Erik Peterson y la liturgia Barbara Nichtweiß (Mainz)* 1. Itinerario académico 2. Camino hacia la liturgia 3. Posiciones académicas en los años 20 4. Posicionamiento ante la ciencia litúrgica protestante 5. Horizonte socio-político 6. Concepto de liturgia 7. El libro de los ángeles 8. Relación con la teología del misterio 9. Trabajos posteriores 10. Relevancia en la historia de la teología y de la liturgia del siglo XX 1. ITINERARIO ACADÉMICO Erik Peterson (1890-1960) es uno “de los primeros teólogos interesados en la liturgia”, en el contexto del inicio de la ciencia litúrgica moderna, siendo asimismo ejemplar en su evolución por la fusión de diversos horizontes religiosos y académicos de su tiempo1. Con su interdisciplinariedad hace estallar las estrechas fronteras de la especialización, del mismo modo que traspasa como convertido la adscripción confesional unívoca y por su emigración a Italia supera lo que podría haber sido un alcance meramente nacional de su obra. Por algunos años mantiene sin embargo un verdadero contacto con la configuración académica de la especialidad litúrgica en el mundo católico: entre 1942 y 1946 sustituyó Peterson en Roma a Kunibert Mohlberg OSB, que impartía en el Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana las asignaturas de Historia de la Liturgia e Historia de la Iglesia así como Hagiografía. De este tiempo procede también el voluminoso manuscrito de sus lecciones tituladas Il culto della chiesa antica, que aún –como tantos otros trabajos provenientes de la pluma de Peterson– permanece inédito. Las cuestiones litúrgicas forman sin embargo en su obra publicada una cuerda poderosa e ininterrumpida, en la que se entretejen continuamente hilos de las diversas disciplinas por él abordadas. En posesión de una venia legendi como docente para la Arqueología Cristiana, de 1920 a 1924 en la Facultad Teológica Evangélica de Göttingen, se ocupó Peterson de la Historia de las Religiones en el Helenismo, la Historia de la Iglesia Antigua, la Mística y la Ascética del cristianismo antiguo, así como de la Patrología, pero también de la moderna Historia de la Iglesia protestante, con una perspectiva fuertemente basada en la historia de la teología y de la cultura. A mediados de los años 20 aparecieron sus primeros trabajos sobre la historia y la teología de la liturgia. Sus temas y las revistas donde se publicaron muestran ya la tensa amplitud de su actividad teológica: por un lado encontramos en 1924 una miscelánea sobre la orientación espacial de la oración en el “Jahrbuch für Liturgiewissenschaft” editado por Odo Casel (Maria Laach), por otro lado el empático artículo Der Lobgesang der Engel und der mystische Lobpreis, publicado por su * Traducción del artículo: Barbara Nichtweiß, "...die liturgische Funktion meines Herzens". Erik Petersons Beitrag zur Liturgiewissenschaft, en: Revista Española de Theología 68 (2008) 297-316. (Traducción realizada por Amparo GarcíaPlaza a partir de una redacción de la autora de 2007 en la que corrige el original presentado en un congreso en Diciembre 2004. Sólo para uso personal.) 1 Cf. Arnold Angenendt, Liturgik und Historik. Gab es eine organische Liturgieentwicklung? (=QD 189), Freiburg etc. 2001, 34 y 39. Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 2 amigo Karl Barth en el polémico órgano de la Teología Dialéctica “Zwischen der Zeiten”, aunque el artículo se dirigía contra esta misma Teología Dialéctica2. Como Profesor Ordinario en la Facultad de Teología Evangélica de Bonn (1924-1929), amplió Peterson su espectro académico con la especialidad de Exégesis Neotestamentaria. Sus lecciones de este período están cuajadas de –en algunos casos muy fundamentales– referencias al ámbito litúrgico3; también publicó en este tiempo más misceláneas y estudios, algunos de tipo lexicográfico, interesantes para la historia de la liturgia4. Con sus dos polémicos escritos dogmáticos Was ist Theologie? en 1925 y Die Kirche en 1928, suscitó Peterson cierto escándalo (no sólo) en el mundo protestante y fue quedando cada vez más aislado. En 1929 abandonó su puesto en la Facultad, convirtiéndose finalmente en la Navidad de 1930 a la Iglesia Católica en Roma. A pesar de esto no llegaría a cumplirse la no totalmente infundada suposición de algunos amigos suyos de que ahora se haría benedictino. Este pensador tan poco convencional buscó sin éxito en todo el ámbito germanoparlante una nueva tarea académica, fracasando también en 1932 su intento de obtener la ordenación sacerdotal en Munich. En 1933 finalmente se casó Peterson en Roma con una italiana, de modo que en 1940 era ya padre de cinco hijos. Pero no podía encontrar en esta ciudad una posición que le permitiera ganar dinero suficiente para mantener a su familia. Sólo como conferenciante y escritor siguió estando presente en los países germanoparlantes hasta 1940. Precisamente proceden de esta etapa varios estudios históricolitúrgicos5 incluida su obra más importante en este ámbito “El libro de los ángeles” (1935), que fue recogido más tarde en el volumen recopilatorio Theologische Traktate (1951) junto con otros artículos teológicos importantes suyos del tiempo entre 1925 y 1937. Las grandes necesidades económicas de la familia se mitigaron sólo un poco por algún tiempo cuando Peterson a partir de 1937 empezó a enseñar como sustituto en el Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana, en un puesto en principio restringido a la enseñanza en el ámbito histórico y 2 Este artículo fue incluido en 1935, con algunas modificaciones, en El Libro de los ángeles, el texto original se ha editado de nuevo en Marginalien zur Theologie (MTh), Würzburg 1995, 101-114. 3 Cf. p.e. en las lecciones ya publicadas: Der Brief an die Römer (1997): 3ss (bendición), 9s (Pablo como liturgo), 12ss (aclamación del Kyrios y doxologías), 19s (Liturgia y Eucaristía), 107 (tipos de oración de los judíos y los paganos), 110 (expresiones de confesión de fe en el culto), 179-188 (Bautismo, misterio y escatología), 203 (santificación cúltica), 242s (sacramento y parenesis), 259s (oración y pneuma), 263 (significado escatológico de la Cena), 270s (anatema), 271 (el cuerpo de Jesús como templo), 276 (culto judío y cristiano), 280ss (sinagoga e Iglesia), 304ss (aclamación Kyrios), 320ss (inculturación y sus límites), 331s (logiké latreía), 346 (concepto antiguo de leitourgía), 350s (simbolismo del día y la noche), 354ss (días de abstinencia), 364 (aclamación y doxología), 367 (Pablo como liturgo), 374s (diaconía), 378 (beso santo), 380s (doxología). Johannesevangelium (2003): 23ss (teología como concepto cúltico antiguo), 40ss (tradiciones bautismales), 61-71 (fenomenología de diversas expresiones), 85 (Bautismo y filiación divina), 96 (exégesis como término técnico del culto), 104 (Cordero de Dios), 113ss (exclamación Amén), 123s (milagro del vino y culto de los misterios), 129ss (el cuerpo de Jesús como templo escatológico), 137ss (esencia del bautismo), 159 (luz y tinieblas), 162ss (bautismo de Juan y bautismo cristiano), 185ss (adoración en espíritu), 189ss (esencia del oficio divino [“Gottesdienst”] cristiano), 238ss (pan de vida y Eucaristía), 242s (relación entre Bautismo y Eucaristía), 244-257 (comunión sacramental y eclesial), así como numerosos excursos sobre conceptos fundamentales como cosmos, Iglesia y espacio público [“Öffentlichkeit”], importantes para la liturgia en un sentido amplio. Offenbarung des Johannes (2004): Ambas versiones del comentario a los primeros capítulos del Apocalipsis, junto a los demás artículos publicados en este volumen, están tan marcados por la teología litúrgica –y en parte por la historia de la liturgia– como por la teología política. Los temas cúltico-litúrgicos aparecen igualmente tratados o referenciados en los comentarios petersonianos Lukasevangelium y Erster Korintherbrief , editados en 2005 y 2006 respectivamente. 4 P.e. Gottesfreund (1923/28), Engel- und Dämonennamen (1926), Die Bedeutung von avnadei,knumi in den griechischen Liturgien (1927), Zur Bedeutungsgeschicht von parrhsi,a (1929), Die Einholung des Kyrios (1929/30). 5 VAgaph (1932), Die Alexandrinische Liturgie bei Kosmas Indikopleustes (1932), Dona, munera, sacrificia (1932), Die Schrift des Eremiten Markus über die Taufe und die Messalianer (1932), Fiducia in altrömischen Sakramentaren (1934), Das jugendliche Alter der Lektoren (1934) así como trabajos sobre la relación entre judaísmo y cristianismo desde la perspectiva de la historia de la liturgia (véase más abajo el apartado 9). Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 3 con un sueldo exiguo, financiado por la donación de un benefactor. Tras la ya mencionada sustitución de Mohlberg y algunas lecciones como profesor invitado en la Universidad de Roma, fue nombrado en 1947 Profesor Extraordinario del mismo Instituto para el ámbito de la Patrología y la relación entre la Cultura Antigua y el Cristianismo y en 1957 Profesor Ordinario – tres años antes de su muerte, que tuvo lugar el 26 de Octubre de 1960 en su ciudad natal de Hamburgo. De la última etapa de su vida procede otra pequeña recopilación de meditaciones teológicas, Marginalien zur Theologie (1956), y la voluminosa –aunque en ningún modo completa– colección de estudios especializados denominada Frühkirche, Judentum und Gnosis (1959). 2. CAMINO HACIA LA LITURGIA Que la Liturgia de la Iglesia se convertiría en un tema fundamental de su vida no era fácil de predecir para Erik Peterson Grandjean (que era su nombre completo, siendo sus antepasados en parte de origen sueco y en parte de origen francés) cuando nació, el 7 de Junio de 1890 en Hamburgo. En la familia burguesa en la que creció (hasta 1910 en el barrio Blankenese) dominaba un clima secularizado e incluso ateo. El contacto con un grupo juvenil pietista llevó a Erik Peterson sin embargo a estudiar Teología Protestante entre 1910 y 1914 (en Estrasburgo, Greifswald, Berlín, Göttingen, Basilea y de nuevo en Göttingen). En estas universidades recibió influjos de las más variadas tendencias pero realmente ninguna orientación, según confesaría el mismo Peterson más tarde. Tras una carismática experiencia de renacimiento espiritual en 1910, su religiosidad en los años estudiantiles se mantuvo en un tono marcadamente pietista, sin poder atisbarse por tanto aún nada en absoluto de su posterior fascinación por las configuraciones litúrgicas oficiales. Algo después, en los críticos años de la Primera Guerra Mundial, Peterson se desligó de sus vínculos pietistas y vivió en el espíritu de su ‘mentor’ Sören Kierkegaard la existencia radical del ‘individuo ante Dios’ hasta el punto de casi sufrir una crisis nerviosa. Ya a una distancia crítica de la fe protestante en general, amplió a partir de 1918 sus lecturas teológicas, filosóficas y literarias con escritos de origen católico, encontrándose así con los representantes del “Rénouveau catholique” y con la obra de John Henry Newman. 3. POSICIONES ACADÉMICAS EN LOS AÑOS 20 Al terminar la carrera, Peterson, tratando de escapar de las insidiosas cuestiones confesionales, “se echó en brazos de la Historia” y trabajó desde más o menos el año 1916 en investigaciones desde la epigrafía, la historia de las formas y la historia de las religiones sobre el uso de la fórmula EIS QEOS (Heis Theos – un solo Dios) en la antigüedad, bajo la influencia metodológica de Franz Josef Dölger, Eduard Norden y Richard Reitzenstein. Con esta obra obtuvo en 1920 en Göttingen al mismo tiempo el doctorado y la habilitación, pero sólo fue publicada íntegramente en 1926 tras una esencial ampliación. Peterson clasifica aquí la fórmula Ei~J" Qeov" como una aclamación: “La aclamación era el grito de una gran multitud que se podía expresar en las ocasiones más variadas. A la llegada del emperador o de un funcionario de alto nivel, para homenajearlos, pero también en asambleas o aglomeraciones (especialmente en el teatro y en los juicios) cuando había que adoptar un acuerdo o hacer prevalecer una demanda”6. Heis Theos sigue siendo la “obra fundamental clásica, aún hoy irrenunciable” (Reinhard Meßner)7, sobre el tema de la aclamación; pero el estudio de las aclamaciones fue sobre todo para Peterson un punto de partida extremadamente fecundo para captar 6 EIS QEOS. Epigraphische, formgeschichtliche und religionsgeschichtliche Untersuchungen (= Forschungen zur Religion und Literatur des Alten und Neuen Testaments 24), Göttingen 1926, 141. 7 Einführung in die Liturgiewissenschaft, Paderborn etc. 2001, 179. Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 4 no sólo el genio [“Geist”, espíritu] de la antigüedad como tal, sino además especialmente la autoconcepción cristiano-eclesial durante la liturgia, pues en la aclamación concurren lo carismático (entusiasmo, inspiración) y lo jurídico. Precisamente la ascesis académica del trabajo de detalle en los ámbitos de la historia y la filología demostró ser un fundamento de gran alcance para el descubrimiento de estructuras cristianas muy esenciales. Erik Peterson combina en su labor creativa, ya en los años 20, los objetivos de varias escuelas y también su revisión crítica de las mismas. Como historiador de la Iglesia se veía en la estela de Adolf von Harnack, pero sin compartir su liberalismo religioso. Pertenecía también a la última generación de la escuela de la Historia de las Religiones, aunque se había distanciado pronto de la tendencia de esta escuela a comparaciones y derivaciones [“Ableitungen”] algo superficiales, oponiendo a estas debilidades un desarrollo, altamente diferenciado filológica y fenomenológicamente, de lo que caracteriza a la Escatología propia de la fe cristiana, que no es derivable de otras concepciones: “fenomenología de la fe cristiana a partir de sus formas de expresión lingüísticas” es como designó una vez a mediados de los años 20 su programa (exegético). Aunque era historiador luchó también contra el Historicismo: en relación a la forma recopilatoria y comparativa de trabajar de eruditos como Franz Josef Dölger y Anton Baumstark, a quien Peterson conocía bien personalmente, apoyó una más intensa penetración interpretativa y teológica de los hallazgos históricos: “La ciencia litúrgica, como otras disciplinas teológicas, está hoy casi totalmente entregada a la ‘mera historia’ ”, constató en 1935 en la nota preliminar de su libro Von den Engeln8. Ciertamente su propia obra Heis Theós parece adolecer, por su configuración externa, de este “afán coleccionista de antigüedades”, pero el interés más abarcador [“ausgreifendere”] y diferenciador de Peterson se anuncia ya en numerosos excursos y notas a pie de página sobre las acciones de la liturgia eclesial, sus categorías y formas de expresión: eucaristía [acción de gracias], himnos (gloria y trisagio), exclamaciones [“Ruf”] como Kyrie y Amén, aclamaciones [“Akklamation”] como Doxa y Axios, exhomologesis (o confesión pública), exorcismo… Estas acciones atrajeron también el interés de Peterson en sus lecciones exegéticas, especialmente en las dedicadas al Apocalipsis de San Juan, que jugó un papel especial en el desarrollo de su comprensión de la liturgia. 4. POSICIONAMIENTO ANTE LA CIENCIA LITÚRGICA PROTESTANTE En el universitario Erik Peterson puede ya observarse un interés por las formas prácticas de expresión de la fe: Las cartas de Pablo en el libro de cantos de la iglesia evangélica fue el tema del trabajo realizado para uno de sus primeros seminarios en 1911. Pero de la liturgia protestante como tal –y en general de las ‘agendas’ evangélicas– no se ha ocupado más Peterson. Era completamente consciente de la ‘herencia litúrgica’9 que compartían el protestantismo inicial y la Iglesia católica; pero veía los posteriores desarrollos modernos en el protestantismo como totalmente funestos. “El protestantismo, desde el punto de vista de la historia, ha disuelto la liturgia”, dice sin disimulos en el manuscrito de una conferencia de 1924. “Los intentos litúrgicos realizados hasta ahora sólo proceden en casos muy raros de las leyes esenciales de la Liturgia. La mayoría de las veces se trata sólo de una devoción [“Andacht”] embellecida litúrgicamente, pero… las devociones y la liturgia son dos cosas totalmente diferentes. … Sólo cuando las cuestiones dogmáticas se resuelvan –y ¡sabe Dios que serán resueltas algún día!– sólo entonces se podrá estimar la posibilidad de una auténtica vida litúrgica en la iglesia evangélica”. Una “real reanimación de la Liturgia” sería por tanto imposible 8 Theologische Traktate (ThT), Echter, Würzburg 1994, 196. Epílogo (1932) al intercambio epistolar mantenido en 1928 con Adolf Harnack (ThT, 188). El concepto “herencia litúrgica” (“liturgische Erbfolge”) fue acuñado en 1914 por F. Rendtorff con su obra Geschichte des christlichen Gottesdienstes unter dem Gesichtpunkt der liturgischen Erbfolge. Eine Grundlegung der Liturgik; cf. también Ferdinand Hahn, Der urchristliche Gottesdienst (=Stuttgarter Bibelstudien 41), Stuttgart 1970, 49. 9 Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 5 “sin una renovación de la dogmática protestante”. Peterson veía también que los intentos de este tipo se solían remitir a una consideración de la Liturgia católica o de la de la Iglesia antigua: “Cada vez que en la Iglesia evangélica se despierta el interés por la Liturgia se dirige la atención a la Liturgia de la Iglesia católica. … Se tiene la impresión, a mi parecer, de que aquí se puede reconocer la esencia de la Liturgia y sus leyes con mucha mayor claridad de lo que es posible en ningún otro lugar, y por eso se estudia la Liturgia de la Iglesia católica buscando algo que sea útil de algún modo para la iglesia evangélica”10. Peterson se ocupó consecuentemente –con alguna consideración ocasional a la Liturgia romano-católica contemporánea– sobre todo con formularios y liturgias de la Iglesia antigua, especialmente del ámbito grecoparlante. 5. HORIZONTE SOCIO-POLÍTICO La Liturgia de la Iglesia interesaba a Peterson en los años 20 no por un mero afán de erudición alejado del mundo. Considerando la situación de ruptura en la que se encontraban las iglesias evangélicas en la República de Weimar, por la desaparición de la eclesialidad estatal, y una a sus ojos paralela desorientación en la Teología, intentaba alcanzar una clarificación a partir del Nuevo Testamento de los conceptos fundamentales de la fe cristiana, como supuesto para una eclesialidad renovada y profundizada. Sólo con una autoridad fundamentada en el Dogma y el Derecho Canónico podía su iglesia recuperar, como instancia de carácter público pero independiente del Estado, la “posibilidad de ejercer una repercusión [“Wirksamkeit”] pública”. Si esto no ocurría, profetizó en 1928, sería “difícil subestimar las consecuencias políticas y nacionales de semejante desarrollo para Alemania”11. Este temor suyo se vio confirmado con algunos desarrollos que se dieron en 1933 en las iglesias protestantes. Tras su conversión, los desafíos de la dictadura nacionalsocialista constituyeron el transfondo oscuro ante el cual Peterson se esforzó ininterrumpidamente por definir el concepto del carácter público específico de la Iglesia, de tipo cósmico-escatológico. Alcanzó por entonces a ser escuchado por mayores círculos de la población católica por medio de sus conferencias en las “Hochschulwochen” [Semanas Universitarias] de Salzburgo de 1932 y también sobre todo en eventos organizados por el “Katholischen Akademikerverband” [Asociación de Académicos Católicos]. Las numerosas referencias a acciones litúrgicas –p.e. a las doxologías en las que se ‘actualiza’ en el presente el Reino de Cristo12– sirvieron para reforzar la capacidad de resistencia intelectual al régimen nazi de sus oyentes; esto vale también para sus estudios bíblico-patrísticos de este mismo período sobre el intercambio de influencias entre el culto a la persona reinante [“Herrscherkult”] en la antigüedad y la adoración al Kyrios en el cristianismo o sobre la escatológica “Kampfsymbolik” [simbólica de la lucha] desarrollada por los antiguos cristianos frente al antiguo culto al “Führer” – con intención de suscitar conclusiones por analogía con la política de su época13. En respuesta a todo esto se dio, por parte de los nacionalsocialistas, una creciente obstaculización de las conferencias petersonianas y de sus perspectivas de ocupar una cátedra, así como de las transferencias a Italia de la modesta pensión que le correspondía por su vinculación a la Universidad de Bonn. 10 Las citas proceden del manuscrito inédito “Liturgische Wesensgesetze” y también de partes no publicadas de la conferencia “Der Lobgesang der Engel und der mystische Lobpreis” (1923/24). 11 Die Kirche (ThT, 255). 12 Cf. p.e. las conferencias recopiladas en 1937 en el librito cristológico-martirológico Zeuge der Wahrheit (ThT, 123). 13 Cf. especialmente Christus als Imperator (ThT, 85-92). Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 6 6. CONCEPTO DE LITURGIA Con este transfondo socio-político de los años 20 y 30 se entiende también la motivación básica [“Stoßrichtung”] del concepto de liturgia desarrollado por Peterson hasta el año 1935: se trata de fundamentar el carácter público de la Iglesia, que no depende del favor del Estado y, por eso mismo, constituye el presupuesto para un testimonio de fe público y crítico frente a la política. Como es característico de toda su obra, eligió Peterson también en este caso en primer lugar una aproximación filológica, prestando especial atención a la historia del significado de la palabra leitourgi,a en la antigüedad: término usado originalmente en el lenguaje jurídico griego para ‘servicios o ministerios públicos’ que los ciudadanos acomodados debían realizar ante el Estado, pero también empleado después por un lado para el culto pagano y por otro lado en el judaísmo para el servicio del templo, desde donde fue tomado por el cristianismo. Peterson desplegó esta doble perspectiva de la leitourgía por un lado en el contexto helenístico político-jurídico [“politisch-staatsrechtlich”] de la polis (ciudad) y por otro lado en relación al culto del templo de Jerusalén. La propia Iglesia es esencial y permanentemente –como Peterson subrayó una y otra vez en conexión con Rm 9-11 desde mediados de los años 20– “Iglesia de judíos y gentiles”14, o en la perspectiva de la historia (de la salvación) “Iglesia desde los judíos hacia los paganos”, o desde la perspectiva escatológica, Iglesia en camino “desde la Jerusalén terrena hacia la celestial, desde la ciudad de los judíos hacia la ciudad de los ángeles y santos”15. La característica específicamente cristiana de la Iglesia y la Liturgia reside para Peterson precisamente en que su instancia constitutiva no es ni una configuración política terrenal, ni un lugar de culto terreno, ni tampoco ningún tipo de forma comunitaria meramente humana, sino la instancia transcendente y escatológica de la Jerusalén celestial, que reúne en sí los rasgos tanto de la ciudad como del templo. Entre 1925 y 1930 Peterson prestó atención sobre todo a la ya mencionada perspectiva helenísticoestatal [“hellenistisch-staatsrechtlich”]. Ya en Heis Theós se encuentra el concepto de liturgia16 correspondiente a esta línea, que después en sucesivos intentos –en parte aún no publicados– se va integrando sistemáticamente en una eclesiología entendida literalmente en el sentido de la institución antigua de la ekklesía. De forma programática escribió Peterson sumariamente en 1928, en su última manifestación pública de contenido dogmático como teólogo evangélico: “La evkklhsi,a profana de la Antigüedad es, como se sabe, una institución de la po,lij. Es la asamblea de los ciudadanos de pleno derecho de una ciudad reunidos para la realización de actos jurídicos. De forma análoga se podría denominar a la evkklhsi,a cristiana la asamblea de los plenos ciudadanos de la ciudad celestial reunidos para realizar determinados actos de culto. El culto que se celebra es un culto público, no una celebración mistérica, y es una actividad obligatoria y pública, una leitourgi,a y no una iniciación dependiente de estimaciones arbitrarias. En el carácter público-jurídico del oficio divino [“Gottesdienst”] de los cristianos se refleja que la Iglesia está mucho más cerca de figuras políticas como el imperio o la polis que de asociaciones de tipo voluntario”17. 14 Es el título de su comentario a Rm 9-11 en las “Hochschulwochen” de Salzburgo en 1932 –tomado en su mayor parte de sus lecciones previas sobre Rm– donde, según él, no sólo interpreta la Escritura a la luz de la tradición patrística, sino que también intentó “interpretar teológicamente el lenguaje y el mundo conceptual de la santa liturgia” (Carta a Odo Casel, 13.8.1933, Archivo de la Abadía de Maria Laach). 15 Von den Engeln (ThT, 197). 16 Cf. allí p. 178: “La recepción de la realización pública (=leitourgi,a) de la euvcaristi,a en la avnafora, y el himno puede darse sólo en la forma jurídica de una aclamación por parte del pueblo (lao,j) y el sacerdote. Entendemos la interpretación que hace la Iglesia antigua de la leitourgi,a y la euvcaristi,a como una realización [“Leistung”] pública sólo si recordamos la idea extendida en la Antigüedad de que son necesarios sacrificios o himnos para mantener la ciudad y el país” (subrayado de Erik Peterson). 17 Die Kirche (ThT, 253). Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 7 Es característica –no sólo para esta definición de Peterson– la estrecha relación entre el aspecto político-jurídico y el escatológico de la Iglesia y la Liturgia: éstas reciben por un lado su forma específica por la analogía con formas estatales [“staatsrechtlichen”] de la antigüedad helenística, por otro lado irrumpe en ellas al mismo tiempo como novedad, por la variación en la instancia principal –la polis de los cristianos no es una comunidad ciudadana terrenal sino una ciudad transcendente, la Jerusalén celestial–, el espacio público escatológico propio de la Iglesia y de su culto, un espacio público que no coincide con el que corresponde a lo terrenal, a lo socio-político, y que, sin embargo, por su relación de procedencia con el mismo, tampoco se puede entender sin él, manteniéndose por tanto con él en una relación dialéctica. 7. EL LIBRO DE LOS ÁNGELES El concepto de ekklesía del cristianismo antiguo, como forma jurídica de la asamblea de ciudadanos de una polis, constituye también el fundamento de la obra litúrgico-teológica más importante y pionera de Peterson, El libro de los ángeles, que, saturado de referencias bíblicas y patrísticas, busca especialmente “entender el lugar y significado de los santos ángeles en el culto”18. El concepto de ekklesía aparece bíblicamente anclado y desarrollado sobre todo de la mano de la Epístola a los Hebreos y del Apocalipsis de San Juan (caps. 4-5). Su fecundidad para la ciencia litúrgica radica especialmente en que aquí se muestra cómo el ser y el hacer de la Iglesia de ningún modo deben ponerse en relación entre sí sólo a posteriori, sino que convergen desde el principio: “El cristianismo antiguo no conoce realmente el concepto de Iglesia como una persona jurídica. La Iglesia existe cuando se reúne en asamblea, sea para actividades cúlticas o para decisiones conciliares”19. La Iglesia, como asamblea de los ciudadanos de la ciudad celestial, es al mismo tiempo una instancia terrena y transcendente, por lo que la permanente liturgia celestial de la asamblea festiva ante el trono de Dios constituye el precedente y abarcante [“vorgeordnete und umfassende”] ‘espacio’ público escatológico de la liturgia terrena. La liturgia celestial de los ángeles es también el punto de partida de la alabanza y acción de gracias que se suscita ante el ser y el hacer del Dios trinitario, y que se propaga desde la ciudad celestial a todo el cosmos y a la iglesia terrenal. Contemplando el papel de los ángeles en cada particular acción litúrgica de la Iglesia, ya sea doxológica o sacramental, en la Musica Sacra20 y la veneración de los mártires, en la teología (mística) y en la vida del ser humano, desarrolla Peterson el aspecto público, político, cósmico y místico del culto escatológico de la Iglesia y también de la esencia de la propia Iglesia con sus diferentes miembros (pueblo, clero y monacato). El libro de los ángeles es la obra más ampliamente divulgada de Peterson. Despertó en su tiempo una discusión dogmática ante todo sobre la antropología mística (de la Iglesia antigua) formulada en su última parte (discutida entre otros por parte de Georg Koepgen y más tarde de Karl Barth), pero en general fue alabada una y otra vez, en todas sus ediciones y traducciones hasta el tiempo más reciente –y a menudo precisamente con cierto tono hímnico–, como auténtica obra maestra y la obra principal de Peterson, en la que se habrían dado encuentro la erudición histórica y la reflexión teológica con un lenguaje lúcido y una concisión clásica en la exposición de las ideas. 18 Nota preliminar del libro Von den Engeln (ThT, 196). Von den Engeln (ThT, 223). 20 Cf. sobre este tema también el esbozo tardío (1953/54) Musik und Theologie (publicado en la nueva versión ampliada de MTh, 122-124). 19 Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 8 8. RELACIÓN CON LA TEOLOGÍA DEL MISTERIO El libro de los ángeles fue dedicado a san Benito en su primera aparición en 1935. En el “Jahrbuch für Liturgiewissenschaft” apareció enseguida, sin embargo, una crítica despiadada de la pluma de Odo Casel – como siempre, desde Heis Theós (en este caso la crítica aún era moderada), que Peterson se atrevía a escribir sobre la Liturgia y la Iglesia u otros conceptos cristianos centrales como el ágape. Excepto una pequeña miscelánea sobre el concepto de evpakou,ein (responder) en 1933, la revista no volvió a publicar ningún trabajo de Peterson del ámbito de la investigación litúrgica21. En su etapa protestante Peterson había buscado varias veces el contacto con la iniciativa de estudios litúrgicos de la abadía de Maria Laach, muy digna de alabanza a sus ojos y que por desgracia no tenía ningún paralelo en la teología protestante22, y había encontrado allí también, en la persona de Thomas Michels OSB, un amigo y colaborador para toda la vida. Pero su concepto ‘escatológico-jurídico’ de la Iglesia y la Liturgia, que se encuentra integrado en una especial relación determinativo-dialéctica entre lo oculto (mysterium) y lo revelado (apocalypsis), se presentaba desde el principio en oposición con la comprensión de la Iglesia y la Liturgia, basada en la teología del misterio, que defendía Casel, quien bajo la influencia de Reitzenstein había encontrado en los cultos paganos los paradigmas para su interpretación. Peterson, por su parte, indicó con toda claridad la oposición entre su postura y la teología del misterio difundida por Casel –aunque sin mencionar nombres– en todas las oportunidades que se le presentaron hasta sus últimos años23. Hacia 1933 se agudizó la oposición aún más cuando, con el surgimiento de la “Reichstheologie”, la abadía de Maria Laach se convirtió unos meses en el centro de los intentos católicos de armonización con el nacionalsocialismo. Peterson movilizó toda la artillería de su erudición para “asestar un golpe” a esta “Reichstheologie”, de varias maneras pero finalmente con su famoso y hasta hoy altamente discutido tratado político-teológico El monoteísmo como problema político (1935) (con esto alcanzó también sensiblemente a su amigo el jurista católico Carl Schmitt, que se había convertido en colaborador del nacionalsocialismo). Peterson encontró seguidores benedictinos de su postura, además de Thomas Michels, en la archiabadía de Beuron (aquí sobre todo Hermann Keller OSB) y también Anselm Stolz OSB, que enseñaba en Roma. El abad de Maria Laach y mano derecha de Casel Ildefons Herwegen, a causa de este conflicto en la propia orden religiosa, intentó impedir toda posible conexión con instituciones benedictinas de este convertido tan problemático, albergando la opinión de que, de todos modos, como convertido Peterson no tendría la competencia necesaria para juzgar sobre “conceptos tan esencialmente intracatólicos” como el de misterio24. Esta resistencia fue muy dolorosa para Peterson no sólo desde el punto de vista académico, pues tampoco había sido nunca puramente académica su fascinación desde el principio por la vida de los monjes, semejantes a los ángeles, y en especial por la de los benedictinos. Peterson, a pesar de este conflicto, pasó su vida de católico en contacto continuado con casas benedictinas: en 1930-1933 con San Bonifacio en Munich; desde 1933 como vecino de San Anselmo en Roma (donde a pesar de un nihil obstat del Vaticano se le mantuvieron cerradas las puertas para una posible docencia); durante sus estancias en Alemania visitó Beuron (en 21 Éstos aparecieron en su tiempo en revistas como, entre otras, “Liturgisches Leben”, “Benediktinische Monatschrift”, pero sobre todo en “Ephemerides Liturgicae” y después en “Vigiliae Christianae” y en varios libros de homenaje. 22 “Me urge decirle a usted (...) que el monasterio Maria Laach realiza una labor científica altamente destacada. No sabría decir dónde se está haciendo en este momento algo similar en favor de la investigación de la liturgia cristiana antigua. Uno constata con bochorno que los trabajos de la teología protestante sobre la Historia de la Iglesia antigua están prácticamente detenidos. El famoso impulso que dio Harnack a esta tarea ha perdido su vigencia”. Peterson a Odo Casel OSB, 23 de Julio de 1927. 23 En el artículo “Christianus” que expone el contexto político original del nombre de los cristianos (cf. FJG, 81). 24 Carta de Ildefons Herwegen a Thomas Michels del 3 de Noviembre de 1934 (Archivo Maria Laach). En el mismo año de 1934 había colaborado Peterson al número de “Liturgisches Leben” dedicado a Herwegen, con su artículo sobre Der himmlische Kultus in Kapitel 4 und 5 der Geheimen Offenbarung. Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 9 1934 vendió a la archiabadía por necesidades económicas su biblioteca especializada casi al completo, con cerca de 2400 volúmenes) y Ettal (donde redactó en 1936 su segundo comentario al Apocalipsis). A pesar de esto no se interesó por crear lazos con Romano Guardini, aunque hubo contacto indirecto entre ellos por medio del círculo de discípulos y de amigos de Peterson. 9. TRABAJOS POSTERIORES Peterson no pudo enraízarse en el mundo eclesial germanoparlante y al emigrar a Roma obstaculizaron su producción teológica tanto la necesidad económica como el problema del idioma y la falta de un público mayor. Se debilitó por tanto notablemente, en su última etapa creativa en Roma, su labor dedicada a interrelacionar la ciencia histórica con la teología: sólo compuso algunos ‘escritos marginales de Teología’25 junto a sus análisis históricos, desde las catacumbas de una expresa retirada espiritual (anacoresis) que rechazaba el presente tecnicista y consumista del tiempo de la postguerra. Como en El libro de los ángeles, desarrolló Peterson también en estos escritos temas variados que ya estaban presentes en su agenda in nuce desde su etapa de teólogo protestante, por ejemplo los como siempre altamente condensados esbozos –anclados litúrgica, bíblica y patrísticamente– sobre la Teología de la apariencia humana y la Teología del vestido, siendo ambos importantes contribuciones a una teología de la corporalidad, o en su nivel más profundo, a la relación entre naturaleza y gracia26. En cuanto a las ciencias históricas el interés de Peterson se concentró desde mediados de los años 30 cada vez más en las relaciones entre el cristianismo y el judaísmo en o desde la Antigüedad, como muestran por ejemplo sus investigaciones sobre la oración matutina de judíos y cristianos (1934) y sobre el significado original e historia posterior de la petición del Viernes Santo Pro perfidis Iudaeis (1936)27. “La Iglesia, en tanto que heredera, no es heredera de los gentiles sino de los judíos”, dice Peterson en una de sus lecciones italianas; los préstamos del paganismo no deben por tanto situarse teológicamente al mismo nivel que esta herencia judía. En los años 40 y 50 realiza a partir de este interés numerosos análisis especializados sobre el origen judío y la transformación cristiana de acciones, conceptos y ritos litúrgicos. Veintitrés de estas investigaciones petersonianas, apenas comprensibles para un lector no iniciado, fueron ampliadas y recopiladas en 1959 en el volumen Frühkirche, Judentum und Gnosis. Ninguno de estos estudios carece de interés para la ciencia litúrgica, aunque también arrojan luz sobre ciertas cuestiones muy concretas del cristianismo, a partir de planteamientos ‘exóticos’ y múltiples y remotos fragmentos e inscripciones de tipo apocalíptico, apócrifo o mágico. Así, por ejemplo, los estudios Die Behandlung der Tollwut bei den Elchasaiten y Die ‘Taufe’ im Acherusischen See son contribuciones a la (pre)historia del Bautismo; el artículo sobre Hostienpartikel und Opferanteil (Me,rij) da pistas para una nueva determinación de las relaciones entre la Eucaristía y el ágape; también son tratadas cuestiones sobre la praxis de la penitencia, mientras que los análisis de algunas partes de la Didaché, de la primera epístola de Clemente o del Pastor de Hermas conllevan asimismo temas litúrgicos; un artículo sobre Henoch im jüdischen Gebet contribuye a la historia de las representaciones de las ascensiones al cielo; se aprende algo sobre los ‘ángeles de las naciones’ en una presentación sobre el problema del nacionalismo y también trata Peterson los inicios del ascetismo y del encratismo cristianos con estudios pioneros en su tiempo. Fundamentales para la ciencia litúrgica son sobre todo los estudios: Die geschichtliche Bedeutung der jüdischen Gebetsrichtung (el significado histórico de 25 [N.T.: referencia al título del volumen que recopila estos escritos posteriores, Marginalien zur Theologie]. Cf. los tres artículos de los años 30 y 40 recogidos en MTh, 3-27. 27 Este importante estudio, Perfidia Judaica, se publicó en Ephemerides Liturgicae 50 (1936) 296-311. 26 Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 10 la orientación judía de la oración) y Das Kreuz und das Gebet nach Osten (la cruz y la oración hacia Oriente). No estaba ya en el interés ni en las fuerzas de Peterson integrar en un esquema más completo, y comprensible para públicos más amplios, todas estas minuciosas piezas de rompecabezas. La parte histórico-litúrgica de una serie de Conferencias en la Universidad Católica de Milán en 1952 sobre las relaciones entre el cristianismo y el judaísmo, publicada póstumamente, ofrece al menos una idea general sobre algunos de los temas de la investigación de sus últimos años (lenguaje, Iglesia y celebraciones sinagogales, orientación de la oración, ‘estaciones’ y limosnas)28. No han sido apenas editadas ni investigadas las explicaciones [“Darlegungen”] petersonianas sobre la relación entre el culto del templo en Jerusalén y la liturgia cristiana, sobre la historia del Bautismo, el ágape y la Eucaristía, sobre la doxología y la catequesis. Se encuentran en unas lecciones introductorias en italiano, supuestamente originadas entre 1942 y 1945, de título Il culto della chiesa antica, a las que precede un resumen sobre las obras más importantes de la ciencia litúrgica desde la antigüedad hasta hoy y desarrollos sobre el campo semántico de cuño judío del término leitourgi,a en el Nuevo Testamento. Sólo una parte de esta introducción, sobre la liturgia de los profetas y maestros en Hech 13, 1s, fue publicada por Peterson en una miscelánea en 194929. Más concentrada en la relación del cristianismo con la religiosidad pagana, en especial con los cultos mistéricos, encontramos la lección sobre la “Religionsgeschichte Ägyptens”, fuertemente orientada hacia temas litúrgicos, aunque apenas ha sido estudiado su contenido; Peterson trabajó en ella hasta mediados de los años 5030. Si Peterson hubiera publicado en vida, desde los años 20, más material con sus ricas intuiciones sobre la Liturgia en relación cruzada con el Nuevo Testamento y la Historia de la Iglesia Antigua, la investigación se habría anticipado seguramente unas cuantas décadas en muchos de los ámbitos que sólo fueron estudiados a fondo tras su muerte31. 10. RELEVANCIA EN LA HISTORIA DE LA TEOLOGÍA Y DE LA LITURGIA DEL SIGLO XX Erik Peterson perteneció a los primeros teólogos laicos de la historia reciente de la Iglesia católica, pero permaneció –aún como padre de familia– siempre marcado por ese ímpetu místico-ascético que le era propio ya desde su etapa de estudiante universitario y que siempre impregnó [“einbegriff”] sus investigaciones históricas: “Mi trabajo es, si se me permite decirlo así, la función litúrgica de mi corazón”32. La percepción y estimación de la obra vital de Peterson ha estado desde siempre acompañada por quejas de prominentes eruditos, en relación a que esta obra no haya sido dada a conocer a un público mayor y que a Peterson no le fuera posible formar una escuela propia a partir de una labor docente más continuada. Es lamentable sobre todo que una persona, que como historiador conocía el mundo antiguo con todos sus poderes celestiales y demonios hasta su más recóndito recodo y que había demostrado también una y otra vez la agudeza y el coraje necesarios para una intensiva penetración 28 Giudaismo e cristianesimo. Culto giudaico e culto cristiano, editado por Franco Bolgiani, en: Rivista di Letteratura e Storia Religiosa 1 (1965) 367-391. 29 La leitourgi,a des prophètes et des didascales à Antioche, en: Recherches de Science Religieuse 36 (1949) 577-579 (no traducido aún al alemán, tampoco recogido en FJG), cf. el resumen en alemán titulado „Zu Apostelgeschichte 13,1f“ (1949), publicado recientemente en: Der Erste Brief an die Korinther und Paulus-Studien, Würzburg 2006, 461s. 30 Este manuscrito contiene probablemente las lecciones que impartió Peterson en el Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana en 1946/47 con el título L’Ellenismo ed il Cristianesimo. 31 Cf. para este tema, de forma representativa, el conciso estudio ya mencionado (en nota 9) de Ferdinand Hahn del año 1970, Der urchristliche Gottesdienst. 32 Así dice Peterson en la carta a un amigo suyo documentada en su diario, Tagebuch 1918-1921, 22-Junio-1919. Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 11 especulativa del ‘material’, no haya coronado la obra de su vida con la síntesis de grandes manuales [“Standardwerke”]33. La conversión y la emigración hicieron algo más, impedir que se transmitiera una reconocida aportación [“Wirksamkeit”] coherente y ampliamente visible en una o varias de las disciplinas en las que trabajó. Fue siempre no sólo un “Außenseiter” [marginado] –tanto en la iglesia evangélica como en la católica– sino también un “Randgestalt in diesem Äon” [figura marginal en este eón] (Karl Barth), un “Paröke” [persona que vive en la diáspora] (según el propio Peterson), para quien la experiencia determinante de su vida fue la de que no tenemos en este mundo ‘ninguna ciudad permanente’, sino que ‘buscamos la ciudad futura’ (Hebr 13, 14). El desembocar de su obra científico-teológica en ‘fragmentos’ y ‘aforismos’, al final de su vida, le parecía a él mismo sólo consecuencia de esta ‘reserva escatológica’ (una acuñación petersoniana de sus primeros tiempos) de la existencia cristiana. Pero precisamente desde esta posición marginal frente al trajín [“Getriebe”] de este mundo (incluida la tarea científica [“Wissenschaftbetrieb”]) ha reconocido Erik Peterson a menudo el correspondiente ‘espíritu de los tiempos’ de una forma más crítica que muchos de sus contemporáneos, ofreciendo una y otra vez impulsos e intuiciones nuevas, desde su inspiración en el espíritu [“Geist”] del Nuevo Testamento y de la Iglesia Antigua, más allá de las fronteras entre confesiones, naciones y especialidades académicas. De este modo su influencia en la Historia de la Teología y la Cultura del siglo XX ha sido realmente mucho mayor de lo que podían ver sus contemporáneos. No sólo influyó decisivamente en varios teólogos alemanes de primer rango, algunos amigos suyos, como Karl Barth, Ernst Käsemann y Heinrich Schlier; especialmente intensa fue la influencia de su pensamiento, tan marcadamente escatológico y patrístico, en el mundo francoparlante (Jacques Maritain, Charles Journet, Yves Congar y Jean Daniélou), que le veneraba como a un ‘padre de la Iglesia’ (Henri de Lubac). Su residencia en Roma (la de la última etapa pegada al muro del Vaticano) era un destino frecuentado por eruditos de todo el mundo hambrientos de conocimiento – aunque no todos se dejaban enredar en discusiones críticas con el viejo Peterson, por ejemplo sobre ciertas manifestaciones del moderno centralismo romano. El nombre de Peterson marca giros decisivos en la investigación sobre la gnosis y la ascética así como en el descubrimiento de las raíces judías de la vida cristiana y del permanente significado escatológico del propio pueblo elegido de los judíos; esto vale a pesar de los interrogantes que desde la perspectiva actual se deben poner a algunas de sus expresiones sobre el judaísmo. Con muchas de estas nuevas orientaciones actuó para la ciencia litúrgica indirectamente –también directamente con Heis Theós, El libro de los ángeles y otros muchos estudios– como un importante indicador ocasional del camino a seguir. La recepción de Peterson fue importante por ejemplo para Joseph Andreas Jungmann en su manual Missarum Sollemnia (1962) y también en la Teología de la Liturgia de Cipriano Vaggagini (1959), ambos liturgistas que, junto con otros familiarizados con la obra y la persona de Peterson34, colaboraron en la constitución sobre la liturgia del concilio Vaticano II. Sobre todo el artículo SC 8, de notable 33 Cf. de forma ejemplar para esta cuestión la recensión de Frükirche, Judentum und Gnosis de H. Chadwick, que es también una breve necrológica (original en inglés) [N.T.: traducido de la versión alemana de Barbara Nichtweiß]: “Erik Peterson, fallecido en el último año, poseía una mente extraordinariamente aguda y una erudición sorprendente. Los fragmentos que nos han quedado de su obra –a pesar de ser muy importantes– son muy poca cosa en comparación con lo que podría haber estado en su mano hacer. Pocos eruditos se encontraban tan en su casa en relación con la literatura del mundo antiguo, con la magia, los apócrifos, la astrología, la angelología y todo eso. Conocía los nombres de todas las potencias del inframundo. También era profundamente consciente del poder psíquico de las formas litúrgicas y algunos de sus trabajos más destacados consideran formas rituales y prácticas mágicas. … Prefirió el artículo sustancioso o el ensayo básico a la gran síntesis sistemáticamente desarrollada; pero su habilidad para aportar luz entre las confusas indicaciones de los documentos religiosos antiguos no ha sido superada, mientras que la brevedad de sus investigaciones no le impidió aventurarse en el terreno de atrevidas suposiciones y especulaciones” (The Journal of Theological Studies 12 [1961] 337s). 34 P.e. Dom Bernard Capelle OSB, Johannes Quasten y Theodor Klauser quien tras la muerte de Peterson se esforzó sin éxito, enfrentado a su colega patrólogo de Turín (y posteriormente cardenal) Michele Pellegrino, por conseguir para Bonn los libros y manuscritos que Peterson dejaba en su legado. Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal 12 carácter eclesiológico-escatológico, recuerda hasta en las mismas palabras utilizadas a los pasajes iniciales del libro petersoniano sobre los ángeles. También ha sido recibido este libro entre tanto en la ciencia litúrgica evangélica35. Presentar de nuevo a la actualidad la persona y la obra de Peterson equivale en muchos aspectos al rompecabezas que para él supusieron las fuentes antiguas. Afortunadamente nos dejó un legado extraordinariamente rico de voluminosos manuscritos de todas las etapas de su obra, con sus lecciones totalmente redactadas, así como esbozos, notas personales y cartas36. En la edición de sus Escritos Escogidos se asumió desde 1994 el intento de sacar a la luz paso a paso lo que publicó en su tiempo de forma dispersa, pero sobre todo lo más valioso de entre sus manuscritos inéditos, para hacer así visible una obra, que no sólo cuenta como “una de las más significativas del catolicismo contemporáneo” (Jean Daniélou37), sino que gracias a su origen en el mundo académico del protestantismo –mucho más libre en su tiempo que el catolicismo tan marcadamente antimodernista– y finalmente también por medio de sus sólidas raíces en la Biblia y en el cristianismo antiguo, esconde en sí un enorme potencial –aunque exigente y para ambas partes algunas veces incómodo– para el entendimiento ecuménico. Por parte de la ciencia litúrgica aún falta una clasificación, valoración y ordenación sistemática de su obra, aunque sería aconsejable “tener en cuenta de nuevo la obra de Peterson. Su visión de la Liturgia, que destaca fuertemente la dimensión cósmica de la economía de la salvación, puede hacernos conscientes de algunas parcialidades ‘pastorales’ y quizás también de una demasiado unilateral orientación a la comprensión de la historia de la liturgia en términos únicamente históricos. Ciertamente es necesaria la habilidad de introducirse en un lenguaje y una forma de pensar desacostumbrada, pero el paciente trabajo sobre Peterson podría ser recompensado con muchas ideas nuevas o dotadas de una nueva profundidad” (Angelus Häußling)38. © Barbara Nichtweiß 35 Cf. p.e., de forma representativa por trabajos también más antiguos, Otto Hofius, Gemeinschaft mit den Engeln im Gottesdienst der Kirche. Eine traditionsgeschichtliche Skizze, en: ZThK 89 (1992) 171-196 (aquí 178, 193); D. Heidtmann, Überwindung der Moderne durch Wiedergewinnung der ontologischen Glaubensrealität. Die Engel in der Theologie von Erik Petersons, en: Id., Die Engel: Grenzgestalten Gottes. Über Notwendigkeit und Möglichkeit der christlichen Rede von den Engeln, Neukirchen 1999, 49-70. 36 Los manuscritos originales de Peterson se conservan hoy en día en la Universidad de Turín, en su Biblioteca Erik Peterson, iniciada con los propios libros personales que Peterson les dejó a su muerte. 37 Préface, en: Erik Peterson, Le Livre des Anges, Paris 1954, 12. 38 Jahrbuch für Liturgiewissenschaft 35/36 (1993/94) 423s. Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal