 9: Dar trabajo. 10: Equivocarse. 11: Rezar. 12: Cortar el cordón umbilical. 13: Dejar un buen recuerdo. LA TARDECITA ES PRECIOSA ¡El momento más propicio para sembrar es la tardecita! En ese momento del día es más fácil tener pensamientos mansos, pensamientos de paz. El fin de la jornada es benigno, tierno y discreto. Por eso es una ocasión mágica para el encuentro y a intimidad. Hasta los sordos escuchan en la tardecita, porque es un momento en el que se habla con el corazón. ¡No desperdiciemos la tarde! Don Bosco (1815-1888), que entendía bastante de educación, ha comprendido que las horas de la nochecita son importantes. Por eso ha creado las “Buenas Noches”: ese discursito afectuoso que en las casa salesianas el director dirige a su ‘familia’ para cerrar la jornada. ¡No desperdiciemos la tarde! El escritor alemán Johann P. Richter (1763-1825) estaba convencido de que "las palabras que un padre dice a los hijos de noche, en la intimidad de la casa, no son escuchadas por ningún extraño, pero su eco llegará a muchos". BOUTIQUE PEDAGÓGICA • "Los niños de hoy parecen saber muchas cosas; y las saben. Pero bajo el niño tecnológico está escondido el niño eterno, que no puede vivir sin el afecto y el amor de alguien" (Mario Lodi, maestro escritor). • "El niño nos es un animalito que hay que domesticar. Enseñarle a hacer reverencias, muecas, saluditos, es ridículo e inútil. No les faltemos al respeto. Aunque sean muy pequeños, poseen una dignidad única" (Marcello Bernardi, pediatra). • "En los grandes establecimientos de cría de animales del Oeste americano, no está permitido utilizar palabrotas o expresiones vulgares. Si una ‘pedagogía animal’ tiene semejantes exigencias en las regiones salvajes del Far West, ¿podrá quedar atrás la 'pedagogía humana'?" (F.W. Foerster, pedagogo). • "¡Qué pobre es la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe, la grandeza que no se inclina ante los niños!" (Kahil Gibran, poeta libanés). Pino Pellegrino