Erik Peterson como liturgista

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Erik Peterson y la liturgia
Barbara Nichtweiß (Mainz)*
1. Itinerario académico
2. Camino hacia la liturgia
3. Posiciones académicas en los años 20
4. Posicionamiento ante la ciencia litúrgica protestante
5. Horizonte socio-político
6. Concepto de liturgia
7. El libro de los ángeles
8. Relación con la teología del misterio
9. Trabajos posteriores
10. Relevancia en la historia de la teología y de la liturgia del siglo XX
1. ITINERARIO ACADÉMICO
Erik Peterson (1890-1960) es uno “de los primeros teólogos interesados en la liturgia”, en el
contexto del inicio de la ciencia litúrgica moderna, siendo asimismo ejemplar en su evolución por la
fusión de diversos horizontes religiosos y académicos de su tiempo1. Con su interdisciplinariedad
hace estallar las estrechas fronteras de la especialización, del mismo modo que traspasa como
convertido la adscripción confesional unívoca y por su emigración a Italia supera lo que podría haber
sido un alcance meramente nacional de su obra. Por algunos años mantiene sin embargo un
verdadero contacto con la configuración académica de la especialidad litúrgica en el mundo católico:
entre 1942 y 1946 sustituyó Peterson en Roma a Kunibert Mohlberg OSB, que impartía en el
Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana las asignaturas de Historia de la Liturgia e Historia de
la Iglesia así como Hagiografía. De este tiempo procede también el voluminoso manuscrito de sus
lecciones tituladas Il culto della chiesa antica, que aún –como tantos otros trabajos provenientes de
la pluma de Peterson– permanece inédito.
Las cuestiones litúrgicas forman sin embargo en su obra publicada una cuerda poderosa e
ininterrumpida, en la que se entretejen continuamente hilos de las diversas disciplinas por él
abordadas. En posesión de una venia legendi como docente para la Arqueología Cristiana, de 1920 a
1924 en la Facultad Teológica Evangélica de Göttingen, se ocupó Peterson de la Historia de las
Religiones en el Helenismo, la Historia de la Iglesia Antigua, la Mística y la Ascética del
cristianismo antiguo, así como de la Patrología, pero también de la moderna Historia de la Iglesia
protestante, con una perspectiva fuertemente basada en la historia de la teología y de la cultura. A
mediados de los años 20 aparecieron sus primeros trabajos sobre la historia y la teología de la
liturgia. Sus temas y las revistas donde se publicaron muestran ya la tensa amplitud de su actividad
teológica: por un lado encontramos en 1924 una miscelánea sobre la orientación espacial de la
oración en el “Jahrbuch für Liturgiewissenschaft” editado por Odo Casel (Maria Laach), por otro
lado el empático artículo Der Lobgesang der Engel und der mystische Lobpreis, publicado por su
*
Traducción del artículo: Barbara Nichtweiß, "...die liturgische Funktion meines Herzens". Erik Petersons Beitrag zur
Liturgiewissenschaft, en: Revista Española de Theología 68 (2008) 297-316. (Traducción realizada por Amparo GarcíaPlaza a partir de una redacción de la autora de 2007 en la que corrige el original presentado en un congreso en Diciembre
2004. Sólo para uso personal.)
1
Cf. Arnold Angenendt, Liturgik und Historik. Gab es eine organische Liturgieentwicklung? (=QD 189), Freiburg etc.
2001, 34 y 39.
Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal
2
amigo Karl Barth en el polémico órgano de la Teología Dialéctica “Zwischen der Zeiten”, aunque el
artículo se dirigía contra esta misma Teología Dialéctica2.
Como Profesor Ordinario en la Facultad de Teología Evangélica de Bonn (1924-1929), amplió
Peterson su espectro académico con la especialidad de Exégesis Neotestamentaria. Sus lecciones de
este período están cuajadas de –en algunos casos muy fundamentales– referencias al ámbito
litúrgico3; también publicó en este tiempo más misceláneas y estudios, algunos de tipo lexicográfico,
interesantes para la historia de la liturgia4.
Con sus dos polémicos escritos dogmáticos Was ist Theologie? en 1925 y Die Kirche en 1928,
suscitó Peterson cierto escándalo (no sólo) en el mundo protestante y fue quedando cada vez más
aislado. En 1929 abandonó su puesto en la Facultad, convirtiéndose finalmente en la Navidad de
1930 a la Iglesia Católica en Roma. A pesar de esto no llegaría a cumplirse la no totalmente
infundada suposición de algunos amigos suyos de que ahora se haría benedictino. Este pensador tan
poco convencional buscó sin éxito en todo el ámbito germanoparlante una nueva tarea académica,
fracasando también en 1932 su intento de obtener la ordenación sacerdotal en Munich. En 1933
finalmente se casó Peterson en Roma con una italiana, de modo que en 1940 era ya padre de cinco
hijos. Pero no podía encontrar en esta ciudad una posición que le permitiera ganar dinero suficiente
para mantener a su familia. Sólo como conferenciante y escritor siguió estando presente en los países
germanoparlantes hasta 1940. Precisamente proceden de esta etapa varios estudios históricolitúrgicos5 incluida su obra más importante en este ámbito “El libro de los ángeles” (1935), que fue
recogido más tarde en el volumen recopilatorio Theologische Traktate (1951) junto con otros
artículos teológicos importantes suyos del tiempo entre 1925 y 1937.
Las grandes necesidades económicas de la familia se mitigaron sólo un poco por algún tiempo
cuando Peterson a partir de 1937 empezó a enseñar como sustituto en el Instituto Pontificio de
Arqueología Cristiana, en un puesto en principio restringido a la enseñanza en el ámbito histórico y
2
Este artículo fue incluido en 1935, con algunas modificaciones, en El Libro de los ángeles, el texto original se ha
editado de nuevo en Marginalien zur Theologie (MTh), Würzburg 1995, 101-114.
3
Cf. p.e. en las lecciones ya publicadas: Der Brief an die Römer (1997): 3ss (bendición), 9s (Pablo como liturgo), 12ss
(aclamación del Kyrios y doxologías), 19s (Liturgia y Eucaristía), 107 (tipos de oración de los judíos y los paganos), 110
(expresiones de confesión de fe en el culto), 179-188 (Bautismo, misterio y escatología), 203 (santificación cúltica), 242s
(sacramento y parenesis), 259s (oración y pneuma), 263 (significado escatológico de la Cena), 270s (anatema), 271 (el
cuerpo de Jesús como templo), 276 (culto judío y cristiano), 280ss (sinagoga e Iglesia), 304ss (aclamación Kyrios), 320ss
(inculturación y sus límites), 331s (logiké latreía), 346 (concepto antiguo de leitourgía), 350s (simbolismo del día y la
noche), 354ss (días de abstinencia), 364 (aclamación y doxología), 367 (Pablo como liturgo), 374s (diaconía), 378 (beso
santo), 380s (doxología). Johannesevangelium (2003): 23ss (teología como concepto cúltico antiguo), 40ss (tradiciones
bautismales), 61-71 (fenomenología de diversas expresiones), 85 (Bautismo y filiación divina), 96 (exégesis como
término técnico del culto), 104 (Cordero de Dios), 113ss (exclamación Amén), 123s (milagro del vino y culto de los
misterios), 129ss (el cuerpo de Jesús como templo escatológico), 137ss (esencia del bautismo), 159 (luz y tinieblas),
162ss (bautismo de Juan y bautismo cristiano), 185ss (adoración en espíritu), 189ss (esencia del oficio divino
[“Gottesdienst”] cristiano), 238ss (pan de vida y Eucaristía), 242s (relación entre Bautismo y Eucaristía), 244-257
(comunión sacramental y eclesial), así como numerosos excursos sobre conceptos fundamentales como cosmos, Iglesia y
espacio público [“Öffentlichkeit”], importantes para la liturgia en un sentido amplio. Offenbarung des Johannes (2004):
Ambas versiones del comentario a los primeros capítulos del Apocalipsis, junto a los demás artículos publicados en este
volumen, están tan marcados por la teología litúrgica –y en parte por la historia de la liturgia– como por la teología
política. Los temas cúltico-litúrgicos aparecen igualmente tratados o referenciados en los comentarios petersonianos
Lukasevangelium y Erster Korintherbrief , editados en 2005 y 2006 respectivamente.
4
P.e. Gottesfreund (1923/28), Engel- und Dämonennamen (1926), Die Bedeutung von avnadei,knumi in den griechischen
Liturgien (1927), Zur Bedeutungsgeschicht von parrhsi,a (1929), Die Einholung des Kyrios (1929/30).
5
VAgaph (1932), Die Alexandrinische Liturgie bei Kosmas Indikopleustes (1932), Dona, munera, sacrificia (1932), Die
Schrift des Eremiten Markus über die Taufe und die Messalianer (1932), Fiducia in altrömischen Sakramentaren (1934),
Das jugendliche Alter der Lektoren (1934) así como trabajos sobre la relación entre judaísmo y cristianismo desde la
perspectiva de la historia de la liturgia (véase más abajo el apartado 9).
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3
con un sueldo exiguo, financiado por la donación de un benefactor. Tras la ya mencionada
sustitución de Mohlberg y algunas lecciones como profesor invitado en la Universidad de Roma, fue
nombrado en 1947 Profesor Extraordinario del mismo Instituto para el ámbito de la Patrología y la
relación entre la Cultura Antigua y el Cristianismo y en 1957 Profesor Ordinario – tres años antes de
su muerte, que tuvo lugar el 26 de Octubre de 1960 en su ciudad natal de Hamburgo.
De la última etapa de su vida procede otra pequeña recopilación de meditaciones teológicas,
Marginalien zur Theologie (1956), y la voluminosa –aunque en ningún modo completa– colección
de estudios especializados denominada Frühkirche, Judentum und Gnosis (1959).
2. CAMINO HACIA LA LITURGIA
Que la Liturgia de la Iglesia se convertiría en un tema fundamental de su vida no era fácil de
predecir para Erik Peterson Grandjean (que era su nombre completo, siendo sus antepasados en parte
de origen sueco y en parte de origen francés) cuando nació, el 7 de Junio de 1890 en Hamburgo. En
la familia burguesa en la que creció (hasta 1910 en el barrio Blankenese) dominaba un clima
secularizado e incluso ateo. El contacto con un grupo juvenil pietista llevó a Erik Peterson sin
embargo a estudiar Teología Protestante entre 1910 y 1914 (en Estrasburgo, Greifswald, Berlín,
Göttingen, Basilea y de nuevo en Göttingen). En estas universidades recibió influjos de las más
variadas tendencias pero realmente ninguna orientación, según confesaría el mismo Peterson más
tarde. Tras una carismática experiencia de renacimiento espiritual en 1910, su religiosidad en los
años estudiantiles se mantuvo en un tono marcadamente pietista, sin poder atisbarse por tanto aún
nada en absoluto de su posterior fascinación por las configuraciones litúrgicas oficiales. Algo
después, en los críticos años de la Primera Guerra Mundial, Peterson se desligó de sus vínculos
pietistas y vivió en el espíritu de su ‘mentor’ Sören Kierkegaard la existencia radical del ‘individuo
ante Dios’ hasta el punto de casi sufrir una crisis nerviosa. Ya a una distancia crítica de la fe
protestante en general, amplió a partir de 1918 sus lecturas teológicas, filosóficas y literarias con
escritos de origen católico, encontrándose así con los representantes del “Rénouveau catholique” y
con la obra de John Henry Newman.
3. POSICIONES ACADÉMICAS EN LOS AÑOS 20
Al terminar la carrera, Peterson, tratando de escapar de las insidiosas cuestiones confesionales, “se
echó en brazos de la Historia” y trabajó desde más o menos el año 1916 en investigaciones desde la
epigrafía, la historia de las formas y la historia de las religiones sobre el uso de la fórmula EIS
QEOS (Heis Theos – un solo Dios) en la antigüedad, bajo la influencia metodológica de Franz Josef
Dölger, Eduard Norden y Richard Reitzenstein. Con esta obra obtuvo en 1920 en Göttingen al
mismo tiempo el doctorado y la habilitación, pero sólo fue publicada íntegramente en 1926 tras una
esencial ampliación. Peterson clasifica aquí la fórmula Ei~J" Qeov" como una aclamación: “La
aclamación era el grito de una gran multitud que se podía expresar en las ocasiones más variadas. A
la llegada del emperador o de un funcionario de alto nivel, para homenajearlos, pero también en
asambleas o aglomeraciones (especialmente en el teatro y en los juicios) cuando había que adoptar
un acuerdo o hacer prevalecer una demanda”6. Heis Theos sigue siendo la “obra fundamental clásica,
aún hoy irrenunciable” (Reinhard Meßner)7, sobre el tema de la aclamación; pero el estudio de las
aclamaciones fue sobre todo para Peterson un punto de partida extremadamente fecundo para captar
6
EIS QEOS. Epigraphische, formgeschichtliche und religionsgeschichtliche Untersuchungen (= Forschungen zur
Religion und Literatur des Alten und Neuen Testaments 24), Göttingen 1926, 141.
7
Einführung in die Liturgiewissenschaft, Paderborn etc. 2001, 179.
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4
no sólo el genio [“Geist”, espíritu] de la antigüedad como tal, sino además especialmente la
autoconcepción cristiano-eclesial durante la liturgia, pues en la aclamación concurren lo carismático
(entusiasmo, inspiración) y lo jurídico. Precisamente la ascesis académica del trabajo de detalle en
los ámbitos de la historia y la filología demostró ser un fundamento de gran alcance para el
descubrimiento de estructuras cristianas muy esenciales.
Erik Peterson combina en su labor creativa, ya en los años 20, los objetivos de varias escuelas y
también su revisión crítica de las mismas. Como historiador de la Iglesia se veía en la estela de
Adolf von Harnack, pero sin compartir su liberalismo religioso. Pertenecía también a la última
generación de la escuela de la Historia de las Religiones, aunque se había distanciado pronto de la
tendencia de esta escuela a comparaciones y derivaciones [“Ableitungen”] algo superficiales,
oponiendo a estas debilidades un desarrollo, altamente diferenciado filológica y fenomenológicamente, de lo que caracteriza a la Escatología propia de la fe cristiana, que no es derivable de otras
concepciones: “fenomenología de la fe cristiana a partir de sus formas de expresión lingüísticas” es
como designó una vez a mediados de los años 20 su programa (exegético). Aunque era historiador
luchó también contra el Historicismo: en relación a la forma recopilatoria y comparativa de trabajar
de eruditos como Franz Josef Dölger y Anton Baumstark, a quien Peterson conocía bien
personalmente, apoyó una más intensa penetración interpretativa y teológica de los hallazgos
históricos: “La ciencia litúrgica, como otras disciplinas teológicas, está hoy casi totalmente
entregada a la ‘mera historia’ ”, constató en 1935 en la nota preliminar de su libro Von den Engeln8.
Ciertamente su propia obra Heis Theós parece adolecer, por su configuración externa, de este “afán
coleccionista de antigüedades”, pero el interés más abarcador [“ausgreifendere”] y diferenciador de
Peterson se anuncia ya en numerosos excursos y notas a pie de página sobre las acciones de la
liturgia eclesial, sus categorías y formas de expresión: eucaristía [acción de gracias], himnos (gloria
y trisagio), exclamaciones [“Ruf”] como Kyrie y Amén, aclamaciones [“Akklamation”] como Doxa
y Axios, exhomologesis (o confesión pública), exorcismo… Estas acciones atrajeron también el
interés de Peterson en sus lecciones exegéticas, especialmente en las dedicadas al Apocalipsis de San
Juan, que jugó un papel especial en el desarrollo de su comprensión de la liturgia.
4. POSICIONAMIENTO ANTE LA CIENCIA LITÚRGICA PROTESTANTE
En el universitario Erik Peterson puede ya observarse un interés por las formas prácticas de
expresión de la fe: Las cartas de Pablo en el libro de cantos de la iglesia evangélica fue el tema del
trabajo realizado para uno de sus primeros seminarios en 1911. Pero de la liturgia protestante como
tal –y en general de las ‘agendas’ evangélicas– no se ha ocupado más Peterson. Era completamente
consciente de la ‘herencia litúrgica’9 que compartían el protestantismo inicial y la Iglesia católica;
pero veía los posteriores desarrollos modernos en el protestantismo como totalmente funestos. “El
protestantismo, desde el punto de vista de la historia, ha disuelto la liturgia”, dice sin disimulos en el
manuscrito de una conferencia de 1924. “Los intentos litúrgicos realizados hasta ahora sólo proceden
en casos muy raros de las leyes esenciales de la Liturgia. La mayoría de las veces se trata sólo de una
devoción [“Andacht”] embellecida litúrgicamente, pero… las devociones y la liturgia son dos cosas
totalmente diferentes. … Sólo cuando las cuestiones dogmáticas se resuelvan –y ¡sabe Dios que
serán resueltas algún día!– sólo entonces se podrá estimar la posibilidad de una auténtica vida
litúrgica en la iglesia evangélica”. Una “real reanimación de la Liturgia” sería por tanto imposible
8
Theologische Traktate (ThT), Echter, Würzburg 1994, 196.
Epílogo (1932) al intercambio epistolar mantenido en 1928 con Adolf Harnack (ThT, 188). El concepto “herencia
litúrgica” (“liturgische Erbfolge”) fue acuñado en 1914 por F. Rendtorff con su obra Geschichte des christlichen
Gottesdienstes unter dem Gesichtpunkt der liturgischen Erbfolge. Eine Grundlegung der Liturgik; cf. también Ferdinand
Hahn, Der urchristliche Gottesdienst (=Stuttgarter Bibelstudien 41), Stuttgart 1970, 49.
9
Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal
5
“sin una renovación de la dogmática protestante”. Peterson veía también que los intentos de este tipo
se solían remitir a una consideración de la Liturgia católica o de la de la Iglesia antigua: “Cada vez
que en la Iglesia evangélica se despierta el interés por la Liturgia se dirige la atención a la Liturgia
de la Iglesia católica. … Se tiene la impresión, a mi parecer, de que aquí se puede reconocer la
esencia de la Liturgia y sus leyes con mucha mayor claridad de lo que es posible en ningún otro
lugar, y por eso se estudia la Liturgia de la Iglesia católica buscando algo que sea útil de algún modo
para la iglesia evangélica”10. Peterson se ocupó consecuentemente –con alguna consideración
ocasional a la Liturgia romano-católica contemporánea– sobre todo con formularios y liturgias de la
Iglesia antigua, especialmente del ámbito grecoparlante.
5. HORIZONTE SOCIO-POLÍTICO
La Liturgia de la Iglesia interesaba a Peterson en los años 20 no por un mero afán de erudición
alejado del mundo. Considerando la situación de ruptura en la que se encontraban las iglesias
evangélicas en la República de Weimar, por la desaparición de la eclesialidad estatal, y una a sus
ojos paralela desorientación en la Teología, intentaba alcanzar una clarificación a partir del Nuevo
Testamento de los conceptos fundamentales de la fe cristiana, como supuesto para una eclesialidad
renovada y profundizada. Sólo con una autoridad fundamentada en el Dogma y el Derecho Canónico
podía su iglesia recuperar, como instancia de carácter público pero independiente del Estado, la
“posibilidad de ejercer una repercusión [“Wirksamkeit”] pública”. Si esto no ocurría, profetizó en
1928, sería “difícil subestimar las consecuencias políticas y nacionales de semejante desarrollo para
Alemania”11. Este temor suyo se vio confirmado con algunos desarrollos que se dieron en 1933 en
las iglesias protestantes.
Tras su conversión, los desafíos de la dictadura nacionalsocialista constituyeron el transfondo oscuro
ante el cual Peterson se esforzó ininterrumpidamente por definir el concepto del carácter público
específico de la Iglesia, de tipo cósmico-escatológico. Alcanzó por entonces a ser escuchado por
mayores círculos de la población católica por medio de sus conferencias en las “Hochschulwochen”
[Semanas Universitarias] de Salzburgo de 1932 y también sobre todo en eventos organizados por el
“Katholischen Akademikerverband” [Asociación de Académicos Católicos]. Las numerosas
referencias a acciones litúrgicas –p.e. a las doxologías en las que se ‘actualiza’ en el presente el
Reino de Cristo12– sirvieron para reforzar la capacidad de resistencia intelectual al régimen nazi de
sus oyentes; esto vale también para sus estudios bíblico-patrísticos de este mismo período sobre el
intercambio de influencias entre el culto a la persona reinante [“Herrscherkult”] en la antigüedad y la
adoración al Kyrios en el cristianismo o sobre la escatológica “Kampfsymbolik” [simbólica de la
lucha] desarrollada por los antiguos cristianos frente al antiguo culto al “Führer” – con intención de
suscitar conclusiones por analogía con la política de su época13. En respuesta a todo esto se dio, por
parte de los nacionalsocialistas, una creciente obstaculización de las conferencias petersonianas y de
sus perspectivas de ocupar una cátedra, así como de las transferencias a Italia de la modesta pensión
que le correspondía por su vinculación a la Universidad de Bonn.
10
Las citas proceden del manuscrito inédito “Liturgische Wesensgesetze” y también de partes no publicadas de la
conferencia “Der Lobgesang der Engel und der mystische Lobpreis” (1923/24).
11
Die Kirche (ThT, 255).
12
Cf. p.e. las conferencias recopiladas en 1937 en el librito cristológico-martirológico Zeuge der Wahrheit (ThT, 123).
13
Cf. especialmente Christus als Imperator (ThT, 85-92).
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6
6. CONCEPTO DE LITURGIA
Con este transfondo socio-político de los años 20 y 30 se entiende también la motivación básica
[“Stoßrichtung”] del concepto de liturgia desarrollado por Peterson hasta el año 1935: se trata de
fundamentar el carácter público de la Iglesia, que no depende del favor del Estado y, por eso mismo,
constituye el presupuesto para un testimonio de fe público y crítico frente a la política. Como es
característico de toda su obra, eligió Peterson también en este caso en primer lugar una aproximación
filológica, prestando especial atención a la historia del significado de la palabra leitourgi,a en la
antigüedad: término usado originalmente en el lenguaje jurídico griego para ‘servicios o ministerios
públicos’ que los ciudadanos acomodados debían realizar ante el Estado, pero también empleado
después por un lado para el culto pagano y por otro lado en el judaísmo para el servicio del templo,
desde donde fue tomado por el cristianismo.
Peterson desplegó esta doble perspectiva de la leitourgía por un lado en el contexto helenístico
político-jurídico [“politisch-staatsrechtlich”] de la polis (ciudad) y por otro lado en relación al culto
del templo de Jerusalén. La propia Iglesia es esencial y permanentemente –como Peterson subrayó
una y otra vez en conexión con Rm 9-11 desde mediados de los años 20– “Iglesia de judíos y
gentiles”14, o en la perspectiva de la historia (de la salvación) “Iglesia desde los judíos hacia los
paganos”, o desde la perspectiva escatológica, Iglesia en camino “desde la Jerusalén terrena hacia la
celestial, desde la ciudad de los judíos hacia la ciudad de los ángeles y santos”15. La característica
específicamente cristiana de la Iglesia y la Liturgia reside para Peterson precisamente en que su
instancia constitutiva no es ni una configuración política terrenal, ni un lugar de culto terreno, ni
tampoco ningún tipo de forma comunitaria meramente humana, sino la instancia transcendente y
escatológica de la Jerusalén celestial, que reúne en sí los rasgos tanto de la ciudad como del templo.
Entre 1925 y 1930 Peterson prestó atención sobre todo a la ya mencionada perspectiva helenísticoestatal [“hellenistisch-staatsrechtlich”]. Ya en Heis Theós se encuentra el concepto de liturgia16
correspondiente a esta línea, que después en sucesivos intentos –en parte aún no publicados– se va
integrando sistemáticamente en una eclesiología entendida literalmente en el sentido de la institución
antigua de la ekklesía. De forma programática escribió Peterson sumariamente en 1928, en su última
manifestación pública de contenido dogmático como teólogo evangélico: “La evkklhsi,a profana de la
Antigüedad es, como se sabe, una institución de la po,lij. Es la asamblea de los ciudadanos de pleno
derecho de una ciudad reunidos para la realización de actos jurídicos. De forma análoga se podría
denominar a la evkklhsi,a cristiana la asamblea de los plenos ciudadanos de la ciudad celestial
reunidos para realizar determinados actos de culto. El culto que se celebra es un culto público, no
una celebración mistérica, y es una actividad obligatoria y pública, una leitourgi,a y no una
iniciación dependiente de estimaciones arbitrarias. En el carácter público-jurídico del oficio divino
[“Gottesdienst”] de los cristianos se refleja que la Iglesia está mucho más cerca de figuras políticas
como el imperio o la polis que de asociaciones de tipo voluntario”17.
14
Es el título de su comentario a Rm 9-11 en las “Hochschulwochen” de Salzburgo en 1932 –tomado en su mayor parte
de sus lecciones previas sobre Rm– donde, según él, no sólo interpreta la Escritura a la luz de la tradición patrística, sino
que también intentó “interpretar teológicamente el lenguaje y el mundo conceptual de la santa liturgia” (Carta a Odo
Casel, 13.8.1933, Archivo de la Abadía de Maria Laach).
15
Von den Engeln (ThT, 197).
16
Cf. allí p. 178: “La recepción de la realización pública (=leitourgi,a) de la euvcaristi,a en la avnafora, y el himno puede
darse sólo en la forma jurídica de una aclamación por parte del pueblo (lao,j) y el sacerdote. Entendemos la
interpretación que hace la Iglesia antigua de la leitourgi,a y la euvcaristi,a como una realización [“Leistung”] pública
sólo si recordamos la idea extendida en la Antigüedad de que son necesarios sacrificios o himnos para mantener la
ciudad y el país” (subrayado de Erik Peterson).
17
Die Kirche (ThT, 253).
Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal
7
Es característica –no sólo para esta definición de Peterson– la estrecha relación entre el aspecto
político-jurídico y el escatológico de la Iglesia y la Liturgia: éstas reciben por un lado su forma
específica por la analogía con formas estatales [“staatsrechtlichen”] de la antigüedad helenística, por
otro lado irrumpe en ellas al mismo tiempo como novedad, por la variación en la instancia principal
–la polis de los cristianos no es una comunidad ciudadana terrenal sino una ciudad transcendente, la
Jerusalén celestial–, el espacio público escatológico propio de la Iglesia y de su culto, un espacio
público que no coincide con el que corresponde a lo terrenal, a lo socio-político, y que, sin embargo,
por su relación de procedencia con el mismo, tampoco se puede entender sin él, manteniéndose por
tanto con él en una relación dialéctica.
7. EL LIBRO DE LOS ÁNGELES
El concepto de ekklesía del cristianismo antiguo, como forma jurídica de la asamblea de ciudadanos
de una polis, constituye también el fundamento de la obra litúrgico-teológica más importante y
pionera de Peterson, El libro de los ángeles, que, saturado de referencias bíblicas y patrísticas, busca
especialmente “entender el lugar y significado de los santos ángeles en el culto”18. El concepto de
ekklesía aparece bíblicamente anclado y desarrollado sobre todo de la mano de la Epístola a los
Hebreos y del Apocalipsis de San Juan (caps. 4-5). Su fecundidad para la ciencia litúrgica radica
especialmente en que aquí se muestra cómo el ser y el hacer de la Iglesia de ningún modo deben
ponerse en relación entre sí sólo a posteriori, sino que convergen desde el principio: “El cristianismo
antiguo no conoce realmente el concepto de Iglesia como una persona jurídica. La Iglesia existe
cuando se reúne en asamblea, sea para actividades cúlticas o para decisiones conciliares”19. La
Iglesia, como asamblea de los ciudadanos de la ciudad celestial, es al mismo tiempo una instancia
terrena y transcendente, por lo que la permanente liturgia celestial de la asamblea festiva ante el
trono de Dios constituye el precedente y abarcante [“vorgeordnete und umfassende”] ‘espacio’
público escatológico de la liturgia terrena. La liturgia celestial de los ángeles es también el punto de
partida de la alabanza y acción de gracias que se suscita ante el ser y el hacer del Dios trinitario, y
que se propaga desde la ciudad celestial a todo el cosmos y a la iglesia terrenal. Contemplando el
papel de los ángeles en cada particular acción litúrgica de la Iglesia, ya sea doxológica o
sacramental, en la Musica Sacra20 y la veneración de los mártires, en la teología (mística) y en la
vida del ser humano, desarrolla Peterson el aspecto público, político, cósmico y místico del culto
escatológico de la Iglesia y también de la esencia de la propia Iglesia con sus diferentes miembros
(pueblo, clero y monacato).
El libro de los ángeles es la obra más ampliamente divulgada de Peterson. Despertó en su tiempo
una discusión dogmática ante todo sobre la antropología mística (de la Iglesia antigua) formulada en
su última parte (discutida entre otros por parte de Georg Koepgen y más tarde de Karl Barth), pero
en general fue alabada una y otra vez, en todas sus ediciones y traducciones hasta el tiempo más
reciente –y a menudo precisamente con cierto tono hímnico–, como auténtica obra maestra y la obra
principal de Peterson, en la que se habrían dado encuentro la erudición histórica y la reflexión
teológica con un lenguaje lúcido y una concisión clásica en la exposición de las ideas.
18
Nota preliminar del libro Von den Engeln (ThT, 196).
Von den Engeln (ThT, 223).
20
Cf. sobre este tema también el esbozo tardío (1953/54) Musik und Theologie (publicado en la nueva versión ampliada
de MTh, 122-124).
19
Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal
8
8. RELACIÓN CON LA TEOLOGÍA DEL MISTERIO
El libro de los ángeles fue dedicado a san Benito en su primera aparición en 1935. En el “Jahrbuch
für Liturgiewissenschaft” apareció enseguida, sin embargo, una crítica despiadada de la pluma de
Odo Casel – como siempre, desde Heis Theós (en este caso la crítica aún era moderada), que
Peterson se atrevía a escribir sobre la Liturgia y la Iglesia u otros conceptos cristianos centrales
como el ágape. Excepto una pequeña miscelánea sobre el concepto de evpakou,ein (responder) en
1933, la revista no volvió a publicar ningún trabajo de Peterson del ámbito de la investigación
litúrgica21. En su etapa protestante Peterson había buscado varias veces el contacto con la iniciativa
de estudios litúrgicos de la abadía de Maria Laach, muy digna de alabanza a sus ojos y que por
desgracia no tenía ningún paralelo en la teología protestante22, y había encontrado allí también, en la
persona de Thomas Michels OSB, un amigo y colaborador para toda la vida. Pero su concepto
‘escatológico-jurídico’ de la Iglesia y la Liturgia, que se encuentra integrado en una especial relación
determinativo-dialéctica entre lo oculto (mysterium) y lo revelado (apocalypsis), se presentaba desde
el principio en oposición con la comprensión de la Iglesia y la Liturgia, basada en la teología del
misterio, que defendía Casel, quien bajo la influencia de Reitzenstein había encontrado en los cultos
paganos los paradigmas para su interpretación. Peterson, por su parte, indicó con toda claridad la
oposición entre su postura y la teología del misterio difundida por Casel –aunque sin mencionar
nombres– en todas las oportunidades que se le presentaron hasta sus últimos años23.
Hacia 1933 se agudizó la oposición aún más cuando, con el surgimiento de la “Reichstheologie”, la
abadía de Maria Laach se convirtió unos meses en el centro de los intentos católicos de
armonización con el nacionalsocialismo. Peterson movilizó toda la artillería de su erudición para
“asestar un golpe” a esta “Reichstheologie”, de varias maneras pero finalmente con su famoso y
hasta hoy altamente discutido tratado político-teológico El monoteísmo como problema político
(1935) (con esto alcanzó también sensiblemente a su amigo el jurista católico Carl Schmitt, que se
había convertido en colaborador del nacionalsocialismo).
Peterson encontró seguidores benedictinos de su postura, además de Thomas Michels, en la
archiabadía de Beuron (aquí sobre todo Hermann Keller OSB) y también Anselm Stolz OSB, que
enseñaba en Roma. El abad de Maria Laach y mano derecha de Casel Ildefons Herwegen, a causa de
este conflicto en la propia orden religiosa, intentó impedir toda posible conexión con instituciones
benedictinas de este convertido tan problemático, albergando la opinión de que, de todos modos,
como convertido Peterson no tendría la competencia necesaria para juzgar sobre “conceptos tan
esencialmente intracatólicos” como el de misterio24. Esta resistencia fue muy dolorosa para Peterson
no sólo desde el punto de vista académico, pues tampoco había sido nunca puramente académica su
fascinación desde el principio por la vida de los monjes, semejantes a los ángeles, y en especial por
la de los benedictinos. Peterson, a pesar de este conflicto, pasó su vida de católico en contacto
continuado con casas benedictinas: en 1930-1933 con San Bonifacio en Munich; desde 1933 como
vecino de San Anselmo en Roma (donde a pesar de un nihil obstat del Vaticano se le mantuvieron
cerradas las puertas para una posible docencia); durante sus estancias en Alemania visitó Beuron (en
21
Éstos aparecieron en su tiempo en revistas como, entre otras, “Liturgisches Leben”, “Benediktinische Monatschrift”,
pero sobre todo en “Ephemerides Liturgicae” y después en “Vigiliae Christianae” y en varios libros de homenaje.
22
“Me urge decirle a usted (...) que el monasterio Maria Laach realiza una labor científica altamente destacada. No sabría
decir dónde se está haciendo en este momento algo similar en favor de la investigación de la liturgia cristiana antigua.
Uno constata con bochorno que los trabajos de la teología protestante sobre la Historia de la Iglesia antigua están
prácticamente detenidos. El famoso impulso que dio Harnack a esta tarea ha perdido su vigencia”. Peterson a Odo Casel
OSB, 23 de Julio de 1927.
23
En el artículo “Christianus” que expone el contexto político original del nombre de los cristianos (cf. FJG, 81).
24
Carta de Ildefons Herwegen a Thomas Michels del 3 de Noviembre de 1934 (Archivo Maria Laach). En el mismo año
de 1934 había colaborado Peterson al número de “Liturgisches Leben” dedicado a Herwegen, con su artículo sobre Der
himmlische Kultus in Kapitel 4 und 5 der Geheimen Offenbarung.
Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal
9
1934 vendió a la archiabadía por necesidades económicas su biblioteca especializada casi al
completo, con cerca de 2400 volúmenes) y Ettal (donde redactó en 1936 su segundo comentario al
Apocalipsis). A pesar de esto no se interesó por crear lazos con Romano Guardini, aunque hubo
contacto indirecto entre ellos por medio del círculo de discípulos y de amigos de Peterson.
9. TRABAJOS POSTERIORES
Peterson no pudo enraízarse en el mundo eclesial germanoparlante y al emigrar a Roma
obstaculizaron su producción teológica tanto la necesidad económica como el problema del idioma y
la falta de un público mayor. Se debilitó por tanto notablemente, en su última etapa creativa en
Roma, su labor dedicada a interrelacionar la ciencia histórica con la teología: sólo compuso algunos
‘escritos marginales de Teología’25 junto a sus análisis históricos, desde las catacumbas de una
expresa retirada espiritual (anacoresis) que rechazaba el presente tecnicista y consumista del tiempo
de la postguerra. Como en El libro de los ángeles, desarrolló Peterson también en estos escritos
temas variados que ya estaban presentes en su agenda in nuce desde su etapa de teólogo protestante,
por ejemplo los como siempre altamente condensados esbozos –anclados litúrgica, bíblica y
patrísticamente– sobre la Teología de la apariencia humana y la Teología del vestido, siendo ambos
importantes contribuciones a una teología de la corporalidad, o en su nivel más profundo, a la
relación entre naturaleza y gracia26.
En cuanto a las ciencias históricas el interés de Peterson se concentró desde mediados de los años 30
cada vez más en las relaciones entre el cristianismo y el judaísmo en o desde la Antigüedad, como
muestran por ejemplo sus investigaciones sobre la oración matutina de judíos y cristianos (1934) y
sobre el significado original e historia posterior de la petición del Viernes Santo Pro perfidis Iudaeis
(1936)27. “La Iglesia, en tanto que heredera, no es heredera de los gentiles sino de los judíos”, dice
Peterson en una de sus lecciones italianas; los préstamos del paganismo no deben por tanto situarse
teológicamente al mismo nivel que esta herencia judía.
En los años 40 y 50 realiza a partir de este interés numerosos análisis especializados sobre el origen
judío y la transformación cristiana de acciones, conceptos y ritos litúrgicos. Veintitrés de estas
investigaciones petersonianas, apenas comprensibles para un lector no iniciado, fueron ampliadas y
recopiladas en 1959 en el volumen Frühkirche, Judentum und Gnosis. Ninguno de estos estudios
carece de interés para la ciencia litúrgica, aunque también arrojan luz sobre ciertas cuestiones muy
concretas del cristianismo, a partir de planteamientos ‘exóticos’ y múltiples y remotos fragmentos e
inscripciones de tipo apocalíptico, apócrifo o mágico. Así, por ejemplo, los estudios Die Behandlung
der Tollwut bei den Elchasaiten y Die ‘Taufe’ im Acherusischen See son contribuciones a la
(pre)historia del Bautismo; el artículo sobre Hostienpartikel und Opferanteil (Me,rij) da pistas para
una nueva determinación de las relaciones entre la Eucaristía y el ágape; también son tratadas
cuestiones sobre la praxis de la penitencia, mientras que los análisis de algunas partes de la Didaché,
de la primera epístola de Clemente o del Pastor de Hermas conllevan asimismo temas litúrgicos; un
artículo sobre Henoch im jüdischen Gebet contribuye a la historia de las representaciones de las
ascensiones al cielo; se aprende algo sobre los ‘ángeles de las naciones’ en una presentación sobre el
problema del nacionalismo y también trata Peterson los inicios del ascetismo y del encratismo
cristianos con estudios pioneros en su tiempo. Fundamentales para la ciencia litúrgica son sobre todo
los estudios: Die geschichtliche Bedeutung der jüdischen Gebetsrichtung (el significado histórico de
25
[N.T.: referencia al título del volumen que recopila estos escritos posteriores, Marginalien zur Theologie].
Cf. los tres artículos de los años 30 y 40 recogidos en MTh, 3-27.
27
Este importante estudio, Perfidia Judaica, se publicó en Ephemerides Liturgicae 50 (1936) 296-311.
26
Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal
10
la orientación judía de la oración) y Das Kreuz und das Gebet nach Osten (la cruz y la oración hacia
Oriente).
No estaba ya en el interés ni en las fuerzas de Peterson integrar en un esquema más completo, y
comprensible para públicos más amplios, todas estas minuciosas piezas de rompecabezas. La parte
histórico-litúrgica de una serie de Conferencias en la Universidad Católica de Milán en 1952 sobre
las relaciones entre el cristianismo y el judaísmo, publicada póstumamente, ofrece al menos una idea
general sobre algunos de los temas de la investigación de sus últimos años (lenguaje, Iglesia y
celebraciones sinagogales, orientación de la oración, ‘estaciones’ y limosnas)28. No han sido apenas
editadas ni investigadas las explicaciones [“Darlegungen”] petersonianas sobre la relación entre el
culto del templo en Jerusalén y la liturgia cristiana, sobre la historia del Bautismo, el ágape y la
Eucaristía, sobre la doxología y la catequesis. Se encuentran en unas lecciones introductorias en
italiano, supuestamente originadas entre 1942 y 1945, de título Il culto della chiesa antica, a las que
precede un resumen sobre las obras más importantes de la ciencia litúrgica desde la antigüedad hasta
hoy y desarrollos sobre el campo semántico de cuño judío del término leitourgi,a en el Nuevo
Testamento. Sólo una parte de esta introducción, sobre la liturgia de los profetas y maestros en Hech
13, 1s, fue publicada por Peterson en una miscelánea en 194929. Más concentrada en la relación del
cristianismo con la religiosidad pagana, en especial con los cultos mistéricos, encontramos la lección
sobre la “Religionsgeschichte Ägyptens”, fuertemente orientada hacia temas litúrgicos, aunque
apenas ha sido estudiado su contenido; Peterson trabajó en ella hasta mediados de los años 5030. Si
Peterson hubiera publicado en vida, desde los años 20, más material con sus ricas intuiciones sobre
la Liturgia en relación cruzada con el Nuevo Testamento y la Historia de la Iglesia Antigua, la
investigación se habría anticipado seguramente unas cuantas décadas en muchos de los ámbitos que
sólo fueron estudiados a fondo tras su muerte31.
10. RELEVANCIA EN LA HISTORIA DE LA TEOLOGÍA Y DE LA LITURGIA DEL SIGLO
XX
Erik Peterson perteneció a los primeros teólogos laicos de la historia reciente de la Iglesia católica,
pero permaneció –aún como padre de familia– siempre marcado por ese ímpetu místico-ascético que
le era propio ya desde su etapa de estudiante universitario y que siempre impregnó [“einbegriff”] sus
investigaciones históricas: “Mi trabajo es, si se me permite decirlo así, la función litúrgica de mi
corazón”32.
La percepción y estimación de la obra vital de Peterson ha estado desde siempre acompañada por
quejas de prominentes eruditos, en relación a que esta obra no haya sido dada a conocer a un público
mayor y que a Peterson no le fuera posible formar una escuela propia a partir de una labor docente
más continuada. Es lamentable sobre todo que una persona, que como historiador conocía el mundo
antiguo con todos sus poderes celestiales y demonios hasta su más recóndito recodo y que había
demostrado también una y otra vez la agudeza y el coraje necesarios para una intensiva penetración
28
Giudaismo e cristianesimo. Culto giudaico e culto cristiano, editado por Franco Bolgiani, en: Rivista di Letteratura e
Storia Religiosa 1 (1965) 367-391.
29
La leitourgi,a des prophètes et des didascales à Antioche, en: Recherches de Science Religieuse 36 (1949) 577-579
(no traducido aún al alemán, tampoco recogido en FJG), cf. el resumen en alemán titulado „Zu Apostelgeschichte 13,1f“
(1949), publicado recientemente en: Der Erste Brief an die Korinther und Paulus-Studien, Würzburg 2006, 461s.
30
Este manuscrito contiene probablemente las lecciones que impartió Peterson en el Instituto Pontificio de Arqueología
Cristiana en 1946/47 con el título L’Ellenismo ed il Cristianesimo.
31
Cf. para este tema, de forma representativa, el conciso estudio ya mencionado (en nota 9) de Ferdinand Hahn del año
1970, Der urchristliche Gottesdienst.
32
Así dice Peterson en la carta a un amigo suyo documentada en su diario, Tagebuch 1918-1921, 22-Junio-1919.
Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal
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especulativa del ‘material’, no haya coronado la obra de su vida con la síntesis de grandes manuales
[“Standardwerke”]33. La conversión y la emigración hicieron algo más, impedir que se transmitiera
una reconocida aportación [“Wirksamkeit”] coherente y ampliamente visible en una o varias de las
disciplinas en las que trabajó. Fue siempre no sólo un “Außenseiter” [marginado] –tanto en la iglesia
evangélica como en la católica– sino también un “Randgestalt in diesem Äon” [figura marginal en
este eón] (Karl Barth), un “Paröke” [persona que vive en la diáspora] (según el propio Peterson),
para quien la experiencia determinante de su vida fue la de que no tenemos en este mundo ‘ninguna
ciudad permanente’, sino que ‘buscamos la ciudad futura’ (Hebr 13, 14). El desembocar de su obra
científico-teológica en ‘fragmentos’ y ‘aforismos’, al final de su vida, le parecía a él mismo sólo
consecuencia de esta ‘reserva escatológica’ (una acuñación petersoniana de sus primeros tiempos) de
la existencia cristiana.
Pero precisamente desde esta posición marginal frente al trajín [“Getriebe”] de este mundo (incluida
la tarea científica [“Wissenschaftbetrieb”]) ha reconocido Erik Peterson a menudo el correspondiente
‘espíritu de los tiempos’ de una forma más crítica que muchos de sus contemporáneos, ofreciendo
una y otra vez impulsos e intuiciones nuevas, desde su inspiración en el espíritu [“Geist”] del Nuevo
Testamento y de la Iglesia Antigua, más allá de las fronteras entre confesiones, naciones y
especialidades académicas. De este modo su influencia en la Historia de la Teología y la Cultura del
siglo XX ha sido realmente mucho mayor de lo que podían ver sus contemporáneos. No sólo influyó
decisivamente en varios teólogos alemanes de primer rango, algunos amigos suyos, como Karl
Barth, Ernst Käsemann y Heinrich Schlier; especialmente intensa fue la influencia de su
pensamiento, tan marcadamente escatológico y patrístico, en el mundo francoparlante (Jacques
Maritain, Charles Journet, Yves Congar y Jean Daniélou), que le veneraba como a un ‘padre de la
Iglesia’ (Henri de Lubac). Su residencia en Roma (la de la última etapa pegada al muro del
Vaticano) era un destino frecuentado por eruditos de todo el mundo hambrientos de conocimiento –
aunque no todos se dejaban enredar en discusiones críticas con el viejo Peterson, por ejemplo sobre
ciertas manifestaciones del moderno centralismo romano. El nombre de Peterson marca giros
decisivos en la investigación sobre la gnosis y la ascética así como en el descubrimiento de las raíces
judías de la vida cristiana y del permanente significado escatológico del propio pueblo elegido de los
judíos; esto vale a pesar de los interrogantes que desde la perspectiva actual se deben poner a
algunas de sus expresiones sobre el judaísmo. Con muchas de estas nuevas orientaciones actuó para
la ciencia litúrgica indirectamente –también directamente con Heis Theós, El libro de los ángeles y
otros muchos estudios– como un importante indicador ocasional del camino a seguir. La recepción
de Peterson fue importante por ejemplo para Joseph Andreas Jungmann en su manual Missarum
Sollemnia (1962) y también en la Teología de la Liturgia de Cipriano Vaggagini (1959), ambos
liturgistas que, junto con otros familiarizados con la obra y la persona de Peterson34, colaboraron en
la constitución sobre la liturgia del concilio Vaticano II. Sobre todo el artículo SC 8, de notable
33
Cf. de forma ejemplar para esta cuestión la recensión de Frükirche, Judentum und Gnosis de H. Chadwick, que es
también una breve necrológica (original en inglés) [N.T.: traducido de la versión alemana de Barbara Nichtweiß]: “Erik
Peterson, fallecido en el último año, poseía una mente extraordinariamente aguda y una erudición sorprendente. Los
fragmentos que nos han quedado de su obra –a pesar de ser muy importantes– son muy poca cosa en comparación con lo
que podría haber estado en su mano hacer. Pocos eruditos se encontraban tan en su casa en relación con la literatura del
mundo antiguo, con la magia, los apócrifos, la astrología, la angelología y todo eso. Conocía los nombres de todas las
potencias del inframundo. También era profundamente consciente del poder psíquico de las formas litúrgicas y algunos
de sus trabajos más destacados consideran formas rituales y prácticas mágicas. … Prefirió el artículo sustancioso o el
ensayo básico a la gran síntesis sistemáticamente desarrollada; pero su habilidad para aportar luz entre las confusas
indicaciones de los documentos religiosos antiguos no ha sido superada, mientras que la brevedad de sus investigaciones
no le impidió aventurarse en el terreno de atrevidas suposiciones y especulaciones” (The Journal of Theological Studies
12 [1961] 337s).
34
P.e. Dom Bernard Capelle OSB, Johannes Quasten y Theodor Klauser quien tras la muerte de Peterson se esforzó sin
éxito, enfrentado a su colega patrólogo de Turín (y posteriormente cardenal) Michele Pellegrino, por conseguir para
Bonn los libros y manuscritos que Peterson dejaba en su legado.
Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal
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carácter eclesiológico-escatológico, recuerda hasta en las mismas palabras utilizadas a los pasajes
iniciales del libro petersoniano sobre los ángeles. También ha sido recibido este libro entre tanto en
la ciencia litúrgica evangélica35.
Presentar de nuevo a la actualidad la persona y la obra de Peterson equivale en muchos aspectos al
rompecabezas que para él supusieron las fuentes antiguas. Afortunadamente nos dejó un legado
extraordinariamente rico de voluminosos manuscritos de todas las etapas de su obra, con sus
lecciones totalmente redactadas, así como esbozos, notas personales y cartas36. En la edición de sus
Escritos Escogidos se asumió desde 1994 el intento de sacar a la luz paso a paso lo que publicó en su
tiempo de forma dispersa, pero sobre todo lo más valioso de entre sus manuscritos inéditos, para
hacer así visible una obra, que no sólo cuenta como “una de las más significativas del catolicismo
contemporáneo” (Jean Daniélou37), sino que gracias a su origen en el mundo académico del
protestantismo –mucho más libre en su tiempo que el catolicismo tan marcadamente antimodernista–
y finalmente también por medio de sus sólidas raíces en la Biblia y en el cristianismo antiguo,
esconde en sí un enorme potencial –aunque exigente y para ambas partes algunas veces incómodo–
para el entendimiento ecuménico.
Por parte de la ciencia litúrgica aún falta una clasificación, valoración y ordenación sistemática de su
obra, aunque sería aconsejable “tener en cuenta de nuevo la obra de Peterson. Su visión de la
Liturgia, que destaca fuertemente la dimensión cósmica de la economía de la salvación, puede
hacernos conscientes de algunas parcialidades ‘pastorales’ y quizás también de una demasiado
unilateral orientación a la comprensión de la historia de la liturgia en términos únicamente
históricos. Ciertamente es necesaria la habilidad de introducirse en un lenguaje y una forma de
pensar desacostumbrada, pero el paciente trabajo sobre Peterson podría ser recompensado con
muchas ideas nuevas o dotadas de una nueva profundidad” (Angelus Häußling)38.
© Barbara Nichtweiß
35
Cf. p.e., de forma representativa por trabajos también más antiguos, Otto Hofius, Gemeinschaft mit den Engeln im
Gottesdienst der Kirche. Eine traditionsgeschichtliche Skizze, en: ZThK 89 (1992) 171-196 (aquí 178, 193); D.
Heidtmann, Überwindung der Moderne durch Wiedergewinnung der ontologischen Glaubensrealität. Die Engel in der
Theologie von Erik Petersons, en: Id., Die Engel: Grenzgestalten Gottes. Über Notwendigkeit und Möglichkeit der
christlichen Rede von den Engeln, Neukirchen 1999, 49-70.
36
Los manuscritos originales de Peterson se conservan hoy en día en la Universidad de Turín, en su Biblioteca Erik
Peterson, iniciada con los propios libros personales que Peterson les dejó a su muerte.
37
Préface, en: Erik Peterson, Le Livre des Anges, Paris 1954, 12.
38
Jahrbuch für Liturgiewissenschaft 35/36 (1993/94) 423s.
Escrito original no publicado – utilizar sólo para uso personal
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