Poder Judicial de la Nación LABORAL. LEY 9688.RECHAZO

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Poder Judicial de la Nación
LABORAL.
LEY
EXCEPCIONES
PAGO.
DE
9688.RECHAZO
PRESCRIPCIÓN
DESVINCULACIÓN
POR
Y
DE
MUTUO
ACUERDO (ART.241 LCT).
EFECTOS DE LA FORMA DE EXTINCIÓN DEL CONTRATO.
REQUISITO
DE
LA
HOMOLOGACIÓN.
IRRENUNCIABILIDAD..
PRINCIPIO
INTERPRETACIÓN
DE
DE
LOS
ARTS. 15 Y 241 DE LA LCT. REMISIÓN PRECEDENTE
“SUSLA” SALA II CFALP.
PRUEBA.
APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DEL FAVOR DEBILIS E
IN
DUBIO
PERICIAL
PRO
OPERARIO
MÉDICA.
(ART.
PORCENTAJE
9
LCT).PRUEBA
INCAPACITENTE.
RECHAZO DE PRETENSIÓN DE APERTURA A PRUEBA EN
2DA.INSTANCIA.(ART.121 LCT).
PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN R.S. 2
La Plata, 2 de
T.195 f*157/160
marzo de 2010.
AUTOS Y VISTOS: Este expediente n°°10.792, caratulado “L, C.
H. c/ Y.P.F. S.A. s/ enfermedad accidente", proveniente del
Juzgado Federal de Primera Instancia N° 2 de esta ciudad;
Y CONSIDERANDO QUE:
EL JUEZ SCHIFFRIN DIJO:
I. Llegan estos autos a la alzada en virtud del recurso
de apelación interpuesto por la empresa demandada Yacimientos
Petrolíferos Fiscales S.A. contra la sentencia , que hizo
lugar a la demanda deducida por César Héctor L.
II.
1.
Cabe
señalar
que
el
actor
inició
esta
causa
contra su empleadora, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, con
el objeto de que fuera condenada al pago del resarcimiento
por
enfermedad
accidente,
conforme
la
ley
24.028.
En
su
presentación, la considera responsable de la incapacidad que
posee por padecer hipoacusia. En este sentido, sostiene que
su minusvalía es consecuencia de las labores realizadas para
la demandada, como mecánico en reparaciones en el sector de
Mecánica Externa del Taller Naval del Puerto La Plata, en un
ambiente ruidoso -fundamentalmente en las salas de máquinas
de los buques de la accionada-, desde el 01/04/1971 hasta el
15/05/1992.
2.
Por
su
parte,
la
demandada
en
su
contestación
interpuso las excepciones de prescripción y de pago, y negó
el tipo de tareas que dijo desempeñar el actor como, también,
el ambiente ruidoso de trabajo. Asimismo, controvirtió tanto
la presencia de la afección incapacitante denunciada, como
que, ante su padecimiento, ésta guarde vinculación con labor
desempeñada. Finalmente, también cuestionó la fecha de toma
de conocimiento.
III. La sentencia de primera instancia hizo lugar a la
pretensión de indemnización por el 5,88% de incapacidad por
hipoacusia y condenó a la accionada a abonar al actor la suma
de $ con más el interés correspondiente a la tasa activa
promedio mensual del Banco de la Nación Argentina para las
operaciones de descuento de documentos comerciales, desde el
mes de mayo de 1992. Además, impuso las costas a la vencida y
difirió la regulación de honorarios profesionales.
Para así hacerlo, el a quo rechazó las excepciones de
prescripción y de pago deducidas por la demandada. Respecto
de la primera de ellas, fijó la fecha de toma de conocimiento
de la incapacidad en el mes de mayo de 1992 y, en atención a
que la demanda fue interpuesta el 30/12/1993, concluyó que el
plazo bienal no había transcurrido. Asimismo, en relación con
la otra defensa intentada, el juzgador consideró que, además
de
no
haberse
probado
el
pago
del
supuesto
acuerdo
de
extinción del vínculo laboral ni su homologación, tampoco el
mentado convenio generaba el efecto pretendido por YPF. En
este sentido, basó su juicio en que para extinguir derechos
Poder Judicial de la Nación
con base en la ley de accidentes de trabajo, el acuerdo debía
contener
la
especificación
clara
de
estas
circunstancias,
dado su irrenunciabilidad.
Y, con relación al porcentaje de incapacidad fijado en
7,35%, el a quo consideró que debía reducirse en un 20%, dado
que sólo el 80% obedecía a la alta sonoridad ambiental en el
trabajo, aplicando la ley 24.028 y dejando de lado la teoría
de la indiferencia de la concausa.
IV.
1.
El
recurso
de
apelación
interpuesto
por
la
demandada tiene como primer agravio que la sentencia la haya
condenado
al
pago
de
la
indemnización,
desestimando
la
excepción de pago opuesta.
En este sentido, sostiene que el actor se desvinculó de
la empresa por mutuo acuerdo en los términos del art.241 de
la LCT. Considera, citando jurisprudencia, que esta es la
figura
jurídica
de
la
modalidad
extintiva
del
retiro
voluntario. Asimismo, entiende que no se encuentra viciada la
voluntad
asumida
por
el
actor,
pues
se
ha
expresado
cabalmente el libre consentimiento.
Desde esta perspectiva, defiende la validez del acuerdo
celebrado entre las partes resaltando que el actor, en el
acta
de
tendrían
desvinculación,
efecto
obligaciones
de
acordó
cancelatorio
la
que
de
empleadora,
la
las
sumas
totalidad
imputándose,
abonadas
de
incluso,
las
a
acciones como la presente. En relación con ello, cita el
fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, "Gatarri,
Alfredo c/ Cometarsa S.A.", que otorgaría validez al pago
gratificatorio realizado al trabajador, compensable en forma
genérica con cualquier otro crédito que tuviese con motivo de
la disolución del vínculo, o derivado de las disposiciones de
la
ley
9688.
Y,
también
resalta,
que
estos
acuerdos,
no
violan el principio de irrenunciabilidad, aún en el supuesto
de carecer de homologación judicial.
2. Los siguientes agravios se dirigen a atacar diversos
aspectos de la sentencia que tienen que ver con la condena
por la incapacidad del actor generada por hipoacusia.
Sostiene la demandada, que en autos no se ha probado la
vinculación causal entre la dolencia que el perito médico
dice haber detectado en el actor y las tareas desarrolladas
bajo la órbita de su mandante.
En este marco, dirige su queja al informe médico, al que
le
resta
todo
idoneidad.
A
valor
partir
probatorio,
de
allí,
sosteniendo
analiza
el
su
falta
de
porcentaje
de
incapacidad otorgado, al que critica por no ajustarse a los
baremos científicos aplicables. Expresa que no corresponde
que se determine por la simple sumatoria de pérdida auditiva
y, desde su mirada, sostiene que el porcentaje de 7,35% es,
en realidad la disminución auditiva bilateral. Entiende, por
tanto,
que
aún
resta
que
la
referida
merma
auditiva
sea
valorada en relación a la total obrera, ya que el decreto
reglamentario de la 9688 establece que a la sordera total le
corresponde el 42% de la T.O.
Luego de realizar los cálculos que cree son correctos,
sostiene que en la incapacidad que padece el actor deben
analizarse
factores
de
incidencia
posteriores
a
la
desvinculación laboral y, también, causas extra laborales,
por lo que impugna el porcentaje final de incapacidad laboral
otorgado.
Se queja, también, de la pericia técnica –ingenieril-, a
la que le resta todo valor probatorio. Expresa que el informe
fue realizado en el buque Espíritu Santo diez años después de
la desvinculación laboral del actor con su mandante y que, el
mencionado buque, dejó de pertenecer a YPF en el año 1993.
3. Por último, el recurrente se queja de la tasa de
interés y de la condena en costas.
V. Pues bien, los agravios intentados no logran conmover
lo resuelto en la instancia de origen.
1. Entremos a analizar la defensa de pago planteada por
YPF desde el inicio de esta causa y sostenida en el recurso.
La demandada se basó en la celebración de un acuerdo con la
actora que, según expresa, se realizó en los términos del
art.241 de la LCT. La apelante manifestó que consistió en una
Poder Judicial de la Nación
transacción mediante la cual el trabajador recibió una suma
de dinero que
cancelaba cualquier reclamo derivado de la
relación laboral.
Del
examen
de
la
causa
se
observa
que,
con
la
contestación de la demanda, YPF S.A. acompañó copia del acta
celebrada
el
12/05/1992
ante
el
Ministerio
de
Trabajo
y
Seguridad Social de la Nación , con la que pretende acreditar
que
no
existió,
por
su
parte,
voluntad
de
despedir
al
trabajador, sino que a través de ella, la relación laboral
concluyó de común acuerdo.
Según se observa en dicha acta, las partes solicitarían
la pertinente homologación, conforme el art.15 de la LCT.
Pero no se ha demostrado tal acto. La recurrente, también
sostiene que la norma del art.241 de la LCT. no la exige.
Ahora bien, creo que no se debe centrar el análisis en
la
existencia
aparece
como
o
no
motivo
del
acuerdo,
porque
particularizado
de
este
aspecto
no
controversia.
En
efecto, en la contestación de los agravios, el actor reconoce
su
existencia,
como
forma
de
desvinculación
laboral.
Con
ello, me parece que el examen debe consistir en precisar los
efectos de esta forma de extinción del contrato de trabajo,
estableciendo la importancia del requisito de la homologación
como condición para su validez y de su oponibilidad frente a
este tipo de acciones.
Con este marco de estudio, es conveniente considerar el
tema
desde
la
realidad
de
los
hechos
y
no
desde
la
perspectiva de su encuadre jurídico, ya que éste podría ser
ficticio.
En este sentido, el asunto de autos no debería enfocarse
desde la perspectiva del art.241 de la LCT., referido a la
extinción
del
vínculo
laboral
por
mutuo
acuerdo,
y
a
dilucidar si esta forma de disolución del contrato de trabajo
requiere homologación, porque esta norma tampoco contempla
que la extinción opere con la entrega de una suma de dinero
al trabajador, como se dio entre las partes.
Creo, por una parte, que la situación de autos excedería
la figura de la norma, ya que no estamos frente a una simple
concurrencia de voluntades, sino frente a una negociación en
la que el contrato de trabajo se extinguió mediando un pago.
Por
otra
parte,
irrenunciabilidad
de
cabe
los
considerar
derechos
del
al
principio
trabajador
y
de
tener
presente la serie de dispositivos que la ley ha establecido
en orden a que la parte débil de la relación laboral no se
vea perjudicada por la situación en que se halla frente a su
empleadora.
En
este
laborales
sentido,
impide
que,
el
carácter
aún
con
el
tuitivo
de
encuadre
las
normas
jurídico
del
art.241, deba considerarse que la situación resulta ajena a
lo prescripto en el art.15 de la misma ley. Entiendo que debe
prevalecer una interpretación en conjunto del orden jurídico
laboral que procure equilibrar la desigualdad existente en la
relación de trabajo.
Con estas consideraciones, me parece que un acuerdo de
esta
naturaleza
administrativa
o
requiere,
primero,
judicial
intervenga
que
una
para
autoridad
custodiar
la
efectiva voluntad de ambas partes de celebrar el acto puesto
a su consideración, como lo expresa el art.241 de la LCT.
Pero con esto no basta. Tales actos, para que sean válidos,
deben acompañarse con una resolución fundada que acredite que
mediante ellos se ha alcanzado una justa composición de los
derechos e intereses de las partes, como lo señala el art.15.
Observando
las
características
del
caso,
resulta
por
demás dudoso que el trabajador tuviese interés, al momento de
firmar el acuerdo, en renunciar a la indemnización que aquí
reclama. Máxime cuando no aparece acreditado que en forma
concreta
se
encuentre
su
incapacidad
derivada
de
la
hipoacusia precisada en el acuerdo.
Si en condiciones normales la resolución de la autoridad
debe hallarse motivada explicando las razones que justifican
que se ha arribado a una justa composición de los derechos, a
fortiori ha de cumplirse ese requisito en situaciones como la
Poder Judicial de la Nación
presente, en que el sentido común obliga a cuestionar que
exista una efectiva equivalencia de intereses.
Por consiguiente, estimo que el acuerdo arribado entre
las partes carece de validez en el sentido de que el monto
recibido por el trabajador no puede ser opuesto al examen de
procedencia de la acción indemnizatoria ahora intentada (en
este sentido, ver mi voto in re: "S., M. L. c/ YPF s/ ley
9.688 y art. 212 LCT", expediente n° 13.839, resuelto el 2 de
marzo de 1999)(1), lo cual acarrea el rechazo del agravio en
examen.
2. Por otra parte, el resto de la crítica no tendrá
mejor
resultado
para
el
apelante.
En
este
sentido,
los
elementos de prueba reunidos en la causa resultan suficientes
en
orden
padecida
a
establecer
por
el
actor
que
la
guarda
enfermedad
vinculación
incapacitante
con
el
trabajo
cumplido por éste a las órdenes de la demandada (arts.386
CPCC. y 155 ley 18.345).
2.1.
En
diagnosticó
efecto,
que
el
la
actor
perito
padece
médica,
de
en
su
hipoacusia
informe
perceptiva
bilateral por trauma acústico. La médica, quien visitó el
lugar de trabajo –Talleres Navales, que al momento de la
pericia ya no pertenecían a la demandada-, manifestó que en
donde
ejercía
sus
labores
el
señor
L
le
explicaron
que
arreglaban y reparaban motores de buques, casi siempre arriba
de las embarcaciones, en ambientes húmedos y con altísima
sonoridad en la sala de máquinas.
Estos elementos, los exámenes complementarios agregados
a la causa y la revisación del actor le permitieron a la
médica diagnosticar la enfermedad y sostener que su origen se
debe
a
los
traumas
sonoros
sufridos
durante
los
años
de
trabajo como mecánico bajo las órdenes de la demandada .
También expresa, con claridad, que según las tablas de la
Asociación
incapacidad
Médica
es
del
Argentina
7,35%
de
(A.M.A.)
el
la
y,
T.O.
porcentaje
respecto
a
de
la
incidencia del ambiente laboral en el origen, aceleración o
agravamiento
de
la
afección,
lo
establece
en
el
80%
del
mencionado porcentual .
2.2. Ahora bien, no encuentro motivos para apartarme de
la pericia médica y de sus conclusiones. Por otra parte, el
elevado ruido en el ambiente laboral es sostenido por las
declaraciones
testimoniales
,
de
acuerdo
a
los
interrogatorios .
Con relación a esta prueba, podemos precisar que los
testigos
describen
ambiente
laboral
las
de
tareas,
manera
el
lugar
de
coincidente,
trabajo
afirmando
actor era mecánico montador naval, que toda
y
el
que
el
su actividad
laboral –afirman una jornada de ocho horas- la realizó en los
buques de la empresa (sala de máquinas, cuarto de bombas y
tanques) y que el ambiente de trabajo era ruidoso debido a
los
generadores,
motores,
bombas,
turbinas,
etc.
Y,
en
vinculación con ello, no encuentro constancia suficiente de
utilización de elementos de protección auditivos.
Asimismo, el nivel sonoro del ambiente laboral intentó
ser comprobado con la medición de los decibeles por parte del
perito
ingeniero.
(..)el
experto
indicó
que
atenta
la
privatización de YPF y la venta de los buques, resultaba
imposible expedirse acerca del nivel de decibeles solicitado
como punto de pericia. El actor, por su parte , indicó a
quiénes vendió la demandada los buques, a fin de que el
perito pueda cumplir con la labor pericial encomendada.
Luego de una serie de pasos procesales, finalmente el
profesional llevó a cabo su informe, .
Es del caso señalar que claramente la prueba técnica no
puede verificar el nivel de ruido existente en el pasado. Sin
embargo,
mi
experiencia,
fruto
del
análisis
de
numerosas
causas en las que se han presentado situaciones similares a
la presente, me permite aproximarme a las características del
ambiente
laboral
consecuencia, he
en
el
que
se
de coincidir
desempeñó
el
señor
L.
En
con las conclusiones de la
experta médica en cuanto a que los ruidos existentes durante
la
realización
del
trabajo
del
actor
incidieron
Poder Judicial de la Nación
fundamentalmente en su enfermedad incapacitante (arts. 456,
477 y 386 CPCC. y 155 ley 18.345).
Esta
opinión,
además,
se
enmarca
en
la
tutela
constitucional que ampara al trabajador, cuyo interés debe
ser
siembre
tienda
a
objeto
de
una
favorecerlo.
“interpretación
Desde
esta
evolutiva”
perspectiva,
surge
que
la
aplicación del principio del favor debilis e in dubio pro
operario (art.9 LCT.).
2.3. Respecto del porcentaje incapacitante establecido
por la médica, es del caso señalar que aún cuando el apelante
se
esfuerce
en
realizar
cálculos
acerca
de
cómo
debió
obtenerse, no encuentro razones suficientes para apartarme de
los criterios científicos utilizados por la experta ni de las
conclusiones obtenidas respecto de la incapacidad del actor.
Empero
voy
a
detenerme
en
la
inadmisible
petición,
incluida en el recurso, de remitir las actuaciones al “Cuerpo
Médico Forense de la jurisdicción” (sic) a fin de que se
revise
al
actor
necesarios para
y
se
realicen
los
estudios
emitir dictamen respecto de
que
sean
su estado de
salud.
Esta pretensión no es otra cosa que una solicitud de
apertura
atento
a
que
prueba
no
en
esta
cumple
instancia
los
que
recaudos
debe
que
denegarse,
permiten
la
habilitación de este acto procesal ante la alzada (art.121
ley 18.345).
Por
lo
demás,
esta
jurisdicción
no
tiene
un
Cuerpo
Médico para asignarle la tarea que reclama el apelante, sólo
cuenta
con
una
médica
forense
y,
a
través
de
la
Superintendencia de esta Cámara Federal, con un listado de
profesionales habilitados para auxiliar al juzgador en la
apreciación
de
los
hechos
controvertidos
que
requieran
conocimiento especiales.
En el caso, no habiendo denuncia de hechos nuevos, los
elementos de prueba reunidos en la instancia de origen son
suficientes en orden a formar mi convicción acerca de las
cuestiones elevadas al tratamiento de la alzada por parte del
recurrente (art.386 del CPCC).
Por
lo
señalado,
cabe
confirmar
el
porcentaje
de
incapacidad determinado por el a quo, asignándole al trabajo
el 80% de incidencia respecto de la enfermedad incapacitante
padecida por el actor, sin perjuicio de dejar a salvo mi
opinión respecto del criterio seguido sobre la reparación de
infortunios laborales adecuados a la ley 24.028 (ver mi voto
en los autos nº13.001/95, “R., J. H. c/ YPF s/ Ley 9688", del
21/04/98, registro de esta Sala II, L.48 f.193)(2).
En efecto, la norma aplicada derogó la ley 9688 y, por
consiguiente, su decreto reglamentario (decreto 1792/92) y,
en su art.2, dejó de lado la teoría de la indiferencia de la
concausa, con lo cual resultaron disminuidas las hipótesis de
responsabilidad patronal. En virtud de esta ley, entonces, el
trabajador sólo tendría derecho a solicitar la reparación de
aquellas
enfermedades
incapacitantes
causadas
por
la
actividad laboral. Este aspecto no cuestionado por la parte
actora, ha quedado firme.
3.1. Por último, tampoco será atendida la crítica del
apelante
referida a la tasa de interés establecida en la
condena. El juzgador aplicó la doctrina que surge del fallo
plenario
de
esta
Cámara
in
re
“Gómez,
Ricarda
c/
ENTEL
s/indemnización por despido”, causa n°625 de la Sala II (3),
que fijó para las causas laborales la correspondiente a la
tasa activa promedio mensual del Banco de la Nación Argentina
para las operaciones de descuento de documentos comerciales,
por lo que cabe desechar también este agravio.
3.2. Asimismo, en relación con las costas, es del caso
señalar que no encuentro motivos para apartarme del principio
objetivo de la derrota del art.68, 1° parte del CPCC. La
carga
de
las
costas
no
importa
una
pena
para
la
parte
vencida, sino que tiene por objeto resarcir a la contraria de
los gastos en que su conducta la obligó a incurrir. Es decir,
encuentra su razón de ser en que el litigante al cual se le
imponen,
sostuvo
un
proceso
sin
éxito,
a
través
de
dos
Poder Judicial de la Nación
instancias, en las cuales reiteró su negativa al derecho de
la actora.
VII.
confirme
Por
la
todo
lo
sentencia
expuesto,
apelada
propongo
con
costas
al
de
Acuerdo,
alzada
a
se
la
demandada recurrente vencida, ante la contestación de los
agravios
(arts.68 del CPCC. y 155 de la ley 18.345).
EL JUEZ ÁLVAREZ DIJO:
Que adhiere al voto del Juez Schiffrin.
Por ello, SE RESUELVE:
confirmar la sentencia apelada
con costas de alzada a la demandada recurrente vencida, ante
la contestación de los agravios
(arts.68 del CPCC. y 155 de
la ley 18.345).
Regístrese,
notifíquese
devuélvase.Firmado.jueces
Sala
II
y
Leopoldo
Héctor
Schiffrin.César Álvarez.
Juez Gregorio Julio Fleicher
(art. 125, ley 18.345).
NOTA (1): se transcribe a continuación:
PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN R.S. 2 T 48 f* 193
//en la ciudad de La Plata a los
2
días del mes de marzo
de mil novecientos noventa y nueve, reunidos en Acuerdo los
señores Jueces que integran la Sala II de la Cámara Federal
de
Apelaciones
de
La
Plata,
toman
en
consideración
el
expediente n° 13.839/95, caratulado: “S., M. L.c/ Y.P.F. s/
Ley 9688 y art. 212 LCT” , procedente del Juzgado
primera instancia N°2
Federal de
de esta ciudad, Secretaría N°
5 ,
para resolver el recurso de apelación interpuesto contra la
sentencia de fs.
211/212 vta .-
El Tribunal establece la siguiente cuestión a resolver:
Se ajusta a derecho la sentencia apelada ?
Practicado el pertinente sorteo el orden de votación
resultó: Dr. Leopoldo H. Schiffrin
Dr. Román J. Frondizi y
Dr. Sergio O. Dugo.
EL DOCTOR
SCHIFFRIN DIJO:
I- Llegan estos autos a la alzada en virtud del recurso
de
apelación
deducido
por
YPF
a
fs.
214/219,
contra
la
sentencia de primera instancia obrante a fs. 211/212 vta. que
rechazó las defensas de pago y prescripción opuestas por la
demandada e hizo lugar al resarcimiento pedido por el actor
con base en la ley 9.688 y el art. 212, 4° párrafo de la LCT.
II- En cuanto a la defensa de pago, la apelante sostiene
que se encuentra acreditada una transacción por la cual el
trabajador habría renunciado -a cambio de una suma de dinero
abonada por YPF “en carácter indemnizatorio”- a cualquier
especie de reclamo que tuviera por fundamento la relación
laboral
que
unía
a
las
partes.
En
tal
sentido,
las
indemnizaciones pretendidas por el accionante fundadas en el
art. 212 de la LCT y en la ley de accidentes de trabajo,
quedarían abarcadas en la
De todos modos, en
renuncia antes
aludida.
forma subsidiaria, la recurrente
argumenta que el a quo no tuvo en cuenta al sentenciar que el
art. 212 de la LCT ya citado exige para su aplicación la
imposibilidad física del trabajador de prestar servicios en
la
empresa,
circunstancia
no
demostrada
a
juicio
de
la
apelante.
Respecto de la prescripción, lo decidido por el a quo en
contra
de
las
pretensiones
de
YPF
esgrimidas
en
primera
instancia no ha sido objeto del recurso interpuesto.
Critica,
además,
YPF,
la
valoración
de
la
prueba
efectuada por el juez de grado, quien concluyó que existía
relación concausal entre las dolencias incapacitantes y las
condiciones de trabajo. En tal orden de ideas, el recurrente
cuestiona el valor probatorio de la pericia médica, dado que
el experto no visitó el lugar de trabajo del accionante.
Añade que uno de los testigos
tiene juicio pendiente contra
la demandada, señalando también que, según uno de aquellos,
M., los
trabajos efectuados por S. tenían lugar fuera del
área industrial.
También se agravia la recurrente de que el a quo no haya
tenido, en cuenta a fin de graduar la incapacidad de S., el
lapso transcurrido entre el cese de las tareas de aquél y el
tiempo de la realización de la pericia médica.
Poder Judicial de la Nación
Finalmente se agravia de los intereses fijados por el a
quo.
III- Corresponde tratar, en primer término, el agravio
referido
a
la
excepción
de
pago
que,
de
tornaría superfluo el tratamiento de los
ser
admitido,
restantes. Como ya
lo dije, esta tacha se halla fundada en la existencia de un
acuerdo transaccional celebrado entre las partes y acreditado
por las piezas obrantes a fs. 195/197.
Al respecto, tengamos en cuenta que dicha excepción fue
opuesta por YPF al contestar la demanda (fs. 25/32), donde
alegó la existencia de un acuerdo transaccional anterior al
inicio
del
proceso,
celebrado
entre
la
empleadora
y
el
trabajador, del que surgiría la voluntad concurrente de ambas
partes de dar por finalizada la relación laboral, así como la
renuncia de S. a cualquier reclamo derivado de la misma.
Añadió la demandada que de no considerárse el pago aludido
como total, debería ser entendido como pago parcial.
A dicha argumentación replicó la actora (fs. 37/41 vta.)
que los derechos laborales son irrenunciables y que no se
trató de una desvinculación laboral en los términos del art.
241 de la LCT, sino de un despido encubierto.
Posteriormente,
se
produjo
solicitada por la demandada (fs.
la
prueba
informativa
195 - acta que contiente el
convenio transaccional) y (fs. 196 -
la homologación del
mismo por el Ministerio de Trabajo de la Nación). Por último,
el a quo rechazó la excepción basado en que se trata de un
crédito irrenunciable del trabajador; que, además, en el acta
no se aclara expresamente la cancelación de los
reclamos
actuales del mismo, y que, por otro lado, el monto abonado
por YPF tampoco alcanzaría para cancelar las sumas que le
corresponden
al
actor
por
el
resarcimiento
de
sus
incapacidades.
Contra dicho pronunciamiento, la empleadora formula los
siguientes argumentos:
1) que el a quo no analizó que el distracto de la relación
laboral entre el actor e YPF fue celebrado, de común acuerdo,
mediante acta suscripta ante autoridad administrativa;
2) que en dicha acta el actor manifestó que a cambio del
monto recibido renunciaría a toda indemnización derivada de
la relación laboral;
3) que de lo contrario, el actor percibiría dos veces la
misma
cantidad
de
dinero,
lo
que
constituiría
un
enriquecimiento sin causa del mismo lesionando el derecho de
propiedad de la demandada; y
4) que así se lo ha entendido según el precedente de esta
Sala
en autos “M.E. N. c/ YPF s/ Ley 9.688", exp. n°12.687
del 17/5/95, y el precedente de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación in re “Bordón Saturnino Liberato c/ Dálmine
Siderca S.A.I.C.” (del 3 de agosto de 1989)(B. 457, XXII).
(Fallos: 312:1244)
Por su parte,
la actora, al
contestar agravios
(fs.
220/225 vta.), ha replicado:
1) que el art. 12 de la LCT establece que “será nula toda
convención
de
partes
que
suprima
o
reduzca
los
derechos
previstos en esta ley... sea al tiempo de su celebración o
del ejercicio de los derechos provenientes de su extinción”.
2) que el art. 15 exige para la validez de los acuerdos que
medie resolución fundada de la autoridad administrativa o
judicial
que
acredite
que
se
ha
alcanzado
una
justa
composición de los derechos e intereses de las partes.
3) que es inaplicable el citado fallo de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación porque el mismo ha resuelto el caso en
la hipótesis del art. 17 de la ley 9.688 por el cual el
trabajador abandona los principios protectorios del derecho
del trabajo y se somete a los del derecho civil.
4) que en la hipótesis de que se aplique la ley 24.028, ella
establece un procedimiento específico no cumplido en el caso
para que sea válido un acuerdo de partes donde se negocie una
indemnización por la enfermedad sufrida por el trabajador a
raíz del desempeño de sus
tareas.
Poder Judicial de la Nación
5) que el art.
renunciar
a
someterlos
13 de la ley citada prevé la imposibilidad de
los
a
derechos
transacción,
reconocidos
la
cual
por
la
sería
misma
y/o
inoponible
al
trabajador.
IV-
Ahora
bien,
los
elementos
obrantes
en
la
causa
destinados a comprobar la existencia de la transacción y el
cumplimiento de los requisitos de tal acto jurídico son, por
una parte, el instrumento de fs. 195 extendido en La Plata el
9 de agosto de 1991, en el que puede leerse -dentro de un
formulario preparado de la empleadora con blancos
para ser
llenados por el trabajador que los suscribe- la expresión de
S. en el sentido de que “...solicita su despido por razones
empresarias [, que el acuerdo] satisface sus intereses tanto
morales como materiales”, y la declaración de la empleadora
quien
expresó
su
aceptación
de
aquella
solicitud
del
trabajador y la voluntad de abonar a éste la suma de A “en
carácter indemnizatorio”. Quedó asentado, asimismo, que una
vez percibida la suma por la indemnización aludida, el obrero
nada más tendrá que reclamar por ningún rubro ni concepto a
YPF derivado de la relación laboral que los uniera.
Por otro lado, a fs. 196 obra el dictamen de la Asesoría
Letrada del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la
Nación (Delegación Regional La Plata) la que sin motivación
expresa su opinión favorable a la homologación. Más abajo
puede observarse el acto por el cual el Coordinador de la
Delegación
Regional
La
Plata
de
dicho
Ministerio
declaró
homologado en los términos del art. 15 de la LCT el acuerdo
transaccional en cuestión.
En el texto aludido se expresa de modo manifiesto que el
trabajador es despedido a su solicitud, dado que éste desea
tutelar las conveniencias de la empresa. Esta grosería ofende
el decoro de la justicia, pues documentos de
índole
jamás
exhibir
una
debían
cínica
aparecer
en
confesión
de
desprecia los principios
una
causa
voluntad
tan burda
judicial
prepotente
para
que
más elementales de la buena fe que
debe regir todos los negocios
del derecho. Tal principio
general, en el campo laboral, está consagrado por el art. 63
de la ley de contrato de trabajo.
Como
decimos,
pues,
el
contenido
del
documento
de
referencia es la confesada acreditación del despido incausado
del actor, a quien se fuerza, mediante un pago que, cuanto
más, podría imputarse a la indemnización correspondiente al
despido, a renunciar a los demás derechos que le correspondan
en virtud de la relación laboral extinguida.
Dado el contenido manifiesto del acto, de nada sirve que
sus
formas
externas
sea
las
del
art.
241
de
la
ley
de
contrato de trabajo, pues, en el sub judice, la inexistencia
del
acuerdo
es
patente
y
las
formas
extrínsecas
semiobservadas -dado que el documento es un formulario con
espacios en blanco- no alcanzan para dar cuerpo siquiera a un
acto in fraudem legis, porque no llegan a velar la voluntad
manifiesta
de
despido
que
surge
del
ridículo
lenguaje
empleado.
La burla no siempre es idéntica al fraude, ya que el
segundo
requiere
una
maquinación
que
tenga
aptitud
para
engañar a otro.
Según la máxima célebre de Labeón, fuente del art. 931
del
Código
Civil
“dolum
fallaciam,
machinationem
decipiendum
alterum
astucia,
engaño
o
malum
esse
ad
omnem
callidatem,
circumveniendum,fallendum,
adhibitam”
-“el
maquinación,
dolo
empleada
malo
para
es
toda
sorprender,
engañar o defraudar a otro”-.(Digesto, Libro IV, Título III,
1, parágrafo 2). A su vez, el art. 932 del Código de Vélez
enfatiza que el dolo debe haber sido la causa determinante de
la acción.
Estamos,
pues,
frente
a
un
caso
de
pura
y
simple
violencia moral o coerción, en el que una de las partes
aprovecha su situación de fuerza para obtener de la otra una
ventaja evidentemente desproporcionada y sin justificación,
como lo prevé el art. 954 del Código Civil, que, en la parte
pertinente,
dice
modificación de los
“...podrá
demandarse
la
nulidad
o
actos jurídicos cuando una de las partes
Poder Judicial de la Nación
explotando la necesidad, ligereza o inexperiencia de la otra,
obtuviera
por
medio
de
ellos
una
ventaja
patrimonial
evidentemente desproporcionada y sin justificación [...] Se
presume,
salvo
explotación
prueba
en
caso
en
de
contrario,
notable
que
existe
desproporción
tal
de
las
prestaciones”.
En este sentido, la lesión en desmedro del actor es muy
considerable. En efecto, éste percibió, en virtud del espúreo
“acuerdo” rescisorio, la suma de $. Hemos de confrontar tal
monto con el cálculo de la indemnización legal por despido
que efectuó el a quo a fin de aplicar el art. 212 de la LCT,
que
es
de
$.
A
ello
debemos
sumar
la
indemnización
por
accidente de trabajo, que asciende, de acuerdo a la sentencia
de primer grado, a $, lo cual arroja $. No añado los otros $
-que otorga el a quo por virtud del art. 212 de la LCT- pues,
como
después
lo
explicaré,
tal
rubro
no
me
parece
procedente.
En consecuencia, el actor se vio ilegalmente impedido de
percibir la suma de $.- ($ - $) que significa el 56,70% del
monto que debió haber satisfecho la empresa demandada por el
despido incausado y la enfermedad accidente.
Ahora
bien,
los
ejemplos
que
contiene
la
literatura
referidos a la estimación de montos de la lesión, a fin de
que se la pueda considerar comprendida en las previsiones del
art. 954 del Código Civil, se refieren ordinariamente a los
contratos
de
compraventa,
pero
obviamente
caben
en
otras
relaciones jurídicas. Por ello es valioso el criterio según
el cual basta una desproporción del 40% para que se dé la
lesión
enorme
(Borda,
Tratado
de
Derecho
Civil,
Parte
General, Tomo II, Ed. Perrot, 9° edición, Bs. As., 1988, p.
343).
En
este
orden
de
ideas,
también
cabe
recordar
las
soluciones tradicionales del Código Napoleón, que si bien
sólo admite el instituto de la lesión
los menores
para la protección de
y, sin distinción de capacidad, para la venta de
inmuebles y la partición, fija la desproporción en
siete
duodécimas
partes
para la primera
(58,33%) y en un 25%
para la segunda, aunque debe tenerse en cuenta que el código
eleva algo el cálculo del derecho francés tradicional que
estimaba producida la lesión cuando la diferencia superaba el
50%
(Baudry-Lacantinerie
et
Barde,
Traité
Theorique
et
Pratique de Droit Civil, Des Obligations, Tomo 1°, 2a ed.,
París, 1900, p.153).
Resulta algo paradójico que el derecho común, de cuyo
marco fueron separadas las relaciones laborales para protejer
a los trabajadores, proporcione hoy pautas de defensa mayores
que los de esta vapuleada rama del “nuevo derecho”. Ocurre,
empero, que la matriz excesivamente individualista impresa en
su
tiempo
al
jus
civile
ha
quedado
superada
por
nuevos
desarrollos, como es el de la responsabilidad que deriva del
riesgo
creado
nacidas
en
y
el
por
el
derecho
retorno
romano
a
antiguas
instituciones
cristianizado,
como
son,
precisamente, la lesión enorme y el abuso de derecho.
En
este
introducción
sentido,
de
la
Salvatore
ética
Riccobono
cristiana
en
expresa
el
Derecho
que
la
Romano
tardío, atenuó, en el campo patrimonial “las manifestaciones
más
ásperas
inculcando
del
la
individualismo
consideración
de
sociales; facilitó las donaciones
y
del
egoísmo
intereses
pagano,
colectivos
mal vistas por el derecho
pagano, reprimió el ejercicio doloso del derecho y
las
y
todas
formas de violencia; exaltó y puso en acto, de modo
general, el principio ya aplicado en casos singulares por el
pretor: que nadie debe enriquecerse en daño de otros y, sobre
todo, dar a la equidad un contenido más amplio, más humano,
que
se
expresa
en
el
campo
del
derecho
con
motivos
sentimentales: de piedad, de fraternidad, de delicadeza” (v.
la
contribución
Fattori
encuentra
dell’
en
de
este
Evoluzione
Mélanges
de
gran
maestro
del
Droit
titulada
Diritto
Romain,
“Fassi
e
que
se
Romano”,
Ancienne
Maison
D’Edition Vanderpoorten & C° - Soc. An., Recueil Sirey, Tomo
II, Gante-París, 1926, pág. 262).
Poder Judicial de la Nación
Así, los arts. 954 y 1071 introducidos por la reforma
del Código Civil de 1967, desplazaron una concepción de la
libertad inspirada en el individualismo posesivo, por otra
que sabe otorgar a ese valor primordial el marco humanista,
personalista
y
solidario,
en
el
cual
puede
darse
el
desarrollo digno de la comunidad y sus integrantes.
Con
todas
estas
razones
resulta
palmaria
la
imposibilidad del supuesto distracto que por sus términos
resulta no serlo y a ello ha de sumarse que las formas del
art. 241 LCT
cuerpo
legal,
judicial
para
se complementan con las del art. 15 del mismo
que
el
exige
la
homologación
perfeccionamiento
del
administrativa
acuerdo,
la
o
cual
requiere, para tener valor, una adecuada fundamentación que,
en el caso, ha sido reemplazada por nudas afirmaciones de
carácter ritual.
En tales condiciones, el acta no refleja para nada la
presencia de un equilibrio en los derechos e intereses de las
partes, cuya protección debió haberse
mantenido en aquél
acuerdo. En efecto, el texto indica, por ejemplo, que la suma
a pagar tendrá “carácter indemnizatorio”, pero no aclara cuál
es el daño producido al trabajador en cuya virtud se le abona
aquella indemnización. Puede inferirse, de cualquier modo,
que
el daño sea el acuerdo por el cese de la relación
laboral, pero de ninguna forma cabe deducir que se
reparar
aquellos
perjuicios
que
dieron
lugar
al
intente
presente
reclamo. Además, las expresiones contenidas en dicha acta
tales
como
“...[el
trabajador]
razones empresarias” o “nada
ningún
rubro
ni
concepto
a
relación laboral” demuestran
solicita
su
más tendrá que
su
empleadora
despido
por
reclamar por
derivado
de
la
palmariamente que el trabajador
se sometió a las condiciones de negociación impuestas por la
misma, en una situación de desequilibrio completo de fuerzas,
contraria a la que debe regir los
trabajador
para
que
tales
actos entre empleador y
negocios
sean
válidos.
Ha
de
ponerse de relieve que, bajo la vigencia del principio de
irrenunciabilidad (art. 12 de la LCT), no puede considerarse
válida una cláusula redactada por la empleadora que implica
una renuncia indefinida de derechos
trabajador que
disposición
la ha
firmado. Menos
contractual
por
la
solicita ser despedido alegando
convenio,
pues
laborales
carece
de
toda
por parte del
aún puede aceptarse la
que
el
propio
trabajador
razones que desconoce. Dicho
validez
como
renuncia
de
derechos del trabajador.
Por otra
Trabajo
se
parte, el acto homologatorio del Ministerio de
limitó
a
reconocer
la
validez
del
convenio,
respaldando su decisión en el dictamen de la asesoría técnica
de la institución, la que afirmó de modo dogmático que se
había
logrado
intereses
de
una
justa
composición
las
partes.
La
de
los
resolución
derechos
e
administrativa
determinó finalmente validar el acuerdo, pero sin expresar
los fundamentos exigidos por el art. 15 de la LCT.
Es evidente que el funcionario que homologó el acuerdo
pasó por encima de las deficiencias y desigualdades de la
transacción. Para evitar ello, justamente, la ley prevé en
forma expresa que tal decisión debe ser fundada.
En lo que hace al caso “M.” en el cual el suscripto no
participó, ignoro cual pueda ser su alcance, dado que no
contiene descripción de los hechos de la causa.
En fin, si actos de la naturaleza del examinado aquí
pueden exhibirse en un expediente judicial, ello ocurre dada
la degradación
de los derechos que garantiza el art. 14 bis
de la Constitución Nacional. Tal fenómeno se inserta en el
cuadro en que la política económica del Estado argentino se
ha
dirigido
despiadada
a
de
una
la
suerte
clase
de
persecución
trabajadora.
sistemática
Corresponde
a
y
la
magistratura poner freno a tales desbordes y velar por la
fiel
observancia
de
los
derechos
civiles
y
sociales
que
garantiza la Ley Fundamental.
Por último, he de decir que si bien, lamentablemente
confusas y poco felices, las opiniones de los
Petracchi
y
Bacqué
integrantes
de
la
Doctores Fayt,
Corte
Suprema
de
Justicia de la Nación ( in re: “Bordón, Saturnino Liberato c/
Poder Judicial de la Nación
Dálmine Siderca S.A.I.C.” del 3 de agosto de 1989) no parecen
tener el alcance de querer cohnestar actos
ilícitos de la
índole
parten
de
la
que
ahora
me
ocupo,
pues
de
la
inexistencia de una renuncia del trabajador a sus derechos en
los casos que considera.
En lo que hace al caso “M.” en el cual el suscripto no
participó, ignoro cual pueda ser su alcance, dado que no
contiene descripción de los hechos de la causa.
En consecuencia de lo expuesto en este acápite, estimo
que
el
instrumento
de
fs.
195
acredita
plenamente
la
existencia de despido incausado a cuya indemnización debe
imputarse la suma entonces recibida por el demandante, y que,
por ende dicho instrumento no es oponible al progreso de la
acción que hasta aquí ha prosperado.
V- Establecido ello, conviene, para tratar los restantes
agravios, considerar en primer término el referido a
la
indemnización fundada en la ley 9.688 y, después, el que se
ocupa del reclamo basado en el art. 212, 4° párrafo de la
LCT. Pasemos a examinar, entonces, el óbice relativo a la
apreciación
entendió
de
la
prueba
existente
la
efectuada
vinculación
por
el
a
concausal
quo
quien
entre
las
enfermedades que padece el actor y las tareas cumplidas por
éste en YPF, a los efectos de determinar la procedencia de la
indemnización prevista por la ley 9.688.
Para ello, hemos de atender a las condiciones de trabajo
mencionadas teniendo en cuenta en primer término los dichos
del actor en su libelo inicial. Según lo allí manifestado, el
demandante
de
haber
trabajó para YPF desde octubre de 1951, después
pasado
por
los
controles
preocupacionales
que
declararon la plena aptitud para el trabajo, hasta el mes de
julio de 1991, fecha en que resultó despedido. Los primeros
24 años se desempeñó como aprendiz en el sector Mecánica
Interna de la Destilería y luego como mecánico en es misma
área. Trabajaba en galpones viejos de aproximadamente 40 mts.
de
largo
por
20
de
ancho,
que
no
tenían
calefacción
ni
ventilación, haciendo el torneado de cuerpos de bombas de
cojinetes y frenos de las máquinas internas ferroviarias,
restauración
afines,
de
elásticos
mientras
las
de
cuerpo
de
motores
dependencias
de
la
y
tareas
destilería
se
hallaban en pleno funcionamiento.
Para comparar tales afirmaciones con la prueba reunida
en autos, observemos que el testigo, plenamente hábil, de fs.
76, indicó que el demandante trabajaba en aquel galpón que se
hallaba
en
malas
condiciones
y
que
las
labores
de
S.
consistían en efectuar ajustes de precisión sobre las piezas
de trabajo, cambio de pernos, etc. (tareas que exigían mucha
atención y concentración, pues
elaboración de los materiales
una falla
deslizada en la
hacía que la pieza labrada se
perdiera). Añadió que las labores se realizaban de pie frente
al banco donde estaba ubicada la morsa que sostenía el objeto
a trabajar. También desarmaba turbinas y en los casos en que
tenía que separar los cuerpos de las bombas usaba cuñas, las
que se golpeaban con martillos hasta obtener la separación
deseada. Entre las herramientas que comúnmente usaba el actor
se encuentran
martillos, llaves de gran tamaño y palancas
para el movimiento de distintas piezas grandes destinadas a
la reparación de la locomotora. Agregó, finalmente, que no le
fueron entregados protectores respiratorios.
Por otra parte,
según el
dictamen del ingeniero, el
actor se desempeñó desde sus
inicios como aprendiz mecánico.
En
a
noviembre
de
1952
pasa
ser
peón,
después
ayudante
hojalatero (julio de 1953) , ayudante de mecánica (enero de
1955), mecánico (junio de 1960 hasta noviembre de 1968 en que
fue dejado cesante). Reingresó
Mtro.
Especializado”
en
posteriormente como “Mecánico
febrero
de
1973,
categoría
que
mantuvo hasta su retiro. Las secciones de la empresa por las
que
pasó
Mecánica
fueron
la
Interna,
Administrativa,
de
Máquinas
Mecánica,
Ingeniería
y
y
Movimientos,
Capacitación,
Paros.
Además,
Talleres,
Secretaría
el
experto
describió el galpón denominado “Taller” o “Mecánica” en forma
similar a la expuesta por el actor en su libelo. Destacó que
el piso (donde el actor se afirmaba para labrar las piezas)
Poder Judicial de la Nación
se encontraba en malas condiciones de conservación y que
allí la iluminación era deficiente. Explicó más adelante que
las tareas de aprendiz y de peón consistían en el movimiento
de máquinas y objetos, limpieza y utilización de herramientas
en
general,
manejaba
acarreo
tornos,
alisadoras,
y
de
materiales,
fresadoras,
como
etc.
En
amoladoras,
herramientas
otras
tareas
agujereadoras,
manuales
usaba
limas,
esmeriles, sopladoras de aire, masas, puntas, etc. Indicó más
adelante que las tareas de un mecánico de Mecánica Interna
consisten
específicamente
en
desarmar
y
armar
los
componentes de las máquinas o dispositivos a restaurar. Si se
trata de piezas chicas, se utilizan llaves, limas o mazas; en
cambio, para las reparaciones mayores se utilizan grandes
máquinas rectificadoras, tornos, prensas hidráulicas, etc.
Añadió que las reparaciones se efectúan en los talleres,
pero el desmonte y montaje de las máquinas en arreglo debe
realizarse en el lugar donde estaba instalada la usina. En la
sala de bombas, que se compone de una dotación de entre 10 y
15 unidades, se verifican escapes de vapor y de combustible
(comprometiendo
la
contaminación
ambiental
del
sector)
en
equipos que funcionan en regulares condiciones debido a un
mantenimiento
insuficiente
de
los
mismos
que
facilita
el
atascamiento y endurecimiento de las máquinas, al punto de
tener que usar palancas para efectuar las operaciones.
Finalmente,
el
perito
médico
concluyó
que
el
actor
padece de cervicoartrosis (con un grado de incapacidad del
15% de la total obrera), lumbiciatalgia (25%), broncopatía
(15%) y depresión (10%), de
las cuales las tres primeras,
según el experto, guardan relación de concausalidad con las
condiciones de trabajo. Al respecto dijo que
la artosis es
una enfermedad degenerativa que entre otros factores para su
producción se destacan los esfuerzos físicos normales que
actúan
sobre
el
cartílago,
provocando
inestabilidades
mecánicas.
Añadió, además, que no se adhiere a la teoría genética
que desecha como
factores concausales
las circunstancias
exteriores y medioambientales, pues
la artrosis de los pies de
tal hipótesis no explica
las bailarinas, la artrosis
lumbosacra de los campesinos que trabajan dorsiflexionados,
la artrosis cervical de los dentistas, la de codo de los
trabajadores
de
fundiciones
que
usan
largas
tenazas,
la
manual de los escultores y la más moderna artrosis del dedo
índice de operadores de computadoras.
En cuanto a la broncopatía explicó que las causas se
reducen
al
tabaquismo
y
a
la
polusión
ambiental.
Cabe
advertir al respecto que de los testimonios no surge que el
actor
haya
sido
acreditarse
la
fumador,
pero
circunstancia
sí,
en
cambio,
de
haberse
puede
expuesto
frecuentemente a escapes de gases y vapores que generan un
ambiente insalubre y que no recibió de la empresa protectores
respiratorios. Por otra parte, la permanencia en trabajos de
pie en el taller, con el piso en mal estado y las otras
tareas descriptas más arriba, me llevan a interpretar que se
han
verificado
las
circunstancias
fácticas
para
la
producción de las enfermedades artrósicas.
En
tales
condiciones,
entiendo
que
se
encuentra
demostrada la vinculación concausal entre las incapacidades
aludidas y las condiciones de trabajo a las que se sometió el
accionante en la empresa demandada.
VI- Ahora, tratemos el agravio relativo a la aplicación
al caso del art. 212, 4° párrafo de la LCT. En relación con
ello, la demandada señaló que la incapacidad absoluta que
describe la norma no se manifestó durante la vigencia de la
relación laboral. En efecto, tal circunstancia no resulta
acreditada por los medios de convicción obrantes en autos,
por lo que, en ese orden de ideas, he de expresar que, como
ya lo he sostenido in re “R., M. c/ YPF s/ art. 212 LCT”,
exp. n° 12.893 del 11/2/97 (v. también “B., V. c/ F.A. s/
art.
212
de
la
LCT”
exp.
n°
necesario que las enfermedades
el presupuesto de
208
de
aquél
la
cuerpo
12.699,
del
29/6/98),
“es
inculpables que constituyen
norma cumplan la condición del art.
legal.
Es
decir,
debe
tratarse
de
Poder Judicial de la Nación
accidentes
o
enfermedades
que
impidan
la
prestación
del
servicio. De ahí, la necesidad de que la exteriorización de
la dolencia tenga lugar durante
la relación de trabajo.”
“Si con olvido de la lógica se dejara de lado esta
condición fundamental, se crearía
a cargo del empleador una
obligación sin causa, pues a diferencia de la indemnización
prevista en la ley de accidentes de trabajo que supone un
vínculo entre el infortunio y el trabajo, las enfermedades
consideradas en
que
los arts. 208 y ss. de la LCT no tienen por
reconocer ese origen. Se caería así, por una indebida
mezcla
de
ampliación
institutos
esencialmente
arbitraria
de
las
distintos
normas
en
una
protectoras
mencionadas”.
Por
tales
consideraciones
entiendo
que
debe
hacerse
lugar a la tacha.
VII- Analicemos, en este punto, el óbice referido a que
el a quo no tuvo en cuenta para graduar la incapacidad del
actor, el tiempo transcurrido entre la desvinculación laboral
y
la
producción
de
la
pericia
médica.
He
de
señalar
al
respecto que, (como ya lo puntualicé en mi voto in re: “R. D.
A. c/ Y.P.F. s/ ley 9.688" expediente n° 8, del 29/6/98, “L.
P. c/ YPF s/ daños y perj.”, exp. n° 13.553, del día 2/12/97,
entre otros) “frente a la regla general de quien provoca un
daño debe indemnizar a la víctima que lo sufre por todas las
consecuencias provenientes del
mismo, si, en
trata
carácter
de
enfermedades
de
el caso, se
progresivo,
tal
circunstancia no excluye la responsabilidad de la demandada
por todo el perjuicio actual que padece el actor, en virtud
del evento dañoso”.
Más allá de ello, si se esbozase la hipótesis de que la
incapacidad
pudiera
posteriores
a
respecto
de
la
ello
haberse
cesación
agravado
del
constancias
por
vínculo
que
circunstancias
laboral,
permitan
no
hay
acreditar
tal
agravamiento, demostración que, por otra parte, debió ser
aportada por la apelante. Por consiguiente, no corresponde
hacer lugar a este planteo.
VIII- Resta, finalmente por considerar el punto relativo
a los intereses fijados por el a quo. En este sentido debo
señalar que de acuerdo con numerosos precedentes de esta Sala
debe aplicarse
el
Banco
la tasa pasiva de interés mensual que publica
Central
para
las
operaciones
de
descuento.
En
consecuencia el agravio debe ser acogido.
IX- Por todo ello, propongo al acuerdo
de
la
sentencia
modificándola
apelada
según
surge
en
lo
de
los
la confirmación
principal
que
puntos
y
VI
presente voto. Las costas de la instancia serán
decide,
VIII
del
distribuidas
en un 70% a cargo de la demandada y un 30% para la actora.
EL DOCTOR FRONDIZI DIJO:
1. La sentencia de fs. 211/212 vta. ha rechazado las
excepciones de
prescripción y
pago opuestas por la parte
demandada y ha hecho lugar a la demanda interpuesta por
S.
contra Yacimientos Petrolíferos Fiscales ex ley 9688 y art.
212, LCT. Consecuentemente, ha condenado a la parte demandada
a abonar al actor la suma de pesos 49.209,60 con más el
interés del 24% anual desde el mes de agosto de 1991 y hasta
el 31.03.92, del 15% anual desde el 01.04.92 y hasta el
31.03.93 y del 12% anual desde esta última fecha y hasta la
del efectivo pago. Ha ordenado adicionar el 1,5% del decreto
8064/57 de conformidad con los arts. 9 y 10 de la ley 9688.
Las costas del juicio las ha impuesto a la parte demandada
vencida.
2. El decisorio ha sido apelado por YPF a fs. 214/218
vta., con simultánea
expresión de agravios. El recurso ha
sido concedido a fs. 218 vta., y la réplica de los agravios
por la contraria luce a fs.220/225.
3. Los agravios del apelante son los
rechazo por el quo
siguientes: a) el
de la excepción de pago; b) la incorrecta
interpretación y aplicación del art. 212, 4° párrafo de la
LCT; c) la errónea valoración de
la prueba realizada por el
a quo, con especial referencia a la acreditación del nexo
causal entre las dolencias incapacitantes que padece el actor
y las tareas desarrolladas a las órdenes de la demandada y el
Poder Judicial de la Nación
ambiente laboral; d) el porcentaje de incapacidad
el
juez
de
primera
instancia
y
e)
la
tasa
fijado por
de
interés
aplicada.
4. Examen de los agravios.
La parte demandada
celebró
el
5
de
manifestó que, entre las partes, se
agosto
de
1991
un
acuerdo
transaccional
homologado por ante la autoridad administrativa -Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social de la Nación-, por el cual se
abonó al actor una suma
de dinero, y por el que el S.
manifestó que nada más tenía que reclamar por ningún rubro ni
concepto a su empleadora derivado de la relación laboral que
los uniera. En virtud de estos argumentos opone excepción de
pago total a fs. 25 vta/26, que fue rechazada por el Juez de
primera instancia.
Contra
tal
pronunciamiento
Petrolíferos Fiscales
se
alza
Yacimientos
y sostiene que los reclamos fundados
en la ley 9688 y el art. 212, LCT provienen de la relación
laboral, y que el actor manifestó en dicho acuerdo que nada
tenía que reclamar por ningún rubro derivado de la misma.
Añade que sostener lo contrario sería reconocer en favor de
Susla dos veces la misma indemnización.
De las pruebas rendidas en autos, resulta que a fs.
195/196 obra la contestación efectuada por el Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social de la Nación adjuntando el acuerdo
transaccional celebrado entre el actor y la demandada con
fecha 9 de agosto de 1991, homologado por ante la autoridad
administrativa, por medio del cual se abonó al actor una suma
de
dinero
que
constituyó
una
justa
composición
de
los
derechos e intereses y por el que el Sr. S. manifestó que
nada más tenía que reclamar por ningún rubro ni concepto
derivado de la relación laboral.
Tal como lo he
sostenido in re “A., H. O.
y
otros
c/Y.P.F. s/diferencia salarial” fallado el 15.06,93;“D. P.,
O. c/YPF s/Ley9688", expte. N°13.735, fallado 25.09.97; “N.,
R. O. c/YPF s/Ley 9688", fallado el 28.10.97"; “R., C. L.
c/YPF
s/Enfermedad
Accidente”,
fallado
el
19.03.98,
entre
otros, si bien -en función del carácter tuitivo del derecho
laboral- el art. 12 de la LCT establece el principio de la
irrenunciabilidad de los derechos reconocidos al trabajador,
lo cierto es que esa indisponibilidad
es relativa, y que una
de las excepciones a dicho principio es la del art. 15 de la
LCT,
que
precisamente
otorga
validez
a
los
acuerdos
transaccionales, conciliatorios o liberatorios “...cuando se
realicen
con
intervención
de
la
autoridad
judicial
o
administrativa, y mediante resolución fundada de cualquiera
de
éstas
que
acredite
que
mediante
tales
actos
se
ha
alcanzado una justa composición de los derechos e intereses
de las partes”.
En autos estos recaudos se hallan cumplidos mediante
acuerdo celebrado ante el Ministerio de Trabajo de la Nación,
debidamente homologado, en el
que el actor,
sin formular
reserva alguna, aceptó el pago de la suma convenida (A ) y
seguidamente
manifestó “(...) que una vez percibida la suma
nada más tendrá que reclamar por ningún rubro
su
empleadora
uniera...”.
derivado
de
la
relación
ni concepto a
laboral
que
los
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
Ante tales circunstancias resulta también aplicable al
caso la llamada “doctrina del acto propio”, esto es, que no
es
admisible
la
contradicción
pretensión
con
su
de
quien
anterior
intenta
ponerse
conducta
en
deliberada,
jurídicamente relevante y plenamente eficaz (Fallos:273:187;
274:96; 275:235; 294:220, entre otros).
En suma, resulta inadmisible que, en el sub lite, el
actor pretenda ir en contra de su conducta anterior, haciendo
valer un derecho al que ha renunciado.
Por ello y por los motivos que informan la sentencia de
esta Sala in re “M.", expte. 12.687, fallo del 17.05.95, que
resolvió
una
cuestión
sustancialmente
análoga
a
la
aquí
debatida, concluyo en que cabe acoger el agravio de la parte
demandada.
USO OFICIAL
5.
En
virtud
de
las
consideraciones
precedentemente
expuestas el tratamiento de los restantes agravios se torna
abstracto.
6.
párrafos
Entiendo
que
vigésimo
y
distinguido
colega
metajurídicas
cuyo
las
expresiones
vigésimo
primero
preopinante,
contenido
contenidas
del
en
voto
reflejan
los
de
mi
opiniones
político-ideológico
respeto
pero no comparto.
7.
En
suma,
por
normas legales citadas
Acuerdo
revocar
la
las
consideraciones
que
preceden
y
también en aquella causa, propongo al
sentencia
de
primera
instancia,
con
costas de ambas instancias a la parte actora vencida (art.
68, Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación).
Así lo voto.
EL DOCTOR DUGO DIJO:
Que adhiere al voto del Dr. Frondizi.
Por ello, en mérito a lo que resulta del Acuerdo que
antecede se RESUELVE: Revocar la sentencia apelada en todas
sus partes e imponer las costas de ambas instancias a la
parte actora vencida.
Regístrese,
notifíquese
y
devuélvase.
Firmado
Jueces
sala II Dres. Román Julio Frondizi.Sergio Omar Dugo.Leopoldo
Héctor Schiffrin.
NOTA
(2):
publicada
en
el
sitio
www.pjn.gov.ar/Fueros
Federales/Justicia Federal La Plata/Fallos Destacados/carpeta
temática LABORAL(FD.979).
NOTA (3):publicado en el sitio citado nota
FALLOS PLENARIOS (FP.6).
(2) último paso
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