EDUCACIÓN EN VALORES Colegio Idejo Presentado por el Profesor Fernando Mirza La educación en valores es un tema muy amplio. Implica muchos aspectos entrelazados entre si. Proponemos tan sólo una reflexión en algunos aspectos del mismo, el de bajar los niveles de excitación, fomentar un uso más equilibrado de los dos hemisferios, y desarrollar la sensibilidad y la intuición. Dentro de este contexto debemos incluir la práctica del servicio, sin el cual no hay verdadero desarrollo espiritual. Servicio que implica un intercambio humano, un encuentro entre distintas realidades, un dar y recibir. La dimensión del encuentro nos parece muy importante, más que en nuestro país hay cada vez más distancias entre los distintos sectores de la sociedad. Pero en esta oportunidad queremos concentrar nuestro aporte en el punto siguiente. Necesidad de bajar la excitación del grupo y de cada uno para facilitar un mayor nivel de conciencia. La excitación está siendo alimentada y sostenida por el sistema. Genera más dependencia, más insatisfacción y más confusión. Reduce la sensibilidad, reduce el rechazo natural que produce las situaciones de injusticia y las situaciones de violencia que vemos cotidianamente. Un servicio que podemos brindar en el marco de una educación en valores, es crear un clima de calma, más abierto y receptivo, más sensible y satisfactorio. Este clima además de permitir una mayor apertura a los valores que se desean proponer en el aula, facilitará a nivel individual que cada uno se conecte con lo mejor de sí mismo, que pueda escuchar su corazón para tomar sus propias decisiones con más acierto. El reconocimiento de las verdaderas necesidades propias va acompañado por una mayor lucidez frente a los intentos de manipulación y propaganda habituales en nuestra actual civilización. A nivel colectivo, permitirá una comunicación más real entre las personas y facilitará el sentimiento de sentirse parte de un todo mayor. En efecto, la experiencia del nivel alfa facilita los estados de comunión, en cambio el nivel beta, de más excitación, destaca la ilusión de separatividad, la conciencia del yo como separado de los demás, exacerbando una mirada individualista. Recursos que podemos utilizar para bajar el nivel de excitación, para estimular el desarrollo equilibrado y un funcionamiento armonioso de los dos hemisferios, para despertar la intuición y acceder a niveles mentales más creativos y más receptivos: • La serenidad del educador y su personalidad equilibrada. • Ambiente de afecto. • Un grupo cordial. • Momentos de silencio. • Sensibilización a través del arte. • Mayor conciencia del propio esquema corporal. • Ejercicios sencillos de armonización y concentración. • Danzas grupales. • Uso de mandalas. • Meditaciones apropiadas a la edad. • La práctica de Yoga u otra disciplina afín. • Contacto adecuado con la naturaleza. • una alimentación más equilibrada. • Una mayor libertad en la circulación de los afectos. • La circularidad y apertura en las relaciones humanas. • El compromiso en un servicio a los demás. Un ejemplo de las palabras dichas durante una armonización grupal con adultos. (Es importante dejar espacios de silencio, y puede ser muy útil un fondo musical apropiado). Las invitamos, los invitamos a sentir su cuerpo, a tomar conciencia de la postura. Cerramos los ojos mientras sentimos nuestra respiración. Traten de estar cómodas, cómodos, alineando la columna vertebral, apoyando cómodamente las manos, apoyando los pies sobre el piso. Lentamente tomamos aire contando seis tiempos, retenemos el aire contando seis, luego lo dejamos salir contando seis. Repetimos esto dos veces más, bien alertas, sintiendo nuestra respiración. Poco a poco largando el aire, el cuerpo se va aflojando, mientras mantenemos la mente bien alerta, observando y disfrutando el proceso. Llevamos la atención a los pies, sentimos el peso de los pies en el piso, y largando el aire aflojamos los pies. Llevamos la atención a las piernas, sintiendo el peso de las piernas en el asiento. Largando el aire, aflojamos las piernas, más y más cada vez. (Luego se sigue así con el tronco, los brazos, el rostro, la garganta, pudiendo hacerse esto con mayor o menor detalle, según la circunstancia). A través del peso de nuestro cuerpo, sentimos nuestro vínculo con la Tierra. Con cada respiración, visualisamos energía que de la tierra sube por nuestros pies y por nuestro cuerpo hacia el corazón. y la agradecemos a la Tierra la vida que nos da. Le enviamos también nuestro amor, recibiendo el suyo, ya que somos parte de ella. Desde lo alto de la cabeza, sentimos nuestra conección con el Sol, con el cielo y las estrellas. Visualizamos luz y energía que desde la cabeza penetran hasta nuestro corazón cada vez que tomamos el aire. Desde los pies, sube la energía de la Tierra; desde la cabeza baja la del cielo hacia el corazón. Podemos sentir el calor en el centro de nuestro pecho, podemos visualizar la energía como una esfera de luz a la que añadimos nuestro afecto, nuestro calor humano. Y largando lentamente el aire, entregamos nuestro aliento a la Tierra, y con el aliento, un rayo de luz y de afecto a nuestros compañeros, a nuestras familias, a nuestra ciudad, a nuestro país, a la Tierra misma. Por fin con mucha ternura enviamos un rayo de luz a la pequeña niña, al pequeño niño que hay en nuestro corazones. Ahora lentamente vamos a hacer alguna respiración más profunda. Movemos suavemente los dedos de las manos, de los pies. Otra respiración profunda y estiramos las piernas. Nos masajeamos el rostro. Podemos desperezarnos, y por fin abrimos los ojos.