MUTUO BANCARIO. FIANZA. DERECHO APLICABLE. TRATADO

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MUTUO BANCARIO. FIANZA. DERECHO APLICABLE. TRATADO DE MONTEVIDEO
1940. RECURSO DE REVISIÓN. COSTAS.
N/
551
Rosario,
7
de
diciembre
de 2006.
Y VISTOS: El recurso de apelación interpuesto a fs. 203 de los
presentes caratulados EDITORIAL DIARIO LA CAPITAL SA S/ CONCURSO
PREVENTIVO - RECURSO DE REVISION PROMOVIDO POR ALVAREZ J.S., Expte.
N/ 178/05; contra la resolución N/ 966/06 (fs. 198/202); expresión
de agravios de fs. 253/263, contestación y respectiva expresión de
agravios de fs. 264/268, y contestación de los mismos a fs. 269/274;
vista de la Sindicatura (fs. 281) y del Sr. Fiscal de Cámara (fs.
283), y demás constancias de autos que se tienen a la vista;
Y CONSIDERANDO: 1.1. El insinuante interpuso recurso de revisión
contra la resolución que declaró inadmisible su crédito. Expuso
que su acreencia se originó en un crédito que el Banco de Galicia
Uruguay le otorgara a la concursada hace aproximadamente ocho
años del cual era garante y que se instrumentó con la firma de un
vale o pagaré.
Agregó que Editorial Diario La Capital pagaba los intereses
bimestralmente,
trimestralmente
o
semestralmente
y
renovaba
su
crédito ante el banco que actuaba de dicha manera en base a la
garantía por él otorgada.
Dijo que en julio de 2001 la concursada no pagó los intereses
como así tampoco el crédito que le venía renovando el Banco, por
lo que ante el incumplimiento la entidad financiera percibió el
total de lo adeudado de los fondos existentes de su cuenta en
dicho Banco en base a la garantía que había otorgado. Agregó que
la Institución financiera le envió la nota de fecha 21 de agosto
de 2001 reintegrándole el vale o pagaré por la suma de U$S
1.120.000 que no había sido cancelado por la concursada
debitándose de su cuenta dicho importe con más los intereses
respectivos.
Expuso también que la deuda insinuada aparece registrada en los
balances de la concursada en el anexo V de los estados contables
cerrados al 31 de diciembre de 1988, como crédito en moneda
extranjera a la que deben adicionarse los intereses no pagados
que elevan el monto a la suma de U$S 1.146.133,23.
Añadió que al rechazar la acreencia, en oportunidad de emitir el
dictamen en el informe individual, la Sindicatura consideró que
no se había aportado la documentación suficiente como respaldo y
el Tribunal sostuvo que atento no existir elementos que
aconsejaran apartarse de tal dictamen se remitió a lo aconsejado
por dicho órgano.
1.2. La concursada y la Sindicatura se opusieron a la pretensión
del incidentista.
1.3. la jueza interviniente hizo lugar al recurso de revisión
interpuesta y consideró que no había razones para que al crédito
no se le aplicaran las normas de pesificación.
2. Tanto el insinuante como la concursada apelaron la resolución.
Los agravios del primero se refieren a tres tópicos: no se
reconoció su crédito en dólares, es incorrecta la imposición de
costas y reclama intereses sancionatorios invocando mala fe
procesal. La concursada se agravia por la imposición de costas.
2.1. Corresponde tratar en primer término los agravios vinculados
a la pesificación del crédito.
2.1.1. La tesis del insinuante puede sintetizarse de la siguiente
forma:
C
El art. 1º del decreto 410/2002 excluye del régimen de pesificación a los contratos regidos
por una ley extrajera.
C
En el caso de autos tanto el lugar de celebración como el de
ejecución o cumplimiento del crédito es la ciudad de Montevideo.
En virtud del Tratado de Montevideo de 1940 ratificado por
nuestro país la ley aplicable al crédito es la uruguaya.
C
El art. 36 de del Tratado dispone que la ley del lugar en
donde los contratos deben cumplirse rige, su exigencia, su
naturaleza, su validez, sus efectos, sus consecuencias, su
ejecución, en suma todo cuanto concierne a los contratos, bajo
cualquier aspecto que sea.
2.1.2. La concursada sostiene que coincide con lo inferido en
referencia a la aplicación de los artículos 36 y 37 del Tratado de
Montevideo, que ambos rigen el caso en cuestión, pero corresponde
también
aplicar
el
art.
38
del
mismo
tratado
que
califica
el
domicilio de cumplimiento del contrato. El mismo prescribe que los
contratos sobre cosas fungibles se rigen por la ley del lugar del
domicilio del deudor a tiempo de su celebración. En el caso el
domicilio del deudor radicó en la República Argentina.
2.1.3. La Sindicatura entiende que la obligación reclamada no
escapa a la normativa de emergencia impuesta por nuestro país: “Si
bien cabía alguna discusión cuando los extremos de la operación
originaria vinculaban al Banco de Galicia y a la concursada, en
la que podría haberse sostenido la existencia de elementos
extranjeros” (lugar de creación, lugar de ejecución y
cumplimiento, domicilio de los protagonistas, etc.), la cuestión
sufre una modificación u alteración en alguno de dichos items,
cuando se produce el cambio de la figura del acreedor.
Sobrevenido tal el originario garante -por los extremos que la
Sra. Jueza Inferior consideró acreditados- si bien el novel
titular activo de la obligación reemplaza al anterior en la
titularidad del crédito, efectuado el pago, ejerce sus derechos
como propios” (fs. 211).
2.1.4. No le asiste la razón a la concursada.
2.1.4.1. Señala Boggiano, citándolo a Goldschmidt, que los
artículos 38 y 39 del Tratado no se refieren a obligaciones
monetarias (en “Derecho Internacional Privado”, 4ª edic., AbeledoPerrot, Bs.As., T. II, p. 385).
2.1.4.2. Aún en la hipótesis de no ser así, es cierto que si se
parte del Tratado de Derecho Civil de Montevideo, los artículos 37
y 38 someten el contrato al derecho del domicilio del deudor (que
sería el argentino, según el art. 5); pero no lo es menos que el
art. 41 prescribe que: “Los contratos accesorios se rigen por la
ley del contrato principal”; y la fianza es accesoria del mutuo
bancario.
Sostiene Boggiano que “La apertura de crédito, el descuento, la
carta de crédito, la aceptación, las cauciones bancarias y, en
general, todos los contratos bancarios, debe juzgárselos sujetos
a la ley domiciliaria del banco. Pocas son las cuestiones tan
claras en materia conflictual” (op. cit. p. 391). Dice que la
doctrina internacional reconoce pacíficamente el dominio de la ley
del banco. Agrega que la ley del banco también se impone por
razones de aplicación de las normas de policía vigentes en la sede
bancaria.
2.1.4.3. Por su parte Goldschmidt en función de lo prescripto por
el art. 7º del Tratado de Derecho Comercial Internacional de
Montevideo de 1940, acude al derecho domiciliario del banco en
virtud de que toda relación entre una sociedad y un tercero se
rigen por la ley domiciliar de la sociedad (en, “Ley competente
para determinar el carácter ejecutivo de un título”, en J.A.,
1964-VI-241).
2.1.4.5. Por otra parte, aún si se hubiera sostenido que la
obligación accesoria (fianza) puede tener derecho aplicable
distinto de la principal, ello es excepcional y requiere
designación (acuerdo) de partes. La determinación del lugar de
pago en el contrato de mutuo implica, salvo expresa definición en
contrario, la determinación del de lugar de cumplimiento de la
obligación del fiador. Evidentemente el domicilio del actor sólo
tendría algún valor si se acudiera al derecho internacional
privado argentino de fuente interna (art. 1213 del código civil),
partiendo de la posibilidad de separar los lugares de
cumplimiento de la obligación principal y de la fianza.
2.1.4.6. No obstante ello, si por vía de hipótesis se hubiera
invocado como derecho aplicable al caso el vinculado al pagaré
que como prueba se adjuntó, sería aplicable la Convención
Interamericana sobre conflicto de leyes en materia de Letras de
Cambio, Pagares y Facturas (CIDIP I). En su art. 3º establece que
“Todas las obligaciones resultantes de una letra de cambio se
rigen por la ley del lugar donde hubieren sido contraídas”. Siendo
una obligación cambiaria, lo relevante es el lugar de emisión y,
si no se conoce, el lugar de pago (según el instrumento obrante
en copia a fs. 10 en ambos casos figura la ciudad de Montevideo).
2.1.4.7. Como lo expresara Ciuro Caldani, “hoy también se
comprenden de modo creciente conjuntos de contratos que se presentan
necesitados de soluciones no sólo de coexistencia sino de dominación
o integración. Insistir en el aislamiento de contratos conexos,
puede ser una "desintegración”. Por ello, expresa que: “Para atender
a la conexión contractual puede ser importante la línea de solución
que plantea la Convención de Roma cuando -en el art. 4- se aparta
del resultado de las presunciones indicadas para encontrar el país
con el que el contrato presenta los vínculos más estrechos en los
casos en que, del conjunto de circunstancias, resulte que presenta
lazos más estrechos con otro país” (en, Los Contratos Conexos en la
Filosofía del Derecho y el Derecho Internacional Privado”, Rosario,
F.I.J, 2.000). Por ello enseña que la sujeción al derecho del banco,
puede atribuirse a la celeridad de las decisiones bancarias y a la
unidad de los negocios de la institución con miras a preservar su
equilibrio.
En síntesis, en todos los supuestos es aplicable al caso la ley
extranjera.
La
operación
que
vinculó
a
las
partes
se
rige
-
sustancialmente-, por la ley extranjera y no existen motivos que
funden la adopción de otra solución.
2.1.4.7. Teniendo en cuenta que el decreto 410/02 art. 1º inc.
“e”, excluyó del régimen a los contratos que para su cumplimiento
resulte aplicable la ley extranjera, no corresponde en el caso
pesificar la deuda.
2.1.4.8. Por otra parte y como lo ha sostenido la Sala B de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial: “La aplicación del
derecho extranjero no empece a la simultánea aplicación de la
norma concursal; pues la insinuación en el pasivo concursal
importó el sometimiento a la jurisdicción del juez del concurso y
a las normas locales en materia de procedimiento, como "lex
fori". A los aspectos sustanciales del crédito insinuado resultan
de aplicación las normas de derecho internacional privado, sin
alterar el principio de la "par conditio creditorun", pues el
acreedor se sometió al proceso concursal colocándose en idéntica
situación que los acreedores de igual rango” (en: Italstampi
S.R.L s/rev. en: Garden Life S.A. s/conc. prev., Sup.CyQ 2005
(marzo),33 2005).
3. Solicita el insinuante la aplicación de intereses concursales
por litigar la concursada maliciosamente. No le asiste la razón.
La inconducta procesal debe surgir claramente. En el caso, el
recurrente no refuta lo expuesto por la jueza interviniente en
cuanto que “del examen de todas estas nuevas pruebas incorporadas
al proceso revisor se deprende que la chance otorgada al acreedor
insinuante -hoy revisionista ha sido ampliamente aprovechada en
la medida que de esta probanzas surge fundamentalmente la
cancelación del crédito que tenía la concursada con el Banco...”
(fs. 248 vta.). Asimismo de la lectura de los argumentos
expuestos en el punto 2 de la prensente se desprende que debe
estimarse que la conducta desplegada es el resultado del
ejercicio del derecho de defensa. En virtud de ello debe
desestimarse el agravio.
4. Ambas partes se agravian de la condena en costas.
El recurso de revisión contra la declaración de inadmisibilidad
de un crédito, es un proceso sustitutivo de la acción individual
de la que queda privado el acreedor por el estado del concurso.
Las costas en el incidente de revisión deben ser a cargo del
incidentista vencido, pues no existen razones para apartarse del
principio de imposición de costas previsto por las leyes
procesales del lugar donde tramita el juicio (arts. 251 y 252,
CPC), de aplicación en la especie por la ausencia de normas al
respecto en la ley de concursos y quiebras.
Cierto es que la concursada negó el derecho del insinuante a
reclamar el crédito y solicitó se aplicara la normativa de
emergencia. En virtud de lo concluido en los puntos anteriores, y
de lo prescripto por el art. 252 del CPCC, corresponde
distribuir las costas del presente en un 95% a la concursada y en
5% al insinuante, al desestimarse la postulación tratada en el
punto 3 de la presente.
Por lo expuesto, la Sala Tercera de la Cámara de Apelación en
lo
Civil
y
parcialmente
Comercial,
al
recurso
integrada,
RESUELVE:
interpuesto,
revocar
1.
Hacer
la
lugar
resolución
declarando admisible el crédito dentro del pasivo concursal, por la
suma de U$S 1.146.133,33 (dólares un millón ciento cuarenta y seis
mil ciento treinta y tres, y treinta y tres cvos.). 2. Distribuir
las costas del presente en un 95% a la concursada y en 5% al
insinuante. 3. Fijar los honorarios profesionales de alzada en el
50 % de los que, en definitiva, resulten regulados
en primera
instancia. Insértese y hágase saber (Expte. N/ 178/05).
CHAUMET
SAGUES
RODIL
ART. 26, LOPJ
Seguidamente, dijo el Dr. Rodil: Habiendo tomado conocimiento de
los autos, y advirtiendo la existencia de dos votos coincidentes
en lo sustancial, que hacen sentencia válida, me abstengo de
emitir opinión (art. 26, ley 10160)
RODIL
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