capítulo iv

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CAPÍTULO IV
LAS DECLARACIONES DE LAS PARTES COMO OBJETO DE PRUEBA
CAPÍTULO IV
•••••••••••
LAS DECLARACIONES DE LAS PARTES COMO OBJETO DE
PRUEBA
La diferenciación propuesta por MIRANDA ESTRAMPÉS entre
hechos y afirmaciones sobre los hechos ya desarrollada en el primer capítulo,
permite sostener que si bien la prueba se organiza a partir de lo que las
partes postulan al proceso, estas afirmaciones constituyen objetos de
prueba y por tanto, deben ser corroboradas por las distintas fuentes
que se integren al juicio. Es decir, en principio, las declaraciones
de las partes involucradas en el proceso, que resumen sus
afirmaciones sobre los hechos del caso, no constituyen en sí
mismas pruebas del juicio de hecho..
Si el objeto de prueba viene formado por las afirmaciones que las
partes introducen al proceso, entonces uno de los aspectos a tener en
cuenta al momento de delimitar qué puede calificar como fuente de
prueba y qué no, será la posición que, respecto al litigio, ocupa quien
sostiene una afirmación. Tanto el imputado como el Fiscal introducen
en el proceso afirmaciones determinadas desde una posición objetiva
de interés. Que uno de estos intereses sea privado (obtener la
absolución) y el otro público (perseguir el delito) no constituye a estos
fines ninguna diferencia. Que el Fiscal presente acusación en un caso
implica que viene al proceso convencido (prevenido, si se prefiere) sobre
la culpabilidad del imputado. Por tanto, salvo una causa que provoque
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OBTENCIÓN Y VALORACIÓN DE LA PRUEBA
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
su convencimiento sobre la inocencia, hará y deberá hacer lo posible
por obtener una condena. Para todos resultaría inadmisible que un fiscal
pretendiera emplear como fundamento de su acusación el texto de su
propio dictamen, porque ello equivaldría, parafraseando una imagen
acuñada por GARCÍA DE ENTERRÍA, que un hombre tumbado en el
suelo intentara levantarse a sí mismo tirándose del cabello.
La necesaria distancia que es preciso establecer entre fuentes de
prueba y declaraciones de las partes resulta por completo clara cuando
nos referimos a las alegaciones del fiscal, que no puede ser, a la vez,
"testigo" del hecho ni formar "prueba" en base a sus dictámenes. Sin
embargo, esta distinción no parece tan sencilla cuando hablamos por
ejemplo, de las declaraciones del agraviado o de la confesión del inculpado.
De lo que se trata es de definir en cada caso cual es el valor
probatorio de cada una de las declaraciones de las partes.
4.1
Declaraciones del agraviado
Es posible encontrar problemas y confusión en relación al
estatuto que corresponde reconocer a las declaraciones del
agraviado. ¿Podrán estas declaraciones constituirse formalmente en
parte en el proceso?. ¿Por qué nos parece tan claro que el fiscal no
puede citar como prueba de cargo sus dictámenes, pero admitimos
diariamente que cite la declaración preventiva del agraviado como
prueba del hecho?. ¿Puede acaso el agraviado constituirse
válidamente en testigo del hecho que, según alega, le perjudicó?. ¿Es
acaso diferente la situación cuando se intenta probar la acusación
citando las conclusiones del atestado policial?.
Si admitimos que el agraviado, ocupa la posición de un
sujeto interesado en el resultado del caso, incluso si no ha
solicitado su inclusión como parte en el proceso, entonces
la exclusión de su declaración del conjunto de pruebas
actuadas vendrá indicada sin duda alguna. Por la misma razón,
se indicará la exclusión de las actas de reconocimiento practicada
por él. A diferencia de lo que ocurre con un testigo, el
reconocimiento por el agraviado constituye un acto complementario
a la denuncia, útil para centrar la imputación en caso que sea preciso
individualizar a un presunto autor a quien sólo se conoce por sus
características físicas, pero no más que eso.
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LAS DECLARACIONES DE LAS PARTES COMO OBJETO DE PRUEBA
CAPÍTULO IV
Las reglas del proceso fuerzan a prohibir emplear la misma declaración
en una doble posición: la que corresponde a la expresión de agravios y la
que corresponde al testigo del hecho. Admitir, abiertamente, la
homologación entre el agraviado y el testigo, importa tanto como tolerar
que una persona denuncie a otra ante el fiscal y de inmediato se convierta
en testigo de cargo contra el imputado. Si suprimimos por un momento
la posición del fiscal, entonces resultará que estamos empleando el dicho
del denunciante como prueba de sí mismo.
Estas consideraciones muestran su importancia en el caso de delitos
cometidos en escenarios cerrados, especialmente, en los delitos de
violencia sexual. Citando la jurisprudencia del Tribunal Supremo,
MIRANDA ESTRAMPÉS retrocede en este punto para afirmar que en
estos casos, por la estructura del hecho, es imposible negar a la declaración
de la víctima el carácter de fuente de prueba. Pero de inmediato pasa a
imponerle los requisitos de la doctrina clásica sobre el tema: exclusión
de motivos perversos, uniformidad en el dicho y elementos
complementarios que corroboren el dicho. Pues bien, ¿qué son estos
"elementos complementarios" si no verdaderas pruebas? Empléense las
denominaciones que se emplee, siempre que exigimos que las
declaraciones del agraviado vengan verificadas o corroboradas por otras
fuentes, lo que estamos haciendo es reconocer que ellas, por sí mismas
no pueden probar y por tanto, trasladamos la prueba a las fuentes que
concurran a comprobar su dicho. En otras palabras, la declaración de la
víctima sólo puede ser tenida por prueba... en la medida en que sea probada
(i!). Tal sin sentido parece obligarnos, entonces, a reconocer que la
declaración de la víctima no constituye prueba, aunque pueda
apoyar la imputación y, en su caso, justificar incluso la imposición de una
medida provisional sobre la libertad del presunto autor.
4.2
Declaraciones del imputado
La posición del imputado de cara a las pruebas ofrece problemas
diversos. En este caso el problema proviene de ciertas tendencias que
parecen negar todo deber de probar los hechos que él alega. Cierto
es que la presunción de inocencia impide imponer al imputado el mismo
estándar de prueba que pesa sobre la parte acusadora. Pero ello no
supone exonerar de toda carga al imputado, pretendiendo que deba
ser el órgano de investigación (juez o fiscal de instrucción) el que
actúe en su favor.
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OBTENCIÓN Y VALORACIÓN DE LA PRUEBA ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
Que la declaración del imputado constituya, al menos en
principio, un medio de defensa técnica y no una fuente de
prueba, constituye, felizmente, un lugar común en la doctrina.
También es frecuente relacionar este carácter con la prohibición de
forzar la auto incriminación y el derecho del imputado al silencio y a
abstenerse de colaborar con la acusación. Pero ¿qué ocurre cuando el
imputado, en su defensa, alega alguna causa impeditiva o absolutoria?
Dada la mejor posición del órgano de investigación, y sus deberes de
vinculación objetiva con la búsqueda de la verdad hasta donde sea posible,
parece razonable asumir que una alegación fundada de cualquier causa
de defensa debe provocar diligencias orientadas a establecer o descartar
la verosimilitud de las alegaciones de la defensa, con independencia del
esfuerzo que ella pueda hacer en tal sentido. Pero para que tal esfuerzo
sea obligatorio, las alegaciones deben ser suficientes para provocar dudas
sobre los cargos. Carecería de sentido introducir una regla que obligue
a la fiscalía o al juez de instrucción a seguir cualquier pista absolutoria
propuesta por la defensa no importando su credibilidad.
Otro tanto puede decirse de la prueba en el juicio. La presunción
de inocencia prohibe que se imponga al imputado los deberes de prueba
suficiente de cargo en la dimensión en que vienen impuestos a la
acusación. Pero para que los alegatos absolutorios del acusado tengan
éxito deben, al menos, provocar dudas razonables sobre la acusación.
Dudas que sean suficientes para descartar la convicción absoluta que
debe convocar la acusación para fundar un fallo condenatorio.
La primera declaración del imputado una vez iniciado el
procedimiento recibe el nombre de instructiva. Tres son, a decir de
Clariá Olmedo, las notas características de esta diligencia:
Es un acto personal del imputado: solamente de él puede provenir
la exposición. La intervención del abogado defensor se circunscribe a la
de un asistente técnico.
Se presta ante la autoridad que tiene a cargo el procedimiento:
juez penal o fiscal provincial, excluyendo toda posibilidad de que se
preste ante autoridad extrajudicial. García Rada" sostiene que no puede
librar exhorto a otro magistrado de igual categoría para que la reciba y
"
GARCÍA RADA, Ob. Cit. Págs. 140/141
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LAS DECLARACIONES DE LAS PARTES COMO OBJETO DE PRUEBA
CAPÍTULO IV
que solo es instructiva la prestada ante juez competente, no lo es la
declaración rendida ante otras autoridades.
c) Es una exposición voluntaria, primero, porque el imputado puede
declarar o no. Además puede ser espontánea, si el inculpado depone
como estima pertinente; provocada, si responde a un interrogatorio o
mixta, si combina una y otra línea de actuación.
Como toda declaración del imputado, la instructiva es un
medio de defensa y no un medio de investigación o prueba.
A través de la instructiva, el procedimiento reconoce al imputado
el derecho a responder a los cargos y aportar los datos y fuentes que
puedan ser útiles a su defensa. La prohibición de todo acto que fuerce
la propia incriminación refuerza esta concepción. Así como debe
reconocerse prohibido forzar una declaración a través de tormentos o
torturas, también debe estimarse prohibido imponer al imputado
sanciones que le fuercen a colaborar con la persecución.25.
En tanto acto voluntario y medio de defensa, la instructiva no puede
admitir requerimientos ni juramentos o promesas de honor para
asegurar que diga la verdad.
Los Códigos de 1940 y 1991 no regulan puntualmente la
declaración del acusado en el acto oral; se limitan a imponer su
realización, al iniciar el momento probatorio (artículo 243° del Código
de 1940) o a su culminación (artículo 284° de 1991). En cambio,
estos cuerpos legales desarrollan escrupulosamente la declaración del
inculpado, como acto formal judicial (Código de 1940) o fiscal (Código
de 1991), al inicio de la etapa de instrucción, la cual puede repetirse
de forma continuada, de oficio o a petición del propio imputado;
diligencia que es denominada instructiva en el Perú e indagatoria en
otros países.
Gómez Orbaneja", señala que el interrogatorio del acusado en el
juicio viene exigido por el "espíritu de todo el sistema en que la ley se
LEVENE, Ob. Cit. Tomo II. Pcig. 425
2' GÓMEZ ORBANEJA, Ob. Cit. páginas 2681269
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OBTENCIÓN Y VALORACIÓN DE LA PRUEBA ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
inspira" (principio de contradicción), en tanto se proclama la
imprescindible audiencia de los imputados como requisito de validez
del fallo. Sin embargo, anota, en la medida en que el acusado es sujeto
del proceso, no está obligado a declarar, aunque si a comparecer, y su
interrogatorio no es -siguiendo a Beling- un verdadero interrogatorio,
sino más bien un permiso para interrogarlo. La declaración del acusado
constituye, antes que nada, un medio de defensa, una oportunidad que
la ley reconoce en su favor para tomar posición frente a la acusación y
las pruebas presentadas en su contra, y no un medio de fijar
objetivamente la verdad de los hechos del caso.
Sin embargo, no se puede desconocer que la declaración del
acusado, favorable o desfavorable a la posición que alega en su defensa,
puede influir en la convicción formada por el juez. MOREN27CATENA27
afirma que en la práctica es muy difícil que el juez o tribunal que oye la
declaración y percibe la manera en como ésta se desarrolla, no tome
igualmente posición de frente al acusado, sacando consciente o
inconscientemente conclusiones a partir de tal diligencia. Por nuestra
parte, estimamos que si bien ello es inevitable, las impresiones que el
juez o tribunal obtenga a partir del modo en que declara el acusado
sólo deben pasar al fallo en la medida en que puedan ser justificadas por
medio del análisis de las verdaderas pruebas.
Es preciso pronunciarse sobre el deber de veracidad impuesto por
nuestra legislación al acusado (artículos 127° y 245° del Código de 1940)
y sobre el derecho que a él asiste de negarse a responder a las preguntas
que le sean formuladas. Contemporáneamente ya están superadas
aquellas tesis que exigían del reo colaboración con la averiguación de la
verdad, imponiéndole el deber de declarar'. Actualmente, en el derecho
comparado, no se impone al acusado la obligación jurídica de decir la
verdad, ni siquiera de responder al interrogatorio. La Convención
Americana de Derechos Humanos (artículo 8°.2.g) reconoce al acusado
el derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo NI A Declararse
culpable. A la luz de esta disposición, Tome García" sostiene que el
interrogatorio del acusado debería comenzar preguntándole, no si se
confiesa reo del delito que se le imputa, sino simplemente si quiera
" MORENO CATENA, Ob. Cit. Pág. 393
te
VIADA-ARAGONESES. Ob. Cit. Pág. 363
" TONE GARCÍA, Ob. Cit. Pág. 456
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CAPÍTULO IV
LAS DECLARACIONES DE LAS PARTES COMO OBJETO DE PRUEBA
declarar, informándole de los alcances de su derecho a no declarar. En
caso afirmativo, podrá dejar de contestar alguna o algunas de las
preguntas que se le formulen, sin que el juzgador pueda extraer ningún
efecto de dicha actitud.
Dado el principio de inviolabilidad de la persona humana, resulta
inadmisible que se aplique forma al gu n a de presión física contra el acusado.
Igualmente, se rechaza la posibilidad de utilizar medios coercitivos de
carácter síquico, tales como hipnotismo, los medios químicos mediante
el suministro de sustancias de acción narcótica, el registro gráfico del
pulso y la respiración, el reflejo galvano-psíquico, etc. Al respecto,
MONTÓN REDOND0 3° acota que su práctica ha sido sistemáticamente
denegada sobre la consideración unánime de falta de fiabilidad en cuanto
a sus resultados, eventuales peligros derivados de su empleo y sobre
todo, por conculcar el principio de legalidad al suponer una forma
indirecta de obtener declaraciones. El empleo de tales métodos revela
un considerable desprecio a la persona permitiendo el aniquilamiento
de sus recursos físicos y psíquicos, al convertirla en mero apéndice de
un aparato o un producto químico.
En Sentencia de 26 de noviembre de 1991, el Tribunal Supremo
español ha rechaza d ° la admisión de diligencias de administración de
fármacos incluso cuando se practican a pedido del propio imputado,
estimando que falta en ellas libertad de la declaración31.
Las garantías establecidas para la instructiva rigen íntegramente
para el juicio oral, acomodadas a las características de esta fase. Siguiendo
en lo pertinente a Viada-Aragoneses 32 es del caso apuntar que:
El interrogatorio se inicia con las generales de ley del acusado,
estando prohibido que se le tome juramento
El acusado, protegido por la cláusula de no autoincriminación,
conserva la facultad de no responder, sin que pueda emplearse ningún
medio coactivo ni intimatorio contra él y sin que quepa extraer ningún
elemento positivo de prueba de su silencio
" MONTÓN REDONDO, Ob. Ca Pág. 347
RI VES SEVA Ob. Cit. Pág. 94
32 VIADA-ARAGONESES, Ob. cit. Págs. 269/270
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OBTENCIÓN Y VALORACIÓN DE LA PRUEBA
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El Tribunal y las partes están prohibidos de formular preguntas
capciosas o sugestivas, y
La confesión del imputado no faculta al tribunal para prescindir de
la práctica de las pruebas admitidas a que las partes que las hubiesen
propuesto no renuncien, siendo del caso invitar al confeso a que explique
todas las circunstancias del delito y cuanto pueda contribuir a comprobar
su confesión.
4.3
La Confesión
Se entiende por confesión la declaración que en contra de sí
hace el imputado, reconociéndose culpable del delito y demás
circunstancias.
En rigor, como apunta Alberto Néstor CAFETZÓGLUS", la
confesión importa la admisión del imputado de haber cometido una
conducta penalmente típica, aún cuando contenga alegaciones
encaminadas a atenuar o a excluir la pena.
El Código de 1940 no define la confesión, como lo hacen los
Códigos antiguos. Se limita a fijar los efectos de la confesión "sincera
debidamente comprobada" en relación a la actividad investigadora
del juez penal y a la sanción penal (artículo 136°) y a señalar que la
sentencia debe apreciar, entre otros medios de prueba, la confesión
del acusado (artículo 280°). El Código de 1991, por su parte,
reconociendo la importancia de la confesión, fija las condiciones de
su valor probatorio, sus efectos en orden a la sanción penal y su
tratamiento procesal (artículos 127°/129°), así como sus efectos
dispositivos sobre el objeto procesal (artículo 280°).
Las notas características de la confesión, siguiendo en parte a MIXÁN
MASS", son seis:
a) Es una declaración personal y oral del imputado; por tanto, no
hay confesión ficta ni presunta.
CAFETZÓGLUS, Alberto Néstor, Delito y Confesión. Editorial Hammurabi. Buenos Aires. 1982. Pág. 29
3‹ MIXÁN MASS, La prueba en el procedimiento penal. Ediciones Jurídicas. Lima. 1991. Págs. 59/67
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LAS DECLARACIONES DE LAS PARTES COMO OBJETO DE PRUEBA
CAPÍTULO IV Es una declaración libre y consciente, por lo no debe admitirse
que sea obtenida bajo presiones de ningún tipo ni bajo la mediación de
medios químicos o mecánicos.
Debe ser sincera, en cuya virtud el imputado debe proferir una
narración veraz, con fidelidad a la memoria.
Debe tener un contenido verosímil, esto es, el relato debe ser de
tal naturaleza y características que a la luz de una consideración razonable
aparezca como susceptible de haber ocurrido. El relato no debe ser
contrario a una ley natural, a un hecho notorio o a las leyes de la lógica
común.
El relato debe ser circunstanciado, es decir, debe proporcionar los
detalles pertinentes, debe dar "razón de su dicho" en orden a su
intervención delictiva y a las circunstancias a nteriores, concomitantes y
posteriores, objetivas y subjetivas, del hecho y de su comportamiento, y;
O El declarante debe aceptar el hecho imputado, aunque postule
la concurrencia de circunstancias o hechos eximentes, atenuantes o
impeditivos .
CONFESIÓN
Personal y Oral
Libre y Consciente
Sincera
Verosímil
La confesión para ser tal, implica que el inculpado admita que ha
cometido un hecho tipificado como delictivo en la ley penal. Por
consiguiente, debe estimarse que no ha habido confesión si el imputado
no reconoce ser autor o partícipe de hecho alguno tipificado por la ley
penal. En rigor, no existe la denominada confesión parcial, pues toda
confesión por definición siempre es total. El reconocer haber actuado de
determinada manera, pero no el hecho típico objeto del proceso, no
constituye, propiamente, confesión. CAFETZOGLUS" señala al respecto
que estas admisiones son simplemente hechos antecedentes, indicios, a
partir de los cuales el juzgador puede elaborar presunciones.
35 CAFETZOGLUS, Ob. Cit. Pág. 70
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OBTENCIÓN Y VALORACIÓN DE LA PRUEBA
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CAFETZOGLUS" llama confesión actuada a la admisión de cargos
que se trasmite por medio del actuar del imputado en la reconstrucción
del hecho. Desde el punto de vista del imputado, la reconstrucción del
hecho integra genéricamente su declaración, por lo que participa de los
regímenes normativos que a ella corresponden.
La validez del acto de confesión requiere libertad y normalidad
síquica en el declarante. La libertad de la declaración supone que la
confesión halla sido prestada sin exigir juramento y sin apremios ilegales,
tales como amenazas, torturas, dádivas o promesas. Se rechaza entonces
la confesión violentada (ejercicio de violencia física o moral contra el
imputado) y la confesión comprada, otorgada por dádivas o promesas.
Resulta igualmente inaceptable, la confesión fraudulenta, arrancada
mediante una celada o con artificios o disimulo que lo llamó a engaño
tendido por la propia autoridad.
En cuanto a las condiciones subjetivas que deben exigirse para validar
el acto, se requiere que el confesante cuando confiesa esté en perfecto uso
de sus facultades mentales, intelectivas y volitivas. Su facultad de memoria,
conjuntamente con las de comprender y querer, deben estar intactas, en la
medida en que el declarante debe relatar, es decir, reconstruir mentalmente
un hecho del pasado que involucra su accionar pretérito.
Debe exigirse que el relato se ajuste a hechos que él haya
presenciado con sus sentidos, sin que pueda admitirse deducciones o
presunciones. La posibilidad y verosimilitud del hecho declarado, señala
CAFETZOGLUS', deben corresponder a la idea de normal
comportamiento de las personas y de las cosas.
Desde la perspectiva objetiva, la confesión ha de referirse a un
hecho verosímil, aceptable para el común de las personas".
Siendo la confesión una declaración del imputado, entonces
no puede ser empleada para fundar, directamente, la convicción
del juzgador. La confesión interviene, sin duda alguna, en la formación de
convicción del juzgador, pero para fundar una sentencia condenatoria
requiere del concurso de verdaderas pruebas que corroboren su contenido.
CAFETZOGLUS, oh. Cit. Pág. 71
CAFETZOGLUS, Ob. Cit. Pág. 53
Clariá Olmedo. Ob. Cit. Pág. 102
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CAPÍTULO IV
LAS DECLARACIONES DE LAS PARTES COMO OBJETO DE PRUEBA
La jurisprudencia de la Corte Suprema reconoce que la confesión
sólo tiene un valor relativo contra quien la presta y, además, no constituye
suficiente prueba contra sus coacusados". Asimismo reconoce que una
declaración auto inculpatoria no es elemento suficiente para fundar una
sentencia condenatoria, sin fuente de prueba de cargo que la avale.".
En este mismo sentido, RIVES SEVA" precisa que la confesión
requiere la práctica de todas las diligencias necesarias a fin de adquirir
el convencimiento sobre su contenido, lo cual justifica la necesidad de
que el sumario no se dé por concluido cuando el imputado confiesa y
que el debate oral no concluya con la mera admisión de cargos del
imputado, en tanto no se haga constar la existencia de otras fuentes que
funden el convencimiento del juzgador.
La autoridad que debe recibir la confesión, en tanto acto
de prueba, es el juez del juicio. En estricto sentido no constituye
acto prueba la admisión de cargos realizada en sede policial, fiscal o del
Juez Instructor. Esto último no significa, por cierto, que sea posible
incorporar al análisis del fallo judicial tales declaraciones, siempre que
éstas hayan cumplido con las formalidades de ley, siendo la más
importante la presencia del abogado defensor y la previa información
de los derechos del reo, que son requisitos esenciales que integran el
derecho de defensa.
Cuando la admisión de cargos se produce en la etapa de instrucción,
cabe dos situaciones:
Frente a una confesión solitaria (sin prueban que avalen su contenido),
el Juez está en la obligación de practicar diligencias que acrediten su veracidad
y la realidad del cuerpo del delito.
Si se está ante una confesión corroborada por actos de prueba, el
juez puede dar por concluida la investigación, en tanto con ello no se
perjudique a los coimputados y ésta aparezca como sincera,
descartándose que se pretenda la impunidad de otras personas, respecto
de quienes existen sospechas de culpabilidad.
"
Ejecutoria Suprema de 6 de febrero de 1973, Procede de Son Martín: Revista Anales judiciales Tomo LXV, 1973, págs. 1881190; Ejecutorio
Suprema de 22 de abril de 1981, Exp. N° 125-81, Cuzco: José Taramona, Compendio de Ejecutorias Supremas, Tomo I, 1982, Págs. 1341135
Exp. N° 398-93, Ica: Revista Normas Legales, Tomo 223, octubre 1996, págs. 44/48
Ejecutoria Suprema de 6 de mayo de 1 994,
RIVES SEVA, Ob. Cit. Pág. 91
59
OBTENCIÓN Y VALORACIÓN DE LA PRUEBA
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Así debe entenderse el artículo. 136°, 1 Párrafo, del Código de
1940,
cuando expresa "la confesión del inculpado corroborada con prueba,
releva al juez de practicar /as diligencias que no sean indispensables, pudiendo
dar por concluida la investigación siempre que con ello no se perjudique a
otros inculpados o que no pretenda la impunidad para otro, respecto del cual
existen sospechas de culpabilidad.
Una interpretación adecuada de este artículo debe tener presente,
en primer lugar, que tal confesión debe ser la corroborada (no la
solitaria), y en segundo lugar, que si hay objeción de parte o si el juez lo
considera, frente a las dudas que puede suscitarle la confesión o ante la
ausencia de actividad probatoria consistente, tal confesión no puede
obviar que se actúen las pruebas ofrecidas y admitidas para su actuación
en el debate oral.
Si la confesión es sincera, esto es, veraz y compatible con
los recaudos probatorios de la causa, se convierte en un factor
de atenuación excepcional de la pena. La pena puede disminuirse
hasta límites inferiores al mínimo legal. Así lo disponen los artículos
136° del Código de 1940 y 127° del Código de 1991. Este último numeral
agrega otra exigencia: la espontaneidad de la confesión, lo que no niega
la veracidad de la misma, pero enfatiza la idea de la voluntariedad y del
propio impulso o iniciativa, esto es, que la confesión no sea consecuencia
de un cálculo o forzada por las circunstancias.
La Corte Suprema, en reiterados pronunciamientos, ha fijado un
concepto muy preciso de la sinceridad de la confesión, en tanto requisito
indispensable para una atenuación excepcional de la pena. Sostiene que
"...la confesión sincera es la declaración del imputado en la que reconoce
ser autor o partícipe de un delito o falta, prestada espontánea, veraz y
coherente, ante una autoridad competente y con la formalidad y garantías
correspondientes"' .
La exigencia de espontaneidad del nuevo Código afirma que sólo
resulta admisible una disminución de la pena cuando se trata de una
confesión prestada fuera de los supuestos de delito flagrante o cuando
no exista abundante prueba de cargo contra el imputado (artículo 222°
del Proyecto de 1995). Este requisito, absolutamente necesario,
concuerda en su espíritu con lo prescrito por el Código Penal en materia
" Ejecutoria Suprema de 16 de marzo de 1998. Exp. N° 264-98. Arequipa
60
LAS DECLARACIONES DE LAS PARTES COMO OBJETO DE PRUEBA
CAPÍTULO IV
de medición de la culpabilidad por el hecho. En efecto, el artículo 46°.10
del Código Penal nacional menciona expresamente la confesión del autor,
pero la condiciona a que se produzca antes de haber sido descubierto
el delito. De igual manera, por ejemplo, el artículo. 21°.4 del Código
Penal Español estatuye que son circunstancias atenuantes "la de haber
procedido el culpable, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige
contra él, a confesar la infracción a las autoridades".
Por otro lado, la jurisprudencia suprema ha establecido, con toda
corrección, que no resulta de aplicación la atenuación excepcional de
pena cuando el imputado no ha dado una versión uniforme desde el
inicio de la investigación al negar los cargos en sede policial y ante el
juzgado, aunque admitiéndolos en el acto oral en razón a que las pruebas
actuadas son contundentes y desvirtúan su coartada". En otra decisión
ha precisado que si el encausado incurre en una serie de contradicciones,
negando los cargos en un lugar y aceptándolos en otro, esta última
versión a lo sumo puede ser considerada como mera admisión o
adjudicación de cargos que no surten los efectos de una confesión
sincera". El Supremo Tribunal, asimismo, sostiene que "... no puede
considerarse sincera confesión cuando ésta se produce en el último tramo del
proceso"".
La Corte Suprema insiste en sancionar que si no hay uniformidad
en todo el curso del proceso, incorporando en él la fase preprocesal o
policial, no es de aplicación la pena excepcionalmente atenuada, fijando
al respecto como requisitos de la confesión la sinceridad, la
espontaneidad y el arrepentimiento".
Asimismo, ha establecido que si el acusado omite proporcionar en
forma sistemática la identidad de los demás agentes delictivos no puede
otorgarle a su declaración la calidad de una confesión sincera'''. En esta
perspectiva se afilia otra decisión al señalar que las declaraciones de los
imputados omitiendo la identidad de uno de los agentes no constituyen
confesión sincera al no ser veraz" .
Ejecutorio Suprema de 22 de febrero de 1995, Exp. N° 166-95, Lima: Rojassi Pella, Ob. Cit., Pág. 345/346
41 Ejecutorio Supremo de 4 de marzo de 1988, Exp. N° 2681-97, Lima: Rojassi Pella, Ob. Cit, Pág. 3471348
Ejecutoria Supremo de 30 de noviembre de 1995, Exp. N° 1495-95, Lima
Ejecutorio Suprema de 4 de junio de 1996. Exp. N° 1847-96. Huánuco
Ejecutorio Suprema de 25 de noviembre de 1997. Exp. N° 4932-97. Arequipa
Ejecutoria Suprema de 2 de setiembre de 1997. Exp. N° 3775-97. Lima
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OBTENCIÓN Y VALORACIÓN DE LA PRUEBA
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
Por lo demás, es de tener presente, más allá de cualquier opción
teórica que se asuma respecto a la función del artículo. 136° del Código
que -como lo ha recordado el Tribunal Supremo- dicho numeral
de 1940,
sólo faculta a rebajar la pena del confeso a límites inferiores al mínimo
legal con que está sancionado el delito perpetrado, mas no a imponer
una pena cuya naturaleza no está prevista para el ilícito penal' .
La ausencia de fuentes de prueba hace que en muchos
procesos penales se conceda un valor desproporcionada a las
declaraciones del imputado y del agraviado por el delito. De
ser ambas, por un lado, oportunidades de defensa y del otro,
expresiones de agravio, pasan ellas casi inadvertidamente a
ser consideradas como fuentes de prueba, hecho del que
resulta un contrasentido: pretender que el agraviado prueba
lo que afirma por su propia afirmación.
Por lo que toca al imputado, la confusión entre declaraciones
de partes y fuentes de prueba proviene del papel que el
procedimiento ha concedido a la confesión, estimada
usualmente prueba por algunos sistemas de prueba. Todavía
hoy es posible encontrar -principalmente en procedimientos
que siguen leyes de emergencia- sentencias dictadas
exclusivamente en atención a una auto inculpación que, se
afirma, fue prestada con todas las garantías del debido procesal
" Ejecutoria Supremo de I de febrero de 1988: Revista Anales judiciales, Tomo LXXVI, 1988, páginas 225/226
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CAPITULO IV
LAS DECLARACIONES DE LAS PARTES COMO OBJETO DE PRUEBA
CASOS : DECLARACIONES DE LAS PARTES
Revise detenidamente los siguientes casos. Conteste las preguntas
que a continuación se presentan y confróntelas con la "Hoja de Criterios
para la solución de casos" que el rutor le remitirá en el transcurso del
curso.
En este capítulo, le recomendarnos que antes de resolver las
preguntas de los casos, pase a revisar las lecturas complementarias
correspondientes que se encuentran especificadas en el Material de
Lecturas anexo.
CASO I:
"V2 denuncia a su conviviente A 1, de realizar tocamientos sexuales sobre el
cuerpo de su menor hija, VI, de ocho años de edad. El peritaje médico practicado
sobre la menor indica que no ha tenido relaciones sexuales. La menor no ha
querido responder a las preguntas de la sicóloga convocada a las investigaciones,
mostrando signos que han sido calificados por ella como posibles consecuencias
de un maltrato de origen desconocido.
A I ha afirmado de manera enfática que jamás ha realizado tocamientos
sobre el cuerpo de la menor. Sostiene que V2 le está denunciando porque
desea terminar la relación y apoderarse de la casa que él construyó con su
esfuerzo. Presenta, para corroborar lo dicho, boletas de pago (trabaja como
obrero de construcción civil), un contrato privado de compraventa de la casa
que habita junto a la denunciante y copias de boletas de venta y guías de
remisión de materiales de construcción que, según afirma, corresponden al
segundo piso que acaba de construir allí.
Acompañan el Atestado la manifestación del testigo T I , ofrecido por la
madre de la niña, que ha afirmado que A 1 es un hombre violento y prepotente,
además de aficionado a la bebida. Al ha presentado una carta de su centro
de trabajo actual, en la que certifica que es un hombre honorable, fiel cumplidor
de sus obligaciones."
Responda las siguientes preguntas:
I. Suponga que el dicho de V2 es cierto, pero que la niña no logra
salir del trauma provocado por las agresiones a que fuera sometida.
¿Cree usted posible que se logre probar el hecho?
63
OBTENCIÓN Y VALORACIÓN DE LA PRUEBA
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
¿Qué exigiría usted como fuentes de prueba para fundarse
convicción sobre él?
Suponga ahora que el dicho de V2 es falso, ¿existe alguna posibilidad
de descartarlo?. ¿Hasta qué momento mantendría usted abierta la
instrucción?
CASO 2:
"A I ha sido acusado por delito de terrorismo en un dictamen que invoca:
El acta de la manifestación policial del arrepentido AAA111000, prestada
en presencia de un Fiscal, según el cual ambos integraron juntos una célula de
adoctrinamiento de Sendero Luminoso. Según el arrepentido en referencia, Al
estaba encargado de impartir lecciones ideológicas a los jóvenes que ambos
intentaban captar. Además, A 1 habría asumido, según él afirma, la jefatura de
prensa del partido Sendero Luminoso el primero de junio de 1995.
La declaración de los co acusados A2, A3 y A4, que afirman haber
participado en una de las charlas de adoctrinamiento impartidas por A I ,
aunque también sostienen que fueron llevados a esa actividad por engaños.
El resultado negativo de los registros domiciliarios practicados en los
inmuebles de A2, A3 y A4.
Las constancias personales que acreditan que los jóvenes A2, A3 y A4,
al momento de los hechos (junio de 1 994) realizaban estudios exitosos en la
facultad de administración de la Universidad de San Marcos.
5. El resultado del registro domiciliario practicado en el inmueble de A I , en
el que se documenta el hallazgo de abundante literatura senderista.
Suponga que en el juicio los acusados A2, A3 y A4 han ratificado, de manera
creíble, el contenido de sus instructivas. Se ha dado lectura al acta del registro
domiciliario practicado sobre el inmueble de A I y se ha dado lectura también
al acta de manifestación del arrepentido clave AAA I 11000."
En atención a estos elementos, responda a la siguiente pregunta:
1. ¿Qué conclusión puede obtenerse respecto a la acusación presentada
contra A I ?
64
LAS DECLARACIONES DE LAS PARTES COMO OBJETO DE PRUEBA
CAPÍTULO IV
CASO 3:
"A I ha sido acusado por delito contra la fé pública. De los actuados en
la instrucción se desprende que A I presentó a cobranza, por la vía ejecutiva,
un pagaré aceptado por VI, por cinco mil dólares americanos. V I contestó la
demanda afirmando que la firma que aparecía en el pagaré no era suya, y
solicitó un peritaje gra fotécnico. El juzgado civil designó un perito y éste, en el
expediente civil, determinó que la firma sí correspondía al puño gráfico de
V 1, aunque en la parte del texto en que se anotaba el monto (que además
aparecía sólo en números, sin denominación en letras), el signo "US$" se
notaba escrito sobre una mancha de líquido corrector, debajo de la cual se
apreciba el signo "SI.".
En base a este peritaje, el Juez civil declaró infundada la demanda, en
fallo que fue confirmado.
En su preventiva ante el Juzgado Penal, V I afirma que el signo monetario
de la letra fue alterado de soles a dólares, reconociendo deber solamente
cinco mil nuevos soles. Por su parte, Al sostiene que, en realidad la enmienda
en referencia fue efectuada con pleno conocimiento de V I, porque al momento
de redactar la letra hubo un error material. Para respaldar su dicho, acompaña
abundantes comunicaciones de las que resulta que V I tuvo una deuda por
10,000 dólares como resultado de un crédito que la empresa de A I dirigía.
La deuda fue refinanciada y pagada en partes sucesivamente hasta quedar
pendiente un saldo de 6,234 dólares. A I sostiene que el pagaré por cinco mil
dólares corresponde a la última negociación. De hecho, la fecha en la que él
aparece suscrito es posterior a la última comunicación dirigida a Vi solicitando
el pago."
En atención a estos elementos, responda a la siguiente pregunta:
I. ¿Puede considerarse demostrado que A I cometió un delito al
adulterar el texto del pagaré? ¿Porqué?
65
OBTENCIÓN Y VALORACIÓN DE LA PRUEBA
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA
AUTOEVALUACIÓN
Las lecturas complementaria que se encuentra en el Anexo de
Lecturas del presente curso.
Las lecturas correspondientes a este capítulo son:
I . "LÓGICA DE LAS PRUEBAS EN MATERIA CRIMINAL" (fragmentos)
FRAMARINO DEI MALATESTA, Nicola.
2. "TEORÍA GENERAL DE LA PRUEBA JUDICIAL"(Fragmentos)
HERNANDO DAVIS ECHANDIA
3."INSTITUCIONES DEL DERECHO PROCESAL PENAL"(Fragmentos)
DOMIMGO GARCÍA RADA
Concluida la lectura propuesta y resueltos los casos, pase a
responder las siguientes preguntas de autoevaluación.
I. ¿Qué razones, considera usted, llevan a la doctrina a
considerar las declaraciones de las partes como objetos
de prueba?
¿Cuáles deben ser las condiciones que se le exige a la
confesión para convertirse en un factor de atenuación de
la pena?
Enumere las razones que fundan la desconfianza con que
el autor de la lectura complementaria analiza las
declaraciones del ofendido.
4. ¿Cómo debe ser merituada la declaración del imputado?
Para verificar si sus respuestas son correctas, remítase a la hoja
"Respuestas a las Autoevaluaciones" que se encuentra al final del
presente material. Si ha respondido de acuerdo a los criterios señalados,
podrá iniciar el estudio del siguiente capítulo. En caso contrario, vuelva
a estudiar con detenimiento el terna y si es necesario, consulte con el
tutor o profesor asesor.
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