TRATA CON FINES DE EXPLOTACIÓN SEXUAL ¿Qué es la trata de personas? El artículo 3 del Protocolo de Palermo establece que por “trata de personas” se entiende: “(...) la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”1. En otras palabras, la trata de seres humanos ocurre cuando una persona es captada mediante el engaño, la amenaza o la violencia, con el objetivo de explotarla. La trata de personas (en inglés, trafficking in human beings) y el tráfico ilícito de migrantes (en inglés, smuggling of migrants) son dos fenómenos relacionados entre ellos. Al mismo tiempo, ambos están fuertemente vinculados al aumento de los flujos migratorios a nivel global y a las políticas restrictivas en materia de extranjería. El “tráfico ilícito de migrantes” está definido como: “la facilitación de la entrada ilegal de una persona en un Estado (...) del cual dicha persona no sea nacional o residente permanente con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio financiero u otro beneficio de orden material”2. En otras palabras, el tráfico de migrantes consiste en facilitar la entrada ilegal de una persona extranjera en el territorio del Estado a cambio de una recompensa. El día de hoy nos centraremos en la trata de personas con fines de explotación sexual, ya que desde una perspectiva de género la explotación sexual de las mujeres es una manifestación de las relaciones de desigualdad justificadas en los roles tradicionales de las mujeres de sumisión sexual y la explotación de los grupos más débiles por parte 1 Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niñas, que complementa la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, adoptado en Palermo en 2000, art.3. 2 Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, adoptado en 2000, art.3 de aquellos que detentan el poder, en la que una persona, por motivos económicos, legales, culturales o sociales, se ve obligada a prestar a otras determinados servicios sexuales a cambio de dinero u otro tipo de contraprestación. La trata con fines de explotación sexual supone una actividad delictiva que cosifica a las mujeres posicionándolas en un comercio con la finalidad de obtener beneficios económicos de explotación sexual en el aparente ejercicio de la prostitución. Datos de Naciones Unidas, mencionan que el número de personas víctimas de tratada con fines de explotación sexual, alcanza los 4 millones anualmente en todo el planeta, generando unas ganancias en torno a los 12 mil millones de dólares anuales, mercado tan sólo por detrás del comercio de armas y el de drogas. En el nivel internacional el perfil de las víctimas puede se variado y dependerá del país o ciudad de destino, sin embargo en España conforme a los datos de la Secretaría de Estado de Seguridad en 2010, las que se encuentran en situación de mayor riesgo y vulnerabilidad son las mujeres rumanas entre 18 y 32 años y el de brasileñas entre 33 y 42 años. La vinculación entre prostitución y trata es muy estrecha. La trata con fines de explotación sexual supone una actividad delictiva que cosifica a las mujeres posicionándolas en un comercio con la finalidad de obtener beneficios económicos de explotación sexual en el aparente ejercicio de la prostitución. También debemos tomar en cuenta el papel del “cliente/prostituidor”, en datos de la Encuesta Nacional sobre Salud Sexual elaborada por el Ministerio de Sanidad en 2009 informan que el 32% de los hombres consultados declararon haber pagado alguna vez por mantener relaciones sexuales. De los hombres que lo han hecho, en un 92,3% de los casos fue a mujeres y sólo en 1,1% de los casos a otros hombres. La trata de personas como un delito y una grave violación a los derechos humanos La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) se refiere en su articulado al derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad (artículo 3), a la prohibición de la servidumbre, esclavitud y trata (artículo 4) y protección frente a las torturas, penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (artículo 5). Posteriormente, tanto la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres – CEDAW – (1979) así como la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres (1993) hacen mención a esta forma de violencia de género. La primera definición de “trata de personas” internacionalmente reconocida es la contenida en el Protocolo de Naciones Unidas para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños (conocido también como “Protocolo de Palermo”). Desde su aprobación en el año 2000 ha sido la referencia para las normativas y las políticas en tema de lucha contra la trata y protección de las víctimas, por ejemplo el Convenio del Consejo de Europa sobre la lucha contra la trata de seres humanos, el artículo 177 bis del Código Penal Español y el Plan Integral de lucha contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. En el año 2002, la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó la Resolución 2002/52 sobre “La eliminación de la violencia de la mujer”, en la que se condena firmemente esclavitud sexual como una de las formas de violencias contra las mujeres. En el año 2005, el Consejo de Europa aprobó el Convenio sobre la Lucha contra la Trata de Seres Humanos que sirve de marco de referencia para el resto de países de la Unión Europea. ¿Qué hace Médicos del Mundo contra la trata de personas? La prostitución es definida como el intercambio de sexo por dinero u otra mercancía. Sin embargo, no es un fenómeno homogéneo ni en relación a las personas que ejercen esta actividad, ni en relación a la forma o el lugar en el que se ejerce. En la legislación española, la prostitución no es una actividad ilegal y sólo está penada la tercería cuando existe coerción de algún tipo o cuando las personas son menores de edad. En Médicos del Mundo trabajamos con las mujeres en situación de prostitución desde 1993. Desde entonces, esta actividad ha sufrido importantes modificaciones, pasando de ser ejercida por mujeres españolas con importantes deficiencias culturales y educativas y con problemas de drogodependencias, a serlo en la mayoría de las ocasiones por mujeres inmigrantes en situación administrativa irregular y que, en ocasiones, son sometidas por redes de trata y tráfico de personas. Nuestras intervenciones se centran en facilitar la accesibilidad a los servicios sociales y sanitarios existentes, y en actividades de promoción de la salud, combinando la estrategia de acercamiento con la atención desde dispositivos fijos. Asimismo, se llevan a cabo actividades de sensibilización sobre la trata de mujeres con fines de explotación sexual, como los ciclos de cine que anualmente organizamos. Así como el trabajo que lleva a cabo Médicos del Mundo no sería eficaz si no se contara con redes estables con otras organizaciones que también lucha contra la trata y apoyan a sus víctimas. Por eso forma parte también forma de la Red Española contra la trata de Personas y de otras redes a nivel autonómico. Además de ser parte de la Plataforma Europea Anti-Trata. Consecuencias y efectos de la trata con fines de explotación sexual Según el artículo “Efectos sobre la salud física y psicológica de las mujeres tratadas3” las víctimas de este delito presentan diversas consecuencias físicas y psicológicas entre las que destacamos: Consecuencias psicológicas: Depresión: Ningún interés en las cosas, desesperanza frente al futuro y pensamientos suicidas. Ansiedad: Miedo permanente, ataques de pánico, estado permanente de alerta y tensión. Hostilidad: Intentos de agresión propia o a terceras personas, peleas frecuentes, intentos de romper y destrozar cosas e irritación permanente. Trastorno de Pánico: Pensamientos y recuerdos repetitivos de sucesos aterradores, problemas para dormir y pesadillas constantes. Incapacidad para recordar partes de los sucesos traumáticos o dolorosos o todos ellos. Consecuencias físicas: Dolores de cabeza, de espalda, abdominales, estomacales, fatiga y mareos. Salud sexual y reproductiva: infecciones de transmisión sexual, VIH/SIDA, embarazos no deseados o abortos inducidos. Abusos sexuales o violaciones. La trata de personas con fines de explotación sexual, a través de sus complejas metodologías que incluyen limitación en la libertad de movimiento, amenazas, coacciones agresiones sexuales, lesiones, falsificación de documentación, blanqueo de capitales, compra-venta de personas, drogas, por mencionar algunas; es un delito que incluye otra multitud de delitos dentro de la mismas. 3 Revista Voces N°9 (primavera/verano 2010), del Proyecto Esperanza. También son delitos de gravedad recogidos en diversos instrumentos internacionales de Derechos Humanos, por lo que la trata de seres humanos no debe observarse de manera aislada, sino como sucesivos hechos delictivos contra los que hay que actuar de manera global y en donde la protección de las víctimas es mucho más importante que el hecho delictivo. Te invitamos a que veas el cortometraje elaborado por Mabel Lozano, “ESCUCHAME”: