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La Propiedad Intelectual y los Medios Electrónicos
La preocupación universal por brindar protección a las creaciones materiales e intelectuales
de los individuos enfrenta retos mayores cuando estas creaciones se generan en medios
intangibles, como son los medios electrónicos.
La tremenda facilidad con la que un individuo puede crear una obra u objeto mediante
herramientas electrónicas o digitales es una característica del posmodernismo, en donde se
juega –y se vive– bajo las reglas de la sociedad de la información.
A su vez, el fácil acceso a toda la información que se coloca en Internet y el uso de
herramientas de búsqueda extremadamente poderosas hacen que cualquier obra quede
visible al público casi de manera inmediata y por tanto pueda ser objeto de plagio o uso no
autorizado.
Existen varios riesgos cuando se trata del Internet. Uno de ellos es cuando el autor decide
colocar en Internet una obra o producto –llámese literario, de ingeniería, científico o de
cualquier otro tipo– para fines de difusión o consulta, desde ese momento quedará expuesta
a posibles plagios en cualquiera de sus contenidos o en toda la obra. Otro riesgo se da
cuando el autor utiliza el Internet para transmitir una obra a sus colegas, revisores,
evaluadores o centros de publicación, ya sea utilizando el correo electrónico, las redes
sociales o algún servicio de almacenamiento en la red, en este caso conviene que verifique
primero que estos sistemas utilizan herramientas para protección de la información, tales
como la seguridad de los accesos, el cifrado o la encriptación de los contenidos y el uso de
rutas y servidores seguros. Lo anterior debido a la posibilidad de que existan personas o
robots informáticos a la caza de materiales difundidos por estas vías.
Una situación más de riesgo para las obras o productos de la actividad intelectual es el
hecho de que actualmente la mayor parte de ellas se generan o diseñan mediante el uso de
computadoras, las cuales siempre pueden estar expuestas al robo o intrusión no autorizada
con la consiguiente extracción de los archivos o documentos digitales. El robo puede darse
en esta modalidad de tres maneras: a) a través del robo completo de los equipos de cómputo
de su ubicación física, b) a través del acceso directo no autorizado a los equipos de
cómputo, y c) a través del acceso vía remota en caso de que el equipo se encuentre
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conectado a una red temporal o permanentemente, ya que estará expuesto a los llamados
hackers. Por tanto, el autor deberá asegurarse de mantener su equipo de cómputo bajo llave
o instalando algún tipo de candado físico que se venden en el mercado de manera usual, a la
vez deberá verificar que la configuración de sus equipos sea la óptima para evitar el acceso
no autorizado de forma presencial o virtual y a la vez instalar los sistemas convenientes de
vigilancia contra intrusos, del tipo spyware.
El autor debe entonces permanecer alerta ante tales situaciones tanto para proteger sus
materiales cuando vayan a ser transmitidos a segundas partes, como para ser colocados en
la red de manera temporal o permanente para su consulta. De tal suerte que no sólo deberán
preparar su formato para estos manejos, sino también deberán registrar sus obras de manera
formal ante las autoridades competentes, siempre bajo el conocimiento de las leyes, los
acuerdos y los procedimientos que les permitirán dar evidencia de su autoría.
Las leyes de protección a la propiedad intelectual actualmente contemplan de alguna
manera la producción de materiales digitales. A nivel internacional, la Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO, por sus siglas en inglés) estableció en 1996 los
“desarrollos en materia de gestión de derechos en el ámbito digital” y “el estudio sobre las
limitaciones y excepciones del derecho de autor y los derechos conexos en el ambiente
digital”. 1
Por su parte la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias
(IFLA, por sus siglas en inglés) publicó el Manifiesto sobre Internet donde se establece la
libertad de acceso a toda la información que circula en Internet, pero que a la vez defiende
el derecho de autor y la propiedad intelectual digital.2
Por su parte, el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica ha publicado cuatro
documentos en los que establecen el uso de materiales digitales y los derechos de autor, los
cuales son: la Ley de Transacción Uniforme de Información Computarizada3 (UCITA por
sus siglas en inglés); la Administración de los Derechos Digitales;
4
la legislación de
Protección de Bases de Datos5 y el Acta del Milenio sobre el Derecho de Copia Digital.6
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La Asociación Americana de Bibliotecas (ALA, por sus siglas en inglés), al igual que otras
instancias en diversos países, han incorporado la normatividad internacional y han
desarrollado estas leyes para aplicarlas a sus entornos particulares.7
A nivel nacional y con base en los documentos y tratados internacionales, el Gobierno de la
República Mexicana define, a través de la Ley Federal de Derechos de Autor del 2003,8 las
consideraciones que se deben tomar en cuenta para el manejo de cualquier formato o medio
en el que se produzcan las obras intelectuales (artículo 3), las representaciones digitales o
formatos electrónicos (artículo 6), los fonogramas digitales (artículo 129) y los
audiogramas digitales (artículo 135). Esta legislación defiende el derecho de autor y la
propiedad intelectual de materiales digitales y establece las bases para su procesamiento y
registro en México.
En México también se han formado instituciones que se encargan de vigilar las leyes y
poner en efecto los lineamientos en materia de propiedad intelectual, tal es el caso del
Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial9 y del Instituto Nacional de Derechos de
Autor.10
Como en muchas otras situaciones la prevención también es uno de los mejores aliados
para evitar el plagio o robo de material intelectual. Si se cuenta con las herramientas a la
mano es conveniente usar herramientas de encriptación o para imprimir marcas de agua en
los documentos,11 que dan cuenta de quién es el autor de la obra que está en proceso.
Las propuestas de este tipo han surgido en todo el mundo y para situaciones cada vez más
específicas, como la que hace J. E. Ferrer para proteger los derechos en objetos de
aprendizaje12 o la que emite el Consorcio de Creadores13 que establece que las obras
intelectuales pueden ser utilizadas de manera libre siempre y cuando se de el crédito
correspondiente al autor original. En última instancia se alude al uso de la protección de
documentos completos utilizando formatos especiales como es el formato PDF®, el cual si
es utilizado adecuadamente en ocasiones puede llegar ser inviolable.14
Finalmente, la normatividad en la Universidad de Guadalajara defiende el derecho de autor
de las obras en cualquier formato que hayan sido desarrolladas o publicadas, incluyendo
evidentemente los productos digitales. Por tanto, las leyes que aplican para la obra
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intelectual que se mencionan en este libro aplican para las obras digitales y electrónicas que
hayan sido generadas dentro de esta Universidad. La oficina que se encarga de estas
actividades es la Unidad de Protección a la Propiedad Intelectual, que forma parte de la
Oficina del Abogado General de la Universidad de Guadalajara y cuya actividad principal
es la de “registrar el patrimonio universitario en materia de propiedad intelectual, industrial,
marcas, patentes, invenciones y derechos de autor, además de protegerla y preservarla en
contra de actos que atenten contra la misma”15 y a donde la comunidad universitaria puede
acudir para asesoría en esta materia.
Igor Martín Ramos Herrera, María del Rosario Ruíz Durán
y Miguel Ernesto González Castañeda
Universidad de Guadalajara
Referencias
1. Morales CE y García PJ. La propiedad intelectual y los derechos de autor: iniciativas de
organismos y asociaciones internacionales. Infodiversidad (10):11-34, 2006.
2. International Federation of Library Associations and Institutions. Manifiesto sobre
Internet de la IFLA. 2002. http://archive.ifla.org/III/misc/im-s.htm. Consultado el 16 de
abril de 2012.
3. National Conference of Commissioners on Uniform State Laws. The Uniform Computer
Information Transaction Act. U. S. Government Copyright Office. 1999.
4. U. S. Government Copyright Office. Digital Rights Management. US Government, 2006.
5. U. S. Government Copyright Office. Database Protection Law. American Library
Association, 2006.
6. U. S. Government Copyright Office. The Digital Millenium Copyright Act. 1998.
http://www.copyright.gov/legislation/dmca.pdf. Consultado el 16 de abril de 2012.
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7. American Library Association. http://www.ala.org/copyright. Consultado el 16 de abril
de 2012.
8. Presidencia de la República Mexicana. Ley Federal de Derechos de Autor. México, D. F.
2012.
9. Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Puntos de Discusión sobre Entorno
Digital. http://www.impi.gob.mx/wb/IMPI/inicio. Consultado el 3 de abril de 2012.
10. Instituto Nacional de Derechos de Autor (INDAUTOR). http://www.indautor.gob.mx.
Consultado el 3 de abril de 2012.
11. Martinez JM. Marcas de agua en documentos digitales. http://www.dcristo.net/
index.php?topic=45437.0. Técnicas de protección de derechos de autor en documentos
digitales. Consultado el 3 de abril del 2012.
12. Ferrer JE. Un modelo para facilitar el manejo de derechos de autor en objetos de
aprendizaje. Tesis Maestría. Escuela de Ingeniería, Universidad de las Américas Puebla.
2009.
13. Creative Commons, http://creativecommons.org/. Consultado el 3 de abril de 2012.
14.
Adobe
Systems
Incorporate.
Adobe
Acrobat.
http://www.adobe.com/es/products/acrobat.html. Consultado el 16 de abril de 2012.
15. Unidad de Protección a la Propiedad Intelectual. Oficina del Abogado General de la
Universidad de Guadalajara. http://www.abogadogeneral.udg.mx/unidad-de-proteccion-lapropiedad-intelectual. Consultado el 16 de abril de 2012.
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