capítulo 10 164 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas Enfermedades neoplásicas Objetivos de aprendizaje 1.Comparar las características generales de los 7.Resumir las principales modalidades de trata- 2.Resumir las características de los principales 8.Describir las aplicaciones y limitaciones de tumores benignos y malignos. Explicar la forma en que se denomina a los tumores. Conocer las excepciones comunes a la terminología estándar. tipos de linfoma. 3.Diferenciar entre carcinoma infiltrante e in situ. Explicar la participación del estudio de Papanicolaou en el diagnóstico temprano de una neoplasia. 4.Explicar la forma en que se clasifican las leucemias. Describir las manifestaciones clínicas de cada tipo y su respuesta al tratamiento. 5.Diferenciar el mieloma de la leucemia. Describir sus manifestaciones clínicas y explicar la forma en que se diagnostica. 6.Explicar los mecanismos de defensa inmunitaria corporal contra los tumores. miento para tumores, lo que incluye ventajas, desventajas y efectos secundarios comunes de cada técnica. los antígenos relacionados con tumores en el diagnóstico y tratamiento de pacientes con neoplasias. 9.Comparar la incidencia y tasas de supervivencia de varios tipos de tumores malignos. Explicar los mecanismos de recurrencia tardía. Definir la función del tratamiento adyuvante en la prevención de las recurrencias tardías. 10.Comprender la función de los oncogenes acti- vados y la alteración de la función de los genes supresores en la patogénesis de tumores. tumores ■ 165 Tumores: alteración del crecimiento celular El proceso normal de la vida se caracteriza por crecimiento y maduración continuos de las células; todas las células están sometidas a mecanismos de control que regulan su tasa de crecimiento. El proceso continuo de crecimiento tiene el propósito de reemplazar las células que han sufrido lesión o han tenido cambios degenerativos. Por el contrario, las neoplasias (neo, “nuevo”; plasma, “crecimiento”) son una proliferación excesiva de células si un objetivo útil. Las neoplasias no parecen estar sometidas a mecanismos de control que por lo general regulan el crecimiento y diferenciación celulares. Tumores Clasificación y nomenclatura Los términos neoplasia y tumor tienen en esencia el mismo significado y pueden utilizarse en forma intercambiable. Existen dos grandes clases de neoplasias: 1. Tumores benignos. 2. Tumores malignos. rúrgicos sin dificultades (figs. 10-1, 10-2 y 10-3). Desde el punto de vista histológico, las células en un tumor benigno parecen maduras y tienen una gran similitud con células normales de las cuales se derivó el tumor. A diferencia de los tumores benignos, las neoplasias malignas están compuestas por células menos diferenciadas (fig. 10-4), crecen con mayor rapidez e infiltran los tejidos circundantes, más que crecer por expansión (fig. 10-5). Con frecuencia, las ramificaciones infiltrantes del tumor encuentran su camino hacia los conductos linfáticos y estructuras vasculares. Fragmentos de tumor pueden ser transportados a través de los conductos linfáticos para alcanzar los ganglios linfáticos, donde establecen sitios de crecimiento tumoral secundario, que no están conectados con el tumor original (fig. 10-6). Finalmente, el tumor puede diseminarse ampliamente a través de los conductos linfáticos. Las células tumorales también pueden lograr el acceso al torrente sanguíneo y ser transportadas a sitios distantes, ocasionando depósitos de tumores secundarios en todo el organismo. El proceso por el cual se disemina el tumor a cierta distancia del sitio primario se conoce como metástasis (meta, “más allá”; stasis, “permanencia”), y Tumor. Crecimiento benigno o maligno de tejido sin una función normal. En el cuadro 10-1 se comparan las principales características de las dos clases de tumores. Comparación de los tumores benignos y malignos En términos generales, un tumor benigno crece con lentitud y permanece localizado. Aunque desplaza los tejidos normales circundantes, no infiltra los tejidos que lo rodean ni se disemina por vasos sanguíneos o conductos linfáticos a sitios distantes. Por lo general, un tumor benigno puede eliminarse por completo por medios qui- CM 1 2 3 4 5 Figura 10-1 Tumor benigno bien circunscrito. En la ima- gen se sostiene la cápsula del tumor con una pinza. Se ha separado el tejido normal circundante, lo que indica la ausencia de infiltración. Cuadro 10-1 Comparación de los tumores benignos y malignos Tumor benigno Tumor maligno Tasa de crecimiento Lenta Rápida Características del crecimiento Expansión Infiltración Diseminación tumoral Permanece localizada Metástasis a través de conductos linfáticos y vasos sanguíneos Diferenciación celular Bien diferenciado Mal diferenciado 166 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas A B Figura 10-2 A. Tumor benigno (neuroma) que se origina del nervio ciático. B. El tumor se ha disecado del nervio circundante. Se ha establecido con facilidad un plano de disección, lo que indica que el tumor se encuentra bien circunscrito y que no hay infiltración al nervio adyacente. Figura 10-3 Fotomicrografía de bajo aumento de un tumor mamario benigno (fibroadenoma). Véase la clara delimitación entre el tumor y el tejido mamario circundante (flecha). A B Figura 10-4 Anomalías celulares en los tumores malignos. A. Biopsia de un bronquio de un paciente con carcinoma pulmo- nar, comparando el epitelio respiratorio normal (flecha) con agrupaciones de células neoplásicas de carcinoma pulmonar. Las células cancerosas crecen en un patrón aleatorio y muestran gran variación en tamaño y estructura. B. Tumor maligno de músculo liso (leiomiosarcoma). Se ilustran células tumorales grandes, de forma anormal, elongadas, que muestran cierta similitud con las células de músculo liso normal a partir de las cuales el tumor se origina. tumores ■ 167 A B Figura 10-5 Carcinoma mamario. A. Biopsia mamaria que ilustra un carcinoma mamario (flecha) que infiltra hacia el tejido adiposo adyacente de la mama. No existe un límite claro entre el tumor y el tejido normal. B. Fotografía de bajo aumento que ilustra el margen de infiltración del carcinoma mamario. Pequeños grupos de células tumorales (flechas) infiltran el tejido adiposo de la mama (aumento original ×20). los depósitos secundarios se conocen como tumores metastásicos (fig. 10-7). Si un tumor maligno no se erradica con rapidez, por último puede diseminarse ampliamente a todo el organismo y ocasionar la muerte del paciente. Los tumores benignos no producen metástasis. Metástasis. Diseminación de las células cancerosas de un sitio primario de origen a un sitio distante en el organismo. Los tumores reciben su nombre y se clasifican con base en las células y tejidos a partir de los cuales se originan. Por tanto, la comprensión de las clasificaciones primarias de los tejidos, que se explicó en el capítulo 2, sobre células y tejidos: estructura y función en la salud y la enfermedad, es útil para comprender los nombres A de los tumores. La nomenclatura de los tumores no es uniforme por completo, pero es posible realizar ciertas generalizaciones. Tumores benignos Un tumor benigno que se proyecta de una superficie epitelial suele conocerse como pólipo o papiloma (fig. 10-8). La mayor parte de otros tumores benignos recibe su nombre al añadirle el sufijo -oma al prefijo que designa la célula que le dio origen, como se muestra en el cuadro 10-2. Por ejemplo, un tumor benigno que se origina del epitelio glandular recibe el nombre de adenoma. Un tumor benigno proveniente de vasos sanguíneos se conoce como angioma (fig. 10-9) y aquel que se origina del cartílago recibe el nombre de condroma. B Figura 10-6 Diseminación linfática de un carcinoma. A. Grupo de células tumorales en el interior de un conducto linfático (aumento original ×400). B. Depósito de carcinoma metastásico (zona blanquecina en el ganglio linfático) que se disemina a través de los conductos linfáticos hacia los ganglios linfáticos regionales pequeños. 168 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas Cuadro 10-2 Prefijos comunes utilizados para denominar a los tumores Figura 10-7 Múltiples nódulos de carcinoma metastásico en el bazo. Figura 10-8 Pólipo benigno del colon. Pólipo. Término descriptivo para un tumor benigno que se proyecta desde una superficie epitelial. Papiloma. Término descriptivo para un tumor benigno que se proyecta desde una superficie epitelial. Tumores malignos Existen varios tipos de tumores malignos, pero en conjunto pueden clasificarse en tres grupos: 1) carcinomas, 2) sarcomas o 3) leucemias. El término cáncer se utiliza para indicar cualquier tipo de tumor maligno. En términos generales, se considera que los tumores malignos inician a partir de una sola célula que sufrió algún tipo de daño en su genoma, lo que causó una proliferación anormal, dando origen a una primera columna de células idénticas, que de no ser corregidas, finalmente dan Prefijo Significado Adeno- Glándula Angio- Vaso (tipo no especificado) Condro- Cartílago Fibro- Tejido fibroso Hemangio- Vasos sanguíneos Linfangio- Conductos linfáticos Lipo- Grasa Mio- Músculo Neuro- Nervio Osteo- Hueso origen a un tumor característico. Las células de tumores malignos muestran conductas que son bastante diferentes de las células normales. No responden a las señales reguladoras normales de otras células y continúan proliferando cuando no es necesario que lo hagan. Algunas células cancerosas en realidad secretan factores de crecimiento que estimulan su propio crecimiento. Conforme crecen, adquieren propiedades que les permiten florecer a expensas de las células normales circundantes. Secretan enzimas que lesionan células normales y barreras hísticas, lo que les permite infiltrar los tejidos adyacentes, invadir los conductos linfáticos y vasos sanguíneos, y finalmente se diseminan a todo el cuerpo. Además, las células tumorales en proliferación “no se agotan” ni mueren después de un número específico de divisiones celulares, como ocurre con las células normales. Se vuelven “inmortales” y pueden proliferar de forma indefinida. Un carcinoma es cualquier tumor maligno que se origina de un epitelio superficial, glandular o parenquimatoso (órgano). (Sin embargo, este término no se aplica a los tumores malignos del endotelio o mesotelio, los cuales se comportan más como tumores malignos del tejido conjuntivo.) Un carcinoma se clasifica con base en el tipo de epitelio a partir del cual se origina. Por ejemplo, un tumor que se origina del epitelio transicional de la vejiga se conoce como carcinoma vesical de células transicionales. Un carcinoma que se origina del epitelio glandular del páncreas recibe el nombre de adenocarcinoma de páncreas (adeno, “glándula”), mientras que un tumor que se origina del epitelio escamoso del esófago recibe el nombre de carcinoma epidermoide del esófago. tumores ■ 169 A B Figura 10-9 Tumor benigno de vasos sanguíneos (angioma) que afecta la piel. A. Aspecto clínico. B. Aspecto histopatológico que muestra vasos sanguíneos maduros, bien formados (aumento original ×400). Carcinoma. Tumor maligno derivado de las células epiteliales. Sarcoma es un término general que hace referencia a tumores malignos que se originan de tejidos primarios diferentes al epitelio superficial, glandular o parenquimatoso. El tipo exacto de sarcoma se especifica con un prefijo que hace referencia a las células de origen. Por ejemplo, un tumor maligno de cartílago recibe el nombre de condrosarcoma. Los términos fibrosarcoma, liposarcoma, miosarcoma, osteosarcoma y angiosarcoma indican respectivamente tumores malignos de fibroblastos, células adiposas, células musculares, células formadoras de hueso y vasos sanguíneos. Sarcoma. Tumor maligno que se origina del tejido conjuntivo y tejidos de sostén. El término leucemia se aplica a cualquier neoplasia de tejidos formadores de células sanguíneas. Las neoplasias que se originan de precursores de leucocitos por lo general no forman tumores sólidos. En su lugar, las células anormales presentan proliferación difusa en la médula ósea, donde desplazan a las células normales, formadoras de células sanguíneas. Las células neoplásicas también “se derraman” hacia el torrente sanguíneo y en la sangre periférica circulan grandes cantidades de células anormales. Leucemia. Proliferación neoplásica de leucocitos. En el cuadro 10-3 se resumen los principios generales utilizados para designar a los tumores benignos y malignos. Variaciones en terminología Existen ciertas inconsistencias y excepciones a los principios generales de nomenclatura. Se encuentran excepciones en la nomenclatura de tumores linfoides, tumores cutáneos que se originan de células productoras de pigmento en la epidermis, ciertos tumores de componentes celulares mixtos y ciertos tipos de tumores compuestos de células primitivas que se observan en los niños. En otros casos, los nombres de los tumores parecen no seguir reglas ni principios generales. El estudiante no debe preocuparse sobre las excepciones o situaciones poco comunes, pero debe conocer los principios generales para la nomenclatura de tumores. Tumores linfoides Todas las neoplasias de tejidos linfoides se conocen como linfomas. Con excepciones extremadamente poco comunes, estos tumores son de tipo maligno (fig. 10-10). Por tanto, el término “linfoma” sin calificativo se refiere a un tumor maligno, no a uno benigno. A menudo, para evitar confusión, se utiliza el término linfoma maligno en lugar de simplemente linfoma. 170 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas Cuadro 10-3 Principios generales para la nomenclatura de los tumores Término general Significado Pólipo, papiloma Cualquier tumor benigno que se proyecte desde la superficie epitelial ______ + oma (sufijo) Tumor benigno. El prefijo designa el tejido primario de origen Carcinoma Tumor maligno que se origina del epitelio superficial, glandular o parenquimatoso (pero no del endotelio o del mesotelio) Sarcoma Tumor maligno de cualquier tejido primario diferente al epitelio superficial, glandular o parenquimatoso Leucemia Neoplasia de las células sanguíneas Linfoma. Neoplasia de células linfoides. Más de 80% de los linfomas se origina de los linfocitos B. La mayor parte del resto proviene de linfocitos T y unos cuantos se originan de células asesinas naturales (NK, del inglés natural killers; también llamadas linfocitos citolíticos naturales) o histiocitos. Las células neoplásicas de la mayor parte de los linfomas se originan de precursores en etapas tempranas en el desarrollo de los linfocitos B y T maduros, y los tumores en ocasiones se comportan como masas de precursores neoplásicos de linfocitos B o T, que no han madurado en forma normal. La proliferación anormal de las células linfoides puede alterar las funciones normales del sistema inmunitario, lo que puede manifestarse como afectación de las defensas inmunitarias corporales que dan origen al incremento en la susceptibilidad a infecciones o como una respuesta inmunitaria anormal que se manifiesta como algún tipo de enfermedad autoinmunitaria. Los linfomas se subdividen en dos grupos principales: linfoma de Hodgkin, a menudo conocido como enfermedad de Hodgkin y linfomas no hodgkinianos. Los linfomas de Hodgkin tienen varias características que los hacen bastante diferentes de otros linfomas. La enfermedad con frecuencia ocurre en adultos jóvenes, a diferencia de linfoma no hodgkiniano, que afecta principalmente a personas mucho mayores. La enfermedad suele iniciar en un solo ganglio linfático o un grupo pequeño de ganglios y después se disemina a los ganglios adyacentes, antes de diseminarse a otras partes del organismo. Enfermedad de Hodgkin. Un tipo de linfoma. Figura 10-10 Aumento notable en el tamaño de un gan- glio linfático cervical como consecuencia de un linfoma maligno. El tumor tiene un aspecto histológico variable que consiste en linfocitos B grandes, atípicos, conocidos como células de Reed-Sternberg, mezcladas con linfocitos, células plasmáticas, eosinófilos y tejido fibroso. Las células de Reed-Sternberg constituyen una pequeña proporción de las células totales en el tumor, pero secretan citocinas que atraen a otras células, las cuales se mezclan con las células de Reed-Sternberg. La célula típica de Reed-Sternberg es una célula grande que en forma característica contiene un solo núcleo o dos núcleos que tienen el aspecto de imagen tumores ■ 171 en espejo una de otra. Cada núcleo contiene un gran nucléolo rodeado por un halo claro (fig. 10-11). Célula de Reed-Sternberg. Célula característica de la enfermedad de Hodgkin, que consiste en dos núcleos con “imagen en espejo” con nucleolo prominente. Se reconocen varios tipos histológicos diferentes de enfermedad de Hodgkin, que difieren un tanto en cuanto a su comportamiento clínico y pronóstico. Una persona con linfoma de Hodgkin por lo general nota un crecimiento indoloro de un ganglio linfático o de un grupo de ganglios. En casos más avanzados, puede haber afección de varios grupos de ganglios. Con anterioridad, los pacientes con enfermedad de Hodgkin en etapas tempranas recibían tratamiento con radioterapia sobre los ganglios linfáticos aumentados de tamaño, lo que tenía éxito en la mayor parte de los pacientes, mas por desgracia, la enfermedad recurría en algunos pacientes tratados con radioterapia. Hoy en día, la mayor parte de los pacientes recibe tratamiento con ciclos de quimioterapia que consisten en cuatro fármacos (doxorrubicina, bleomicina, vinblastina y dacarbazina) así como radioterapia de las áreas afectadas; el método de tratamiento combinado ha sido muy exitoso. Todos los demás linfomas se agrupan bajo el término general de linfomas no hodgkinianos. La mayor parte son linfomas de linfocitos B, que son bastante variables en cuanto a su aspecto, comportamiento y pronóstico. La mayor parte de los pacientes tiene enfermedad diseminada al momento en que se diagnostica linfoma y es difícil curar el linfoma porque las células tumorales ya se han diseminado a todo el organismo. Algunos tumores son muy agresivos y crecen con rapidez, mientras que otros tumores con aspecto muy similar crecen con mayor lentiA tud. Algunos linfomas responden razonablemente bien a fármacos antineoplásicos específicos, mientras que otros no lo hacen. Además, algunos linfomas que inicialmente estaban compuestos por células maduras, de crecimiento lento, pueden transformarse de manera súbita en tumores agresivos de crecimiento rápido, compuestos por células muy inmaduras. El aspecto es variable y en ocasiones existe una mala correlación entre el aspecto histológico y la conducta biológica, lo que ha creado dificultades cuando se intenta clasificar a los linfomas. Se han propuesto varias clasificaciones para proporcionar una mejor guía para el pronóstico y tratamiento. Una clasificación se basa en el tamaño, forma y patrón de crecimiento de las células neoplásicas. Los linfomas también pueden clasificarse en grupos pronósticos, con base en su aspecto histológico. La clasificación más reciente divide a los linfomas en cuatro grandes grupos, con base en el tipo de célula que dio origen al tumor (linfocitos T, linfocitos B, células NK, histiocitos) y la madurez de las células, con varios subgrupos en cada uno de los cuatro grupos principales. Este sistema de clasificación ayuda al médico a determinar el tipo específico de linfoma no hodgkiniano que afecta al paciente, lo que también ayuda a determinar el pronóstico y el tratamiento apropiado. Tumores cutáneos La mayor parte de los tumores cutáneos se originan de las células formadoras de queratina o de las células productoras de pigmento de la epidermis. Las células formadoras de queratina se conocen como queratinocitos. La capa profunda de queratinocitos adyacente a la dermis consiste en células cuboidales denominadas células basales, que proliferan y dan origen a las capas celulares superiores, denominadas células escamosas. Interpuestas B Figura 10-11 Aspecto característico de las células de sostén Reed-Sternberg. A. Célula binucleada. Observe el núcleo con imagen en espejo, con nucleolo prominente. B. Célula con un solo núcleo que ilustra un nucleolo prominente y halo perinuclear (aumento original ×400). 172 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas parte maligna se conoce como melanoma (o melanoma maligno), cuyo nombre deriva del pigmento producido por las células. Queratinocito. Célula formadora de queratina en la epidermis. Melanocitos. Células productoras de melanina en la epidermis. Melanina. Pigmento oscuro que se encuentra en la piel, en la capa media del ojo y en algunas otras regiones. Nevo. Tumor benigno de células productoras de pigmento. Melanoma. Tumor maligno de células productoras de pigmento. Figura 10-12 Nevo benigno de la piel. Se observan un gran nevo cerca del ojo y dos pequeños nevos adyacentes (flechas). entre los queratinocitos se encuentran las células cutáneas que en condiciones normales producen pigmento y son responsables del color normal de la piel, mismas que reciben el nombre de melanocitos, en tanto que el pigmento de color negruzco que producen se conoce como melanina. Las lesiones cutáneas benignas, pigmentadas y comunes que se derivan de las células productoras de melanina reciben el nombre de nevos, palabra latina que significa “marca de nacimiento” (fig. 10-12). Su contraA Los queratinocitos pueden dar origen a proliferaciones benignas, conocidas como queratosis, y a dos tipos de carcinomas cutáneos. Un tipo se conoce como carcinoma basocelular y está compuesto de agrupaciones de células infiltrantes con aspecto similar al de las células basales normales de la epidermis. Es un tumor de crecimiento lento que puede ser localmente destructivo, pero rara vez da metástasis. El otro tipo, compuesto de células escamosas infiltrantes, se conoce como carcinoma espinocelular; es un tumor más agresivo que en ocasiones da metástasis. Ambos tipos por lo general pueden curarse con ablación quirúrgica completa y se acompañan de un buen pronóstico. La exposición excesiva a la luz solar predispone al desarrollo de todos los tipos de cáncer cutáneo, lo que incluye el melanoma, potencialmente letal, y también predispone al desarrollo de algunos tipos de queratosis así como al daño cutáneo y envejecimiento prematuro de la piel (fig. 10-13). Tumores de componentes mixtos (teratomas) Un teratoma es un tumor derivado de las células que tienen el potencial de diferenciarse en varios tipos de tejidos B Figura 10-13 Cánceres cutáneos comunes causados por exposición excesiva a la luz solar. A. Cáncer que se origina de los queratinocitos (carcinoma basocelular). B. Cáncer que se origina de los melanocitos (melanoma maligno). tumores ■ 173 Teratoma. Tumor de componentes celulares mixtos. Quiste dermoide. Tipo común de teratoma quístico benigno que se origina del ovario. Figura 10-4 Teratoma voluminoso de la región del sacro en una recién nacida de sexo femenino. (hueso, músculo, glándulas, epitelio, tejido encefálico, cabello). Con frecuencia, tales tumores consisten en mezclas mal organizadas de varios tejidos. Los teratomas a menudo se originan en el aparato reproductor, pero también pueden desarrollarse en otras ubicaciones. Los teratomas pueden ser benignos o malignos, por lo que es necesario especificar el tipo, denominándolo como teratoma benigno o teratoma maligno (fig. 10-14). Un tipo común de teratoma quístico benigno que se origina del ovario suele conocerse como quiste dermoide (fig. 10-15). A Tumores de células primitivas de la infancia En niños pueden encontrarse ciertos tumores inusuales y relativamente poco comunes, que se originan del encéfalo, retina, glándulas suprarrenales, riñones, hígado o aparato genital. Los tumores de células primitivas de este tipo reciben su nombre con base en el sitio de origen, con la adición del sufijo -blastoma (blasto, “célula primitiva”; oma, “tumor”). Así, un tumor de células primitivas que se origina de la retina se conoce como retinoblastoma ( fig. 10-16) y aquel que se origina del hígado se conoce como hepatoblastoma. Sin embargo, el tumor de las células renales primitivas suele denominarse tumor de Wilms en lugar de nefroblastoma. Tumor de Wilms. Tumor renal maligno de niños y lactantes. Necrosis en los tumores Los tumores obtienen su irrigación a partir de los tejidos que invaden. Los tumores malignos con frecuencia inducen la proliferación de nuevos vasos sanguíneos en los tejidos sanos adyacentes para satisfacer las demandas del tumor en crecimiento. Sin embargo, un tumor maligno puede sobrepasar su irrigación sanguínea. Cuando esto ocurre, B Figura 10-15 A. Teratoma quístico (quiste dermoide) de ovario. El quiste está recubierto por piel que contiene glándulas sudoríparas y sebáceas (secretoras de grasa) y piel cubierta con vello. La flecha indica un nódulo en la pared del quiste que contiene grasa, músculo y hueso. B. Contenido del quiste, con cabello y aceite derivados de la piel que recubría al quiste. 174 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas Figura 10-16 Retinoblastoma del ojo que aparece como una tumoración pálida de tejido que se observa a través de la pupila dilatada. las partes del tumor con mala irrigación sufren necrosis (fig. 10-17). Si el tumor crece en un órgano como el pulmón o riñón y está rodeado por tejido sano, la irrigación sanguínea es mejor en el sitio de unión entre el tumor y tejido sano adyacente y tiene el peor pronóstico en el centro del tumor, el cual a menudo sufre degeneración. Por el contrario, si el tumor maligno crece desde la superficie epitelial, como en el caso del cáncer de colon, la mejor irrigación se encuentra en la base del tumor. La peor irrigación ocurre en su superficie, la cual con frecuencia se torna necrótica y se desprende, dejando un cráter superficial cubierto por tejido degenerado y exudado inflamatorio (fig. 10-18). A menudo hay exposición de pequeños vasos sanguíneos en la base ulcerada del tumor. La sangre puede rezumar de forma continua de los vasos sanguíneos, ocasionando anemia por hemorragia crónica. En ocasiones, un tumor ulcerado puede ser el origen de una hemorragia grave. Carcinoma no infiltrante (in situ ) Figura 10-17 Áreas de necrosis central (flecha) con células de carcinoma mamario que se originan del epitelio ductal. A La infiltración y la metástasis son dos características de los tumores malignos. Sin embargo, se sabe que muchos carcinomas que se originan de la superficie epitelial permanecen localizados en el epitelio por varios años antes de presentar evidencia de infiltración en tejidos más profundos o de que se haga evidente la diseminación a sitios distantes. Esto se ha documentado bien para el carcinoma epidermoide del cuello uterino (fig. 10-19). Los tumores no infiltrantes también se han reconocido en muchas otras ubicaciones, lo que incluye la mama (véase el capítulo 16 sobre mama), vías urinarias, colon y piel. Para este tipo de neoplasia se utiliza el término carcinoma in situ, mismo que puede ser curado por completo mediante ablación quirúrgica o mediante otro tratamiento que erradique el epitelio anormal; ésta es la etapa más favorable para el tratamiento exitoso. B Figura 10-18 A. Carcinoma pulmonar con necrosis central. B. Carcinoma de colon que muestra ulceración superficial. Factores etiológicos de las enfermedades neoplásicas ■ 175 A B FigurA 10-19 Epitelio escamoso estratificado normal del cuello uterino (A) com- parado con el carcinoma in situ de cuello uterino (B) Observe las anomalías nucleares características del carcinoma. El tumor aún no ha ocasionado infiltración a los tejidos subyacentes (aumento original ×400). Enfermedades precancerosas En ocasiones se utiliza el término “precanceroso” cuando se hace referencia a enfermedades que tienen alta probabilidad de evolucionar a cáncer. Por ejemplo, la exposición prolongada a la luz solar causa envejecimiento prematuro de la piel, pero también da origen a placas pequeñas, con descamación en la piel expuesta al sol, lo que se conoce como queratosis actínica (el término “actínica” hace referencia a la luz solar). Sin tratamiento, muchas queratosis finalmente evolucionarán a cáncer cutáneo. Otras enfermedades precancerosas que aparecen como consecuencia de la exposición prolongada a la luz solar incluyen la proliferación de células productoras de melanina con un patrón similar a “pecas”, trastorno conocido como lentigo maligno. Reciben ese nombre porque muchas finalmente se transformarán en melanomas. Queratosis actínica. Proliferación verrugosa precancerosa de las células epiteliales escamosas en la piel expuesta al sol de personas de edad avanzada. Lentigo maligno. Lesiones cutáneas pigmentadas precancerosas, que se originan por la proliferación de células epiteliales atípicas productoras de melanina (melanocitos). Las placas blanquecinas, gruesas, precancerosas que se conocen como leucoplasia (leuco, “blanco”; plakia, “placa”) pueden desarrollarse en mucosas de la boca como consecuencia de la exposición al alquitrán del tabaco por fumar cigarrillos o pipa, o bien, por el uso de tabaquismo no fumado (tabaco masticado o por inhalación) y dan origen a cánceres epidermoides de la cavidad bucal. En la vulva también pueden ocurrir cambios precancerosos muy similares que pueden evolucionar a cáncer vulvar (véase el capítulo 17, Aparato reproductor femenino). Algunos tipos de pólipos colónicos que están propensos a los cambios malignos también se consideran precancerosos. Existen varias enfermedades precancerosas, de las cuales sólo se ha hecho mención a unos cuantos ejemplos. Las enfermedades precancerosas siempre deben ser tratadas de forma apropiada a fin de evitar los cambios malignos, los cuales ocurren en muchos casos, aunque no en todos. Leucoplasia. Placa blanquecina de epitelio hiperplásico y por lo general atípico en la mucosa bucal o en la mucosa del aparato reproductor. Factores etiológicos de las enfermedades neoplásicas Virus Muchos tipos de tumores en animales son causados por virus y pueden transmitirse con facilidad mediante métodos apropiados a animales de la misma o de diferente especie. En algunos casos, un solo tipo de virus es capaz de producir muchos tipos diferentes de tumores en varias especies animales. Al menos algunos de los cánceres en seres humanos también parecen ser causados por virus. Algunos tipos inusuales de leucemia y linfomas son causados por un virus conocido como virus de la leucemia 176 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas de linfocitos T-linfoma (HTLV-1), que está relacionado con el virus que causa el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). El sarcoma de Kaposi en pacientes con SIDA es causado por un herpesvirus, designado como herpesvirus humano 8 (HHV-8). Algunas cepas de virus del papiloma que causan condilomas genitales (que se revisan en el capítulo 17, Aparato reproductor femenino) parecen predisponer al carcinoma cérvico-uterino y también ocasionan algunos carcinomas epidermoides de boca, faringe y laringe (carcinomas orofaríngeos). La hepatitis viral crónica (que se revisa en el capítulo 21, Hígado y sistema biliar) predispone al carcinoma hepático primario. Algunos tipos de carcinomas nasofaríngeos y algunos de linfoma parecen estar relacionados con infecciones por el virus de Epstein-Barr, el cual causa la mononucleosis infecciosa. Anomalías génicas y cromosómicas El proceso básico común a todas las neoplasias es la alteración de los genes en los cromosomas de las células, de forma que la célula ya no responde a los mecanismos de control normales y prolifera sin importar las necesidades del organismo. En el organismo, muchos miles de millones de células se dividen al mismo tiempo. Están sujetas de forma continua a radiaciones, varios carcinógenos químicos (sustancias productoras de cáncer) o fármacos que pueden alterar la estructura génica. Un cambio en la estructura génica se conoce como mutación y un gen mutado puede desempeñar funciones diferentes de las de los genes normales. Mutación. Alteración en una secuencia de bases en el DNA; puede alterar la función celular. Se transmite de padres a la descendencia sólo si ocurre la mutación en los gametos. Tres grupos grandes de genes desempeñan funciones importantes en la regulación de las funciones celulares, y la afectación de estos genes se asocia con la formación de tumores. El primer grupo comprende los protooncogenes; el segundo consiste en genes supresores del tumor y el tercer grupo corresponde a los genes reparadores de DNA (cuadro 10-4). Protooncogén. Gen normal que regula algunos aspectos del crecimiento, maduración o división celulares. Gen supresor de tumores. Gen que suprime la proliferación celular. Genes de reparación del DNA. Genes que vigilan y corrigen errores en la replicación del DNA durante la división celular. Protooncogenes Los cromosomas humanos contienen varios “genes normales de crecimiento” que favorecen algunos aspectos del crecimiento o diferenciación celulares, o bien, de la actividad mitótica. Se conocen como protooncogenes; están estrechamente relacionados con los genes transportados por virus que causan tumores en animales de experimentación y reciben su nombre por el virus al que se asemejan. Un protooncogén es un gen normal que regula algunas funciones normales de crecimiento en una célula, pero dicho protooncogén puede sufrir mutación o translocación a otro cromosoma, donde se ve afectada su función. Algún evento puede convertir un protooncogén que funciona con normalidad en un oncogén (oncos, “tumor”), un gen de funcionamiento normal que estimula la proliferación celular excesiva y ocasiona proliferación celular irrestricta. Un oncogén es un “gen que produce cáncer”. Oncogén. Gen de funcionamiento anormal que causa crecimiento celular irrestricto que conduce a la formación de un tumor. Es consecuencia de la mutación o translocación de un protooncogén. La conversión de un protooncogén en un oncogén (activación del oncogén) puede consistir en el cambio de Cuadro 10-4 Mutaciones génicas que alteran la función celular Gen Función normal Función inapropiada Protooncogén Favorece el crecimiento celular normal Mutación puntual, amplificación o translocación de un oncogén, lo que ocasiona crecimiento celular irrestricto Pares de genes supresores de tumores Inhiben la proliferación celular Ambos genes se encuentran desactivados en algunas células, lo que favorece la proliferación celular Reparación de pares de genes en el DNA Corrigen los errores en la duplicación del DNA La desactivación génica incrementa la tasa de mutación Factores etiológicos de las enfermedades neoplásicas ■ 177 un solo nucleótido en el DNA del gen, lo que se conoce como mutación puntual, o bien, la mutación puede generar varias copias del mismo gen, lo que se conoce como amplificación génica y que incrementa en gran medida la actividad del gen. La translocación a otro cromosoma activa un oncogén porque es la forma en la cual los genes se relacionan en los cromosomas individuales. Un gen específico, como el que regula algunos aspectos del crecimiento celular o de la actividad mitótica, se ve influido por otros genes cercanos que suprimen o estimulan su actividad. El crecimiento y diferenciación celulares son normales cuando el protooncogén (“gen de crecimiento”) y los genes vecinos funcionan en conjunto en forma ordenada, pero puede verse afectada si se altera esta relación. Por ejemplo, la translocación puede llevar al protooncogén a una nueva ubicación en otro cromosoma, donde se encuentra exento de los genes inhibidores que con anterioridad controlaban su actividad. La translocación también puede llevar al protooncogén a una nueva ubicación o a otro cromosoma adyacente hacia otro gen que estimule su función. Genes supresores de tumores Son grupos de diferentes genes que funcionan suprimiendo la proliferación celular. La pérdida del gen supresor actúa por mutación o por otro evento que afecte las funciones celulares y que pueda conducir a crecimiento celular irrestricto. Existen genes supresores en pares en el locus genético correspondiente sobre cromosomas homólogos y ambos genes supresores deben dejar de funcionar antes de que se presente una función inapropiada de la célula. Los genes supresores de tumores también pueden participar en determinar cuántas veces puede dividirse una célula antes de que sufra involución y muera. En algunos casos, la pérdida de la función de un gen supresor de tumor puede permitir que la célula prolifere de forma indefinida en lugar de morir después de un número predeterminado de divisiones celulares, como suele ocurrir con las células. La pérdida de función de genes supresores de tumor específicos tiene correlación con tumores específicos; los genes supresores a menudo reciben el nombre por los tumores con los cuales estén asociados. Genes de reparación del DNA Son parte de un sistema de “control de calidad” y de reparación en la célula. Estos genes regulan los procesos que vigilan y reparan los errores en la duplicación de DNA, que pueden ocurrir cuando los cromosomas de las células se duplicaron a lo largo de la división celular; también participan en la reparación del DNA que sufrió lesión por radiación, productos químicos u otros agentes ambientales. Cualquier cambio en la disposición normal de la cadena de nucleótidos de DNA constituyó la mutación del DNA. En consecuencia, la falla de la función del gen que repara DNA incrementa la posibilidad de mutaciones en el DNA en la célula afectada. Una alta tasa de mutaciones en una célula predispone a tumores, porque algunas mutaciones pueden afectar las funciones celulares que favorecen el crecimiento celular irrestricto. Al igual que los genes supresores de tumor, los genes de reparación de DNA también existen en pares en cromosomas homólogos y deben volverse no funcionales antes de comprometer la reparación de las funciones reguladas por los genes. Las personas con mutaciones hereditarias en los genes de reparación del DNA se encuentran en alto riesgo de algunos tumores, porque si ocurren mutaciones espontáneas en otro gen, la célula afectada ya no será capaz de regular de forma propia el crecimiento celular. Surge proliferación celular incontrolada y se origina un tumor. Genes reguladores de la apoptosis Otro grupo de genes participa en funciones más limitadas en la regulación de las funciones celulares al influir en el tiempo de supervivencia de las células. Las células normales viven por periodos variables, dependiendo del tipo celular. A continuación la célula muere y la sustituye una nueva célula. La muerte predeterminada de las células es regulada por genes en el interior de la célula y se conoce como muerte celular programada o apoptosis. Si los genes que regulan la muerte celular programada no funcionan de manera apropiada, las células no mueren y continúan acumulándose y finalmente dan origen a un tumor. Por ejemplo, algunos tumores linfoides parecen ser consecuencia principalmente de la acumulación de linfocitos de supervivencia por periodos prolongados en los ganglios linfáticos, más que de una rápida proliferación de los linfocitos. Apoptosis. Muerte celular programada, la cual ocurre después de que la célula ha alcanzado su intervalo normal de vida. Progresión de múltiples etapas de cambios genéticos que ocasionan cáncer. En la mayor parte de los casos, los cánceres no son consecuencia de la mutación de un solo gen, sino que son consecuencia de varias “lesiones” genéticas al genoma, que se caracterizan por la activación del oncogén en conjunto con la pérdida de la función de uno o más genes supresores de tumores. Por ejemplo, la transición de un pólipo benigno del colon a un cáncer colónico invasor requiere la activación de un oncogén (denominado RAS) y de la desactivación de tres genes supresores tumorales distintos (designados como APC, DCC y p53). Después de que la célula ha perdido sus mecanismos de regulación y se ha formado un tumor, pueden ocurrir cambios genéticos adicionales aleatorios en las células tumorales, lo cual indica la inestabilidad del genoma de 178 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas la célula tumoral. A menudo, genes individuales pueden sufrir mutaciones adicionales o pueden reduplicarse a sí mismos por amplificación génica, dando origen a múltiples copias de un solo gen. Los cromosomas pueden fragmentarse y partes del cromosoma perderse en la célula, o bien pueden sufrir translocación a otros cromosomas. Algunas de estas mutaciones en el genoma inestable de las células tumorales pueden producir nuevas células mutantes que muestran un crecimiento más agresivo en comparación con las células tumorales originales, y la nueva célula mutante puede proliferar sobre las otras células tumorales. Desde el punto de vista clínico, este evento puede manifestarse por una conducta más agresiva y un crecimiento más rápido del tumor y a menudo el tumor responde menos a los fármacos antineoplásicos que con anterioridad lo controlaban. Anomalías cromosómicas. No todas las alteraciones génicas que activan los oncogenes o desactivan los genes supresores de tumores pueden identificarse por el examen de los cromosomas de la célula tumoral. Las mutaciones puntuales no modifican la estructura de los cromosomas, pero la translocación reubica grandes piezas de cromosomas y cambia su estructura, al igual que las deleciones de material cromosómico y la amplificación de genes individuales. Algunas anomalías cromosómicas ocurren con bastante frecuencia en tumores específicos y pueden ser de utilidad diagnóstica. Otras pueden dar algunas indicaciones de qué tan agresivo será un tumor. La anomalía cromosómica mejor conocida relacionada con neoplasias, que se conoce como cromosoma Filadelfia o Ph1 (que recibe este nombre por la ciudad donde fue descubierto), se encuentra en los leucocitos de pacientes con leucemia granulocítica crónica (lo cual se describe más adelante, bajo el tema de Leucemia). La anomalía es una translocación recíproca de piezas de los cromosomas 9 y 22. En esa translocación, un protooncogén (designado abl) en el cromosoma 9 se desplaza al cromosoma 22, donde se fusiona con otro gen (denominado bcr) para formar un gen compuesto (bcr/abl) que dirige la síntesis de una enzima tirosina cinasa descontrolada extremadamente activa que produce múltiples efectos relacionados con el crecimiento y división celulares. La actividad excesiva y no regulada de esta enzima estimula la proliferación irrestricta de leucocitos que caracteriza a la leucemia granulocítica crónica (fig. 10-20). Ocurre el mismo tipo de translocación en algunos pacientes con leucemia linfocítica aguda, pero el gen compuesto bcr/abl que se origina de la translocación es ligeramente diferente, lo que ocasiona un tipo de linfoma diferente y más agresivo. Tirosina cinasa. Enzima que produce múltiples efectos relacionados con el crecimiento y división celulares. 9 22 bcr Translocación Cromosoma Filadelfia bcr/abl abl FigurA 10-20 Translocación recíproca entre piezas rotas de los cromosomas 9 y 22, formando el cromosoma Filadelfia que contiene un gen compuesto que altera la función celular normal. Factores etiológicos de las enfermedades neoplásicas ■ 179 Falla de las defensas inmunitarias El proceso básico común a todas las neoplasias son las mutaciones génicas en una célula que provocan pérdida de la regulación celular, ocasionando proliferación anormal. Varios factores ambientales pueden inducir mutaciones. Una célula mutante a menudo produce diferentes proteínas celulares que no están presentes en la célula normal. El sistema inmunitario reconoce como anormales estas proteínas codificadas por genes mutantes e intenta destruir las células anormales por medio de mecanismos celulares y humorales. En apariencia, las mutaciones que ocasionan transformación neoplásica de las células son relativamente comunes, pero el organismo reconoce las células alteradas como anormales y las destruye tan pronto como se forman. Sólo un pequeño porcentaje de las células anormales se desarrolla hasta producir tumores clínicamente evidentes. Por tanto, un tumor puede considerarse como una manifestación del fracaso de las defensas inmunitarias corporales. Este concepto se sustenta en la evidencia de que los individuos con deficiencias congénitas de los mecanismos de defensa inmunitaria tienen una incidencia de tumores superior a la esperada. Los tumores también surgen con frecuencia en personas cuyas respuestas inmunitarias han sido suprimidas de manera deliberada por medio de fármacos o de otras sustancias. La figura 10-21 ilustra la interrelación de los factores que participan en la defensa contra los tumores. Por una parte, se originan células anormales que tienden a proliferar, dando origen a tumores; por otro lado, los mecanismos de defensa inmunitaria destruyen estas células anormales antes de que puedan ser peligrosas para el organismo. Los tumores aparecen cuando fracasan los mecanismos de defensa; por fortuna, en la mayor parte de los casos, el sistema de vigilancia inmunitaria elimina las “células malas” tan pronto como aparecen. Aunque los mecanismos de defensa inmunitaria son bastante eficaces para la eliminación de células anormales antes de que se desarrollen en tumores, son mucho menos eficaces para eliminar un tumor establecido. Virus Radiación Célula normal Carcinógeno químico Factores desconocidos Célula anormal Proliferación celular no sujeta a los mecanismos de control normal Mecanismos de defensa celular y humoral activados Neoplasia Destrucción de la célula anormal FigurA 10-21 Factores que conducen a la transformación neoplásica de las células en comparación con las defensas inmunitarias contra las neoplasias. La conversión de una célula normal en una célula anormal requiere la activación de oncogenes y la desactivación de los genes supresores de tumores, lo que ocasiona que la célula no responda a los mecanismos de control normales que regulan el crecimiento celular. En términos generales, se necesita una mutación de varias etapas para transformar una célula normal en una célula neoplásica. 180 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas Herencia y tumores Aunque no existe una predisposición hereditaria fuerte a los tumores malignos más comunes, los factores hereditarios desempeñan una función pequeña en algunos tumores comunes. Una persona cuyos padres o hermanos se han visto afectados con carcinoma mamario, colónico o pulmonar tiene un riesgo tres veces más elevado de desarrollar un tumor similar en comparación con el resto de la población. La predisposición en apariencia es resultado de un patrón de herencia multifactorial, en el cual los individuos en riesgo tienen grupos heredados de genes que influyen en algunos procesos bioquímicos hormonales o regulados por enzimas, lo que incrementa ligeramente la susceptibilidad a un tipo específico de cáncer. El incremento del riesgo puede ser causado por diferencias genéticas en varias actividades bioquímicas o fisiológicas que influyen en las funciones celulares, como: 1. Diferencias en las concentraciones de hormonas circulantes que podrían influir en las tasas de crecimiento celular. 2. Variaciones en la tasa a la cual las células metabolizan y desactivan compuestos químicos que producen cáncer, a los cuales hay exposición celular. 3. Variaciones en la capacidad de reparación del DNA que ha sufrido lesión por agentes nocivos. 4. Variaciones en la eficacia del sistema inmunitario para eliminar las células anormales, conforme se originan. La herencia desempeña funciones importantes en algunos tumores. El ejemplo clásico es el retinoblastoma, un tumor poco común en niños, el cual se ilustra en la figura 10-16. Este tumor también es un ejemplo típico de cómo los genes supresores de tumor controlan las funciones celulares y de qué forma la pérdida de control puede causar un tumor. El retinoblastoma es un tumor maligno de las células primitivas de la retina que ocurre en lactantes y niños, el cual es causado por pérdida de la función de los genes supresores de tumores conocidos como genes RB. Los genes RB normales se presentan en pares, uno en cada miembro del par homólogo del cromosoma 13, y ambos genes RB deben ser no funcionales en las células de la retina antes que se origine el tumor. Casi 50% de los retinoblastomas son hereditarios; el resto ocurre en forma esporádica, sin predisposición hereditaria. La forma hereditaria de retinoblastoma tiene propensión a ocurrir si el niño hereda un gen RB no funcional de un padre. El niño afectado tiene un solo gen RB funcional en todas las células corporales, incluidas las de la retina, pero este gen funcional RB es suficiente para mantener el control de las funciones celulares. Sin embargo, si ocurre una mutación en el gen RB funcional residual en una célula de la retina, se pierde toda la función génica de RB en la célula afectada. La célula afectada prolifera para dar origen a una clona de células no reguladas y por último, a un tumor maligno de la retina. Los retinoblastomas hereditarios pueden ocurrir en los dos ojos porque las células de la retina de ambos ojos tienen la misma vulnerabilidad a las mutaciones aleatorias del gen RB. En la forma esporádica del retinoblastoma, ambos genes RB en la misma célula de la retina deben sufrir mutación a fin de que se pierda la regulación de la función celular y se origine un retinoblastoma. En la figura 10-22 se resume la patogénesis del tumor. Se considera que la forma hereditaria del retinoblastoma se transmite como rasgo mendeliano dominante, porque la transmisión de un gen RB defectuoso de un padre tiene lugar en niños con riesgo muy elevado de desarrollar este tumor, incluso si el segundo gen RB se torna no funcional en una célula de la retina antes de que se desarrolle la neoplasia. La mutación génica hereditaria también ocasiona un pequeño porcentaje de carcinomas mamarios, y las personas afectadas también se encuentran en riesgo de carcinoma ovárico. Se afectan dos genes diferentes. Algunos carcinomas hereditarios, mamario y ovárico, pueden rastrearse hacia una mutación hereditaria de un gen supresor de tumor, designado como BRCA1 (carcinoma mamario 1), el cual se ha ubicado en el cromosoma 17. Otros casos tienen relación con una mutación de un segundo gen supresor de tumores designado como BRCA2 (carcinoma mamario 2), que se ubica en el cromosoma 13. La patogénesis hereditaria de los carcinomas ovárico y mamario relacionada con las mutaciones BRCA1 o BRCA2 es comparable con la del retinoblastoma hereditario causado por un gen mutante heredado RB, como se ilustra en la figura 10-22. La mutación BRCA se considera hereditaria como rasgo dominante, porque la herencia de un gen mutante BRCA de cualquiera de los padres ocasiona incremento de la susceptibilidad a los carcinomas mamario y ovárico. La poliposis colónica es un trastorno con rasgo dominante que se caracteriza por la formación de múltiples pólipos en todo el colon y por lo general uno o más de ellos se torna maligno en algún momento. Otro trastorno transmitido como rasgo autosómico dominante se conoce como neurofibromatosis múltiple (trastorno que se revisa en el capítulo 26, Sistema nervioso). Muchos nervios en todo el cuerpo originan tumores benignos conocidos como neurofibromas y a menudo uno de estos tumores finalmente sufre un cambio maligno. La adenomatosis endocrina múltiple es otro síndrome de tumor hereditario con transmisión autosómica dominante, la cual se caracteriza por la formación de adenomas que se originan en diferentes glándulas endocrinas, como su nombre lo indica. Diagnóstico de tumores ■ 181 Hereditario Esporádico El niño hereda un gen RB no funcional de los padres Todas las células corporales poseen dos genes RB normales Todas las células portan la mutación génica RB Las células de la retina funcionan en forma controlada por el par de genes RB Las células de la retina funcionan en forma controlada con un solo gen normal RB Ocurre mutación aleatoria en una de las células de la retina en el gen RB. Las células funcionan de forma controlada con el gen RB funcional residual Las mutaciones adquiridas en el gen RB funcional en las células de la retina suprimen la función del gen en dichas células Una segunda mutación aleatoria en la misma célula de la retina ocasiona la desactivación del gen RB funcional residual, con lo que se suprimen las funciones de control del gen RB en las células afectadas de la retina Las células de la retina con pérdida de la regulación proliferan para formar clonas de células anormales idénticas Retinoblastoma FigurA 10-22 Patogénesis de retinoblastoma. Existen muchos otros ejemplos de tumores relacionados con mutaciones génicas hereditarias, pero es importante recordar que constituyen sólo una pequeña fracción de los tumores benignos y malignos que afectan a los seres humanos. El siguiente paso en la valoración de anomalías sospechosas incluye la anamnesis y la exploración física meticulosas. La exploración física puede incluir estudios especiales, como la exploración de recto y colon por medio de instrumentos, exploración vaginal y el estudio de Diagnóstico de tumores Cuadro 10-5 Identificación temprana de las neoplasias Señales de alerta de la American Cancer Society La American Cancer Society identifica varios signos y síntomas que deben hacer surgir la sospecha de un cáncer (cuadro 10-5). En términos generales, cualquier anomalía en la forma o función puede ser un síntoma temprano de neoplasia y debe ser investigado por el médico. Por ejemplo, una tumoración en la mama, una úlcera en el labio, o un cambio en las características de un nevo o verruga pueden considerarse como una anomalía de la forma. La hemorragia menstrual en mujeres posmenopáusicas o la modificación de los hábitos intestinales manifestada por estreñimiento o diarrea, constituyen anomalías de la función. 1. Cambio en el hábito vesical o intestinal 2. Úlcera que no cicatriza 3. Hemorragia o secreción inusual 4. Engrosamiento o tumoración mamaria o en otra parte del cuerpo 5.Indigestión o dificultad para deglutir 6. Cambios evidentes en una verruga o nevo 7.Tos o disfonía persistentes 182 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas Papanicolaou en mujeres, estudio del esófago y estómago con dispositivos y diversos tipos de estudios radiográficos. Si se descubre un tumor, el diagnóstico de precisión requiere biopsia o la ablación completa del tumor sospechoso. La revisión histopatológica del tejido por un patólogo proporciona el diagnóstico exacto y sirve como guía para el tratamiento adicional. Si el tumor es benigno, la ablación simple es curativa. Si el tumor resulta maligno, podría ser necesaria una operación más extensa u otro tipo de tratamiento. Diagnóstico citológico de las neoplasias Los tumores diseminan células anormales a partir de su superficie y estas células pueden ser reconocidas en los líquidos corporales y secreciones que se ponen en contacto con el tumor (fig. 10-23). A menudo pueden identificarse células anormales cuando la neoplasia tiene un tamaño microscópico y aún permanece confinada a la superficie del epitelio; estas observaciones se han aplicado al diagnóstico citológico de los tumores. El método recibe su nombre después de que un médico desarrolló gran parte del método citológico, el Dr. George Papanicolaou. Las laminillas de material preparado para estudio citológico se conocen como frotis de Papanicolaou. Estudio de Papanicolaou. Estudio de las células de diversos orígenes, utilizado a menudo para la detección de cáncer. En el carcinoma del cuello uterino, a menudo pueden encontrarse células anormales en las secreciones vaginales. Sin embargo, se identifican con mayor facilidad en prepa- FigurA 10-23 Fotomicrografía de un estudio de Papa­ nicolaou, que ilustra un grupo de células anormales por carcinoma in situ del cuello uterino. Las células tienen un aspecto muy diferente de las células epiteliales escamosas normales adyacentes (aumento original ×160). raciones de material que se ha obtenido con respaldo suave del epitelio del cuello uterino y que rodea la abertura cérvico-uterina (orificio externo) por medio de una pequeña espátula desechable. Por lo general, las secreciones para estudio también se obtienen del conducto cérvico-uterino al mismo tiempo. La aplicación amplia de métodos citológicos ha llevado a una detección del carcinoma cérvicouterino mucho más temprana de lo que antes era posible, y ha tenido una participación significativa en la reducción de la mortalidad por carcinoma del cuello uterino. También pueden aplicarse métodos citológicos al diagnóstico de neoplasias en otras ubicaciones al examinar el esputo, orina, secreciones mamarias y líquidos obtenidos de la cavidad pleural o peritoneal. Sin embargo, la citología ha sido de gran utilidad en el diagnóstico temprano de cáncer cérvico-uterino. Debe hacerse énfasis en que un estudio anormal de Papanicolaou indica sólo que el epitelio del cuello uterino desprendido corresponde a células anormales o atípicas. No indica de forma obligada un diagnóstico de cáncer, porque algunas enfermedades benignas en ocasiones se asocian con descamación de células atípicas. Un estudio de Papanicolaou debe considerarse como un procedimiento de detección, y la presencia de células anormales o atípicas es indicación para estudios adicionales, lo que puede incluir biopsia y estudio histopatológico del tejido para llegar a un diagnóstico de precisión. Este tema se revisa con mayor amplitud en el capítulo 17, Aparato reproductor femenino. Diagnóstico citológico por aspiración con aguja fina Pueden obtenerse células para estudio citológico al aspirar material de órganos o tejidos por medio de una aguja fina unida a una jeringa y mediante la preparación de laminillas con el material aspirado. A menudo se utiliza esta técnica para valorar nódulos en la tiroides o mama y con frecuencia, por este método puede establecerse si el nódulo es benigno o maligno con base en el aspecto de las células aspiradas, evitando la necesidad de realizar una biopsia más invasiva. Los tumores sospechosos en pulmón, hígado, páncreas, riñón y otros órganos internos también pueden examinarse mediante aspiración con aguja fina. Cuando se intenta la aspiración de órganos internos, debe determinarse con precisión la ubicación del tumor sospechado por medio de tomografía computarizada (CT, del inglés computed tomography) o de otro examen radiográfico, o bien, mediante ecografía y la inserción de una aguja en el tumor sospechoso bajo guía radiográfica. En términos generales, la precisión diagnóstica de la aspiración con aguja fina no es tan buena como una biopsia, pero a menudo es adecuada para el diagnóstico y evita intervenciones quirúrgicas mayores, que podrían ser necesarias para obtener tejido para biopsia. Diagnóstico de tumores ■ 183 Diagnóstico de neoplasias con corte por congelamiento Muchas veces es importante que el cirujano sepa de inmediato si un tumor descubierto durante una intervención quirúrgica es benigno o maligno, porque la extensión de la resección realizada podría depender del tipo de neoplasia. A menudo, el cirujano también podría desear saber si la operación ha extirpado el tumor por completo o si el tumor se ha diseminado a ganglios linfáticos o a sitios distantes. Un médico patólogo puede proporcionar al cirujano un diagnóstico histológico rápido e información adicional por medio de una técnica especial conocida como corte por congelamiento. En este método, se realiza una revisión histopatológica de una porción del tumor o de otro tejido al congelarlo mediante la exposición a temperaturas muy bajas. Se realiza un corte delgado del tejido congelado por medio de instrumentos especiales, conocidos como micrótomos y se lleva a cabo la preparación y tinción de las laminillas. Dichas laminillas pueden ser revisadas por un histopatólogo y puede establecerse un diagnóstico histológico rápido. Todo el procedimiento puede tomar unos cuantos minutos. Corte por congelamiento. Método para el diagnóstico rápido de tumores utilizado por los histopatólogos; los tejidos se congelan, se realizan cortes delgados, se tiñen y se examinan en el microscopio. Pruebas de antígenos relacionados con tumores Algunos cánceres secretan sustancias conocidas como antígenos relacionados con tumor, los cuales se encuentran ausentes de tejidos maduros normales o se presentan sólo en cantidades mínimas. La mayor parte de los antígenos relacionados con tumores son complejos de carbohidratos y proteínas (glucoproteínas) que recubren la superficie de las células cancerosas. Algunas glucoproteínas tienen acceso a la circulación, donde pueden ser detectadas por medio de pruebas especializadas de laboratorio, realizadas en la sangre del paciente con cáncer. Antígeno tumoral. Antígeno relacionado con las células de crecimiento tumoral, que sirve como indicador del crecimiento tumoral en el organismo. Un antígeno relacionado con tumores bien conocido, es una sustancia denominada antígeno carcinoembrionario (CEA), el cual recibe este nombre porque es similar a un antígeno glucoproteínico secretado por las células que recubren el intestino fetal. Se ha propuesto que las células cancerosas producen CEA porque son inmaduras y han adquirido algunas propiedades de células fetales de las cuales carecen las células adultas (fig. 10-24). Célula embrionaria Célula madura Célula neoplásica FigurA 10-24 Relación del antígeno carcinoembrionario (CEA) con las células embrionarias. Las células embrionarias (izquierda) producen un tipo específico de glucoproteína que cubre su superficie. La cubierta es sustituida con moléculas de diferentes tipos en la célula madura (centro). La célula neoplásica (derecha) regresa a un estado más primitivo y reanuda la producción de material de recubrimiento embrionario, el cual alcanza la circulación y a menudo puede detectarse en la sangre de pacientes con carcinoma invasor. Antígeno carcinoembrionario (CEA). Antígeno relacionado con tumores que se comporta como los antígenos secretados por las células del tubo digestivo fetal. No todos los tumores malignos secretan CEA. Además, la elevación de las concentraciones de CEA no es específica de ningún tipo de cáncer. El CEA es producido por los tumores más malignos del tubo digestivo y páncreas, pero también es secretado por muchos cánceres de mama y pulmón y también por otros cánceres. La cantidad de CEA secretado se relaciona con el tamaño del tumor. Dicho antígeno no suele elevarse en la sangre de personas con cánceres pequeños en etapas iniciales, pero las concentraciones a menudo son bastante elevadas en personas con tumores grandes o tumores que han producido metástasis. Cuando el CEA se eleva en un paciente con cáncer, las concentraciones disminuyen luego de que se ha extirpado el tumor y a menudo pueden incrementarse si hay recurrencia o metástasis del tumor (fig. 10-25). Pueden realizarse mediciones seriadas de CEA para vigilar la evolución del paciente cuando hay tumores que secretan dicho antígeno. Si las concentraciones de este antígeno disminuyen después de la eliminación del tumor y más tarde se elevan, suele significar que el tumor ha presentado recurrencia e indica la necesidad de tratamiento adicional. En ocasiones se detectan elevaciones ligeras de CEA en pacientes con enfermedades diferentes al cáncer, lo que no significa que la prueba de CEA sea inútil porque las concentraciones del antígeno suelen ser mucho menores que en pacientes con tumores malignos. Otros productos secretados por células tumorales que pueden utilizarse para vigilar el crecimiento tumoral se revisan en el capítulo 20, Aparato reproductor masculino. Incluyen la alfa-fetoproteína, una proteína producida por 184 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas Radioterapia, farmacoterapia Concentración de CEA Cirugía Meses FigurA 10-25 Uso del CEA para vigilar la respuesta al tratamiento. Un aumento en las concentraciones de CEA presenta una reducción súbita después de la recepción de un cáncer de colon y después se incrementa con la recurrencia del tumor, lo que indica la necesidad de tratamiento adicional. los tejidos fetales y que no suele ser producida por las células adultas, y la gonadotropina coriónica humana, una hormona que suele ser producida por la placenta en el embarazo y que a menudo se eleva en pacientes con carcinoma testicular. La alfa-fetoproteína se eleva con frecuencia en pacientes con carcinoma hepático primario. El antígeno prostático especifico (PSA), que se produce en las células epiteliales prostáticas, a menudo se eleva en la sangre de varones con carcinoma prostático. Con frecuencia se utiliza la medición de este antígeno como prueba de detección para carcinoma prostático en etapas iniciales, antes de que aparezcan síntomas y también para vigilar la respuesta al tratamiento. Se han descrito muchas otras sustancias relacionadas con tumores (que en ocasiones se denominan marcadores tumorales) y que se utilizan para vigilar a los pacientes con diversos tipos de carcinomas pulmonares, mamarios y ováricos. Alfa-fetoproteína. Proteína producida por el hígado fetal en etapas tempranas de la gestación. En ocasiones es producida por células tumorales. Sus concentraciones se elevan en el líquido amniótico cuando el feto tiene un defecto del tubo neural. Gonadotropina coriónica humana (HGC). Hormona producida por la placenta en el embarazo y que tiene acciones similares a las de las gonadotropinas hipofisarias. Algunas hormonas son producidas por las células neoplásicas en algunos tipos de tumores testiculares malignos. Tratamiento de los tumores Los tumores benignos se curan por completo mediante ablación quirúrgica. Los tumores malignos son mucho más difíciles de tratar. Existen cuatro formas principales de tratamiento para los tumores malignos: 1. 2. 3. 4. Cirugía. Radioterapia. Hormonas. Fármacos antineoplásicos (quimioterapia). El método de tratamiento depende del tipo de tumor y de su extensión y en ocasiones se combinan varios métodos. En muchos casos, el tratamiento erradica el cáncer y ocurre la curación del paciente. En casos menos favorables, no es posible la curación pero se detiene el crecimiento del cáncer y se prolonga la vida. Antes de que se elija un tratamiento, suele ser necesario obtener información adicional, lo cual se consigue al clasificar y establecer el grado de tumor, como se describe en la siguiente sección. Clasificación y gradación de los tumores malignos Después de que se ha establecido el diagnóstico de tumor maligno por medio de una biopsia, la elección del tratamiento apropiado se basa en las características de las células tumorales y en la extensión del tumor. La gradación del tumor es un intento por predecir su conducta con base en la diferenciación de las células tumorales en la muestra de biopsia, su tasa de crecimiento con base en el número de mitosis y cualquier característica de las células tumorales que podría influir en el tipo de tratamiento elegido, como la respuesta de las células tumorales a los estrógenos en el caso del carcinoma mamario (que se describe en el capítulo 16, Mama). La estadificación del tumor determina si aún está localizado o se ha diseminado a los ganglios linfáticos regionales o a sitios distantes, lo que es de gran utilidad para proporcionar información adicional a fin de guiar la selección del tratamiento. Por ejemplo, un carcinoma mamario pequeño, bien diferenciado, que responde a los estrógenos y que no se disemina a los ganglios linfáticos regionales podría tratarse de manera diferente a un carcinoma grande, mal diferenciado, que no responde a los estrógenos y que se ha diseminado a sitios distantes. A menudo, las diversas características de los tumores identificados por grado y etapa se expresan en una clasificación conocida como sistema TNM. La T se refiere a las características del tumor, el cual se clasifica en términos del tamaño del tumor y su grado de diferenciación desde T1 a T4; T0 se utiliza para indicar carcinoma no invasor (in situ). La N hace referencia a la diseminación del tumor a los ganglios linfáticos regionales; N0 indica que no existe diseminación y de N1 a N3 indica diseminación cada vez más grave a los ganglios linfáticos. La M se refiere a las metástasis distantes, donde M0 indica que no existe diseminación distante y M1 y M2 indican metástasis distantes progresivamente más extensas. Los sistemas de gradación y estadificación son útiles para elegir el tratamiento y también para indicar el pronóstico, además de ser de utilidad en estudios de investigación clínica. Por ejemplo, si un estudio valora la eficacia de un nuevo tratamiento antineoplásico con quimioterapia en un grupo de pacientes, en comparación con la respuesta del método terapéutico actual en otro grupo, ambos grupos de pacientes deben tener la misma clasificación TNM para asegurar que cualquier diferencia en la respuesta al tratamiento se basa en las propias medidas terapéuticas y que no se debe a diferencias en la etapa de la enfermedad entre los dos grupos de pacientes. Cirugía Muchos tumores malignos se tratan por ablación quirúrgica amplia del tumor y de los tejidos circundantes, por lo general con extirpación de los ganglios linfáticos regionales que drenan el sitio tumoral. Este tratamiento es exitoso si el tumor no se ha diseminado a sitios distantes. Por desgracia, muchos cánceres ya han producido metástasis cuando se detectan por primera vez y podrían no ser susceptibles de curación con la simple cirugía. En tal caso, deben utilizarse otros métodos de tratamiento, con frecuencia combinados con el tratamiento quirúrgico. Radioterapia Los linfomas malignos y algunos tumores epiteliales son bastante radiosensibles y pueden destruirse por radioterapia más que por ablación quirúrgica. En algunos casos, pueden utilizarse anticuerpos para suministrar radioterapia a las células tumorales. Los anticuerpos pueden prepararse en animales y después unirse a células específicas, como los linfocitos B y pueden etiquetarse con yodo radiactivo y administrarse a pacientes con linfomas Tratamiento de los tumores ■ 185 de linfocitos B que ya se han diseminado a todo el organismo. Los anticuerpos marcados con isótopos pueden buscar y unirse a los linfocitos B y destruirlos cuando los localicen. En otros casos, se combinan la radiación y la cirugía. Por ejemplo, la radiación puede administrarse en el preoperatorio para reducir el tamaño del tumor, con lo que se facilita su ablación quirúrgica; en otros casos, la radioterapia se administra después de que se ha extirpado el tumor maligno a fin de destruir cualquier célula neoplásica que haya permanecido en los tejidos. La radioterapia también se utiliza para controlar el crecimiento de tumores diseminados y para tratar depósitos de tumores metastásicos que causan dolor e incapacidad. El tratamiento alivia los síntomas y hace que el paciente esté más cómodo, incluso aunque el cáncer no sea curable. Tratamiento hormonal Algunos tumores malignos requieren hormonas para su crecimiento y en tal caso se denominan “tumores que responden a hormonas”. Sufren regresión transitoria si se ven privados de la hormona necesaria. Por ejemplo, muchos tumores prostáticos requieren testosterona y sufren inhibición por la extirpación de los testículos (con lo cual se elimina la fuente de testosterona) o mediante la administración de estrógenos (se suprime la secreción de testosterona). Muchos carcinomas mamarios en mujeres posmenopáusicas responden a los estrógenos y pueden controlarse con fármacos que antagonizan a los estrógenos, de forma que las células tumorales ya no reciben estimulación de esta hormona. Las hormonas suprarrenocorticales (corticosteroides) también inhiben el crecimiento de muchos tumores malignos. Los corticosteroides inhiben la síntesis de proteínas, con lo que se suprime el crecimiento y división de las células tumorales. Los tumores de los tejidos linfáticos son especialmente susceptibles a los efectos de los corticosteroides. Fármacos antineoplásicos Las células neoplásicas, al igual que las células normales, sintetizan ácido desoxirribonucleico (DNA) a partir de varios precursores. El DNA dirige la producción de varias formas de ácido ribonucleico (RNA mensajero, RNA de transferencia y RNA ribosómico) y, a su vez, el RNA participa en la síntesis de enzimas y de otras proteínas que son necesarias para la función celular. Los fármacos antineoplásicos impiden el crecimiento y división de las células al afectar algunas fases de este proceso complejo. Diversos fármacos difieren en su mecanismo de acción. Algunos inhiben la síntesis de DNA o RNA. Otros alteran la estructura del DNA o afectan su funcionamiento. Otros inhiben la síntesis de proteínas o evitan la formación del huso mitótico y de esta forma, se impide la división 186 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas celular. Con frecuencia se administran varios fármacos antineoplásicos en forma simultánea, cada uno de los cuales antagoniza una fase diferente del proceso metabólico celular. Otro grupo de fármacos antineoplásicos actúa al suprimir la proliferación de los vasos sanguíneos que nutren al tumor, con lo que se inhibe el crecimiento tumoral al interferir con su irrigación. La mayor parte de fármacos antineoplásicos trabajan mejor contra tumores de crecimiento rápido que contienen grandes cantidades de células con crecimiento y división activas. Suelen ser menos eficaces contra los tumores de crecimiento lento, porque sólo un número pequeño de las células tumorales se encuentra en etapa de crecimiento o división celular, que son susceptibles a los efectos nocivos de los fármacos. Un grupo importante de fármacos antineoplásicos se conoce como agentes alquilantes. Estos fármacos interactúan con tiras de cadenas pareadas de DNA en el núcleo y las mantienen unidas, con lo que no pueden separarse. Esta reacción se conoce como formación de enlaces cruzados de DNA. Esto altera la función del DNA, porque las cadenas deben separarse para la duplicación del DNA y para la síntesis de RNA. Los agentes alquilantes también alteran la función celular al modificar la estructura de las cadenas de DNA. A diferencia de la mayor parte de fármacos antineoplásicos, estos agentes son eficaces contra las células en reposo (que no se encuentran en división) así como en células con crecimiento activo. Agentes alquilantes. Fármacos antineoplásicos que alteran la función celular al mantener unidas las cadenas de DNA de forma que no pueden separarse. Otro gran grupo de fármacos antineoplásicos se conoce como antimetabolitos, que simulan ser un compuesto esencial necesario para el crecimiento y multiplicación celulares, pero que no pueden ser utilizados por la célula. Por lo que, afectan los procesos metabólicos de la célula. (Algunos fármacos antimicrobianos inhiben el crecimiento bacteriano de esta forma, como se describe en la sección de Inhibición competitiva en el capítulo 6, Microorganismos patógenos.) Antimetabolito. Sustancias que compiten o sustituyen a otra sustancia (metabolitos) y que es necesaria para el crecimiento o multiplicación celular. La mayor parte de los fármacos antineoplásicos es bastante tóxica. Lesionan a las células normales y las células cancerosas y deben administrarse con gran precaución a fin de asegurar el daño máximo a las células tumorales sin producir lesiones irreparables a las células sanas. El tejido linfoide es bastante susceptible a los efectos destructivos de estos potentes fármacos y, en consecuencia, un efecto secundario inevitable de los fármacos antineoplásicos es la afectación de la inmunidad celular y humoral. En fechas recientes se han desarrollado varios fármacos antineoplásicos menos tóxicos y más específicos de las células cancerosas, que actúan al antagonizar la acción de componentes celulares específicos que estimulan a las células tumorales. Algunos de estos fármacos suprimen el crecimiento tumoral al antagonizar los receptores de factores de crecimiento en la superficie de las células tumorales, de tal forma que los factores de crecimiento producidos por las células normales no pueden unirse a los receptores y estimular a las células tumorales. Otros fármacos inhiben la función de proteínas intracelulares importantes, como la enzima tirosina cinasa, que en varias formas estimula la proliferación celular. Quimioterapia adyuvante En ocasiones la resección quirúrgica de las células neoplásicas parece ser exitosa, pero aparecen metástasis varios años más tarde y finalmente resultan letales. La operación podría no erradicar el tumor porque ya se han diseminado metástasis pequeñas, no identificadas, a todo el cuerpo. Incluso aunque se haya eliminado el tumor principal, las diminutas metástasis continúan creciendo y finalmente forman depósitos grandes y voluminosos de tumores metastásicos que ocasionan la muerte del paciente. A fin de prevenir el desarrollo de metástasis tardías, una tendencia actual es administrar un ciclo de fármacos antineoplásicos después de la resección quirúrgica de algunos tumores. Esto se conoce como quimioterapia adyuvante (adjuvare, “colaborar”). Estos fármacos destruyen cualquier foco de tumor metastásico pequeño, no detectado, antes de que se vuelva lo suficientemente grande para producir manifestaciones clínicas. En algunos casos, la quimioterapia equivalente combinada con cirugía parece lograr mejores resultados que la cirugía sola. Sin embargo, muchos fármacos antineoplásicos son bastante tóxicos y deben sopesarse los posibles beneficios de la quimioterapia adyuvante contra los efectos nocivos de los fármacos en los tejidos normales. Quimioterapia adyuvante. Quimioterapia antineoplásica administrada después de la resección quirúrgica de un tumor, en un intento por destruir cualquier foco pequeño, no detectado, de tumor metastásico antes de que sea detectable por medios clínicos. Inmunoterapia El sistema inmunitario ha evolucionado en varias formas para enfrentar a las células anormales que pueden proliferar y formar tumores, así como para lidiar con los tumores ya formados. 1. Las células T citotóxicas reconocen al antígeno en las células tumorales que se muestran junto con sus propias proteínas MHC clase I y pue- Tratamiento de los tumores ■ 187 den lesionar las células tumorales al secretar linfocinas destructoras. 2. Los linfocitos NK (citolíticos naturales) pueden atacar y destruir células tumorales sin estimulación antigénica previa, y algunos linfocitos citotóxicos se especializan en atacar células tumorales cubiertas con anticuerpos. 3. Los macrófagos activados pueden destruir células tumorales por fagocitosis y al secretar factor de necrosis tumoral junto con otras citocinas que estimulan a los linfocitos para atacar células tumorales. 4. Los anticuerpos formados contra antígenos de las células tumorales pueden fijarse a las células tumorales y activar el complemento; los productos de la activación del complemento atraen linfocitos y macrófagos y forman complejos de ataque destructores que lesionan la membrana celular de las células tumorales. Pese a estas defensas inmunitarias, muchos tumores superan o evitan las defensas inmunitarias corporales, por lo que tales medidas se tornan inefectivas y no retrasan el crecimiento del tumor. Algunas células tumorales producen poca o ninguna proteína MHC de clase I. Como los linfocitos T citotóxicos pueden reconocer antígenos de células tumorales sólo si se despliegan junto con las proteínas MHC de clase I, los linfocitos no pueden atacar las células tumorales porque no pueden reconocer los antígenos tumorales sin su proteína MHC de clase I asociada. Algunas células tumorales evitan los efectos del sistema inmunitario porque las células tumorales liberan grandes cantidades de antígenos solubles tumorales específicos que saturan al organismo, de forma tal que los linfocitos no pueden responder a los antígenos específicos contra el tumor en la superficie de las células tumorales. Además, la quimioterapia y radioterapia utilizadas para el tratamiento de los tumores también suprimen la respuesta inmunitaria del individuo. Cuando la capacidad inmunitaria del paciente se ve afectada por alguna razón, podrían realizarse intentos para estimular el sistema inmunitario del individuo, de forma que pueda enfrentar con mayor eficacia el tumor a fin de mejorar el pronóstico del paciente. El tratamiento de los tumores mediante la estimulación de las defensas inmunitarias corporales se conoce como inmunoterapia. La inmunoterapia inespecífica se dirige a reforzar las defensas inmunitarias del paciente, de forma que pueda enfrentar con mayor eficacia el tumor. La inmunoterapia específica se dirige al sistema inmunitario contra antígenos específicos presentes en el propio tumor del paciente. Inmunoterapia. Tratamiento proporcionado para retrasar el crecimiento de un tumor maligno diseminado mediante la estimulación de las defensas inmunitarias corporales. Inmunoterapia inespecífica Al inicio, se realizaron intentos por estimular el sistema inmunitario en forma inespecífica, al inmunizar al paciente con vacunas preparadas a partir de varios tipos de bacterias o productos bacterianos, pero este método tuvo éxito limitado y se asoció con complicaciones graves. Métodos más recientes consisten en la administración de varias citocinas a fin de estimular las células del sistema inmunitario, o bien, en actuar contra las células tumorales. Las dos citocinas que se han utilizado con mayor éxito contra tumores, incluyen el interferón y la interleucina-2. Interferón. Antiviral de amplio espectro producido por diversas células en el organismo. Interleucina-2. Linfocina que estimula el crecimiento de los linfocitos. Interferón. Es el nombre que se asigna a un grupo de compuestos proteínicos que contienen carbohidratos, sustancias antivirales de “amplio espectro” producidas por las células en respuesta a la infección viral (véase el capítulo 6, Microorganismos patógenos), pero el interferón tiene otras funciones. Regula al sistema inmunitario y el crecimiento celular, inhibiendo el crecimiento de las células en división rápida. Estas propiedades han llevado al uso del interferón para el tratamiento de tumores y de infecciones virales. Después de que se desarrollaron métodos para la producción de interferón comercial, se contó con grandes cantidades de interferón para su uso clínico y se llevaron a cabo estudios en pacientes con varios tumores a fin de valorar la utilidad de este material. A la fecha, se han obtenido los mejores resultados en pacientes con un tipo relativamente raro de leucemia, conocida como tricoleucemia (que recibe este nombre por los procesos en forma de pilosidad que se proyectan del citoplasma de las células tumorales). El interferón también produce respuestas en algunos pacientes con otros tipos de leucemia, mieloma múltiple (que se revisa más adelante en este capítulo), algunos linfomas y ciertos carcinomas de diseminación amplia que no han respondido a otros métodos de tratamiento. El interferón tiene la ventaja de ser mucho menos tóxico que los fármacos antineoplásicos y por lo general se tolera bien el tratamiento con inyección intramuscular varias veces por semana. Interleucina-2. Es una linfocina producida por los linfocitos T. Estimula a las células NK y a los linfocitos T citotóxicos para que destruyan células tumorales, pero no tiene efectos directos contra las mismas células. La interleucina-2 administrada en varios ciclos ha producido efectos beneficiosos en el tratamiento de melanoma metastásico y adenocarcinoma renal. Dosis elevadas de interleucina-2 producen diversos efectos tóxicos que limitan su uso en cierta medida. 188 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas La interleucina-2 se ha administrado junto con linfocitos obtenidos del paciente, método conocido como inmunoterapia de transferencia celular. Un método consiste en obtener sangre del paciente e incubarla con interleucina-2 en el laboratorio, lo que estimula la proliferación de los linfocitos y produce grandes poblaciones de células NK. A continuación los linfocitos (que se denominan células NK activadas con linfocinas) se administran al paciente con el fin de que localicen y destruyan al tumor. Otras citocinas. Se han producido otras citocinas por medio de ingeniería genética, las cuales se encuentran en evaluación clínica. Incluyen el factor de necrosis tumoral y una citocina producida por los macrófagos, denominada interleucina-1, la cual posee actividad antitumoral. Inmunoterapia específica La inmunoterapia específica dirige el ataque a las propias células tumorales del paciente. Parecen ser prometedores tres métodos diferentes: 1) administración de linfocitos T citotóxicos dirigidos contra el tumor, los cuales se conocen como linfocitos infiltrantes de tumor; 2) administración de vacunas tumorales, y 3) administración de anticuerpos antitumorales. Tratamiento con linfocitos infiltrantes de tumor. Es un tipo específico de inmunoterapia de transferencia celular, en la cual los linfocitos administrados de vuelta al paciente se obtienen del propio tumor del mismo. Estos linfocitos en realidad se infiltran en el tumor e intentan destruirlo; se obtuvieron cuando se realizaron biopsias del tumor o una ablación del mismo. Los linfocitos infiltrantes de tumor contienen grandes concentraciones de linfocitos T citotóxicos dirigidos de forma específica contra antígenos de las propias células tumorales del paciente, además de un gran número de linfocitos NK que también destruyen a las células tumorales. Los linfocitos del tumor se cultivan en el laboratorio con exposición a interleucina-2 para estimular el crecimiento de los linfocitos y después se aplican nuevamente al paciente para que ataquen y destruyan el tumor. Este método se ha utilizado con cierto éxito para el tratamiento del melanoma maligno metastásico. Vacunas tumorales. Las vacunas tumorales preparadas a partir del propio tumor del paciente también se han utilizado para vacunar al paciente contra el tumor, en un esfuerzo por reducir la probabilidad de que el tumor presente recurrencias o metástasis después de su ablación. Se obtienen células tumorales del tumor extirpado, se cultivan en laboratorio y después se destruyen de forma tal que no puedan proliferar en el paciente, pero aún pueden generar una respuesta inmunitaria. A continuación se utilizan para la preparación de una vacuna que estimula la respuesta inmunitaria contra el tumor extirpado. Se han utilizado vacunas tumorales como tratamiento adicional después de la resección del melanoma maligno o carcinoma colónico cuando se considera que el paciente tiene alto riesgo de recurrencia. Administración de anticuerpos antitumorales. Con este método, se preparan anticuerpos contra los antígenos de las células tumorales y después los anticuerpos se unen con algún fármaco antineoplásico o toxina que puede destruir las células tumorales. Los anticuerpos con el fármaco o toxina unidos se administran al paciente con el fin de que se fijen a las células tumorales y las destruyan, sin causar daño a las células normales. Resultados de la inmunoterapia Los resultados de la inmunoterapia han sido contradictorios. Se ha observado un éxito notable con el uso del interferón para el tratamiento de la tricoleucemia. Algunos tipos de inmunoterapia han producido resultados gratificantes en personas con tipos específicos de tumores diseminados, cuando no existen otros métodos terapéuticos para el control del tumor. No existe un solo método que funcione contra todos los tipos de tumores y los estudios clínicos continúan valorando la aplicación y limitación de diversos métodos. Por desgracia, la mayor parte de los pacientes tratados con inmunoterapia tienen enfermedad avanzada y a menudo las defensas inmunitarias son incapaces de enfrentar cargas tumorales tan grandes, incluso cuando reciben estimulación mediante inmunoterapia. Leucemia El término “leucemia” alude a las neoplasias del tejido hematopoyético. A diferencia de los tumores sólidos, que forman depósitos nodulares, las células leucémicas se infiltran de manera difusa en la médula ósea y tejidos linfoides y se derraman hacia la circulación sanguínea, infiltrando varios órganos. Las células leucémicas pueden ser predominantemente maduras, o bien, pueden ser en extremo primitivas. La producción excesiva de leucocitos en la leucemia puede revelarse en la sangre periférica mediante un recuento muy elevado de leucocitos. En algunos casos de leucemia, la proliferación de los leucocitos se confina en gran medida a la médula ósea y no existe un incremento significativo en el número de leucocitos en el torrente sanguíneo. Leucemia. Proliferación neoplásica de leucocitos. Clasificación de la leucemia La leucemia se clasifica con base en el tipo celular y la madurez de la célula en proliferación. Cualquier tipo de célula hematopoyética puede ocasionar leucemia, pero los tipos más comunes son: granulocítico, monocítico y Leucemia ■ 189 linfocítico. La leucemia que se desarrolla a partir de células progenitoras que en condiciones normales darían origen a leucocitos que contienen gránulos específicos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos), se conoce como leucemia granulocítica. Las leucemias monocíticas se desarrollan a partir de células precursoras que dan origen a los monocitos. Las leucemias linfocíticas se derivan de células precursoras linfoides. Se han establecido varias subclasificaciones en estos grupos principales con base en las características de las membranas celulares y las enzimas presentes en las células leucémicas, como se establece por técnicas de alta especialización. Si las células leucémicas son principalmente formas primitivas, la leucemia se clasifica como aguda (fig. 10-26) y si las células son en forma predominante maduras, se dice que la leucemia es crónica. En la leucemia granulocítica crónica, la mayor parte de las células circulantes son granulocitos y neutrófilos maduros y existen pocas células primitivas (fig. 10-27). En la leucemia linfocítica crónica, las células circulantes son sobre todo linfocitos maduros (fig. 10-28). Otro tipo de leucemia también se origina de células linfoides y tiene características poco comunes. Los procesos citoplásmicos que se proyectan de las células dan un aspecto característico, que es el motivo por el cual se utiliza el término descriptivo tricoleucemia, el que se aplica a esta enfermedad (fig. 10-29). En la mayor parte de los casos, el número total de leucocitos de sangre periférica se encuentra significativamente por arriba de lo normal. Sin embargo, en ocasiones la médula ósea puede contar con un número de células anormalmente grande, pero el número de leucocitos en la sangre es normal o se encuentra disminuido. Esta variedad de leucemia en ocasiones recibe el nombre de leucemia aleucémica. El término es meramente descriptivo y no denota un tipo de leucemia con una característica clínica especial o con alguna diferencia en el pronóstico. En términos generales, las clasificaciones por tipo y madurez celulares se utilizan en conjunto. Así, puede hablarse de leucemia granulocítica crónica, leucemia linfocítica aguda o leucemia monocítica aguda. El término “aleucémico” a menudo se añade si el recuento leucocítico es bajo. FigurA 10-26 Fotomicrografía de un frotis de sangre de un FigurA 10-27 Leucemia granulocítica crónica. La mayo- paciente con leucemia aguda. Los núcleos de los leucocitos tienen cromatina fina y nucleolos prominentes, lo que indica su inmadurez (flechas). Los núcleos son irregulares en tamaño y configuración (aumento original ×1 000). ría de las células en la fotomicrografía son maduras. Observe los basófilos (flechas), los eosinófilos (a la izquierda de las flechas) y los dos neutrófilos (a la derecha de las flechas) (aumento original ×1 000). Características clínicas y principios de tratamiento Las características clínicas de la leucemia son de dos clases: aquellas causadas por alteración de la función de la mé- 190 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas FigurA 10-28 Leucemia linfocítica crónica. La cromatina FigurA 10-29 Características celulares de las células neo- nuclear densa indica que los linfocitos son maduros (compare con la figura 10-26). El recuento total de leucocitos se encuentra incrementado (aumento original ×1 000). plásicas en la tricoleucemia. Hay cromatina nuclear uniforme y escaso citoplasma con múltiples prolongaciones citoplásmicas (aumento original ×1 000). dula ósea y las ocasionadas por infiltración de las vísceras por células leucémicas. La proliferación de células leucémicas en la médula ósea a menudo supera la producción normal de células de la médula ósea. Esto ocasiona anemia como consecuencia de la producción inadecuada de eritrocitos, hemorragias causadas por la trombocitopenia y las infecciones por el número inadecuado de leucocitos normales, que son parte importante de las defensas corporales contra los microorganismos patógenos. Las células leucémicas no sólo infiltran la médula ósea, sino que se diseminan al bazo, hígado, ganglios linfáticos y otros tejidos. En la leucemia crónica, la evolución de la enfermedad ocurre a un paso relativamente lento y a menudo puede controlarse bien con tratamiento por periodos prolongados. Por tanto, el paciente con leucemia crónica puede sobrevivir por varios años en un estado de salud relativamente bueno. Por el contrario, la leucemia aguda a menudo es una enfermedad rápidamente progresiva. Los síntomas de infiltración de médula ósea y de infiltración visceral pueden aparecer de manera temprana y ser bastante evidentes. En algunos pacientes con leucemia aguda, la proliferación anormal de células leucémicas puede interrumpirse por un periodo variable por diversos fármacos antineoplásicos y el paciente parece haber alcanzado la recuperación plena. La detención de la enfermedad inducida por el tratamiento se conoce como “remisión”; sin embargo, en muchos casos el paciente sufre recaídas y la enfermedad finalmente resulta letal. La leucemia aguda en niños responde mejor a la quimioterapia antineoplásica que la leucemia aguda en adultos; algunos niños han presentado curación por completo mediante el tratamiento intensivo. Algunos pacientes con leucemia aguda pueden tratarse con éxito mediante el trasplante de médula ósea a partir de un donador compatible. También se ha utilizado el trasplante de médula ósea con éxito para el tratamiento de pacientes con mieloma múltiple, afección amplia de la médula ósea por linfoma, enfermedad de Hodgkin con infiltración de la médula ósea por la neoplasia y por otras enfermedades neoplásicas que afectan la médula ósea y que no responden al tratamiento. Antes de realizar el trasplante de médula ósea, deben destruirse las células neoplásicas de la propia médula del paciente mediante la aplicación de radioterapia o de fármacos antineoplásicos (citotóxicos). Más tarde, se trasplantan las células de médula ósea y se inyectan en el torrente sanguíneo del paciente, desde donde se fijan en la médula ósea del paciente y en la cual se han destruido todas las células propias del paciente a fin de recibir el trasplante de médula ósea. En unas cuantas semanas, las células sanguíneas de donador (células progenitoras) en su nueva ubicación inician la producción de eritrocitos, leucocitos y plaquetas maduras. Pueden utilizarse varios métodos para incrementar la concentración de células progenitoras en la médula ósea de donador antes de la realización del trasplante, lo que asegura que habrá suficientes células de médula ósea para lograr un ajuste exitoso. Sin embargo, el trasplante de médula ósea constituye un tejido extraño y es necesario suprimir las defensas inmunitarias del paciente (véase el capítulo 5, Inmunidad, hipersensibilidad, alergias y enfermedades autoinmunitarias) con el objeto de que sobreviva el trasplante de médula ósea. El paciente trasplantado también enfrenta otros problemas relacionados con diferencias inmunitarias entre las células del donador y las del paciente, lo que se conoce como “reacción de injerto contra hospedador”. Los linfocitos de donador en la médula ósea trasplantada identifican a las células del paciente como diferentes desde el punto de vista antigénico e intentan destruirlas, ocasionando varias manifestaciones clínicas entre las que se encuentran lesiones cutáneas, lesión hepática y síntomas gastrointestinales. Esto es lo contrario a la situación habitual en la cual el paciente intenta rechazar el trasplante. En este caso, ¡el trasplante intenta rechazar al paciente! Se ha utilizado con éxito un tratamiento menos intenso con fármacos citotóxicos y radiación para realizar trasplante de médula ósea en personas con anemia drepanocítica, lo cual también puede utilizarse para el tratamiento de pacientes selectos con mieloma y con otras enfermedades hematopoyéticas. La modificación del tratamiento ha reducido la frecuencia de enfermedad de injerto contra hospedador y también ha incrementado la supervivencia a largo plazo de los pacientes tratados. El trasplante de médula ósea es un avance importante, pero no siempre es exitoso. Los pacientes pueden desarrollar infecciones que ponen en riesgo la vida, relacionadas con la supresión inmunitaria necesaria para mantener el trasplante; en algunos pacientes hay recurrencia de la leucemia, que se origina de células leucémicas del paciente que sobrevivieron y que no fueron destruidas por la quimioterapia y la radioterapia previas. Se han desarrollado nuevos métodos de trasplante, en los cuales se utiliza médula ósea del propio paciente para el trasplante, lo que se conoce como “trasplante autólogo de la médula ósea”. Un método incluye obtener la médula ósea del propio paciente mientras éste se encuentra en remisión, dar tratamiento a la médula ósea para destruir cualquier célula leucémica sobreviviente y almacenar la médula ósea en nitrógeno líquido para su uso ulterior en caso de que recurra la leucemia del paciente. Si esto ocurre, se destruye la médula leucémica del paciente mediante la aplicación de fármacos antineoplásicos y radiación, y se trasplanta al paciente la médula ósea exenta de células leucémicas. Dado que se realiza un trasplante a partir de la médula ósea del propio paciente, no es necesario administrar métodos de inmunodepresión y se evitan las complicaciones relacionadas con esta última. También se ha utilizado trasplante autólogo de médula ósea para el Leucemia ■ 191 tratamiento de pacientes con leucemia aguda cuando no hay donador compatible de médula ósea. En tal caso, se obtiene médula ósea del paciente con leucemia de la misma forma que la médula ósea del donador. El paciente recibe tratamiento con quimioterapia y radioterapia para destruir la médula ósea enferma y mientras tanto, el paciente del cual se obtuvo la médula ósea, recibe tratamiento con anticuerpos específicos que destruye las células leucémicas sin afectar las células normales de la médula ósea. A continuación, la médula ósea tratada se administra al paciente y si todo resulta bien, se restablece la función de la médula ósea exenta de células leucémicas. No todos los pacientes leucémicos son elegibles para el trasplante de médula ósea y muchos pacientes requieren algún tipo de quimioterapia. Los tipos de quimioterapéuticos utilizados y los esquemas de tratamiento se valoran y ajustan en forma continua. Conforme se dispone de nuevos fármacos, su eficacia y efectos secundarios se comparan con los de los fármacos que en ese momento se encuentran en uso, y los esquemas de tratamiento pueden ajustarse según sea necesario a fin de proporcionar el máximo beneficio al paciente. Los pacientes con leucemia granulocítica crónica positiva para cromosoma Filadelfia y aquellos con leucemia linfocítica positiva para cromosoma Filadelfia a menudo pueden recibir tratamiento exitoso con fármacos que inhiben la hiperactividad de la enzima tirosina cinasa producida por el gen compuesto bcr/abl. Al bloquear la actividad de esta enzima disfuncional, se suprime la proliferación de células leucémicas. Precursores de la leucemia: síndromes mielodisplásicos Por varios años se ha identificado que las leucemias agudas en pacientes de edad avanzada podrían no tener un inicio súbito, sino que se preceden por un periodo prolongado de varios meses a varios años, en el cual los pacientes afectados tienen sólo anemia moderada, en ocasiones acompañada de reducción en el número de leucocitos circulantes (leucopenia) y de plaquetas (trombocitopenia). El examen de médula ósea de estos pacientes revela grados variables de alteración del crecimiento y maduración de eritrocitos, precursores de leucocitos y megacariocitos pero no se observa leucemia. Esta situación se ha denominado “preleucemia”, aunque se ha observado que no todos los pacientes con trastornos de la maduración de la médula ósea de este tipo desarrollan leucemia, y no podría predecirse con fiabilidad qué pacientes finalmente desarrollarán un trastorno leucémico. En fechas recientes, este trastorno se ha agrupado bajo el término general de síndromes mielodisplásicos (mielos, “médula”; displasia, “alteración del crecimiento”). Se han descrito diferentes tipos, los cuales difieren en sus manifestaciones clínicas hematológicas. En términos generales, mientras más grave es el trastorno de la maduración en la 192 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas médula ósea, mayor será la probabilidad de que finalmente se desarrolle leucemia. Por desgracia, no existe un tratamiento específico disponible para la mayor parte de los pacientes con estas alteraciones, aunque algunos pacientes con cambios “preleucémicos” graves en la médula ósea se han tratado de manera exitosa con trasplante de médula ósea. Síndrome mielodisplásico. Trastorno de la función de la médula ósea que se caracteriza por anemia, leucopenia y trombocitopenia y que puede ser precursora de leucemia en algunos pacientes. Mieloma múltiple El mieloma múltiple es una neoplasia que se origina de las células plasmáticas en la médula ósea (fig. 10-30). En muchas formas, se comporta como la leucemia, pero la proliferación de las células plasmáticas neoplásicas por lo general se confina a la médula ósea. Es poco común la infiltración de vísceras por células plasmáticas anormales; es poco frecuente que grandes cantidades de células plasmáticas alcancen la sangre periférica. Las células plasmáticas anormales pueden infiltrar la médula ósea en forma difusa o pueden formar tumores aislados que debilitan el hueso, dando origen a fracturas espontáneas, dolor e incapacidad (fig. 10-31). autoinmunitarias. En el mieloma, las células neoplásicas a menudo producen grandes cantidades de proteínas. Esto incrementa en gran medida la concentración de proteínas en sangre y en consecuencia, la viscosidad de la sangre. Las proteínas producidas por el mieloma por lo general son un solo tipo de inmunoglobulina, por lo común IgG. En algunos pacientes, también es anormal la producción de inmunoglobulinas y se producen en exceso cadenas ligeras. Cualquier cadena ligera que no puede incorporarse en una molécula de inmunoglobulina se excreta a través de la orina. Las proteínas del mieloma pueden identificarse en la sangre (figura 10-32) y las cadenas ligeras libres pueden identificarse en la orina por medio de pruebas especiales de laboratorio. Inmunoglobulina. Proteína que actúa como anticuerpo. Las células plasmáticas normales producen anticuerpos (inmunoglobulinas), como se describe en la revisión de inmunidad, hipersensibilidad, alergia y enfermedades Es factible que se acumulen en los tejidos del paciente tumoraciones de proteínas de mieloma coaguladas y esto causa deterioro de la función de los tejidos afectados. Algunos pacientes con mieloma mueren por insuficiencia renal porque las tumoraciones de proteínas producidas por las células plasmáticas infiltran los riñones y obstruyen los túbulos renales. En el tratamiento del mieloma se utilizan varios fármacos y diferentes esquemas terapéuticos. La talidomida y fármacos similares derivados de ésta han sido bastante eficaces, principalmente en suprimir la proliferación de los vasos sanguíneos que sustentan el crecimiento de las células de mieloma. La radioterapia puede ser de utilidad para el tratamiento de áreas localizadas de destrucción ósea causadas por el mieloma. En pacientes selectos, el FigurA 10-30 Fotomicrografía que ilustra material as- FigurA 10-31 Radiografía de cráneo de un paciente con pirado de la médula ósea de un paciente con mieloma múltiple. Casi todas las células son células plasmáticas inmaduras que contienen núcleo grande, excéntrico y abundante citoplasma (aumento original ×400). mieloma múltiple. Se observan múltiples áreas “en sacabocados” en los huesos del cráneo (flecha) por la destrucción ósea ocasionada por las tumoraciones nodulares de células plasmáticas neoplásicas que crecen en la médula ósea. Mieloma múltiple. Neoplasia maligna de las células plasmáticas. Tasas de supervivencia en la enfermedad neoplásica ■ 193 FigurA 10-32 Examen de proteínas séricas con una téc- nica especial (electroforesis) que separa las proteínas del suero en varias fracciones. El patrón superior es desde el suero normal, con una banda densa de albúmina en el extremo derecho de la fotografía y con bandas con tinción menos intensa que corresponden a globulinas en la banda que se encuentra a la izquierda de la albúmina. El patrón inferior es de un paciente con mieloma múltiple. La flecha indica una banda de globulina homogénea, con tinción densa, que representa grandes cantidades de un solo tipo de globulina producida por las células plasmáticas anormales. trasplante de médula ósea puede mejorar la supervivencia del paciente, pero por lo general no lleva a la curación. Precursores del mieloma múltiple Incremento de las proteínas monoclonales de importancia incierta En varios pacientes que finalmente desarrollarán mieloma múltiple, pueden demostrarse anomalías de las proteínas sanguíneas mucho antes de que aparezcan las manifestaciones características de la enfermedad. Este trastorno constituye la fase asintomática de premieloma de varios años de duración, la cual se caracteriza por un número relativamente pequeño de células plasmáticas en la médula ósea y por una pequeña cantidad de proteínas uniformes (homogéneas) que pueden identificarse por electroforesis de proteínas séricas. No existen manifestaciones clínicas del mieloma múltiple. Premieloma. Etapa temprana del mieloma múltiple, trastorno en el cual hay proliferación de las células plasmáticas en la médula ósea y sólo hay un ligero incremento en las proteínas sanguíneas. Es posible que la enfermedad no sea identificada a menos que las pruebas de química sanguínea realizadas de forma sistemática revelaran una anomalía en las proteínas, que es causada por un grupo (clona) de células plasmáticas derivadas de una célula plasmática precursora, en el cual las células plasmáticas de dicha clona producen una proteína idéntica, que suele ser una gammaglobulina. A menudo se utiliza el término de “gammapatía monoclonal” para describir la anomalía de proteínas homogéneas. Por último, muchos de estos casos evolucionan con lentitud hacia una proliferación más pronunciada de células plasmáticas en la médula ósea y finalmente, en las características propias del mieloma múltiple. Sin embargo, esta enfermedad precursora ocurre en adultos de 65 años de edad o mayores y puede progresar con lentitud a lo largo de varios años. En muchos pacientes, la proliferación de las células plasmáticas podría no progresar a mieloma durante la vida del individuo afectado. En algunos aspectos, la proliferación de las células plasmáticas monoclonales que precede al mieloma múltiple es análoga a un síndrome mielodisplásico que puede preceder al desarrollo de leucemia en personas de edad avanzada. Una vez que la proliferación de las células plasmáticas ha evolucionado a mieloma múltiple, la enfermedad responde mal al tratamiento. Tasas de supervivencia en la enfermedad neoplásica Las neoplasias malignas son la principal causa de incapacidad y muerte. El cáncer es la segunda causa de muerte en Estados Unidos, después de las cardiopatías y corresponde a casi 23% de las muertes en dicho país. De los cánceres que afectan a los principales órganos, el cáncer pulmonar es el tumor maligno más común en varones mientras que en las mujeres es el carcinoma mamario. El carcinoma de colon es bastante común en ambos sexos. La tasa de supervivencia para pacientes con tumores malignos depende de si la enfermedad se diagnostica y trata en etapas tempranas, antes de su diseminación. La posibilidad de supervivencia se reduce de manera significativa si el tumor ha producido metástasis a los ganglios linfáticos regionales o a sitios distantes. La curabilidad de diversos tipos de cáncer puede valorarse en términos de las tasas de supervivencia a cinco años, que varían de más de 95% para pacientes con cáncer de tiroides a menos de 5% en individuos con carcinoma pancreático (cuadro 10-6). Se han realizado intentos de forma continua para mejorar las tasas de supervivencia por medio de un diagnóstico más temprano y del tratamiento más eficaz. Por desgracia, la tasa de supervivencia a cinco años no necesariamente indica que el paciente se ha curado, porque algunos tipos de tumores malignos pueden recurrir y ser letales varios años después del tratamiento inicial. El carcinoma mamario y los melanomas malignos son dos de los tumores que están propensos a las recurrencias tardías. Por ejemplo, para el carcinoma mamario la tasa de supervivencia general a cinco años en un grupo grande de pacientes vigiladas por varios años se encontró alrededor de 65% (aunque datos más recientes de supervivencia 194 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas Cuadro 10-6 Neoplasias malignas: tasas de supervivencia a cinco años Supervivencia de cinco años (%) Individuos Tipo de neoplasia Caucásicos de raza negra Supervivencia cinco años (%) Individuos Tipo de neoplasia Caucásicos de raza negra Tiroides 97 94 Riñón 65 66 Melanoma 93 75 Linfoma no hodgkiniano 64 54 Cuello uterino 73 63 Ovario 45 39 Cuerpo del útero 85 60 Mieloma múltiple 33 32 Mama 90 77 Leucemia 49 47 Vejiga 83 65 Estómago 22 23 Laringe 67 52 Pulmón 15 12 Próstata 100 98 Esófago 16 11 Enfermedad de Hodgkin 87 81 Páncreas Colon y recto 65 55 5 5 Casos diagnosticados de 1996 a 2002. Se enumeró por separado la supervivencia para todas las edades con base en el grupo étnico. Se utilizó la supervivencia en promedio para ambos sexos cuando la neoplasia los afecta a ambos. Datos obtenidos de CA: A Cancer Journal for Clinicians. 2007. 57:43-66. Porcentaje de supervivencia a cinco años, que se muestran en el cuadro 10-6, revelan tasas de supervivencia más elevadas). La tasa a 10 años en este grupo es de sólo 50% por las recurrencias tardías y metástasis. Incluso después de 10 años, una pequeña proporción de pacientes finalmente fallecerá a causa de su tumor original (fig. 10-33). En tales casos, el tumor ya ha presentado diseminación al momento de que se identificó y trató por primera vez, pero los depósitos metastásicos permanecieron controlados por los mecanismos de defensa inmunitaria. Las recurrencias fueron originadas por una incapacidad del sistema de defensa corporal, lo que permite la reactivación del tumor. 100 75 50 25 0 5 10 15 Años después de la mastectomía 20 FigurA 10-33 Comportamiento de la mortalidad por carcinoma mamario después de la mastectomía, como consecuencia de recurrencias tardías del carcinoma, según se describe en el texto (datos obtenidos de J. Berg y G. Robbins. Surg Gynecol Obstet June 1966). Lecturas complementarias ■ 195 Preguntas para revisión 1. 2. 3. ¿Cuáles son las principales diferencias entre tumores benignos y malignos (cuadro 10-1)? ¿Cómo se denomina a los tumores? ¿Cuáles son los prefijos comunes utilizados para la denominación de los tumores? ¿Qué nombre recibirían los siguientes tumores: tumor benigno de grasa, tumor maligno de músculo, tumor maligno del epitelio escamoso, tumor benigno del epitelio glandular que se origina en la superficie del colon y que se proyecta hacia la luz intestinal y un tumor maligno de cartílago? ¿De qué forma el organismo se defiende contra células anormales que se originan espontáneamente en el transcurso de una división celular? ¿Cuáles son las consecuencias del fracaso de estos mecanismos de defensa (fig. 10-21)? 4. 5. 6. 7. ¿Qué es un linfoma? ¿Cuál es la diferencia entre nevo y melanoma? ¿Qué es un teratoma? ¿En qué consiste un estudio de Papanicolaou? ¿Cómo se utiliza para el diagnóstico temprano de los tumores? ¿Cuál es la importancia de un estudio de Papanicolaou que contenga células atípicas? ¿Qué es un corte por congelamiento? ¿Cómo se utiliza en el diagnóstico de tumores? ¿Cómo se tratan las neoplasias? ¿Qué es la leucemia? ¿Cuáles son sus principales manifestaciones clínicas? ¿Cómo se clasifica la leucemia? ¿Cuáles son las diferencias entre mieloma múltiple y leucemia? Lecturas complementarias Armitage, J. O. 2010. Early-stage Hodgkin’s lymphoma. The New England Journal of Medicine 363:653-62. cromosomas; las células sin telómeros son identificadas 4La tasa de supervivencia a cinco años para pacientes con nan. El acortamiento progresivo de los telómeros limita linfoma de Hodgkin es de más de 90%. Sin embargo, la el número de divisiones celulares que puede realizar una vigilancia de largo plazo de los pacientes que sobreviven célula normal, lo que limita su longevidad y, a su vez, revela complicaciones significativas a largo plazo, lo que afecta la supervivencia de varias poblaciones celulares incluye segundos tumores malignos, leucemia y enferme- por el sistema de reparación de DNA celular y se elimi- que constituyen a un individuo. dades cardiovasculares relacionadas con la radiación. En 4En fechas recientes, se ha identificado una enzima de- consecuencia, como las complicaciones tardías ocurren nominada telomerasa que puede restablecer los telóme- muchos años después del tratamiento exitoso de linfoma ros, lo que extiende en gran medida la vida de la célula de Hodgkin, más pacientes fallecen por complicaciones al permitir que las células se dividan de forma repetida relacionadas con el tratamiento tardío que de la enfer- sin “agotamiento”. La mayor parte de los tumores de medad por la cual fueron tratados muchos años antes. los seres humanos contiene la enzima telomerasa, que Ahora los pacientes reciben tratamiento antineoplásico permite que las células proliferen de forma indefinida. menos intenso en un intento por reducir la frecuencia al mismo tiempo, el tratamiento de menor intensidad Black, W. C., and Baron, J. A. 2007. CT screening for lung cancer: Spiraling into confusion? Journal of the American Medical Association 297:995-97. no debería reducir la tasa de éxito de la quimioterapia 4Se realizó una revisión de la utilidad de la CT para de- de complicaciones relacionadas con el tratamiento, pero y radioterapia. tectar carcinoma pulmonar en etapas tempranas. Un Artandi, S. E. 2006. Telomeres, telomerase, and human disease. The New England Journal of Medicine 355:1195-97. estudio reveló un incremento de tres veces en el número 4Los telómeros (telos, “extremos”; meros, “parte”) son con CT, pero no disminuyó los casos de cáncer pulmonar de cánceres pulmonares y un incremento de 10 veces en las resecciones por cáncer pulmonar relacionadas segmentos repetidos de DNA en los extremos de los avanzado, lo que indica que la CT no tiene efecto en la cromosomas. Los telómeros se acortan de forma pro- mortalidad. Otro estudio reveló una tasa de superviven- gresiva con cada división celular conforme se pierden cia a 10 años de 88% en el carcinoma pulmonar tem- los segmentos terminales repetidos del DNA, hasta prano detectado por CT, lo que disminuyó la mortalidad que finalmente los telómeros se tornan tan cortos que en 80%. El autor indica que la detección temprana de pierden su capacidad de proteger los extremos de los la enfermedad no necesariamente reduce la mortalidad; 196 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas la detección temprana del tumor permite un intervalo La vigilancia a largo plazo reveló un gran número de más largo entre el diagnóstico inicial y la muerte por el complicaciones tardías. Alrededor de 75% de los pa- tumor. cientes tuvo una o más complicaciones tardías. Casi Connors, J. M. 2005. Radioimmunotherapy—Hot new treatment for lymphoma. The New England Journal of Medicine 352:496-98. 24.6% tuvo cinco o más complicaciones. Las tasas de 4La mayor parte de pacientes con linfomas de linfocitos las células tumorales ya se han diseminado a todo el Gooley, T. A., Chien, J. W., Pergam, S. A., et al. 2010. Reduced mortality after allogeneic hematopoieticcell transplantation. The New England Journal of Medicine 363:2091-101. cuerpo. En fechas recientes se han utilizado anticuerpos 4En la década pasada se realizaron avances en el dirigidos contra los linfocitos B y que se han marcado cuidado de pacientes sometidos a trasplantes. Se en- con un radioisótopo con el objeto de localizar y destruir contró que la quimioterapia citotóxica y la radioterapia las células de linfoma B, en cualquier sitio que se encuen- menos intensas ocasionan mejores resultados porque tren del organismo. Los estudios en un grupo selecto de ocurrió menos daño a los órganos, menos infección y pacientes han proporcionado resultados alentadores. menor frecuencia de enfermedad grave de injerto contra B tiene enfermedad diseminada al momento de que se diagnostica el linfoma, pero es difícil su curación porque Dantal, J., and Soulillou, J. P. 2005. Immunosuppressive drugs and the risk of cancer after organ transplantation. The New England Journal of Medicine 352:1371-73. complicaciones elevadas ocurrieron en niños tratados con radioterapia. hospedador. 4El tratamiento inmunodepresor es esencial para la super- Harousseau, J. L., and Moreau, P. 2009. Autologous hematopoietic stem-cell transplantation for multiple myeloma. The New England Journal of Medicine 360:2645-54. vivencia de los órganos trasplantados, pero tiene algunas 4Se presenta una descripción de la evolución de la prolife- limitaciones importantes: enfermedades cardiovascula- ración de células plasmáticas hacia mieloma y diversos res, infecciones y cáncer. Muchos de los cánceres son métodos de tratamiento, lo que incluye detalles sobre consecuencia de la activación de virus oncógenos: lin- el trasplante de médula ósea y sus efectos en la super- fomas relacionados con virus de Epstein-Barr, sarcoma vivencia del paciente. de Kaposi causado por herpesvirus humano 8 y cáncer cutáneo por virus del papiloma humano. La mayor parte de los agentes inmunodepresores favorece el desarrollo de cáncer, pero unos cuantos en realidad reducen el riesgo de cáncer al suprimir la proliferación celular. La combinación eficaz de inmunodepresores puede prevenir el rechazo de órganos y también reducir el riesgo de cáncer. D’Souza, G., Kreimer, A. R., Viscidi, R., et al. 2007. Casecontrol study of human papillomavirus and oropharyngeal cancer. The New England Journal of Medicine 356:1944-56. Hoagland, H. C. 1995. Myelodysplastic (preleukemia) syndromes: The bone marrow factory failure problem. Mayo Clinic Proceedings70:673-77. 4Revisión de clasificación, características clínicas, anomalías citogenéticas, diagnóstico y tratamiento. Jacobs, A. D., Champlin, R. E., and Golde, D. W. 1985. Recombinant alpha-2-interferon for hairy cell leukemia. Blood 65:1017-20. 4El interferón es un tratamiento muy eficaz para la tricoleucemia. 4Parece existir una fuerte asociación entre algunos tipos Jemal, A., Siegel, R., Ward, E., et al. 2007. Cancer statistics, 2007. CA: A Cancer Journal for Clinicians 57:43-66. de cáncer orofaríngeo y las infecciones por HPV. El HPV 4Presenta datos amplios sobre el cáncer, obtenidos de la tipo 16 (uno de los tipos que causa la infección cérvico- American Cancer Society, incluidas las tasas de super- uterina por HPV y el carcinoma cérvico-uterino) también vivencia más recientes a cinco años para los cánceres ocurre asociado con frecuencia con el carcinoma oro- diagnosticados de 1996 al año 2002. faríngeo. Geenen, M. M., Cardous-Ubbink, M. C., Kremer, L. C., et al. 2007. Medical assessment of adverse health outcomes in long-term survivors of childhood cancer. Journal of the American Medical Association 297:2705-15. Krause, D. S., and Van Etten, R. A. 2005. Tyrosine kinases as targets for cancer therapy. The New England Journal of Medicine 353:172-87. 4Las enzimas tirosina cinasas (TK) realizan muchas funciones relacionadas con el crecimiento y diferenciación celulares; y ocurre proliferación celular irrestricta si 4La mejoría en la supervivencia de niños con cáncer se ha acontece una función inapropiada de las tirosina cina- asociado con múltiples complicaciones del tratamiento. sas, como ocurre con la leucemia mielógena crónica. Resumen del capítulo ■ 197 al antagonizar su receptor utilizando un anticuerpo mo- Landgren, O., and Waxman, A. J. 2010. Multiple myeloma precursor disease. Journal of the American Medical Association 304:2397-404. noclonal. Algunos efectos tóxicos relacionados con el 4A menudo el mieloma se ve precedido por anomalías tratamiento con TK pueden estar relacionados con la de proteínas sanguíneas, que pueden evolucionar con inhibición de la actividad de esta enzima en los tejidos lentitud en las características propias del mieloma normales. múltiple. Varios tumores son consecuencia de la alteración de la función de TK. Dicha enzima también puede inhibirse Resumen del capítulo Tumores: alteración del crecimiento celular Clasificación y nomenclatura Tumores benignos Maligno: carcinoma basocelular, carcinoma espinocelular. La exposición a la luz solar lesiona la piel y predispone al desarrollo de tumores. Tumores de componentes mixtos (teratoma) Descriptivo: pólipo, papiloma. Tejido de origen + oma. Ocurren con frecuencia en el aparato reproductor. Debe especificarse si es un tumor benigno o maligno. Tumores malignos Tumores de células primitivas Cáncer: término general. Carcinoma: se origina del epitelio superficial, glandular o parenquimatoso. Sarcoma: tumores sólidos que se originan de otros tejidos primarios. Leucemia: neoplasia de los tejidos formadores de sangre. Se originan de grupos persistentes de células primitivas. Reciben su nombre con base en el tejido de origen + blastoma. Necrosis en los tumores Patogénesis Tumores benignos El tumor crece más rápido que su irrigación sanguínea. Ocurre necrosis en el centro de tumores ubicados en sitios muy profundos. Ocurre necrosis en la superficie de tumores que crecen a partir de las superficies epiteliales. Crecimiento lento. Crecimiento por expansión. Permanecen localizados. Células bien diferenciadas. Carcinoma no infiltrante (in situ ) Tumores malignos Características Crecen con mayor rapidez. Crecen por infiltración. Producen metástasis. Células mal diferenciadas. Permanece localizado por varios años. Con frecuencia ocurre en el cuello uterino, pero también se encuentra en otras ubicaciones. Es la etapa más favorable para la curación. Comparación de los tumores benignos y malignos Variaciones en la terminología Tumores linfoides Linfoma: tumores linfoides malignos. Clasificación: Enfermedad de Hodgkin: células características de Reed-Sternberg. Linfoma no hodgkiniano: bien diferenciados y mal diferenciados. Tumores cutáneos De melanocitos: Benigno: nevo. Maligno: melanoma. De los queratinocitos: Benigno: queratosis. Enfermedades precancerosas Características: Enfermedades no malignas con tendencia a transformarse en malignas. El tratamiento previene la progresión. Enfermedades precancerosas comunes: Queratosis actínica: se origina en la piel lesionada por el sol y puede formar cánceres cutáneos. Lentigo maligno: se origina en la piel lesionada por el sol y puede dar origen a melanoma maligno. Leucoplaquia: afecta la mucosa bucal, por lo general es causada por la exposición al alquitrán del tabaco. Puede afectar la vulva (cap. 17). Algunos pólipos colónicos. 198 ■ capítulo 10 Enfermedades neoplásicas Factores etiológicos de la enfermedad neoplásica Permite la toma inmediata de decisiones sobre el tratamiento apropiado. Virus Complejos de carbohidratos y proteínas secretados por células tumorales. Pueden detectarse en la sangre. Se utilizan para vigilar la respuesta al tratamiento. Algunos tumores en animales son causados por virus. Algunos tumores en humanos pueden ser inducidos por los virus. Anomalías génicas y cromosómicas La activación de oncogenes y la desactivación de genes supresores de tumores causa la pérdida de la regulación celular, con proliferación para dar origen a un tumor. La translocación o deleción puede cambiar la relación de los genes en los cromosomas, alterando la regulación y crecimiento celulares. El cromosoma Filadelfia es la anomalía mejor conocida. Consiste en la translocación recíproca de los extremos de los cromosomas 9 y 22. Un oncogén en una pieza translocada del cromosoma 9, muestra incremento de la actividad. Falla de las defensas inmunitarias En forma periódica el organismo produce células anormales. Las defensas inmunitarias eliminan las células anormales. La incapacidad para eliminarlas puede favorecer la proliferación excesiva, dando origen a tumores malignos. Herencia y tumores No existe predisposición hereditaria fuerte para la mayor parte de los tumores. Existe un incremento ligero en la susceptibilidad en familiares de individuos con cáncer, lo que puede ser causado por patrones de herencia multifactorial. Algunos carcinomas mamarios tienen una fuerte predisposición hereditaria, como consecuencia de heredar un gen mutante. Tumores poco comunes: Patrón de herencia autosómica dominante: Algunos retinoblastomas. Poliposis múltiple del colon. Neurofibromatosis. Adenomas endocrinos múltiples. Sólo una pequeña fracción de todos los tumores afecta a los humanos. Pruebas de antígenos relacionadas con tumores Tratamiento de tumores La gradación y estadificación del tumor antes del tratamiento ayudan a determinar el pronóstico, a elegir el tratamiento más apropiado y proporcionan información útil para estudios de investigación clínica a futuro. Cirugía Resección amplia de los tumores junto con los ganglios linfáticos que lo drenan. No es curativa si el tumor ha producido metástasis a sitios distantes. Radioterapia Los linfomas y algunos tumores epiteliales se tratan principalmente por radioterapia. Puede utilizarse en combinación con la cirugía. Útil para el alivio del dolor. Hormonas Los tumores dependientes de hormonas sufren regresión temporal cuando se vean privados de las hormonas necesarias. Algunos tumores son inhibidos por hormonas, corticosteroides o estrógenos. Fármacos antineoplásicos Impiden los procesos relacionados con el crecimiento y división celulares. Son más eficaces contra los tumores de crecimiento rápido. Agentes alquilantes. Antimetabolitos. Algunos fármacos actúan al antagonizar los receptores del factor de crecimiento celular o al inhibir las enzimas intracelulares que favorecen el crecimiento celular. Quimioterapia adyuvante Diagnóstico de tumores Identificación temprana Una anomalía en la forma o función requiere la valoración por un médico. Si se descubre una anomalía, se realiza biopsia o ablación. La ablación de un tumor benigno es curativa; el tumor maligno podría requerir tratamiento adicional. Diagnóstico citológico Las células tumorales se diseminan de la superficie o pueden rasparse en la superficie epitelial. Un estudio patológico anormal indica la necesidad de estudios adicionales, pero no establece el diagnóstico de neoplasia. Diagnóstico por corte por congelamiento Implica una valoración rápida del tejido anormal obtenido por cirugía. Se utiliza después de la resección quirúrgica de un tumor. Tiene por objeto erradicar pequeñas metástasis antes de que se hagan evidentes en la clínica. INMUNOTERAPIA Inmunoterapia inespecífica: Interferón: El interferón regula el crecimiento y funciones celulares del sistema inmunitario además de poseer actividad antiviral. Se encuentran disponibles grandes cantidades por producción comercial. Mejores resultados en la tricoleucemia, pero es útil en la regresión de algunas otras neoplasias. Baja toxicidad. Interleucina-2: Estimula la producción de células NK que atacan las células tumorales. Resumen del capítulo ■ 199 Mejores resultados en melanoma metastásico y adenocarcinomas renales. En pacientes selectos se cuenta con trasplante de médula ósea. Los individuos positivos para cromosoma Filadelfia responden a los fármacos que inhiben la hiperactividad de la tirosina cinasa intracelular, la cual favorece el crecimiento. Los linfocitos T citotóxicos atacan las propias células tumorales del paciente. Hay cierto éxito en el tratamiento de melanoma metastásico. Preleucemia/mielodisplasia Se encuentran bajo investigación otras citocinas. Inmunoterapia específica: Linfocitos infiltrantes de tumor: Vacunas tumorales: Vacunas preparadas a partir del propio tumor del paciente, para inducir una respuesta inmunitaria. Se utilizan como tratamiento adicional después del melanoma o del cáncer de colon si el paciente tiene alto riesgo de recurrencia. Tratamiento con anticuerpos contra tumores: Anticuerpos preparados contra los antígenos tumorales y asociados con un fármaco o toxina antitumoral. Se administran los anticuerpos al paciente y se daña a las células tumorales sin producir lesión en las células normales. Leucemia Clasificación Por tipo celular: granulocítico, linfocítico, monocítico. Con base en la madurez de las células: aguda (células primitivas) o crónica (células maduras). Por el número de leucocitos circulantes: el término descriptivo “aleucémico” indica un bajo recuento de leucocitos de sangre periférica. Manifestaciones clínicas/principios de tratamiento Como consecuencia de la alteración de la función de la médula ósea: anemia, trombocitopenia e infecciones causadas por reducción en el número de leucocitos maduros funcionales. Como consecuencia de la infiltración de órganos: esplenomegalia, hepatomegalia, linfadenopatía. La leucemia crónica se controla bien con el tratamiento; tiene una supervivencia relativamente larga. La leucemia aguda es de difícil tratamiento y tiene mal pronóstico en muchos casos; la leucemia infantil tiene un mejor pronóstico y puede curarse con tratamiento. Manifestaciones Alteración del crecimiento y maduración de las células de la médula ósea. Anemia, leucopenia, trombocitopenia. Puede ser una enfermedad precursora de la leucemia en algunos pacientes. Mieloma múltiple Características Una neoplasia de células plasmáticas. Difiere un poco de la leucemia. Depósitos nodulares de células plasmáticas en hueso. Las células plasmáticas producen proteínas. Por lo general no ocurre infiltración visceral. Puede verse precedida por un “premieloma”. Premieloma Características Etapa temprana del mieloma múltiple caracterizada por leve aumento de la proliferación de células plasmáticas en médula ósea, junto a poco incremento de proteínas sanguíneas anormales. Tasas de supervivencia en la enfermedad neoplásica Naturaleza del problema El cáncer es la principal causa de incapacidad y mortalidad. Las tasas varían de 4 a 95%, dependiendo del tumor. El diagnóstico y tratamiento tempranos pueden mejorar la supervivencia. Algunos tumores pueden presentar recurrencia varios años después del tratamiento.