Acuerdo n° 555 Sala 2 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

Anuncio
Acuerdo N° 555 - Sala 2°
14/10/2005
"MARANI María Eva c/MOLINA Miguel Ángel s/DAÑOS Y PERJUICIOS TRANSFERENCIA"
COMPRAVENTA.
COMPRAVENTA
DE
AUTOMÓVILES.
INCUMPLIMIENTO
CONTRACTUAL. PRIVACIÓN DEL USO DEL AUTOMÓVIL. PRUEBA. DAÑOS Y
PERJUICIOS.
A C U E R D O N° 555 En la ciudad de Rosario, a los 14 días del mes de octubre de
dos mil cinco, se reunieron en Acuerdo los vocales de la Sala Segunda de la Cámara de
Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario doctores José Humberto Donati, Alicia
García y José María Serralunga, con el fin de dictar sentencia en los autos caratulados
“MARANI María Eva c/MOLINA Miguel Ángel s/DAÑOS Y PERJUICIOS TRANSFERENCIA” - Expte. N° 157/2005 (Juzg. de 1ª Instancia de Distrito Civ., Com. y
Lab. N° 2 - San Lorenzo), venidos en apelación del fallo de fs. 87/90.
Efectuado el estudio de la causa, se resolvió plantear las siguientes cuestiones:
1ª. ¿ES NULA LA SENTENCIA IMPUGNADA?
2ª. ¿ES JUSTA LA SENTENCIA IMPUGNADA?
3ª. ¿QUÉ PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE DICTAR EN DEFINITIVA?
A la primera cuestión el vocal doctor Serralunga dijo: el recurso de nulidad
deducido no ha sido mantenido en esta instancia, y no advirtiéndose vicios u omisiones
que hagan necesaria su declaración oficiosa, corresponde desestimarlo.
A la misma cuestión el vocal doctor Donati dijo: por las mismas razones que invoca
el colega preopinante, adhiero a sus conclusiones y voto en idéntico sentido a la
primera cuestión.
A la misma cuestión la vocal doctora García dijo: advirtiendo la existencia de dos
votos totalmente concordantes que hacen sentencia válida, me abstengo de emitir
opinión (art. 26, ley 10160).
A la segunda cuestión el vocal doctor Serralunga dijo: I) María Eva Marani
promovió contra Miguel Ángel Molina demanda de indemnización de daños y perjuicios,
-que cuantificó en la suma de $ 4.700, o la que en más o menos fijase el tribunal acorde
a las pruebas de autos, más intereses-, y de condena a transferir a su nombre del
vehículo dominio ATG-091 en el plazo que se fije.
Invocó al efecto que el 27.11.2000 adquirió al accionado el automóvil Renault 19,
patente ATG-091, cuyo dominio estaba entonces inscripto en el Registro Nacional de la
Propiedad Automotor a nombre de Daniel Augusto Machado, habiendo actuado Molina
en la operación como intermediario. Que el precio de $ 9.000 fue abonado al contado y
en efectivo, en el acto de celebración del contrato en el que asimismo se le hizo entrega
o tradición del vehículo con su documentación (título y cédula de identificación a nombre
de Machado) y formulario 08 del RNPA con firma certificada de Machado, para la
transferencia registral.
Que al concurrir al Registro, de inmediato, se encontró con que el vehículo había sido
transferido a Molina, y al pedir explicaciones al titular anterior éste le hizo saber que
Molina le había manifestado haber extraviado la documentación anteriormente
entregada, por lo que le firmó otro formulario 08, aunque luego dijera que Molina le
expresó que el comprador no le había pagado y de esa manera evitaría que transfiriera
el automóvil a su nombre (ampliación de hechos de la demanda, a fs. 12).
Si bien, al momento de la demanda, tenía el automóvil en su poder, no podía circular
con él por estar vencida la cédula de identificación, ni disponer jurídicamente del mismo.
El reclamo indemnizatorio comprendió los rubros: indisponibilidad jurídica, estimado en
$ 2.000, y privación de uso, en $ 2.700.
La sentencia dispuso: hacer lugar parcialmente a la demanda condenando a Miguel
Ángel Molina a que en diez días realice los trámites necesarios para la transferencia del
automotor (Renault Modelo 19, dominio ATG-091, motor N° 5287864) a nombre del
actor, bajo apercibimiento de aplicar, vencido el plazo, lo dispuesto en el art. 265 del
CPCC; y rechazar la pretensión indemnizatoria de daños y perjuicios. Impuso las costas
por su orden.
La parte actora apeló el fallo, y ya en la alzada expresó agravios a fs. 99/101,
contestados por la contraria, a fs. 103.
II) A la recurrente le agravia el rechazo del reclamo indemnizatorio por privación de uso,
atribuyéndole no haber realizado a tal fin actividad probatoria alguna, y ello con apoyo
de cierto pronunciamiento judicial, que referido a un supuesto distinto al de autos, no
sería aquí aplicable. Que la jurisprudencia, mayoritaria; -por no decir unánime-, ha
establecido que esa privación no requiere demostración alguna, surgiendo su existencia
del uso obstado por cualquier circunstancia, y siendo que quien posee un automóvil es
para utilizarlo, citando en tal sentido diversos fallos.
También le agravia, la omisión y consiguiente falta de decisión, respecto de la
pretensión resarcitoria por la indisponibilidad jurídica del automotor, que surge de pleno
derecho, desde que es indiscutible dicha circunstancia, acorde a cierto fallo que invoca.
Recuerda, en sustento de su reclamo indemnizatorio por el incumplimiento del
demandado, que por el dto. ley 6582/58 (texto ordenado por ley 22977) y sus
reglamentaciones, está impuesta la obligación de contar con la cédula de identificación
del automotor (la llamada tarjeta verde) para poder circular con el vehículo, la que de no
tratarse del titular del dominio, tiene un vigencia de dos años.
Afirma que la aquo omitió considerar la malicia del accionado en el incumplimiento
contractual, estando acreditado que Molina incurrió en lo que en doctrina y
jurisprudencia se denomina “dolo obligacional”, porque a sabiendas del daño incumplió
con las obligaciones asumidas contractualmente, frustrando los efectos del contrato a
través de un ardid, como fuera el transferir el vehículo a su nombre.
Que su parte estaba legitimada para reclamar el cumplimiento del contrato y los daños y
perjuicios derivados del incumplimiento por lo establecido en el art. 1204 cuarto párrafo
del Código Civil.
Por último dice agraviarle la forma en que impusiera las costas, -por su orden- basada
en la improcedente desestimación de la pretensión indemnizatoria, frente al acogimiento
de la de transferencia.
III) La sentencia estableció que el demandado estaba obligado a efectuar la
transferencia a la actora, lo que no hiciera; que no era claro si la transferencia a nombre
de aquél habría sido para perfeccionar la venta a la actora; y le atribuyó a ésta ser
negligente, por no haber procurado la transferencia sino un mes después de realizada la
venta, siendo que contaba al efecto con el formulario 08 firmado por el titular del
dominio Machado, intentando hacerlo cuando la titularidad habría sido cambiada.
Tras ello, y de concluir que cabía hacer lugar a la demanda de transferencia por no
haberse el accionado allanado a la misma, en orden a los daños y perjuicios consideró
precedía el rechazo de la demanda por no haber realizado la actora actividad probatoria
alguna tendiente a acreditarlos.
En esta cuestión, que es la que motiva los agravios de la actora recurrente, es preciso
tener en cuenta varias circunstancias. En primer lugar que es un hecho afirmado por la
actora al demandar y admitido por el accionado en su responde de demanda, que éste
vendió a aquélla el automóvil Renault 19, dominio ATG-091 (el 27.11.2000), que al
momento de contratar estaba inscripto en el Registro de la Propiedad Automotor a
nombre de Daniel Augusto Machado, quien figura como vendedor en el contrato-recibo
de fs. 1, reconocido como auténtico en la contestación de demanda.
Que del testimonio de Daniel Augusto Machado (fs. 15 de las “Medidas de
Aseguramiento de pruebas”, agregadas por cuerda) resulta que el automóvil motivo de
este juicio fue entregado por él como parte de pago de otro que le adquiriera a Molina
(vendedor de autos), por lo cual en ese momento le firmó un formulario 08, haciéndolo
en blanco en cuanto al adquirente creyendo era así para ser llenado posteriormente a
nombre de quien lo comprase. Que posteriormente firmó otro formulario 08, a pedido de
Molina, quien le dijera que el primero lo había entregado a quien le comprara el auto,
pero no habiéndoselo pagado, lo registraría a nombre de otra persona, evitando que lo
hiciera aquel otro.
Tales dichos resultan corroborados por la existencia del formulario 08 traído por la
actora, suscripto como vendedor por Machado y a nombre de aquélla como adquirente.
No aparece ante ello justificada la transferencia registrada a nombre de Molina, -a
menos de un mes de la realización de la venta a la aquí actora-, que se habría logrado a
través de un nuevo formulario 08 obtenido de Machado, ni por ende la incertidumbre a
que alude la aquo, en tanto la transferencia no habría tenido por fin el perfeccionar la
venta a Marani.
Por otra parte, atribuir esa supuesta finalidad, resulta contradictorio con la negligencia
atribuida a la actora, que supone la posibilidad de lograr la transferencia, precisamente
por contar en su poder con un formulario 08 suscripto por el titular del dominio.
En esta cuestión aparece desacertada la imputación a la actora de no haber actuado
con la debida diligencia en la inscripción del vehículo a su nombre, al intentarlo hacerlo
un mes después de celebrado el contrato, cuando ya se había cambiado el dominio a
favor de Molina, como si éste hubiese sido un tercero ajeno a la negociación, que
desconociese el derecho de aquélla, y más aún teniendo en cuenta lo antes expuesto
sobre el testimonio de Machado y la entrega que se le hiciera a Marani del formulario 08
para transferir el vehículo a su nombre.
Surgiendo de todo lo expuesto la malicia con que la recurrente dice habría actuado el
accionado en el incumplimiento contractual, el derecho de la actora al resarcimieno del
daño por la privación de uso del automóvil, aparece incuestionable, no siendo óbice el
hecho que dice la aquo, de no haberse acreditado los daños y perjuicios sufridos.
Es que cabe colegir que quien tiene un auto es para usarlo, de modo tal que por
todo ilícito (contractual o extracontractual) que impida ese uso -tal la falta de
transferencia para circular regularmente- debe responderse civilmente, surgiendo el
daño del solo uso obstado, al margen de toda acreditación de otro perjuicio concreto
(esta Sala, en “ROMANO DE HERNÁNDEZ c /LA ESTRELLA SA CIA. DE SEGUROS”,
Z. 60, R. 18, “SANSEVICH c/LA SEGUNDA COOP. LTDA.”, Z. 76, J. 278).
De tal forma, el reclamo por este rubro es procedente, y ante la inexistencia de
una pauta orientadora clara en cuanto al monto a otorgar, éste debe fijarse
prudentemente, estimando razonable hacerlo en la suma reclamada de $ 2.700 a pagar
en diez días, sobre la que se deberán intereses a la tasa activa sumada del Banco de la
Nación Argentina desde la fecha en que se imposibilitara la transferencia a la actora
(21.12.2000).
No ocurre lo mismo en lo que hace a la indisponibilidad jurídica de la cosa, al no
haberse acreditado -aquí sí- que se hubiese impedido en concreto disponer de alguna
manera del vehículo por no tener la actora registrado el dominio a su nombre.
Las costas en ambas instancias deben imponerse en un 80% a la accionada y en un
20% a la actora.
A la misma cuestión el vocal doctor Donati dijo: por las mismas razones que
invoca el colega preopinante, adhiero a sus conclusiones y voto en idéntico sentido a la
segunda cuestión.
A la misma cuestión la vocal doctora García dijo: me remito a lo expresado al tratar
la primera cuestión.
A la tercera cuestión el vocal doctor Serralunga dijo: conforme al resultado de las
votaciones precedentes, corresponde desestimar el recurso de nulidad y acoger
parcialmente el de apelación, disponiendo hacer lugar a la indemnización de daños y
perjuicios por privación de uso del automóvil objeto del juicio, fijando el monto
resarcitorio en la suma de $ 2.700 a pagar en diez días, sobre el que se aplicarán
intereses a la tasa activa sumada del Banco de la Nación Argentina desde el
21.12.2000, hasta el efectivo pago. Las costas en ambas instancias se deben fijar en el
80% a cargo de la demandada y en el 20% de la actora (art. 252 CPCC). Los
honorarios profesionales en esta instancia deben regularse en el 50% de los
correspondientes a la inferior (art, 19, ley 6767).
A la misma cuestión el vocal doctor Donati dijo: el pronunciamiento que
corresponde dictar es el que propone el doctor Serralunga, y así voto.
A la misma cuestión la vocal doctora García dijo: me remito a lo expresado al tratar
la primera cuestión.
Por lo que esta Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de
Rosario, RESUELVE: desestimar el recurso de nulidad y acoger parcialmente el de
apelación condenando al accionado, -a la par de realizar la transferencia del dominio del
automóvil- a pagar en diez días la suma de $ 2.700, con más intereses a la tasa activa
sumada del Banco de la Nación Argentina desde el 21.12.2000 hasta el efectivo pago,
imponiendo las costas en ambas instancias en un 80% a cargo de la demandada y en
un 20% de la actora. Regular los honorarios profesionales en la alzada en el 50% de los
correspondientes a primera instancia.
Insértese, agréguese copia a los autos y hágase saber. (Autos “BETA SA c/DISMA SC
s/DEMANDA ORDINARIA” - Expte. N° 178/2005)
JOSÉ MARÍA SERRALUNGA
JOSÉ HUMBERTO DONATI
Patricia B. Niedfeld
S-MARANI 157
ALICIA GARCÍA
(art. 26, ley 10160)
Descargar